Tlaloque nº21

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TLÁLOC ¿QUÉ? Boletín del Seminario de

Año 6

N° 21

Enero-Marzo 2016


2


UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO José Narro Robles

Las opiniones expresadas en Tláloc ¿Qué? Boletín del

Rector

Seminario El Emblema de Tláloc en Mesoamérica son responsabilidad exclusiva de sus autores.

Estela Morales Campos

Tláloc ¿Qué? Boletín del Seminario El Emblema de Tla-

Coordinadora de Humanidades

loc en Mesoamérica es una publicación trimestral del Proyecto PAPIIT: IN401614, Entidades Acuáticas en

Renato González Mello

América: Las Primeras sociedades, del Instituto de In-

Director del Instituto de Investigaciones Estéticas

vestigaciones Estéticas de La Universidad Nacional Autónoma de México, Circuito Mario de la Cueva s/n, Ciu-

María Elena Ruiz Gallut

dad Universitaria, C.P. 04510, México D.F. Tel. 5622-

Titular del proyecto

7547 Fax. 5665-4740. seminario.tlaloc@gmail.com

María Elena Ruiz Gallut América Malbrán Porto Enrique Méndez Torres Editores

América Malbrán Porto Diseño editorial

Certificado de reserva de derecho al uso exclusivo

Consejo Editorial:

del título, Dirección General de Derechos de Autor,

Jorge Angulo Villaseñor

Secretaría de Educación Pública, número ( en trá-

Marie-Areti Hers

mite ) . Certificados de licitud de título y de conteni-

Alejandro Villalobos

do, Comisión Certificadora de Publicaciones y Re-

Patrick Johansson K.

vistas Ilustradas, Secretaría de Gobernación, números, ( en trámite ) , ISSN ( en trámite) .

Portada y viñetas: Lámina 51b del Códice Madrid.

3


CONTENIDO

Presentación

p. 5

Tláloc y los abanicos de papel o las nubes y el sacrificio de niños al agua, en Mesoamérica Ofelia Márquez Huitzil

p. 6

Estudio dialéctico sobre el concepto abstracto de Tlaloc Jorge Angulo Villaseñor

p.27

Dos esculturas con signos solares del Posclásico en el estado de Morelos

Raúl Francisco González Quezada

p. 44

Sesiones del Seminario

p. 67

4


PRESENTACIÓN

C

elebramos un nuevo año, que esperamos sea excelente para todos nuestros seguidores. Nuestro sexto año de vida se presenta como un compromiso para seguir adelante trabajando en equipo y presentando novedosas propuestas relacionadas

con Tlaloc, la fertilidad y demás temas mesoamericanos y, por qué no, coloniales.

En esta ocasión Ofelia Márquez Huitzil nos presenta su trabajo sobre Tláloc las nubes y el sacrificio de niños, tema complejo y por demás interesante. El siguiente artículo es de Jorge Angulo Villaseñor quien plantea un Estudio dialéctico sobre el concepto abstracto de Tlaloc abriendo una gama de ideas y propuestas sobre esta compleja deidad.

Por último Raúl Francisco González Quezada desarrolla “Dos esculturas con signos solares del Posclásico en el estado de Morelos” en las que nos presenta esculturas Posclásicas con evidentes elementos solares, la primera es un marcador de juego de pelota que se encuentra empotrado en la capilla de San Jerónimo, Tetela del Volcán y la segunda es un fragmento de una escultura, quizá también un marcador de juego de pelota, localizada en el cubo de las escaleras del templo de Padre Jesús en la comunidad de Xochitlán, Yecapixtla. De esta manera rescata información sobre dos piedras que suelen pasar inadvertidas. Esperamos que estas aportaciones sean de su interés y las disfruten tanto como nosotros.

Los Editores

5


TLÁLOC Y LOS ABANICOS DE PAPEL O LAS NUBES Y EL SACRIFICIO DE NIÑOS AL AGUA, EN MESOAMÉRICA Ofelia Márquez Huitzil 1

L

os abanicos de papel que porta Tláloc, generalmente a los lados de la cabeza, así como otros adornos de papel plegado en forma de rosetones, que vemos en los códices del

Grupo Borgia, como el mismo Borgia, el Cospi, el Vaticano B, o el Laud, elaborados du-

rante el Posclásico, y en los Códices Mexicanos del siglo XVI, como el Telleriano-Remensis, el Borbónico, el Magliabecchi o el Tonalámatl Aubin, despiertan en nuestra mente múltiples asociaciones e interrogantes. Por otra parte, una interrogante, dentro del contexto de Tláloc, es el sacrificio de niños al dios. En este trabajo hemos encontrado algunas respuestas en torno al empleo de los aba-

nicos de papel y del sacrificio de niños. Cejas flamígeras o crestas del dragón ofidiano-jaguar Entre los años 1500 a 900 a.C., las cejas flamígeras o crestas del dragón ofidiano-jaguar olmeca, fusión del jaguar de la tierra y de la serpiente, sinónimo del agua, semejan por su extensión y delgadez, hojas de papel y nubes (Fig.1) terminadas en punta como flamas, fusión del vapor y del fuego, o sinónimos de la volatilidad. Ese dragón, por otra parte, pudo ser uno de los antecedentes de la deidad del agua y del fuego, así como de las riquezas de la tierra, del dios que hacer brotar: Tláloc (Seler, 1980 [1903], vol. I:85). El análisis de Piña Chan describe esta transformación: …los olmecas aldeanos (1500-900 a.C.) concibieron al jaguar como sinónimo de la tierra y a la serpiente como sinónimo del agua; de la fusión de ambos nació un dragón ofidiano-jaguar o monstruo sobrenatural en forma de serpiente-jaguar; y éste se volvió expresión del agua fertilizante que fecundaba la tierra, de la cual nacía la vegetación y el alimento del hombre, es decir, la propia vida (Piña Chan, 1977:14-15). 1. Doctora en Estudios Mesoamericanos por la Facultad de Filosofía y Letras y el Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, Maestría en Artes Visuales por la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM, Licenciatura en Diseño por la École Nationale Supérieure des Arts Décoratifs de Paris del Ministerio Francés de la Cultura. Estancia Posdoctoral en el Posgrado de Historia y Etnohistoria de la Escuela Nacional de Antropología e Historia del INAH. Es integrante del PROYECTO PAPIIT IN 401614, TLÁLOC, IIE. 6


Fig. 1. Representaciones olmecas en las que se aprecian las cejas flamígeras. Izquierda: hacha ceremonial, Am,St.536 , Cortesía British Museum. Derecha vasija Jaguar o dragón celeste. Preclásico Medio, Museo Nacional de Antropología, foto América Malbrán Porto.

De todo esto, no es extraño asociar que sobre

Chan, va a continuar, vinculándose cada vez

la tierra, emergiendo de ella, apenas rozándola,

más con la agricultura, con el dios de la lluvia y

finas superficies se desplazan, vaporosas, se-

con la fertilidad:

mitransparentes, blancas, y son las que llama-

…una serpiente acuática, terrestre y algo

mos nubes (Fig. 2) y que proponemos, en oca-

realista, relacionada con el agua, que se

siones parecen, al igual que los abanicos plisa-

convierte en un dragón serpiente-jaguar,

dos que lleva Tláloc en numerosos códices, va-

algo abstracto y asociado a la agricultura, y

sijas y esculturas, estar hechas de papel. De

a los ritos agrarios (tierra-agua-fertilidad);

manera que las nubes pueden asimilarse, en la

(…) que se va transformando en una ser-

imaginación simbólica, al papel, son nubes de

piente de cascabel terrestre, a la que se

papel (Fig. 3).

agregan alas y cabezas de pájaros o ci-

El desenvolvimiento del concepto de dragón

pactlis, deviniendo en una manifestación

serpiente-jaguar, según el análisis de Piña

sobrenatural de deidad dispensadora de la 7


Fig. 2. Imagen de los volcanes coronados por nubes. Foto. América Malbrán Porto, 2016.

lluvia, del agua celeste y de la fertilidad

sos centros y ciudades teocráticas de

(Ibíd.:23).

Mesoamérica ocurren hacia 750-900 de

El jaguar-serpiente se va transformado en una

la Era cristiana. Y ello coincide con la

serpiente de cascabel terrestre, con alas y ca-

propagación de la religión y culto a Quet-

bezas de pájaros y cipactlis (cocodrilos), mani-

zalcóatl, en los cuales hay ideas y con-

festación sobrenatural de la deidad dispensado-

ceptos como: pájaro que simboliza al

ra de lluvia, agua celeste y fertilidad, y que, pa-

Cielo; serpiente que representa al agua

ra el Epiclásico, se enlazará con el concepto de

celeste o nube de lluvia; caracol cortado

Quetzalcóatl, dios serpiente-quetzal, serpiente

que encarna al viento, aliento divino, ge-

preciosa, gemelo precioso, vinculado con el cie-

neración y nacimiento; quincunce o tota-

lo, el agua celeste, la nube de lluvia, el viento,

lidad del Universo, cuatro puntos cardi-

el aliento vital y Venus, siguiendo el estudio de

nales y la dirección central, así como cin-

Piña Chan:

co años venusinos en cuyo final ocurre la conjunción de Venus con el Sol; Venus

La decadencia y el abandono de numero8


Fig. 3. Tláloc, detalle de la lámina 7 del Tonalámatl Aubin, Vasija de Tláloc procedente del Museo Nacional de Antropología; Tlaloc, Museo del Templo Mayor. Fotos América Malbrán Porto.

simbolizado como ojos estelares y flor cor-

parte, el mismo Xólotl estará vinculado con el

tada con tres lóbulos; Venus como estrella

dios Tláloc, ya que, en tanto que Rayo, se aso-

de la mañana o Señor del Alba, de la Au-

ciará con la lluvia, retomando a Piña Chan:

rora (Tlahuizcalpantecuhtli); Venus como

…Xólotl como perro, rayo o fuego celeste,

estrella de la tarde (Xólotl); Venus o Quet-

gemelo precioso, movimiento; sacrificio de

zalcóatl como deidad dual (Nácxitl, el Cua-

Quetzalcóatl (Xólotl o Nanahuatzin) para

tro Pies)… (Ibíd.:43).

crear el Quinto Sol (Nahui Ollin); Quetzal-

El mismo Venus-Quetzalcóatl será también,

cóatl como formador de la nueva humani-

hermano gemelo de Xólotl, el monstruoso,

dad, descubridor del maíz, inventor del ca-

quien se tuvo que sacrificar para crear al Quinto

lendario; y Quetzalcóatl como deidad del

Sol, en la Historia general de las cosas de la

tiempo cíclico y lluvia, Señor del Tiempo-

Nueva España de Sahagún (1578), y quien se

Tláloc (Piña Chan, op.cit.:43).

transforma en el axólotl, monstruo del agua o

Es importante señalar que, para Gareth W.

ajolote, el xoloitzcuintli, el perro Xólotl, entre hu-

Lowe (1998), el dragón ofidiano olmeca era: la

mano y perro, el perro monstruoso. Esto es, en-

tierra y el espíritu del aire-viento, personificados

tre otros seres deformes y que se duplican,

en la representación de bocas de cuevas y de

siendo también personificación de El Rayo en

monstruos de la tierra; antecedente del símbolo

las láminas 37 y 38 del Códice Borgia, como ya

estilizado del niño-jaguar, quien es, asimismo,

lo señaló Seler (1980 [1903], Vol. I:34). Por otra

el símbolo del maíz y del espíritu protector, así 9


como del rayo y de la lluvia. Así como, final-

cejas extendidas y delgadas, las cejas flamíge-

mente, símbolo estilizado del sismo-tierra y si-

ras y las crestas, como hojas de papel, del dra-

nónimo de la relación entre los dirigentes olme-

gón ofidiano-jaguar, serían los antecedentes de

cas y el cosmos. Ejemplo de ello lo tenemos en

los abanicos plegados, moños y adornos de pa-

el Monumento 1 de San Martín Pajapan, Vera-

pel que porta Tláloc, como las nubes ligeras,

cruz, en donde se observan adornos que sobre-

extensas que se posan suavemente sobre la

salen del tocado y que semejan nubes estria-

tierra o sobre las crestas de las montañas en

das o con dobleces o pliegues (Fig. 4).

movimiento, y que se volatilizan en crestas, o,

Es por todo esto, que podemos pensar que las

por el contrario, se volatilizan como llamas de

Fig. 4. Monumento 1 de San Martín Pajapan, Veracruz, Museo de Antropología de Jalapa, Preclásico Medio, foto América Malbrán Porto. Vista lateral en donde se observan adornos que sobresalen del tocado y que semejan nubes estriadas. Dibujo de Carlos Abadía Abarca en Gendrop, 1977:29. 10


fuego junto con los rayos mismos y los relám-

respectivamente:

pagos que surgen y descienden de ellas.

…ésta se adorna con flores y se ‘viste’ con

Todo esto nos hace recordar que los montes

una ‘sábana’ de tela. La ‘sábana’ se coloca

como contenedores de agua, parecen llevar en

desde la parte posterior de la intersección

sus cimas, nubes. En la actualidad, las cruces

de los ejes de la cruz hacia ambos ‘bracitos’

que los coronan al igual que las nubes, están

–como se llaman las dos partes del eje hori-

vestidas con sábanas casi completamente ex-

zontal-, dándole una vuelta alrededor de los

tendidas que se ondulan con el viento, mantos

mismo y dejando caer el lienzo hacia ade-

extendidos que guardan similitud, con los pla-

lante esto último será retomado después. El

nos de papel, y con los papeles plegados, en

color de la ‘sábana’ que es blanco como en

resumen, con los abanicos de papel de Tláloc.

la mayor de las localidades del antiguo

A este respecto, son numerosos los ejemplos

Matlatzinco (donde en algunos casos puede

en que se “visten” a las cruces de las cimas de

ser azul), se vincula con los dos colores

las montañas, con sábanas blancas o de colo-

(blanco y azul) de los atavíos de Chal-

res, según lo que se quiera expresar.

chiuhtlicue y Uixtocihuatl, que formaban

Beatriz Albores en su trabajo sobre los quicaz-

parte de las deidades del agua (Broda en

tles (graniceros) de Olotepec nos dice que «La

Albores, Ibíd.:414).

ceremonia de ‘adoración de cruces’…incluye…

La extensión de los mantos puede llegar inclu-

la variante de un rito específico, nombrado

so, a tomar la forma de un recubrimiento, como

‘vestir las cruces’. Así, el altar ‘se limpia, se ba-

el enrolado. Ejemplo de ello es el caso de

rre’, y las cruces se ‘visten’ con una ‘sábana’ –

Acahuao, en el municipio de Zinacantepec:

conocida como ‘lienzo’ o ‘listón’ en otras locali-

“…si bien ahora, como en buena parte de

dades- y se ‘adornan’ con ramos de flores de

otros pueblos, se acostumbra pintar de

papel. La sábana es de color verde ‘según le

blanco o de azul la cruz de madera, ante-

toca

cohe-

riormente se forraba con papel de china de

tes.» (Albores, 2003:411). Asimismo, en Tex-

color blanco, amarillo, rojo, morado y verde,

calyacac durante el rito de enfloramiento y ves-

mediante una técnica muy antigua, la de

tidura de la cruz, Johanna Broda relata que di-

enrolado –con vueltas progresivas-, que es

cha vestidura se vincula con las deidades feme-

similar

ninas del agua Chalchuhtlicue y Uixtocíhuatl, la

ría.” (Albores, Ibíd.:418).

el

temporal’...se

queman

diosa de la falda de jade y la diosa de la sal,

a

la

que

se

usa

en

ceste-

El papel de los atavíos de Tláloc nos recuerda 11


que, quizás, este uso del papel de china, no

mo un manto que de súbito es un ala, un

sea gratuito, pues su densidad es muy seme-

ala de águila. Todo interviene a la vez en el

jante a la de las nubes, opaco, semitransparen-

vuelo, en un conglomerado de imágenes

te. Pero, el papel siendo papel, es ligero, de

aéreas, en una gavilla de fuerzas volantes

grosor delgado, y sin embargo, extenso en su

(Bachelard, 1986 [1943]:242-243).

superficie. Gastón Bachelard, filósofo de la ima-

De esta manera: nubes, blanco, vuelo, aire,

ginación de la materia, nos dice respecto de las

mantos y papel parecen compenetrarse de una

formas esbeltas que en el contexto de la icono-

misma dinámica.

grafía universal siempre alcanzan el aire: “La forma esbelta es un impulso formado que se

Los ayudantes de Tláloc

despliega en el aire puro, en el aire luminoso.

