Al rededor de la mesa

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Antonio Gracia, pasionista

Alrededor de la Mesa La EucaristĂ­a de la Comunidad Religiosa


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I. Prólogo

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Alrededor de tu mesa, venimos a recordar, que tu palabra es camino, tu cuerpo fraternidad.

Esta palabra previa

pretende sólo explicar el por qué de la publicación. Con ocasión del Jubileo del año dos mil, escribí el libro Eucaristía, banquete de amor y vida y redacté un esquema de Ejercicios Espirituales con el tema: La Eucaristía de la Comunidad Religiosa (CR). Durante varios años lo he compartido con distintas comunidades. Hoy comparto los Ejercicios en diálogo fraterno y lo transcribo como un nuevo libro de reflexión con el título: Alrededor de la Mesa y con el subtítulo: La Eucaristía de la Comunidad Religiosa. Alrededor de la Mesa Por lo tanto, en este libro de corte familiar, centro mi coloquio en la Comunidad Religiosa, reunida en familia Alrededor de la Mesa. 5


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Ser fraternidad consagrada es buena gracia del Señor. La CR, en su respuesta a la llamada, es buena gracia del Señor para sí misma, para la Congregación, para la Iglesia local donde vive. La fraternidad es Eucaristía celebrada al ritmo de la vida. Más aún. Celebrar la vida como Eucaristía, es lograr la cumbre de la consagración. La fraternidad, manuscrita con el día a día del sencillo quehacer, define la expresión cultual definitiva, su vida. En esa laboriosidad del estudio y de la acción, del silencio y del trabajo, de la Liturgia y del compartir en recreación, la comunidad celebra el rito pausado de su consagración al Señor.

nifica el misterio pascual de Cristo y la comunión más profunda y radical con el Señor. Ayudar a disfrutar de la Eucaristía de la CR, concelebrada Alrededor de la Mesa, con amor, con alegría, con esperanza. En la reflexión no hay dialéctica enrevesada, ni definiciones apodícticas. No hay historia cualificada de la VC en la Iglesia. Hay sencillamente un coloquio humano; o si prefieres, un compartir que busca con espontaneidad el rostro del Señor y lo expresa vivencialmente, con expresiones nacidas del corazón y con palabras indicativas de una inquietud interior. Por darle un matiz coloquial, -de un yo a un tú- se entrecruzan expresiones, modos de sentir y de vivir la fraternidad bajo sus múltiples aspectos: humanos, sociales, espirituales.

¿Cuál es la pretensión del libro? El eje de este compartir Alrededor de la Mesa es la Eucaristía existencial, iluminada por la Eucaristía cultual del templo. Sencillamente pretendo: Presentar a la Comunidad Religiosa como Eucaristía concelebrada. Advertir que la comunidad, en sí, es eucaristía: eulogía de la Trinidad y acción de gracias por Cristo al Padre en el Espíritu. Despertar la conciencia de que la Comunidad Religiosa con su vida conmemora, celebra y sig6

Itinerario Para exponer la vida como Eucaristía sigo el itinerario del ritual de la Misa, transcrito así: Pasos previos: Diálogo inicial explicativo. La casa de la comunidad. La cruz procesional. Como incienso en tu presencia. Los silencios sagrados. Rito de entrada: Monición de entrada. Canto procesional. Invocación a la Trinidad. Saludo 7


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de bienvenida. Perdón o actitud penitencial de la vida. Gloria. Oración personal y comunitaria. Liturgia de la Palabra: Proclamación de la Palabra. Homilía. El Credo. Oración de los fieles. Liturgia del misterio: La comunidad, ofrenda para Dios y para el pueblo. La comunidad, prefacio de acción de gracias. La comunidad, memorial de la Pascua del Señor. La comunidad, epíclesis del Espíritu. La comunidad, doxología para Dios. Rito de la Comunión: La oración del Padre Nuestro. La paz. La fracción del pan. La comunidad y la comunión. La comunidad y el sentido de fiesta, de banquete y de buena gracia. Conclusión: Ite, missa est. El envío. Ciertamente, en algún momento, estuve a punto de suprimir los Pasos previos y algunos otros puntos del Padre Nuestro y de la Comunión. Pero al fin decidí dejarlos. Creo que aportan luz a La Eucaristía de la Comunidad Religiosa.

porque como dice el adagio, “las cosas buenas repetidas, ayudan”. La diferencia estará, sencillamente, en la expresión. Pues este libro está escrito como un coloquio o un compartir y eso diversifica un tanto la exposición.

