RE SOB
EL PLACER
Sin Tapujos
D
CU ES
BRE EN
LA
PAGINA
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Sensaciones, imágenes e historias
SIN TAPUJOS
Dirección general María José Martínez Díaz mapidiaz42@gmail.com
Editores Fernanda Loutfe Orozco Gaby Ledezma Xyn Diseño de portada natt champ @nattchamp
Columna curiosa Daniela Nur
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El pabellón #6 Gaby Ledezma D de Días(z) Mapi Díaz
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Manzana de revólver Félix Delés La pluma de sancho Síguenos en : Luis Alberto Carmona Sánchez Personal-Lab Sin tapujos @sintapujos_revista Alexandra Lucía @soy_alexandralucia Sin tapujos
Sin tapujos Revista
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Desenredada-mente Ana Sofía Luna
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D.A Ablanedo
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this is how i live xyN @xyneht
A través de un vidrio oscuro Jared Bernardo Velázquez Grunstein Netochka Ana.F Mendiburu
MANUEL VINCENT
EL SER HUMANO SE MUEVE POR PLACER; ÚNICA Y EXCLUSIVAMENTE POR PLACER.
PLACER SIN TAPUJOS
DEL PLACER PÚBER AL
03 LABORATORIO PERSONAL 07 CANTAR EN VOZ ALTA
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SENSACIONES, IMÁGENES E HISTORIAS EL PLACER: UN
Alexandra Lucía Nur
Ana F. Mendiburu
Gabiela Ledezma
DERECHO LIMITADO
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CACHALOTES
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EL PLACER QUE DURA UN INSTANTE
Félix delés Luis Alberto Carmona Sánchez
ST |FEBRERO 2022
DEL PLACER PÚBER AL LABORATORIO PERSONAL ALEXANDRA LUCÍA
Placer: Del latín place También
ō,
Visto desde su raíz, el placer abarca un gusto pleno, un agrado satisfactorio, que puede
entidades
placere ("gustar").
asociado
con
la
raíz
indoeuropea *pla-k (ancho, plano), presente
en
las
experimentarse
palabras:
placenta, entre otras.
playa,
cuerpo
del
hombre
(placer
psíquico),
en
pasando
físico),
corazón
todas
mente
(placer
las
por
el
(placer
emocional)
y
espíritu (placer estético). Sumerjámonos en el placer estético, porque un espíritu pobre es incapaz de sostener
el
cuerpo
que
Hablemos entonces de Arte
lo
habita.
desde
una
experiencia púber.
P Á G
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T A P U J O S
ST |FEBRERO 2022 Cuando se tiene 11 años, el mundo cambia vertiginosamente, nos encontramos en el ecuador entre la niñez y algo distinto a la adultez. El dolor corporal de huesos que se estiran sin aviso, la maleabilidad de nuestros rostros distintos en cada amanecer, olores que dejan de ser aromas para convertirse en vergüenza, toda la revolución de un reloj biológico que ha llegado a su primer
punto
de
inflexión,
pero
en
mi
caso
particular,
todos
estos
recuerdos
pasan
desapercibidos para darle protagonismo a lo que verdaderamente recuerdo de mis 11 años: estudiar Arte. Cada clase me parecía el momento más emocionante de la semana. Descubrir las hazañas de civilizaciones pasadas, que-al día de hoy-me siguen pareciendo insuperables, contadas a través de objetos inertes que sobrevivieron a sus creadores a través de cientos de años. Historias que la ciencia poco a poco va redescubriendo, primero como relatos y luego en verdades ocultas que solo a la luz de los avances científicos han podido develarse. Ahí estaba yo, llena de placer estético, sin siquiera
entender
el
significado
de
la
palabra
estética. Llegando cada lunes y jueves por la tarde a contarle a mi hermana menor y a mi abuela como en el Gótico todos los elementos de una pintura están marcados
por
el
ocultos,
entonces
muerte,
y
si
simbolismo una
estaba
y
calavera
los
representaría
acompañada
representaría
el
inevitable
paso
extinción
la
vida
hombre,
de
del
significados
por
del
un
reloj,
tiempo,
nuestro
la
la
más
inequívoco carácter humano: nacer para morir. Así transcurrieron mis años de adolescencia, formando parte de una de las tantas generaciones que han pasado por “Buscadores de Tesoros”, una ventana abierta a la cultura y al arte creado por Isabel de Rodríguez desde hace más de 40 años. Así, mis días libres en talleres de arte, inauguraciones de exposiciones donde podía conocer el trabajo artístico de la propia mano de los artistas. Siempre iba con Yexza, mi amiga de la infancia, Tábatha, mi pequeña hermana, y mi abuela Celina (cómplice de todas mis vocaciones).
