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De 202 mil 806 trabajadores que reciben más de

EDITORIAL La paz no se consigue con dádivas

Nos interesa a los ciudadanos, sobre todo, seguir tejiendo hilos que nos lleven a construir la paz, no solo porque las autoridades han sido desbordadas por la inseguridad que provocan los grupos criminales, sino porque es una responsabilidad que se debe convertir en un compromiso social común, por nuestro propio bien.

Por el motivo que sea (impotencia, corrupción, complicidad), las autoridades no han podido frenar la inercia destructiva que ha cobrado la vida de criminales e inocentes, por lo que no podemos esperar a ver si nos toca o no, vernos perjudicados; sino que, desde nuestras posibilidades e in uencia, colaborar a que, por lo menos, el daño no sea mayor.

Habíamos mencionado algunos hilos imprescindibles que debemos tejer para alcanzar tranquilidad: vivir la democracia, promover un desarrollo integral, propiciar una cultura de paz y mejorar la educación.

En este sentido, subrayamos que urge un nuevo modelo educativo que construya valores, actitudes y conductas pací cas y amistosas, para que sepamos resolver las diferencias y los con ictos de manera ordenada.

Un modelo educativo que no esté ideologizado, que no sea tendencioso, que no sea manipulador de conciencias.

Por el contrario, urge un modelo educativo que enseñe a pensar, a argumentar, a ser creativos y críticos, a vincular la acción con la re exión, a liberar de prejuicios y a manejar constructivamente las relaciones, con el n de sembrar un bienestar como condición de un bien convivir.

Estamos muy lejos de este bien convivir. Estamos rodeados de crímenes por todos lados, de diferente grado y manufactura. El crimen, como escribe Dostoyevsky, “es una protesta contra la anormalidad del régimen social” (Crimen y castigo, parte III, cap. 5). Esta anormalidad la hemos dejado crecer autoridades y ciudadanos, y no sabemos cómo detenerla y, peor aún, no sabemos hasta dónde pueda llegar.

La situación presente es expresión de la carencia de educación y de salud en nuestro país, que signi ca abandono, exclusión y desprecio a nuestras regiones. Algunos gobernantes y empresas no las olvidan, pero para aprovecharse de ellas, para explotarlas (en la Tarahumara, por ejemplo). ¡Qué esperanza que vayan a promover la educación de la gente de esas regiones, porque signi caría sacarlas de su ignorancia y promover su pensamiento! Esto sería peligroso.

La Palabra del Pastor

Cardenal José Francisco Robles Ortega, Arzobispo de Guadalajara

Solo con una buena educación y atención a la salud podemos convertirnos en artesanos de paz en las familias, en las comunidades y en las instituciones.

Pero que esta educación y salud promovidas por quien tiene el deber de hacerlo no sean contempladas como dádiva, como inversión electoral, al estilo de hacerse sentir necesarios o que es un favor que hay que devolver a los funcionarios públicos. Se hacen despreciables cuando así lo realizan. “Para socorrer al prójimo es preciso empezar por tener derecho a hacerlo” (Crimen y castigo, parte III, cap. 3), y muchos gobernantes no han alcanzado este derecho, porque solo ven en sus gobernados presas de caza, destinatarios de servicios que, aparte de mendingarles, tienen que regresarlos en reconocimiento en las urnas. Quien así lo hace, no comete actos de corrupción; ellos son la corrupción en persona.

Todavía nos falta mucho camino que recorrer a los ciudadanos en materia de educación cívica. Jesús nos invita a que hagamos buen uso de los bienes terrenales. Por medio de una parábola nos recuerda que Dios es el único supremo dueño de todas las cosas, es el Señor del universo, el Señor de la creación. Y nosotros somos solo administradores de esos bienes que nos ha encomendado mientras estamos en este mundo.

No podemos presumir de ser dueños absolutos de las cosas. Cuando creemos que sí lo somos, lo único que hacemos es dar mal uso de los recursos y dañamos a los demás.

Incluso, por más que nos creamos dueños de las cosas, llegará el día en que inevitablemente las tendremos que dejar.

Algún día, cuando termine nuestra existencia, Dios nos dirá: “Dame cuenta de tu trabajo”. Es ineludible; en el testamento que hacemos utilizamos la palabra ‘dejo’ (dejo mi casa a…, dejo mi dinero a…, etc.). La persona tiene que dejar, tenemos que dejar; llegará el día en que no seremos más administradores de los bienes que se nos con aron en esta vida, y de ello se nos pedirá cuenta.

Cuando Jesús dice la parábola del mal administrador, presenta una situación que nos desconcierta. Pareciera que elogia el comportamiento engañoso de su trabajador, pero no. En realidad reconoce que obró inteligentemente y se portó generoso con los deudores de su amo. En la habilidad y la generosidad es donde está la alabanza que hace el Señor.

Debemos comportarnos sin engañar, pero siendo ágiles para hacer el bien con las cosas materiales que se nos han con ado, siendo generosos con los más necesitados.

