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Microrrelatos de Pask 速
Microrrelatos de Pask Respira Pascual Ibañez Titulo original: Respira Portada de Pascual Ibañez sobre una fotografía propiedad de Apple Inc. Traducción de Pascual Ibañez. Editora: Sara Antelo Arcas Edita: Pask Ediciones S.L P. Sherman, 42 Wallaby Way, Sydney E- pascualibanezarias@gmail.com Respira fue publicado por primera y única vez en Málaga en 2014 © de esta edición: Pask Ediciones S.L. © de la traducción: Pascual Ibañez, 2014 © Pask Ediciones, edición coleccionista. Este libro se comercializa bajo el sello Microrrelatos de Pask Primera edición: Febrero 2014 ISBN: 1987-12-3 Depósito Legal: P- 21.5 18.22.9.5.19.16 Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de la cubierta, podrá ser reproducido, almacenado, transmitido o utilizado en manera alguna ni por ningún medio, ya sea eléctrico, químico, mecánico, óptico, de grabación o electográfico, sin el previo consentimiento por escrito del autor o editor. Todos los derechos reservados.
Porque hablaría solo si tú no estuvieses ahí simplemente, gracias y recuerda Sonríe y, sobretodo... Sé feliz
PRÓLOGO
SERENDIPIA por Pascual Ibañez
¿Te has parado a pensar la cantidad de cosas que nos ocurren cada día? Seguramente pienses en el azar como culpable de ellas pero... ¿Y si estas cosas nos ocurrieran por algún motivo en especial? Podemos llamarlo destino si queremos, o como los más románticos “Serendipia”, pero la realidad es que nuestras vidas están llenas de estas pequeñas “señales” que por alguna razón que desconocemos se cuelan entre nuestras decisiones. Este hecho podemos obviarlo y continuar nuestras vidas pero, sin quererlo, estaríamos pasando por alto esta curiosa forma que tiene el destino de guiarnos hacia una dirección determinada. Si nos paramos a analizarlo veremos como en cada momento existen miles de ellas. A veces de la manera más simple y otras de una forma tan compleja que ni siquiera somos capaces de percibirlas, pero siempre están ahí. Por supuesto, no hablo de un destino ya escrito, sino de que la vida es como un croupier encargado de barajar y repartir nuestras cartas y somos nosotros, y solo nosotros, los jugadores, los que decidimos como debemos jugarlas. Muchas veces nos lamentamos buscando una carta que se fue hace mucho tiempo o seguimos esperando una que nunca llegará. Lo que no nos damos cuenta es que cuando esto ocurre, obviamos, sin querer, el resto de cartas que tenemos en nuestra mano. Por suerte, o por desgracia, la vida se compone de una infinidad de partidas y siempre debemos estar atentos a esas pequeñas señales para continuar jugando. Ahora relájate, tómate un segundo y analiza las cartas que la vida ha puesto sobre tu mesa. Recuerda que la partida ya ha comenzado ¿Jugamos? 11
LUCHÉ por Pascual Ibañez
Luché. Luché con todas mis fuerzas. Sabía que no habría nada que pudiera hacerme abandonar. Ni siquiera el terrible cansancio de brazos y piernas. Necesitaba llegar y no podía parar a lamentarme. Cada brazada era una motivación extra. El agua era cada vez más cálida e incluso se podía distinguir una leve luz. Por lo que tanto estaba luchando se acercaba y no podía parar, ahora no. Con fuerzas que solo podían venir de mis ganas de luchar, recorrí los últimos metros que me separaban de ella... y entonces, respiré.
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SOLA por Pascual Ibañez
El impacto con el agua había sido muy fuerte. Tan fuerte que casi había perdido todo el aire que había conseguido tomar. El terror de ser consciente de que se estaba condenando a morir ni siquiera le importaba. Ahí estaba ella, arrastrada por la corriente hacia fondo oscuro sin que hiciera nada para remediarlo. Ante sus ojos desfilaban todo tipo de recuerdos. Su padres, sus abuelos, su niñez... No paraba de preguntarse si alguien alguna vez la echaría de menos. El frio en aquella época del año hacía que el agua estuviera helada. <<¡Respira!>> le decía su mente, sus pulmones luchaban suplicando oxígeno
para poder seguir pero estaba decidida a no complacerlos. Cada segundo que pasaba notaba como su cuerpo pesaba más y más. En ese preciso instante, acorralada entre su instinto y su razón, lo escuchó. Fue un golpe seco, cerca de donde ella había caído pero... Parecía que alguien se hubiera tirado también. <<¿Ayudarme? ¿A mi? ¿Puede existir alguien tan loco para hacer algo así?>> Su mente era un torbellino de preguntas. Las ganas de vivir y conocer quién era esa persona le hicieron luchar y volver a buscar la superficie. Aunque el agua estaba helada, tenía la sensación de estar ardiendo por dentro. Cada brazada era más dolorosa que la anterior. Dejó que su instinto la guiara y ahí estaba una vez más, luchando contracorriente como tantas otras veces había hecho. La visión comenzaba a nublársele, veía pequeñas motas de luz bailando a su alrededor. Cada vez estaba más oscuro.. notaba como iba perdiendo la conciencia. Su último recuerdo fue una sensación de aire frío en la cara.
