Año XLVI - Domingo IV del Tiempo Ordinario /C - 3 de Febrero de 2013
¿CUÁL ES TU MISIÓN?
Remesa II - Nº 12
C
ontinuamos el camino misionero del domingo pasado. Jeremías, Isaías, Amós…, son profetas perseguidos, preludios cualificados de Aquel que viene en nombre del Señor; preanuncios maravillosos del que, en la plenitud de los tiempos, será Emmanuel, el Mesías salvador, la Palabra hecha carne. Jesús vive en plenitud esta dimensión profética. El Padre lo envía para que anuncie la Buena Noticia a los pobres, a los alejados; para que nadie se pierda. Su misión es el Reino del Padre: reino de justicia, de amor, de paz, de vida, de gracia y de salvación. Jesús siente el impulso del Espíritu al servicio de su misión y lo activa a pesar de que “ningún profeta es bien mirado en su tierra”. Él es consciente de que la tarea del Reino lo sumerge en el riesgo de la condena pública. Él intuye que, por defender la bondad de paganos o extranjeros como ¿No es éste el hijo de José? la viuda de Sarepta, será rechazado, ex(Lc 4,22). pulsado. Él sabe que su camino profético será subida pascual hacia Jerusalén desde el primer momento del anuncio y que no habrá vuelta de hoja. Sin embargo, ahí se define con la audacia de Dios. Y ahora, vengamos a nosotros. A ti y a mí. Todo cristiano encarna la misión profética de Jesús y juega un papel fundamental en la evangelización del pueblo. Cada lugar y tiempo ofrece una oportunidad cualificada para la misión. Tu presencia y la mía están consagradas y destinadas a secundar la obra de Jesús por el martirio del testimonio. ¿Cuál es tu misión? ¿Qué haces por la causa del Reino de Dios? ¿Cómo afrontas las dificultades que se te presentan en tu misión apostólica? Piénsalo. Discierne tu camino y compromete tu vida desde la fe y el amor. Asume el riesgo de tu disicipulado misionero, ahí donde vives el ahora actual de tu presencia. Antonio Gracia, pasionista Señor, tú eres mi esperanza (Sal 70)