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EN HOJAS DE PAPEL VOLANDO JOEL HERNÁNDEZ SANTIAGO COMPARTE LA EXPERIENCIA DE ILUSTRACIÓN / JESÚS VIVEROS

VIVIR LAS TARDES DE CINE DESDE EL MÉXICO PORFIRISTA HASTA EL PRESENTE Pág․ 8 DOMINGO 4 DE MARZO DE 2018

D. OSCAR TOMA FORMA

HOY SE CELEBRA LA 90 ENTREGA DEL PREMIO CON EL QUE LA ACADEMIA DE HOLLYWOOD RECONOCE A LO MEJOR DEL CINE. AQUÍ ALGUNOS MOMENTOS QUE HAN MARCADO LA HISTORIA DE ESTE GALARDÓN P. 4

ADENTRO RELÁMPAGOS EN FUGA DE ARTURO MENDOZA MUCIÑO Pág. 3 ASUNTOS PENDIENTES ANTES DE MORIR DE ANDRÉS TAPIA Pág.7

DEL TORO Y SU PACTO CON LOS MONSTRUOS A TRAVÉS DE LA FANTASÍA VIVE LA REALIDAD Pág. 2


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ermeado por la cultura popular, las historietas, las tradiciones y leyendas mexicanas, el anime, los robots, el cine y la literatura, Guillermo del Toro encontró en la fantasía y el horror una posibilidad de reinventar el mundo, donde un sinfín de monstruos lo acompañaron para enfrentar sus miedos y aventuras infantiles, que años más tarde le han permitido encontrar una voz a través del cine. Desde siempre ha profesado un amor profundo por los monstruos porque como él ha dicho “es la relación más duradera que he tenido en mi vida, desde chiquito hasta ahorita y no me han fallado”. Guillermo del Toro es uno de los cineastas más obsesivos y talentosos, quien a través de sus películas ha podido decantar sus temores y hablar de las partes oscuras de la condición humana, a través de seres marginales o siniestros, pero siempre con un halo de esperanza. El universo de Del Toro habita lo mismo un melancólico fantasma perdido, un vampiro obsesionado con el tiempo, un diablo rojo colérico, un fauno, hermanos atrapados entre el amor y el incesto, pero todos tienen su lugar y su momento. Como la atípica historia de amor entre un hombre pez y una joven muda, que en La forma del agua le permite hacer una declaración de principios al cine, a la música y una reflexión política, pero también un convenio con el espectador para compartir la idea de que el amor como el agua no tiene forma y todo puede ser posible. A sus 53 años, Guillermo del Toro goza de un gran prestigio internacional y justo los diferentes premios que ha obtenido con La forma del agua lo han mantenido bajo los reflectores el último año, que culminará con la entrega del Oscar hoy en donde su película está nominada en 13 categorías. Incluso hay algunos que han alimentado la posibilidad de un plagio de su historia tanto de un corto holandés o una obra de teatro, lo cual ha negado y estimando que puede tratarse de una coincidencia. Más que una travesía por el cine fantástico, el viaje que emprendió Del Toro desde hace más 25 años en el cine es contar historias de amor con elementos sobrenaturales, porque los miedos que entraña la realidad superan cualquier ficción. El cortometraje Doña Lupe marcó su inicio como director en su natal Guadalajara, pero antes de llegar a su primer largometraje colaboró en diferentes áreas de la creación fílmica como los efectos especiales, maquillaje… fue un impulsor del Festival Internacional de Cine en Guadalajara, trabajó en la serie La hora marcada, hasta que llegó Cronos, en 1993, película que le permitió dar el paso al cine internacional. Guillermo junto con Alfonso Cuarón y Alejandro González Iñárritu, formaron una triada de antología, en donde la colaboración les ha permitido hacer un frente común para impulsar sus carreras y al talento mexicano. En reiteradas ocasiones El Gordo del Toro, ha dicho que se tuvo que ir de México porque sus proyectos son demasiado complejos financieramente, pero también en Hollywood no ha tenido una historia fácil, sobre todo que sus películas eluden los convencionalismos del cine de género tradicional, y por el contrario, son un complejo entramado difícil de clasificar.

ENTRE EL AMOR Y EL HORROR ALEJANDRO CÁRDENAS OCHOA JESÚS VIVEROS / ilustración

Guillermo del Toro es un cineasta obsesivo, directo y disciplinado, quien ha creado su propio universo poblado de seres espectrales que viven en la marginación, pero al mismo tiempo, con la posibilidad de reconstruirse en medio de la tragedia y el caos como es el caso de La forma del agua, una fábula de amor, película que lo tiene en la mira del Oscar

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HACE HISTORIA

Con La forma del agua, su décima película, Guillermo del Toro ha conseguido además de sus 13 nominaciones al Oscar, 93 premios, entre ellos:

