Dominical El Sol de México 18 de marzo del 2018

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ASUNTOS PENDIENTES ANTES DE MORIR, ANDRÉS TAPIA PÁG 3 RELÁMPAGOS EN FUGA, ARTURO MENDOZA MOCIÑO PÁG 7 HOJAS DE PAPEL VOLANDO, JOEL HERNÁNDEZ SANTIAGO PÁG 8 DOMINGO 18 DE MARZO DE 2018

D. LOS RESTOS MÁS ANTIGUOS DE LATINOAMÉRICA PERTENECEN A NAIA, UNA MUJER QUE TUVO QUE TENER UNA GRAN EMERGENCIA PARA ADENTRASE EN LA CUEVA DONDE MURIÓ HACE 13 MIL AÑOS, TAL VEZ PERDIDA EN LA PROFUNDA OSCURIDAD P. 4

ADENTRO LA DISMORFOFOBIA ES UN TRASTORNO MENTAL QUE GENERA UNA DISTORSIÓN DE LA IMAGEN DEL PROPIO CUERPO PROVOCANDO ANSIEDAD Pág. 2

EN SU LIBRO SOBRE ABURTO LA PERIODISTA LAURA SÁNCHEZ HACE UN RETRATO EN MOVIMIENTO DEL ASESINO CONFESO DE COLOSIO Pág. 6


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FOTOS: EFE

OPINIÓN ANDRÉS TAPIA

Stephen Hawking: La paradoja de los cordones

LA CIRUGÍA NO ES SOLUCIÓN

Dismorfofobia: el miedo a verse feo Vivir preocupado por defectos inexistentes y en un constante martirio por pequeñas imperfecciones, apenas visibles, provoca deterioro sicosocial, laboral y afectivo

PURIFICACIÓN LEÓN / EFE

E

l trastorno dismórfico corporal(TDC) o dismorfofobia es un trastorno mental que genera una distorsión de la imagen del propio cuerpo, se desarrolla la creencia de que hay algo que parece feo o terriblemente grotesco en él. Puede centrarse en varias partes del cuerpo al mismo tiempo y representa una inquietud excesiva por la pérdida de atractivo y una repulsión hacia lo que esa persona considera su deformidad. En algunos casos alcanza proporciones delirantes y, quienes lo padecen, pueden llegar a límites extremos en su afán por corregir el aparente problema, detallan los especialistas de la Fundación Mexicana para la Dermatología.

DEFECTOS INEXISTENTES “Casi todos los pacientes que padecen un TDC tienen uno o más comportamientos repetitivos compulsivos que suelen consumir bastante tiempo. El objetivo habitual de tales comportamientos es examinar, mejorar u ocultar el defecto percibido por el paciente”, señala la Fundación Piel Sana. Explica que los comportamientos repetitivos de los pacientes con este trastorno son: comparar su aspecto con el de otras personas; mirarse al espejo para comprobar cómo se ve; maquillarse la zona que les preocupa; preguntar a la gente cercana sobre dicha área; tratar de camuflarla; manipularse

o pellizcarse la zona; asearse en exceso y broncearse demasiado. Los expertos del Servicio Nacional de Salud del Reino Unido afirman que, “aunque personas de cualquier edad pueden presentar TDC, es más común en adolescentes y adultos jóvenes, y afecta tanto a hombres como a mujeres. Tener trastorno dismórfico corporal no implica que seas superficial o egocéntrico. Puede llegar a ser muy perturbador y tener un gran impacto en tu vida”, aseguran. En este sentido, Jordi Mir, cirujano estético de Clínicas Dorsia, explica que las personas con este trastorno “se sienten mal en su cuerpo y se vean feas… viven preocupadas por defectos inexistentes y en un constante martirio sicológico por pequeñas imperfecciones, apenas visibles”. “Son presas del estrés, del desánimo y de los sentimientos depresivos, lo que les lleva a sentimientos de vergüenza, culpa o soledad. Suelen aislarse y evitar situaciones que les provocan ansiedad o malestar sicológico, lo que les causa un deterioro sicosocial, laboral y afectivo”, detalla. Entre los afectados por este trastorno, hay quienes no dudan en recurrir a la cirugía estética, algunos incluso de manera reiterada. “Son personas que buscan su bienestar a través de la intervención quirúrgica. Ante la respuesta negativa de un cirujano, buscarán otro para obtener aquella intervención tan

deseada. No son conscientes de su patología, niegan su problemática y creen que intervención tras intervención se sentirán mejor, pero no es así. Al contrario, cronifican su problema”, subraya el doctor Mir. De hecho, la cura de este trastorno no pasa por el bisturí sino por el tratamiento con un profesional de la salud mental, como un sicólogo o un siquiatra. Así, los especialistas del Servicio Nacional de Salud del Reino Unido manifiestan que si los síntomas son relativamente leves, se recomendaría al paciente someterse a terapia cognitivo conductual, ya sea individual o en grupo. “Si los síntomas son moderados, se le debería ofrecer esta terapia o un tipo de medicamento antidepresivo llamado inhibidor selectivo de la receptación de serotonina”, apuntan. “Pero si son más severos o si otros tratamientos no funcionan, se le debe ofrecer al paciente terapia cognitiva conductual, junto al citado tratamiento farmacológico”, exponen. AYUDA TERAPÉUTICA En este sentido, detallan que la terapia cognitivo conductual puede ayudar a las personas con dismorfofobia a controlar sus síntomas, logrando un cambio en su manera de pensar y de comportarse. Esta terapia les ayuda a descubrir lo que desencadena sus síntomas y les enseña distintas formas de reflexionar sobre ello y de lidiar con sus hábitos. Por lo general, la terapia cognitivo conductual para tratar la TDC “incluye una técnica llamada exposición y prevención de la respuesta, que implica afrontar poco a poco situaciones que normalmente le hacen pensar en su apariencia de manera obsesiva y sentir ansiedad. Un terapeuta le ayudará a encontrar otras formas de afrontar sus sentimientos en esas situaciones de manera que, con el tiempo, sea capaz de manejarlos sin sentirse cohibido ni tener miedo”, subrayan. Del mismo modo, Pilar Conde, sicóloga de Clínicas Origen, afirma: “con la ayuda terapéutica adecuada, se logra reducir de manera considerable los niveles de malestar”. Así, indica que los pacientes tratados, “cada vez se preocupan menos por esta o aquella arruga, preguntan en menos ocasiones por su apariencia física o reducen su tiempo frente al espejo”. Pero, más allá de los beneficios del tratamiento, la sicóloga incide en la importancia de la prevención. “La adolescencia y el inicio de la edad adulta son épocas críticas en aquellas personas, independientemente del sexo, autoexigentes y cuya autoestima depende en un elevado porcentaje de su aspecto físico”, apunta. Además, Conde señala que hay que prestar especial atención a aquellos momentos de la vida en los que un hecho importante puede desencadenar una crisis de autoestima, como rupturas, despidos o cambios físicos.

Una mañana de 1962, mientras se alistaba para acudir al University College de Oxford en el cual cursaba su último año, Stephen Hawking se calzó los zapatos y, al momento de anudar los cordones, experimentó una dificultad que no se correspondía con la mente de un hombre joven que era capaz de realizar complejas ecuaciones matemáticas y plantearse intrincados teoremas en el campo de la física teórica. Hawking, quien entonces había cumplido 20 años, aquella mañana tardó más del tiempo promedio que tomaría a cualquier persona anudarse los zapatos, pero no le dio demasiada importancia, al menos no en ese momento. Faltaban unos cuantos meses para que obtuviese su BA en Ciencias Naturales con una especialización en Física —el cual de aprobar en primera clase y con honores le permitiría acceder a la Universidad de Cambridge—, y Hawking continuó con sus rutinas que pasaban, además de las clases, por ser parte del equipo de remo del University College Boat Club y un repentino y —por lo mismo— sorprendente interés por la música clásica y la ciencia ficción. Luego de unos días, aquella dificultad para anudarse los zapatos se repitió. Y algo similar ocurrió cuando se ejercitaba con el equipo de remo: fallaba en la sincronía y las fuerzas parecían abandonarle por momentos. Un día cayó torpemente de las escaleras, y otros más comenzó a experimentar dificultades para hablar. Su soberbia mente, no obstante, se hallaba intacta. Hawking obtuvo su BA con honores en primera clase, y en octubre de 1962 ingresó a Trinity Hall, en Cambridge, para comenzar con sus estudios de postgrado en Cosmología. La Navidad de ese año, cuando volvió a casa de sus padres, estos cayeron en la cuenta de que algo andaba mal. Los estudios médicos fueron minuciosos y largos, pero unas semanas después de que cumpliese 21 años, fue diagnosticado con esclerosis lateral amiotrófica (ELA), y su esperanza de vida cifrada en, cuando mucho, dos años. El cuerpo humano, al igual que el Universo, es un concepto complicado. De acuerdo a la ALS Association, una organización sin fines de lucro situada en Washington DC, la esclerosis lateral amiotrófica es “una enfermedad neurodegenerativa progresiva que afecta a las células nerviosas del cerebro y la médula espinal”; tales células son conocidas también como neuronas motoras. Cuando estas se atrofian y mueren, “el cerebro pierde la capacidad de iniciar y controlar el movimiento de los músculos”. Consecuentemente, el movimiento más simple e irreflexivo en la vida cotidiana de los seres humanos —como lo podría ser levantar un dedo, guiñar un ojo, sacar la lengua o simplemente caminar—, se convierte en una acción imposible de llevar a cabo. Por más digerible que sea esta explicación, quienes no han padecido ELA la hallarán incomprensible.

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Pongámoslo así: un día, por las razones que sean, comienzan a morir los pilotos de aviones, los maquinistas, los taxistas, los conductores del transporte público de cualquier país del mundo. De modo que un día no puedes transportarte al otro lado de la ciudad, tampoco puedes llegar al estado vecino y eventualmente no podrás salir del país. En la lógica de un pensamiento lineal e irreflexivo, queremos creer —anhelamos creer— que se trata de un evento temporal, que mañana, pasado o dentro de un mes, el gobierno capacitará a nuevos pilotos, taxistas, maquinistas, conductores de transporte público. Pero no será así porque esos seres eran únicos, y una vez muertos no hay posibilidad de reemplazarlos. Paradójica y cruelmente, la ELA no afecta las funciones cerebrales que no están vinculadas a la función motriz, es decir: la inteligencia y la sensibilidad se mantienen intactas, los músculos de los esfínteres también se mantienen sin alteración, y el entramado muscular que rodea a los ojos apenas y resulta afectado. En otras palabras: uno es consciente de todo lo que ocurre en uno mismo, en el mundo y, con un poco de ambición, en el Universo. Como si el peso de cinco atmósferas lo hubiese aplastado, el cuerpo de Hawking poco a poco quedó inmóvil. Un día dejó de caminar, otro de moverse, uno más de hacer inteligibles sus palabras. Y en ocasión de una neumonía que lo aquejó en 1985, y una consecuente traqueotomía para salvarle la vida, de hablar con su propia voz. La tecnología y esa maldita-bendita excepción que hace la ELA al no afectar los músculos que rodean los ojos, le permitió accionar a partir de una de sus mejillas el comando de un sensor y adquirir una nueva voz, una voz robótica que solo le pertenece a él y que, sin embargo, en nuestra imaginación parecía provenir de algún planeta lejano. Una mañana —tuvo que haber sido una mañana—, cuando todavía podía sostener el peso de su cabeza en los músculos de su cuello, Stephen Hawking recordó el momento en que todo comenzó. Y miró sus zapatos, los cordones desanudados, el Big Bang, el Universo en desorden, su vida en apogeo como la de una supernova, y luego un agujero negro que se traga la materia, la existencia misma, pero que, pese a todo, es capaz en cierto momento de vomitar, expeler, crear la vida. Echó entonces la cabeza hacia atrás, la dejó caer, y miró las estrellas en busca de alguna respuesta. Creo que no pudo hallarla. Y si no pudo él, mucho menos lo haremos nosotros. Pero se acercó tanto que nos dejó una pista: Recuerda mirar a las estrellas, no a tus pies. Trata de hallarle sentido a lo que ves y pregúntate qué es lo que hace que el Universo exista. asuntospendientesantesdemorir.com Twitter: @Andres_M_Tapia

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Sac Actun, Tulum

04 Campeche Quintana Roo

Hace 10 mil años, los glaciares de la Era de Hielo se derritieron, inundando el sistema de cuevas

Este sistema de cavernas inundadas que corre bajo el suelo de Quintana Roo es el más grande del planeta. Se trata de un conjunto de cavidades interconectadas que suma 347 kilómetros

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Cancún

Dos Ojos

Nohoch Nah Chich

El hallazgo

200 200

347 347

Tulum

200 200 347 347

Sitios arqueológicos se Sitios arqueológicos se localizan en ellocalizan sistemaen el sistema

100 100

Kilómetros Kilómetrosde decavidades cavidades interconectadas interconectadas

347347

Metros Metrosde deprofundiad profundiad máximo máximode delas lascuevas cuevas

100 100

Kilómetros de cavidades Kilómetros de cavidades interconectadas interconectadas

248 248

Cenotes Cenotessirven sirven de deentrada entrada

El sistema tiene más de 100 cenotes que son las entradas a las cuevas

Metros de profundiad Metros de profundiad máximo cuevas máximo de de laslas cuevas

Scotters Buzos Restos de Naia

55 m

43 m 55 m

A esta profundiad se encontró el cráneo humano con la zona de la cara apoyada en el suelo

Cenotes sirven Cenotes sirven de deentrada entrada

Naia: la mujer

más antigua de América Latina Espeleólogos, arqueólogos y fotógrafos trabajan en una réplica virtual de la fascinante cueva submarina Hoyo Negro descubierta en Tulum, Quintana Roo, un tesoro arqueológico donde se encontró el esqueleto más antiguo de América, perteneciente a una joven que vivió hace 13 mil años y al que bautizaron Naia. Después de dos años de trabajo con diversas técnicas fotográficas que incluyen “pintar con luces” sitios muy oscuros y tomas multidimensionales, el arqueólogo Alberto Nava, uno de los descubridores del sitio en 2007 al hacer un recorrido subacuático para cartografiar túneles, tiene ya registrado en tercera dimensión el piso del Hoyo Negro -que tiene 62 metros de diámetro y 55 de profundidad- y algunas paredes.

ADN antiguo

Análisis de isotopos estables

78 Naia. En griego ninfa del agua. Las náyades de la mitología griega que cuidaban de los estanques en la antigüedad.

Bioarqueología humana

La tierra vivía la glaciación de Würm

15 mil años

Registro de los primeros habitantes de América.

13 mil años

Naia cae dentro de la cueva en la zona de Quintana Roo

huesos se recuperaron, que representan 98 elementos solo los pies no están bien representados

La vida de Naia

1.50

metros de altura Para lograr identificar la antigüedad del fósil, los científicos realizaron análisis de ADN mitocondrial, Carbono 14 y Uranio/Torio

50 kilos

La forma del cráneo de Naia es diferente de los indígenas americanos modernos

Tuvo muchas caries

Primeros Americanos Un hueso fracturado y sanado en vida evidenció la violencia física que sufrió La teoría más aceptada sobre los primeros Americanos sugiere que los inmigrantes originales cruzaron por un puente terrestre que conectó alguna vez el noreste de Asia con lo que hoy es Alaska

Pero el análisis genético encontró un vínculo solo compartido entre Naia y los indígenas

La teoría es que ambos provienen de una población que "evolucionó en el lugar" cuando América comenzaba a poblarse

El modelo del rostro en plastilina, ayuda a determinar algunas características genéticas de Naia

10 mil años

Las primeras prácticas agrícolas se desarrollaron en América

Entre

15 y 17

Dio a luz por lo menos una vez

Muy delgada con piernas fuertes

años de edad tenía al momento de morir

Naia en el tiempo 20 mil años

Junto a ella se encontraron restos de otros animales que utilizaron el sitio como refugio o ruta de tránsito dentro del actual sistema de cuevas Sac Actun

5 mil años

Inicio de las primeras civilizaciones más antiguas anterior a la egipcia y mesopotámica

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2 mil años

500 años

Comienzos de la civilización maya en América central

120 dc

Apogeo del Imperio Romano

Mil dc

Chichén Itzá ciudad hegemónica

Gonfoterio Pariente del mastodonte cuyos restos datan de hace unos 40,000 años

Animales del Pleistoceno Tardío

Instituciones mexicanas y extranjeras conformaron el consorcio que tenía como esfuerzos de investigación:

Recuperación e identificación de las especies

Animales encontrados

Ante la fragilidad que guardan los restos óseos y para continuar su análisis, se realizó un levantamiento tridimensional de las piezas

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El proyecto Hoyo Negro, es dirigido por el Instituto Nacional de Antropología e Historia mexicano (INAH) con el apoyo de la Sociedad Geográfica Nacional de Estados Unidos

