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Créditos Ricardo Patiño Aroca Ministro de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana Gabriela Rosero
Cooperación Sur-Sur: oportunidad para el reencuentro entre América Latina y el Caribe. Gabriela Rosero
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Agenda 2020 de la CELAC: una apuesta por el desarrollo. Ricardo Patiño Aroca
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La Comunidad del Caribe y la CELAC. Antonio Romero
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Internacional
La CELAC: avances en la articulación regional de la cooperación. Bruno Ayllón
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Consejo Editorial:
UNASUR y CELAC, una nueva apuesta de convergencia. Ernesto Samper Pizano
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Saskya Lugo
Una visión del trabajo de la CELAC frente a la Agenda Post-2015. Javier Surasky
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Responsable de la publicación:
Relaciones CELAC-BRICS: oportunidades y desafíos. Cintia Quilliconi y Jesús Sosa
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CELAC-UE: peculiaridades de la cooperación interregional. Vladimir Davydov y Violetta Tayar
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Haití y Ecuador, una relación fraterna que se consolida con la Cooperación Sur-Sur. Entrevista a Jean-Claude Lappé y Carl-Eric Barthélus
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La cooperación es uno de los brazos de acción para la integración latinoamericana y caribeña. Entrevista a Fernando José Marroni de Abreu
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Ecuador y su visión sobre la Cooperación Sur-Sur: un camino políticamente motivado. SETECI
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Noticias SETECI
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Secretaria Técnica de Cooperación
Gabriela Rosero
Romina Ordóñez Dirección de Comunicación Social Fotografías: Presidencia de la República del Ecuador Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana Ministerio Coordinador de Seguridad Un-multimedia.org SETECI CARICOM
ISSN 1390-9878
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Editorial
Cooperación Sur-Sur:
oportunidad para el reencuentro entre América Latina y el Caribe Gabriela Rosero Secretaria Técnica de Cooperación Internacional
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ntigua y Barbuda, Bahamas, Barbados, Belice, Dominica, Granada, Guyana, Haití, Jamaica, República de Trinidad y Tobago, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía y Suriname, los 14 países del Caribe, somos parte de un mismo continente pero estamos alejados. Nuestros procesos históricos de colonización e independencia; la diversidad de idiomas; la diversidad de estructuras sociales, culturales y económicas; y nuestras condiciones geográficas han dificultado la construcción de una relación más cercana. Las diferencias del Caribe con América Latina no pueden seguir siendo una barrera para lograr la construcción de una visión estratégica y política conjunta, que logre la integración de nuestros pueblos y la unión en la diversidad. Como lo expresó el presidente Rafael Correa en la visita de Ralph Gonsalves, Primer Ministro de San Vicente y las Granadinas, en julio de 2014: «Sudamérica y el Caribe se acercan y se
reconocen como hermanos. Durante mucho tiempo Sudamérica estuvo lejana del Caribe, incluso lejana de Centroamérica, no solo tenemos que reparar ese error, sino que tenemos que recuperar el tiempo perdido; se reconocen como hermanas las dos regiones, con una misma pasión por la vida, por el futuro, por la esperanza» (Correa, 2014). Tenemos mucho que aprender del Caribe. La historia da cuenta de una mutua cooperación política desde los años de las gestas independentistas de los países latinoamericanos. Haití, por ejemplo, dio la pauta de las independencias en nuestro continente, siendo el primer país que empezó la lucha para liberarse de ser colonia, y reclamó abolir la esclavitud. El Caribe es un ejemplo de integración: en 1958 se estableció la Federación de las Indias Occidentales y en 1973 se consolidó el espacio de integración caribeña Comunidad de Estados Caribeños y Mercado Común (CARICOM, 2011). Según Gerard Greene, Ex Ministro de Relaciones Exteriores de Trinidad y Tobago, la CARICOM
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ya había visto la necesidad de establecer lazos con el resto de países vecinos de Latinoamérica —visión que se expresa desde 1986 en varios encuentros subregionales—, por lo cual anota Greene que este nuevo impulso de integración marcado por la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) no es un concepto ajeno al Caribe (Greene, 2013: 87-93). El Ecuador, consciente de la importancia de consolidar nuestra integración regional y fortalecer nuestras relaciones como países hermanos, refleja en su Constitución que la integración, en especial con los países de Latinoamérica y el Caribe, es un objetivo estratégico del Estado, e incorpora en su planificación políticas para impulsar la Cooperación Sur-Sur. La Cooperación Sur-Sur se configura como una visión de la cooperación internacional basada en la solidaridad. Es un cambio cualitativo que puede reconfigurar al sistema económico internacional y permite intercambios fructíferos que trascienden lo financiero, que potencian el intercambio de conocimientos y experiencias exitosas de política pública, que no generan dependencia y que desarrollan las capacidades en cada país, según sus propios lineamientos y sin condicionantes. En esta lógica, el Ecuador se encuentra realizando un ejercicio de acercamiento y diálogo con los países del Caribe, considerando los ámbitos y prioridades en que pueda aportar solidariamente por medio de la cooperación, y al mismo tiempo identificando potencialidades que puedan contribuir a nuestros objetivos nacionales sin imposiciones de ningún tipo. En el esfuerzo del Gobierno ecuatoriano por entablar relaciones sostenidas con otros países del Caribe, en el año 2014 firmó un Acuerdo Básico de Cooperación Técnica con el Gobierno de San Vicente y las Granadinas, y el Convenio Marco de Cooperación Técnica y Científica con los gobiernos de la República de Suriname y de Belice; tanto para ofrecer cooperación ecuatoriana en áreas como construcción de infraestructura,
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planificación del Estado, manejo coordinado institucional con el sistema 911, como para recibir conocimientos en turismo, educación superior, especialización en idiomas, entre otras. En el caso de Haití, la última relación diplomática con Ecuador se dio en 1972 y se retomó en 2010, de forma sostenida, lo que dio como resultado acciones de cooperación tanto financiera como técnica entre ambos países, así como la firma del primer Programa Bilateral de Cooperación Técnica Haití-Ecuador 2015-2017. Posteriormente, en una declaración conjunta de los presidentes de Haití, Michel Martely, y del Ecuador, Rafael Correa, este último reafirmó el espíritu de las nuevas relaciones internacionales: «La cooperación siempre tendrá que pasar por las autoridades legítimas con el gobierno con el que se quiere cooperar, siempre deberá buscar fortalecer las fuerzas internas de desarrollo, de progreso. Si no se ahondan, se profundiza aun más la dependencia y eso no es cooperación, eso no es desarrollo, eso es colonialismo»1 . La globalización ha cambiado la configuración de la agenda internacional: hay problemas globales como el cambio climático, las redes de crimen transnacional, los acuerdos comerciales con bloques regionales, y una interdependencia de los países, que exigen una perspectiva más allá del bilateralismo. El contexto actual exige un multilateralismo o visión regional cooperativa, con una mirada estratégica de la integración basada en la solidaridad. Asimismo, requiere conformarse en una región sólida, sin fragmentación, competitiva frente a la reconfiguración del orden internacional con países emergentes, bloques posicionados y nuevos retos económicos, políticos, ambientales y sociales (Rojas Aravena, 2008: 64-65). La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños logra ser, a escala regional, el gran paso que se necesitaba para consolidar una relación cercana entre los países, los cuales apuestan por este espacio de diálogo y concertación política, 1 Video disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=Xds2ru R7qXU&list=UUn2XiuAROvRcqscSI2Ni-6A
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Editorial
cooperación e integración —donde confluyen los 33 Estados latinoamericanos y caribeños por primera vez— como un mecanismo viable para el desarrollo de acciones conjuntas de cooperación dentro de la región, considerando las diferencias de visiones y de desarrollo, y apostando por acciones y respuestas colectivas de beneficio común. Desde la CELAC se reconoce que el Caribe insular, Centroamérica, los países en la costa norte de América del Sur con áreas costeras bajas se configuran en subregiones de mayor vulnerabilidad desde el punto de vista económico, social y medioambiental. En este panorama, el Ecuador —en la presidencia pro-témpore de la CELAC— propuso, en el marco de la III Reunión de Trabajo de Cooperación Internacional, desarrollada en la ciudad de Quito, tres grandes desafíos para la cooperación: • Contar con una política regional en materia de cooperación, para potenciar la integración de América Latina y el Caribe. • La construcción de una visión común sobre la contribución de la cooperación internacional al desarrollo en la región. • La búsqueda de una postura latinoamericana y caribeña que garantice una cooperación soberana, que responda a las necesidades de los países miembros. En primer lugar, es importante señalar que el desarrollo de una verdadera política de cooperación regional, con la Cooperación Sur-Sur como valor identitario propio de la región, permitiría potenciar las capacidades y fortalezas existentes en la región, promover la ayuda mutua de los Estados miembros mediante el intercambio de experiencias, e incidir en la actual gobernanza de la cooperación. Para ello Ecuador, en la presidencia pro-témpore de la CELAC, propuso la creación de un sistema de registro de capacidades y fortalezas de la gestión de los países de la región, que permita mapear
las buenas prácticas, así como las posibles áreas o coincidencias en donde se pueden intercambiar experiencias de Cooperación Sur-Sur, con un especial énfasis en las necesidades actuales de fortalecimiento de capacidades de la región caribeña. Finalmente, cabe señalar que creo profundamente que la Cooperación Sur-Sur es un camino para concretar las voluntades políticas de nuestros presidentes, y que permite la construcción de pilares más sólidos para la integración latinoamericana y caribeña; desde el entendimiento de que la cooperación es una forma de vida, un intercambio ético donde se revaloriza lo público, las capacidades endógenas, los conocimientos y saberes ancestrales, donde nuestra historia cobra significado y actualidad… Creo que estamos viviendo un momento histórico para el Sur y desde el Sur, donde no existe tiempo perdido sino experiencias acumuladas.
Bibliografía CARICOM (2011). History of the Caribbean Community (CARICOM). Disponible en: http://www.caricom. org/jsp/community/history.jsp?menu=community Correa, Rafael (2014). Discurso en la condecoración al Primer Ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves. Quito, 8 de julio de 2014. Disponible en: http://www.presidencia.gob.ec/discursos/ Greene, Gerard (2013). «The Community of Latin American and Caribbean States: What Next?». En: Caribbean Journal of International Relations & Diplomacy. Vol. 1, No. 2, Junio. Rojas Aravena, Francisco (2008). «América Latina: la integración regional, un proceso complejo. Avances y obstáculos». En: América Latina y el Caribe: ¿fragmentación o convergencia? Experiencias recientes de la integración. Quito: FLACSO, sede Ecuador, Ministerio de Cultura del Ecuador, Fundación Carolina.
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Agenda 2020 de la CELAC:
una apuesta por el desarrollo Ricardo Patiño Aroca Ministro de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana
Introducción
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l sueño de la integración de los pueblos latinoamericanos tiene, por lo menos, dos siglos. No se habían terminado de independizar las jóvenes repúblicas en el continente, cuando ya Simón Bolívar planteaba la necesidad de la unión latinoamericana. En efecto, en 1826, el Libertador convocaba a los países de Hispanoamérica a crear un organismo que pudiera servir de «consejo en los grandes conflictos, de punto de contacto en los peligros comunes, de fiel intérprete en los tratados públicos cuando ocurrieran dificultades, y de conciliación, en fin, de nuestras diferencias» (De la Reza, 2010). La construcción de los procesos de integración en Latinoamérica y el Caribe no ha estado exenta de sobresaltos. El proceso de integración más antiguo de la región nace en 1969, con la Comunidad Andina de Naciones (CAN). Posteriormente, en 1973, se constituye la Comunidad del Caribe (CARICOM). En la década de los noventa se crea el Mercado Común del Sur (Mercosur, 1991) y el Sistema de Integración Centroamericana (SICA, 1993). En esa misma década emerge la propuesta de la creación de un Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA, 1994), cuyo fracaso coincide
con la emergencia de una nueva oleada de procesos de integración en la región. El nuevo milenio ve nacer la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA, 2004), la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR, 2007) y, finalmente, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) en 2011. La multiplicación de iniciativas de integración en la región traduce, sin duda alguna, la conciencia cada vez más presente de que solo la unidad nos asegurará la supervivencia. Pero también refleja la disputa vigente de proyectos políticos distintos. Hubo un tiempo en que la agenda de los Estados de la región era, de hecho, la agenda del Norte para nuestros países. Y las élites que nos gobernaban fueron la punta de lanza de su implementación. América Latina ha cambiado. La región, ahora más que nunca, es de los latinoamericanos. Durante más de una década se intentó poner en marcha el ALCA, proyecto esencialmente neoliberal al que los movimientos sociales y campesinos y, posteriormente, los gobiernos, le dieron la espalda. El «giro a la izquierda» de la región latinoamericana, que se inicia con la llegada al poder, a través
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de las urnas, del Comandante Hugo Chávez Frías en 1999, revigoriza la construcción latinoamericana bajo la bandera de la defensa de la democracia y la soberanía para el desarrollo de los pueblos; y no, como se había pretendido antes, para la reproducción salvaje del capital. La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) se sitúa en una línea de continuidad con esta renovada visión de la integración. No obstante, en tanto se establece como un espacio de diálogo y concertación política, abraza la diversidad de sus miembros y hace del respeto un principio de su funcionamiento. Así, la Declaración de la II Cumbre de la CELAC de La Habana, en enero de 2014, afirma: «hemos sido, somos y seremos diversos, y a partir de esta diversidad es que tenemos que identificar los desafíos y objetivos comunes y los pisos de convergencia que nos permitirán avanzar en el proceso de integración de nuestra región» (CELAC, 2014). Desde esa unidad en la diversidad es que los Estados de la CELAC nos pronunciamos con una sola y firme voz para exigir que se revirtiera el Decreto Ejecutivo del 9 de marzo de 2015, en el que el Presidente de los Estados Unidos declaraba a la República Bolivariana de Venezuela como una amenaza a la seguridad y a la política exterior de los Estados Unidos. Junto con las manifestaciones de gobernantes y de organismos regionales, este pronunciamiento fue determinante para que la administración estadounidense se retractara en sus propósitos. Pero la CELAC no solo fue pensada para la defensa de la democracia en la región; las Jefas y Jefes de Estado de los países miembros, quienes toman las decisiones en primera instancia, han creído necesario cultivar la unidad en la acción para el desarrollo. En repetidas ocasiones el Presidente Rafael Correa se lamentó de que las cumbres no se tradujeran en beneficios concretos para las poblaciones.
En consecuencia, las presidencias pro témpore saliente y actual de la CELAC acordaron, en enero de este año, la elaboración de una propuesta programática quinquenal de alcance regional. De allí nace la Agenda 2020, que bajo cinco ejes prioritarios establece objetivos y metas verificables para encaminar a la región por la senda del desarrollo.
Agenda 2020 Es necesario resaltar que esta agenda programática fue pensada de una manera estratégica, para que dé un impulso contundente a la anhelada integración de los pueblos de América y, además, que permita a nuestros países enfrentar el reto prioritario de reducir la pobreza extrema en la región en los próximos cinco años. Para este efecto, se han diseñado un conjunto de potenciales acciones que nos permitirán solventar los cinco ejes planteados en la carta que suscribieron los presidentes Luis Guillermo Solís y Rafael Correa, entregada a sus homólogos durante la III Cumbre en Belén, Costa Rica, el 29 de enero de 2015. En el primer eje de trabajo tenemos el reto que mencionamos con anterioridad, la reducción de la pobreza extrema y las desigualdades. Este desafío constituye un imperativo moral para Latinoamérica y el Caribe, puesto que en la región viven cerca de 165 millones de personas en situación de pobreza, de los cuales 69 millones se debaten en la miseria. Esto para nosotros es inconcebible, considerando toda la riqueza de distintos tipos que tenemos en nuestra región. Por ello, en la agenda programática, se habla concretamente de reducir la pobreza extrema de la región del 11,7% registrado en 2013 al 3% en el año 2020. Con la reducción de este índice también estaremos alineados con los Objetivos del Milenio plasmados en la Agenda Post-2015 de la ONU (Organización de Naciones Unidas).
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Como parte de los Objetivos del Milenio, tenemos que adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos. Es por ello que en la agenda programática de la CELAC otro de los ejes planteados es medioambiente y cambio climático. En este sentido, desde nuestro análisis de la situación actual, debemos prestar especial atención a la vulnerabilidad que tienen los países de la región por los efectos negativos del cambio climático. Para aliviar de algún modo estos efectos, necesitamos incrementar en 5% la superficie terrestre y marino-costera actual bajo conservación o manejo sostenible. En 2012, la superficie de áreas protegidas de América Latina y el Caribe con relación a la superficie total de su territorio representaba el 21,15%, lo que evidencia un incremento del 6,69% con relación al año 2000, cuando se registró un 14,6%. Este accionar, sin duda, beneficiará no solo a los países de la región en situación de vulnerabilidad, sino también a todos los países del mundo. Asimismo, instamos a la comunidad internacional, especialmente a los países desarrollados, a que tomen conciencia de esta problemática y podamos juntos acelerar la reducción global de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Para este eje de trabajo, contamos con algunas iniciativas implementadas en los países de la región, donde intervienen distintos actores sociales que estarían a favor de la sostenibilidad: Programa Trinacional para la conservación y el desarrollo sostenible del Corredor de Áreas Protegidas-Corredores Biológicos, Corredor Marino del Pacífico Este Tropical (CMAR), Programas de Reserva de Biósfera de la Unesco. Los países latinoamericanos y caribeños hemos enfocado también nuestro accionar en el desarrollo de educación, ciencia, tecnología e innovación. Los países del Sur hemos comprendido que la educación es «una de las principales herramientas para romper el círculo de reproducción intergeneracional de la pobreza y la exclusión» (CEPAL, 2014), de modo que el
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porcentaje de jóvenes de 15 a 19 años que concluyó este ciclo pasó del 60% en 1990 al 94% en 2012. La educación secundaria de los jóvenes de 20 a 24 años ha mejorado, duplicando la proporción del 26% en 1990 al 59% en 2012. Sin embargo, la educación terciaria es todavía muy baja a escala regional, y en 2012 alcanzó apenas el 10% (CEPAL, 2014). Los gobiernos latinoamericanos y caribeños nos planteamos la necesidad de incrementar en 5% el indicador de personas que comienzan el primer grado y alcanzan el último grado de enseñanza primaria. También, esperamos lograr al menos 1,1 becas por cada 100 000 habitantes, para estudios de educación superior y posgrado a nivel regional, en el marco del desarrollo de un sistema regional de becas. Pero, finalmente, una de nuestras metas más emblemáticas en este tema es lograr que 12 universidades de la región se ubiquen entre las 200 mejores del mundo hasta 2020. Esperamos conseguir cambios significativos en los sistemas educativos de la región, pues solo así podremos impulsar una verdadera transformación de los sistemas productivos que ahora manejamos. Le estamos apostando al talento humano de los habitantes; prueba de ello es la presencia de algunas iniciativas en la región: programa de alfabetización «Yo Sí Puedo», el «Sistema integral Los países de tecnologías para latinoamericanos y la escuela y la comunidad», la Ciudad caribeños hemos del Conocimiento enfocado también «Yachay», entre otras.
nuestro accionar en el desarrollo de la educación, ciencia, tecnología e innovación.
