el domingo 14 abril 2013

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Año XLVI - Domingo III de Pascua /C - 14 de Abril de 2013

Remesa III - Nº 22

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PROCLAMA LA PASCUA DEL SEÑOR

a Pascua es la nueva barca del Señor. Millones de pueblos han creído y siguen creyendo en el Cristo joven de la resurrección y han entrado en la barca del Reino. Pero yo no pretendo fijarme en la pesca sorprendente, ni en el ministerio que Jesús confía a Pedro. Sólo pretendo detallar el signo del fuego, del pan y de los pescados. Y es que la resurrección de Jesús ratifica su humanidad en el modo de ser y de manifestarse. La Pascua realza el calor humano de Jesús hacia los suyos. El fuego, el pan y los pescados asados, la invitación al desayuno alrededor de las brasas, todo es signo de su encarnación. Por eso pienso que todo gesto de amistad, de amor, de servicio se convierte en sacramento de la resurrección del Señor. A partir de ahí la Pascua debe ser vino de alegría y de ilusión; fuego de amor que purifica y da calor; pan que conforta y que une alrededor de la mesa; gesto de acogida “Jesús se acercó, tomó el pan y se los repartió. Lo mismo y de reconciliación. La Pascua es camino de hizo con los pescados” vida, sembrada en semillas de esperanza (Jn 21,13). en Dios. Cristo resucitado quiere reavivar su humanidad en ti y en mí; quiere que tú y yo seamos fuego de fe, de esperanza y de caridad sobre la arena del pueblo, en el hogar de la vida diaria. El pueblo necesita calor humano que haga memoria de la Pascua del Señor y de su presencia sacramental en la historia. ¿Qué sentido de fe das a los detalles humanos? ¿Qué puedes hacer para que en tu familia y condominio haya más signos de vida y de amor? Recuérdalo. Sentarse en el suelo, encender un fuego con amor y compartir el pan de cada día, son testimonio de vida en el Señor. Por eso, en las cosas sencillas de tu vida, proclama la Pascua del Señor. Antonio Gracia, pasionista Te alabaré, Señor, eternamente. Aleluya (Sal 29)


Nuestra Misa Monición

Domingo III de Pascua /C Hermanos. Jesús es sorprendente, tanto en su vida humana misionera como en su manifestación de resucitado. Hoy, más allá de la pesca milagrosa, es asombroso el detalle de encender el fuego, asar unos pescaditos y un poco de pan y de invitar a desayunar a los suyos cansados del trabajo de la noche. La Pascua es fuego de amor, es pan de eucaristía, es vino de salvación. Celebremos en esta Eucaristía del Tercer Domingo de Pascua, esta presencia significativa del Señor.

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Antífona de entrada

Aclamen al Señor, habitantes todos de la tierra, canten un himno a su nombre, denle gracias y alábenlo. Aleluya (Sal 65,1-2).

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Acto Penitencial

S Tú que has destruido el pecado y la muerte con tu resurrección: Señor, ten piedad. R Señor, ten piedad. S Tú que has renovado la creación entera con tu resurrección: Cristo, ten piedad. R Cristo, ten piedad. S Tú que das la alegría a los vivos y la vida a los muertos con tu resurrección: Señor, ten piedad. R Señor, ten piedad.

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Gloria

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Oración colecta

Señor, tú que nos has renovado en el espíritu al devolvernos la dignidad de hijos tuyos, concédenos aguardar, llenos de júbilo y esperanza, el día glorioso de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo.

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1ª Lectura (He 5,27-32.40-41) Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles

En aquellos días, el sumo sacerdote reprendió a los apóstoles y les dijo: “Les hemos prohibido enseñar en nombre de ese Jesús; sin embargo, ustedes han llenado a Jerusalén con sus enseñanzas y quieren hacernos responsables de la sangre de ese hombre”. Pedro y los otros apóstoles replicaron: “Primero hay que obedecer a Dios y luego a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien ustedes dieron muerte colgándolo de la cruz. La mano de Dios lo exaltó y lo ha hecho jefe y salvador, para dar a Israel la gracia de la conversión y el perdón de los pecados. Nosotros somos testigos de todo esto y también lo es el Espíritu Santo, que Dios ha dado a los que lo obedecen”. Los miembros del sanedrín mandaron azotar a los apóstoles, les prohibieron hablar en nombre de Jesús y los soltaron. Ellos se retiraron del sanedrín, felices de haber padecido aquellos ultrajes por el nombre de Jesús. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor.

