RECUENTOS BRUJOS
2. RECUENTOS ESPIRITUALES - El Conocimiento -
RECUENTO DE NOMBRES INAPROPIADOS 0 No podemos llamarle El Conocimiento porque invadimos el terreno de la Epistemología, o de la Psicología Cognitiva. Solo la mayúscula “C”, en la presentación escrita, establece cierta distinción. 0 No podemos llamarle El Conocimiento Oculto porque resulta innecesario, y quizás hasta ofensivo. La suprema importancia de El Conocimiento no admite apelativos para el que lo juzga desde el lado de la experiencia. El supuesto hermetismo del Conocimiento es más bien una apariencia, un resultado de la deformación cultural, una fórmula de comunicación. A la gente no hay más remedio que especificarle que se trata del Oculto. El vidente entiende una misma ley natural, pero en un grado de profundidad tan radical que, para él, llamarle El Conocimiento es más que una contracción coloquial: es un título. 0 No podemos llamarle Sabiduría porque semánticamente no marca ningún salto cualitativo, ninguna concreción. La Sabiduría alude a un superhábit demasiado vago, literario, popular, en el manejo de la información, de esa gran ley natural. Conocer supone una captación práctica de la realidad, imprescindible para comprender la radicalidad de esa información. 0 No podemos llamarle Libertad, aunque es técnicamente justo, y universal, porque es tan utópico que no tiene validez metafísica. Liberación se acerca más porque hace referencia a un proceso, pero a estas alturas es ya patrimonio jesuítico. 0
No podemos llamarle Iniciación porque es demasiado esotérico, excluyente, ritual.
0 No podemos llamarle Magia porque es un término que pone demasiado el énfasis en los resultados, en lo indistintivo, en lo imposible, en el capricho y en lo infantil, cuando no en la prestidigitación. El milagro es una consecuencia, nunca un inicio. Esa magia en la que todos pensamos, la de Walt Disney, la de Merlin, nunca existió. 0
No podemos llamarle Hechicería porque resulta muy poco humilde. ¿Quién se atreve a tenerse por hechicero?
0 No podemos llamarle Esoterismo, Ocultismo, Hermetismo, porque son palabras degradadas por los medios de divulgación. Bienintencionados o no, los han convertido en ismos, en productos de consumo intelectual, accesorios, etiquetables. 0 No podemos llamarle Dios por sus nefastas asociaciones eclesiales. Tenemos el prejuicio metido en la médula. Lo único que sabemos de la causa primera es que ha de existir y ha de ser algo muy gordo. Pero su naturaleza es tal misterio que es más práctico considerarla una parte del Conocimiento y no su núcleo principal. Enseguida caemos en la vulgaridad de reducir todo ese misterio a la imagen de un abuelo en zapatillas. 0 Tampoco podemos llamarle Buda, Krishna, Alá, etc. Todos participan de la misma suerte semántica y humanizan excesivamente el propósito. El Tao es la única “deidad” elegantemente abstracta, no racional, abierta, del panorama oficial. Pero los orientales la convirtieron en religión para suplir o para aprovecharse de sus deficiencias técnicas. 0 No podemos llamarle Yoga, Zen, Teosofía, Cábala, Gnosis, y todo el sinfin de respetables caminos que componen la espiritualidad esotérica y las técnicas de crecimiento personal, porque todas ellas son especializaciones culturales, psicológicas, locales, cuando no sectarias, discriminativas, y nosotros estamos buscando la palabra más imparcial. 0 No podemos llamarle Espíritu porque es un término demasiado ominoso, manipulable, desintegrado. Por un lado es cierto que El Espíritu es el resto de poder impersonal que hemos salvado de la Teología. Suponiendo ese mínimo nivel para saber que no estamos hablando del Santo, nadie le imagina una cara cuando piensa en él. Su definición permanece en
cierto modo intacta, grande, apoyada por la filosofía. Pero precisamente por ser erigida en el polo oficial opuesto a la materia, establece un dualismo dialéctico indeseable, estéril, endémico. 0 No podemos, por tanto, llamarle Espiritualidad, porque perpetúa ese dualismo y, además, con tintes académicos, históricos, cristianos. Espiritualismo es aún más inconveniente. Y Espiritismo es una confusa y especializada usurpación: parte de la base de que todos los seres que habitan el más allá son espíritus. La Ouija, los Ovnis, el Triángulo de las Bermudas... Pasan de moda porque limitan su campo de visión, se especializan. 0 No podemos llamarle Religión, término absolutamente reprobable. Aquí, esa exacerbada acentuación de lo espiritual , en despecho del profano y de su mundo de necesidades físicas, se junta con el miedo y la incultura, la política y el ritualismo litúrgico, para crear verdaderos monumentos al fundamentalismo y la hipocresía. 0 No podemos llamarle Mística, porque está asociado con las exageraciones del ascetismo. Es anacrónico y se le ha perdido el respeto. Cristiano. 0 No podemos llamarle Brujería porque está demasiado asociado a lo satánico, a lo medieval, y por ende también a lo cristiano, al esquema de un poder bueno y otro malo. Aunque es cierto que le salva su fonética y su componente subversivo por el lado masculino. Las Brujas son otra historia. La fabulación se las ha comido. 0 No podemos llamarle Videncia, por muy aséptico que nos parezca. Tiene a su favor que se trata de una designación incontestable, cuyo protocolo nadie se puede saltar, y que su derivación de la clásica Clarividencia comparte el mismo grado de cortesía que obviaba lo Oculto del Conocimiento. Al fin y al cabo el Conocimiento es el testimonio de los videntes, y la videncia está en la cumbre del Conocimiento. Nada más dramático que la ceguera del ser humano hacia su propia esencia. Pero el hecho de que, a nivel popular, esté asociada con el curanderismo, y el más integrista, nos avisa de su potencial religioso, exclusivista. Cualquier estúpido puede ser un vidente, y encarrilar a sus adeptos hacia aberraciones religiosas. Además, y en esto falla o acierta también la Clarividencia, lo visual es solo la herramienta principal, el escritorio; no es el todo. 0 No podemos llamarle Filosofía, tan etimológicamente deseable, tan orgullosa defendiendo su titularidad, porque es el dominio de la razón, parametrada además por una cultura, la griega, mucho más mitológica que iniciática. El impulso hacia lo verbal es tan estructural que anula toda experiencia, toda salud, toda credibilidad, alternativa o eficacia. Ser un mago del lenguaje no es precisamente tener Conocimiento, conocer las implicaciones energéticas del ego y sus dimensiones ocultas, con la adecuada cultura y por la propia experiencia. 0 No podemos llamarle Conciencia. Por un lado es cierto que la esencia de la realidad se muestra en una sustancia que ahora mismo solo puede ser bosquejada con los conceptos de energía o de conciencia. Y este último término tiene la ventaja definitiva de que implica un equilibrio, incluso humano, que no conlleva el primero. Cualquier exposición del Conocimiento es un Tratado sobre la Conciencia. Pero observemos que el término ha perdido en el castellano su “s” inicial: ¿Es que Consciencia era difícil de pronunciar, o es que se desmarcaba sospechosamente de la Conciencia ética? Es más que cierto que en último extremo están unidas, pero de momento gana la ética. La gente no entiende otro significado cuando se le habla de conciencia. 0
No podemos llamarle la Otra Conciencia, porque entonces excluimos la de aquí, la habitual.
0 No podemos llamarle El Todo. Pues tuvo su oportunidad; pero tenía un detractor más poderoso: La mismísima Nada. Y encima es ahora también apedreado por los movimientos antiglobalización. Una cosa es el entendimiento integral y la naturaleza holográfica del Conocimiento, y otra es el abismo racional de lo absoluto, del imperialismo. Se trata de estar en el centro de uno mismo, en equilibrio con nuestras posibilidades, no de creer en nada total. Eso es salirse del tiesto fenomenológico. Pues no hay nada total para el limitadísimo ser humano: en la vida, en la muerte, en el bien o en el mal. Todo es relativo. 0 No podemos llamarle El Misterio. Es un verdadero título honorífico. Pero la palabra da miedo, y nos disculpa del esfuerzo técnico. El Enigma, o El Secreto son términos más concretos, más atractivos, pero demasiado lúdicos. No se les puede tomar en serio. Lo Desconocido participa del mismo error que lo oculto o lo espiritual: excluye a lo conocido, que es en realidad de donde parte el impulso. 0 No podemos llamarle La Experiencia, La Iluminación, La Revelación, porque aluden solamente al espoletazo de salida. Son palabras clave porque inciden en el aspecto menos contingente del Conocimiento. Soñar, alucinar, imaginar, intuir, son pruebas o manifestaciones de esa otra realidad, pero un sueño consciente, un desdoblamiento, un satori son convencimientos definitivos que tarde o temprano ocurren y catalizan nuestra radical decisión. El problema es que darles prioridad crea angustia y expectativa, y El Conocimiento es desapego puro.
0 No podemos llamarle La Tradición por su sesgo conservador. No solo nos aboca a lo litúrgico y lo doctrinal, sino que destierra peligrosamente el componente de constante actualización que ha de llevar implícita una ciencia del Espíritu. A ningún joven se le ocurriría llamarlo así. El Saber Arcano corrige ese defecto, y muy notablemente, pero a cambio de resultar esnobista y minoritario. 0 No podemos llamarle El Poder porque la puerta está permanentemente abierta. El poder siempre está al alcance de la mano. En la selva y en la industria. Insistir en que un simple acto de voluntad, acallar la mente y percibir, es la catapulta infalible hacia El Conocimiento, humaniza y democratiza nuestra actitud existencial. No hay que hacer nada, ni saber nada. Conocer el silencio es un giro del destino, el único que cuenta. El hombre ha nacido para evolucionar. 0 No podemos llamarle El Sin Nombre, que sería lo ideal, por culpa del maldito “el”, que lo humaniza, determina, personaliza. Lo Sin Nombre se pierde en la abstracción. 0 No podemos llamarle Amor, Energía, Camino, Sentido, porque son palabras desgastadas, demasiado manipuladas como estandarte. Perfección es totalitaria y no incluye la estupidez. Superconciencia o Nueva Conciencia es demasiado americano. ¿Qué palabra hay que la historia no se encargue de machacar? 0 No podemos llamarle el Nirvana, el pensamiento alfa, el saber fundamental, la salud última, el otro yo, la conciencia intensiva, el orden implícito, lo abstracto. Parece una letanía. Buenos títulos para un tratado, pero muy relativas definiciones formales. 0 No podemos llamarle Chamanismo, porque es jerga de antropólogos y está asociado al animismo. Chamanismo Tolteca, o Nagualismo, son intentos francos de localizar la responsabilidad espiritual. Pero también está Chuang-Tzú, Fukuoka, Suzuki, Theilhard, Cioran, Bohm, Durkheim, Ibn Arabi, Guenón, Sivananda, Gyatso. Debemos a Castaneda la mejor actualización del lenguaje teológico, en un sentido amplio, pero ponerle un nombre al Conocimiento es excluir a demasiados genios del silencio. No hay culturas elegidas, sino un espíritu en el espacio-tiempo. Manifestaciones oportunas. Avatares. La información sagrada hace síntesis y forma intersecciones, y la mayoría de las veces lo hace a costa de sus portavoces, que no pueden por ello reclamarla como propiedad.
RECUENTO DE DEFINICIONES DE EL CONOCIMIENTO 0 El Conocimiento es la conciencia del silencio interno. El resultado de poner la atención en la percepción pura, sin la interferencia del pensamiento. La exploración, la experiencia directa de la más inmediata realidad. 0
El Conocimiento es la sensibilidad profunda hacia el sentimiento que emanan todas las cosas.
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Es la percepción y el cultivo de la Conexión que nos une con la realidad indiscutible del Espíritu.