Hemos dedicado un eje de trabajo en nuestra agenda al desarrollo de la infraestructura y conectividad en la región. Es así que para que un proceso de integración se consolide adecuadamente, se requiere de la concepción, la implementación, la fiscalización y el monitoreo de los servicios de las infraestructuras económicas.
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Por lo tanto, es urgente modernizar la infraestructura productiva, la cual requiere desarrollar nuevas vías de transporte, mejorar la conectividad, promover la generación de energía limpia e incrementar las energías renovables. Para este fin hemos propuesto aumentar la inversión al 5,5% del PIB anual regional en infraestructura de transporte, energía, telecomunicaciones, agua y saneamiento; además, buscamos duplicar la penetración de banda ancha fija en los hogares de la región hasta el año 2020. Finalmente, con el último eje de la agenda programática concebido como financiamiento para el desarrollo, damos importancia a la cooperación e integración financiera regional, que permitirá la ejecución de los proyectos planteados. Es así que reiteramos nuestro compromiso con las asociaciones extra-regionales, de la misma manera como los organismos regionales y multilaterales; de modo que puedan contribuir a una mayor movilización, y una asignación más eficiente y solidaria de los recursos en el marco de una estrategia integral de financiamiento para el cumplimiento de los objetivos hasta el año 2020. Debemos ser conscientes de que las relaciones entre los países de la región han evolucionado de manera favorable, pero eso no quiere decir que no se esté tomando como base las experiencias de otros mecanismos intrarregionales, como el caso de SICA, UNASUR, CARICOM, fondos de cooperación, entre otros. Estas experiencias nos van a permitir avanzar de manera favorable hacia el cumplimiento de nuestros objetivos; y lo más importante, estas experiencias nos permitirán evitar errores del pasado. Nuestras esperanzas están puestas en la Agenda 2020 de la CELAC, pues estamos seguros de que los planteamientos propuestos serán de gran beneficio para nuestros pueblos, y también esperamos que solo sean el primer paso para lograr el desarrollo sostenible de América Latina y el Caribe.
Cooperación Sur-Sur En el marco de la cooperación internacional es importante reconocer que, así como la CELAC necesita cooperación entre sus miembros para el cumplimiento de objetivos, los países del Sur también debemos profundizar nuestros lazos. Por ello, como presidencia pro-témpore de la CELAC, estamos generando una propuesta para la creación de la plataforma de capacidades y fortalezas regionales en materia de Cooperación Sur-Sur. Esta plataforma potenciará las capacidades nacionales y regionales existentes en la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, y fomentará la cooperación y el acercamiento entre los diferentes países y regiones. Es importante destacar que la plataforma de cooperación estará alineada a los planteamientos de la Agenda 2020, por lo que, como se ha mencionado anteriormente, se tomará especial atención a las necesidades específicas de las zonas más vulnerables y de menor desarrollo relativo, como la región caribeña. Debemos aprender a cooperar de manera horizontal, dentro de un marco ético, que respete la soberanía de cada uno de los países y sus Estados. Estamos en un momento histórico crucial y nuestra tarea es actuar de manera coordinada y complementaria, enfocándonos en las prioridades para el desarrollo. Del mismo modo, es muy grato observar cómo, de manera creciente, la cooperación se desplaza del Norte al Sur. El Ecuador,
Revista Cooperamos
hoy por hoy, ya no solo se dedica a recibir cooperación; sino que en los últimos meses hemos ratificado nuestro compromiso de compartir nuestras experiencias con los países que han solicitado nuestro aporte. Hemos apoyado en esta tarea a San Vicente y las Granadinas, Guyana, Haití, El Salvador, Belice, Dominica, Honduras, Uruguay, entre otros. Esperamos que en el futuro sean muchos más los países hermanos que reciban nuestra cooperación solidaria. Es nuestro deber seguir comprometidos con la Cooperación Sur-Sur: debemos verla como una expresión renovada de la cooperación, como una oportunidad de reivindicación política de los países del Sur ante las inequidades estructurales del orden mundial. Por medio de un trabajo conjunto, seguiremos afianzando las relaciones y estamos seguros de que consolidaremos la Cooperación Sur-Sur como motor de nuestro desarrollo. La epopeya de la integración latinoamericana se ha escrito y continúa escribiéndose con aciertos y equivocaciones. Herederos de un viejo sueño que siempre rejuvenece, una y otra vez, los países de la región perseveran en sus iniciativas de unidad. Hugo Chávez, Luiz Inácio Lula da Silva, Néstor Kirchner y los actuales altos mandatarios y mandatarias de la región así lo han querido. La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) está llamada a jugar un papel importante, tanto a nivel político y geopolítico como en la mejora de las condiciones de vida de los más de 600 millones de habitantes de la región. La Agenda 2020 es una importante iniciativa en construcción, es decir, un programa de acción que viabiliza la resolución de nuestros problemas más acuciantes: pobreza, inequidad, vulnerabilidad ante el cambio climático, deficiencias estructurales que retrasan nuestro desarrollo, etc.
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La Agenda es también nuestra carta de presentación ante el mundo, y de ella extraeremos los lineamientos para construir nuestras relaciones extrarregionales estratégicas. Lo estamos haciendo, por ejemplo, con China y lo haremos también con la Unión Europea. El 10 y 11 de junio de 2015 se desarrolló, en Bruselas, el Foro CELAC-UE. Ecuador se hizo presente en tanto presidencia pro-témpore de la CELAC, representando, en consecuencia, los intereses de los 33 países y, de ellos, los de las poblaciones más vulnerables, más pobres, más descuidadas. «Los latinoamericanos tenemos que ser, por haber llegado tarde y de atrás, un reservorio de lo mejor de la civilización humana, un continente de paz, de justicia, un continente de solidaridad»; afirmó en la Cumbre Presidencial de UNASUR en Guayaquil, en diciembre del año pasado, el ex presidente de Uruguay Pepe Mujica. América Latina vive un momento histórico en la conducción de sus propios asuntos. América Latina, consciente de sus atrasos pero empoderada de sus fortalezas, construirá un destino promisorio y diferente para nuestras actuales y futuras generaciones.
Bibliografía Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) (2014). Panorama Social de América Latina. Disponible en http://repositorio.cepal.org/ handle/11362/37626. Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) (2014). Declaración II Cumbre de la CELAC. 28 y 29 de enero de 2014, La Habana, Cuba. De la Reza, Germán A. (comp.) (2010). Documentos sobre el Congreso Anfictiónico de Panamá. Caracas: Fundación Biblioteca Ayacucho y Banco Central de Venezuela.
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Construcción de la Integración Regional
LA COMUNIDAD DEL
CARIBE Y LA CELAC Antonio F. Romero G.
Presidente Cátedra de Estudios del Caribe «Norman Girvan» Universidad de La Habana
Introducción
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l presente artículo tiene como propósito fundamental resumir algunas ideas analíticas acerca de la interacción entre la Comunidad del Caribe (CARICOM) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), último mecanismo de regionalización, de verdadero alcance regional, constituido oficialmente en diciembre de 2011 en la ciudad de Caracas. El trabajo se estructura en dos partes. En el primer acápite, se sintetizan algunas de las características principales que tipifican en la actualidad a los países de CARICOM y su proceso de integración. En el segundo acápite, se hace un análisis de las tendencias generales que han prevalecido en las relaciones entre los países de la CARICOM y los latinoamericanos; y al final se abordan algunas ideas sobre las oportunidades que ofrece la CELAC para ampliar las relaciones de la Comunidad del Caribe con el resto de las naciones latinoamericanas.
I. Características generales de la CARICOM: desafíos y prioridades estratégicas La Comunidad del Caribe (CARICOM) está conformada por 15 naciones (14 Estados independientes más Montserrat)1, calificados como miembros plenos de ese organismo de integración de alcance subregional. Todos sus miembros son de habla inglesa, menos Haití y Suriname. Fundada en el año 1972 mediante el Tratado de Chaguaramas, la CARICOM ha experimentado a lo largo de su historia avances en el cumplimiento de varios de sus objetivos integracionistas, pero también periodos de crisis recurrentes. No obstante, siempre se ha apostado por la consolidación de este organismo, 1 Los miembros plenos de la CARICOM son: Antigua y Barbuda, Bahamas, Barbados, Belice, Dominica, Granada, Guyana, Haití, Jamaica, Montserrat, Santa Lucía, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas, Suriname y Trinidad y Tobago.
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que desde hace casi dos décadas intenta conformar un mercado y una economía únicas (Caribbean Single Market and Economy, CSME). En la actualidad, y a pesar del propósito de conformar una «economía única», la Comunidad del Caribe es un esquema de integración que pudiera clasificarse, en términos de la teoría clásica de la integración, como una «unión aduanera imperfecta y una zona de libre comercio incompleta». Con independencia de esta clasificación, que da cuenta de una etapa todavía poco desarrollada en términos de integración económica, la CARICOM es un proceso con grados importantes de sofisticación, con una alta dosis de institucionalización y con fuerte preferencia por una política externa común (sobre todo respecto a los temas más importantes de la agenda global)2. Cualquier análisis de la situación más reciente de la CARICOM tiene que destacar —en primer lugar— que las economías y sociedades de esta subregión han enfrentado —en términos generales— un periodo de retroceso sin precedentes. Ello ha sido resultado del impacto de la crisis global sobre unas economías muy frágiles, con un patrón de inserción internacional muy vulnerable, una transformación incompleta de su estructura económico-productiva en la mayoría de las naciones miembros, y además con graves afectaciones derivadas del cambio climático. Cuando se compara la evolución económica de los países de la CARICOM con el resto de las subregiones de América Latina y el Caribe, queda en evidencia la dinámica muy desfavorable —de práctico estancamiento económico— entre los años 2009 y 2014. De todas formas, cuando se hace un análisis al interior del grupo CARICOM, se aprecia que tres países —Belice, Guyana y Suriname— muestran un dinamismo económico significativo en los últimos tiempos; en gran 2 Para estas naciones, sus relaciones con las ex metrópolis son esenciales; vinculado ello a que —con excepción de Haití— la independencia de las mismas se alcanzó, bajo ciertas condiciones, mediante un proceso negociador.
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medida, por las particularidades de su patrón de inserción comercial externa, basado en lo esencial en la producción y exportación de productos básicos (de la minería y alimentos) que mantuvieron muy altos niveles de precios en los mercados internacionales hasta fines del año 2012. Entre los factores que explican, y al mismo tiempo son expresión del desventajoso panorama económico y social de la mayoría de países de la CARICOM, habría que incluir los severos desequilibrios macroeconómicos, expresados sobre todo en importantes déficits fiscales y en cuenta corriente3, así como un elevado nivel de endeudamiento del sector público. La inserción internacional de los países del Caribe, medida por el coeficiente de apertura externa —relación entre las ventas externas de bienes y servicios, con el PIB—, se ha incrementado desde principios de la década de 1990. Pero su patrón de exportaciones exhibe una notoria concentración desde el punto de vista material, aunque se ha reducido relativamente el peso de los productos tropicales —banano, ron y azúcar—, después de que la Unión Europea pusiera fin a las preferencias comerciales no recíprocas de acceso a su mercado que disfrutaban estas naciones. La reducción experimentada por el peso del sector agrícola en estas economías caribeñas les obligó a combinar —en distinta medida— actividades de ensamblaje4, turismo (en especial Bahamas, Barbados y los países de la Organización de Estados del Caribe Oriental, OECO) y, en algunos casos, los servicios 3 Con la excepción de Suriname y de Trinidad y Tobago, todos los países de la CARICOM registran déficits continuados en cuenta corriente desde el año 2010. 4 En los países del Caribe —al igual que en México y Centroamérica—, las operaciones de ensamblaje de productos de exportación, destinados fundamentalmente al mercado de los Estados Unidos, han sido insuficientes en materia de transferencia de tecnología y capacitación de recursos humanos, así como en términos del establecimiento y profundización de encadenamientos productivos con empresas locales.
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financieros. En la actualidad, de acuerdo con CEPAL, aproximadamente el 65% del PIB de la región del Caribe es generado por el sector de servicios; y es el área geográfica, en todo el mundo, más dependiente de los ingresos por turismo. La cumbre de jefes de gobierno de la CARICOM desarrollada en Antigua y Barbuda en julio de 2014 se ha considerado como definitoria para la superación de los problemas de larga data, observados en las naciones de la subregión y en el propio esquema integracionista. La cita aprobó finalmente un Plan Estratégico y las prioridades regionales para el periodo 2015-2019. Según los jefes de gobierno caribeños, este plan es una respuesta a los desafíos que implica asumir un regionalismo más profundo para construir resiliencia económica, social, tecnológica y medioambiental.
Como parte de esta estrategia de la CARICOM, se delinearon las prioridades de trabajo de la comunidad para el próximo quinquenio, a saber: 1) acelerar la implementación del mercado y la economía únicos del Caribe (CSME); 2) introducir medidas macroeconómica;
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estabilización
3) fomentar la competitividad para el crecimiento y la generación de empleo; 4) desarrollar el capital humano; 5) garantizar salud y bienestar para toda la población; 6) impulsar la justicia y la seguridad ciudadana; 7) implementar estrategias para la adaptación y mitigación del cambio climático y la reducción de riesgos de desastres; 8) desarrollar el espacio único de las tecnologías de la información y las comunicaciones; 9) profundizar la coordinación de política exterior del bloque, con vistas a apoyar el reposicionamiento estratégico de la CARICOM; 10) desarrollar un programa de educación e información pública acerca de la CARICOM y su rol en el desarrollo de sus miembros; y 11) reformar la Secretaría General y demás órganos e instituciones comunitarias. Sin lugar a dudas, muchas de las prioridades de la CARICOM para el periodo 2015-2019 requerirán, de manera decidida, la movilización de recursos foráneos y de la cooperación externa.
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En tal sentido, las posibilidades que se derivarían de un mayor apoyo de Latinoamérica a los esfuerzos que ha emprendido la CARICOM para relanzar su proceso integracionista y, al mismo tiempo, remontar las trabas al crecimiento sostenible y al desarrollo con inclusión social de sus Estados miembros, pudieran encontrar un espacio idóneo de concreción en la colaboración de estos países caribeños con los latinoamericanos.
II. Las relaciones de la CARICOM con Latinoamérica, y el rol de la CELAC Las relaciones de la CARICOM con América Latina han sido complejas y, en ciertos periodos, se han manifestado fricciones recurrentes entre dichas zonas. No obstante, debe reconocerse que, en años recientes, se observa cierto proceso de acercamiento entre las dos regiones (Latinoamérica y Caribe); no sin marchas y contramarchas. El discurso académico —y también político— respecto al desarrollo de los lazos entre la CARICOM y los países latinoamericanos ha girado históricamente alrededor del sentido del alejamiento y de la distancia económica y cultural entre las dos zonas. En general, dentro de los factores que más se señalan en los análisis al respecto como base explicativa de tal alejamiento (Kirton, 2011: 91), se encuentran los siguientes: • La preocupación de los países de la CARICOM con respecto a la dimensión reducida de sus Estados y la fragilidad potencial de su identidad en un entorno regional más amplio, donde participen países de mayor dimensión y potencias emergentes (como algunas latinoamericanas). • Las diferencias claramente perceptibles entre la CARICOM y Latinoamérica en cuanto a niveles de desarrollo, tamaño físico, número de habitantes, dotación de recursos, y presencia e impacto de influencias culturales extrarregionales.
