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De 747 mil 752 trabajadores que reciben de más
Pastoral & Cultura
Peripheria: Iglesia en Salida Diócesis ¿premio? Ideología
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PBRO. ARMANDO GONZÁLEZ ESCOTO
En el mundo secular, la asignación de responsabilidades y trabajos depende, en buena medida, de la edad y capacidad de las personas, pero también del tipo de labor y de las condiciones en que debe desarrollarse. No es lo mismo dirigir una clínica de salud en San Miguel Allende que en la sierra oaxaqueña. Pero estas mismas diferencias pueden aplicarse a la organización de la Iglesia y a los diversos tipos de diócesis que existen, y el modo en que cada Iglesia particular es considerada a la hora de proveerle Obispo.
La Iglesia católica se expresa en el mundo a través de casi cuatro mil diócesis, dispersas por todos los continentes. Al frente de cada una de ellas, la Santa Sede nombra a un Obispo que hace las veces de Cristo, cabeza y pastor de la grey. Como es natural, hay diócesis ubicadas en territorios difíciles en muchos o en todos los sentidos, y las hay en circunstancias muy favorables; es decir, con abundante personal eclesiástico y laical, con recursos materiales su cientes, de tamaño manejable, de buen clima, bien comunicadas, y habitadas por personas muy conscientes de su fe, practicantes y generosas.
Las diócesis que conservan condiciones tan favorables pueden verse como diócesis “premio”, y por lo mismo asignarse a Obispos que ya han dejado parte de su vida y de sus fuerzas en diócesis complejas y difíciles. Cuando se piensa de esa manera, se corre el riesgo, para el que llega, de pensar que ya no hay mucho que hacer, sino solo administrar la abundancia, en espera de la cercana jubilación, o de una diócesis aún más abundante.
La verdad es que, al menos en México, ya no hay diócesis “premio”, incluso podría decirse que nunca debió considerarse a diócesis alguna bajo ese per l, sobre todo, por el tipo de expectativas que genera para quien llega a regirla. Hoy en día, aún las diócesis con una trayectoria positiva y honrosa, ricas y abundantes, viven sujetas a condiciones nuevas que exigen pastores muy diligentes, dinámicos, creativos y trabajadores, nada que ver con per les de prejubilación. Si bien, es verdad que la gran mayoría de nuestros Obispos se mantienen activos y serviciales todo el tiempo, a menos que la enfermedad o la fatiga crónica pastoral se los impida.
Aún más, para regir una diócesis que conserva una gran riqueza humana y material, se requiere de un per l altamente exigente, pues no solo debe administrar o conservar, sino impulsar y proyectar, renovar y actualizar, romper las inercias de comunidades muy buenas, pero muy estáticas, y enfrentar con buenos resultados el gran reto que plantean las nuevas generaciones, en todas partes dispersas y alejadas de la fe, situación que, en parte, explica la crisis de vocaciones que está viviendo todo el país, incluyendo a diócesis que antes no tenían ese problema.
En la mirada de Jesús no hay diócesis premio, porque el genuino premio aguarda en el Reino celeste.
armando.gon@univa.mx
PBRO. JOSÉ MARCOS CASTELLÓN PÉREZ
La palabra ideología es una de las más usadas y menos comprendida para referirse al manejo de las masas y a los intereses de obtener y conservar el poder político y social. Podemos rastrear los primeros acercamientos al concepto de ideología en el pensamiento de Marx y Engels, según el lósofo mexicano Luis Villoro, y de ello extraer cuatro principales signi cados.
El primero, como consciencia social enajenada porque invierte o idealiza el signi cado de las cosas. El segundo, es el de ocultamiento de la realidad objetiva por intereses meramente subjetivos, es decir, la trasmutación de la realidad por una idea abstracta. El tercero, es un conjunto de creencias condicionadas por las relaciones sociales y económicas. El cuarto y último signi cado, es el de las creencias de un grupo que se imponen a otro grupo como factor de dominación.
