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Finanzas verdes, una visión humanista que ve a futuro
Es probable que al visualizar las finanzas sostenibles imaginemos que no son redituables, pero representan una inversión a largo plazo que ve más allá del dinero
Para David Razo Uribe, las finanzas sostenibles consisten en ver el ecosistema completo en materia de inversiones. Crear proyectos o realizar temas económicos trascendentes considerando aspectpss sociales y ambientales.
Dejar el “pensamiento capitalista tan rapaz del siglo pasado”. No solamente buscar utilidades o márgenes hacia los inversionistas, sino evitar la huella de carbono y enmendar tanto el ecosistema como el medio ambiente. Y de esa manera también mejorar comunidades.
Este tipo de finanzas, señala, deben “tener un pensamiento más consciente y humanista, involucraar el sentido humano, tratar de mirar hacia el futuro y dejar un medio ambiente que garantice el bienestar de las nuevas generaciones”.
El presidente de Visión de Cambio A.C. comenta que antes las inversiones implementaban proyectos con el objetivo de producir rendimientos para los accionistas y, de forma secundaria, para empleados o colaboradores de la empresa o gobierno. De modo que no se preocupaban por factores aledaños y mucho menos por el medio ambiente. Por ejemplo, el caso de Chernóbil, un desastre mundial en el que se obtuvieron rendimientos, investigación y desarrollo, si bien a costa del medio ambiente.
Por ello, comenta, “hoy por hoy, si nos queremos hacer acreedores de tener finanzas sustentables, tendremos que voltear a ver al ecosistema, a quiénes se está afectando o a cuántos puedo beneficiar. A lo mejor bajándole un poquito a los rendimientos y mejorando a futuro la calidad de vida de las personas”.
Empresas y gobiernos verdes
De acuerdo con David Razo, la puesta en marcha de las finanzas verdes se ha dado por parte de algunos organismos internacionales, pocas empresas y adicionalmente gobiernos. Gobiernos que han estado desarrollando y ejecutando energías limpias, al gastar en construcciones más ecológicas, en concordancia con el medio ambiente.
Las empresas que han puesto en marcha esta visión se han visto obligadas por la legislación de sus países. A raíz de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible, con sus 17 Objetivos. De forma que las mismas empresas han colaborado e influenciado a otras industrias de otros gobiernos.
“En México estamos un poco lejos de eso —agrega—. Tenemos empresas como Kimberly Clark que gran parte de sus ingresos proviene del papel. Este tipo de organizaciones han creado proyectos al mediano plazo, donde han dicho: nosotros nos dedicamos al papel, pero vamos a colaborar, vamos a sembrar, vamos a desarrollar bosques, vamos a mejorar ecosistemas”.
Asimismo, existen gobiernos como el de Alemania, con inversiones importantes en energías limpias. A pesar de ello, indica Razo, “algunos países se han aferrado al tipo de industria, al tipo de energías fósiles que generan un beneficio económico, sin embargo, a la larga son contaminantes”.
El dinero quizá no sea lo necesario…
“Debemos tener aires limpios, mares limpios, océanos que nos brinden esa belleza de la naturaleza, bosques para nuestros animales, nuestra flora, nuestra fauna, que se ha visto devastada por la especie que somos. Verlos desde esa perspectiva humanista, los beneficios van mucho más allá del dinero. También hay que sentarse en una realidad donde no somos eternos, el dinero que puedas generar quizá no sea lo necesario para reanimar o revivir aquello que estamos devastando”, comentó el joven empresario.
¿Hay riesgos? El director de Visión de Cambio A.C. hace saber que los hay como en cualquier otra inversión. Por ejemplo, al desarrollar tecnología, debido a los avances rápidos de estos tiempos, eventualmente esa financiación será obsoleta, porque el tema de la tecnología y del ecosistema avanza estrepitosamente. Entonces “se vuelve una carrera, como lo fue la guerra fría, para ver quién tenía más capacidades para desarrollar”.
De igual manera, agrega, otra amenaza es que el proyecto no sea redituable o que las ganancias no sean tan grandes como lo esperado. Sin embargo, “aquellos que se aferren a las antiguas usanzas terminarán siendo rezagados”.
Un tema nuevo y no una moda
David Razo comenta que las finanzas sostenibles están en boga, por lo que tienen mucho futuro. Lo pioneros tendrán un buen porvenir. “Las sociedades no saben mentir, cuando ven que las empresas están viendo por las mismas sociedades, se les retribuye, siguen consumiendo y prefieren esas marcas”. Por su parte, los gobiernos sostenibles garantizarán su subsistencia en el primer mundo y la calidad de vida de su población al 100%.
Si bien es un tema en boga no está de moda. “Estoy certero en que este tipo de finanzas no son tendencia, —expresa contundente— se empieza a poner de moda, pero no es algo que tiende a decaer. Primero, estamos hablando de millones y millones de dólares que están invertidos. Segundo, debemos reconocer que la naturaleza, el medio ambiente y cuidar de nuestras sociedades no debería ser una moda, debería ser un estilo de vida”.
Por otro lado, señala el filántropo y altruista, “en este momento México no es un terreno fértil para las finanzas sostenibles”. Pues actualmente se está promoviendo más el gasto enfocado en industrias fósiles o en transportes poco sustentables. Esto no mejora sociedades o al medio ambiente, “entonces México no es el lugar para pensar en ese tipo de cosas”.
El director de Visión de Cambio A.C. considera que “desde nuestras trincheras debemos tratar de colaborar en materia de medio ambiente. Es un tema de corporativos y de gobiernos, aun así, podemos abonar desde el individuo”.
¿Qué son las finanzas verdes?
Son inversiones financieras destinadas a proyectos e iniciativas de desarrollo sostenible, productos ambientales y políticas que fomentan nuevas fuentes de subvención climática, así como prevención, minimización y compensación de daños al ambiente.
Buscan incrementar el nivel de flujos de capital de instituciones, fondos de inversión, seguros y microcréditos, disponibles para los sectores público, privado y sin fines de lucro para implementar objetivos de desarrollo sostenible.
Por ejemplo:
Primer bono verde agrícola certificado en Oaxaca. Un proyecto que lleva a cabo la reforestación, la captura de agua y la retención del suelo, así como la instalación de paneles solares y bombas.
Banco do Brasil. Se encuentra entre las 10 empresas más sostenibles del mundo, promovida por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) con el apoyo de la Iniciativa Internacional del Clima (IKI) del Ministerio Federal de Medio Ambiente, Conservación de la Naturaleza, Construcción y Seguridad Nuclear (BMUB) de Alemania.