2014

Descubrimiento de los restos de Naia

Se cree que la mujer cayó a la cueva mientras huía de presuntos depredadores

Se alimentaba de carne fresca y frutas

Tanques Dobles o triples conectados entre sí

Equipo Siempre debe estar en perfecto estado, se lleva por triplicado todos los elementos de seguridad

Modelo en 3D

El esqueleto es el eslabón que faltaba para confirmar el vínculo entre los primeros pobladores de América y los indígenas contemporáneos en el continente

Proyecto Arqueológico Subacuático

JENNIFER GONZÁLEZ / AFP

Debido a las largas distancias suelen usar torpedos o scotters submarinos

Restos hallados del fémur y media pelvis

Infografía Josué Isassi

Nombrada en recuerdo a las náyades de la mitología griega que cuidaban de los estanques en la antigüedad, estos restos encontrados en Quintana Roo tienen al menos 13 mil años

Esta actividad se centra en la exploración de cavernas subacuáticas

Cenotes Cenotessirven sirven de deentrada entrada

Profundidad

248 248

Los espeleobuceos

Cenotes Cenotessirven sirven de deentrada entrada

248 248

Metros Metrosde deprofundiad profundiad máximo máximode delas lascuevas cuevas

Agua dulce

Agua salada

del Carmen

Sitios Sitiosarqueológicos arqueológicossese localizan localizanen enelelsistema sistema

200 200

Metros Metrosde deprofundiad profundiad máximo máximode delas lascuevas cuevas

100 100

Kilómetros Kilómetrosde decavidades cavidades interconectadas interconectadas

Sistema de Cenotes Sac Actún Ciudad

200 200

CAMPECHE

347 347

Sitios Sitiosarqueológicos arqueológicosse se localizan localizanen enelelsistema sistema

Tulum

QUINTANA ROO

248 248

Sac Actun

Hoyo negro Región Aktun Hu

Cozumel

Kilómetros Kilómetrosde decavidades cavidades interconectadas interconectadas

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Nivel del mar

100 100

Largo 62 m

Sitios Sitiosarqueológicos arqueológicossese localizan localizanen enelelsistema sistema

YUCATÁN

El cenote Hoyo Negro se encuentra entre las ciudades arqueológicas mayas de Tulum y Cobá, donde fueron encontrados los restos de Naia el esqueleto femenio de 13 mil años de antigüedad

Tenía una gran movilidad en ambiente abierto

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Especies diferentes

ELLA, LA MÁS ANTIGUA Hace 13 mil años, el nivel del mar era entre 80 y 100 metros más bajo que hoy día. En la Era del Hielo, los casquetes polares acumulaban enormes masas de agua que luego formaron las cuevas por las que más tarde bajarían los primeros habitantes de América y animales en busca de refugio y agua. Muchos murieron atrapados en el fondo de la cueva, como Naia. De cara plana y boca pronunciada, Naia “corría mucho, pero no hacía casi nada con los brazos (...) tuvo que tener una gran emergencia para entrar en la cueva” donde murió hace 13 mil años, tal vez perdida en la profunda oscuridad aunque seguramente conocía “los riesgos”. Según una de las teorías más aceptadas, hubo migración de Asia a América a través del estrecho de Bering, ante el bajo nivel de los océanos posiblemente causado por una Glaciación. Los arqueólogos esperan ansiosos otras historias que esa joven pueda contar al mundo sobre los primeros pobladores de América y la vida hace miles de años en lo que es hoy la península de Yucatán. En esta región también podría estar el secreto de un enorme cráter de 30 km de radio, que habría sido formado por el impacto de un meteoro que podría haber acabado con la flora y fauna, incluidos los dinosaurios. Cada milímetro, cada segmento de Naia ha sido registrado para su estudio en Canadá, Estados Unidos y México. El esqueleto está bajo el resguardo del Museo de Antropología e Historia de la capital mexicana “Naia es el esqueleto (de un panamericano, los primeros hombres América) más completo encontrado”, dijo Chatters.

Tigre dientes de sable

Dos perezosos gigantes del tipo Shasta y Megalonychid

Oso del género Tremarctos

Puma

Lince

Coyote


18 DE MARZO DE 2018

18 DE MARZO DE 2018

ABURTO, A 24 AÑOS DEL MAGNICIDIO

UN RETRATO EN MOVIMIENTO CAMELIA GARCÍA

La periodista Laura Sánchez Ley entrega un relato serio sobre el asesino confeso de Luis Donaldo Colosio; no condena, ni exculpa a su personaje, lo humaniza al poner al descubierto cabos sueltos, incongruencias y opacidad en la investigación

S

ecuencia – Vemos a un niño de rodillas, pizca fresas. Sus manos. Un joven empuña un papel de lija. Sus manos. Presenciamos su nacimiento en un pueblecito de Michoacán. Casi lo perdemos entre los miles de obreros adolescentes en las maquilas de Tijuana. Borroso, su incipiente bigote. Sus manos. Laura Sánchez Ley se convierte en la lente de una cámara de cine y nos presenta a Mario Aburto como nadie antes lo había hecho. Cuando se abre el libro no se empieza a leer, se empieza a ver. La periodista mexicana consigue la hazaña de invisibilizarse; las escenas de Aburto: Testimonios desde Almoloya, El infierno de hielo (Grijalbo, 2017), se reflejan ante el lector tan nítidamente como si las viera proyectadas en una pantalla. El texto se apropia del ritmo de un salto de agua: no describe, hace travellings, close ups, zooms y otros desplazamientos físicos y ópticos para mostrar a detalle un retrato, un álbum de retratos en movimiento. Una vida, la de Mario Aburto Martínez, asesino confeso de Luis Donaldo Colosio, candidato del PRI a la presidencia de la República para el periodo 1994-2000. La autora retrata. Su obturador: el testimonio de sus abogados de oficio, amigos, familiares, secretarias y mecanógrafas de la PGR, vecinos, policías, exnovias, documentos oficiales, cartas de Mario y grabaciones de llamadas telefónicas. “Rubén Aburto, un hombre envejecido, enfermo, pero sobre todo desconfiado, me mostró su mayor posesión: una cajita con una veintena de audiocasetes. Por primeva vez revelaba a un periodista el pacto de complicidad que había fraguado con su hijo encarcelado. Su pequeña venganza contra el sistema que los había espiado durante años: esos pequeños rectángulos de plástico, dos carretes diminutos por donde pasaba una cinta magnética, eran su hijo. Sí, eran la representación del hombre ausente, transformado en partículas de metal adheridas a una fina tira de poliéster”. Sánchez Ley construye un inédito gran angular: el escrutinio de la comunicación escrita y telefónica de Mario Aburto Martínez; con él, nutre un perfil que no pretende eximirlo ni condenarlo, sí exponer el rostro desconocido de un hombre cuya imagen ha sido reflejada, desde el oficialismo, en un estanque tan opaco como turbio. La imagen capturada se revela como en un cuarto oscuro, el personaje aparece gradualmente ante nuestros ojos. Un Mario complejo, como cada uno que busca su lugar en el mundo, que aspira, que nota que sí hay otra mejor vida, pero que está lejos, que la viven otros.

ILUSTRACIÓN: ALEJANDRO OYERVIDES

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“No puedo adquirir lo que necesito por ser más pobre que una hormiga; porque las hormigas tienen oportunidad de recolectar, pero yo no tengo nada que recolectar, a no ser mosquitos, que en la noche me vienen a cenar (…) porque parece que mi sangre les gusta más porque es buena”. Secuencia– Lo enfocamos de nuevo, huye de la miseria. Sus manos. Viaja en un camión destartalado de Michoacán a Tijuana: fábricas, turnos de noche, 50 pesos al día. Ríe a carcajadas cuando Tom persigue a Jerry, luego el vaivén sobre madera rugosa en un barrio de latino de los Ángeles. “Sintió que la vida le empezaba a cambiar (…) Ganaba 360 pesos diarios”. “Caminaba hasta que el agua le llegaba al cuello y nadaba por horas a pesar de los calambres que le provocaban las aguas californianas”. Seguimos a Mario manos agrietadas, regresar del Norte obligado por su padre para que cuide de su madre y dos hermanas pequeñas que lo esperan en Tijuana. Lo vemos trepar con desánimo en ese camión que al avanzar deja atrás sus sueños dolarizados. El dominio del tema ha engendrado un texto de largo aliento, que logra el efecto de lo vívido sin romper el pacto de veracidad; Sánchez Ley tenía seis años cuando ocurrió el magnicidio, a 24 años del suceso es una narradora omnisciente capacitada para recrear atmósferas y poner el dedo en una llaga increíblemente fresca. Comenzó sus averiguaciones a los 23 (la edad que Mario Aburto tenía cuando fue detenido). Siete años de investigación por cuenta propia (la misma cantidad de años que duró la pesquisa de la subprocuraduría especial) es el trabajo monumental y paciente con el que la cronista abre su objetivo. Esto, afirma Laura, a pesar de las innumerables negativas del gobierno del PRI, que le ha impedido se encuentre frente a frente con Aburto. Da cuenta de las versiones populares del chivo expiatorio, los dos Marios y de la idea de un crimen de Estado. Es incisiva respecto a las verdades oficiales y secretos a voces que alguna vez los medios del país y la prensa internacional divulgaron sobre el caso. Expone las aristas de la conclusión del asesino solitario, presentada como informe final por el último fiscal. La conspiración, el diagnóstico de la personalidad borderline. “Desde que el gobierno encontró culpable a Mario Aburto, se convirtió en el homicida más

“Mucho se ha escrito de Luis Donaldo Colosio y nada de su asesino. Ésta es la historia de Mario Aburto”

famoso de México y a la vez del que menos información se posee públicamente”. Lograr que Aburto, Testimonios desde Almoloya, El infierno de hielo parezca una novela o una película no quita peso, hace lucir el meticuloso quehacer que Sánchez Ley realizó durante sus indagaciones. A más de dos décadas, este texto es la explicación más seria y preeminente que de los hechos se haya realizado; una cuenta aún no saldada por las autoridades con la sociedad. Entra a cuadro la complexión de los funcionarios a cargo del primer interrogatorio de Aburto, la anchura de sus espaldas, lo que callan con gestos. Secuencia– Vemos de nuevo esas manos que firman puntual su llegada a la fábrica en la que se emplea. A él y a sus ojos enamorarse de la “señorita maquiladora”, salir a caminar, asistir a un mitin… por momentos perdemos de vista sus manos. Escuchamos una primera detonación… Hay confusión, tumulto. A partir del estallido el tiempo se detiene, vuela: se presenta en trozos de realidad desvanecida, es la sensación rápida y lenta con la que se viven las tragedias. “La bala de un revólver Taurus calibre .38 perforó la sien derecha del hombre, justo encima de la oreja. La bala, que viajó a 265 metros por segundo, licuó el cerebro de Colosio y al salir hizo estallar su cráneo en esquirlas. Le brotó sangre por la boca y los oídos: le dispararon a dos centímetros de la cabeza y el único rasgo que se distinguía en su cara era la punta de la nariz”. Hay tránsito de imágenes borrosas: Se escucha otra detonación… Como si se tratara de una trasmisión en tiempo real el lector es testigo de la creciente confusión y zozobra entre los que aquel 23 de marzo de 1994 asistieron al mitin del candidato en Tijuana. “—¡Mataron a Colosio, lo mataron, Dios mío!” Estallan los conatos de linchamiento contra el joven señalado de la detonación y contra los agentes que lo aprendieron en medio de una avalancha de gente enardecida por tomar justicia por propia mano. “Eran las 5:12 de la tarde y Colosio, el hombre que iba a gobernar México moría a balazos en plena campaña electoral sobre la tierra pedregosa de una colonia llamada Lomas Taurinas. La imagen de su cuerpo inerte, a pesar de las décadas transcurridas, sigue siendo brutal y desoladora”. “Un grito desgarrador retumbó más allá y atrajo la atención de la gente. Hacia el norte, a tres metros de la escena, seis elementos de seguridad brincaron el cuerpo inmóvil del candidato y detuvieron a un joven delgado de chamarra negra”. La lente de Laura Sánchez Ley captura con sorprendente nitidez dos estampas: Colosio “El hombre más conocido de México en esos días era un cuerpo inmóvil tendido de boca con la pierna derecha flexionada, el rostro sobre la tierra arenosa que atestiguó sus últimos pasos”. Aburto "El joven iba sentado en medio de dos policías (…) Uno de sus captores lo empujó violentamente al piso. El pecho clavado en sus prominentes rodillas lo asfixió, pero tomó una bocanada de aire para despedazar el silencio y contestar cuando le preguntaron su nombre. — Me llamo Mario Aburto". www.el soldemexico.com.mx

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OPINIÓN

ARTURO MENDOZA MOCIÑO

Amor de verdad

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n viejo adagio que siempre serena cualquier sobresalto del corazón sostiene que el amor no es mirarse a los ojos, sino mirar en la misma dirección. En cuestiones de amor cualquiera tiene sus dolores, sus saberes y sus consejos. Los grandes amores, el adiós de los amantes, los amores imposibles, son la materia viva que nos recuerdan, a través de un sinfín de obras de arte, que el amor es un misterio que pocos llegan a desentrañar.

O, PEOR AÚN, A VIVIR En sus últimos años de existencia, el poeta Octavio Paz escribió un libro que debería convertirse en el oráculo de todo aquel dispuesto a amar. Se llama La llama doble y tan bello título no solo tiene una explicación metafórica sino también física porque no han sido pocos los amantes que han ardido de tanta pasión: “El fuego original y primordial, la sexualidad”, escribe el Nobel mexicano, “levanta la llama roja del erotismo y ésta, a su vez, sostiene y alza otra llama, azul y trémula: la del amor. Erotismo y amor: la llama doble de la vida”. Bien, con tal señal, adentrémonos ahora en los terrenos de la crueldad y su hermano gemelo, el amor. Usted es un hombre que se perdió en el placer de las mil y un mujeres. Gozó. Poseyó. Vivió. Un buen día le diagnostican una enfermedad terrible, tan terrible que día a día irá perdiendo movilidad. Sus pasos pronto serán un recuerdo porque ya sus pies, ya sus tobillos y muy pronto las rodillas, no obedecerán más sus deseos de caminar y de desplazarse con sus propias fuerzas. El doctor le explica que su mal le irá limitando y confinando a una silla de ruedas. Que perderá el habla. Que toda su red de nervios y músculos se constreñirá de manera implacable. Que la invalidez que le espera tiene como única cura la muerte. En medio del silencio que lo rodea y que mella su ánimo, medita. Piensa en el suicidio. Maldice su suerte. Se conduele de su bella esposa y por ella y por sus hijos decide buscar al mejor de sus amigos. Cuando se

reúne con él decide sin rodeos: “Yo he visto cómo miras con deseo a mi esposa y como sé que eres un buen hombre, te voy a pedir que la desposes porque yo seré dentro de muy poco un inválido y no podré hacerla feliz”. Ese hombre que es su amigo no atina a responder nada ante su resolución. Y las torpes palabras que profiere, como para alejarse del incendio que le espera, usted las acalla extendiéndole el diagnóstico que el doctor le dio. Comprenderá que todos sus seres queridos reaccionarán de la misma manera cuando les exponga sus planes. No desea ser ningún lastre para ninguno de ellos y desea vivir solo. Poco a poco todos aceptan sus deseos. ¿Es eso amor? ¿O egoísmo puro? Es un amor tan grande como el que recibirá de su esposa que se irá de su vida y su lecho para tener otra vida al lado del amigo que se ha convertido en cómplice de sus planes. Ella sólo pone una condición. Bañarlo un día a la semana.

USTED, CONMOVIDO, ACEPTA Y ella, su bella esposa, a quien no puede acariciar ya porque es prisionero de su cuerpo, sólo percibe por su mirada cuánto la ama y la desea, porque ella también se desnuda para que usted sienta cómo esa piel todavía recuerda momentos de placer compartidos, porque el cuerpo tiene su memoria y el amor sólo se transforma, y los dos son ahora una llama que se aviva con el frescor del agua que corre entre los cuerpos. Esta historia real que alguna vez escuché de los labios de una devota de la música gitana en Playa Michigan, donde brilla la arena en competencia desesperada con las estrellas, me recuerda ese poema de Octavio Paz que dice: “Amor, isla sin horas, isla rodeada de tiempo, claridad sitiada de noche”. Os deseo ser náufragos de esa isla para vivir esas noches donde se escabulle la razón y el sueño es un puerto lejano. yambacaribe@gmail.com


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NOMBRE COLUMNA JOEL HERNÁNDEZ SANTIAGO

Josefina Vicens y El Libro Vacío “A quien vive en silencio, dedico estas páginas, silenciosamente” Josefina Vicens