En el Monumento 1, conocido como El Rey, en

No se concibe lo que sería una forma esbelta

Chalcatzingo, Morelos, perteneciente al Preclá-

que tendiese hacia abajo, que sugiriera una

sico Medio (700-500 a.C.), y labrado en la peña

caída” (Bachelard, 1986 [1943]:100).

(Fig. 5), vemos al Señor, Dueño o Corazón de

El papel como superficie delgada pero extensa,

la Montaña identificado por Jorge Angulo

sería como el del manto que cubre las cruces.

(Angulo en López Austin y López Luján,

De hecho, el razonamiento al que llega Bache-

2009:67), y de acuerdo con el análisis de López

lard en torno de las capas y mantos sobre los

Austin y López Luján: «El personaje descansa

que se desplazan los dioses, o en los que se

en majestad sobre un sitial (…) formado por

envuelven, en la simbología universal no es

una banda cuyos extremos rematan en dos es-

gratuito:

pirales de giro opuesto» (Ibíd.:67-72). Esta mis-

…la imaginación dinámica de la nube antó-

ma forma es muy semejante a las nubes del

jasenos el único medio de procurar una ex-

entorno, además de que sostiene un símbolo

plicación psicológica de los mitos poéticos

idéntico entre los brazos. Por otra parte, con

que utilizan la alfombra mágica, el manto

respecto a las formas que emergen de la entra-

mágico (…) la nube es un medio de trans-

da de la cueva representada, los investigadores

porte (…) continuidad del vuelo onírico, del

nos dicen que: «Por la boca de la cueva salen

viaje en la nube y del manto mágico (…) el

bandas rematadas por roleos que pueden ser

soñador va en la nube; y es a ésta a la que

interpretados como corrientes de viento y fuera

pide un impulso, es la nube la que le condu-

de la cueva, en la parte superior, hay figuras de

ce como un manto anudado a la cintura, co-

nubes que derraman agua» (Ibíd.:67). 12


Fig. 5. Monumento 1, El Rey, Chalcatzingo, Morelos. Preclásico Medio (700-500 a.C). El Señor o Dueño o Corazón de la Montaña según López Austin y López Luján, 2009∶67∶72. Takuhon realizado por Chappie Angulo, 1972.

Del periodo Clásico, mostramos tres vasijas-

bién, con las montañas sagradas. No obstante,

efigie de Cocijo, dios zapoteco de la lluvia. Una

la ambigüedad o simultaneidad semiótica per-

del American Museum of Natural History de

manece, ya que dichas laminillas, colocadas en

Nueva York, otra del Baltimore Museum of Art,

las sienes de Cocijo, en donde, generalmente,

y otra de la tumba 104 de Monte Albán. En es-

en los códices y en las esculturas del Altiplano

tos tres ejemplos, el dios porta a los lados de

central, Tláloc porta sus abanicos plegados de

su tocado, o de la mantilla que cuelga de aquél,

papel, pueden ser también adornos de papel.

algunas láminas o pastillas que tienen una for-

Laminillas y abanicos de papel vinculados con

ma muy semejante a las nubes que vimos en el

el dios Tláloc, nos hacen pensar en nubes lige-

Monumento de El Rey en Chalcatzingo, sólo

ras como el papel, colocadas en las cimas de

que aquí en las laminillas de Cocijo, la cresta

las montañas, o a los lados. Así podemos con-

de en medio es más alta que las de los lados,

siderar que dichas laminillas representarían nu-

por lo que el conjunto podría asociarse, tam-

bes y/o siluetas de montañas, simultáneamente 13


(Figs. 6, 7 y 8), como lo permite la lectura picto-

mento de muerte, produce la vida para im-

gráfica o semiótica, a varios niveles.

pulsar una y otra vez el ciclo. Dicho vínculo

Con respecto a Tláloc mismo, López Austin y

explica que tanto los dioses de la muerte

López Luján nos dicen cómo el dios puede resi-

como los de la lluvia tengan atributos com-

dir en los montes que dispensan la riqueza sub-

partidos, entre ellos sus atavíos de papel

terránea, lo que entonces asimilaría al dios con

(Ídem.).

el Señor, Dueño o Corazón de la Montaña, pues Tláloc mismo, es el dispensador de la ri-

Tlaloques y niños

queza subterránea:

Respecto de los seres infantiles que habitaban

Tláloc, al estar dentro del Monte Sagrado,

en los montes y que eran ayudantes de Tláloc,

se proyecta anecuménicamente [sin bus-

López Austin y López Luján hacen referencia a

car la unidad, aclaración nuestra] en los

Sahagún, cuando describe el rito que convertía

cuatro montes de los extremos del mundo

a los niños que iban a ser sacrificados al dios,

que funcionan como sostenes del cielo, y

en la imagen de éste, durante las peticiones del

ecuménicamente [buscando la unidad,

mes llamado atl cahualo o cuáhuitl ehua.

aclaración nuestra] en los montes específi-

Estos tristes niños, antes que los llevasen a

cos que contienen las aguas de cada pue-

matar, aderezábanlos con piedras precio-

blo. Por lo tanto, se erige como el dispen-

sas, con plumas ricas y con mantas y

sador de la riqueza subterránea (Ibid.:82).

maxtles muy curiosas y labradas, y gotaras

Por otra parte, el pertenecer al mundo de lo

(cotaras, sandalias) muy labradas y curio-

subterráneo, vincula a Tláloc con el inframundo

sas, y poníanlos unas alas de papel

y con el dios de la Muerte, Mictlantecuhtli,

[subrayado nuestro] como ángeles, teñían-

quien, porta también, atavíos de papel, que in-

los las caras con aceite de ulli, y en medio

cluyen abanicos plegados de papel en forma de

de las mexillas los ponían una rodaxita de

rosetones (Fig. 9):

blanco [subrayado nuestro] (Sahagún en

Otra de las características que puede sor-

López Austin y López Luján, 2009:83-84).

prender a quien se inicia en el estudio de

Los investigadores muestran además, como

la cosmovisión mesoamericana es la perte-

esa manera de ataviar y maquillar a los niños-

nencia de las aguas, de lo húmedo, y lo

ayudantes de Tláloc, hacía que los conquista-

femenino, al sector no sólo subterráneo,

dores los concibieran como a seres capaces de

sino de la muerte. El agua, en tanto ele-

volar, con alas, como ángeles, pero a diferencia 14


Fig.6. Cocijo, dios zapoteca de la lluvia, Mesoamerican collection of the American Museum of Natural History, Manhattan. Fotografía permitida en el museo sin restricción.

Fig.7. El dios de la lluvia zapoteca, Cocijo. Baltimore Museum of Art. Fotografía permitida en el museo sin restricción.

Fig. 8. Vaso-efigie de la tumba 104 de Monte Albán. Adornos laterales comparados con las nubes y con los roleos de humedad del Monumento 1 de Chalcatzingo, Morelos. 15


Fig. 9. Tláloc, detalle de la lámina 7 del Códice Borbónico, 1991.

de éstos, con la capacidad de hacer llover. Es-

afirmación de que los seres del agua, dueños

to, haciendo referencia al relato de Muñoz Ca-

del agua, se asimilaron durante la colonia a la

margo del siglo XVI:

idea de los ángeles, es la de la recopilación de

Ansí mismo, alcançaron confusamente

Hernando Ruíz de Alarcón, como refieren Ló-

que había ángeles que habitaban en los

pez Austin y López Luján:

cielos, y les atribuían ser dioses de los ai-

La atribución de la naturaleza angélica lle-

res, y por tales los adoraban, y que a ellos

ga incluso a nahuatizar el nombre español

se atribuían los rayos, relámpagos y true-

de “ángel”. En los textos recogidos por

nos, y que, cuando se enojaban con los

Ruíz de Alarcón en el siglo XVII, se habla

hombres, les enviaban grandes terremo-

de estos pequeños seres como los ahua-

tos de pluvias y granizos, y otras tempes-

que, Dios iangelotzitzihuan («los dueños

tades que en la tierra causaban por peca-

del agua, los angelitos de Dios») (Ruíz de

dos los hombres. (Muñoz Camargo en Ló-

Alarcón, 1953:125). El bachiller afirma la

pez Austin, y López Luján, Ibíd.: 84).

identificación al interpretar los mismos tex-

Otra fuente histórica que da fundamento a la

tos con respecto a las acciones rituales de 16


entonces:

las nubes.

…son las mesmas que acostumbraban

Entre los ritos y fiestas de los antiguos mexica-

sus antepasados, tienen su raíz y funda-

nos que narra fray Diego Durán, nos dice que,

mento formal en tener ellos fe que las nu-

durante la fiesta de Tláloc, celebrada el veinti-

bes son ángeles y dioses, capaces de

nueve de abril, se mataba a un niño de entre

adoración, y lo mesmo juzgan de los vien-

seis y siete años de edad, como lo muestra el

tos, por lo cual creen que en todas partes

folio 10 de los Primeros Memoriales de Saha-

habitan como en las lomas, montes, valles

gún (Fig. 10), se le degollaba y se bebía su

y quebradas… (Ruíz de Alarcón en López

sangre:

Austin, y López Luján, 2009:84).

…tomaban un niño de entre seis y siete

En la Historia de los mexicanos por sus pintu-

años y metianlo en vna litera por todas

ras, se les llama a los tlaloques o ayudantes de

partes cubierto que nadie no le biese y po-

Tláloc: “sus ministros”, y se especifica que son

nianlo en los honbros de los principales y

muy pequeños:

puestos todos en ordenanza yban como en

Y este dios del agua para llover creó mu-

procesión asta el lugar del patio al qual lla-

chos ministros de cuerpo, los cuales están

mauan tetzacualco y llegados allí delante

en los cuartos de la dicha casa y tienen sus

la imagen del ydolo tlaloc, matauan aquel

alcancías en que toman el agua de aque-

niño dentro de la litera que nadie no lo bia

llos barreñones y unos palos en la otra

al son de muchas boçinas y caracoles y

mano; y cuando el dios del agua les man-

flautillas… (Durán, 1980:137).

dan que vayan a regar algunos términos

El recinto en el que se llevaba a cabo el sacrifi-

toman sus alcancías y palos que riegan del

cio del niño a Tláloc, el Tetzacualco, es el lugar

agua que se les manda, y cuando atruena

cerrado de piedra. Cabe mencionar que ade-

es cuando quiebran las alcancías con los

más de señalar este hecho, la narración de Du-

palos, y cuando viene el rayo es de lo que

rán indica que el niño iba cubierto dentro de

tenía dentro o parte de la alcancía (Tena,

una litera, y que su sacrificio se hacía sin que

2002:29).

debiera ser visto. Esto nos hace entender que

Esta cita pone de relieve además, de especifi-

el sujeto encubierto, se encuentra de manera

car la manera de actuar de los ayudantes de

semejante, como dentro de los contenedores

Tláloc, que el Rayo es lo que está dentro de las

de agua, de las nubes o de los jarros o alcan-

“alcancías” de los tlaloques, es decir, dentro de

cías que portaban los ayudantes de Tláloc, de 17


Figura 10. Detalle del folio 1, Primeros Memoriales. Sacrificio de niños a Tláloc, en Cuahuitleua, primer mes del año. Sahagún, 1993.

18


manera tal, todo nos lleva a pensar que éstos

desplazan por el aire, como los pájaros, seres

niños eran la esencia misma de las nubes, en-

pequeños, como los niños ligeros y que viven

cerrados dentro de ellas.

en constante crecimiento, en constante trans-

El hecho de que hayan sido niños, los seres

formación. Haciendo alusión al trabajo de Paul

identificados y sacrificados como tlaloques,

Éluard, Bachelard nos dice:

siempre causa estupor e intriga. No obstante,

Este poder formal de lo amorfo que se

existen elementos que el análisis de la asocia-

siente actuar en el “ensueño de las nubes”,

ción semiótica, de la imaginación simbólica y de

esta total continuidad de la deformación

la filosofía de la materia en torno al análisis de

deben ser comprendidas como una verda-

la poesía, nos pueden ofrecer evidencias que

dera participación dinámica: “No hay mu-

responden a aquéllas interrogantes.

cha distancia, por el pájaro, de la nube al

Para Gastón Bachelard, una constante de la

hombre”. Dice Paul Éluard en Donner à

asociación simbólica con las nubes, es que:

voir. Pero esto sucede a condición de aña-

“Las nubes cuentan entre los ‘objetos poéticos’

dir, al vuelo lineal del pájaro, el vuelo que

más oníricos. Son los objetos de un onirismo en

rueda, el vuelo del globo, la ronda de las

pleno día. Determinan ensueños fáciles y efí-

burbujas ligeras (Ibíd.:236).

meros.

(…)

ensueño

sin

responsabili-

En la misma poesía de Éluard, los seres, de

dad” (Bachelard, op.cit.:231). Esto nos lleva a

muy lento desplazamiento, como las nubes, se

pesar que se trata de ensueños del día, de la

asocian sin embargo, a lo seres más dinámi-

luz, y por tanto de lo que brilla, de la alegría, de

cos, como los peces y los pájaros, seres tam-

la irresponsabilidad, y por ende, de la juventud,

bién de muy pequeñas dimensiones, de formas

más aún, de lo que menos pesa, de la niñez:

primarias, de extremidades muy cortas, como

“…la nube atrae todos los copos livianos, todos

los niños:

los plumones blancos, todas las alas cándidas”

Éluard (…) enmarca en su inspiración oní-

Ibíd.:234). A esa idea de candidez, habría que

rica, los objetos inmóviles con los seres de

añadir la idea de la inocencia, que nos remite

la movilidad. Al principio del sueño, las nu-

nuevamente al niño.

bes; al final, los peces y los pájaros son in-

El vuelo de la nube, el desplazarse ésta con

ductores del movimiento. Las nubes sobre

total ligereza por el cielo, lleva implícita la idea

la mesa acabarán volando y nadando, con

de lo dinámico, de lo amorfo, de lo inacabado, y

los pájaros y los peces, después de haber

con ello de los seres ligeros que también se

puesto suavemente en movimiento, los ob19


jetos inertes (Ídem.).

función del peso de los cuerpos, cuerpos más

Por otra parte, pienso que el papel blanco, se-

grandes tendrán más dificultad para ascender,

mejante a las nubes, es ligero y volátil, para la

cuerpos más pequeños, como los de los niños,

imaginación simbólica, y es también, como las

ascenderán más fácilmente.

nubes, a veces, semitransparente y un poco

La pequeña nube, la nube ligera constituye

opaco, como el vapor.

el tema de ascensión más regular y más

También pienso que la forma más común de

segura. (…) El alma que sueña ante la nu-

las nubes es la esfera. La esfera misma tiene

be ligera recibe a la vez la imagen material

por su forma, más contacto con el aire. Con la

de una efusión y la imagen dinámica de

superficie terrestre, sólo tiene contacto en un

una ascensión. En tal ensueño de la pérdi-

solo punto, lo que concierne a los abanicos de

da de la nube en el cielo azul, el ser soña-

papel de Tláloc, plegados, y por lo tanto, ondu-

dor participa con todo su ser en una subli-

lantes en su perfil, y redondeados en curva al

mación total. Es verdaderamente la ima-

extremo de su superficie.

gen de la sublimación absoluta. Es el viaje

Las nubes muchas veces toman formas redon-

supremo (Ibíd.:239).

deadas, esféricas, para Bachelard: “La nube,

El ser pequeño, que se desplaza fácilmente por

movimiento lento y redondo, movimiento blan-

el aire, es el pájaro: “… vivo, gracioso, ligero,

co, movimiento que se derrumba sin ruido, con-

refleja de preferencia imágenes adoradas, jóve-

mueve en nosotros una vida de imaginación

nes, suaves y puras” (Platón en Bachelard,

blanda, redonda, pálida, silenciosa, en co-

Ibíd.:89). El ave se asocia intrínsecamente con

pos…” (Ibíd.:237). A esto debemos de añadir

el aire que lo rodea en la obra de Toussenel:

que los seres a quienes se asociarán las for-

Puede decirse que, en el reino de una ima-

mas de las nubes, serán también, seres inmen-

ginación creadora aérea, el cuerpo del pája-

sos, pero ligeros, de formas simples, como los

ro está hecho del aire que lo rodea, su vida

habitantesdel mar: “…un elefante escalará la

del movimiento que lo arrastra. La imagina-

cima nevada del aire; en el agua celeste reluci-

ción, siendo materialista y dinámica a un

rán los marsuinos y las sardinas, y unas barcas

tiempo, no es nada seleccionadora. No di-

ascendiendo hasta la sonrisa de los ánge-

buja; vive valores abstractos. La imagina-

les...” (Supervielle en Bachelard, Ibíd.:238).

ción de Toussenel une directamente la pu-

En el ámbito de la imaginación y de la asocia-

reza del aire con el movimiento alado: ‘El

ción simbólica, la ascensión al cielo se da en

pájaro, creado para vivir en el elemento 20


más sutil y más puro, que es necesaria-

las aguas se eleva una niebla y se des-

mente, entre todos los modelos de la crea-

pliega en un lamento continuo. (…) Des-

ción última, el más independiente y el más

pués, se eleva contra la montaña, reunien-

glorioso (Toussenel en Bachelard, Ibíd.:

do capa sobre capa, se ensombrece a lo

90).

lejos de la región intermedia, dispuesto a

De todo esto podemos concluir que los abani-

caer en lluvia o a subir en vapor.

cos de papel representan las nubes que rozan

Cúmulo. Y si la imponente masa es llama-

el suelo, y los niños que eran sacrificados a

da a las alturas de la atmósfera, la nube

Tláloc eran como las nubes, nubes que se pue-

se detiene en magnífica esfera.

den alcanzar y asir, además de que se pueden

Cirro. (…) Un montón de nubes se disper-

quebrar, como jarros, a fin de obtener lluvia.

san en copos, semejantes a ovejas saltarinas, multitud levemente peinada.

