KY magazine Nov-Dic

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EN GUADALAJARA de venta en

Hidalgo 912 casi esquina Cruz Verde Centro, Guadalajara, México 4410 Pedido de playeras: quieromimatanga@hotmail.com t Catálogo: http://quieromimatanga.blospot.com




Primera KY

En esta KY ya mejor nos enchamarramos No sé si se han dado cuenta que la Navidad cada vez llega más pronto. Bueno, tratando de exoplicarnos mejor: no es que llegue más pronto, es que nos la acercan cada vez más. Un día de estos, no duden que después de Semana Santa comencemos a ver arbolitos de navidad en las tiendas departamentales. Y de plano como que otra cosa que ha contribuido a ello es el clima: de repente llegó el frío matinal y aunque los meteorólogos que hasta al Melate le atinan menos al pronóstico del tiempo dijeron que no, que no era frío de invierno, sino sólo una onda pasajera, y anda tú que no, que el frío no se va y no se va. De manera que ya enchamarrados, traemos a esta calle unos retratos de algunos de los más destacados artesanos de Tonalá. El estupendo proyecto de la Dirección de Cultura de Tonalá que encabeza Ricardo Duarte, convocó a un puño de los mejores fotógrafos de la ciudad, para que se encargaran de elaborar cada uno un par de retratos de los artesanos en sus talleres. Una combinación afortunadísima, porque de aquel lado tenemos a aquellos que con sus manos, a través de su trabajo, han forjado la fama tonalteca y de éste, a artistas de la lente que lograron captar no sólo la esencia y personalidad del fotografiado, sino que nos los muestran en plena talacha.

Fueron treinta retratos, les traemos a la KY catorce y según sabemos habrá más. Vaya desde aquí una felicitación por esta iniciativa, que culminará con la colocación de los retratos en gran formato, sobre la avenida principal del municipio. Honor a quien honor merece, porque a Tonalá, ni duda cabe, la forjaron sus artesanos. Y siguiendo con la parte gráfica, tenemos aquí también un portafolio de iZack Morales, quien nos presenta unos paisajes panorámicos tomados en la zona de Tapalpa. Y por favor, por favor, pasen ya a leer la crónica de Débora Rosas, que teníamos meses y meses queriendo publicarla. Podrá divertirnos mucho, pero cuando pensamos que es un caso de la vida real, de esos que a cualquiera nos ocurren… pues nos reímos más, porque Débora logra de muy buena manera revivir, para esta KY, aquel martirio que vivió. Y más cosas, muchas más, de este año que se nos va, se nos va… Una más antes de irnos: entren a Facebook y háganse fans de nuestra página, pues les tenemos preparadas muchas sorpresas, promociones y regalos varios: www. facebook.com/ky.magazine. Y aquí está su KY, calientita, disfrútenla por favor.


Colaboradores www.kymagazine.com.mx Karina iZack Morales

iZack

Las fotos panorámicas de Tapalpa que iZack nos comparte para KY, surgen, según cuenta, de la frustración que le causaba el caos de la ciudad. Conoció el llamado “pueblo mágico” hace poco más de un año y quedó fascinado. Confiesa que sintió una serie de revelaciones mágicas, que lo llevaron a querer captar con su lente aquellas imágenes que hubiera querido atrapar en su mente toda la vida. Nacido en Puebla, en 1985, vive desde hace 20 años en Guadalajara. Ha sido director de fotografía, camarógrafo y fotógrafo freelance. Ha participado en distintas exposiciones y realizado varios cortometrajes. Su actual aventura lo tiene ahora viviendo en Londres, desde donde ya nos ha prometido contarnos algunas de sus experiencias, para los lectores de esta KY. Puedes ver más de iZak en: www.izackmorales.carbonmade.com Karina Sainz Borgo

Marcos

Nació en Caracas, Venezuela, en 1982. Es periodista y actualmente vive en Madrid. Tiene siete años trabajando en el medio. En España ha hecho prácticas en el diario El Mundo (cursó el máster de periodismo de ese periódico). Trabajó también en dos agencias de comunicación en Madrid. Tiene experiencia en gabinetes de prensa, comunicación cultural, financiera, política e institucional. Maneja herramientas de páginas webs, blogs y videoblogs. Trabajó como reportera en diarios y en la producción de informativos en América Latina. Actualmente colabora en la revista Quimera y queremos convencerla de que lo haga también para KY. Tiene un blog que debe estar entre los diez mejores que hemos leído en 2010 en esta KY, no se lo pueden perder: http://cronicasbarbituricas.blogspot. com Marcos Barbosa Nacido en Durango, Durango, tierra de alacranes y leyendas, diseñador de profesión y amante de los motion graphics, los efectos especiales, el video arte y todo lo que tenga que ver con la industria del cine y la televisión; le gusta ver para aprender y soñar para crear. Es el autor de la portada de este número de KY que tienes en tus manos.

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www.kymagazine.com.mx Director Editorial David Izazaga Márquez dizazaga@kymagazine.com.mx

Portada: Marcos Barbosa Colaboradores: José Israel Carranza, Alfonso Cadena, Nacho Cadena, Ana Cinthya Uribe, Hugo Hernández, Paco Castro, Miriam Ramos, Ricardo Luévanos, Ilsem Yaremy González de Alba, Erandini Aparicio, Sergio Saucedo, Adrián de Galo, Quetzal Cárdenas, Diana Martín, Jonás Acosta, Magaly Ruiz, Victor Sprint Nova, Azzem, René Córdova, Mario Ruiz, Ulises Rodríguez, Gabriel Anguiano, Alfredo Rodríguez, Damián Trejo, Eva Cabrera, Carlos Alberto Salgado Chablé, Ulises Arreola, Elizabeth Martínez, Jerónimo Escudero, Carlos López de Alba, Dolores Díaz, Verónica Nieva, Manuel Ramos, César Chávez, Gloria Pérez, Shantal Contreras, Alejandro Fournier, Ricardo Ruiz, Carlos Aroche, Franky Álvarez Maxemin, Bruno de Loera, Juan Carlos Jiménez “Knito”, José Soto, Gaby Becerra, Tonatiuh Figueroa, Jorge Báez, Tania Ochoa, Héctor Nápoles, Israel Martínez, Cabeza de Caset, Gloria Montanaro, MarieJo Delgadillo, Alejandra Leyva, Samili Blanco, Ricardo Cerqueda, Rafael Villegas, Omar Guillermo García Santiago, Alejandra Guillén, Raúl Torres, Karina E. Sainz Borgo, Edgar Ortiz Angeles, Alma Débora Rosas González, iZack Morales Romero. KY magazine, revista mensual de distribución gratuita. Año 2, número 22, noviembre de 2010. Editor responsable: David Izazaga (dizazaga@kymagazine.com.mx). KY magazine es una publicación independiente. Impresa en Zafiro Editores, S.A de C.V: calle Cartero 86, Guadalajara, Jalisco, México. C.P. 44190. Número de certificado de reserva otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor: en trámite. Número de certificado de Licitud de Título: en trámite. Número de certificado de Licitud de Contenido: en trámite. El contenido de los artículos es reponsabilidad de quienes los escriben, no necesariamente reflejan el punto de vista de la publicación. Los derechos de reproducción de los textos e imágenes, así como el nombre aquí publicados, están reservados por KY magazine. Prohibida la reproducción parcial o total del contenido, imágenes y fotografías, por cualquier medio físico o electrónico sin previa autorización por escrito del editor. Todos los derechos reservados. “Más vale prevenir, que amamantar”.

Director Creativo Alvar Ramos Martínez alvar@kymagazine.com.mx Editor Jonathan Lomelí López jona@kymagazine.com.mx Redacción Federico Barón Nicolás Piquero Corrección Gloria J. Martínez Güitrón Fotografía Natalia Fregoso natalia@kymagazine.com.mx Abraham Pérez abraham@kymagazine.com.mx Director Comercial Carolina Lerma Martínez direccion.comercial@kymagazine.com.mx Consejo Editorial José Luis Coronado, Javier Audirac, Jorge González Arce, Mariño González, Sergio Rodea, Mak Gutiérrez, Gloria Pérez.