Roce real Ciertamente este esquema repite algunos capítulos y algunas líneas del libro El Sacramento de la Vida Consagrada. Lo considero normal y de buen apoyo. No me asusta que algunas frases y algunos capítulos, se reimpriman. Y en parte me alegro, 8

Modo de discurrir Como acabo de afirmar, el modo de discurrir Alrededor de la Mesa es el de un compartir. Estoy convencido de que al proclamar los temas en forma de comunicación verbal directa, se recrean las frases, se actualizan los pensamientos y se expresan con mayor naturalidad los sentimientos. Alrededor de la Mesa se configura, pues, como un coloquio. Así la palabra pronunciada resulta más cercana que la palabra escrita. Las preguntas posteriores y finales de cada capítulo –para seguir la reflexión– sólo pretenden prolongar el tema, bien sea a manera de reflexión personal, bien sea de manera comunitaria. Con esa misma intención se proponen lo textos bíblicos. Su lectura y su desciframiento interior son fundamentales para profundizar el paso. La utilización de algunos cantos sólo pretende caldear el ambiente con las letras que el pueblo de Dios canta en las Eucaristías. 9


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Cinco puntos iluminan fijamente nuestro diálogo: -Introducción -Iluminación Litúrgica -Personalización -Para seguir la reflexión -Textos bíblicos. Día de desierto Después de haber compartido el rito completo de cada paso de la Eucaristía recojo las preguntas de los capítulos ya meditados para un Día de desierto. El Día de desierto está pensado como un retiro especial, con la finalidad de recapitular, en discernimiento, el itinerario transcurrido. El Día de desierto asomó como una luz de ocaso, cuando el libro ya estaba concluido y revisado, pero lo consideré oportuno para reafirmar la reflexión sobre el rito y decidí incluirlo.

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pan nuestro de cada día sentados Alrededor de la Mesa. Como decía el canto de entrada al Prólogo: Alrededor de tu mesa, venimos a recordar, que tu palabra es camino, tu cuerpo fraternidad. Que tu palabra es camino, tu cuerpo fraternidad. He sufrido momentos de impase ante su publicación. Pero al fin decidí “remar mar adentro”. Las vacilaciones en palabras y conceptos, ayudarán para que resuene con más claridad la melodía central: La comunidad celebra la vida, Alrededor de la Mesa, como una eucaristía familiar. Si en el diálogo no hay diferencia de estilo en la participación, es porque, al fin y al cabo, un servidor es quien maneja el estilo de conversación. Entremos.

Mi deseo Mantengo el mismo deseo que tuve cuando escribí El Sacramento de la Vida Consagrada: ofrecer, entre tantos libros maravillosos y bien documentados sobre la Vida Consagrada, unas páginas sencillas de encuentro fraterno y reflexivo. Con la transparencia con que, en familia, compartimos el 10

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II. Reflexiones previas

En estas reflexiones previas analizo varios puntos interesantes. Son como un pequeño aperitivo. Los he separado del Rito de Entrada para ofrecerlos con un sentido global que considero positivo y aleccionador. Cada paso nos ofrece la oportunidad de un compartir, Alrededor de la Mesa, un detalle no sólo interesante sino, en cierto aspecto, necesario y fundamental. Tengamos memoria de que la Eucaristía de la vida se construye a base de detalles. Las reflexiones previas son como un segundo prólogo introductivo y diversificado. Acéptalas así y verás la importancia que tienen.

