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El tiburón varado

Luego de un suculento (sabroso) desayuno Canito se despidió de todos sus amigos en Bahía de Jobos, en especial de la rascana, y se dirigió rumbo a La Parguera. Allí lo esperaba su hermano mayor, Sikeo. Pero justo a mitad del camino, el cielo se tornó borrascoso (nublado), el viento comenzó a soplar del sur y una fuerte tormenta de rayos y centellas empaparon a nuestro querido Canito.

Los vientos eran tan recios (duros, fuertes) que tuvo que guarecerse (cobijarse) en la Isla Caja de Muertos por varias horas. Allí se encontró con sus amigas: la reinita, la boba y la tijerita, quienes le dieron una toalla para que se secara, una tacita de chocolate caliente y pan de sardina fresco y recién horneado en lo que pasaban los fuertes aguaceros. Después ue todo volvió a la normalidad, Cano continuó su viaje hacia La Parguera.

Entrada la tarde y lleno de alegría Cano se reunió con su hermano Sikeo en La Parguera. Fueron muchos los amigos que se allegaron a saludarlo y cuando la reunión estaba en todo su apogeo, Kika, la estrella de mar, se

les acercó para avisarles que en el canal de mangle rojo por Punta Pelotas see encontraba en muy mal estado físico Geo, un tiburón gata que quedó varado al bajar la marea.

-¡Oh Dios cuántos problemas he tenido que resolver a lo largo de este viaje! Y todavía tengo que ayudar a mis queridas amigas, las tortugas Mimí y Tilín.

Al escuchar los lamentos de Cano, Kika, la estrella de mar añadió:

–Cano, el problema es más serio de lo que tú piensas. Hemos tratado de ayudar al tiburón gata. Varias aves, algunos peces, dos cangrejos y tres estrellas nos acercamos, pero él está tan nervioso que nos mordisquea (muerde) a todos.

–¿Pero cómo es posible tanta agresividad? –expresó Cano sorprendido–.

–Ahora viene la peor parte – dijo la pequeña e indefensa estrellita Kika.

–Por favor, ¿dime qué pasa? –inquirió Cano boquiabierto–.

–Cano, la situación se tornó más difícil cuando el agua del canal Punta Pelota se enrojeció de sangre. Él está herido, pero no permite que lo ayudemos.

Rápidamente, Cano y Sikeo se dirigieron al canal de Punta Pelotas junto a otras aves, a Chucho la manta raya, a Pepe el tiburón limón y a Franco el tiburón tigre. Todos repetían preocupados: -Hay que ayudarlo, tiene que estar muy herido-.

Cuando llegaron al lugar, Geo estaba casi desmayado. Así que Cano aprovechó la oportunidad y le pidió a Chucho, la manta raya, que lo examinara. Para la sorpera de todos, Chucho encontró un gran anzuelo en la quijada inferir de Geo. Por eso era que Geo se revolcaba de dol.or y mordisqueaba a todos los que le querían ayuda. Pero Chucho era sumamente ágil y con grand rapidez, usando su larga cola para que Geo no lo mordiera, le arrancó el anzueo de un tirón.

Una vez que el tiburón gata se sintió más aliviado, Cano le dio a beber una poción mágica preparada con mangle botón, la cual lo sanó instantáneamente. Acto seguido, todos le aconsejaron que se calmara y que esperara a que la marea subiera. Geo se quedó muy quieto y según iba la marea subiendo, Cano le lanzó una liana (bejuco) a Geo para que lo sujetara con su boca y así él desde el aire halarlo, mientras los animalitos, uniendo fuerzas, lo empujaron fuera del canal hasta que pudieron sacarlo sano y salvo.

Por fin, todo se resolvió y ahora la felicidad reina en La Parguera.

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