Placeres

Del tianguis del sol para toda la ciudad txt: Héctor Nápoles / img: Abraham Pérez

¿Cuántas tortillas hechas a mano pueden salir de un kilo de masa? Si ya sacaron el cálculo, multiplíquelo por 200 veces su resultado, agréguenle otros 200 litros de salsa verde, 30 de aceite, cincuenta kilos de crema y otros tantos de queso; el producto final es el puesto de “kekas”, atendido por Doña Ana María Vargas, dentro del Tianguis del Sol. Ella se ha encargado de la producción de estas ricas “kekas” desde hace más de 37 años, al lado de su hoy difunto esposo, Don Rogelio Vázquez, convirtiéndose en una tradición de quienes gustan visitar el mercado ambulante al poniente de la ciudad. Pero no siempre han estado es ese lugar; al comienzo se establecían en tres tianguis diferentes: los viernes en el de Moctezuma, en Ciudad del Sol; los sábados en la Tuzanía, y finalmente los domingos, cuando era una tradición, en el que se montaba en la glorieta Chapalita. Tanta ha sido su buena mano que el negocio nació de una manera azarosa: “Le ayudaba a una hermana que venía de la Ciudad de México, muy fregada, a vender calcetines. Ella cargaba con un bracerito para preparar el desayuno para sus hijos. Comenzó a echar en aceite las quesadillas y le ponía sólo crema arriba, yo traía una salsa verde y se la pusimos encima, al poco rato se acercó la gente para saber si las vendíamos… pero pues no: era nuestro desayuno, nosotras vendíamos calcetines. Ya la siguiente vez, como vimos que preguntaron, compramos cinco kilos de masa y uno de queso y crema…

se nos vendió todo rapidísimo y de ahí hasta hoy no hemos parado”, cuenta mientras se ve reflejado en su cara el orgullo de ser la matriarca de un negocio que ya va en la tercera generación. Doña Ana presume con su voz tersa, que la competencia ha sido dura, pero “en la variedad está el sabor”, dice mientras comienza a enumerar los ingredientes que pueden contener sus preparados: chicharrón, chorizo, flor de calabaza, champiñones, pierna, rajas y naturales; todas con su respectivo queso asadero traído desde Mazamitla. Queso escogido personalmente por ella, de las mejores cremerías de la región, así como la crema y el queso tipo Cotija que sirve como otro aderezo al momento. Los años que ha elaborado estas deliciosas “kekas” han dejado huellas tanto físicas como sentimentales. “Existen clientes que venían siendo chiquillos, después vinieron ya casados con la familia y algunos ya traen a sus nietos. Algunos vieron crecer a mis hijos detrás del puesto”. “Es una mujer trabajadora y luchona”, dicen sus hijos con orgullo. Ahora ellos atienden con los nietos el puesto, sin dejar de lado el sazón que ella les ha dado y que las caracteriza. La recomendación final es, si quieres desayunar/comer estos deliciosos manjares urbanos tendrás que hacerlo sólo los miércoles, viernes y domingos de 9 a.m. a 4 p.m. si no, no alcanzas porque a pesar de que se lee que son 200 kilos, las kekas vuelan como no tienen una idea.


Contenidos

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Las cosas que le cambiaron la cara a la ciudad Tonalá fue moldeada por sus artesanos La galleta de la suerte No es serio este cementerio México Ilustrado: receta feroz y superpoemario bolchevique Nº 5 Excipiente: Avería Silla Acapulco, comodidad natural y alto nivel de diseño Dr. Sketchy: dibújeme usted en esta postura, ¡presto! Carta póstuma de un zombie Portafolio Pascale Mussard: la conciencia viva de Hermès Hermès ya está en la ciudad Moda Post Cómic

img: Marcos Barbosa


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Las cosas que le cambiaron la cara a la ciudad

txt: David Izazaga img:© Cortesía FIL Guadalajara/ Michel Amado Carpio

Parece que fue ayer aquella primera edición de la Feria Internacional del Libro. La verdad es que no se siente que hayan pasado ya tantos años, pero sí. Nadie creía que hacer una Feria del Libro, y mucho menos en la Expo Guadalajara, fuera a tener éxito. Muchos políticos y empresarios se burlaban de Raúl Padilla cuando platicaba lo que pretendía: hacer de esa la feria del libro más importante del mundo de habla hispana. ¿Cómo pretender hacer una feria del libro en un lugar en el que no interesa la lectura? ¿Cómo pretendían cobrar la entrada por ir a ver libros? El tiempo le dio la razón. De hecho, nadie se imaginó que fuera precisamente gracias a la FIL que en algún momento la Expo Guadalajara decidiera crecer y convertirse en lo que es hoy. Porque la misma Expo, hace 24 años para nada era lo que es hoy: piso de cemento, cero glamour. Casi nadie recuerda ya aquellas primeras ediciones en las que en los cocteles había mesitas de madera, prácticamente traídas de cualquier preparatoria y encima refrescos familiares y bolsas de papas, todo muy doméstico. La trancisión fue lenta y muy seguramente difícil. Pero si algo hubo en el proyecto fue tenacidad, paciencia y disciplina. Claro, y mucha talacha. Cómo olvidar aquellas primeras ediciones en las que prácticamente toda la Universidad, académicos y administrativos, tenían que hacer algo. Y los estands cuidados sólo por estudiantes (¡ah, qué

La FIL es la FIL

banquete!) (luego les explico por qué) y el permanente olor, ya característico, a chocolate Ibarra. Cuánta nostalgia. Y hoy ya nadie pone en duda que la FIL le cambió la cara a la ciudad. La ciudad no sería la misma sin la FIL, queda claro. A punto de cumplir, el proximo año, veinticinco de llevarse a cabo, es momento de pensar en todos quienes han contribuido a que este proyecto marche tan bien como marcha. Aunque las condiciones han cambiado. Y mucho (por ejemplo: antes iba uno a buscar libros inconseguibles que sólo se podían conseguir yendo al DF o en la FIL; hoy es común que muchos nos salgan más caros en la FIL que en las librerías de la ciudad). También está el asunto de los autores que, año con año están aquí diciendo lo mismo, como si uno no se acordara de lo que dijeron el año pasado. Con todo, pues, quizá sea un buen momento para que la FIL se replantee algunas de las cosas que se vienen haciendo. Por lo pronto, quienes hemos ido creciendo con la FIL, quienes la vimos nacer, no podemos evitar recordar con nostalgia aquellos primeros conciertos en la explanada: La Maldita (tocando hace veinticuatro años lo mismo que tocan ahora, qué cosas), Café Tacuba, El Personal... y ligarlas con recuerdos de épocas que estuvieron y ya no están aquí. Lo bueno es que cada año que se acaba la FIL, bien sabemos que el próximo año habrá otra.


Tonalá fue moldeada por sus artesanos Mi orgullo, Tonalá es un proyecto de la Dirección de Cultura de dicho municipio, al frente de la cual se encuentra Ricardo Duarte, quien convocó a 15 fotógrafos para realizar retratos de algunos artesanos de la comunidad de gran tradición

ceramista en el municipio. Presentamos aquí 16 de un total de 30 retratos que muy pronto serán colocados en gran formato, en la primera galería al aire libre del municipio alfarero.


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Jesús Álvarez Ramírez Tlaquepaque, 1962 Galardón Presidencial en 1981, Galardón Jalisco en 1994. 1998 y 1999, Premio Nacional de Ciencias y Artes en 2006. La grandeza del bruñido es de Jesús Álvarez. Sus jarrones enormes por tamaño y grandeza son su firma. Sus nahuales están vivos y deambulan por la imaginería de Tonalá, sus águilas bicéfalas inspiran al estilo de la cerámica que

luce sus colores intensos desde el pincel con el que Jesús Álvarez crea y anima al símbolo patrio, las aves del paraíso, los faisanes y los soles, las imágenes repletas de flores que despliegan, desde los jarrones del creador heredero de Luis Álvarez y Jorge Wilmot, la fuerza de la pasión por el arte. Jesús Álvarez también sabe de barro vidriado y bandera. Su firma es referencia del arte cerámico tonalteca.


img: José Hernández Claire

José Isabel Pajarito El Rosario, 1962 Reconocimiento en el Sexto Concurso Nacional de la Cerámica de 1982, Cuarto lugar en cerámica tradicional del Premio Nacional de la Cerámica de Tlaquepaque en 1983, Segundo lugar en cerámica tradicional del Concurso Nacional de Cerámica en 1986, Naranja y violeta y ocres y el barro canelo de la familia Pajarito sigue ganando concursos y fama. José Isabel

Pajarito, Chabelo, es el alumno de su padre Nicasio y uno de los más ventajosos herederos de esta técnica cerámica en El Rosario, el municipio donde el canelo encuentra sentido con su barro de tres tipos, las grecas, los nahuales y las formas de flores y guías que se deslizan por jarrones, vasijas, platones y jarritos. José Isabel también se sabe experto en máscaras, y continúa la tradición magnífica de su familia, los Pajarito.