0 El Conocimiento es el entendimiento de los grandes meditadores. La filosofía de los videntes. Su testimonio y su tradición, como sistema exhaustivo y comprehensivo de creencias, en toda la riqueza y complejidad de sus tres dimensiones constitutivas: la cosmología, la ética y los procedimientos prácticos. 0 Es saber, concebir, tener constancia de que existen otros mundos, otros órdenes estructurales, fenomenológicamente completos y ontológicamente válidos. Otras alternativas radicales a la existencia física, racional; universos paralelos, coetáneos, interpenetrados por el nuestro, donde podemos igualmente vivir y morir. 0
El Conocimiento es la cultura técnica de interpretación y acceso a la esencia energética de la realidad.
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En realidad, el Conocimiento no es el objeto de le Epistemología, sino más bien al revés.
0 El Conocimiento es la unión de la “Experiencia de Iluminación”, y de la “Cultura Intelectual”. La primera es aquella vivencia en la que nos damos cuenta cabal de que existen otros mundos y tenemos otros cuerpos, otros vehículos para nuestra conciencia individual. Los métodos de acceso más habituales son la meditación profunda, los sueños lúcidos, las sustancias psicotrópicas, la proyección astral y las técnicas de trance (regresivas, rituales, etc). Sin embargo, sin una mínima cultura crítica, ética, abierta, seria, no es posible dotar de coherencia, utilidad e integridad a ninguna experiencia de iluminación.
0 El Conocimiento es, por tanto, todo ese proceso de desarrollo personal que se abre al individuo si controla con verdadera cultura sus experiencias de iluminación. Y ese desarrollo tiene por objeto, naturalmente, su realización y bienestar personal, así como la evolución del ser humano como especie. Solo que en unos parámetros de significado mil veces más intensos que los de la sabiduría cultural humana. 0 El Conocimiento es una revelación, un salto al centro, una vislumbre fugaz, una comprensión súbita que todo lo cambia y lo condiciona. 0 No se trata de trascender a la muerte, ni de alcanzar ningún absoluto o “totalidad”, sino de concebir que existe una posibilidad radical para la conciencia que supone un cambio cualitativo, cuántico, con respecto a la sabiduría cultural, racional, familiar, vulgar. El Conocimiento es comprender que, puesto que todo es relativo, es la libertad la verdadera meta, y no la inmortalidad. 0 Técnicamente, y por principio, el Conocimiento se funda en algo que podríamos llamar El Propósito. La resolución íntima, decidida, integral de alcanzar el otro mundo antes de morir. 0 En realidad, basta con el intento puro. Uno adquiere el Conocimiento en el momento en que pone su intención activa y sincera en alcanzar la otra percepción, llegue uno hasta donde llegue, incluso aunque no llegue. 0 El Conocimiento es una lucha algorítimica, personal, intransferible, de enorme complejidad mental. Y el enemigo es el ego. 0 El Conocimiento es algo que está a caballo entre la rigurosa espiritualidad de los monasterios y el libertinaje de la cultura esotérica. Bebe de ambos, pero no pertenece a ninguno. Por eso es algo individual. Ambas culturas están plagadas de desatinos. 0
El Conocimiento es el arte de presenciar.
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El Conocimiento es la experiencia de la libertad de la conciencia.
0 El Conocimiento es el único sentido, razón, significado de la existencia humana. La única búsqueda útil. El único arma. El único consuelo. La manera correcta de vivir. 0
El Conocimiento es el único caudal que nos llevamos a la tumba.
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El Conocimiento es la desconfianza total. Ser realmente uno mismo.
0 El Conocimiento es la belleza del mundo. El equilibrio natural de todas las cosas, la paz, la calma, la armonía interna. 0 El Conocimiento es la inteligencia del universo, el plan táctico de la evolución. Una inteligencia constructiva, circunstancial, siempre presente, intencional, no humana, que se comunica con nosotros a través de las señales del mundo, de sus estructuras abstractas. 0 El Conocimiento es comprobar y asumir que el universo es un misterio inalcanzable, totalmente imposible de comprender, en perpetuo movimiento, conexión e igualdad. Todo es lo mismo, todo es igual; nada importa en realidad. 0 El Conocimiento es toda interpretación fenomenológica, sin juicios. Es el entendimiento puro, sin la tiranía del lenguaje. 0 Un ensayo audaz sería postular que El Conocimiento es enfocar. Mantener la atención en lo que percibimos visualmente. Inexplicablemente, el secreto está en los ojos, y por eso hablamos de Videncia. Cuando por fin despertamos en mitad de un sueño comprendemos que, por encima de todo, hemos estado ciegos. 0 El Conocimiento es una curiosidad insaciable hacia el misterio de la percepción. Todos los estados vibratorios del ser son perceptibles, pero el plano físico y la razón son la ínfima banda de frecuencias que encajan con la configuración humana. Sopa de partículas virtuales, emanaciones en aparente expansión, anillos infinitos, fibras, engramas, orgones, creación espontánea... La Física de Partículas y la Psicología de la Percepción son las disciplinas científicas capitales para adentrarse en El Conocimiento. El universo es un océano de mundos paralelos, entrelazados en dimensiones físicas inimaginables, a los que solo la percepción convierte en reales.
0 El Conocimiento es un poder que trasciende lo humano, e incluso la vida orgánica, tal y como la entendemos. La conciencia, la vida, la inteligencia, la intención y la individualidad se aglutinan en unidades operativas, emisoras y perceptoras en todas las escalas de vibración. Duendes, vírgenes, ángeles, ovnis, difuntos, aliados. Las configuraciones “mentales” de estos seres crean peregrinas formas de “razón” para interpretar sus estímulos, y hacer consistentes sus otros mundos. El metabolismo y la reproducción no son en absoluto los atributos básicos ni únicos de la vida. 0 El Conocimiento es siempre la más actualizada explicación del mundo. Estamos en el siglo XXI. No hay política, ni filosofía, ni ciencia, ni religión que realmente funcione. Estamos en una encrucijada evolutiva, y tampoco tenemos tiempo para disciplinas excesivas. Solo funciona lo que es profundamente sano, democrático, natural. 0 El Conocimiento es intentar en todo momento, en cualquier situación, vivir en silencio interno, espectadores silenciosos de nuestro proceso mental, perceptivo. No basta con dedicarle un rato al día. Vivir conscientemente todo el tiempo que se pueda es lo único que le da coherencia y sentido al misterio de nuestra existencia. 0 El Conocimiento es energía. Es el producto entre conciencia y poder. Más adelante ampliaremos este concepto, al abordar las correspondencias entre ciencia y espiritualidad. El Conocimiento es una transmutación, la fuerza colosal y potencial obtenida de la unión entre el “intento” de estar consciente y la voluntad de mantener “inflexiblemente” esa tensión. 0 El Conocimiento se fundamenta en tres propósitos básicos. La meditación constante, que nos enseña a percibir la esencia de la realidad, y a actuar correctamente. Los sueños lúcidos, que nos enseñan a manejarnos en la otra realidad. Y la salud, que por supuesto incluye la sobriedad, y que es quizás la más inalcanzable. 0 De alguna forma, y extrapolando alegóricamente las consecuencias, hay que decir que la búsqueda de la salud convierte al Conocimiento en una conciencia política, y al hombre de conocimiento en un agricultor, un crítico de la industria y de la vida urbana. 0
El Conocimiento es la sobriedad perfecta, la sensatez verdaderamente natural. La evidencia de la Naturaleza.
0 El hombre está hecho para moverse durante el día, y descansar por la noche. No hay nada más natural. Vivir consciente las actividades de vigilia, y actuar conscientemente en medio de los sueños: eso es el Conocimiento: la conciencia sin interrupción. 0 ¿Cómo es posible que este recurso ancestral haya sido borrado tan radicalmente de nuestra cultura? Los sueños no son creaciones cerebrales con significados psicológicos. Son experiencias reales en el otro mundo. No hay vía de conocimiento más inocua y accesible. No hay técnica que exija menos requisitos. La lógica natural del hecho de soñar es tan inapelable que, técnicamente, podría definirse el Conocimiento como “la experiencia y el control de los sueños conscientes”. 0 El Conocimiento es comprender que la muerte es soñar, y ordenar la vida en este sentido, en paz, en alerta, y de acuerdo con la tierra.
RECUENTO DE LAS APORTACIONES DE CASTANEDA 0 Castaneda ha actualizado el lenguaje espiritual. Su dialéctica literaria ha traducido los viejos conceptos de la teología en términos que cualquier persona del mundo actual puede comprender y digerir, cosa que desde luego no ocurre con los tratados cristianos, o de las clásicas escuelas orientalistas o gnósticas, obsoletas y desfasadas 0 Al mismo tiempo nos ofrece un “sistema de creencias” realmente independiente, que ni por asomo reproduce los endémicos parámetros, que la oficialidad desearía sempiternos, del cristianismo o la filosofía griega. 0 Ofrece sobradamente los tres elementos que ha de contener un sistema de creencias cabal: una explicación del mundo, una ética, y una metodología práctica. 0 Su descripción del mundo es exhaustiva y comprende todos los grandes temas de la filosofía teórica y practica: qué es el universo, la materia, la realidad, la percepción; de dónde venimos los seres humanos, y hacia dónde vamos.
0 Su ética, el camino del guerrero, es una norma de conducta que goza de una consecuencia interna intachable. Es un auténtico código moral, especialmente poderoso en el terreno de la auto-superación. 0 Sin ritualismos ni liturgias, su metodología abunda en infinidad de ejercicios y prácticas concretas para acceder a las experiencias directas de los elementos que preconiza su sistema de creencias. 0 Castaneda ha dado voz y peso al verdadero mensaje del continente americano. La enorme tradición y sabiduría milenaria que destapan sus obras rellena el vacío que dejó la represión conquistadora, y le da una dimensión escalofriante a la revolución que supuso el descubrimiento del Nuevo Mundo. 0 Castaneda ha devuelto a los sueños su verdadera significación dentro de nuestro destino como seres vivos. Una significación, por cierto, muy distinta de la que se estaba imponiendo en los manuales esotéricos a partir, sobre todo, del psicoanálisis. Los sueños no son símbolos ni recreaciones mentales. Los sueños son experiencias reales. Sobre todo a partir del momento en que “despertamos” dentro de ellos. Ése es el objetivo último de nuestras funciones oníricas. Podemos llegar a despertar, movernos y vivir dentro de nuestros sueños con la absoluta y acertada conciencia de que estamos dormidos en el mundo real, en nuestra cama habitual, domicilio, hora, etc. Esto transforma radicalmente nuestra idea del mundo, y convierte a esta experiencia (que Castaneda llama ensueño, y otros autores sueños lúcidos) en el principal método de iniciación, abriendo la perspectiva más natural, espectacular y democrática que jamás ha tenido el hombre para experimentar no solo otros mundos, otras realidades, sino sobre todo las inmensas e insospechadas posibilidades de la percepción y el conocimiento humanos. 0 Castaneda le da una nueva dimensión, trascendental, a la salud humana dentro del marco de la psicología evolutiva. El hecho de que Don Juan (rezo por el día en que esta referencia desbanque, en las prioridades del acerbo cultural, a su homónimo Tenorio, mil veces más intrascendente) fuera un anciano física y muscularmente excelente, que muere voluntariamente y en plenitud de facultades, entierra definitivamente el nefasto dualismo de la ascesis cristiana, y confirma uno de los pilares inconscientes básicos de la espiritualidad actual: el ser humano es un conjunto integral de espíritu y materia, y han de desarrollarse unidos y en armonía. La enfermedad no es inevitable. No es el final lógico del ser humano. La vejez pasa a ser un período de plenitud y no de degeneración. 0 Es ingente la cantidad de terapias alternativas, escuelas de artes marciales, intereses ecologistas, etnológicos, psicotrópicos y literarios que deben su éxito a la plataforma subliminal de posibilidades que ha suscitado la obra de Castaneda. Un éxito que roza incluso el oportunismo. Castaneda ha tocado una raíz profunda de la intuición humana. 0 En el tema de la droga, la aportación de Castaneda ha sido especialmente capital. Sus primeros libros demostraban que se podía hacer un uso místico de los psicotrópicos, como han hecho todas las tradiciones ancestrales. Luego, se ha cuidado de insistir en la contingencia de estas sustancias dentro del conjunto total del Conocimiento. Así que le debemos las dos actualizaciones: la de poner la droga en su sitio, contextualizándola antropológicamente, y la de señalarnos por qué es mucho más importante controlarla y elegir la sobriedad. 0 Aunque dialécticamente redunda en un tautologismo implícito, el de explicarlo todo en base a los movimientos del “punto de encaje” (chakra de la percepción), se ha de reconocer también a la obra de Castaneda el valor de constituirse en una nueva y consistente psicología de la percepción. Sus disertaciones acerca de los sentidos, el lenguaje, las interpretaciones semánticas y el proceso educativo tienen cuerpo suficiente para ello. 0 En cuanto al trato con la gente, a la fusión de lo místico con lo social, Castaneda introduce una estrategia, el arte del acecho, especialmente sugestivo y liberador. La mitología cinematográfica ha jugado también inconscientemente con esta intuición durante décadas: llevar una doble vida, borrar la historia personal, hacer arte del teatro con que protegemos nuestra intimidad, romper rutinas, etc. Por fin somos libres para manejar la verdad y la mentira, pues la malicia con que los profanos persiguen a los buscadores es tan antigua como destructiva. 0 Finalmente, un tesoro inestimable de la obra de Castaneda es el profundo sentido del humor con que sus personajes acometen la tarea del Conocimiento. Una irreverencia que no desdibuja la épica grandeza de lo que tenemos entre manos, pero que desmitifica y allana muy gratificantemente todos los babosos e intocables presupuestos de nuestra cultura espiritual. Este punto es, quizás, el que más credibilidad brinda al testimonio de Castaneda. Don Juan se parte de risa con los errores de sus discípulos, con los disparates de nuestra cultura racional, con las miserias de su propia naturaleza, y hasta con las rimbombantes manifestaciones del terror. Ningún farsante se arriesgaría a lanzar tan sublimes mensajes pareciendo tan humano.