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• Los largos periodos de relaciones políticas y económicas mantenidas por la CARICOM con Europa, la extrema dependencia respecto de estos vínculos, y los impactos culturales y educacionales que han impedido que los pueblos de estas naciones se reconozcan a sí mismos como parte del continente americano. • Cierta percepción de amenaza latinoamericana a la integridad territorial de dos de los Estados miembros de la CARICOM —Belice y Guyana—, por los reclamos históricos de Guatemala y Venezuela, respectivamente. Sin embargo, los cambios hemisféricos y globales de principios de la década de 1990 impulsaron cierta convergencia de intereses entre la CARICOM y América Latina. Entre las áreas de interés común que se identificaron entre las dos partes, desde entonces, sobresalen: i) el impacto de la globalización en los países en desarrollo; ii) los efectos de la pobreza y la desigualdad en las sociedades de la región; iii) el papel fundamental de la cooperación económica y, en especial, de la Cooperación SurSur para enfrentar los retos del desarrollo; iv) los desafíos económicos y sociales comunes asociados a la pandemia del VIH/Sida; v) las crecientes preocupaciones por los efectos derivados del cambio climático y las complejas tareas para la reducción de riesgos de desastres; y vi) los serios problemas asociados a la seguridad (aumento del tráfico de drogas, tráfico de personas, comercio ilícito de armas y delitos transnacionales), tanto en los países de la CARICOM como en otros de la región latinoamericana. A partir de la primera década del actual siglo, se observan avances perceptibles en la interrelación entre la CARICOM y Latinoamérica (Kirton, 2011: 94). Dentro de estos se puede destacar: • Guyana y Suriname participaron desde su inicio en la conformación de la Comunidad Sudamericana, hoy UNASUR;
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• en el año 2006, Guyana asume, en representación de la CARICOM, la presidencia del Grupo de Río, en ese entonces el foro de concertación política regional por excelencia; • en 2007 Belice asume la presidencia pro-témpore del sistema de integración centroamericana (SICA); • varios países de la Comunidad caribeña hacen parte, y se benefician, de su membresía en PETROCARIBE; y varios de ellos se han incorporado como Estados partes de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA); • hay un fluido diálogo y cooperación crecientes entre Guyana y la República Bolivariana de Venezuela, y entre Guatemala y Belice; • se ha desarrollado una agenda de cooperación común entre varias naciones latinoamericanas y caribeñas en Haití; y • todos los Estados soberanos miembros de la CARICOM se incorporan en diciembre de 2011 como miembros plenos de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). Obviamente, los elementos anteriores, además de la experiencia positiva de cooperación entre países de la CARICOM y Latinoamérica a partir del año 2000 (Kirton, 2011: 96), dan cuenta de una evidente voluntad política de ambas partes por profundizar sus relaciones, pero aún quedan relevantes problemas o limitaciones por resolver. A pesar de varios acuerdos existentes entre la CARICOM y países latinoamericanos, el nivel de relacionamiento —económico, social y cultural— entre el Caribe y Latinoamérica es todavía reducido. Esto resulta contraproducente pues, como se ha resaltado, hay creciente conciencia en el sentido de que resultaría no solo de interés, sino necesaria para las dos partes,
la profundización de su cooperación e integración. En tal sentido, todavía queda mucho por hacer para configurar una estrategia común y a largo plazo entre Latinoamérica y la CARICOM, con vistas a la consolidación paulatina de un esquema de cooperación y desarrollo mutuamente ventajoso. Esto debiera constituirse en eje cardinal de los planes de acción en los marcos de la CELAC; pues la no participación activa del Caribe en este mecanismo de alcance latinoamericano y caribeño deslegitimaría su relevancia no solo a nivel regional, sino también en el contexto global. En este sentido, la CELAC debería explorar opciones innovadoras entre las dos partes, que permitan encontrar instrumentos de colaboración para hacer frente a las diferencias básicas entre países tanto de Latinoamérica como de la CARICOM que rivalizan entre sí, compitiendo a veces por acceso a mercados, inversiones y asistencia externa. Por otra parte, Latinoamérica debería reconocer las vulnerabilidades sistémicas que afectan a los países caribeños y, en tal sentido, apoyarlos solidariamente en las áreas y objetivos estratégicos de desarrollo a mediano plazo delineados por dichas naciones. Lo anterior supone obligatoriamente que se avance de manera acelerada en la conformación y la difusión de una red de contactos y comunicaciones adecuadas entre las dos zonas, en tanto el desconocimiento es uno de los factores más importantes que explican el retraso que exhiben los vínculos económicos, sociales, culturales y de cooperación recíprocos. Esto, sin lugar a dudas, debería ser también tarea central de la CELAC.
Bibliografía Kirton, Mark (2011). «La comunidad caribeña en el hemisferio: caminos alternativos hacia la integración regional». En: M. Martínez y J. Laguardia (eds.). El Caribe en el Siglo XXI: coyuntura, perspectivas y desafíos. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, pp. 83-99.
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La CELAC: avances en la articulación regional de la cooperación Bruno Ayllón Pino1 Investigador Prometeo de Ecuador
A
cuatro años de su constitución formal en Caracas (2011), la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) ha conseguido logros importantes en tres dimensiones relevantes. 1 La primera es la dimensión política, con la significación simbólica y el profundo sentido emancipador que tuvo su creación, al agrupar a 33 países latinoamericanos y caribeños, incluida Cuba, bajo el lema «Unidad en la diversidad». Por primera vez en su historia, la región se congrega en un foro
1 Investigador Prometeo (Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación, SENESCYT) en el Instituto de Altos Estudios Nacionales, Quito, Ecuador.
para impulsar sin tutelas la integración autónoma. Sin duda, la CELAC representa un proceso incipiente, pero esperanzador, de generación de un espacio regional para afirmar la contribución latinoamericana y caribeña a la democratización del sistema internacional. La segunda dimensión se vincula a su naturaleza y estructura orgánico-formal. La CELAC se configura como un proceso de concertación, con el objetivo de fortalecer «nuestra unidad en la diversidad, la integración, la cooperación, la solidaridad y el desarrollo de las capacidades nacionales y regionales, de modo tal que nos permita avanzar hacia una mayor prosperidad y bienestar de los pueblos latinoamericanos y caribeños» (Declaración de Belén, 2015).
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Hasta el momento, se han realizado tres Cumbres de Jefes de Estado y de Gobierno (Santiago, 2013; La Habana, 2014; San José, 2015), con sus correspondientes declaraciones finales y especiales, junto a la aprobación de planes de acción que pautan y orientan las actividades del país que ejerce la presidencia pro-témpore (PPT) y el cuarteto2 de CELAC. La tercera dimensión se vincula a la funcionalidad de la CELAC como espacio privilegiado para el debate, la coordinación, la cooperación intrarregional y la articulación de consensos. Su rol es central en el diálogo y las consultas para la construcción de una agenda propia de desarrollo, en el surgimiento de dinámicas de concertación política y diplomática orientadas a la fijación de posiciones comunes, y en las definiciones comunes sobre la Cooperación Sur-Sur (CSS). Por ello, es posible sostener la hipótesis de la consolidación de la CELAC como foro organizador y articulador del desarrollo regional. A examinar esas dinámicas, se dedica este artículo.
CELAC, desarrollo y cooperación intrarregional La CELAC ha avanzado en poco tiempo en la concertación de perspectivas compartidas sobre un modelo de desarrollo regional, integral e inclusivo, amplio y polifacético, que se extiende más allá del aumento del ingreso por habitante. La visión que se ha ido forjando enfatiza la desigualdad social característica de los países latinoamericanos y caribeños, y se preocupa por garantizar el desarrollo sostenible y productivo en armonía con la naturaleza. Afirma el respeto al pluralismo y al derecho soberano de cada pueblo a escoger su forma de organización política y 2 El cuarteto de la CELAC está formado por el país que ejerce la PPT, el país que le antecedió y el que le seguirá en esa función, junto al país caribeño que ejerce la presidencia de la CARICOM.
económica. Sus fundamentos y principios están arraigados en la reafirmación de la democracia y en un enfoque del desarrollo basado en el respeto a todos los derechos humanos, civiles y políticos, económicos, sociales y culturales, incluido el derecho al desarrollo. Este consenso se plasma en una amplia gama de temáticas abordadas al interior de la CELAC, en reuniones ministeriales especializadas y mecanismos sectoriales, constituyendo una agenda práctica que organiza la cooperación intrarregional. Esta cooperación se ha incrementado desde sus orígenes, tanto en su especificidad como en sus modalidades de trabajo, creando mecanismos propios de seguimiento y evaluación. Constituye, por estas razones, «un paradigma autónomo de cooperación internacional capaz de hacer aportes sustanciales a la integración regional y al fortalecimiento de las políticas públicas nacionales para el desarrollo» (AGCI/DGCIN, 2012). Las decisiones, medidas e iniciativas tomadas en esos espacios de diálogo político y coordinación temática regional son adoptadas en las Cumbres de la CELAC conforme a los principios de flexibilidad y participación voluntaria. Abarcan una gran variedad de cuestiones cruciales para el desarrollo en áreas como infraestructura; seguridad alimentaria; nutrición; erradicación del hambre; agricultura familiar; cultura y diálogo de culturas; educación; ciencia, tecnología e innovación; tecnologías de la información; desarrollo productivo; comercio; finanzas; energía; asistencia humanitaria; género; derechos humanos y combate al racismo; migraciones; drogas; medioambiente; corrupción; participación ciudadana; seguridad, y la CSS. En estos pocos años se han materializado esas visiones políticas y conceptuales en un conjunto de iniciativas que se ven reforzadas por uno de los principales éxitos de la CELAC: la adopción de
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En el campo de la cooperación internacional, se ha ratificado un criterio regional sobre el rol de los países latinoamericanos y caribeños como receptores de ayuda, y la necesidad de mantenerla para enfrentar los desafíos de desarrollo de los países de ingreso medio. La región ha visto limitado su acceso a financiación concesional y a los flujos de ayuda, como consecuencia de la crisis del Norte y de una visión «estrecha» de los donantes sobre el desarrollo, asociada a la renta per cápita, según la cual la mayoría de países de la CELAC se han «graduado» y no necesitarían más la cooperación internacional. La CELAC ha apostado además por una «reforma significativa del sistema de gobernanza económica internacional» que asegure a los países en desarrollo «voz y representación real», en línea con las circunstancias actuales, propicias y favorables, para avanzar con pasos decididos hacia una gobernanza de la cooperación que refleje las alternativas propuestas desde los países del Sur a favor del desarrollo (CELAC, 2014b).
La Cooperación Sur-Sur posiciones comunes. Se afianza así la posición internacional de la región en temas de interés para los Estados miembros, de forma mancomunada, permitiendo su traducción en «acciones rápidas y eficaces que promuevan los intereses latinoamericanos y caribeños frente a los nuevos temas de la agenda internacional» (CALC, 2010). Tales logros encuentran su fundamento en los puntos 41-43 de la Declaración de Santiago (2013), donde se proclama la capacidad de la CELAC para «reaccionar de manera coordinada a los desafíos de un mundo en proceso de profunda transformación», con la consecuencia de facilitar el acercamiento de posiciones y la coordinación regional en conferencias internacionales.
Desde la CELAC se han generado consensos sobre las potencialidades de la CSS regional, entendida como mecanismo que genera «resultados tangibles y beneficios mutuos, acordes con las altas aspiraciones de desarrollo y prosperidad de sus respectivas sociedades, teniendo como base el intercambio de experiencias y de conocimientos y con fundamentos en el patrimonio acumulado por las instituciones regionales existentes» (CALC, 2008). Los países que asumieron la PPT (Chile, Cuba, Costa Rica y Ecuador) han ejercido la representación colectiva de los Estados miembros bajo el paraguas de CELAC en foros como el Consejo Económico y Social de la ONU, donde han sostenido que la CSS es una manifestación concreta de solidaridad entre pueblos, cuya agenda debe ser establecida por los países del Sur, en
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consonancia con los principios de «inclusión, respeto a la soberanía nacional, apropiación e independencia nacional, igualdad, no condicionalidad, no injerencia en los asuntos internos y beneficio mutuo» (CELAC, 2014a). Bajo este prisma, la concepción de la CSS en la CELAC se vincula a toda la construcción teórica y operativa laboriosamente tejida desde el Plan de Acción de Buenos Aires sobre Cooperación Técnica entre Países en Desarrollo (1978), hasta la Declaración de Nairobi sobre CSS (2009), incluyendo todos los mandatos y disposiciones al respecto de las Naciones Unidas. Un repaso a los acuerdos alcanzados durante las Cumbres de la CELAC en relación con la CSS sostiene la anterior afirmación. En la Cumbre fundacional de Caracas se señaló la importancia del fortalecimiento de la CSS y de la triangular, para complementar los esfuerzos nacionales de desarrollo de los países de ingreso medio en el combate a la pobreza y en el cumplimiento de las Metas del Milenio. Se acordó identificar e implementar estrategias de CSS, para potenciar los esfuerzos en la cooperación técnica entre los países de la región y el intercambio de experiencias exitosas que pudieran constituirse en buenas prácticas regionales. En la I Cumbre, celebrada en Santiago de Chile (2013), se afirmó la necesidad de que la CELAC se dotara de un conjunto de principios y normas para garantizar la cooperación al interior y al exterior de la región, en conformidad con los planes y programas de desarrollo decididos por los países de la Comunidad. Se creó el Grupo de Trabajo de Cooperación Internacional, para construir una política de CSS regional que se articulara con las instancias de cooperación preexistentes, especialmente con Haití.
En la II Cumbre de La Habana (2014), se reiteró la voluntad de impulsar programas regionales, subregionales bilaterales y triangulares de cooperación, así como avanzar en la definición de una política regional de CSS y triangular, que contemple las características y necesidades de las áreas, subregiones y países que las conforman. La Declaración de la III Cumbre, en Costa Rica (2015), reafirmó el acervo de experiencias asertivas, palpables y exitosas de la región en la CSS y triangular, lo que permite su complementación con las acciones nacionales para cumplir los objetivos de la CELAC, favorecer el conocimiento mutuo, fomentar la unidad e integración, facilitar la transferencia de conocimientos y visibilizar resultados. Se recordó que la CSS es un instrumento privilegiado para la unión, la integración y el intercambio horizontal entre sus miembros, y que permite que los países en desarrollo desempeñen un papel más activo en la política internacional en apoyo de sus esfuerzos por lograr el desarrollo sostenible. Si bien persiste en la CELAC una concepción no estructural de la CSS, como «instrumento privilegiado para la complementación, la unión, la integración y el intercambio horizontal de conocimiento entre los países», sobresalen aspectos centrales como su rol complementario y no sustitutivo de la Cooperación Norte-Sur, sus diferencias respecto a la ayuda tradicional y su especificidad; los cuales explican la necesidad de analizarla y evaluarla con otros estándares. La CELAC ha recalcado que la CSS no es «una panacea» para solventar los desafíos del desarrollo «ni debe servir como excusa para que los donantes tradicionales (…) disminuyan el ritmo de sus esfuerzos» (CELAC, 2014a).
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Conclusiones La CELAC puede considerarse una experiencia de concertación y cooperación regional «pos-hegemónica». Los postulados básicos que subyacen a sus declaraciones y propuestas se basan en una tensión creativa entre autonomía y soberanía nacional, funcional al objetivo compartido de incrementar el poder negociador de la región y al cuestionamiento del modelo de gobernanza regional y global subordinado a instituciones financieras y potencias extrarregionales (Preciado, 2013). La CELAC brinda la oportunidad de producir consensos, dialogar sobre políticas y estructurar la agenda regional del desarrollo y la cooperación. La propuesta para una Agenda 2020 —como instrumento de aprovechamiento de complementariedades, reducción de asimetrías y movilización de recursos internos orientados a la lucha contra la pobreza, al fomento de la ciencia y la tecnología, al combate del cambio climático y al avance en las infraestructuras y el financiamiento para el desarrollo— constituye el mejor ejemplo de un nuevo tiempo en Nuestra América Latina y Caribeña. Ecuador, en el ejercicio de la PPT de la CELAC, ha asumido el liderazgo en el proceso de aunar voluntades y esfuerzos para construir una agenda que responda a las necesidades de una gobernanza regional de la cooperación cada día más urgente. Si finalmente se alcanzan los objetivos planteados, la CELAC habrá dado un impulso dinamizador a la construcción de una política de desarrollo y a
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una práctica autónoma de la cooperación regional, a partir de sus propias señas de identidad, de su vocación solidaria y de su apuesta por la «Unidad en la diversidad».
Bibliografía AGCI/DGCIN (2012). Propuesta de Argentina y Chile sobre la creación de un grupo de trabajo de cooperación de CELAC. 28 de diciembre. CALC (2010). Declaración de Cancún. II Cumbre, 23 de febrero. CALC (2008). Declaración de Salvador de Bahía. I Cumbre de América Latina y el Caribe sobre Integración y Desarrollo (CALC). Salvador de Bahía, 16 y 17 de diciembre. CELAC (2014a). Declaración especial sobre Cooperación Internacional. II Cumbre, La Habana, 28 y 29 de enero. CELAC (2014b). Declaración especial sobre los desafíos de los países de ingreso medio en América Latina y el Caribe. II Cumbre, La Habana, 28 y 29 de enero. Preciado, Jaime (2013). «Paradigma social en debate; aportaciones del enfoque geopolítico crítico. La CELAC en la integración autónoma de América Latina». En: Ruiz, M. (coord.). América Latina en la crisis global. Problemas y desafíos. México D.F.: CLACSO/ ALAS, pp. 27-49.
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UNASUR y CELAC,
una nueva apuesta de convergencia Ernesto Samper Pizano1 Secretario General de la Unión de Naciones Suramericanas
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no de los desafíos principales para la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) consiste en el acercamiento efectivo con otros actores que participen de la integración regional. En esa orientación, resulta indispensable que tal esquema de convergencia esté soportado en la reducción de las asimetrías, la eliminación de duplicidades, la sumatoria de esfuerzos y la preservación de fortalezas selectivas.1 1 Actual Secretario General de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR). Ex presidente de Colombia, se ha desempeñado como Diputado de Cundinamarca, Concejal de Bogotá, miembro del Senado, Embajador de Colombia en España, Ministro de Desarrollo Económico y Coordinador de los Encuentros de Ex Presidentes Latinoamericanos para una Agenda Global. Abogado
Tanto la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) como UNASUR preconizan una filosofía de la integración que sobrepase lo comercial y no se agote en lo financiero. Pues se sabe de antemano que la unidad latinoamericana tiene matices políticos, sociales y culturales, y que no merecen ningún soslayo. Ambas instituciones irrumpieron en el escenario latinoamericano y suramericano, respectivamente, tras un proceso de maduración política, dejando atrás esquemas anacrónicos de exclusión como el que por décadas condenó a Cuba al ostracismo.
de la Universidad Javeriana de Colombia con especialización en Ciencias Económicas.