OPINIÓN

Tan igual que tú, tan monstruo

León de Oro en la Muestra de Venecia Globo de Oro Premio BAFTA Premio del Sindicato de Directores Premio Critics´ Choices Premio del Sindicato de Productores Premio de la National Society of Film Critics Awards Mejor Dirección Artística Mejor Art Directors Guild Award Hollywood Film Award a la mejor edición

ARTURO MENDOZA MOCIÑO

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na de las primeras utopías humanas es la pareja, sostiene el novelista mexicano Leonardo Da Jandra, porque se trata de la materialización corpórea del amor. Ahora que tantos paradigmas se diluyen en sociedades y tiempos líquidos, el filme La forma del agua, de Guillermo del Toro comienza precisamente así, en una habitación anegada donde todo flota, sillas, relojes, hasta el sueño de una protagonista que ansía vivir el elusivo ideal de la pasión. Con esa secuencia, el cineasta tapatío establece las reglas de una obra que esta noche compite en 13 categorías a los premios Oscar junto con Greta Gerwig (Lady Bird), Christopher Nolan (Dunkerque), Paul Thomas Anderson (Phantom Thread) y Jordan Peele (Get Out), por la mejor dirección en la ceremonia de Hollywood de este año, que promete avivar el júbilo nacional por Los tres caballeros de la nueva época dorada del cine mexicano: Guillermo del Toro, Alejandro González Iñárritu y Alfonso Cuarón. Hace 11 años este trío emocionó e inspiró con sus nominaciones en los Premios Oscar. Del Toro lo hizo por El laberinto del fauno como mejor película de habla no inglesa, Cuarón por escribir y editar Children of men e Iñárritu por producir y dirigir Babel. Luego el neonacionalismo mexicano se avivaría más cuando Alfonso Cuarón fue considerado en 2013, por Gravity, el mejor director. Luego Alejandro González Iñárritu lo emuló en 2015 por Birdman y al año siguiente por El renacido. ¿2018 es el año de Del Toro por una película que está enamorada del amor y enamorada del propio cine, como él mismo ha descrito a La forma del agua? De los tres, Del Toro es el que tiene la mayor fidelidad a sus obsesiones y pasiones estéticas. No explora géneros como Cuarón. Tampoco centra su ojo cinematográfico en los vaivenes del alma humana donde González Iñárritu se ha revelado como un hábil diseccionador. En plata, a Guillermo del Toro le gustan más los monstruos que lo humano, se siente cómodo con ellos y se sabe pionero del cine fantástico donde se pueden trastocar las reglas de la realidad y lo socialmente aceptado. Toda su filmografía es un bestiario donde sobran los esperpentos y las secuencias memorables. Del desespero de Federico Luppi por lamer la sangre vertida en suelo en La invención de Cronos en el lejano año de 1992, el tapatío presenta ahora a Elisa (Sally Hawkins), solitaria, pequeña y muda, quien dejará atrás, provocadoramente, sus placeres solitarios por un anfibio humanoide (Doug Jones), capturado en América del Sur, y que tiene el potencial

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de ser un arma más en la espiral paranoica de la guerra fría. La utopía amorosa resurge e incomoda. Ataques de diabetes por tanta cursilería, espetan algunos. Alianzas de marginados y maltratados contra los poderes fálicos, celebrarán otras voces. Lo cierto es que La forma del agua, como determina sus primeras escenas, muestra que el amor, como el agua, se metamorfosea en un sinfín de formas. Puede ser la frágil gota o la inmensidad del mar, tan etéreo como el vapor, tan violento e imparable como un tsunami. Elisa, la princesa sin voz, erotizada, erotizante, de Del Toro probará y defenderá su amor no sin antes mostrar que, las más de las veces, lo monstruoso está en lo humano y no en esos seres distintos a los cánones contemporáneos de lo correcto y lo tolerable. Ocurre con el portero Jacinto en El espinazo del diablo, el capitán Vidal en El laberinto del fauno y con el perseguidor y sádico policía Strickland (Michael Shannon), más monstruosos que los seres convertidos en héroes por el mexicano en la era Trump. La Bella y la Bestia triunfan de nuevo en La forma del agua, rindiendo homenaje a diferentes películas, con música, con paráfrasis, pero sobre todo, a El monstruo de la laguna negra, de Jack Arnold, de 1954. Buenas noticias: La utopía amorosa tiene nuevos paladines. Los mariachis y el tequila ya están listos para celebrar esta noche en Los Ángeles. Los cinéfilos mexicanos también están listos para festejar. Con agua bendita o con la que proporcione generosa cualquier princesa sin voz. Brindis personal: El mejor Guillermo del Toro está por venir. Ha preparado, con la paciencia de la araña que teje su vasta trampa, a un público que no ve anormal que un ser deforme sea el héroe de una historia. Activo como novelista, productor o guionista de un sinfín de proyectos que no se han llevado a la pantalla, el mexicano que hizo un pacto con los monstruos siendo un bebé, no deja a los espectadores a merced de las fuerzas oscuras como otros directores que indagan los territorios del horror, sino que siempre brinda un camino de luz para todos los que no se sientan cómodos en el lado de la sombra. Por eso, cuando Del Toro, acompañado por una nutrida legión de seguidores, se decida explorar y mostrar los contornos del inframundo el primer proyecto que deberá rodar para su Etapa Oscura, clama el viento de navajas, será la adaptación de At the mountain sofmad ness de H.P. Lovecraft. Quien haya sobrevivido a su lectura, querrá ponerse a prueba, otra vez, con su versión fílmica. Con sello Del Toro.


