18 minute read

Nota de tapa. Las marcas de la pandemia. Relatos de una

En el andar del silencio murmura un barrio esperanzado por volver a ser como era. Las persianas bajas de los comercios, las miradas desconcertadas por no saber cuándo la normalidad volverá a las calles. La angustia de quienes no pueden salir y, sin embargo, tienen que hacerlo para poder vestir la mesa familiar, como se pueda, pero con algo que no sea amigo de la nada. Los que encendieron las hornallas y activaron las ollas para que nadie se quede sin un plato de comida en cuarentena. Los que se arrojaron a las redes sociales para poder seguir conectados con el afuera. Los que aplastaron sillas de tanto zoom. Los abuelos y abuelas que queremos besar. Los emprendedores que llenaron de buenas propuestas online al barrio. La intensidad de la familia 24 x 7. La soledad en exceso. El tiempo siempre igual, la repetición de momentos aunque siempre distintos. Las ventanas llenas de vida, los balcones hechos jardín, los espacios nuevos descubiertos en cada hogar. El arte que viaja entre pixeles y cables. La educación traspasando la pantalla. Los maestros y maestras cansadas, pero haciendo de la distancia una nueva forma de la presencia y el acompañamiento. La cultura en el celular cerca para llenar de mundo a todas las personas. La naturaleza explotada de felicidad. La pausa de los arboles, la ópera diaria de los pájaros. La convivencia aturdida de tiempo compartido. Los te quiero en la distancia, los besos codo a codo, la ilusión de que esto ya va a terminar. Darse cuenta que la libertad no es tan libre y que lo que tenemos mañana puede no estar más. Valorar. Extrañar. Necesitar. Mirar al otro por primera vez. El dinero impotente de no poder comprar la cura. Los 2 metros. Las manos rotas de alcohol, el cuerpo detenido, la emoción a flor de piel. El guardapolvo blanco en el placard, la campana de la escuela a la espera, la cartuchera deshecha en casa. La esperanza de volver pronto. La necesidad de cuidarnos entre todos. Las camas llenas, el noticiero monotemático. Que lo inesperado sea una ola que renueve de solidaridad los corazones del mundo. En el barrio somos más, estamos todos, estamos todas para acompañarnos. La vida empieza en casa, en la cuadra, en el barrio.

Soledad Gonzalez Alemán @solegonzalezaleman

Advertisement

Mi experiencia durante la pandemia es positiva. Decir esto suena extraño, pero es la verdad, pues pude frenar, tal vez forzosamente, la locura de estrés que estaba viviendo. Mis clientes puede ser que sientan la falta de las riquísimas milanesas de soja “Cuadraditas”, pero quizás ya hayan podido suplantarlas por otro alimento. En cambio incursioné en Youtube grabando videos con clases de yoga, haciendo virtual lo que era presencial y que debí suspender desde el comienzo de la cuarentena. Lo virtual es también una linda experiencia. Pueden suscribirse ingresando en: Youtube: Mercedes Beatriz Azcárate Valoro lo espiritual que gané y quedarme en casa me gusta.

Mercedes Azcarate - @mercedesazcarate.2

La crisis económica provocada por retracción en las ventas durante el período 2016-2019, gobernado por Mauricio Macri, tiene su correlato en un fuerte incremento en los precios de los servicios públicos de luz, gas, agua y teléfono, además de los incrementos semestrales en el canon locativo, generando una fuerte pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores, todo ello agravado desde la disposición del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio. Era un efecto de la economía que venía en caída, nosotros lo veníamos detectando. Lo que ha hecho la Covid-19 es acentuar esa crisis. El impacto en la economía ya alcanza cifras importantes, con el cierre de muchos comercios. La reinvención en algunos rubros y la apertura de nuevos horizontes para quienes deciden apostar al comercio esencial no alcanzan para sostener los gastos fijos (...) Continuá leyendo en: www.larevistademibarrio.com.ar.

José Olivo - @canillita318

Cambia lo superficial, también cambia lo profundo. El barrio también cambia y también se modifican las relaciones. Vecinas y vecinos se siguen comunicando, charlan en las esquinas, se encuentran en los pocos comercios abiertos que pudieron soportar el simbronazo. La vida continúa. Lo que ha cambiado, y mucho, es el paisaje. La calle llena de barbijos y vacía de niños da una imagen de ciudad que viaja hacia la desolación. Pero todos sabemos que es pasajero y que pronto iremos recuperando el ritmo de barrio que siempre tuvimos.

