La Migración Femenina Transforma el Proceso Migratorio Por Mtro. Jorge Salinas Cedillo
D
e manera tradicional o al menos en sus orígenes desde principios del siglo XX , la migración en México, tenía un proceso de traslado a los Estados Unidos marcado principalmente, al menos durante las primeras cuatro etapas de la migración. La mayoría eran hombres. Por lo tanto, la forma y caracterís cas de este elemento de la realidad, giraban alrededor de lo que los hombres eran, una realidad masculina, dura, en la cual los golpes se aguantaban por el beneficio de las familias que quedaban atrás en el terruño y las cuales dependían del dinero producto del trabajo. Esto sucedió al menos hasta que comenzó la ul ma etapa del proceso de migración mexicano a Estados Unidos. A par r de 1986, podríamos decir que la migración era exclusivamente masculina, pero es a par r de la úl ma década del siglo pasado que este proceso comienza a transformarse. La apertura económica que se sufrió en los ochentas a nivel mundial pero de manera par cular en los noventas y en las dos primeras décadas
10
del siglo XXI, han condicionado en gran medida, la transformación de los flujos migratorios, el pasar de un proceso migratorio masculino a uno femenino - familiar Por lo tanto, pasamos de una presencia en el sector laboral y de la producción en los Estados Unidos de solo migrantes masculinos mexicanos a una presencia cada vez más amplia y profunda de las mujeres y en los úl mos diez años de niño y abuelos. Desde el 2010 hasta el 2017, el aumento de la presencia de las mujeres en el proceso de migración pasó del 46.5 a 48.1% y el de los hombres disminuyó de 53.5 a 51.9%, en el mismo periodo. Lo anterior nos hace reflexionar sobre la importancia de las mujeres en la par cipación económica y en la producción. Las remesas, fruto del trabajo en el extranjero, se ha venido fortaleciendo. Desde 2016 las remesas presentan máximos históricos: en 2018 alcanzaron 33 mil millones de dólares, lo que representó, en promedio, 2.7% del PIB nacional: