Despierta y Levantate

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COMUNIDAD CARISMÁTICA CATÓLICA “LOS SAMARITANOS”

Despierta y levántate ¡Soluciona tus problemas!


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Introducción …Ya es hora de despertar. La noche va muy avanzada y está cerca el día: dejemos, pues, las obras propias de la oscuridad y revistámonos de una coraza de luz… Más bien revístanse del Señor Jesucristo, y no se dejen arrastrar por la carne para satisfacer sus deseos (Cfr. Rom 13, 11-14).

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ios nos ama con un Amor que no es de este mundo, somos obra de sus manos y él todo lo dirige para nuestro bien y salvación. Sus planes son de paz y quiere siempre lo mejor para nosotros, él desea que nos acerquemos y le entreguemos todo, especialmente cuando vivimos situaciones difíciles y graves. Dios siempre está con nosotros y nunca nos abandona. Dios envió a su hijo Jesucristo para liberarnos de toda opresión, para llevarnos al Padre. Abra-

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mos todos los portones de nuestros corazones a él y supliquémosle que nos coloque en el corazón de la virgen María, en el sagrado corazón de Jesús y nos lleve e introduzca también en el corazón del Padre celestial que están llenos de Amor por nosotros y que por medio del Espíritu Santo sondee lo que hay en nuestro interior y nos sane y llene. Digamos con el Salmo 23: Portones, alcen los dinteles, levanten, puertas antiguas; va a entrar el Rey de la Gloria.

Vivamos con la fe puesta en Dios y en medio de las pruebas de la vida no nos cansemos de alabarle porque nuestro Rey de gloria nos da victoria tras victoria, y sigue con sus favores a sus ungidos, a David y a su descendencia para siempre. En la alabanza ofrecida a Dios con todo nuestro ser, se rompen muchas cadenas y somos liberados de lo que nos oprime.

Reciban gracia y bendición a través de este libro: Despierta y levántate, ¡Soluciona tus problemas! 4


Introducción

Que el Señor te responda en el día aciago y te proteja el Nombre del Dios de Jacob. Que del Santuario te envíe socorro y desde Sión te venga su auxilio. Que se acuerde de todas tus ofrendas y reciba con agrado tu holocausto. Que te conceda según tus deseos y lleve a buen fin todos tus proyectos. Que podamos celebrar tu victoria y enarbolar el nombre de nuestro Dios. ¡Que el Señor atienda todas tus peticiones! (Sal 20, 2-6). P. Vicente Mancini

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Parte 1 Encuentro con Dios El corazón es nuestro centro escondido, ina‑ prensible, ni por nuestra razón ni por la de nadie; sólo el Espíritu de Dios puede sondearlo y conocerlo. Es el lugar de la decisión, en lo más profundo de nuestras tendencias psíquicas. Es el lugar de la verdad, allí donde elegimos entre la vida y la muerte. Es el lugar del encuentro, ya que a imagen de Dios, vivimos en relación: es el lugar de la Alianza (Catecismo de la Iglesia Católica, No. 2563).

En la Biblia encontramos: Ésta es la alianza que yo pactaré con Israel en los días que están por llegar, dice Yavé: pondré mi Ley en su interior, la escribiré en sus corazones, y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo (Jer 31, 33). Dios nos dice: “Dichosos los que cumplen la palabra del Señor con un corazón bueno y sincero, y perseveran hasta dar fruto” (Cfr. Lc 8, 15). 6


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En la Santísima virgen María encontramos un modelo perfecto de unión íntima con Dios y de una total conformidad con la voluntad de él. Desde el inicio de su existencia, la virgen María estuvo llena de gracia, Dios siempre estuvo presente en su vida y su fe fue firme aún en los momentos más duros y difíciles que tuvo que confrontar.

Respondamos ahora a Dios sinceramente estas preguntas: ¿Estamos cumpliendo con lo que dice la palabra de Dios? Lamentablemente fallamos a diario. ¿Es nuestro corazón bueno y sincero con Dios, con los demás y con nosotros mismos? También aquí debemos reconocer que también fallamos a diario. ¿Qué clase de frutos estamos entonces dando? Si nos revisamos, debemos también darnos cuenta que no todos los frutos son agradables a Dios, y que dejan a veces mucho que desear. Si encontramos fallos en nuestro corazón, debemos concluir que necesitamos hacer cambios radicales, que hay muchas heridas que nos mantienen en cautiverio y por lo tanto, hemos de buscar ayuda porque nuestro corazón necesita de sanación interior para sanar esas heridas del pasado. 7


En su palabra Dios nos dice: El corazón es lo más complejo, y es perverso: ¿Quién puede conocerlo? Yo, Yavé, yo escudriño el corazón y sondeo las entrañas; yo doy a cada cual según su conducta y según el fruto de sus obras (Jer 16, 9-10).

Jesús puede ir a nuestro pasado para sanar y liberar las causas de nuestras dolencias emocionales ocurridas en las diferentes etapas de nuestra vida: infancia, adolescencia, edad adulta y ancianidad. Si no recibimos sanación en estas áreas de nuestro ser, los problemas que venimos arrastrando del pasado, los cuales confrontamos hoy, continuarán afectándonos en el futuro. Jesús puede sanar las heridas recibidas a lo largo de la vida que están alojadas en la mente (consciente, subconsciente e inconsciente) y también puede sanar las heridas de nuestro corazón herido que están afectando nuestra salud física y emocional. Nuestras heridas debemos verlas como una oportunidad para acercarnos a Dios en fe y en amor.

El reino de Dios es un reino de amor. Dios demostró su amor hacia nosotros al enviar a su Hijo

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(Rom 5,8). Nuestra vida cristiana debe ser reflejo del Amor de Dios que viene de nuestro interior, porque somos templos del Espíritu Santo.

Satanás odia el amor y se opone a Dios que es Amor. Él quiere destruir el amor porque no puede obrar en medio de un ambiente de amor, ya que es contrario a su naturaleza. No demos oportunidades al demonio de oprimirnos. Vivamos con valentía el Amor de Dios.

El amor impide a Satanás tocar nuestras relaciones. Dios nos invita a todos los cristianos a amarnos unos a otros porque el amor derrota a las tinieblas, pero toda acción contraria al amor abre las puertas para que el enemigo realice sus obras destructivas. Amemos a Dios de corazón, y con el Santo Cura de Ars preguntémonos: “Si no amamos al Corazón de Jesús, ¿qué amaremos, pues? ¡No hay más que amor en este corazón! ¿Cómo no amar lo que es tan amable?”. Diariamente somos heridos, y diariamente deberíamos pedirle a Dios por medio de Jesu-

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cristo y su santo sacrificio que nos despierte y nos levante para caminar sanos y libres por la vida. Jesucristo, médico de médicos y Señor de señores se apena al vernos infelices, además él tiene el poder para sanarnos, restaurarnos y salvarnos. El sólo nos pide que tengamos fe y que con confianza nos acerquemos. Todo es posible para el que cree. Y nada es imposible para nuestro Dios vivo y único. Pero hemos de cambiar actitudes y no abandonarnos a nuestros instintos perversos, porque alejan a Dios del corazón y nos lleva por un camino de infelicidad y de malaventuranza. El camino de la conversión nos exige ponernos en marcha y seguir a Jesús. Vamos, Despierta, levántate, llegó la hora

La Palabra de Dios penetra a lo profundo de nuestro ser La palabra de Dios es viva y eficaz, más penetrante que espada de doble filo, y penetra hasta donde se dividen el alma y el espíritu, las articulaciones y los tuétanos, haciendo un discernimiento de los deseos y los pensamientos más íntimos. No 10


Parte 1

hay criatura a la que su luz no pueda penetrar; todo queda desnudo y al descubierto a los ojos de aquél al que rendiremos cuentas (Heb 4, 12-13).

En el Evangelio de Marcos hay un ejemplo del poder que tiene Jesucristo para revivir a los muertos o de sacar de estados de coma a quienes están al borde de la muerte, de levantar de un lecho de enfermedad no sólo física, también a los que están caminando por la vida como muertos en vida bien sea a causa de sus pecados o porque se encuentran sufriendo. A través de esta lectura me acerco a mi Señor Jesucristo, el Hijo de Dios para expresarle mi amor y pedirle que me sane y levante donde lo necesito: Jesús estaba todavía hablando cuando llegaron algunos de la casa del oficial de la sinagoga para informarle: Tu hija ha muerto. ¿Para qué molestar ya al Maestro? Jesús se hizo el desentendido y dijo al oficial: No tengas miedo, solamente ten fe. Pero no dejó que lo acompañaran más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago.

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Cuando llegaron a la casa del oficial, Jesús vio un gran alboroto: unos lloraban y otros gritaban. Jesús entró y les dijo: ¿Por qué este alboroto y tanto llanto? La niña no está muerta, sino dormida (imagina que esa niña eres tú). Y se burlaban de él. Pero Jesús los hizo salir a todos, tomó consigo al padre, a la madre y a los que venían con él, y entró donde estaba la niña. Tomándola de la mano, dijo a la niña: Talitá Kumi, que quiere decir: Niña (pronuncia tu nombre), te lo digo, levántate. La jovencita se levantó al instante y empezó a caminar (tenía doce años). Qué estupor más grande. Quedaron fuera de sí. Pero Jesús les pidió insistentemente que no lo contaran a nadie, y les dijo que dieran algo de comer a la niña (Mc 5, 35-43).

Buscar y encontrar la mirada de Jesús en nuestro corazón Señor, Dios mío, mírame y respóndeme. Ilumina mis ojos para que no duerma con los muertos (Sal 13, 4).

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Necesitamos entrar en una relación de amistad y confianza con Dios a través de la oración y por medio de Jesucristo y su santo sacrificio para encontrar la salud interior que necesitamos. Es también necesario que pidamos al Espíritu Santo el discernimiento que nos haga ver lo que nos tiene caídos, dormidos, quebrantados. Que nos haga ver lo que está entorpeciendo y obstaculizando nuestro acercamiento y amistad con Dios, lo que está impidiendo que recibamos las bendiciones de Dios. Tenemos que entender que es urgente que nuestras heridas cicatricen y sanen por el poder de la sangre y llagas de nuestro Señor Jesucristo, debido a que los demonios se esconden y operan contra nosotros a través de las heridas, realizando su plan de destrucción y muerte.

Pero ánimo, que Nuestro Señor Jesucristo, quien ha vencido al mundo, ha salido hoy a nuestro encuentro, Él nos está mirando de una manera muy particular porque conoce lo que nos pasa, somos importantes para él y nos ama profundamente. Su mirada penetra a lo más profundo de nuestra mente y corazón, y ya a través de su 13


mirada de Amor hemos comenzado el proceso de sanación interior.

Por medio de la oración entramos en un combate espiritual. Dios nos llama a pelear la batalla contra Satanás y sus demonios junto con él. Entreguemos a Jesús todo sin quedarnos con nada, entreguemos nuestro pasado, presente y futuro. Entreguemos también todas esas circunstancias dolorosas que nos han torturado por años, para que hoy mismo el Señor las reciba en sus benditas manos. Luchemos por nuestra libertad interior pues es hora de levantarnos para lanzarnos hacia adelante en plena libertad. El cambiará nuestras tristezas en alegría, nuestra vida cambiará para bien. Jesús nos fortalece en el sufrimiento y caminará con nosotros ayudándonos a cargar la cruz y vencer las pruebas. Vamos de prueba en prueba, de victoria en victoria y de gloria en gloria porque somos hijos de Dios Altísimo y Él camina con nosotros, no estamos solos, aunque a veces pareciera que es así.

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Oración: Señor, yo confío en tu bondad; conoceré la alegría de tu salvación y cantaré al Señor que me ha tratado bien (Sal 13, 6).


Parte 2 Que Jesús resucitado venga a nuestros corazones “Dejemos que Jesús resucitado venga a nuestro encuentro. El vive y está siempre presente, camina con nosotros para guiar nuestra vida. Sólo Él puede mover las piedras sepulcrales que el hombre a menudo pone en sus propios sentimientos, en las propias relaciones, en los propios comportamientos, piedras que marcan la muerte: divisiones, enemistades, rencores, envidias, desconfianzas, indiferencias. Sólo Él puede dar sentido a la existencia de quien está cansado, triste, abatido y sin esperanza” (Benedicto XVI, Jesús resucitado mueve las piedras que encierran el corazón del hombre, Audiencia papal del miércoles 11-04-2012).

El corazón del hombre (el de cada uno de nosotros) está herido por los pecados cometidos y necesita la salud interior. ¿A quién vamos a acudir?

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Oración: Señor, puedes escudriñar mi corazón o visitarme de noche, o probarme en el crisol, no hallarás crimen en mí (Sal 17, 3). Con sinceridad proclamo que Jesús es mi Dios, Señor, Rey y Salvador: Sólo Tú, Señor, tienes palabras de vida eterna, sólo Tú puedes sanar mi interior, sólo Tú puedes redimirme y salvarme. Por eso me pongo en tus manos. Además y por sobre todas las cosas quiero y necesito aprender a expresarte mi amor, mis sentimientos. Hoy te digo con todo mi corazón: te amo y deseo conocerte cada día más y más. Abre los ojos de mi mente y de mi corazón para que pueda verte. Abre los oídos de mi corazón para que pueda escucharte. Fui creado por Ti y para Ti, quiero ser tu pueblo de alabanza y adoración. Abre mis labios para que hable verdad, para que cante a tu amor, para que exprese lo que has puesto en mí. Deseo y necesito sentirme amado por Ti porque quiero corresponder a tu amor, que a la vez me sana y me levanta. Enséñame a vivir en tu presencia, quiero compartir mi vida contigo, quiero estrechar lazos de amistad contigo mi Señor. Aunque me duela, quita de mi interior todo lo que se levanta contra ti, todo lo que entorpece mi unión y relación contigo, Señor. Saca de mi

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Parte 2

corazón todo lo que no viene de ti, porque quiero ser grato a tus ojos, amado Señor, deseo hacer tu voluntad porque deseo vivir de ahora en adelante para agradarte.