P Á G
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ST |FEBRERO 2022 A mis 16 años pude visitar por primera vez la GAN (Galería de Arte Nacional) con mi madre. Al ver el lienzo de “Miranda en la Carraca” de Arturo Michelena (1896, óleo s/tela), que tanto había estudiado en libros de Historia de Venezuela, no pude sino… llorar. La contemplación estaba en su estado más puro, totalmente absorta frente a esa pintura academicista que podía dibujar en mi mente casi con exacto detalle. Michelena es un gran exponente de nuestra pintura por sus trabajos de género histórico y retratos, pero no es mi favorito. Sin embargo, no dejaría de asombrarme la imagen de un Miranda resignado a su destino, obstinado de la inmadurez caribeña. Frente a mí pasaban inadvertidos 108 años de historia, conflictos e ignorancia. Yo, muy púber, pensaba lo guapo que me parecía ese Miranda recostado. Esta experiencia sería solo superada cinco años después cuando estuve en el Museo del Louvre frente a “La Victoria de Samotracia”. Ahora mismo, mientras escribo estas líneas, puedo recordar esa taquicardia espejo de una ansiedad creciente que sentí cuando mis ojos vieron la majestuosidad de casi 3 metros de una escultura femenina alada, sin brazos, ni rostro. La identifiqué inmediatamente pero no pude emitir sonido, no lloré esta vez, creo que ni siquiera respiré, quedé petrificada emulando la frialdad del mármol, estaba extasiada al punto del aislamiento. Me hacía de la experiencia unipersonal de La Victoria y yo solas, hasta que la conciencia del tiempo me condujo de nuevo a la realidad:
tenía
importante
para
pocas una
horas recién
para
recorrer
graduada
en
el
museo
Bellas
más
Artes.
La
experiencia varía según el contexto de cada persona, yo contaba con 21 años y acababa de diplomarme como Licenciada en Artes Plásticas; para mí no se trataba de turismo, para mí era la búsqueda urgente de Placer conducida por mi espíritu.
Estos dos breves relatos tienen el mismo propósito,
identificar las experiencias estéticas como parte del placer. Son
un recorrido hacia nuestro autoconocimiento.
Es
recordar esa vez que estuve en el Bilbao BBK (2012) en un concierto de Radiohead y llamé a un amigo en Venezuela para que lo escuchara. Las experiencias de placer estético pueden P Á G
compartirse y disfrutarse pluralmente.
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ST |FEBRERO 2022 Hay quienes acampan a las afueras de un cine para ser los primeros en ver un estreno (la vida antes del Covid), hay quienes compran una entrada con meses de antelación para un concierto (también la vida antes del Covid), quienes forman un grupo de lectura, quienes “cazan” cuanta inauguración de exposición se encuentre en las poco conocidas Galerías que resisten las desavenencias de un país como el mío, Venezuela. En fin, siempre hay quien busque y quien encuentre. En otras palabras, creo que aunque las opciones de placer parecen reducirse desde que un virus se hiciera con la vida en el planeta, la humanidad siempre procura generar alimento para el espíritu, el placer estético.
Así
tenemos
ahora
los
“nuevos
cinéfilos”
enganchados a las series de las múltiples plataformas de streaming, a los conciertos de Reencuentro por Zoom, los grupos de Telegram por donde se comparten bibliotecas
enteras,
escritores
de
que
producen masivamente lo que antes sería una columna, tenemos a los reflexivos de una línea, y a todes les “Healers” que nos ha dejado la reinvención de la vida después del encierro. Para nada es una crítica el párrafo anterior, al contrario,
quiero
resaltar
cómo
el
placer
siempre
encuentra cabida, el único requerimiento es el estímulo:
la necesidad incipiente de experimentar placer. Con este primer texto quiero presentarme desde mis propias experiencias con el placer del arte en dos relatos breves, espaciados en tiempo y latitudes, que surgieron como experimento de escritura en una suerte de
Laboratorio
personal
creativo.
¡Sean
todes
bienvenides!
P Á G
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ST |FEBRERO 2022
CANTAR EN VOZ ALTA Por Nur Me encanta la música. No tengo memoria de cuándo empezó exactamente este amor, pero recuerdo que solía decir que quería ser cantante. Desde muy pequeña aprendía canciones enteras, las cantaba con o sin música, hacía mis presentaciones en el baño y una vez hasta intenté componer frente al espejo. Crecí y me aventé a cantar frente a un público. Una audición para un evento escolar. Logré cantar toda la canción a excepción de la última línea, donde ya había sido consciente de todas las personas que me miraban. De ahí la música pasó a quedarse en mis oídos.
P Á G
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T A P U J O S
ST |FEBRERO 2022 A donde vaya siempre cargo con mis audífonos. Me siento fuera de lugar si no hay una canción que acompañe lo que hago. Durante mi adolescencia y cuando más llegué a leer, siempre había un álbum que acompañaba a mi lectura. Es una actividad muy criticada, pero la música me ayuda a concentrarme más en la lectura. Años después escucho estos discos y recuerdo momentos exactos de las historias, como si hubiera grabado una película en mi cabeza. Hay otras canciones que me recuerdan a ciertos momentos de mi vida; como en la película donde el adulto come y el sabor le recuerda a su infancia. Suena cliché, pero he ido formando el soundtrack de mi vida. Los géneros siempre han variado; no hay alguno que me disguste por completo, ni otro que sea mi favorito, lo que me interesa es cómo me hace sentir. Siempre voy a priorizar lo que una melodía le provoca a mi cuerpo antes que la letra; el escalofrío inicial que sube por mis brazos y se asienta en mi pecho. A veces sube por mi cuello y me hace llorar, otras, baja por mi torso y me mueve de arriba abajo. Pongo la canción en “repetir” para exprimir lo más que pueda de esas sensaciones y dejarlas en mi memoria. Ya después me fijo en la letra. Durante mi adolescencia empecé a escuchar música en otros idiomas. Si bien podía buscar la letra en internet, sentía que de alguna manera eso iba a arruinar la experiencia. No ha sido hasta muchos años después que he aprendido estos idiomas, que me doy cuenta de lo poderosas que son. Sobre todo, me gustan las letras que cuentan una historia. Siento que puedo relacionarme más con ellas, que con las que solo repiten estrofas y coros. Me hacen sentir que cuando las canto en voz alta, la historia vuelve a contarse y no dejamos que se olvide.
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ST |FEBRERO 2022 Mi
lugar
favorito
para
cantar
es
el
carro,
a
los
diecisiete aprendí a manejar y la libertad musical llegó a mi vida. Antes me molestaba cuando los carros pasaban con música a todo volumen, pero eso cambió cuando fui yo la que se dejó absorber por la música a todo volumen. No es necesario reventar las bocinas, con apagar el mundo exterior es suficiente. Ahora que lo digo, suena a la actividad más peligrosa del mundo, pero
al
menos
especiales.
No
yo
hay
lo
reservo
nada
para
como
momentos
detenerse
en
un
semáforo mientras tu canción favorita llega al coro, o al estacionarse a esperar a alguien y cantar a todo pulmón
esa
línea
que
te
encanta.
A
veces
me
preocupaba si alguien más podía escucharme en esos momentos, o peor aún, verme. Ahora respondo,
¿y
qué? Nadie más es capaz de entender lo feliz que me hace sentir cantar de esa manera. Hace poco pude asistir a un concierto, aún puedo sentir
las
vibraciones
de
las
bocinas
atravesar
mi
cuerpo y el zumbido en los oídos cuando las canciones terminaban. Sobre todo, recuerdo a la perfección la felicidad
que
empezaban
llenaba
las
tan
mi
cuerpo
conocidas
cada
vez
canciones.
que
Brinqué,
grité, lloré… me sentí libre. Por primera vez en cuatro años no se escuchaba más que la música. Ahí solo éramos un chorro de almas cantando en voz alta, disfrutando de la energía que el grupo nos ofrecía. Fue cuando terminó el concierto que me di cuenta, por primera vez, que amo disfrutar la música. Amo lo que me hace sentir, lo que significa y significará, amo su valor atemporal y que rompe barreras. Sobre todo, amo el sentimiento de escuchar la canción que me encanta, cantada por miles de voces a la vez.
P Á G
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ST |FEBRERO 2022
SENSACIONES, SENSACIONES, IMÁGENES IMÁGENES EE HISTORIAS HISTORIAS Ana F. Mendiburu
Vamos a hablar de diferentes tipos de placer, un poco lejanos al sexual: cuando uno siente que, a pesar de todo, el mundo es perfecto. Recibimos el placer desde lo sensorial, sí, pero también desde lo emocional y lo intelectual. Para el propósito de esta nota, después de
Vivimos para el placer, para esos momentos en que uno siente que todo es ideal. En esta nota, me gustaría analizar cómo esta sensación llega a nosotros.
mucho pensarlo, lo dividí en tres formas diferentes, clasificaciones, si prefieren: el de los sentidos, el de la imagen y el de la historia. No es necesario sentir todo a la vez. Ninguno es mayor a otro. Estos placeres
son
absolutamente
individuales
y
personales: no todos disfrutamos lo mismo.
P Á G
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T A P U J O S
ST |FEBRERO 2022 El placer de los sentidos es el más fácil de explicar y lo vamos a hacer con situaciones cotidianas (porque lo encontramos principalmente en pequeños hechos diarios). Este es, por ejemplo, llegar a casa después de un largo día y sacarnos las medias o, en el caso de las mujeres, el corpiño. Puede ser ducharse con agua fría en un día de calor, tomar algo refrescante cuando se tiene sed. Puede ser una caricia, satisfacer una adicción. Se siente desde la piel, desde lo sensorial, desde el cuerpo y no de la mente. El de la imagen es un poco más complejo. Supongamos que nos encontramos en la terraza de un café y pedimos un fernet frío mientras leemos un libro de poesía. Hace mucho calor, pero la bebida nos refresca. Es un momento perfecto. Pero lo que más nos atrae no es el sol, el fernet o el libro. Es la imagen que vemos de nosotros mismos. Nos imaginamos cómo nos verá alguien que camina por la calle. Prendemos un cigarrillo. Somos la imagen de la paz y el disfrute. Y es la imagen misma lo que más nos atrae. Por esto dedicamos tanto tiempo a elegir cómo vestirnos, cómo maquillarnos, cómo peinarnos. Las mujeres nos ponemos 1
tacos (nadie puede decir que los tacos son cómodos, a nuestros lectores hombres les aseguro que no lo son). Nos vestimos de fiesta, profesionalmente, informalmente, porque estamos creando una imagen de nosotros mismos que llegue al otro. La realidad es que nosotros, mientras la usamos, no miramos nuestra ropa. Pero sí, cuando pasamos por una vidriera de un negocio, no podemos evitar mirarnos y sonreír satisfechos porque hemos logrado lo que deseábamos: nos vemos como queremos que los otros nos vean. A esta creación de la imagen, de ser quien queremos ser, apuntan las publicidades de perfumes. Nos presentan, más que
nada,
una
imagen
de
una
mujer
u
hombre
y
nos
preguntan si queremos ser eso. El placer es sentirse dentro de una pintura que se percibe con todos los sentidos. Vemos a otra persona y, si nos parece que es feliz, que está experimentando un momento de placer, imaginamos quiénes son y cómo es su vida. A partir de esta imagen que vemos, fantaseamos con quienes podrían ser.
1. En Venezuela se le conocen como tacos, en Chile como chuteadores, en Uruguay como tapones y en Ecuador como pupos. En México les dicen tachones, en Argentina y Paraguay botines, en Colombia guayos y en Perú chimpunes
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ST |FEBRERO 2022 Y aquí es donde pasamos al placer de la historia. Voy a poner un ejemplo muy claro de una novela, para explicar desde el sentimiento romántico. En Jane Eyre de Charlotte Brönte, libro que trata de
una
historia
pasional
de
amor,
tenemos
como
personajes principales al Sr. Rochester y, por supuesto, a Jane Eyre. Ahora, lo que nos importa, es que el señor Rochester
no
atractivo
ni
es
descrito
como
un
ni
como
un
personaje
personaje
sensual.
Las
adaptaciones al cine, por lo general, eligen para este personaje actores guapos. Lo más notorio es que no 2
alteran el guión. Especialmente, estoy pensando en la versión del 2011 en la que presenciamos una escena en que Rochester (personalizado por Michael Fassbender, actor, en mi opinión, muy cautivador) le pregunta a Jane
(Mia
Wasikowska)
si
le
parece
un
hombre
atractivo y ella responde “Claro que no”. Pero, dejando las adaptaciones al cine de lado, el libro describe a Rochester de la siguiente manera Muy feo, de cara oscura, aspecto severo, rasgos toscos y unas espesas
cejas.
Tiene
pecho
de
carpintero
y
una
melena de pelo negro muy enmarañado. Por otro lado, tiene 35 años (en aquella época, 35 años serían los equivalentes a 50 años hoy en día) Además, no es un hombre ni delicado ni amable. Es huraño, y brusco, con marcados cambios de humor. Sin
embargo,
cuando
leemos
la
novela
nos
enamoramos de él. Es su amor por nuestra heroína, a la que considera una igual, lo que nos enamora. Es un amor sentimental pero también carnal. Esas escenas, ese romance paulatino, los besos bajo la lluvia. Este hombre, el sr. Rochester, sin historia no es nada.
2. Del original: Very ugly - a dark face, with stern features, a craggy face and a heavy brow. He is 'pigeon-chested' and he is around middle-age, 35 years or so. He has a shaggy 'mane' of black hair.
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ST |FEBRERO 2022 Vamos a poner un par de ejemplos más. En la serie Sex Education, que trata de un colegio y el despertar sexual de sus alumnos, hay un personaje, Lily, que tiene un interés fantasioso sexual con historias de extraterrestres. A la hora de tener relaciones le gusta maquillarse y disfrazarse. Además, escribe historias eróticas de ciencia ficción. Es el ejemplo perfecto de convertir el acto sexual en casi una obra de teatro. Y finalmente podemos hablar de la canción Soda
Stereo,
que
plantea
diferentes
«Juegos de seducción» de la banda argentina
escenarios
para
la
fantasía,
hoy
capaz
un
poco
controversiales. Voy a ser tu mayordomo, y vos harás el rol de señora bien. / O puedo ser tu violador/ la imaginación esta noche todo lo puede... Diferentes fantasías, para diferentes personas. La imaginación es esencial. Creo que en parte el placer sexual es una combinación de estas tres formas diferentes de las que hemos hablado. Las caricias sobre la piel, es el placer de los sentidos. El placer de la imagen tiene que ver con dejar la luz prendida, sobre tener espejos cerca donde mirarnos.
Apreciar
el
cuerpo
del
otro.
Y,
finalmente, es también placer de la historia. Uno no se acuesta solo con un cuerpo. Se acuesta con una persona en su enteridad, y, esas experiencias que se pasan juntos, es lo que hace a la historia. O, porqué no, crear una fantasía.
¿Qué
es el sadomasoquismo si
no es una obra de teatro?
¿Quién
no tiene
guión en sus fantasías?
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T A P U J O S
ST |FEBRERO 2022
EL PLACER: UN DERECHO LIMITADO POR LOS PREJUICIOS SOCIALES Por Gabriela Ledezma
El
placer
debería
ser
garantizado
como
un
derecho. Si bien, a veces se convierte en un privilegio por cuestiones económicas, culturales o de género; en esta ocasión me gustaría hablar de este último y de ciertos prejuicios que afectan nuestra
realización
o
disfrute
de
muchas
actividades. Alrededor del mundo y a través del tiempo se han generado documentos que promueven leyes para garantizar derechos humanos con el fin de otorgar
dignidad
individuos
y
que
en así
varios puedan
aspectos tener
a
una
los vida
placentera. Sin embargo, existen ciertas creencias sociales que inconscientemente empañan esas libertades.
P Á G
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T A P U J O S
ST |FEBRERO 2022 Por ejemplo, en el artículo 24 de la Declaración de los Derechos Humanos se establece que todo individuo tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas. Desafortunadamente, esto no es una realidad, pues muchas mujeres que son madres frecuentemente sufren de críticas por tomar un rato para ellas mismas. Lo anterior se debe, principalmente, al prejuicio de que la mujer es responsable totalmente de la crianza, como si ella no fuera un ser humano que se cansa. Mientras el hombre se excusa más fácilmente gracias a su trabajo, el cual es reconocido socialmente y remunerado, por lo que se es acreedor a tiempo de ocio. Amigas mías que son mamás dedican las 24 horas a los cuidados de sus hijes se ven incluso atacadas por mujeres mayores que, a pesar de haber sido madres, no son capaces de mostrar empatía: “no aguantan nada, yo críe a nueve o cuatro hijos”. Les apuesto que a esas personas ya se les olvidó lo que es tener hijos y los que no los tenemos no podemos ni imaginar lo que implica esa labor. Lo mejor sería cerrar la boca para evitar expresar prejuicios tontos que llenan de culpa, en vez de motivar a que las madres propicien un tiempo libre donde puedan ver por su amor propio. Sin duda eso contribuirá a mejores infancias. Por otra parte, la mujer también se ve en desventaja
en
cuanto
a
su
placer
sexual,
a
diferencia del hombre. Es durante la práctica del acto sexual donde varios de sus derechos se ven violentados
por
los
prejuicios
de
supremacía
masculina por parte de sus compañeros. Si bien en la
Declaración
de
los
Derechos
Sexuales
y
Reproductivos se establece la garantía de ejercer y disfrutar de la sexualidad, esta no es la realidad para
las
mujeres
ya
que
el
placer
se
centra
principalmente en el masculino. Aunque lo anterior se debe a una gran ignorancia del cuerpo femenino, ya que no se le da importancia al clítoris ni a la lubricación femenina, lo que pasa a ser una relación dolorosa
para
la
mujer
y
le
niega
cualquier
sensación placentera.
P Á G
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S I N
T A P U J O S
ST |FEBRERO 2022 Ojalá
pudiéramos
vivir
en
un
mundo
donde
los
hombres se alejaran de su egoísmo y prejuicios y pensaran también en el deseo, disfrute y bienestar de sus compañeras. Aquí, además de la negación del placer sexual, podríamos estar citando otros derechos que garantizan el disfrute y seguridad del individuo como la seguridad corporal que dicta el artículo 3. Hablemos ahora de cómo los hombres se ven afectados por falsas creencias sociales. Si bien la misma
Declaración
de
los
Derechos
Sexuales
y
Reproductivos señala que el hombre es libre de manifestar sus afectos públicamente, es evidente el problema que muchos poseen para expresar sus emociones. Acción probablemente provocada por el miedo a ser visto como “poco hombre”, o a poseer tendencias homosexuales, como si eso fuera un defecto o algo malo. Esperemos que esto vaya entrando en las cabezas de muchas personas. De ahí la privación de los hombres de ser libres de mostrar afecto, ternura o vulnerabilidad, lo que inclusive es perceptible a la hora de involucrarse activamente en la crianza y cuidado de sus hijos, por considerarse algo de mujeres. En este pensamiento el hombre se pierde del placer de querer asociarse con los que ama al esconderse detrás de una figura rígida, como si el demostrar afecto le fuera a quitar alguna característica masculina. Pensemos ahora en sueños frustrados, si bien en la cuarta garantía de la Constitución Mexicana se lee: “A ninguna persona podrá impedirse que se dedique a la profesión, industria, comercio o trabajo que le acomode, siendo lícitos. Nadie puede ser privado del producto de su trabajo, sino por resolución judicial”
¿Cuántas mujeres y hombres se han visto perjudicados por los estereotipos y se
han abstenido al placer de realizar una actividad considerada para el género opuesto?
P Á G
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S I N
T A P U J O S
ST |FEBRERO 2022 Me es inspirador el futuro y el presente al ver cómo poco a poco van cayendo esas creencias y tenemos
figuras
como
Aremi
Fuentes
en
levantamiento de pesas, dejando atrás la idea popular
de
delicadas,
que
así
las
como
mujeres Donovan
son
débiles
Carrillo
o
quien
muestra su sensibilidad a la hora de sentir la música en la pista de patinaje, imágenes antes vistas únicamente en películas como Billy Elliot. Es prometedor ver cómo ya son pocas las personas que se abstienen de hacer algo que en el pasado hubiera sido tachado. Guardemos
nuestros
comentarios
y
pensamientos que no nos alienten a hacer algo que nos es placentero; mientras no agredamos a otros todo es posible. Basta ya de sueños muertos que se pudren en el ser por el qué dirán. Esto es solo
es
un
pequeño
listado,
pero
podemos
encontrar muchos otros ejemplos en el que el placer de ser o hacer se ve afectado por algo tan simple como una creencia que alguna vez alguien externó . Seamos libres y dejemos a los demás ser. Sin placer o disfrute
¿A
qué se viene a esta
vida?
P Á G
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T A P U J O S
ST |FEBRERO 2022
A C
T E S
ALO H C FÉLIX DELÉS
Al océano se entra si los demás duermen. Cuando el brillo de la luna rompe al quedo de las aguas y aluza la superficie reluciente de los nenúfares, cuando al mercado marino se dirigen los comerciantes (que llegarán un par de horas más tarde a recibir la primera mercancía del día) pero si los pescadores; cuando el salitre raspa al fondo de tu garganta y los tendederos con banderines, alzados a lo largo de la calle, sostienen aves de mal agüero. Tres pescadores
se
dirigen
al
muelle,
llevan
consigo
un
esparavel y una hielera con carnada fresca, tres cañas de pescar,
sedales
y
herramientas
para
cortar
y
doblar
alambre, salieron requetemprano de sus hogares como si la mar les llamara a gritos o les ardiera un deseo de embarcarse y luchar con la naturaleza. Se les apodan los cachalotes,
sus
cuerpos
son
musculosos
y
bien
bronceados, espaldas rasgadas con increíbles historias de lucha contra el océano. Son los primeros en embarcarse y los últimos en regresar, a veces se anotan un cuarto de tonelada en la báscula pública, otras vuelven con botetes y mojarras, lubinas y sardinas para hacer carnada. Jamás vuelven con las manos vacías; una vez, en temporada baja
navegaron
durante
tres
días...
Su
panga
es
la
legendaria cruz de Jesús, una lancha larga hecha con fibra de vidrio e impulsada por un motor de cinco caballos de fuerza a la que aditaron un techo en la parte central, especialmente útil a eso del medio día.
P Á G
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S I N
T A P U J O S
ST |FEBRERO 2022 El muelle parece una fotografía. Un desnivel de cemento une la calle con la marina: una banqueta de hormigón reposa frente a las aguas, cubierta con lama y con algas. Los botes se amarran a maderas podridas. El cuidador duerme con un sombrero de paja tapando su cara, bajo su silla hay una botella de ron a medias. Al despertar notará que la cruz de Jesús ya zarpó, sentirá pena de sí mismo y dirá para sus adentros “es que esos si son hombres”. Los cachalotes respetan en secreto al cuidador del muelle. el muelle?
¿Cuándo fue la última vez que durmieron para cuidar
¿podrían soportar esa soledad? Si ellos son más que del compañerismo y son más, sí,
de la acompañadera “Ese de ahí es un hombre” “rememos al desemboque y allá prendemos la lancha”. La
cruz
de
Jesús
es
ligera
y
aerodinámica.
Cuando hay viento en popa la proa se yergue encima del oleaje y parece rebotar como una piedra lisa en el agua. Incluso hoy, con poco viento, los cachalotes estiman ir a más de treinta nudos
por
hora
y
de
vez
en
cuando
un
sobresalto pone a prueba su capacidad de mantener
el
equilibrio.
Algunos
pelícanos
interrumpen sus sueños al oír el rugir del motor y baten las alas y vuelan con pereza ya sea a la costa u otra planta flotante. Los cachalotes arrojan el esparavel y lo dejan flotando en las aguas poco profundas. El color verdoso de las aguas cambia a azul impenetrable. Nenúfares, jacintos y camalotes quedan atrás en donde el agua es más o menos rio. De aquí en adelante son aguas profundas. Valerio prepara los anzuelos e introduce las cañas de pescar en unos agujeros con empaque de goma, el piloto hamurabi reduce la velocidad a unos dieciocho nudos para que Lorenzo abra la
hielera
y
aviente
carnada
al
océano.
Impresión, sol naciente a sus espaldas. Tienen doce horas para pescar dorados o marlin y volver a casa (siguiendo a la luna).
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ST |FEBRERO 2022 -- Anoche no pude dormir –dice Valerio--. La cama no resiste el peso de mis sueños. Me tuve que sentar frente a la ventana y ponerme a mirar el mar. --
¿Qué crees? --dice hamurabi--, anoche yo estuve mirándola igual. Dile pri' si no te
estaba diciendo de eso hace rato. -- Eiit –dice Lorenzo, y arroja el último filetillo--. Si me estabas diciendo. Lorenzo se sienta junto a ellos, remangándose el suéter blanco--. Ayer mi esposa me reclamaba que por qué pasaba tanto tiempo en el agua si habían pescadores que en cuatro cinco horas volvían con lo suficiente. Le dije que acá había algo más grande que nosotros, tan grande que se puede sentir a través de la lancha y puede sentirse en el fondo del agua.
¿Creen que sea un pez?
¿o algo más grande todavía? -- Es bien sabido que ella esconde sus secretos. Puede ser que haya algo rondándonos por ahí, una criatura que quiera salir. Es como un sentimiento y creo que yo también lo siento –dice Valerio. La cruz de Jesús vira hacia el estribor, y gira otra vez, a babor. Prolonga la curva hasta trazar un círculo en la superficie del mar. El agua agitada por la hélice del motor se llena de burbujas y una estela azul clara recrea el trayecto recorrido. Los tres anzuelos están en el agua, los hilos se tensan y se dejan arrastrar por la corriente, aún cerca, sin tocarse. enreda con otra? -
¿Qué pasa si una línea de pesca se
¿y si tres se enmarañan?
¿Trajiste cervezas Lorenzo?
- Puro pisto, en una de esas salía más barato.
¿
- Y quién da, pues, el primer trago? -hamurabi sostiene una botella de tequila blanco. -- Inauguren, inauguren – alienta Lorenzo. Valerio truena el sello al pomo y desenrosca la tapa, y pega un trago húmedo y salivoso. Hamurabi y Lorenzo hacen lo propio sin preocuparse por remover ni con la manga de los suéteres las babas del otro. Es normal entre varones intercambiar fluidos y sentirse a gusto con la compañía de los hombres, el alcohol es un disolvente y disuelve aquello que divide a la gente; los une y les anima a ser; desborda al océano la presa de su interior. Una de las líneas ha picado. La caña se dobla violentamente. El ruido del sedal es uno de temerse y el hilo se desenrolla con característica velocidad. Es la caña de lorenzo, mismo que corre a zafarla de la sujeción y encaja el mango firmemente en sus muslos, al tiempo que lucha con el carrete, y puja y tensa su cuerpo, y jala y suelta a la bestia, cansándole, cansándose.
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ST |FEBRERO 2022 Valerio mantiene el curso de círculo y ajusta la marcha a una de combate, hamurabi da un trago largo al alcohol y mira su caña con atención. Lorenzo pelea contra las profundidades, los músculos de su cuerpo se tonifican y son visibles a través de la ropa. Al dar un jalón hacia arriba y atrás, en un intento de encajar el anzuelo en el cerebro del animal, la línea pierde tensión y Lorenzo cae de sentón encima de unas redes. Al recoger el carrete se dan cuenta que el animal se llevó no solo la carnada sino también el anzuelo, dejando una marca de mordida muy característica en el extremo final del nailon. Lorenzo abre la caja de herramientas y se dispone a anzuelar otra línea. Acompaña sus gesticulaciones con breves tragos al pomo, seguro calmando su sed de retribución. En eso la caña de hamurabi pica, y poco después la de valerio empieza a sonar. Lorenzo aún no alista su caña, así que guarda el anzuelo otra vez en la caja, ha sufrido accidentes y prefiere evitarlos. Valerio cede el motor a Lorenzo, pelea contra el tiburón que anda mordiendo sus líneas, que anda rompiendo sus cañas. Hamurabi da unos jalones en vano a su línea: perdió la presa sin darse cuenta. Su anzuelo sobrevivió a medias, severamente abollado, mordido con una fuerza... La caña de valerio se pone flácida, el animal la ha quebrado. -- Nunca en mi vida he luchado con algo así –dice lorenzo, que se tiende agotado en un par de redes-Hamurabi y Valerio se ven a los ojos. -- crees que sean... --
¿tú crees que no?
-- Miren –dice Lorenzo- tiéntenme el corazón. Valerio mete sus manos bajo el suéter de lorenzo y pone su mano en el pecho de lorenzo. -- Está fría tu mano – dice Lorenzo. Valerio frota su mano en el pecho de lorenzo y le dice -- Lo traes acelerado. Eso pasa cuando tienes miedo. Hamurabi se acerca a tantear el corazón de Lorenzo. --Es cierto, el miedo es el peor compañero de un pescador. Hay que tener el corazón en llamas, sí, pero también una cabeza fría. El clima es agradable, el sol no quema tanto ni parece haber nubes en el horizonte. Se desnudaron el torso y enseñan sus cicatrices. Algunas son señal de viejas noticias, otras se reservaron para un momento especial, para una anécdota insuperable. Las manos callosas acarician la piel y comparan texturas y tamaños, peligros y desamores. También comparten las marcas y cicatrices que llevan debajo del corazón. Esta amistad es una de a deveras. Los cachalotes vuelven a casa cansados de tanto luchar con la naturaleza. Besan en el cachete a sus hijos, comparten los altibajos con sus esposas. No ven la hora de embarcarse otra vez. Algo tiene la pesca que extrañan la mar siempre que están en tierra. P Á G
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El placer que dura un instante
LUIS ALBERTO CARMONA SÁNCHEZ UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA
El placer que ofrece nuestra sociedad consumista sumerge al hombre en una crisis de identidad. La crisis toma cuerpo cada que esta sociedad logra que las personas esculpan su propia estatua: la del “Dolor que se sufre toda la vida”. El dolor también es una forma de experimentar placer: sadismo si se hace contra otros, masoquismo si se efectúa a sí mismo. En ambos casos, aun siendo placer, que agrada y da gusto, no es deseable o digno de ser buscado, excepto para quien padece el trastorno.
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ST |FEBRERO 2022 La paradoja y la dificultad de esculpir la estatua del dolor es que se hace, precisamente, con placer. Somos escultores que queremos hacer lo que tenemos que hacer, de acuerdo a la perspectiva de Erich Fromm. La negación de la identidad del hombre en tanto ser humano es por medio de la afirmación de su condición de hombre comprador y consumista: las explicaciones de la psicología, la neurociencia, la sociología y la antropología apuntan a develar el carácter enajenante, irracional y de pérdida de autonomía que esto soporta al ir tras de mercancías que no necesita, excepto para su acumulación y efímero prestigio dado externamente por sus pares. De modo que, hacer de las mercancías el fetiche, del dinero el dios y de cada hombre el simple medio, es sumergirnos en la crisis de identidad
como
seres
humanos
que
adolecemos de ver al otro como igual en su diferencia,
de
reconocerlo
como
fin.
La
identidad del hombre se fundamenta en el reconocimiento humano de los demás; he ahí un verdadero acto de placer. Para superar este estado de dolor placentero, enajenante, el hombre ha de volver a tomarse a
sí
como
objeto,
desencantando
a
los
objetos de fungir como sujetos. Esta inversión, donde el creador pierde el control sobre lo creado y antes le obedece, es la falsa y riesgosa unidad promulgada por Agustín de Hipona
a
nivel
teológico,
cuando
en
sus
Confesiones afirma al referirse a Dios: “sois la eterna y soberana unidad.” Dios era para Agustín lo que para nosotros es el mundo del consumo
de
mercancías:
“cuando
total
y
perfectamente esté yo unido a vos, no habrá ya para mí de ningún modo trabajo ni dolor alguno”.
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ST |FEBRERO 2022 El verdadero placer, o por lo menos su condición, yace en que el hombre se piense a sí mismo en tanto género humano y se preocupe por el otro. Para ello, hay que tomar en serio la expulsión del paraíso e ir tras los frutos del conocimiento, una vez se nos ha hecho el favor de ser privados de aquellos de la vida eterna e inocente. La estatua del Dolor que dura toda la vida también tuvo que ser deshecha para esculpir aquella del Placer que dura un instante. La
inversión
placer-dolor
por
dolor-placer
está dada en nuestra sociedad al privilegiar el tener sobre el ser y el pensar. De otra manera,
lo
que
para
el
consumismo
es
pesadumbre e inutilidad, a saber, reflexionar la condición humana, y mientras sobrevalora la materialidad, realmente deja en evidencia que
en
dicha
reflexión
se
encuentra
el
verdadero placer. En esto se sigue el llamado de Epicuro al respecto: “Es preciso que sirvas a
la
filosofía
para
que
te
alcance
la
verdadera libertad.” El hombre produce mercancías y las consume en acto de aparente necesidad, al precio de dejarse producir y consumir en su condición de hombre: en el pensamiento, en el actuar, en la negación de pensarse a sí mismo. En esta lógica de mercado-vida descansa la respuesta para superar el falso placer del hombre consumo
moderno,
placer
material
descomposición
y
como
puesto
a
costa ser
en de
el la
emocional,
pensante, activo. La respuesta no es otra que “con el bronce de la estatua del Dolor que se sufre toda la vida” moldear “la estatua del Placer que dura un instante”.
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