RECUENTO DE LOS TEMAS CLAVE EN LA OBRA DE CASTANEDA 0. Introducción 0.1. LA TRADICIÓN TOLTECA. Desde hace milenios ha existido en México una casta de videntes, los toltecas, con una tradición quizás mucho más firme y poderosa que la de los egipcios o los tibetanos. Max Heindel, el gran vidente de los rosacruces, da cuenta de ellos, de manera muy tangencial pero desde luego mucho antes que Castaneda, como una de las grandes estirpes iniciáticas de la antigüedad. 0.2 LOS NUEVOS VIDENTES. Algunos siglos antes de que llegaran los españoles, los toltecas habían reestructurado profundamente su tradición para purgar los errores y excesos de los primeros tiempos. Como los dos testamentos bíblicos, los toltecas distinguieron entre antiguos videntes, cuya actitud general era lanzarse a la gran aventura de los desconocido, y nuevos videntes, cuya verdadera actitud es la búsqueda de la libertad. En ambos casos, el celo por el carácter oculto, hermético, de su conocimiento, ha hecho que no supiéramos nada de ellos hasta ahora. 1. El camino del guerrero 1.1 EL CAMINO DEL GUERRERO. Los nuevos videntes pusieron un énfasis especial en crear un sistema de conducta que estuviera al nivel, y a resguardo, del tremendo poder del conocimiento que manejaban los antiguos videntes, y de ahí su prioridad absoluta en cualquier exposición. El resultado es de una belleza, coherencia, originalidad y fuerza quizás superiores a cualquier otra ética o religión conocidas, incluso las más agudas filosofías de las artes marciales orientales. El camino del guerrero es una aportación tan enorme para la humanidad, que por sí solo justifica toda la obra de Castaneda. 1.2 LA IMPECABILIDAD. El núcleo fundamental del camino del guerrero es el concepto de la impecabilidad, que obviamente es hacer las cosas lo más perfectamente que puedas. Limpiamente, con estilo, con elegancia y gentileza, con puntualidad y precisión, con humildad y eficiencia. Con plena conciencia del aquí y ahora, concentrado en lo que estás haciendo, manteniendo el silencio interno. La impecabilidad está también directamente relacionada con el concepto de “ahorro de energía”. Una cosa lleva a la otra. 2. Cosmología y explicación del mundo 2.1 LAS VERDADES DE LA CONCIENCIA DE SER. El cuerpo teórico del conocimiento tolteca (otras veces llamado nagualismo, brujería, chamanismo, etc) se abre con las nueve premisas básicas del Conocimiento, que transcribimos textualmente: a) Vivimos en un universo de campos de energía. b) Que irradian (como infinitas fibras) de una fuente central. c) El hombre es un minúsculo encapsulamiento de esa energía universal: un huevo luminoso. d) Las fibras de energía del huevo luminoso solo están verdaderamente encendidas en un punto (el punto de encaje, o “chakra” de la percepción). e) Este punto alinea, o encaja, las fibras interiores del huevo con las exteriores; en esto consiste la percepción. f) Es posible mover este punto. g) Esto implica percibir nuevos mundos, cosa que el guerrero persigue para obtener energía. h) El “intento” (el espíritu, el nagual) es la fuerza omnipresente que nos hace percibir. i) El objetivo final de los brujos es alcanzar una conciencia total.” (ECS,23-24) 2.2. EL ÁGUILA. Aquello que en nuestra cultura llamamos Dios Padre, el Ser Supremo o el Creador, en el chamanismo tolteca se le llama el Águila, no porque lo sea en absoluto, sino porque así se aparece a los videntes que lo contemplan. Es una fuerza incomprensible, de la que todo emana, de la que nace toda conciencia, y a la que toda conciencia vuelve cuando muere el ser que la albergó. Una realidad definitiva, final; un destino inexorable; una entidad tan inmensa como abstracta, para la que lo humano no pasa de ser una insignificancia. 2.3. LAS EMANACIONES. Las emanaciones del Águila son una cosa-en-sí-misma, inmutable, que abarca todo lo que existe y todo lo que nosotros interpretamos como un mundo de objetos. Fluidas, siempre en movimiento, inalterables, eternas, parecen filamentos de luz ordinaria, pero la luz ordinaria carece de vida en comparación con las emanaciones del Águila, las cuales exudan conciencia de ser (EFI,65). Nuevamente, una teología de la voluntad divina nos sale al paso y, al dotar a cada átomo de un apremio inevitable e infinito (las emanaciones del Águila son al mismo tiempo sus “comandos”, sus órdenes, sus mandamientos), nos exonera de la responsabilidad de nuestra propia confusión. 2.4. EL HUEVO LUMINOSO. Los videntes “ven” al ser humano como un conglomerado ovoide de fibras luminosas, especialmente arremolinadas en ciertos vórtices o “chakras”. En esto coinciden los toltecas con las otras tradiciones
esotéricas: se trata del “aura” o cuerpo astral o cuerpo de deseos (según la teosofía); una interpretación familiar en el ocultismo. Ahora bien, así como otras escuelas se centran en el estudio de los colores del aura y sus chakras, los toltecas inciden en las complejas relaciones entre las fibras de energía interiores y exteriores, fibras que, al fin y al cabo, son las mismas. Solo somos los nudos de una inmensa red. 2.5. LAS TRES ATENCIONES. Los videntes dicen que en el ser humano (no en otros seres) hay tres tipos de atención, tres niveles de realización de la conciencia de ser. La primera atención es la conciencia normal, que se encarga del mundo cotidiano. La segunda atención tiene que ver con lo desconocido, y abarca todas las emanaciones dormidas del interior del huevo luminoso. Y la tercera atención se alcanza cuando el resplandor de la conciencia se convierte en el fuego interno, encendiendo al unísono todas las emanaciones y consiguiendo así la liberación integral de la conciencia. 2.6. EL PUNTO DE ENCAJE. De todos los chakras o vórtices de energía del huevo luminoso, el más importante para los toltecas es el “punto de encaje”, que se halla en la superficie de la parte posterior del huevo, a la altura del omóplato derecho, y que es el responsable, en la medida que alinea o “encaja” las fibras exteriores con las interiores, del proceso de la percepción. Las prácticas de la brujería tienen por objeto, técnicamente, mover o desplazar este punto para así alinear otros mundos y ampliar nuestras percepciones. 2.7. EL CONOCIMIENTO SILENCIOSO Y LA RAZÓN. A nivel evolutivo, el conocimiento silencioso es la posición del punto de encaje que hace milenios tenía el ser humano. Hoy en día esa posición es la de la razón. Lo interesante del asunto es que solo aquellos que están exactamente en una de las dos posiciones pueden ver con claridad la otra posición. Los poquísimos sujetos que, consciente o incoscientemente, han logrado esta singularidad son personas especiales que, de una u otra forma, han ejercido siempre como grandes líderes de la humanidad. El resto de los mortales, la abrumadora mayoría, tienen su punto en la vecindad inmediata de esta posición, y simplemente son los admiradores de la razón o el conocimiento silencioso, según el caso. 2.8. EL TONAL Y EL NAGUAL. Son las dos grandes instancias en que se divide cada ser humano. El tonal es la parte física, social, conocida, de la persona (el mundo de la primera atención); y el nagual es su parte profunda, desconocida, espiritual (la segunda atención). Una parte tan inmensa que convierte al tonal en una “isla”. Es fundamental que el tonal esté completamente limpio y en orden para permitir emerger al nagual. Don Juan era un testimonio vivo de esta premisa. A pesar de ser un anciano, su forma física era excelente y su conducta impecable. Su tonal estaba en perfecto estado. 2.9. LA FORMA HUMANA Y EL MOLDE HUMANO. Son dos experiencias concretas con las que nos topamos en el proceso de aprendizaje. La posición habitual del punto de encaje crea una especie de “guante” energético, la forma humana, del que los guerreros finalmente se desprenden, liberándose así de la fuerza apremiante que nos hace comportarnos de manera tan previsiblemente humana. El molde humano es una entidad exterior que actúa como el arquetipo energético del ideal humano, el sello original que nos conforma como especie. Don Juan nos avisa de la proverbial confusión entre la visión “fortuita” del molde, que cualquier meditador o devoto puede puntualmente alcanzar, y las apariciones de un supuesto Dios deslumbrante y todopoderoso que nos crea “a su imagen y semejanza”. Cualquiera que vea el molde supone automáticamente que es ese Dios humano y perfecto, irresistiblemente amoroso, de nuestra cultura religiosa. 2.10. LA VOLUNTAD. En los libros de Castaneda se habla de la voluntad en tres contextos distintos: Uno, como unas fibras que salen del chakra del vientre (el “hara”, según Durkheim), y que nos permiten realizar prodigiosas hazañas físicas. Dos, como el poder personal que utiliza el guerrero a la hora de tratar con el nagual, en contrapartida con la razón, que es el poder que utilizamos para poner en orden el tonal. Y tres, en un contexto más misterioso, como la energía del “alineamiento”, un momento energético determinado en el proceso de formación de la conciencia, y cuyo resultado final es el intento personalizado. 2.11. EL PODER PERSONAL. El poder personal es el nombre que Don Juan da, en los primeros libros, a lo que más adelante llamará “tener energía”. “Ahorrar energía” es acumular poder personal, y solo los hombres con poder personal suficiente pueden acceder a los secretos del más allá. Sin embargo, al calificar de “personal” a ese poder, se establece una suerte de diferencia cualitativa. Ya no es solo cuestión de “mucha o poca” energía. 2.12. LA IMPORTANCIA PERSONAL. “Nuestro más pernicioso desgaste de energía es la compulsiva presentación y defensa que constantemente estamos haciendo con el yo; la preocupación acerca de ser o no admirados, queridos o aceptados.”(ADE,45). Cierto sentido de importancia personal es bueno y necesario psicológicamente, pero cualquier exceso o perversión se convierte rápidamente en el principal responsable de nuestra ceguera e ineptitud espiritual, el escollo que acaba convirtiendo el proceso de socialización en nuestra más extenuante esclavitud. 2.13. LA ENERGÍA SEXUAL. Si queremos ser videntes hemos de volvernos “avaros” con nuestra energía sexual, pues el acto sexual es siempre una donación de conciencia aunque ese regalo no se consolide y cree un nuevo ser viviente. Es de
