Se puso un sombrero de paja gris, una levita y unos anteojos oscuros de lentes cuadradas. Se aburrió. Se peinó a la gomina con raya al medio, se tiñó de verde los bigotes nietzcsheanos, prendió su pipa con ímpetu, se enroscó la corbata de crochet y no se arremangó la camisa de seda porque usaba gemelos y le daba pereza quitárselos. Se cansó. Se calzó el overol, le tijereteó las mangas a la altura de los hombros, le adhirió una peonia fucsia en la espalda y se hizo un rodete con el pelo sucio (ensuciado a propósito).