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CELAC ha estado proyectando diversas subregiones bajo un foro de diálogo político, mientras que UNASUR ha congregado a las dos Suraméricas (Andina y Cono Sur) bajo un espacio de discusión para la canalización de políticas públicas en sectores clave. En síntesis, mientras CELAC representa enormes oportunidades por la flexibilidad que supone un foro de diálogo y concertación, UNASUR constituye un espacio de negociación para la puesta en marcha de políticas públicas. Revisando las agendas estratégicas de CELAC y UNASUR, sobresalen al menos cinco áreas donde la convergencia es posible. El continente merece un diálogo permanente y constructivo entre los diferentes agentes de la integración regional.
1. La defensa, hacia una nueva doctrina latinoamericana Por décadas, la arquitectura de defensa reposó sobre principios hemisféricos, que asumieron la hipótesis de conflictos entre Estados como la máxima que debía inspirar la doctrina de seguridad. Tanto CELAC como UNASUR tienen la posibilidad de reorientar esas ideas que permanecieron y que aún se reivindican desde varios frentes. Especialmente, los del sistema de seguridad hemisférica, el TIAR, la JID y la OEA. Con el Consejo de Defensa Suramericano, uno de los emblemáticos de UNASUR, se produjo un salto para actualizar la doctrina de defensa suramericana por medio de la recién instalada Escuela Suramericana de Defensa (ESUDE). Dentro de los países de la CELAC, el interés en fortalecer la cooperación militar en todos los planos es mayúsculo. Esto podría derivar en medidas de construcción de confianza, con intercambios de información, compartir bases de datos, incluso ¿por qué no pensar en una fuerza multinacional de paz
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compuesta por algunos de los países de la región? Es de notar que algunos tienen una trayectoria reconocida en la materia. Todo ello debe apuntar a confirmar a América Latina como una zona de paz, rasgo que se ha convertido en un patrimonio que UNASUR desea preservar. Se sabe de rezagos de la Guerra Fría que aún quedan en el continente, como la Base Militar de Guantánamo o las islas Malvinas. Ambos, como sinónimos de imposiciones propias del expansionismo militar, incompatible con el deber ser actual de los latinoamericanos.
2. La defensa de la democracia en sus múltiples versiones Una idea amplia y multidimensional de la democracia acerca a CELAC y UNASUR. La unidad técnicoadministrativa de coordinación electoral, que recientemente fue lanzada en el seno de UNASUR, puso en evidencia el alcance que puede tener una labor multilateral en el acompañamiento electoral. La idea del bloque suramericano es avanzar hacia misiones de tipo técnico y político. El propósito de las mismas no es otro que desempeñar una labor que haga más transparente las fases que componen los comicios, dentro de un entorno de respeto por la democracia. También es importante insistir en una vocación democrática abierta en UNASUR, en sintonía con el espíritu de apertura de CELAC. Desde el bloque suramericano, se entiende que no hay una definición unívoca de la democracia, y esto se ha expresado en los avances constitucionales de los últimos años en varias de las naciones del sur. Especialmente en la región andina, los regímenes se han orientado hacia modelos participativos. Por encima de la democracia representativa está la participativa, cuyo referente central es la soberanía popular. Ese mosaico de caminos para consolidar la democracia constituye un punto de encuentro con CELAC.
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También existe una convicción sobre la necesidad de asumir la defensa del orden constitucional ante eventuales rupturas.
3. Un nuevo sistema latinoamericano de Derechos Humanos
Se confía en el establecimiento de un sistema de Derechos Humanos, donde su promoción reemplace la simple actitud punitiva contra los Estados y la unilateralidad, que ha hecho del tema un monopolio de algunas organizaciones no gubernamentales y unos cuantos países. Los Derechos Humanos constituyen un ejercicio activo, una titularidad que rebasa el catálogo de derechos de primera generación (civiles y políticos), para completar integralmente los derechos sociales, económicos, culturales y los denominados de los pueblos y de solidaridad; a la luz de las nuevas preocupaciones como la inclusión social, el nuevo papel que debe desempeñar el Estado y el equilibrio entre los actores globales. Una versión judicializada de los Derechos Humanos reduce dramáticamente la posibilidad de construir un sistema coherente con nuestra realidad. CELAC, como foro político, tiene el potencial de convertirse en aliado de UNASUR en una promoción de los DDHH de este tipo.
4. El problema mundial de las drogas El principio de corresponsabilidad se ha vuelto indiscutible, y atrás deberá quedar la unilateralidad de los países desarrollados para decidir sobre el tema. El fracaso del desproporcionado esquema de toma de decisiones se refleja en los 300 millones de consumidores que padecen en el mundo. A esto se suma una oferta que se ha adaptado a la aceleración de la política prohibicionista en sus distintas fases. Ni prohibicionismo ni legalización: descriminalización.
Con miras a la Cumbre Mundial sobre Drogas 2016, en el seno de las Naciones Unidas, la Secretaría General de UNASUR ha venido avanzando en la discusión para hallar un enfoque más efectivo y alternativo. Los criterios morales no pueden reemplazar a los argumentos científicos, y en el diseño de una estrategia no se debe hacer abstracción de las condiciones culturales de muchos de nuestros pueblos en América Latina. La región en su conjunto vive los efectos del crimen transnacional organizado y de una industria ligada al narcotráfico, que ha sacado provecho de las ventajas perversas que tiene sobre el mercado el prohibicionismo. Con algunas naciones de la CELAC y UNASUR, se puede seguir avanzando en una apertura del debate en el plano global y con miras a un encuentro que será vital para la forma como se combata el flagelo de la droga, como será la Asamblea General de Naciones Unidas de 2016.
5. Integración energética La energía es poder, y ese poder debe organizarse para utilizarlo bien. La gran ventaja geoestratégica de UNASUR es su disponibilidad de recursos energéticos, que deben ser manejados estratégicamente añadiéndoles valor. La convergencia entre UNASUR y CELAC tiene un potencial considerable en el tema energético. Los contactos entre la Secretaría General y la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE) son un puente que permite avanzar en la integración energética, uno de los temas de mayor sensibilidad para algunas naciones latinoamericanas. La integración energética permite y facilita la compensación entre países productores y aquellos
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que carecen del preciado recurso. Se trata de la esencia de la integración, pues permite fortalecer la solidaridad entre países que, aunque separados por cualquier circunstancia, comparten un vínculo que los hace interdependientes. En la integración energética, además, yace la posibilidad de ganar autonomía y reducir dependencias externas cuyas vulnerabilidades han golpeado y siguen golpeando a algunas de esas economías. La coyuntura es favorable para este tipo de reflexiones, pues la reducción de los precios del barril del petróleo ha obligado a pensar en fórmulas a través de la integración para revertir esos efectos. Se trata de cinco áreas de convergencia que merecen una exploración, pues la coyuntura es favorable para un diálogo entre regiones donde varias voces compongan la unidad latinoamericana. CELAC y UNASUR convergen en ese anhelado propósito.
La convergencia entre UNASUR y CELAC tiene un potencial considerable en el tema energético. Los contactos entre la Secretaría General y la OLADE son un puente que permite avanzar en la integración energética
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Una visión del trabajo de la CELAC frente a la Agenda Post-2015 Javier Surasky1 Universidad Nacional de La Plata
Introducción
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a 1no hay novedad alguna en decir que estamos viviendo un momento histórico en la Cooperación Internacional (CI): las negociaciones en paralelo pero con idas y vueltas permanentes entre los procesos orientados a la aprobación de la Agenda Post-2015, los Objetivos de Desarrollo
1 Magíster en Cooperación Internacional al Desarrollo. Coordinador del Departamento de Cooperación Internacional del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de La Plata (Argentina) y del área de Investigación y Análisis de Cepei (Colombia).
Sustentable (ODS), la III Conferencia de las Naciones Unidas para el Financiamiento del Desarrollo y la 21.ª Conferencia de Estados Partes de la Convención de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP 21) dibujan un contexto tan único como trascendente. ¿Cómo se ha posicionado nuestra región frente a este momento internacional? La respuesta requeriría de un espacio mucho mayor del que tenemos aquí, pero una observación al trabajo realizado por la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) respecto de la Agenda Global de Desarrollo Post-2015 puede servirnos como primera aproximación.
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La I Cumbre de la CELAC Reunida en Santiago, Chile, los días 27 y 28 de enero de 2013, esta cita se cerró con la aprobación de una serie de documentos; el principal de ellos fue la Declaración de Santiago2 donde, con relación al asunto de nuestro interés, se sostenía «la relevancia de que los países de América Latina y el Caribe desarrollen un profundo proceso de reflexión sobre las prioridades de la región en la agenda de desarrollo post 2015 y hacer esfuerzos hacia la integración de las tres dimensiones del desarrollo sostenible» (párr. 20), para luego destacar la necesidad de que dicha Agenda contemple objetivos voluntarios, universales, claros, medibles y adaptables a las distintas realidades nacionales, con vistas a la erradicación de la pobreza y a la promoción del desarrollo sostenible. Este nuevo marco debe de ser incluyente, transparente, impulsar el cumplimiento de los compromisos asumidos por los países desarrollados en Ayuda Oficial al Desarrollo y estimular la cooperación triangular y Sur-Sur en temas transversales con la participación de todos los sectores de la sociedad. Esta aproximación se realizó estableciendo como su punto de partida las consecuencias resultantes de la crisis financiera internacional que se había iniciado unos años antes en los Estados Unidos y que se expandió luego hacia los países con alta implicación en los mercados financieros globales. Desde el inicio podemos detectar, entonces, la vocación de la CELAC de aprovechar los debates en torno a la nueva agenda para denunciar condiciones estructurales que estaban obturando posibilidades de desarrollo, al mismo tiempo que planteaban un reclamo por el cumplimiento de los compromisos existentes en materia de Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) y su sostenimiento; y 2 Disponible en http://www.minrel.gob.cl/minrel/site/ artic/20130208/asocfile/20130208155151/declaracion_de_santiago.pdf (último ingreso: 16/05/2015).
requerían del reconocimiento de la Cooperación Sur-Sur (CSS) y triangular como una herramienta para trabajar en todo el espectro de asuntos vinculados al desarrollo, lo que claramente incluye temas que se prioricen en la nueva agenda. Meses después de esa primera reunión, en septiembre de 2013, tenía lugar, en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, un evento especial convocado por el Presidente de la Asamblea General, para el seguimiento de los esfuerzos realizados para lograr los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Ese fue el marco en el cual la representación de Cuba, en nombre de la CELAC, expresó una serie de posiciones en torno a la Agenda Post2015 y llamó a construir una agenda basada en los ODM, universal, que aborde las desigualdades estructurales3 y la exclusión social, y cuya flexibilidad permita su adaptación a situaciones y prioridades nacionales respetando al mismo tiempo la vigencia del principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas. También se mantiene en el discurso el principio de centralidad de las personas, una concepción multidisciplinaria de la pobreza, el desarrollo participativo, la variable ambiental, la transversalidad de los enfoques de Derechos Humanos y género, y la necesidad de contemplar la situación de los Países de Renta Media (PRM). En un párrafo que sirve como resumen de la posición sostenida, se afirma que «(l)a nueva agenda de desarrollo debe ser la proyección de la solidaridad, la cooperación y la responsabilidad mutua, basada en el principio de “humanidad común”»4. 3 Se hace incluso una mención específica al enfoque de brechas estructurales planteado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas (CEPAL) como un instrumento a ser considerado en la nueva agenda. 4 El texto completo del discurso puede consultarse en http:// www.un.org/millenniumgoals/pdf/Cuba_onbehalfof_CELAC_GA_ Spec_Event_25Sept13.pdf (último ingreso: 17/05/2015).
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Construcción de la Integración Regional
La II Cumbre de la CELAC Celebrada los días 28 y 29 de enero de 2014 en la ciudad de La Habana, Cuba, esta cita produjo entre sus resultados la Declaración Especial n.º 12 sobre la Agenda de Desarrollo Post-20155, en la que se repiten los principios señalados, incluyéndose ahora algunas nuevas referencias como las que mencionan la necesidad de basar el trabajo en «la construcción de consensos a nivel regional, los conocimientos desarrollados y las lecciones aprendidas» (párr. 3). Ese documento también es el espacio en que los Estados de la CELAC avanzan un paso más allá y sientan algunas posiciones en torno al financiamiento y los medios de implementación de la futura agenda de desarrollo; asuntos que se vinculan a reclamos de larga data como el referido a la democratización de las instituciones financieras internacionales, cuando en los párrafos 8 y 9 expresan: Su decidido interés en avanzar hacia la construcción de una verdadera Alianza Global para el Desarrollo, teniendo en cuenta el consenso de Monterrey y la Declaración de Doha sobre Financiación para el Desarrollo que integre todos los elementos de la agenda del desarrollo sostenible, así como los medios para su implementación, en particular los mecanismos de financiamiento del desarrollo sostenible, de la 5 Disponible en http://www.rree.go.cr/celac/inc/file-noti.php?id_ file=39 (último ingreso: 16/05/2015).
ayuda oficial para el desarrollo, la deuda externa, la promoción de la cooperación Norte-Sur y Sur-Sur, el comercio y las finanzas internacionales, incluida la adecuada representación de los países en desarrollo en las instituciones financieras internacionales (párr. 8). y subrayan que la implementación de la Agenda Post‐2015 deberá contribuir al disfrute «de la paz y la seguridad internacionales, la gobernanza democrática a todos los niveles, incluidas las organizaciones internacionales, el Estado de Derecho en los planos nacional e internacional» (párr. 9). Ese documento estuvo acompañado por otras declaraciones directamente vinculadas al tema, entre las cuales se destacan la Declaración Especial sobre la Promoción de la Equidad y el Empoderamiento de la Mujer en la Nueva Agenda de Desarrollo Post2015, o la Declaración Especial sobre los Desafíos de los Países de Ingreso Medio en América Latina y el Caribe6. Merece especial referencia la Declaración de La Habana como el principal documento político producido en ese encuentro. Allí se afirma «la importancia crucial del proceso intergubernamental de formulación de la Agenda de Desarrollo Post 2015» 6 Extrañamente, la Declaración Especial sobre Cooperación Internacional de la CELAC resultante de esta II Cumbre no hace mención alguna de la Agenda Post-2015.
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(párr. 28), que recupera los principios postulados y reitera las menciones a los medios necesarios para su implementación, aunque aparecen aquí menciones nuevas referidas a «excluir cualquier condicionalidad» (párr. 30) y al «interés de incluir el tema de la migración internacional en la Agenda de Desarrollo Post 2015» (párr. 65).
La III Cumbre de la CELAC Realizada en la ciudad de San José de Costa Rica, los días 28 y 29 de enero de 2015, también tuvo entre sus declaraciones especiales una referida a la Agenda de Desarrollo Post-2015 (Declaración Especial n.º 14)7, que tiene la particularidad de ser el primer pronunciamiento de la CELAC sobre el asunto tras el entonces reciente inicio del proceso de negociaciones intergubernamentales para la definición de la Agenda Post-2015, cuya primera reunión se realizó entre los días 19 y 21 de enero de ese año y que aún continúa desarrollándose. En esta oportunidad, los Estados que integran la CELAC afirmaron su generalizada voluntad de promover una discusión específica y, cuando sea posible, una coordinación a nivel de los representantes de los
7 Disponible en http://www.celac2015.go.cr/declaracion-especial-14-sobre-agenda-de-desarrollo-post-2015/ (último ingreso: 18/05/2015).
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Países Miembros de la CELAC que participarán en el proceso de debate y negociación de la Agenda de Desarrollo Post-2015, con el fin de identificar prioridades regionales e intercambiar impresiones con otros espacios de coordinación de los países en desarrollo (párr. 9). Por tal razón, esta declaración ya no fija prioridades para la negociación de la Agenda Post-2015, sino que se limita a señalar la decisión adoptada por los países que integran la CELAC de incrementar sus esfuerzos «para lograr consensos en las siguientes etapas del proceso de establecimiento y ejecución de la Agenda de Desarrollo Post 2015» (párr. 1), con menciones a la necesidad de considerar las situaciones del conjunto de los países en desarrollo, sin exclusiones, prestar atención a las tres dimensiones del desarrollo sostenible, y considerar las necesidades de financiamiento y estadísticas que se presentarán para el logro de los ODS. En esta nueva Declaración volvemos a encontrar referencias explícitas al enfoque de las brechas estructurales, a la necesidad de tomar en consideración las diferentes situaciones nacionales existentes, a la importancia de incluir los intereses de los PRM, a la Cooperación Sur-Sur como herramienta para la concreción de los ODS, entre otras. Respecto del financiamiento del logro de los objetivos, se menciona expresamente la vocación por promover
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«sinergias entre el proceso para el establecimiento de la Agenda de Desarrollo Post 2015 y el proceso preparatorio de la Tercera Conferencia Internacional sobre Financiamiento para el Desarrollo, destacando la necesidad de llegar a acuerdos sobre medios de implementación relevantes y previsibles» (párr. 3). Señalamos especialmente la mención que se hace en sus considerandos al reconocimiento de «la importancia de este espacio regional para catalizar esfuerzos intergubernamentales que permitan fomentar coordinación para tales fines», dado que el elemento regional tiene mayor peso en esta última declaración que el que tuvo en los documentos anteriormente referidos.
Breves consideraciones resultantes del camino recorrido Desde sus primeros acercamientos al tema, la CELAC ha mantenido una línea de posicionamiento permanente, que ha sido mejor desarrollada en el discurso de la delegación cubana en nombre del conjunto antes señalado que en los propios documentos finales de las cumbres; lo que posiblemente pueda relacionarse con el ámbito específico de trabajo sobre los ODM en que aquel fuera pronunciado. En cualquier caso, lo que se encuentra es una coherencia discursiva permanente que, no obstante, no se ha logrado traducir en posiciones concretas en el marco del proceso de negociaciones intergubernamentales que definirá la Agenda Post-2015. No queremos, con esto, afirmar que la CELAC haya permanecido en el mero nivel discursivo, ya que, por sus propias características, se trata de un espacio facilitador del diálogo interregional, pero todavía limitado en su institucionalidad; lo que se traduce en dificultades para avanzar desde los acuerdos políticos hacia actividades conjuntas mediante vías institucionales compartidas. De hecho, el peso de la región en este proceso es sustancialmente diferente del que tuvo cuando se
definieron los ODM, en gran medida porque los procesos seguidos a escala global son diferentes; no menos importante es la construcción de acuerdos políticos al interior de la región, que se reflejan en los documentos y áreas señalados. La confluencia y el diálogo políticos han tenido además el mérito de contribuir al establecimiento de una confluencia de relatos regionales sobre los desafíos que debe tener en consideración la futura agenda global de desarrollo. La apuesta central por enfrentar las desigualdades estructurales sin apartarse de la prioridad de la lucha contra la pobreza desde una perspectiva multidisciplinaria conforma la base sobre la que la CELAC ha construido su propio acercamiento a la Agenda Post-2015. Asimismo las sinergias que pueden resultar del trabajo en ambos frentes de manera conjunta son evidentes y de trascendencia global, con un particular énfasis en la inclusión de los PRM como socios y como actores a los que la nueva agenda debe beneficiar. Los acuerdos al interior de la CELAC son además una base sobre la que se deberá trabajar en los próximos 15 años, cuando se pase de la etapa de diseño de la agenda y los ODS, a una labor dirigida a su efectiva implementación. La permanente referencia al enfoque de brechas estructurales permitiría, en este sentido, aumentar la acción conjunta con la CEPAL, lo que significa con el Sistema de las Naciones Unidas, en un encuentro que puede ser mutuamente beneficioso y capaz de actuar como un puente entre un espacio esencialmente político (CELAC) y otro centralmente técnico (CEPAL). Estos deberán confluir para lograr resultados en beneficio de todos y todas quienes habitamos esta América Latina y Caribeña, y desde aquí soñamos y trabajamos por la construcción de un mundo diferente, más empapado de diversidad, equidad y justicia globales.
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Relaciones CELAC-BRICS: oportunidades y desafíos
Cintia Quiliconi1, FLACSO-Ecuador y Jesús Sosa, Universidad Autónoma de Puebla-México
Introducción1
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a relación entre la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y el grupo de países denominado BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) se enmarca dentro de las inquietudes y esfuerzos de los países de América Latina y el Caribe por promover y proyectar una voz concertada en la discusión de los grandes temas, y en el posicionamiento de la región ante acontecimientos relevantes mediante la interlocución con otros países y regiones del mundo. Al respecto, la CELAC ha emprendido una serie de acciones para alcanzar tal objetivo, dentro de las que se encuentran principalmente reuniones con algunos de los miembros del grupo BRICS, aunque no precisamente con el grupo en sí mismo.
1 Cintia Quiliconi es doctora en Ciencia Política y Relaciones Internacionales por la Universidad del Sur de California, y es profesora investigadora en el Departamento de Estudios Internacionales y Comunicación de la FLACSO-Ecuador. Jesús Sosa es estudiante de doctorado en la UAP e investigador visitante en el departamento de Estudios Internacionales y Comunicación FLACSO-Ecuador.
En este sentido, el tema de la relación de la CELAC con los miembros del grupo BRICS ha sido incluido en lo que esta ha denominado «Política Internacional». Así lo expresan sus documentos oficiales, declaraciones, planes de acción y comunicados; emanados principalmente de las reuniones de las Cumbres de Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno de América Latina y el Caribe, a partir de 2011 en Caracas, Venezuela; en 2013 en Santiago, Chile; en 2014 en La Habana, Cuba; y la más reciente en 2015 en Belén, Costa Rica; o durante los trabajos de la presidencia pro-témpore a cargo de los Estados designados anualmente. El primer argumento de este artículo es que las relaciones entre los miembros de la CELAC y los países emergentes representados en este trabajo por el grupo BRICS han sido de carácter bilateral, es decir, los principales miembros de la CELAC han buscado profundizar sus relaciones con los BRICS a través de cooperación a escala de países más que de organizaciones. Sin embargo, en el caso de China, India y Rusia, se han establecido paulatina y recientemente mecanismos de diálogo político y cooperación más institucionalizados con la CELAC.
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En este sentido, el segundo argumento de este trabajo es que el establecimiento de estos foros de diálogo político y concertación han tendido a concentrarse en objetivos económicos, a pesar de la naturaleza política de estos diálogos, abriendo la posibilidad de crear un nuevo mapa multipolar donde prima el Sur Global y las alternativas de cooperación con los BRICS. Dentro de este marco, el país con el que la CELAC ha buscado más activamente establecer relaciones en el ámbito institucional ha sido China. Muestra de ello es que desde la presidencia pro-témpore de Chile, en 2012, se proyectó un foro de diálogo y concertación entre China y la CELAC, que finalmente se concretó a principios de 2015. En el mismo sentido, la CELAC ha buscado establecer foros de diálogo y concertación con India y Rusia. La búsqueda de cooperación institucionalizada en el caso de estos tres países se explica por la complementariedad de sus economías y los crecientes flujos de comercio e inversión extranjera directa desde China principalmente, pero también desde Rusia e India hacia la región latinoamericana. La excepción de esta tendencia ha sido Sudáfrica; entendemos que ello ha sucedido porque este país tiene una estructura económica de corte más competitivo que complementario con los principales países de la región. En tanto que Brasil forma parte de los dos bloques analizados en este trabajo y por ello consideramos que no necesita establecer un foro de diálogo, ya que posee doble pertenencia: tanto a los BRICS como a la CELAC. El presente trabajo expone a continuación las acciones más institucionalizadas emprendidas por parte de la CELAC, encaminadas a formalizar sus relaciones con los principales miembros del grupo BRICS. En este sentido, abordamos particularmente los diálogos políticos con India y Rusia, y el resultado del Foro ChinaCELAC que se llevó a cabo recientemente. Finalmente, concluimos con la reflexión sobre algunos riesgos que esta nueva relación BRICS-CELAC puede traer aparejada para América Latina y el Caribe.
Las relaciones CELAC-BRICS El antecedente principal acerca de la relación CELAC-BRICS se puede encontrar en la primera Declaración de Caracas (2011), donde se manifiesta, en diversas ocasiones, que una de las inquietudes de la CELAC será promover y proyectar una voz concertada de América Latina y el Caribe en la discusión de los grandes temas y en el posicionamiento de la región ante acontecimientos relevantes en reuniones y conferencias internacionales de alcance global, así como en la interlocución con otras regiones y países (Declaración de Caracas, 2011). A partir de tal disposición, la CELAC ha acordado y efectuado una serie de reuniones y acciones, entre las que se encuentran iniciar diálogos y consolidar convenios con algunos países del grupo BRICS. La primera vez que la CELAC alude específicamente a acciones relacionadas con los miembros del grupo BRICS es en la Declaración de Santiago de 2013. Allí se señala la importancia de las actividades internacionales de la CELAC, relacionadas con las visitas de la Troika Ministerial CELAC a India y a la República Popular China; asimismo, se destacan las reuniones de la Troika Ministerial ampliada CELAC con los Ministros de Relaciones Exteriores de la República Popular China y de la Federación de Rusia, realizadas en Nueva York con motivo del inicio del 67.° Periodo de Sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas. En tales reuniones, el objetivo general fue «concertar las posiciones internacionales de la región en los temas de interés de todos sus integrantes, y el logro de beneficios recíprocos en la ejecución de la cooperación y de las relaciones políticas y económicas con otras naciones» (Declaración de Santiago, 2013, párr. 18). En complemento a esta declaración, la presidencia pro-témpore a cargo de Chile emitió otras dos declaraciones especiales: una referente a la primera Reunión de Ministros de Asuntos Exteriores de la Federación de Rusia y otra relacionada a la Primera Reunión de
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Cancilleres India-CELAC. Además, la presidencia pro-témpore emitió un comunicado especial sobre la Reunión de Diálogo entre los Ministros de Relaciones Exteriores de la República Popular China y la CELAC. En junio de 2015, tuvo lugar el Primer Foro CELACChina de infraestructura; en ese ámbito, China comprometió $35 000 millones para financiamiento de proyectos como carreteras, transporte, electricidad, etc. El cuadro de la página siguiente sintetiza el contenido de las dos declaraciones conjuntas entre Rusia y CELAC, y entre India y CELAC. Como en el caso de China el Primer Foro entre este país y la CELAC tuvo lugar en enero de 2015, se sintetizan los resultados del mismo. En la última reunión de cancilleres de la CELAC, del 5 de mayo de 2015, se resaltó la importancia de realizar foros similares con India y Rusia. Asimismo, lo que puede apreciarse en el cuadro, revisando las agendas de cooperación, es la importancia de los temas económicos y de cooperación por sobre los políticos. Estas instancias oficiales de cooperación CELACBRICS no se agotan en las reuniones mencionadas en el cuadro. Una situación que refuerza la importancia de la cooperación entre los BRICS y los países latinoamericanos es que tras la última cumbre de los BRICS, en 2014 en Fortaleza, Brasil, los presidentes de esos países se trasladaron a Brasilia para reunirse con los 11 países de la UNASUR, que también son miembros de la CELAC. La agenda de tal reunión estuvo vinculada al tema de crecimiento incluyente y soluciones sostenibles. Este encuentro entre los BRICS y la UNASUR también marca, además de los tres eventos entre la CELAC y los BRICS mencionados, una nueva geopolítica mundial en temas de desarrollo y cooperación. Igualmente, la reciente creación del banco de los BRICS, en la mencionada cumbre de Fortaleza, abre nuevos espacios para cooperación en la conformación de una nueva arquitectura internacional, donde los países de la CELAC pueden verse beneficiados con financiamiento para proyectos de infraestructura, apoyados por el nuevo Banco BRICS, más allá de las agendas bilaterales puntualizadas en el cuadro.
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La CELAC ha acordado y efectuado una serie de reuniones y acciones, entre las que se encuentran iniciar diálogos y consolidar convenios con algunos países del grupo BRICS. La importancia y los riesgos de las relaciones CELAC-BRICS Sin duda, la construcción de la CELAC representa para la región una enorme oportunidad de establecer un bloque que haga contrapeso a la injerencia de los EE.UU. La fuerte hegemonía de los EE.UU. en décadas anteriores ha sido sustituida por un acelerado proceso de autonomización de muchos países de la región. Eso ha cambiado sustancialmente las cosas: tanto en lo económico como en lo político, se han ido generando nuevas dinámicas y oportunidades a escala regional. En este contexto, la relación comercial y de inversión con los EE.UU., así como su peso político, han disminuido. Hoy todo se ha diversificado en diferentes planos. Quizás la gran excepción en este sentido son México y Centroamérica, que aún mantienen fuertes lazos económicos con los EE.UU. y tienen estructuras económicas más competitivas con China. Sin embargo, para muchos países de América del Sur, China se ha transformado en el principal socio comercial y un referente creciente en el ámbito de la inversión, debido
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a la complementariedad de sus economías. El espectro posible de cooperación entre China y América Latina es vasto pero, como puede verse en el cuadro, por el momento cada uno de los temas planteados son generales e indicativos, y seguramente se irán modificando a medida que la relación avance. En este sentido, China tiene
ventaja sobre la CELAC ya que ha establecido una secretaría técnica para el seguimiento de estas iniciativas. Dado que esta cooperación probablemente generará grandes desafíos y oportunidades, tanto técnicas como políticas, sería recomendable que CELAC establezca un mecanismo espejo para dar seguimiento a este tema.
Contenido de las reuniones bilaterales de CELAC con India, China y Rusia Declaración Conjunta Primera Reunión entre Cancilleres de India y la Troika de Ministros de CELAC 7 de agosto de 2012, Nueva Delhi
Primer Foro CELAC-China y el Plan de Cooperación de los Estados Latinoamericanos y Caribeños-China (2015-2019) 8 y 9 de enero de 2015
Objetivo: fortalecer la cooperación multilateral entre India y CELAC. Trabajar juntos tomando en cuenta las prioridades de desarrollo. Alternar reuniones anuales.
Objetivo: profundizar la cooperación entre China y la región. Abrir la posibilidad del establecimiento del Foro de Cooperación China-América Latina y el Caribe, creado en 2015.
Comercio e inversión: establecieron un Consejo Empresarial y Foro de CEOs India-CELAC.
Los principales temas abordados en el plan de acción fueron: • política y seguridad; • asuntos internacionales; • comercio, inversión y finanzas; • infraestructura y transporte; • energía y recursos naturales; • agricultura, industria; • ciencia y tecnología; • aviación e industria aeroespacial; • educación y capacitación de recursos humanos; • cultura y deportes; • prensa, medios de comunicación y publicación; • turismo; • protección del medioambiente, • gestión de riesgo y reducción de desastres; • erradicación de la pobreza, y salud.
Energía: acordaron establecer un Foro Energético. Minerales: India reconoció que AL está dotada de abundantes recursos minerales y ofreció su know-how en la cartografía de los recursos geológicos de la CELAC, mediante el uso de satélites de teleobservación indios. Ciencia y tecnología: acordaron establecer un Foro Científico en medicina, agricultura, agronomía, astronomía, tecnología de la información y energías renovables. India ofreció apoyar a CELAC en el lanzamiento de satélites de bajo costo para comunicaciones y pronóstico de tiempo. Cultura, educación y el contacto de persona a persona: fortalecer lazos culturales y académicos, incluyendo Institutos Diplomáticos de India y países de la CELAC. Regional y multilateral: acordaron trabajar conjuntamente sobre las reformas de NU, crisis financiera, cambio climático y terrorismo internacional.
Desde un principio, en la relación bilateral, la CELAC reiteró su adhesión a la política de no reconocimiento de Taiwán. China apoyó a los esfuerzos de los países latinoamericanos y caribeños por salvaguardar la soberanía y determinar por cuenta propia el camino de desarrollo. Previamente, el Presidente acordó con CELAC: • la creación del fondo para proyectos de infraestructura; • la oferta de 6000 becas para jóvenes de la región y 5000 para técnicos brasileños.
Declaración Conjunta del Ministro de Relaciones Exteriores de la Federación de Rusia y la Troika de Ministros de CELAC 28 de septiembre de 2012
Objetivo: mantener un diálogo político y cooperación regulares, destinados a preservar las normas y principios del Derecho Internacional con el papel central coordinador de Naciones Unidas; fortalecer el sistema financiero y monetario mundial; defender los principios de democracia y derechos humanos; asegurar la paz y la seguridad internacionales. Estrechar los lazos entre Rusia y la CELAC, sostener encuentros regulares en el nivel ministerial y estudiar la posibilidad de organizar una Cumbre entre Rusia y la CELAC. Avanzar en el fortalecimiento de la cooperación económica, comercial, científica y técnica; en inversiones, en extensión de contactos en la esfera de la educación y entre representantes de la sociedad civil. Cooperación bilateral: contribuir a la elaboración de proyectos multilaterales en las esferas de interés recíproco, inclusive en el ámbito de seguridad alimentaria y energética, uso de energía nuclear con fines pacíficos, telecomunicaciones y tecnologías de información, espacio cósmico, medicina y farmacéutica, capacitación de cuadros y deportes.
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Se han modificado de forma acelerada y sustancial las relaciones entre los países de América, lo que ha repercutido en la variedad de sus expresiones multilaterales y regionales o subregionales, propiciando un nuevo escenario de regionalismo a la carta en un mundo multipolar. En algunos de estos esquemas EE.UU. está presente y en otros, ausente casi por completo. Sin embargo, como hemos visto, hay nuevos actores internacionales como China, India y Rusia, que generan un nuevo tablero de interacción y cooperación para los países de la CELAC. Más allá de las excelentes oportunidades de cooperación política, los intereses de estos tres países están focalizados en fortalecer vínculos en las áreas de recursos energéticos, infraestructura y explotación de recursos naturales. En este sentido, el efecto que estas relaciones comerciales y de inversión pueden tener sobre la reprimarización del sector exportador de muchos países de América Latina señala la doble cara de las relaciones de cooperación entre los países BRICS y la CELAC. Aunque por un lado esta relación abre espacios para sopesar la fuerza de la hegemonía de Estados Unidos en la región y proyectar la cooperación de una nueva arquitectura económica internacional, por el otro abre interrogantes sobre los riesgos de las nuevas relaciones comerciales con los países emergentes y particularmente con China. En suma, la CELAC ha abierto puertas para que haya espacio para una nueva gobernanza regional que, aunque aún en formación, propone nuevos escenarios en los que el contexto multipolar supera las viejas dinámicas hegemónicas que caracterizaron a la región en otros tiempos. Las posibilidades de Cooperación Sur-Sur se han multiplicado y la nueva presidencia pro-témpore de la CELAC, en manos de Ecuador, abre enormes posibilidades de seguir profundizando las relaciones con China, India y Rusia, con marcos equilibrados de cooperación. Ecuador, desde la presidencia pro-témpore, está llamado a jugar un rol de liderazgo para profundizar estas agendas de cooperación con los países BRICS, y fomentar programas que involucren asociaciones integrales sobre bases de igualdad, beneficios comunes y desarrollo mutuo.
