Documento 2º Congreso de Socialismo Libertario

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Convocar, organizar y articular desde abajo

Una alternativa de Lucha y Revoluci贸n social

Sobre la situaci贸n latinoamericana y nacional Documento aprobado por el II Congreso de Socialismo Libertario Buenos Aires, 2 y 3 de abril de 2010



Introducción

El II Congreso de Socialismo Libertario (SL), reunido en Buenos Aires el 2 y 3 de abril del presente año, centró sus debates en la situación latinoamericana y nacional a partir de un texto presentado como borrador. Luego de un informe de apertura, adoptamos como modalidad de trabajo la conformación de varias comisiones con el fin de lograr la más amplia participación de los/las asistentes.Cada comisión presentó finalmente sus conclusiones,observaciones y enmiendas al borrador, quedando la versión final a cargo de una comisión redactora. El documento que ahora publicamos es el resultado de ese trabajo colectivo. Expresa nuestra interpretación de la realidad en la que intervenimos y nos construimos al lado de otras organizaciones y movimientos populares. Lo entregamos como un modesto aporte, lejos de cualquier pretensión de que se constituya en un documento acabado, asumiéndolo siempre como nuestra aproximación y comprensión del recorrido de las luchas sociales latinoamericanas y de nuestro país, de los procesos políticos en curso, así como de la orientación que nos proponemos. Queremos compartir todo esto con diferentes interlocutores, manteniendo nuestra permanente apertura a recibir diversas críticas, observaciones y nuevas contribuciones. Agradecemos los saludos enviados al II Congreso por Aldo Casas, Nora Ciapponi y Hugo Blanco, así como, de manera especial, la participación de una delegación del Frente Popular Darío Santillán (FPDS) y la contribución escrita que nos enviara el compañero“Chiche”Vázquez de la revista Herramienta. Estos saludos y contribuciones constituyen, sin duda alguna, muestras verdaderas de la fraternidad militante de otras organizaciones y personalidades con quienes nos entrelazamos en la búsqueda de un proyecto de emancipación. Cerramos esta introducción rindiendo homenaje a nuestro querido compañero Alejandro Cánepa, uno de nuestros fundadores, uno de los nuestros, propiamente, que asumió el compromiso de construir la organización en la ciudad de Rosario desde 2002. Él participó activamente de nuestro II Congreso e incluso aportó a la discusión previa que dio lugar al texto presentado. Se nos fue el 8 de junio, pero siempre, con su inmensa alegría, estará presente en la vida de SL tal como lo estuvo desde nuestros primeros días. Comisión Redactora Julio, 2010


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El capitalismo hoy:

crisis y resistencias

Al iniciar un análisis de la situación latinoamericana y nacional, más aún cuando nuestro propósito es trazarnos líneas de acción buscando una comprensión común compartida con otras organizaciones, creemos necesario señalar, aunque sea sólo como marco, y por lo tanto sin mayor desarrollo, la inmensa crisis por la que atraviesa actualmente el capitalismo a escala internacional. A diferencia de otras crisis ocurridas en el siglo XX, entre las que destaca la de 1929-30 conocida como la Gran Depresión, la actual parece ser mucho más profunda y extendida. No se limita a ninguna “burbuja” (aunque inicialmente se la presentó así, desde fines de 2007 y sobre todo en la primera mitad de 2008). La famosa “burbuja inmobiliaria”, que explotó en Estados Unidos, es decir en el centro de la economía global, no fue más que el epifenómeno de una crisis que abarca diferentes dimensiones y que los economistas del sistema tardaron en reconocer, aunque en la actualidad ese reconocimiento sigue siendo parcial. Apoyándonos en diversas elaboraciones de autores de izquierda, que están muy lejos de ser tributarios de las vicisitudes del sistema,compartimos en primer lugar la idea de que si del colapso de los créditos basura relacionados con inversiones inmobiliarias se pasó a una crisis financiera, indudablemente, estábamos y estamos en medio de una crisis de la economía mundial. Este primer señalamiento es fundamental, ya que por el carácter mismo del capitalismo imperialista nunca se pueden anular los vasos comunicantes que existen entre el “mundo de las finanzas” y la “economía real”. Pero la crisis actual, efectivamente, va mucho más allá y requiere de una comprensión cabal: es una crisis financiera, económica, energética, ambiental, alimentaria y cultural, por lo tanto también social y política. Por primera vez –y 20 años después de que el capitalismo hablara de su “triunfo definitivo”, luego de la caída del Muro de Berlín– estamos ante una crisis en la que se ponen en evidencia otros vasos comunicantes reales, mostrando la inviabilidad del capitalismo para la humanidad, lo cual no quiere decir que caiga por sí solo o desaparezca como régimen político-económico-social de explotación y opresión. La importancia de comprender todas


Una alternativa de Lucha y Revolución Social estas dimensiones, su entrelazamiento real, así como sus dramáticas consecuencias, resulta fundamental para situarse en una posición no sólo contraria al neoliberalismo sino al sistema global como tal, comprendiendo todas sus expresiones y buscando afirmar concretamente una alternativa de emancipación. Estamos asistiendo, sin duda, a una crisis sistémica, por lo tanto a una crisis de la forma de agregación social impuesta por el sistema dominante durante el siglo XX, con dos guerras mundiales de por medio y con las guerras actuales, pero también con todas sus oscilaciones, que incluyen sus pasajes por el Estado benefactor y el neoliberalismo. Si la crisis actual comprende la combinación de las dimensiones señaladas, pero además pone en evidencia el fracaso de la agregación social impuesta por el capitalismo, estamos, evidentemente, ante una crisis integral de la sociedad burguesa. Hoy, mucho más que en 1929-30, mucho más que en otras crisis con mayor o menor impacto en la economía mundial, lo que se está poniendo cada vez más en evidencia es que la civilización capitalista o burguesa, con todo lo que contiene: su carácter patriarcal, la explotación y la opresión de las mayorías sociales de cada país y de pueblos enteros, incluyendo la marginación histórica de nuestros pueblos originarios, etc., es cada vez más inviable para una vida humana digna. En este contexto, no está demás agregar la degradación cultural, la violencia, la trata de personas, el narcotráfico, el tráfico de armas, etc. No estamos entonces ante el estallido de una “burbuja” que ha provocado un cierto desorden en los negocios de los poderosos. Enfrentamos una crisis en la cual hay un “desorden” descomunal, que bien puede comprender el espectacular robo de los bancos, la audacia de los funcionarios de las grandes empresas para apropiarse de fondos millonarios, o bien, nuevos planes de ajuste, reducción de salarios, desempleo, marginalidad de la juventud, descalabro de la educación, etc. Es en este marco que analizamos la situación latinoamericana y nacional. Sería iluso pensar que la crisis actual no afecte a nuestros países,

siendo países “periféricos” (o dominados), que en algunos casos han alcanzado importantes niveles de crecimiento económico en los últimos años, en tanto están integrados a la economía capitalista mundial. Y además, al contar con fuertes endeudamientos externos, no están “blindados” ni podrán fácilmente sortear sus consecuencias; mucho menos desacoplarse efectivamente de sus reiteradas convulsiones. Es cierto que por el momento ningún país latinoamericano ha sufrido tan dramáticamente el impacto de esta crisis como Grecia o España. Es cierto también que la tendencia existente en algunos gobiernos latinoamericanos hacia una relativa independencia respecto del imperialismo, por cierto más bien política, puede permitir ciertos márgenes de maniobra que impidan fuertes repercusiones. Sin embargo, considerando la dependencia económica existente, por otra parte insalvable en los marcos del capitalismo, que además comprende a todas las dimensiones a las que nos referimos, sería un grave error afirmar que esta crisis no tiene ya algunas primeras repercusiones. En este sentido es preciso seguir con atención si continúan los ritmos de crecimiento de las economías regionales, así como también los niveles de empleo. Por otra parte, es necesario considerar las presiones existentes para la implantación de negocios extractivos, especialmente de la minería e hidrocarburos, que ya están generando nuevos conflictos en la región. Todas las luchas regionales actuales, en especial las que libran las diversas asambleas ciudadanas o los pueblos originarios en defensa de sus territorios y también de su identidad, enfrentan los intentos de “negociar” los llamados “recursos naturales”, incluyendo el agua. Estas luchas, en el fondo, están mostrando una resistencia auténtica de nuestros pueblos, tanto como las que se libran por el salario y el empleo.


