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Calma
• Poemas de Sergio Terenzi •
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(...) Quizás muchos, muchísimos perezcamos; pero es necesario para que todo este cruel invento termine. A nuestro favor tenemos que somos aliados del cielo y la tierra, de la naturaleza. Dios no existe, existe lo desconocido. Nuestro triunfo podrá ser lento, mas será implacable, inaplazable. Los guerreros estamos de pie, declarando nuestro amor.
A Sergio lo mató la Policia Federal Argentina; lo fusilaron en el piso en el crudo invierno del ‘96.
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El principio común El llanto de las nubes me conmueve los zapatitos blancos se te embarran él se lleva la botella de la mesa ella lleva la olla al morir nadie se lleva nada antes de Dios antes de Kant antes de los monos de Darwin antes de los elefantes los mamuts, los dinosaurios o los peces antes de cualquier masa de gases antes de las amebas, los trilobites o el A.D.N. Antes de los pigmeos o los patagones antes de cualquier proximidad antes del universo y los planetas antes de todo antes del humo que cubre el cielo antes del fuego y la tormenta antes de esta ingenuidad antes de los colores blanco y negro antes del gruñido, los pelos enmarañados antes de la arena y el aire antes del comienzo antes de cualquier explicación de cualquier intento. La nada.
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Tonino El que con su amor iba contra los caballos topaba encaraba enfrentaba se metía en el entrevero se caía bajo las patas les agarraba las manos les mordía los cascos así les quebró las yuntas los tumbó toda la infantería toda la caballería todos los montados le pasaron por encima y él se reía ya sin dientes salíendole sangre dando carcajadas descaradas que eran la peor venganza ni aún los tiros o los sablazos lo mataron cuando estaba irreconocible lo reconocimos y ahora estando como desaparecido se nos enquistó en la memoria.
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La historia de un Aviador Bajé en varias aldeas caminé le sonreí a la gente entré en los bares festejamos y hablamos de la aldea de ellos y de otras aldeas y volví a irme solo.
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Si pudiera conmoverte Por la luz de los peces abisales, dejá de ser ciego. En el fondo de una fosa marina de 11.000 mts de profundidad donde vos y yo lloramos lágrimas de sal que inundarán el universo del comercio que secarán los pozos de petróleo del mundo árabe nada con esto no quiero decir nada sólo que dejes de ser ciego.
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Desde antes de otras naves La cara de un guatemalteco inseparable continuo su hilo rojo se teje y desteje un guatemalteco mi corazón la cara la geografía mapificada un papel la geografía táctil la piel contra la piedra la cara de un guatemalteco la guerra infinita en la selva del no me matarás un territorio prohibido, una tierra libre y la insistencia del napalm queriendo quemar este sueño más ya sabemos la inexistencia de uno provoca la fulminante inexistencia del otro entonces no insistas la cara de una guatemalteca la cara de los hijos de los guatemaltecos.
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Por Latinoamérica ¿Qué vientos los llevaron? ¿Hasta qué lugares fué arrastrado? El polvo de los huesos de mis desconocidos antepasados sin nombre sin cultura oral sin secretos generacionalmente trasmitidos caídos en esta depresión sin otra tradición somos cualquiera somos perros vagabundos “más vivos que muertos más torcidos que ciertos” defendiendo algunos proporcionalemente el haber nacido latinoamericanos más sin duda si fuese el que soy si hubiese nacido en el tiempo en el que dos bandos se encontraban en batalla confrontando cuerpo a cuerpo a pesar de las sangres mezcladas que llevo estaba del lado de los indios gritando sus gritos andando contra conquistadores y conquistas.