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Luis Cortéz Tepatitlán, 1967 Primer Lugar en el Gran Premio de Arte Popular en 1999, Primer Lugar Certamen Nacional de la Cerámica Tonallan en 2008 y Tercer Lugar en la XII Edición del Certamen Estatal de la Cerámica dentro del marco de la Feria Tonalá 2000. Para muchos el barro bruñido cobró nueva luz con el trabajo de Luis Cortez, atento alumno de don Salvador Vázquez

img: David Corona

y hoy uno de los más reconocidos artesanos de Tonalá. Nahuales fusionados con cientos de animales, animales con alma de nahual y animales de sentido abstracto y al natural. El trabajo de Luis Cortez, exacto y limpio, suele transformarse en sonrisa y encanto para quien lo observa. Lámparas, platones, jarrones de todos tamaños y de colores intensos desde la pirita que poco a poco descubre el brillo de su encanto, el bruñido de Luis Cortez es una joya internacional.


María Elena López Tonalá, 1970 Primer lugar en miniatura en la edición 31 del Premio Nacional de la Cerámica en 2007, Segundo lugar en el Tercer Concurso Nacional de la Cerámica Tonallan 2008, Mención honorífica en el Premio de Arte Popular 2007. En breve. Pequeñito pero nunca sencillo ni escaso. La obra de María Elena López se mide en centímetros pero se valora ya como una joya del arte cerámico en Tonalá. Sabe bien del

barro bandera y bruñido, del modelado y la pintura con su compañero creativo, Fernando Jimón. A ella la curiosidad y la creatividad la invaden cuando encuentra ese detalle que nadie ve y lo transforma en variación e incrustación, en arte que el barro luce en sus blancos para el bandera y de colores para el bruñido. María Elena López agrega, esculpe o perfora para experimentar y evolucionar su trabajo y de paso, la tradición cerámica tonalteca.

img: Cecilia Hurtado


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img: José Hernández Claire

Nicasio Pajarito Tonalá, 1935 Galardón Presidencial obtenido en el 2002 en el Premio Nacional de la Cerámica, Galardones nacionales Pantaleón Panduro y Ángel Carranza. Barro de tres tipos: blanco, negro y rojo para el famoso barro canelo de los Pajarito. Nicasio es hoy la cabeza de una de las familias más celebradas por su labor en las artes cerámicas

de Tonalá desde un pequeño pueblo aledaño, El Rosario. Flores, grecas, nahuales, animales en forma y en diseño, el barro de la familia es famoso por su delicado decorado, sus colores de líneas rojas, violetas y naranjas que hablan de la naturaleza y de la inagotable fantasía de los tonaltecas. Barro para vasijas, platones y jarritos, canelo para despertar rodeado de flores.


Florentino Jimón Tonalá, 1945 Premio Cihualpilli en 2003, Segundo lugar en Alfarería en Jalisco es Artesanía 2007, Premio Nacional de Ciencias y Artes por Arte Popular en 2006. El hermano más grande de la dinastía Jimón. Florentino representa la tradición que se aprende de familia. Su abuelo Zacarías, sus padres Agustín y María Concepción son ya

parte fundamental de la historia del barro bruñido tonalteca. Florentino conmemora su herencia en barro bruñido repleto de detalles para narrar el campo y las leyendas clásicas de su pueblo. En barro bandera para describir en blanco los tonos de la naturaleza de su tierra. Uno de los pocos artesanos que todavía siguen de principio a fin el proceso de su técnica cerámica: de la mina a la pirita.


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img: Rafael del RĂ­o


Juan José Ramos Medrano Santa Cruz de las Huertas, 1957 Premio Nacional de Ciencias y Artes en la rama de arte popular en 2006, becario por el Consejo Estatal para la Cultura y las Artes en 2006. De Santa Cruz de las Huertas es el barro betus: formas vivas de color intenso, el ensueño. Juan José Ramos es uno de los pocos encargados de mantener viva a una de las tradiciones cerámicas más arraigadas de Tonalá. Él describe con su obra

la tradición de su abuelo el surrealista del barro, Candelario Medrano descubriendo sus secretos y maravillas: leones coronados como nahuales, caballos de patas fuertes y esbeltas figuras, gallos para despertar a colores, máscaras para transformarse y calaveras para festejar incluso a la tristeza. Juan José no es sólo vigilante y creador de la tradición, también lucha a diario por la permanencia de la historia.

img: Humberto Muñiz


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img: Humberto Muñiz

Yolanda Acero Santa Cruz de las Huertas, 1958 Premio Nacional de Ciencias y Artes en la rama de arte popular en 2006, becaria por el Consejo Estatal para la Cultura y las Artes en 2006. Una de las pocas creadoras del barro betus de Santa Cruz de las Huertas. Compañera incansable de Juan José Ramos Medrano y atenta vigilante de la permanencia de la artesanía. Yolanda Acero es la creadora de casitas pequeñas

de espectaculares colores: un juego arquitectónico de barro en amarillos, azul, naranja y verde donde soñar y sonreír se vale. Ella cuida de la tradición recreando las figuras tradicionales, pero enredando en tonos intensos la herencia de su abuelo, Julián Acero, uno de los máximos exponentes del betus junto a Candelario Medrano. De ella también los puerquitos, volantines, gallos, arcas de Noé, casitas y ranchitos completos en miniatura, listos para soñar.


img: David Corona


José Tomás Esparza Tonalá, 1968 Primer lugar en el Concurso Internacional de Nacimientos tradicionales en 1998, Galardón Presidencial en el Premio Nacional de Cerámica en 2007. Artesano polifacético. José Tomás Esparza crea barro bruñido, vidriado, bandera, betus y cerámica contemporánea siguiendo el dictado de la tradición. Desde pequeño trabajó

con su familia en el barro bruñido que perfeccionó y experimentó después de estudiar artes plásticas. De él es el bruñido que cuenta historias y describe los escenarios de una Tonalá mágica y exótica. De José Tomás Esparza la maestría del artista que ha dedicado toda su vida a una pasión, al color y el trazo de su tierra en barro.


José Álvarez y José Rosario Álvarez Zapotlanejo, 1962 Primer lugar en la categoría tradicional del Premio Nacional de la Cerámica de Tlaquepaque en 2006, Galardón de Jalisco en 2004 y Galardón Presidencial en 1998 y 1999. Familia de artesanos dedicados al barro bruñido, bandera y canelo. José y José Rosario Álvarez saben bien crear arte desde sus principios como polvo al moldeado, la horneada,

el dibujo, el color y el bruñido. De estas cuatro manos tonaltecas es el encanto de las aves: cientos de ellas repletas de plumajes de colores intensos y delicados. La delicia de la familia de animales, de venados, conejos, caballos y las flores más exóticas y bellas. Maestros de la tradición cuyas finas líneas se desglosan en maravillas de grandes formatos al dibujo más pequeño. Su obra sueña a colores.

img: Jorge Barragán


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img: David Corona

Guadalupe Jimón Tonalá, 1969 Primer lugar del Cuarto Concurso Nacional de la Cerámica Tonallan 2009, Primer lugar en el Décimo Sexto Certamen Estatal de la Cerámica 2004 y el tercer lugar en la edición 2005, Segundo lugar en cerámica en miniatura en el Segundo Concurso Nacional de la Cerámica Tonallan 2004. Miniaturas en barro bandera y bruñido para la más pequeña de los hermanos Jimón.


img: Cecilia Hurtado

Fernando Jimón Tonalá, 1971 Primer lugar en categoría “Alfarería” en el segundo concurso “Jalisco es Artesanía” de 2007. Uno de los más jóvenes representantes de la extraordinaria cerámica de la familia Jimón. Fernando sabe bien mezclar la tradición con lo contemporáneo. Su obra en

barro bruñido representa bien a la vanguardia desde los clásicos, esa mezcla entre la tradición heredada y la aventura de la experimentación. Jarras, botellones, floreros, tibores y platones repletos de formas y colores de técnica experimentada y apasionada juventud. Fernando siempre sonriente crea desde la tradición.


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Jesús Guerrero Santos San Martín Hidalgo, 1939 Premio Sarquis Merrewe en 2009, Premio Ave de Plata en 2009 y exposiciones en México, Europa y Estados Unidos. Su nombre es ya reconocido dentro y fuera de México. La cerámica vidriada en Tonalá es de Jesús Guerrero Santos, el artista que trabaja con la fusión contemporánea y

clásica entre la tradición y la alpaca, el hierro forjado y el cobre. Su arte representa las nuevas tendencias que describen iconografía antigua y nueva: el barroco que alberga querubines, vírgenes, águilas y escenas familiares y naturales. Su obra suele ser monumental y su trabajo ha evolucionado el diseño, la forma y el color de la creación tonalteca.


img: M贸nica C谩rdenas


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Javier Ramos Ciudad Guzmán, 1957 Primer lugar en concurso de artesanía de Metepec en 2003, Galardón Estatal de la Cerámica en Tonalá en 1989, Reconocimiento a la Innovación Artesanal del Instituto de la Artesanía Jalisciense en 2007. Barro bruñido y barro bandera. Para Javier Ramos Lucano parece no haber imposibles en la cerámica: de Miguel Hidalgo al venado, la calavera inspirada en Posadas o

la flor más pequeña en líneas delgadas que dejan libre el suave color del barro, del petatillo que emula el detalle del trabajo que durante cientos de años ha resaltado a Tonalá. El trabajo de Javier Ramos representa la tradición, y de él son las delicadas pinceladas para dibujar historia, paisaje y tradición desde los cuatro años, cuando llegó a Tonalá encontrando su vocación artesanal, el resto es una historia reconocida en su bruñido y su bandera.


La galleta de la suerte

txt: Débora Rosas González img: Alvar Ramos

En una visita a Obras Públicas del Ayuntamiento de Guadalajara, Débora nos relata las aventuras y lágrimas que el destino le tiene deparadas para conseguir un permiso y así instalar una guardería; su ejemplo nos descubre a una verdadera artista en escena, que nos asombrará con sus proezas para lograr su cometido. Pensaba que los mensajes en las galletas de la suerte eran imprecisos, banales, pero qué podía hacer: con mi mensaje en mano, lo guardé en mi bolso. Esa mañana acudí a Obras Públicas a tramitar un permiso porque se me ocurrió abrir una guardería y pensé que era lo más fácil del mundo. La primera vez me dieron una lista de requisitos en los cuales se tenía que solicitar “uso de suelo”, pero no lo pude conseguir. Alguien me dijo: “no te desesperes, ve con fulano de tal”. Se trataba de una oficina parecida a Derechos Humanos en la que me ayudaron, por fin, y me autorizaron el famoso uso de suelo, lo que ocasionó una serie de trámites y trámites. Esto implicó desenmarañar una madeja de hilo. Otro requisito en la lista era pedir permiso al Centro Histórico de la Ciudad, a los Bomberos, etc., etc. Cada vez que conseguía algún nuevo papel solicitado, acudía a decirles, feliz, que si todo iba bien. Un día, según yo, que ya tenía todos los documentos, me dirigí muy

contenta a dejarlos; iba escuchando en la radio que la famosa Elizabeth Taylor ya no sale de su casa, que vive recluida, y que no se levanta de la cama, nada más para lo más indispensable, que después de no sé cuantos maridos (siete para ser exactos), qué suerte de mujer, pensé; de haberse ganado dos Óscares, y que hoy no quiere saber de nadie, hablando en plata pura fue un verdadero ejercicio de imaginación. Llegué a la oficina de Obras Públicas, a las 8.00 a.m. puntual. “Ya traigo las últimas copias que me pediste”, le dije al muchacho encargado de los permisos. Sentí que mi sonrisa lo encandilaba, se me quedó viendo como diciendo qué le pediré, con qué le echaré a perder a esta mujer toda la alegría que la inunda. “Pues fíjese usted”, dijo, “necesito un último requisito, que me traiga una carta notariada del estacionamiento donde diga que le van a rentar trece lugares de estacionamiento para los papás”. Me empecé a poner colorada y después descolorida. “Cómo es posible… no, no es posible”, decía yo, “pero si ya tengo todo eso que me


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pide ante un Notario, no es justo”. Y entonces sucedió lo inevitable, recurrí a lo que siempre me reclamó mi abuela: esta niña lo único que sabe hacer es llorar. Empecé a llorar y llorar; lloré por todo, por todos, por los vivos, por los muertos, por Pedro Infante cuando carga a su hijo quemado, nadie podía parar esas lágrimas que a esas alturas, yo no sabía si por mis gemidos, subían el tono de la voz, todos los que se encontraban cerca de mí empezaron a voltear, el muchacho no sabía cómo calmarme, varias personas se acercaron preguntándome qué me habían hecho, yo hablaba como la chilindrina cuando le pegaba su papá. Entonces llegó el jefe del muchacho y le preguntó qué pasaba; yo entre gemidos y lloriqueos entrecortados le expliqué lo del Notario y del estacionamiento que me estaban pidiendo, le dije también que cómo era posible que yo siendo tan cumplida con todos mis impuestos y que iba a crear como 30 fuentes de trabajo me estuvieran tratando de esa manera, que sólo hacía falta que me pidiera la cartita del niño dios. “Espere un momento”, dijo. Se metieron a un cuarto gris, donde todo era gris, gris el escritorio, gris el techo, gris la pared, gris la silla, gris la secretaria, tardaron cerca de 5 minutos al final de los cuales yo no dejaba de llorar. “De aquí soy”, dije, “así de una vez por todas saco todo lo que traigo, y me ahorro una buena

terapia, que de por sí salen tan caras”. Salieron y el jefe dijo en tono comprensivo: “mire señora, la mayoría de las personas se estresan un poco, no lo tome tan en serio, se rió y me entregaron mi permiso sellado. Estoy segura de haber quedado ese día en su lista de los que hizo llorar, menos mal porque lo que yo quería era suicidarme en su cara para que le doliera. Ya con paso certero me dirigí a donde me esperaba mi amiga, quien se encontraba con los ojos desorbitados, ni siquiera me importó que un ciego que se encontraba pidiendo limosnas me golpeara con su bastón; una señora con su cesto de mimbre, y con sus golosinas todas muy acomodadas como gradas de un estadio de futbol, se acercó a mí y me dijo: “cómprese un dulce para el coraje, güerita”. En lugar de dulce, le compré un cigarrillo, para curarme la cicatriz que había quedado en mi ánimo después de que me hicieron como quisieron, sólo faltó que me tirara al suelo y pataleara. “¡Como lo hacen a uno!”, dijo mi amiga, “oye, ¿de verdad lloraste?” En lugar de contestarle pensé en Elizabeth Taylor, sabia mujer, no quería saber de nadie. Al buscar las llaves en mi bolso sentí el papelito, era el mensaje de la galleta de la suerte, que decía: “Hoy es un día desastroso. Si no puedes vencerlos, únete a ellos”. Hay que tener cuidado.


No es serio este cementerio

imgs & txt: Alejandra Guillén & Raúl Torres Alejandra Guillén y Raúl Torres se adentraron en el más adecuado viaje en tiempo de muertos: Michoacán los sorprendió con una escenografía que parecía hecha expresamente para su visita. Sus palabras y las imágenes que nos comparten lo dicen todo. Hay neblina porque el sol apenas va levantando y el frío lleva despierto desde la tarde anterior. 27 kilómetros de Quiroga a Pátzcuaro, caminos de Michoacán y tierras que voy pasando… y entre el frío y la neblina Tzintzuntzan amanece lleno de carpas al lado del camino y con signos visibles de resaca por la fiesta de ayer, merito Día de Todos los Santos. –No’mbre, para llegar de aquí a Pátzcuaro están haciendo ahorita como hora y media –decía anoche el posadero de

Quiroga y seguía orgulloso de contar con la información de primera mano– normalmente se hacen unos 25 minutos, pero ahorita me dijo un taxista que en Tzintzuntzan no están dejando pasar; ahí se hace un relajo… La calzada arbolada lleva a la calle principal: birria, cerveza, tacos, carnitas, artesanía, patrullas, policías, gente caminando o pasmada por los rayos de sol que empiezan a encandilar. Tras la última curva aparece el panteón del pueblo, dividido en dos por la carretera, al pie de las




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monumentales Yácatas. Una nube hace el favor y cobija al sol; la neblina y el frío tendrán horas extra en esta tierra de colibríes. Entre la modorra de los que salen y llegan a un sitio para estacionarse, el color que hoy adorna la muerte invita a pasear por el camposanto, entre tumbas y flores, como por cualquier jardín o plaza pública. Corundas y café preceden al arco ¿amarillo, anaranjado? de cempasúchiles que delimita el umbral de la casa de los muertos con un atento gesto para los vivos: “Bienvenidos”.

–Me gusta el color del cempasúchil… –dice ella. –A mí el de las corundas –dice él sobándose la panza, contemplando los tamales en forma de estrella con sabor a ceniza, a antaño, a la antigüedad de las tradiciones purépechas. –El color morado y la textura de esas que parecen terciopelo también son chulas (nunca, hasta ahora, supimos que le llaman moco de guajolote). Dos órdenes de corundas para llevar –encargo de


un amigo–, café endulzado con panocha y una cámara fotográfica son las provisiones para andar por el mundo de los difuntos… adentro ya los invocan con rezos, altares y comida. Quizá muchos de los que caminan entre los sepulcros ya no viven y fingen estar vivos para confundirse entre los visitantes, para pellizcar la fruta, tomar ponche o vino y escuchar la música del grupo que entre lápida y lápida deja escapar un corrido o una ranchera. Y aquí, aquí no hay olvidados, todos los difuntos siguen vivos en los recuerdos de los que los quieren.

Seguimos caminando entre las nubes que se fusionan con el humo del copal –la sangre de los árboles y el alimento de los penitentes–, las bicicletas, los aviones o las coronas que forman los cempasúchiles como recuerdo del ausente que tal vez ya sigue el camino que le marcan las cenizas en los altares. Aquí el color nace de la muerte, como los bosques de las cenizas volcánicas; salimos del lugar donde los muertos caminan y regresamos a ese otro mundo donde sólo son cifras…


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txt: Karina Sainz Borgo imgs: Agn Estridentismo

México Ilustrado: receta feroz y superpoemario bolchevique Nº 5 Treinta años y más de 400 ilustraciones para contarlos. La exhibición “México Ilustrado”, en la sede del Instituto Cervantes de Alcalá 49, en Madrid, y que permanecerá hasta enero del próximo año, es uno de los pocos ejercicios donde el objeto expuesto logra, al fin, hacerse entender. Aquí un recuento.

Roberto Bolaño. Los detectives salvajes.

parezca un bucle en el tiempo, por ejemplo, 100 años–, el episodio puede ser tan catártico como paralizante. Y la mezcla de ambas reacciones en un día de lluvia puede llegar a ser tan interesante como inflamable. Lo que trato de decir es lo que siempre digo, sólo que esta vez lo suelto antes y no al final, en modo pedrada.

Aún con el bochorno a cuestas de ser una trasplantadora de parques –justo en esos días me enteré de que el Parque Hundido no está en Coyoacán, a diferencia de lo que yo daba por hecho– y sintiéndome una especie de antisistema de la transparencia, los mapas y el Google Earth, fui a ver la muestra. Entré buscando exactamente lo que encontré... más razones para una genealogía del Trópico. Algo así como el método Aires de familia de Monsiváis, pero en versión naif (en lo que a mí respecta).

Concreta, concisa, pero muy bien atada, la exposición México Ilustrado podría verse una y otra vez, porque está diseñada en función de la línea histórica que surge con la Revolución Mexicana, en 1910; a partir de allí, narra los acontecimientos que definen a México desde 1920 hasta 1950, y el juego de efectos que tienen las artes gráficas sobre la política y las formas de vida, a veces como lugar de reflejo, en otras como instrumento de cambio que afecta el curso de esas costumbres e intercambios ciudadanos.

Cuando se viene de lugares donde todo desaparece o es devorado (por el calor, las moscas, los gobernantes, las montañas) detenerse ante otra experiencia similar –aunque

El texto de sala habla de los “dibujos, carteles y revistas como nuevas formas de expresión artísticas”. ¡Pero es que lo nuevo no eran los carteles, sino el país donde esos carteles

“(...) Nos internamos en el parque y nos sentamos en el mismo banco de siempre, al amparo de un árbol grande y frondoso aunque yo supongo que igual de enfermo que todos los árboles del DF”.


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ocurrían! Muchos artistas volvían de Europa y parecía que lo que los constructivistas rusos hacían al otro lado del mundo, los mexicanos lo reproducían, pero con una fuerza más genuina. Una parte del México que surgió de las reformas de la Revolución adquirió una capacidad distinta para pensarse y representarse. Y en ese aspecto la muestra es honesta, porque huye del atajo del color, la botana y la catrina, y se instala en una estética sobria que hace énfasis en la tipografía, el trazo, la forma, el conjunto, los elementos del diseño por encima de lo pintoresco. El Estridentismo mexicano se apropia de lo tipográfico para generar un vocabulario plástico propio. Independientemente de la influencia que el futurismo y el ultraísmo hayan podido ejercer, la consistencia de lo que Manuel Maples ArceActual Nº 1 –el manifiesto del grupo, que puede verse en sala– fue lo que ni Tristan Tzara ni Marinetti pudieron hacer: incorporar lo popular sin que pareciera una impostada y aburguesada mueca de salón, incluso aunque pudiese llegar a serlo. No hay por qué poner las manos en el fuego por nadie. Lo de Superpoema bolchevique en cinco cantos tiene tanta fragancia de adulación como de cachondeo, y considerando que proviene de una vanguardia nacida bajo las faldas de un Gobierno, todo cuanto hayan hecho conservará, siempre, un sospechoso tufillo oficial que desacredita o al menos ensombrece la frescura de sus acciones.

Ya lo decía Octavio Paz en Los hijos del Limo, y aquí no me resisto a pensar en los árboles enfermos de Bolaño-: la tradición de la ruptura. Lo que sí es cierto es que, independientemente de una puesta en escena –tan típica de la modernidad– parecen más eficaces los mecanismos Estridentistas que los de los propios Dadaístas. Burgueses o no, Superbolcheviques o no, lo que sí hicieron los Estridentistas fue poner en marcha un mecanismo que ninguna vanguardia europea jamás pudo activar. Para los mexicanos, la gráfica se volvió un mecanismo inclusivo, una especie de herramienta agitadora. La verdadera idea de lo mecánico como obra de arte. Qué coche de carreras es más bello que la Victoria de Samotracia ni qué bicho muerto. Aquí las máquinas sí iban en serio. La prensa impresora encima de la retórica. Al mirar con atención esta exposición e intentar dar un vistazo de conjunto a la producción artística mexicana durante el porfirismo, es posible constatar la poca presencia del grabado en México antes de 1920. La llegada de la Revolución Mexicana y su violenta irrupción logra, primero, hacer visible una serie de reclamos sociales y raciales y pone de por medio una épica que la propia revolución debía alimentar. Si a eso se suma que en ese momento volvían artistas de Europa, mientras otros llegaban a México en calidad de exiliados, muchas circunstancias favorables comenzaban a


coincidir para dar como resultado una receta feroz. Ideología más necesidad de divulgarla; del otro lado, la multitud como diana política. El grabado era el método más útil para unir ambos extremos. A lo largo de la muestra es posible ver muchas de las piezas que produjeron pintores y grabadistas como Carlos Mérida y jóvenes como Gabriel Fernández Ledesma, Fernando Leal, Ramón Alva de la Canal, Fermín Revueltas y Emilio Amero en los talleres de la Escuela de Pintura al Aire Libre, dirigida por Alfredo Ramos Martínez. Muchos de estos mismos personajes, junto con Diego Rivera y Siqueiros, que también formaron parte del Estridentismo y del Grupo ¡30-30!, se sumarían poco tiempo después a la realización de cada vez más publicaciones, entre ellas El Machete, órgano del Sindicato de Obreros, Técnicos, Pintores y Escultores. En su libro Las artes populares en México (1921), Dr. Atl (Gerardo Murillo) sugiere cómo el grabado en madera se presta mucho mejor que cualquier otro formato para la tarea inmediata, rápida, para el comentario tipo viñeta, el ataque, el elogio, la crítica, la burla e incluso la tarea pedagógica. La lógica de la reproducción, de la política como multitud era tan épica como efectiva; tan panfletaria como plástica. De ahí justamente su fuerza y la limpieza estética que la caracteriza.

