Alebrije 0002

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Suplemento de Literatura y Cultura Popular

No.2

“Los sueños de la razón producen monstruos” Goya


O

¿Realidad o farsa? Todos estamos al filo de la butaca, lunes con lunes,esperandoquenuestroshombres se vuelvan ídolos, inmortalizando atletas y desgarrando gargantas.

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rimas letales. Con la tercera caída, una mano sube como la vencedora de esta gran noche. En ese instante muchos comienzan a salir rápidamente para no ser atrapados por el caos que se genera en la salida. Algunos ni siquiera esperan a que termine la tercera caída, salen antes para no sufrir los apachurrones; otros se esperan a que los luchadores den su último show. Aún cuando las luces del recinto se han encendido y marcan el final de la batalla, el luchador anuncia: “¡No se vayan que esto aún no termina, todavía no acabo de partirle su madre!” Los gladiadores continúan dándose hasta con las butacas, y es literal: entre puñetazos, sillazos, roturas de máscara, se comienzan a despedir de su público y entran a los vestidores aún con golpes y furia. ¡La lucha terminó!, el público comienza a salir, otros se reúnen alrededor del ring para poder tomarse la foto, darle palabras de aliento a su predilecto y ofender al rival. Entre empujones y gritos se busca conseguir no sólo la foto, sino también el autógrafo o, ya de perdida, tocar al gladiador, ver y sentir si es de verdad. Es entonces cuando empiezan a apagar las luces, los elementos de seguridad indican la salida a los espectadores, los vendedores se retiran del local, el promotor despide a los luchadores e inician el cierre de las cuentas del día. Afuera está el agosto de la venta en comida y souvenirs. Los últimos “colados” salen del recinto por órdenes de los elementos de seguridad. En los pasillos y la calle se comenta la gran velada. Algunos esperan a los luchadores en la salida o en el estacionamiento para aprovechar los segundos finales en que los verán y podrán convivir un poco con ellos, disfrutarlos y decirles “estás bien guapo”, “estás bien rico”, “te amo”, “muy bien”. Algunos fans los invitan a cenar a sus casas y, ya después de una larga espera y de las reacciones positivas y negativas de los luchadores en base a un autógrafos, fotos o invitaciones, ¡a quitarnos las máscaras!, tanto fanáticos como luchadores. Sin darse cuenta ya es martes. El día tuvo un gran final. A casa, a dormir.

Jean n Pin tia Cris

merado. Las que van al baño, las que pasan por el ring para ir a su lugar, las que a cada rato se pasean para llamar la atención de los gladiadores, son presa de los ojos de todos los caballeros de ring general y de balcones. Entre “fiu, fiu” se les va la boca por las damas, gritan “suegro”, “socio”; y cuando las mujeres van escotadas se escucha un “chichis, chi-chis”. Ante la falta de edecanes en la Puebla, las espectadoras pasan a ser parte del show, sin importar que la esposa o novia este al lado del gritón/chiflón. Todos en ese instante ponen los ojos, el aire y la voz en la chava que está pasando junto al ring. Con tanta adrenalina, toda esta agitación, energía y emoción tiene que ir siempre acompañada. Desde que la arena se abre, y principalmente a la hora de la función, se ve entre el público un buen convivio, con el refresco familiar o una chela, una cemita, unos camaroncitos, unas botanitas, palomitas, cueritos, pescadito frito, papas y, ya para el final, un dulcecito de postre, ya sea una cremita, una gelatina en forma de mascarita, un globo de azúcar o la variedad de chicles, chocolates y dulces que adentro se venden. Los ánimos están calientes. Conforme van pasando las luchas éstos se incrementan y los luchadores mantienen a su público al filo de la butaca. A veces la sangre corre y “los silencios valen más que mil palabras”. —¿Se lastimó? —¡Lo sacaron en camilla! —¡No mames! ¿Viste el mortal? Y la arena queda en silencio. Todos sienten el dolor ajeno, las caras de asombro y sorpresa no se hacen esperar y es ahí en ese momento donde todo se vuelve parte de lo mismo, del dolor de los gladiadores. La catarsis es total y colectiva. Así vemos pasar la primera lucha, conformada por los elementos locales, principalmente novatos; la segunda, donde los locales con mayor experiencia se presentan; la tercera lucha, donde la arena ya se encuentra a su máxima capacidad y los elementos locales demuestran que están a la par de los nacionales, donde el público se prende cada vez más. Para la cuarta, todo mundo está esperando a que comiencen a salir sus estrellas del momento, los espectadores de ring numerado corren a las salida de los rudos y técnicos para poderlos ver más de cerca y tomarse la foto, abarrotan los pasillos esperando ver pasar a su ídolo que, con sólo subir al ring, provoca los gritos de apoyo de la gente, cada vez con mayor fuerza. Pero así como los apoyan más, la gente les exige el cien por ciento, aunque la realidad —según muchos— es que dan menos que los locales. Para la quinta lucha, la gente espera un buen cierre de función. Empiezan los chiflidos para apurar la salida de los gladiadores y, una vez que éstos aparecen, los gritos no se hacen esperar. Es aquí donde todos los asistentes saben que todo inicio tiene un final. Antes de que la función termine, hay que disfrutar los últimos momentos, sacar el estrés y demostrar el manejo lingüístico con