Nubes negras, pesadas, grandes, plegadas,

Nimbo. Y lo que se ha amontonado allá

muerte

arriba, atraído por la fuerza de la tierra, se

No obstante, el carácter infantil de las nubes

precipita también con furor en tormentas,

que hemos precisado con anterioridad, debe-

se despliega y se dispersa… (Howard en

mos añadir que los tlaloques no son del todo

Bachelard, Ibíd.:240-241).

inocentes. Acarrean, dependiendo del barreñon

La lluvia, cuando es amenazante, debe de ser

o vasija de donde toman el agua para hacer llo-

conjurada por los graniceros o, quicaztles en la

ver, que ésta sea buena o sea mala. Los abani-

actualidad, como lo refiere Albores:

cos-rosetones de Tláloc, son asimismo adornos

«Como parte del temporal “en junio o des-

del dios de la Muerte, Mictlantecuhtli.

de mayo -[al comienzo de…] las aguas-

Las nubes, esos abanicos plegados o en rose-

se forman la colas de agua. Son nubes

tones de los adornos de Tláloc y de Mictlante-

alargadas y enroscadas al final; traen gra-

cuhtli, pueden ser oscuros, asociados con las

nizo o mucha lluvia y hacen muchos des-

desgracias, de manera tal, que las nubes pue-

trozos”. Las colas de agua o nubes con

den tener diferentes características.

vientos huracanados deben de “levantar-

Los diferentes tipos de concentraciones de nu-

se” y “deshacerse”. Así los graniceros se

bes, son descritos por Howard en la obra de

abocan a atajar o detener el mal temporal.

Bachelard:

(…) Cuando la nube ‘está muy fuerte’ se

Estrato. Cuando, del tranquilo espejo de

‘quema en el somerio’ con ‘brasa de leña 21


del clecuil’, una mezcla de copal de ‘lonja’

con

los

ritos

para

manejar

granizo

y

–’que dan allá’ en el santuario del Olote-

‘desbaratar’ las nubes perjudiciales para los

pec, y es el que, después de su bendición

sembradíos- y alcohol alcanforado» (Ibíd.:392).

el 2 de febrero, se sube en cada ascenso-,

Como el papel, la nube puede quemarse, des-

laurel, palma y cera bendita. “De esta

hacerse con fuego, se puede comprimir al mas-

mezcla también se mastica”. “Al salir el

ticarse, y con el sombrero, a manera de abani-

humo, se le sopla para que se queme toda

co, o soplando, se le desplaza:

la revoltura […] Tiene que salir mucho hu-

Cuando la nube “está muy fuerte” se

mo […] Con el sombrero se avienta el hu-

“quema en el somerio”, con “brasa de leña

mo fuerte a la nube.se le sopla…tiene uno

de clecuil”, una mezcla de copal de “lonja”

que deshacerla por medio de un soplido y

–”que dan allá” en el santuario de Olote-

por medo de la mirada […] y entonces la

pec, y es el que, después de su bendición

nube tiene que acceder…en uno, en dos o

el 2 de febrero, se sube en cada ascenso-

tres soplidos que hace uno, la nube em-

laurel, palma y cera bendita. “De esta

pieza a deslizarse y se empieza a desmo-

mezcla también se mastica”. “Al salir el

ronar y cae una lluvia pero normal, ya no

humo, se le sopla para que se queme to-

perjudica[…] la mezcla de todos los com-

da la revoltura […] Tiene que salir mucho

ponentes se usa cuando está muy negra

humo” para, en primer término, hacer la

la nube…”» (Albores, op.cit.:419-420).

oración. Luego, con el Cristo –que fue en-

En el trabajo de Albores, las nubes se soplan,

tregado al quicazcle durante su recibi-

se deshacen con “nubes” calientes, producto de

miento- o sólo con la mano “hago el signo

la quema de copal, el acto de soplar nos remite,

de la cruz” para bendecir a la nube. “Con

al actuar del abanico, al actuar y al desplazarse

el sombrero se avienta [el humo] fuerte a

las nubes. Los materiales para desbaratar a las

la nube […] Se le sopla […] tiene uno que

nubes perjudiciales están hechos a base de

deshacerla por medio de un soplido y por

materiales vaporosos como el alcohol, hojas

medio de la mirada […] y entonces la nu-

aromáticas como el laurel, o materiales blancos

be tiene que acceder […En] uno, en dos o

como el copal, o como las velas que producen

tres soplidos que hace uno, la nube em-

fuego. Estos mismos materiales se emplearán

pieza a deslizarse y se empieza a desmo-

en limpias y curaciones en Olotepec: «…laurel,

ronar y ya cae una lluvia pero normal, ya

copal blanco, cirio pascual –que tienen que ver

no perjudica a ninguna planta de algún 22


campo”. La mezcla de todos los compo-

con el “demonio” de las nubes, sólo hay un pa-

nentes se usa cuando está muy negra la

so. Esto lo vemos reflejado en los conjuros de

nube; si la nube no está muy negra, “sólo

Hernando Ruíz de Alarcón. El conjuro, encanto

copal y laurel” (Ibíd.:420).

o invocación para cortar madera, que empieza

Agua y fuego, Tláloc de lluvia de agua y fuego,

con la quema de tabaco o piciete al que invita a

rayo, son complementarios. Para alejar las nu-

salir y le llama:

bes malignas, que aportan la lluvia negativa y el

…el nueve veces (sic) golpeado, hijo de la

granizo, se hace indispensable el uso del fue-

saya estrellada, y engendrado della, que

go, fuego que alcanza a las nubes, como es el

sabes al infierno y al cielo, el sacerdote se

caso de los cuetes: «Para ahuyentar las nubes

llama el príncipe de los hechiceros, el dios

que trae granizo o las colas de agua, en la pa-

Quetzalcóatl, culebra con penacho o cresta,

rroquia y en todas las iglesias se repican las

y al hacha de cobre la llama el chichimeco

campanas y los mayordomos o encargados

bermejo con el que va a herir al árbol al que

echan cohetones para deshacerlas; ‘la nube se

llama «…demonio cuya suerte son unas

va haciendo chiquita y se levanta’» (Ídem.). En

aguas (su tonal es de agua).» «…ma tinech

los hogares se hace uso del fuego por medio

-elehuiliz, tlamacazqui céatl ytonal» (Ruiz

de veladoras, cuyo humo aleja también a las

de Alarcón, 1988 [1629]:86).

nubes:

En el conjuro con leña, producto del árbol, a su

A nivel doméstico se hacen ‘rogaciones’,

vez producto de la montaña y del quehacer de

se encienden las velas y veladoras el 2 de

Tláloc, conjuro para producir cal, se dice: «Ven

febrero y de Semana Santa. En Texcalya-

aquí genio, cuya dicha consiste en las aguas,

cac, en el sahumerio se prende lumbre con

tiéndete en mi encantado horno de cal, allí te

los cerillos y el carbón benditos el 2 de fe-

has de convertir en humo y niebla; con esto se

brero para quemar palma y laurel el Do-

engendrará y nacerá mi hermana la mujer blan-

mingo de Ramos. Con el humo se pide que

ca (la cal)» (Ibíd.:91).

se aleje la nube mala. Con este propósito,

Buscando al dios causante de alguna enferme-

en el barrio de Temoaya de San Pedro

dad, los conjuros refieren entre otros, a las nu-

Arriba, se echa agua del Sábado de Gloria

bes de la siguiente manera: «Quien es el enoja-

hacia las nubes para alejar a la lluvia dañi-

do si son los dueños de la tierra, los ángeles de

na (Ibíd.:420-421).

Dios (que así se llaman las nubes)» (Ibíd.:162).

De ahí a que las nubes perjudiciales se asocien

Aunque en el texto original aparezca la frase: 23


“que así llaman las nubes” entre paréntesis, el

tación inequívoca de nubes, muy semejantes a

hecho mismo de que aparezca esta frase, nos

los adornos de Cocijo, lo que refuerza nuestra

hace considerar a las nubes mismas, como a

propuesta.

seres,

los

2. La forma misma de los abanicos de papel,

“ángeles de Dios”, pueden ser muy bien los tla-

extensa pero plegada, nos hace asociar aire,

loques, estos seres pequeños, ayudantes de

nube, blanco, ligereza y movimiento.

Tláloc, como niños con poder.

3. La forma de “vestir” a las cruces que se colo-

divinidades

con

volición,

son

can en la cima de las montañas, con sábanas, Conclusiones

nos hace pesar que dicha sábanas tienen el

1. Las interrogantes que nos causan los abani-

papel de nubes que cubren las montañas. Nu-

cos de papel plegado a los lados del rostro de

bes, blanco, vuelo, aire, mantos y papel pare-

Tláloc que lo adornan, así como los rosetones

cen compenetrarse de una misma dinámica,

que también porta, pueden tener su anteceden-

por lo que los abanicos de papel pueden asimi-

te en el Preclásico, en el contexto de los drago-

larse a la idea de nubes que surgen, cubren,

nes ofidianos-jaguar olmecas, fusión de los

tocan la montaña en donde el Señor que hace

conceptos de tierra y de serpiente como sinóni-

brotar, Tláloc, las genera.

mo del agua, esto por las cejas y crestas pla-

4. Los ayudantes de Tláloc, los tlaloques eran

nas, anchas, flamígeras, vinculadas con el fue-

identificados con los niños que se sacrificaban

go y con la volatilidad de las nubes. No obstan-

al dios. Muñoz Camargo refiere que se les ves-

te, la transformación del dragón-ofidiano jaguar

tía y consideraba como ángeles capaces de vo-

en un ser celeste, vinculado con Venus y con la

lar. El ensueño y la asociación de la nube con

lluvia, parece ratificar nuestra propuesta, así

lo joven y ligero, así como las fuentes mismas,

como el empleo de formas muy similares a és-

identifican a los niños con las nubes.

tas en los adornos que porta Cocijo el dios de

5. La forma en que eran sacrificados los infan-

la lluvia zapoteco, pero en el mismo lugar que

tes, fuera de la vista de todos, dentro de una

porta Tláloc sus abanicos laterales de papel, en

litera colocada a su vez, dentro de un lugar ce-

códices, esculturas, y cerámica del Altiplano

rrado, permite pensar que el niño podría repre-

mexicano. En el Monumento 1, conocido como

sentar la esencia de la nube.

El Rey, en Chalcatzingo, Morelos, del Preclási-

6. Las nubes oscuras, peligrosas, que pueden

co Medio, vemos, al Señor, Dueño o Corazón

acarrear destrozos o granizadas, pueden conju-

de la Montaña, junto con la representación

rarse con fuego, como refiere el trabajo de Bea24


triz Albores (2003) respecto de los quicaztles

co, Viena.

en Olotepec, en donde se les considera también, causantes de enfermedades. En los con-

Durán, fray Diego

juros recopilados por Ruíz de Alarcón (1988

1980 Ritos y fiestas de los antiguos mexicanos.

[1629]), podemos ver como los ángeles de

Editorial Cosmos. México.

Dios, que como vimos, corresponden a los niños sacrificados y que son las nubes, pueden

Gendrop, Paul

ser como demonios causantes de muchos des-

1977

trozos.

El México Antiguo, Editorial Trillas. México.

López Austin, Alfredo y Leonardo López Luján 2009 Monte Sagrado, Templo Mayor, México,

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García. Fondo de Cultura Económica,

1988 [1629] Tratado de las superticiones y

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26


ESTUDIO DIALÉCTICO SOBRE EL CONCEPTO ABSTRACTO DE TLALOC Jorge Angulo Villaseñor1 Método de análisis dialéctico aplicado en la Antropología Integral

N

o será necesario evaluar las diferentes modalidades cronológicas por las que ha pasa-

do el interés por descifrar los “secretos del pasado” concretado en el estudio de la arqueología, puesto que cada una de esas modalidades ha proporcionado una pequeña

pieza del rompecabezas con la que, considerando los aspectos positivos y negativos de su incursión, han contribuido a la ampliación de este conocimiento. Evitando repetir las tantas veces publicadas reseñas históricas sobre el desarrollo de la investiga-

ción de la Arqueología, solo se menciona que desde el metódico diletante y el conservador de reliquias, seguido por el intrigado explorador, que ha tratado de descifrar los diferentes aspectos de una cultura plasmados en estructuras, enseres y objetos habituales y suntuosos; así como el escrupuloso excavador que, apoyado en otras disciplinas complementarias, registra los restos animales, vegetales y hasta las huellas fantasma dejadas por los grupos humanos en los suelos en su exploración, son analizados macro y microscópicamente para reconstruir los ámbitos ecológicos e históricos en los que vivieron las culturas extintas que se estudian. Por supuesto que la reconstrucción virtual del ámbito natural o manufacturado por la actividad humana, basado en el resultado de los análisis de suelos, semillas y polen así como otros datos biométricos y ecológicos proporcionados por las ciencias duras o exactas, son la base para efectuar el rastreo de los recursos naturales y de otros elementos materiales que contribuyeron al desarrollo dejado en forma tangible por las culturas del pasado. Sin embargo, la comprensión de los aspectos no materiales que forman y propician el florecimiento de las culturas, a partir del Clásico mesoamericano, carece aún de un método más objetivo y congruente con el que aplica la Antropología Integral, cuya investigación se interesa en la comprensión de las posibles formas y conceptos que motivaron la formación de un cuerpo administrativo que controlara los medios de producción y distribución económica, seguramente regido por las creencias que cada tipo de organiza1. Profesor emérito de la Dirección de Estudios Arqueológicos (DEA)-INAH, México. 27


ción político-religiosa había establecido como

festaciones artísticas que todos los pueblos

dogma.

tienen y han tenido en el Planeta, en los estu-

Un acertado método para visualizar estos as-

dios que efectúa la Antropología Integral, se

pectos, que en forma consciente o inconscien-

considera que la expresión de cada una de las

te toda cultura pasada y presente ha dejado

artes es una forma más de los sistemas de

plasmados en las diversas formas de su lla-

comunicación en los que se expresan, por di-

mada expresión artística, son considerados

ferentes medios, los diversos aspectos que se

aquí como medios de comunicación gráfica,

elaboran en una cultura. Se enfatiza que en la

incluyendo el análisis iconográfico con el que

mayoría de formas de expresión producida

cada grupo contaba y expresaba la temática

por los diferentes medios artísticos de comuni-

de convencimiento ideológico que privaba du-

cación, hay un mensaje dirigido y captado por

rante la época en la que cada régimen gober-

cada uno o por la combinación de dos o más

naba.

de los sentidos de los que está dotado el ser

Aspectos conceptuales de ideas y creencias

humano quien, en forma consciente o incons-

básicas o nucleares que se conservan aún

ciente, los recibe, procesa y absorbe o recha-

remanentes entre los grupos que por siglos

za, emotiva o intelectualmente.

han estado marginados y obligados a la ab-

Desde luego que cada mensaje que se emite

sorción de doctrinas ajenas, con las que han

está imbuido de alguna de las formas de la

formado una simbiosis de credos religiosos,

expresión artística que, valiéndose de los ins-

de gran plenitud de imágenes y conceptos hí-

trumentos apropiados, ha logrado transmitir

bridos, cuyas procedencias hoy resultan difíci-

un estímulo o exaltación emotiva, el análisis

les de identificar. Razón por la que en este

intelectual o el perceptivo que, inserto en el

ensayo se exploran algunas ideas o concep-

mensaje, es captado sensorialmente, al ser

tos que parecen haber quedado plasmados en

enviado o transmitido de manera aromática,

la iconografía de la cultura teotihuacana y su

gustativa, táctil, auditiva o visual.

proyección o herencia trasmitida a culturas

A través de la historia se ha visto que los

posteriores.

mensajes que se repiten con insistencia, cual-

quiera que sea el medio de comunicación, pePresencia de la investigación dialéctica,

netran en la memoria y pasan a formar parte

aplicada a la expresión artística

del individuo que, dependiendo de su trayec-

Apreciando las diversas formas en las mani-

toria educativa, el grado de sensibilidad, inte28


gración y comprensión que tenga de los muy

pueblo y cultura pasada, está restringida por

diversos aspectos que constituyen la cultura

opiniones basadas en la descripción de las

que produce el mensaje, sea comprendido o

imágenes principales constituidas por los úni-

no, es absorbido y aceptado cuando el grueso

cos elementos reconocibles pictográficamente.

de la comunidad es mayoritaria.