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La lechucita, el colibrí, el otro y su amiga. La lechucita Mientras el martillo neumático traquetea una mujer le pone una vela a su santo millones de hormigas de personas de huevos de huesos kilos de carne ruedas de caucho un hacha confundida golpea una caña de metal mellada aturdida convence a su manipulador de que es una bestia calaveras revestidas de carne hablan y hablan cuando será el día que ensartes el cuchillo en alguna barriga tanta responsabilidad por un nacimiento como por una muerte el flaco raquítico dijo sus verdades. El colibrí Mencionar los interminables campos de maíz la noche sucede al día y el día sucede a la noche el sol y la luna persisten como dioses insuplantables lo negro hace lo blanco y lo blanco hace lo negro la presencia de los muertos y la ausencia de los vivos la desolación de lo que fue cortado y quebrado la irresponsabilidad de los irresponsables. El otro No hay manera de escapar a la eternidad el miedo de abandonar este cuerpo todos son conscientes de lo que está sucediendo simplemente tomar diferentes posiciones la ambivalencia de las cosas según de qué lados se las mire nada es objetivo todo es subjetivo nada es absoluto todo es relativo 12
la certeza de asuntos obvios la contradicción que nos reina la cultura occidental impuso estos principios nosotros queremos azul celeste y otros que nos cueste asumir el látigo asumir la libertad buscar y encontrar el infierno en vez del cielo las costumbres inquebrantables las dificultades los vicios la disciplina y lo abandonable consumirse en medio de este consumo en cualquier parte las botellitas y el que no toma es porque ya se fue entonces la silueta de un hombre violeta morado contemplando un paisaje amarillo de trigo la muerte de Pablo Pasolini los mensajes malditos los símbolos atemporales. Su amiga Las incógnitas dejadas a un entendimiento futuro la oreja de Vincent la que quedó un camión lleno de chanchos llevados al matadero en la calle dos otarios enamorados cuando las ciudades caigan la tierra volverá a tomar cuenta los verde atravesando el cemento siempre la vida resurgiendo. 13
La calma, la desesperación, el hambre y la traición. Aprendí, aprenderé a estructurar mi calma soy un jaguar jadeando el sol a la sombra si este árbol ardiera mi vida será un incendio. Saltando invisible entre los pajonales daré un rodeo hasta cercarlos voy a sorprender la espalda de los que matan por la espalda.
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Casi sin moverme Espero a mi enemigo para poder matar estoy acá en mi refugio cavé trincheras en la cúpula celeste estoy quieto aceité mi fusil estoy en el Norte pensando en el Sur de día las personas son buenas de noche crueles estoy quieto pensando mi destierro en el desierto me acompañan algunos insectos hace unos días empecé a tallar un pedacito de madera qué no daría ahora por ser un Olmeca puliendo una escultura de jade dibujando jaguares dedicando horas y días a perpetuar una raza de gente pequeña más no estoy en Méjico ni corre viento y la máquina del tiempo es un invento imaginario que el desamparo desbarata hace frío ahora no puedo cerrar los ojos y me siento el animal asustado de la fiebre de ustedes de la fiebre de los otros.
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Escondido bajo el techo Poder irme dejar el cuerpo abandonar el mundo de los imperios una garza cruza rĂo de Janeiro bajo la lluvia bajo la lluvia estuve quieto acostumbrados a mojarse los pĂĄjaros vuelan.
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La cosecha Los cuerpos transpirados bajo los sombreros de tela las mujeres levantan sus delantales haciendo canastas de papa la horquilla retiene el suelo los pies pisan y trasladan la azada de los surcos los perros olisqueando de vez en cuando alguno gira la cabeza y hace un comentario abriendo paso a la risa.
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Viento, viento Una vez más el Sur la nieve los túrbales el deshielo una vez más el Sur el pecho pardo de los caballos la isla del loco San Julián los chillidos las crías de los cormoranes los pingüinos anidando glaciares gigantescos los ríos corriendo limpitos bañándonos desnudos en el agua fría con el peruano una vez más el Sur soledades un buey pesado leyendas los lagos de la cordillera nunca más nadie verá al Indio Vera gigante tehuelche siempre en cuclillas o andando delante de su caballo una vez más el Sur el mayor profundo respeto el comedero escalar piedras sobrevoladas por cóndores
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una vez más el Sur población de Los Antiguos los paisanos bota de vino chorreando por la boca encontrarlo a Juan después de tantos kilómetros y a Nora antes de tanto amor navidad borracha fumamos nuestra marihuana con Guillermo el brasilero bonito una vez más el Sur poner a prueba la resistencia una historia roja y negra los remolinos sobre el suelo que fue fondo del mar volveremos una vez más el Sur embocar el estrecho.