y eda

Los ya institucionalizados lunes de lucha en la Arena Puebla congregan a un sinnúmero de gente que convierte a la esquina de la 13 oriente y 4 sur en un lugar temporal de fiesta. Antes de entrar al recinto, se siente y vive la algarabía, el olor a cemitas, el colorido de las máscaras, los cuadriláteros y muñecos de plástico, la venta de todo tipo de artículos luchísticos: “lleve su ring, luchadores, máscaras, ¿quieres boletos de ring numerado, güerita o joven?” Todo nos hace recordar que… ¡hoy es lunes! Sí, ¡lunes de lucha! Minutos antes de las nueve de la noche, los chiflidos no se hacen esperar. El público está ansioso de que comience la función. Se apagan las luces de los pasillos y se prende la plancha de operaciones (el ring). Y ahora sí: ¡¡¡Lucharaaaaaan de dos a tres caídaaaaaaas sin límite de tiempooooo!!! En esta esquina, “¡los rudos, los rudos, los rudos!” En la otra los técnicos, buenos o científicos. Todos entran entre chiflidos, ovaciones, abucheos y gritos. Al subir, el anunciador los presenta. Se escucha un pitido anunciando que, ya revisados por el referí y marcadas las reglas, ahora sí: ¡a darse con todo!, sin indulto, sin empate y sin piedad mientras el público apoya a su favorito, mentando madres contra su oponente o alabando a su predilecto. Se ponen la máscara del ídolo, inventan nuevas rimas y frases con groserías, componen apodos y gritan al unísono. Es en ese lapso de casi tres horas divididas en cinco luchas (primera lucha, segunda lucha, tercera lucha, semifinal y estelar) de tres caídas cada una, donde por un momento todos se convierten en una extensión más de lo que acontece en el encordado de seis por seis. Los fanáticos defienden a sus héroes, tanto del oponente como de los apasionados contrincantes. Las porras se gritan entre sí: desde la zona de balcones les gritan a los “mamadores” de ring numerado, les avientan cosas “por fresas”. Éstos sólo pueden mentar madres, ya que se encuentran en la parte baja, junto al ring. Los de ring general pasan desapercibidos: el medio no es visto, por lo que aprovechan para mentar madres a los dos extremos: a unos por “mamadores” y a otros por “jodidos”. Mientras todos buscan defender su estatus en la arena, así como a sus representantes, mediante la descalificación de sus oponentes, no dejan pasar detalle de lo que acontece en el encordado y en su alrededor: que si ya se fueron a pegar a las láminas, que si ya se metieron a golpes al vestidor, así como los lances mortales, los golpes ilegales. Nada se escapa del ojo critico del público, nada dejan sin juzgar y piden un buen desempeño de los gladiadores: “¡Queremos luchas, NO mamadas, queremos luchas, no ma-ma-das!” “Cabrón deja de enseñar el culo y ponte a trabajar.” Entre todo este caos y los buenos ojos del público, nunca pueden faltar los chiflidos de halago a las mujeres de ring nu-