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Salmo responsorial (29)

L Te alabaré, Señor, eternamente. Aleluya. R Te alabaré, Señor, eternamente. Aleluya. L Te alabaré, Señor, pues no dejaste que se rieran de mí mis enemigos. Tú, Señor, me salvaste de la muerte y a punto de morir, me reviviste /R L Alaben al Señor quienes lo aman, den gracias a su nombre, porque su ira dura un solo instante y su bondad, toda la vida. El llanto nos visita por la tarde; por la mañana, el júbilo /R L Escúchame, Señor, y compadécete; Señor, ven en mi ayuda. Convertiste mi duelo en alegría, te alabaré por eso eternamente/R

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2ª Lectura (Ap 5,11-14) Lectura del libro del Apocalipsis del apóstol san Juan

Yo, Juan, tuve una visión, en la cual oí alrededor del trono de los vivientes y los ancianos, la voz de millones y


millones de ángeles, que cantaban con voz potente: “Digno es el Cordero, que fue inmolado, de recibir el poder y la riqueza, la sabiduría y la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza”. Oí a todas las creaturas que hay en el cielo, en la tierra, debajo de la tierra y en el mar -todo cuanto existe-, que decían: “Al que está sentado en el trono y al Cordero, la alabanza, el honor, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos”. Y los cuatro vivientes respondían: “Amén”. Los veinticuatro ancianos se postraron en tierra y adoraron al que vive por los siglos de los siglos. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor.

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Aclamación a/d Evangelio

R Aleluya, aleluya. Ha resucitado Cristo, que creó todas las cosas y se compadeció de todos los hombres.R Aleluya.

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Lectura del santo Evangelio según san Juan A. Gloria a ti, Señor

(Jn 21,1-19)

En aquel tiempo, Jesús se les apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Se les apareció de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás (llamado el Gemelo), Natanael (el de Caná de Galilea), los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos. Simón Pedro les dijo: “Voy a pescar”. Ellos le respondieron: “También nosotros vamos contigo”. Salieron y se embarcaron, pero aquella noche no pescaron nada. Estaba amaneciendo, cuando Jesús se apareció en la orilla, pero los discípulos no lo reconocieron. Jesús les dijo: “Muchachos, ¿han pescado algo?” Ellos contestaron: “No”. Entonces él les dijo: “Echen la red a la derecha de la barca y encontrarán peces”. Así lo hicieron, y luego ya no podían jalar la red por tantos pescados. Entonces el discípulo a quien amaba Jesús le dijo a Pedro: “Es el Señor”.

Tan pronto como Simón Pedro oyó decir que era el Señor, se anudó a la cintura la túnica, pues se la había quitado, y se tiró al agua. Los otros discípulos llegaron en la barca, arrastrando la red con los pescados, pues no distaban de tierra más de cien metros. Tan pronto como saltaron a tierra, vieron unas brasas y sobre ellas un pescado y pan. Jesús les dijo: “Traigan algunos pescados de los que acaban de pescar”. Entonces Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red, repleta de pescados grandes. Eran ciento cincuenta y tres, y a pesar de que eran tantos, no se rompió la red. Luego les dijo Jesús: “Vengan a almorzar”. Y ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: “¿Quién eres?”, porque ya sabían que era el Señor. Jesús se acercó, tomó el pan y se lo dio y también el pescado. Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a sus discípulos después de resucitar de entre los muertos. Después de almorzar le preguntó Jesús a Simón Pedro: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?” Él le contestó: “Sí, Señor, tú sabes que te quiero”. Jesús le dijo: “Apacienta mis corderos”. Por segunda vez le preguntó: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas?” Él le respondió: “Sí, Señor, tú sabes que te quiero”. Jesús le dijo: “Pastorea mis ovejas”. Por tercera vez le preguntó: “Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?” Pedro se entristeció de que Jesús le hubiera preguntado por tercera vez si lo quería y le contestó: “Señor, tú lo sabes todo; tú bien sabes que te quiero”. Jesús le dijo: “Apacienta mis ovejas. Yo te aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías la ropa e ibas a donde querías; pero cuando seas viejo, extenderás los brazos y otro te ceñirá y te llevará a donde no quieras”. Esto se lo dijo para indicarle con qué género de muerte habría de glorificar a Dios. Después le dijo: “Sígueme”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús.