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Latinoamérica:

Una década, dos períodos

El continente latinoamericano, desde el inicio del siglo XXI, ha sido escenario de una irrupción social multiforme y a su vez inédita, con nuevos protagonistas, nuevas formas de autoorganización y autoactividad de diversos sectores sociales, rebeliones populares transversales, etc., que enfrentaron las consecuencias devastadoras del llamado neoliberalismo. Esta irrupción, con diversas características en los países de la región, significó una confrontación abierta con los poderes políticos y económicos, expresando sobre todo un rechazo a la política impuesta desde arriba por los gobiernos y la partidocracia, llegando a expulsar del poder a diferentes gobiernos democráticos que aplicaban los planes neoliberales. A partir de esto, la irrupción social dio lugar a la búsqueda de una nueva forma de hacer política desde abajo, la cual se ha expresado en múltiples manifestaciones y creaciones de las mayorías explotadas y oprimidas. Sobre este proceso/recorrido extraordinario,sobre su significado y sus perspectivas hemos discutido una y otra vez (siendo parte activa del mismo en el ámbito y en las proyecciones de nuestra construcción). Hemos resaltado su carácter contradictorio, por lo tanto no lineal, considerando sus expresiones de mayor o menor radicalización, con búsquedas diferentes, con diversas combinaciones (protagonismo social directo, apoyo directo o crítico a una determinada “salida política”, demanda al Estado y/o reclamo de participación en la gestión del Estado, etc.). Se trata, efectivamente, de un inédito proceso/recorrido que atraviesa a la región, con vasos comunicantes no siempre percibidos pero realmente existentes entre nuestros países. A propósito, confirmando lo que viene sucediendo en el continente latinoamericano en la última década, pero además resaltando la historia de la región, podemos citar las palabras del sociólogo peruano Aníbal Quijano:

América Latina fue el espacio original y el momento inicial de formación del capitalismo colonial/moderno. Hoy es, por fin, el centro mismo de la resistencia mundial y de la producción de alternativas contra este patrón de poder

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América Latina, de la resistencia a la alternativa, http://encontrarte.aporrea.org/teoria/sociedad/76/a14112.html, consultado en junio de 2010.


Una alternativa de Lucha y Revolución Social 2.1. Período 2000-2006 La irrupción de la que hablamos fue claramente visible en el período 2000-2006, en el cual hubo diversos estallidos sociales en rechazo a los planes neoliberales que desde las dos décadas anteriores devastaron a las mayorías trabajadoras y empobrecidas de Latinoamérica.Pero estos estallidos, incluso con todas sus novedades, no surgieron de la noche a la mañana. En esas décadas precedentes (años 80-90) hubo una resistencia mayor o menor, en la cual se fue gestando una nueva acumulación de fuerzas, con nuevos sujetos sociales diversificados. Si bien la clase obrera y los movimientos sindicales existentes enfrentaron la embestida neoliberal, el mayor enfrentamiento fue protagonizado por estos nuevos sujetos sociales multiformes, lo cual amerita una discusión fundamental sobre la conformación actual del escenario social que desarrollamos en el tercer punto de este documento. La embestida, en particular por el impacto de las privatizaciones y/o “capitalizaciones” de empresas públicas, apertura de mercados y entronización de la “aldea global”, con el consecuente cierre de empresas, despidos, retiros voluntarios, etc., no sólo puso a la defensiva a la clase obrera “tradicional” sino que arrasó con buena parte de ella. Así, los planes neoliberales se impusieron en gran medida; sin embargo no lograron consolidar el famoso “reino del mercado”, mucho menos hacer realidad el tan mentado “fin de la historia”.

Este proceso/recorrido, más allá de las reivindicaciones materiales o económicas, tuvo efectivamente diversas manifestaciones políticas y culturales. Acentuó la crisis de la política tradicional, de sus modalidades y atropellos. Reubicó la lucha política incluso por fuera de los partidos políticos, rechazándolos en algunos casos explícitamente. Puso así en cuestión la propia estabilidad de las democracias realmente existentes en el continente, obligando a ciertos reacomodos de los poderes políticos, en otros casos a un reemplazo casi total de las castas políticas preexistentes. De allí que los partidos políticos tradicionales latinoamericanos fueron arrasados o enfrentaron –y enfrentan actualmente- profundas crisis. Otro aspecto a tener en cuenta fue la emergencia de los pueblos originarios con sus reivindicaciones propias, replanteando su presencia ancestral en medio de sociedades que los habían ignorado y marginado, cuestionando la “modernidad”, la idea del “progreso”, los Estados nacionales, etc.

Este primer período del que hablamos tuvo sus primeras expresiones concretas en el año 2000; tres de ellas fueron fundamentales: 1) la “guerra del agua” en Cochabamba, Bolivia, que derrotó la privatización de ese recurso elemental, luchando “por el agua y por la vida”, y marcó el inicio de todo lo que sucedería después en ese país; 2) la gran movilización popular que echó del poder al demócrata-dictador Fujimori en el Perú, algo que en los años 90 parecía imposible, Los gobiernos del continente latinoamericano aunque no abrió un proceso de ascenso sostenido entregados a la globalización salvaje no imaginaron de las luchas populares; y 3) la insurrección indígena nunca que nuestra región podría convertirse en en Ecuador, en alianza con sectores de las fuerzas el “centro mismo de la resistencia mundial y de la armadas, que derrocó al gobierno reaccionario de producción de alternativas contra este patrón de Jamil Mahuad, quien en medio de una tremenda crisis económico-social había dispuesto el “salvataje” poder”. de los bancos con fondos del Estado y entronizado Gran parte de ellos fueron finalmente rechazados al dólar como moneda nacional. por una diversidad de sectores populares urbanos y rurales cada vez más empobrecidos, marginados y/o Repasemos brevemente los principales acontecimientos de excluidos,que dieron lugar a los nuevos movimientos este período: sociales hoy existentes en Latinoamérica, los cuales, Bolivia es el país que más claramente vive con su emergencia y su singular protagonismo, • desde 2002 un proceso/recorrido revolucionario, configuraron un nuevo escenario socio-político. hasta ahora con un final abierto, con diversas manifestaciones de gran protagonismo por


10 ♦ Latinoamérica: una década, dos períodos. parte de la mayoría indígena y de otros sectores populares. En el año 2003, en medio de la “guerra del gas”, rechazando la entrega de ese recurso al imperialismo, una rebelión contundente echó del poder al gobierno de Sánchez de Lozada, uno de los símbolos latinoamericanos del neoliberalismo, perteneciente “paradójicamente” al Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR). En el 2005, un segundo levantamiento expulsó del poder al gobierno sustituto de Carlos Mesa. Las dos fueron grandes rebeliones indígenas-populares en las cuales tuvieron un gran protagonismo una diversidad de organizaciones campesinas de base y comunidades originarias de distintos puntos del país, así como las juntas vecinales de El Alto de La Paz. Ambas rebeliones jalonaron de manera extraordinaria un cambio político y cultural.

diversas iniciativas surgidas desde abajo: comedores populares, redes de trueque, merenderos, centros culturales, etc.; permitió que los movimientos de trabajadores/as desocupados/as puedan extenderse y consolidarse; generó una diversidad de nuevas organizaciones políticas o político-sociales, replanteando la política misma y cuestionando de hecho la práctica de la izquierda tradicional; acentuó la crisis del peronismo y pulverizó al radicalismo, aunque después el primero lograra recuperarse relativamente; cuestionó fuertemente la violencia del aparato represivo del Estado y por último pero no menos importante, transformó la mirada de la sociedad sobre la dictadura genocida, masificándose en ese momento la práctica del escrache popular. Marcó fundamentalmente un antes y un después; significó una ruptura que planteó la posibilidad de una transformación del país; fue la expresión • En el año 2001, como bien sabemos, se concreta de una decisión colectiva que trastocó produjo en la Argentina la rebelión popular del 19 al régimen, a sus instituciones y al propio juego y 20 de diciembre que echó del poder al gobierno democrático existente desde 1983. de Fernando de la Rúa, quien apenas dos años antes había asumido generando cierta expectativa de un • En el año 2002, una gran movilización obrera cambio “progresista” respecto de la denominada y popular impidió el intento de golpe de Estado década infame menemista. Más temprano que contra el gobierno de Hugo Chávez en Venezuela. tarde, este gobierno de la Alianza (UCR-Frepaso) Fue una reacción de amplios sectores obreros y demostró la continuidad de los planes neoliberales populares,propiamente autoconvocados,que surgió (sometimiento a las recetas del FMI, recorte desde las fábricas, los centros laborales y los barrios. de las jubilaciones, miseria salarial, intento de Chávez, que supuestamente había “renunciado” y ya arancelamiento de la enseñanza superior, retorno del había sido detenido, fue restituido inmediatamente ministro menemista Cavallo a la gestión económica, en el poder por esta extraordinaria movilización etc.) acentuando así la crisis económico-social que que puso en evidencia la comprensión de que un se entremezcló con una profunda crisis política. golpe de Estado significaba un retroceso para las mayorías explotadas y oprimidas. Los “escuálidos”, la La rebelión de finales de 2001, que se extendió oligarquía venezolana y capas afines de la burguesía durante los primeros meses de 2002, en la cual SL y de la clase media, que constituyen un concentrado empezó a existir concretando su búsqueda del retrógrado, racista y proimperialista, no pudieron protagonismo social, tuvo características inéditas: concretar su cometido gracias a esta irrupción fue transversal a la sociedad; conjugó la lucha ya surgida desde abajo. Su antecedente fue la rebelión precedente de sectores desocupados y marginados popular conocida como el Caracazo (1989), que dejó con la irrupción de la clase media; colocó en su herido de muerte al gobierno de Carlos Andrés Pérez centro el grito: ¡Que se vayan todos, que no quede (Acción Democrática, sometido al FMI) y al acuerdo ni uno solo! como mayor expresión de repudio a las de gobernabilidad entre los partidos tradicionales. castas políticas; dio lugar a las asambleas populares Al respecto, sin duda, debemos profundizar la en Buenos Aires, Rosario, Córdoba y otras ciudades; discusión, pero está claro que el Caracazo destruyó fortaleció la lucha por la recuperación de empresas a la partidocracia y desbrozó el camino para el inicio cerradas por la patronal; impulsó la creación de de un cambio político-social que luego encarnó a su