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1. Diálogo inicial Título, pretensión, itinerario, 2. El templo de la celebración La casa de la comunidad 3. La cruz procesional La cruz en la eucaristía de la vida 4. El incienso Como incienso en tu presencia 5. Los silencios en la celebración El valor del silencio en la comunidad religiosa Día de desierto

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1. Diálogo inicial… Título, pretensión, itinerario

Quédate con nosotros que la tarde está cayendo y sin ti a nuestro lado nada hay justo, nada hay bueno.

Pero Marta, que estaba atareada con sus muchos quehaceres, se acercó a Jesús y le dijo: ‘Señor, ¿no te preocupa nada que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude’. Pero Jesús le contestó: ‘Marta, Marta, estás preocupada y te inquietas por muchas cosas, pero sólo una cosa es necesaria. María ha escogido la mejor parte, y nadie se la va a quitar’ (Lc 10, 38-42). Personalización

Introducción *Este diálogo inicial transcurre como autopresentación o como explicación introductoria. No hay iluminación litúrgica aunque así la denominemos. Transcribimos sencillamente el texto bíblico de la visita de Jesús a casa de Marta y de María. La Palabra pretende sencillamente concentrarnos Alrededor de la Mesa, con Aquel que cada día comparte con nosotros el Pan. Iluminación litúrgica *Jesús siguió su camino y llegó a una aldea, donde una mujer llamada Marta lo hospedó. Marta tenía una hermana llamada María, la cual se sentó a los pies de Jesús para escuchar lo que él decía. 14

*Comienzo yo con la presentación. La lectura nos sitúa Alrededor de la Mesa. Somos seis personas quienes componemos esta pequeña comunidad dialogante. Tres religiosas y tres religiosos. Por eso verás que de cuando en cuando el locutor se expresa en masculino o en femenino. En cada asterisco (*) se esconde una persona, anónima, pero real. Nuestro deseo y decisión es dialogar sobre el tema La Eucaristía de la Comunidad Religiosa bajo el título Alrededor de la Mesa. A la medida en que vayamos adelantando verás que intentamos, con toda sinceridad, compartir pensamientos, sentimientos, proyectos y experiencias. Todo con suma espontaneidad. Queremos que quede muy claro y bien asentado, que lo que exteriorizamos es sencillamente un sentir. No es un teologizar 15


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o un filosofar sobre la VC. Hemos decidido compartir la vida. *Sabemos que cada uno de nosotros somos muy personales y libres en la expresión. La realidad de ser hombres y mujeres quienes formamos este pequeño grupo de reflexión espiritual, aporta una riqueza extraordinaria a nuestro dialogar. Jesús se multiplica en la presencia de cada una y de cada uno de nosotros y revela su memoria con la sensibilidad propia del comunicante. Entre todos y todas renovamos la fracción del pan de Jesús. En la conversación cada participante arriesga su interioridad en la entrega de sus sentimientos. Como dice la canción: Amar es entregarse - olvidándose de sí; Buscando lo que al otro - pueda hacer feliz. Y no tanto buscando lo que al otro pueda hacer feliz, sino buscando abrirnos con confianza para enriquecernos con la mutua exposición. Cada presencia es un don del Espíritu para la edificación de la comunidad.

para el diálogo y para la vida, como pienso que sucede a veces en nuestras comunidades. El reparo y el miedo a decirse, encarcelan y reprimen la vida. Y es triste que la corriente de agua viva quede escondida y soterrada, cuando pudiera hacer florecer tantos espacios. Por eso desde este diálogo inicial explicativo pretendemos crear un clima de amistad imprescindible en el compartir. Y hemos decidido, en oración, sentirnos hermanos de verdad desde nuestra propia identidad. Así el liturgo que se sienta liturgo; el poeta, que nos ilumine como poeta; el teólogo, que nos exprese cómo vive la teología de la CR; el psicólogo, que nos exteriorice su modo de percibir y de sentir la VC Alrededor de la Mesa y el amante de la música, que de cuando en cuando nos invite a cantar.

*Sabemos que es muy importante para nosotras y nosotros, revelarnos con apertura y transparencia en cada paso de la reflexión. En eso estamos claros. Por eso, en ningún momento tendremos miedo a decir nuestra propia palabra, porque palabra callada por miedo, es un amago de muerte 16

*Creo que también es fundamental declarar que aquí no venimos a juzgar, ni a dogmatizar, ni a definir. Más aún*-. Esta experiencia no es una reunión de formadores, que intentan trazar objetivos y metas para aspirantados, postulantados o juniorados. Ni es un capítulo provincial o general que pretenden revisar las constituciones y actualizar sus últimos documentos. Ni busca tampoco cómo contextualizar la reestructuración ahora y aquí. 17


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Estas reflexiones son un Retiro meditado personalmente y dialogado en comunidad. Si hemos decidido escribirlo y luego publicarlo, es para ofrecer a otras comunidades nuestra experiencia. No tiene, por lo tanto, la finalidad de ser un documento teológico, sino un diálogo vivencial de lo que somos y vivimos como Eucaristía del Señor. “Alrededor de la Mesa”, queremos ser, humildemente, un pequeño evangelio de amor. Y desde ya hacemos nuestra la canción: “Alrededor de tu mesa- venimos a recordar, que tu palabra es vida- tu cuerpo fraternidad”.

quienes hoy comenzamos a compartir Alrededor de la Mesa y entre las manos de quienes, el día de mañana, puedan leer mis expresiones. En ello me siento muy feliz. Más aún. Me siento Samaritana que busca el pozo del agua y al encontrarme con el pozo comunitario que no esperaba, concluyo diciendo: “Denme de beber”. Doy gracias a Dios por esta oportunidad. Mejor dicho: Por este paso de Dios por mi vida.

*Ciertamente la profundidad de nuestro compartir nunca quedará del todo reflejada en las palabras que escribimos, porque en la trascripción no se oye la voz de nadie, ni se ve la expresión del rostro de cada integrante de la comunidad, ni se palpa el hálito divino que transcurre a través de la vivencia interior exteriorizada. En el diálogo convivimos mucho más de lo que trascribimos. Pero esa realidad, en vez de impedir nuestra sinceridad, la favorece sensiblemente. Nuestra pretensión está en no maquillarnos para ser vistas, ni para ser fotografiadas. Hablamos para ser expuestas y expuestos. Y en mi exposición personal, pretendo dejar mi vida al desnudo entre las manos de 18

*En conclusión: Confesamos que nuestra reflexión sólo pretende ser memoria de la casa de Marta, de María y de Lázaro; o si se prefiere, ser un breve evangelio de la Cena del Señor, revelado en clima de conversación, de canto, de oración y de homilía. Y como ya se dijo en el Prólogo, los pasos del rito de la Eucaristía encaminarán nuestro encuentro. Concluyamos esta introducción con el himno -canto pascual de vísperas: ¡Quédate con nosotros, la tarde está cayendo! ¡Quédate! ¿Cómo te encontraremos al declinar el día, si tu camino no es nuestro camino? Detente con nosotros; la mesa está servida, caliente el pan y envejecido el vino. 19


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¿Cómo sabremos que eres un hombre entre los hombres, si no compartes nuestra mesa humilde? Repártenos tu cuerpo y el gozo irá alejando la oscuridad que pesa sobre el hombre. Vimos romper el día sobre tu hermoso rostro, y al sol abrirse paso por tu frente. que el viento de la noche no apague el fuego vivo que nos dejó tu paso en la mañana. Arroja en nuestras manos, tendidas en tu busca, las ascuas encendidas del Espíritu; y limpia en lo más hondo del corazón del hombre, tu imagen empañada por la culpa. Para seguir la reflexión: ¿Con qué ánimo decides entrar en este compartir? ¿Qué ilusión te atrae? ¿Tienes, de verdad, sed de Dios? ¿Estás dispuesto a dejarte llenar del agua de la vida? ¿Decides compartir con toda libertad? ¿Estás dispuesto-a a celebrar tu vida Alrededor de la Mesa con tus hermanos y hermanas de comunidad? ¿Qué te mueve a ello? Textos bíblicos: Jn 4. 20

2. El templo de la celebración La casa de la comunidad

¡Qué alegría cuando me dijeron vamos a la casa del Señor. Ya están pisando nuestros pies tus umbrales Jerusalén!

Introducción *Tal vez esta reflexión sobre la casa de la comunidad, hubiera podido ser una página previa al diálogo inicial explicativo, pero hemos decidido dejarla aquí, para no multiplicar introducciones. Con esta decisión enfatizamos como primer punto, la casa. El templo. El lugar de la reunión para celebrar la Eucaristía. Dentro de la casa que nosotros mismos construimos como piedras vivas (1Pe 2,5), es donde vamos a vivir la experiencia Alrededor de la Mesa. Iluminación litúrgica *Nosotros sabemos la importancia que tuvo en Israel la Tienda, el Templo. Era el lugar privilegia21


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do para el encuentro, para el culto, para el sacrificio. Era un pecado serio profanar el templo, un sacrilegio. Igualmente conocemos la historia del templo en la Iglesia y cómo, poco a poco, la comunidad cristiana resalta la importancia de los templos para el culto. De tal manera que desde tiempos remotos, la Iglesia afirma, con toda sencillez, que los templos son lugares sagrados y consagrados; dedicados para el encuentro con el Señor, para la celebración del culto, para la reunión de la Comunidad... Pero aquí no pretendemos demostrar la historia de esos templos. Pretendemos humildemente decir que el templo de nuestro culto es la casa de la comunidad. Y para darle este sentido nos acogemos sencillamente a la palabra de Pablo que dice a la Iglesia de Corinto: “¿No saben ustedes que son templo de Dios?” (1Co 3, 16). Los que edificamos la casa, resulta ser que nos reunimos en su interior para celebrar la vida en nombre del Señor. Ahí centramos nuestra reflexión.

de Dios, templo de su gloria, lugar de adoración y de misión. Lugar propio de la celebración de la Eucaristía. Es la tienda de nuestro encuentro y de nuestra celebración. La comunidad, como casa de Dios, es morada de su propiedad y de su presencia. La Comunidad no es propiedad de sí misma, sino de Dios. Él es el dueño. Él es el centro. Él es el adorado. En cada una de nuestras casas debiera haber un letrero que dijera: Comunidad del Señor. Nosotras-os no somos los residentes. El Residente es Dios. Nosotras-os no somos los moradores. El Morador es Él. Nosotras-os apenas somos las piedras vivas de la construcción (1Pe 2, 5). Y Cristo es la piedra angular (Ef 2, 20).

Personalización *Según esta palabra de Pablo, yo me siento muy feliz en afirmar que la Comunidad es casa 22

*Coincido contigo en lo que acabas de citar y así lo creo en mi corazón. No tenemos otra piedra: Jesús, el Señor, es nuestra piedra angular. Nuestro fundamento. Inventar otras piedras fundamentales de apoyo, es poner los cimientos sobre arena movediza. Es muy importante este convencimiento para analizar en quién apoyamos nuestra vida; de quién recibimos la consistencia de nuestros criterios y de nuestro comportamiento. “Saber de quién nos fiamos” (2Ti 1,12). Qué bien nos viene releer para nuestra reflexión este pequeño párrafo del evangelio: “Todo el que 23


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viene a mí y escucha mis palabras y las pone en práctica es semejante a un hombre que, al edificar su casa, cava profundamente y pone los cimientos sobre roca. Al sobrevenir una inundación, rompe el torrente contra aquella casa, pero no puede destruirla por estar bien edificada. Pero el que oye mi palabra y no la pone en práctica, es semejante a un hombre insensato que edifica su casa sobre arena, sin cimientos, contra la que irrumpe el torrente y al instante se desploma y se cae. Y la ruina es grande” (Lc 6, 47-49; Mt 7, 24-27).

tintas canteras. Pero todos-as, piedras en manos del mismo arquitecto: El Espíritu. *Unas venimos del arroyo; otras, del monte. Unas venimos de canteras comunes; otras, de canteras de mármol. Pero al final: todas piedras vivas en manos del mismo constructor.