Como es de esperarse, la interpretación de las

Entre las cada vez más numerosas formas de

figuras antropomorfas, zoomorfas y demás ele-

comunicación visual bidimensional, tridimensio-

mentos figurativos que componen los conjun-

nal y hasta las modernas formas de movimiento

tos iconográficos son aceptados habitualmente

complementadas por emisiones auditivas que

por la semejanza de rasgos fisiológicos que

añaden otra dimensión o aspectos al mensaje

presenta la imagen con figuras reales o con

gráfico, se ha convertido en algo tan inconmen-

imágenes documentadas en los registros histó-

surable que requieren de un estudio más exten-

ricos ya descifrados. Sin embargo, hay otros

so, que sobrepasa el potencial de este ensayo;

elementos gráficos2 que se han quedado sin

en el que sólo nos concierne establecer una

analizar, a pesar de los valiosos datos informa-

proposición metodológica con la que se desci-

tivos que siguen en la penumbra, por haberlos

fren los mensajes contenidos en la expresión

considerado como elementos aislados o deco-

iconográfica que trasmitían las culturas prehis-

rativos que sólo fueron situados en planos de

pánicas.

menor importancia.

La creciente racha de análisis iconográficos

Se debe admitir, sin embargo, que para una

efectuados en las culturas mesoamericanas,

mentalidad lineal como la que priva en los regí-

surgido en las últimas décadas del siglo XX, ha

menes académicos de fines del segundo mile-

proporcionado innumerables teorías y diversas

nio y principios del tercero, que ha habido in-

propuestas interpretativas basadas en el análi-

tentos para reconstruir los sistemas de la pro-

sis visual que cada individuo hace e interpreta

ducción socio-económica y hasta de algunos

de acuerdo a su posición social o a su forma-

aspectos de la organización político-religiosa,

ción académica. Razón por la que resulta ne-

en los que se han presentado muchas y muy

cesario abundar en la metodología que aquí se

diversas hipótesis basadas en datos compara-

propone para analizar el contenido de los men-

tivos con datos históricos y visiones contempo-

sajes icnográficos, ya que hay muchos trabajos que se publican aseverando que la expresión 2 Glifos, signos, símbolos, emblemas, topónimos, etc.

artística, que se dice característica de cada 29


poráneas de los sistemas por los que las cultu-

desarrollaron las culturas del pasado, pero no

ras occidentales han tenido a lo largo de los

hay datos suficientes para comprender los fac-

siglos, para aplicarlos como “modelos” proposi-

tores culturales que motivaron la creación de

tivos para entender las estancias culturales por

cada sistema de administración socio-econó-

las que pasaron los grupos prehispánicos du-

mica ni las formas de organización político-

rante las distintas etapas de su desarrollo.

religiosa que impulsaran las ideas y conceptos

Como se ha dicho en párrafos anteriores, en el

filosóficos que se materializaron en obras ar-

estudio integral de la Antropología aplicada a

quitectónicas y en estructuras urbanas o en

las culturas arqueológicas, se considera que

los enseres plagados de escenas, cuyos men-

todo material obtenido y analizado por los mé-

sajes pictográficos, escritos en signos y dise-

todos y técnicas de esta disciplina y sus afilia-

ños simbólicos con significados metafóricos

das, está correlacionado por el desarrollo tec-

aún por decodificar, reflejan la base del pensa-

nológico que manejaban en la producción y

miento y conceptos cosmológicos que prevale-

distribución de sus bienes materiales, manifies-

cían durante el periodo cultural en el que fue-

tos en obras monumentales, enseres suntuo-

ron creados.

sos y cotidianos. Mientras que el desarrollo del

Estando conscientes de los procesos de trans-

pensamiento conductivo de las acciones creati-

formación cronológico-culturales y de las

vas y destructivas dentro de su organización

acepciones simbióticas que desvían la com-

social, política y religiosa, quedó reflejado en

prensión de los componentes de la comunica-

las imágenes iconográficas que, en forma par-

ción pictográfica que tratamos de descifrar, me

cial, proporcionan una visión de algunos as-

apego a la metodología propuesta para descu-

pectos del estatus individual que existía en el

brir el papel sintáctico que cada uno de los

entorno socio-económico así como algunas

elementos que integran al conjunto pictográfi-

claves del sistema político-religioso que mane-

co desempeñaba. Pictogramas que pueden

jaban dentro el contexto ambiental y cultural en

ser catalogados de acuerdo a las funciones

el que se desarrollaron.

que cada signo o símbolo tenga respecto a la

En forma concreta se puede decir que al inte-

figura primordial, intentando comprender si su

grar la información proporcionada por el méto-

presencia ocupa una posición determinativa o

do arqueológico y por el de las ciencias afines

calificativa por la cercanía a la figura principal

que lo complementan, se consolida el conoci-

o si, en una forma abstracta o simbólica, re-

miento sobre el contexto material en el que se

dundaba o completaba el mensaje escrito en 30


forma pictográfica.

Este concepto explicativo del origen de la vida

Con este sistema de análisis integral se pue-

y respeto igualitario para mantener el equilibrio

den dilucidar, cuando menos, una mayor parte

entre todos los componentes que ocupan la

de los símbolos y signos relacionados al con-

Tierra, resulta totalmente diferente al que rige

texto cronológico-cultural de los mensajes ins-

entre las religiones monoteístas, cuya deidad,

critos por orden de los diversos dirigentes de

encarnada en forma antropomorfa, representa

una comunidad, en los que se reflejan parte de

a un dios todo poderoso que creó el Universo

las actividades sociales, políticas y religiosas

y en especial el planeta donde vivimos en el

prevalecientes en el momento histórico-cultural

que, ignorando los procesos evolutivos de las

en que fueron plasmadas.

especies, creó una pareja que fungiera como semilla en el desarrollo de la familia humana.

Energías de la naturaleza conceptuadas co-

Una familia que, a consecuencia de su

mo deidades

desobediencia inicial estuvo sujeta a los pre-

En el sistema metodológico de análisis integral

mios o castigos que los actos de cada indivi-

que aquí se aplica a la comprensión de las reli-

duo o del grupo, secta o religión que pregone

giones politeístas, especialmente las prehispá-

ser el “pueblo escogido”, reciba.

nicas, se acepta que todos los componentes

Es curioso que todas las religiones monoteís-

de la naturaleza como la fauna, flora, rocas y

tas compartan la condición de adorar, venerar

minerales, tanto como las energías contenidas

y seguir los mandatos del cuerpo sacerdotal

en todos los fenómenos que se manifiestan en

en turno, para que les ayude a ser “puros”, en-

la misma naturaleza, estaban dotados de un

trar a su Paraíso privado y librarse de los infie-

alma, un corazón y una vida sagrada que de-

les que no acepten convertirse a su Credo.

bía ser respetada. Una idea simple a la que se

En el concepto filosófico inicial del pensamien-

apegaban para mantener el balance de los rit-

to naturalista que priva en las diversas religio-

mos cíclicos que existen en el eterno proceso

nes politeístas y en particular en las pan-

de transformación de todos y cada uno de los

mesoamericanas, todo elemento y energía

componentes que en forma unitaria, integran

que se mueven en el ámbito ecológico, están

las funciones y multifacéticas actividades en

representados en figuras zoomorfas y fitomor-

las que se desarrolla el ser humano, junto con

fas, a veces antropomorfizadas, complementa-

los demás elementos que existen en el Plane-

das por algún elemento abstracto manifiesto

ta.

en un signo, símbolo o emblema que lo asocie 31


o identifique con una determinada energía dei-

desde etapas muy tempranas, por todas las

ficada en la que se concentra ese característi-

deidades mesoamericanas y tal vez panameri-

co poder dual que da la vida o causa la muer-

canas, puesto que en el caso de los dioses del

te, positivo-negativo, según el concepto esta-

agua, existen representaciones masculinas y

blecido por el pensamiento occidental del siglo

femeninas de este primordial elemento de la

XVI. Es decir, una energía que forma parte del

naturaleza, conocidas como Tlaloc y Cha-

eterno proceso de renovación de todo lo que

chiuhitlicue.

existe sobre la piel de la tierra o lo que ahora

La concepción de dualidades deificadas abar-

se clasificaría como la biósfera.

ca a todos los componentes básicos y secundarios constituidos por energías que se mate-

Atributos de dualidad en todas las deida-

rializaban en la tierra, el agua, el fuego, el aire

des o energías de la Naturaleza.

y otros elementos irremediablemente asocia-

En referencia a lo que se sabe de los mexica y

dos a ellas. Sin embargo, cuando se trata de

demás grupos nahuas, se menciona que el

Tlaloc, algunos investigadores han preferido

concepto que se tenía sobre los dioses que

aislar o minimizar la relación que se observa

regían en el Cosmos, en el Inframundo y en el

entre tales elementos y energías asociadas o

plano terrestre, donde se desenvuelve el ser

complementarias, para concentrarse en la

humano; o el arriba, el abajo y la biósfera co-

identificación visual o iconográfica de los ense-

mo actualmente es conceptuada, eran la resi-

res que se dice caracterizan a esta deidad, sin

dencia de todas las energías manifiestas en

preocuparse por definir los atributos y asocia-

deidades duales con funciones polarizadas y

ciones que cada uno de estos componentes

complementarias que, a la vez, se podían divi-

representa respecto a las energías conexas a

dir en otras dualidades para ejercer sus diver-

las múltiples funciones que tiene a su cargo.

sas funciones.

Ha resultado fácil a los investigadores identifi-

En las versiones históricas recopiladas sobre

car la presencia de esta deidad, al encontrar-

los mexica, la deidad dual o inicial, era conoci-

la portadora de enormes anteojeras, una

da con el nombre náhuatl de Ometeotl, dividida

máscara bucal con afilados dientes entre lar-

genéticamente

masculina

gos colmillos, nariz ganchuda o entrelaces

(Ometecuhtli) y la femenina (Omecihuatl) (León

serpentinos formando las facciones de esta

Portilla, 1959).

Parece que ese mismo con-

deidad, multi-representada en las imágenes

cepto de dualidad genética fue compartido,

pictográficas a partir del periodo Clásico. Ra-

en

su

cualidad

32


zón por la que aquí se enfatiza que no todas

en asociación con otras energías que, en ple-

las figuras que llevan anteojeras o máscara bu-

na convivencia, actúan sobre todo ámbito eco-

cal son Tlaloc, ni todos los conceptos que se

lógico (Fig.3 a, b, c).

refieren a Tlaloc, portan los elementos icono-

Entre los múltiples cargos que se le atribuyen

gráficos referidos (Figs.1a, 1b y 2).

a esta deidad se incluyen las facultades de ser

Una de las frases que con mayor frecuencia se

el propiciador y protector de actividades creati-

repite al efectuar los análisis iconográficos,

vas, tanto como destructivas con las que se

asegura que “una imagen equivale a mil pala-

mantienen los ciclos del cambio temporal de

bras”. Sin embargo, cuando se trata de esta

lluvias y sequías que afectan a la dinámica

deidad en la que se compilan una enorme di-

económica y político-religiosa, imbuida en el

versidad de atributos que caracterizan múlti-

sistema de mantenimientos que resulta esen-

ples funciones, se podría decir que mil imáge-

cial en todas las culturas agrícolas.

nes no son suficientes para detectar la extensa

Esa multiplicidad de funciones ha confundido a

variedad de facultades que le permiten ejercer

muchos investigadores que han creído descu-

las múltiples actividades que Tlaloc despliega

brir que los atributos que se dicen caracterizar

Fig. 1. No todas las figuras que llevan anteojeras o máscara bucal son Tlaloc. 33


Fig.2. Danza hindú donde aparece una figura con anteojos, que jamás confundiríamos con Tlaloc. Foto, Jorge Angulo Villaseñor.

a la figura de Tlaloc, lo separan en dos entida-

nadas hasta inicios del siglo XXI. Es decir, que

des diferenciadas por la agrupación de rasgos

se trata de un concepto cosmogónico, que a

iconográficos que determinan las funciones

pesar de haber sufrido los inevitables cambios

esenciales que lo envisten. Sin embargo, análi-

simbióticos, ajustes y adaptaciones impuestas

sis y estudios posteriores niegan la valides de

por la religión que impera en las Américas des-

esta distinción, al encontrar que los mismos

de el siglo XVI, ha logrado mantener el núcleo

rasgos que se aplican al Tlaloc A, se encuen-

básico de su esencia, sin necesidad de recurrir

tran en las representaciones del llamado Tlaloc

a las representaciones icónicas que han carac-

B (Pazstory, 1974 :8-10).

terizado a la deidad de las aguas desde el pe-

Sin incurrir en la crítica de libros y cientos de

riodo Clásico, ya que aún persiste el arraigado

artículos escritos por investigadores de las di-

concepto de que todos los elementos que exis-

versas disciplinas antropológicas y en las refe-

ten en la naturaleza, son energías deificadas.

rencias históricas sobre esta deidad, se asume

Un resumen que es deducido de los reportes

que la esencia mítico-conceptual que se con-

emitidos por diversos etnólogos y etnohistoria-

densa con el nombre de Tlaloc no ha requerido

dores (León-Portilla, op.cit.; Broda; 1982 y

de imágenes representativas para sobrevivir

1995; Aramoni Burguete, 1998; Báez-Jorge,

hasta el siglo XX y en algunas regiones margi-

2000). 34


Fig.3 Diversas representaciones de Tlaloc. a) Vasija teotihuacana, Editorial Raíces; b) Códice Durán; Bracero teotihuacano, Editorial Raíces.