Mirarse al espejo, ¿o blandirlo? En esa línea de crear identidad –qué somos, quiénes hemos sido, quién nos amenaza-, la prensa y las revistas culturales como eje de la Revolución Mexicana está nítidamente representada alrededor de José Vasconcelos. Su figura como rector de la Universidad Nacional y después como ministro de Educación cobra perspectiva por encima del hecho funcionarial y queda reivindicado en su papel como ideólogo. Sobre él recae tarea de dar músculo intelectual a una Revolución que podía fácilmente quedarse en los huesos… o las carabinas. El debate de Vasconcelos –como el del Ariel de Rodó- gira alrededor de la necesidad de responderse las preguntas sobre una identidad mexicana y la respuesta que va a buscar, emprende la ruta del pasado prehispánico, de lo indígena -”por mi raza hablará el espíritu”-como lo verdaderamente genuino, hasta el punto de que llega a bautizar o crear una categoría cosmogónica alusiva a la raza cósmica. Esta discusión –que Vasconcelos plantea en todas las áreas–, se hace especialmente visible en la revista El Maestro, que comienza en 1924, durante el gobierno de Plutarco Elías Calles –en plena guerra cristera– justamente como enlace


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entre un México que está metido en debates de opuestos: lo nacional versus lo universal; iglesia versus poderes políticos; la metrópolis versus el campo; lo propio versus lo impuesto. Para el año 1921, México DF tenía algo más de 600.000 habitantes. Veinte años después, en 1940, ya había llegado a 1.700.000. Ese país que crece en número, lo hace en el tipo y la riqueza de sus contrastes y contradicciones. En esos años llegan a coincidir en México figuras como Alfonso Reyes; el díscolo Trotsky; Hanes Meyer, el director de la Bauhaus, que permaneció allí hasta 1949 pero también André Breton, el mismísimo Papa Negro, que intentó hacerse con los afectos de Diego Rivera y Frida Kahlo tras su segunda discusión con los surrealistas. Sin contar con las figuras políticas de la República española, los exiliados comunistas de toda América Latina que encontraron refugio allí –los hermanos Machado, ¡señores!; el gran Jesús Sanojae incluso personajes un tanto más pintorescos como la Tina Modotti o Helmut Newton. Cuando creo que ya puedo avanzar, me topo con la primera edición del Canto general de Pablo Neruda, impresa el 25 de marzo de 1950 por una comisión editora de seis personas e ilustraciones a cargo de Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros. Como ése sólo hay 500 ejemplares. Y en este instante, entre el volumen y yo no hay más que una pesada y gruesa mesa de vidrio. Me gustaría abrirlo y buscar la Carta a Miguel Otero Silva que le escribe Pablo Neruda, en 1948, al escritor venezolano y director de El Nacional, periódico

liberal que en aquel entonces tenía apenas 4 años de haber sido fundado. Me gustaría, sí, abrir el libro; pero me toca entenderme con el cristal. Ahora que releo el poema que le escribió el chileno al autor de Casas muertas -lo leo en una edición bastante más plebeya-, sospecho que es así como deben sentirse los cretinos y los trasplantadores de parques, completamente abobados por el reflejo -y la dureza- en la superficie de sus propios afectos. “Y salgo de repente a la ventana. Es un cuadrado/ de transparencia”. Salí de México ilustrado como quien promete dejar de alterar el orden de los parques según su estado de ánimo, aunque sea por un día. Salí como suelen hacerlo los cretinos reformados, con el firme propósito de creerme esta historia, por lo bien contada que está. En México ilustrado, quienes no saben, se llevan un una mirada digna, honesta, clara e inteligente. Sin chapuzas ni fuegos artificiales y con suficientes matices como para aceptar lo dicho como sensato. Los transparentes, los que dudan y trasplantan, precisan; y los que saben, pueden darse gusto de disfrutar de una cuidadosa y sobria selección de obra gráfica curada por Salvador Albiñana o lo que es mejor, pueden sentarse a mirar el recetario feroz del superpoemario bolchevique. Si el papel iba a morir, como todos aseguramos, ¿quiénes lo dejaron llegar tan lejos? Rabia, pulpa y tinta. Árboles enfermos, planchados en tiesas sábanas blancas. Preciosa combinación de cromos al sol.


Excipiente

Avería En la esquina hay un puñado de hombres enfrascados en descubrir, como cada lunes y cada jueves, la avería de la fortuna que esta vez les facilite el impulso decisivo para sustraerse a sus destinos. La primera fase del ritual es muy sencilla y sólo precisa de la voluntad de los practicantes, de su fiel obstinación y del consenso que alcancen una vez que alguno —cualquiera, lo mismo el más inspirado o el más impaciente— proponga la forma en que han de centrar su atención y la interpretación más verosímil; puede que haga falta una deliberación si la forma no es del todo clara, o si al manifestarse insiste en sugerir posibilidades que contravengan el registro que llevan de las formas reveladas en los últimos meses. Lo que buscan es un número.

txt: José Israel Carranza imgs: Nicolás Piquero

Mientras dura la adivinación, el mundo se detiene. El mundo: el agua de dos fuentes, las altas sombras de los árboles, las latas y los cepillos y los trapos de un bolero que posa ambas manos en su única rodilla, la mujer del puesto de periódicos que hace tintinear las monedas en el bolsillo de su mandil, la pesadumbre que golpea en la nuca del hombre flaco y de corbata que nada espera sentado en una banca, el sueño que ha derrumbado a un viejo indigente junto a sus bultos cerca de la frescura penumbrosa del templo, una pareja de sordomudos en su conversación de señas exaltadas, el sol de las tres de la tarde, una música desvencijada que alcanza a escapar de un restorán al otro lado de la calle (un chelo y un piano que se aborrecen mutuamente), las breves y borrosas multitudes que esperan


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el camión por los flancos oriente y poniente del jardín, el franciscano que cruza acompañado por un perro negro y alegre, los prados moribundos en cuyos centros hay macizos de flores que no tienen flores, la fila de taxis (cinco o seis) que avanza sin moverse. En la caseta ya fue desplegado el periódico vespertino de esta vez; los adivinadores acarician ya sus deseos (uno piensa, aunque no lo sepa, en hallar las razones para no matarse; otro en la colegiatura de su hija; otro en las llantas que necesita su coche; uno más en abrir una licorería, y el último sencillamente quiere tener el dinero en sus manos, sin saber para qué), dan vuelta a la página en la que viene el cartón político, interrogan con circunspección sus trazos, las manchas de tinta, y al cabo reconocen el 9. Puede que sea un 6, pero no: por la convicción que los mueve, y que ninguno estaría en condiciones de explicar satisfactoriamente,

es un 9. Es, además, indiscutible: hace varias semanas que no sale el 9, ni en su adivinación ni en los sorteos. Y proceden entonces, con el temeroso júbilo de quien ve cómo sus deseos están comenzando a materializarse, a reunir el monto para la segunda fase del ritual: el despachador del sitio, esa tarde, comprará el entero de lotería para el día siguiente. Terminado en 9. Es lunes; el sorteo es el martes. Cuando pasa el vendedor y la transacción queda liquidada, el mundo reanuda su marcha. El miércoles, con su fe intacta, se reunirán de nuevo, apenas llegue el periódico vespertino, para cotejar el billete. Es la tercera fase del ritual. La fortuna debe estar averiada, ellos lo saben, y el día que den con la falla decisiva verán que ha sido demasiado tarde: tal vez por eso deseen, secretamente, no descubrirla jamás. http://azotecarranza.blogspot.com


Silla Acapulco, comodidad natural y alto nivel de diseño

txt: Nicolás Piquero imgs: Rodrigo Cortés

Vamos a hablar de sillas, sí, objetos a simple vista cotidianos pero fundamentales en la vida diaria. Y es que las innovaciones más sencillas pueden tener grandes repercusiones en la comodidad y un estilo de vida más placentero.

Su diseño original es en forma de aguacate o pera, y algunos siguen fabricando así la silla, pero es un poco incómoda, ya que la gente alta o de espalda ancha tiende a tocar el metal con los hombros y no es lo suficientemente cómoda en un tiempo determinado.

La Silla Acapulco, inspirada en los tejidos mayas, es una marca registrada y de diseño perfeccionado por el despacho de diseño Atelier Efímero. Se dice que surgió por un accidente cuando un panadero que traía los moldes redondos de pan colgados y entrelazados, al querer separarlos, se dio cuenta que estaban enredados pero que adoptaban una curiosa forma, y de ahí se comenzó el tejido y se perfeccionó en los años cincuenta.

La Silla Acapulco, mejorada, patentada y registrada por Atelier Efímero desde hace dos años, se ha transformado de ser un mueble ordinario a artículo con un alto nivel de diseño. Cuenta con un permiso del estado de Guerrero para usar ese nombre, y ha cambiado el diseño original en forma de aguacate a forma de huevo, dando más comodidad, perfeccionando el ensamblaje del acero, con pintura al horno de primera calidad.