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ADOLFO LÓPEZ

La Academia de Hollywood celebra nueve décadas de entregar el premio Oscar. Este es un repaso por lo más significativo de su historia donde conviven la emoción y la controversia

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1929 Se lleva a cabo la Primera ceremonia de premiación

1929 Le otorgan un Oscar Honorario a Charles Chaplin

1939 Walt Disney recibió un Oscar y siete pequeños por Blanca Nieves 1951 All about Eve recibió 14 nominaciones Se llevó seis

1939 Frank Capra ganó su tercer Oscar a Mejor Director en seis años

1952 Gene Kelly recibió un Oscar Honorario por American in Paris

1979 Meryl Streep recibe su primera nominación al Oscar por The deer hunter

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1979 En esta ceremonia se dio la última aparición pública de John Wayne y Jack Haley, quienes murieron dos meses después

1989 Eileen Bowman se viste como Blanca Nieves en la peor presentación de los Oscar

2002 Se guardó un minuto de silencio por las víctimas del 9/11

2009 Heath Ledger recibió el Oscar Póstumo por Actor de Reparto

2010 Kathryn Bigelow, la primera mujer en ganar Mejor Director

1954 John Ford ganó su cuarto Oscar a Mejor director

1991 Madonna y Michael Jackson llegan juntos a la ceremonia

1931 Jackie Cooper, primer niño en ser nominado. Tenía nueve años

1934 Frank Capra subió al pódium al creer ser el ganador

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1962 Sophia Loren la primera en ganar con un papel de habla no inglesa

1971 George C. Scott rechazó el Oscar porque la ceremonia se había convertido "en un parque de atracciones"

AÑOS, MOMENTOS

1972 Ovacionan 12 minutos a Chaplin tras recibir su Oscar Honorario

2002 Halle Berry, la primera actriz negra en ganar Mejor Actriz

2003 "Lose yourself", de Eminem, el primer rap en ganar a Mejor Canción 2012 Retiran nominación al corto Tuba Atlantic; se vio primero en TV

2014 Alfonso Cuarón el primer mexicano y latino en ganar Mejor Director

1955 Katy Jurado es nominada a Mejor Actriz de Reparto por Broken lance

1973 Marlon Brando declina el Oscar y sube al estrado una nativo americana para protestar por el trato que la industria le había dado a su pueblo

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1992 John Singleton fue el primer negro en ser nominado a Mejor Director

1992 Miembros de la comunidad LGBT exigen trato digno en las películas

1936 A Midsummer night’s dream recibió el Oscar sin tener nominación 1942 La ceremonia se transmitió por primera vez en radio

1963 Joan Crawford recogió el premio a Mejor Actriz de Anne Bancroft para molestar a Bette Davis

1981 La ceremonia tuvo que ser pospuesta un día debido a que el 30 de marzo intentaron asesinar al Presidente Ronald Reagan 1992 La bella y la bestia, la primer cinta animada en ser nominada como Mejor Película

1935 Bette Davis recibió una nominación no oficial

1940 Hattie McDaniel, la primera mujer negra en ganar el Oscar

1954 Hondo es descalificada debido a que no era una trama original

1961 Macario primera cinta mexicana nominada en película extranjera

1970 La primera ceremonia que pudo ser vista en México

2011 Roger Ross Williams y Elinor Burkett pelean en la ceremonia

1930 Lewis Milston,el primer miembro de la Academia en ganar dos Oscar

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1980 Meryl Streep recibe su primer Oscar por Kramer vs Kramer

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2002 Los Oscar regresan a Hollywood después de 42 años

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1940 Lo que el viento se llevó obtiene 13 nominaciones, se llevó ocho premios

1953 Anthony Quinn, primer mexicano en ganar un Oscar por ¡Viva Zapata!

1969 Director del documental Young american tiene que devolver el premio por no cumplir con los requisitos para ser elegida

1969 Barbra Streisand y Katharine Hepburn empataron en Mejor Actriz

2000 La ceremonia se vio opacada por el robo de 55 estatuillas

1953 Fue la primera ceremonia en ser televisada

1960 Ben Hur se llevó 11 premios, récord que comparte con Titanic y El señor de los anillos

1959 Gigi se llevó nueve premios, la más ganadora hasta la fecha

1930 All quiet on the western front, la primera en ganar película y director

1956 Cantinflas presentó los premios de fotografía

1964 Sidney Poitier fue el primer actor negro en ganar Mejor Actor 1973 Banda sonora de El padrino es eliminada de las nominaciones

1993 Revocan nominación a Película Extranjera de Un lugar en el mundo

2015 Alejandro González Iñárritu gana Mejor Director por Birdman

1943 Greer Garson dio el discurso más largo, duró seis minutos

1974 El fotógrafo y activista Robert Opel, sube desnudo al escenario

1947 Harold Russell recibió dos Oscar: Honorario y como Actor de reparto

1966 Fue la primera edición en ser transmitida a color

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1994 Tom Hanks dedica su Oscar por Philadelphia a los enfermos de VIH

2003 Michael Moore da un discurso en contra George W. Bush por la guerra en Irak 2017 La la land obtiene 14 nominaciones

1996 John Lasseter recibe un Oscar Especial por Toy Story 2005 Chris Rock atacó en su monólogo a Jude Law y a Collin Farrell

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1938 A star is born, primera película a color en recibir una nominación

1948 James Baskett, el primer actor negro en ganar el Oscar

1957 James Dean recibe una nominación póstuma por la cinta Giant 1968 La ceremonia se pospuso dos días por el asesinato de M. Luther King

1977 Lina Wertmüller, la primera mujer nominada a Mejor Director

1985 Sally Field dijo en su discurso "No puedo negar el hecho de que les gusto. En este momento, ¡les gusto!", causando risas y algunas molestias a los miembros de la Academia

1994 Whoopi Goldberg es la primera mujer que conduce la ceremonia

2016 Por segundo año consecutivo G. Iñárritu gana Mejor Director, ahora por El renacido

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1946 Por estar enferma, Joan Crawford recibió el premio en su cama

1957 Se introdujo por primera vez la categoría de Mejor Película Extranjera

1965 Gabriel Figueroa es nominado por Mejor Fotografía por La noche de la iguana

1984 Linda Hunt recibió el Oscar a Actriz de Reparto gracias a su interpretación de un hombre en The year of living dangerously

1993 Le dan a Audrey Hepburn premio especial por su trabajo humanitario

2014 Emmanuel Lubezki gana su primer Oscar por Gravity

1938 The life of Emile Zola, primera película en recibir 10 nominaciones

1943 Se premiaron cuatro documentales el mismo año

2004 El señor de los anillos iguala el récord de BenHur y Titanic

2014 Ellen DeGeneres toma una selfie que rompió récord en Twitter

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1998 Titanic gana 11 Oscar e iguala récord de Ben Hur

1968 Alfred Hitchcock recibió un reconocimiento especial

1978 Vanessa Redgrave causa polémica con su discurso al ganar como Mejor Actriz de Reparto 1988 Gloria Estefan canta junto con Starship "Nothing’s Gonna Stop Us Now” de la película Mannequin 1998 James Cameron replica frase de Titanic "Soy el rey del mundo" al ganar como Mejor Director

2007 9 mexicanos son nominados, Eugenio Caballero y Guillermo Navarro ganan

2008 La huelga del sindicato de escritores puso en riesgo la ceremonia 2017 Anuncian a La la land como Mejor cinta, Moonlight fue la verdadera ganadora


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Beatrice De Alba Ganadora del Oscar a Mejor Maquillaje por Frida en 2002.

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Guillermo Navarro Ganador del Oscar a Mejor Fotografía por El laberinto del fauno en 2006

FRANCISCO MONTAÑO

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Emmanuel Lubezki Ganador de tres premios Oscar a Mejor Fotografía, por Gravity en 2014, por Birdman en 2015 y por The Revenant en 2016

Alfonso Cuarón Ganador de dos premios Oscar, a Mejor Director y a Mejor Edición por Gravity, película inaugural del 11º FICM, en 2013

A nueve décadas de la entrega de este galardón, el talento mexicano ha logrado despuntar en Hollywood. Aquí un recuento de los connacionales nominados y ganadores del Oscar

Manuel Arango Ganador del Oscar a Mejor Cortometraje Documental y a Mejor Cortometraje por Centinelas del silencio en 1971 – Esta fue la única ocasión en la que un mismo cortometraje ganó en ambas categorías