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Para carolina Carolina Castro Inique mujer tejedora mapuche pone belloncitos al sol entre el Sur y el cielo la esquila, las ovejas la tierra pone belloncitos al sol entre el hachero y la le単a su marido los brazos el amor la cama.
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Un guanaco parado resopla desafiando el aire
Desde el rincón donde supe en otro tiempo haber recibido un lanzazo en medio del tronco me vi doblarme en U para recibir el alambrazo. Caminando entre piedras estuve en un agujero oscuro tomé incontables formas diferentes alternando ya animales fantásticos ya reales y sabía que al caminar no me verían. El peligroso sonido del caminar no visto. La Pachamama convertida en guanaco el guanaco corre montaña a cima se para, mira para atrás y resopla velóz pisa sobre cualquier destino burlando la realidad.
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A respetar, el enemigo Maya el sueño Quiché la lengua Chiapas la esperanza Méjico la historia Guatemala el pueblo Marcos el poeta el tejido los colores negros los ojos la necesidad una costumbre sufrir otra la prisión un desenlace morir una consecuencia el Zapatismo la alternativa tierra y libertad la consigna Magón la memoria su disparo no paró los hijos de la tierra no quieren invasores insurgencia la respuesta los rebeldes herederos de la raza Olmeca se entrenan con palitos la infinita resistencia es vivir la pobreza una comunión los poderosos un engaño su armazón una debilidad la lucha un alivio castellanos fue en vano
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a pesar de todos los ladinos la peste blanca y sus tantos años la decisión persiste las mujeres la fuerza los niños la alegría los fusiles el fuego los pañuelos el desvelo la selva el recelo el silencio un grito Lacandona el misterio animal que protege. El cariño una tradición arraigo que no se desprende luz en la sombra. A cuidarse el enemigo que solo desde ese antiguo lugar podía salir la piedra basamento que se extiende desconquistando este terreno llamado nuestra amada América y si es preciso en el futuro el nombre se lo cambiamos.
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La peregrinación de los comunes Contener este desboramiento un tigre dormido anestesiado por el tiempo por la época que le tocó vivir cruzó el puente que une la noche con el día pasar a la otra mitad del ying y yang continuar caminando se cierra el cielo, se abre el camino dos campanazos, al final arrojarse y que el sólo poder de tu piel lo haga a uno desaparecer.
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Confesión Bajo el Quijote de la Mancha bajo el caballo bajo sus manos alzadas desafiando el tránsito de Buenos Aires ahí con los ojos hechos verdes de amor acariciamos palabras suaves limpíandonos de brumas observa los objetos sobre la mesa Diego diciéndome; la vida de estos chicos vale más que el palo que le podamos dar a cualquiera de esos hijos de puta. Beto en la cama a media luz con su cara increíble con gestos ondulantes dice casi recitando. Después de eso la vida se marchitó soy un sobreviviente me preparo para morir que no es lo mismo que estar preparado quiero vivir más cosas hechos más importantes.
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Acuerdos comunes sobre el apocalipsis Escepticismo cáscaras de maní en el piso el puente Avellaneda la niña de once años con los pechitos despuntando el viejo Braulio la calle de los travestis los hijos de la noche y la desesperación el día la huerta llena de verduras lograr vivir de lo que se quiere una puerta verde o de cualquier otro color despúes lo arbitrario las maestras los elefantes lo morboso el crimen lo retorcido del deseo la acumulación de historias infructuosas lo no dicho el sedimento la lamparita quemada la planta de marihuana el espejo roto tomar medidas de lo exagerado
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después la pureza del alma tomar un baño de agua fresca lavarse los dientes la garganta el olor del aliento estar sin un amor ella y su amiga la lluvia que cayó imágenes en el aire el producto mental los sentimientos que esto genera amarrar las cosas vivir reprimidos despúes una constante inconformidad una naranja con un mapamundi dibujado un papelito que diseña las corrientes de aire caliente entre los edificios luego la repetición de un tren por el espacio morir con un alarido de la misma manera indolente como todos los días continuara la casi vida la casa no para por duelo ni la fábrica cierra por vacaciones.