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Bibliografía Declaración Conjunta del Ministro de Relaciones Exteriores de la Federación de Rusia y la Troika de Ministros de CELAC (2012). Disponible en http:// www.minrel.gob.cl/minrel/site/artic/20121009/ pags/20121009121100.html (último ingreso: 11/05/2015). Declaración de Beijing de la Primera Reunión Ministerial del Foro CELAC-China (2015). Disponible en http://celac.mmrree.gob.ec/index. php/es/china-declaracion-de-beijing.html (último ingreso: 12/05/2015). Declaración de Caracas (2011). «En el Bicentenario de la Lucha por la Independencia hacia el Camino de Nuestros Libertadores». Disponible en http:// www.minrel.gob.cl/minrel/site/artic/20120921/ asocfile/20120921161955/declaracio__769_n_de_ caracas.pdf (último ingreso: 10/05/2015). Declaración de Santiago de la I Cumbre CELAC (2013). Disponible en http://www.minrel.gob.cl/minrel/site/artic/20130208/asocfile/20130208155151/declaracion_de_santiago.pdf (último ingreso: 10/05/2015). Primera Reunión de Cancilleres India-Troika CELAC (2012). Declaración Conjunta, Nueva Delhi, 7 de agosto. Disponible en http://www. minrel.gob.cl/minrel/site/artic/20120911/asocfile/20120911184030/declaracion_conjunta.pdf (último ingreso: 11/05/2015). Primera Reunión de Ministros de Relaciones Exteriores de República Popular China y Troika CELAC (2012). Comunicado de Prensa, Beijing, 9 de agosto. Disponible en http://www.minrel.gob.cl/minrel/site/artic/20120911/asocfile/20120911184305/comunicado_de_prensa_ china_celac.pdf (último ingreso: 12/05/2015).
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CELAC-UE:
peculiaridades de la cooperación interregional Vladimir Davydov
Director del Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe Academia de Ciencias de Rusia
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a cooperación entre los países de América Latina y el Caribe (ALC) y la Unión Europea (UE) en el presente siglo ha adquirido un nuevo carácter cualitativo, dentro del contexto de importantes cambios estructurales ocurridos en ambas regiones. Por una parte, durante los últimos 15 años, bajo la influencia del proceso de regionalización, en ALC se ha edificado un mosaico de asociaciones de integración recientemente creadas, invocadas a darle a la región una mayor autonomía en la solución de una amplia gama de cuestiones con respecto a la interacción política y económica, tanto a escala regional como en la construcción del diálogo con los principales socios extrarregionales. Por otra parte, la Europa unida, continuando la expansión de sus fronteras, se ha enfrentado con la recesión en la Zona Euro, y con la necesidad de superar las consecuencias de la crisis económicofinanciera y formar una nueva «agenda» en el diálogo con sus socios externos. Al mismo tiempo, una serie de países latinoamericanos que anteriormente pertenecían a la región periférica alcanzaron un nuevo nivel de cooperación económica, tanto con los países industrializados del Norte como con los del Sur. Bajo la influencia de este proceso de «reequilibrio» de las relaciones internacionales, actualmente se forman los nuevos entornos de interacción económica interregional entre los centros de la economía mundial y los crecientes «nuevos» mercados, particularmente, latinoamericanos.
Violetta Tayar
Subdirectora del Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe Academia de Ciencias de Rusia
En los últimos dos años, el dicho «reequilibrio» de la relación birregional y las transformaciones que experimenta el regionalismo en ambos lados del Atlántico parecen sugerir la necesidad de renovar las relaciones entre la UE y América Latina. La cualitativamente nueva etapa de las negociaciones interregionales fue marcada por la realización del séptimo encuentro y de la primera cumbre entre la UE y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC)1, formada en el año 2011, que es el único interlocutor de la región. El resultado de la cumbre fue la aprobación de la Declaración de Santiago y del Plan de Acción para 2013-2015, el cual incluía temas de cooperación en el campo de innovaciones, tecnología y biotecnología; el apoyo a los programas de desarrollo sostenible; la energía renovable y protección del medioambiente. Además, el plan de acción implica el diálogo sobre los problemas de migración, educación y empleo de los ciudadanos, así como la asistencia en el ámbito de las inversiones y actividades empresariales2. Es importante destacar que en marzo y agosto del año 2013 entraron en vigencia los acuerdos comerciales de la
1 La CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) incluye 33 países de ALC, un territorio total de aproximadamente 20,5 millones de km2, una población de más de 600 millones de personas y una parte del PIB mundial superior al 8%. 2 EU-CELAC Action Plan 2013-2015. Santiago, 27 de enero de 2013. 5748/13 Presse 32 Disponible en www.consilium.europa.eu/ uedocs/cms_Data/docs/pressdata/EN/foraff/135043.pdf
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UE con Colombia y Perú. El ejemplo de estos dos países y las perspectivas del aumento de las exportaciones a Europa incitaron a Ecuador a iniciar en el año 2014 la discusión del texto del acuerdo comercial con la UE, el cual, según los europeos, creará las condiciones para la diversificación del comercio y las inversiones de ambas partes3. El reconocimiento de CELAC supone que, por primera vez, existe un interlocutor regional de la UE; interlocución que podría provocar, si se dan las condiciones, una mayor concertación de posiciones por parte de América Latina y el Caribe, para definir con más precisión su agenda de intereses comunes y sus objetivos políticos ante la UE y otros actores externos. Ello puede suponer un refuerzo de la cohesión interna y de la proyección internacional de ALC. Cabe señalar que, durante el periodo 2013-2015, la cooperación europeo-latinoamericana debe considerarse en el contexto de las transformaciones de las relaciones económicas mundiales. Así, en julio del año 2013, en Washington, se dio inicio a las negociaciones oficiales sobre la conclusión de la Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión (Transatlantic Trade and Investment Partnership, TTIP) entre EE.UU. y la UE. En total, hasta el mes de abril de 2015 se celebraron ocho rondas de negociaciones, y los círculos empresariales de la UE discuten activamente los temas de la efectividad económica de tal acuerdo, al cual las partes prevén llegar en el año 2015. Otro ambicioso megaproyecto, con la participación de los EE.UU. en las negociaciones, es el Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica (Trans-Pacific Strategic Economic Partnership o Trans-Pacific Partnership, TPP), al cual de 13 países entraron tres de la Alianza del Pacífico: Chile, México y Perú.
3 EU and Ecuador publish text of trade agreement. European Commission. Bruselas, 23 de septiembre de 2014. Disponible en http://trade.ec.europa.eu/doclib/press/index.cfm?id=1156
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Parece que precisamente aquellos países latinoamericanos que ya han firmado los acuerdos de libre comercio con los EE.UU. y con la UE, expresando de esta manera su disposición a una estrecha cooperación con las potencias occidentales, con mayor probabilidad serán atraídos a la órbita de la cooperación transcontinental, la que por su importancia tiene no solamente orientación económica sino también una pronunciada orientación geopolítica. Es probable que en un futuro próximo, en las relaciones económicas mundiales, se observen cada vez más claramente los contornos de dos «ejes»: el transatlántico y el transpacífico; aunque es evidente que precisamente el vector atlántico puede tener una importancia determinante en la estrategia de la política exterior de la UE. Sin embargo, en la comunidad de expertos crece la comprensión de que una mayor integración en el Uno de los principales mercado interno l at i n o a m e r i c a n o factores que frenan podría coadyuvar la formación de una a la protección de los intereses nacionales alianza estratégica de los países entre la UE y ALC es sudamericanos ante la perspectiva la asimetría de la formación de —conservada por la TTIP. En este largo tiempo— en el sentido, es posible que en el futuro comercio mutuo y las las economías inversiones. crecientes de ALC, con el fin de proteger sus intereses, en mayor medida graviten no al modelo occidental de desarrollo y crecimiento, sino a la formación de sus propias alianzas en la dirección Sur-Sur. Esto puede llevar a un cierto debilitamiento de la participación de las economías occidentales en el comercio exterior de algunos países latinoamericanos. En este caso, la formación de la TTIP ya no se percibiría por sus partidarios
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como el modelo de la nueva regulación global del comercio mundial, sino que serviría como el comienzo de la fragmentación del mercado mundial entre los grandes bloques comerciales rivales. Uno de los principales factores que frenan la formación de una alianza estratégica entre la UE y ALC es la asimetría —conservada por largo tiempo— en el comercio mutuo y las inversiones. En el área del comercio, dicha asimetría se manifiesta principalmente en la estructura de las importaciones y exportaciones. En particular, los países de ALC continúan importando de la UE principalmente producción industrial, mientras que las importaciones europeas desde ALC se componen principalmente de materias primas y productos de primera transformación. Otro factor que determina el mutuo comercio es la concentración
de suministros recíprocos en un pequeño grupo de países a ambos lados del Atlántico. Así es que solo seis países de la región —Argentina, Brasil, México, Chile, Colombia y Perú— representan más del 75% del comercio interregional con la UE. Al mismo tiempo, cinco países europeos —Alemania, España, Francia, Gran Bretaña e Italia— son los principales proveedores y compradores de mercancías de ALC, y representan alrededor del 60% de los suministros de importaciones y exportaciones mutuos. El bloque integracionista de MERCOSUR es para la UE un mercado de importancia estratégica y continúa ocupando un especial lugar en el contexto general de la cooperación europea-latinoamericana, representando alrededor del 50% del intercambio comercial de la UE con ALC, según los resultados del año 2013.
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México y Brasil, indudablemente, son potencias regionales y nuevos «países-gigantes», lo que en gran medida determina el desarrollo de su cooperación comercial con Europa. Según datos de Eurostat, solamente estos dos países representan alrededor del 60% de las exportaciones europeas hacia ALC y el 50% de las importaciones europeas desde la región. La UE desempeña un papel especial como inversor en ALC, desde el momento en que a finales de los años noventa las empresas con participación de capital europeo tomaron parte activa en los procesos de privatización realizados en la mayoría de los países de la región. A pesar del dinamismo de las inversiones europeas en la región, desde principios de los años 2000 los países de ALC perdieron un poco de su importancia en calidad de principales receptores del capital europeo, ya que tuvo lugar un desplazamiento en los flujos de inversionistas de la UE hacia los países de Europa del Este y Asia. Otro factor de la reducción de las inversiones extranjeras directas IED europeas en la región fue la política de ciertos países (Argentina, Bolivia, Venezuela) dirigida a la restricción de las actividades del capital extranjero, lo que afectó directamente los intereses europeos y, en primer lugar, de
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las compañías españolas. Sin embargo, bajo las condiciones de la crisis europea de los años 2008-2009, una serie de empresas transnacionales europeas lograron aumentar las ventas y equilibrar los ingresos de sus empresas matrices gracias a las inversiones rentables en los países de ALC. Nos parece que las negociaciones de los megaacuerdos pueden influir de manera significativa en los flujos de comercio e inversión de la región. Obviamente, el impacto específico sobre cada país y subregión dependerá de su estructura productiva y exportadora, y de sus estrategias de inserción económica internacional. A corto plazo, la principal plataforma para el diálogo de los países latinoamericanos con sus socios extrarregionales en el formato Sur-Sur continuará siendo la Organización Mundial de Comercio (OMC) y el grupo de los veinte (G-20), que incluye dos países de MERCOSUR (Argentina y Brasil), así como México, India, Rusia y China. En el nuevo siglo estos están interesados principalmente en la diversificación de las relaciones económico-comerciales y en la defensa de sus intereses económicos nacionales.
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Bloques Regionales
En conclusión, cabe señalar que la UE en la segunda década del siglo XXI ha pasado a una nueva actualizada etapa de cooperación, tanto con algunos países latinoamericanos como con los bloques regionales de integración. Tanto los lazos multilaterales como los bilaterales de ciertos países europeos con los socios latinoamericanos tienen carácter pragmático y diferenciado. Ciertos ajustes en el desarrollo de la cooperación interregional europealatinoamericana fueron tratados en la Segunda Cumbre Interregional de Jefes de Estado en el formato UECELAC, celebrada en Bruselas en 2015. Por una parte, Ecuador, como presidente pro-témpore de la CELAC, plantea ampliar la cooperación en medioambiente. En particular, se propone dar a conocer los avances y resultados del programa Euroclima, liderado por la UE en varios países latinoamericanos. Por otra parte, la UE presenta sus propuestas a países de ALC para el periodo 2014-2020, en relación con sustentabilidad
ambiental y cambio climático como ejes generales4. Pero, por supuesto, más allá de todo eso, quedan interrogantes referentes al acceso más liberal para las empresas latinoamericanas al mercado de la Unión Europea, en primer orden, al mercado alimenticio. Está claro que, en esta coyuntura poco favorable en el mercado mundial, hay que deshacerse de los dogmas proteccionistas, y ser más flexible si se espera una reciprocidad y cierta apertura de la contraparte.
4 «Los países de América Latina y el Caribe escucharon las propuestas de la Unión Europea». Secretaría Técnica de Cooperación Internacional. 27 de marzo de 2015. Disponible en: www.cooperacioninternacional.gob.ec
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Entrevista a Jean-Claude Lappé y Carl-Eric Barthélus, de la Dirección de Relaciones Económicas y de Cooperación del Ministerio de Relaciones Exteriores de Haití
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el 13 al 15 de julio de 2015, Haití envió a Ecuador una misión de la Dirección de Relaciones Económicas y de Cooperación del Ministerio de Relaciones Exteriores de ese país, con el propósito de recibir una capacitación técnica sobre los procesos de gestión de la cooperación internacional que Ecuador ha institucionalizado. La Secretaría Técnica de Cooperación Internacional del Ecuador acogió a la misión, integrada por Jean-Claude Lappé y Carl-Eric Barthélus, en el marco del acuerdo de Cooperación Sur-Sur 2015-2017 entre ambos gobiernos; y con ello, de manera puntual, dio inicio a las actividades de cooperación dentro del proyecto «Fortalecimiento de la Dirección de Asuntos Económicos y de Cooperación de la Cancillería Haitiana». Jean-Claude Lappé y Carl-Eric Barthélus conversaron sobre las perspectivas de la activación de la cooperación entre ambas naciones a partir de sus actuales gobiernos
Las relaciones existen desde hace mucho tiempo, y han sido totalmente reforzadas y consolidadas, actualmente.
¿Cómo describiría, en una breve reseña, la relación histórica entre Haití y Ecuador en temas de cooperación? Jean-Claude Lappé (JC): Las relaciones de cooperación Ecuador-Haití, si podemos regresar atrás en la historia, globalmente diremos que son muy buenas. Se remontan al siglo XIX, desde la época en que, bajo el régimen republicano de Alexandre Pétion, Haití procuró su apoyo y ayuda a todo el proceso de independencia y libertario de América Latina; ahí están sus raíces. En esa perspectiva, las relaciones diplomáticas entre los dos países datan de mucho tiempo (...) La dinámica de cooperación existe. De hecho, nos acabaron de informar que en Quito se inauguró hace poco una plaza con el nombre del gran presidente que tuvimos, Alexandre Pétion. De la misma manera, para tomar la medida de la importancia de nuestras relaciones recíprocas, por qué no pensar en tener una plaza en Haití que lleve el nombre de algún prócer de Ecuador o gran personaje histórico, o actual, para tener este reconocimiento cultural en la historia de nuestros países.
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Entrevistas
Carl-Eric Barthélus (CE): Efectivamente, las relaciones existen desde hace mucho tiempo, y han sido totalmente reforzadas y consolidadas, actualmente, con la llegada al poder de los presidentes actuales de Ecuador y Haití, Rafael Correa y Michel Martelly, respectivamente. Hemos asistido a una consolidación y fuerte empuje a nuestras relaciones bilaterales. Esta dinámica está presente desde el mes de diciembre de 2014, cuando se constituyó una comisión mixta que asocia a ambos países en cooperación técnica y científica, la que se lleva a cabo dentro del acuerdo marco que se firmó en junio de 2012.
¿Cuáles son las realidades compartidas entre Ecuador y Haití por las cuales se busca afianzar los lazos de Cooperación SurSur entre ambas naciones? JC: Las realidades en común son numerosas. Hace poco Ecuador era un país en vías de desarrollo, que es el caso todavía de Haití; con este enfoque, ambos hemos tenido que basarnos en los Objetivos del Milenio definidos por las Naciones Unidas. Además, participamos del hemisferio sur, la misma región del Caribe, Sudamérica, Latinoamérica, para entendernos y organizarnos; esto es importante para compartir las experiencias de vida de nuestras poblaciones. Existen elementos culturales en común. Tenemos que recuperar la cooperación en distintas áreas. Hace poco tuvimos la presencia de tropas militares en Haití, también una cooperación en materia de capacitación de nuestros policías, así como en el campo del desarrollo vial. De igual manera, en el campo de la educación, tenemos muchos estudiantes haitianos en Ecuador y, obviamente, eso es el fruto de lo que hemos podido trabajar hasta este momento. CE: Nuestros dos países también se caracterizan por haber luchado por su independencia. El nivel de
desarrollo al que ha llegado Ecuador, con los enormes esfuerzos consentidos, es para nosotros un ejemplo. Tenemos mucho que aprender del Ecuador en términos de desarrollo, de esfuerzos. Es una fuente de inspiración, y para nosotros es útil estar aquí.
¿En qué consiste la cooperación técnica que Ecuador brindará a Haití actualmente? JC: Actualmente, está integrada una Comisión Mixta desde el 10 de diciembre de 2014, encargada de evaluar y verificar los proyectos que tenemos en cooperación técnica y científica, aprobados en
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CE: Hoy por hoy, el objeto de nuestra visita parte del proyecto entre Ecuador y Haití para reforzar y consolidar la Dirección de Relaciones Económicas y de Cooperación del Ministerio de Relaciones Exteriores en nuestro país. Hemos podido escuchar acerca de los procesos y mecanismos de monitoreo y evaluación de los proyectos de cooperación a nivel de cada organismo, ONG, ejecutantes, cooperantes, etc., lo cual es muy útil para nosotros: no solo en términos de Cooperación Sur-Sur, sino también en el campo de la Cooperación Norte-Sur.
La activación de las relaciones entre Haití y Ecuador, ¿qué perspectivas presenta para nuestros países?
el marco del acuerdo de cooperación. Tenemos sectores interesados en cooperación por medio del Ministerio de Educación Nacional, la Oficina de Minas y Energía; además de la cooperación en políticas en favor de las personas discapacitadas —un sector muy desarrollado aquí en Ecuador—, así como en lucha contra la pobreza y por los derechos humanos. Cuando los presidentes Martelly y Correa hablan de la Cooperación Sur-Sur, la idea es salir de esa lógica de asistencia o ayuda, para realmente proyectarse hacia una dimensión de verdadera cooperación en el campo tecnológico, de transferencia de conocimiento y experticias.