A partir de estos cuatro signi cados, Villoro sintetiza el sentido de ideología en una doble vía: la epistemológica y la social. Así, ideología puede entenderse como creencias que no tienen una su ciente justi cación gnoseológica, no pueden a rmarse como verdaderas, pero también aquellas que, independientemente de su veracidad, cumplen con una función social de cohesión o dominación.
Hay personas que se adhieren a una ideología no porque sea verdadera, ya que ni siquiera se pudiera sostener con los datos de la evidencia, sino porque le es útil o porque se misti ca o idolatra, se cree en la manipulación de los intereses de poder, convirtiéndolos como un dogma que habrá que creer sin cuestionar. En este sentido, la misma duda genera sentido de culpabilidad por ser un acto de supuesta in delidad al líder o a la misma ideología.
La forma de mantener la ideología y, consecuentemente, el poder y el dominio es la propaganda o adoctrinamiento que se realiza por medio de la losofía y de la historia. La losofía ofrece los principios fundamentales sistematizados y metódicamente formulados. Estos principios no necesariamente son verdaderos, sino coherentemente lógicos o solo parcialmente verdaderos. Por otra parte, la historia se reinterpreta y manipula para justi car la permanencia de las creencias sociales o, al menos, para integrarlas en un proyecto de dominación.
La verdadera losofía debe mantener un carácter crítico frente a toda ideología y favorecer, no el mantenimiento de la creencia social, sino su disrupción, es decir, la visión crítica de estas creencias en su nalidad de digni car la vida, diseñar un futuro en el valor de la racionalidad, la libertad y la ética. Un pensamiento crítico no busca
el mantenimiento, sino la verdadera transformación de la realidad conforme a un ideal o utopía, pero no a una ideología, que solo busca la permanencia de lo mismo, aunque arguya supuestas transformaciones.
Transitar por el pensamiento crítico no solo se realiza con el pensamiento cientí co y objetivo, sino siempre aunado a la sabiduría, aquella que solo se adquiere por la experiencia vital de la sana convivencia social, de la aceptación serena y creativa de las diferencias, de los proyectos comunes para el bien de todos.
FRAY BADAJO
Campanadas del Cura Hidalgo
A más de dos siglos de distancia de la Guerra de Independencia, el “grito” sonó hueco, y que en algunos municipios no se pudo dar. Hoy somos miles los mexicanos que vivimos oprimidos por la tiranía del crimen organizado, que dispone impunemente de la vida, de la libertad y de los bienes de muchas personas. Miles de empresarios pequeños y grandes pagan derecho de piso a los delincuentes; en Jalisco, no somos libres de transitar con seguridad por muchas carreteras que ya no son nuestras. Urge recuperar la libertad y la independencia de los miles de mujeres y hombres; niños, jóvenes y ancianos que viven sometidos a la tiranía de los delincuentes.
Toque a campana tañida
El 21 de septiembre celebramos el Día Internacional de la Paz, y en los últimos 16 años, México es un país en situación de guerra con miles de “víctimas colaterales” y una sociedad fragmentada. Si no se fortalecen las corporaciones civiles e instituciones encargadas de procuración de justicia, ningún despliegue militar podrá erradicar la violencia. La estrategia de desplegar fuerzas militares en las calles, como patrullaje, no ha funcionado. ¡Huy, qué miedo!, dice el crimen organizado ante el magno des le militar del 16 de septiembre. Toque de agonías
Con magnitud de 7.8, un sismo vuelve a hacer temblar las escuelas de México. Las escuelas deben ser revisadas, ya que muchas de ellas son antiguas o no cuentan con sistemas de construcción que soporten sismos. Tras las tragedias del Colegio Rébsamen o el incendio de la Guardería ABC, el sismo nos recuerda lo frágiles que podemos ser ante la naturaleza. Pero también hoy México tiembla ante modelos educativos que no incluyen herramientas básicas de formación que requieren nuestros hijos, como inglés, emprendimiento, manejo de emociones, ciencia, tecnología, cuidado de la salud y deporte, arte y creatividad.
TAN TAN TAN TAN
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