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Lado B
racionalidad es aquella que identifica fines privados con la autodestrucción vertiginosa de lo humano? La exaltación del individuo por parte del neoliberalismo termina por funcionar como un paradójico mecanismo sacrificial de nuestra individualidad.
Pero la necesidad de un objeto sacrificial como mecanismo de organización social pareciera responder a una época que no nos hemos cansado de imaginar superada: el fascismo. Si con el fascismo la culpa y la deuda requerían de un trabajo colectivo para obtener un sujeto sacrificial —aquel que impide a la comunidad «ser plenamente ella misma»—, con el neoliberalismo, en cambio, esto apunta a una privatización de esa culpa y esa deuda. Por tanto, la ilusoria búsqueda de la recomposición de la unidad perdida ya no vendría dada desde la comunidad, sino desde el individuo mismo. Dicho de otro modo, el nuevo objeto sacrificial que propone el neoliberalismo no será el otro, sino uno mismo. Por lo que el sujeto se verá sumido en la obligación —incesante por ser siempre infructuosa— de remediar su propia falta. El neoliberalismo, por tanto, pone en el centro de la escena al individuo y, mediante la fantasía de que le garantizará la realización de su interés privado, crea los mecanismos de un chantaje infinito: situarlo constantemente en el límite de sí mismo y enfrentarlo a la abismal experiencia de su propia disolución. Lejos de garantizar la evidencia del yo y su libre elección, el neoliberalismo especula con su desaparición.
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Se deshacen los hechos, se deshacen los individuos y todo pareciera indicar que al tirar del hilo del neoliberalismo terminamos por jalar el fascismo. •