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ste año, hace sesenta que se publicó El Libro Vacío, de Josefina Vicens. Y como si fuera un pequeño soldado fibroso y con enjundia, la obra sigue en marcha, firme y definitiva. La gran obra de la soledad, de la amargura, de la imposibilidad de escribir, pero también sobre la imposibilidad de dejar de escribir y descubrirse en cada palabra, cada silencio y cada murmullo. Porque eso es El Libro Vacío: Es un dulce libro que habla del cariño humano, del amor que no tiene vuelta de hoja, pero sobre todo de la solidaridad. Y fue escrito a partir de intimidades y con un lenguaje asimismo íntimo, casi en silencio. Todo en él son murmullos, ideas y reflexiones de un hombre: José García, el personaje inolvidable; un burócrata de 56 años que a duras penas consigue ganar para mantener a su esposa, una mujer “del hogar” pero práctica y definitiva; y a sus dos hijos, José y Lorenzo; un ser “menor” que vive su día a día repetido una y mil veces, como las mismas copias al carbón que saltan de su máquina de escribir en una oficina ruidosa y sin compasión. Un día decide ser escritor. Y a escondidas de todos, pone a la mano dos libros vacíos. En el primero vaciará ideas, generalidades, ocurrencias, momentos, esencias, visiones cotidianas; al segundo pasará todo aquello, pero ya cernido y ya elaborado: el libro segundo es el libro vacío, porque el libro uno es el todo grandioso, sin que el mismo José García lo perciba. José García, el gran personaje que es todo y somos todos. Josefina Vicens era de trato suave, tierno y generoso. Su piel era de color claro, cabello corto, entrecano y delgado; sus manos suaves, como de gamuza, y pequeña ella, y delgada. Era un dulce y todos la querían mucho. Sus amigos más cercanos le decían La Peque y ella se firmaba así. Cuando la conocí ya había leído El libro Vacío, el libro inmenso en el que José García se debate entre la creación y el miedo a esa creación; entre la soledad y la necesidad de comunicarse; entre la íntima necesidad de afecto y el aislamiento: ahí la presencia de la nada, que es todo, y la falta de comunicación entre los hombres: el retraimiento y: “La condena de vivir dentro de un cuerpo que no elegimos, así como a morir sin remedio” [Ma. Halina Vela] También había leído Los años falsos. Y a todo esto me llamaba la atención que esta mujer hubiera desarrollado una gran capacidad para entender el espíritu masculino y la particularidad de saber vincular lo creativo-intelectual con lo social, lo que se expresa en su obra.

Desde muy joven participó en movimientos de reivindicación de los trabajadores. Había estado como secretaria de Acción Femenil de la Confederación Nacional Campesina durante el gobierno del general Lázaro Cárdenas; como presidenta ejecutiva en el Sindicato de la Producción Cinematográfica; presidenta de la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas; oficial mayor de la sección de Técnicos y Manuales del Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica a la que llegó por la vía administrativa. “No solo no tengo miedo a la muerte, sino un deseo feroz de ella. Quizá se deba precisamente a mi vocación de vivir, a esa vocación que me lanzó desde muy joven al mundo, a conocer personas, a convivir con campesinos, ir a campañas políticas, conocer un manicomio…” [M.H. Vela, op.cit.] En 1958 El libro vacío ganó el Premio Xavier Villaurrutia, ni más ni menos que delante de La región más transparente de Carlos Fuentes que ese mismo año estuvo entre los finalistas. Un día me acerqué a su casa de la colonia Narvarte. Una casa del tipo de los años cuarenta/ cincuenta, amplia, iluminada y bien vestida, sin muchos adornos; la había compartido con su gran amiga, la actriz Anita Blanch, que ya había muerto y cuya foto presidía la sala principal. Pacientemente me recibió durante dos semanas, dos días cada una de ellas, para platicar mucho y para que de ahí saliera una adaptación radiofónica de El libro vacío que aún retransmiten de tiempo en tiempo en la misma Radio Educación AQUELLOS AÑOS Un poco en serio, un poco en broma, ella se refería a sus tiempos de periodista como tiempos de broma, de travesura o de “sin embargo”. Ya por su vínculo con la política o por su conocimiento de los intríngulis de la burocracia nacional o, incluso, por su sentido de justicia social, le dio por escribir artículos de opinión sobre asuntos políticos bajo el seudónimo de Diógenes García podemos saber por ella misma en entrevistas, que debatía asuntos de gobierno, hacía crítica a los hechos de la administración pública. En los años cincuenta –que es cuando Josefina Vicens lleva a cabo su obra más importanteel país estaba gobernado en sus dos primeros años por Miguel Alemán, a partir de 1952 por Adolfo Ruiz Cortines y desde 1958 por Adolfo López Mateos: que es decir, era el predominio del PRI y México vivía una aparente paz ranchera. En plena guerra fría, el país parecía vivir en paz. El cine mexicano aún vivía su época dorada: Distinto amanecer de Julio Bracho; María Candelaria, Emilio Fernández; Una familia de tantas, Alejandro Galindo. La música de aquí se escuchaba dentro y fuera de México. Los intelectuales producían obras

importantes como El laberinto de la soledad de Octavio Paz; La región más transparente de Carlos Fuentes; Pedro Páramo y El llano en llamas de Juan Rulfo. Estaba Diego Rivera en plena producción aunque murió en el 57, Siqueiros y Tamayo estaban a la vista en tanto que Carlos Chávez seguía en plena producción musical y peleándose con Julián Carrillo. En la radio se escuchaban las rancheras de José Alfredo Jiménez: “Por el día que llegaste a mi vida, paloma querida…”; mambos, chachachás y boleros: “Por alto que esté el cielo en el mundo… por hondo que sea el mar profundo…”; radionovelas como Anita de Montemar, series como La doctora corazón; El Monje Loco y, así… era el México de los cincuenta entre urbano y ranchero; frívolo en su clase media y con penurias entre campesinos y obreros. A principios de 1958 comenzaron brotes de descontento en la república: hubo marchas y manifestaciones de obreros, de telegrafistas, de ferrocarrileros, de médicos y maestros. Y hubo represión de gobierno.