Cuarentena en el barrio

A nivel personal, la pandemia cambió toda mi vida. Yo siempre trabajé en oficina, tenía que viajar, caminaba mucho entre lugar y lugar; ahora es un poco el parate de quedarse en casa, de trabajar desde casa, de también hacer como un doble esfuerzo para hacer, por ejemplo, actividad física en casa, al no poder caminar en la calle, porque la idea es tratar de tener el menor contacto posible. Se vuelve todo más complicado: un montón de negocios están cerrando, un montón de gente está viendo sus medios de subsistencia amenazados. Es una situación muy complicada, para rescatar puedo mencionar que se abrieron un montón de puertas de solidaridad, mucha gente salió a comprar mercadería para poder dar a los comedores, para que un montón de familias puedan seguir comiendo, puedan higienizar sus casas. Es importante remarcar cómo en los peores momentos, a veces, se despierta más la solidaridad.

Carolina Somoza - @carusomoza

A mí no me deja feas marcas en lo personal porque me reinvento siempre. Me encuentra en soledad, viviendo sola, sin ver hijos, nietos, amigos. Con un gran desconcierto pospandemia, pero tranquila. Descubrí a través de las redes relaciones y artistas que ojalá perduren. Lo más difícil es ver a los que menos tienen. Creo que de esto no se sale ni mejores ni peores, se sale con las mismas fuerzas que siempre tenemos los argentinos. Es un buen momento para mí, para escribir, para crear, y aun en soledad sentirme muy querida.

Susana De Carlo - @susanadecarlo.ofc

El mayor impacto lo sentimos en el hecho de que la mayoría de nuestros clientes están cerrados o con actividad reducida (empresas, restaurantes y patios de comidas). Sin embargo, por suerte tenemos clientes en la industria de sanidad y nos avocamos más a ese nicho, además sumamos un canal minorista de nuestros artículos básicos de indumentaria y protección de la Covid-19.

Silvia Fassio - @safimagen

RELATOS DE UNA REALIDAD INÉDITA

El barrio está silencioso, nos movemos como piezas de ajedrez. No hay hechos espontáneos, todo es pensado, dónde ir, si es necesario salir o no. Hay movimientos torpes, atravesados por los cambios de rutina. Ir al cajero automático resulta panicoso, mejor transferir. Todo parece ser un riesgo, calculamos distancias para que nadie nos roce siquiera. El barrio silencioso produce ecos, los pasos se escuchan cautelosos. Esos ecos replican temor, incertidumbre, pero también replican pensamientos que nos despiertan del aparente adormecimiento. Y en lo personal pienso que esta pandemia no es igual en todo el mundo. Nosotros la hacemos propia, única, diferente. Lo veo en quienes se reinventan, en quienes replantean sus modos de trabajar, en quienes cambian las reglas del juego, en quienes se cuestionan si les gustaba lo que hacían, en quienes buscan nuevos saberes y estrategias, en quienes la pelean sin parar. Pero la marca que nos distingue y que viene de lejos, de tantos volver a empezar, es la marca solidaria que nos caracteriza y siempre está latente, esperando agazapada ser otra vez protagonista en nuestros barrios y su gente. Esas marcas que dejan huellas y nos alumbran en este sinuoso camino.

Silvia Benito - @silviacristinabe

Si bien al principio la pandemia y la cuarentena fueron muy complejas, dado que tuvimos que mantener cerrado el negocio, una vez que hubo cierta apertura la gente que no salía a trabajar se encontró con que tiene tiempo para hacer lo que les gusta, muchos encontraron en las manualidades una válvula de escape a la angustia del encierro. Es por eso que las ventas comenzaron a marchar razonablemente bien y siguen así. En lo personal, me está mostrando que tal vez vivir locos corriendo atrás de no se qué "objetivos" no es lo más sano. Creo que se avecinan grandes cambios en nuestra forma de vida, donde cambie nuestra escala de valores y las prioridades se modifiquen, se potencie más la vida "hacia

Juana Blanco - juanajblanco@hotmail.com Creo que la pandemia impactó fuerte en Saavedra en lo comercial. Muchos comercios tienen que hacer malabares para no cerrar o no echar empleados y otros directamente tuvieron que cerrar. Los más afectados, como en todos lados, fueron los gimnasios y actividades afines. Y si bien no tenemos en Saavedra grandes centros culturales o teatros, lo cual nos tiene que hacer repensar la cultura y el arte en el barrio, estas actividades se detuvieron totalmente. Con el efecto que esto causa en los que hacen y participan del arte y la cultura: depresión, angustia, falta de propósito vital...Es muy claro que esta pandemia puso de relieve todas las cosas que estaban tapadas o ninguneadas, como la precaridad del entramado laboral y comercial pero, también, la gran reserva de amor y solidaridad que tenemos. (...) Continuá leyendo en: http://www.larevistademibarrio.com.ar

