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Poesía
Alen Brlek
Poesía
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Un cazador
Aprendimos a caminar como cazadores, siempre de frente y a fondo sin convertirnos en uno. Aprendimos a leer el pasado, a enviarle un grano de metal, paz, oración, sal no para detener a los animales salvajes, sino para mostrarles el camino hacia el corazón derrumbado de la ciudad. Aprendimos a ser pacientes en la gran arqueología de la noche, solo a ser, a esperar el futuro, bajo los pesados y lívidos dientes de la esperanza, creyendo en su sublevación aquí mismo, dentro de nosotros. Aprendimos: lo que vemos no es nada de todo lo que es, lo que tocamos se convierte en una lengua.
Tarde o temprano alguien tendrá que aprender a forjar, a cortar una lengua, a cocinarla.
Estableciendo el alfabeto
Caminé por el departamento, buscando el bautismo o una lanza, el punto de encuentro. Dije amén, dije redención, bomba, tomate, corona, dije muerte al fascismo, rápida y permanente, un género neutro para dios dije las matemáticas son la cabeza y el patíbulo y el golpe. Dije amor sal europa lobo mamá luz jardín pájaro círculo democracia, de nuevo amor, átomo caminé por el departamento y esperé la abundancia para complacer a los padres, para morder dentro de la libertad.
La tarde
entonces siempre un aleluya engendra un cuerpo en secreto, una garganta para dejar pasar el sol y será una señal, nos fusionaremos como un país. Nuestras vidas se abrirán como una herida en el plástico de la esperanza y el miedo para surgir de nuevo como una teología o una herejía que mantienen la realidad unida.
Traducción de Ernesto Kavi y Lana Bastašić