nuestra propia conciencia de la que se nutren nuestros hijos para crecer, y Don Juan insiste en que no tenemos otra energía que la sexual para acceder al ensueño (en esto sí que acertó Freud, con su concepto de la libido y sus procesos de sublimación). Pero el celibato choca diametralmente con nuestra cultura. Así que harían mejor en la escuela en enseñarnos técnicas tántricas de control sexual antes que aconsejarnos artilugios sintéticos que al fin y al cabo no impiden nuestra frustrante pérdida de energía. Occidente ha perdido hace mucho tiempo el norte de lo que significa la vida sexual, y las implicaciones socio-religiosas de esta ignorancia también son descomunales. 2.14. LA TIERRA. La Tierra tiene su particular y enorme cuerpo energético, que quizás podría tener relación con el campo electromagnético o los cinturones de Van Allen. Es un gigantesco ser viviente, individual y consciente, sujeto a las mismas fuerzas que nosotros. Y el guerrero es un ser cuyo caudal amoroso, en el sentido más humano, no descansa principalmente en una persona, idea o posesión, sino en la propia Tierra, en la esfera de conciencia que le hospeda y le sustenta. Ésta es la “predilección de los guerreros”, su verdadero amor. Raro será, pues, el guerrero que no busque con avidez los espacios despoblados, el contacto directo con el silencio y el poder de la naturaleza. 2.15. LAS PLANTAS DE PODER. Las plantas de poder fueron el primer paso que dieron los antiguos toltecas en el camino del conocimiento. Sin embargo, los nuevos videntes descontinuaron su uso para no caer en los errores de sus antecesores. La cultura de las drogas podría haber sido realmente iniciática si, como auténticos guerreros, hubiéramos sabido utilizarla para catalizar un despertar espiritual, haciéndonos fuertes luego en la verdadera columna del camino del conocimiento, que es la sobriedad. A la vista está que nos faltó sabiduría o información para llevar a buen puerto aquella incipiente revolución. 2.16. LOS SERES INORGÁNICOS. La Tierra, en su plano astral, está poblada hasta los topes de seres que no por carecer de las funciones de reproducción y metabolismo están menos “vivos” que nosotros. Tienen conciencia, cuerpo energético, intención, y emociones desgarradoras, como la tristeza, la alegría, la ira y el amor. Los toltecas incluyen en esta categoría, la de los “seres inorgánicos”, probablemente a todos los fantasmas y seres mágicos de nuestro acerbo esotérico-cultural. Unos son “aliados” nuestros, y guías indispensables en nuestras experiencias de ensueño. Otros son poderosos enemigos que, desde tiempos inmemoriales, nos esclavizan “implantándonos su mente” para vampirizar nuestras conciencias como si fuéramos los pollos de sus granjas. En todo caso, las implicaciones de su presencia entre nosotros son tan reales como prometedoras y peligrosas. 2.17. LA MUERTE. Por un lado, Don Juan insiste cuidadosamente en la realidad física de nuestra muerte, hasta el punto de identificarla con una entidad invisible siempre presente a nuestra izquierda, a la distancia de un brazo. Más técnicamente, los videntes describen a la muerte como una línea eterna de anillos iridiscentes que golpean incesante e imperceptiblemente a los seres humanos hasta que los hacen finalmente desplomarse. Pero el papel crucial de la muerte, sea cual sea la forma de su ser elemental, es que actúa como detonante voluntario y controlado en el proceso de explosión del fuego interno hacia la conciencia total, la experiencia final de los videntes realizados. Es fundamental, pues, familiarizarse con ella, no solo porque su realidad es aplastante, sino porque es nuestra capital herramienta para alcanzar la libertad; que es a fin de cuentas más importante que la inmortalidad. ¿Para qué queremos una inmortalidad si no nos libera del sufrimiento? 3. El proceso de aprendizaje: fundamentos generales. 3.1. EL NAGUAL. Hay que distinguir entre el término “nagual” entendido como contraparte al “tonal”, como vimos en el epígrafe 2.8, y el entendido como el guía o maestro responsable de aglutinar y dirigir al grupo de guerreros que el poder le confía. En este sentido, los naguales son seres con una configuración energética especial, y los guerreros a su cargo responden a una estructura de linajes que, en el caso de Don Juan, se ha mantenido a lo largo de veintisiete generaciones. Al parecer, Castaneda tenía una configuración aún más especial (nagual de “tres puntas”) que rompió con la estructura de linajes de Don Juan, abriendo una posibilidad menos hermética, más democrática, para el camino del Conocimiento. Cada guerrero puede ahora hacer su propia interpretación personal de la “Regla” (que es como los toltecas llaman al plan táctico con que el espíritu realiza sus designios en cada generación de videntes). 3.2. LA CONCIENCIA ACRECENTADA. Tradicionalmente, los naguales introducían a sus aprendices, manipulando sus puntos de encaje, en un estado especial de conciencia, la “conciencia acrecentada”, que les permitía aprender mucho más concentradamente, sin alterar su conducta habitual; aunque, como aparente “handicap” o contraparte, todo lo aprendido en ese estado quedaba olvidado cuando regresaban a su conciencia normal. De esta forma, los guerreros eran forzados a recapitular y mover sus puntos de encaje para recuperar todo ese inmenso caudal de información. Una posibilidad que despierta en nosotros abrumadores sentimientos de expectación: ¿Quizás hallamos vivido también nosotros experiencias de instrucción de las que no nos acordamos? La respuesta está en el ensueño y la recapitulación. 3.3. LOS CENTROS ABSTRACTOS.
Los centros abstractos son quizás la expresión teórica del desarrollo de la
“Regla” que rige los linajes de guerreros. Son como patrones recurrentes de circunstancias que se repiten cada vez que acontece una relación de aprendizaje entre un aprendiz y su maestro. Una especie de orden, de guión común, en todo proceso iniciático. Don Juan decía que había 21 centros abstractos en el nagualismo, en la brujería. Pero Castaneda solo escribió acerca de los 6 primeros: las manifestaciones del espíritu, el toque del espíritu, los trucos del espíritu, el descenso del espíritu, los requisitos del intento, y el manejo del intento. 3.4. NO-HACER. Parar el mundo es tan necesario para los brujos como leer y escribir lo es para el hombre común. El método básico para conseguirlo consiste en introducir un elemento disonante en la trama de la conducta cotidiana, en la continuidad conceptual de la razón. Ese elemento disonante se llama “no-hacer”. Así, hacer es lo que mueve y solidifica el mundo. No-hacer es lo que le detiene y disuelve. Un guerrero, pues, cultiva una actitud casi deportiva de interferencia mental y conductual (rompiendo sus rutinas, borrando su historia personal, etc), y practica también todo tipo de estrategias diseñadas para colapsar su continuidad perceptiva. Los libros de Castaneda están plagados de interesantes “no-haceres”. A grosso modo se les puede considerar como ejercicios para alterar la percepción. 3.5. EL SILENCIO INTERNO. “El único modo de pensar con claridad es no pensar en absoluto.” Como en cualquier mística, el silencio mental es la piedra angular del Conocimiento. Todas las técnicas de meditación, y todos los no-haceres perceptivos, tienen ese único objetivo: parar el diálogo interno. Y hay que decir que todas se quedan cortas, pues no existe hazaña más titánica que mantenerse, no ya constantemente, sino tan solo un corto período de tiempo, en un verdadero silencio interno. Llama la atención la resolución con que los toltecas identifican al enemigo: el diálogo interno. No lo llaman pensamiento, ni razón, ni discurso, ni imaginación. Ni siquiera monólogo. Lo llaman diálogo interno (aunque parecería más justo llamarlo verborrea interna). Esto da idea de la esencia esquizoide y desintegrada de nuestro mundo mental. 3.6. LA VIDENCIA. La videncia es dejar al desnudo la esencia de todo. La complejidad de su mecánica perceptiva hace que parezca una experiencia visual porque existe una misteriosa vinculación entre los ojos, y en concreto su “brillo”, y las distintas posiciones del punto de encaje; pero en realidad es un alineamiento global de emanaciones que se experimenta con la totalidad del cuerpo. Su dominio técnico está estrechamente vinculado al ensueño y a la maestría del intento (“el intento se intenta con los ojos”). El proceso es complejo, pero la experiencia es irrefutable porque cuando los videntes “ven”, hay una voz que les va explicando todo: es la “voz del ver”. Si esa voz no está presente, el vidente no está “viendo”. 4. Los procedimientos clave 4.1.1. EL ARTE DEL ACECHO. No es en el más allá donde se libra la más feroz batalla, sino en el mundo del tonal, contra nuestro ego y nuestros semejantes. Los nuevos videntes descubrieron que si se practica una conducta desacostumbrada (para con la gente) de manera sistemática e inteligente, el punto de encaje se mueve lenta pero inexorablemente. El acecho es, pues, el control sistemático de la conducta; el comportamiento del guerrero para con la gente. Pero la complejidad con que se despliega este arte para poder ser desarrollado (seis elementos, siete principios, cuatro disposiciones, etc), constituye una arquitectura que parece salirse de la esfera de lo práctico y de lo verosímil. Así que quedémonos con la esencia del mensaje: el místico actual tiene la licencia y el deber de ser inaccesible y no entregarse a nada ni a nadie. La idea es crear, con nuestro comportamiento, una niebla alrededor, y hacerlo además de manera artística, con un celo y una estrategia teatral impecables. 4.1.2. EL DESATINO CONTROLADO. “La fuerza de un guerrero se origina en dos certezas: la certeza de que el Águila es real y final, y la certeza de que lo que la gente hace es un desatino absoluto.”(EDA,209). El concepto del desatino controlado es particularmente sugestivo. Ciorán se chuparía los dedos. Un guerrero se da cuenta de que vive inmerso en el mismo disparate que sus congéneres. La única diferencia es que su desatino es consciente, es “controlado”. 4.1.3. EL PUNTO DE LA NO COMPASIÓN. Los toltecas sostienen que, para llegar a la libertad, hay que alcanzar antes el punto (como posición del punto de encaje) de la no-compasión. Esto puede parecer cruel ante una mentalidad tradicional, cristiana. Pero recordemos que los nuevos videntes son especialistas de la percepción. Puede que la compasión encubra un sutil egoísmo y un ensimismamiento en la imagen de sí. La frialdad de dejar de desear que los demás alcancen nuestra felicidad, deseo que lógicamente nace del cínico supuesto de que “ellos están peor”, es una herramienta única para percibir las esencias energéticas de manera efectiva. 4.1.4. LOS PINCHES TIRANOS. Técnicamente, los pinches tiranos (llamémosles “opresores”) son la herramienta clave en la maestría del acecho. Un guerrero utiliza voluntariamente la maldad de los opresores para templar su propio espíritu. La presencia en nuestras vidas de algún enemigo o personaje odioso deja entonces de ser una maldición, y se convierte en una inestimable herramienta de cambio; siempre, eso sí, que seamos fríos e impecables acechadores. Textualmente, Don Juan llega a afirmar que “o eres un guerrero o eres un pinche tirano; no hay otra”. Qué magnífica liberación.