PEPE FAROLES Como articulista de asuntos políticos, Josefina Vicens no tuvo mayor impacto. O no hay un registro de tal. No hay que olvidar que en su mayoría la empresa periodística de la época estaba “en crisis de libertades” y que aquellos que criticaban al régimen eran la excepción. Predominaba el boletinazo y la declaración engolada y almidonada. De pronto surgió ella como Pepe Faroles, el famoso cronista de toros que fue. Y le fue tan bien que editó su propia revista Torerías aunque derramó crónicas taurinas en diferentes medios. En el libro La Inminencia de la Palabra de Alejandro Toledo recupera: “… Un día escribí una nota desaprobatoria sobre una corrida de Arruza, y un amigo de éste –que era boxeador- amenazó con dar su merecido al tal Pepe Faroles. Y yo dije: ‘bueno, está bien, lo voy a esperar’. Recibí al boxeador, estuve platicando cordialmente con él hasta que de pronto le dije: ‘Bueno, yo tengo una cita ¿a qué horas me empieza usted a golpear?’ El me miró estupefacto: ‘¿Por qué la voy a golpear?’ – ‘Porque yo soy Pepe Faroles’… ‘¿Usted, señora, es Pepe Faroles?’ – ‘Si, yo soy, y usted quedó en golpearme’…” Ser cronista de toros estuvo bien. Digamos que ocupó el tercer lugar dentro de sus actividades prioritarias: la primera, por supuesto, como escritora, la segunda como guionista de cine y la tercera como Pepe Faroles. En un artículo publicado en 2009 en el periódico El Mundo, de España, el periodista Raúl Rivero escribió: “(…) Ante el hallazgo de tantos y tan deslumbrantes datos, surge una reflexión inevitable: Si la Plaza México fuese convertida en un museo nacional de la tauromaquia mexicana, el muro o la sala correspondiente a Josefina Vicens conectaría a los visitantes con la literatura, el cine, la política y la lucha feminista.” De pronto uno descubre en la obra de la escritora tabasqueña (Nació en Villahermosa, Tabasco, el 23 de noviembre de 1911; murió en la ciudad de México el 22 de noviembre de 1988, este año hace treinta años), los rasgos de una época y una forma de decir las cosas en periodismo. Y hay una especie de creación visual en gran parte de la obra cumbre de la autora. Es como si de pronto uno estuviera viendo los detalles de una vida monótona, ferozmente cotidiana y, al mismo tiempo, rica en introspección: esto, sin

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duda, proviene de su formación cinematográfica: “¡Los ruidos! ¿Qué puedo recibir de ellos, conocidos hasta el cansancio? Hay uno: el murmullo tierno de una mujer que va y que viene haciendo cosas mínimas. Por el número de pasos sé perfectamente en dónde se encuentra y a dónde se dirige. En la cocina, el discreto ruido personal se acompaña de otro, peculiar y molesto. Parece que el simple hecho de que alguien entre en la cocina pone en movimiento los platos, los cubiertos, la llave del agua. Hay un tintineo y un gotear enervantes. Además, fatalmente, algo cae. Menos mal si se rompe, porque entonces el ruido termina pronto y tiene una especie de justificación dramática. Lo terrible es cuando caen esas tapas de peltre o aluminio que siguen temblando en el suelo, en forma ridícula, y que no sufren daño alguno con el golpe.” En cuanto a su sentido periodístico en la obra literaria, es evidente en su tono y su ritmo; ambos son indispensables en la crónica periodística; siempre avanzando, siempre teniendo algo nuevo qué decir respecto del sujeto, situación o condición que se está relatando. Y ella sabía cronicar; sabía medir los tiempos y reducir grandes hechos, acontecimientos o circunstancias en unas cuantas palabras; lo que es una exigencia en el quehacer periodístico. “Un día [Luis Fernando Reyes, compañero de oficina] se sacó un corte de casimir. Durante algún tiempo esperamos verlo llegar con traje nuevo. Luego nos contó que se lo había vendido a su cuñado. Otra vez se sacó un reloj de pulsera para mujer. Fue como por el mes de febrero y tuvo la paciencia de guardarlo en su escritorio hasta el de septiembre, para regalárselo a su esposa el día de su santo. (…) Cuando se lo entregaron exclamó muy emocionado -¡Parece joya, ¿verdad? -Lo importante es que camine bien -Eso no importa: miren cómo brilla” Octavio Paz dijo al escribirle a Josefina Vicens: “Creo que los que saben que nada tienen lo tienen todo: la soledad compartida, la fraternidad, el desamparo, la lucha y la búsqueda”. En ese Libro vacío vive uno de los personajes más queridos, más generosos y más dulces de la literatura mexicana: José García…” Y concluyo con un relato que hace Daniel González Dueñas quien junto con Alejandro Toledo publicaron La inminencia de la primera palabra. Es a la llegada de Josefina Vicens, ya muy mayor, a una Feria del Libro en el Palacio de Minería. De pronto “alguien se acercó para decirle que ciertos reporteros querían grabar en video una entrevista con ella, que sería transmitida por televisión (…) Josefina se dejó guiar hasta el estudio montado ahí. Fue ubicada ante los reflectores y un técnico le colocó en una solapa un micrófono de clip. Sin mayor preámbulo, la cámara comenzó a grabar; entonces se sentó frente a ella una entrevistadora y con toda naturalidad, casi con displicencia, le hizo esta pregunta: -¿Usted cómo se llama… y a qué se dedica? -Me llamo Josefina Vicens y he escrito un par de libros. -Muchas gracias. jhsantiago@prodigy.net.mx


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