Sin Tapujos (resiliencia)

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RESILIENCIA

0202 ERBMEICID ED 32

SIN TAPUJOS

6ยบN Nร ICIDE


SIN TAPUJOS

Dirección general María José Martínez Díaz mapidiaz42@gmail.com

Editores Fernanda Loutfe Orozco Paulina Meyer Gaby Ledezma Diego Rivera Hernández Diseño de la portada Luna-San Instagram (arte): @luna.san_arte Instagram (makeup): @_luna.mistica_ Instagram (personal): @_luna.san Correo electrónico: luna.san.arte@gmail.com

Columna curiosa Daniela Nur daninavaarre14@gmail.com

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El pabellón número seis Gaby Ledezma Symbólokus Diego Rivera Hernández Fb: Diego RH

Sin tapujos

Sin tapujos Revista

sintapujosr@gmail.com

Desenredada-mente Ana Sofía Luna lunasanasofia@gmail.com

D.A Ablanedo dani.ablanedo@gmail.com

Mientras tanto Melissa Viñas Calatayud melissavinas13@gmail.com


Cuando el cielo comience a llover y la ciudad se apague, sĂŠ tu propia luz.


ST | DICIEMBRE 2020

CONTENIDO

NOTA EDITORIAL

Estamos interesad@s en conocer nuev@s escritor@s,

Desenredada-mente RECONSTRUYENDO LA FORMA

D de Díaz SOBRE LA MIERDA Y CÓMO ENCONTRARLA

De eso no se habla MARÍA DEL ROSARIO ACEVEDO

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fotógraf@s y artístas. Queremos que ST sea un espacio para compartir y disfrutar diversas obras,

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voces o experiencias. Para este número se hizo un

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concurso y tod@s l@s ganador@s están aqui.

CARRASCO

Mientras tanto DOS PASOS DETRÁS

Pabellón número seis EL MÁS RESILIENTE

Symbólokos RESILIENCIA COLECTIVA

Invisible MARIANN TORRES

This is how i live QUIZÁ NO HAY FIN

La trágica mañana que la nieve cubrio las calles RAFAEL ARAGÓN LANDA

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DESENREDADA-MENTE ANA SOFÍA LUNA & D.A ABLANEDO

Reconstruyendo la forma 04


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En el número anterior se habló sobre la situación en la que vivimos, cómo las crisis económicas o sanitarias vuelven a la sociedad un tanto frágil, y a su vez, vuelven a los individuos más vulnerables, no es malo serlo, pero es necesario que estemos conscientes de este factor para mejorar y armonizar nuestra salud como la de los que nos rodean. Hablando sobre los factores que aumentan la vulnerabilidad a que una persona cometa algún acto suicida están algunos trastornos psiquiátricos como la depresión (de la cual hablamos en el primer número de la revista), adicciones como alcoholismo, y trastornos de la personalidad, sobre todo cuando no son tratados adecuadamente; las enfermedades físicas como terminales, debilitantes o SIDA; historia familiar de trastornos psiquiátricos, alcoholismo o suicidios; que una persona haya tenido alguna pérdida sensible en la infancia. También durante un divoricio, viudez o soltería, vivir solo o aislado, estar desempleado o retirado, y no hay que olvidar a aquellos que han tenido intentos previos de suicidio. (Tabares, 2012). Además, algunas conductas que de manera excesiva pueden desencadenar consecuencias negativas, como la impulsividad, irritabilidad, hostilidad, ansiedad, inhibición de conductas, pensamiento dicotómicos (donde solo existen polaridades) que está relacionado también con la rigidez cognitiva, también la desesperanza, la dificultad de resolver problemas y el perfeccionismo, este último relacionado con la autocrítica y el padecimiento de trastornos mentales (Puentes & García, 2013).

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Si ponemos atención a estos factores de riesgo podemos notar que no son extremadamente raros, que conocemos a personas que pueden cumplir con algunos de ellos o incluso nosotros podemos tachar uno que otro, el problema surge cuando estos factores se combinan con una crisis sin buenas estrategias de afrontamiento. Las crisis son normales, por ejemplo la crisis de los 30’,50’, de la adolescencia, etc. Es “un malestar emocional agudo que surge de una situación, del desarrollo o aspectos sociales que resulta en la inhabilidad temporal para hacer frente a los problemas con los mecanismos usuales de afrontamiento” (Hoff, L. A. 2014). En otras palabras, son estados emocionales alterados que pueden ser consecuencia de diferentes aspectos de la vida donde la persona no puede resolver la problemática haciendo lo que normalmente hace. Las experiencias de crisis incluyen malestares cognitivos, psicológicos y conductuales que influencian cómo se resuelve la crisis. En lo cognitivo sobre la planeación para resolver la crisis; la psicológica sobre la expresión de nuestros sentimientos sobre lo que ha pasado y el conductual está relacionada con la habilidad de controlar los impulsos (evitar el sucidio o violencia) y buscar una solución segura. 06


