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Con Tom Homan como 'Zar de las Fronteras'
Trump Planea Invertir Casi 400 Billones de Dólares en su Política Migratoria
Por Dr. Emilio Coral García
Ante la victoria de Donald Trump en las recientes elecciones por la presidencia de los Estados Unidos, el panorama para los migrantes que buscan cumplir el sueño americano pareciera cada vez más complicado. Trump ha prometido en su discurso electoral deportaciones masivas de todos los inmigrantes indocumentados que actualmente se encuentran en los Estados Unidos (que son alrededor de 11 millones de personas), además de que buscará eliminar la posibilidad de que los hijos de migrantes indocumentados que nazcan en esa nación obtengan de manera automática la ciudadanía estadounidense.
El nombramiento de Tom Homan como el zar de las fronteras en los Estados Unidos es un fuerte indicio de la mano dura que Donald Trump busca imponer en el tratamiento del tema migratorio. Homan, en cargos previos como directivo de ICE (Immigration and Customs Enforcement), durante la presidencia de Barack Obama y la primera administración presidencial de Trump, ya había aplicado políticas agresivas, de tolerancia “cero” contra la inmigración indocumentada, lo cual eventualmente llevó a la criticada separación de familias en los procesos de deportación realizados.
Sin embargo, actualmente, para lograr la deportación de 11 millones de migrantes sin documentos en los Estados Unidos, tendría que llevarse a cabo un proceso sin precedente de deportar aproximadamente al menos 3 millones de migrantes por año. Lograr esto pareciera irreal si se contrasta con las deportaciones hasta el momento, que en sus máximos niveles durante las dos administraciones presidenciales de Barack Obama alcanzaron unos 2 millones 800 mil (por órdenes de deportación, sin incluir los inmigrantes capturados y deportados en el momento de su ingreso en la frontera sur) durante sus dos periodos presidenciales (ocho años en total).
En general, la mayor cantidad de deportaciones por año logradas hasta el momento rayan en los 500 mil migrantes indocumentados, y en su mayoría son ejercidas con inmigrantes capturados inmediatamente después de haber cruzado ilegalmente la frontera sur de los Estados Unidos, no con inmigrantes que ya trabajan o residen en el territorio estadounidense.
La cantidad de recursos que tendría que invertir el gobierno de Donald Trump para lograr las deportaciones masivas, sería exorbitante. Según cálculos del Consejo de Inmigración Americana, se tendrían que gastar unos 7 billones de dólares tan solo en lograr ubicar y arrestar a alrededor de 1 millón de inmigrantes indocumentados por año; 66 billones, en centros de detención; 12.6 billones, en procedimientos legales; alrededor de 2 billones dólares en repatriaciones; lo cual daría un gasto total de cerca de 90 billones de dólares por año, y de alrededor de 360 billones de dólares durante los cuatro años de la presidencia de Donald Trump.
Sin embargo, el gasto de cerca de 90 billones de dólares por año tendría que aplicarse durante unos 10 años o más para buscar lograr la deportación de los 11 millones de migrantes indocumentados en los Estados Unidos. Esto, sin incluir el flujo de migrantes indocumentados que podría arreglárselas para seguir entrando a esa nación.
Es importante resaltar que las perspectivas anti-inmigración de Donald Trump parecieran contradecir cualquier visión empresarial práctica y racional (hay que recordar que los orígenes de Trump son como empresario, más que como político), pues la contribución de los migrantes a la economía estadounidense ha sido históricamente fundamental para su crecimiento. La mayoría de migrantes a los Estados Unidos contribuyen de manera muy importante a la economía de esa nación con su trabajo, por el cual reciben percepciones salariales bajas comparadas con los trabajadores que residen legalmente en esa nación, además de no contar con seguridad social, a pesar de pagar impuestos.
La realización de deportaciones masivas no solo implicaría los exorbitantes gastos antes mencionados, sino que además generaría un impacto desastroso para la economía estadounidense, ya que miles de migrantes generan un valor agregado fundamental mediante su mano de obra en los sectores de la construcción, la agricultura y servicios de todo tipo.
El Consejo de Inmigración Americana calcula que las deportaciones masivas conducirían a una reducción del Producto Interno Bruto (PIB) de los Estados Unidos de entre un 4.2 y 6.8 por ciento, además de que también implicaría una reducción sustancial en los ingresos fiscales para el propio gobierno, pues en 2022 las aportaciones a los impuestos federales de los hogares de trabajadores indocumentados fueron de casi 47 billones de dólares, y sus aportaciones en impuestos estatales y locales fueron de aproximadamente 29 billones.
Homan ha declarado en los medios de comunicación que en realidad las deportaciones se centrarían en principio en criminales y personas que tienen un expediente como amenazas para la seguridad nacional, y que posteriormente seguirían con quienes tienen ya órdenes de deportación pendientes de ejecutar. Si esto se realizara de tal manera, en realidad se daría continuidad a las políticas de deportación ya aplicadas por otros presidentes, en las que el gobierno estadounidense se ha centrado en deportar a criminales e integrantes de grupos mafiosos, y no en deportar a trabajadores y familias migrantes.
Luego de la toma de posesión de Donald Trump el 20 de enero del 2025 veremos la manera en que su nueva administración presidencial enfrentará los enormes retos y desafíos que implica el manejo del tema migratorio, pues esta situación no puede abordarse solo desde la retórica política incendiaria, y requiere de una fuerte dosis de realidad práctica, ya que está en juego la propia economía de los Estados Unidos y el bienestar de toda la sociedad estadounidense.
* Emilio Coral García es doctor en historia (graduado con distinción) y maestro en estudios latinoamericanos por la Escuela de Servicio Exterior “Edmund A. Walsh” de la Universidad de Georgetown en Washington, DC. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, adonde participó en el proyecto El México de fuera: la comunidad mexicano-americana en los Estados Unidos. Entre diversas publicaciones, es cocoordinador, junto con Claude Heller, del libro El impacto sociocultural del fenómeno migratorio en Michoacán.También es co-autor junto con Heriberto Galindo Quiñones del libro Drama y odisea de la migración mexicana. Se encuentra afiliado al Instituto para el Estudio de la Migración Internacional (ISIM) de la Universidad de Georgetown.Ha impartido múltiples conferencias y talleres en materia de relaciones internacionales y educativa tanto en México, como en los Estados Unidos, Argentina, Brasil, Chile, Francia y Puerto Rico.
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