Emiliano Boidi - emisebastianb@yahoo.com

Lo que más llama la atención siempre de nuestro barrio es el sentido de pertenencia que no solo sentimos quienes vivimos en él sino también quienes lo visitan. La pandemia, por lo tanto, nos golpeó muy sensiblemente: perdimos la magia de los encuentros humanos cotidianos en tantos lugares de encuentro intencional o casual (las calles, los negocios, la escuela), pero también aquellos adentro" en lugar del afuera que no siempre es lo que más satisface.

más tradicionales y queridos (el parque y también nuestra biblioteca). Por supuesto, se sumó a la emergencia sanitaria y a la extensión de la cuarentena la preocupación por las consecuencias de la crisis para muchas familias que perdieron su fuente de ingresos. En la limitada posibilidad de volver a la "normalidad" con todos las precauciones sanitarias percibo dos sentimientos que pueden parecer antagónicos pero son complementarios. La expectativa de volver a ser el barrio de siempre, pero, tal vez, con mucha más valoración, al haber podido percibir en esta crisis lo mucho que nos ha dado a nuestra vida. Es una rara nostalgia por el mañana.

Jorge Marchini. Biblioteca Cornelio Saavedra - jorgemarchini@gmail.com

Entro a trabajar a las 7 y salgo a las 20 hs., y lo poco que veo es que el barrio está vacío, la peluquera se debe querer matar, el panadero trabaja, el mecánico también y el verdulero de Congreso y Balbín está trabajando a full. Todos los que tengo alrededor mucho impacto no tuvieron.

Gabriel - @ladelfinapastas_

La pandemia avivó el espíritu solidario y de cooperación que siempre hubo en este barrio, se afianzaron aun más los lazos, se armó más red y se reforzó aun más la empatía por el otro y el espíritu de lucha del barrio. Es notable como en Saavedra el propio vecino se involucra con el otro vecino, directamente, sin espera mediante. Creo que es un signo de que aquí se conserva conciencia de comunidad e identidad barrial, que no es tan común de hallar en las ciudades que en su crecimiento van borrando su propia memoria , promoviendo el anonimato. Saavedra resiste y puede ser un barrio que ponga en la agenda de la ciudad temas necesarios a debatir a mediano y largo plazo, como, por ejemplo, la producción de alimentos en las ciudades.

Carmen Sojo - @cocinasabiertas

¿Cómo impactó la pandemia en mi vida? Me ayudó a hacer una evaluación de mis pilares en la vida, que no me puede faltar. Soy una de las que puede seguir trabajando, y comida no me falta, pero pude registrar que extraño a mis amigos y a mi familia, sus abrazos; extraño mucho mis momentos de soledad en mi casa; y, por sobre todo, el valor de la solidaridad, necesito no sentirme sola y juntarme con otros que también ayudan. Uno cree que tiene la vida resuelta, y de golpe te golpea una pandemia y te trastoca todo. Mi mayor impacto, creo que fue sentirme vulnerable.

Andrea Zappe - lic_zappe@yahoo.com.ar

La pandemia es una situación traumática. Algo que sucede totalmente ajeno a lo que uno puede controlar y que cambia tu paisaje para siempre. Hay que aprender a vivir con ese cambio y depende de la actitud que uno tenga. También es un desafío ver lo que se puede hacer con lo que a uno le quedó. Para mí es una buena oportunidad de volver a escribir, que lo que quedó es online, es algo que va a perdurar. De otra manera no nos hubiéramos animado a hacer, pero que significa poder ampliar los metros cuadrados de nuestro salón. Después la emergencia de tener que buscar más dinero para sostener nuestra estructura. Además, nos pusimos a vender ropa, aprovechando la cartera de clientes que ya tengo. Creo que cuando volvamos a estabilizarnos nos va a quedar una experiencia para valorar más el presente.

Andrea de Centro A - @centroasaavedra Leemos y escuchamos mucho acerca de la pandemia y las políticas que el Estado lleva adelante para mitigar un virus que avanza en esta lucha desigual en la que nosotros contestamos con lo que podemos: que es el cuidado y el aislamiento. En mi caso particular lo vivo con paciencia y con la convicción de que es la única herramienta que hasta hoy existe. En la vida diaria hago más o menos lo mismo que todos y todas: realizo las cosas de mi casa, hago compras, leo, participo en encuentros y conversatorios por video chat, veo películas. Lo que sí por momentos lamento es que por pertenecer al "grupo de riesgo" no puedo participar en forma presencial de actividades que ayuden a sortear mejor este particular momento. También tengo ganas de ver a las personas que quiero, pero trato de no cultivar la melancolía pensando en que esto va terminar y que nos volveremos a encontrar. Lo que sí me preocupa de sobremanera es la situación económica y social de aquellxs que perdieron su trabajo y que si bien el Gobierno intenta compensar, con distintos planes, nada es igual al salario percibido por el trabajo. A la espera de que esto termine, que la economía de nuestro país se vaya recuperando y podamos volver a disfrutar de nuestro parque y de las hermosas calles de nuestro barrio, sigamos cuidándonos con la responsabilidad que el momento requiere.

Alicia bello - alicia.m.bello@gmail.com

Observando a mi querido barrio, Saavedra, veo que es como que se bifurcó la vecindad, veo gente que añora volver a la normalidad y que hace lo imposible para mantener su negocio en pie, su trabajo; desde las ventanas, desde los balcones veo gente mirando hacia afuera preguntándole al cielo cuando volveremos. Por otro lado, veo, a veces, la inconsciencia de la gente, donde sin autorización están en nuestro querido parque, que todos queremos y añoramos tanto, donde la gente dijo “basta, salgo”, donde la gente un día de sol sale a nuestra querida Avenida Balbín, camina en nuestras calles, sin pensar en que nos podemos agredir. Yo creo que afloró en muchos la conciencia de tener que ayudar al otro, de hecho, veo tantísimas ollas populares que están dando de comer a tanta gente en Saavedra, y tanta gente que está ayudando, como mi hija que compra mercadería (heladera, conservadoras, termos, etc.), y entrega, y va y viene. (...) Continuá leyendo en: http://www. larevistademibarrio.com.ar

Nora Motta

“Las marcas de la pandemia” es un excelente nombre para tomar conciencia de lo que significa lo que nos está atravesando. Particularmente, en el Museo Saavedra, la marca es la ausencia de los chicos que diariamente nos visitaban, entre 200 y 250 alumnos. Ese ruido, el lío que armaban, el picnic; eso se extraña y es lo que más se nota. También nos obligó a reinventarnos y a establecer un vínculo con los alumnos a través de los docentes por el mail. Nos pusimos a trabajar en cómo ser una herramienta para el docente. Elaboramos muchos crucigramas, carpetas, dibujos y textos comentados sobre la historia. Y además están las redes para dar a conocer muchos objetos que a veces no tenemos lugar en dónde enseñar.

Leontina Etchelecu. Museo Saavedra - @leontinaetchelecu

Nosotros llegamos a Saavedra con la pizzería hace 30 años. La fisonomía del barrio cambió mucho por la expansión inmobiliaria. Lo que veo con la pandemia es que se volvió un poco a esos años, con el auge de la actividad social de los vecinos, no en persona pero sí a través de la tecnología. Noto mucho apoyo entre los vecinos, viendo en qué se pueden ayudar; esta es la parte positiva que veo. Lo otro es el golpe económico que recibimos, si bien muchos aprovecharon para reinventarse casi obligados.

Martín - @hookpizzeria

Te cuento que somos una comuna con menos casos de Covid, eso es un poco de orgullo que tiene que ver con el comportamiento que tuvimos como vecinos. Como vecina de Villa Urquiza te puedo decir que veo mucha conciencia en la calle, en los comercios, en cómo atienden a la gente, en los protocolos. Como última candidata a comunera por el espacio de Matías Tombolini, siempre miramos algo más, cómo es la conducta del vecino, el impacto familiar y la economía de los comerciantes. Hay 3.600 comercios que cerraron, pero también observamos que esos comercios se reemplazaron, por ejemplo, entre Triunvirato y Monroe o La Pampa 75 comercios cerraron pero se reconvirtieron. Analizamos también cuánta ayuda recibieron esos comercios de la parte de la Ciudad de Buenos Aires para sobrevivir. No me voy a olvidar que cerraron más comercios en 2019 sin pandemia que hoy con esta situación. Las grandes ayudas a nivel nacional no se vieron reflejadas a nivel Gobierno de la Ciudad.

