17 Rosarios
para contemplar el misterio de Cristo con los ojos y el coraz贸n de Mar铆a
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Benito D. Spoletini
17 Rosarios
para contemplar el misterio de Cristo con los ojos y el coraz贸n de Mar铆a
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Presentación
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al vez el rezo del Rosario no ha mantenido los niveles de otros tiempos, pero es indudable que su arraigo en la religiosidad popular sigue siendo grande. Hay grupos de oración que se reúnen casi exclusivamente para rezar el Rosario. En la iglesia es frecuente que se rece ante el Santísimo expuesto y se termine con la bendición eucarística. En los velatorios de difuntos católicos es normal participar con el rezo del Rosario. Tal vez haya perdido terreno el Rosario en familia: el trabajo, muchas veces lejos de casa, la omnipresente televisión, el cambio en las relaciones familiares, no son los únicos motivos, pero sí son determinantes. En cambio,
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Portada y diagramación: Adrián Rodríguez
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se ha ganado un espacio, en cierto sentido, inédito como el rezo del Rosario a través de la Radio, algo que un tiempo atrás habría sido impensable. Son muchas las iniciativas – y algunas de buena ley – en este campo. Nos alegramos de ello y este opúsculo quiere inscribirse en esta corriente mariana, pero no como una simple presencia más. Su finalidad es algo más ambiciosa – y el amor a nuestra Madre, así lo exige –: quiere ayudar a hacer realidad la insinuación del Santo Padre en su carta sobre el Rosario en el n. 29 y así llenar una laguna. Algo muy simple, pero urgente. Muchos recordarán por leídos, como la Virgen al pedir, la práctica de los primeros cinco sábados, urgió el cuarto de hora de meditación acerca de los misterios del Rosario: lo que sintéticamente se llamó: el cuarto de hora de meditación. Era una respuesta simple y efectiva a las ideologías anticristianas entonces imperantes, que habían envenenado toda la cultura del tiempo. La meditación de 6
los “misterio de la fe”, a través del Rosario, era un buen remedio a todo eso. No se trata de resucitar prácticas, sino de entender lo que Pablo VI tanto enseñó, y Juan Pablo II ha hecho suyo en la carta sobre el Rosario: esta oración mariana es eminentemente contemplativa, de no ser así, puede reducirse a una simple rezandera – una charlatanería, en palabra de Jesús -, que no lleva a ninguna parte. Este opúsculo quiere ser una modesta ayuda para hacer del Rosario el momento en que contemplamos a Cristo con la mirada de María; en que oramos los “misterios de Cristo” con el corazón de María; en que los vivenciamos y nos preparamos a comunicarlos a todos, con el entusiasmo con que lo haría María. ¿Una meta ambiciosa, verdad? Pero, ¿no hizo el Señor cosas grandes con su humilde sierva? Nosotros lo intentamos y los lectores nos ayudarán a ampliarlo mucho más, para que el Reino de Dios venga por María. P. Benito D. Spoletini, ssp 7
Las novedades aportadas al Rosario por Juan Pablo II
vida y razón de vida en bien de la Iglesia. Mientras tanto, la carta e Juan Pablo II, en el umbral del tercer milenio, no se ha contentado con resumir y repetir las enseñanzas del pasado, sino que, aun recogiendo lo mejor de la tradición de los papas de nuestro tiempo, ha tenido el coraje de innovar (“misterios de luz”), ha definido mejor el verdadero rostro contemplativo de esta práctica y, a la vez, ha delineado con claridad los alcances personales y misioneros de la misma.
Premisa. – Con la publicación de la carta apostólica Rosarium Virginis Mariae (2002), se han multiplicado las manifestaciones marianas acerca de esta práctica: libros, opúsculos, artículos, grupos de oración y otros. Pero ha habido también apresuraciones y omisiones que, en cierto sentido, nos proponemos colmar en provecho de una práctica secular que, bien asumida, es una ayuda poderosa para penetrar el misterio cristiano, hacerlo
Una oración contemplativa cristológica. – “El Rosario, dice el Papa, a partir de la experiencia de María, es una oración marcadamente contemplativa”; y hace suyas las palabras de Pablo VI, quien afirma: “Sin contemplación el Rosario es un cuerpo sin alma y su rezo corre el peligro de convertirse en mecánica repetición de fórmulas y de contradecir la advertencia de Jesús: “Cuando oren no sean charlatanes como los paganos que creen ser escuchados en virtud de su lo-
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Capítulo I
cuacidad” (Mt 6, 7). Por su naturaleza, el rezo del Rosario exige un ritmo tranquilo y un reflexivo remanso, que favorezca e quien ora la meditación de los misterios de la vida del Señor, y que se velen su insondable riqueza”. En síntesis, el Rosario es contemplar el misterio de Cristo con los ojos de María. Alcance personal y misionero. – También el Papa se ha preocupado de poner de relieve el aspecto de provecho personal del rezo del Rosario. Introduciendo los misterios de la luz, no sólo ha colmado, una laguna en la meditación de la vida de Jesús, sino que nos ha abierto a la meditación orante de todo el Evangelio, en el fondo de todo el misterio cristiano. Es un estímulo a orar el misterio de Cristo con el corazón, con los sentimientos de María. Y no para guardar sus riquezas celosamente para nosotros, sino para asimilarlas mejor, hacerlas vida y comunicarlas con eficacia a nuestros hermanos. Es la proyección misionera del Rosario. Si quisiéramos intentar 10
una síntesis podríamos decir que el Rosario es el misterio de Cristo contemplado con los ojos de María, orado y vivido con su corazón maternal, comunicado a la gente con su entusiasmo misionero. Así esta práctica dejará de ser vista por muchos como una “rezandera repetitiva” de fórmulas para transformarse en un manantial de gracias para las personas, las familias, la Iglesia y el mundo.
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Capítulo II
1) Recordar a Cristo con María. - Se trata del “recordar” bíblico: hacer memoria, con María, de los eventos salvíficos que Dios actualiza en la historia. “Penetrando de misterio en misterio, en la vida del Redentor, hace que cuanto él ha realizado y la Liturgia actualiza sea asimilado profundamente y forje la propia existencia” (n. 13).
Oración eminentemente contemplativa
2) Comprender a Cristo desde María. – Nadie como María, la maestra, la educadora de Jesús, puede ayudarnos a comprender no sólo las verdades que él nos ha revelado, sino a comprenderlo a él. “Recorrer con María las escenas del Rosario es como ir a la escuela de María para leer a Cristo, para penetrar sus secretos, para entender su mensaje”. Una escuela muy eficaz la de María, pues ella la ejerce con los abundantes dones del Espíritu Santo. Es, a la vez, maestra y modelo en la “peregrinación de la fe” (n. 14).
El “secreto” en cinco verbos: Recordar, comprender, configurarse, rogar y anunciar Un método sencillo para vivenciar la dimensión cristológica. – El mérito más relevante de la carta del Papa sobre el Rosario es su insistencia sobre la dimensión “contemplativa” y cristológica” del Rosario y nos indica en cinco verbos un método sencillo para realizarla. 12
3) Configurarse a Cristo con María. – Exigencia fundamental de la espiritualidad 13
cristiana es “el deber del discípulo de configurarse cada vez más con su Maestro”. Con “el recorrido espiritual del Rosario”, en compañía de María contemplamos incesantemente el rostro de Cristo y se crea así una asiduidad “amistosa” que “nos introduce de modo natural en la vida de Cristo y nos hace como “respirar” sus mismos sentimientos. Era lo que san Pablo les pedía a los cristianos de Filipos: “Tengan en ustedes los mismos sentimientos de Cristo” (2,5) (n. 15).
to, ella intercede por nosotros ante el Padre que la ha llenado de gracia y ante el hijo nacido de su seno, rogando con nosotros y por nosotros” (n. 16).
4) Rogar a Cristo con María. - Nos recuerda el Papa con el Catecismo de la Iglesia católica, que “la oración que Cristo y el Espíritu Santo hacen brotar en nuestro corazón, interviene María con su intercesión materna”. “En las bodas de Caná, el evangelio muestra precisamente la eficacia de la intercesión de María, que se hace portavoz ante Jesús de las necesidades humanas: No tienen vino” (Jn 2,3)”. Y añade: “En el Rosario, mientras suplicamos a María, templo del Espíritu San-
5) Anunciar a Cristo con María. – Es una conclusión lógica, pues “el Rosario, dice el Papa, es también un itinerario de anuncio y profundización”: la presentación del misterio de Cristo, contemplativa, repetida, profundizada, orante es una ayuda real “para modelar al cristiano según el corazón de Cristo”. Y en la celebración comunitaria –en parroquias y santuarios – constituye “una significativa oportunidad catequética” que va aprovechada. “De este modo la Virgen del Rosario continúa también su obra de anunciar a Cristo”. Y como en el pasado fue utilizado eficazmente en momentos difíciles para la Iglesia, hoy hay que utilizarlo ante los nuevos desafíos; pues, “pues conserva toda su fuerza y sigue siendo un recurso importante en el equipaje de todo buen evangelizador” (n. 17).
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Índice Presentación ...................................... 5 Capítulo I ........................................... 8 Capítulo II ........................................ 12
10. Rosario del amor misericordioso 11. Rosario misionero 12. Rosario de la gratuidad 13. Rosario de la conversión 14. Rosario para “ahora y en la hora de nuestra muerte” 15. Rosario del Divino Maestro 16. Rosario de la alegría 17. Rosario de la Paz
Capítulo III ...................................... 16
Letanías de la Virgen ........................... 84
Capítulo IV ....................................... 22
Capítulo VI ....................................... 88
Capítulo V ......................................... 29 1. Rosario de la fe o de san José 2. Rosario de sanación de los miedos 3. Rosario Eucarístico 4. Rosario del Espíritu Santo 5. Rosario de la liberación 6. Rosario de la Resurrección 7. Rosario de las vocaciones 8. Rosario de los enfermos 9. Rosario del perdón
Nota. – Después del enunciado del primer misterio del Rosario – ya sea de los misterios tradicionales como de los misterios de luz, y también de los nuevos esquemas que proponemos – se ha puesto una línea con los cinco verbos, sugeridos por el Papa, para hacer del Rosario una verdadera oración meditada y contemplativa con María: recordar, aprender, configurarse, rogar y anunciar. Se ha puesto para ayudar a tenerlos presentes y, gradualmente, asimilarlos y aplicarlos a cada misterio; y esto tanto en el rezo personal como en el comunitario.
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