4.2. EL ARTE DEL ENSUEÑO. El día en que uno se despierta dentro de un sueño, y sabe que está durmiendo y que puede moverse en el mundo de los sueños, y volar, y observarlo todo con la misma conciencia e identidad de su yo habitual de vigilia, se lleva las manos a la cabeza por la enormidad de la certeza de que esa experiencia es real y posible en todas sus consecuencias. La espiritualidad tendrá siempre una deuda con Castaneda por haber recordado a la humanidad este arcano, tan inexplicablemente olvidado, y brindarnos las técnicas para hacer de los sueños la más soberana vía a la sabiduría y la iluminación. Cierto es que Stephen LaBerge, con sus cursos de “sueños lúcidos” en la Universidad de Stanford, desarrolla quizás unas técnicas más efectivas y menos exigentes. Pero confirma la autenticidad de esta realidad. No se trata, pues, de contenidos simbólicos ni de productos de la mente. Los sueños son experiencias absolutamente reales. Los nuevos videntes descubrieron que el ensueño es la manera más directa y efectiva de mover el punto de encaje, de acceder a la segunda atención sin dañarla y sin correr peligro. Convirtieron sus sueños en la práctica más prodigiosa que puede hacer, no solo un buscador de Conocimiento, sino cualquier ser humano. 4.3.1. LA MAESTRÍA DEL INTENTO. El Intento es la fuerza sustentadora y omnipresente que interrelaciona todas las entidades del universo. Virtualmente identificada a lo largo de los libros con el Espíritu, lo abstracto, el nagual, etc, es la fuerza que crea y mantiene la especializada selección de emanaciones con que realizamos nuestra percepción. Intentar es el secreto. Los brujos desplazan su punto de encaje a través del intento, y lo fijan igualmente a través del intento. En el ensueño, por ejemplo, el intento de volar produce el efecto de volar. Sea cual sea, pues, el misterio que vincula al Intento con la intencionalidad y la percepción, lo cierto es que todos los usos que de él hacen los toltecas son literalmente sagrados. El intento es la voluntad de las emanaciones del Águila. 4.3.2. EL INTENTO INFLEXIBLE. “El manejo del Intento comienza con un comando dado a uno mismo, con un solo acto que tiene que ser premeditado, preciso y continuo; si ese acto se repite o se lleva a cabo por un período de tiempo largo, uno adquiere un sentido de intento inflexible que puede aplicarse a cualquier cosa. El camino queda despejado; el comando acaba por convertirse en el comando del Águila, y una cosa llevará a la otra hasta que el guerrero emplee todo su potencial.” Estamos ante uno de los núcleos principales de toda la mecánica de la brujería: “el orden del cimiento”. Se le llama también “intento inflexible” precisamente porque el requisito es que nuestro esfuerzo y nuestro propósito sea fiero e inamovible. 4.4. LA RECAPITULACIÓN. Recapitular consiste en recordar nuestras vidas, desde atrás hacia delante, hasta el detalle más insignificante, limpiando todos los recuerdos, uno por uno, con una respiración especial. La Recapitulación parte del hecho de que, ya que la conciencia es el alimento del Águila, ésta puede quedar satisfecha con una réplica perfecta de la vida del guerrero, reteniendo así, cuando muere, solamente su conciencia y no su fuerza vital. La tarea parece desoladoramente imposible desde el punto de vista racional, pero Don Juan insiste en que es una cuestión de disciplina: llega un momento en que uno de esos recuerdos se despliega ante nosotros con una vividez y realismo descomunales (los videntes llaman “el acomodador” a este recuerdo crítico), y a partir de entonces la Recapitulación se vuelve un proceso tan arrebatador como posible. 4.5. LA TENSEGRIDAD (PASES MÁGICOS). El objetivo de los pases mágicos no es solo el realce del equilibrio físico y metal, sino sobre todo la posibilidad de “redistribuir la energía”: trasladar a su verdadero sitio la energía que hemos ido depositando desequilibradamente, a lo largo de la vida, en nuestro huevo luminoso. Al principio, es lógico que los aprendices se sientan abrumados ante la ingente saturación de pases que tienen que practicar. Pero Castaneda insiste en que, al igual que ocurre con la Recapitulación, si se practican los pases tenazmente, se llega a un umbral en que la “energía redistribuida” inclina la balanza y pueden entonces ser realizados con meridiana claridad.
RECUENTO DE CRÍTICAS A CASTANEDA. 0 ¿Por qué ninguna “revelación” es perfectamente efectiva, coherente y definitiva? Las de Cristo o Buda o Mahoma han demostrado también quedarse muy lejos de serlo. La única esperanza es que tarde o temprano la gente recupere la práctica del "ensueño", de los "sueños lúcidos", como técnica habitual de trance y crecimiento personal, y entonces todo se aclare y ponga la historia misma a cada cual en su sitio. Mientras tanto, habrá que ser imparcial y asumir que, como Castaneda mismo transcribe, y como todas las iglesias sostienen para justificar sus propios errores, “el Conocimiento es un sistema de supuestas contradicciones”. 0 En general, lo más incómodo de las revelaciones de Castaneda es su poca coincidencia con las otras tradiciones, orientales o europeas. Salvo en temas como el huevo luminoso (aura) o el silencio interno (meditación), la absoluta novedad de los demás conceptos nos aboca a solo tres posibilidades: o bien el sistema tolteca es un invento, o bien las demás tradiciones han perdido el norte, o bien no hay objetividad implícita posible en las interpretaciones de los videntes,
sean de donde sean. Ahora bien, he de reconocer que, si yo me inventara una religión, no me arriesgaría a distanciarme mucho de los presupuestos de las ya establecidas. 0 Complicando aún más el dilema anterior, ocurre también que Don Juan tiene la costumbre de enfatizar las prioridades del Conocimiento de manera muy excluyente. Abundan las expresiones como “lo más importante para un guerrero es...” o “la esencia del conocimiento es...” o “la única manera de hacer esto es...”, etc. Pero luego son tan diferentes los términos que completan las frases que uno se ve desbordado de absolutas prioridades. 0 La insistencia en el estilo narrativo (literatura bruja, lo llamaría Carlos, un sistema no muy distinto del que los espiritistas llaman escritura automática) es una excusa demasiado conveniente para tratar los temas sin el rigor académico de una debida clasificación. 0 Cuántos capítulos olvidados, cuánto material proscrito, cuántas explicaciones arrinconadas, cuánta didáctica incompleta, sin terminar. ¿Son limitaciones inesperadas pero naturales de la capacidad científica del autor, o veleidades de su talento literario? 0 La “conciencia acrecentada” fue también un descubrimiento sospechosamente oportuno para continuar con la exitosa fórmula editorial que cerraba el ciclo de los cuatro primeros libros: los diálogos con Don Juan se convierten desde ese momento en un material inagotable. El grueso de la obra posterior de Castaneda lo forman, pues, diálogos y sucesos que, sencillamente, “no recordaba”. 0 El resultado es una “saturación” excesivamente desorganizada de contenidos. Pero incluso este desbordamiento está justificado: se trata de una profusión solo confusa para la mente lineal, racional, que solo se fija en las apariencias. La culpa la tiene el lector. 0 Para colmo, es realmente extraño el curso que tomaron las actividades y manifestaciones de Castaneda en los últimos años de su vida: el énfasis en la práctica de los Pases Mágicos y la Recapitulación, descalificando los contenidos de casi toda su obra anterior, sí tiene más de moción humana que de sentido común ¿Qué derecho tenía John Lennon, por poner un ejemplo musical, a proclamar, como lo hizo, que todo lo que hicieron los Beatles era una basura? Esa música es ahora patrimonio de la humanidad, y es ésta última la que acaba juzgando el valor de una obra, y no su autor. 0 Mostrar a un profano los Pases te hace sentirte ridículo, repelido, extravagante en extremo, sectarizado. Habíamos encontrado en Castaneda un lenguaje realmente próximo, libre y universal, pero la parafernalia de la Tensegridad vuelve a abundar peligrosamente en lo litúrgico, en lo excluyente. 0 Los seminarios que imparten las compañeras y aprendices del “Dr. Castaneda” conllevan un marketing demasiado americano, procaz, evidente, y caro. ¿No habíamos quedado que ponerse al alcance es malo? Todo el mundo coincide en que la gestión pública de la editorial de Cleargreen ha sido de todo menos impecable. Así que, sinceramente, parecía mucho más ecológica y guerrera la opción del nagual Julián: montarse una granja entre todos, y pasar de la fama y de la ciudad. 0 Cuánta ceremonia para ponerle el nombre a un subgrupo de monitores. Ya hemos visto demasiados gurús encantados con las ñoñerías de sus aprendices favoritos. Las brujas que vemos en los seminarios parecen a veces principiantes envidiando el lenguaje de los cinturones negros. 0 Florinda no sabe conferenciar. No se expresa bien. Deja las frases muy mal terminadas. Se impacienta. ¿Realmente ha escrito esos libros una persona que habla tan mal? 0 Sencillamente, no me puedo creer que Castaneda no nos lo hubiera filtrado si es cierto que Don Juan se hinchaba a hacer pases mágicos delante suya a lo largo de todo su adiestramiento. Con lo indiscreto que era para todo lo demás... 0 La Tensegridad es una magnífica gimnasia, nadie lo niega, pero un Tai Chi o una danza del vientre valdrían igual. Lo que pasa es que la gente es perezosa para una cosa y para la otra. 0 No son movimientos tan mágicos, cuando no se aprecia ningún efecto espectacular a nivel inmediato. No se “acumula” tanto silencio interno, si hay meditadores que no “paran el mundo” ni en diez años de práctica diaria. ¿Por qué esa resistencia, pues, a no hablar de la meditación, llana y simplemente, a la hora de lograr el silencio interno? 0 ¿Por qué esa descalificación del trabajo de Stephen LaBerge en Stanford? Ha conseguido que miles de personas “ensueñen” sin la saturación de requisitos éticos y guerreros que exige el sistema de Castaneda. Con pocas palabras y sin pillarse los dedos, lo cierto es que Castaneda es muy excluyente con las demás tradiciones. Ha tendido muy pocos puentes.
0 La ex-mujer de Castaneda, M. Runyan, no parece una guerrera para nada, pero lo cierto es que sus aportaciones centran y desmitifican al autor. Un rosario de trampas literarias no admite excepciones molestas. Don Juan era una mezcla de seres, extraídos de la infancia y juventud de Castaneda, de su cultura personal, probablemente, eso sí, girando alrededor de un verdadero chamán mejicano que conoció estudiando la carrera. 0
Si crees en ello, acabas soñando que te lo enseñan.
0 Dos enormes procedimientos técnicos, la recapitulación y los pases mágicos, devoran ahora todo nuestro tiempo libre. Una pizca de compasión, en honor a Oriente. ¿De dónde sacarían los oprimidos tanta voluntad de engaño? 0 ¿No hubiera sido mejor publicar de alguna forma la muerte iniciática de Castaneda? Necesitábamos ese testimonio. Había demasiados rumores de que tenía cáncer de hígado. 0 Al final va a resultar que todo en el mundo es mentira. No ilusión. Mentira. Cruelmente, el Espíritu corrompe a sus avatares para que no les idolatricemos, o para prepararnos para la Gran Mentira que nos espera al morir. Porque descarto la posibilidad de que lo haga simplemente por hacernos sufrir. 0 Las brujas le debieron hacer chantaje: o nos entregas tu suculenta herencia, junto con un buen medio de vida, o desvelamos tus secretos de cama. Eso es lo que algunos maliciosamente piensan que ocurrió.