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Un guerrero moderno Las manos de madera de la tierra ¿Adonde van tantos aviones? El sonido corre como un perrito atrás de la luz la tristeza tomó conta de nois dijo Seu Duillo un montón de huesos escupiendo contra el frío ¿Qué me está pasando? Estoy sufriendo por vos doy una vuelta entera manejar este descontrol querido sol de enero los melones las sandías tirarse con los amigos a conversar un yacaré en el agua un colibrí en el aire sos tan bonita se hace de noche rompo otra lámpara una gota de lluvia en el alambre de púa la laguna la cerca las calabazas los africanos un lagarto y una rosa justo donde el león muerde a la leona va por mí en el futuro ver los niños crecer junto con las plantas y los animales recogerse en la rama de un árbol cuando el viento recorra los valles los pies descalzos la flor del paraíso los monitos chupando mango rendirle culto al día pues cuando oscurece los bacuraos cantan locos por la luna. 28
Los Hábitos Es tarde y no perdí la costumbre aun viendo gente con sus bufandas sus barbas cavando fosas llevando niños dirigiendo gritando comerciando empuñando es tarde y aún viendo a toda esa gente no perdí la costumbre.
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¿Dónde? ¿Dónde andan los pájaros muertos? En la tierra dónde quedaron sus huesitos amarillando el viento, no nos saben contestar. ¿Dónde se fueron los silvos? Sus trinos que el viento llevó otras gargantas cantaron sus cantos, gorjearon todo el día del amanecer a la caída del sol, y aún así, por la noche esparcidos cual semilla que no mueren, que nunca consiguieron matar, se puede oír como revientan en sordo grito los pájaros muertos. Se puede oler su perfume a tierra, a cielo, a nube o llanto. La muerte no consigue llevar a los muertos cuando no son suyos. Cuando alguienes quisieron adueñarse de la vida, los vivos quedaron con los cuerpos pero no son el viento. Quedó el grito del canto, y en él no cabe el olvido ni el recuerdo melancólico de la efímera despedida.
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Hoy insistimos en vida, porque el grito continúa por otros cuerpos, por otros nidos. por tantos vuelos, vientos, soles, noches, días. Y hoy insisten quienes consisten, eternamente, desnudos de cuerpo, distanciados de la usura y la mentira, no aferrados ni a sí mismos. Porque el canto no admite dueños porque nadie acalló al viento, que continúa, y continúa, no pudiendo el asesino vestir la muerte vencer la vida. Urubú Fuga.
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“Mientras ellos roban a lo grande nosotros vamos a las cárceles por nada morimos por nada absolutamente nada por un inmundo gatillo fácil planificado. Estamos cansados, maldita sea la condición humana. Tenemos hambre de alegría, de dignidad; tenemos hambre de pasión, de justicia, de amor, de armonía, de libertad…¡tenemos hambre!” :: Todos los poemas han sido extraídos de “La calma, la desesperación, el hambre y la traición” Ediciones Abismos 2012 abismosediciones@hotmail. com y del fanzine “Urubu” de La Turba Ediciones la-turba@hotmail.com :: Este material es de libre difusión, consúltenos a nuberojaeditorial@gmail. com y con gusto enviaremos los archivos originales para imprimir, o cualquier otro material que tengamos sobre la vida y obra de Sergio Urubú Terenzi. Atendemos también a cualquier crítica, corrección y aporte que nos puedas dar. Gracias a los amigos de la vida que colaboraron en la realización de este fanzine. Esta publicación está hecha con amor.
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• Poemas de Sergio Terenzi • Edición nº1 Septiembre 2014 Nube Roja Editorial 32
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