Diversas formas, aspectos y funciones dua-

ecológicos en que se mueven. Un ejemplo de

les en las energías deificadas

estas actividades extremas se presenta en la

Muchos investigadores han seguido elucubran-

falta o el exceso del mismo elemento, agua

do respecto a las funciones que se refieren al

que produce la sequía o genera la inundación.

doble género de las deidades creadoras, basa-

Como referencia al concepto de dualidad in-

dos en el caso del Tlaloc-Chalchiuhtlicue y en

herente en las culturas politeístas, se resume

las del antes referido ”principio dual supre-

que los extremos polarizados de una misma

mo” (León-Portilla, op.cit.:156) Ometeotl, dividi-

energía se manifiestan en forma suave, esta-

do en Ometecuhtli-Omecihuatl, sin observar

ble, activa o creativa en uno de sus extremos,

que cada una de las deidades, no sólo se divi-

o fuerte, violenta y hasta agresiva y destructi-

de en masculino-femenina, sino en otras esen-

va en la punta opuesta, tal como se refieren a

cias unitarias que presentan aspectos o carac-

la “lluvia buena” que da la vida y propicia el

terísticas opuestas en cada una de las termina-

cultivo de la cosecha, mientras que en el otro

les que se contraponen diametralmente a los

extremo de la misma energía deificada se

actos que la energía en su otro extremo ejerce

produce la “lluvia mala” que, acompañada del

simultánea o alternadamente en los ámbitos

granizo, destruye las plantas y ocasiona el 35


hambre y la muerte (Fig.4).

to en la producción de fértiles cosechas que

Un aspecto parecido, aunque con diferentes

nos alimentan o en deslaves e inundaciones

funciones y actividades asociadas a otras

que causan la muerte en todos los elementos

energías en oposición, produce una lucha de

del cem anahuac o del mundo en que vivimos.

fuerzas antagónicas que en su dinámica de

Es claro que esta combinación de energías

interrelación, crea nuevos elementos o ener-

contrarias o polarizadas sean la causa de mu-

gías que por igual afectan positiva o negativa-

chos de los movimientos evolutivos o de

mente al ser humano. Es decir, que los efectos

transformación material, intelectual o abstrac-

de una energía como la del fuego, puede ser

ta que caracterizan al dinámico cambio cons-

anulada por la intervención del agua. En la

tante en el que vivimos o por el que pasamos

misma forma, la estabilidad del agua, al ser

todos los componentes de este planeta. Eso

afectada por el fuego se transforma en una

si nos restringimos a los constituyentes de

nueva energía que surge del interior de la tie-

nuestro sistema solar o que ignoremos a los

rra, en la forma de vapor.

demás sistemas diseminados en las galaxias

Un ejemplo más de los efectos combinados

del Universo.

de elementos como el agua y la tierra, en ac-

La misma polarización dual que se encuentra

ciones positivas y negativas, queda manifies-

en la energía primordial del agua, se presenta

Fig.4. Representación de Tlaloc. Lámina 20 Códice Borgia, 1963. 36


con la misma dinámica de polaridad y antago-

que esta deidad otorga a sus creyentes.

nismo en los todos los elementos que constitu-

Cuando la conjunción de elementos como el

yen la naturaleza. Es en este mismo ámbito

fuego y el agua4 constituyen a la misma ener-

natural en el que se forman una gran variedad

gía en acciones simultáneas en el nivel que

de los fenómenos compuestos de energías

comúnmente llamamos Cielo, se produce un

que actúan de manera independiente o en la

fenómeno en el que la atmósfera, cargada de

asociación de dos o más elementos que, al re-

energía eléctrica, se entrelaza con la hume-

petirse cíclicamente, ocasionan la transforma-

dad contenida en las nubes, la fuerza latente

ción o evolución de todos los componentes

que se acumulaba dentro esas energías pola-

que existen en la naturaleza.

rizadas, se descarga convertida en los rayos

Las observaciones que este ensayo hace so-

y relámpagos que incendian los bosques en

bre los diversos aspectos y funciones atribui-

el elemento tierra (Fig.5).

das al conjunto de energías que se conden-

Por supuesto hay otra serie de manifestacio-

san en Tlaloc, se encuentran asociadas a

nes, tantas veces representadas en las múlti-

otras energías duales de las que solo se in-

ples progenies de esta combinación de deida-

cluyen tres de las primordiales:

des duales, que señalan los ciclos de los cambios climático-ecológicos que ocurren a lo

1. Elemento Fuego

largo de cada año.

Tlaloc es la deidad que al entrelazar sus atri-

La representación iconográfica de este ciclo

butos con los del viejo Dios del Fuego, conjun-

de cambio anual que ocurre en la tierra, fue

ta otro aspecto pan-mesoamericano, cuyas ca-

lograda en un emblema que, aunque sólo se

racterísticas señalan al Dios de la Tormenta y

le haya asociado a la deidad que se estudia

de la Guerra. Imagen que lleva un rayo o re-

en este ensayo, no se ha explicado que la

lámpago en forma de serpiente coralillo en una

combinación del chalchihuitl representando al

mano y un escudo que lo identifica como el

elemento agua, se entrelaza a un simple

dios de los guerreros en la otra. En cambio,

triángulo simbolizando a un rayo solar, como

cuando representa al Dios de la Lluvia y de la

claramente lo ilustra el llamado Calendario

Fertilidad, en una mano lleva una jarra con

Azteca (Fig. 6 a y b).

agua que va a regar como lluvia para fertilizar la tierra, mientras que con la otra, vierte ele-

3. Definidas en párrafos arriba como energías diametralmente contrarias

mentos que complementan los mantenimientos 37


que proporciona bienestar; mientras que el extretremo opuesto del mismo elemento o energía primordial, produce el vendaval y el tornado o viento huracanado que, ya sea solo o en combinación con el elemento agua, desbasta la superficie o la piel de la tierra hasta su médula. 3. Elemento Tierra (Recipiente Madre que alberga a todas las especies) Posiblemente la combinación de tierra y agua sea la que con más frecuencia se haya representado, puesto que en la fusión de estos ele-

Fig.5. Tlaloc como deidad del rayo y el relámpago. Códice Borbónico, Lámina 5., 1991.

mentos abundan los animales anfibios que pueden vivir tanto en la tierra como en el agua, tal como las ranas y otros batracios,

El entrelace de las abstracciones gráficas de

diferentes tipos de saurios, entre los que se

estos elementos contrarios una vez combina-

encuentra el cocodrilo que con frecuencia se

dos, forman el emblema que señala el cambio

le ha deificado en la forma de Itzam nah o de

de temporada de lluvia a mucho sol o sequía

Itzam cab aín, según se trate del agua (nah) o

de la tierra, que constituyen las dos únicas es-

de la tierra (cab aín). La variedad de serpien-

taciones climáticas que ocurren, o cuando me-

tes que se deslizan entre las tierras peninsu-

nos ocurrían en el área mesoamericana.

lares del sureste, contienen una gran variedad de serpientes por igual asociadas al

2. Elemento Aire

Cha’ak, equivalente al Tlaloc del Altiplano y al

Otro ejemplo de acciones antagónicas u

Tajín de la Costa del Golfo (Fig. 7).

opuestas dentro de una misma energía, carac-

Entre los elementos que se encuentran en las

terizan al elemento “aire”, cuyo extremo más

tierras bajas del sur y del sureste, ocupadas

dúctil corresponde al ligero soplo o aliento que

por los grupos Mayas, Tzotzil y Zoque entre

da la vida, al igual que en la refrescante brisa

otros, la Danta o Tapir es un cuadrúpedo que 38


Fig.6. Representación de rayos solar en esculturas de distintas etapas. Fotos, América Malbrán Porto.

pasa gran parte de su tiempo semi-sumergido

ciada con el elemento tierra, la serpiente Cora-

en las aguadas, charcas grandes y orillas de

lillo cuando representa al elemento fuego o al

los ríos y riachuelos que lo proveen de su ali-

rayo que arroja durante la tormenta, y la ser-

mento, Carlos Navarrete (1987: 229-264) lo aso-

piente de cascabel, que al sacudir sus crótalos,

cia a las descripciones que los primeros relato-

recuerdan el sonido de la lluvia y que se desli-

res hacen de este elemento zoomorfo con la

za sobre la tierra, al igual que lo hacen los ríos,

representación del Cha’ak de los mayas (Fig.

al atravesar los campos irrigados.

8 a y b). Los diferentes tipos de serpiente que abundan

Observaciones finales

en el Altiplano, también han sido asociadas a

Sin llegar a conclusiones definitivas, puesto

la figura de la deidad que aquí se estudia, ya

que siempre hay más por investigar, se enfati-

que entre los elementos iconográficos que

za que las energías que componen los aspec-

aparecen asociados a ésta, se observa la ser-

tos duales de Tlaloc y de todos los elementos

piente negra y la Mazacoatl, cuando está aso-

asociados a ésta y a otras energías deificadas 39


Fig.7. Láminas 3 y 4 del Códice de Dresden. Thompson, 1988.

Fig. 8. Danta posiblemente relacionada con el Cha’ak de los mayas. 40


41

Agua-Viento

Agua-Fuego

Agua-Tierra

Espirales Xonecuilli

Pico de ave Pico de pato

Ehecatl-Quetzalcoatl Tajín

Emblema del año Imágenes del Sol Rombo con círculos

Sol poniente o Sol muerto Tornado Huracán

Rayos

Nariz ganchuda

Chalchihuitl Banmda labial Anteojeras Falda de jade

Abstractas

Águila harpía Tecolotl

Chiles

Serpiente coralillo Mariposas

Cuevas Barrancxas

Montañas Gotas de agua Nubes Volutas Manantiales

Naturalistas

Espejo de día y de noche

Tlaloc-Huehueteotl Xiuhtecuhtli

Nenúfar Ceiba

Cocodrilo, Danta o Tapir

Amamacotl Nenúfar Pericón

Serpiente de cascabel Mazacoatl, Ranas y sapos

Tlaloc-Tlaltecuhtli Chalchiuhtlicue

Itzamnah Itzam cab aín

Fitomorfas

Zoomorfas

Antropomorfas

Representación iconográfica de las Dualidades mesoamericanas

TABLA-RESUMEN DE LAS REPRESENTACIONES DUALES DEL TLALOC


que se plasmaron en figuras antropomorfas,

Bibliografía

zoomorfas, fitomorfas y abstractas, sean representadas de forma naturalista, emblemática o

Aramoni Burguete, María Elena.

en signos y símbolos que al ser decodificados

1998 Complejos conceptuales indígenas alre-

se podrá ampliar la comprensión del mensaje

dedor del Espacio Sagrado del Tlalo-

escrito pictográficamente.

can: Un estudio comparado en México.

Se aclara por igual, que cada uno de los ele-

Facultad de Filosofía y Letras. Universi-

mentos o energías arriba mencionadas debe

dad Nacional Autónoma de México, Mé-

ser objeto de un largo y profundo estudio que

xico.

será desarrollado por separado en las siguientes formas de publicación que se planean para

Báez-Jorge, Félix

este seminario de investigación.

2000 Los oficios de las diosas. Dialéctica de la religiosidad popular en los grupos

Agua –Tierra – Señor-Señora de los Mante-

indígenas de México. Universidad Ve-

nimientos. Fertilidad – Maíz

racruzana, México.

Toda una conjunción en la que están imbuidas muchas o casi todas las deidades que se

Broda, Johanna

mencionan dentro los análisis y estudios de la

1991 “Cosmovisión y observaciones de la natu-

religión mexica, aunque no hay seguridad de

raleza. Ejemplo del culto de los Cerros en

que las mismas deidades y mucho menos

Mesoamérica” en Arqueo-astronomía y

con el mismo nombre, se encuentren en las

Etno-astronomía en México. J. Broda, S.

representaciones teotihuacanas, puesto como

Iwaniszewski y L. Maupomé (Eds.). Uni-

se ha dicho en la metodología aplicada, todos

versidad Nacional Autónoma de México,

los aspectos de una cultura se transforman

México.

por los cambios socio-económico y políticoreligiosos por los que pasan lo largo del tiem-

1995 “Estudio sobre la observación de la na-

po.

turaleza en el México Prehispánico. Un

enfoque interdisciplinario” en Cantos de Mesoamérica.

Universidad Nacional

Autónoma de México, México, pp.:7786. 42


Códice Borbónico

Pasztory, Esther

1991 El libro del Cihuacoatl. Homenaje para

1974 The Iconography of the Teotihuacan

el año del Fuego Nuevo. Libro explicati-

Tlaloc. Dumbarton Oaks Pre-Columbian

vo del llamado Códice Borbónico. Codex

Art and Archaeology Studies Series,

du Corps Legislatif Bibliotheque de

Vol. 15. Dumbarton Oaks, USA.

l’Assemblée Nationale Française, Paris Y120,

Anders,

Ferndinand,

Thomson, J. Eric S.

Maarten

1988 Un comentario al Códice de Dresde. Libro

Jansen y Luis Reyes García. Sociedad

de jeroglifos mayas. Sección de obras de

Estatal Quinto Centenario, Akademische

Antropología. Fondo de Cultura Económi-

Druck-und Verlagsanstalt, Fondo de

ca, México.

Cultura Económica. México. Códice Borgia 1963 Sección de Obras de antropología. Fondo de Cultura Económica. México. León-Portilla, Miguel 1959 La Filosofía Náhuatl. Estudiada en sus Fuentes. Instituto de Investigaciones Históricas.

Seminario

de

Cultura

Náhuatl. Universidad Nacional Autónoma de México, México. Navarrete Cáceres, Carlos 1987 "El hombre danta en una pintura de la costa de Chiapas" en Homenaje a Román Piña Chán. Instituto Investigaciones Antropológicas. Universidad Nacional

Autónoma

de

México,

México,

pp.229-264.

43


DOS ESCULTURAS CON SIGNOS SOLARES DEL POSCLÁSICO EN EL ESTADO DE MORELOS Raúl Francisco González Quezada1 La definición temporal

C

uando nos referimos al Posclásico en las comunidades al sur de la Sierra Chichinauhtzin,

consideramos un largo período que abarca desde el colapso de Xochicalco hasta la invasión española. El Epiclásico se refiere al período posterior al colapso de Teotihuacan.

Mientras que el período Epiclásico a nivel regional se asume tradicionalmente que culmina en el año 900 n.e., los fechamientos para Xochicalco han permitido consolidar la hipótesis sobre el año 1100 n.e. como momento final parar este sistema social (González et al. 2008; en prensa).

Xochicalco no colapsaría hacia el año 900 n.e., pero es altamente probable que a partir del año 1000 n.e., haya mostrado procesos avanzados de contradicción antagónica interna, inferida a partir de configuraciones arquitectónicas que reducían la circulación, de la representación pictórica del conflicto y de la ostentación pública del poder sobre la vida y la muerte en la ciudad (cfr. Alvarado 2015:181-182). Esto es, que a partir del año 1000 n.e. esta ciudad mostró un proceso avanzado de decadencia. El Posclásico Temprano de desarrollaría para los valles morelenses a partir del colapso de los estados hegemónicos del Epiclásico como Xochicalco. En el noreste de la cuenca de México, la hegemonía de Tula Grande o Tula Mazapa se origina y desarrolla aparentemente desde la fase Corral hasta la Tollan (entre 750 y 1200 n.e.) (cfr. Sterpone, 2006). Es decir, de asumir los nuevos fechamientos del colapso de Xochicalco, la coexistencia de esta ciudad con Tula durante al menos 350 años, entre el año 750 y el año 1100 n.e., no es un asunto menor y que aún no queda claro en los efectos arqueológicos que se han localizado en ambas ciudades si esta coexistencia tuvo efectos reales entre estos dos puntos hegemónicos del centro de México. Para las comunidades qué habitaron el espacio morelense en esa época, tendríamos entonces que considerar el comienzo de un período Posclásico Temprano general, relacionado con procesos re-

1. Profesor investigador del Centro INAH-Morelos. 44


gionales al nivel de centro de México por un

Grande en 1175 n.e. (Davies, 1973).

lado, y otro momento con respecto al colapso

Aún no sabemos cómo se configura el espacio

directo de Xochicalco en el 1100 n.e. El co-

social en general en este período en Morelos,

mienzo de este período estaría ligado con el

pero por los análisis arqueológicos realizados

colapso de ciudades hegemónicas como Teo-

en la cuenca del Río Yautepec, sabemos que

tenango, cuya fase de apogeo denominada

es probable que durante esta época, las comu-

Viento, ha sido referida entre 900 y hasta 1162

nidades ahí asentadas, mantuvieran un vínculo

n.e. (Reyes, 1975:132); Cacaxtla, cuya última

con las redes de intercambio regionales mar-

datación de la pintura mural del Templo de Ve-

cadas por Tula, prueba de ello sería la presen-

nus arrojó una temporalidad entre 1002 y 1308

cia de los tipos cerámicos Engobe Crema y

n.e. (Goguitchaichvili et al., 2016:7); Huapal-

Anaranjado sobre Crema, así como las figuri-

calco, cuyos fechamientos de radiocarbono

llas tipo Mazapa, sin que esto necesariamente

arrojaron fechas en su período de mayor auge

indicara dominio político sobre Yautepec por

entre 650 y hasta 900 n.e. (Gaxiola 1999); y

parte de la ciudad tolteca (Smith, Michael y

Cantona, cuyo colapso se ha considerado ha-

Montiel, 2001; Smith, 2006).

cia 1050 n.e. (García Cook y Merino, 2000).