l 16 de mayo de 1929 en el hotel Roosevelt de Los Angeles, California, se realizó la primera entrega de los premios Oscar, la fiesta se ha convertido en una tradición que cada año reúne a los más famosos de la farándula, pero fue hasta mediados de los años cincuenta cuando los primeros mexicanos fueron parte de esta sociedad gracias a su talento y carisma y en esta 90 edición este es un recuento de los compatriotas que han sido nominados y algunos, ganado la dorada estatuilla. Anthony Quinn nació en Chihuahua en 1915 pero emigró a Estados Unidos y en 1953 fue nominado a Mejor Actor de Reparto por Viva Zapata! por lo que ganó su primer premio, pero su talento lo llevó a repetir en 1957 por la película Lust for live, su racha continuó y nuevamente fue nominado a Mejor Actor con Wild is the wind en 1958 y otra más en 1965, gracias a la película Zorba el griego. La belleza mexicana también conquistó a Estados Unidos y Katy Jurado tras filmar Broken lace en 1955 fue nominada a Mejor Actriz de Soporte. En 1961, Macario de Roberto Gavaldón es la primera cinta nominada a Mejor Película Extranjera, le siguieron de forma consecutiva Ánimas Trujano de Ismael Rodríguez en 1962 y Tlayucan de Luis Alcoriza en 1963. En 1965 esta vez, detrás de cámara, Gabriel Figueroa fue considerado en el rubro de Mejor Fotografía por La noche de la iguana con John Houston. La suerte cambió para México hasta el año de 1996 cuando un joven Emmauel Lubezki fue nominado por primera vez en el rubro de Mejor Fotografía por La princesita, una cinta dirigida por su amigo Alfonso Cuarón. En el 2001 Alejandro González Iñárritu apareció ante los ojos de los jueces con su película Amores Perros y se postuló para Mejor Película Extranjera. En 2003, Salma Hayek dejaba su huella con Frida, al ser nominada en la categoría de Mejor Actriz, la cinta que

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también produjo la veracruzana ganó en el rubro de música y maquillaje, éste último para la mexicana Beatrice de Alba. Más mexicanos siguieron empujando y Carlos Carrera tuvo su oportunidad en el 2003 con El crimen del padre Amaro, nominada a Mejor Película Extranjera y tres años después, en 2006, Rodrigo Prieto contiende a Mejor Fotografía por Brokeback Mountain, distinción que repitió en 2017 por Silence. En 2007 los mexicanos suman 12 nominaciones: Alfonso Cuarón y Emmanuel Lubezki por Los hijos del hombre; Alejandro González Iñárritu, Adriana Barraza y Guillermo Arriaga por Babel; Guillermo del Toro, Eugenio Caballero y Guillermo Navarro por El laberinto del Fauno y Fernando Cámara por Apocalipto. Caballero y Navarro ganan a Mejor Dirección de Arte y Fotografía, respectivamente, por El laberinto del fauno. En el 2011 González Iñárritu regresó con una nominación en Mejor Película Extranjera por Biutiful. En 2012, Demián Bichir fue nominado como Mejor Actor por la cinta estadounidense A better life. Dos años después, 2014, Alfonso Cuarón y Emmanuel Lubezki lograron la hazaña con Gravity que ganó siete Oscar, entre ellos Mejor Dirección, Fotografía y Edición. Gravity le dio a Emmanuel Lubezki su primer Oscar luego de cinco nominaciones por La princesita, en 1995 y Niños del hombre en 2007, La leyenda del jinete sin cabeza (2000), El nuevo mundo (2006) y El árbol de la vida (2012). En el 2015 Alejandro González Iñárritu se llevó su primer Oscar a Mejor Director por Birdman y Emmanuel Lubezki repitió por Mejor Fotografía. Ese mismo año Lupita Nyong´o, una actriz de ascendencia keniana, también alzó el Oscar como Mejor Actriz por 12 años esclavo. González Iñárritu gana en 2016 por segundo año consecutivo a Mejor Director por The Revenant y Lubezki por tercera ocasión como Mejor Fotografía por esta misma cinta.

Anthony Quinn Ganador de dos premios Oscar a Mejor Actor de Reparto, por Viva Zapata! en 1952 y por Lust for life en 1956

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Emile Kuri El primer mexicano en ganar dos Oscar a Mejor Diseño de Producción, por La heredera en 1949 y por 20 mil leguas de viaje submarino en 1954

Lupita Nyong’o Ganadora del Oscar a Mejor Actriz de Reparto por 12 años esclavo en 2014

OPINIÓN ANDRÉS TAPIA

Alejandro González Iñárritu Ganador de cinco premios Oscar: Mejor Película, Mejor Dirección y Mejor Guión Original por Birdman, 2015; Mejor Dirección por The Revenant en 2016 y un Oscar especial por Carne y arena en 2017

Eugenio Caballero Ganador del Oscar a Mejor Diseño de Producción por El laberinto del fauno en 2006