RECUENTO DE LA NUEVA AXIOLOGÍA 0 Gracias al cielo, quizás, las incoherencias de Castaneda nos otorgan un tiempo o una distancia para asimilar el impacto de su obra. El academicismo la ha catalogado como un ejemplo exhaustivo de la génesis y proceso de un auténtico sistema de creencias, reconoce su enorme valor antropológico, y extrae algunos principios útiles, válidamente éticos, para nuestra vida privada. Pero deja latente la posibilidad de que la veracidad general del sistema resuelva, por el poder de su trascendencia, la pequeñez del problema de sus inconsecuencias. La perspectiva es tan prodigiosa como inquietante, tan liberadora como radical. 0 He asistido a seminarios en los que miles de personas expresaban en cuerpo y alma su fe en el valor de estas revelaciones. Gente culta que avalan con su experiencia el cumplimiento de los presupuestos y etapas de las enseñanzas. Yo mismo doy fe de ello. Este recuento tiene por objeto situar al lector en la misma posición ideológica con que estas personas entienden, a partir de su encuentro con las enseñanzas, el mundo que nos rodea. Hacer ver el cariz de sus nuevos criterios y escalas de valores, el tamiz axiológico de su conducta como guerreros. 0 Y, anticipando el cometido con algún concepto previo, ¿en qué consiste ese entendimiento? En resumen, o por decirlo con pocas palabras, es vivir constantemente llevándose las manos a la cabeza, perplejos ante las dimensiones de la estulticia humana y la deriva de los objetivos y el rumbo de nuestra sociedad. 0 Para cualquier seguidor de Castaneda, en primer lugar, las religiones oficiales son un auténtico pufo: delirantes enredos exegéticos sobre la base de Escrituras profanas, desviadas, inútiles, perdidas, desvinculadas de toda verdadera iniciación, y manipuladas políticamente hasta el paroxismo. 0 Para todas estas personas, la inmensa mayoría de los contenidos culturales de nuestra civilización, incluidos estudios, especializaciones, destrezas técnicas, quehaceres educativos, intereses y actividades artísticas, y no digamos modas, enfebrecimientos deportivos, o coleccionismos egoicos, caerían dentro del ilustrativo epígrafe de los “conocimientos que no valen la pena”. 0 Siga o no siga el camino del guerrero, cualquier meditador serio reconoce que si lo escrito en los libros de Castaneda es, no ya escrupulosa, sino básica o sustancialmente cierto, el chamanismo tolteca es probablemente la revelación más revolucionaria e interesante de la espiritualidad y el pensamiento contemporáneos. 0 La violencia y las guerras, el odio, la ambición, la posesividad, los vicios y la opresión serían aberrantes desatinos; en esto no hay desacuerdo con las éticas generales. Pero para el guerrero también lo son los ideales políticos, nacionales, religiosos y familiares, lo cual sí crea una diferencia con los credos oficiales.
0 Las estereotipadas vocaciones profesionales o vivenciales, las ardientes pasiones con que nos consagramos a nuestras aficiones e intereses no pasan de ser frivolidades intrascendentes. Monumentales pérdidas de energía. El sentido con que, a través de ellas, intentamos dotar de significado a nuestras vidas es de una fragilidad tan infantil como suicida. Queda completamente al descubierto que la gente no tiene ni idea de para qué vive. 0 Para el guerrero (vamos a llamarle así, para ahorrar hipérboles, al seguidor estándar de las creencias naguálicas, de los libros de Castaneda), las escuelas ocultistas y las mil distintas temáticas que exhiben los estantes de las librerías esotéricas son puros camelos, oportunismos o impulsos parciales de conocimiento erigidos sobre la base de videncias fortuitas, fraccionadas, subjetivas, magnificadas y sectarizadas. 0 La práctica generalidad de los seres humanos, al morir, se disuelven en la nada más tarde o más temprano. Exceptuando a los “videntes consumados”, y después de quizás largas existencias en los otros planos, la mayoría de los seres son reabsorbidos, hasta en la más mínima fracción de su conciencia, por el mismo Ser Supremo que les concedió esa conciencia al nacer. Cielo, infierno e individualidad serían, en todo caso, temporales. Finalmente caemos en el todo como las gotas en el mar. No queda de nosotros absolutamente nada. Imágenes en las terapias de regresión de algún buscador futuro. Pensamientos flotantes en los registros akásicos. El alma no es algo con lo que nacemos, sino un cuerpo que hemos de construir a lo largo de nuestra vida, sobre todo nuestros sueños, con mucho esfuerzo y dedicación espiritual. 0 Tener hijos se convierte en un riesgo incalculable a la hora de perder la oportunidad del Conocimiento. En la mayoría de los casos, la energía invertida en la descendencia nos deja bastante inválidos espiritualmente. Bienaventurados los solitarios, los que no encontraron amor, los que fueron privados del “indiscutible” bien de la familia. Esto es verdadero cristianismo. Las “doctrinas” de Castaneda le dan un vuelco a las prioridades de nuestros códigos sociales. Como debe ser. Los últimos serán los primeros. Las jerarquías católicas se convierten en verdaderos “brujos malignos” al preconizar justo lo que nos arruina energéticamente. Así de drástica es la verdad. No estaría nada mal, por otro lado, que los niveles de población bajen alguna vez. 0 La práctica espiritual más importante ya no es la oración, ni la meditación, ni el estudio, sino el control consciente de los sueños, que adquieren un protagonismo cultural sin precedentes (el último antecedente es, quizás, fuera de los toltecas, el de los aborígenes australianos en la “era del sueño”). 0 Desde luego, una de las consecuencias más escalofriantes e inapelables de esta nueva forma de ver las cosas es que “si no estás aprendiendo a controlar tus sueños, a dominar los sueños lúcidos, estás soberanamente perdiendo el tiempo en esta vida, pues no hay otro cometido más importante.” 0 El espíritu de lucha, la capacidad de autosuperación, el amor a la libertad, la humildad, la capacidad de improvisación y la eficiencia se convierten en cualidades morales de primer orden. 0 La vida propia, y la integridad física, es el bien más preciado. Hay que protegerla a toda costa. Los deportes de riesgo o cualquier otra exposición a peligros innecesarios son estupideces aberrantes. Seguir el camino del Conocimiento, tal y como Castaneda lo expone en sus libros, implica que nos tenemos que volcar en el cuidado y optimización de nuestro cuerpo físico y entorno material, partamos de donde partamos. 0 La fama y la actividad pública, así como el culto a la personalidad o el cultivo obsesivo de la imagen personal, son claramente contraproducentes. Y no por anti-burquesía, sino porque nos ponemos al alcance de los demás. Nos convertimos en su foco de atención, y un guerrero sabe que el peso de esta interferencia genera trampas del ego cuya realidad energética es letal. 0 “Un guerrero no hace nada solo por divertirse” (ECS, 86). Escandaliza quizás este aserto en una cultura que ha sacralizado la “diversión” hasta extremos fundamentalistas. Pero la gente acabará comprobando que basta con tener un buen “propósito” en todo lo que hagas para que además te diviertas haciéndolo. En realidad, todos conocemos demasiado bien el vacío a que suele conducir el buscar sistemáticamente la diversión solo por la diversión. 0 Para el guerrero, la filosofía occidental es tanto más estéril cuanto más cartesiana y positivista; y los artes quizás más útiles serían la poesía y el teatro (aunque esto es una aventurada interpretación mía) 0 Lo que sí me parece objetivo, en consecuencia con el nagualismo, es afirmar que cualquier daño infringido a la tierra o al medio natural tiene implicaciones kármicas inapelables. 0 Las drogas, sobre todo los alucinógenos, tienen un alto valor iniciático, siempre y cuando seamos capaces de abandonarlas luego en aras de la sobriedad. Si nuestra voluntad o salud es floja, es mejor que no lo intentemos siquiera.
0 Los ovnis y la inmensa mayoría de fenómenos extraordinarios de nuestro acerbo esotérico-cultural serían por fin atribuidos a la mediación de los “seres inorgánicos” propios de nuestro planeta. 0 De hecho, si Castaneda está en lo cierto, la humanidad debería superar sus diferencias y unirse con prontitud para luchar contra el verdadero enemigo común: las poderosas sagas de seres inorgánicos que nos esclavizan y devoran nuestra conciencia sin que ni siquiera nos demos cuenta. 0 Las esquizofrenias y cuadros psicóticos de muchos mal etiquetados enfermos mentales deberían revisarse, canalizarse, utilizarse, e incluso agradecerse. 0 La fuerza destructiva de los opresores, explotadores, criminales, acosadores y violentos también debería ser, precisamente para ser vencida, estratégicamente utilizada para potenciar el temple y el control de los guerreros, sin contemplar en ningún momento, desde luego, la posibilidad de que este uso revierta en una redención de estos tiranos hacia la oportunidad del Conocimiento. Por principio, nunca la tendrán. 0 En una utópica sociedad de guerreros, es fácil que la “psicología de la percepción” sea instaurada como asignatura básica en los centros educativos. Que los pases mágicos desplacen a la tradicional gimnasia. Y que la meditación, los juegos conscientes y las terapias regresivas, aparte de los “sueños lúcidos”, como hemos dicho, se instalen en el corazón de las técnicas de crecimiento personal. 0 La verdadera familia de un guerrero, su linaje, está en los grupos de videntes con los que el Poder le junta a lo largo del camino. Cualquier otra lazo, sea afectivo, consanguíneo o de afinidad, sería secundario. Lo cierto es que, por lo menos hasta la irrupción en escena del “nagual de tres puntas”, la “conciencia total” se alcanzaba en grupo. Pero hasta este requisito es prescindible en el estado de cosas actual. 0 En fin, y para resumir, la consecuencia más notable de la óptica con la que todos los que creen en la veracidad de los libros de Castaneda entienden el mundo quizás sea lo que el mismo Don Juan definió como el “desatino absoluto”:el disparate total, tragicómico, deplorable, espeluznante que para ellos es la sociedad humana y todo su abanico de costumbres, creencias y escalas de valores. Una perplejidad que, ante todo, resulta liberadora, por cuanto devuelve al oprimido, al que está fuera de lo que esa sociedad considera “valioso”, el verdadero poder de evolucionar en lo único que realmente importa: la conciencia.
