Lectio divina año 2

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«Señor, tú eres mi Dios» Is 25,1-10

Lectura: qué dice el texto bíblico. Leer despacio el texto de Is 25,1-10. Este capítulo se inserta en la primera parte del libro de Isaías. El reino de Judá se encuentra en una encrucijada terrible: Asiria es un imponente imperio que lo domina y arrasa todo; los gobernantes dudan entre pactar y pagar tributo para evitar la invasión… Pero Yahvé advierte de que únicamente la confianza en Él es garantía de supervivencia. La historia mostrará cómo el error del reino del norte, que conllevó su desaparición radicó, precisamente, en no apoyarse en el bastón y la fuerza de Yahvé. Meditación: qué nos dice el texto bíblico. Quien conduce la oración explica cómo el texto hace notar la fuerza de las imágenes: «Has convertido las ciudades en montones de piedras, las ciudades fortificadas, en ruinas (…). Porque tú has sido refugio para el pobre, protector para el necesitado en su aflicción, refugio contra la tempestad, sombra contra el calor». Lo fuerte, lo seguro, lo que en sí encuentra garantía, se viene abajo; solo el necesitado, el zarandeado, el abatido encuentra refugio, firmeza y consuelo porque se apoya en la experiencia de Dios que «ha realizado tus planes admirables, fieles y seguros desde tiempos antiguos». Dejamos un tiempo largo de silencio para considerar nuestras seguridades, apoyos, puntos fuertes… • ¿Dónde estamos fortificados, atrincherados…? • ¿En qué manera esas murallas nos impiden abrirnos a la ayuda de Dios, a su fuerza, a su palabra que fortalece? Oración: qué decimos al Señor, movidos por la Palabra. Pedimos al Señor nos haga reconocer nuestras pobrezas, inseguridades, soledades… Que se nos revele como quien «domina el tumulto de los enemigos, calma el calor con la sombra de una nube, obliga a los hombres crueles a guardar silencio». • Después de un tiempo sosegado de oración y petición, se puede terminar escuchando la canción Mejor contigo del cd Todo es de todos de Luis Guitarra.


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«Nosotros sí hemos creído» Jn 6,66-71

Lectura: qué dice el texto bíblico. Leer despacio el texto de Jn 6,66-71. Este fragmento del evangelio está al final del capítulo 6, el cual está marcado por el signo del pan que, a pesar de su aparente triunfo, ha sido ocasión de escándalo y tensión porque Jesús ha desenmascarado a muchos de quienes le han seguido y jaleado. El conflicto ha llegado a un punto tal que intuye que la gente le abandona; tanto es así que lanza a los suyos una pregunta tremenda: «¿También vosotros queréis marcharos?». Meditación: qué nos dice el texto bíblico. Podemos comenzar escuchando la canción Señor, ¿a quién iremos? de Cristóbal Fones en el disco Consagrados a Ti. Conviene introducir al grupo en los sentimientos contradictorios de Jesús: cuando parece que todo está ganado, que le siguen con entusiasmo… la verdad y la exigencia de sus palabras provoca reacción y escándalo. Se debate entre la necesidad de ser veraz, honesto y coherente y el rechazo y la soledad que empiezan a tener rostros reales. • ¿Estamos realmente convencidos de Jesús, de su palabra y su proyecto? • ¿Vibramos con su persona? • ¿Sentimos con Él la angustia del rechazo y la soledad? Dejamos un tiempo largo y tranquilo para que broten los sentimientos y pueda surgir un diálogo afectivo y afectuoso con Jesús. Oración: qué decimos al Señor, movidos por la Palabra. En silencio tratamos de responder a las siguientes preguntas: ¿Sale de nosotros también ese «¿a quién iremos?, solo tú tienes palabras de vida eterna»? ¿Cuáles son esas palabras «de vida eterna» que nos convencen? ¿Cuándo y cómo las hemos ido escuchando en nuestra vida? • Podemos terminar rezando todos juntos la oración de Charles de Foucauld «Padre, me pongo en tus manos».