Alejandra Carolina Santamaría Llerandi

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rig Supe


Foto: Alejandra Santamaría

Cristian Pineda y Jean Sebastian

Lucha acuática

Místico y fan

Alejandr a Carolin a Santam aría Ller andi La Lucha Libre, en la actualidad, es al mismo tiempo un deporte y un espectáculo único en su género, donde el deportista interactúa con el público, al grado de cumplir las demandas que esté le grita desde su asiento. Deporte, porque se requiere de varios años de entrenamiento para poder lograr la condición física necesaria para esta práctica, que incluye el aprendizaje y perfeccionamiento de las diferentes técnicas de lucha: la olímpica, grecorromana y libre, cuyo objetivo principal es dominar al rival mediante el uso de castigos y amarres corporales, comúnmente conocidos como llaveos y contrallaveos. Se dice espectáculo porque el encordado se vuelve un escaparate, en el que cada luchador busca mostrar sus destrezas y habilidades, así como conseguir la aceptación de los demás, intentando captar la atención del público para hacerlo sentir el dolor, el coraje, la superioridad ante el rival. Buscan que la gente vibre con ellos,

que odien a su oponente, guiando al espectador hasta la catarsis que genera una violencia ajena. El objetivo no sólo es ganar el combate haciendo caer al adversario mediante el llamado “espaldas planas”, donde mantienen al oponente con los dos hombros fijos sobre el tapiz durante la cuenta de tres segundos, o hacerlo rendirse mediante algún castigo a las extremidades o cuello. El luchador también sube a ganar un lugar en la historia del pancracio, en el colectivo popular, en el público aficionado. Se busca ser ídolo, ser amado o abucheado, conseguir que su nombre sea coreado más de una vez. Eso es la lucha libre actual, un semillero de ídolos, de técnica aérea, de hombres de verdad, deportistas de todos los días que cubren todo el territorio Nacional.

la lucha libre, junto con la olímpica), dondenosepuedenutilizaractivamente las piernas ni atacar las del rival— las piernas, al igual que los brazos, son un elemento más de ataque y contraataque; es decir, no hay restricciones en el uso de las extremidades. De hecho es aquí donde el luchador experimenta, crea nuevos castigos y eso es lo que le ha dado su valor como deporte a la lucha libre, que antiguamente se realizaba a ras de lona y ahora en modo aéreo. Se muestran los diferentes castigos que se pueden ejercer con los brazos y las piernas, ya sea sobre el enlonado o en algún vuelo espectacular donde prensan al oponente para concluir con su castigo en la lona. Como en todo deporte, existen reglas. En este caso están dadas por la Comisión Nacional de Box y Lucha, además de las comisiones respecti¿Libre? El término “libre” de la lucha se refiere vas de cada estado, donde se marcan a que —a diferencia de la lucha greco- las penalizaciones a los golpes bajos, rromana1 (que es uno de los pilares de golpes a puño cerrado y castigos que con el tiempo se han vuelto prohibi-

dos por el grado de riesgo que poseen, como el Martinete o el Martillo Negro, ya que al poner de cabeza al oponente y estrellarlo contra la lona se crean severos daños al cuello y las vértebras de los gladiadores, pudiéndoles causar incluso la muerte. Pero el término “libre” trasciende al espectáculo, donde se da la apertura de usar vestimentas y máscaras únicas, diferentes, llamativas; de transgredir cánones, de usar tatuajes, pinturas en el cuerpo, en la cara; de adquirir posturas, gestos, lenguaje particular; de ser lo “exótico”, lo que abajo del ring no se es. Esa libertad lo convierte en el único deporte donde el público tiene una plena participación respecto a lo que acontece en el encordado de 6 por 62 logrando así tener al público cautivado por el catch3 cautivado por el catch4 El ring también es conocido como: Encordado, Encordado de 6x6, enlonado, lona. La lucha Libre dentro del medio es conocida como: el Deporte del Catch, el Pancracio, el Deporte del Coztalazo, Doña Lucha.


Alejandra Carolina Santamaría Llerandi

—¿Cómo te imaginabas de grande; cuando eras niño, qué querías ser? —No sé. Fíjate que no era tanto por el deporte. Simplemente dejaba las cosas correr. A veces, de niño, pues quería ser policía, quería ser cualquier otra profesión. Ahora te das cuenta que un policía no es tan respetado aquí en México como en otro lugares, pero en un tiempo quería ser policía. Quería ser comerciante. No sé. Se me ocurrían miles de cosas, pero pues en mi infancia no me preocupaba mucho por eso. —¿Acompañabas a tu papá? —En realidad siempre, desde que vivíamos aquí en México, siempre hubo eso: convivíamos mucho con luchadores, mi papá los invitaba a la casa o íbamos a la casa de otros luchadores… Sí, lo acompañábamos a los lugares donde iba a trabajar. A veces, cuando iba a provincia, lo acompañábamos también.

Foto: Alejandra Santamaría

C

on 3.150 kilogramos y 52 centímetros de estatura, un martes 31 de julio de 1984 nace en el Distrito Federal uno de los rudos con mayor tradición familiar dentro de la lucha libre: El Texano Jr. A 24 años de su nacimiento y a 10 de su debut como luchador profesional, es para mí un verdadero honor poder compartir con ustedes lectores una entrevista donde, de viva voz, el Texano Jr. cuenta cómo ha sido su vida en el deporte del Pancracio. Actualmente es uno de los elementos más importantes del CMLL, quien se encuentra integrando el grupo de Los Hijos del Averno. Y quien día a día vive una frase muy conocida por todos en el medio del catch “la lucha libre es la mujer más celosa que puede haber”. Nos dice: “Tienen razón. A la lucha libre no puedes combinarla, o sea: voy a ser licenciado y a la vez luchador. No se puede, porque la lucha libre es un trabajo que no tiene horario. Si te quieres dedicar 100% a la lucha, no puedes dedicarte a otra cosa, porque es un trabajo que absorbe todo tu tiempo.” Así damos inicio a una vida llena triunfos, esfuerzos y mucho trabajo.

Familia aficionada

—¿En que momento decides entrar en este medio? —Yo comencé dentro de la lucha libre muy joven, pero decidí ser luchador ya grande. O sea, no es como la preparación de mi hermano, que desde chiquito ya traía eso en la sangre: siempre jugando con luchadores, viendo revistas y viendo videos de lucha, nada más. Yo no. Es más, ni siquiera quería ser luchador. Yo quería tomar otra profesión, estudiar, no sé… De repente, una vez, acompañé a uno de mis primos a un entrenamiento y me gustó. De ahí me nació el amor y se fueron dando las cosas. Primero empecé a entrenar, después quien nos entrenaba era mi tío, el hermano de mi papá. Él me dijo un día: “si sigues avanzando como hasta ahorita, hay posibilidades de que yo, en poco tiempo, te debute como luchador profesional”. Eso me gustó mucho y fue por lo que yo seguí ese camino. —¿Con qué nombre debutaste? —Comencé en el 1999 con el nombre de Billy the Kid. Estuve como un año en Guadalajara, luchando con ese nombre. Luego me cambié el nombre a Kempo Kid, que fue con el que estuve con Triple

El Columnista Director Mario Alberto Mejía

A aproximadamente dos, tres años. Perdí la máscara con ese nombre en Monterrey. Eso me dio la oportunidad de cambiarme el nombre a El Texano Jr. —¿Por qué el Texano Jr? —Antes que nada, ya es por herencia familiar la lucha libre y aparte el nombre del Texano ya tenía unos cimientos, algo estructurado. Sí me ha costado trabajo: aquí dentro del CMLL no me valió tanto el nombre. —¿Al ocupar el nombre de tu padre, qué opinas de las comparaciones que normalmente se hacen en el medio? —Físicamente mi papá y yo no éramos tan iguales. Mi papá era un poquito mas bajito y más llenito. Yo soy un poco más alto, un poco más delgado, pero en cuestión de lucha libre dicen que nuestro estilo es muy parecido; o sea la forma de caminar, cómo nos paramos, algunas llaves que tomamos; o sea, por ese estilo sí dicen que somos muy parecidos. Me gusta mucho seguir el estilo que llevaba mi padre porque era un estilo bien plantado, bien fundado y me agrada, me agrada cómo era el Texano de los noventa, de los ochenta; trato de seguir esa misma línea.

—¿Cuándo iniciaste sentiste el peso que tiene el nombre de tu padre? —Sí, sí. Siempre va a haber algo de eso, como esa gran piedra sobre los hombros. Como te digo, es llevar el nombre de alguien que ya había hecho algo. No es como llegar y decir: “sabes que soy fulanito, voy a hacer algo de la lucha libre”. Si pasas o no a la historia, pues ya fue cuestión tuya. Pero aquí estamos hablando de algo ya formado; es más fácil llegar y echar a perder algo

que está bien hecho a convertirlo y transformarlo en algo mejor. —¿Has tenido lesiones fuertes? —De un tiempo para acá me lastimé una rodilla, la izquierda, y el codo izquierdo también. Además, ya se me salieron de su lugar las dos clavículas. Una vez se me salió un tobillo, tengo fracturada la nariz, bastantes laceraciones en la cabeza. Pues sí, sí he tenido bastantes lastimaduras. —¿Qué te ha dejado la lucha libre? —Pues mira, de entrada me hizo vivir muy rápido mi infancia. De ahí en fuera, todo lo que he conocido, todo lo que he aprendido, todo lo que he viajado, a los lugares que he ido y la gente que he conocido y eso, es gracias a la lucha. No me imagino siendo un oficinista, trabajando ocho horas, haciendo lo mismo todos los días. Igual ya habrá su tiempo en que me tenga que retirar de la lucha y sentar cabeza y hacer algo así. Pero ahorita no me imagino así. Y vaya que he trabajado en muchas cosas. Pero descubrí lo mío es esto, lo amo y estoy satisfecho. —¿Algo que quieras agregar? —Agradezco de corazón a todos los aficionados por su apoyo, por su tiempo, porque siempre están pendientes de nosotros, ya que ustedes son los que nos hacen, los que nos colocan en donde estamos. Un saludo a todos los lectores del Alebrije y sólo puedo decirles “luchen por sus sueños”. Su amigo el Texano Jr.

MAHMUD DARWISH LA TIERRA SE ESTRECHA PARA NOSOTROS La tierra se estrecha para nosotros. Nos hacina en el último pasaje y nos despojamos de nuestos miembros para pasar. La tierra nos exprime. ¡Ah, si fuéramos su trigo para morir y renacer! ¡Ah, si fuera nuestra madre para apiadarse de nosotros! ¡Ah, si fuéramos imágenes de rocas que nuestro sueño portara cual espejos! Hemos visto los rostros de los que matará el último de nosotros en la última defensa del alma. Hemos llorado el cumpleaños de sus hijos. Y hemos visto los rostros de los que arrojarán a nuestros hijos

Alebrije

por las ventanas de este último espacio. Espejos que pulirá nuestra estrella.

Director Gerardo Pérez Muñoz

¿Adónde iremos después de las últimas fronteras? ¿Dónde volarán los pájaros después del último

Consejo Editorial Gregorio Cervantes Carlos Ríos Joel Merino

cielo? ¿Dónde dormirán las plantas después del último aire? Escribiremos nuestros nombres con vapor

Diseño Tatiana Méndez-Bernaldez Próximo Número

“Migrantes somos y en el camino andamos”

teñido de carmesí, cortaremos la mano al canto para que lo complete nuestra carne. Aquí moriremos. Aquí, en el último pasaje. Aquí o ahí... nuestra sangre plantará sus olivos.


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