LA BANALIDAD INFINITA Por Moshé Rozén Desde Nir Itzjak Israel
La reciente Guerra en Gaza abrió el dique, apenas contenido en los últimos años, del reclamo racista: lemas como "destruir a Israel", "Hamas, Hamas, judíos a la cámara de gas"- evidenciaron la intensidad de la violencia xenófoba y racista que amenaza expandirse desde suburbios europeos. Pero también en cierta prensa latinoamericana repercuten los ecos de las consignas genocidas. Es ya de buen tono invertir los términos del conflicto: dibujar al islam radical, aquel que aboga abiertamente por borrar del mapa a Israel, como una variante anticapitalista y antiimperialista. Es, ahora, legítimo demonizar a Israel y aplaudir la agresión de la Yihad Islámica y el Hamas Una marea de artículos y declaraciones inundó a los medios: curiosamente, los autores no se expidieron sobre las masacres del Isis en Irak, las matanzas y secuestros de Boko Haram, las persecuciones desatadas por Al Qaeda, las amenazas belicistas de la República Islámica del Irán. Los cincuenta días del conflicto fueron, ciertamente, un período absolutamente atroz: los que vivimos en la frontera con Gaza, supimos del desastre y el horror, de víctimas israelies y palestinas, civiles y soldados, niños y ancianos, muertos y heridos en esta luctusa contienda. Pero, más allá de nuestro dolor –individual y colectivo- no hay paralelo entre la dimensión de estas hostilidades con las decenas y centenares de miles de ciudadanos asesinados en Siria. Pero Al Assad no gozó del generoso análisis periodístico deparado a Israel.
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El gatillo de Atilio En "Página 12" de Buenos Aires, el 29 de julio último, Atilio Borón, bajo el título "La barbarie infinita" califica a Israel de genocida, sostiene que "las escuelas enseñan a los niños israelíes a odiar a sus indeseables vecinos" y compara "las monstruosidades perpetradas en contra de los palestinos en Gaza" con los horrores padecidos bajo el nazismo. Borón recuerda, entre otros, a Abraham, Moisés, Jesucristo, Maimónides, Spinoza y Freud como parte de la tradición humanista judía, traicionada por Israel. Este modelo de crítica es un calco de otras numerosas notas que se siguen publicando en diarios argentinos y latinoamericanos: combina un paralelo entre Israel y la Alemania nazi, una absoluta omisión de las causas históricas, profundas, del conflicto mesooriental y del papel del islam radical y los intereses económicos que promueven el terror de Isis, Al Qaeda y Hamas. La alusión a las escuelas israelíes como propaladoras de mensajes genocidas carece de asidero pero sirve para obviar hechos que ni siquiera Hamas niega como el odio inculcado a los niños en sus programas de enseñanza básica. No es casual el olvido, en esos artículos, de los misiles disparados contra la zona en la que vivo: escuelas de Gaza fueron arsenales de guerra y plataformas de agresión contra nuestra zona. La reiterada mención del aporte de la civilización judía al acervo humanista universal, opera como pantalla protectora contra cualquier sospecha de antisemitismo.
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La demonización de Israel El molde de pensamiento de amplios sectores de la izquierda radical europea respecto de Israel tiene diversas fuentes de inspiración. La Yihad Islámica, Isis, Hamas, Al Qaeda, Hezbolla son percibidos en múltiples círculos de la esfera progresista como baluartes de resistencia popular antiimperialista. El esquema de visualización de las guerras revolucionarias en el Lejano Oriente en el siglo pasado es transportado para definir los conflictos del Cercano Oriente de nuestros días. En Londres, Madrid y París, manifestantes de agrupaciones que sostienen móviles ideológicos del tronco marxista –laico y pacifista- levantaron banderas de un islam belicoso y fundamentalista.
Los túneles construidos por Hamas para el ataque a poblaciones civiles israelies son vistos, entónces, como copia del sistema subterráneo diseñado por el Vietcong para oponerse a la invasor estadounidense durante la Ofensiva del Tet de 1968. Pero la Guerra Santa del islam integrista no es heredera de la consigna de Guevara ("crear dos, tres, muchos Vietnam"): la expansión islamista, el terror desplegado por Isis, las amenzas del Hamas y la Yihad de borrar del mapa a Israel son la antítesis de la idea socialista.
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Identificar a Israel con las políticas coloniales en la Indochina de los años sesenta o con las estrategias de la Alemania nazi es un absurdo que alimenta las ambiciones expansionistas de los focos militares islámicos: Isis y Hamas, Hezbolla y Al Qaeda, no ocultan que su deseo de exterminio no se circunscribe al país de los judíos: es una guerra contra los herejes, paganos y renegados del mundo todo. Sábado, 20 de septiembre de 2014
El autor reside en Nir-Itzjak, en la frontera de Israel con la Franja de Gaza.
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