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Qué podemos encontrar

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Cómo conservamos

Cómo conservamos

Las plantas que conforman las colecciones del BG-CICY tienen como primordial intención reunir especies que son recurso alimentario en la región Península de Yucatán. Muchas son características de la flora yucateca que han aportado y siguen aportando alimento en la región desde tiempos prehispánicos. Se pretende también, conservar una adecuada diversidad genética para cada especie, por lo que conservamos múltiples ejemplares, simulando a una población que mantenga el intercambio de genes a través de la polinización. Muchas de las especies que conforman esta colección, han sido objeto de diversos estudios, por lo que las plantas que tenemos son oportunidad de continuar avanzando en investigaciones multidisciplinarias.

La colección establecida en el Parque Científico en el año 2012, cuenta actualmente con senderos por donde los visitantes pueden transitar. Las plantas que podrán encontrar son principalmente frutales nativos como el Chooch, Kanisté, Sak-paj, Guayas, Mamey y Anona dulce, entre otros. La mayoría de los árboles son muy jóvenes, por lo que su madurez reproductiva inició el año 2017, con lo que aportarán frutos y semillas.

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En esta colección el 96 % son especies nativas, es decir, son características de las selvas de esta Península, aunque en muchos casos su distribución natural se extiende a otras partes del trópico mexicano. Cabe resaltar el caso del Pochote (Ceiba schottii) de la que se come la raíz, está considerada como Endémica de la región biogeográfica Península de Yucatán, por lo que es doblemente importante su conservación. Un caso similar tenemos con la muy apreciada Chaya (Cnidoscolus aconitifolius), que es ampliamente cultivada; pero también contamos con la Chaya brava (Cnidoscolus souzae), una especie Endémica emparentada; ambas chayas conforman un dueto de Recursos Fitogenéticos, en el sentido más amplio. Otro caso para resaltar es el Ciruelillo (Ziziphus mauritiana), una especie procedente del sureste de Asia e introducida a América en algún momento de la historia, que ha podido adaptarse y reproducirse moderadamente en selvas de México, por lo que se considera Naturalizada.

Las plantas nativas con valor en la alimentación se comen directamente frescas o bien, en platillos de la gastronomía local, tanto tradicional como moderna. Pocas de estas especies se cultivan por su valor comercial o bien por su valor cultural. Sin embargo, la mayoría de ellas, aunque tengan demanda, no se encuentran en un programa de cultivo recurrente, por lo que tampoco se encuentran adecuadamente valoradas en el mercado formal.

Es innegable la aportación a la disponibilidad de alimentos, a la economía local y a la salud de la población en el medio rural. Como ejemplo citaremos al Abal (ciruela amarillo o jobo), Aguacate local, Caimito, Kanisté, Saramuyo, Nance, entre mucho otros.

Con respecto al valor nutricional podemos mencionar que, de manera general, los frutales aportan principalmente vitaminas y minerales. Sin embargo faltan muchos estudios para poder concentrar el conocimiento requerido para promover tanto la producción sostenida como el consumo responsable.

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