JC: Puedo decir que en el plano regional, la cooperación entre nuestros dos países es obviamente ejemplar y muy relevante. Ambos participan en foros importantes como OEA, CELAC y otros; donde nuestros gobernantes tienen la oportunidad de hablar, reunirse y discutir a menudo sobre todos los proyectos y sobre cómo mejorar las condiciones de nuestros países. Siempre Haití apoyó al Ecuador y viceversa, ha sido mutuo. Prueba de eso, tendremos en Haití la visita de una delegación técnica de Ecuador, para trabajar sobre los temas de prospección en materia de energía y minas. Esto es muestra real y práctica de lo que estamos haciendo actualmente. CE: Ecuador nunca ha dejado de apoyar a Haití, y de la misma manera ha ocurrido en el sentido contrario. Muchos ejemplos los hemos tenido desde la catástrofe del terremoto que ocurrió en nuestro país, en enero de 2010. Ecuador ha estado muy presente en el esfuerzo de la reconstrucción de Haití. Nuestro deseo a futuro es que esta cooperación se mantenga, no solo en el marco de nuestro Ministerio de Relaciones Exteriores, sino con otros ministerios y sectores interesados desde la parte tecnológica y demás.
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Entrevistas
LA COOPERACIÓN ES UNO DE LOS BRAZOS DE ACCIÓN PARA LA INTEGRACIÓN LATINOAMERICANA Y CARIBEÑA Entrevista a Fernando José Marroni de Abreu Director de la Agencia Brasileña de Cooperación, Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil
¿Por qué es importante la Cooperación Sur-Sur (CSS) para la integración latinoamericana y caribeña? La integración latinoamericana y del Caribe es, tal vez, el desafío más importante que los países de la región enfrentan hoy. La cooperación es uno de los brazos que deben orientar esta acción. Nosotros, en la región, tenemos una tradición histórica de estar volcados hacia EE.UU. y Europa. La idea de integración en sí no es tan reciente, pero la práctica sí. En los últimos 30 años, se identifican decisiones y acciones específicas de los gobiernos de la región hacia una mayor integración con la creación de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), donde se evidencian movimientos específicos. La Cooperación Sur-Sur es una modalidad distinta y muy reciente (…) —de apenas 10 o 15 años, a partir de la Declaración de Buenos Aires—, en la que todos los países de la región estamos involucrados por medio del intercambio de experiencias propias, que reflejan acciones autóctonas a los problemas que enfrentamos, y no la importación de experiencias y tecnologías ajenas.
¿Cuáles han sido la visión y el rol de Brasil en la integración latinoamericana y caribeña a través de la cooperación? Brasil ha tenido entre sus prioridades de política externa la integración, pero eran movimientos aislados y no tan coordinados como hoy. En este sentido, el primer esfuerzo fue la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC), que se transformó en la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), ambas con sede en Montevideo. En Brasil, reciente y enfáticamente, con el gobierno de Lula y ahora con el de Dilma Rousseff, concentramos los esfuerzos en la
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En Brasil, reciente y enfáticamente, con el gobierno de Lula y ahora con el de Dilma Rousseff, concentramos los esfuerzos en la integración física de la región, porque por más que haya una decisión y un énfasis políticos, si no tenemos una integración física —sea por carreteras, ferrocarriles o fluviales— es más difícil y costoso hablar de integración (…) Brasil comparte mayoritariamente proyectos de Cooperación Sur-Sur en educación, agricultura, salud, medioambiente e inclusión social. integración física de la región, porque por más que haya una decisión y un énfasis políticos, si no tenemos una integración física —sea por carreteras, ferrocarriles o fluviales— es más difícil y costoso hablar de integración.
Cooperación Sur-Sur, pues esta es cooperación técnica, científica y tecnológica. No tenemos ningún país en nuestra región con recursos orientados desde sus agencias de cooperación para obras de infraestructura, las cuales requieren presupuestos bastante superiores a los recursos que manejamos.
¿Esta integración física por medio de la infraestructura ¿Cuáles serían experiencias de también ha sido apoyada con la Cooperación Sur-Sur de Brasil Cooperación Sur-Sur? hacia otras regiones? En el caso de Brasil no, porque nosotros asumimos una visión más modesta en la Cooperación Sur-Sur. Tenemos algunos fondos específicos que amparan obras de infraestructura, pero no por intermedio de la
Actualmente, tenemos cooperación con 102 países: con todos los de América Latina y el Caribe, con 47 de los 54 países africanos, y el resto de países son de Asia y también del Pacífico —tenemos algunos
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Entrevistas
proyectos modestos, como por ejemplo con las islas Fiji—. Los proyectos más demandados son en las áreas de educación, agricultura, salud y medioambiente; pero también hay énfasis importante en programas de inclusión social. En los últimos años, Brasil logró reducir los niveles de pobreza en más de 36 millones de personas, quienes salieron de los niveles de pobreza. Esto fue resultado de una serie de políticas de inclusión social, que atrajeron la atención de algunos países dentro y fuera de la región, por lo que estamos intercambiando experiencias en estas áreas. En el espíritu de la CSS, nosotros desarrollamos proyectos horizontales en respuesta a demandas, pero siempre entendiendo que son proyectos de beneficio mutuo. Nosotros también aprendemos con la experiencia de nuestros socios. Hay importantes experiencias para compartir, en toda la región.
En el caso de Ecuador, ¿cuál destacaría como el proyecto de CSS que más beneficios traería a la población del país?
Ustedes tienen un proyecto que es muy ambicioso e importante en términos estratégicos, que es Yachay, la ciudad de ciencia y tecnología. Considero que es una inversión importante en un área clave, que ciertamente querrá resultados importantes a mediano y largo plazos, y que servirá de inspiración para otros países de la región.
Desde su perspectiva, ¿cuáles serían los retos de la CSS para la CELAC? Considero que el reto más importante es cómo desarrollar proyectos de cooperación sin una estructura permanente de cooperación. Esto es, básicamente, el mismo reto que tenemos en UNASUR, porque no hay una estructura permanente pues cambian periódicamente las presidencias pro-témpore. En este marco, es difícil que toda una estructura se readapte o recree en el país que tiene la presidencia. Estamos discutiendo eso, y una de las ideas es hacer algo parecido a lo que se hace en la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB), donde los países adscriben proyectos con fondos a programas específicos.
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Esta idea es reciente, serviría para una inspiración concreta; sin embargo, es algo que requiere de un debate y un esfuerzo adicionales. La idea tradicional para que funcionen ese tipo de organizaciones, donde los países donan parte de sus presupuestos para un fondo de cooperación, requiere de una estructura fija de cooperación; [pero] sin una entidad que se ocupe de esto, es complicado, de ahí que este es el reto más importante. Por otro lado, tenemos una diversidad muy grande de experiencias que servirían para alimentar esta vertiente de cooperación en caso de que se logre avanzar; seguramente podemos encontrar un mecanismo eficiente de cooperación, pero aún no está definido.
¿Hay aportes desde la cooperación triangular para la región? La idea de cooperación triangular es algo reciente, pero ya avanza en la región. El objetivo es que países de distintos niveles —no necesariamente los más avanzados en beneficio de los menos avanzados, sino con experiencias complementarias— puedan juntarse para beneficiar a un tercer país. Brasil tiene algunas experiencias triangulares en América Latina, Asia y África, pero siempre con un país donante tradicional o con una organización internacional. Actualmente, Brasil y Chile van a enviar en agosto una misión a Suriname para discutir proyectos de cooperación en agricultura y minería, áreas en las cuales tenemos experiencias y donde existe el interés en compartir recursos técnicos. En algunos casos, hay la necesidad de recursos financieros para soportar la misión.
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¿Cuál destacaría usted como un proyecto emblemático de CSS entre Ecuador y Brasil? Tenemos cooperación en 23 países a través del Proyecto de Banco de Leche Materna; en Ecuador hay 7 bancos de leche materna. Este es un proyecto emblemático de la CSS por varias razones: es de resultados inmediatos porque se verifica la reducción en los niveles de mortalidad neonatal; además, la leche materna es comprobadamente la mejor alimentación para un niño, pues tiene efectos nutritivos permanentes y reduce los costos del hospital (porque la leche materna no tiene precio, mientras que las fórmulas sustitutas de leche materna no son tan eficientes y son caras). La leche materna no es algo que se comercialice, es un producto noble; y en el Banco de Leche Materna, es fruto de un sistema de sensibilización. Primero con las madres, para que den la mejor nutrición a sus hijos, y si es posible contribuyan al Banco de Leche, del cual se alimentará a otros niños (cuyas madres no tienen la capacidad de hacerlo). Precisamente ahí radica el principio de la solidaridad. Por otro lado, en Brasil desarrollamos protocolos científicos que comprueban que almacenar la leche en recipientes esterilizados reduce sensiblemente los costos, considerando que hay cuidados que son necesarios en la recolección, el análisis microbiológico y el almacenamiento de la leche. Asimismo, otra razón importante para destacar el proyecto es que hoy es una cooperación del Sur al Norte, pues tenemos Bancos de Leche Materna en España y Portugal.
Nosotros [Brasil] también aprendemos con la experiencia de nuestros socios. Hay importantes experiencias para compartir en toda la región.
Ecuador y su visión sobre la COOPERACIÓN SUR-SUR: un camino políticamente motivado Secretaría Técnica de Cooperación Internacional
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ras la Segunda Guerra Mundial (19391945), el nuevo orden internacional se basó en dos bloques opuestos. El Oeste capitalista y el Este socialista, dos sistemas económico-políticos diferentes, lo cual dio paso a la dicotomía de desarrollo económico entre el Norte «desarrollado» y el Sur «subdesarrollado» (Ayllón, 2013: 22). Se trataba de bloques agrupados alrededor de dos superpotencias, los Estados Unidos y la Unión Soviética, mientras en la periferia estaban los países en desarrollo. En este contexto de la Guerra Fría, y a partir de las independencias de varios países de Asia y África, las potencias europeas encontraron en la cooperación internacional una forma de seguir relacionadas con sus ex colonias, afianzando y manteniendo sus relaciones con estos países. Estados Unidos y la Unión Soviética también desarrollaron su política de
contención y apoyo al comunismo, respectivamente, mediante la cooperación internacional como mecanismo para garantizar alianzas con varios países (CELAC, 2014) en una lógica Norte-Sur. Una reacción a esta dinámica internacional se produjo cuando 29 países africanos y asiáticos se reunieron en la Conferencia de Bandung, Indonesia, e impulsaron un movimiento de reivindicación basado en la construcción de una voz propia que se diferenciaba de los bloques establecidos. En esta reunión se trazaron 10 principios, entre los que se destacan el respeto a la soberanía nacional, la no interferencia en asuntos internos entre los países, y la promoción de los intereses mutuos y de la cooperación (Ayllón, 2013: 26). Latinoamérica y el Caribe desarrollaron también una crítica profunda a esta configuración de fuerzas
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y a las asimetrías del orden económico mundial predominante. En tal virtud, dichos países trabajaron en los conceptos de independencia y solidaridad como formas de reivindicación en el marco de las relaciones internacionales, basándose principalmente en el respeto a la soberanía, en el diálogo horizontal y en el intercambio de conocimientos y capacidades entre los países del Sur. La necesidad de cooperar entre países vecinos y del Sur Global (Ayllón, 2013: 15) se tornó en una práctica que progresivamente fue ganando fuerza simbólica en la región. Uno de los puntos de inflexión se consolidó en el año 1978, durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cooperación Técnica entre los Países en Desarrollo, donde se formuló el Plan de Acción de Buenos Aires para promover y realizar la cooperación técnica entre los países en desarrollo, denominada también Cooperación SurSur. Esta tiene como objetivo promover y reforzar la capacidad de estos países, empleando sus propios medios para alcanzar soluciones a sus problemas de desarrollo, en consonancia con sus propios valores y aspiraciones.
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de expertos, estadías, la concesión de becas para especialización técnica y científica, así como la organización de seminarios y conferencias. Si bien el concepto de «Cooperación Sur-Sur» aún no se encontraba arraigado en el discurso político de aquel entonces, los citados convenios son un reflejo de la gestión de las relaciones internacionales del Ecuador; específicamente, con los demás países en desarrollo, como vía para profundizar lazos de amistad. Todos ellos apuntalan hacia el fomento de la integración regional y subregional, subrayando la necesidad de definir áreas prioritarias para la realización de los proyectos de cooperación científica y técnica, según los requerimientos de las partes. Además, bajo este paraguas de cooperación técnica se señala la importancia de la evaluación de los resultados de los proyectos emprendidos. Sin embargo, estos acuerdos de cooperación técnica constituían acciones puntuales que, al no recibir un seguimiento periódico, no desarrollaron todo su potencial frente a la promoción de la cooperación entre los países del Sur.