Jacqueline Wassouf - @jacquelinewassouf La pandemia me afectó desde cosas mínimas a más grandes. Mínimas desde las compras en el súper. Antes iba a comprar cuando necesitaba o se me terminaba algo. Ahora me organizo, voy una vez por semana a la verdulería o al supermercado. El tema para las mujeres, la depilación, los cortes de pelo. Hoy en día me da miedo meterme en un lugar donde me corten el pelo o me hagan las manos. En mi trabajo (médica psiquiatra) no vi el cambio porque sigo atendiendo online, me adapté bastante a esta modalidad. Por ahí lo que más impactó es el tema de mis padres, que con mis hermanos les llevamos provisiones los fines de semana. Fue como tomar más conciencia de la edad de mis viejos. Este tiempo se les rompieron varias cosas en la casa, entonces hubo que estar más encima de ellos.

Mariana Baró - @marianabaro

La solidaridad en tiempos de pandemia (...) La lucha contra la COVID es una batalla que no termina con el fin de la pandemia, esto recién comienza. Las organizaciones sociales y los vecinos participativos que preparan viandas de lunes a lunes para que a nadie le falte el plato de comida son un verdadero equipo invisible que pelea en las más difíciles canchas. Una red solidaria sin más armas que la unidad, la esperanza y el sentido de la comunidad que renace en estos meses en los que nadie se salva solo. El debate de los próximos años nos volverá a poner en la discusión sobre una real redistribución de la riqueza en contraposición con salidas progresistas de maquillaje. Nuestra Comuna 12 tiene una historia reciente que nos marca un camino. Fueron los vecinxs y las organizaciones los que le pusieron el pecho a las inundaciones de 2013, es la comunidad organizada la que defiende los espacios verdes contra el negocio inmobiliario del cemento. La pandemia nos puso otra vez en la cancha, los héroes y las heroínas son los mismos de siempre, son invisibles, quizás no tan reconocidos, quizás sin tener ese aplauso de las noches. Nada será igual, por lo que el desafío es que la solidaridad que llegó en la pandemia se quede como el eje ordenador del trabajo en el territorio por mucho tiempo. La solidaridad es el gran emergente de esta la pandemia y sobre esa base debemos construir una sociedad mejor hacia el futuro.

Pablo Ortiz Maldonado - @pabloOm12 (La opinión de Pablo OM es más extensa. Lo publicado es un fragmento. Podés leerla completa en: http://www. larevistademibarrio.com.ar

PALABRAS PARA EL TULI Los números se congelan, si algo pasó en el dos mil veinte, siempre habrá pasado en el dos mil veinte, en un número de mes y en un número de día. Las estadísticas siempre serán las mismas, si se dice que un terreno tiene tantos metros cuadrados, los tendrá siempre. Para la estadística el Tuli irá a parar a alguna columna y casi no modificará los decimales. Por el número de DNU con fecha de marzo se podrá leer que los desalojos quedan absolutamente prohibidos hasta septiembre, pero siempre habrá un “pero” judicial que hasta puede querer invertir la carga de la prueba. Por ejemplo, un fiscal que insinúe acusar a la familia de abandono de persona, cuando todos sabemos quiénes son los culpables de abandonar al Tuli.

Las palabras son más amplias, permiten más interpretaciones que los números. Con las palabras se puede mentir, decir una cosa y hacer otra, pero hay palabras que si van juntas demuestran algo, por ejemplo, las palabras “desidia”, “negligencia”, “mentira”, “traición” e “indiferencia”. La indiferencia al ser humano se puede transformar rápidamente en el interés por los negocios. Al Tuli no le importaban los números. El Tuli mantuvo la casa de sus viejos tal cual estaba y dijo “yo no quiero nada” y la cuidó tal cual estaba. Cuando lo sacaron engañado del terreno de Melián y Vilela solo dijo “me están matando en vida”, y vaya a saber qué cosa pensó el poco tiempo que pasó hasta morir.

El gobierno de la ciudad atenderá, como siempre, los números y las estadísticas frías y mentirosas.

En Saavedra la historia de lo que pasó será contada por nosotros, y aparecerán los nombres de los culpables, y hablará de la inocencia del Tuli en todo el sentido de la palabra. Y no dejaremos que se olvide al Tuli como víctima ni como persona, tal vez sin números ni estadísticas, pero sí con palabras.

Ernesto Garabato Facebook: Ernesto Garabato

This article is from: