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de éxitos y fracasos. Hoy por la sustentabilidad y el medio ambiente

Este 2023 la empresa mexicana La Costeña cumple un siglo de existencia, 30 de éstos enfocada a las inversiones sostenibles. Con sus iniciativas ha obtenido beneficios en diferentes ámbitos:

Transitamos sobre Vía Morelos 268, en Santa María Tulpetlac, adentrándonos a Ecatepec de Morelos, donde se encuentra la planta de producción de La Costeña. Alrededor de 40 hectáreas abarcan la producción, logística y elaboración de latas de alimentos de la compañía. Al entrar hay un muro verde a favor del medio ambiente y un auto rojo antiguo que rememora los años de permanencia de la empresa.

Don Rafael Celorio, director general de La Costeña, cuenta que hoy en día lo sostenible está de moda. Sin embargo, para la empresa no es una sorpresa, pues antes de que se hicieran muy conocidas las plantas de tratamiento de agua y los paneles solares, ellos “ya lo tenían”.

“No estamos al cien, todavía nos falta mucho por hacer. Pusimos un muro ver- de (en la planta), donde lo que queremos representar con estos 100 años es que vamos a seguir luchando mucho por la sustentabilidad y por el medio ambiente”, expresa.

Latas verdes

Ejemplo de lo anterior se encuentra en el proceso de producción de botes. En la planta de Ecatepec se crean alrededor de 2 millones y medio a 6 millones al día, señala Antonio Trujillo, jefe de Producción de Línea de Ensamble de Bote.

“El acero por sí solo es infinitamente reciclable. El acero de estas latas se vuelve a fundir, es un proceso cíclico. Reciclamos nuestro desperdicio de la propia hojalata, lo compactamos y lo vendemos como scrap”, es decir, como residuo industrial, agrega Trujillo, quien lleva 17 años laborando en la compañía.

Desde 1995, la empresa incorporó las tapas abre fácil. Adquirió una nueva tecnología de fabricación y hojalatas modernas con propiedades mecánicas distintas, capaces de soportar las deformaciones propias del remache. Además, se basaron en un diseño sostenible, que fue modificado de tal suerte que tuviera una tapa más chica en un extremo; en otras palabras, una forma de cuello con el objetivo de que pudieran ser apiladas unas sobre otras sin caerse.

Otro elemento amigable con la naturaleza es el recubrimiento interior de las latas. Se trata del organosol, un barniz blanco compuesto por moléculas de carbón las cuales permiten que se pulverice en el momento en que el bote se degrada, proceso que tarda en promedio tres años. Esos recubrimientos son el resultado de más de diez años de pruebas, seguimientos y correcciones. Con todo, uno de los desafíos actuales es lograr que los recubrimientos tengan más resistencia química de modo que se alargue la vida de anaquel de los productos.

Según don Rafael Celorio, “ese barniz se tiene que calentar a más de 200 grados Celsius y a la atmósfera. Tenemos unos quemadores para no echar esos solventes a la atmósfera y regresarlos al horno para que sea el mismo gas”. Esto representa una inversión, pero a largo plazo es un ahorro significativo, agrega.

Transición a energías eléctricas

Al entrar al área de logística se puede observar una estructura de 35 metros de altura que recolecta todo el producto que se va a distribuir en el día de forma ordenada y controlada. Se trata del primer Centro Automatizado de Distribución (CAD) inaugurado en 2005 tras dos años de construcción.

A pesar de que 70% de sus canales de distribución se realizan a través de camiones que utilizan combustibles fósiles, hoy por hoy están implementando algunas soluciones verdes a fin de disminuir la huella de carbono. En voz de José Luis Hernández, gerente de logística, han buscado la eficiencia energética en los procesos de almacenaje.

De acuerdo con información de La Costeña, cuentan con tres CAD. El segundo inició en 2010 y operó a partir de 2012, con un almacenamiento 30% mayor respecto al anterior (al ubicado en Ecatepec). En 2022 comienza actividades el tercero.

Luis Hernández, quien cuenta con una trayectoria de más de 21 años en La Costeña, indica que el CAD reduce cerca del 50% del gasto energético. “Tenemos un poco más de energía o la misma en comparación con años anteriores cuando no teníamos una tecnología como esta con nuestras grúas”.

El también Maestro en logística y cadena de suministro por la Universidad Anáhuac, comenta que el CAD es único en Latinoamérica y el mejor equipado en todo el mundo; pues la mayoría de las empresas preparan el armado para surtir a un cliente afuera de sus plantas de producción; no obstante, en la compañía no.

“Es el primer almacén en el cual trabajamos dentro del almacén. Con esta instalación tenemos una proyección de crecimiento a 15 o 20 años solventando las posibles necesidades que tenga el cliente. Que nosotros no solo seamos proveedores, sino que ofrezcamos más servicios”, asevera.

“Tenemos la proyección de elaborar más de 140 mil cajas en un día en este almacén; ya que actualmente estamos haciendo 56 mil cajas. En un futuro está diseñado hacer más del doble o más del triple”. Añade que han sustituido la plantilla de montacargas por equipos eléctricos, así como todas las carretillas ya son eléctricas y no de gas, para disminuir la huella de carbono.

Gas, energía y residuos reciclados

Con respecto a la producción de los alimentos, igualmente los residuos son reciclados, comenta Pablo Barrera, supervisor del área de Aseguramiento de Calidad. “Los desechos orgánicos se entregan a una empresa para ser reciclados, lo mismo con los inorgánicos. El cartón y materiales son también procesados. Los residuos alimenticios se utilizan como abono y se los lleva una empresa”.

La Costeña además cuenta con una planta de tratamiento de aguas residuales con tecnología anaerobia-aerobia de lodos activados, ubicadas cada una en sus tres sedes: Ecatepec, Sinaloa y San Luis Potosí. El agua tratada es útil para el riego de las áreas verdes y los sistemas de enfriamiento; así como para cubrir otras necesidades en las instalaciones.

A su vez la corporación tiene una cogeneradora de biogás con dos sistemas de autoabastecimiento de energía: uno con biogás y otro con paneles solares, que ayudan a reducir en 30% el consumo de gas y energía.

Para don Rafael Celorio, “ser sustentable es hacer lo que no perjudica a nadie. Sustentabilidad no quiere decir gasto, quiere decir inversión”. A la par implica “tener una consciencia como mexicano y como planetario, tener la consciencia de que sí queremos otros 100 años, pero también necesitamos otros 100 años más de planeta para las futuras generaciones”, concluye.

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