El sitio arqueológico El Tlatoani, en Tlayaca-

Así que no se trata de procesos necesariamen-

pan, muestra su mayor crecimiento hacia el

te sincrónicos, pero sí, lo que es un hecho, es

Posclásico Temprano, particularmente entre

que frente al poder hegemónico regional más

los siglos XI y hasta inicios del siglo XIII

importante que era Xochicalco, las comunida-

(Cherkinsky y González, 2014). Hacia estos

des morelense habrían comenzado el Posclási-

momentos se desarrollaron una gran cantidad

co Temprano entre el año 1000 y el año 1100

de procesos constructivos en la cima del cerro

n.e., período de la decadencia de la ciudad.

El Tlatoani, en Tlayacapan, que incluyeron pe-

Nunca se ha desestimado la posible presencia

queños altares, unidades y talleres domésticos

de asentamientos en Morelos durante el Pos-

y la presencia de un templo en la cima dedica-

clásico Temprano, pero no ha sido posible do-

do a Tláloc fundamentalmente, mientras que

cumentar con claridad este período. No existen

en el sotomonte inmediato a este cerro, se es-

al momento, sitios identificados que marquen

tableció la traza urbana de este asentamiento.

hegemonía durante esta etapa. El final de este

Al igual que en Yautepec, la presencia del tipo

período lo establecería el colapso en el noreste

Anaranjado sobre Crema es constante, con la

de la cuenca de México del poder de Tula

diferencia que es altamente probable que este 45


tipo no sólo no procediera de Tula o sus redes

(Fig.1).

de intercambio, sino que una buena proporción

Durante el Posclásico Medio, en el período

de sus ejemplares, se produjeran directamente

marcado entre 1376 y 1427, el imperio tepane-

en este lugar. Quizá el florecimiento de Tlaya-

ca tuvo constantes incursiones militares en

capan para esta temporalidad tuviera algún

Cuauhnahuac a cargo de sus sujetos, los me-

vínculo con la decadencia y colapso de Xochi-

xica-tenochca, los cuales, desde el gobierno

calco durante el siglo XI.

de Acamapichtli (1376-1396 n.e.) hasta el de

Entohistóricamente referido, el período poste-

Chimalpopoca (1417-1427 n.e.), habrían incur-

rior o Posclásico Medio, estaría marcado por la

sionado militarmente sobre Cuauhnahuac. Al

migración nahua desde el mítico Aztlán-

momento, la investigación arqueológica no ha

Chicomoztoc, donde grupos tlahuicas y xochi-

podido determinar los efectos que este proce-

milcas alcanzarían territorios al sur de la Sierra

so etnohistóricamente conocido, pudo haber

Chichinauhtzin. Este proceso se habría dado

causado en las regiones morelenses.

hacia a comienzos del siglo XIII, entre 1200 y

Dos perspectivas se han cernido sobre la rela-

1220 n.e. (cfr. Maldonado, 2000:33 y ss.). El

ción entre Cuauhnahuac y el imperio tepaneca.

hecho regularmente pasa inadvertido a la Et-

Por un lado, aquella que considera que tras las

nohistoria, pero la arqueología local muestra

hostilidades primeras se logra la alianza políti-

constantemente, que las comunidades donde

ca a partir del casamiento de Huitzilihuitl de

eventualmente habrían llegado estas comuni-

Tenochtitlan con Miahuaxíhuitl, hija del tlahtoa-

dades nahuas, tanto tlahuicas como xochimil-

ni de Cuauhnahuac y derivado de ello, se ha-

cas, ya estaban habitadas desde mucho tiem-

bría vivido un período de independencia políti-

po atrás, con una lengua dominante, posible-

ca en los “señoríos del Tlahuic” (Íbid.:39-40).

mente

Por otra parte, se argumenta que el imperio

matlatzinca

o

mixteca

(Smith,

2010:135).

tepaneca sí habría sometido de manera efecti-

Los pueblos que recibieron comunidades

va a Cuauhnahuac. La apertura comercial de

tlahuicas

Yautepec,

algodón, efecto de este proceso, marcaría un

Huaxtepec, Yecapixtla y Tlaquiltenango, mien-

triunfo sobre la parte sometida, marcando un

tras que los que recibieron xochimilcas fueron

posible vínculo de carácter tributario poco iden-

Tochimilco, Tlalmimilulpan, Xumiltepec, Tlaco-

tificado en las fuentes etnohistóricas: arqueoló-

tepec, Zacualpan, Temoac, Tlayacapan, Toto-

gicamente podría ser que ese dominio tepane-

lapan y Tepoztlán (Maldonado, óp. cit.:33-38)

ca sí hubiera tenido efectos como el del aban-

fueron

Cuauhnahuac,

46


Fig.1. Configuraciรณn espacial de las comunidades a las que arribaron las migraciones nahuas de tlahuicas y xochimilcas, con lo que se inicia el Posclรกsico Medio en la regiรณn. Mapa redibujado de Maldonado 2000:37.

47


dono de Teopanzolco, cuya cerámica está fun-

la invasión española. Este período está defini-

damentalmente asociada al Posclásico Medio,

do por el ejercicio pleno del poder político de la

asumiendo la hipótesis de que quizá Tezozó-

triple Alianza, fundamentalmente por el imperio

moc, habría logrado imponer a su hijo como

mexica, sobre los pueblos sometidos del

gobernante local y trasladar la sede del poder

“Tlahuic”, a un sistema tributario sistemático.

desde

Teopanzolco

hacia

Cuauhnáhuac

Tecpan (cfr. Santamaría, 2006:316-333; Smith,

Tabla cronológica del Posclásico en Morelos

óp.. cit.). Período

En 1428 se funda alianza entre Mexico-

Temporalidad

Tenochtitlan, Tlacopan y Texcoco, erigiéndose

Posclásico Temprano

900-1175

la Excan tlahtoloyan (Triple Alianza) o Étetl

Posclásico Medio

1175-1428

tzontecómatl in altépetl (las tres ciudades ca-

Posclásico Tardío

1428-1521

beceras). Tras vencer a los tepanecas, estas tres cabeceras decidieron unir esfuerzos en lo militar para reordenar el sistema previamente

Durante el Posclásico Tardío regional morelen-

establecido por Azcapotzalco, someter nuevas

se (1438-1521) las dos provincias tributarias

comunidades y explotarlas en trabajo vivo para

impuestas por la Triple Alianza no coincidieron

las obras públicas y la guerra misma, así como

con la configuración de los pueblos que tenían

en trabajo objetivado en tributos. Para ello, se

históricamente referido, un proceso de recep-

estableció una estrategia de distribución del

ción de comunidades nahuas durante el Pos-

poder político y la vinculación del sistema de

clásico Temprano de tlahuicas y xochimilcas.

valores a nivel imperial, reforzando alianzas,

Eventualmente al poder imperial este orden no

fidelidad y control judicial (Herrera, López y

habría significado mucho para ellos y por otra

Martínez, 2013).

parte, sí se orientaron sus decisiones por sus

A partir de 1438 se consolida el dominio políti-

propios intereses en la obtención de recursos y

co sobre el gran territorio de Morelos por parte

en la colonización directa de algunos puntos,

de la Excan tlahtoloyan, ordenándose en torno

como Huuxtepec, donde Moctezuma Ilhuicami-

a dos cabeceras de tributación, una en

na mandó construir uno de los lugares de pla-

Cuauhnahuac y otra en Huaxtepec. Con esto

cer o jardines que tenía el poder mexica para

se define el inicio del Posclásico Tardío regio-

su uso en diversas comunidades sometidas.

nalmente, el cual duraría hasta el momento de

Cuauhnahuac ordenaba sobre dieciséis pue48


blos sujetos y Huaxtepec sobre veintiséis. Es-

mitido la representación de lo real, tanto en el

tas dos provincias tenían una pesada carga de

pensamiento, como en el lenguaje.

tributación reconocida que incluía de manera

La dinámica de la naturaleza ha sido ancestral-

excepcional en el sistema imperial, la tributa-

mente interpretada a través de mitos que otor-

ción de papel, pero además, como tantas

gan certidumbre al grupo. Los mitos informan

otras, se encargaban de entregar tributos en

sobre el origen, la dinámica y frecuentemente,

maíz, frijol, chía, amaranto, mantas, jícaras y

la reiteración de los fenómenos. Ciertamente,

trajes para guerreros. Además, en territorio

cada mito para existir en el orden comunicati-

morelense, estaban las llamadas provincias

vo, depende de la articulación de signos que lo

estratégicas del noreste de Morelos, que no se

represente, algunos de ellos llegan a materiali-

declaran en la Matrícula de Tributos ni en el

zarse parcialmente en artefactos y elementos.

Códice Mendoza pero que sí tributaría lo más

Pintura, escultura, escritura, alfarería, y mu-

seguro, a través del propio Xochimilco y servi-

chos otros soportes de los signos, han sido uti-

rían además, de punto estratégico para hacer

lizados para expresar el contenido sígnico de

frente bélicamente ante los enemigos del impe-

los mitos.

rio en Puebla y Tlaxcala. Estas últimas provin-

Los mitos, y en general todo el orden de signifi-

cias estratégicas las conformaban Ocuituco,

cación ordenado en una sociedad determina-

Tlacotepec, Zacualpan y Temoac (Maldonado,

da, constituyen su sistema de valores.

óp. cit.).

La especie humana está adaptada para activi-

En 1487 se impusieron nuevamente gobernan-

dades fundamentalmente diurnas en su estado

tes locales en Cuauhnahuac, Tepoztlán, Huax-

de vigilia. La energía solar sobre la faz de la

tepec y Yautepec, quizá en un viraje hacia una

tierra define las estaciones anuales y establece

política de mayor cercanía con los intereses

ritmo y acompasamiento a las actividades hu-

directos del poder hegemónico de la Excan

manas. Prácticamente toda la vida humana

tlahtoloyan (Íbid.:42).

mantiene dependencia y vínculo ante la presencia del Sol y sus efectos.

Sistema de valores y deificación

Así, la luz solar, ha acompañado prácticamen-

El desarrollo de las capacidades superiores del

te todo el proceso evolutivo del homo sapiens.

cerebro y la condición de la cultura han otorga-

Prácticamente todos los grupos y sociedades

do a la humanidad, la capacidad de significar

en la historia, han desarrollado mitos sobre el

fenómenos de la realidad. Los signos han per-

Sol. Muchos de ellos han sido cifrados sígni49


camente en artefactos y elementos culturales.

La diversidad de deidades reconocidas durante

Las sociedades de América Media no son la

el Posclásico Tardío para el caso mexica, in-

excepción respecto a la creación de mitos so-

cluye tres grupos generales, el primero consis-

bre el sol y su inclusión dentro de su sistema

te en dioses creadores y providentes; el segun-

de valores es altamente relevante. Múltiples

do, en los de la fertilidad tanto agrícola como

efectos materiales de estas sociedades vincu-

humana; y el tercero, como dioses energéticos

lados con cultos solares pueden ser interpreta-

y su dinámica homeostática. Dentro de ellos se

dos en el marco de la significación de mitos,

reconocen diversos complejos de deidades y

deidades y el sistema de valores en general

en el último, uno de ellos, es el dedicado a To-

etnohistóricamente conocidos.

natiuh, el sol (Fig.2) (Nicholson, 1971, citado en Maldonado, óp. cit.:23).

Deidades solares dentro del culto imperial

Tonatiuh significa literalmente “habrá luz y/o

mexica y sus sujetos políticos

calor” (Johansson, 2015:83), y representaba

La manifestación más relevante del impacto de

para el Posclásico Tardío, al quinto sol. Al To-

los fenómenos solares sobre el sistema de va-

natiuh ichan (la casa del sol) iban los muertos

lores de las sociedades previas a la invasión

en la guerra, o en sacrificio, para acompañar al

española, quizá lo podamos vincular claramen-

sol del orto al cenit, y del cenit al ocaso, lo

te con el propio calendario. El sistema de 365

acompañaban las mujeres muertas en parto

días y el de 260 días, parecen haberse consoli-

(Johansson, 2014:108). En el mito fundacional

dado tan temprano como el Preclásico Medio

de los cinco soles o cinco mundos, se argu-

(1000-300 a.n.e.) (Aveni, 2013:31). Las socie-

menta incoativamente que “…el quinto sol. 4-

dades previas a la invasión española nunca

movimiento es su signo (día). Se le dice sol de

fueron seculares, el sistema de valores religio-

movimiento porque se mueve, sigue un ca-

so y sus instituciones permeaban todo conoci-

mino” (Johansson, 2013:89), es el efecto de

miento. La comprensión social vinculada con el

cuatro mundos anteriores que terminaron ca-

movimiento aparente del astro solar, segura-

tastróficamente. Durante la noche, el sol daba

mente estaba imbricada desde ese período y

un circuito por el inframundo, se le consideraba

con alta seguridad desde momentos previos, a

un sol nocturno precedido por Xólotl, como se

la divinización del mismo, es decir, el sol ha-

puede apreciar en la lámina 16 del Códice Bor-

bría sido quizá, una de las primeras deidades

bónico (1991) (Fig.3).

en América Media.

Dos veces al año se efectuaban festividades 50


Fig.2.Escultura de Tonatiuh, actualmente en el Museum der Kulturen Basel, en Suiza. tomado de Solís y Velasco Alonso, 2004:81-82.

asociadas a Nahiuolin, al Sol, según Diego Du-

(Cuatro Movimiento). Este círculo tiene una so-

rán (1984), una en marzo 17 y otra dos días

lución de campos sígnicos ordenados en círcu-

después de diciembre, en días en que coinci-

los concéntricos. En un círculo central se pre-

día el calendario con el numeral 4 movimiento,

senta el signo Ollin Tonatiuh atravesado por

nombre sagrado del Quinto Sol; en este mo-

una espina sagrada, asociado directamente

mento se realizaban “sacrificios” sobre la pie-

con el numeral 4 del Nahui Ollin (Cuatro Movi-

dra temalácatl para que la víctima se convirtie-

miento); un segundo círculo muestra plumas

ra simbólicamente en mensajero del sol. En

cortas; y un tercer círculo exterior ostenta cua-

una de las representaciones escultóricas segu-

tro signos de rayos solares, intercaladas con

ramente del período Posclásico Tardío, del es-

cuatro espinas, todo sobre un diseño radial de

tilo imperial, posterior a 1450 del dios del sol,

plumas largas, tanto los rayos como las espi-

Tonatiuh, se incluye un disco solar en su espal-

nas muestran un chalchihuite asociado (cfr.

da que representa el Ollin Tonatiuh (Sol en Mo-

Solís y Velasco 2004:80). Las plumas repre-

vimiento), con la numeración Nahui Ollin

sentan el “…elemento celeste que porta el Sol 51


Fig.3. Lámina 16 del Códice Borbónico, se observa la representación del “Sol nocturno”, presidido por el sol con elementos de un bulto mortuorio que es comido por el monstruo de la tierra, frente a éste se encuentra Xólotl, quién lo acompaña por su recorrido por el inframundo en la nocturnidad, alrededor se observan las aguas primordiales y en la parte alta de las mismas, el cielo estrellado (Edición Facsimilar, 1991).