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POR FAVOR por Pascual Ibañez
Mis pulmones se hincharon como si nunca antes lo hubieran hecho. Una sensación ardiente me atravesaba el pecho pero no podía detenerme a descansar. Tomé tanto aire como me fue posible y comencé a buscarla. Mi alrededor únicamente iluminado por la tenue luz del atardecer, no ayudaba en la búsqueda. Hice acopio de fuerzas y volví a sumergirme una vez más. Mis ojos ya estaban acostumbrados a la oscuridad y al agua pero me era imposible ver algo más allá de un par de metros. <<¿Dónde está? Rápido, busca>>. Mi cuerpo volvía a luchar contra mi razón y exigía respirar, pero era un tiempo valiosísimo que no estaba dispuesto a perder. <<Solo un poco más, vamos.>>Entonces lo noté, cerca mía una sombra se debatía contra la corriente para salvar su vida. Era ella. Sus brazadas eran cada vez más débiles. No tenía mucho tiempo. Nadé tan rápido como mis, ya de por sí, exigidos brazos me permitieron y, finalmente, la alcancé cuando ya casi no se movía. Asustado, nos impulsé con tanta fuerza como fui capaz y conseguí sacarnos de aquel infierno helado. Sabía que cada segundo era clave, la sujeté como meses atrás había aprendido y la lleve hasta la orilla. <<Vamos, respira>> Estaba inconsciente. <<No me dejes. Sigue aquí conmigo>>. Le insuflé aire una vez más. Su tórax se elevaba y descendía acompasadamente con mi intento por reanimarla. <<Respira, por favor. Necesito que respires. Yo no puedo hacer esto solo. Tienes que luchar una vez más. Por favor.>>
Con un suspiro de vida, ella abrió los ojos.
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PALABRAS por Pascual Ibañez
<<¡Gracias a Dios! Está viva.>>
Rápidamente la incorporé colocando su espalda sobre mis rodillas para que pudiera respirar mejor. Hasta ese momento no me había percatado de lo guapa que era. Aunque tenía el pelo apelmazado en la cara a causa del agua, sus ojos eran realmente preciosos. De color caramelo, podía sumergirme en ellos para jamás volver. Había vuelto en sí y con un tímido susurro preguntó- ¿Dónde estoy? No sabía que contestar. - Estás a salvo - le dije. Con algo más de fuerza en su voz, me volvió a preguntar - ¿Eres alguna especie de ángel o algo así?. Sonriendo, le contesté -Tiene gracia, iba a preguntarte exactamente lo mismo. ¿Te encuentras bien?. - Estoy muy cansada. Siento como si algo me estuviera oprimiendo el pecho. Me cuesta mucho respirar... -Supongo que es normal. - respondí. Un ataque de tos interrumpió nuestra conversación, y yo la intento ayudar incorporándola un poco más. - Ahora intenta relajarte. Tienes que estar agotada. Debería ir a buscar ayuda antes de que el frío empeore la situación. - No! Por favor! No quiero quedarme sola. Espera un segundo - De forma instintiva, se aferró fuertemente a mi brazo. - ¿Has saltado a por mí?¿De verdad, has arriesgado tu vida y ni siquiera sabes cómo me llamo? 19
Noté como mi cara comenzaba a enrojecerse. Yo y mi maldita timidez. <<¿En serio te has lanzado por un puente para salvar a una chica de morir ahogada y
ahora eres tímido? Tú y yo hablaremos más tarde>> - Supongo que la pregunta es ¿Por qué no iba a hacerlo? Creo que, en la situación inversa, habría agradecido que alguien lo hiciera por mí. - Gracias. Es lo más increíble que han hecho por mí nunca y, seguramente, lo más increíble que he escuchado que una persona hace por otra - dijo mientras se acurrucaba aún más entre mis brazos. - Voy a llamar a una ambulancia - Y busqué inútilmente el móvil que llevaba en el bolsillo antes de lanzarme al agua. No estaba, debió habérseme caído en el salto. - ¿Lo has perdido? Lo siento, de verdad. - me dijo cuando se percató de lo que había ocurrido.- Te compraré otro. - No te preocupes. Peor hubiese sido que el mundo hubiera perdido tu sonrisa ¿No crees?. Esas palabras. Unas palabras tan tontas, que la habrían hecho reírse de él en cualquier otro momento, y que una chica solo vería bien en los labios del chico que se apellida Grey. Fueron esas palabras, las que lo cambiaron todo. Después de muchísimo tiempo, ella volvió a sonreír y sintió como la vida volvía a recorrer sus venas.
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JUNTOS por Pascual Ibañez
Ya han pasado 3 días desde el accidente y hoy, por fin, le han dado el alta. No me ha dejado separarme de ella ni un solo instante y la verdad es que yo tampoco he querido hacerlo. Ahora, estamos sentados desayunando en una acogedora cafetería de aspecto parisino que hemos descubierto junto al hospital. Aún no me he atrevido a preguntarle qué es lo que pasó realmente y tampoco ha recibido visitas de familiares o amigos en el hospital para averiguar algo más sobre ella. - ¡Oh! Me encanta el olor a café recién hecho y a tostadas. Me recuerda a cuando era una niña e iba a la cafetería de mis padres - me dice mientras con las dos manos coge la taza de café para sentir en el calor en sus manos. - ¿Sabes que has podido decirme más de 100 cosas cotidianas que te encantan? - Era algo bastante curioso y que llevaba varios días intrigándome. - No sé. Encuentro el mundo que me rodea distinto. Como si el mundo hubiera adoptado colores más vivos. Sé que suena difícil de entender, pero antes solo conocía el tono gris de la vida y acabó volviéndose negro. Recuerdas la presión que sentía en el pecho que no me dejaba casi respirar. Pues así eran mis días - dijo mientras se colocaba un mechón rebelde detrás de la oreja y volvía a regalarme esa sonrisa inocente como si de una niña pequeña se tratara - No es fácil ver la vida de la misma forma en que la ves tú... - Nadie ha dicho que sea fácil. La vida no es fácil pero eso es lo bonito y lo que la hace tan especial. Puedes enfocar las cosas de dos formas totalmente 23
distintas; o tratas de digerir el dolor que tienes dentro e intentas convertirlo en algo más pequeño y llevadero, o dejas que se convierta en una carga tan pesada que pueda acabar aplastándote. Tu habías elegido ese segundo camino, y ya has visto a donde lleva. Ahora gozas de una nueva oportunidad, aprovéchala y sigue adelante. No eres la primera persona que ha pasado por esto, ni serás la última, pero ahora no estás sola. - Si no vuelvo a mirar atrás y sigo adelante, ¿vendrás conmigo? - Sus ojos revelaban una ternura infinita y sus manos entrelazan las mías sabiendo que nunca más se separarán. - Yo nunca dejaré que vuelvas a caer. No lo permitiré. Podemos dejar atrás todo esto. - ella no apartaba la vista de mis ojos. Podemos. Juntos. Te lo prometo. Y de la mano, salieron de aquella vorágine. Sin mirar atrás, sin excusas. Siempre juntos. Siempre hacia delante.
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EPÍLOGO
ÁNGEL por Pascual Ibañez
Como cada domingo, salimos a dar un paseo junto al mar. Los dos nos sentimos especialmente relajados cuando escuchamos el sonido de las olas al romper en la orilla. Ella está distraída mirando el horizonte mientras yo juego a recoger caracolas junto a Blanca, la cosa más bonita de nuestras vidas. - ¡Planeta Tierra llamando a mamá! ¿Me recibe? - Nos sentamos al lado de ella y las dos hacen el mismo acto reflejo de acurrucarse junto a mi <<¿Es esto el cielo?>> - ¿En que estás pensando, cariño? - Simplemente pensaba en la cantidad de circunstancias que se dieron para que nos conociéramos. ¿Te has parado a pensarlo alguna vez? - me pregunta mientras mira con fascinación las caracolas que la pequeña le ha regalado - Si no hubieras estado allí dando un paseo junto al puente... Si en vez de haber estado tú, hubiera estado otra persona seguramente yo no... - Pero ¿Sabes qué? - le sonrío - Por alguna razón, era yo el que estaba allí. No debes pensarlo más. El destino me guió con algún propósito y somos nosotros los que decidimos si seguirlo o no. - ¿Sabes que sigo pensando que eres un ángel? Con un cariñoso beso en la nariz le digo - Tu sí que eres mi ángel.
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Sonríe
Obra íntegra realizada por Pascual Ibañez. Todos los derechos reservados. 29
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