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Marea Roja: Un fenómeno para investigar.
Las científicas Yasmín Detrés y Deborah Cedeño junto a otras compañeras de la expedición Bloom 2008, quienes estuvieron recientemente en las aguas de la Patagonia investigando el fenómeno de marea roja.
Por Liz Yanira Del Valle
La marea roja
Parecería que el mar se baña en sangre. Su característico color rojo arropa el agua. Quizás este fenómeno, popularmente conocido como “marea roja,” tenga su atractivo visual pero sus consecuencias no son favorables para el ser humano y mucho menos para la ecología de las zonas donde se produce. Los científicos han denominado estas pigmentaciones como floraciones de microalgas nocivas (FMN) o “harmful algal blooms,” en inglés. Aunque en muchas ocasiones su aspecto destila un color rojo, las FMN pueden mostrar otros colores. Existen casos de floraciones de color amarillo o verde, entre otros colores, dependiendo de la especie responsable. A pesar de que en Puerto Rico se han reportado eventos de marea roja, no se han documentado efectos nocivos asociados a estos eventos. La ciguatera es la única enfermedad causada por dinoflagelados tóxicos en la Isla, pero la misma no está asociada a eventos de marea roja.
Cómo, cuándo y dónde
La doctora Yasmín Detrés, bióloga marina adscrita al Departamento de Ciencias Marinas de la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez, explicó que las FMN son acumulaciones de ciertos microorganismos fotosintetizadores y fitoplancton, en la superficie del mar entre los cuales figuran los dinoflagelados. No obstante, otras clases de microalgas como las diatomeas, las cianobacterias y las primnesiofitas o cocolitofóridos, también pueden causarlas. Estos organismos poseen los pigmentos que imparten las coloraciones llamativas al agua. La coloración dependerá del tipo de microalga presente y de su composición de pigmentos. En el caso de los dinoflagelados su pigmento predominante, y responsable de impartir el color rojo al agua, es el pigmento carotenoide peridinina.
Para que ocurran las floraciones, Detrés explicó que es necesario que se den unas condiciones físicas, químicas y biológicas favorables para el crecimiento y la predominancia de una especie fitoplanctónica particular aunque las mismas suelen estar conformadas por más de una especie. Además, “se necesitan condiciones meteorológicas e hidrográficas adecuadas que permitan la acumulación de estas microalgas en la superficie,” mencionó la bióloga. En Puerto Rico, debido a los altos niveles de precipitación, también aumenta la cantidad de dinoflagelados en nuestras aguas, como ocurrió en La Parguera recientemente. No obstante, a diferencia de países como Chile o India, donde la marea roja afecta la pesca y puede tener efectos letales en quien consume los peces, en nuestra isla no es dañina.
Consecuencias de la marea roja para la salud, el medio ambiente y la economía
Deborah Cedeño, candidata doctoral del Departamento de Ciencias Marinas de la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez, cuyo trabajo investigativo está relacionado al dinoflagelado ictiotóxico (nocivo para los peces) Cocholodinium polykrikoides, indicó que este fenómeno de la marea roja acarrea consecuencias nocivas para la salud del ser humano, para el medio ambiente y para la economía. En los seres humanos, la marea roja puede provocar síndromes tóxicos que llegan al organismo por vías de la alimentación. Al ingerir peces y mariscos como camarones, almejas, vieiras, ostras y mejillones, el ser humano puede sufrir de algún tipo de intoxicación como por ejemplo el envenenamiento paralítico, diarreico, neurotóxico y amnésico, así como sufrir los efectos de la tetradotoxina y de la ciguatera. Éstas últimas, afectan principalmente a ciertos peces y han sido descritas para zonas tropicales. A pesar de que la ciguatera es ocasionada por un dinoflagelado tóxico, ésta no forma floraciones. Por otra parte, la marea roja también tiene efectos negativos sobre el medio ambiente. A nivel ecológico dichas floraciones causan: desplazamiento de especies endógenas, alteración de hábitats y de estructura trófica, condiciones de anoxia, deterioro en la calidad del agua, mortandades masivas de peces y de organismos filtradores, tales como los bivalvos, y muerte de aves y de mamíferos marinos. Estos efectos sobre el medio ambiente también tienen severas repercusiones sobre la industria turística, la acuicultura y la recreación. Durante las últimas décadas, los eventos de FMN aumentaron sustancialmente en aguas costeras alrededor del mundo. Las doctoras Detrés y Cedeño expresaron que dicha tendencia se debe tanto a causas naturales como antropogénicas entre las cuales resaltaron las siguientes: los mecanismos biológicos de dispersión de especies, la variabilidad natural en los patrones climáticos, los cambios en las condiciones ambientales que promueven la dispersión de especies a través de tormentas y corrientes y el transporte de especies en las aguas de lastre de los barcos.
Por otra parte, los desechos domésticos, industriales y agrícolas, que debido al manejo inapropiado de los mismos son arrastrados por las escorrentías hasta llegar al mar, contribuyen a acrecentar la cantidad de nutrientes en las aguas costeras. A este exceso de nutrientes se le conoce como eutrofización. También, los desechos provenientes de la acuicultura, particularmente en las bahías cerradas, facilitan el aumento de nutrientes. Por ende, el proceso de eutrofización permite el crecimiento excesivo de algas lo que a su vez provoca la pérdida de oxígeno disponible para otros organismos en el ambiente acuático. Es por tal razón que la eutrofización provoca un incremento en las FMN.
Asimismo, ambas investigadoras señalaron que existe un mayor interés científico por las especies nocivas, concurrente con el desarrollo de mejores técnicas analíticas e instrumentación que facilitan el proceso de detección de estas especies.
Las aguas de La Parguera se pigmentaron alrededor del mangle recientemente, después de copiosas lluvias.
Foto: Yasmín Detrés