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Cuando las personas sufren un colapso emocional se vuelven más vulnerables a tener otros eventos estresantes, creando un ciclo de estrés, crisis y mecanismos de afrontamiento destructivos, que además se desenvuelven en una dinámica con el contexto cultural de la persona, con las expectativas, las creencias y las aspiraciones. Es por esto que el corazón de la resolución de crisis consiste en reducir la vulnerabilidad, aumentando lo que conocemos como factores de protección y la resiliencia es uno de estos factores. Resiliencia es un término que viene de la física y hace referencia a la capacidad de un material para recobrar su forma después de ser sometido a altas presiones, etimológicamente significa ‘volver atrás’, ‘volver de un salto’, ‘resaltar’, ‘rebotar’. “ (Amar, J, et al. 2013). Aplicado a los seres humanos podemos entender la resiliencia no como una cualidad estática sino como un proceso que está en continuo desarrollo y evolución, que es la capacidad de las personas para poder adquirir y usar los recursos cognitivos, psicológicos, ambientales, culturales y físicos para resolver los problemas en pro de su bienestar. Muchas veces las personas tienen que ser ayudadas para poder encontrar los recursos o ser 07 guiadas hacia ellos.


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La resiliencia implica tanto la resistencia a la destrucción, la capacidad de proteger la integridad; como la capacidad de construir conductas de afrontamiento positivas, por lo que puede ser entendida como “la capacidad humana para enfrentar, sobreponerse y ser transformado por experiencias de adversidad. Es el proceso de adaptación” (Amar J. et al. 2013) Es lo que permite a las personas, lugares o sistemas adaptarse, ser flexibles, sobrevivir y prosperar. Todas las personas tienen el potencial de ser resilientes, no es una característica absoluta, ni tampoco se tiene para siempre, como todo lo relacionado con la mente humana y el humano en sí mismo, es el resultado de un proceso dinámico, entre el contexto, el desarrollo, la cultura, la personalidad, etc. (Amar J, et al. 2013)

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Diferentes investigadores han determinado algunas dimensiones o factores comunes de las personas resilientes, entre ellos están: las buenas relaciones interpersonales, una buena red de apoyo con personas con las que exista confianza mutua; el sentido de vida o de trascendencia que ayuda a darle un significado a las crisis; la autoestima positiva, ojo que no dijimos alta, es cuando la persona se valora a sí misma, confía en sus capacidades, muestra iniciativa y también reconoce dónde puede mejorar. Cuando las personas son capaces de disfrutar las emociones positivas, ver la bondad en las negativas, disfrutar de las experiencias, además de que reír segrega toda clase de sustancias al cerebro que aumentan la sensación de felicidad. (Amar J, et al. 2020)

¿Qué nos hace resilientes?

Decir que puedes preparate al 100% para una crisis es absurdo, nadie puede hacerlo, pero sí podemos aminorar la caída, tanto nuestra, como de nuestros seres queridos, si cuidamos nuestra salud física, comemos bien, hacemos ejercicio; si cuidamos nuestra salud mental ya sea yendo a psicoterapia, meditando, leyendo; comunicándonos asertivamente con las personas con las que convivimos, cultivando relaciones sanas y alejándonos de cosas que no nos hacen bien. 09


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Reflexionar sobre si la vida que estamos viviendo es la que realmente queremos, si estamos haciendo lo que nos acerca a lo que queremos ser nos da la oportunidad de tomar acción; se puede iniciar solo, pero nosotras siempre recomendamos que si tienen la oportunidad, inicien un proceso psicoterapéutico, no es necesario entrar en una crisis o un colapso emocional antes de iniciarlo, puede ser para conocerte mejor, entender tus acciones ya que puede ayudarte a acercarte a vivir la vida que quieres vivir. Existen diferentes tipos de psicoterapias y diferentes estilos de terapeutras, tal vez en otra columna podremos hablar más de eso. Para prevenir conductas de riesgo cuando vemos a alguien más en alguna crisis o en un colapso emocional existe algo que se llaman Primeros Auxilios Psicológicos (PAP), son acciones para tratar con personas que han pasado por alguna situación traumática que pueda representar algún problema a largo plazo; existen cursos y certificaciones pero en los siguientes 5 breves pasos los explicamos a grandes rasgos:

