La alimentación influye directamente en nuestra salud física, mental/emocional y espiritual. No será únicamente importante seguir una dieta balanceada, sino considerar también dónde y cómo fueron cultivados los alimentos, qué impacto ambiental generaron, dónde y por cuánto tiempo fueron almacenados, con qué estado de consciencia los cocinaron, etcétera. En otras palabras, uno debe saber cómo llegaron estos alimentos a su plato, qué consecuencias te generarán y si van acorde con una intención pura, agradecida y compasiva.