RECUENTO DE CITAS ESCOGIDAS SOBRE EL CAMINO DEL GUERRERO 0 Para ser hombre de conocimiento hay que ser un guerrero, no un niño llorón. Hay que luchar sin entregarse, sin una queja, sin titubear, hasta que uno "vea". (URA,104) 0
Un guerrero reduce al mínimo sus necesidades. (URA,164)
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Ser vidente sin ser antes guerrero te debilitaría, pues te daría una mansedumbre falsa que te destruiría. (URA,247)
0 El espíritu del guerrero solo está engranado para luchar. Cada batalla es la última. El resultado no le importa. Así que mientras lucha, el guerrero deja a su espíritu fluir libre y claro, y sabiendo que su voluntad es impecable, en mitad de la batalla ríe y ríe. (URA,248) 0 Un guerrero sigue aquellos caminos que tienen corazón. Y sabe que un camino tiene corazón cuando experimenta gran paz y placer al atravesar todo su largo. (URA,249) 0 Un guerrero no tiene necesidad de tener historia personal. Así que tiene que ir borrándola poco a poco, armoniosamente, creando una niebla, una incertidumbre alrededor. Hay que borrar la historia personal para librarse de la carga de los pensamientos ajenos, para que nadie te dé por hecho. (VAI,32,38) 0
Un guerrero no tiene rutinas. Es libre, fluido, imprevisible. (VAI,114)
0 Un guerrero sabe que cada acto puede ser el último. Hay una extraña felicidad ardiente en actuar con el pleno conocimiento de que lo que uno está haciendo puede muy bien ser nuestro último acto sobre la tierra. (VAI,123,125)
0 Un guerrero es un cazador. Todo lo calcula. Eso es control. Pero una vez terminados sus cálculos, actúa, se deja ir. Eso es abandono. Nadie empuja a un guerrero. (VAI,172) 0
Un guerrero debe tener serenidad y aplomo, y no debe nunca perder los estribos. (RDP,38)
0 Un guerrero no necesita nada. La verdadera experiencia es ser un hombre, y lo que verdaderamente cuenta es estar vivo. La vida en sí misma es suficiente y completa y se explica sola. Un guerrero es perfectamente consciente de eso, así que se puede decir, sin ser presumido, que la experiencia de las experiencias es ser un guerrero. (RDP,76) 0 A la hora en que un guerrero es capaz de conquistar la “videncia” y el “ensueño” ya no le queda nada de interés por sus semejantes. (RDP,81) 0 Morir de contento es muerte de imbécil. Un guerrero muere a la mala. Su muerte debe luchar para llevárselo. (RDP,103) 0
No hay falla en el camino del guerrero. Síguelo y nadie podrá criticar tus actos. (RDP,104)
0 Un hombre común lo toma todo o bien como una bendición o bien como una maldición. Un guerrero, en cambio, todo lo toma como un desafío. (RDP,144) 0 Un guerrero no deja que nada le afecte. Puede estar viendo al mismo diablo y no dejar que nadie lo note. Su control es impecable. (RDP,190) 0
La meta de un guerrero es durar: por eso no corre riesgos innecesarios. (RDP,255)
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Las limitaciones de un guerrero son precisamente su camino al poder. (RDP,258)
0 La vida de un guerrero no puede ser fría y solitaria porque se basa en su devoción hacia su ser amado, su predilección: la tierra. No hay amor más grande para un guerrero. Un guerrero siempre está alegre porque su amor por la tierra es inalterable; y la tierra, que comprende y está viva hasta en sus últimos resquicios, le corresponde. (RDP,38182) 0
Un guerrero no busca consuelos. (SAP,139)
0 Un guerrero no deja nada al azar. Si tiene una intención inflexible acaba por alterar el curso de los sucesos a su favor. (SAP,140) 0 La gran ventaja que un guerrero tiene sobre un hombre corriente es que un guerrero no se decepciona cuando fracasa en una tentativa de cambiar. (SAP,174) 0
Todo lo que le sucede a un guerrero debe interpretarse como un presagio. (SAP,188)
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Los guerreros siempre tienen una oportunidad, no importa cuán pequeña sea. (SAP,190)
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Un guerrero se da cuenta de todo. Esa es su peculiaridad. (SAP,224)
0 Un guerrero sabe que espera y qué cosa espera, así que mientras espera deleita sus ojos en el mundo. La máxima hazaña de un guerrero es el gozo. (EDA,91) 0
Los guerreros impecables son seres solitarios. Sus contactos con la gente son siempre de uno en uno. (EDA,103)
0 Los guerreros no tienen vida propia. A partir del momento en que comprenden la naturaleza de la conciencia dejan de ser personas, y la condición humana ya no forma parte de su visión. Lo único que cuenta es su deber como guerreros. (EDA,297) 0
Las dos cualidades básicas de los guerreros son: el esfuerzo sostenido y el intento inflexible. (EFI, 221)
0
La libertad es aterradora para todo el que no sea un guerrero. (EFI,297)
0 Desde el momento que los guerreros son incapaces de sentir compasión por sí mismos, tampoco pueden sentir compasión por nadie. (ECS,59)
0 El hombre común y corriente actúa solo si hay alguna oportunidad de beneficiarse. Los guerreros, por otro lado, actúan, no por el beneficio propio, sino por el espíritu. (ECS,109) 0
Un guerrero no hace nada solo por divertirse. (ECS,86)
0
Se necesita belleza y moralidad para no convertir la videncia en hechicería. (ECS,112)
0 Un guerrero no agacha la cabeza ante nadie, pero tampoco permite que nadie la agache ante él. Nadie le posee, ni él posee a nadie. (RDP,33) 0 La guerra de un brujo es la guerra total contra el ego, contra ese yo individual que ha privado al hombre de su conocimiento silencioso y de su poder. (ECS,184) 0
El único modo de contrarrestar el devastador efecto del mundo de los brujos es reírse de él. (RDP,73)
0
No hay futuro. Para un brujo solo existe el aquí y el ahora. (RDP,275)
0 Por encima de todo, lo que realmente necesita un aprendiz es sobriedad y fuerza: seguir el camino del guerrero. (RDP,313)
RECUENTO DE TÉCNICAS DE ACCESO AL SILENCIO INTERNO A TRAVÉS DE LA ACCIÓN. 0 Nota previa: El objetivo de este recuento es brindar al lector técnicas de silencio mental compatibles con el desarrollo de nuestras actividades cotidianas. Ya damos por supuesto que lo ideal es parar, sentarse y hacer propiamente algún tipo de meditación. Pero, mientras que hay multitud de tratados escritos sobre la meditación clásica, he considerado más original y acorde con el espíritu guerrero desarrollar las técnicas “activas”. Demasiado frecuentemente convertimos la “sentada” za-zen en un rito auto-contenido que nos disculpa de vivir el resto del día alertas y conscientes, con lo cual caemos en el mismo error que los practicantes de las liturgias “oficiales”. 0 Mantras: Es la repetición incesante, fluida, flexible, firme, mental o susurrada, de una palabra de poder, un nombre, un vocablo mágico (OM), o una corta frase de alto contenido personal. Es una de las técnicas más habituales en toda tradición espiritual. 0 Comandos cuerdos: Se trata de dictarse a uno mismo órdenes verbales silenciosas. Mantener con uno mismo un diálogo cuerdo, correcto, consciente, pausado, enérgico, constructivo, implacable, bien dirigido, que nos impida desviarnos del Propósito. 0 Contar: Tenemos tan automatizadas las enumeraciones que incluso concentrados en otros quehaceres perdemos difícilmente la cuenta. Contar de 1 a 10, hacia delante o hacia atrás, es una tarea extremadamente simple, pero el hecho es que interrumpe poderosamente nuestro tren habitual mental. 0 No-haceres: Potenciar hábitos absurdos, inútiles, como mordisquear un garbanzo, mover los dedos, girar los ojos; o introducir desacuerdos conductuales, como ponerse un calcetín mucho más largo que el otro, cambiarse los anillos, etc, actúan como recordatorios. Cosas que no llamen la atención de los demás, pero sí la nuestra. 0 Intento inflexible: Término basado en Castaneda. Según él, es suficiente y prioritario “intentar” con un propósito fiero estar en silencio interno. La intención es mental, pero el intento es acción; he ahí la diferencia. Mágicamente, intentar sostenidamente algo, independientemente de su posibilidad, genera a medio o largo plazo, de manera inevitable, un resultado. 0 Cazando distracciones: La mente es un bosque enmarañado y oscuro. Los pensamientos son fieras que irrumpen entre la hojarasca. Con la espada de la determinación los tenemos a raya. Siempre buscan devorarnos, así que el buscador de silencio lucha sin descanso, con auténtica actitud guerrera, intentando anticiparse al enemigo. 0 Intervalos: Se trata de segmentar el curso de los acontecimientos en unidades estratégicas, debidamente acotadas, sobre las que podamos aplicar más controladamente nuestras técnicas de silencio mental. Si prestamos atención, comprobaremos que las rutinas diarias ya están de por sí segmentadas en unidades naturales fáciles de determinar: “cruzar
la calle”, “caminar por esta acera”, “comprar el periódico”, “ducharnos”, “realizar tal o cual gestión”, etc, etc. Se trata de convertir estos segmentos en intervalos de silencio en los extremos de los cuales podamos aplicar algún tipo de “cotas” identificativas, como recitar un pequeño Mantra, o hacer un movimiento táctico, o mirarse fugazmente las manos. 0 Asociaciones: “Cada vez que entre en el ascensor me he de fijar en esa mancha y recordar que debo silenciar mi mente”. Es un ejemplo de esta técnica. Asociar diversos objetos o sucesos cotidianos con la alerta espiritual. Es como ir dejando notas en nuestros recorridos que nos sirvan de recordatorios. 0 Anagramas en la mano: Dibujarse todas las mañanas en la mano algún pequeño símbolo personal (un punto, una letra). Ya que las manos las tenemos siempre delante, nos aseguramos un recordatorio constante. 0 Conciencia de la muerte: Aunque suene un poco tétrico, o monástico, la conciencia constante de la muerte, como quiera que sea la forma en que imaginemos su presencia, es una herramienta magnífica para darle seriedad y urgencia a nuestra lucha contra la distracción. 0 Conciencia de la respiración: Es el método yogui, y también zen, por excelencia. Grandes tradiciones ancestrales avalan el poder de esta técnica. La atención siempre puesta en la respiración es un barrido de paz y silencio para nuestro disparatado diálogo mental. 0 Conciencia del aura: Nos imaginarnos a nosotros mismos como una esfera de energía perceptiva, reactiva, que interacciona con un mundo también abstracto que fluye y cambia constantemente. Esto produce resultados sorprendentes, quizás porque se aproxima a la realidad. 0 Conciencia de algún chakra: La tradición esotérica sostiene que existen, en nuestra envoltura energética, vórtices especiales de energía asociados con las glándulas endocrinas de nuestro cuerpo físico. Para mantener el silencio tienen especial poder el “hara” (debajo del ombligo), y los chakras del pecho y la frente. 0 Conciencia del fuego interno: En el centro de cada uno de nosotros hay una llama inextinguible de poder y conocimiento. Iniciáticamente, el universo entero está en el centro más profundo de cada uno de nosotros. Vivir con la atención puesta en esa fuerza nos hace realmente invulnerables. 0 Conciencia del Punto: La técnica de visualización más sencilla consiste en imaginar que todo lo que somos se reduce a un punto sin dimensiones que flota errante en la inmensidad. Un punto sin barreras. Dónde lo situemos es indiferente a efectos técnicos. Un punto sin atributos resiste, como una boya en el oleaje, los embates de todo sopor mental. 0 Darse cuenta de todo: Otra técnica muy distinta consiste en asumir el reto de atender al máximo número posible de estímulos circundantes, con el objeto de tener siempre una visión global de lo que está ocurriendo alrededor. En vez de secundar nuestra secular atención especializada, aprendemos a cultivar una percepción panorámica, contextual. Los estímulos ya no son acontecimientos aislados sino partes de un “edificio significativo”. 0 Enfocar: Es una de las mejores. No se trata de ver, mirar u observar. Enfocar es agarrar con la mirada. Ser conscientes de que estamos mirando algo. La atención puesta en el complejísimo fenómeno de observar, de percibir visualmente. Es una técnica poderosa y muy compatible con cualquier actividad. Difícil de concebir, pero inestimable cuando se experimenta. Entonces se da cuenta uno de que llamarlo “enfocar” es justo. 0 Desenfocar: Parece contrario a lo anterior, pero poner la mirada ligeramente borrosa, sin que se note exteriormente, sin llegar a bizquear, tiene el efecto instantáneo de crear silencio mental tanto en nosotros como en las personas que nos rodean. Una técnica muy efectiva en las situaciones sociales comprometidas, aunque no tanto si tenemos que trabajar delante de un ordenador. 0 Visión abierta: El campo visual es una elipse de información luminosa atiborrada de acontecimientos. Normalmente ponemos toda la atención en el foco central, pero si dispersamos esa atención por todo el campo, incluidos los bordes, descubrimos un mundo nuevo y sugerente, plagado de extraños presentimientos. 0 Pantalla en blanco: Es una técnica clásica de Control Mental. Convertimos el campo visual en un inmaculado estanque de luz en cuyo borde exterior se clavan los pensamientos sin llegar a traspasarlo, sin ensuciarlo. Podemos movernos en el espacio visual a salvo de cualquier distracción. 0 El estímulo natural protagonista: Una técnica muy compatible con el quehacer diario es poner la atención siempre en aquel estímulo que se constituya en el protagonista natural de cada situación. Siempre hay uno. Y asegurarnos de localizarlo es una garantía de vivir realmente en el “aquí y ahora”, así como una valiosa pista para entender el mensaje