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Contacto psicológico Se crea confianza con el paciente donde ya hay un vínculo de empatía, donde se facilita la expresión de sus sentimientos; ayudando a volver a crear la capacidad de resolver problemas. Examen de las dimensiones del problema I dentificar las necesidades de la persona y dividirlas por prioridad (importante no intentar abarcar todo al mismo tiempo). Ayuda el dividir las dimensiones en pasado inmediato, presente y futuro inmediato. Analizar posibles soluciones Crea una o varias soluciones para que la persona empiece a crear sentimientos de autocontrol y autoeficacia. Asistir en la ejecución de la acción concreta Si bien es importante dejar que la persona haga la mayor parte de las soluciones sola como se comenta en el paso anterior, es importante que sienta ese apoyo de guía y estabilidad del acompañante. Seguimiento Tal cual, es posteriormente saber si va en dirección a las metas o si ya consiguió los objetivos planteados (Tabares, 2012).

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No importa que tanto planeemos, no siempre podremos evitar las crisis, el reto es ver la oportunidad en ella y tomarla, que la crisis no dure tanto tiempo y que podamos aprender de ella, volver a nuestras vidas mejor que antes. Estamos conscientes de que somos humanos, pero cosas como la resiliencia nos hace ver que poder esperarnos un momento y ver que realmente el vaso está más lleno que vacío, que somos parte de un todo, pero que para ti lo más importante debe ser el que tú estés bien, como lo mencionamos antes, con detalles tan sencillos como tomar agua, hablar con tus amigos o simplemente reír, puedes crear cambios realmente buenos. Y lo más importante, busca lo que a ti te haga ser resiliente, cada quien tiene su telenovela personal así que no te compares con cómo otros salen adelante, encuentra lo que a ti te haga sentir feliz y pleno, busca lo que te haga a ser verdaderamente TÚ. Referencias Amar, J., & Utria, M. (2013). Nuevo abordaje de la salud considerando la resiliencia. Salud Uninorte, 29(1), 124-133. Aldrich, R. S. (2018). Resilience. American Library Association. APA. (2020). What is psychotherapy? American Psychological Association. Hoff, L. A. (2014). Crisis: How to Help Yourself and Others in Distress or Danger. Oxford University Press, USA. Tabares Hernández, C. S. (2012). Programa de capacitación en primeros auxilios psicológicos para la atención de personas en intento suicida dirigido al personal operativo del cuerpo de bomberos voluntarios de Cali. Yakitori, A., & Ponce, E. (2020). Prevención del suicidio: Algunos teléfonos de ayuda en caso de necesitarlo. Retrieved 6 December 2020 Frankl, V. (2011). La voluntad de sentido: conferencias escogidas sobre logoterapia. Herder Editorial. Franco, L. A. R. (2015). Una aproximación al significado de análisis existencial en la logoterapia de Víktor Frankl. Avances en Psicología, 23(2), 149-154. 12


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D de Díaz Mapi Díaz

Sobre la mierda y cómo encontrarla

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Desde pequeña me da asco todo. La comida con grumos, los plátanos, el yogurt, los vasos que huelen mal, el olor a carne. El sabor a huevo. El huevo. El sonido que se produce antes de vomitar. La mierda, el olor a mierda, los gusanos que salen cuando la mierda comienza a descomponerse. Pocas cosas suelen tranquilizarme. Escribir, tomar agua, saborear el café. Plantar árboles, sembrar plantas, estar con mis conejos. Aunque últimamente nada de eso sirve. Hace unos años trajeron un nuevo perro a la casa, todos se emocionaron porque era un cachorro. Yo me preocupé porque era más mierda que recoger. El perro creció y con él los problemas. Mami y papi comenzaron a pelear a diario, mi hermana y yo queríamos salirnos de casa. La mierda se acumulaba en el jardín y los gusanos comenzaban a salir. Los cristales no aguantaron los gritos y en las paredes se hacían grietas. Los gusanos crecieron y comenzaron a comerse las plantas. Los vecinos se preocuparon. Dejaron de regarlas.

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Primero debe alimentarse uno, dejar reposar unas horas, sentir un nudito en el estómago, pujar para sentir cómo el ano se dilata y después, mojándote las nalgas, sacar un trozo de mierda. Viene de ti, es tu creación, es producto de tu hambre, de tu necesidad, de tu gula. Es tuyo. Y con asco te limpias el trasero y le jalas al escusado. Todos los días es el mismo procedimiento. La mejor parte es que nos avergüenza esa mierda, como si fuera un pecado. “Que asco ¿quién cago?”, “¿quién apestó el baño”, “¿qué mierda comes?”

¿Qué mierda comes?

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Cuando estaba muy triste plantaba algo nuevo en el jardín, adoraba pasar tiempo ahí, me encantaba hablarle a mis plantas y ver cómo crecían a diario. Luego llegó ese perro, ese maldito perro. La mierda se acumuló, porque no solo fue uno, sino tres perros cagando 5 o más veces al día, había mierda de todos los tamaños y colores, parecía un campo de minas. Deje de disfrutar estár en el jardín porque el olor me daba asco y cuando pasaban semanas volvía ahí y recogía todo, me proponía hacerlo a diario pero nunca pude. Es curioso cómo se descompone, más bien es irónico cómo un desecho se convierte en desecho. Primero se seca, comienza a cuartearse, después toma un tono más claro, salen unos pequeños gusanos blancos, los cuales se convertirán en señores gusanos. Después le sale una ligera capa de moho hasta que un día comienza a desintegrarse. Una mierda hecha cenizas. Pero el gusano no muere, él crece, se muda a otra mierda donde hace una gran familia y crecen más y más hasta que la mierda ya no es suficiente. Comienza a invadir.

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Mi planta favorita era una enredadera de chayotes, le llamé Bob y cada mes me daba los chayotes más jugosos de Puebla. Un día le vi un pequeño gusano, no le hice caso. Al día siguiente ese gusano ya había puesto huevos y semanas después estaba cundida. Es difícil quitar una plaga

La pode y volvió a crecer, sus hojas eran de un verde espectacular. Parecían de estas plantas de plástico, tan perfectas pero irreales. Cuando volvió a dar su primer chayote, lo herví y al comerlo vi que tenía gusanos. Los gusanos ya no estaban en la hoja sino en la raíz. Es difícil matar una plaga

Intenté de todo, vinagre, pesticidas, volver a podarla. Hasta que un día lo decidí, la arranqué de raíz, la puse al sol y dejé que muriera. A veces uno tiene que hacer eso. Así fue cuando descubrí que yo también tenía una plaga, pero a mi nadie me puede quitar mis raíces, nadie puede ponerme al sol para que muera. Es difícil quitar una plaga, cuando no sabes que tienes una. 17


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De eso no se habla MARÍA DEL ROSARIO ACEVEDO CARRASCO De eso no se habla. Se ignora, se le da vuelta una y mil veces hasta que cobra sentido o el cansancio es tal que no queda más que dormir (si es que tu mente te lo permite.) De eso no se habla, se calla, pero en el silencio resuenan más fuerte las súplicas y los lamentos, en el silencio se siente más el dolor que quema la carne, que marca la piel y el alma cuál hierro candente. ¿Qué pasa entonces cuando el silencio es tal que nos ahoga? Cuando la corriente nos arrastra y estamos tan cansados que decidimos dejar de luchar y nos dejamos ir de vuelta a la infinidad de donde venimos para dejar atrás este mundo, este interminable mar de lágrimas. 18


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De eso no se habla, le dijeron a ella y calló. Y unos meses más tarde, cayó tan profundo que dejó de ver el sol y se encontró sumida en un sitio oscuro del que no había salida. Nunca tuvo sentido, ni siquiera después de cobrar su vida. Ella perdió la esperanza, yo la perdí a ella.

Por las noches la culpa me asalta y me mantiene despierta, me hace preguntarme qué fue lo que hice mal y porqué no lo hice diferente. Y por más que lo intento, no termino de imaginarme cómo es que la persona más feliz del mundo se convirtió en ese semblante tranquilo dentro de un ataúd. Hoy, que ella se ha ido, sé que siempre tuvieron razón; de eso no se habla. Se grita y se llora, se libera el alma de todo sufrimiento. Se rompe y luego se juntan los pedazos para renacer de las cenizas. Ser cómplices del silencio nos condena y, sin saberlo, puede estar condenando también a la persona que menos esperamos. Es muy tarde para ella, pero no para mí, nunca es muy tarde para romper las cadenas que nos atan al dolor y comprender de una vez por todas que estábamos equivocados. De eso sí se habla. Hablemos.

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Mientras tanto Melpoméne

Dos pasos detrás 20


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“ Whatever you do, I'll be two steps behind you. Wherever you go and I'll be there to remind youthat it only takes a minute of your precious time to turn around; I'll be two steps behind” -Def Leppard, Two Steps Behind 1992. Hace tres años y tres días, estaba despertando alrededor de las nueve; me preparé un omelette y encendí el televisor. Al poco tiempo sonó mi celular. Era mi madre llorando: después de tantas idas a hospitales, después de tantas noches de desvelo para mi madre y después de tanto dinero gastado en consultas y doctores, mi padre había muerto. Quizá lo presentía, quizá yo misma rezaba por que su alma pudiera finalmente descansar… Yo sabía que ese día llegaría más pronto de lo que creía; sabía que mi padre no viviría lo suficiente para verme graduarme, casarme, o tener mi primer hijo, pero en ese momento, nada de eso pasó por mi cabeza. Ni siquiera pude decir nada, ni una palabra para consolar a mi madre. Simplemente colgué, me tiré al suelo y me llené de lágrimas. Estaba muerto. Mi padre 21 estaba muerto.


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No fui al funeral; ni siquiera tuve el valor de regresar a mi ciudad natal porque sabía que no podría soportar ver a mi madre y a mi hermano sufriendo ante el lecho de muerte de aquel hombre que me había visto crecer, que me había cuidado y me había inspirado a ser la persona que soy. Sabía que no podría ver a todas esas personas (llámense amigos, familiares o conocidos) vestidas de negro ni oler el aroma a muerte impregnado por todas las flores, así que me quedé justo donde estaba. Por la tarde salí al supermercado y compré un kilo de pasas con chocolate. Mi padre me compraba un bote como ese solo para ver la enorme sonrisa que se desprendía mi rostro ante la primera mordida, ante el ligero contacto del chocolate con mi lengua… pero esta vez, no sonreí. Pasé muchas noches llorando, muchas noches en desvelo fuera de mi apartamento, deseando que el frío de la una de la mañana consumiera mi cuerpo y congelará todo lo que sentía por dentro... pero no fue así. Pasaban los días y trataba de no pensar en él, de distraerme haciendo cualquier cosa, pero no podía, no podía, no podía. Él siempre estaba ahí. ¿Acaso iba a dolerme para siempre? ¿Acaso tenía que sufrir por su partida el resto de mi vida? ¿Por qué se había ido? ¿En verdad ya no lo volvería a ver?

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Me miré al espejo y un camino de lágrimas volvió a desprenderse por mi rostro. Él estaba ahí. Lo podía ver a través de mis facciones. Tenemos los mismos labios, el mismo cabello oscuro con canas, la misma frente amplia, la misma forma de las orejas y muchos vellos por todos los brazos. Somos igual de inteligentes, tímidos, serios y testarudos. Soy su viva imagen, estoy hecha de sus mismas células y por lo tanto se encuentra en cada parte de mí. Nunca volví a ser la misma desde la muerte de mi padre, pero eso no tiene por qué ser del todo malo. Ahora persigo mis sueños con más intensidad porque sé que allá arriba tengo una motivación más grande, porque algunas veces puedo sentir la fusión de su alma con la mía y dondequiera que vaya, sé que él siempre estará ahí. Después de todo, ese dolor que sentía tenía un propósito y como dicen por ahí, “lo bueno de tocar fondo, es que ya solo puedes hacer una cosa: subir” y conforme pasaba el tiempo, me di cuenta que las cosas mejoraban para mí. Su recuerdo ya no me aflige ni me quita el sueño por las noches.

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Ahora puedo libremente hablar de esas veces que me contaba cuentos para dormir, de cuando íbamos al cine con mi hermano, de las películas aburridas que veíamos en familia los domingos o de esas tardes de juegos de mesa en donde nuestro equipo siempre era el ganador. Todavía pienso en él todos los días, como cuando oigo a Taylor Swift, porque siempre recuerdo que mi primer disco me lo regaló él pensando que me gustaría. Todavía siento sus abrazos al usar la ropa que me compraba por caprichosa y de vez en cuando, al comprar ese bote de pasas con chocolate, imagino que me lo dio él, solo para verme sonreír otra vez.

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PABELLÓN NÚMERO 6 GABY LEDEZMA

EL MÁS RESILIENTE 25


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Adversidad, dura maestra que solo pocos se atreven a enfrentar y salen victoriosos como lo hizo Ludwig Van Beethoven, erróneamente mal llamado “genio atormentado”. -¡Oh vosotros, los que me habéis juzgado huraño, atrabiliario y misántropo, cuanto os habéis equivocado! Ignorabais la causa que hoy tan claramente comprenderéis-

Inicia así el escrito con el que buscaba despedirse de este mundo prematuramente un octubre de 1802 y que sería, posteriormente, conocido como el Testamento de Heiligenstadt, lugar al que se había ido a refugiar desde la primavera de ese año, con la vaga esperanza de mejorar su audición.

No es secreto que el buen Ludwig tuvo que vencer inmensas dificultades desde su más tierna infancia, pero fueron estas las que lo dotaron de un carácter singular, como lo señala el padre de la resiliencia, Boris Cyrulnik, en una entrevista reciente: “Si alguien ha recibido improntas biológicas se desarrollará y si le ocurre una desgracia sabrá enfrentarse mejor a ella”(Resiliencia: el dolor es inevitable,el sufrimiento es opcional,2018). 26


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La madre del músico, le tocó ser mujer en una época todavía con muchas dificultades para el género femenino; víctima de ello, la tuberculosis y el dolor de perder a varios de sus hijos después del nacimiento, le impidieron hacer frente al alcoholismo de su esposo y desde luego a los maltratos que este les propiciaba. Sin duda, el que su padre llegará ebrio, obligándolo a tocar el piano y los numerosos golpes, fueron cultivando en nuestro héroe la capacidad de sobreponerse a los problemas. Prueba de ello es que a la edad de 12 años ya hacía uso de su talento para brindar algo de sustento a su familia dando clases a los hijos de los aristócratas y posteriormente como intérprete de viola en la orquesta de la corte del príncipe elector de Colonia Maximiliano Francisco. A sus 17, cuando estaba visitando por primera vez Viena, se vio forzado a regresar a Bonn, debido a la muerte de su madre, lo que provocó hacerse cargo de sus hermanos y su padre.

Afortunadamente encontró el coraje para regresar a Viena y continuar sus estudios y más tarde a sus 22 años, con la muerte de su progenitor, vendría para él una liberación que fortalecería sus composiciones. Cuando Beethoven a finales de sus veintes empezó a ser invadido por un zumbido que anunciaba vivir rodeado por el silencio, descubrió en él la más grande de las fortalezas para afrontar el aislamiento y la desesperación de no poseer un sentido que él debería de tener en la más absoluta perfección como lo manifestó en su ya mencionado testamento, dirigido a sus hermanos Karl y Johann. 27


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-Pero ¡qué mortificación para mí cuando alguien a mi lado oía a lo lejos una flauta cuyas notas yo no podía oír, o el canto de un pastor que tampoco llegaba a mis oídos! Esto me ponía al borde de la desesperación y poco me faltaba para quitarme la vida. Sólo el amor al arte lo evitó. Me parecía imposible abandonar el mundo antes de realizar todo cuanto siento que estoy destinado a hacer.-

En estas líneas está claro el afecto que tenía por su música. En muchas cabezas humanas existe la idea errónea que el amor de una pareja es primordial para la felicidad, pero no toman en cuenta que en esta vida hay muchas clases de amores y Beethoven es ejemplo de ello; tenía una pasión más grande por su arte, que aunque siempre fue su deseo un amor conyugal como lo expresó en su ópera Fidelio, sus obras fueron capaces de llenar ese vacío que le negó el clasismo de su época y la incomprensión de su alma.

En una época sin aparatos auditivos, implantes cocleares o lenguaje de señas, solía cargar consigo cuadernos o usar estorbosas trompetas de metal. Más fue en la composición donde encontró la mejor forma de comunicarse con el mundo y en 1824 nos regala lo que sería su mayor anhelo de fraternidad para los seres humanos en la Novena sinfonía.

Para sus 40 años, la sordera lo había invadido totalmente. Ya no era capaz de dirigir o tocar sus obras ante el público. 28


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Si otra enseñanza nos dejó el compositor de Bonn en este escrito son los verdaderos recursos que tiene un ser para sobreponerse a la adversidad, lejos de lo material. -Mi deseo es que vuestra vida pueda verse más libre de cuidados que la mía. Recordad la virtud a vuestros hijos, que solo en la virtud y no en el dinero proporciona la felicidad. Hablo por experiencia. La virtud es lo único que me ha sostenido en mis épocas de desgracia y gracias a ella y a mi arte no he acabado suicidándome-

Sin importar los golpes, las críticas, los desamores, su discapacidad, la desesperación, la incomprensión, la falta de empatía, la desigualdad social de la que fue víctima al tocar ante los nobles y ser enviado a cenar a la cocina. El hecho es que nadie recuerda a cualquiera de esas personas estiradas que tuvieron la fortuna de escuchar sus melodías, pero todos sabemos quién fue Ludwig Van Beethoven, “el ser humano más resiliente”.

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SYMBÓLOKUS TEUCTLI OCELOT

Resiliencia colectiva

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A través de la historia moderna de la humanidad, la población alrededor del mundo se ha enfrentado a múltiples adversidades que han dejado un vacío existencial en el pensamiento colectivo de las sociedades; como las dos guerras mundiales, las tensiones entre potencias militares y nucleares como entre Estados Unidos e Irán; amenazas de bombardeos directos como Corea del Sur poniendo en jaque a Donald Trump; intentos de invasión y golpes de estado, como en Venezuela y Bolivia, por parte del país de las barras y las estrellas, así como las sanciones económicas impuestas a diversos países incluyendo México Otros momentos de adversidades en la sociedad son las catástrofes naturales en respuesta de la acción humana, y las pandemias como la del COVID 19. Sin embargo, las personas siempre han superado los momentos negativos con distintas prácticas que varían dependiendo del tiempo y la cultura. Las vanguardias artísticas como el dadaísmo cuya conformación se dio en el contexto de la Primera Guerra Mundial donde se formó un sinsentido ante la vida, los levantamientos armados como el zapatista comenzando la década de los noventa en Chiapas luchando por los derechos de los pueblos indígenas, así como las autodefensas y los grupos de búsqueda de personas desaparecidas que se extienden por todo el territorio mexicano y países de Centroamérica son ejemplos de resiliencias colectivas y sociales más que de resistencias, pues es condición íntegramente humana el aseguramiento de la subsistencia y el desarrollo de herramientas y técnicas que permitan a los individuos resolver las problemáticas que van surgiendo y desequilibran de una o muchas maneras la vida social.

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El ser humano, como ente social, es una máquina de resiliencia. Esto ocurre cuando hay un lazo que une la subjetividad del individuo con la objetividad de la sociedad, es decir, que mientras exista un vínculo, un motivo o una razón para que los individuos se unan y luchen por una causa o un bien común, habrá una capacidad de resiliencia que posibilite que la sociedad quiera seguir existiendo. Es común que los seres humanos que deciden no tener tantas relaciones sociales, que son más introspectivos y que buscan el desapego de cualquier pensamiento colectivo, tiendan a ser más propensos a pensar sólo en sí mismos, pero mientras haya algo que hacer en esta vida por los demás la resiliencia se activará como un botón salvavidas para saber enfrentarnos a lo desconocido. La situación actual con el Coronavirus es una oportunidad para aprender nuevas formas de resistir nuestros conflictos internos y darnos cuenta que también son problemas que persiguen a otras personas. Si nos damos cuenta que la adversidad es colectiva, entonces en conjunto la resolveremos. Sin embargo, esta pandemia ha modificado nuestra cotidianidad y nuestras relaciones sociales, que gracias a plataformas como meet y zoom no se han reducido a cero. Si bien es cierto que nuestras actividades académicas y laborales se han desarrollado virtualmente durante el presente año y que nuestra vida social se ha reducido al territorio de nuestros hogares, los vínculos con las personas queridas de igual manera se deben adaptar y se están adaptando. Una prueba más de que los seres humanos somos entes de resiliencia. 32


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Invisible Mariann Torres

¿Qué se hace a la hora de morir? ¿Piensas, acaso, en lo que más amas? ¿En lo que no lograste hacer? ¿Tal vez en lo que viene después? Recuerdo haber estado en el borde del abismo. Por mi cabeza no pasaba otra cosa que no fuera la mierda que me consumía: ese inmenso vacío que me llenaba de desgracias Había una vocecita constante en mi cabeza diciendo que no era suficiente; que debía rendirme, que no importaba lo que hiciera, el demonio dentro de mí terminaría por devorarme. Sus palabras llenas de veneno decían lo que otros no se atrevían: “nadie notará tu ausencia”, “no vales la pena”, “sí, todos están mejor sin ti” ¿Qué le respondes a eso? Lo único que deseas en ese momento es dejar de escuchar, dejar de sentir ese vacío, así que estás dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de evitar la sensación que produce su presencia.

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Y ahí estaba, a un solo paso de caer del precipicio del cual jamás volvería a salir. Decidida a avanzar, algo me detuvo: una voz muy diferente a las demás me decía que esa no era la solució” ¡¿Cómo se atreven a decirte que esa no es la solución si ni siquiera saben por lo que estás pasando?! Continuó diciendo “Sé que a veces puede doler, pero no estás sola. Hay mucho más en la vida que lo que estás sintiendo ahora”. — Tú no entiendes. Eso no significa nada cuando el dolor es tan fuerte que se prefiere a la muerte antes que a la vida — respondí. — Lo sé, pero tú eres más fuerte que eso. Necesitas pelear… Solo un poco más. Te faltan metas por cumplir… como tu viaje a París… Estoy seguro de que dentro de un tiempo mirarás hacia estos días y te darás cuenta de que todo ese dolor se habrá vuelto invisible... Continuó hablando pero no lo escuché. Mi cabeza solo pensaba en ese viaje que deseaba desde hace mucho tiempo… eso fue lo que me trajo aquí.

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This is how i live xyn

Quizá no hay fin

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Sí sí sí mañana se acaba todo ya —porque sí y sí y qué y ya no necesito saber más para —ya sí sí sí ya —ya dije que ya basta.

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De una a dos nomás sirve pa’ controlar el dolor pero no el dolor intenso no, no el entumecedor nomás el físico. De tres a cuatro no diré que el dolor se disuelve porque qué es disolver el dolor se siente, pero no puedo tomarlo en mis manos y arrojarlo por ahí sé que está, mas no sé qué hacer para evitar que no esté aquí. De cinco a seis no se disuelve, no ahora ya no importa más viene la migraña con el paso al limbo está y no lo siento sí sí sí ya —ya no está pero ya no recuerdo. De una a seis todo está bien. De una a seis lo repito una dos tres. Y quizá no hay fin. Cuando el dolor no es físico cuando no se disuelve cuando está y no se siente sí sí sí mañana ya se acaba todo –ya.

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LA TRÁGICA MAÑANA EN QUE LA NIEVE CUBRIÓ LAS CALLES RAFAEL ARAGÓN LANDA

Me preparaba para irme y nunca más volver. El llanto cubría mi rostro. Un eclipse invisible arrebató de colores el mundo. La nieve era de cemento, dura como la vida y yo con ganas de matarla toda, pero apenas podía levantarme ¿Qué la iba a andar matando toda? Igual y era pura vida mi malestar, ¡pero que vida tan gacha! solían decir. Enfermo de mí. Crucifijos de escarcha hacían su nido. Gran tártaro el estar vivo, fugaz inmolación de lunes a domingo.

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ST | DICIEMBRE 2020

¿Qué sería yo si no un Don Nadie? Un fugitivo del incipiente mortal de un tal Destino que se aleja. Reloj ardiente de sus manecillas.

La noche era diurna, tenebrosa. El mediodía despojaba penumbras, no me dejaba dormir. Había algo estimulante en mi tristeza, bañaba de combustible mi pellejo y un monstruo hórrido desde mi interior, subía su grito por mi garganta, un tal Toro de Falaris, en un sufrimiento devenido del rojo vivo. No era tan grave, quizá, lo mío, al compararlo con otras vidas. No era gran cosa pero dolía, pesaba más que el mundo entero, y yo sin nadie para compartirle mi pecado, para depositarle un poco de angustia en la existencia y así lidiar con esta carga que se supone todos cargamos...¿Por qué a algunos nos aplastan como bichos y a otros no les hace merma? Llovieron pétalos de fuego en mi interior, la guerra por la muerte se decantó punto final a la locura.

Me preparaba para irme y nunca más volver, pero pensé que la vida consiste en tomar el dolor y apachurrarlo tan fuerte que se desbarata en una baratija, así que lo tomé para hacerlo bolas y aventarlo a la basura. Supe que el mundo enfrente de mí no es bueno, ni cálido, ni acogedor, y que hay más gente maldita que buena alrededor. No me importó un bledo. Es mi mundo y debo corregirlo.

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