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SABORES DE MI TIERRA
Pozole: Mi herencia
POR BRENDA HUERTA Pasante de la Licenciatura en Psicología por la BUAP
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¿Alguna vez escuchaste hablar del pozole de “Las Montellano”?
Ricarda Montellano Cabrera o “Doña Richa”, como muchos la conocen, es una de las cinco hermanas que administran y trabajan en la “Pozolería Montellano”, un negocio con 48 años de trayectoria que inició Alberta Cabrera Hernández, con el firme deseo de ver a sus hijas tener una vida diferente, fuera de la pobreza, y con las herramientas necesarias para enfrentar la cotidianidad. Con el apoyo de su madrina, su persistencia y su unión lograron salir adelante.
Quisimos conocer un poco más de su pozole, de su historia, asi que un fin de semana nos fuimos a entrevistarla.
© Foto: Jonathan Soberanes
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Ricarda Montellano: Mi madre fundó el negocio, pero todas empezamos a trabajar desde pequeñas. Mi hermana Lolita, al casarse, se va y nos deja el negocio. Ahí es donde entró yo. A pesar de que estaba en la secundaria me iba medio día a la Pozolería y medio día a la escuela. Mis otras hermanas estaban más chicas, pero después de que salían de la primaria llegaban a lavar los trastes. Al final de cuentas todas nos metimos. tiempo después, al enviudar, mi hermana Lolita fue la primera que dijo: “Mamá, los miércoles descansas, ¿me das permiso para que venda?”. Entonces mi mamá le dijo que estaba bien y que aparte se tomara un día más. Así, llegó un momento en que mi mamá, después de ver que cada quién estaba haciendo una vida independiente, decide darnos un día a cada una para vender. Desde entonces estamos toda la semana, los 365 días del año.
© Foto: Brenda Huerta
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2 | Al paso del tiempo
Ricarda Montellano: Mi hermana comenzó con un litro de maíz. Después uno y medio. Luego medio almur, y así, poco a poco, hasta hoy día que echamos cuatro almures diarios. Eso equivale a aproximadamente 250 o 300 pozoles. Y si acabamos que bueno, ¿no? Que haya ganancias. Pero si no acabamos pues ya depende de cada una de nosotras. A veces cambiamos nuestro pozole por productos de la canasta básica con la misma gente del mercado, e incluso lo compartimos con nuestras amistades.
También vendemos aguas de sabor, tostadas de jamón, quesillo, carne de puerco, y pollo. Igualmente tenemos taquitos suaves de carnita de cabeza al vapor, flautas de papa, pollo, requesón, así como dobladitas de papa y tortas.
Ricarda Montellano: La preparación inicia desde un día anterior a la venta. Por la mañana voy a comprar la carne, las verduras y todo lo que voy a necesitar. Llegando a casa pongo a remojar la carne para que se desangre y después poder lavarla, ya que necesitamos retirarle toda la sangre que trae incrustada. Eso es lo más tedioso. Ahí nos tardamos aproximadamente como dos horas en limpiarla y rasurarla. En lo que esto sucede procedo a poner el maíz en nixtamal, y una vez que hirve lo bajamos, le damos un tiempo para que se enfríe y después lo lavamos. Se le tiene que retirar muy bien todo lo que es la cal y el pellejito.
A las cuatro de la tarde prendo las ollas con agua para que se calienten, y poder después echarle la carne y el maíz ya lavado a cada una. Le doy aproximadamente unas cuatro horas de cocimiento a la carne, luego la saco y solamente dejo todo lo que es el maíz y el juguito de la carne. En ese momento cambiamos el fuego a lento y dejamos las ollas toda la noche hasta las cuatro de la mañana. Es ahí donde comienza un nuevo día para mí. Preparo todo para irme al mercado a vender y salgo de casa a las seis y media de la mañana, ya que los primeros clientes empiezan a llegar desde las siete.
© Foto: Brenda Huerta
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© Foto: Brenda Huerta © Foto: Brenda Huerta
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4 | Las manos que permanecen
Ricarda Montellano: No importa que todo un año no hayas vendido como deberías, y nada más hayas sacado para los gastos. Yo siempre le digo a mis hermanas que lo más importante es que hayas pagado lo que debes, en cuanto al salario de las chicas que nos ayudan, y que hayas sacado para comprar tus cosas y así poder vender la siguiente semana. Actualmente tenemos un equipo de cinco personas que trabajan todos los días con las cinco hermanas que estamos ahí. Y están muy contentas. Doña Maxi, por ejemplo, lleva casi 20 años, y de ahí pues algunas chicas han tardado una cinco años y otras siete.
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© Foto: Jonathan Soberanes
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5 | Lazos entre generaciones
Ricarda Montellano: Me gusta que la gente nos reconozca, que nos visiten y digan: “¡Ay! Qué sabroso está su pozole”. Para mí es una gran satisfacción, y yo creo que es el mejor pago, es un ánimo que tienes para que, de aquí a ocho días, vayas con las mismas ganas de siempre. Conocemos a nuestros clientes, son diferentes cada día de la semana. Hay gente que nos visitaba hace años con sus niños pequeños y ahora, ya de grandes, ellos mismos son nuestros clientes. Y esos mismos ya llevan a veces hasta a sus pequeñitos en brazos, y hasta les dan su probadita de pozole. Es bonito. Es toda una vida la que hemos vivido ahí, y la verdad que sí, sí es una gran historia.
“Pozolería Montellano”
243 124 7551
Se te antojó, ¿verdad? Si quieres lanzarte por un pozole, La “Pozolería Montellano” esta ubicada al interior del “Mercado Miguel Cástulo de Alatriste” en el local No. 262, en el Centro de Izúcar de Matamoros, Puebla. ¡Recomendadísimo!