De piedra, feliz Una elegía gráfica por Sebastián Santana Compuesta entre Valparaíso y Montevideo desde 2015 hasta 2019
Incertidumbre. Como despertar y no saber quién soy. El operativo perfectísimo de la memoria es una mentira. Está desactivado. Despertar puede ser una metáfora. Un pasaje. De aquí para allá ¿De allá para allá qué halla? La memoria busca y lo que no encuentra lo dibuja. Dibuja lo que no sabe. Lo inventa. Para saber. Para ver. Para construirse. Despierta. Todos sabemos de aquel chino que soñaba que era una mariposa que soñaba que era un chino que soñaba que era. Era. Ser. Haber sido. La memoria es una construcción. Una creación. Nunca es lo que es. Es una otra cosa. Mutable. Así como la identidad. Siempre es igualmente distinta. Así como los colores. Una de las características importantes de un color es que nunca es el mismo. Que es falluto. Que se comporta como la memoria. Que cambia. Este rojo (100 % de magenta + 100 % amarillo cromo + 15 % de negro) no es el mismo al lado de un verde (vibra) que de un amarillo (brilla). Así una persona. Pongamos el caso una mujer en una playa… Gustavo Maca Wojciechowski · Curador
En la orilla de la playa aparecen los restos de lo que hacemos en la tierra. Cigarros gastados, cáscaras de fruta, condones usados, envases de comida, una chancleta viuda, la punta del palo de una sombrilla, cadáveres que se quisieron ocultar, botellas vacías, juguetes olvidados, un anillo flojo, pedazos de loza del siglo diecinueve embarcadas en Europa y que nunca llegaron a puerto porque el barco que las traía naufragó al quedar en medio del fuego cruzado en una guerra civil, cosas como esas. Sólo hace falta ir hasta el borde y mirar un rato. Prestar atención a lo que traen las olas. Encontrar sobre la arena, en medio de los cantos rodados, los caracoles y los restos, las historias. De piedra, feliz es una muestra sobre una de ellas, que son tres, que pueden ser la misma.
Sebastián Santana
Anexo: algunos detalles del montaje en el Museo Zorrilla de Montevideo
www.sebastiansantana.com