5 minute read

TRABAJO Y MIGRACIÓN: Entre el Dato Estadístico y el Reto Social

Por Mtro. Cristan Quintanar Castro

Sabemos que la exclusión social en los grupos de migrantes es la constante.

El hecho ya de tomar la decisión de buscar alternativas de vida, es un acto excluyente. Particularmente la exclusión laboral se presenta como un acto que puede considerarse violatorio de los derechos más elementales de la persona que decide migrar. La propia Declaración Universal de los Derechos Humanos en su artículo 23 señala que: “toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo”. Como ha sido visto a lo largo del tiempo, llevar a la vida cotidiana las bellas aspiraciones de tratados internacionales y leyes nacionales, ha sido una tarea que en la gran mayoría de casos pareciera ser imposible. 

Sin embargo, al no poderse implementar estos derechos -al trabajo, por ejemplo- el migrante ve al trabajo como una necesidad y no como un derecho. Y los gobiernos, al estar limitados, muchas veces por la voluntad o los recursos, delimitan a su geografía nacional este derecho. En otras palabras, en el papel permanece el derecho al trabajo del ciudadano que decide migrar, pero fuera de su demarcación nacional nadie -en términos institucionales- responde al llamado de velar por ese derecho. 

De acuerdo con datos disponibles en el Instituto Nacional de Migración y diversas organizaciones, el número de refugiados en México ha crecido en un 300 porciento. La dinámica de las variables migración y trabajo se complica. Pues si bien todo dato estadístico tiende a cambiar o tener significativas variaciones, con el paso del tiempo, si no se rastrea la base social del dato, éste queda obsoleto. Es decir, no sólo aumenta el número de migrantes en el país, sino que, a diferencia de décadas pasadas, hoy gran número de este porcentaje se está quedando en el país. Se sabe que los que se quedan están insertándose al ámbito laboral principalmente en el comercio informal. 

En 2023 y 2024, diversas organizaciones empresariales y gubernamentales, al observar que el fenómeno de llegada de migrantes a México sigue en aumento, han implementado  acciones coordinadas como ferias de empleo para aportar a esta problemática. Tal es el caso de las ferias de empleo organizadas por el gobierno local de la CDMX, la ONU o el Consejo Coordinador Empresarial o Tent Partnership for Refugees, esta última una organización internacional con sede en México, cuyo objetivo es integrar a migrantes al sector laboral por medio de asesorías y cursos.

Quiero retomar el dato del aumento del 300 porciento en personas refugiadas en México en los últimos años. Este dato corresponde a la cantidad de personas a las que el gobierno mexicano le dio el estatus de asilado, más no a la cantidad de migrantes que ingresaron al país sin permiso oficial. De seguirse la tendencia de crecimiento del número de migrantes que ingresan al país, se plantean algunas disyuntivas: O crecerá el porcentaje de refugiados o llegará el momento que el gobierno decida no dar un documento más como refugiado (lo que por supuesto no detendrá la migración pero quizá orille a perder el interés de permanecer en México). 

Se avecina una serie de situaciones, retos importantes a los que el país no estaba acostumbrado o a fenómenos que ya son tradición -como el empleo informal- se agudicen de no implementar programas integrales de apoyo a la migración, que vayan más allá de condenar públicamente el problema, como se ha visto en el país vecino del norte. Condena, persecución, malos tratos y todo lo que sabemos suele vivir el migrante en su trayecto. Espero que el choque socioeconómico no aliente a las fuerzas retrógradas a querer “combatir” al migrante como lamentablemente ha ocurrido en las últimas semanas en Inglaterra. 

Tenemos ahora diversas variables: migración informal, empleo informal, esfuerzo gobierno-empresa-ONU y la formalidad de los datos estadísticos en torno al empleo en México. Para esto último no será malo recordar que, de la población ocupada en el país, casi el 55 porciento se encuentra en el trabajo informal.

Si bien en su comunicado de prensa del 26 de abril del 2024, el INEGI declara que dicha estadística ha venido teniendo una reducción; considero que no debemos analizarlo al margen del envejecimiento poblacional del país y el fenómeno en marcha de considerar a México como país de tránsito migratorio a ser ahora destino.

Fenómenos recientes requieren estudios en tiempo real de la combinatoria de variables que inciden en los procesos migratorios y socioeconómicos. Aún no se dispone de estudios a largo plazo sobre los resultados de esfuerzos para integrar a la economía formal a los migrantes, esperemos que el dato estadístico que apunta al sujeto individual en tránsito se aborde simultáneamente como sujeto social; es decir como persona que ya no sólo transita por el país, sino que ahora pertenece aquí.

  • Mtro. Cristian Quintanar Castro: Doctorante en el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (CINVESTAV) en el área de historia de la educación y del conocimiento. Profesor de asignatura en la UNAM en ciencias sociales.  Licenciado en psicología, UAM Xochimilco. Interesado en los procesos psicosociales de la violencia y el uso de la etnografía para el estudio de fenómenos sociales.

https://issuu.com/sextacircunscripcion/docs/6a_circunscripci_n_45/14?fr=sYTRhYjc4NjYyNDU

This article is from: