La lucha de las mujeres y la transformación social Seguiremos en lucha, hasta que todas seamos libres 4
por María Paula García y Victoria Freire
Marcha atrás con la Guía Técnica para la Atención Integral de los Abortos No Punibles 8 Entrevista a Sabrina: “Mi compromiso militante es como mujer, trabajadora y lesbiana” 11 Los hombres que no amaban a las mujeres por Florencia Rodríguez 12 Las mujeres como territorio 13 por Martha Calveyra
Fate Llegó la hora del retorno de los despedidos
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por Marcelo Gallardo, Delegado de Fate y dirigente de la Seccional San Fernando del SUTNA
Elecciones en la Central de los Trabajadores Argentinos Grandes especulaciones, pequeña concurrencia
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por José Luis Farías, Miembro de la Agrupacion “Empieza por Casa” ATE-Ministerio de Trabajo
Hugo Blanco “El poder no se toma, se construye y desde abajo se está construyendo poder”
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Punto de vista Venezuela: Resultados clave en un continente a prueba
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por Modesto Emilio Guerrero
Estudiantes secundarios Entrevista a Sofía y Mariel: Los ideales no desaparecen La TV Ataca… a los estudiantes secundarios organizados Ecos de la movilización secundaria: del efecto dominó y otras yerbas…
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por Ulises Bosia
Historia/Memoria Reflexiones a 30 años de la revolución polaca
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por Arnaldo Manzoni
Debate Problemas de la militancia (Parte II) La extraña y cotidiana existencia de la militancia, o ¿por qué existen los militantes?
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por Fernando Aiziczon
La pasión según la revolución
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por Ulises Bosia
A 35 años de la Masacre de La Plata “Llevaban un mundo nuevo en sus corazones”
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por Manuel Martínez
Mujeres latinoamericanas que abrieron caminos El grito hecho verso, la paabra hecha color
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Jornada por la soberanía popular
Desde el sur del continente, por la revolución y el socialismo
Revista de Socialismo Libertario Año I – Nº 2 Septiembre/octubre 2010 Comité de redacción Victoria Freire Adriana Pacagnini (directoras) Ulises Bosia Félix Grossman Manuel Martínez Diseño y armado Mario a. de Mendoza Juan Collado Corrección Sol Martínez Adriana Pacagnini revistalaminga@gmail.com www.socialismolibertario.com Casa en Buenos Aires Ferrari 243 1414-Ciudad de Buenos Aires Te. (011) 4856-9879 socialismolibertario@hotmail.com Casa en Rosario Tres de Febrero 2641 “4” (0341) 424-8110 2000-Rosario slenrosario@yahoo.com.ar Biblioteca Rosa Luxemburg bibliorosaluxemburgo@yahoo.com.ar En Córdoba slencordoba@yahoo.com.ar
or iniciativa de la Coordinadora de Organizaciones y Movimientos Populares de Argentina (COMPA), junto con la Unión de Asambleas Ciudadanas (UAC) y la Asamblea del Otro Bicentenario, se realizará una Jornada por la Soberanía Popular el 15 de octubre. Dicha movilización, que nos convoca a ganar las calles, hace parte de una serie de actividades relacionadas entre el 11 y el 15 de octubre en Buenos Aires y en diferentes ciudades del país, después del XXV Encuentro Nacional de Mujeres en la ciudad de Paraná. Ante la agresión del modelo extractivo-exportador, que no se reduce a un problema económico, ya que afecta gravemente la vida de nuestros pueblos y de la Madre Tierra, esta jornada de lucha está convocada en defensa de la soberanía alimentaria, el trabajo, la plena vigencia de los derechos humanos y la integración solidaria de los pueblos de Nuestra América. Ante la ambición cada vez más desmedida del capitalismo, que se traduce en la obtención de ganancias en el menor tiempo posible y a cualquier costo social, reafirmamos la lucha por los derechos de las mayorías y por una vida digna para todos y todas. Contra la prepotencia creciente del sistema, reafirmamos la soberanía popular, entendida como autodeterminación de nuestros pueblos, forjando la articulación y la unidad de diversas expresiones de la sociedad profunda. En este sentido, esta convocatoria busca reunir múltiples demandas: el rechazo al saqueo y a la contaminación ambiental; el derecho a la soberanía alimentaria; ¡basta de pagar la deuda externa!; derecho a la tierra para quienes la trabajan, exigiendo el fin de los desalojos del campesinado en diversos sectores del país; respeto a todos los derechos de los pueblos originarios; fin del trabajo precario y de los despidos, por la plena vigencia de los derechos laborales; satisfacción de los reclamos de la lucha estudiantil, incluyendo mayor presupuesto para la educación pública; solución a todos los problemas planteados en la salud pública, empezando por un presupuesto adecuado para la prestación de sus servicios; titularidad de tierras urbanas para quienes recuperan espacios abandonados; autonomía y control por parte de las organizaciones populares de todos los planes sociales; eliminación del IVA de los productos de la canasta familiar y de los medicamentos; 82% móvil para los jubilados; implementación de la Ley de Medios, garantizando el acceso de las organizaciones populares; ¡basta de violencia contra las mujeres!, por el derecho a decidir sobre sus propios cuerpos; plena vigencia de los derechos humanos hoy, ¡basta de gatillo fácil y de impunidad!; rechazo a la criminalización de la pobreza y de la protesta social; fin del procesamiento y encarcelamiento de luchadores sociales; recuperación de empresas estratégicas bajo control de los trabajadores y usuarios; estatización de la banca y del comercio exterior bajo control social; ¡basta de intervención militar imperialista en nuestro continente!, integración de nuestros pueblos con plena soberanía en la perspectiva de un socialismo latinoamericano. Este conjunto de reivindicaciones, que seguramente puede crecer, trata de expresar no sólo una diversidad, para nada inconexa, sino más bien un deseo mancomunado de diversos sectores sociales que luchan cotidianamente. Reunirlas, darles un canal para que se hagan sentir de manera articulada, donde cada sector pueda manifestar su propia lucha junto a otras, es el propósito de esta jornada y de todas las actividades que se realicen en torno a ella. Convocamos a sumar fuerzas para su realización, afirmando también la necesidad de construir una alternativa política común para darle continuidad y proyección.
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La lucha de las mujeres y la transformación social
Seguiremos en lucha, hasta que todas seamos libres
on este artículo queremos desarrollar una reflexión sobre el protagonismo de las mujeres en el actual escenario latinoamericano y nacional. Lejos de ser una cuestión sectorial, pensamos que dicho protagonismo debe ser considerado como parte de la complejidad que reviste hoy la lucha por una transformación revolucionaria de la sociedad. Posicionarnos como mujeres latinoamericanas es una manera de situarnos concretamente en nuestros territorios y en la historia de los pueblos dominados desde hace siglos, que luchan y resisten dando vida a nuevos y diversos movimientos, agrupamientos y organizaciones; a la vez que intervienen políticamente en nuestra realidad específica. Las mujeres somos protagonistas activas de luchas y resistencias, y estamos encarando las nuestras propias y específicas, provocando sacudidas e incomodidades, tanto a los poderes dominantes como a nuestros movimientos.
Mujeres latinoamericanas en el escenario actual María Paula García y Victoria Freire
América Latina es un territorio atravesado por historias de saqueo y dominación, pero también es un espacio de rebeldías, resistencias e irrupciones sociales. En esta historia común se construye la enorme heterogeneidad y diversidad de nuestros pueblos, de sus culturas y tradiciones, que expresan fuertes vínculos en sus recorridos y en sus desafíos. Si el saqueo y la devastación comenzaron con la conquista colonial, actualmente la dominación ha dado un nuevo salto. De México a la Patagonia, América
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P Q R S T U
“En las reuniones del grupo de los Derechos de las Mujeres y en otras reuniones los hombres más avanzados aplaudieron la idea de igualdad. Noté –yo lo había visto antes, y lo vi más tarde– que los hombres, no obstante sus declaraciones, aunque parecieran ayudarnos, siempre se conformaban con las apariencias…me convencí de que nosotras las mujeres simplemente debemos tomar nuestro lugar sin pedir permiso por ello.” “… El viejo mundo debería temer el día en que aquellas mujeres finalmente decidan que han tenido bastante. Aquellas mujeres no flaquearán. La fuerza se refugia en ellas. Tened cuidado de ellas…Tened cuidado de las mujeres cuando se cansen de todo lo que las rodea y se levanten contra el viejo mundo. En aquel día un nuevo mundo comenzará.” Louise Michel (1870-1871, Comuna de París)
Latina viene sufriendo transformaciones en las últimas décadas, que profundizan aún más su condición de zona estratégica para la extracción de bienes primarios, a partir de poderosos recursos tecnológicos y químicos. La imposición del modelo extractivo exportador, saqueador de los bienes comunes, es contraria a la vida de los pueblos y sus territorios, con consecuencias terribles para la salud que son sufridas y denunciadas por numerosas poblaciones y movimientos. La voracidad parece no tener límites. El acelerado proceso de expansión de las fronteras agrícolas, mineras y energéticas es facilitado por los diferentes gobiernos que promovieron durante décadas la instalación de grandes empresas nacionales y trasnacionales. Actualmente vemos más descarnadamente sus resultados: la lógica de la rapiña al compás de la obtención de máximas ganancias ha provocado desastres de todo tipo para las comunidades, tanto a nivel productivo y económico, como ambiental y sanitario, incluido el abandono forzado de sus lugares de origen. Tomando en cuenta solamente los conflictos socioambientales relacionados con la actividad minera, nos encontramos con un total de 154, la mayoría ocurren en Perú (26), luego Argentina (24), Chile (24), Brasil (21), Colombia (16),y México (13). Los numerosos conflictos son respuesta a los más de 180 proyectos implicados, que afectan a unas 216 comunidades.1 Y como si ello fuera poco, en amplias zonas del continente el avance de las trasnacionales va de la mano del avance de la militarización, la criminalización
de la pobreza y de la protesta social: instrumentos utilizados por los diferentes gobiernos para garantizar la reconstrucción hegemónica del capitalismo, mientras intentan frenar la lucha de los movimientos sociales y políticos, amedrentando y reprimiendo a quienes más
1 Fuente: OCMAL, Observatorio de conflictos mineros de América Latina, http://www.conflictosmineros.net/
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padecen sus resultados de exclusión y marginalidad. En este panorama complejo y amenazante para los pueblos, donde las desigualdades se agudizan, la violencia se acrecienta y los derechos más elementales se pierden, las condiciones de vida empeoran aún más para las mujeres. No sólo se sufren los impactos más generales de las políticas de saqueo, devastación y militarización: estas políticas empeoran y refuerzan particularmente la opresión y los roles asignados tradicionalmente a las mujeres. Son muchas las feministas que, desde hace años, hablan de una feminización de la pobreza expresada en la desigual remuneración por igual tarea y en el trabajo doméstico no remunerado entre otros aspectos. Asimismo el trabajo precarizado, en negro y desprovisto de beneficios sociales impacta mucho más en la población femenina. Capitalismo y patriarcado se estrechan y se refuerzan mutuamente: la supervivencia del patriarcado es necesaria para el capitalismo porque le ayuda a sostener el orden, el control, su estructura y su organización; y al mismo tiempo, el patriarcado no es una abstracción histórica; si bien es verdad que es anterior al capitalismo, también es cierto que ha cobrado nuevas formas y lógicas a partir del desarrollo del sistema. La nueva fase de uno es también un salto de calidad del otro. Y lo novedoso hoy es que esta reflexión no nace de especulaciones teóricas genéricas, sino de mujeres que enfrentan una cruda realidad y se organizan de múltiples formas para transformarla. La feminización de la resistencia es parte de la construcción de los movimientos: las mujeres no asisten al empeoramiento de sus vidas y sus comunidades como simples víctimas; luchan
y se organizan. En diferentes lugares de nuestro continente, campesinas, trabajadoras, indígenas, afrodescendientes, estudiantes, en fin, mujeres muy diferentes entre sí, son parte activa y fundamental de distintas experiencias sociales y militantes, de movimientos y de organizaciones, representando un factor de peso más allá de la simple cuestión cuantitativa. No sólo son protagonistas de la batalla contra las consecuencias de las políticas excluyentes y explotadoras, sino que además se posicionan fuertemente contra el modelo capitalista afirmando que la opresión patriarcal que sufren como mujeres es una de las bases del orden y la dominación. Desde Ciudad Juárez nos llega la invitación, dura y difícil por cierto, de pensar la íntima relación entre el desarrollo actual del capitalismo, la industria maquiladora —en gran medida de capitales extranjeros— y las nuevas formas de explotación laboral, con los asesinatos en serie de mujeres bajo el enorme manto de complicidad del poder político. Son las mujeres quienes revelan en qué medida el golpe de Estado en Honduras, la ocupación militar en Haití y la instalación de las bases norteamericanas en Colombia provocan efectos perversos, desde el aumento de los femicidios y la violencia de género hasta el crecimiento de la trata para la prostitución. “Ni golpes de estado, ni golpe a las mujeres” es apenas una de las consignas que ilustra la dura pelea que vienen dando las mujeres hondureñas. Cada vez más se oyen los gritos de aquellas que denuncian los efectos de la militarización sobre sus cuerpos: “Mi cuerpo es mi casa, mi casa es mi territorio. No entrego las llaves”. Y al mismo tiempo que exigen soberanía y autodeterminación sobre los territorios lo exigen también sobre sus cuerpos, luchando asimismo contra la
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clandestinidad del aborto y por el derecho a decidir libremente.
Una mirada crítica en la polarización política Argentina no está por fuera del escenario continental, más allá de las diferencias y particularidades que existen. Los efectos de la imposición de un modelo continental también han dejado huellas profundas y han ido configurando una feminización de la pobreza. Una feminización que en la actualidad se relaciona directamente con las políticas que condujeron al desempleo, a la precarización laboral, a la exclusión social, a las dificultades de acceso a la salud, educación y vivienda, y que está muy lejos de haberse revertido. El gobierno de Cristina Fernández representa un proyecto político de recomposición capitalista, en un contexto de disputa entre los sectores dominantes, que tiene características propias que lo diferencian del neoliberalismo de gobiernos anteriores. Existe una contradicción aparente que es preciso desmenuzar entre el impulso de algunas medidas positivas del gobierno, y el dato específico de que la vida de las mujeres no ha dejado de empeorar en estos años. Este problema nos conduce a preguntarnos sobre los aspectos más profundos que atraviesan la vida de las mujeres, si las políticas públicas pueden o buscan introducir cambios de fondo, y si precisamos de nuevas estrategias y herramientas propias. Podemos considerar, por ejemplo, la Asignación Universal por Hijo, la cual tiene evidentemente importancia en un país donde más del 30% de los hogares son sostenidos por mujeres en su mayoría pobres. Sin embargo, esta medida no resuelve las necesidades elementales
¿Por q u aborto é en Argent ina el sigue delit si clande o?, la penal endo un stini izac nos pe dad del abo ión y rmite rto no librem deci en con qu te cómo, cu dir ién te á ner hi ndo y jos.
porque es parte de un sistema económico excluyente que, a su vez, precariza el trabajo y mantiene un menor salario para las mujeres, y no reconoce el trabajo doméstico como doble labor. Por otra parte la penalización y clandestinidad del aborto no nos permite decidir libremente cómo, cuándo y con quién tener hijos. ¿Por qué en Argentina el aborto sigue siendo un delito que puede ser condenado con la cárcel?, ¿qué respuestas pueden dar acerca de por qué las mujeres más pobres del país continúan siendo condenadas a morir por abortos clandestinos?, ¿cómo puede ser que las cárceles estén repletas de mujeres con sus hijos que han llegado allí empujadas por la pobreza, condenadas por ser el eslabón más débil en la cadena de tráfico de drogas? La feminización de la pobreza es acompañada por un aumento de criminalización. Romina Tejerina, condenada a 14 años de prisión por negar el embarazo producto de una violación, es símbolo del ensañamiento patriarcal y de la criminalización de las mujeres pobres. La misma política y justicia que la condena, permite que su violador Pocho Vargas esté libre. Por otra parte, existen demandas y reivindicaciones peleadas durante años por amplios sectores, que pueden ser tomadas y mostradas como resultado del gobierno que actúa en la polarización política buscando legitimarse y fortalecer su poder. Muchas veces se demuestra progresista, pero lo es en comparación con los sectores más reaccionarios y de derecha con los que confronta en torno a determinados intereses. Es más fácil indignarse con la exacerbación de los fundamentalismos patriarcales de la derecha más retrógrada, que identificar los verdaderos motivos de las contradiccio-
nes y límites del gobierno, que impulsa algunas medidas vinculadas a las reivindicaciones históricas de diversos movimientos. Por ejemplo, promueve el juicio y castigo a los genocidas de la última dictadura militar y está abriendo la responsabilidad a sectores de la sociedad civil, como es el caso de Clarín y La Nación, con el negociado de Papel Prensa. Se trata de políticas indispensables relacionadas a las demandas sociales hacia los DDHH, que es preciso profundizar. Pero al mismo tiempo, por acción u omisión, el gobierno es cómplice de la criminalización de la protesta con cientos de procesados; y de nuevos/as desaparecidos/as en democracia. Son Julio López y Silvia Suppo; y son las cientos de mujeres secuestradas actualmente por las redes de trata para la prostitución, que violan los derechos humanos más elementales de las humanas. A su vez, el modelo extractivo y exportador, que se sostiene en la soja transgénica y la minería a cielo abierto, entre otras, y que provee de enormes ganancias a empresarios locales y transnacionales, creció especialmente en los años de gobiernos K. Su desarrollo afecta a numerosas poblaciones, y su expansión favoreció el incremento de whiskerias y burdeles, como han denunciado distintas organizaciones. La consigna: “la ruta de la soja/del petróleo es la ruta de la trata”, revela la íntima relación entre el capitalismo en sus formas variadas de recomposición y la cultura machista y patriarcal reproducida socialmente, ya que el incremento general de la oferta de la prostitución es directamente proporcional a la demanda de consumo masculina. La industria sexual actualmente mantiene a miles de mujeres y niñas atrapa-
das en las redes de explotación de la prostitución, cientos de ellas están desaparecidas, secuestradas o traficadas ilegalmente desde otros rincones del continente. La pelea de los familiares y de las organizaciones políticas es para que el delito de trata sea considerado un crimen de lesa humanidad, ya que es imposible que las redes planeen, ejecuten y sostengan la desaparición de mujeres sin el soporte de los poderes del Estado. ¿Cuál es la respuesta de este gobierno, con Aníbal Fernández a la cabeza? Una negación rotunda a que la desaparición de mujeres sea considerada un problema de DDHH; un no contundente al endurecimiento de las penas para tratantes y proxenetas, a un punto tal que en Argentina es penalmente más grave robar una vaca que robar una mujer. Además la Ley de Prevención y Sanción de la Trata de Personas (Ley 26.364), recientemente sancionada, determina que las víctimas deben comprobar que no dieron su consentimiento para ser explotadas sexualmente: se toman la precaución de sospechar si las mujeres no son algo culpables de estar en esas condiciones, y si fueran ellas inocentes, la pena para el proxeneta es excarcelable. Pero lo que resulta más preocupante es la negativa del ministro a reconocer que hemos dejado de ser un país de origen y tráfico, para ser también recepción y destino de la trata de mujeres (Página 12/ 13-09-10);2 repudiando a las personas y organizaciones que afirman en los foros internacionales que la trata ha crecido en Argentina. La evasiva nos produce un escalofrío. Las trágicas similitudes de las torturas y desapariciones por trata en democracia con los años de dictadura militar fueron dichas en pala-
2 http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-153074-2010-09-13.html
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más venes e ó j s a u l Los y s son los q e la d o s r pobre e el rev os sufren gentina de ls”, o r n A a “ a os hum derech ecidas por l or p r a s desap asesinado l y trata gatillo fáci . el al polici
bras por una abuela: “Hace 30 años se llevaban a nuestras hijas, hoy la trata se lleva a nuestras nietas”. ¿Serán capaces de afirmar que en Argentina somos derechos y humanos y por ello somos un país libre de trata? No existe decisión política alguna para terminar con todo esto. Más bien resulta cada vez más evidente la complicidad por acción y/u omisión del Estado nacional, los gobiernos provinciales, la justicia, el Congreso y las fuerzas policiales. Este año, una mujer que trabajaba en la División de Trata de la Policía Federal
denunció a su comisario por regentear dos prostíbulos y por el cobro de coimas a tratantes. El juzgado que recibió la denuncia de la ex agente es el mismo que tomó las realizadas por la fundación La Alameda a whiskerías próximas al Departamento Central de Policía y que convirtió las causas en infracción a la Ley de Profilaxis (Página 12/14-05-10).3 Constantemente los familiares de las víctimas son desatendidos por la justicia, que caratula a estas causas como “averiguación de paradero”, desoídos por los funcionarios y detenidos en averigua-
3 http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/subnotas/1-46762-2010-05-14.html
ciones inconducentes. Ellos también denuncian la trama de complicidades políticas, judiciales y policiales que sostienen a la trata, y la impunidad absoluta del aparato represivo del Estado. Denunciar esta realidad no es hacerle el juego a la derecha. No podemos contentarnos con la justa condena a los genocidas de ayer. La memoria debe ser una herramienta para luchar en el presente contra la impunidad y la opresión. Los y las jóvenes más pobres son los que sufren el reverso de la Argentina de los derechos humanos, desaparecidas por la trata y asesinados por el gatillo fácil policial. Por eso nuestra mirada debe ir
Marcha atrás con la Guía Técnica para la Atención Integral de los Abortos No Punibles
Errores que matan Cuando el 14 de julio el Congreso sancionó en medio de un polarizado debate la ley de matrimonio igualitario, muchas organizaciones e incluso amplios sectores de la sociedad pensamos: ahora vamos por más. Efectivamente, la discusión que suscitó y el revés sufrido por la Iglesia y los sectores más reaccionarios abrían la puerta para pensar que por fin, luego de años de reclamos y exigencias de las mujeres y organizaciones que luchamos por el derecho al aborto, el Congreso y el gobierno nacional podrían poner en discusión la ley de despenalización y legalización del aborto. Es por eso que, cuando apenas una semana después se publicó en todos los medios que la Guía Técnica para la Atención Integral de los Abortos No Punibles había sido aprobada por la Resolución Ministerial Nº1184 del 12 de julio de 2010 por el ministro Juan Manzur y publicada en la página web del Ministerio de Salud el día 20, pensamos que ése era apenas el inicio. La guía en cuestión no hace más que despejar cualquier tipo de duda con respecto a los casos de abortos permitidos y estipulados en el artículo 86 del Código Penal desde 1921 y que muchos servicios de salud se niegan a cumplir, judicializando y condenando a mujeres y niñas violadas y/o con riesgos para su vida a recorrer caminos tortuosos dentro de la justicia para acceder al mismo, en el mejor de los casos.
Martha Calveyra
La guía técnica fue elaborada en 2007 durante la gestión del ex ministro de Salud Ginés González García y el hecho de que adquiriese rango de resolución ministerial significaba la aplicación efectiva obligatoria en todo el país, estableciendo bases y pautas claras para no dejar lugar a dudas ni a los médicos ni a los jueces cuando se presentan esos casos. Entre otras cosas, dispone que no deben ser judicializados los abortos no punibles, y garantiza su práctica en todos los hospitales. Contempla como aborto no punible cuatro situaciones: cuando corre riesgo la vida de la mujer, cuando corre riesgo la salud de la mujer, cuando hay una violación (la mujer debe aportar la denuncia policial o hacer una declaración jurada) y cuando el embarazo proviene de un atentado al pudor cometido sobre una mujer idiota o demente. En este último caso hace falta el consentimiento de un representante legal. Cuando se trata de una menor, desde los 14 años en adelante puede firmar su propio consentimiento sin necesidad de autorización de sus padres. “Riesgo a la salud” refiere tanto a la salud física como al bienestar psicológico y social de la persona. En todos los casos, el aborto debe ser realizado dentro de los diez días desde su solicitud. En cuanto a los profesionales de la salud, contempla objeción de conciencia a título individual, pero los que impidan arbitrariamente un aborto permitido “podrán ser responsables penal, civil y/o administrativamente por el incumplimiento de sus obligaciones”. Apenas
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Afirma m la des os nuevament aborto penalización e que del de nue solo será s f t r r u o to s de nue stra l esfuerzos y ucha e inde pendie amplia nte.
mucho más allá de algunas de las conquistas alcanzadas, y de las medidas políticas que favorecen nuestras reivindicaciones, afirmando una posición independiente. En este sentido, la ley de matrimonio igualitario, en tanto derrota para las cúpulas religiosas y los sectores más conservadores, abre la brecha para cuestionar ampliamente el poder de la Iglesia y su separación del Estado, un vínculo estrecho que también se sostiene de subsidios, especialmente en la educación. Sabemos que la ley equipara los derechos para privilegiar y preservar a la institución civil matrimonial y el rol del
Estado, y que las situaciones de discriminación, desigualdad y opresión que sufren todas las identidades sexuales no pueden resolverse sin transformar la heteronormatividad vigente. Sin embargo entendemos que la confrontación con la Iglesia es fundamental para romper con los valores más reaccionarios que se esconden en el sentido común de la sociedad, a la vez que nos permite crecer en nuestro reclamo por el derecho al aborto legal, en la pelea por la libertad de decidir sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas, que implica elegir si tener hijos o no, cómo, cuándo y con quién tenerlos y criarlos. No existen más que
publicada la noticia, la mayoría de los medios actuaron como vehículos de confusión, afirmando tramposamente que dicha resolución ministerial ampliaba los casos en los que el aborto no es punible y que se trataba de “una legalización encubierta”. Rápidamente empezaron todo tipo de comentarios ridículos de los fundamentalistas, acérrimos defensores de la vida embrionaria. Era lo esperado. La sorpresa fue el comunicado del Ministerio de Salud que el mismo miércoles 21 afirmaba que fue un “error” de esa cartera difundir que la Guía de atención de abortos no punibles tenía rango de resolución. “Nunca firmó (esa resolución) ni la va a firmar”, explicaron voceros respecto a Manzur, y mágicamente la Resolución 1184/10 desapareció de la página Web del Ministerio. Al tiempo de que los medios y el ministro de Salud dicen descaradamente que cometieron errores, nosotras entendemos que se trata de atropellos a nuestros derechos. Sin duda que la guía no resuelve la necesidad urgente de la legalización del aborto, pero representa un paso indispensable en el reconocimiento de los derechos de las cientos de chicas y muje-
excusas religiosas basadas en la distorsión para permitir que sea penalizada una práctica que realizan por año más de 500 mil mujeres en nuestro país, según el Ministerio de Salud. Así como no existen justificaciones para permitir que un cura acusado de pedofilia y condenado a 15 años de prisión continué en libertad y siga considerándose funcionario religioso.
Mujeres en movimiento En nuestro país la participación en los movimientos y las luchas, como en el resto de América Latina, expresa una feminización de la resistencia. Y para ello
res violadas, discapacitadas o con riesgo de vida que actualmente no pueden acceder a la interrupción del embarazo debido a las diversos obstáculos que el sistema médico y la justicia les anteponen. Por esta razón rechazamos la explicación acerca de los “errores” en un contexto en el cual se producen casi 600 mil abortos clandestinos por año; más de 100 mujeres mueren por abortos inseguros (según datos oficiales ya que dado el subregistro de las causas de muerte se calculan más de 300); y hay miles que, en su mayoría jóvenes y pobres, quedan con lesiones genitales irreversibles. Más allá de las esperanzas que suscitó la Ley de Matrimonio Igualitario, la resolución sobre la guía técnica y su inmediata desaprobación evidencian que existe un fuerte consenso contra la legalización del aborto entre sectores y personalidades del poder político, como el propio ministro Manzur. El gobierno no pretende enfrentar este consenso, sino que es parte del mismo; lo cual queda demostrado luego de este “desprolijo” episodio. No busca oponerse a los sectores más reaccionarios, ya sea por los “costos políticos” como también por su propia convicción, al punto que es la presidenta quien en varias oportunidades se ha manifestado en contra del aborto. Afirmamos nuevamente que la despenalización del aborto solo será fruto de nuestros esfuerzos y de nuestra lucha amplia e independiente, apuntando a hacer crecer un apoyo activo de la población que pueda presionar fuertemente para lograr la aprobación del proyecto de ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, presentado en el Congreso por la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Y para que en la vida de todas las mujeres sean una realidad las consignas: Educación sexual para decidir, Anticonceptivos para no abortar, Aborto legal para no morir.
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basta con hacer referencia al protagonismo de las mujeres en la irrupción social 2001-2002. En ella podemos ver una feminización de la lucha en diversos espacios, desde las asambleas populares, las fábricas recuperadas o los movimientos de desocupados, entre otros. Un protagonismo que quizá ha asumido formas y tiempos diferentes y que, en la actualidad, se expresa en un complejo marco de fragmentación y reflujo de los movimientos, producto de las dificultades propias de articulación y de los diversos intentos de cooptación e integración al Estado. Hoy las mujeres son una clara mayoría en estos movimientos, agrupamientos y organizaciones, al mismo tiempo que son las que más violencia sufren y menor representación tienen. Los espacios propios de mujeres crecen al interior de los distintos ámbitos en los que ellas intervienen y, cada vez más, comienzan a reflexionar acerca del complejo entrecruzamiento entre ser explotadas por el sistema y ser oprimidas por ser mujeres, y acerca de la gran dificultad para romper con los mandatos patriarcales cotidianos y decidir organizarse. En estos espacios es donde se intercambian y se recrean de manera renovada muchos de los conceptos históricos del feminismo, empezando por el que afirma que “lo personal es político”. Las mujeres son mayoría en los movimientos y también son un movimiento. Quizá una de sus mayores expresiones en nuestro país sean los Encuentros Nacionales de Mujeres, los cuales se vienen realizando ininterrumpidamente desde hace 25 años y han dado un salto cuantitativo y cualitativo, no casualmente, desde 2001. Son un ámbito multitudinario de expresión de lo diverso y, también, de disputa de intereses y perspectivas.
Sin las mujeres la lucha va por la mitad A las mujeres nunca las cosas no han sido fáciles. Nadie nos ha regalado ni concedido nada. Tuvimos que pelearla. Y hoy esa pelea se da para nosotras en diversos planos. La polarización nacional y el debate político extendido abren posibilidades de incidir positivamente con nuestras demandas y reivindicaciones que conviven con el riesgo de la cooptación por parte del gobierno y, también, de las diferentes fuerzas políticas que empiezan a delinear su campaña electoral. Los argumentos sostenidos hacen hincapié en la necesidad de ayuda y de colaboración en la planificación e implementación de políticas públicas, y que lo concreto pasa por empezar a generar los cambios desde adentro. Sin embargo, el mayor peligro que conlleva esta política es bloquear la posibilidad de cambios más profundos, como lo demuestra la reforma de la ley de trata maquillada para complacer a los organismos internacionales que caratularon a la Argentina como “país en observación” por las violaciones cometidas a los derechos humanos.
10 • La Minga # 2 • Desde el sur del continente, por la revolución y el socialismo
Es necesario luchar por la obtención de las reivindicaciones más urgentes, sabiendo que no podemos detenernos en ellas, a la vez que apostamos a construir otra cultura y valores sociales. Se trata de asumir el compromiso de una perspectiva liberadora, teniendo claro que las leyes son uno de los instrumentos de los cuales podemos disponer, pero sabiendo que lo fundamental pasa por construir desde abajo, afirmando nuestra autonomía en la lucha. En otro plano, una verdadera revolución está aún por darse al interior de nuestros movimientos y organizaciones donde, a pesar de nuestra presencia activa, las desigualdades de género persisten tanto en la teoría como en los programas y en la práctica cotidiana. Claro que es complicado. Porque a la vez que tomamos conciencia y nos levantamos contra la opresión y la explotación, todavía tenemos que insistir en que nuestra presencia se visibilice y se reconozca. A pesar de nuestras luchas cotidianas, las mujeres tenemos que disputar todos los días en nuestros ámbitos contra la idea de que las luchas de las mujeres son sectoriales, que una lucha común no puede soslayar nuestras problemáticas
Entrevista a Sabrina a vez mos un ucha a m r i f A e la l más qu evolución y r por la socialismo el anera e de m a la y u l c n i tutiv consti contra el lucha arcado. patri
específicas como mujeres, que continúan considerándose secundarias. Afirmamos una vez más que la lucha por la revolución y el socialismo incluye de manera constitutiva la lucha contra el patriarcado. Y no se trata de sumar luchas, sino de ampliar horizontes. “Sin feminismo no hay socialismo” dicen las mujeres del Movimiento Sin Tierra de Brasil y, entendido así, el feminismo no es una frontera que separa, sino una enredadera que entrelaza y enriquece la lucha revolucionaria. Una mirada muy diferente de las viejas ópticas que diferencian entre un primero y un segundo momento en el camino de la liberación. Luchar contra las desigualdades de género y el patriarcado no es una cuestión que compete únicamente a las mujeres: es parte de la lucha por una verdadera y profunda transformación social que nos atañe a todas y todos. Parafraseando a la feminista chilena Victoria Aldunate Morales: no hay revolución posible sin feminismo. La revolución que no asuma el feminismo, no será. Máximo será un patriarcado de izquierda, incoherente y estrecho… “Revolución en las plazas, en las casas y en las camas”, es una más de las consignas forjadas al calor de las actuales resistencias y movimientos que protagonizamos las mujeres. Una consigna que representa la lucha de miles de mujeres que en cada barrio y territorio, en cada trabajo, en cada facultad y en cada escuela pelean por una vida libre y digna de ser vivida. Y a esa lucha y a esa energía desde abajo es a la que continuamos apostando para construir poder popular que contenga y renueve al feminismo.
“Mi compromiso militante es como mujer, trabajadora y lesbiana” La Minga entrevistó a Sabrina, integrante de la Comisión Interna de la fábrica Praxair y activista por los derechos de la mujer. Esta multinacional se hizo conocida hace algunos años, cuando en el marco de la conformación de su comisión interna fue despedido uno de sus impulsores, Maxi Arecco, y los trabajadores llevaron a cabo una lucha tenaz de veintinueve meses y quince días hasta lograr su reincorporación. –Hola, nos gustaría que te presentaras… –Mi nombre es Sabrina, soy lesbiana, trabajo en la fabrica de gases Praxair y, desde hace un poco más de un año, soy delegada. –¿Nos podés contar cómo es tu compromiso militante como delegada de Praxair y como activista lesbiana? ¿Cómo confluyen para vos estas actividades militantes? –Mi compromiso militante es como mujer, trabajadora y lesbiana que lucha por sus derechos y por la igualdad en la fabrica, en el barrio, con la familia, etc. Hay algunas cuestiones, como la del matrimonio igualitario, que en los lugares de trabajo son difíciles de plantear pero que a toda nuestra Comisión Interna le parecen muy importantes y por lo cual tratamos de participar e intervenir, a pesar de que no son temas laborales. La confluencia de mis dos actividades militantes se da desde el momento en que reconocí la importancia de los derechos como trabajadora, mujer y lesbiana. –Ustedes, como Comisión Interna de Praxair, sacaron una declaración sobre la Ley de Matrimonio Igualitario. ¿Podés contarnos cómo se llegó a eso? –Sí, desde un primer momento en Praxair se discutió el tema. Nosotros tenemos una Comisión Interna que impulsa la organización de base democrática y participativa y nos parece que los trabajadores también tenemos que opinar sobre cuestiones de minorías, sobre género, educación, salud, ecología, etc. y no sólo sobre temas relacionados con nuestro lugar de trabajo. Por todo esto, después de charlar la cuestión decidimos sacar un comunicado pronunciándonos a favor de reconocer los mismos derechos y con los mismos nombres para todos. Igualmente no sólo nos quedamos en una declaración, sino que en las distintas movilizaciones y acciones publicas participamos varios trabajadores de la fábrica. –¿Qué significados tiene para vos la aprobación de la Ley? –Esta ley, que no sólo afecta a una minoría como quieren hacernos creer, afirma que la Argentina, en América Latina, está a la vanguardia de derechos humanos. Por lo menos en este tema. Tengamos presente que, contándonos a nosotros, sólo diez países en el mundo han reconocido la igualdad de este derecho civil para los grupos LGTTBI, entonces su efecto no se puede reducir a una minoría. A su vez, creo que tiende a mejorar la calidad de vida de miles de personas. –¿Qué cambios creés que expresa? –Esto tiene que empujar al cambio cultural. Creo que el cambio lo van a vivir con mayor claridad las generaciones futuras. Este año, en marzo, en la provincia de Córdoba, la compañera Gaitán fue asesinada a balazos por el padrastro de su pareja (mujer) por “haberla hecho lesbiana”, según dichos del homicida, y eso no cambia. Y nada le devuelve la vida a esta piba. Miles de personas homosexuales hemos crecido en la violencia y la discriminación por nuestra condición sexual, miles de trans siguen siendo empujadas a la prostitución por este sistema que les niega el derecho a la identidad de género y ni hablar de los abusos que reciben en el mismo ejercicio. El cambio va a ser lento, pero estamos construyendo más tolerancia, diversidad, igualdad… Hoy los jóvenes que inician su vida sexual activa tienen otras posibilidades; yo, personalmente, he tenido siempre el apoyo de mi entorno, pero conozco a muchos compañeros y compañeras a quienes les ha sido significativamente doloroso este paso. Una no se despierta un día diciendo “me quiero casar con una mina”, previo tuvo que permitirse miles de cosas, como estar en pareja, compartir lo cotidiano, etc., hoy, ese “empezar” debería poder ser un poco menos conflictivo que hace 15, 20 o 30 años. Y si no es así, bueno, habrá que seguir dando lucha para que el cambio cultural suceda. –¿Qué perspectivas y desafíos pensás que están planteados? –A corto plazo, creo que es urgente abordar la problemática trans. La expectativa de vida de nuestras compañeras travestis es muy corta. Son negadas, abusadas, golpeadas. No tienen acceso a un trabajo formal, en muchos hospitales se les niega atención médica o se las maltrata porque no tienen DNI. Creo que la Ley de Identidad de Género es una necesidad urgente. En un marco más general, pero siguiendo con los derechos humanos, pienso que el Estado debe ya legalizar el aborto. “Educación para elegir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”, esto es mucho más que una consigna, es una deuda social que tenemos con las miles de mujeres que año tras año mueren por las prácticas clandestinas. Basta de hipocresía. La Iglesia sigue metiéndose en nuestras camas, en nuestros úteros y en nuestras vidas. Y el Estado la sigue financiando.
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Los hombres que no amaban a las mujeres Florencia Rodríguez, del Espacio Feminista Irreverente Hay cosas que incomodan. No es fácil hablar de ellas y —para muchos— no es fácil escucharlas. Lo privado encierra muchas de las cosas de las que no hablamos; pensamos que es mejor no meterse en ese terreno, al que seguimos pensando como instancia de ocio, satisfacción personal, amor, sexualidad y cuidado. Sin embargo, lo que sucede en casa no se agota en lo que cuentan las novelas de amor. Hay historias que siguen otra trama, y sobre ellas escribimos. Entre 1997 y 2003 fueron asesinadas 1284 mujeres sólo en la provincia de Buenos Aires.1 Es notorio que en un contexto en el que se recrea diariamente un supuesto aumento de la inseguridad, 212 de estas muertes se produjeron en situación de robo, pero más de mil (el 70%) sucedieron en la —también supuesta— tranquilidad del hogar. Para esas mujeres, la inseguridad estaba en casa. De acuerdo con el informe de la Asociación Civil Casa del Encuentro, en todo el país, y sólo en 2009, se registraron 231 muertes de mujeres por parte de varones. Del total, 163 se produjeron dentro de relaciones personales, y 19 fueron provocados por vecinos y conocidos de las víctimas.2
imposibilidad: el sexo era un “deber conyugal” de las mujeres para con los varones. Cuando la violencia es reconocida, suele entrar en un discurso morboso y sensacionalista, desplazando el carácter eminentemente social de la violencia contra las mujeres. ¿Cómo entender sino la insistencia periodística con la idea del crimen pasional? La “pasión” convierte a la muerte de una mujer por parte de su pareja en una excepcionalidad, una desviación de la norma, cuando en verdad la normalidad para las mujeres asesinadas es la violencia. En efecto, la mayoría suele registrar denuncias policiales o judiciales, lo que da cuenta de la normalidad de la violencia, no
violenta”. Hace algunos años, un juez de Santiago del Estero consideró que un hombre había matado a su mujer en un cuadro de emoción violenta producido por el hecho de que la mujer hacía tres meses que no le hacía la comida ni le planchaba la ropa.3 La figura de emoción violenta tiene un uso discrecional en la justicia; basta recordar el caso de Romina Tejerina, condenada a 14 años de prisión por “asesinato agravado por el vínculo”, en el que en ningún momento se tuvo en cuenta la violación sexual que había sido la causa de su embarazo. Si no es irracionalidad, ¿cuál es el motivo por el cual estos varones matan a sus
La figura de emoción violenta tiene un uso discrecional en la justicia; en el caso de Romina Tejerina en ningún momento se tuvo en cuenta la violación sexual que había causado su embarazo.
Los trapos sucios se lavan en casa Los debates políticos no suelen digerir fácilmente lo que sucede puertas adentro, porque lo consideran irrelevante, o porque en muchas ocasiones contradice el mito de los ideales familiares, entre otros, el amor conyugal heterosexual. Todavía hay resistencias para reconocer que lo privado no necesariamente se configura a partir de la afectividad, que hay conflictos, y que en demasiadas ocasiones hay violencia e incluso muerte. La fórmula feminista “lo personal es político” va en este sentido, busca visibilizar las relaciones de poder en el aparentemente aséptico ámbito privado e insta a construir un discurso político. El Estado, en sus leyes, no suele reconocer aquella fórmula: hasta hace unas pocas semanas, antes de la reglamentación de la Ley de Protección Integral a las Mujeres (Ley 26.485), la violación sexual en el matrimonio, por ejemplo, era para el Estado una
de su excepcionalidad en el momento del asesinato. En segundo lugar, la pasión — como opuesta a la razón— atribuye el motivo de la violencia a cierta irracionalidad, volviéndola ininteligible y en objeto imposible de debate político. Por último, el crimen pasional esconde la dirección de la violencia, que es infringida por el varón heterosexual hacia su pareja.
La maté porque era mía La excepcionalidad y la irracionalidad se convierten en justificaciones de las prácticas violentas, incluso en instancias judiciales, a través de la figura de la “emoción
parejas? Una hipótesis fuerte planteada por el feminismo es que los motivos subjetivos suelen estar relacionados con el temor de estos hombres a perder su acceso sexual exclusivo hacia la mujer, o cuando ven amenazada su posición dominante al interior de la pareja. Por esta razón, las muertes se producen en general cuando las mujeres deciden terminar la relación, o cuando los hombres sospechan infidelidad. En estos casos, la violencia previa a la muerte es un modo a través del cual las mujeres son disciplinadas a “volver” a una posición de subordinación que no amenace el status quo de género en la pareja. Es
1 Centro de Encuentros Cultura y Mujer, Femicidios e Impunidad, Cecym, 2005. 2 Informe de Investigación de la Asociación Civil Casa del Encuentro, Femicidios en Argentina, 2009. http://www.lacasadelencuentro.com.ar/descargas/femicidios-completo2009.pdf 3 Marta Dillon, “El relato del crimen pasional monta una escena pornográfica”, Página 12, Diálogos, 20 de febrero de 2006.
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Las mujeres como territorio
una violencia profundamente conservadora, ya que se basa en una prerrogativa de soberanía sobre las mujeres que funciona para reproducir una situación opresiva. Cuando se llega al asesinato, éste se convierte en un mensaje disciplinador para todas las mujeres.
Aunque la violencia contra las mujeres es continua, tiende a recrudecer en contextos de guerra, conflicto armado, o en zonas de fuerte presencia del crimen organizado (trata, narcotráfico y armas). En América Latina este tipo de femicidios han ido en aumento desde la década del 90. Poseen varias características comunes: en primer lugar, gran parte de las mujeres asesinadas en los contextos mencionados son torturadas y mutiladas –especialmente en sus genitales y senos-. La segunda característica común es la impunidad persistente. A los asesinatos deben sumarse, en toda Latinoamérica, las miles de mujeres desaparecidas. En Guatemala, el número de femicidios entre 2000 y 2008 suman un total de 3774. A diferencia de otros países centroamericanos, como Nicaragua o El Salvador, las mujeres mueren principalmente a causa de la violencia
¡Femicidios! Femicidio es el concepto que el movimiento feminista se ha dado para dar cuenta de la violencia contra las mujeres en su expresión más cruel. Es una forma de dar inteligibilidad a determinadas muertes de mujeres, una lectura que busca hacer entrar en el debate político una realidad social tolerada e invisibilizada. El femicidio no refiere al asesinato de una mujer sino a su asesinato por el hecho de ser mujer. ¿Qué quiere decir esto? Aunque se lo expresa bajo la forma de una tautología, lo que indica es que el factor explicativo de la violencia y —en el caso del feticidio— de la muerte, es el género como relación de poder. No el instinto, ni la irracionalidad, ni la desviación, sino la persistencia y la “normalidad” de relaciones desiguales que son socialmente estructurales, y que se manifiestan en las propias relaciones personales. Los femicidios y la violencia hacia las mujeres por parte de sus parejas o exparejas no son únicamente una consecuencia de la opresión de género, son el medio mismo a través del cual aquél se reproduce y articula a una escala mayor. Constituyen un mensaje que al mismo tiempo notifica y asegura la falta de autonomía de las mujeres. Y si, con otra tautología, el movimiento feminista dice reclamando “mi cuerpo es mío”, es porque cada dos días (que una mujer es asesinada) se nos desmiente.
armada y en menor número a manos de sus parejas o ex parejas. En Ciudad Juárez, ciudad de México, hay un total de 527 mujeres asesinadas y desaparecidas desde 1992/3. Todos y cada uno de estos asesinatos permanecen impunes. En Honduras, en los primeros días del golpe de Estado, los femicidios aumentaron en un 60 por ciento. Existen indicios de que han ocurrido asesinatos colectivos en algunas poblaciones. En Colombia, en un año, 363 mujeres murieron por la violencia armada. 277 fueron asesinadas por ejecuciones extra judiciales, y 27 constituyen casos de desaparición forzada.1 La mayor cantidad de víctimas se da entre mujeres jóvenes y mujeres indígenas. Éstas son consideradas un medio a través del cual herir al bando enemigo, de modo que sus cuerpos son convertidos en una extensión del territorio en disputa. El sufrimiento de las mujeres queda así desdibujado en el contexto general de violencia, no tienen nombre, no conocemos sus vidas, no tienen justicia… ¡Ni una mujer menos, ni una muerta más! F. R.
1 Banco de Datos de Feminicidio, América Latina y el Caribe, Isis Internacional. http://www.isis.cl/
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FATE
Llegó la hora del retorno de los despedidos l miércoles 25 de Agosto nos reunimos para compartir un asado varios activistas, compañeros despedidos en el año 2008, delegados y abogados que colaboran con el trabajo gremial. Una conclusión común ganó la charla: “¡Llegó la hora, la justicia nos dio la razón y es hora de regresar!”. Entonces se decidió anunciar acciones y medidas para concretar las reinstalaciones reclamadas judicialmente. El martes 31 de agosto a las 14 horas, en el horario de ingreso, los trabajadores aguardaron en la puerta en compañía de varias comisiones sindicales más algunas organizaciones políticas y se realizó un acto como parte del plan de acciones a concretar. El jueves 2 de septiembre a las 6 de la mañana, luego de dos años de lucha desde su despido discriminatorio, Mario “El Cascarudo” Mansilla se transformó en el primer trabajador del neumático en recuperar, por orden judicial, su puesto de trabajo en la empresa Fate. Fue en la paritaria salarial de 2008, cuando las patronales del neumático respondieron al reclamo de los trabajadores con más de 200 despidos en todo el gremio, de los cuales 80 fueron en Fate. Evidentemente, arrancarles a las patronales del neumático un 28% de aumento salarial para aquel año, tuvo un alto costo para los trabajadores: en medio de una inédita experiencia de autoorganización y coordinación entre fábricas, no contaron con las fuerzas necesarias para imponerle a su organización sindical la defensa de los despedidos mediante la acción gremial. No obstante la Comisión Ejecutiva de la Seccional San Fernando del SUTNA (Sindicato del Neumático) y el Cuerpo de Delegados de Fate se propusieron continuar la pelea por los compañeros despedidos a través de la vía judicial. Se iniciaron 14 juicios en distintos juzgados, reclamando la reinstalación de los compañeros a sus puestos de trabajo y denunciando el accionar antisindical y discriminatorio de la empresa Fate. Por su parte, la patronal, en una muestra más de su política discriminatoria y antisindical, respondió iniciando juicios por desafuero gremial contra todos los miembros de la Comisión Ejecutiva de la Seccional y contra varios delegados del personal. Al día de hoy hemos logrado 11 fallos judiciales en primera instancia que anulan los des-
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pidos discriminatorios y ordenan la reinstalación de los compañeros. Seis de estos fallos han sido ratificados en la Cámara de Apelaciones y se encuentran con sentencia firme. Los compañeros en esta situación se encuentran firmes en la lucha y están a la espera de lograr su regreso al igual que Mario. Mientras tanto, la empresa no ha tenido éxito con los juicios por desafuero y no ha logrado destituir a ningún miembro de la Ejecutiva ni a delegados del personal. En cuanto a las reinstalaciones, se ha limitado a anunciar que, muy a su pesar, acatará lo que ordene la justicia. Este importantísimo logro de los trabajadores de Fate y de sus representantes se está disfrutando con mucha alegría, no sólo por recuperar a Mario sino también por la posibilidad cierta de avanzar con éxito en la reinstalación de los trece compañeros restantes. También existe un amplio reconocimiento para con nuestros abogados que colaboran diariamente con nosotros; en especial con el compañero Guillermo Pérez Crespo quien lleva adelante la mayoría de los casos y que ha marcado un antes y un después en el tratamiento y asesoramiento legal que se les brinda a todos los trabajadores que acuden a nuestra seccional.
Una mirada reflexiva Este acontecimiento histórico, para los trabajadores de Fate y sus representantes, llega en un momento especial que nos obliga a tener una mirada reflexiva sobre el trabajo político-sindical realizado hasta el momento. Sin duda para proyectar mejor la propia experiencia y para ofrecer, por qué no, un aporte constructivo a la actual situación de la lucha de los trabajadores en general. En este sentido y en primer lugar, no podemos dejar de ver que este triunfo podemos vivirlo de esta manera porque, más allá de los golpes recibidos, de varios errores cometidos y de algunas decisiones polémicas en este proceso de construcción sindical, hemos acertado en momentos clave de este último recorrido y todo eso nos ha dejado un saldo muy positivo, que hoy nos permite seguir existiendo y que siga existiendo entre nosotros la posibilidad de un nuevo movimiento obrero.
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Marcelo Gallardo Delegado de Fate y dirigente de la Seccional San Fernando del SUTNA
Por más que sea limitado y escaso, seguramente, empezar por preservar lo conquistado para mejor proyectar la lucha será una tarea a desarrollar. En cómo hacerlo no existen recetas ni tampoco abundan experiencias, mucho menos de actualidad. A pesar de contar con muy buenas intenciones, lamentablemente y por lo general, quienes intervienen desde afuera, aunque con mucha pasión, en las luchas de los trabajadores y desde cualquier forma organizativa, no se caracterizan por esta preocupación central. Éste es un déficit que, a la hora de los conflictos los trabajadores, pagamos muy caro y en la mayoría de los casos con derrotas difíciles de revertir; nosotros lo sabemos por haberlo experimentado. Es triste ver cómo, muchas veces, se desprecia esta cuestión dejándola en manos de aparatos burocráticos y agentes patronales que luego, con muy buenos y preparados discursos, encuentran buena recepción entre sectores de activistas y nuevos dirigentes obreros. En nuestro caso, quizás inconscientemente, estamos desarrollado un cierto ejercicio de acumulación de fuerzas que casualmente los trabajadores de Fate nos señalan muy activamente. Por diferentes razones, a quienes dirigimos esta experiencia organizativa, nos cuesta reconocer esta situación y seguramente debamos observarla más detenidamente para valorarla correctamente. Porque desde aquellos momentos de rebelión obrera —que viviéramos en 2007— a la fecha, el salario de los trabajadores del neumático se ha triplicado, la salud de nuestros compañeros empieza a considerarse de otro modo, tanto por los mismos trabajadores como por la patronal, a la que ahora le cuesta bastante negarse a reconocer enfermedades laborales y debe respetar licencias médicas. Anteriormente los estándares abusivos en los ritmos de producción eran una novedad constante y la patronal los imponía sin inconvenientes varias veces por año; hoy el reclamo de los trabajadores les va poniendo freno, porque además cuentan con representantes dispuestos a pelearla. Lo mejor de todo es que nuestros compañeros nos cuidan, nos aconsejan y nos quieren, tanto o más, como en aquellos difíciles momentos de rebelión obrera de 2007; y por si fuera poco, esta es la fábrica que los compañeros despedidos van a encontrar a su regreso. Dándole la razón a las advertencias que provienen de distintas ansiedades revolu-
Elecciones en la Central de los Trabajadores Argentinos
Grandes especulaciones, pequeña concurrencia José Luis Farías Miembro de la Agrupacion “Empieza por Casa” ATE-Ministerio de Trabajo cionarias, sabemos que “esto solo no alcanza”. En ese sentido hemos buscado la manera socializar, intercambiar y coordinar nuestra experiencia con la sorprendente abundancia de experiencias similares; y sin embargo no hemos podido hasta el momento avanzar con éxito. Tal es el caso del Encuentro de Trabajadores de la Zona Norte, del cual llegamos a ser convocantes y desde donde no pudimos continuar debido a la imposibilidad de instalar, por lo menos, un debate acerca de las cuestiones antes descriptas en esta nota, por un lado, y a la inexplicable pelea de intereses entre pequeñas organizaciones políticas que ni siquiera alcanzan a materializar una verdadera representación obrera por sí solas, por el otro. De igual modo ha sucedido en el caso de las elecciones internas de la CTA, donde la Seccional San Fernando del SUTNA puso a disposición, nada más y nada menos que, su representatividad para la conformación unitaria de un polo que agrupe electoralmente a expresiones y experiencias similares a la nuestra, y como resultado obtuvimos la misma disputa entre este mismo tipo de organizaciones. De todos modos y a pesar de las dificultades, es necesario impulsar la organización de los trabajadores en sus lugares de trabajo alrededor de los problemas reales y concretos que preocupan al conjunto de los compañeros y compañeras. Si bien es cierto que no se ha logrado revertir la más que nunca desfavorable relación de fuerzas que existe al interior del mundo laboral entre patrones y trabajadores, el recorrido de luchas y experiencias organizativas de los últimos años es muy auspicioso. Por lo menos, ha generado condiciones para pensar y/o proyectar fenómenos de acumulación de fuerzas y de construcción de poder obrero en el lugar de trabajo, como el que estamos comentando en esta nota. Es difícil determinar cuándo lograremos romper la dependencia de los trabajadores con los aparatos burocráticos de las grandes centrales sindicales o con la influencia política de las patronales y sus gobiernos. Pero, sin duda, saber aprovechar los pequeños pero muy importantes triunfos que vamos encontrando en el camino de las luchas por salario, condiciones de trabajo y libertad sindical, por ejemplo, pude ser clave para el futuro. Porque quienes soñamos con que la clase obrera vuelva e erigirse como movimiento, relacionándose con los diversos movimientos sociales, compartiendo sentimientos de libertad y emancipación, no podemos estar ausentes en esos fugaces momentos donde el compromiso y participación del conjunto se materializa. Y por más que el objetivo de cada lucha se alcance de manera incompleta, en el conjunto de quienes las animan va quedando una conclusión muy simple, que hasta hace poco tiempo parecía que nunca más volveríamos a vivir entre trabajadores: “si nos juntamos, entre todos y todas podemos”.
Finalmente las elecciones de la CTA, tan esperadas por las distintas fuerzas políticas que apostaron a las dos listas mayoritarias, la Lista 1 de Pablo Michelli y la Lista 10 de Hugo Yasky, se realizaron el 23 de septiembre. La CTA nuclea a más de 200 organizaciones gremiales, en su mayoría trabajadores estatales de la administración pública (ATE), judiciales (FJA) y docentes (CTERA). También, como sector minoritario, están algunos gremios del sector privado como el del neumático (SUTNA). La última incorporación de importancia en este sector fue la de la Asociación Gremial de Trabajadores del Subterráneo y Premetro (AGTSyP). Cerca de un millón y medio de personas estuvieron habilitadas para participar en la internas y elegir de manera directa, alrededor de 16.800 cargos. La novedad era la variedad de listas, incluyendo tres de izquierda. Sin embargo, lo que se anunció como ejemplo de democracia sindical quedó inmediatamente embarrado cuando las dos listas mayoritarias se proclamaron, ambas, simultáneamente, ganadoras. Además, y no es un dato nada menor, la participación de los electores rondaría entre el 20% y el 30% del padrón. En realidad, increíblemente, una semana después no había datos definitivos. La fractura de la dirección de la CTA se ha desatado alrededor de la caracterización del gobierno nacional y de sus últimas medidas. Este debate ha opacado cualquier discusión en torno a la organización de los trabajadores y de sus gremios, y también, mal que les pese, ha marcado la agenda a las tres listas de izquierda. Claramente, los dos sectores mayoritarios no son lo mismo en cuanto a su proyección política: la Lista 10 es kirchnerista y la Lista 1 agrupa a sectores opositores ligados a Proyecto Sur y a expresiones de izquierda. Pero ambas corrientes, en mayor o menor medida, comparten responsabilidades por el vaciamiento de la vida sindical y el trabajo de base. A pesar de la retórica democrática, la hegemonía conjunta de la Celeste en la CTERA y de la Verde en ATE ha sido presevada con métodos diversos, muchas veces bastante lejanos a los democráticos. Han convertido a las organizaciones gremiales en aparatos funcionales a los figurones de la política nacional. Siendo esto así, la discusión sobre la autonomía de la CTA respecto del gobierno y los partidos no es más que un elemento instrumental que salta en el marco de la crisis de esta burocracia. Los números de la participación de los trabajadores en las urnas hablan por sí solos de la distancia entre la superestructura sindical y los afiliados. Algo que muchas veces se palpa en las medidas de lucha. La fragmentación de la izquierda con sus tres listas (la Lista 3 que responde al PO, la Lista 4 del PTS y la Lista 5 apoyada por el MAS) imposibilitó la construcción de un contrapeso en la discusión política, fragmentando el voto clasista. Esto dificultó la aparición, al menos inicial, de una corriente de opinión diferente de los dos bloques mayoritarios. Es evidente que en los partidos de izquierda no existe la preocupación de contribuir a generar un polo atractivo de referencia para el activismo que viene desarrollando el trabajo de base en sus ámbitos laborales. Pasados los días de la contienda electoral, con resultados poco claros y acusaciones mutuas, cabe preguntarse: ¿quién capitalizará y qué es lo que se podrá capitalizar de todo esto? Más allá del veredicto final, que en todo caso ya no será de las urnas sino de algún acuerdo, en el mejor de los casos, es necesario subrayar el fracaso del juego seguro del kirchnerismo con la Lista 10, a pesar del gran apoyo logístico que le brindó. Sea como sea, la contundencia estará ausente en cualquier caso y esta sentencia también golpeará, aunque en menor medida, a Pino Solanas y a Víctor De Gennaro. La disputa interna de la CTA, como campo de batalla previo al futuro escenario político de 2011, no atrajo a muchos alistados. De acá en más, los recursos deberán buscarse por otro lado.
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Hugo Blanco
“El poder no se toma, se construye y desde abajo se está construyendo poder” El legendario dirigente campesino peruano Hugo Blanco, que lideró la primera lucha por la reforma agraria a fines de los años 50 y principios de los 60 en los valles de La Convención y Lares (Cusco), visitó la Argentina a fines de agosto pasado. Invitado por la Cátedra de los Libertadores, disertó en la Casa del Bicentenario (Ciudad de Buenos Aires) y en la Universidad de Lanús. Su visita fue también un motivo especial para la presentación de su libro Nosotros los indios (Ediciones La Minga/Ediciones Herramienta, julio 2010), realizada en el Hotel Bauen con una concurrencia de alrededor de 400 personas. Ofreció además dos disertaciones: una en la Facultad de Filosofía y Letras, que transcribimos en estas páginas, y otra en el Centro Cultural Olga Vázquez de La Plata.
ablemos del presente en que vivimos… y del futuro; tal vez no haya mucho futuro para la humanidad, depende de nosotros. Cuando yo entré a la lucha pensaba y decía que si yo no llego a conseguir ver esa sociedad más justa por la cual lucho, mis nietos, mis bisnietos seguirán luchando por ella y algún día alcanzaremos esa sociedad. Pero ahora veo que estaba equivocado, porque la humanidad no va a continuar existiendo más de cien años si seguimos como hasta ahora, gobernados por las empresas multinacionales. Ustedes saben del calentamiento global. Ustedes saben que en Kyoto, se tomaron ciertos acuerdos, ciertos compromisos, no muy buenos. No firmaron ni China ni Estados Unidos, que son los grandes calentadores del mundo, y algunas cosas se cumplieron y otras no, pero todavía la gente tenía esperanzas de que los gobernantes del mundo iban a contener el calentamiento global. En cambio, en diciembre de 2009, en Copenhague, no hubo ningún acuerdo para frenar ese calentamiento global que aumenta en proporción geométrica. En diciembre próximo va a haber una nueva reunión en Cancún, pero ahí tampoco se va a llegar a ningún acuerdo, porque las grandes multinacionales no están dispuestas a perder ni un centavo. Si la humanidad se va al diablo, bueno, ¡que se vaya al diablo!, pero ellos tienen que cumplir con el mandamiento sagrado de la religión que tienen: cómo ganar más dinero en el menor tiempo posible. Y en aras del cumplimiento de ese sagrado mandamiento están dispuestos a que si la Naturaleza sufre, mala suerte, pues, y si la humanidad deja de existir, mala suerte, y si ya no tengo nietos, mala suerte, derramo cuatro lágrimas ahora por ellos, pero tengo que cumplir con el mandamiento sagrado de cómo ganar más dinero en el menor tiempo posible. Y no es que haya un grupo de capitalistas conspiradores que quieren matar a la humanidad, no es así. Está el caso de un capitalista que era amigo de Al Gore –el ex vicepresidente de Estados Unidos, a quien Bush le robó la elección– que andaba muy preocupado por el calentamiento glo-
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bal, un capitalista británico que ofreció no sé cuántos millones de dólares a quien detuviera el calentamiento global, y la gente le dijo: “pero si usted está participando del calentamiento global con la empresa aérea que tiene en Gran Bretaña”. Él les dio una respuesta que me parece excelente y que comparto cien por ciento. Él dijo: “sí, es cierto que estoy participando del calentamiento global, pero qué quiere que haga, si retiro mi empresa ahí entra la British Airways”. Y eso es cierto. Porque si yo tengo una empresa que está agujereando la capa de ozono y por amor a mis bisnietos la retiro, viene otro capitalista y la pone. O sea, no depende ni siquiera del conocimiento que tenga el capitalista sobre el calentamiento global, ni de la conciencia que tenga por sus descendientes. Es el sistema el que nos tiene envueltos en esto. Entonces, no es con un capitalista malo ni con un grupo de capitalistas malos con quienes tenemos que acabar, tenemos que acabar con este sistema que tiene el sagrado mandamiento de ganar más dinero posible en el menor tiempo posible. Esa dinámica es la que tenemos que parar. Y eso no se va a parar mientras sean las grandes empresas multinacionales las que gobiernan al mundo, que es lo que ahora sucede, porque hay un debilitamiento de los Estados. Por ejemplo, el Perú ya no está gobernado por el presidente, él no es más que un sirviente de las grandes empresas multinacionales que le ordenan sacar leyes para la depredación del medio ambiente, contra las comunidades indígenas y contra la movilización social. Le ordenan eso y el otro cumple fielmente. Obama también no es más que sirviente de las multinacionales. Recibió el Premio Nobel de la Paz por la guerra de Afganistán, ¿no?, entonces estamos en esa dinámica. Las empresas multinacionales tienen en sus bolsillos a los presidentes, a los parlamentos, a la gran prensa, etc.
Las contradicciones de los gobiernos progresistas Es cierto también que hay otra dinámica en América Latina, que comienzan a existir gobiernos que le dicen ¡pare! al imperialismo norteamericano. Están los
sideramos que tienen razón, por supuesto que nosotros apoyamos a los pueblos indígenas.
¿Qué pasa con los pueblos indígenas?
gobiernos de Venezuela, de Bolivia, de Ecuador. Nosotros, por supuesto, apoyamos completamente a esos gobiernos en su lucha contra el imperio, en su lucha contra las clases dirigentes de esos países, contra las clases conservadoras que quieren que continúe la opresión hasta ahora existente, en todo eso los apoyamos. Pero también comienzan las contradicciones con las bases indígenas que los llevaron al poder. Por ejemplo en Ecuador, en Otavalo, hubo una reunión de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), que por supuesto es una organización progresiva a la cual apoyamos en su confrontación contra el imperialismo; pero la reunión era para hablar con las poblaciones indígenas. Fueron indígenas del ALBA, pero no pudieron entrar los indígenas ecuatorianos. Por eso la organización de los indígenas ecuatorianos hizo una reunión paralela al ALBA, también en Otavalo. Ellos dicen: “tenemos una Constitución que dice que Ecuador es un Estado plurinacional, pedimos que se respete esa plurinacionalidad”. Lo mismo piden en Bolivia, donde también la Constitución dice lo mismo. Además, piden el cumplimiento del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, que es ley inclusive en el Perú porque fue aprobado por el Congreso peruano, y es ley en Ecuador y en Bolivia. También en Bolivia es ley el Acuerdo de las Naciones Unidas sobre los Pueblos Indígenas. ¿Qué dicen el Acuerdo 169 de la OIT y la Resolución sobre los Pueblos Indígenas? Dicen que cualquier cosa que se pretenda hacer en un territorio indígena debe ser previamente consultada con esa población indígena. Y Evo Morales dice: “y sí, pero sería pérdida de tiempo tener que estar consultado a los
indígenas”. ¿Por qué es esa contradicción? Porque continúan, pues, con la política extractivista de los gobiernos anteriores. Por supuesto que queremos petróleo para el bienestar de la gente… probablemente esas sean sus intenciones, yo no las pongo en duda, pero eso daña a las poblaciones indígenas y las poblaciones indígenas quieren tener el agua limpia para beber como siempre han bebido, para pescar los peces que siempre han pescado y de los cuales se alimentan, por eso no quieren que en su territorio se explote el petróleo. Entonces comienzan a surgir a flote las consecuencias. En Ecuador fueron los indígenas los que dirimieron entre el gobierno de Correa y el Parlamento, que era reaccionario. Ellos con su presencia en Quito, cercando al Parlamento, dirimieron a favor de Correa, pero ahora están en contra de Correa. No consideramos que eso sea una cosa del otro mundo; tampoco eso nos lleva a estar en contra del gobierno de Correa, a decir que es el peor gobierno que ha tenido Ecuador, o en contra del gobierno de Evo Morales, o contra de Chávez, no… Como digo, apoyamos a estos gobiernos, ¿cómo no vamos a apoyar cuando Evo Morales llama a un plebiscito sobre el medio ambiente?, ¿cómo no vamos a apoyar cuando dice que es un Estado plurinacional? Por supuesto lo apoyamos. ¿Cómo no vamos a apoyar cuando expulsa al embajador yanqui?, ¿cómo no vamos a apoyar cuando expulsa a la DEA? –el Departamento Antinarcóticos de Estados Unidos, que en el Perú está presente pero que también fue expulsado de Ecuador–. Por supuesto que apoyamos. Pero hay cosas en las que, cuando tienen contradicciones con las poblaciones indígenas, que están haciendo pedidos que nosotros con-
Sucede que son el sector más oprimido, más despreciado en la humanidad. No hablo solamente de los indígenas de América, hablo también de los indígenas de todo el mundo. Sucede que son los sectores menos civilizados, mejor dicho, menos domesticados por el sistema capitalista. Eso de menos domesticados se nota en el Perú: nosotros, los indígenas quechuas y aymaras, somos menos domesticados que el resto de la población pero también somos un poco domesticados, y los más salvajes, los selváticos, ellos son los menos domesticados. Por eso, ellos están a la vanguardia de la lucha en el Perú por la defensa del medio ambiente. Y en Ecuador sucede lo mismo; son los más salvajes, o sea los amazónicos, los que están a la vanguardia de la defensa del medio ambiente. En primer lugar, son los que defienden la naturaleza. Lo que defienden es su vida, porque matarles la selva es matarlos a ellos. En las sierras también, envenenar los ríos con la minería es matarles a ellos. Por eso luchan por la defensa del medio ambiente. Y, además, luchan también en defensa de su organización comunal. En cualquier parte de América donde hay indígenas, están organizados en comunidad. Sean mapuches, sean guaraníes, sean quechuas, sean norteamericanos, de Estados Unidos o canadienses, están organizados en comunidades. Y todos tenemos los mismos principios éticos. Uno de esos principios es: somos hijos de la Naturaleza, somos parte de ella y es nuestra obligación defender a nuestra Madre. Esto se lo preguntamos a un indígena canadiense, estadounidense, chileno, argentino o lo que sea, y la respuesta va a ser la misma. Otro principio común es: los temas que afectan a la comunidad tienen que ser decididos por la comunidad, no por el individuo. No han sido domesticados como nosotros, que sabemos que hay quienes han nacido para mandar y quienes han nacido para obedecer. En la comunidad indígena es la comunidad la que resuelve los problemas colectivos, sean de Canadá, de Estados Unidos, de Ecuador, de Perú, de Chile, de Argentina, de cualquier país. Otro principio general de los indígenas es el Buen Vivir, que la felicidad no consiste en tener mucho dinero para comprar muchas cosas y estar siempre a la moda, sino que es vivir satisfactoriamente. Eso también es un principio general. Otro principio general es uno que fue mencionado por Elinor Ostrom, de Estados Unidos, que ganó el Premio Nobel de Economía en 2009, por haber dicho que las comunidades son buenas conductoras de la economía sin dañar
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el medio ambiente, sean comunidades de campesinos, de indígenas, de pescadores, cualquier comunidad. Ella dijo: “estoy muy agradecida a los indígenas estadounidenses porque ellos me han enseñado que piensan en la séptima generación”. O sea piensan: “¿lo que estoy haciendo ahora va a beneficiar o va a perjudicar a la séptima generación?” Y de acuerdo con eso actúan. Ese pensamiento también es común a los pueblos indígenas. Hay otras cosas más, por ejemplo, el cargo público no es para servirse sino para servir. Eso se ve en una elección en una comunidad campesina. Estuve en la elección del presidente de una comunidad en el Perú; la ley dice que la comunidad debe elegir presidente, entonces se lo propusieron a un compañero, y este compañero pidió la palabra y dijo: “pero compañeros, yo ya he servido a la comunidad en tal y tal cosa, y en tal otra también, por favor, nombren de presidente a uno que todavía no haya servido”. Existe ese concepto de que el presidente es para servir, no para servirse de eso como en las elecciones del mundo civilizado, donde todos quieren ser porque es para servirse para sí, para dar trabajo a los familiares, para ganar un gran sueldo, para robar un poco, etc.. Esa es una lógica distinta, entonces esa es la mentalidad del indígena.
Las rebeliones indígenas Bueno, rebeliones ha habido siempre. La historia nos habla de algunas, siempre nos cuentan el cuento “sí Thupaq Amaru fue un precursor de la independencia y la lucha que él comenzó la culminaron San Martín y Bolívar” ¡Mentira! Porque él no fue precursor de esa independencia, él luchó por la liberación de su pueblo, y la liberación de su pueblo todavía no se ha logrado porque con la guerra de la independencia se premiaba a los generales con haciendas con indios y todo. Entonces seguía oprimido el pueblo indígena, que después ha continuado luchando. La infinidad de rebeliones indígenas no está registrada en la historia, pero ha sido permanente durante 500 años. Lo que pasa es que ahora hay más rebeliones indígenas. ¿Por qué? Porque nunca se atacó tanto a la naturaleza como ahora. Las grandes multinacionales están asolando a pueblos indígenas y también a pueblos no indígenas, como el de Andalgalá, que está luchando en defensa de la Naturaleza. El presidente de Ecuador tiene el poder gracias a los pueblos indígenas y el presidente de Bolivia también gracias a los pueblos indígenas. En Honduras el frente que se ha creado contra el golpe de Estado tiene como su pilar fundamental a la organización indígena. En el último congreso que tuvo ese frente contra el golpe de Estado, el baluarte era la organización indígena que alimentaba a todos los presentes. Y si Lugo está de presidente es gracias a los indígenas, aunque esté incumpliendo con ellos. Entonces, esa fortaleza de los levantamientos indígenas se debe a que nunca fue agre-
dida tanto la naturaleza como ahora. Y el ataque de las multinacionales contra los indígenas no va sólo en el ataque a la Naturaleza. El capitalismo comprende que la defensora de la Naturaleza es la comunidad indígena, por eso el ataque también es contra la comunidad indígena. No es casual que en México y en el Perú, casi simultáneamente, Salinas de Gortari y Fujimori decidieran que podía disolverse la comunidad indígena si un porcentaje de los miembros quería disolverla. Casi simultáneamente dieron la misma ley en México y en el Perú. Tampoco es casual que entre los decretos-ley de Alan García una gran parte de ellos vaya a la destrucción de la Naturaleza y otra parte vaya contra la comunidad indígena, porque saben que es el arma que el indígena tiene, su colectivismo, su sentido colectivista, para rechazar la depredación de la Naturaleza. O sea que los indígenas son un movimiento que en idioma occidental se llama ecosocialismo. Si a un indígena mapuche en Chile, uno le dice “¿eres socialista?”, el dirá: “¡cómo voy a ser socialista, si he luchado contra el gobierno socialista de Bachelet que aplicaba las leyes de represión de Pinochet!”. Si a un indígena ecuatoriano le digo ahora: “¿tú eres socialista?”, me dice: “¡cómo voy a ser socialista si estoy luchando contra el socialismo del siglo XXI que quiere extraer petróleo en mi zona!”. Entonces por eso, ellos no se llaman socialistas. Pero si vemos el tipo de organización que tienen, es el tipo colectivo donde no manda un jefe sino que manda la comunidad. Eso en idioma occidental es socialismo. Bueno, en el Perú, en la sierra peruana, ¿qué es la comunidad? Es una entidad política de gobierno que está limitada por el poder central, que a veces tiene fricciones con el poder central, que a veces tiene acuerdos, etc., pero es una entidad política de gobierno, en el Perú, en la Argentina, en Chile, y en donde sea en América Latina. La comunidad indígena es un organismo de gobierno, que está llevando una lucha políti-
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ca muy importante. Si hablo con un comunero de Cocachacra, que es una parte del Perú que está en lucha contra la minería, y le digo: “oye, ¿tú estás llevando una lucha política?”, me dice: “¡calumnia!, ¡mi lucha es reivindicativa, mi lucha no es política!”. ¿Por qué? Porque se le ha enseñado que la participación política de él es votar en las elecciones, y terminado eso ya debe dejar la política en manos de la clase política, y que es pecado que él se meta en política… “no, no, mi lucha es reivindicativa” …pero su lucha es más política que ninguna. ¿Por qué? Porque se discute si en Cocachacra va a mandar la multinacional y el gobierno peruano que son depredadores, o si va a mandar la población de Cocachacra. La lucha de Andalgalá es muy política, porque se trata de si en Andalgalá va a mandar el gobierno y la empresa minera, o va a mandar el pueblo de Andalgalá. Entonces si uno busca en el diccionario qué es política, eso es política: el arte de gobernar. Por lo tanto, todas estas luchas son políticas. Se están dando en Argentina, en el Perú, en todas partes. Se están dando por quién gobierna: si gobierna el pueblo organizado de esas zonas o gobierna la empresa minera a través del gobierno. Y eso es lo que tenemos que señalar, que son luchas políticas, mostrarles a ellos que son luchas políticas, y que está muy bien y que las apoyamos.
“Luchamos por un mundo donde quepan todos los mundos” Entonces esa es la lucha actualmente. Pero esta lucha no solamente corresponde a los indígenas. Los indígenas están en primera línea de lucha porque, como digo, son los menos domesticados; pero esta lucha nos corresponde a todos nosotros, porque la especie humana es una especie a la cual todos pertenecemos. Inclusive algunos de los llamados “gorilas” pertenecen a esta espe-
cie. Entonces es interés de todos nosotros; que ahora en la cabeza estén los pueblos indígenas, eso es una cosa… pero nos pertenece a todos. Y todos debemos participar en esa lucha. Yo admiro mucho acá, por ejemplo, a las fábricas tomadas por los obreros, donde ellos gobiernan. Eso es un germen de construcción del poder desde abajo, ¿no? Entonces así habrá muchas formas en que cada sector social llevará la lucha como él la comprenda. Los indígenas no pretendemos trasladar nuestros métodos ni nuestra lucha a los otros. Cuando les dijeron a los chiapanecos: “¡ustedes son la vanguardia de México!”, contestaron: “¿cómo vamos a ser la vanguardia de México?, ¿qué sabemos nosotros qué problema tiene el Estado de Coahuila, ni de cómo luchar? Eso saben los de Coahuila… ¿Por qué nosotros vamos a ser la vanguardia de ellos?”. O sea, no tienen ese complejito de vanguardia que es un virus muy común en la izquierda. No se dicen dirigentes de otros. Pero, eso sí, son fraternos. Bueno, se les acusa de fundamentalistas a los indígenas, pero no, no hay tal fundamentalismo indígena. Inclusive cuando los Incas; que no eran una sociedad muy pura, ya estaba un poco deformada, la pura era la de acá, la que siguió combatiendo hasta la época de Sarmiento; en la Fiesta del Inti Raymi, que era la fiesta del Dios Sol, había desfiles de todos los pueblos, con sus vestimentas típicas, con sus costumbres típicas y con sus dioses. Era la fiesta del Sol pero cada pueblo desfilaba con su propio dios. Y no había ningún problema. El fundamentalismo nos lo trajeron los invasores: “sólo hay un Dios verdadero y el que no cree está maldito”. No había ese fundamentalismo en nosotros. Y tampoco lo hay entre los indígenas actuales… En los pueblos indígenas anda cada uno con su vestimenta. ¿Qué mejor comprensión de la diversidad que la que tienen ellos? ¿Cómo no van a considerar la diversidad si los cincuenta pueblos amazónicos hablan distintas lenguas pero todos se unieron para luchar? Y en el Festival de la Digna Rabia, a los quince años del levantamiento de Chiapas, había una trabajadora sexual que hablaba de sus problemas, y había una travesti también hablando de la discriminación. Precisamente por eso ellos dicen “luchamos por un mundo donde quepan todos los mundos”. Nada de discriminación a nadie. Entonces, ¿qué fundamentalismo indígena? Si los indígenas de Chiapas fueron los que llamaron a la reunión contra el neoliberalismo y por la humanidad mucho antes de los Foros Sociales
Mundiales. Ahí fueron gringos, fueron de Europa, había gente de todas partes del mundo, allí en el barro de Chiapas. Eso demuestra que fundamentalistas no somos. Los indígenas chiapanecos dicen: “estamos orgullos de ser indígenas, queremos que se nos respete como indígenas y somos hermanos de todos los pobres de México y de todos los pobres del mundo”. Y es así. O sea, menos fundamentalistas que nadie son los indígenas. Menos vanguardia que nadie son los indígenas. No dan línea, ellos no. Ellos elaboran su propia línea colectivamente, pero comprenden que cada sector social tiene que elaborar su propia línea para su propia lucha, pero que todos tenemos que estar hermanados en defensa de la Naturaleza. Además de estar a la vanguardia de la lucha por la defensa del medio ambiente, también están a la vanguardia de la construcción de la nueva sociedad. Como dicen los chapanecos: el poder no se toma, se construye. Y desde abajo se está construyendo poder. Está el poder de la comunidad que, como les digo, es limitado, es relativo, como sea, pero en cualquier parte donde hay indígenas hay comunidad indígena. Y en algunas partes, en la selva peruana, hay algunos poderes supra comunales, es decir, una comunidad de comunidades. También eso se ve en el Cauca, en Colombia. A pesar de la guerra interna y a pesar de todo eso, hay organizaciones supra comunales. Y también se ve entre los kunas de las islas de Panamá. Y yo me decía: ¿por qué los kuna? Después me enteré que había habido una revolución kuna en 1929 donde pactaron con el gobierno que ellos debían tener su propia dirección. El mejor ejemplo es el gobierno de la zona zapatista de Chiapas, que está gobernado por las juntas del buen gobierno, que son elegidas por la comunidad, que están compuestas por un grupo de compañeros, y de las cuales pueden ser revocados en cualquier momento. Dicen: “sí, este compañero es muy bueno, pero para esto no sirve”, entonces lo cambian. Y también, de vez en cuando, los renuevan a todos. O sea, no hay un dirigente allí. Y los del Ejército Zapatista de Liberación Nacional están prohibidos de formar parte de ese gobierno. Si hay algún miembro del ejército que quiere ser miembro de una junta de buen gobierno tiene que renunciar al Ejército Zapatista primero, porque es un gobierno estrictamente civil. La función del EZLN es cuidar la zona zapatista de los ataques del mal gobierno, como llaman ellos al gobierno mexicano. Y están así hace dieciséis años. Bueno, esa es la sociedad nueva que se está construyendo desde abajo. Yo creo que no son los únicos. Acá las fábricas recuperadas también son una sociedad nueva que está construyendo desde abajo. Y así tenemos que ir construyendo la sociedad nueva desde abajo. Habrá un momento en que el poder central nos ataque, bueno, en ese momento nos defendemos. Pero de lo que se trata es de la construcción de poder, y en eso también están
a la vanguardia los pueblos indígenas. O sea, están luchando por la defensa del medio ambiente y la construcción de la nueva sociedad igualitaria, horizontal, homogénea. Entonces, es esa la lucha, pero como digo, no nos corresponde solamente a los indígenas esa lucha, es la lucha de la humanidad por su supervivencia y esperamos que toda la humanidad poco a poco… Sacamos un periódico, Lucha Indígena, y ahí hay una sección permanente de los desastres que ha habido en ese mes en todo el mundo. Y nos faltan páginas para eso. Ustedes también pueden constatar cómo cada mes… ahora en este último mes han sido Pakistán y China los más afectados, pero ríos de lodo ya han pasado por poblaciones peruanas y también vi un video que mostraba un río de lodo que estaba pasando por una ciudad italiana. Son los desastres que tenemos que agradecerle al capitalismo. Y además del calentamiento global, están otros desastres, como el del Golfo de México, que está pasando en pleno territorio norteamericano. Bueno, entonces, de eso se trata, de construir otro mundo, que es posible, donde cada sector sabrá cómo se organiza horizontalmente y cómo va construyendo poder. ¿Y por qué estos principios que digo indígenas los practica un estadounidense, un argentino, un peruano, uno de la India, un bosquimano del África? ¿Por qué? Al parecer, como Galeano decía, ¿cómo pudimos sobrevivir, si no teníamos garras, colmillos, no teníamos un oído fino, ni siquiera pelo teníamos que nos cubriera el cuerpo para cubrirnos del frío?, ¿cómo pudimos sobrevivir, si éramos adultos pocacosa?, ¿no será porque estábamos unidos?, ¿y porque compartíamos la comida y compartíamos todo? La sociedad de ahora, educada en el “sálvese quien pueda” no duraría ni un cuarto de hora en esas condiciones en que estábamos. Al parecer esos principios éticos de los sectores indígenas eran los principios originarios de toda la humanidad. Consideramos que si la humanidad quiere salvarse tiene que retornar a esos principios éticos, lo cual no quiere decir volver a la vida salvaje. La humanidad sabrá cuál de los adelantos técnicos de la civilización amenazan la supervivencia de la especie, y prescindirá de ellos, y cuáles no amenazan la supervivencia de la especie, y podremos seguir disfrutándolos. Sabrá usar energía eólica, energía solar y otras fuentes de energía que no sean el petróleo. Y eso no lo diré yo, lo dirán, pues, los técnicos, que ya dejarán de estar al servicio de las grandes empresas multinacionales y estarán al servicio de la humanidad. Serán ellos los que nos digan de qué cosas debemos prescindir para garantizar la continuidad de la vida de la especie y de qué cosas no. Entonces, como dije anteriormente, yo luchaba por una sociedad más justa, pero ahora tenemos que luchar por la continuidad de la vida de la especie humana.
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Punto
de Vista
Venezuela
Resultados clave en un continente a prueba Modesto Emilio Guerrero
El autor de este artículo es militante socialista, periodista y escritor venezolano. Radicado en Buenos Aires desde hace ya varios años, ha publicado numerosos artículos y ensayos en distintos medios, así como diversos libros. Los dos últimos son Venezuela, 10 años después (Ediciones Herramienta, 2010) y Medios y poder en Venezuela/Aporrea y la prensa comunitaria (Eco Ediciones, 2010). a acotada mayoría de 95 diputados obtenida por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) en las elecciones para la Asamblea Nacional, contiene señales inquietantes desde adentro y hacia afuera. Desde las profundidades de la sociedad venezolana expresa movimientos en las relaciones de fuerza. Por ahora esa modificación es tendencial, no advierte cambios tectónicos. Se limita a las esferas electoral e institucional. Pero es una tendencia evidente, anunciada desde el año 2007, cuando una parte del electorado chavista o bolivariano más de izquierda comenzó a manifestar desconcierto y malestar con las ofertas políticas del gobierno y con la gestión de buena parte de sus gobernantes. El no voto como instrumento de castigo volvió a aparecer en las elecciones de gobernadores y alcaldes de noviembre de 2008 y en el referéndum modificatorio de 2009. O sea, 2007 fue apenas el anuncio de una novedad. Ahora la tenemos manifiesta casi en cuerpo y alma. Felizmente, este malestar no contiene desmoralización o retraimiento generalizado, sino reclamo y profundización del proceso, por lo menos en buena medida.
E F G H
N Ñ O
T U
Creció la participación electoral, superando la alta abstención, con un casi 67% del padrón votando este 26 de septiembre. Pero más importante que este dato electoral, que no es despreciable, la baja votación por el PSUV ocurre en momentos de profundización del proceso social en las fábricas y barrios y sobre todo en la profunda reflexión que está haciendo la vanguardia, contabilizada en Venezuela por miles de militantes, de mujeres y hombres jóvenes activados en la vida política. Las vivas experiencias de control obrero en dos ciudades, las huelgas, luchas sindicales y ocupaciones en otras, la reorganización de la vanguardia obrera y la reunificación de la central obrera bolivariana, la UNT, señalan esa paradoja: retracción y castigo chavista en el terreno electoral, con acciones sociales más radicales en las profundidades. De todas maneras, debemos inscribir esta caída del voto chavista y su expresión parlamentaria en las señales preocupantes que vienen apareciendo en el continente, sin las cuales lo de Venezuela sería incomprensible.
Señales de un continente a prueba Esa tendencia se define por un estancamiento de los procesos revolucionarios y su encauzamiento en las instituciones de la democracia capitalista. Un dato clave: no se conoce ningún acontecimiento revolucionario de escala nacional –insurrección, rebelión, etc., como las ocurridas hasta mediados de la década del 2000– en ningún país de la región sur. La reacción de masas en Honduras contra el golpe pro yanqui que derribó al régimen democrático de Manuel Zelaya, fue “retrocedida” a balazos, con presencia militar en las calles, censura de prensa y asesinato de periodistas, persecución a la izquierda y a luchadores, y un golpe de Estado que condujo a la legitimación institucional de esas acciones retrógradas. Estos hechos no anularon, contradictoriamente, las heroicas acciones del Frente
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Z L
Nacional de Resistencia de Honduras, una de las vanguardias más inteligentes surgidas en nuestro continente en los últimos años. Este hecho decisivo de retroceso político en la ecuación de la relación de fuerzas, se combina con otro dato clave. Se trata de la contraofensiva política del gobierno de Obama y su estrategia de remilitarización de nuestro continente, con expresiones en varios países: el pacto militar del 10 de septiembre entre el gobierno paraguayo de Lugo y Estados Unidos; la mayor derechización en Chile de la mano de Piñera; la conquista de tres gobernaciones clave en Venezuela y la participación ofensiva en las elecciones legislativas del 26 de septiembre; la decisión del régimen del Frente Amplio uruguayo y sus dos gobiernos sucesivos de gobernar bajo la sombra del imperialismo y postergar la lucha por el socialismo para “dentro de 50 años”, como adelantó el presidente Mujica. En este registro debemos incluir el desquiciamiento social impuesto por el narcotráfico en México y el consecuente control militar-estatal de la población; las siete bases de Estados Unidos en Colombia, con el gobierno de Santos dándole continuidad al régimen genocida de Uribe; la propuesta del presidente panameño, Martinelli, de restituir a Estados Unidos el control del Canal de Panamá (rescatado durante el régimen nacionalista de Omar Torrijos); los 45 buques y 7 mil marines estacionados en Costa Rica; las dos nuevas bases construidas en Honduras este año; la activación de las plataformas militares de inteligencia en Aruba, Curazao y Bonaire frente a las costas venezolanas; y la oferta del presidente peruano Alan García a las fuerzas armadas estadounidenses para que tomen control de una parte del territorio peruano. En esta tendencia de recomposición imperialista con fuerte aliento derechista, suenan comprensibles las declaraciones de la hija de Pinochet: “Chile es lo que es gracias a la obra de mi padre” (El Mercurio, Santiago, 11 de septiembre). El proceso eleccionario legislativo venezolano no es comprensible sin el curso
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complejo de este mapa político regional. Pues no tendrían explicación racional dos actitudes: la postulación de candidatos de la oposición derechista, y como parte de ello su actitud combativa en la campaña, moralizada, dispuesta a conquistar un espacio político de ofensiva, perdido en las instituciones. Se trata, entonces, de una nueva prueba de fuerzas sociales y políticas entre gobiernos y proyectos incompatibles con el dominio yanqui en el escenario nacional e internacional. Como advierte Ignacio Ramonet desde París, será una nueva “batalla de Venezuela”. La lucha de clases, ética y de sectores sociales no se detiene a las puertas de los palacios, ni siquiera cuando en ellos se instauran gobiernos progresistas, antiimperialistas, o que invocan el socialismo como programa estatal, como el de Hugo Chávez. No ocurrió con regímenes que expropiaron el capitalismo, por el ejemplo el soviético de 1917, o el cubano de 1959, menos va a ocurrir con el bolivariano o el boliviano. Las primeras fases de contención son superadas por luchas y demandas que siempre laten en las profundidades sociales y se manifiestan de las maneras más imprevistas. Las dos huelgas regionales recientes en Bolivia, no derechistas como las de la medialuna en 2007, las más de 40 huelgas, ocupaciones de fábricas y presiones diversas de movimientos barriales y campesinos en Venezuela, así como las luchas y rebeliones en los campos de Ecuador contra políticas parciales de Correa, para remitirnos a los tres países más radicalizados en sus transformaciones, hablan por sí mismas de una nueva realidad dentro de sus regímenes y clases trabajadoras. Esta emergencia habla de agotamientos institucionales y de exigencias sociales que desean continuar lo comenzado limpiando las purulencias que impiden el desarrollo de una nueva forma de vida social. Una expresión política en Bolivia son los triunfos electorales regionales del Movimiento sin Miedo, a la izquierda del MAS, y en Venezuela, el voto protesta contra candidatos corruptos, burócratas o
boliburgueses. Más aún, en Venezuela, donde el proceso es más avanzado, una parte del proletariado industrial, de la mano de su vanguardia socialista de izquierda, ha decidido comenzar una experiencia superior: el control obrero de gigantescas industrias pesadas, de otras livianas, y de empresas estatales fundamentales como la de electricidad, y la disputa de poder estatal de los Consejos de Poder Comunal en la ciudad y el campo, los comités de usuarios, la Unión Nacional de Trabajadores, las federaciones campesinas y la prensa comunitaria. El fenómeno bolivariano es una cantera de novedades en la lucha por el socialismo. Primero, porque esa palabra y sus diversos contenidos son la agenda del discurso del Estado, pero también de la conciencia de las masas, que muchos lo comprenden (es decir, tratan de practicarlo) de otras maneras. En segundo lugar, porque existe un poder social de los movimientos bolivarianos, que coexiste con el del Estado y el de los capitalistas. Esa conjunción dinámica también se verifica en la decisiva vida del periodismo y las libertades democráticas. Unos 1.300 medios comunitarios independientes, con varios convertidos en reales mass media en el escenario nacional, imponen una relación de fuerzas que impiden, por ahora, la sustitución del monopolio capitalista de los medios por su monopolización estatal. Son indicadores de un proceso dentro del proceso, en Bolivia y Venezuela, cuyos signos exigen seguimiento para ver su marcha, contradicciones y perspectivas. Sin duda, es lo más importante en la dialéctica actual de las políticas de los explotados en el continente.
El dilema de las legislativas en Venezuela Este fue el escrutinio popular número 16 en la República Bolivariana de Venezuela desde noviembre de 2008
hasta septiembre de 2010. Y es la victoria número 14 obtenida en un año frágil para la sociedad, con un gobierno asediado por la crisis eléctrica reciente, la devaluación de comienzos de año, alta inflación, la fuerte caída del PBI y agresiones políticas externas recurrentes, como la de Álvaro Uribe en la OEA y la reactivación de plataformas militares en Aruba, Curazao y Bonaire. Los principales partidos de la derecha aseguraban –y militaron con mucha fuerza para ello– que podrían quedarse con el 35% de la Asamblea. Esto contrasta con lo que tenían hasta el 26 de septiembre: nada. En las elecciones legislativas del año 2005 se abstuvieron con el objetivo de deslegitimarlas, y les resultó lo contrario. Dejaron toda la Asamblea al gobierno y a los 6 diputados del Partido Comunista. Un año más tarde, 14 diputados chavistas decidieron borocotearse y desde entonces representan a la derecha a través de dos partidos ex chavistas, PODEMOS y Patria Para Todos. Fue la única representación que tuvieron durante cinco años.
El peligro Hubo un voto flotante chavista de unos tres millones y medio de personas que no votaron a sus candidatos por las más diversas razones, pero concentradas en tres: mala o pésima gestión en varias alcaldías y gobernaciones centrales, crecimiento de la inseguridad urbana y el desempleo. Dos estudios serios confirman que estos son los tres índices de mayor preocupación social: desempleo, 24%; mejorar la economía, 18,6%; seguridad, 18,3%.1 Cuadros políticos de Caracas y del interior advierten que alrededor del 75% de los actuales candidatos gubernamentales se repartían en dos rubros: los no queridos y los desconocidos. Allí comenzaba el riesgo eleccionario y la posibilidad de que el “castigo popular”, como se dice en los barrios venezolanos, resquebrajara el voto oficial, aunque gane con resultados relativos. Es un hecho constatado que desde 2007-2008 apareció dentro del universo chavista un sector de cientos de miles de militantes y cuadros intermedios con estados de conciencia que manifiestan inconformidad, molestia, fastidio, enojo, desazón, incluso rechazo, por lo que suelen llamar “las perversiones insoportables
1 Le Monde Diplomatique/El Dipló 134, Buenos Aires, agosto 2010, cruzado con datos de Datanálisis y Consultores 21, Caracas, noviembre 2009.
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La oposición quiere modificar, enmendar, corregir, empeorar, pervertir, y si puede derogar las leyes que beneficiaron a la población. del proceso” (corruptos, mala gestión, burocracia). Unos se manifiestan con abierta oposición de izquierda al régimen, pero muchos otros lo hacen expresando variadas formas de disconformidad: no voto, alejamiento político, refugio en organizaciones sociales de base, crítica por los medios comunitarios, sobre todo en el diario Aporrea que es el gran espejo de la vanguardia venezolana, una nueva militancia sindical y barrial clasista muy crítica, que denuncia abiertamente las porquerías del oficialismo (corrupción, burocracia, consumismo, etc.) y especialmente a quienes señalan como la causa básica de esas perversiones: la boliburgusía, ese segmento enriquecido a caballo de los precios petroleros y la centralización del poder. Un dato de la realidad que movió el voto hacia el gobierno es Chávez. Desde el 23 de enero se puso a andar el omnipresente peso de la figura presidencial y sabemos lo que eso significa en la conciencia actual del pueblo pobre: es un factor que a veces hace avanzar el proceso hacia adelante, y a veces lo hace retroceder. Pero esto fue relativo, pues el 26 de septiembre Chávez no era candidato y muchos chavistas no estaban obligados a votar, ni se sentían frente al abismo, una sensación que si aparecerá en 2012. A este detalle inestable, se sumaron dos más importantes por su contenido social, y ambos podrían jugar a favor de un triunfo chavista. El primero es el temor a perder lo conquistado en 11 años, que siendo incompleto y con máculas burocráticas, es superior a todo lo conocido en 100 años. El segundo dato lo aporta la gracia de una oposición política de derecha altamente fraccionada, con decenas de opciones, incapaz de ofrecer nada mejor a lo que ofrece el chavismo.
Escenario electoral que contiene más que votos Así se produjo la novedad menos esperada por los caucus del chavismo, que venimos advirtiendo desde comienzos de este año: la derecha ganó importante espacio y el chavismo retrocede en el terreno institucional, cuyos efectos en la esfera social están por verse. Esto relativiza la victoria del chavismo en las legislativas. Con menos de 100 diputados, el gobierno queda inhabilitado para reformar leyes habilitantes o modificar las
orgánicas, o sea, aquellas que definen el curso de las transformaciones que el régimen viene haciendo desde arriba, muchas veces como respuesta a la presión y demanda de las bases y los trabajadores. Con este probable resultado, lo que antes era difuso y mediático para ellos, será un poder parlamentario, con representación popular y autoridad de Estado, dentro y fuera del país. Este es el punto de partida de lo nuevo, en un escenario latinoamericano con avances electorales de la derecha en cinco países y militarización creciente desde Estados Unidos. Nada será como hasta ahora dentro del país, y sus efectos podrían incidir en el curso de la nueva geopolítica que Venezuela viene armando con América del Sur mediante el eje Caracas-Buenos AiresBrasilia y la UNASUR como instrumento. En Centroamérica, las islas caribeñas y los países andinos, con el ALBA y PetroCaribe, así como Irán, Rusia, India, el mundo árabe, son actores clave del nuevo puzzle internacional, en eso que llaman la pluripolaridad del sistema mundial de Estados. El 21 de septiembre el presidente venezolano Hugo Chávez declaró en el Estado Zulia esta frase premonitoria: “nos estamos jugando el destino de la revolución bolivariana”, y algunos habrán pensado que se trataba de otra hipérbole en su conocida prosapia impetuosa. Es que aún consciente de que el gobierno podía obtener una mayoría calificada de unos 100 a 110 diputados (el peor escenario habla de 85-90 legisladores), la dinámica política siguiente será de abierto desafío a su gobernabilidad. El Parlamento se convertirá en trinchera para desquiciar el equilibrio institucional y social, como fue para muchos países en situación similar desde la República de Weimar en 1923. Para comprenderlo equiparemos estos anuncios. Moisés Naim, el venezolano que dirige la revista del Departamento de Estado Foreign Affairs, señaló el 18 de septiembre en New York, que “las fuerzas democráticas venezolanas tienen poco margen, pero sí una gran oportunidad de ser alternativa después de una década de conducta errática”. Otro experto de la derecha muy de derecha venezolana, J. J. Rendón, asesor de los triunfos de Uribe, de Lobo y Manuel Santos, actual consejero de la oposición en Venezuela, advirtió el 14 de septiembre en su página web Rendon&Asociados que “ganar
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muchos diputados es importante, pero más importante será que asuman una estrategia de acumulación y transición hacia el año 2012”. En Argentina, la diputada conservadora Elisa Carrió espera el mejor momento para elevar un proyecto de Resolución que anule la decisión parlamentaria que aceptó al Estado bolivariano en el Mercosur en 2006. El senador del partido UNACE del Paraguay avanzó un poquito más y señaló en abcColor el 15 de septiembre: “Para qué vamos a votar el ingreso de Venezuela si más pronto que tarde el Sr. Chávez saldrá del poder”. En cambio, el político venezolano Osvaldo Álvarez Paz apuntó al blanco de estas inclinaciones: “Aquí nos estamos jugando el todo por el todo, la Asamblea Nacional deberá ser el trampolín democrático para echar a este hombre del coroto en dos años”. Como se dice en Venezuela, más claro no canta un gallo. De las 234 leyes sancionadas entre 2001 y 2010, unas 40 afectan con gravedad el poder de la burguesía en el país. La oposición quiere modificar, enmendar, corregir, empeorar y pervertir, y si puede derogar las leyes que modificaron la propiedad de la tierra y habilitan a lo mismo en la industria y el comercio, así como evitar que el actual control obrero se convierta en ley. Quieren derogar la Ley de los Consejos de Poder Comunal, o las que impusieron controles a la Bolsa y la banca. La Ley de Medios, y las leyes que revirtieron todos los recursos mineros y la electricidad al Estado, también la Ley Orgánica de Educación, la de gratuidad en salud y asistencia social, que obliga al pago de pensiones con el total del salario nacional, o aquella que modificó la doctrina y educación militar incluyendo el socialismo en sus programas, que además pauta las milicias populares, las reservas y los simulacros de defensa militar junto con la población. Otro propósito inexorable es torpedear los más de 800 tratados, convenios, protocolos y acuerdos mediante los cuales Venezuela impulsa su proyecto de desarrollo económico endógeno y la multipolaridad antiimperialista. El periodista Joaquín Morales Solá lo entendió bien cuando dijo en una columna: “Esos acuerdos sólo sirven al destemplado proyecto bolivariano en Venezuela y alimentan más kirchnerismo en Argentina”. Será muy cuesta arriba para la oposición, once años después y con tantos avances sociales y éxitos electorales acumulados. El gobierno mantendrá la mayoría, aunque estará obligado a negociar, pero el movimiento social bolivariano no permitirá retrocesos legislativos en sus conquistas. Este será, entonces, un punto de inflexión en el destino de la revolución.
Estudiantes secundarios
En el marco del conflicto estudiantil y de la toma de escuelas en la Ciudad de Buenos Aires entrevistamos a Sofía y Mariel: alumnas de la Escuela de Educación Media Julio Cortázar y activistas de la lucha de los estudiantes secundarios. ómo comenzó la lucha que llevan adelante los estudiantes secundarios? Sofía: –En verdad, la lucha viene desde hace un montón de años cuando se empezó a reunir lo que en ese momento era la Coordinadora de Estudiantes Secundarios (CES), coordinadora que se inició en los 70 y después se disolvió; en el 2005 revivió, y en realidad da un salto después del 2008, año en que hubo un estallido muy grande por el tema de las becas, que se consiguieron. El movimiento estuvo paralizado todo el año pasado debido al reacomodamiento de un montón de situaciones. Mariel: –Este año se profundiza más cuando advertimos que el recorte en el presupuesto educativo es sumamente profundo (es del 50%), que los colegios se están cayendo abajo; y que las becas vienen cuando ellos quieren y no llegan todas juntas, tampoco toda la plata y es un “bardo” conseguirlas. Sofía: –Aunque la ley de becas se aprobó después de las luchas de 2008, sigue siendo insuficiente y tiene un montón de fallas. Mariel: –Después de llegar a la instancia del corte de calles y de pedir reuniones, nos dieron reuniones con un funcionario que es un 4 de copas, y luego de realizar varias marchas llegamos hoy a la toma, la única medida que sirvió, que dio algún resultado… Sofía: –Como que se acerque el Ministro de Educación a un colegio de Flores, acá a dos cuadras, a escuchar a un montón de pibes que lo están puteando y a padres y a gente del hos-
pital, a poner la cara por ello; que se acerque un subsecretario de una parte del Ministerio acá, a las doce de la noche a escuchar a los pibes, demuestra que funcionan bajo presión digamos, que la única medida de fuerza que los hace reaccionar es ésta. –¿Cómo se van decidiendo las medidas? Mariel: –Primero en una asamblea propia de cada colegio y después se lleva su mandato a la Coordinadora Unificada de Estudiantes Secundarios (CUES) donde cada colegio tiene sus representantes y voceros, igual puede venir el que quiere. Ahí se debaten los mandatos de cada colegio, las ideas y después se llega a una conclusión. Sofía: –Después vuelve al colegio, entre todos los mandatos de base, se ven los puntos en común que tienen los mandatos y ahí se va armando el plan. –O sea que el vocero simplemente es el que transmite la decisión colectiva… Sofía: –Ahora sí. En 2008 todo el movimiento que hubo por el tema de las becas fue por afuera de la Coordinadora, que en ese momento estaba muy manejada por el Partido Obrero que no representaba absolutamente a nadie; y bueno, todo el movimiento fue por afuera. Después quisieron sacar bandera de ello, todo eso era la CES. Por eso te dije que hubo un reacomodamiento de la situación, después del conflicto se le cambió el nombre a la Coordinadora esperando que todos fuésemos amigos y coordinemos bien; y la verdad es que en el 2009 no fue así y recién este año se pudo empezar a tratar de que no haya ninguna agrupación que hegemonice, a tratar de coordinar. A todos nos parece que está perfecto que la juventud milite donde sea, muchos somos militantes, pero el tema es hasta qué punto vos, por responder a tu agrupación, estás dejando de lado la función que tenés como vocero de un colegio. Por eso este año se estuvo “manijeando” mucho el tema de los mandatos de base, de que no pueda hablar ninguna persona que no tenga un mandato de base, que tengan prioridad los que lo tienen; y realmen-
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te funcionó, realmente ese laburo se ve reflejado en lo que está pasando ahora. –¿En qué aspectos sienten que hacen la diferencia una participación más amplia y el trabajo de base? Mariel: –Yo creo que se ve cuando podemos llegar a un acuerdo quienes tenemos distintas opiniones, o por ahí no tan distintas, siempre tenemos una base que es por ejemplo en este caso estar en contra del gobierno, pero de distintas maneras quizá; también se ve en que hay muchos colegios que se sumaron y que son nuevos, no predomina un partido en esos colegios, de hecho en este colegio no hay un partido que predomine, es la opinión de cada uno y se llega a un acuerdo. Sofía: –A mí me parece que se refleja en eso, en que las bases se sienten representadas realmente y que no hay ningún dirigente que viene y te dice: “vos vas a tomar el colegio porque sí, o porque te doy una explicación pero igualmente lo sigo decidiendo yo”; yo creo que eso es fundamental. En todos los colegios hay un prejuicio muy grande acerca de algunos partidos y en ver que no esté hegemonizando ninguna agrupación. Todavía es un proceso que hay que sanear, es largo y hay mezquindades, pero hay muchos colegios y ven que la coordinadora está cambiando y que a lo que hay que apostar es a laburarla para que no haya manejos y para que las decisiones sean de todos y no de un grupo nada más. –¿Cómo fue el proceso para tratar de incluir a compañeros que quizás no tenían una visión política marcada? Mariel: –Éste es un colegio de comunicación social, eso ayuda mucho a la participación de cada uno, tenemos ámbitos donde podemos llegar a tener una participación, intentamos incluir a todos, tenemos asambleas, hay una idea de hacer un taller donde discutir actualidad política, pasamos por los cursos una vez por semana, tenemos delegados que comunican todo
lo que se habla en las reuniones del Centro de Estudiantes, que son todos los viernes entre el turno mañana y en el turno tarde; después en la semana hay reuniones de secretarías que también son del Centro de Estudiantes. La verdad es que hoy en día hay pibes de primer año que están sumamente enganchados y eso es muy importante. Sofía: –Por lo general pasa siempre eso de que la mayoría de los activistas son de los últimos años, pero últimamente hay una participación de primero y segundo año que es muy fuerte, y hay que meterle muchas fichas a eso. –¿Qué les parece lo más importante de este aprendizaje conjunto entre todos los colegios? Mariel: –Yo creo que lo más importante es ver cómo pasamos de ser nada más que los voceros de los colegios tomados, en la primera reunión, a ser 63 representantes de colegios, en la última. Seguir sumando, yo creo que es eso. Todos los colegios quieren participar más, eso es lo más importante. Y después es ver cómo terminamos este asunto y poder sacarle lo mayor posible. Creo que la sociedad se dio cuenta de que somos un grupo que podemos hacer cosas masivas en la Ciudad de Buenos Aires, que podemos reclamar por nuestros derechos, por un educación digna y pública, que no tenemos que pagar 2000 pesos para ir a un colegio. –¿Qué significa luchar en el contexto del gobierno de Macri? ¿Encuentran respaldo de la sociedad? ¿Encuentran una respuesta represiva de parte del gobierno? Sofía: –El gobierno de Macri es de ultra derecha (eso lo sabemos todos) y vacía todo lo público más allá de la educación pública. Pero lo bueno es que la lucha está pasando de lo reivindicativo de “las becas que me sacaste” o de que “se cayó un techo” y está instalando en la sociedad el tema del vaciamiento de la educación pública, que viene desde antes de Macri, aunque Macri lo está llevando a su máximo exponente, y no es solamente a nivel Ciudad, es una
“La sociedad se dio cuenta que podemos reclamar por nuestros derecho a no pagar 2000 pesos para ir a un colegio” opinión personal y no de todos los chicos, pero para mi es algo a nivel nacional también. Mariel: –Eso se demuestra con que no sólo la lucha es nuestra sino también de la Facultad de Sociales que no depende de la Ciudad sino de Nación. Ver cómo se está tomando el IUNA muestra que se está ampliando el movimiento y no sólo en educación, en salud también. Sofía: –A mi me parece que eso es lo rescatable, que se está instalando el tema más allá de lo reivindicativo, se está discutiendo por qué está pasando esto, cuáles son las intenciones. Para mí hay que profundizar mucho más el debate, esto es lo más valioso. –¿Cómo es la participación del resto de la comunidad en esta lucha, por ejemplo de los padres y los docentes? Mariel: –Los padres tienen una participación que no es de ahora, viene desde 2008, y no sólo en este colegio; el padre de una amiga tiene a sus hijos en el Esnaola y en el de Danzas y tienen un mail que abarca a todos los padres que tienen a sus hijos en la escuela pública para defender los derechos de sus hijos. Sofía: –Así como salen en un montón de medios padres que dicen “Ay, estos pendejos no me dejan llevar a mis hijos” también hay un montón de padres que están acompañándonos desde un lugar muy rescatable que es no bajándonos línea, que no es diciéndonos lo que tenemos que hacer, sino apoyándonos en lo que nosotros decidamos porque entienden que a la cabeza de esto estamos nosotros y que ellos llevan una participación activa, pero desde el lugar del apoyo, estando como
La TV Ataca… a los estudiantes secundarios organizados El movimiento de estudiantes secundarios viene impulsando tomas de colegios y movilizaciones, desde agosto, en reclamo de mejoras edilicias en los establecimientos educativos porteños. Hoy, se ha constituido en la vanguardia (si es que las vanguardias existen) de la lucha por la educación pública. Una vanguardia inclusiva que logra articularse con compañeros de colegios y realidades diferentes, con movimientos y agrupaciones preexistentes, y hasta con padres y docentes también movilizados por el deteriorado estado de la educación pública en general, tanto en Buenos Aires como en todo el país. En esta suerte de “paquete” ya resuelto, razonado y sin necesidad de ser interpelado que nos muestran como “única realidad” los grandes medios de desinformación, hemos visto cómo se ha hablado tan despectivamente de un “estudiantado politizado”, como si eso fuera una “peste” de la pubertad. De hecho, recomendaban a los padres de los alumnos en lucha sacar a éstos de las tomas de escuelas “de las orejas, si es necesario”. Eso está muy claro, los jóvenes tan informados y comprometidos que protagonizan dichas tomas son un “cachetazo” para los medios hegemónicos que proponen un estereotipo de adolescentes (recordemos que quie-
nes llevan adelante la toma de colegios son pibes de entre 13 y 18 años) meramente consumistas, sumisos e insípidos, para los cuales la política es sólo una aburrida “cosa de grandes”; o mucho peor, los muestran como potenciales delincuentes o como algo a exterminar (a “erradicar” según ellos), si es que pertenecen a las clases sociales más humildes o viven en la periferia de las grandes ciudades. Dando manotazos de ahogado como quien no sabe o no quiere llevar una gestión adelante, el gobierno porteño propuso mejoras sólo para un número parcial de los colegios que reclaman dichas reformas, pretendiendo dividir al movimiento estudiantil. “En todos los colegios estamos de acuerdo en que la solución es para todos por igual o para ninguno” nos contaba Fernando Ramal, alumno del Normal 1, demostrando de esta manera que los alumnos movilizados cuentan con armas mucho más fuertes para la lucha, como lo son el compromiso y la solidaridad: valores que no se aprenden ni en la radio ni en la tele, que se aprenden en la lucha…o en la escuela pública.
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Marcelo Maciel Navarro
respaldo nuestro. Ni muy atrás ni muy adelante nuestro, sino a la par. Mariel: –Más allá del problema con los docentes, hay docentes que apoyan, que dan talleres y que no se quedan reunidos en Pizza Show sino que vienen. La rectora del Mariano Acosta es un claro ejemplo, y los docentes de la Falcone hacen guardias para estar ahí todo el tiempo. Sofía: –A nosotros, la verdad, nos encantaría que pasara eso, sería un orgullo que todos los docentes estuvieran acá, pero si no quieren estar no los podemos obligar. –¿Les parece necesaria esa articulación con los docentes? Mariel: –Creo que es muy importante la unificación en la lucha, ya que luchamos por lo mismo que es la defensa de la educación pública, es una lucha conjunta que tiene que ser entrelazada y no me parece que la manera de hacerlo sea estando en Pizza Show. Sofía: –De palabra nos acompañan y nos apoyan, pero acá hay dos docentes nada más. Es puro palabrerío, dicen que nos apoyan en la lucha y después en los hechos no hay nada. No pueden demostrar que realmente nos apoyan. Igual yo rescato mucho la predisposición que están teniendo algunos docentes, por ejemplo Carlos y otros más que sí se están acercando, eso a mí me pone muy contenta y me llena de orgullo…pero bué…después de cruzarte todos los días en el aula con un “chabón” que te dice “Siii, yo en los 70 era delegado, estuve en la lucha, estuve en cana”, no podés creer que ahora digan lo que dicen. El otro día en la reunión decían:”en vez de cortar la calle, porque mejor no hacemos pancartas, para dejar pasar a los autos” porque “nuestra libertad termina donde empieza la del otro” y bla… Sofía: –Para mí lo valioso es que hay docentes que sí se ponen a la par nuestra. –Para vos ¿qué significa luchar por la educación pública después de todo este proceso? Sofía: –Para nosotros, hoy la lucha pasa por defender la educación pública para después apostar a algo un poco más amplio. Creo que el cambio real en la educación se tiene que ver acompañado por otro cambio más grande, pero bueno, ahora pasa por defender lo que tenemos desde el lugar donde podemos. Yo ahora estoy en el colegio y lo hago desde acá, en otro momento lo haré desde otro lado. Es súper importante la defensa de la educación pública porque a través de ella tenemos la posibilidad de formarnos para seguir el camino de la vida, como ustedes que están hoy en la Facultad y que pueden luchar por sus derechos, creo que lo que hagamos hoy es la base de lo que va a ser el resto. En la escuela pública podemos lograr formación, comunicación cosas que no podemos perder, por eso es importante una lucha conjunta, entre todos, que vaya mas allá de exigir que nos arreglen un techo, o que los planes de estudio sean satisfactorios.
Ecos de la movilización secundaria: del efecto dominó y otras yerbas… Ulises Bosia La tremenda movilización de los y las estudiantes secundarios no solamente produce un impacto enorme en la realidad educativa y política de la Ciudad de Buenos Aires, sino que también genera un efecto creciente para el conjunto del movimiento estudiantil, universitario y terciario. Con las tomas de los colegios, las marchas y las asambleas, los más jóvenes entre los jóvenes resignificaron y revitalizaron el significado de la lucha por una educación digna y liberadora, en defensa de la educación pública amenazada por años de políticas públicas de desfinanciamiento y de subsidios a la gestión privada. Es por eso que los y las secundarios generaron una suerte de reactivación de las demandas preexistentes en universidades y terciarios y estimularon la decisión de luchar para conseguirlas. Es el caso de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, que hace más de 10 años viene peleando por un edificio único para sus diferentes carreras. Una toma que al momento de la escritura de esta nota ya lleva tres semanas y que, con decenas de clases públicas y asambleas enormes, desnuda la legitimidad y la masividad del reclamo. Algo parecido pasa en Filosofía y Letras de la UBA. A la solidaridad con la lucha de los y las secundarios se le agregan las demandas locales: la construcción de un nuevo edificio integrado al actual, que pueda resolver las necesidades de los miles de estudiantes, docentes y no docentes de esa unidad académica. Los institutos terciarios también se vieron conmovidos por el estudiantazo. El Joaquín V. González, el terciario más grande de la Ciudad de Buenos Aires, estuvo tomado y los reclamos edilicios y presupuestarios al Gobierno de la Ciudad se combinaron con la exigencia de la validez nacional de los títulos de las carreras y el desprocesamiento de los estudiantes y docentes procesados de la carrera de historia. En otros terciarios como el Alicia Moreau de Justo, donde hace tantos años que su edificio está cubierto de andamios que ya parecen parte de su arquitectura, los estudiantes salieron a la calle. El IUNA también tomó la posta y exige aumento presupuestario y un edificio propio, con las tomas de varias sedes. En verdad estos son sólo algunos de los casos más destacados pero hay más: otras facultades de la UBA que fueron tomadas y gran cantidad de actividades en otros terciarios (también en La Matanza y Vicente López). El denominador común es la solidaridad con las y los secundarios y la enorme participación en las medidas de lucha. La expresión más concreta de todo esto fue la movilización en recuerdo de La Noche de los Lápices, donde miles de compañeros y compañeras marchamos poniendo blanco sobre negro al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y al Gobierno Nacional y reafirmando que el movimiento estudiantil está dispuesto a defender la educación pública. A diez años de las jornadas de diciembre del 2001, la juventud se reapropia orgullosa de la política y la recrea desde abajo, sacándose de encima el discurso antipolítico y la cultura de la evasión y la indiferencia; sabiendo que los dolores que nos quedan son las libertades que nos faltan.
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Historia Historia/ memoria
Polonia
Reflexiones a 30 años de la revolución polaca Arnaldo Manzoni
Cuando en agosto de 1980 comenzó la revolución, el pueblo polaco ya tenía una larga historia de levantamientos producidos durante los 35 años de dominación estalinista. En Poznan en 1956, en la costa del Báltico en 1970 y en las ciudades de Ursus y Radom en 1976, los trabajadores habían sido protagonistas de grandes luchas. En 1968 al calor de la Primavera de Praga, lo fueron los estudiantes e intelectuales de Varsovia.
Opresión nacional, Iglesia y resistencia al estalinismo Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, como parte de los nuevos Estados burocráticos bajo la órbita de Moscú, el estalinismo polaco se hizo del poder siendo una corriente minoritaria, gracias a la presencia del Ejército Rojo de la Unión Soviética y a través de la represión de los otros partidos políticos o su integración forzosa en un ficticio Frente Nacional. El partido socialista fue obligado a disolverse en el Partido Obrero Unificado Polaco (POUP), conducido por los estalinistas, que se convirtió en el Partido-Estado. El régimen fue siempre resistido, a los ojos de muchos se trataba de otra ocupación de los rusos después del exterminio nazi.1 La religión católica está unida a la historia de Polonia. Opresión nacional y religiosa fueron inseparables durante siglos debido a la dominación ejercida por parte de los vecinos prusianos protestantes y por los rusos ortodoxos, que se dividieron el territorio. Cuando se produce la insurrección obrera de Poznan en 1956, el dirigente comunista Gomulka libera al cardenal Wyszynski y establece un pacto entre el Estado y la Iglesia que desde entonces convivirán gracias a lo que se dio en llamar “el compromiso histórico a la polaca”. En vísperas de la revolución de 1980,
la Iglesia contaba con más de 13 mil sedes, 42 órdenes religiosas y dictaba catecismo en 21mil aulas, además de la Universidad Católica de Lublin reconocida por el régimen. Un año antes, cuando Karol Wojtyla, conocido como Juan Pablo II, retorna a su tierra, se producen las mayores movilizaciones de la historia de Polonia hasta entonces. Así describe un periodista español uno de esos encuentros: “…De la multitud surgió un cántico. Centenares de miles de gargantas repetían… ‘queremos a Dios’…Wojtyla escuchaba en silencio… una y otra vez ‘queremos a Dios’. Cuando las gargantas parecían decaer, el Papa Wojtyla sacó su vozarrón… y gritó a su vez: ‘queremos a Dios’. La muchedumbre recobró fuerzas y empezó de nuevo a cantar… la escena duró otra media hora… había quedado claro quién tenía el poder en Polonia. El poder sobre las masas. No el poder ficticio, apoyado en las bayonetas…”.2
Los años setenta La rebelión obrera de 1970 que se convierte en masacre en el astillero “Comuna de París” (ironías del estalinismo) provoca la caída del viejo dirigente Gomulka quien es reemplazado al frente del Estado por Gierek. Durante su gobierno, al cabo de algunos años, la crisis se acelera. Endeudamiento con países extranjeros, corrupción extendida, un plan de industrialización caótico, subsidios a los pro-
1 En 1968, los estudiantes de Varsovia exigen la reposición de una obra teatral del siglo XIX, del poeta nacional Adam Mickiewicz, que contenía fuertes ataques a la Rusia de los zares: “¡Desde hace un siglo Rusia no envía a Polonia más que canallas!”, estas líneas arrancan aplausos encendidos en cada interpretación. 2 Comas, José “Polonia y Solidaridad”, Ediciones El País, Madrid, 1984, págs. 15/16.
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la S de e K M l s, e asa d s día áltico p as e r t _En a del B empres ha se luc cost 1 a 253 2 . La iudades y s a d a sent as c rtes reprende a otr todas pa extieones y en comités de regi se crean ariales s empre . inter huelga
ductores agropecuarios para mantener los precios bajos de los alimentos y malas cosechas son algunos de los factores del estallido de la economía polaca. La “nueva Polonia” que Gierek había prometido era peor que la anterior: si ya no había libertad, ahora tampoco habría pan. Una oleada de huelgas estalla en las ciudades de Ursus y Radom contra el aumento de precios anunciado por el gobierno en 1976. El gobierno ya no se anima a una mayor represión aunque responde con la detención de centenares de activistas y dirigentes obreros. Como respuesta a eso un grupo de intelectuales y obreros funda el Comité de Defensa de los Obreros (KOR). Su popularidad en las fábricas a partir de la difusión de su boletín, Robotnik (El Obrero), con una tirada de 12 mil ejemplares, convierte al KOR en un caso único dentro de un país estalinista, pues “ha logrado formar y mantener un organismo de existencia pública, reconocida de hecho por el régimen…”.3 En 1977, gracias a la lucha del KOR son liberados la mayoría de los detenidos y al año siguiente surgen comités por la fundación de sindicatos libres en Katowice y en el Báltico.
El comienzo de la revolución Nuevamente un aumento de precios será el detonante de una oleada de huelgas en julio de 1980. Los trabajadores utilizan toda la experiencia acumulada en las luchas precedentes. No salen a las calles, toman las plantas de las fábricas y permanecen en ellas para evitar la represión. Publican boletines con sus verdaderas demandas que los medios oficiales ocultan. Se plantean la coordinación y crecimiento del movimiento huelguístico. De la lucha contra la suba de precios y por aumento de salarios pasan a reivindicaciones políticas que
cuestionan abiertamente al régimen. El 14 de agosto la huelga llega al Báltico, al astillero Lenin de Gdansk por la reincorporación de Anna Walentynowicz. El gobierno acepta esta exigencia pero la toma continúa. De esta lucha surge Lech Walesa, como el dirigente más popular del pueblo polaco, quien ya tenía una trayectoria en su haber desde las huelgas de 1970. El movimiento se transforma en revolución en cuestión de días. El sábado 16 de agosto, se crea un Comité Interempresarial de Huelga (MKS) que reúne a 21 establecimientos que se plantean nuevas demandas, entre las que figuran “el derecho a huelga” y “un sindicato libre e independiente”. En tres días, el MKS de la costa del Báltico pasa de 21 a 253 empresas representadas. La lucha se extiende a otras ciudades y regiones y en todas partes se crean comités interempresariales de huelga. El 31 de agosto representantes de los trabajadores y del gobierno firman un acuerdo que establece en sus primeros dos puntos algo inconcebible en una dictadura estalinista: “reconocimiento de sindicatos libres, independientes del partido…” y “respeto del derecho de huelga”. El 22 de septiembre, primer día sin huelgas desde el 1 de julio, se reúnen en Gdansk representantes de los nuevos sindicatos independientes de toda Polonia y crean una nueva organización que toma su nombre del boletín de informaciones del MKS de Gdansk: Solidaridad.
Un movimiento social contra el Estado En pocos meses, Solidaridad llega a 10 millones de afiliados, es decir cuenta con la absoluta mayoría del pueblo trabajador. Aunque siga denominándose “sindicato” se ha transformado ya
3 Revista de América, enero-mayo de 1978, Cali, Colombia.
en algo muy diferente: es un inmenso movimiento social, el más importante que se haya dado contra una dictadura estalinista. Hay dos aspectos fundamentales a destacar de este movimiento social. En primer lugar, siendo los trabajadores de la industria el centro del movimiento, éste culmina involucrando a toda la sociedad: trabajadores de todos los sectores y niveles, comerciantes, estudiantes, campesinos, intelectuales, artistas, hasta policías. Es la sociedad en movimiento. En segundo lugar, el movimiento trasciende el marco reivindicativo desde su inicio, adquiriendo una dinámica revolucionaria. Se expresa una amplia autoorganización social, empiezan a vivirse nuevas relaciones sociales y se articula un poder obrero y popular inédito con respecto a las luchas precedentes de Polonia y quizás de toda Europa del Este. Solidaridad se organiza por regiones y no por ramas de producción, esto le da una capacidad de acción territorial muy eficaz. En cada ciudad o pueblo, los habitantes toman en sus manos la organización de la lucha y la resolución de cuestiones de la vida diaria. En las manifestaciones la disciplina es impactante, los campesinos entregan sus productos a los MKS y no a las autoridades del Estado, las fábricas en huelga garantizan el abastecimiento de los productos necesarios para escuelas y hospitales, en los puertos se impide la salida para exportación de alimentos considerados de primera necesidad, los gráficos garantizan la edición de los boletines de los MKS y llegado el caso, obstaculizan la salida de la prensa estalinista con sus mentiras. El crecimiento de Solidaridad es tan vertiginoso como la desaparición de los sindicatos oficiales y el descrédito del POUP. Pero además, Solidaridad y la revolución cuestionan aquel “compromiso histórico” que había beneficiado tanto a la Iglesia como al Partido. No sólo ponía en peligro el poder estalinista, sino también, de manera implícita y sin
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proponérselo, atentaba contra el poder de la Iglesia. Por primera vez, esta última tenía un competidor en la guía espiritual del pueblo polaco, que era además una esperanza de realización de una felicidad bien terrenal. Frente a las declaraciones del cardenal Wyszynski que llamaba a desconvocar una huelga, los trabajadores de un astillero expresan su indignación colocando sobre la imagen de la virgen negra de Czestochowa, madre reina protectora de Polonia, un cartel que decía “La virgen también está en huelga”. El rol de la Iglesia durante la revolución y en Solidaridad fue controlar y frenar el movimiento desde su inicio. En los acontecimientos más importantes desde agosto de 1980, la Iglesia y el gobierno tuvieron un discurso similar: reconocían la justeza de los reclamos pero condenaban las huelgas. También coincidían en la aversión hacia los “ateos” del KOR y más aún hacia el sector más joven y radical dentro de Solidaridad. Una peculiaridad del movimiento fue la aparición de los llamados “expertos”, intelectuales católicos e integrantes del KOR que actuaban como consejeros de la dirección de Solidaridad.
El final de Solidaridad Un fantasma que jamás imáginó Marx cuando escribió el Manifiesto Comunista se hacía sentir desde Moscú a fines de 1980: la posibilidad de la intervención de las tropas rusas como en la Hungría de 1956 y la Checoslovaquia de 1968. Sin embargo, a pesar de las advertencias
de “acudir en ayuda de nuestros hermanos polacos contra los enemigos del socialismo”, la invasión finalmente no se produjo. Dieciséis meses después del inicio de la huelga en el astillero Lenin de Gdansk, la revolución llega a su fin con el “autogolpe” del general Jaruzelski al frente del gobierno quien declara el “estado de guerra”, conformando una Junta de Salvación Nacional y con el ejército en las calles. Un año después, un dirigente comunista, ya sintiéndose con derecho a ser el de siempre, declaró: “Solidaridad no era más que un tigre de papel”. ¿Cómo pudo ser derrotado un movimiento revolucionario de la amplia mayoría de la sociedad frente a un poder reducido a su mínima expresión? Luego de una primera fase de la revolución donde el protagonismo desde abajo acorrala al régimen, comienza a ser cada vez más grave la falta de una perspectiva de poder por parte de Solidaridad. Por otra parte, la iniciativa y la lucha obrera y popular son frenadas por sus principales referentes y por la Iglesia. Es a Walesa a quien recurrirá de manera asidua el gobierno para que convenza a los obreros de levantar una huelga o para frenar una nueva insurrección social como ocurre en marzo de 1981 a raíz de la represión en Bydgoszcz, en la lucha por la legalización de Solidaridad rural. Según encuestas realizadas en las fábricas, hasta un 80 por ciento de los trabajadores estaba, en aquel momento, a favor de una huelga general.4 Walesa anula por iniciativa propia la acción y llega a ganarse por
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La revolución llega a su fin con el “autogolpe” del general Jaruzelski quien declara el “estado de guerra”.
esto elogios dentro del mismo POUP. Frente a una mayoría social que expresaba la decisión de liquidar a aquel régimen odioso, la mayoría de la dirección de Solidaridad se debatía entre propuestas que iban desde un acuerdo hasta una coexistencia con el poder, todas coincidentes en evitar la confrontación final. El mismo Jacek Kuron,5 devenido “experto”, acuñará la idea de que “la revolución debía autolimitarse”. Las huelgas eran convocadas y, llegado el momento de su realización, levantadas en base a promesas o con la conformación de comisiones mixtas entre Solidaridad y el gobierno para “estudiar” soluciones. Al mismo tiempo la democracia de base que caracterizó en su inicio al movi-
miento comenzó muy pronto a ser socavada por Walesa y sus seguidores, quienes decidieron por cuenta propia en situaciones muy importantes provocando, además de enfrentamientos con otros dirigentes, la frustración de los trabajadores que iban por más. En el Primer Congreso de Solidaridad en 1981, hubo dos discusiones fundamentales en las cuales se pudo comprobar el descontento y la radicalización de sectores contrarios a la política de Walesa. La primera, entre quienes querían una dirección centralizada con mayor autonomía en las decisiones como Walesa, sus aliados y quienes defendían el carácter federativo de Solidaridad y bregaban por una mayor democracia de base. La otra discusión tenía que ver con el crecimiento de la idea de la autogestión que comenzaba a ponerse en práctica. En este debate se enfrentaron dos corrientes, por un lado la Red,6 con un ilusorio proyecto de coexistencia de la autogestión obrera en las empresas junto al poder político establecido y por el otro un sector radicalizado muy fuerte en la ciudad de Lodz, el “Grupo de Lublin”,7 que entendía la autogestión obrera dentro de una perspectiva revolucionaria. Este último sector logró vencer en la votación a Walesa quien ya había pactado con el Parlamento un proyecto al respecto, antes de la decisión del Congreso de Solidaridad. A pesar de todas las críticas recibidas, Walesa sería electo Presidente de Solidaridad. El gobierno apostó al desgaste del movimiento mientras comenzó a planificar la intervención del ejército, su denominada Operación canario. Cuando Jaruzelski el 13 de diciembre de 1981 declaró el “estado de guerra” y el ejército ocupó las calles, el pueblo polaco se encontraba desesperanzado y agotado después de un año y medio de luchas y por la falta de alimentos. La revolución había llegado a su fin y comenzaba una larga resistencia. Protestas callejeras, trabajo a desgano, detenciones, actividad clandestina, coptación de dirigentes obreros por parte del régimen, la grieta abierta en 1980 nunca más se cerraría. Solidaridad jamás volvería a ser aquel movimiento social inédito en un país estalinista. Diez años después de aquel agosto en Gdansk, lo que quedaría es una caricatura de Solidaridad que pactaría con el régimen elecciones, en las que Walesa sería electo presidente de Polonia, cumpliendo fielmente los planes de los Estados Unidos y el FMI.
es, os mes ega a c o p n E ll ridad Solida illones de r eci 10 m , es d oluta s o d a i abs afil con la lo cuenta ría del pueb o . y r a m ado trabaj 4 “Hablan dirigentes de solidaridad” en Estrategia socialista, Año 1, Número 3, septiembre de 1982, España. 5 Jacek Kuron escribió junto a Karol Modzelewski en 1964 la célebre “Carta abierta al Partido” una mordaz denuncia del régimen estalinista y en defensa del socialismo. Luego estuvieron entre los fundadores del KOR y contaban con un gran reconocimiento entre los obreros. Según Kowalewsky, en un intervalo del Primer Congreso de Solidaridad, en 1981, Kuron le dijo “…aún creéis las bestialidades que hemos escrito con Karol en aquella Carta”. 6 Sobre esta corriente ver “La hora decisiva: de la autogestión a los partidos políticos” en “Por Polonia. Entre la renovación política y del desmoronamiento del Estado”. Editorial Laia, Barcelona, junio de 1982, págs. 148/163. 7 Magdalena Ostrowska “Solidarsnoc a lutté pour le socialisme”, Imprecor Nº 509, Francia, septiembre de 2005.
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Debate - Parte II
Fernando Aiziczon
or qué existen los militantes? Partamos de un supuesto elemental. Muchas personas, grupos y colectivos de distinta conformación sociopolítica y cultural intentan convencer a otros/as tantos de que el mundo es tal cual lo creen ver. No importa que sean más o menos explícitos o sutiles en ese propósito; lo cierto es que sin convencer al otro (con matices de violencia muy variables), resulta imposible avanzar. Lógicamente, en la acción de convencer se construye algún tipo de organización que la haga posible y que, no pocas veces, sustituye a esa tarea: surge así la autoorganización mal entendida, es decir, la organización como fin militante en sí mismo. Ahora bien, las formas en que los militantes intentan tener éxito en ese convencimiento del otro no son tan variadas. Más bien son casi ancestrales. Sacan algún volante, periódico, libro o revista,
debaten calurosamente con sus pares, concretan actividades políticas en sus lugares de circulación, o realizan acciones para demostrar que en esa práctica reside algún grado de verdad autoevidente, esto es, que la propia acción demostraría a los demás lo que el militante cree ver mediante esa misma acción. De manera que un militante puede pensarse como aquella persona que realiza actividades sociopolíticas para conquistar nuevos adeptos a su causa (insisto: si no lo hiciera, constituiría una rareza política que cree que sólo una o dos personas pueden cambiar el mundo). La “causa” puede ser tanto la defensa del medio ambiente, la lucha por la adquisición de algún bien (comida o lo que sea), o la transformación del sistema social en el que vive, entre otras innumerables. Vale decir que los motivos de la militancia son tan amplios y variados como los propósitos que persigue: el techo y la vivienda dignas aquí, el socialismo allá. Una mirada atenta criticará con razón nuestra simplificada exposición alegando que con esta definición el militante es prácticamente todas las personas, desde padres y madres que se organizan en asociaciones, clubes, o cooperadoras e intentan inculcar a sus hijos una perspectiva de vida, hasta los que practican todo tipo de credo religioso.1 Y está en lo cierto, pues todas y todos intentan — consciente e inconscientemente— de diferentes maneras hacer prevalecer su mirada organizada del mundo, que es, lo quieran o no, profundamente política, e inevitablemente egocéntrica. De todos modos podemos plantear que los militantes se distinguen, en todo caso, por asumirse bajo ese nombre, o
por darle un específico matiz político al mismo, además de sostener un férreo convencimiento en las tareas en que se empeñan y que se circunscriben a las que mencionamos en el párrafo anterior. Esta última característica —la creencia– lo vuelve a homologar a otros agentes y prácticas sociales, por lo que a esta altura la idea sería ir viendo de qué manera un militante se aleja y acerca, casi sin darse cuenta, de la vida cotidiana que ejerce cualquier otra persona que no se considera como tal. Vale decir entonces que el militante se define por lo que hace, y lo que hace está en función de sostener y propagar su fe: toma cursos, se educa, participa en marchas, asambleas, discute teoría, aconseja sobre maneras de resistencia, arma redes de solidaridad, escribe sobre lo que cree que ocurrió, lo transmite, y tantas otras cosas. Ahora bien, uno de los problemas más acentuados de la militancia es su incapacidad para dar cuenta de las prácticas que su propia condición genera. La necesidad de señalar a otros la importancia de su pensamiento y acción desdibuja quizá la probable razón de su argumento. Y esto sucede hasta en los colectivos militantes que se presentan como más críticos, porque simplemente no se conoce otra forma y porque parece inevitable aquello de señalar, aunque sea de manera sutil. El militante se presenta como tal a su auditorio (asamblea, ruta, reunión, periódico, libro, arte, música), expresa su filiación, despliega allí su saber, emite un discurso, lanza una propuesta, reparte sus volantes…ésta es una estereotipia tan conocida que causa el efecto proporcionalmente inverso a los propósitos del militante. ¿Pero es sólo eso?, ¿alcan-
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zaría entonces con mimetizarse para mejorar la escena?, o ¿acaso la presentación —su estética— del militante no está escondiendo un problema mayor, aquel que de primeras alude al cómo entiende al mundo?, ¿acaso el formalismo de su lenguaje no implicará otro formalismo equivalente en su concepción de la militancia?, ¿acaso su estereotipia no indicará también la imposibilidad de dinamizar, acompañando al cambio de época, la propaganda de su noble motivo? No se trata aquí de someter la figura caricaturizada del algún militante universal a la crítica relajada sobre las zapatillas que usa, de lo que dice su remera, o de ironizar sobre si es adecuada la impronta andina o guevarista de su atuendo tras la conmoción que un viaje a Bolivia le produjo, aunque evidentemente sean aspectos que describen algo más profundo; se trata de plantear que la militancia actual no se piensa a sí misma como parte del gran cambio de época en la que se ve sumergida y en la que se pretende comprometida. Piensa, sí, en cuáles son las novedades políticas, las determinaciones económicas, los resultados tendenciales, los sujetos más dinámicos, el autor-libro más indicado, y busca en ellos las formas con las cuales se puede establecer alguna afinidad a su cosmovisión. Pero, insistimos, no se piensa a sí misma ni mucho menos en relación a otros que están en la misma tarea de propagación de sus ideas. Y si lo hace, fracasa inconscientemente pues les adjudica esquemas de los que ella misma parece (o cree) estar exenta. Se cae entonces en un problema que no es más que una conducta evidenciada en su gesto de repetición: la adjudicación de carencias hacia lo que no encaja en su limitada cosmovisión. El militante apunta sus dardos hacia lo que falta, hacia lo que falla, hacia lo que no se completa. Falta de conciencia política, falta de compromiso, falta de proyecto, falta de programa (o el que evalúa es errado, o no es “correcto”, por usar un término archi repetido y que parece calcado de las malas traducciones al español de las obras clásicas del marxismo). Es que al militante en general le está prohibido dudar de su causa (y hay pro-
hibiciones de las más sutiles), de su praxis, porque con esa duda se disolvería su condición… las uvas amargas de la incertidumbre les están vedadas porque una praxis que la incorpore dejaría abiertas demasiadas puertas que la estructura de la militancia no soportaría. Esto es simple de corroborar: todo lo que es analizado y pensando por un militante es politizado: desde las causas de una guerra hasta las relaciones amorosas. Este sesgo (pues no es otra cosa) limita terriblemente su capacidad de percibir al mundo y de generar una opción creíble hacia el enorme resto de la sociedad que no es militante. Sopesar factores políticos con factores culturales, o igualar la causalidad política a la dimensión del deseo, por buscar un ejemplo entre miles, derribaría sus certezas. La subjetividad militante es una muralla de certezas. Una muralla que no admite algo tan humano como el humor y que, inversamente, es capaz de absorber como esponja cualquier nuevo concepto al que volverá totalmente inoperante: autonomía, autocrítica, pluralidad, horizontalidad… Esta situación en particular resulta paradójicamente inactual en nuestra época, a la que podríamos caracterizar como de expansión de la noción de reflexividad, de retorno del sujeto sobre sí, del abandono de aquella creencia en que nuestra verdad es la verdad. No se
condice en nada ni siquiera con los poco novedosos postulados en el campo de las ciencias que estudian la sociedad y en donde la pretendida relación directa entre un sujeto que conoce a un objeto ha sido irreversiblemente entredicha, y junto a ella, la búsqueda de una verdad y legalidad (leyes) ordenadoras del rumbo de lo humano en este planeta. Hasta los exitosos libros de autoayuda lo saben. Y quizás por eso son exitosos.2 El militante redondea su existencia de esta manera: desconoce la situación de su propia práctica y se reconstruye en cada época como impermeabilizada al cambio. En esa condición insiste en convencer a otros de la superioridad de sus planteos. Éste es el modelo de militante clásico, muy presente aún hoy y al que considero deseable superar.3 Sé que estos apuntes giran casi exclusivamente sobre un prototipo de el que lo negativiza, pero quizás no debamos saltearnos su existencia, pervivencia y dominio sobre las estructuras militantes existentes, aún en las más novedosas y críticas. Y si resulta tedioso abordar un debate desde estos datos, es una realidad evidente el hecho de lo poco que se ha escrito sobre ello, aunque ya hay indicios y reflexiones recientes que nos ayudarán a avanzar un poco más para salir de tan sombrío panorama…
1
Una compañera me sugirió al respecto: “¿O acaso no deberíamos sorprendernos de la forma en que las variadas “iglesias” existentes actúan como una suerte de “gran partido político de la humanidad”? No negamos que posean dificultades de competencia entre ellas, pero su trabajo de base, de escucha y diálogo con los potenciales nuevos adeptos y su éxito en cooptar nuevas almas, es francamente admirable. Es digno de atención sus formas flexibles de sintonizar con las subjetividades presentes, desde el hacer música de los más diversos géneros, hasta actividades que involucran la vida entera.” No sugerimos con este comentario un modelo a seguir, pero sí la necesidad de pensarlos genéricamente, es decir, como militancias actuales exitosas, y aparentemente sin crisis semejantes a las que nos ocupan en este texto. 2 Cuidado: no estamos tras la búsqueda de la pastillita de la felicidad, sólo nos limitamos a interpretar lo que creemos que constituye lo actual, siempre con vistas a cambiar el estado de cosas; y esto es posible únicamente sobre el conocimiento mismo de ese estado de cosas. 3 Pero también está actualmente muy en boga el modelo que tentativamente llamaremos como del militante aldeano-holístico: aquél que se divide en el mundo bajo la protección identitaria de alguna organización cercana, sin poder ni querer conectarse con otras experiencias e ideas similares; o si las conecta, lo hace bajo la idea de que cada uno milita mejor en su carpita y en sana armonía con el universo circundante.
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Debate
La pasión según la revolución Ulises Bosia an aquí cuatro sintéticas reflexiones como primera respuesta a Problemas de la militancia, de Fernando Aiziczon, publicada en dos partes (La Minga N° 1 y en la presente edición).
sentido, por ejemplo, la conformación de la Coordinadora de Organizaciones y Movimientos Populares de Argentina (COMPA). Se trata entonces de una militancia que sigue estando en gestación, en pleno proceso de maduración y que ante todo aparece como un desafío.
Escribo estas líneas como militante. Es decir, antes que nada, como 1. A lo largo de todos estos años, la nueva militancia de izquierdas una persona que busca contribuir a cambiar la realidad social con 3. convivió con las organizaciones de la izquierda tradicional, las todos sus esfuerzos y energías. Y algo más, como un militante organizacuales, aunque durante la rebelión de 2001 perdieron una oportunidad do junto con otros y otras, como uno entre los miles que parió diciembre de 2001. Hoy estamos a casi nueve años de esa rebelión popular en la que piquetes, cacerolas y fábricas recuperadas estremecían a un pueblo duramente golpeado por décadas de políticas neoliberales, a una clase media diezmada y dopada por la droga del consumismo y el individualismo, y a unas clases dominantes tan codiciosas como siempre. Pareciera que esos hechos lejanos ya quedaron en el pasado, pero entonces, ¿qué pensar al ver a miles de estudiantes secundarios reivindicar la política, tomarla en sus propias manos, recrearla y renovarla desde abajo? Lo que quiero decir es que el 2001 abrió una nueva etapa para la política en nuestro país y, con ello, una nueva etapa para la militancia de izquierdas. O, dicho de otro modo, que hay una nueva militancia de izquierdas desde el 2001. Es decir que creo lo contrario de lo que dice Fernando Aiziczon en su nota: “Una militancia amplia y convocante que acompañe esta idea irrenunciable [la idea de transformación radical del mundo] bajo el signo de estos nuevos tiempos transicionales, aún sigue sin emerger”. Se trata sí de una militancia muy crítica hacia ese “modelo de militante clásico, muy presente aún hoy y al que considero deseable superar” de la que habla Fernando. Una nueva militancia que gira alrededor de ideas como la construcción de base, la autoorganización, el poder popular, que se nutre y emociona con las luchas de los pueblos latinoamericanos contra el imperialismo yanqui y el capital, que se encuentra dispersa y en gran medida desorganizada entre los movimientos de estudiantes, entre los campesinos organizados, en los movimientos de mujeres, entre los trabajadores antiburocráticos.
histórica de renovarse y replantearse, mantienen una presencia importante, alcanzando un relativo éxito en su propia construcción partidaria más que en la construcción de un movimiento y una influencia amplia entre los/las de abajo. Miles de militantes, así como diversas comisiones internas y centros de estudiantes están encabezados por militantes que se enrolan en sus filas. Ante esta realidad peculiar de nuestro país (no en todos lados se presentan, por ejemplo, tres listas clasistas trotskistas para la elección de una central sindical, como es el caso de la CTA), las jóvenes organizaciones de la “nueva izquierda” mantenemos una distancia saludable y planteamos otra política con la cual medirnos. A las prácticas repudiadas del aparatismo y el vanguardismo, al militante que habla desde arriba “clarificando” a los demás, al discurso del cassette y al dogmatismo le oponemos una cultura política diferente y otras prácticas para la militancia: el respeto hacia los/las otros/as, la construcción desde la base, la necesidad de entablar un diálogo con diversas expresiones, la vocación de síntesis, la cooperación y la articulación entre organizaciones. Sin embargo, no hay atajos en el camino de creación de una nueva izquierda, y tras las buenas intenciones muchas veces seguimos encontrando en nosotros mismos los vicios que criticamos en los otros. Por otro lado, este enfrentamiento entre la nueva y la vieja izquierda a menudo sobrepasa sus dimensiones y genera, por momentos, una disputa desproporcionada. En este contexto se desdibuja una exigencia central para la nueva militancia: recuperar su tradición histórica. En mi opinión, la creación de una auténtica nueva izquierda, avanzando en el desafío que tenemos planteado, implica la recuperación de la larga y variada tradición de izquierdas de nuestro país y de nuestro continente, y con ella, a los militantes que todavía la reivindican con todo su bagaje. Es decir que la creación de una nueva cultura de izquierdas no puede significar el desprecio por las antiguas tradiciones políticas, por sus medios de lucha ni por sus organizaciones. Sí una mirada despiadadamente crítica, pero fraterna. Sí una contraposición a las políticas actuales de la izquierda tradicional, pero sin confundir los tantos, el enemigo está en otra parte.
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V W X Y Z L Se trata, hace falta también decirlo y reflexionar sobre ello, de una 2. militancia joven, que hace sus primeras armas en un contexto de acumulación de fuerzas, de maduración de experiencias, que soporta las
consecuencias del hiato con las experiencias históricas de lucha del campo popular que significó la dictadura genocida. A fines de los años 90, también durante la rebelión social del 2001, estaban muy difundidos el localismo y la fobia a la organización, incluso a la política y al poder. Eran los tiempos en que el “autonomismo”, la ideología de la auto-reclusión y el rechazo a la organización, que se combinaban con un nuevo tipo de sectarismo, podía ser encontrado sobrevolando las más variadas experiencias de lucha. Sin embargo, en ese contexto estaba surgiendo una nueva militancia social que replanteaba la política, recolocándola en el protagonismo directo de miles y miles. Luego de la rebelión, con la asunción del kirchnerismo, las cosas cambiaron. Ante el reflujo de la lucha social y la cooptación de muchas de las banderas populares, así como también de importantes organizaciones, quienes seguimos sosteniendo una perspectiva de lucha anticapitalista y socialista nos encontramos con otros desafíos: generar las organizaciones que pudieran sacar las conclusiones del período precedente y dar lugar a una nueva cultura de izquierdas en el país, con la voluntad de articular y unir a la militancia dispersa. A mi modo de ver, todavía seguimos en este momento y la nueva militancia ha logrado dar pasos importantes en este
Fernando escribe que “al militante en general le está prohibido dudar 4. de su causa” y más categóricamente que “la subjetividad militante es una muralla de certezas”. Yo incluso radicalizaría todavía más la cuestión: ¿No existe incluso una fe en el militante? ¿No se basan la entrega y el sacrificio de tantos compañeros y compañeras en la justicia de su causa y en la convicción de que se está construyendo desde ahora un nuevo mundo? ¿Puede ser de otra manera? ¿Se puede entregar la vida por una causa sin estar plenamente convencido de ella? ¿No es mejor la convicción plena que el escepticismo y la duda permanente? No hago con esto un llamado al dogmatismo o a la acción irreflexiva. Al contrario, creo que una convicción tal sólo puede alcanzarse a través de la reflexión crítica, sobre todo autocrítica, viviendo la cotidianeidad de la lucha social. En tiempos en que el compromiso y la misma militancia se hallan cuestionados por el fatalismo de que todo es como debe ser, por la cultura posmoderna del individualismo, la crítica al viejo estereotipo del militante convencido, a mi parecer, debe estar necesariamente acompañada por la reivindicación de la pasión por la transformación radical de este mundo y por su herramienta secular que es la política.
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A 35 años de la Masacre de La Plata
Llevaban un mundo nuevo en sus corazones Manuel Martínez
l aroma de los tilos de aquella hermosa ciudad que supo ser La Plata en los años 70, seguramente vuelve ahora con el inicio de la primavera. Vuelve también, sin embargo, el recuerdo amargo de lo que ocurrió el 5 de septiembre de 1975, cuando nuestra joven militancia sufrió un duro golpe, uno de los más duros entre los primeros que antecedieron al genocidio. La Alianza Anticomunista Argentina –Triple A– secuestró y asesinó en aquella fecha trágica a ocho militantes del Partido Socialista de los Trabajadores (PST), organización antecedente del Movimiento al Socialismo (MAS) de los años 80, del cual salió el grupo fundador de Socialismo Libertario en 1999. Lo sucedido tiene larga data: tres décadas y media, dictadura de por medio, también democracia de por medio, pero la memoria se mantiene y se recrea, reavivándose como aguijón de una historia que felizmente están conociendo las nuevas generaciones. Siendo esto así, mientras avanzan los juicios a los represores que actuaron durante la dictadura, los crímenes de la Triple A que se cometieron durante el último gobierno del general Perón y el de Isabel Perón permanecen impunes. Esa banda de asesinos, que liquidó a centenares de militantes y activistas populares (se calcula unos 2.000), sigue estando en las sombras, o a lo sumo con una u otra investigación puntual, porque compro-
D E F G H tales Loscer o t r e b Ro
M N Ñ O
mete al propio peronismo, a muchos de sus personajes que siguen actuando reciclados. La memoria, por suerte pertinaz o testaruda, aguijonea también la historia variopinta del peronismo de los años 70, sus diversas lecturas y sus miserias. Roberto Loscertales, Adriana Zaldúa, Hugo Frigerio, Lidia Agostini y Ana María Guzner Lorenzo terminaron de cenar la noche del 4 de septiembre de 1975 y decidieron ir a Petroquímica Sudamericana (hoy Mafissa), una fábrica cercana a La Plata que en ese momento estaba ocupada por sus trabajadores en conflicto. Llevaban un fondo de huelga que el PST había recolectado solidariamente. Nunca llegaron. El auto en el que viajaban fue interceptado en el camino por la Triple A. Sus cuerpos, con marcas de tortura y desfigurados, aparecieron al día siguiente en La Balandra (Berisso), cerca del Río de la Plata. Hubo diversas reacciones, la más importante fue la paralización de actividades en el Ministerio de Obras Públicas, donde trabajan Adriana y Hugo, este último era un dirigente reconocido desde la huelga de los estatales de 1973. Es imposible olvidar el ambiente de consternación y de bronca que aquel día se vivía en el local del PST, en la calle 54, a pocas cuadras de la Plaza San Martín y de la Casa de Gobierno. Recuerdo como si fuera hoy el rostro de Oscar Lucatti, nuestro que-
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rido Oscarcito, que no podía creer lo que había pasado. Antes de promediar la tarde, él, Carlos Povedano y Patricia Claverie salieron del local a repartir volantes que denunciaban el crimen. Fueron secuestrados en la esquina, a plena luz, en un Fiat 125. Horas después sus cuerpos aparecieron en un descampado en las afueras de La Plata. Fue ese mismo 5 de septiembre. En la Casa de Gobierno, adonde fuimos con algunos compañeros y familiares, nos dijeron que no estaba el gobernador Victorio Calabró (hombre de la UOM y de Lorenzo Miguel, que había sucedido forzadamente a Oscar Bidegaín). Pero tampoco había algún ministro o un secretario, ninguna autoridad política ante quien hacer alguna denuncia. No había nadie, pero no había “vacío de poder”. La ciudad estaba en manos de la Triple A, íntimamente emparentada con la Policía Bonaerense. Y semejante liberación del teatro de operaciones tenía como objetivo –nos quedó claro de inmediato– que las bandas parapoliciales actuaran con total impunidad secuestrando y matando a nuestros compañeros. Comprendiendo la difícil situación decidimos no hacer una masiva convocatoria para despedir a los nuestros. De todas maneras, algunos centenares nos dimos cita en el punto de partida de su último viaje. Convencidos de nuestra causa revolucionaria, sobreponiéndonos al dolor, los despedimos
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agitando las banderas de la vida. Recuerdo las palabras de Ernesto González, en nombre de la dirección nacional del PST; las de Alicia Sagra, de la dirección regional; tengo presente las mías delante del féretro de Adriana, con quien había compartido tantos pasajes de la militancia y de la lucha en el movimiento estudiantil. Tales fueron los hechos. Los narro una vez más con el corazón latente, ahora algo ya envejecido, recordando lo que fueron en vida aquellos compañeros y compañeras: Roberto Loscertales “Laucha” era el más antiguo de todos (32 años). Inició su militancia en el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) en 1967, antes de la división propiciada por Roberto Santucho. Se alineó con el PRT-La Verdad, que luego se transformaría en el PST. Fue un referente indiscutido de todas las luchas estudiantiles en Ingeniería de aquellos años; combinaba su talento –las asambleas de Ingeniería no empezaban si no estaba el Laucha– con cierto descuido de la disciplina partidaria, por eso, como crítica cariñosa, le decíamos 24 x 48, porque militaba 24 horas a full y luego se ausentaba dos días, pero, como recordó Susana Zaldúa más de una vez, ¡cuánto valían esas 24 horas del Laucha! Logró recibirse de ingeniero, algo raro entre nosotros en esa época, sin embargo, siguiendo la orientación partidaria de entonces, se “proletarizó” primero en Astilleros Río Santiago y luego en Propulsora Siderúrgica. Adriana Zaldúa (22 años), ingresó al PRT-La Verdad en 1971 y luego fue una referente del trabajo del PST en
o rigeri Hugo F
Arquitectura. Era la menor las hermanas Zaldúa: Graciela, Susana y Nora, todas militantes calificadas por su compromiso y su entrega. Adriana fue una de las mejores constructoras de la Juventud Socialista del PST, destacándose por el impulso de la movilización estudiantil que desalojó a los grupos fascistas de su facultad, así como contra la “Misión Ivanissevich” que impuso el terror en las universidades bajo el gobierno de Isabel Perón. Mientras seguía sus estudios trabajaba en el Ministerio de Obras Públicas de La Plata. Ana María Guzner Lorenzo, ingresó al PST en 1973. Fue delegada de Ciencias Económicas en la Asociación de Trabajadores de la Universidad de La Plata (ATULP), donde había trabajado durante 11 años. Con la intervención de la “Misión Ivanissevich” fue despedida de su cargo. Luego fue empleada en el Consejo de Profesionales de Economía de la Provincia de Buenos Aires. Hugo Frigerio (30 años, tenía un hijo de un año y medio cuando fue asesinado), ingresó al PST en 1973, en medio de las grandes movilizaciones de los trabajadores estatales, en plena transición entre la dictadura de Alejandro Agustín Lanusse y el gobierno de Héctor Cámpora. Fue un dirigente indiscutido de ese proceso de lucha, reconocido y querido por todos sus compañeros. Integraba la Comisión Interna del Ministerio de Obras Públicas de La Plata. Antes de su asesinato había escapado de dos atentados contra su vida. Lidia Agostini (27 años), ingresó al PST en 1975 cuando había terminado su carrera universitaria. Fue una de las primeras militantes del frente de profe-
ni Agosti Lidia
sionales del partido y trabajaba en un dispensario de la Municipalidad de La Plata. Oscar Lucatti, inició su militancia en 1972, en vísperas de la fundación del PST. Fue un referente fundamental en la construcción de la Juventud Socialista en la zona de Ensenada. Era delegado del Ministerio de Obras Públicas de La Plata. Carlos Enrique “Dicki” Povedano, ingresó al PRT-La Verdad en 1971 cuando era estudiante de Ciencias Económicas. Luego, como militante del PST, jugó un rol fundamental en la organización de los trabajadores de la Delegación de Previsión Social de la Nación, donde trabajaba. Era miembro de la Comisión Interna de ese sector estatal. Patricia Claverie, ingresó al PST en la ciudad de Bahía Blanca. Luego se trasladó a La Plata para continuar sus estudios universitarios. Aunque tenemos una valoración crítica contextualizada de lo que fue la experiencia de los años 70, reconocemos en ella sus aportes fundamentales, el compromiso y la pasión militantes que hoy recrean en un contexto nuevo tantos luchadores sociales, replanteando formas y contenidos de la política. Por esto mismo nunca olvidaremos a quienes, con aciertos y errores, entregaron su vida por la causa de la revolución, del socialismo, de la libertad y la emancipación humana. Son muchos, lo sabemos. Hoy nos toca rendir homenaje a ocho compañeros y compañeras del PST, a ocho militantes, subrayando el sentido de humanidad de la militancia cotidiana. Ellos y ellas llevaban un mundo nuevo en sus corazones.
no Poveda Carlos
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verie ia Cla Patric
Mujeres latinoamericanas que abrieron caminos
El grito hecho verso, la palabra hecha color No creo que yo esté aquí demás No creo que yo esté aquí demás. Aquí hace falta una mujer, y esa mujer soy yo. No regreso hecha llanto. No quiero conciliarme Con los hechos extraños. Antiguamente tuve la inútil velada de levantar las tejas Para aplaudir los párrafos de la experiencia ajena. Antiguamente no había despertado. No era necesario despertar. Sin embargo, he despertado de espalda a tus discursos, Definitivamente de frente a la verídica, sencilla y clara Necesidad de ir a mi encuentro. Aída Cartagena Portalatín (1918-1994), poetisa dominicana surrealista. (Del poemario Una mujer está sola, 1955)
Ezquizofrenia en la cárcel
Si la casualidad es la más empeñosa jugada del destino… Si la casualidad es la más empeñosa jugada del destino, alguna vez podremos interrogar con causa a esas escoltas de genealogías que tendieron un puente desde tu desamparo hasta mi exilio y cerraron de golpe las bocas del azar. Cambiaremos panteras de diamante por abuelas de trébol, dioses egipcios por profetas ciegos, garra tenaz por mano sin descuido, hasta encontrar las puntas secretas del ovillo que devanamos juntas y fue nuestro pequeño sol de cada día. Con errores o trampas, por esta vez hemos ganado la partida. Olga Orozco (argentina, 1920-1999)
¦ Maternidad
Revista bimestral de Socialismo Libertario • Septiembre/Octubre 2010 • 35
“Denuncia y resistencia a colores” Débora Arango Pérez (Medellín, 1907 - Envigado, 2005)
Pintora y acuarelista colombiana. Expuso por primera vez en 1937 una serie de óleos y acuarelas y algunos desnudos que resultaron escandalosos. En años subsiguientes, mostraría su obra en exposiciones individuales y colectivas realizadas en las ciudades de Cali y Medellín, donde nuevamente sus cuadros provocarían tal rechazo que se llegaría a pedir su excomunión. Fue la primera mujer colombiana que se atrevió a pintar desnudos, hecho que levantó muchísima polvareda, aunque quizá no tanta como sus retratos de conocidos políticos con forma de animales (por ejemplo, en La salida de Laureano retrató al general golpista Gustavo Rojas Pinilla presidiendo un coro de sapos). A pesar de las controversias que suscitaba su obra, Arango recibió el premio Secretaría de Educación y Cultura de Antioquia a las Artes y Letras como reconocimiento a su aporte cultural. Entre sus obras más destacadas sobresale el mural de la Compañía Colombiana de Empaques en Medellín titulado Alegoría a los cultivadores de fique (1947) y sus obras relacionadas con los hechos ocurridos el 9 de abril de 1948, conocidos como el Bogotazo, y con la caída del presidente de la república Laureano Gómez.
Los derechos de a mujer
Justicia
La salida de Laureano