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«Vuélvete a Dios» Ap 2,1-6

Lectura: qué dice el texto bíblico. Leer despacio el texto de Ap 2,1-6. El libro del Apocalipsis comienza con siete cartas que se dictan a Juan para que lleguen a las iglesias de Asia. Estas siete iglesias representan a toda la Iglesia, pero cada una de las cartas incide en algún aspecto positivo o negativo que cada comunidad ha de examinar. La primera carta se dirige a la iglesia de Éfeso que, en tiempos de Roma, era la ciudad más grande de la provincia de Asia Menor: populosa, privilegiada y rica. Era la metrópoli, por esa razón se le escribe en primer lugar y se le anima a ser la primera en la fe. Pero a ella se le reprocha, precisamente, haber olvidado el amor primero: el óptimo, el primario y fundamental, el que sustenta la vida toda de la comunidad. El primero por su alta calidad, porque empujaba a darlo todo, a arriesgar… Meditación: qué nos dice el texto bíblico. La carta reconoce los trabajos, las fatigas y la coherencia de los miembros de la comunidad de Éfeso, pero advierte de la necesidad de enraizar el compromiso en la opción por Jesús. Estamos en el segundo año del proceso de Confirmación. Estamos trabajando personalmente y como grupo la aventura del seguimiento de Jesús, abandonarnos a Él convencidos de su persona, palabra y proyecto. • ¿Está tiñendo el seguimiento de Jesús nuestras opciones, nuestros planes? ¿O nos estamos acostumbrando? • De verdad, ¿nos hace profundamente felices el compromiso por Jesús? Oración: qué decimos al Señor, movidos por la Palabra. Pedimos a Jesús que nos haga sentir la profunda alegría que su persona y su palabra van poniendo en nuestra vida: en el día a día de los estudios y las amistades; en el agradecimiento por la familia; en la bendición de la fe… Pedimos juntos la fortaleza del grupo para seguir adelante, para mantenernos en el compromiso de la fe, para participar en la vida de la parroquia o el grupo de Iglesia al que pertenecemos. • Podemos terminar este momento de oración juntos, animándonos al seguimiento y al compromiso escuchando la canción Dar la cara del cd La vida y otros defectos de El hombre garabato.


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«Llorábamos al acordarnos de Sión» Sal 137,1-7

Lectura: qué dice el texto bíblico. Leer despacio el texto de Sal 137,1-7. Este salmo está escrito como oración de los deportados a Babilonia después de las deportaciones de muchos de los habitantes de Judá en los años 592 y 587 a.C. Es una oración de profundo agradecimiento por las raíces, por aquello que hace a los deportados sentirse grupo, pueblo con identidad… Es una llamada también para reforzar lo que une: Jerusalén, el templo, las costumbres, los cánticos de la tierra. Meditación: qué nos dice el texto bíblico. Es importante comenzar la oración fortaleciendo el sentido de grupo: quizá recordar quién somos como grupo, nuestros nombres, nuestro momento de vida cristiana… Aunque las metáforas pueden sonar raras, «que se me pegue la lengua al paladar, que se me paralice la mano derecha»… es importante notar la fuerza que tienen las metáforas. Olvidarse de las propias raíces es la muerte por inconsistencia, por falta de fundamento. Es el momento de traer en un silencio prolongado cuáles son nuestra Jerusalén, nuestro Templo, nuestros cánticos: la Iglesia, los sacramentos, la Biblia, las oraciones… Quizá, después, el que guía la oración puede desgranar lo que cada una de nuestras señas de identidad nos aporta: la Iglesia, la comunidad-familia que nos identifica; la Biblia, con sus palabras de aliento; las oraciones de los creyentes; la persona y la propuesta; de Jesús; los sacramentos y la liturgia como espacio de encuentro y celebración. Oración: qué decimos al Señor, movidos por la Palabra. En silencio, cada uno da gracias por aquellas experiencias en la Iglesia que le hacen sentirse familia, que refuerzan sus vínculos y lazos. • Luego se puede compartir la oración para que se escuchen esos signos familiares que nos identifican y fortalecen nuestra fe. • Al terminar, con las manos entrelazadas, se puede escuchar Yo sí creo en Ti del cd La misa de la alegría del grupo Siempre así.


