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DESENCUENTRO BIDEN-AMLO-ABBOTT
Política interna estadounidense presiona al Gobierno de México por la migración
Por Heriberto M. Galindo Quiñones
Los años pasan y el periodo de cuatro años del presidente Joe Biden se acerca a su culminación. Desde distintas perspectivas se avizora que él, si no ocurre algo fuera de lo normal, será el candidato demócrata que buscará la reelección en el puesto político más importante del mundo -dada su poderosa influencia global-; pero también se avizora que el expresidente Donald Trump se perfila como su oponente republicano más fuerte, también si no ocurre algo que parecería normal dadas las innumerables acusaciones de las que este inefable señor es objeto.
Lo evidente en Estados Unidos de América es que existe una guerra política entre las dos facciones gobernantes más importantes de aquel país.
Recientemente nos hemos enterado del juicio solicitado por congresistas republicanos contra el presidente Biden por suponerlo involucrado en delitos fraguados por su hijo. Lo mismo le ocurrió a Trump por supuestas triquiñuelas de su yerno, además de las acusaciones directas contra su persona, a lo que ahora es menester agregar el fallo de la Corte del Estado de Colorado en EEUU que emitió una sentencia que en apariencia le anula la posibilidad al expresidente Trump para volver a competir por la Casa Blanca, pero habrá que esperar el desenlace jurídico que los abogados del magnate neoyorquino logren en su defensa. He allí la esencia de la guerra política interna que se libra en el país vecino de cara a las elecciones del año próximo.
¿Y qué pasaría si a los dos principales contendientes por la presidencia de Estados Unidos se les llegara a anular la posibilidad de volver a acceder al principal sillón del famoso salón oval de la Casa Blanca?
Ante este caso el pronóstico es reservado y todo dependerá del resultado final de los juicios que se libren contra ambos contendientes; pero seguramente que en la Unión Americana están muchos lideres de las élites más poderosas frotándose las manos y pensando en otros personajes de ambos partidos políticos para que puedan acceder como relevos. La moneda está en el aire, y pronto veremos qué sucede.
Y mientras esto ocurre allá, aquí se recrudece la tensión entre EEUU y México por la presión que ejerce de una parte el flujo migratorio inevitable en caravanas y en paso de hormiga que según datos este año rebasará los dos millones y medio de nuevos indocumentados que han logrado pasar la frontera mexicana con los Estados Unidos. Al parecer las reuniones múltiples que se han celebrado en los dos lados de la frontera norte entre funcionarios del mayor rango de ambos países han sido en gran medida infructuosas y ahora está por celebrarse el encuentro, por cierto un tanto desesperado, después del diálogo sostenido en San Francisco, California entre los presidentes Joe Biden y Andrés Manuel López Obrador, y más aún a la luz de la conversación telefónica que tuvieron en recientes días mediante la cual Biden le pidió al primer mandatario mexicano un virtual S.O.S. para contener el flujo migratorio procedente del exterior. Para concretar las acciones, en los próximos días arribarán a la Ciudad de México funcionarios estadounidenses encabezados por el Secretario de Estado.
¿Y qué propondrán y cómo le irán a hacer para detener un flujo migratorio creciente e inevitable como el que estamos observando?
¿Y qué acciones tomarán contra las determinaciones tan deleznables del infame y nefasto gobernador Greg Abbott de Texas?
Es evidente que las políticas migratorias y los operativos de retención y de represión a las y a los migrantes no es el mejor y más eficaz camino, por lo inhumano que son, y es evidente, imperativo y urgente tomar decisiones de fondo y a largo plazo, con visión de futuro, y con sentido humano, económico, social, cultural y político.
Se da la impresión de que ambos gobiernos no ven la salida armónica a este tan difícil fenómeno social que se ha vuelto un verdadero problema sobre todo para México por ser país de tránsito y de estadía temporal, y también para los Estados Unidos por el impacto social y mediático que suscitan, aunque posteriormente las y los esforzados migrantes se incorporen y se involucren en la economía y en la sociedad estadounidense con su mano de obra barata y con sus aportaciones y su sostén económico al gran país, mediante el consumo y el pago de sus impuestos, además de los apoyos que mediante remesas de dinero envían a sus familiares a sus países en medio de la pobreza, pero que con ello contribuyen a paliar la situación en sus regiones y países de origen.
Ahora estamos viendo que no solamente son centroamericanos y del Caribe los migrantes que están llegando a cruzar la frontera, sino que ya los tenemos también de África y de Asia; y la migración mexicana -sin caravanas- también ha registrado un incremento notable durante los últimos años, lo cual evidencia que los programas sociales aplicados por el actual gobierno federal y el empleo creciente no han podido contribuir a reducir el número de compatriotas que se van en busca de realizar el sueño americano, y este fenómeno también es delicado por muchas razones.
Lo que urge de una parte es un trato humano, sin represión, dialogado, conversado y acordado con los gobiernos de los países expulsores de migrantes y con las organizaciones sociales que apoyan a la población migrante en sus trayectos , para acordar una política migratoria integral coadyuvante entre los países involucrados y sus gobiernos, el ámbito empresarial, las iglesias, los medios de comunicación, para instituir un nuevo acuerdo migratorio múltiple y de gran calado para trabajadores temporales y permanentes con mayores facilidades, y otorgar las visas correspondientes, y así evitar el tan bochornoso y tan riesgoso fenómeno en el que la situación migratoria ha caído, con el drama y la odisea que lleva a las y los migrantes a explotaciones, vejaciones, discriminaciones, violaciones, extorsiones y todo tipo de abusos, y a la muerte en el cruce fronterizo, cuando no por asfixia en tráilers y contenedores, o en el ferrocarril o en el cruce por el Río Bravo, o en las estaciones migratoria como ocurrió en Ciudad Juárez, Chihuahua, o el fenómeno infame de Eagle Pass.
De otra parte, no menos importante, es seguir impulsando y presionando a las dos Cámaras del Congreso estadounidense para que se apruebe la gran iniciativa de reforma mig ratoria que al principio de su gobierno propuso el Presidente Joe Biden, la que permitiría documentar a muchos millones de migrantes que residen allá desde hace infinidad de años y sufren las inclemencias legales por carecer de la documentación indispensable que les permita vivir con tranquilidad.
* El Lic. Heriberto Galindo Quiñones ha sido Cónsul General de México en Chicago, Embajador en Cuba, además de diputado federal y senador en recientes legislaturas, así como coordinador del grupo parlamentario del PRI.
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