52


como

divisa

luminosa”

(López

Austin,

el ataque de un águila sobre su presa, analo-

2009:25), y los rayos representan flechas

gía del orto solar que hace desaparecer a las

(Dehouve, 2016:82).

estrellas de la vista de la humanidad (Galindo

Los elementos sígnicos que se convirtieron en

Trejo, 1991:38). Una perspectiva sígnica solar

íconos solares en el imperio mexica en el Pos-

le era atribuida también al tlahtoani mexica, el

clásico Tardío, eventualmente tendrían sus orí-

cual era vinculado con la dimensión guerrera, y

genes durante el final del período Clásico y en

el ciclo de poder se comparaba con el curso

el Posclásico Temprano (800-1200) en el área

solar (Johansson, 1998; Dehouve, óp.cit.:82-

maya y en Tula Grande (900-1200) donde ya

83).

se habían conformado el uso de los rayos y las

Los rituales asociados al sol estaban íntima-

espinas, así como la inclusión de los chal-

mente relacionados con la sangre, la cual era

chihuites en las representaciones solares.

su alimento. El imperio mexica asumió la labor

(Solís y Velasco Alonso, óp.. cit.:85).

de alimentar al sol a través de la Xochiyaóyotl

Esto indica que el signo solar con los elemen-

o Guerra Florida. En la festividad de Tla-

tos sustantivos era muy posiblemente conocido

caxipehualiztli guerreros águila y jaguar lucha-

por las comunidades morelenses desde el

ban en ventaja contra guerreros cautivos ata-

Posclásico Temprano e incluso desde el Epi-

dos al temalácatl (piedra redonda), los cuales

clásico tardío. Para que esto funcionara de es-

indefectivamente perdían y eran sacrificados,

ta manera, debería existir también el orden mí-

sus corazones eran depositados en un cuauxi-

tico de soporte para esta representación, lo

calli (jícara del águila). Ambas esculturas te-

que nos permite considerar que si bien cono-

nían el signo de Nahui Ollin (Solís y Velasco

cemos fundamentalmente los mitos asociados

2004:83-84; 104-105). La festividad de Tla-

a los nahuas hegemónicos del Posclásico Tar-

caxipehualiztli estaba dedicada a Xipe-Totec,

dío, es altamente posible que la estructura mí-

deidad íntimamente relacionada con el maíz y

tica que asociaba los rayos con flechas y las

su

espinas con sangre y sacrificios se conocieran

(González González, 2011).

desde muchos cientos de años antes que los

Del panteón mexica de deidades, se han reco-

mexica.

nocido como cultos compartidos con las comu-

Al sol se le asignaba un águila como animal

nidades morelenses previas del Posclásico

relacionado, su vuelo sería análogo al movi-

Tardío, a Cihuacóatl, Xochiquétzal, Tepuzté-

miento de la luz solar sobre la faz de la tierra, y

catl, Xipe-Totec, Tezcatlipoca, Xochipilli y To53

regeneración,

así

como

con

el

sol


natiuh. Sin embargo, estas comunidades te-

milca, que es el caso de Tetela, actualmente

nían también deidades propias, tanto aquellas

Tetela del Volcán. La primera, tributaria de la

con nombres calendáricos, como Matlacxóchitl,

Excan tlahtoloyan a través de la cabecera de

así como fundadores de pueblos, como Xochi-

Huaxtepec, y la otra, considerada una provin-

micaltzin, Chinamécatl, Tetzhua, Amatécatl,

cia estratégica, quizá tributaria a la Excan tlah-

Tetzcotl,

toloyan a través de Xochimilco.

Xochitecacíhuatl

y

Nanahuatzin

(Maldonado, 2000:129, 153).

El primer caso se trata de una escultura que es

Tonatiuh recibía culto según fuentes etnohistó-

un tlachtemalacatl (marcador de juego de pelo-

ricas, en Huaxtepec, justo en el día 4 movi-

ta) con signos solares en ambas caras. Se en-

miento.

un

cuentra actualmente empotrado en un muro

“ídolo” que representaba a esta deidad. Un as-

con materiales industriales, en el acceso princi-

pecto relevante del orden ritual en esta locali-

pal al atrio de la Capilla de San Jerónimo, al

dad es que se realizaban autosacrificios con

este del centro del poblado actual de Tetela del

púas en brazos, lengua y orejas (Íbid.:120-

Volcán. Aparentemente, como aún es panteón

121).

activo el atrio de esa iglesia, en una de tantas

Aparentemente

contaban

con

excavaciones se localizó este elemento. Como Escultura con signos solares en dos comu-

es común en muchas comunidades del país,

nidades de Morelos

cuando se localizan esculturas arqueológicas

En el estado de Morelos hemos emprendido

de grandes dimensiones, la colectividad decide

una investigación sobre signos solares en di-

que el mejor lugar para preservarlas, es en un

versas regiones, pero fundamentalmente en la

sitio público, y qué mejor lugar que los propios

zona alta del estado. El corpus en soporte es-

templos locales. Podríamos afirmar que este

cultórico se ha ido incrementando y la investi-

tipo de estrategias es una especie de museo

gación sigue en curso. Para este tema que acá

local, una institución que deposita su confianza

abordamos, hemos elegido integrar solamente

en la vigilancia colectiva, que recela del depo-

dos ejemplares de escultura con signos solares

sitario único y que asume que el espacio públi-

procedentes de dos comunidades del noreste

co es el mejor espacio para la conservación.

del estado, una de filiación etnohistóricamente

Esta escultura está ahí desde al menos hace

establecida como tlahuica, que es el caso de

12 años, momento en que la visitamos por pri-

Yecapixtla; y la otra, una comunidad de filia-

mera vez. Ocasionalmente ha sido sometida a

ción etnohistóricamente señalada como xochi-

grafitis con pintura en aerosol y nuevamente 54


limpiada con líquidos industriales, al tiempo

de Itzcóatl primariamente y definitivamente

que el espacio inmediato se vuelve de tanto en

desde Moctezuma Ilhuicamina (Maldonado,

tanto, baño público durante las festividades lo-

1990), Ocuituco habría sido una especie de

cales.

sujeto de Xochimilco, y un eslabón de segunda

Tetela del Volcán fue durante el Posclásico

categoría de la hegemonía central, al grado

Tardío, una comunidad sujeta a Ocuituco. Ésta

que ni siquiera es considerado dentro de la

comunidad junto con Tlacotepec, Zacualpan,

Matrícula de Tributos o el Códice Mendoza.

Temoac y Cuahzolco eran provincias indepen-

Según una cita de Durán (Óp. cit.), Ocuituco

dientes que no tributaban directamente a la Ex-

estaría bajo el poder de Cuauhquechollan ha-

can

cía 1487, por lo que tributaría dentro de la Pro-

tlahtoloyan

a

través

de

Xochimilco

(Maldonado, 1990:53-117).

vincia de Tepeaca, al menos en esta fecha

El altepetl de Ocuituco se componía de cuatro

(O'Mack, 2003:31). Tetela y Hueyapan han si-

unidades políticas, aparentemente definidas

do considerados también como posibilidad

por el designio del tlatoani, que convirtió a sus

dentro de la Provincia de Huaxtepec, pero tri-

cuatro hijos en los “señores” de Ocuituco, Ju-

butarios igualmente del altepetl de Xochimilco

miltepec, Ecatzingo y Tetela respectivamente

(Barlow, 1992:115).

(Gerhard, 1970:103).

Ocuituco, Tetela, Hueyapan y Ecatzingo se en-

Basado en cuatro fuentes documentales Mal-

contraban en tierra templada a fría con acceso

donado (1990:109) genera un listado de los

a múltiples manantiales, escurrideros y sobre

asentamientos que se encontraban subalternos

todo a la sierra. Tributaban flores, aunque sa-

al pueblo-cabecera de Ocuituco. De las nueve

bemos por documentos escritos que producían

estancias que se tienen etnohistóricamente re-

madera, pulque, papel, legumbres, maíz, frijol,

feridas para Tetela, tres se han ubicado y

chía, huahutli, frutas y calabazas. Sabemos

eventualmente, alguna de las otras seis sin

además que el corredor “natural” que se gene-

ubicación, se trate de la comunidad que fue

ra a lo largo de la ladera oeste de la Sierra Ne-

emplazada en el actual barrio de San Jeróni-

vada y hacia el sur, era un nexo de intercambio

mo.

a larga distancia. Quizá el mismo pulque o la

Podemos inferir que, si bien pudieron haber

madera de Ocuituco, Hueyapan y Tetela se

sido los habitantes de Ocuituco de origen xo-

movilizarían por este corredor (Maldonado

chimilca y estar obligados a entregar tributos a

1990:141, 249).

Xochimilco, al ser sometidos desde el régimen

Se registró que Tetela, Hueyapan y Nepopoal55


co tenían que entregar tributo en especie y en

habrían la habrían logrado directamente en la

trabajo, así como en servicio militar cuando Xo-

localidad.

chimilco lo decidía (Carrasco, 1996:157).

La piedra tuvo seguramente un pedúnculo para

Combatiendo principalmente contra Cholula,

ser empotrada en el juego de pelota para ser

Atlixco y Huexotzingo. Tetela y Hueyapan de

de utilidad como marcador, éste actualmente

hecho eran consideradas fronteras (Acuña

está perdido, pero la fractura de su lugar origi-

1986:267); junto con Ocopetlayuca que no pa-

nal se localiza en la sección baja que muestra

gaba tributo por la imposición de hacer frente

ahora el acomodo de la pieza.

militarmente a Calpa, Atlixco, Huexotzingo y

El diseño se repite de manera casi exacta en

Tlaxcala

Carrasco,

ambas caras y desconocemos si en el bisel

op.cit.:157). De hecho, al oriente del actual no-

llegó a tener algún signo esculpido. Muestra

reste de Morelos, se encontraba el puesto de

tres campos sígnicos concéntricos. Al centro,

guarnición militar de Cuauhquechulla, que

alrededor de la oquedad del marcador, ceñido

mantenía sujetos a Hueyapan, Tetela y Tlami-

en dos bandas o anillos, se ejecutaron una se-

milulpan para momentos de guerra (Carrasco,

rie de chalchihuites (18); en el segundo campo

op.cit.:573),

de

se puede observar el despliegue canónico de

Cuauhquechulla, Atzitzihuacan (que también

los signos de Ollin Tonatiuh y su número canó-

era guarnición), Yaotehuacan y Acapetlahua-

nico está presentado en dos conjuntos de cua-

can (Ibid.:575).

tro rayos y cuatro espinas, las espinas mues-

El marcador de juego de pelota de San Jeróni-

tran el remate con un chalchihuite; en el último

mo en Tetela del Volcán muestra una solución

círculo, el más exocéntrico, circunscrito en

técnica bastante cercana al estilo imperial (ca.

torno a dos bandas o anillos, se diseñó una

1450), la materia prima es basalto y su porosi-

segunda serie de chalchihuites (47) (Fig.4).

dad media. Los diseños en este tipo de superfi-

El segundo caso se trata de un fragmento de

cies no permiten lograr superficies totalmente

una escultura que eventualmente también fue

uniformes. No parece haber estado enjarrada o

un tlachtemalacatl (marcador de juego de pelo-

con algún tipo de base para recibir algún tipo

ta). Se trata de aproximadamente de un octavo

de acabado pictórico sobre la pieza. La magni-

o menos de la circunferencia total de la pieza.

tud de la pieza y la disponibilidad de este mate-

Se localiza actualmente como un sillar más en

rial en las inmediaciones de Tetela, hace pen-

la escalera de ascenso a la torre de templo del

sar hace pensar que los ejecutantes de la obra

Padre Jesús en la comunidad de Xochitlán, en

(Acuña,

junto

1985:85;

con

los

sujetos

56


Fig.4. Marcador de juego de pelota en la capilla de San Jerónimo, Tetela del Volcán. Foto de Raúl Francisco González Quezada, Dibujo de Gonzalo Gaviño Vidarte.

Yecapixtla. El templo es del siglo XVII y es pro-

nimo de Yacapitztlan como “en la punta de la

bable que durante los trabajos de nivelación

nariz” (O´mack, op.cit.). También se ha pro-

del espacio donde se erigió se haya localizado

puesto que signifique “lugar importante”; sin

esta pieza y se decidió conservarla en este es-

embargo, la traducción literal de Yacapitztlan

pacio poco visitado.

podría ser “en Yacapitzahuac”, hermano de

El altepetl de Yecapixtla, se localiza en una

Yacatecuhtli, deidad del comercio (cfr. Laz-

alargada planicie limitada por profundas ba-

carro, 2013).

rrancas, al norte lo limita la Sierra Chichi-

Según la Relación de Acapistla, la deidad local

nautzin, al noroeste el Malpaís que lo divide de

principal

Atlatlauhcan. En Yecapixtla se inicia la tierra

Titlacahuan (“el enemigo”, “del que somos sus

caliente hacia el sur. Aparentemente en esta

esclavos”), nombres por los que también se le

localidad llegaron migraciones tlahuicas entre

conocía a Tezcatlipoca, deidad que según Chi-

1200 y 1220 según apuntamos antes. Durante

malpahin habría horadado las narices de la

el Posclásico Tardío se incluyó este altepetl

gente de Yacapitztlan, al tiempo que dejaba sin

como un tributario más de la Excan tlahtoloyan

lluvias a la gente de Chalco, de donde proven-

a través de la cabecera de Huaxtepec.

drían

Se ha deliberado sobre el significado del topó-

precisamente. 57

de

los

Yacapitztlan

habitantes Y

es

que

era

de

Yaotzin-

Yacapitztlan

según

O´mack


(1991:10)

el

Yacapitztlan registrado

nombre recogido

como

del por

fundador

de

Chimalpahin

y

siglo XVIII (Lazcarro y González, en prensa).

“pato

El fragmento de marcador de juego de pelota

precioso” o “pato de pluma de quetzal o

Xochitlán, Yecapixtla, muestra también, al igual

preciosa”, se trataba en realidad de la lectura

que el de Tetela, una solución técnica bastante

de un glifo donde se habría consignado más

cercana al estilo imperial (ca. 1450), la calidad

bien el nombre de Yacapitzahuac, que al ser

de la piedra es ligeramente más uniforme y

horadada su nariz por la deidad se convirtió en

menos porosa que la de Tetela, de hecho se

gobernante y representante de Tezcatlipoca

trata de una andesita.

mismo (Lazcarro, óp. cit.). Sabemos que en

La escultura con motivos solares (Fig.5) que

Yacapitztlan el círculo veneracional tenía como

permanece en la escalera del templo del Padre

momento relevante la festividad de Toxcatl,

Jesús muestra fragmentos de lo que debió ser

propiciadora de agua de lluvias precisamente

una serie de campos sígnicos ordenados en

en el momento en que termina el temporal,

forma circular y concéntrica. Es factible obser-

dedicada precisamente a Tezcatlipoca y a

var el campo del círculo más exocéntrico, evi-

Yacatecuhtli, asociada ineludiblemente a la

denciando una serie de chalchihuites, mientras

festividad de Panquetzaliztli, de un tono

que lo que se puede apreciar del segundo

guerrero

campo concéntrico es un rayo solar, así como

(Grijalva,

Quetzalcanauhtli,

observada de cerca por el Santo Oficio en el

1985:59-60;

Lazcarro,

ídem.).

una parcialidad de una espina rematada con

Xochitlán era un sujeto de Yecapixtla, y se lo-

un chalchihuite. A un lado del rayo solar se ubi-

caliza actualmente justo donde eventualmente

ca también un chalchihuite. En efecto, no po-

se encontraba durante el Posclásico Tardío.

demos afirmar que se trata con certeza de un

Mantuvo una estrategia de control del agua

marcador de juego de pelota, pues el fragmen-

que recibía Yecapixtla desde el poblado de

to no muestra elementos con los cuales se pu-

Huecahuasco, al noreste de ésta.

diera inferir con claridad esta función, pero su

En esta pequeña comunidad están construidos

proporción general se aproxima con este tipo

dos templos católicos virreinales, uno tem-

de elementos de escultura litúrgica.

prano, del siglo XVI tardío, dedicado a San

Si eventualmente estas dos esculturas tienen

Agustín; y otro construido en el XVII, dedicado

la función de un tlachtemalácatl, lo primero que

al Padre Jesús, donde se representó una ver-

podríamos inferir, es que en ambos poblados

sión de la Pasión de Cristo que mereció ser

hubo probablemente al menos, un juego de 58


Fig.5. Fragmento de una escultura con signos solares, quizá un marcador de juego de pelota, en el cubo de las escaleras del templo de Padre Jesús en la comunidad de Xochitlán, Yecapixtla. Foto de Raúl Francisco González Quezada, dibujo de Gonzalo Gaviño Vidarte.