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«Yo estaré contigo» Jer 1,4-19

Lectura: qué dice el texto bíblico. Leer despacio el texto de Jer 1,4-19. Podemos comenzar este rato de oración escuchando la canción Tú eres mi fuerza del cd Abrazando la noche del grupo Ixcis. Este puede ser un buen momento de discernimiento del paso que cada miembro del grupo da, al decidir confirmarse, en el seno de la comunidad eclesial. Este texto es el relato de la vocación del profeta Jeremías. Nos interesa fijarnos en cómo Dios se compromete con él: «Yo estaré contigo para protegerte» (v. 8); «Yo pongo mis palabras en tus labios» (v. 10); «Yo te pongo hoy como ciudad fortificada, como columna de hierro, como muralla de bronce» (v. 18); «Yo estaré contigo para protegerte» (v. 19). Meditación: qué nos dice el texto bíblico. Aunque es el profeta quien da el paso al frente, Dios, que le elije, se compromete con él con palabras oportunas y asegurándole protección. El reto es enorme, Dios se lo hace notar a Jeremías, pero solo apoyado en Él ese desafío es asumible. Quien conduce la oración sitúa al grupo en el momento del proceso catequético en que se encuentra. Seguir adelante, decidir confirmar la fe, proclamar públicamente nuestro compromiso de fe como adultos… • ¿Qué miedos sentimos en estos momentos? No ser constantes, dejarnos llevar por la inercia, olvidar el «primer amor»… • ¿Experimentamos la fuerza y el valor que vienen de Dios? ¿Cómo? ¿Son personas que nos apoyan con su palabra? ¿Son testigos que tenemos cerca? • ¿Oímos a Dios «estoy contigo para protegerte»? Oración: qué decimos al Señor, movidos por la Palabra. Hacemos una oración en silencio diciéndole que queremos confirmar nuestra fe: pequeña, asustada, débil… «¡Ay, Señor! ¡Yo soy muy joven y no sé hablar!» (v. 6). O, a lo mejor, ahora fuerte, ilusionada: «para arrancar y derribar, para destruir y demoler, y también para construir y plantar» (v. 10). • Terminamos rezando juntos la oración pidiendo sabiduría que la tradición atribuye a Salomón: Sab 9,1-19.


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«Toda sabiduría viene del Señor» Eclo 17,1-24

Lectura: qué dice el texto bíblico. Leer despacio el texto de Eclo 17,1-24. El autor de este libro, traducido por su nieto, es un hombre sabio de Jerusalén que escribe sus reflexiones después de una vida larga y rica en experiencias. Meditación: qué nos dice el texto bíblico. En este texto el sabio vuelca el resultado de la consideración y meditación de lo que el hombre es a la luz del plan de salvación de Dios, del hecho de ser, como dice la Escritura, «imagen y semejanza». Las palabras del v. 19 «siempre tiene presente lo que hacen», no son expresión de su condición de vigilante o policía sino, a la luz del texto, de su acompañarnos y conducirnos a lo largo de la historia. Repasamos los hitos fundamentales de nuestra historia: nacimiento, familia, educación, amigos… • ¿Nos sentimos permanentemente en presencia de Dios? ¿Lo invocamos? • El que dirige la oración, invoca la presencia de Dios en medio del grupo con alguna breve frase: ¡Ven pronto, Señor!; ¡Que toda nuestra vida esté llena de ti! • «Todos los hechos de los hombres son para Dios claros como el sol» (v. 19) ¿Sentimos permanentemente su presencia? ¿Creemos en esa presencia? • «Les inspiró que le tuvieran reverencia y les mostró sus grandes obras, para que ellos después las contaran a otros y alabaran su santo nombre» (v. 8). ¿Nos sentimos invitados a anunciar esa presencia? ¿Hablamos del Él a otros? ¿Servimos a los demás en su nombre? Oración: qué decimos al Señor, movidos por la Palabra. En silencio, cada uno de los miembros del grupo pone delante de Dios la vida y todo lo que venga en el futuro. Se invita a ofrecer con confianza la vida en el seguimiento e imitación de Jesús en el servicio a los demás y la reconciliación del mundo. • El grupo puede terminar rezando juntos la oración de San Francisco de Asís «Haz de mí, Señor, un instrumento de tu paz».


