Año XLVI - Domingo II de Pascua /C - 7 de Abril de 2013
Remesa III - Nº 21
¡S
SIEMBRA VIDA EN EL SEÑOR
ueña y vive! La Resurrección es el amanecer del Sol. El Resucitado abre el camino de la nueva vida y encauza el proyecto hacia el reino soñado; hacia la patria definitiva. Cristo es la nueva creación del hombre en la historia. El Jesús glorioso reafirma su palabra a la humanidad. Con el envío de los suyos, recrea su historia; se envía a sí mismo y se encarna en su misión: Reciban mi Espíritu. Perpetúen mi evangelio. Amen, perdonen, alumbren, sean signo del Reino de Dios en la tierra. Y no olviden mi última bienaventuranza: “Ustedes creen porque me han visto; felices los que crean en mí sin haberme visto”. No cabe duda. La Pascua del Señor resucitado es y debe ser un signo de vida, de esperanza y de amor. La palabra y el signo de los creyentes deben configurar la presencia salvadora del Jesús. La Pascua no es sólo el recuerdo de un acontecimiento, sino la explosión de una nueva humanidad en Cristo “Les dijo Jesús: “La paz esté con resucitado. ustedes. Como el Padre me ha Más aún. Los signos y prodigios no preten- enviado, así también los envío yo” (Jn 20,21). den levantar monumentos a los testigos, sino revelar la obra del Reino del Padre. El Cristo viviente se abre paso en comunidades de justicia, de amor, de solidaridad. En el Resucitado no caben signos de muerte. La Pascua de la Iglesia es hacer de este mundo, un pueblo lleno de vida humana y rebosante de Dios. ¿Qué experiencia tienes de Cristo resucitado? ¿Qué signos de vida indican que Cristo resucitado se revela en ti? Hoy es Pascua para ti. Hoy Cristo sopla sobre ti y te regala su Espíritu. Feliz porque has creído. Siembra vida en el Señor y harás creíble su Resurrección. Esa es la nueva y la eterna evangelización. Antonio Gracia, pasionista Fiesta de la Divina Misericordia