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Sol en el corazón

CRISTINA GIMÉNEZ estilismo

DANIEL SCHÄFER fotos

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texto FIONA BORNHÖFT

Tras una larga búsqueda, Linda Maroli encontró la casa de sus sueños en Ibiza, una propiedad en un espectacular entorno, que se nutre de los elementos de la naturaleza.

Entre palmeras y cipreses, la piscina, de piedra natural balinesa. Linda Maroli, su pareja y sus hijos, Lola Rose, Lupita Linda y Santiago, llevan un año viviendo en esta casa de la región de San Lorenzo.

En el salón, sofá Camaleonda de B & B Italia, sillones Charlottenborg (un diseño temprano de Arne Jacobsen, de 1936) y pufs de ratán, todo de Sika Design. La lámpara Fest es de Aromas del Campo.

Las paredes del baño principal están revestidas con azulejos de Mosaic del Sur y el suelo y el lavabo son de Mortex, una mezcla de mortero de arena, cal y cemento. Las lámparas y apliques de vidrio soplado son de Rothschild & Bickers. En la otra página, un salón abierto al exterior, y en la pared, la obra Sri Yantra de Stefania Magni, un guiño a la filosofía hinduista Vastu Shastra presente en la casa.

En la cocina, los taburetes de madera fueron comprados en Konfusion, en Ibiza. Sobre la isla, lámparas Mónaco de Utu-Lamps. Al fondo, alrededor de la mesa del comedor, sillas de ratán de los años cincuenta. En la otrapágina, en la piscina, tumbonas de Bazar Bizar.

Azulejos marroquíes de Popham. La imponente cocina de Molteni también va a juego con los colores. En la otra página, los caminos de grava serpentean entre macizos de flores y hierbas haciendo que el jardín parezca un lugar mágico. En el porche cubierto, las sillas de madera maciza de la tienda ibicenca Sluiz se reúnen en torno a una mesa de teca balinesa hecha a medida.

l recuerdo es vívido para Linda Maroli: “Cuando vi la casa por primera vez, supe que la había encontrado". Por aquel entonces, la milanesa llevaba varios años viviendo en Ibiza junto a su pareja y sus tres hijos. Su hogar era una construcción tradicional ibicenca en el campo, encalada y con pequeñas ventanas verdes. Suena pintoresco (y lo era), pero a medida que pasaba el tiempo, las carencias en materia de eficiencia energética se fueron haciendo más evidentes. "Somos personas románticas y nos fascina el encanto de lo antiguo, pero llevar un estilo de vida sostenible también es muy importante para nosotros", dice Maroli. Esta fue la causa principal de que la construcción de su nuevo hogar resultara mucho más difícil de lo esperado. Durante años, la pareja visitó varias fincas y casas de campo hasta que dieron con un anuncio del estudio de arquitectura y diseño Ibiza Living. En medio de una zona de vegetación asalvajada, solo quedaba en pie el cascarón desnudo de una casa, pero ella, que trabaja en el mundo del diseño de interiores desde hace unos diez años, se dio cuenta inmediatamente de que estaba ante una propiedad con mucho potencial. Los arquitectos Bernhard Rustige y Thor Fogelberg planearon la reforma según las enseñanzas del Vastu Shastra, una doctrina milenaria india que relaciona las construcciones con la naturaleza y busca, a través de ello, la felicidad. La distribución sigue unos principios claros, en la que los elementos y los puntos cardinales desempeñan un papel fundamental. Así, el patio rectangular de la finca representa el centro y el corazón de la casa, el llamado "éter". "En cuanto estás aquí, sientes esta energía. No podía dejar de imaginar cómo jugarían mis hijos", recuerda Linda Maroli. Para dotar al nuevo edificio de un aura típicamente ibicenca a pesar de la inclusión de detalles modernos (como las placas solares, la bomba de calor y el sistema de circulación de agua), los arquitectos se inspiraron en el entorno a la hora de elegir los materiales de construcción. "Nos basamos en elementos naturales como la mampostería de ladrillos de arcilla y el enlucido de cal que, a diferencia del cemento, se endurece con el tiempo" dice Bernhard Rustige. Las pesadas vigas del techo, de madera reciclada, también contribuyen a infundir vida al espacio. La Ibiza de los años setenta, la época en la que la cultura hippie estaba en auge y la isla se convirtió en la meca de la bohemia para pintores, artistas y músicos, encajaba bien tanto con las referencias de los arquitectos como del cliente. "Se puede ver mi amor por los colores, las texturas y los motivos gráficos en todas las habitaciones", dice Linda con una sonrisa. Mientras que la casa, con sus paredes encaladas y sus grandes ventanales, se mantiene más bien neutra, el mobiliario es una virtuosa mezcla de colores y tejidos alegres. Maroli hizo tapizar la zona de asientos empotrados del salón con una tela amarilla mostaza de Pierre Frey, que se complementa con pequeñas mesas redondas de ratán y vasijas de la artista italiana Paola Paronetto. La cocina se planificó en torno a unos fogones antiguos en verde pistacho, en los que Linda se siente un poco chef. "Para mí, no hay nada mejor que cocinar para mis seres queridos", afirma entusiasmada. "Tengo mi propio huerto de frutas y verduras justo al lado de la cocina y siempre me quedo sin palabras cuando veo cuánto crece aquí cada día". Gracias a su clima, suave durante todo el año, los arquitectos dispusieron varias zonas al aire libre. Al igual que en el interior, se dio importancia al diseño ecológico del jardín. "Los arquitectos paisajistas de Home & Garden hicieron un gran trabajo", dice Maroli. Se le ocurrió la idea de elegir la Lippia, una planta tapizante, como sustituto del césped: "No necesita ser cortada ni regada y es ideal para un lugar que lleva años luchando contra la escasez de agua". Linda Maroli ha encontrado el paraíso terrenal para ella y su familia. "Ibiza es una isla increíble. Aquí se tiene la sensación de estar en el centro del mundo. Un mundo que es exactamente como queremos que sea". IBIZALIVING.NET

Las paredes de los cuartos infantiles están decoradas con divertidos trofeos de felpa de Wild & Soft.

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