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«Les contó esta parábola...» Mt 13,31-34

Lectura: qué dice el texto bíblico. Leer despacio el texto de Mt 13,31-34. El capítulo 13 del evangelio de Mateo recoge una serie de parábolas, algunas propias del evangelista. Como todas las parábolas, estas desconciertan, ponen en alerta… Lo pequeño se hace grande, lo escondido deviene espectacular, lo estéril resulta fecundo… La historia y la historia de la salvación se tejen de pequeños desconciertos: gente anónima que construye cosas grandes, personas generosas que comparten, mujeres que recrean la vida. Meditación: qué nos dice el texto bíblico. La semilla de mostaza es una de las más pequeñas, algo así como un pequeño grano de alpiste. Sin embargo, de ella nace un arbusto frondoso y acogedor. Algo parecido ocurre con la levadura: unas motas de polvo en medio de la masa, imperceptibles, la hacen capaz de levantar una masa que alimente, haga disfrutar y gozar. Si la semilla se vuelve estéril o la levadura se corrompe, la vida, el alimento o el goce se agostan y paralizan. • ¿Pensamos en nuestra vida como una oportunidad de contribuir al desarrollo del mundo y al progreso de la historia? • ¿Nos dan vida otros? ¿Podemos reconocer sus rostros y sus gestos? • ¿Hemos tenido experiencia de nuestra capacidad de fecundar y dar vida a otros? • ¿En algún momento nos hemos experimentado estériles? ¿Estamos en un mal momento, incapaces de dar a otros, de compartir y apoyar su crecimiento? Oración: qué decimos al Señor, movidos por la Palabra. El que conduce la oración anima a una oración personal en torno a nuestra semilla: «soy fecundo porque…» ; «soy aliento y levadura porque…». También anima a pedir esa fecundidad y ese aliento para la propia vida… Quizá pueda compartirse esa oración regando un pequeño tiesto con tierra. • En torno a la planta se puede terminar la oración escuchando Pokito a poko en el cd Pokito a poko de Chambao.


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«Tenemos esta riqueza en nosotros» 2 Co 4,7-15

Lectura: qué dice el texto bíblico. Leer despacio el texto de 2 Co 4,7-15. Este texto hay que entenderlo en el marco de la polémica de los «super-apóstoles» que, fascinando a los miembros de las comunidades fundadas por Pablo por su elocuencia, sus signos desconcertantes y su supuesto prestigio, pretendían descalificar al apóstol y ganarse el favor de los miembros de las comunidades. Meditación: qué nos dice el texto bíblico. El que conduce la oración recuerda que es la última lectio del grupo, es un momento programático, es el principio del futuro… La Iglesia cuenta con nosotros y nos espera. Pablo comienza reconociendo su pobreza y la necesaria pobreza de cualquier evangelizador, el único signo para hacer creíble la acción de Jesús, su empuje y la presencia del Espíritu en el crecimiento de la comunidad. «Este tesoro lo llevamos en vasijas de barro»; el envío evangelizador, que para el apóstol es un tesoro, algo de enorme valor, está confiado a hombres y mujeres pequeños y pobres en apariencia pero grandes y decididos en convicción y servicio. • ¿Vivimos este momento previo a la Confirmación como el descubrimiento de un tesoro? ¿Nos sentimos enriquecidos por dentro? ¿Queremos compartir con otros ese tesoro? Como todo tesoro, el envío evangelizador está amenazado, los evangelizadores acosados, en riesgo… «Expuestos a la muerte por Jesús para que se manifieste la vida de Jesús». ¿Animados? ¿Asustados? ¿O «convencidos de que quien resucitó a Jesús también nos resucitará a nosotros»? Oración: qué decimos al Señor, movidos por la Palabra. Hacemos una oración personal repitiendo las últimas palabras del texto: «Convencidos de que todo es para vuestro bien». • Juntos terminamos la oración con las manos unidas escuchando Consagrados a Ti del cd Consagrados a Ti de Cristóbal Fones.


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