pelota para practicar este ámbito de represen-

del espacio físico, de acto fundacional. En éste

tación simbólica.

se efectuaban “sacrificios” humanos (Aguilar

Se tiene claridad sobre la extensión amplia de

Moreno, 2015:74-82).

este orden ritual del tlachtli (juego de pelota), y

Sígnicamente, un pendiente de oro procedente

los mitos que le daban sustento a nivel Améri-

de la Tumba 7 de Monte Alban, muestra el

ca Media antes de la invasión española desde

vínculo claro entre el sol, la luna y el monstruo

el Preclásico Temprano (1500-800 a.n.e.). Este

de la tierra, bajo la presencia del juego de pe-

espacio y rituales asociados, estaban íntima-

lota que muestra al centro, un cráneo. En este

mente relacionados con el inframundo, recrea-

artefacto, se puede interpretar que el sol se

ción de juego de fuerzas cósmicas, donde se

mueve en el juego de pelota y está asociado a

vertían elementos opuestos como el sol y la

la sangre, la luna es vencida por el sol y am-

luna. Entre los mexica se asumía que el movi-

bos son comidos por el monstruo de la tierra

miento de la pelota emulaba el del sol. Se tra-

(Solís y Velasco Alonso, óp.cit.:145-146).

taba también de un acto de posesión simbólica 59


Conclusiones

conocidos desde el Posclásico Temprano en

Las dos esculturas revisadas de Tetela y Yeca-

Tula, es difícil considerar que la estructura míti-

pixtla parecen pertenecer al período Imperial

ca fundamental asociada al sol fuera un tema

Tardío fechado a partir aproximadamente de

desconocido en estos términos para las comu-

1450. A esta temporalidad pertenecen las

nidades periféricas del imperio mexica. Even-

obras en el Templo Mayor mexica, como la

tualmente la configuración específica de los

Piedra del Ex-arzobispado (1450) y posterior a

rituales solares sí podría haber estado marca-

ésta, la Coyolxauqui (1469-1473), ambas con

das por una serie de novedades canónicas in-

diseños canónicos que incluyen signos solares

troducidas por el imperio, elementos que la pe-

(Umberger 2007:169). El estilo Imperial Tardío

riferia trataba de apropiarse o reproducir para

alcanzó su mayor sofisticación entre 1469 y

establecer vínculos sígnicos con el poder en

1502, mientras gobernaban el imperio mexica

turno y para la ostentación del poder en sus

Axayácatl, Tízoc y Ahúizotl. Sin embargo, la

localidades.

escuela metropolitana mexica no habría sido la

Los escultores o toltecah (toltecas) que ejecu-

única existente, en el siglo XVI debieron existir

taron estas piezas, son probablemente un gru-

diversas escuelas dispersas múltiples ciudades

po social pleno de conocimientos del sistema

de la cuenca de México (López Luján y Fauvet-

de valores hegemónicos, capaces de reprodu-

Berthelot, 2012:97-98).

cir esculturas con estructura y sentido, apega-

Según Fray Diego Durán, el ritual de autosacri-

das tanto a los significados profundos como a

ficio efectuado en los días nahui ollin, fue una

la adecuación de materiales locales. Estos tet-

costumbre introducida en los pueblos periféri-

zotzonque (escultores de piedra volcánica) que

cos al imperio mexica durante el gobierno de

ejecutaron estas piezas habrían sido eventual-

Moctezuma Ilhuicamina (1440-1469). De he-

mente patrocinados por las hegemonías loca-

cho, este gobernante convidó a gobernantes

les. Los tlachtemalacatl, forman parte de un

de Cuauhnáhuac, Yautepec, Huaxtepec y Ye-

gran inventario o conjunto de piezas que pue-

capixtla, entre otros, para la inauguración de

den clasificarse como instrumentos litúrgicos,

una

destinados fundamentalmente para el sacrificio

gran

escultura

solar,

un

cauhxicalli

(Maldonado 2000:121).

y la oblación (cfr. López Luján y Fauvet-

Considerando que el signo solar y sus elemen-

Berthelot, óp. cit.:97-98).

tos básicos de rayos, espinas y chalchihuites,

La intensa especialización requerida para la

ordenados en campos circulares, eran signos

ejecución de este tipo de esculturas con signos 60


solares requirió además del dominio de las ar-

centralidad, elementos del deseo para la repro-

tes mecánicas, el desbaste y la abrasión, el

ducción en la periferia, lo cual permitiría el ejer-

conocimiento específico de la materialización

cicio del boato local con la presencia de estos

de los mitos, y el conocimiento del significado

signos. En algunos casos sí existió la directriz

de los signos apropiados. Se ha llegado a ar-

imperial para ejecutar elementos arqueológicos

gumentar que muchas de estas piedras con

petrograbados rupestres directamente en el

motivos solares tendrían carácter calendárico,

espacio de los pueblos subalternos, como en

y que dependiendo de un análisis que logre

Tula, Malinalco, Huaxtepec, Cuernavaca, Te-

identificar la parsimonia y vínculo proporcional

poztlán, Acacingo (cfr. Umberger, óp. cit.:175).

calendárico y espacial a partir de la correlación

En conclusión, si en efecto, estas piezas escul-

de la llamada “unidad de medida”, que es el

tóricas del noreste de Morelos, procedentes

ancho de los anillos que separan los campos

tanto de comunidades con historias migratorias

concéntricos, en vínculo con las áreas, circun-

xochimilcas

ferencia e incluso volúmenes de las piedras,

(Yecapixtla), sirvieron para el orden litúrgico

se puede llegar a conocer las codificaciones

vinculado con soluciones plásticas culturales

calendáricas específicas de cada pieza (cfr.

cercanas a las mostradas por la hegemonía

Martínez, 2012:35).

mexica y las escuelas metropolitanas de la

La magnitud de los tlachtemalacatl de Tetela y

cuenca de México, su solución podría haber

Yecapixtla, su hallazgo en el espacio relaciona-

sido ejecutada por tetzotzonque contratados,

do con sujetos secundarios a las cabeceras de

que resolvían sus encargos con materiales lo-

los altepetl, San Jerónimo y Xochitlán, hace

cales; o por el contrario, por avezados tetzot-

pensar que la ejecución de estas piezas era

zonque locales que habrían imitado configura-

directamente en las inmediaciones de los cir-

ciones sígnicas de la hegemonía central.

cuitos de intercambio que integraban a estas

En múltiples análisis sobre estilo escultórico

comunidades, o que de manera puntual se eje-

mexica, cuando se compara con la ejecución

cutaran en las comunidades que las preten-

de piezas en los sitios periféricos, regularmen-

dían.

te se establecen adjetivos como que demues-

En apariencia, el imperio y las escuelas metro-

tran la clara postura del investigador que colo-

politanas no tenían una política de dispersión

ca sus pies en el imperio y observa hacia afue-

deliberada de los diseños, pero la estructura

ra. Términos como aztecoide, copias de baja

imperial hacía de los signos producidos en la

calidad, imitaciones, estilo provinciano, talla 61

(Tetela),

como

tlahuicas


burda, escasa destreza, esconden una pers-

Bibliografía

pectiva encubridora de la víctima en el pasado. La distinción formal no debería interpretarse

Acuña, René

como diferencia en calidades entre lo bello y lo

1985 Relaciones Geográficas del siglo XVI.

feo, entre la destreza hegemónica y la incom-

Vol. 6, Tomo 1. Instituto de Investigacio-

petencia provincial, sino en torno a la distinción

nes Antropológicas, Universidad Nacio-

de la periferia que con alta seguridad, aunque

nal Autónoma de México. México.

compartía elementos generales del sistema de valores con el centro, resolvía desde su postu-

Aguilar Moreno, Manuel

ra en el sistema, signos que se adaptaban a la

2015 «Ulama: pasado, presente y futuro del

solución de la continuidad de la vida en sus co-

juego de pelota mesoamericano» en

munidades. Es decir, estos signos eran la solu-

Anales de Antropología, N° 49, Vol.I,

ción plástica local y se adaptaba a su mundo

Instituto de Investigaciones Antropológi-

cotidiano, con sus propias dinámicas y contra-

cas, Universidad Nacional Autónoma de

dicciones locales.

México. México. Pp.73-112.

En las distinciones además, sí se puede por otro lado des-encubrir, relaciones asimétricas.

Alvarado León, Claudia Itzel

Por cada gran escultura que la hegemonía

2014 El espacio construido y los procesos de

mandaba a elaborar, había miles de sujetos

cambio en la Acrópolis de Xochicalco.

obligados a su realización. A muchos arqueólo-

Cuicuilco, N° 63, Escuela Nacional de

gos e historiadores del arte, cuando analizan

Antropología e Historia, México. Pp.171-

las grandes esculturas del imperio mexica, se

205.

les escapa la riqueza acumulada que en estos objetos existe. Esta acumulación de trabajo vi-

Aveni F., Anthony

vo y pasado en el centro mexica, era un proce-

2013 Observadores del Cielo en el México

so de des-acumulación en las comunidades

Antiguo. Fondo de Cultura Económica.

periféricas sometida en el sistema imperial. Es-

México.

tas dos esculturas con signos solares de la periferia que ahora analizamos, son en parte,

Barlow, Robert H.

contrastación de ese proceso social asimétrico

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Sesiones del Seminario

Dr. Julio Amador Bech y Dra. Polly Schaafma

Arqlgo. JesĂşs Torres Peralta

Miembros del Seminario.

Arqlgo. Valerio Paredes Vega 67


TLÁLOC ¿QUÉ? Boletín del Proyecto Tlaloc Invitación a publicar Se invita a todos los investigadores interesados en temas relacionados con Tláloc y demás deidades de la lluvia y la fertilidad a enviar sus artículos. Los artículos y ensayos deben presentarse en el procesador de textos Microsoft Word, con letra Arial de 12 puntos e interlineado de 1.5. La extensión máxima debe ser de 20 cuartillas tamaño carta, incluyendo gráficas, imágenes, cuadros y bibliografía. Las páginas deben ir numeradas en la parte inferior. El título debe ir en mayúsculas y negritas. Se recomienda que el título del trabajo no tenga una extensión mayor de diez palabras. Todas las notas aclaratorias a pie de página tendrán su llamada en numeración corrida en arábigos volados. Estas notas no se utilizarán para referencias bibliográficas; su uso será exclusivamente para confrontar o añadir otra información que no pueda incluirse en el cuerpo del artículo. Los dibujos, mapas y fotografías se denominarán figuras (Fig.1, Fig. 2, etc.) y las gráficas se llamarán gráficas, así como los cuadros se llamarán cuadros. Las gráficas y figuras estarán preparadas para su reproducción, con una resolución de 300 dpi y se entregarán por separado del texto, debido a que si se incluyen no es posible trabajar con ellas para incorporarlas al formato final. Las figuras se acompañarán de un pie de figura, esto es, de un breve texto descriptivo que no exceda de tres líneas que se ha de anexar después de las referencias en el texto. Las imágenes deben tener autoría o referencia, misma que debe incluirse en la bibliografía. En el caso de derechos de autor, éstos deben ser solicitados directamente por cada autor y presentar la carta de autorización correspondiente. No se aceptarán imágenes de internet. Modo de citar: Los comentarios y notas al pie de página sólo serán utilizados para realizar alguna explicación adicional e irán numerados consecutivamente y a un (1) espacio. Las referencias correspondientes a fuentes publicadas tanto en medios impresos como electrónicos (internet) se incluirán en el cuerpo del trabajo mediante el sistema “Harvard”, escribiendo entre pa68


paréntesis el apellido del autor o autores, seguido de coma y el año, ej.: (Mesa-Lago, 2003). Cuando se trate de una cita textual, debe colocarse el número de la página de la cual se tomó inmediatamente después de la fecha, separado por dos puntos, ej.: (Mesa-Lago, 2003:45-46). Si hay varias obras del mismo autor publicadas en el mismo año, se mantiene el orden cronológico, diferenciándose las referencias utilizando letras, ej. (Mesa-Lago, 2003a) y (Mesa-Lago, 2003b). Las citas textuales de más de cinco (5) líneas serán incluidas en párrafo aparte a un solo espacio y con doble sangría. En estas citas no será necesario usar comillas. Las citas y/o referencias a comunicaciones personales escritas (cartas, oficios, correos electrónicos), las exposiciones orales (conferencias,

declaraciones

públicas,

etc.)

y

las

comunicaciones

personales

orales

(conversaciones y entrevistas) serán presentadas conforme a las mismas normas. Las citas textuales que ocupen menos de cinco renglones no se separarán del texto y se encomillarán; las de más de cinco renglones se separarán del texto dejando una línea en blanco antes y después, sangrando cinco espacios a la izquierda y a la derecha, se escribirán a renglón seguido, incluyendo al final de la cita la referencia correspondiente, siguiendo las indicaciones del inciso anterior. Referencias bibliográficas: Se colocarán al final del texto ordenadas alfabética y cronológicamente, incluyéndose solamente las efectivamente citadas. En el caso de señalar varios textos de un mismo autor individual o colectivo, las referencias se ordenarán entre sí por el año de su publicación, colocando el más antiguo en primer lugar. Si dos (2) o más trabajos de un mismo autor (individual o colectivo) tienen el mismo año de publicación, se añadirá a éste un código alfabético (a, b, c,…) y se ordenarán entre sí siguiendo dicho código, por ej.: 1995a, 1995b, 1995c, etc. La bibliografía se desglosará de la siguiente manera:

Ejemplo: Piña Chan, Román 1980 Chichén Itzá, la ciudad de los brujos del agua. Fondo de Cultura Económica, México. En caso de tratarse de una obra realizada por una institución oficial, se anotará según el siguiente ejemplo: Instituto Nacional de Geografía, Estadística e Informática (INEGI) 1992 XI Censo General de Población y Vivienda, 1990. Distrito Federal. Resultados Definitivos. Datos por AGEB urbana. Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, México.

69


b) Las referencias de capítulos o de trabajos en obras colectivas, deberán contener los siguientes datos: nombre del o los autores, año, título del capítulo, ficha del libro, esto es: nombre del autor o autores, en caso de que sea(n) editor(es) o compilador(es) anotarlo a continuación; título del libro (en cursivas), editorial, ciudad. Páginas dónde se encuentra el capítulo. Ejemplo: Smith Stark, Thomas C. y Ausencia López Cruz 1995 Apuntes sobre el desarrollo histórico del zapoteco de San Pablo Gúilá. R. Arzápalo Marín y Y. Lastra (comps.) Vitalidad e influencia de las lenguas indígenas en Latinoamérica, II Coloquio Mauricio Swadesh, Instituto de Investigaciones Antropológicas, Universidad Nacional Autónoma de México, México. Pp. 294-343. c) Las referencias hemerográficas deberán contener los siguientes datos: nombre del autor o autores, año de edición, título del artículo, título de la revista en cursivas, volumen y número de la publicación, páginas en las que se encuentra el artículo. Ejemplo: Sen, Amartya K. 1992 Sobre el concepto de pobreza. Comercio Exterior, 42(4) Pp. 310-326. d) Las referencias digitales deberán contener los siguientes datos: nombre del autor o autores, año, [en línea], título del artículo, nombre de la revista en cursivas, número de la publicación, páginas en las que se encuentra el artículo, liga y la fecha de consulta. Ejemplo: Ortiz Díaz, Edith 2002 [en línea] Los zapotecos de la Sierra de Juárez: ¿antiguos orfebres? Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas 81. Pp.141-149. http://www.analesiie.unam.mx/pdf/81_141149.pdf#search=%22edith%20ortiz%22 [Consulta: 10 de octubre de 2006] Los subtítulos deberán ir en negritas en minúsculas. Todas las figuras deben tener su respectivo pie de foto y autoría.

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No se aceptará ningún artículo que no cumpla con estos requisitos. Toda correspondencia deberá dirigirse a la Dra. María Elena Ruiz Gallut al Instituto de Investigaciones Estéticas, Circuito Mario de la Cueva, s/n. Ciudad Universitaria, C.P. 04510, México D.F. Tel. 5622-7547 Fax. 5665-4740. De igual manera los artículos podrán mandarse a la siguiente dirección electrónica: seminario.tlaloc@gmail.com.

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