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La Silla Acapulco produce 8 diseños distintos, desde sillas de 15 cetímetros, hasta la tradicional Acapulco con diseños más sofisticados de mecedoras y una silla de más clase, “la cuero acapulqueña”, que tiene la base de madera de parota y tejida en cuero. Este es un producto fabricado por una empresa 100 por ciento tapatía que actualmente se encuentra exportando a varios países como Singapur, Francia y Canadá. Su estructura y soporte de gran eficiencia, además del estilo vistoso que le brinda atributos ornamentales de gran originalidad, la han convertido en una opción para cualquiera que desee adquirir un producto fuera de los moldes y gustos tradicionales. La Silla Acapulco en Guadalajara: Silla Acapulco Fija Unicolor $940.-/ Multicolor $1 040.-

Silla Acapulco Mecedora Unicolor $1040.-/ Multicolor $1140.Silla Acapulco Niños Unicolor $650.-/ Multicolor $720.Silla Flor Unicolor $940.-/ Multicolor $1040.Silla Solar Unicolor $1040.-/ Multicolor $1140.Silla 4x4, remolque de bicicletas Unicolor $1750.Silla Acapulco Mini (20cm de altura) $190.Recibe la Silla Acapulco en tu domicilio. Por un pedido de 10 sillas ó mas se te otorga un 10 por ciento de descuento. Más información en: www.lasillaacapulco.blogspot. com o al correo lasillaacapulco@gmail.com.


Dr. Sketchy: dibújeme usted en esta postura, ¡presto!

txt: Federico Barón imgs: Gabriela Equihua & Mayra Hurtado

La primera sesion de Dr. Sketchy, gracias a la iniciativa de Industrias Perro Corriente, fue todo un éxito. Noche de modelos, dibujos, caricaturas, música y buen ambiente, invitan a que esta actividad vuelva a repetirse. Y sí: volverá. Un grupo de amigos entran en un bar, el sábado por la noche y se encuentran una escena que no es nada común: en el lugar hay una atmósfera distinta, festiva, pero a la vez muy relajada. Varias mesas están ocupadas por jóvenes que se encuentran dibujando, ¿dibujando en un bar?, pues sí, eso parece. Al centro hay una gran tarima y arriba una silla. Lo interesante es lo que ven ahora: una mujer está ahí, posando, vestida de Catrina; el escenario está adornado con diversos motivos alusivos al Día de Muertos. El grupo se interesa por lo que ahí sucede y se acercan al escenario, no se ponen

a dibujar, porque ni vienen preparados, ni saben, pero les gusta observar, mientras se toman un trago y platican. La llegada del proyecto Dr. Sketchy a Guadalajara sorprendió a muchos y a algunos otros les agradó, sobre todo a la hora de enterarse que habrá actividad constantemente: ya se planea la próxima para enero. En esta ocasión el bar Doña Diabla fue quien auspició a los dibujantes, caricaturistas, amateurs, profesionales y, en fin, a todo aquel que quería sumarse y en un ambiente de camaradería, dibujar a las


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diferentes modelos que posaron durante la noche. Varias fueron las modelos que posaron, cada quién con su propuesta y estilo para los dibujantes de esa noche. Sensualidad, picardía, belleza... los participantes pudieron tener un mosaico bastante rico para escoger. Todo esto es lo que sucede cuando una especie de cabaret o bar se fusiona con una escuela de arte. Todo partió siendo un pequeño evento en Brooklyn que se convirtió en un movimiento mundial. Fundado en 2005 por la artista Molly Crabapple, Dr. Sketchy nace de una premisa muy simple: dibujar gente desnuda es sexy. Dr.Sketchy se estableció en Nueva York para buscar a las más lindas bailarinas de burlesque, a los deformes de circo más bizarros, a las personas más atractivas o freeks. Después, cada sábado, dejaron que los interesados las

dibujaran durante tres horas. Intercalado con las poses hay sketch de comedia y ridículos concursos de dibujo (¿El mejor dibujo con la mano izquierda? ¿Mejor incorporación de un animal del bosque?) donde el premio era alcohol. Ahora, en este año de 2010 en más de 100 ciudades del mundo existe el movimiento. Y, claro, gracias a la iniciativa de Industrias Perro Corriente y específicamente al empuje de su director: Carlos Chable, está ya en Guadalajara y al menos cada dos meses habrá actividad. La noche de la primera sesión de Dr. Sketchy dejó a todos satisfechos, la gente del bar regaló premios a algunos de los participantes, las modelos, conforme avanzó la noche fueron soltándose más en el escenario y los dibujantes hicieron lo suyo: trabajar, divertirse, departir y beber. ¿Qué más se puede pedir? ¡Claro!: que haya otro. Y sí, en enero...


Carta póstuma de un zombie

Txt: Valerio el Zombie Imgs: Héctor Nápoles

Un misterioso colaborador envió su texto al editor de KY Magazine como parte de una reflexión general sobre su gremio y a la vez carta póstuma. Por los detalles que ofrece, creemos que fue infectado y transformado en muerto viviente el pasado 23 de octubre cuando se realizó la Tercera Marcha del Día del Zombie en Guadalajara, y la cual partió de la Rambla Cataluña con decenas de estos seres en procesión. Como estamos a favor de la cultura de la diversidad, aquí dejamos su testimonio. No recuerdo ni siquiera mi nombre. Una tarde de sábado –por las noticias me entero que debió ser el 25 de octubre– tomé la ruta 626 de Avenida Chapultepec para ir al Parque Juárez a comprar unas películas piratas. Sé que abordé el autobús y que bajé de él, pero eso es todo. De pronto me recuerdo caminado al lado de tres muchachas de apecto zombie, vestimenta zombie y andar zombie.

Echamos a andar rumbo a la Rambla Cataluña porque allí nos habían convocado. Ni siquiera caminamos un par de cuadras, cuando nos detuvimos frente a un letrero que decía Cervezas 2 X 1, lleno de adolescentes con cerebros frescos, ideas ligeras y mucho seso en engorda. Tengo imágenes claras de una muchacha de falda escocesa, dos colitas y mochila llena de calcomanías infantiles. Nos comimos su cerebro entero, para después dejarla tirada. A los pocos


pasos ya nos seguía detrás con los brazos alzados, las colitas quebradas, escurriendo gotas de sangre fresca que se endurecían y opacaban poco a poco. Mi nombre es Valerio y soy un zombie. Soy Valerio el Zombie; elegí este nombre porque me parece ambiguo, femenino y masculino a la vez; y honestamente, un zombie no necesita distinción de sexo. Se es un zombie por destino, azar o recompensa –aunque lo duden–, así como se es chofer de taxi, maestro o estacionador de carros. No sé si me gusta ser más un zombie que un humano, pero ciertamente mis pesares y agobios son menores. Mi única preocupación es alimentarme de cerebros frescos. He llegado a distinguir consistencias y sabores que me permiten, valga la expresión, reconocer las maciza del pellejo

y la carnaza. Los cerebros pensantes –gracias a dios no son la regla– tienen un matiz agrio, un poco cítrico. Dejan un buqué penetrante y molesto para la mayoría de los zombies. Me gustan más los cerebros jóvenes, tiernos y apetitosos. No puedo decir que el limbo del zombie es mejor que la vida humana. Pero tampoco afirmo lo contrario. Los seres humanos –no echo de menos mi antigua naturaleza– tienen demasiadas ocasiones para la infelicidad. En nuestro caso, todo se resume a la afortunada ecuación del canibalismo zombie. Si hay qué comer, si hay alguna víctima para infectar, satisfaces tu instinto y asunto terminado. Los hombres, según mi antigua experiencia, tienen que elegir entre mil posibilidades para satisfacer sus deseos. El amor, según recuerdo, es uno de ellos. Sé que la tarde que


abandoné mi forma humana quería comprar una película pirata como consuelo a una de esas pasiones ligadas al afecto y la necesidad de otra persona. Los zombies no padecemos de esto. Y eso a ustedes, hombres, debería alentarlos para intentar otra forma de existencia; lo digo por ustedes que lo padecen, porque a mí en lo particular y a todos mis colegas a estas alturas nos importa un puñetero cacahuate. Una mordida inesperada detrás de la oreja, mientras pagaba 10 pesos por una película pirata, me hizo despertar a esta nueva realidad. Agradezco a Magnolia la Zombie; ella fue quien me dio el zarpazo fatal que me mudó esa tarde, y en recompensa pudo comerse casi todo mi cerebro, dejando sólo lo esencial para no perder la locomoción, dos o tres pensamientos –ligados siempre al hambre y la temeridad–, y esta disfunción que me permite alinear palabras. Dejó incompleto su trabajo, pero más tarde le pediré que acabe con mi cerebro, para pasar a una mejor forma de existencia. El olvido total es la verdadera vida. Porque nada es la

vida a la vuelta de los siglos (me extrañan un poco estos pensamientos míos; debí ser estudiante de filosofía o algo parecido en mi antigua vida. Seguro no pasé de Jean Paul Sartre, por eso mal entiendo todo). Este lugar oscuro y húmedo desde el que escribo –la conexión a Internet debe ser una red gratuita instalada por el Ayuntamiento– será mi refugio hasta el próximo año. Prefiero el silencio de esta gruta, los pocos insectos y organismos viscosos que tengo para paliar mi antojo. Mejor esto que esa otra forma de existencia incurable y antojadiza de mil modos. Somos felices porque no conocemos la felicidad ni la infelicidad. Sólo la alegría sencilla e inmediata de un cerebro jugoso. Queda de ustedes para la gloria, encumbramiento y dignidad del zombie, Valerio el Zombie.