*Por otra parte, si Cristo es la piedra angular de la edificación de la casa, es interesante pensar que cada miembro de la comunidad es una pequeña piedrecilla de su construcción. Pequeña piedra viva y singular. Piedra humildemente hermana de las otras piedrecillas vivas que se apoyan en Él. Piedrecillas que las manos misteriosas del Espíritu labran y pulen con esmero particular, para que se adapten con amor al lugar que ocupan. Y es que en la formación de la comunidad, nadie ni nada es casual. Todo y todos somos providencia. El uno junto al otro, pegado con cemento de amor, apoya el desarrollo de la edificación. Y todos por igual. Nadie es más, ni nadie es menos. Todos diferentes, todos singulares. Piedras de dis24

*Realmente me impacta este punto de entrada, porque hay que ver con qué paciencia y sabiduría el Espíritu nos labra particularmente; con qué atención tan individualizada y con qué amor tan personalizado. Siendo cada uno cultural y emocionalmente tan diversos y a veces tan dispares, con qué destreza nos edifica. Y disculpen la insistencia. De verdad me quedo asombrada contemplando esta obra del Espíritu, no sólo por lo que hace en mi propia casa, sino en tantos miles de pequeñas casas, diseminadas por toda la tierra. ¡Cuántas comunidades por toda la tierra! ¡Qué diversidad de templos! ¡Bendito sea Dios! *… Sin pensarlo hemos hecho un silencio reposado. Y a partir de ese silencio improvisado y maravilloso, siento una fuerza especial para expresar y resaltar lo siguiente: los miembros de la comunidad no sólo formamos la casa, sino que hacemos de su interior un espacio de culto y de ofrenda al 25


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Señor. Cuanto en ella acontece es liturgia: oración, trabajo, estudio, silencio, recreación. En esa liturgia de cada día se acrisola nuestro ser y se define y se fragua nuestra misión. En su interior cada una de nosotras o de nosotros se personifica en el Señor. Por eso reitero lo que antes se afirmaba: nuestra casa es sagrada. Y por lo mismo no puede ser profanada con ritos que distorsionen la misión o la consagración. Y esto requiere discernimiento. Sobre el altar de la vida normal, cada religiosa-o se ofrece y se consagra como hostia agradable al Padre (Rm 12,1). En la interioridad del templo se revela el sacramento de Cristo.

La comunidad es templo vivo del Dios vivo. Ahí no hay nada muerto. *Ahora resuena con más insistencia en mi corazón la palabra de Pablo que antes citábamos: “¿No saben que ustedes son santuario de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes? Si alguno destruye el santuario de Dios, Dios lo destruirá a él porque el santuario de Dios es sagrado y ustedes son ese santuario” (1Co 3, 16-17). Y en otra carta escucho a Pablo comunicarnos: “Ustedes no son extraños ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y familiares de Dios, edificados sobre los cimientos de los apóstoles y profetas, siendo la piedra angular Cristo mismo, en quien toda edificación bien trabada se eleva hasta formar un templo santo en el Señor, en quien también ustedes están siendo edificados, hasta ser morada de Dios en el Espíritu” (Ef 2, 19-22).

*Esto me grita con fuerza que la casa en sí merece mucha atención. El que mora en la casa merece el máximo cuidado interior: limpieza de corazón, de mente y de vida. Con frecuencia observo en las casas de Ejercicios cómo cuidan las hermanas religiosas la capilla: el suelo, las paredes, los bancos, los manteles, los corporales, la patena, el cáliz, el copón, el sagrario,... Y eso que todos esos elementos son componentes muertos. No sienten. No cantan. No aplauden. No sufren. No aman. En cambio la comunidad es el templo vivo. Entonces ¿cómo debemos cuidar nuestra casa, el espacio interior de nuestra comunidad?… 26

*Concluyo. A la luz de la palabra de Pablo se me ocurren de repente dos pensamientos finales, aunque ya resulten sobreabundantes: -Primero. Debemos cuidar el interior del templo. La suciedad empobrece el interior del templo material del culto. Un templo descuidado da tristeza. La suciedad nunca invita a la celebración. Hay cosas que empolvan y ensucian la casa de 27