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mexicano

Es muy fácil inventar monstruos… Del Toro

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l año de 1897, desde el 1 de enero hasta el 15 de diciembre, en Le Magazin d’éducation et de récréation, una revista francesa, se publicó una novela por entregas titulada Le sphinx des glaces (La esfinge de los hielos). El autor de la misma era un tal Jules Verne. Verne, que había nacido en la ciudad de Nantes el año de 1828, además de visionario se convertiría, gracias a los oficios traductores de Charles Baudelaire, en un seguidor, discípulo y amante irredento de un ignoto escritor estadounidense —tanto o más maldito que el propio Baudelaire— que, sin embargo, había fascinado con su prosa poética al enfant terrible de la literatura francesa del siglo XIX. Aquel escritor se llamaba Edgar Allan Poe y había muerto casi cinco décadas antes, el 7 de octubre de 1849. La esfinge de los hielos era un homenaje y una continuación de la novela Las aventuras de Arthur Gordon Pym de Nantucket, la única escrita por Poe, quien siempre prefirió el arte de los relatos cortos. Las aventuras de Arthur Gordon Pym de Nantucket es una novela de culto es mala y caótica en exceso, amén de ser la única que escribió Poe. Pero, al mismo tiempo, contiene la dialética enrevesada y absurda, la poesía infame y aterrenal, de uno de los escritores más complejos y fascinantes de la literatura universal. Sin tecnología ni redes sociales de por medio, con tan solo los viajes de navíos que comunicaban a Francia con Inglaterra, y lo mismo a Inglaterra con los Estados Unidos, la novela inconclusa de Poe, y su conclusión relatada por Verne, son dos historias débiles que dan pie a una completamente colosal. Dos narrativas, dos lenguas, que buscan descifrar un misterio en las regiones inéditas del Polo Sur. En semanas recientes, la película The shape of the water del cineasta mexicano Guillermo del Toro, la cual detenta la mayor cantidad de nominaciones (13) en la 90 entrega de los Premios Oscar, ha sido objeto de controversia, se le acusa de ser un plagio de un corto holandés (The space between us) y de la obra teatral Let me hear you whisper, original del dramaturgo estadounidense Paul Zindel. En una y otra y otra obra, un ser vivo cuyo elemento vital es el agua, algo parecido a un monstruo, pero al mismo tiempo, poético —y, si no un monstruo, un ser opuesto o disímbolo o diferente a la antropología de lo que hoy conocemos como homo sapiens—, es objeto de adoración por parte de tres mujeres distintas a las que les va la vida en liberarlo.

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Y es un acto de catarsis liberarse a ellas mismas o una forma de darle sentido a sus vidas. Las historias, sin duda, se parecen. Específicamente en cuanto a su premisa: “Si libero al monstruo habré liberado al mundo de esa parte absurda de dolor y odio que tácimente le pertenece. Y en el festín de dicha libertad acaso encuentre el sentido que le hace falta a mi vida: pertenecer a algo, a alguien, a quien, en desafío abierto al establishment, no debería siquiera imaginar”. En la conferencia de prensa que tuvo lugar después de la ceremonia en que se concedieron los premios Golden Globe, y en la cual Guillermo del Toro fue premiado como Mejor Director, una periodista de origen chino preguntó: “Usted tiene la extraordinaria habilidad de ver el lado oscuro de la naturaleza humana, la fantasía y el terror, pero también es una persona alegre y amorosa… ¿Cómo puede hallar tal balance?” Del Toro, sin pensarlo siquiera, respondió: “Soy mexicano”. Y agregó: “Nadie ama más la vida que nosotros porque estamos muy conscientes de la muerte. Y apreciamos tanto la vida porque vivimos con la muerte. Todos en este planeta abordamos un tren cuyo destino final es la muerte. De modo que la consigna es ‘vivir, disfrutar, amar y ser libres…’ Y creo que cuando eliminas una de las partes de la ecuación, esta se convierte en un panfleto. Pero cuando tomas en cuenta la oscuridad para encender la luz, esa es la realidad”. Es muy fácil inventar monstruos. Pueden ser gigantes, como Godzilla, haber sido concebidos por Hollywood y existir en un recodo del Amazonas, como el monstruo de la laguna negra, o parecer normales e inofensivos como suelen parecer los políticos, y muy específicamente los políticos mexicanos. Lo dificíl, en cualquier caso, pero imposible en el caso mexicano, es que, pese a su monstruosidad, sean humanos. No sé si Guillermo del Toro se robó una idea primigenia con la intención de hacerla más bella. Una idea de monstruos concebida a partir de las improbables fantasías que suelen ser inherentes a la idea de un mundo ideal. Sí sé, en cambio, que al igual que Jules Verne quiso ponerle un punto final a una historia inconclusa, ambigua, incierta… de la cual se enamoró. Será el Oscar a la Mejor Película o al Mejor Director. Pero la noche de este domingo, Guillermo del Toro será el Jules Verne de Edgar Allan Poe. Y se volverá eterno. O, solamente y por fortuna, Guillermo del Toro.


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n 1988 Giuseppe Tornatore, el director italiano, hizo una película muy elocuente. Una cinta que relataba la vida de un pueblo al sur de Italia y en donde la vida de sus pocos habitantes giraba en torno al cine: el Cinema Paradiso, que era la sala de proyecciones y que estaba en el centro del lugar. Según la trama, este cine era el refugio de todos; el encuentro de todos y la convivencia fraterna, cordial, inocente, erótica, poderosa y expectante de la gente que vive, come, ama y sueña; sueña con las grandes estrellas, con las grandes aventuras, en la emoción del encuentro y en aquellas historias que los tenían arrobados, pero al mismo tiempo vivos y emocionados. Nadie puede olvidar el final catártico y dulce de la historia. Pero tampoco pasó desapercibido el contenido y razón de la obra: la caída del cine; la creencia de que las salas de cine y las proyecciones pasarían a la historia. Habían aparecido en el mundo las videocaseteras, para ver en casa todo aquello que se quería disfrutar, ahora en la intimidad del hogar… El presagio estaba ahí: y no se cumplió, por fortuna. El cine está más vivo que nunca y sigue siendo, por todo, ese arte de la imagen, del diálogo, de la actuación, de la escenografía, de la música, de la dirección, de la edición y de todo eso que hace que cada película que vemos sea una sinfonía, en la que participan cientos de personas para hacer que en dos o tres horas seamos otro y uno: todos y uno: que estemos en Waterloo o en la estepa rusa, en los campos y bajo los hermosos cielos mexicanos como en el mar… y así… Al final, aquel presagio de Cinema Paradiso y otras maldiciones no se cumplieron porque la gente, en todo el mundo donde es posible, sigue yendo a las salas de exhibición, está dispuesta a llegar al santuario en donde su vida será otra y mil más, será el mismo aventurero o ellas la Mujer Maravilla y seguirá saliendo, triste o contento, indignado o relajado, pero nunca igual a como entró aquella misma tarde, en sus tardes de cine. En México hay una gran tradición de hacer cine. Viene de lejos. Ya desde antes del siglo pasado. El mero-mero privilegiado y sorprendido hasta las cachas fue don Porfirio Díaz quien el 6 de agosto de 1896, en la noche, con su familia y miembros de su gabinete, vieron asombrados las imágenes en movimiento que dos enviados de los hermanos Lumière proyectaron con el cinematógrafo, en uno de los salones del Castillo de Chapultepec. Unos meses después el rompope ya estaba en su punto, don Porfis autorizó la exhibición de ‘las vistas’ y se abrió una sala de proyecciones en la calle de Plateros –hoy Madero--. Y de ahí en adelante ya nada paró a esa emocionante aventura de las tardes de cine. Ya dando largos pasos, muy formalito ya en el XX se hacían películas en México, como aquella El automóvil gris, de 1919, de Enrique Rosas, o El Compadre Mendoza de Fernando de Fuentes en 1933 y muchas más antes y después de éstas, hasta la época dorada, o mejor, la época de oro del cine nacional, que va de 1936 a 1957, que es cuando en plena 2ª. Guerra Mundial, la producción nacional se sirvió con la cuchara grande porque las películas

OPINIÓN

NOMBRE COLUMNA JOEL HERNÁNDEZ SANTIAGO

Tardes de cine mexicanas eran vistas en gran parte del mundo, con aplausos, pero muy particularmente en América Latina y España. El cine mexicano fue prolífico en historias intensas, emotivas, de campo o urbanas, lo mismo La mujer del puerto de 1934, dirigida por Arcady Boytler, como María Candelaria, de 1944 del Indio Fernández. Y así: larga historia esa la del cine mexicano, y grandes obras y grandes directores como excelentes actores y técnicos y todo ese universo de sueños incontenibles. Pero más que eso. El chiste era ir al cine. Ir a la menor provocación. Era durante todos aquellos años el refugio de cada uno de quienes vivían y viven en este país tan dado a hacer suyas las historias que se cuentan y tan dado a sentirse halagado porque en el cine se está; cada uno es tal o cual personaje y sabe su alegría y su pesar, puestos en el cine. Por muchos años el éxito de la cinematografía nacional era grande. Llegó también el cine internacional. Por entonces los gringos no se ponían roñosos y llegaba a México mucho cine europeo, esto por ahí de los 60 y poco después. Y en la capital del país, como en muchos estados de la República, surgieron salas cinematográficas como hongos. Y mientras más grandes y vistosas mejor. Eran todo un lujo de arte-de arquitectura-de espacio y acaso también de seguridad. ¿Quién puede olvidar, por ejemplo, el Palacio Chino que estaba en Bucareli del Distrito Federal? ¿O quién el Cine Alameda que estaba en la avenida Juárez? Y había cines para todos los gustos y para todos los recursos. Claro. Los rotos fufurufos iban a ese Palacio Chino que costaba un buen por cada boleto para ver ¡una sola película de estreno! en tanto, muchos, el pueblo raso, la gente de a pie, iba a los cines “piojito” a los que se entraba desde las cuatro de la tarde para salir –faroleado y sin brillo en los ojos—a eso de las 9 de la noche luego de tandas de dos o tres películas: todo por unos mínimos pesos o centavos. Y era –en este caso—una aventura si confesable. Para empezar las tandas de dos o tres películas siempre tenían cintas de emoción, aventura o romance sin fin. Muchos perdieron la vista por tanto llorar cuando Pepito el Toro es incendiado y su papá, Pepe el Toro (Pedro Infante) y su mamá La chorreada (Blanca Estela Pavón) lloraban a mares la muerte del niño:

… Y todos nosotros con ellos: el cine todo era un mar de lágrimas: era un suspiro y suspiro, era una tos varonil que no se podía contener, era sentirse ahí, en la vecindad y someterse al suplicio del niño abrazado mientras todo es tragedia, tragedia en la pantalla, tragedia porque al voltear uno veía a todos bañados en llanto… En tanto que inmisericorde, el sujeto aquel con bata blanca y una charola en la mano, seguía con su pregón maldito: “ C h i c l es , c h o co l ates , mu éga n o s , pepitaaaaas”. Por entonces no nos daba para la sociología o la interpretación epistemológica de las películas. No nos dábamos cuenta, por ejemplo, de que cintas como Nosotros los pobres, Ustedes los ricos, Pepe el Toro era una saga demagógica en donde el pobre, por el solo hecho de serlo, es feliz, siempre dispuesto al apoyo a la comunidad y siempre felices y cantarines, aunque no haya dinero, porque quienes lo tienen: los ricos, son perversos, traicioneros, borrachines, llorones, sufren y son feos. Así que nuestras historias iban del reír o llorar, de cantar rancheras o de sufrir la pena negra. De todo había. Luego de que pasó la efervescencia, comenzó el cine de rumberas, el de las "cabareteras arrepentidas" decían. Bailarinas que habían ‘dado su mal paso’ y que, por lo mismo, estaban condenadas a bailar eternamente al ritmo de rumba-mambo-chachachá. “Vende caro tu amor, aventurera; paga el precio del dolor, a tu pasado y aquel, que de tus labios la miel quiera, que pague con diamantes tu pecado…” Ahhhhh… Mientras Ninón Sevilla cruzaba digna y lujuriosa, llena de encantos mil, envuelta en un traje dorado (la película Aventurera es en blanco y negro, pero suponemos que el traje era dorado) mientras fuma su cigarro, se posa en un pilar del cabaret maldito y mira a todos con desdén porque ella, esa noche, es la reina doliente, pero orgullosa. Y así. También había después de los cincuenta y poco de los sesenta, el cine de charros. El de enmascarados-charros que recorrían caminos –a lo Don Quijote- para perseguir malandrines, cantar y hacer justicia, pero también para ligar con la chica guapa del pueblo, a la que, bajo promesa de regresar, le hacía prometer que lo esperaría… ughhhh… No sabemos si los jinetes justicieros, enmascarados o no, regresaron algún día: Pero hicieron justicia y mataron o encarcelaron a los malandrines que nunca faltan. Y qué tal las películas de El Santo.

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Inolvidables. Insustituibles. Inmejorables. Nuestro enmascarado de Plata, siempre en la lucha por la vida y por la solución de grandes problemas y amenazas nacionales o del extranjero. Según Carlos Monsiváis, Santo fue “el rito de la pobreza, de los consuelos peleoneros dentro del gran desconsuelo-que-es-Iavida, la mezcla exacta de tragedia clásica, circo, deporte olímpico, comedia, teatro de variedad y catarsis laboral”. Todo junto. Comenzó con Santo contra cerebro del mal, en 1958, y de ahí en adelante, muchas más: Santo contra las mujeres vampiro (1962), Santo en el museo de cera (1963) Santo, el Enmascarado de Plata vs. los villanos del ring (1966), Santo contra el doctor Muerte (1973)… Y qué tal su amigo de aventuras: Blue Demon, incansable. Después del 68 vino una renovación del cine mexicano y ya está por ahí Los caifanes que comenzó a ser llamado “cine de aliento”. Y con el gobierno de Echeverría comenzó una época del cine épico nacional: El principio, de Gonzalo Martínez; Muñeca reina, de Sergio Olhovich y Jaime Humberto Hermosillo con sus intimas intensidades… Pero el cine seguía siendo la casa de uno. Las salas estaban repletas. La gente acudía con o sin bolsa de tortas, depende el cine. Y se entregaba al azoro, a la novedad, al mundo cierto que rebasa la realidad porque la realidad es más una cinta de terror, en tanto que las películas-cine, siempre tenían solución. El cine en casa es cierto. Pero el cine en la sala de proyección sigue siendo el espacio de todos y para todos en un solo aliento. Las salas de cine hoy son bonitas, eficientes, y están en escalerita para que el de atrás tenga la visión amplia y colorida de lo que se está viendo. Todo sigue como antes, aunque de otro modo. Y es bueno. Mientras en el mundo exista un solo hombre y una mujer que tenga sueños, que tenga realidades que plasmar en la pantalla y contar historias y decirnos-decirse-decirnos que ‘la vida no es muy seria en sus cosas’ habrá cine. Habrá Tardes de Cine, como entonces, como ahora. “¡Buenos días pajaritos!”; “¡Pepe el Toro es inocenteeeee!”; “¡Rotos fufurufos!”… “Amorcito corazón, yo tengo tentación de un beso…tururururúuuuu…” jhsantiago@prodigy.net.mx


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