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Profesión de fe

El Domingo. Día del Señor. Fundado por el Beato Santiago Alberione en 1921 en Italia y en Venezuela se inició su publicación en 1966. Director: P. A. Vagnoni, ssp. - Coordinación: July Zambrano - Corrección: Manolo Martínez - Diagramación: Dora González - Ilustraciones de: Hna. Teresa Castaño - Edita SAN PABLO - Aptdo. 14.034 de Candelaria, Caracas 1011-A -Telfs.: (0212) 573.63.46 - 576.76.62 - 577.10.24.- Fax: (0212) 576.93.34 - Administración y distribución: Telfs.: (0212) 963.68.81 - 963.65.19 - Fax: (0212) 963.68.52 - Correo Electrónico E-Mail: publicaciones@sanpablo.org.ve - Web site: http: //www.sanpablo.org.ve - Para notificar pagos: (0212) 577.10.24 - E-mail: cobranzas@sanpablo.org.ve - Con licencia eclesiástica. Dep. Leg. pp 76-1793


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Oración de los fieles

S Jesús resucitado está con nosotros en medio de las faenas de la vida. Oremos, para que Dios nos abra los ojos y podamos reconocerlo, y seguirlo con fidelidad. A Te lo pedimos, Señor L Jesús resucitado sigue siendo para muchos un desconocido. Para que las celebraciones de este tiempo de Pascua nos ayuden a descubrirlo, a amarlo y a seguirlo con gozo: Oremos al Señor A Te lo pedimos, Señor L Andamos preocupados por nuestros negocios, nuestros pleitos y nuestras diversiones lejos del Señor. Para que Jesús resucitado presida nuestras actividades cotidianas, y nuestros espacios de ocio: Roguemos al Señor A Te lo pedimos, Señor L Para que la convocatoria del 4to. Congreso Misionera (Cam4 y ComLa 9) sea exitoso para crear nuevas estrategias de evangelización: Oremos al Señor A Te lo pedimos, Señor L El discípulo que más amaba Jesús fue el primero en reconocerlo. Para que la participación en esta eucaristía nos ayude a conocer y a amar más a Jesús y podamos confesar: “Señor, tú sabes que te amo”: Oremos al Señor A Te lo pedimos, Señor (Intenciones libres) S Como Pedro hoy confesamos: “Señor, tú sabes que te amo”. Acrecienta el amor a ti en nuestras comunidades para que el mundo te conozca y te ame. Te lo pedimos a ti que vives por los siglos de los siglos. R Amén.

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Oración sobre las ofrendas

Acepta, Señor, los dones que te presentamos llenos de júbilo por la resurrección de tu Hijo, y concédenos participar con él, un día, de la felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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Antífona de comunión

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Oración d/de la comunión

Mira, Señor, con bondad a estos hijos tuyos que has renovado por medio de los sacramentos, y condúcelos al gozo eterno de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor.

El personaje de la semana

San Telmo, Predicador

S

u nombre era Pedro González Telmo, sobrino del obispo de Astorga, el cual le costeó la educación religiosa para que se hiciera sacerdote. Su educación era más mundana que espiritual, además era orgulloso, y su deseo era conseguir honores. Pero Dios dispuso corregirlo y al poco tiempo entra al convento de los Dominicos. Al oírlo predicar el rey San Fernando lo nombró capellán del ejército, estando allí se dedicó a corregir los vicios de los militares y a contenerlos para que no cometieran excesos y crueldades. Con el tiempo se retira del ejército y se dedica a la evangelización de pecadores y marineros en la región de Tuly. Siendo acogido por aquellas personas; se dedicó a ser padre de los pobres, amigo de todos, entre muchos otros apostolados a beneficio de las almas Se duerme en los brazos del Señor el 14 de abril de 1240. Es considerado un ejemplar pastor de almas. Ariel Castillo, ssp.

Liturgia de la Semana - 4ª Sem. del Salterio (Del 15 al 21 de Abril de 2013)

15 Lunes, Feria, III Semana de Pascua He 6,8-15; Sal 118; Jn 6,22-29. 16 Martes, Feria,III Semana de Pascua He 7,51-8,1; Sal 30; Jn 6,30-35. 17 Miércoles - Feria, III Semana de Pascua - He 8,1-8; Sal 65; Jn 6,35-40. 18 Jueves - Feria, III Semana de Pascua - He 8,26-40; Sal 65; Jn 6,44-51. 19 Viernes - Feria, III Semana de Pascua - He 9,1-20; Sal 116; Jn 6,52-59. 20 Sábado - Feria, III Semana de Pascua - He 9,31-42; Sal 115; Jn 6,6069. 21 Domingo IV de Pascua /C - He 13,14.43-52; Sal 99; Ap 7,9.14-17; Jn 10,27-30.- L.H.: 1ª Sem. del Salterio.


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