oculto de los acontecimientos. 0 Silencio interno verificado: Muchas veces ocurre que, pese a seguir una técnica con disciplina, es dudoso o leve el estado real de silencio interno que experimentamos. Esta técnica pone el énfasis en verificar con regularidad (ayudándonos por ejemplo de la técnica de los Intervalos) que nuestro diálogo interno está realmente detenido y que la ausencia de distracciones es pura. 0 Atender al mundo sonoro: Poner la atención exclusivamente en la información auditiva no solo es perfectamente compatible con el trabajo, donde siempre al fin y al cabo estamos manejando estructuras verbales, sonoras, sino que nos sumerge además en un espectacular universo de sensaciones nuevas, intrigantes, profundamente musicales. 0 Imaginar el astral: Muchos videntes llaman “el astral” a la Otra Conciencia, al otro mundo. Con una fe suprema en nuestra intuición, en nuestras dormidas capacidades mágicas, tratemos en todo momento de hacernos una idea de la prolífica realidad energética, de la lectura esotérica que subyace en cada evento cotidiano. La imaginación es, por definición, el ejercicio de los sentidos astrales. 0 Silencio en expansión: El silencio mental es una fuerza que se expande inconteniblemente, como energía radiactiva, desde el centro de nuestro ser hacia el mundo exterior. Cada conciencia reproduce, en el fondo, el misterio de un universo que explota. Potenciar esta idea no solo “empuja” hacia fuera toda intromisión amenazante, sino que amplía ciertamente el alcance secreto de nuestros sentidos. Nos convertimos en “irradiadores” de silencio. 0 El agujero negro: Otra orientación más, digamos, femenina consiste en imaginar que ese punto de conciencia en que nos convertimos es una nada inconcebible que todo se lo traga: lo mental y lo perceptivo, lo positivo y lo negativo. Todo cabe en ese vacío que opta por anular irreversiblemente todo lo que devora. 0 El testigo: Otra técnica clásica es imaginar que somos espectadores imparciales y externos de todo lo que nos ocurre, como si fuéramos un “doble” invisible que nos observa a algunos metros de distancia. Esta técnica es un magnífico ejercicio de serenidad y desapego que también nos identifica con nuestra esencia vidente. 0 Sublimar malos hábitos: Una posibilidad francamente buena es aprovechar el potencial obsesivo de los vicios para disparar el propósito. Cada vez, por ejemplo, que sentimos ganas de fumar, que no son pocas para el que lo quiere dejar, establecemos la asociación con el silencio, como en la técnica de los recordatorios. Los resultados son magníficos. 0 Conexión con el poder: La verdadera Conexión que un hombre debe cultivar es con el Espíritu, sea cual sea su concepto teológico o vivencial. Hemos visto que no podemos definirlo, pero todo el que lo experimenta constata que en efecto se trata de una conexión en toda regla. Intentar en todo momento esta conexión es un método infalible para sentirnos fluidos, confiados, respetuosos, y en profunda armonía con el entorno. 0 Vivir encendido: En una cultura cuántica, del todo o nada, es fácil aceptar que solo hay dos estados del ser: consciente o distraído, encendido o apagado. Se trata, pues, de hacer hincapié en la verificación constante de que nos hallamos en la posición correcta del conmutador: ON, encendido. De hecho, es más exacto hablar de “encendidos” que de “iluminados”. 0 Acción impecable: Como habrá podido comprobar el lector con las técnicas anteriores, hemos orientado este recuento hacia el imperativo de superar la dicotomía entre nuestro compromiso cotidiano con la acción y con la búsqueda de silencio interno. Se trata de vivir continuamente en conexión con la trascendencia, y no agotando por inercia la energía obtenida en los ratos exclusivos de meditación, así que es preciso encontrarle un sentido sagrado a la acción en sí misma. El tedio y la pereza son verdaderas aberraciones para un buscador de conocimiento. El Espíritu es acción. Todo se mueve. Se trata de convertir el versátil flujo de esfuerzos que inundan nuestra vida en un lenguaje de crecimiento a través, por supuesto, del inconfundible propósito de la impecabilidad, del silencio interno. Resulta extremadamente difícil traducir este concepto en palabras, pero existe una fuerza especial, como un vapor que la acción misma exuda, que se convierte en conciencia cuando esta acción es impecable. Lo siento, pero no encuentro mejor forma de explicarlo. 0 Secuencias de poder: Se puede hacer una aplicación visual de la técnica anterior imaginando la acción impecable como núcleo estelar de un sistema de elementos que orbitan a su alrededor. Pero tiene más poder mnemotécnico establecer una secuencia de acciones con tres o cuatro elementos (preferiblemente tres) que se disparan en orden en el momento de hacer silencio. Por ejemplo, la secuencia M-A-V: el mantra, la acción impecable, y la verificación. El primero es el cimiento, el acto repetitivo (que puede ser también un movimiento, un comando) necesario para arrancarse de la distracción, que no es fácil. El segundo es la elección de la conducta más perfecta del abanico de posibilidades con que nos enfrentamos en ese momento. Y el tercero es la verificación de que lo estamos consiguiendo, de que el silencio interno es real, de que no se nos escapa rápidamente entre los dedos.
0 Nota final: En fin, ya vemos que hay un buen repertorio de técnicas o claves de silencio interno en la acción, desde las muy sencillas hasta las más elaboradas, en consonancia, digamos, con la idiosincrasia o capacidad del meditador. En cualquier caso, habría que hacer notar que existen tres categorías de técnicas al respecto: a) las claves de visualización: técnicas que se apoyan en “imaginar” algún contenido mental; por ejemplo, la conciencia del aura. b) las claves de sensación: son aquellas en las que ponemos la atención en algún estímulo perceptivo real, como la conciencia de la respiración. Y c) las claves de acción: aquellas en las que nuestra energía está invertida en desarrollar alguna acción concreta, sea física o verbal, como por ejemplo la recitación de mantras. El lector podrá comprobar que todas las claves anteriores entran en una u otra de estas tres categorías. La clasificación tiene su importancia porque, al buscar una compatibilidad silencio-actividad es fundamental calcular bien la energía invertida. En este sentido, son más fáciles las claves de sensación, porque en ellas no tenemos que hacer nada. Pero existe aquí una suerte de principio de incertidumbre espiritual que hace que cuanto más fácil sea una técnica, cuanta menos energía necesitemos para llevarla a cabo, más precaria y endeble sea a la hora de mantener el silencio, más vulnerable a la distracción. Y viceversa. Cuanto más costosa, mejor retiene la conciencia. Curioso, ¿no?. La solución está, por tanto, en calcular bien nuestra energía disponible teniendo en cuenta este principio. Personalmente me inclino por las técnicas fáciles, pero es porque yo tengo muy poca energía. Cada cual habrá de estudiar cuál es la que más le conviene.
RECUENTO DE TÉCNICAS DE ACCESO A LOS SUEÑOS LÚCIDOS 0 Expresar nuestro propósito en voz alta, delante del espejo, antes de acostarnos: “Quiero despertar dentro de un sueño, darme cuenta de que estoy soñando”, por ejemplo. 0 Cambiar algunos objetos o muebles de su sitio habitual en el dormitorio. Esto hace que la mente perciba inconscientemente, mientras duerme, apremios subliminales. 0 Dejar alguna luz encendida toda la noche. Es un “recordatorio” mucho más contundente que el de la técnica anterior, aunque también más incómodo. 0
Dormirnos sosteniendo objetos de poder o cristales de cuarzo entre los dedos.
0
Ponerse para dormir una banda en la frente, o prendas de ropa no habituales.
0 Intentar dormirse en “savasana”, que es la postura tradicional de relajación. También es muy efectivo intentar dormirse sentado, o en posturas raras. 0
Dormirse guiñando un ojo. Las imágenes oníricas aparecen en el ojo cerrado como una película paralela.
0 Dormirse contando de 1 a 100, diciendo en cada número “estoy soñando”. Si no funciona a primera hora, nos despertamos a mitad de la noche y lo intentamos de nuevo. 0 Enfocar, antes de dormir, y sin soltarlo a ningún precio, el fascinante mundo de las imágenes hipnagógicas (imágenes oníricas previas al sueño) que se dibujan en nuestra retina cuando cerramos los ojos. 0 Evocar concentradamente escenas o personas queridas antes de dormirnos, con el propósito de encontrarlas en los sueños. Esta evocación puede hacerse en una postura especial, o con ayuda de fotos o comandos escritos, para que tenga más fuerza. 0 Es importante idear técnicas rápidas de anotación para apuntar los sueños recién despertados. Pero también es importante pasar más tarde esas notas a limpio, intentando completar los recuerdos y cotejando su progreso diario. 0 Antes de dormir, nos damos insistentemente la orden de mirarnos las manos dentro de un sueño, como detonante para “despertarnos” dentro de él. Nuestro cuerpo de ensueño, lo mismo que el físico, siempre tendrá nuestras manos en el campo de visión, cosa que no puede asegurarse de ningún otro objeto. (Castaneda) 0 Levantarse de madrugada, unas cinco horas después de haberse acostado. Realizar alguna actividad (meditación, arte, trabajo, etc) durante un par de horas. Volverse luego a acostar, retomando así la actividad REM cerebral, que es
donde normalmente ocurren los sueños profundos. Esta interrupción, aunque es dura, dispara increíblemente la intensidad de nuestros sueños y la frecuencia de nuestros ensueños, o “sueños lúcidos”. (Técnica MILD, de LaBerge). 0 En algún control nocturno, aunque no nos levantemos de la cama, utilizar uno de esos despertadores que suenan cada diez minutos hasta que lo apagas, definitivamente es una herramienta magnífica. 0 Escuchar música con auriculares en mitad de la noche dispara también mágicamente la lucidez de nuestros sueños. 0 Al despertar de forma natural en cualquier momento de la fase REM, nos quedaremos quietos, sin mover un músculo, e intentaremos recordar el sueño reciente, imaginando esta vez que despertamos dentro de él. Nos volveremos a dormir con ese firme propósito. (LaBerge) 0 Al despertar, también de forma natural y en fase REM, relajarnos y enfocar la atención, uno a uno, en todos los puntos de energía de nuestro cuerpo (estudiar los meridianos de acupuntura), hasta sentir una especie de parálisis. El efecto es espectacular. 0 Potenciar la sensación, durante la vigilia, de que todo es un sueño, y crear la rutina de hacer comprobaciones para asegurarnos de que no estamos soñando. 0 Disparar con un temporizador, en las fases REM, una grabación de comandos estratégicos (por ej.: “estoy soñando”) que pueda ser reproducida, a bajo volumen, sin llegar a despertarnos, en un equipo de sonido convenientemente situado. (Existen unos dispositivos, distribuidos por los grupos del Lucidity Institute de Stanford, a modo de gafas con auriculares y sensores cerebrales, que nos avisan con diferentes señales acústicas o luminosas cuando detectan que hemos entrado en una fase REM. Pero una grabación casera con un temporizador es igualmente efectiva si la activamos a las 5 o 6 horas de habernos dormido) 0 Atención a las incoherencias y las coincidencias en el mundo de vigilia. Atención también a las semejanzas con los tópicos de nuestros sueños. Todo lo que hagamos por encontrar vínculos entre ambos estados de conciencia favorece la aparición de sueños lúcidos. 0 Practicar las técnicas clásicas de “proyección astral”, se consiga o no, es también una refuerzo interesante para acelerar la consecución de nuestros ensueños. 0 Acostarse con sed, para forzar al inconsciente a levantarse en mitad de la noche, era la técnica favorita de Muldoon. 0 Intentar no dejar nunca un sueño sin terminar. Si nos despertamos con un sueño a medias, debemos en la medida de lo posible retomarlo para intentar resolverlo por completo. (Moss)