Los bienes de la Tierra son para remediar nuestras necesidades, pero también para hacer hermanos a los demás, hacer comunión con ellos, para que no haya desigualdad o injusticia, y para que nadie tenga que sufrir y carecer de lo más necesario para vivir con la dignidad de seres humanos e hijos de Dios.

Jesús reconoce, además, que este administrador pertenece más bien al mundo de las tinieblas, pero saca enseñanza de su habilidad para captarse amigos que lo reciban después en su casa.

El Señor espera que seamos generosos para que, con el dinero, nos ganemos amigos que, cuando muramos, nos reciban en el Cielo.

Un adagio chino dice cómo debemos comportarnos respecto a las cosas de este mundo: “La vida en esta tierra es como un puente, y nadie construye una casa sobre un puente”.

Los puentes son para pasar, no para establecerse ahí. La vida es un puente, vamos de paso, y todas las cosas materiales de este mundo las tenemos que usar para que en este paso se construya fraternidad, para que en nuestro paso por el puente de esta vida construyamos justicia, igualdad, dignidad y paz.

Pidámosle a Dios que nos conceda ser buenos administradores de los bienes que nos ha con ado, y que seamos justos y buenos administradores, porque va a llegar el día que el Señor nos diga: “Ya no serás más administrador, dame cuentas…”. No olvidemos que en nuestro testamento tendremos que poner: “Dejo…”. San Pablo sintetiza el espíritu de esta enseñanza, cuando dice: “Hay más alegría en dar que en recibir” (Hch 20,35).

Bienes para remediar los males

Se deben vincular los sueldos con la in ación

Eliminar brecha salarial, el reto actual

Apesar de que el Gobierno Federal insiste en que la brecha salarial de género disminuyó un 20% en la actual administración, las mujeres siguen recibiendo un salario menor en México, señala el doctor en economía de la Universidad de Guadalajara, Antonio Ruiz Porras. “El que hayan recibido un aumento no significa que les alcance”.

SEBASTIÁN MÉNDEZ DORANTES

El Gobierno Federal, a través de un reporte por parte de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (CONASAMI), estableció que mientras el salario mínimo (SM) aumentó en el país, también se redujo la brecha salarial entre hombres y mujeres a nivel municipio en un 20%.

Según el informe, el aumento del SM está relacionado con la brecha de ganancias, porque en México las mujeres son las trabajadoras que más ganan este salario en comparación con los hombres.

Una de las medidas económicas que más se han tomado durante la administración del Presidente Andrés Manuel López Obrador, fue el aumento del SM. En 2018, el SM inició con $88.36, de forma actual se mantiene en $172.87, dando como resultado un crecimiento del pago mínimo por día trabajado de un 51.% en 4 años.

El Dr. Ruiz Porras estableció que el 38.8%, o 4 de cada 10 trabajadores, no cuenta con la capacidad de poder acceder a la canasta básica, por los precios elevados de ésta misma, por lo que el SM aún con sus

aumentos no logra el objetivo primordial, que es el bienestar del trabajador.

Los resultados del informe gubernamental indicaron que, durante el periodo de 2015 a 2022, la brecha salarial en México solo disminuyó un 20%. Tomando en cuenta los periodos 2015-2018 y 2019-2022, el primero tuvo un pequeño aumento de brecha salarial y el segundo logró disminuirla en un 2%. Al igual que se explicó de forma anterior, el aumento del SM ha incrementado más el salario promedio de las mujeres que de los hombres.

El reporte federal explicó que, para sacar estos resultados sobre el aumento del SM y la disminución de la brecha salarial, se utilizaron datos de 2015-2022, para poder comparar 3 años antes y 3 años después con la nueva política de salarios mínimos. Se incluyeron variables para no mezclar datos con la Zona Libre de la

Frontera Norte (ZNLF), y fue necesario el uso de datos como: entidad, municipio, tamaño del patrón, sexo, rango quincenal de edad, zona urbana o de campo, trabajadores (eventuales o permanentes), desempleados. Con la base de datos hecha, al nal se incluyó “solamente a aquellas personas aseguradas que tienen un empleo y salario asociado, y que están en edad legal de trabajar (mayores de 15 años)”.

Para entender y comparar estos resultados, se entrevistó al Dr. Antonio Ruiz Porras, investigador del Departamento de Estudios Económicos de la Universidad de Guadalajara, y se comentó que para hablar sobre SM y brecha salarial hay que tener algunas consideraciones como:

1. La falta de recolección de datos por la pandemia de covid-19.

2. Cifras económicas bajas gracias a la crisis sanitaria.

3. El incremento del SM se pudo dar ya que se desvinculó de variables económicas y fi nancieras que le dieron la apertura de aumentar.

4. El SM debería alcanzar para la comida, vivienda, educación y mantenimiento de la familia. Según datos de Ser Mujer en Guadalajara 2022, que se basa en estadísticas del INEGI, en el año 2018 las mujeres percibían en promedio al trimestre $14 mil 338 menos que los hombres, dos años después (en la pandemia por covid-19) la brecha se redujo a una diferencia de $9 mil 963, aunque también ambos salarios fueron reducidos.

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