Una alternativa de Lucha y Revolución Social manera el régimen de Chávez. • Ya más acá en el tiempo, en el 2006, la rebelión de los estudiantes secundarios en Chile, conocida como “revolución de los pingüinos”, se destacó por la masiva ocupación de colegios prácticamente en todo el país en rechazo a la Ley Orgánica Constitucional de Educación (LOCE), la última sancionada por Pinochet. Lo sintomático y al mismo tiempo lo más resaltante fue que esta “revolución” estalló 16 años después de vigencia de esa ley, por cierto absolutamente autoritaria, cuestionando no sólo al último gobierno de la Concertación, el de la “socialista” Bachelet, sino a todo el andamiaje democrático que sucedió a la dictadura. Fueron los jóvenes más jóvenes, entre 14 y 17 años, ocupando sus colegios, con formas de autoorganización, con asambleas que decidían todo, con “voceros” y no con “dirigentes” que expresaban las decisiones, quienes pusieron en cuestión los elementos de continuidad con la dictadura que seguían (y siguen) vigentes en la democracia chilena, pero además cuestionando la “cultura” conservadora existente en ese país.

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en el poder), fue auxiliado por “lo nuevo”, el PAN, que descargó toda su fuerza represiva y mediante los mecanismos institucionales se negó a la destitución de Ruiz Ortiz. Más allá de esto, la lucha de Oaxaca permite sacar extraordinarias lecciones. Este repaso nos permite confirmar, efectivamente, que el período 2000-2006 fue una fase caracterizada por un protagonismo social directo y extendido, con la presencia de grandes movilizaciones, rebeliones inéditas y creaciones de autoorganización y autoactividad de diversos sectores, resituando la política en la base de la sociedad.

Siendo esto así, no ignoramos sus límites y contradicciones, especialmente respecto de la conciencia de los sectores nuevos que emergieron. Toda la riqueza del protagonismo social inédito expresado en esta fase no significa que el proceso/ recorrido sea siempre linealmente ascendente, ni mucho menos que el socialismo esté a la vuelta de la esquina. No fue posible, así, la articulación de alternativas que se propongan superar los límites de la democracia burguesa, asentando firmemente la política en la base de la sociedad y fortaleciendo • También en 2006, en Oaxaca, México, hubo el protagonismo popular, la autoorganización y sus un nuevo testimonio de la vitalidad de los pueblos diversas proyecciones emancipatorias. La idea de latinoamericanos: una lucha del sindicato docente que ciertos gobiernos, finalmente, puedan favorecer local, salvajemente reprimida por el gobierno a los de abajo fortaleció la confianza en salidas oaxaqueño, encabezado por Ulises Ruiz Ortiz, del electorales, lo cual, a su vez, permitió el reciclaje Partido Revolucionario Institucional (PRI), logró de antiguos partidos políticos, como es el caso del la solidaridad activa de la población urbana y peronismo, o el surgimiento de nuevas identidades rural, incluyendo a los pueblos originarios de esa políticas que se presentaron como representantes región, la cual dio lugar a la Asamblea Popular de más o menos fieles de las demandas populares. los Pueblos de Oaxaca (APPO). Esta lucha, que se Estos límites y contradicciones, que a su vez abren inscribió en medio de la crisis política mexicana, en un debate sobre las características de los procesos paralelo a las elecciones nacionales fraudulentas revolucionarios en el siglo XXI, nunca pueden que entronizaron al actual gobierno de Felipe impedir el reconocimiento de todo lo novedoso Calderón (del derechista Partido Acción Nacional- y diferente que se expresó en este período y que PAN), expresó un inmenso protagonismo social, sigue latente: es, ante todo, un reconocimiento de con ocupaciones de edificios públicos, medios de las potencialidades de transformación existentes comunicación y creaciones diversas como las“mega- en los pueblos latinoamericanos, de su ubicación marchas” que una y otra vez se sucedieron durante como “centro mismo” de la resistencia a los planes meses en abierto enfrentamiento a la represión y a neoliberales a escala planetaria, así como de “la un poder local acorralado. El gobierno de Oaxaca, producción de alternativas” político-sociales con del PRI, que representa “lo viejo” y utiliza los peores las cuales debemos relacionarnos, de manera métodos del corporativismo político (más de 70 años ineludible, para afianzar la búsqueda de un camino


12 ♦ Latinoamérica: una década, dos períodos. de emancipación. Sería un error grave simplemente detenerse en señalar los límites y las contradicciones de todo este proceso/recorrido, corriendo el riesgo de colocarnos por fuera del mismo. Al contrario, nuestra propuesta, a su vez entendida como búsqueda, sólo puede construirse en una relación crítica –pero relación, ante todo– con esa variada y desafiante “producción de alternativas”.

expresiones de autoorganización y autogestión existentes en el período precedente.

Es importante señalar que algunas de las elaboraciones que fuimos haciendo en tiempo real, a lo largo de estos años, mantienen su vigencia y utilidad, por ejemplo la idea de los “vasos comunicantes” no siempre percibidos pero existentes en la sociedad profunda de uno u otro país de Latinoamérica, así como la caracterización de la crisis de los partidos tradicionales, también la fragilidad y crisis de los Estados, etc. Dicho todo lo anterior, también debemos señalar como autocrítica que años atrás nos introdujimos en una errónea discusión sobre el carácter de la política, contraponiendo forzadamente el “factor social” al “factor político”, como si en las diversas y multiformes expresiones sociales no estuviese siempre presente la política de una u otra manera. En este sentido cometimos el error de imaginar un protagonismo social contrapuesto en sí mismo a la política, considerando al primero como “positivo” y a la segunda como “negativa” en todas sus formas. Incluso en la rebelión de 2001-2002, donde tuvimos una importante participación que inició nuestra existencia, llegamos a hablar de “antipolítica activa”, reivindicándola, cuando en realidad lo que estaba ocurriendo era una reubicación o reapropiación de la política desde abajo, con características nuevas y diferentes. Sin duda, esta discusión sigue planteada entre nosotros/as y debemos asumirla de la mejor manera.

En este sentido, desde 2006 hasta el presente se ha configurado más claramente un cambio político a escala continental, especialmente a partir del triunfo electoral de Evo Morales en Bolivia. Casi como corolario del período anterior, pareciera que el influjo de las rebeliones sociales dio lugar a una nueva arquitectura política en Latinoamérica, en realidad también inédita, caracterizada por una mixtura de gobiernos “progresistas”, de centroizquierda o “más de izquierda”, según los casos. Desde luego, la división que hacemos entre estos dos períodos no es exactamente cronológica sino más bien analítica. Queremos decir que la situación latinoamericana de los últimos años está marcada en gran medida por el protagonismo de estos gobiernos, por sus iniciativas políticas y por las conformaciones político-sociales que surgen alrededor de ellos. Al mismo tiempo, como contrapartida, el surgimiento de expresiones político-sociales reaccionarias, más o menos derechistas, ha logrado un cierto consenso especialmente en una “nueva clase media latinoamericana”, la cual, no sin vicisitudes e incluso crisis, se fue conformando a partir del período neoliberal (años 80-90).

La división en dos períodos puede resultar un tanto esquemática y debemos discutir mejor al respecto, pero la consideramos necesaria para reconocer que en esta fase el “centro de gravedad” pasa por la lucha política con un carácter más superestructural.

En la actualidad, sin la presencia de las rebeliones masivas que vivimos en los primeros años de esta década, hay una polarización político-social prácticamente en todo el continente. Hay una disputa alentada por la derecha, con diversas expresiones y mayores o menores momentos de 2.2. Período 2006-2010 confrontación, en medio de un escenario mundial caracterizado por la crisis económico-financiera y Definimos a este segundo período de otra manera. también por la crisis ambiental, cuyo centro está en No porque el anterior esté “cerrado”, mucho menos las mayores potencias del capitalismo imperialista definitivamente, sino porque en estos últimos pero, como dijimos más arriba, cuyas consecuencias años hubo una retracción del protagonismo no dejan ni dejarán de impactar en la periferia. social directo, de las rebeliones e incluso de tantas


Una alternativa de Lucha y Revolución Social No estamos diciendo que esta polarización sea idéntica en cada país ni que se organice alrededor de los mismos ejes políticos o económicos. Al contrario, no es directamente equiparable, por ejemplo, el enfrentamiento entre los oligarcas racistas de la “media luna” boliviana y el gobierno del MAS con el conflicto entre el gobierno kirchnerista y la Mesa de Enlace por la famosa Resolución 125. La polarización tiene su particularidad en cada país. Lo que sí afirmamos es que se trata de un fenómeno real, que atraviesa a todo nuestro continente, y que cuenta también con una base social reaccionaria. Por otra parte, para evitar confusiones, cuando hablamos de esta polarización no nos remitimos a la famosa “teoría de los campos”, que consiste en ubicar en todo tiempo y lugar, un campo “nacional y popular” o “progresista” enfrentado al campo reaccionario, oligárquico y pro-imperialista. La consecuencia inmediata de quienes asumen esta teoría desde la izquierda es la ubicación incondicional o más o menos crítica, en el mejor de los casos, con el primer campo. Entendemos que se trata de una teoría simplista, que ante todo ignora las manifestaciones reales de la lucha de clases; una teoría funcional a los gobiernos de perfil populista, muchas veces imaginados como tales, que impide el desarrollo del protagonismo social directo, mucho más de una perspectiva revolucionaria, anticapitalista y socialista. Nuestra caracterización de la polarización existente en la actualidad rechaza el chantaje del poder político, reafirmándonos en la necesidad de una política propia, independiente de todos los poderes explotadores y opresores. Al mismo tiempo, desde esta ubicación, distinguimos diferencias e incluso matices, asumiendo el desafío de intervenir políticamente en cada situación concreta, rechazando la simplificación sectaria de que “todos son lo mismo”. No somos tributarios de la “teoría de los campos”, pero tampoco del sectarismo dogmático tan extendido en los partidos de izquierda, que, en más de un caso, lamentablemente, se tradujo en el peor oportunismo, considerando “progresivo” al campo más reaccionario.

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período 2000-2006, aunque es mucho más visible en los últimos años. En Venezuela se expresó claramente en el año 2002, con el intento de golpe de Estado que fue frustrado por la movilización popular, pero también tuvo otra expresión en diciembre de 2007, cuando en un plebiscito fue derrotada por estrecho margen la propuesta de reelección de Chávez. Si bien en ese momento lo determinante fue la abstención,lo cierto es que la derecha logró imponerse. Posteriormente la situación se modificó a favor del régimen chavista, pero la polarización no dejó de estar presente. En Bolivia, sin duda el país donde más ha avanzado el protagonismo social, luego del contundente triunfo de Evo Morales en enero de 2006, surgió con fuerza e impacto mediático una movilización reaccionaria impulsada por grupos concentrados de poder económico en la llamada “media luna” (la zona oriental del país), reclamando a su manera una “autonomía” separatista y racista, incluso poniendo como amenaza la posibilidad de una “guerra civil”. Este avanzado intento fue finalmente derrotado, lo cual confirma el carácter extraordinario del proceso/ recorrido existente en Bolivia. Fue reforzado, además, en el plano electoral, un plano siempre distorsionado de la lucha de clases, con el triunfo arrollador de Evo en el referéndum revocatorio de 2008 (más del 67%) y con su posterior reelección en 2009 (62%). Sin lugar a dudas, con todas sus reales contradicciones, Bolivia expresa hoy una tendencia hacia la izquierda, pero no puede descartarse de manera definitiva que la derecha oligárquica y racista, incluso totalmente debilitada, no pueda volver a replantear una mayor o menor polarización. La política del gobierno y de su partido: el Movimiento al Socialismo (MAS), constituye y constituirá en este sentido un factor decisivo, especialmente para construir alianzas con sectores político-sociales afines.

En el caso de Ecuador, luego de una prolongada crisis, asumió a principios de 2007 el gobierno de Rafael Correa caracterizado también por un tinte “progresista”.Si por un lado cuenta con el respaldo de La polarización de la que hablamos no es exclusiva diversos sectores populares entre otras cosas por la de este período: tiene sus antecedentes en el reforma constitucional que impulsó y que convirtió


14 ♦ Latinoamérica: una década, dos períodos. a Ecuador en un Estado plurinacional, por otro lado su “progresismo” no se traduce en una política favorable a los movimientos indígenas, los cuales siguen luchando por sus reivindicaciones históricas (en la actualidad contra la Ley de Aguas). Se ubica en un lugar intermedio, “humanista cristiano de izquierda”, entre los gobiernos de Venezuela y Bolivia y los de Brasil y Argentina. En cuanto a Brasil, inmenso país en el que las convulsiones sociales se circunscriben a la lucha de los campesinos sin tierra, con la presencia además de algunas movilizaciones obreras, el gobierno de Lula y del PT, más que expresar una política de izquierda, ha demostrado de manera singular la capacidad de reciclaje de la izquierda en una variante eficaz para administrar los grandes negocios de la burguesía y una excelente relación con el imperialismo. Su balance puede parecer contradictorio: no está garantizada la reelección del PT en las próximas elecciones, pero sí la ubicación de Brasil como “potencia emergente”. No se logró el “hambre cero” anunciado al principio, tampoco una reducción sustancial de la pobreza, mucho menos de la delincuencia, pero sí se colocó a Brasil en un lugar destacado en el escenario capitalista mundial. Este balance, sobre el cual podemos discutir mucho más, nos permite una reflexión mayor sobre la dinámica que pueden adquirir algunas organizaciones de izquierda cuando llegan al poder, que, en este caso, habiendo surgido en la lucha contra la dictadura, reivindicando a la clase trabajadora e identificándose con ella, terminan transformándose en alternativas burguesas y pro-imperialistas, más allá de que mantengan un discurso “progresista”. En Uruguay sucede más o menos lo mismo, aunque con otras dimensiones. El Frente Amplio, que luego de una extensa trayectoria de lucha también contra la dictadura de ese país logró ganar las elecciones de 2004, no produjo ningún cambio sustancial. La elección de Pepe Mujica, ex guerrillero del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, quien sufrió una larga prisión, no significa ninguna radicalización. Es más, incluso para sorpresa de muchos analistas, la orientación de su gobierno está lejos de un programa de izquierda o antiimperialista,

proponiéndose alentar las inversiones capitalistas e incluso una suerte de amnistía para los represores que actuaron durante la prolongada dictadura uruguaya. También en este caso es necesario seguir la discusión sobre el reciclaje político de corrientes que en los años 60-70 eran consideradas revolucionarias. El cuanto al gobierno de Lugo, en Paraguay, debemos decir que se destaca por su impotencia. Lo que en un primer momento prometía ser un proceso de cambio tras más de 60 años continuados de gobierno del Partido Colorado (incluyendo las largas y oscuras décadas de la dictadura de Stroessner), se debate hoy por su supervivencia, atacado por los sectores más conservadores de esa sociedad y por sus propios aliados del Partido Liberal que aspiran a sucederlo. Lugo gobierna un país donde el modelo sojero avanza ferozmente, mientras las demandas campesinas e indígenas permanecen largamente insatisfechas. Como es evidente, está muy lejos de la reforma agraria prometida. Sin embargo, para muchos analistas, la perspectiva en Paraguay se parece peligrosamente a la de Honduras, lo cual de concretarse sería una amenaza muy seria para los movimientos populares de nuestro continente. Otro es el caso de Argentina, aunque el gobierno de Cristina Fernández no es semejante ni al de Venezuela ni al de Bolivia. Tampoco lo fue el de su antecesor, Néstor Kirchner. Sobre esto volveremos con más detalle en el punto siguiente. Es necesario referirnos además a la derrota de la Concertación en Chile. Este frente, formado por el Partido Socialista, la Democracia Cristiana y otras agrupaciones, se erigió como alternativa política en 1988 denominándose “Concertación por el No”, logrando triunfar en el plebiscito convocado por Pinochet para su pretendida continuidad en el poder hasta 1997. Fue desde entonces una opción política con un discurso de centroizquierda, más al centro que a la izquierda: gobernó durante 20 años (1990-2010) sin producir transformaciones sustanciales, adaptando la democracia a la herencia de la dictadura, manteniendo una política represiva, etc. Finalmente perdió el poder a manos


Una alternativa de Lucha y Revolución Social de una variante neoliberal de centroderecha (con presencia de sectores que reivindican a la dictadura) encabezada por Piñera. Esta variante ganó las elecciones en segunda vuelta por estrecho margen, y si bien el gobierno “socialista” de Bachelet no se caracterizó por ninguna radicalización, el triunfo del multimillonario Sebastián Piñera expresa políticamente un avance de la derecha en la región. Este avance relativo de la derecha podría fortalecerse si en las próximas elecciones de Brasil ganara José Serra, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), quien gobierna actualmente el Estado de São Paulo. Debemos seguir con atención el desarrollo de estos cambios políticos, teniendo en cuenta además la reciente sucesión del gobierno de Álvaro Uribe, en Colombia, por un personaje de su misma corriente: Juan Manuel Santos, su ex ministro de Defensa. También debemos considerar la crisis político-social del Perú, cuyo gobierno, el segundo de Alan García, ha demostrado el giro completo hacia el neoliberalismo de su partido histórico: el APRA. Uribe –ahora sucedido por Santos– y García, incluso con diferencias entre ellos, constituyen la expresión más clara del polo reaccionario, al cual se suma Piñera. Por otra parte, el golpe de Estado en Honduras, que expulsó del poder al gobierno de Manuel Zelaya, es todo un símbolo de la contraofensiva de la derecha y del imperialismo. No fue un golpe militar clásico, sino un golpe institucional, utilizando las propias instituciones democráticas y sus mecanismos, desde luego apoyándose en las fuerzas armadas. Constituye un antecedente que no debemos perder de vista. En este caso, las fuerzas reaccionarias, utilizando las trampas de la propia democracia, consideraron “fuera de la ley” una consulta sobre la modificación de la Constitución en paralelo a las elecciones de diciembre pasado. Esta consulta, propuesta por Zelaya, fue el motivo suficiente para sacarlo del poder, imponiendo un régimen represivo que a su vez garantizó a su modo dichas elecciones y entronizó un nuevo gobierno con una clara tendencia opuesta por derecha al anterior.

La política de Obama hacia América Latina se puso en evidencia en el golpe de Estado en Honduras: mientras la Casa Blanca desarrollaba un discurso ambiguo de “mediación” entre Zelaya y los golpistas y formalmente rechazaba el golpe, al mismo tiempo quedó claro para todo el mundo que sin su apoyo concreto y su consentimiento político la asonada cívico-militar hubiera sido irrealizable. Obama tomó nota del rechazo generalizado a la gestión Bush en nuestro continente, materializada en el revés propinado al ALCA en Mar del Plata en 2005, buscando una reubicación y una contraofensiva. La instalación de las siete bases militares en Colombia, la reactivación de la IV Flota y, posteriormente, el desembarco masivo de tropas yanquis en Haití, con el pretexto de la ayuda por el terremoto que devastó a ese país en enero de este año, son muestras elocuentes de lo que nos espera del primer presidente de origen afroamericano de la potencia del norte. Como síntesis, dejando abierta la discusión, volvemos a remarcar que esta traslación del “centro de gravedad” de la situación latinoamericana, pasando de un primer período de rebeliones sociales y amplio protagonismo desde abajo a otro de diversas polarizaciones más superestructurales, nos replantea una ubicación adecuada. Podemos hablar de un reflujo, más aún si tenemos presente la magnitud de la efervescencia anterior, lo cual no significa que las luchas sociales no existan en la actualidad. Siguen y seguirán diversas manifestaciones de lucha: debemos por lo tanto considerar el contexto en el que se producen, orientándonos hacia una acumulación de fuerzas, proyectando la construcción de los movimientos sociales, de corrientes obreras o estudiantiles, trabajando por la articulación entre ellos/as.

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Argentina:

de la Rebelión del 2001 al kirchnerismo

La actual situación argentina se inscribe en los dos períodos que hemos tratado de sintetizar anteriormente. El primero, el de la rebelión social de diciembre de 2001 y los primeros meses de 2002, tuvo características inéditas y fue uno de los más avanzados a escala continental. Significó la posibilidad de que diferentes fuerzas sociales: desocupados/as, jóvenes, trabajadores/as y amplios sectores de clase media pudieran abrirse un camino propio, por fuera de los aparatos políticos y sindicales. Fue la mayor expresión de lucha contra las consecuencias devastadoras del neoliberalismo; en este sentido no sólo contra el gobierno de la Alianza, que en sus últimos días se expresó en la dupla De la Rúa-Cavallo, sino también contra todo lo que significó el menemismo y de manera particular los años 90. La rebelión de 2001-2002, por su extensión y contundencia, tuvo como antecedente las movilizaciones populares de 1989, especialmente en el Gran Buenos Aires y en Rosario, las cuales, caracterizadas por los saqueos en busca de comida en medio de una hiperinflación galopante y del asedio de una impagable deuda externa, no sólo pusieron en evidencia la profundidad de la crisis económica y social sino también la fragilidad de la democracia instaurada después de la dictadura. Es preciso subrayar que en ese entonces, hace ya más de 20 años, el primer gobierno democrático que sucedió a la dictadura, el de Ricardo Alfonsín (UCR), no pudo culminar su mandato acosado por esta crisis, debiendo adelantar la entrega del poder a quien ya había sido elegido vendiendo su discurso cínico de “salariazo” y “revolución productiva”: el peronista Carlos Menem. El menemismo duró toda una década (1989-1999), beneficiándose con dos mandatos, gracias a la reelección de 1995 con amplio apoyo de sectores burgueses, de clase media y también populares; pero, al mismo tiempo, acentuó la crisis social con la aplicación de su política neoliberal: privatizaciones de las empresas estatales (el falsamente llamado “retiro del Estado de la economía”), despidos masivos, retiros voluntarios, la famosa ley de “convertibilidad” (un peso igual a un dólar), apertura de las importaciones y cierre de innumerables empresas, falta de trabajo y exclusión para las nuevas generaciones, “relaciones carnales”


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con el imperialismo, etc. Combinó esta política con sus famosos indultos a los genocidas, avanzando así más allá de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida con las que Alfonsín había detenido la beligerancia sobreviviente de las fuerzas armadas. Fue, sin duda, la segunda década infame del siglo XX.

para enfrentar la dramática situación que vivía el país. A la desocupación creciente e histórica se le agregó el famoso “blindaje” de la deuda externa acordado con el FMI, y se burló descaradamente a la clase media con el “corralito”, permitiendo que los ahorros y los depósitos fueran confiscados por los bancos, etc.

En esa década, sin embargo, empezaron a desarrollarse los primeros movimientos de resistencia: puebladas como el Santiagueñazo, los “fogoneros” de CutralCó en Neuquén y los “piqueteros” de Mosconi y Tartagal en Salta, los primeros cortes de rutas, diversas marchas reclamando trabajo o subsidios, la Marcha Federal de 1995, las luchas docentes y en defensa de la educación pública, etc. Numerosos hermanos y hermanas dejaron su vida en estas jornadas a manos de las fuerzas represivas como son los casos de Teresa Rodríguez, Víctor Choque o Aníbal Verón. Todos estos movimientos expresaban una situación defensiva; es más, habían surgido luego de sucesivas derrotas de sectores de la clase trabajadora que lucharon contra las privatizaciones, en las cuales la mayoría de la burocracia sindical de la CGT jugó un rol nefasto, de plena adaptación a los planes de Menem. Este rol de la burocracia dio lugar a algunas rupturas importantes: la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) y el Movimiento de Trabajadores Argentinos (MTA, dentro de la CGT).

Todo este concentrado, como arrastre de frustraciones y como insatisfacción de tantas demandas y derechos, no sólo desde la instauración de la democracia en 1983 sino desde los tiempos de la dictadura, se expresó en la rebelión social de 2001-2002. No por casualidad el grito de la rebelión fue: ¡Que se vayan todos, que no quede ni uno solo!, expresando el hartazgo con los manoseos de la política, con la impunidad de las castas políticas, en fin, el rechazo explícito a todas las gestiones de la democracia posterior a la dictadura, basada en los partidos políticos tradicionales (PJ y UCR), así como en los aparatos burocráticos sindicales, que una y otra vez habían burlado descaradamente las aspiraciones populares. Cabe destacar que esta rebelión estalló el 19 de diciembre, cuando el gobierno de la Alianza decretó el “estado de sitio” ante las crecientes movilizaciones populares y los saqueos que se producían en el Gran Buenos Aires y en otros lugares del país. El intento de “poner orden” por parte de un gobierno escuálido, que además había colocado en el centro de la situación nacional un inmanejable “desorden”, fue rechazado de manera contundente por una inédita emergencia social, surgida desde abajo y sin convocatorias, que arrinconó a los poderes políticos, económicos y financieros, al Parlamento y al Poder Judicial, a los partidos tradicionales y a toda la partidocracia, a la burocracia sindical parásita y a todas las formas institucionales del Estado. El hecho de que fuera rechazado masivamente en las calles el “estado de sitio”, en una sociedad golpeada en el pasado reciente por el talón de hierro del genocidio militar, expresaba con claridad el final de una etapa política. Todo, en ese momento extraordinario, tenía como centro el protagonismo social desde abajo, las asambleas populares que surgieron en los barrios de las principales ciudades, las movilizaciones de los/las desocupados/as, etc. Ha quedado como anécdota que en no más de 10 días pasaron sucesivos

Hacia 1999 surgió como fuerza “opositora” la Alianza (UCR-Frepaso), postulándose como alternativa política de recambio, con un discurso “progresista” y prometiendo resolver la dramática situación social. Ganó las elecciones, derrotó a la fórmula peronista encabezada por Eduardo Duhalde, quien como tantos otros caudillos de ese movimiento, incluyendo a Néstor Kirchner en su calidad de gobernador de Santa Cruz, había sido cortesano del menemismo. Más temprano que tarde, el gobierno de la Alianza encabezado por Fernando de la Rúa (UCR) y secundado por el “progre” Carlos“Chacho”Álvarez (Frepaso),significó una inmensa frustración, tanto para quienes lo habían elegido como para la inmensa mayoría de la población. Este efímero gobierno, que sólo duró 740 días, concentró y demostró toda la incapacidad de las castas políticas para superar la crisis económica y social; puso en evidencia no sólo su insensibilidad sino su estupidez


18 ♦ Argentina: de la Rebelión del 2001... “gobiernos”, que a su manera dieron cuenta de una afrontó una situación particularmente difícil, más “sucesión institucional”, hasta que asumiera Eduardo aún después de la crisis que estalló en 2001. El propio kirchnerismo, utilizando políticamente la profundidad Duhalde el 2 de enero de 2002. de esta crisis, no ha dejado de plantear que entonces Se inició desde entonces un segundo período, “estábamos al borde de la disolución nacional”. El un período de restauración de la gobernabilidad primer gobierno de esta nueva fase se vio favorecido democrático-burguesa, que no podía desconocer con la salida de la “convertibilidad” (devaluación no sólo la crisis económica y social del país sino la monetaria), operada anteriormente por el gobierno magnitud de la rebelión popular que había echado del transitorio de Duhalde. Con esto pudo garantizar a su poder al gobierno de la Alianza y había acorralado a modo una política “productivista”,cuyos resultados más las castas políticas. Fue el peronismo, en medio de su o menos inmediatos se tradujeron en una reducción resquebrajamiento, el sector político que asumió esa importante del desempleo, aunque no necesariamente restauración. A propósito de esto, es importante debatir en la recuperación de los derechos laborales perdidos más sobre el carácter multifacético del peronismo: en en los años 90, manteniendo la precariedad laboral y los años 90 aplicó los planes neoliberales que llevaron el trabajo en negro. Esta política combinó el aliento al desastre del país; después de la rebelión de 2001 a la producción industrial con el crecimiento del logró capear el temporal, primero con la transición de modelo extractivo-exportador, especialmente en el Duhalde, luego con los gobiernos de Néstor Kirchner campo y en la minería. En el primer caso fue y es visible y Cristina Fernández. El peronismo es, efectivamente, la extensión del cultivo de la soja, que ya venía de una suerte de “partido-sistema”, que incluso en medio tiempo atrás y que en esta década dio un salto muy de su crisis, con todas sus divisiones y disputas, no importante, logrando que la patronal agropecuaria, termina de desmoronarse, mostrando una y otra vez los pools de siembra, las empresas de maquinaria agrícola, las oleaginosas, etc., lograran extraordinarias su capacidad de recomponerse relativamente. e inéditas ganancias. Por otra parte, saldó la deuda con La fecha clave que fue utilizada por Duhalde para el FMI, proclamando su “independencia” respecto de concretar la posibilidad de una salida electoral a la ese organismo. Desarrolló una política internacional crisis política fue el 26 de junio de 2002, cuando ante de “multilateralidad”, estrechando vínculos con otros una ciudad de Buenos Aires prácticamente sitiada gobiernos latinoamericanos, como el de Chávez, por los movimientos de desocupados con decenas de Lula, Evo Morales, etc. No se colocó en una postura cortes, las fuerzas represivas asesinaron a Maximiliano nacionalista ni mucho menos antiimperialista, pero Kosteki y Darío Santillán en la estación ferroviaria sí logró ubicarse como un gobierno “progresista de Avellaneda. La inmediata reacción popular que moderado”, ganando el apoyo de diversos sectores se desató ante este crimen, desbarató la maniobra burgueses y populares. Un aspecto muy sonado político-mediática que inculpaba a los propios de su discurso fue la famosa “transversalidad”, es piqueteros de la muerte de Maxi y Darío, poniendo decir la búsqueda de sectores políticos afines, no fecha de vencimiento a la presidencia de Duhalde, necesariamente peronistas, aunque no tuvo mayor quien finalmente logró convocar elecciones y abrir un repercusión más allá del apoyo efímero de algunos nuevo momento político, ahora sí, con la legitimidad sectores de la UCR: no significó la construcción real de una nueva alternativa política más allá del PJ; es más, del voto popular. como está visto, podemos decir que el mayor fiasco de Con los gobiernos kirchneristas se inició una nueva la “transversalidad” fue la fórmula de gobierno que lo fase, no ya caracterizada por las convulsiones sociales sucedió: Cristina Fernández-Julio Cobos, este último anteriores,aunque indefectiblemente marcada por ellas, proveniente de la UCR. especialmente por la rebelión de 2001-2002. Es preciso señalar que el gobierno de Néstor Kirchner (2003- Donde sí logró algunos avances importantes a su favor 2007, que asumió sin ganar en la primera vuelta por fue en la cooptación de varias organizaciones sociales, deserción de su insólito contrincante: Carlos Menem), movimientos piqueteros y la mayoría de los organismos


Una alternativa de Lucha y Revolución Social de derechos humanos. Siendo esto así, lo cierto es que desde su primer gobierno el kirchnerismo buscó asentarse en la conjunción de dos aparatos nefastos: el político, del PJ, plagado de caciques corruptos en el conurbano bonaerense y en provincias; y el sindical, de la CGT, con Moyano al frente, quien, no por casualidad, terminó finalmente compartiendo la conducción del PJ con el propio Néstor Kirchner. Mientras se fue conformando este marco, el primer gobierno kirchnerista desarrolló, también a su modo, un discurso a favor de los derechos humanos y adoptó algunas medidas importantes como la derogación de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, lo cual impulsó la reapertura de los juicios a los genocidas. Evitó la represión abierta y directa a la protesta social, pero no se propuso que ésta se hiciera efectiva a escala nacional. En este sentido, el asesinato del docente Carlos Fuentealba, en Neuquén, es la expresión de una política represiva más focalizada y solapada pero siempre presente. Por otra parte, la anterior desaparición de Julio López, en el marco de los juicios a los represores, puso en evidencia los límites de la actual política de derechos humanos. Pero además, la política de derechos humanos del kirchnerismo no contempla las violaciones a los mismos que siguen vigentes en la actualidad: los casos de gatillo fácil, la impunidad con la que actúan los aparatos policiales a nivel nacional, la trata de personas, las mujeres desaparecidas en democracia, la esclavitud laboral a la que son sometidos sectores de inmigrantes, etc. Todo esto, salvo algunos gestos parciales, no cuenta con ninguna decisión política que contrarrestre semejante ignominia. Debemos agregar que, mientras el kirchnerismo se jacta de “no reprimir”, es evidente que alienta o deja correr la criminalización y judicialización de la protesta social, lo cual puede verse en los más de 5.000 procesados por causas políticas de la actualidad. El gobierno de Cristina Fernández (2007 hasta el presente) ganó las elecciones en la primera vuelta, dando cuenta de que la gestión de su antecesor había logrado un amplio respaldo de diversos sectores sociales.

extraordinarios negocios de los sectores exportadores que dinamizan a ramas subsidiarias, pero también porque logró una nueva estabilidad política relativa, gozaba de una aprobación mayoritaria. Esta tendencia objetiva, por así decirlo, no se ha revertido en los últimos años, pero sí ha cambiado el panorama político a partir de algunas medidas planteadas por el gobierno de Cristina Fernández que afectaban o afectan sólo parcialmente los intereses de los grupos económicos concentrados. El cambio del panorama político se produjo a partir de la famosa Resolución 125, que gravaba retenciones móviles a las exportaciones agrícolas. Esta medida dio lugar a una nueva polarización político-social en 2008, en la cual los patrones del campo, con la Mesa de Enlace de los productores agropecuarios al frente, los pools de siembra y diferentes beneficiarios de los agronegocios, incluyendo a amplios sectores de la clase media, pasaron a la ofensiva contra el gobierno, utilizando y beneficiándose además con el poder de los medios de comunicación. Sin duda, no estaba en los cálculos del gobierno que la tal Resolución 125 desatara semejante tormenta. Menos aún que se colocaran en una actitud opositora beligerante quienes se habían beneficiado extraordinariamente con los negocios del campo. La polarización se expresó de tal forma que llevó a la ruptura del propio gobierno: el vicepresidente Julio Cobos pasó a rechazar desde entonces la política de Cristina Fernández y rompió su efímera alianza con el peronismo para sumarse al conglomerado opositor. De esta manera, diversos sectores políticos en crisis, como la UCR, la Coalición Cívica, el peronismo disidente, junto con un lamentable rol de algunas corrientes de izquierda y de centroizquierda, contando además con el apoyo servil de los medios monopólicos de comunicación, pasaron a conformar un conglomerado político beligerante. Este conglomerado, que sin embargo no ha logrado hasta ahora conformar ninguna alternativa sólida de recambio al kirchnerismo, no es más que una expresión superestructural, por cierto desordenada, de la polarización que señalamos.

La gestión kirchnerista, hasta ese momento, especialmente por el crecimiento de la economía Respecto de lo que se dio en llamar “el campo”, y la reducción del desempleo, así como por los aunque en 2008 hicimos una primera discusión, debemos profundizarla más, teniendo en cuenta

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20 ♦ Argentina: de la Rebelión del 2001... las transformaciones estructurales que se operaron en los negocios agro-ganaderos en las últimas décadas: la extensión de la frontera agrícola por el crecimiento espectacular de la soja con una tendencia al monocultivo, la transformación de los pequeños y medianos productores en rentistas de sus tierras, el arrinconamiento de la ganadería, la marginación de los verdaderos campesinos en zonas periféricas, etc.

golpea a uno de los poderes más concentrados que operan contra la sociedad y manipulan la información. La visibilización del verdadero accionar político de los medios masivos de comunicación, antes considerados “neutrales” u “objetivos”, es también, en la actualidad, uno de los saldos positivos de este proceso político contradictorio.

La confrontación que vivimos en nuestro país respecto de los medios, está también presente en otros países latinoamericanos. Por citar un ejemplo, la derrota del intento de golpe de Estado en Venezuela, en 2002, fue un duro golpe para los medios de la oposición, que ofrecieron una escandalosa cobertura del golpe, legitimando su accionar. A su vez, el rol de Luego de su derrota con la Resolución 125, el gobierno los medios de comunicación alternativos fue muy sufrió otro duro golpe en las elecciones legislativas importante para la contra-información popular en de junio de 2009, cuando distintas figuras del ese momento tan difícil. Esto demuestra, por un comglomerado opositor lo relegaron a un segundo lado, que el enfrentamiento con los monopolios de lugar, particularmente en la provincia de Buenos la comunicación es una asignatura prioritaria para Aires al mismo Néstor Kirchner. Pero contrariando a cualquier proceso de cambio social en esta época; y, por una gran cantidad de analistas y sectores políticos otro, que el fortalecimiento de los medios alternativos que veían en esta situación el fin del kirchnerismo, es una necesidad para que crezca el poder de los de el gobierno volvió a la carga y, entre otras iniciativas, abajo. Además, el desarrollo de ideologías y valores arremetió con la Ley de Medios (Ley de Servicios de consumistas, individualistas, racistas, antipopulares Comunicación Audiovisual), logrando sacarla, aunque o patriarcales está estrechamente vinculado con los posteriormente fue entrabada en los ámbitos judiciales. contenidos que transmiten los medios monopólicos. Esta ley significa un duro golpe para los monopolios Por lo tanto, el surgimiento de nuevas expresiones mediáticos, que desde tiempos de la dictadura mediáticas que no planteen la comunicación como concentran como nunca antes la información y actúan un negocio es fundamental para la pelea en el terreno como operadores de la llamada opinión pública. El cultural y simbólico. En cuanto a la situación en nuestro poder de los medios monopólicos, sin embargo, no país, todavía está por verse cuál será la perspectiva en está derrotado. Al contrario, la trama tejida entre jueces este sentido. provenientes de la dictadura, la oposición política reaccionaria defensora de los intereses de los grupos Posteriormente, la creación del Fondo para el monopólicos y el accionar de los propios medios Bicentenario, con el objetivo de pagar parte de masivos y de sus periodistas, ha impedido hasta ahora la deuda externa con el importante volumen de la aplicación de una ley que, de manera distorsionada, reservas acumulado en estos años, sufrió también es producto de largos años de lucha social. Estamos, un revés. El conglomerado opositor rechazó esta por principio, por la más amplia libertad de expresión medida del gobierno, que en sí misma no es y por lo tanto no apoyamos explícitamente ninguna progresiva, ni mucho menos, ya que apunta a pagar regimentación desde el Estado en este sentido. Sin una deuda fraudulenta heredada en su mayor embargo, distinguimos, claramente, entre la ley de parte de los gobiernos anteriores. La mayoría de la dictadura (que siguió vigente durante más de dos la oposición, sin embargo, no presentó ninguna décadas de democracia) y la ley actual. Por eso, más propuesta “positiva” al respecto; es decir no hizo allá de todos sus límites y de las críticas que podamos más que oponerse escondiendo su intención de hacerle, la defendemos frente a la anterior, porque volver a nuevos endeudamientos externos para La polarización alentada por“el campo”y por los medios monopólicos, condujo, como dijimos, a una nueva crisis política, por cierto diferente a las anteriores, en medio de la cual, sin embargo, el gobierno no perdió su iniciativa.


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seguir pagando, lo cual significaría nuevas medidas cometidos por la dictadura, así como también la de ajuste en el presupuesto del Estado. impunidad de las fuerzas represivas que continúa vigente. En cuanto a los “planes sociales”, el gobierno actual ha creado entre otros la “asignación universal por Finalmente, en cuanto al movimiento sindical, el hijo”, con lo cual ha logrado recuperar cierto respaldo, gobierno mantiene la política clásica del peronismo, pero además ha propuesto el plan “Argentina trabaja”, es decir la legalidad de una sola central sindical y destinado a crear fuentes de trabajo con la creación de la “unidad” de los sindicatos, contradiciendo una cooperativas. Si bien esta medida es diferente de los tendencia real que se viene expresando desde los ya conocidos subsidios, su manejo igualmente está años relacionado al poder de los municipios afines y de sus punteros, con lo cual se excluye a las organizaciones 90. Resulta inaceptable, por ejemplo, que hasta ahora la sociales independientes del gobierno o externas al CTA no sea reconocida legalmente. Lo mismo podemos decir de nuevas organizaciones sindicales, como la de peronismo. los trabajadores y trabajadoras del Subte de Buenos En cuanto a la política de derechos humanos Aires, que expresan a sectores de vanguardia que han (siempre respecto de lo sucedido en la dictadura), ganado la batalla contra las castas burocráticas. Sin el gobierno de Cristina Fernández ha continuado duda, este aspecto de la política kirchnerista es uno e incluso profundizado lo diseñado e iniciado por de los más retrógrados; tiene que ver con la necesidad Néstor Kirchner. Con la lentitud que caracteriza al de apoyarse en el aparato sindical-burocrático de Poder Judicial, que no se debe sólo a su dinámica los Moyano y compañía, que, junto con algunos conservadora particular sino a la propia decisión gobernadores de provincias, los intendentes y los política del gobierno, en la actualidad hay alrededor punteros del Gran Buenos Aires, constituyen un sostén de 1.500 represores encausados, comprendiendo a fundamental para sus planes. personal militar y de seguridad, así como a algunos civiles. Aunque no tenemos el dato final, a principios Queda abierta la perspectiva sobre el fin del gobierno de abril del presente año sólo 68 tenían condena firme y el que lo sucederá. El panorama actual no permite luego de finalizados 23 juicios. En la actualidad hay establecer tendencias más definidas, por lo menos algo más de una decena de juicios, sobre más de 320 por ahora. Es evidente que el proyecto kirchnerista ha causas abiertas en todo el país. Si se tiene en cuenta sufrido duros golpes, perdiendo sobre todo el apoyo que existieron más de 600 centros clandestinos de de amplios sectores de la clase media. Tiempo atrás detención durante la dictadura, es evidente que la nos inclinábamos a decir que ese proyecto estaba “lentitud” de estos procesos está relacionada con la prácticamente agotado, especialmente en el escenario polarización existente. No por casualidad Eduardo que se montó alrededor de la Resolución 125. Aunque Duhalde, que se postula como alternativa peronista dijimos en ese momento, sin mucha seguridad, que el al kirchnerismo, ha sido el primero en plantear gobierno podía recuperarse, nos inclinamos a pensar desembozadamente la “reconciliación” con los que la “era kirchnerista” había llegado a su fin. No fue así, genocidas y la necesidad de un plebiscito en este evidentemente, ya que en la actualidad, como está visto, sentido. Por cierto, tiene a su favor los vientos que está en curso una recuperación parcial del gobierno, lo vienen de Uruguay y de Chile, pero es difícil imaginar cual no significa que tenga asegurada su continuidad. que tal propuesta u otras similares puedan contar En este sentido, es preciso seguir atentamente la con la aprobación de la mayoría de la sociedad. El 24 situación política y social, particularmente los vaivenes de marzo pasado, seguramente percibiendo mejor de la oposición y sobre todo si logra configurarse una este intento de contraofensiva, centenares de miles alternativa de centroderecha o más reaccionaria. de personas se movilizaron en todas las ciudades del país: mostraron una decisión contundente, repudiaron una vez más, masivamente, los crímenes