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la Comunidad. Hay situaciones que no permiten estar a gusto celebrando dentro el culto de la consagración. Algunas realidades crean malestar. Por eso, el culto adolece de alegría, de sinceridad, de sentido radical en la ofrenda. La voz pierde el tono en la alabanza. El don parece mezquino... Y segundo. Hay que vigilar la integridad y los adornos del templo. Algunos hechos revelan que las paredes están agrietadas, las lámparas sin bombillos y el altar, sin manteles... Hay realidades comunitarias que ponen a riesgo el sostenimiento y el mantenimiento de la casa. Es muy importante que miremos cómo está nuestra comunidad por dentro, porque queremos, Alrededor de la Mesa, celebrar con alegría la eucaristía de nuestra vida. Esto nos debiera llevar a un silencio de examen posterior.

¿En qué puedes ayudar en la re-edificación de tu comunidad? ¿Qué te pide el Señor a favor de tu comunidad? Textos bíblicos: Col 1,15-20; 3, 1-17; 1Pe 1

Para seguir la reflexión ¿Qué sentimientos te suscita esta reflexión? ¿Cómo vivir la experiencia de ser piedra viva en manos del Espíritu? ¿Qué resistencias le puedes ofrecer en orden a tu reordenación interior? ¿Sientes que tu comunidad es para ti casa de adoración, de alabanza? ¿Observas alguna cosa que deteriora tu comunidad como casa de Dios? 28

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Índice

I. PRÓLOGO II. REFLEXIONES PREVIAS 1. Diálogo inicial… Título, pretensión, itinerario 2. El templo de la celebración La casa de la comunidad 3. La cruz procesional La cruz en la eucaristía de la vida 4. El incienso Como incienso en tu presencia 5. Los silencios en la celebración El valor del silencio en la comunidad religiosa Día de desierto III. RITO DE ENTRADA 6. Monición de entrada Vivir la vida con advertencia 7 Canto procesional La comunidad, peregrina hacia el Señor 8. Invocación a la Trinidad Experiencia de Dios en la vida consagrada 9. Saludo de bienvenida La comunidad, encuentro de hermanos y hermanas 10. Yo confieso La comunidad, lugar de perdón, reconciliación y conversión

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11. Gloria La vida consagrada, don de alabanza en la Iglesia 12. Oración colecta La comunidad, espacio de oración Día de desierto IV. LITURGIA DE LA PALABRA 13. Proclamación de la Palabra La Palabra en la Eucaristía de la comunidad religiosa 14. La homilía El coloquio espiritual en torno a la Palabra 15. El credo La profesión de fe en la vida consagrada 16. Oración de los fieles El sacerdocio intercesor en la comunidad religiosa Día de desierto V. LITURGIA DEL MISTERIO 17. Ofertorio La comunidad, ofrenda para el Señor 18. Prefacio La comunidad, prefacio de aclamación al Señor 19. Epíclesis del Espíritu Santo La comunidad, don-presencia –y acción del Espíritu 20. Consagración La comunidad, memorial de la pascua del Señor 21. Doxología La comunidad, doxología para el Señor Día de desierto

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VI. COMUNIÓN 22. Padre Nuestro El plan de Dios para la comunidad religiosa 23. Danos hoy el pan de cada día Providencia, trabajo y compromiso en la casa 24. No nos dejes caer en tentación Atención al Maligno en la comunidad 25. La paz La comunión fraterna 26. La fracción del pan Partirse y repartirse en el amor 27. La Comunión La vida consagrada, comunión con Cristo y con los hermanos 28. Comunión, banquete pascual La comunidad celebra la vida como fiesta pascual 29. Comunión, sacramento de buena gracia Comunidad en comunión, sacramento de buena gracia 30. La Poscomunión Acción de gracias en silencio interior Día de desierto

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VII. RITO DE CONCLUSIÓN 31. Ite, Missa est La comunidad, lugar de envío

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