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Txt: KY/Staff imgs: Tonatiuh Figueroa

Portafolio Tapalpa: Revelaciones naturales iZack Morales


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Pascale Mussard: la conciencia viva de Hermès

Txt: David Izazaga Imgs: El Palacio de Hierro

La heredera de la firma Hermès estuvo hace unas semanas en la ciudad, con motivo de la apertura de la primera tienda fuera de la Ciudad de México, KY platicó con ella sobre un interesante proyecto que vincula a la marca con artistas independientes: Petite H. Pascale Mussard Hermès entorna los ojos, me toma del brazo y me pregunta: ¿Sabes por qué desde niña tenía unas ganas y curiosidad tremenda por conocer Guadalajara? Su hablar es pausado, casi melódico; imposible perder detalle de sus recuerdos, pues tiene una habilidad tremenda para traerlos aquí, a la nueva tienda Hermès, que es donde nos encontramos. “Porque cuando estaba pequeña y volvía, en una ocasión, del colegio a la fábrica de mis familia, que estaba muy cerca, entré y vi a una señora que me llamó mucho la atención: era, de verdad para mi, la mujer más hermosa que había visto; me quedé viéndola, sus grandes ojos, su fuerte personalidad y ella entonces se acercó a mi y comenzó a preguntarme algunas cosas. Se me grabó mucho cuando me dijo

que ella venía de México, de un lugar llamado Guadalajara. ¿Sabes de quién te estoy hablando? Bueno, pues era María Félix. Desde entonces pienso en Guadalajara y es hasta hoy, muchos años después, que la conozco. Pascale estuvo en la ciudad hace unos días por la apertura de la tienda Hermès, en Guadalajara, en El Palacio de Hierro de Plaza Andares y tuvo tiempo para responderle a todo aquel que quisiera preguntar sobre la marca de la que es heredera; ella pertenece a la sexta generación de la familia fundadora de la marca. Amante de la ciencia y la tecnología, Pascale confiesa que, pese a la orden de sus padres de no rondar por la fábrica, cuando niña le encantaba mirar el trabajo de la gente que


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hacía los diferentes productos. “Me llamaba mucho la atención la delicadeza con la que se fabricaban las piezas”. Y es que, desde siempre, en Hermès ha importado por sobre todas las cosas, la belleza de las piezas y su utilidad. Técnicas, materiales y formas son los temas en los que Pascale ha puesto un acento a lo largo de los años. La tradición, la atemporalidad, el estilo, la integridad, el propósito, el rigor. Pero también lo contemporáneo, ligero, sorprendente, son algunas palabras que inspiran a Pascale en su trabajo a la hora de pensar en los diferentes productos que Hermes ofrece a sus clientes a lo ancho y largo del mundo; pero es la modernidad lo que al final ronda en su mente. El Proyecto Petit H Muy contenta, emocionada, Pascale habla de un proyecto que la tiene más que satisfecha y que, al explicarlo, logra transmitir esa sensación de pasión, por algo que no sólo tiene que ver con su trabajo, sino que la mueve: Petite H. Petite H. surgió a raíz de la inquietud por todos esos materiales que Hermès desperdiciaba, pues debido a sus muy estrictos niveles de calidad, si por ejemplo una pieza de cu-

ero no se encuentra al cien por ciento, no se utiliza para fabricar ninguna pieza. Es entonces que Pascale decide invitar a artistas, para que tomen esas piezas y las transformen, en ocasiones combinándolas con otros materiales, en otras haciendo piezas únicas, objetos de arte que han venido a caer muy bien, tanto en el mundo de la moda como entre los propios artistas que han sido invitados. Se trata de darle un nuevo valor a un material que no pudo ser utilizado, estamos hablando de sustentabilidad, de valor agregado, de interpretación del artista, de empleos y de muchas otras cosas. Podríamos decir que Pascale Mussard es algo así como la conciencia viva de Hermès, alguien que, luego de más de 170 años de historia familiar, de empresa exitosa, ha decidido no quedarse en sólo estar ahí, en continuar, sino en darle la vuelta a las cosas, ajustándose a los tiempos que vivimos. Otra vez: modernidad, sin perder los distintivos que han caracterizado a Hermès. “Vamos a ver qué podemos reinventar”, dice Pascale, mientras tomas sus lentes y comenta que por qué no pensar en una aplicación en cuero para alguna parte de la pieza.


Hermès ya está en la ciudad

Txt: David Izazaga Imgs: El Palacio de Hierro

Guadalajara es el segundo punto de venta, luego de la Ciudad de México, la tienda, que se encuentra dentro de El Palacio de Hierro de Plaza Andares, cuenta con los productos más exclusivos de la firma, los mismos que exhiben en París. Hermès está ya en Guadalajara. Desde hace unas semanas se abrió un punto de venta en El Palacio de Hierro de Plaza Andares. Hermès es una empresa parisina creada en 1837 y que hoy cuenta con 332 puntos de venta en todo el mundo. Este es, después del de la Ciudad de México, su segundo punto de venta en el país. México representa mucho para esta casa, pues fue el primer país de Latinoamérica en el que comenzó a venderse la marca.

¿Pero qué es lo que hace a Hermès diferente, por qué es una firma tan buscada por quienes conocen? Muy sencillo: los detalles de elaboración de los productos la vuelven exclusiva y exquisita, los diseños de la misma, el crecimiento, su proyección en el mundo, el liderazgo que tiene en las líneas de lujo, su visión a largo plazo, su interés por la sustentabilidad y, bueno, no hace falta más que pasearse por la tienda, para quedar enamorado lo mismo de una corbata, que de un reloj o un suéter.


Otra clave para entender el éxito y distinción de Hermès es que nunca cambian sus creaciones, son únicas y las que venden aquí en México son las mismas que venden en París. La mayoría de los productos que ofrecen a sus clientes son hechos en sus propias fábricas, en algunos casos trabajando la piel, en otros la porcelana, la tela; más que nada, en Hermès se trata de un grupo de artesanos creando piezas que, en muchos casos, durarán por cientos de años. Y es que en Hermès existe la garantía de por vida para sus productos, en el peor de los casos, pues son múltiples los casos que conocen de bolsos, por ejemplo, que han pasado de la abuela a la madre y luego a las nietas, en perfectas condiciones. La calidad es el máximo tesoro de la compañía. Gran parte de sus productos están hechos a mano, con los mejores

materiales del mercado y, por supuesto, la mejor mano de obra. Piezas que poseen calidad y creatividad. Actualmente Hermès tiene un aproximado de ocho mil trabajadores en su empresa. Es sabido en el mundo de la moda que Hermès no trabaja para lo inmediato y efímero, sino que su principal labor es ofrecer calidad y creatividad, cuidando y transmitiendo lo que durante varias generaciones la Casa Hermès ha atesorado como su máxima virtud: hay quienes compran un producto por la calidad y hay quienes lo hacen por estatus, en todo caso la pieza, siempre lo dicen, cobra realmente su sentido en las manos de cada cliente.



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Modelo: Viviana Bauldry . Peinado, Maquillaje, Styling y Fotografía : Milagro Clínico. Locación: Palm Desert CA 92260


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Chaleco café de vinil Milagro Clínico, Mini Short y medias H and M, Botines Jeffrey Cambell, camisa con cuello de olán vintage.



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Mini vestido cruzado con hombrera militar vintage intervenido (Milagro ClĂ­nico).



Bluz贸n TE AMO con Capa Milagro Cl铆nico.


Fotografía: Quentin Chamard-Bois Asistente de fotografía: Adriana Martínez Ropa: Maxtlii Modelo: Andrea Bonilla Maquillaje y Peinado: Angélica Alvarez







Víctor Hernández Juan Carlos Jiménez “Knito” Digital


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Cabeza de Caset Sirena Lupi Digital



Eva Cabrera El alacrรกn Digital


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