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Los Movimientos Sociales

y nuestra orientación

El seguimiento de la situación política, de la polarización existente, etc., tiene como fin inmediato precisar mejor nuestra relación con las mayorías explotadas y oprimidas, con la sociedad profunda, para trazarnos una perspectiva de construcción articulada desde abajo con otros movimientos y organizaciones. Al respecto, como enunciamos en el primer punto, la conformación actual del escenario social en nuestro país es el resultado de un proceso/recorrido que, durante las últimas décadas, transformó a la clase obrera y a los sectores populares. Consideramos fundamental iniciar la discusión sobre este proceso/recorrido, deteniéndonos en algunos de sus momentos esenciales: • En 1969, cuando estalló el Cordobazo, había una clase obrera estructurada y modernizada, con grandes concentraciones fabriles, en un marco de radicalización y politización. Más allá de todas las características de ese proceso/recorrido, que mostró también una importante participación del movimiento estudiantil,la unidad obrero-estudiantil, etc., lo que interesa destacar es que el contexto en el que se daba no permitía dudar sobre su triunfo, aunque después fuera relativo, como realmente sucedió. En ese contexto existía una gran “seguridad de clase”, se salió a la lucha con la perspectiva de ganar, es decir de derrotar los planes de la dictadura de entonces (Onganía). • Otro momento importante se vivió en 1975, ya bajo el gobierno de Isabel Perón, cuando hubo una intensa movilización obrera y popular contra el famoso “rodrigazo”, el primer shock aplicado por un gobierno peronista que expresaba claramente una grave crisis económica con significativas consecuencias sociales, además en medio de la inmensa crisis política que antecedió al golpe de 1976. La lucha contra el “rodrigazo”, que tuvo como expresiones mayores el surgimiento de distintas coordinadoras obreras y una contundente huelga general, no contuvo sin embargo una subjetividad semejante a la que existió en el Cordobazo. La posibilidad de ganar,por entonces,estaba ya en duda, más aún por el rol dirigente de la burocracia sindical, pero además porque las propias coordinadoras no lograron un salto hacia una instancia superior.


Una alternativa de Lucha y Revolución Social •

Un tercer momento también importante fue la lucha contra las privatizaciones y las medidas neoliberales impuestas por el gobierno de Carlos Menem a partir de 1990. Hubo entonces grandes huelgas de resistencia: telefónicos, ferroviarios, Gas del Estado, YPF, Somisa, Aerolíneas, etc. Todas estas luchas expresaban una voluntad de resistencia, pero realmente no tenían en su horizonte el triunfo. La embestida del neoliberalismo no sólo se expresaba en las anunciadas transformaciones estructurales que luego se impusieron; se expresaba también en una subjetividad diferente: a fines de los años 60 se salía a la lucha para ganar; luego, en los 70, la posibilidad del triunfo estaba en duda; finalmente, a principios de los 90, esa posibilidad se veía cada vez más lejana.

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sociales que se colocaron en primera línea en la lucha contra el neoliberalismo. Se fue configurando así una nueva realidad social objetiva y subjetiva de los de abajo, con una multiplicidad de sujetos inéditos: las primeras organizaciones de desocupados (los “fogoneros” de Neuquén y los “piqueteros” de Salta), sectores de la juventud marginada y excluida, sectores que reclamaban trabajo, vivienda, servicios elementales de salud, etc.

Otro elemento de novedad importante que aparece es el protagonismo de las mujeres al interior de los movimientos sociales. Con particularidades propias, se trata de un fenómeno en ascenso en todo el continente. Y, sin duda, no se trata de un protagonismo de tipo cuantitativo,ya que las mujeres son parte elemental de dichos movimientos, sino de Con los señalamientos anteriores,somos conscientes tipo cualitativo. Las mujeres comienzan a enfrentar de que estamos introduciendo un tema difícil, la feminización de la pobreza que se fue acelerando más bien una polémica, que a su vez reclama un en la década de los 90 de la mano de un aumento estudio riguroso de la historia reciente de la clase exponencial de todas las formas de violencia hacia trabajadora de nuestro país. No estamos diciendo las mujeres. Este protagonismo redundó en lo que “adiós al proletariado”, ni mucho menos. Queremos algunas feministas llaman una feminización de la dar cuenta de la subjetividad cambiante de la clase resistencia, donde las mujeres de los movimientos obrera, o clase trabajadora, que se ha manifestado sociales dan cuenta de la necesidad de luchar contra de diferente manera en las últimas décadas. Este el capitalismo, pero asumiendo que se trata de un reconocimiento es importante y fundamental capitalismo patriarcal. De esta manera, han crecido para el desarrollo de una alternativa política de espacios de mujeres dentro de los movimientos, transformación social, teniendo en cuenta que, con así como reivindicaciones fundamentales, como la embestida neoliberal, la clase obrera histórica el derecho al aborto y a decidir sobre el propio del siglo XX hoy ya no existe como tal. Se ha cuerpo, la necesidad de detener la violencia hacia transformado: hay “una nueva clase obrera”, lo cual las mujeres, la lucha contra la trata, etc. No se trata también replantea su rol y su centralidad. de un aporte aritmético de nuevas reivindicaciones, sino sobre todo de una ampliación cualitativa del En los años 90, cuando se impusieron las horizonte de transformación social. privatizaciones, la recesión, los despidos y los retiros voluntarios, hubo quienes proclamaron, como Esta nueva configuración, que por su carácter mismo mencionamos al principio, el “reino del mercado” replanteaba las propuestas programáticas de la y el “fin de la historia”. Se imaginaba entonces una izquierda clásica, se fue desarrollando casi de manera nueva fase del capitalismo “global” basada en directamente proporcional a la profundidad de la la “iniciativa individual”. En ese período, la clase crisis social que atravesó al país en los años 90. Los obrera histórica fue desmantelada y la mayoría movimientos de trabajadores/as desocupados/as de los sindicatos controlados por la burocracia no adquirieron desde entonces un rol preponderante en dudaron en transformarse no sólo en agentes sino la lucha contra las consecuencias del neoliberalismo. en beneficiarios de la llamada desregulación. Sin Dieron lugar, efectivamente, a lo que ahora se conoce embargo, como no podía ser de otra manera, la como “nuevos movimientos sociales”, pero también historia no terminó y surgieron nuevos emergentes a un replanteamiento de la política, a otra política,


24 ♦ Los Movimientos Sociales... a la autoorganización y a nuevos métodos de organización. Este nuevo proceso/recorrido, ya sin el rol central de la clase obrera histórica, se expresó también en la rebelión social de 2001-2002. Sus protagonistas fueron también nuevos emergentes, creando las asambleas populares y diversas iniciativas de autoorganización y autogestión. Dejando planteada sintéticamente esta discusión, queremos subrayar que la construcción de Socialismo Libertario debe pensarse en la actualidad a partir de una relación auténtica con esta nueva configuración de los movimientos sociales, que se fue desarrollando en las últimas dos décadas y que sigue vigente, más allá de todas las contradicciones existentes y ya señaladas bajo los gobiernos kirchneristas, teniendo en cuenta además sus diferentes repercusiones en distintos ámbitos. Es preciso comprender el carácter y la diversidad en la que se expresan los movimientos sociales independientes, el significado de la construcción territorial, los movimientos ambientalistas, las coordinadoras y redes contra la represión y el gatillo fácil, los movimientos de mujeres contra la trata y por reivindicaciones feministas, las nuevas corrientes estudiantiles de izquierda por fuera de los aparatos, los bachilleratos populares, los centros culturales, etc. Al relacionarnos con esta diversidad, no perdemos de vista, ni mucho menos, las nuevas expresiones de lucha de la clase obrera, en particular aquellas que surgen contra la burocracia y que se proponen nuevas formas de organización sindical. Sin duda, en el contexto planteado, cobra mayor fuerza la propuesta de un nuevo movimiento obrero, que contiene no sólo métodos de organización diferentes sino una nueva cultura que, entre otras cosas, permita su articulación real con los movimientos sociales. Estamos proponiendo no sólo un cambio de actitud, particularmente respecto del período precedente de nuestra organización. Estamos proponiendo la afirmación de una nueva orientación que ya hemos venido ensayando en los últimos dos años, que nos ha dado resultados positivos no sólo en

cuanto a la construcción de Socialismo Libertario, sino sobre todo porque estamos aprendiendo a construir con otros/as y también para otros/as. Esta afirmación requiere, por un lado, el sostenimiento de nuestros Puntos de partida (I Congreso), los cuales plantean cuestiones de principio y programáticas fundamentales, abriéndose, al mismo tiempo, a nuevas elaboraciones y modificaciones.Por otro lado, esos Puntos de partida, por todo lo que contienen, nos demandan un aprendizaje cotidiano de otras experiencias, una apertura real y concreta que nos permita avanzar en una construcción común con otras organizaciones y movimientos. A fines de 2009 dimos un paso muy importante contribuyendo a la constitución de la Coordinadora de Organizaciones y Movimientos Populares de Argentina (COMPA). Esta nueva experiencia, que nos proponemos desarrollar, involucrándonos de lleno, constituye la creación de una alternativa políticosocial que tiene planteada su consolidación de manera disruptiva respecto de otras. No estamos en competencia con nadie y en este sentido afirmamos la nueva fase de nuestra construcción. Nos proponemos construir en común una alternativa con múltiples expresiones, rechazando el sectarismo y el aparatismo, una alternativa capaz de convocar, articular y unir esfuerzos, voluntades, pensamiento crítico y militancia para contribuir a una nueva cultura solidaria entre los/las perseguidos/as por el sistema, en la perspectiva de una transformación revolucionaria y socialista. Buenos Aires julio de 2010.


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