Causas de nuestras heridas interiores Ay, gente pecadora, pueblo cargado de crímenes, raza de malvados, hijos perversos. Han abandonado a Yavé, han despreciado al Santo de Israel. ¿Dónde quieren que les pegue ahora, ya que siguen rebeldes? Tienen la cabeza dolorida, el corazón entero apenado, desde la planta de los pies hasta la cabeza no les queda nada sano; sólo heridas, golpes, llagas vivas que no han sido envueltas ni vendadas ni aliviadas con aceite (Is 1, 4-6).

La principal causa de nuestras heridas se deben al pecado en todas sus formas: la rebeldía y la rebelión contra Dios, la oposición a Dios por no aceptar la pérdida de un ser querido, las injusticias, toda maldad, etc. Quizás hemos llevado una vida de mucho desorden, de egoísmo y nos hemos alejado de Dios para llevar una vida mundana. Probablemente hemos caído en ocultismo, idola17


tría, consultas a brujos como una manera de solucionar nuestros problemas o por curiosidad, y lo que ha ocurrido es que nos hemos enredado aún más. ¿Por qué? Porque esto es terrible ofensa a Dios y esto nos convierte en enemigos de Él: Que no haya en medio de ti nadie que haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego; que nadie practique encantamientos o consulte a los astros; que no haya brujos ni hechiceros; que no se halle ningún adivino o quien pregunte a los muertos. Porque Yavé aborrece a los que se dedican a todo esto, y los expulsa delante de ti a causa de estas abominaciones. Tú, en cambio, te portarás bien en todo con Yavé, tu Dios. Esos pueblos que vas a desalojar escuchan a hechiceros y adivinos, pero a ti, Yavé, tu Dios, te dio algo diferente (Dt 18,10-14). Hemos de examinarnos, renunciar al pecado, al alejamiento de Dios y de sus mandamientos, comenzar una vida de conversión y de acercamiento a Dios, a la santa misa, a los sacramentos y al cumplimiento de sus mandamientos. Dios más que nadie desea acercarse a nosotros, perdonarnos, y sanarnos por medio de Nuestro Señor 18


Índice Introducción....................................................................................3

Parte 1 Encuentro con Dios......................................................................6 La Palabra de Dios penetra a lo profundo de nuestro ser.............................................................................. 10 Buscar y encontrar la mirada de Jesús en nuestro corazón.................................................................... 12

Parte 2 Que Jesús resucitado venga a nuestros corazones...... 15 Causas de nuestras heridas interiores.............................. 17 ¿Quién podrá ayudarme?........................................................ 22 Vida o muerte es tu decisión................................................. 24 Orar para sanar........................................................................... 26 Busca el Reino de Dios y su justicia................................... 28 Oración de renuncia........................................................ 29 Oración para romper maldiciones............................ 30 Elegiré el camino de la fe en Jesucristo............................ 31 Transforma mi mente y mi corazón, Señor Jesús......... 33 Derribando las fortalezas del demonio............................ 36

Parte 3 Liberados de la angustia......................................................... 41 Sanados de los rechazos y humillaciones........................ 42 102


Índice

Saliendo del temor.................................................................... 45 Líbranos de la soledad y del aislamiento......................... 47 No a las dudas y a la indecisión........................................... 50 Sáname de las desdichas y de los desprecios................ 51 Sácame, Señor, de la tristeza, el dolor y el llanto.......... 53 Libérame de proferir maldiciones...................................... 55 Liberados de la amargura....................................................... 61 Liberados de toda clase de maldad.................................... 66 Arrancando las raíces amargas de nuestro ser............. 68 Perdonar es un mandato de Dios........................................ 69 Maltratos, depresión y deseos de morir........................... 71 Contra el desánimo y los fracasos....................................... 74 Llena mi vacío interior, y dame ganas de vivir.............. 76 Superando la mentira, el engaño y la traición............... 77 Sanando de los celos y la desconfianza............................ 79 Liberación de ira y enfado...................................................... 82 Retira de mí, Señor, los juicios temerarios...................... 84 No a la burla y la ridiculización........................................... 87

Parte 4 Recibiendo el consuelo de Dios........................................... 89 Diálogo con nuestro Dios........................................................ 90

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