SIETE APUNTES SOBRE LA MÚSICA URUGUAYA
Años dorados Guilherme de Alencar Pinto
Uno El período 1973-1984 fue el más glorioso en la historia de la música uruguaya. Observemos la fonografía, limitándonos a quienes grabaron por primera vez en el período. Los que Iban Cantando sacaron sus volúmenes 1 y 2 y Juntos. Entre los integrantes de este grupo se editaron, de Jorge Lazaroff Albañil y Dos; de Luis Trochón Barbucha y De canto, puño y letra; y de Jorge Bonaldi Canciones y tangueces, Montevideo y Canción vagabunda. Tenemos, de Jaime Roos, Candombe del 31, Para espantar el sueño, Aquello, Siempre son las cuatro y Mediocampo; de Leo Maslíah Cansiones barias, Falta un vidrio, Recital especial y Canciones y negocios de otra índole; de Opa Goldenwings y Magic Time; de Jorge Galemire Presentación y Segundos afuera; de Rubén Olivera Pájaros y Rubén Olivera; de “Pájaro” Canzani Aguaragua y Algún día; de Travesía Ni un minuto más de dolor. MonTRESvideo y Baldío son los únicos discos de los grupos del mismo nombre, después de lo cual el líder de ambos, Fernando Cabrera, se tiró como solista con El viento en la cara. Algunos de esos nombres tuvieron luego extensas carreras posdictadura, pero en todos los casos estos trabajos iniciales fueron, cuando no “los mejores”, momentos especialmente luminosos. Para ejemplificar con el más difundido de todos, que es Roos, y por nombrar sólo sus canciones muy famosas, tenemos en los discos referidos “Cometa de la Farola”, “Los olímpicos”, “Adiós Juventud”, “Durazno y Convención” y “Los futuros murguistas”. Músicos que ya habían grabado antes hicieron en el período trabajos clave. Son los casos de Eduardo Mateo (Mateo y Trasante y Cuerpo y alma), Dino (Vientos del sur y Hoy canto) y Eduardo Darnauchans (Sansueña y Zurcidor). Ruben Rada grabó, entre otros, Radeces, Rada y SOS, En familia y Adar Nebur. La lista anterior refleja mis preferencias, pero también tuvieron repercusión trabajos de Canciones para No Dormir la Siesta, Rumbo, Pippo Spera, Carlos Benavídez, Wáshington Carrasco y Cristina Fernández, Daniel Amaro, Contraviento, Santiago Chalar, LarbanoisCarrero, Omar Romano, Universo, Los Zucará, Pareceres y otros. Sin contar una enormidad de realizaciones que no llegaron al disco. La producción de los grandes músicos de la canción protesta, afectada por prohibiciones y exilio, no se puede comparar con sus trabajos iniciales, pero desempeñó un papel fundamental llamando la atención mundial sobre las atrocidades que se cometían en su país. En el campo de la música erudita surgieron piezas como Sul re de Héctor Tosar, Homenaje a la flecha clavada en el pecho de don Juan Díaz de Solís y Gran tiempo de Coriún Aharonián, Magma VII de Graciela Paraskevaídis, Suiana Wanka de Fernando Condon, Piano piano de Carlos da Silveira. Todas son buenas candidatas a “obra máxima” de estos autores. Muchas de estas manifestaciones musicales responden a la situación dictatorial, otras parecen ubicarse en el período por mera coincidencia cronológica.
Dos Los antecedentes inmediatos ya eran excepcionales. Uno de ellos fue la “canción protesta” – designación reductora, no acatada por sus protagonistas–. Antes del golpe Daniel Viglietti, Alfredo Zitarrosa, Los Olimareños y José Carbajal habían afianzado estilos propios bien diferenciados unos de los otros, dentro de los cuales habían logrado presentar una cantidad significativa de obras maestras. Sus canciones fueron las más populares en Uruguay en su momento y varias de ellas siguen siendo hasta hoy “una que sepamos todos”. En otros países de América Latina, éxitos proporcionales a los que tuvieron estas figuras correspondían a géneros establecidos de música premeditadamente comercial. Aquí, las músicas que resultaron ser las más comercializables se diferenciaron radicalmente de “tipos” establecidos de éxito