La inexistencia de un liderazgo sólido y de un plan En el caso ecuatoriano se habían firmado, desde nacional de desarrollo, que estableciera lineamienprincipios de la década de los setenta, Convenios tos respecto a las prioridades del país en materia de Básicos de Cooperación Técnica y Científica entre cooperación internacional, imposibilitó la canalizalos Gobiernos de la República del Ecuador y de la ción efectiva y eficiente de los recursos provenientes República Argentina (1972), de la cooperación hacia las necesiLos convenios son un dades de la población ecuatoriana. Bolivia (1972), Uruguay (1977), República Dominicana (1983), El Estado adquirió un rol netamenreflejo de la gestión Perú (1985), Honduras (1986), te pasivo y de receptor de una coode las relaciones El Salvador (1992), Paraguay peración que, ante la ausencia de internacionales (1993), Panamá (1997). Las lineamientos, respondió de forma del Ecuador; actividades de cooperación dispersa y conforme a la voluntad y específicamente, con bilateral de dichos convenios los criterios de los cooperantes traditenían como eje central la coocionales, bajo condiciones impueslos demás países en peración científica y técnica tas en una lógica primordialmente desarrollo, como vía por medio de distintas modaNorte-Sur (Ponce Leiva, 2006). En para profundizar lazos lidades de capacitación, ya sea este contexto, en Ecuador la lógide amistad. mediante visitas programadas ca estuvo marcada por la Ayuda
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La gestión desde el Ecuador
Oficial al Desarrollo (AOD), enfocada principalmente en la lucha contra la pobreza, destacándose de esta forma las intervenciones en el sector, sin mayor impacto, y desconociendo las potencialidades de la Cooperación Sur-Sur. A partir del año 2007, con la llegada del Gobierno de Rafael Correa, el Ecuador entró a un proceso de transformaciones de carácter político, económico y social. La formulación de una nueva Constitución de la República en el año 2008, así como la elaboración de un Plan Nacional de Desarrollo (2007-2010), posteriormente denominado Plan Nacional para el Buen Vivir 2009-2013 y 2013-2017, constituyen los hitos de mayor relevancia en este proceso de transformación, pues ambos instrumentos sentaron las
bases para «refundar el Estado» (Cortez, 2010), mediante la recuperación de su rectoría en las distintas áreas, como por ejemplo en la cooperación internacional. En los citados instrumentos, se rescata el valor de la Cooperación Sur-Sur como una herramienta fundamental para promover relaciones internacionales soberanas e igualitarias entre pares y socios, así como un mecanismo de integración regional y de fuerte incidencia en los sectores de desarrollo estratégicos para el país. En este sentido, «el país ha pasado de ser considerado apenas un receptor de Ayuda Oficial al Desarrollo a iniciar la construcción de una política pública de cooperación internacional, que combina la gestión soberana de los recursos recibidos y la puesta en marcha de una política de Cooperación Sur-Sur, dentro de la cual
Países con los cuales Ecuador ha firmado acuerdos de Cooperación Sur-Sur País
Fecha de firma del Convenio Básico
ARGENTINA
26/01/1972
Convenio Básico de Cooperación Técnica y Científica
Programa de Cooperación 2013-2015
BELICE
12/08/2014
Acuerdo Básico de Cooperación Técnica
BRASIL
09/02/1982
Acuerdo Básico de Cooperación Científica y Tecnológica
Programa de Cooperación Bilateral 2015-2017
BOLIVIA
28/10/1972
Convenio de Cooperación Técnica y Científica
18/10/1993
Convenio Básico de Cooperación Técnica y Científica
10/03/2008
Acuerdo de Asociación
Programa de Cooperación Bilateral 2011-2013
COLOMBIA
20/10/1999
Convenio de Cooperación Técnica y Científica
Programa de Cooperación Técnica-Científica 20152017
COSTA RICA
07/07/2004
Convenio Marco de Cooperación Bilateral
CUBA
13/02/2001
Acuerdo de Cooperación Técnica, Económica y Científica
DOMINICA
14/08/2014
Acuerdo Básico de Cooperación Técnica
EL SALVADOR
17/12/1992
Convenio Básico de Cooperación Técnica y Científica
Programa de Cooperación Técnica 2014-2016
GUATEMALA
04/06/2003
Convenio Básico de Cooperación Técnica y Científica
Programa de Cooperación Técnico-Científica 20122014
CHILE
Programa Bilateral de Cooperación Técnica
Convenio/Acuerdo Básico
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se desea potenciar la dimensión de oferente de conocimientos y experiencias nacionales de desarrollo que tienen como fundamento la búsqueda del “Buen Vivir”» (Ayllón y Dolcetti, 2014). Para el Ecuador actualmente la Cooperación Sur-Sur es una herramienta de política exterior, con un fuerte componente de denuncia a la estructura de cooperación tradicional (Norte-Sur) imperante en el sistema internacional, la cual ha marcado evidentes asimetrías entre los países tradicionalmente denominados «receptores» y los «donantes» de cooperación. Desde la perspectiva ecuatoriana, las relaciones entre países de América Latina y el Caribe buscan fomentar la integración regional de manera firme y trascendente. Sobre esta base, se lograron acuerdos de
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cooperación para renovar los compromisos en la materia y así garantizar su efectividad y pertinencia. En este sentido, el Ecuador se encuentra fomentando nuevas alianzas de Cooperación Sur-Sur. Al respecto, se destacan los convenios de cooperación suscritos con países centroamericanos y caribeños, en el año 2014, con San Vicente y las Granadinas, Mancomunidad de Dominica, Suriname y Belice, así como la renovación de Programas Bilaterales de Cooperación Técnica, enmarcados en los convenios de cooperación ya existentes con los demás países de Sudamérica. Consecuentemente al mandato constitucional, el Ecuador fue institucionalizando y reforzando, dentro de la estructura del Estado, instancias especializadas para el manejo de las relaciones internacionales y puntualmente de
País
Fecha de firma del Convenio Básico
HAITÍ
11/07/2012
Convenio Básico de Cooperación Técnica y Científica
Programa Bilateral de Cooperación Técnica 20152017
HONDURAS
09/05/1986
Convenio Básico de Cooperación Económica, Científica y Técnica
MÉXICO
23/06/1992
Convenio Básico de Cooperación Técnica y Científica
Programa Bilateral de Cooperación Técnica y Científica 2014-2016
PANAMÁ
03/12/1997
Convenio Básico de Cooperación Cultural y Educativa
PARAGUAY
02/06/1993
Convenio Básico de Cooperación Económica, Científica y Técnica
PERÚ
25/10/1985
Convenio Básico de Cooperación Científica y Técnica
REPÚBLICA DOMINICANA
02/08/1983
Convenio Básico de Cooperación Técnica
Programa de Cooperación Técnica, Científica y Cultural 2015-2017
SAN VICENTE Y LAS GRANADINAS
08/07/2014
Acuerdo Básico de Cooperación Técnica
SURINAME
04/12/2014
Convenio Marco de Cooperación Técnica y Científica
URUGUAY
22/04/1977
Acuerdo Básico de Cooperación Científica y Técnica
Programa de Cooperación Técnica y Científica 20132015
VENEZUELA
28/04/2007
Acuerdo Básico de Cooperación Técnica
Programa Bilateral de Cooperación Técnica
Convenio/Acuerdo Básico
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La gestión desde el Ecuador
la cooperación internacional, mediante la creación de la Secretaría Técnica de Cooperación Internacional (SETECI), institución que ha promovido que la normativa para la gestión de la cooperación internacional en el país responda a los intereses nacionales. Ecuador cuenta con un Catálogo de Asistencia Técnica Ecuatoriana, el cual sistematiza, por primera vez desde el año 2010, las buenas prácticas institucionales del país, constituyéndose en una herramienta de promoción de cooperación técnica. En este contexto, se han brindado asistencias técnicas a los países de América Latina y el Caribe en áreas como seguridad, inclusión social, planificación del Estado, finanzas, agricultura, entre otras. Además, por primera vez se desarrolla un sistema de información de la cooperación internacional en el país. Este esfuerzo apunta hacia la democratización de la información especializada en cooperación internacional, insumo valioso para la toma de decisiones de los gestores de la cooperación y su interrelacionamiento para propiciar
la complementariedad con la política pública nacional. Asimismo, este sistema registra los aportes permanentes desde la cooperación internacional en todas sus modalidades. Actualmente, la Secretaría Técnica de Cooperación Internacional desarrolla una plataforma digital para registrar las experiencias exitosas en gestión pública y las
Los principios que rigen a la Cooperación Sur-Sur en el Ecuador
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Latinoamérica
Envío de expertos
Intercambio de experiencias
Pasantías
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Capacitaciones
Cursos y becas
Horizontalidad, Equidad, Consenso, Respeto e Intercambio ético iniciativas (proyectos/acciones) de Cooperación Sur-Sur, con el fin de compartirla con el mundo. Desde mayo de 2015, Ecuador cuenta con la Agenda Nacional de Cooperación Internacional, instrumento de política pública que orienta la gestión de la Cooperación Internacional no Reembolsable (CINR) en el Ecuador y cuyos intereses prioritarios en cooperación internacional apuntan hacia el fortalecimiento del talento humano nacional, así como al impulso a la ciencia, la tecnología y la innovación. A su vez, plantea dos líneas de acción para lograr estos objetivos mediante la Cooperación Sur-Sur: la construcción de una plataforma de capacidades nacionales en el ámbito de la ciencia, tecnología e innovación; y el fortalecimiento del sector productivo, con énfasis en la economía popular y solidaria. Todo ello, en consonancia con el esfuerzo del Gobierno ecuatoriano por llevar adelante la transformación de la matriz productiva, que implica pasar de ser un Estado exportador de materias primas, a diversificar y fortalecer las estructuras productivas, y fomentar el conocimiento, la ciencia y la tecnología.
Para el Ecuador, la Cooperación Sur-Sur es un proceso de intercambio ético, desarrollado entre los países del Sur en calidad de pares. Se encamina a generar capacidades que permitan a los países enfrentar problemas similares de desarrollo, motivo por el cual sus costos y beneficios son compartidos equitativamente. Como ya se mencionó, al ser un instrumento de política exterior, la Cooperación Sur-Sur busca la diversificación de sus relaciones exteriores, así como la construcción de la identidad latinoamericana y caribeña, orientada a fortalecer las relaciones bilaterales y la integración regional como una estrategia para avanzar en el desarrollo armónico y equilibrado de la región. La relevancia que ha adquirido la Cooperación Sur-Sur en la región permite a estos países actuar como un bloque con mayor peso en las plataformas de negociación de la cooperación internacional, al contrario de lo que ocurre con la cooperación bilateral. La visión ecuatoriana valora la solidaridad y el respeto de los sistemas nacionales de los países para su relacionamiento. Los criterios técnicos que dirigen a esta cooperación desde
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La gestión desde el Ecuador
el Ecuador consideran la efectividad y el impacto de estas acciones, tomando en cuenta la evaluación y la posibilidad de sostenibilidad de las mismas en el tiempo, sin crear dependencias. La Cooperación Sur-Sur debe responder a las prioridades nacionales y alinearse a la planificación de cada Estado con el que se coopera. El reto de institucionalizar en Ecuador la Cooperación Sur-Sur establece una estrategia inminente de coordinación con las instituciones nacionales y también una coordinación entre los países. Hoy en día, a través de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), Ecuador —como presidente pro-témpore de este mecanismo intergubernamental de diálogo y concertación política— impulsa, conjuntamente con el resto de países de Latinoamérica y el Caribe, la Cooperación Sur-Sur como un camino para acelerar el proceso de integración latinoamericana y caribeña, y como el agente movilizador de recursos económicos y humanos desde el Sur y para el Sur.
BIBLIOGRAFÍA Ayllón, Bruno (2013). La Cooperación Sur-Sur y Triangular ¿subversión o adaptación de la cooperación internacional? Quito: Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN). Ayllón, Bruno, y Michele Dolcetti (2014). Revolución Ciudadana, Buen Vivir y Cooperación en Ecuador (2007-2013). CELAC (2014). Marco conceptual de la cooperación internacional para el desarrollo en la CELAC. Costa Rica PPT. Constitución de la República del Ecuador, 2008. Cortez, David (2010). La construcción social del «Buen Vivir» (Sumak Kawsay) en Ecuador. Genealogía del diseño y gestión política de la vida. Quito: Universidad Andina Simón Bolívar. Disponible en http:// www.uasb.edu.ec/UserFiles/369/File/PDF/ CentrodeReferencia/Temasdeanalisis2/buenvivirysumakkawsay/articulos/Cortez.pdf Ponce Leiva, Javier, ed. (2006). Cooperación Internacional al Ecuador: situación actual y sus perspectivas. Quito: Ministerio de Relaciones Exteriores. SENPLADES (2007). Plan Nacional de Desarrollo 2007-2010. SENPLADES (2009). Plan Nacional para el Buen Vivir 2009-2013. Quito: SENPLADES. SENPLADES (2013). Plan Nacional para el Buen Vivir 2013-2017. Quito: SENPLADES. SETECI (2015). Agenda Nacional de Cooperación Internacional. Primera parte: Política y prioridades de la cooperación internacional. Quito, Ecuador.
Noticias de la SETECI Se capacitó para el Sistema de Información sobre la Cooperación Internacional
cohesión, la inclusión y la calidad de vida; y 5) sostenibilidad ambiental, resiliencia y gestión de riesgos.
La cooperación bilateral entre el Ecuador y Alemania se reanuda
La Secretaría Técnica de Cooperación Internacional (SETECI) capacitó a 130 ONG extranjeras y a 61 gobiernos autónomos descentralizados sobre el uso del sistema de información de Cooperación Internacional. Los cooperantes y ejecutores —como los GAD— serán la fuente de información para alimentar el sistema nacional que registra el impacto de la cooperación en el país. El resultado del registro operativiza el servicio en línea del Mapa Interactivo de la Cooperación Internacional no reembolsable, de acceso público en: www.cooperacioninternacional.gob.ec
Ecuador y Naciones Unidas consolidan su agenda de cooperación internacional
La reunión presidida por Gabriela Rosero, Secretaria Técnica de Cooperación Internacional, y Paul Garaycochea, Jefe de la División para la Cooperación con América del Sur del Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo (BMZ) en septiembre de 2015, tuvo como resultado el acuerdo de continuar con la cooperación al desarrollo en todos los ámbitos en concordancia con los resultados de las Negociaciones Intergubernamentales desarrolladas en Quito el pasado noviembre 2014, y que priorizan el «Fortalecimiento de Capacidades de la Gestión Pública para el Cambio de la Matriz Productiva» y «Protección del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales». Futuras líneas de trabajo se enfocarán en las prioridades de la Agenda Nacional de Cooperación.
Participación en La construcción del marco de cooperación entre el Sistema de Naciones Unidas (UNDAF) y el Ecuador se firmó en junio de 2014. Posteriormente, se trabajó en la Agenda de Productos del UNDAF con las instituciones del Estado. Como resultado, en mayo de 2015, de esta construcción conjunta entre la SETECI, 72 instituciones del Gobierno y las agencias del Sistema de Naciones Unidas, se determinaron 76 productos que permitirán alcanzar resultados en cinco áreas estratégicas de intervención: 1) estado de derechos y participación; 2) no discriminación, igualdad de género y erradicación de la pobreza; 3) desarrollo económico, sostenible y equitativo; 4) reducción de brechas de inequidad para la
espacios internacionales La SETECI participó en espacios de discusión en la semana de la evaluación México 2015 La Secretaría de Relaciones Exteriores de México (SER), la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AMEXCID) y el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social de México (CONEVAL) invitaron a la Secretaría Técnica de Cooperación Internacional (SETECI) para que participe como panelista de la mesa redonda
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Noticias de la SETECI «La evaluación de proyectos de cooperación internacional para el desarrollo: políticas institucionales». Allí se presentó el marco institucional y metodológico de la evaluación de la cooperación internacional en el Ecuador; y se reconoció el camino recorrido y el desarrollo metodológico del país en manejo y gestión de procesos de evaluación de la cooperación internacional.
Madrid, y la Agencia Española de Cooperación al Desarrollo AECID, inauguraron en octubre de 2015 realizaron la inauguración del curso «Fortalecimiento de Capacidades en Cooperación Sur-Sur: Integración, triangulación, y descentralización. Políticas innovadoras para un nuevo Sur».
Capacitación a empresas ecuatorianas sobre eco-eficiencia por medio de producción más limpia, en el marco de cooperación bilateral Chile-Ecuador
África y América del Sur: cooperación para la paz y el desarrollo sostenible La SETECI participó del Seminario Internacional «Repensando ASA: Cooperación para la paz y el desarrollo sostenible: una nueva ASA para un nuevo escenario internacional», organizado por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil, preparatorio para la Cumbre América del Sur y África, y que reunirá a 54 países de la Unión Africana y 12 de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) en Quito en el año 2016.
Profundizando la Cooperación Sur-Sur Fortalecimiento de capacidades en Cooperación Sur-Sur
La Secretaría Técnica de Cooperación Internacional, en conjunto con el Instituto Universitario de Desarrollo y Cooperación de la Universidad Complutense de
Chile capacita a empresas ecuatorianas sobre ecoeficiencia por medio de producción más limpia, en el marco de la cooperación bilateral Chile-Ecuador. El proyecto de cooperación denominado «Desarrollo Industrial Sostenible e Implementación de un Centro de Producción más Limpia» arrancó con capacitaciones coordinadas por el Ministerio de Industria y Productividad, para la transferencia de conocimientos y asistencias técnicas por parte de técnicos y expertos de empresas chilenas, dirigidas en una primera etapa a 15 empresas ecuatorianas, fabricantes de alimentos y bebidas, el 22 de abril de 2015 en Quito.
Ecuador y Argentina comparten metodologías para la gestión de proyectos de cooperación
Del 6 al 13 de mayo, 30 funcionarios públicos de Ecuador se capacitaron sobre planificación participativa, monitoreo y evaluación de proyectos de cooperación,
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Noticias de la SETECI en el marco del taller «Formación de Formadores en Project Cycle Management», parte del Programa de Cooperación 2014-2015 entre Ecuador y Argentina.
Ecuador y Colombia priorizan la cooperación científica y técnica en salud, ambiente e inclusión social
Brasil, del 18 al 20 de mayo de 2015, en Quito. La V Reunión del Grupo de Trabajo de Cooperación Ecuador-Brasil fue liderada por la Secretaría Técnica de Cooperación Internacional (SETECI) por la parte ecuatoriana, y por la brasileña mediante la Agencia Brasileña de Cooperación (ABC). Los proyectos de interés mutuo a desarrollar para el nuevo periodo — mediante transferencias de conocimientos, intercambio de expertos y capacitaciones técnicas— se desarrollarán en las áreas de agricultura, salud, recursos hídricos, trabajo, además de proyectos triangulares en el área de medioambiente.
Haití y Ecuador, una relación fraterna que se consolida con la Cooperación Sur-Sur Cinco proyectos de Cooperación Sur-Sur entre Ecuador y Colombia apuntan al fortalecimiento de capacidades nacionales en inclusión social y reconciliación, salud, ambiente y desarrollo sostenible, como parte del Programa de Cooperación 2015-2017. Ecuador recibirá, por parte de Colombia, información sobre el programa «Red de Seguridad Alimentaria»; fortalecimiento de capacidades locales en profesionales de la salud de neonatología para hospitales nacionales, con la implementación del «Método canguro»; y el intercambio de experiencias para la implementación y evaluación de las políticas oceánicas, marinas y costeras. Por su parte, Colombia recibirá de parte de Ecuador la transferencia de capacidades para la construcción de herramientas que fortalezcan el modelo de inclusión productiva y de compras públicas institucionales.
Ecuador y Brasil negociaron su Programa de Cooperación Técnica 2015-2017
El 10 de diciembre de 2014, en la ciudad de Puerto Príncipe, se llevó a cabo la I Reunión de la Comisión Mixta de Cooperación Técnica HaitíEcuador, en la cual se acordaron los proyectos que conforman el Programa Bilateral de Cooperación Técnica Haití-Ecuador para el periodo 2015-2017. En este marco, a fin de fortalecer y desarrollar las capacidades de la Dirección de Asuntos Económicos y de Cooperación del Ministerio de Asuntos Exteriores de Haití, como contraparte en este país de la cooperación técnica con Ecuador y con los demás países y organizaciones, los señores Jean-Claude Lappé y Carl-Eric Barthélus, funcionarios de la Cancillería haitiana, recibieron una capacitación por parte de la Secretaría Técnica de Cooperación Internacional (SETECI) los días martes 14, miércoles 15 y jueves 16 de julio de 2015.
Un nuevo Programa de Cooperación Técnica y Científica negociaron los gobiernos de Ecuador y www.cooperacioninternacional.gob.ec/comunicamos
Noticias de la SETECI Programa Bilateral Costa Rica–Ecuador: calidad de los proyectos de Cooperación Sur-Sur
Las capacitaciones técnicas solicitadas abarcan el registro de casos de mortalidad materna, atención integral materna, vigilancia epidemiológica de enfermedades tropicales, fortalecimiento e inclusión de personas discapacitadas en el sistema educativo, además de planificación y transformación del Estado. Todas estas temáticas han sido desarrolladas por Costa Rica, y con el intercambio enriquecerán la experiencia ecuatoriana, cubriendo brechas desde las buenas prácticas desarrolladas en ese país.
El Grupo de Trabajo de Cooperación de la CELAC se reunió en Quito
El 24 y 25 de agosto, se llevó a cabo en Quito la III Reunión del Grupo de Trabajo de Cooperación de la CELAC en las instalaciones de UNASUR. Este grupo especializado, conformado por responsables de cooperación, analizó y discutió varios temas claves para la consolidación de una estrategia que permita dinamizar y potenciar la Cooperación Sur-Sur, y construir posturas comunes para la cooperación internacional regional.
Compromiso de trabajo que unirá más a Chile y Ecuador
El 15 de octubre de 2015 se renovó le relación histórica de amistad entre Chile y Ecuador. Con la presencia de los Cancilleres Heraldo Muñoz, de Chile, y Ricardo Patiño, de Ecuador, se recordaron los hitos que en las buenas y en las malas han unido solidariamente a ambos países. Gabriela Rosero, titular de la Secretaría Técnica de Cooperación Internacional (SETECI), y el Director de la Agencia Chilena de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AGCID) Ricardo Herrera, asistentes de esta cita, se reunieron con el fin de evaluar el avance de los proyectos de cooperación en marcha, a partir del Convenio de Cooperación 2014-2017; y firmaron un acta de renovación de compromisos de varios proyectos de cooperación entre Chile y Ecuador.
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