Pan Diario de la Palabra - Diciembre

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“PAN DIARIO DE LA PALABRA” Misal mensual - Para vivir la liturgia diaria - Año XIX - Nº 218 Diciembre 2011 - Ciclo “B” Bs.F. 13.00 El Misal mensual es editado por San Pablo Ediciones de Venezuela Director: Ángel Vagnoni, ssp. spediciones@cantv.net publicaciones@sanpablo.org.ve Sub-Director: Martino Maccapani, ssp. spediciones@cantv.net publicaciones@sanpablo.org.ve Coordinación: July Zambrano Comentarios: Antonio Danoz, Redentorista Portada: Adrián Rodríguez Ilustraciones de los domingos: Hna. Teresa Castaño Corrección: July Zambrano Diagramación: Dora González Distribución: Telf: (0212) 963.68.81 - 963.65.19 Fax: 963.68.52 distribuidora@sanpablo.org.ve suscripciones@sanpablo.org.ve familiacristiana@sanpablo.org.ve Administración: Apartado de Correos 14.034 de Candelaria Telfs.: (0212) 576.76.62 577.10.24 - Fax: 576.93.34 cobranzas@sanpablo.org.ve Rif: J-00063835-7 Web site: http//www.sanpablo.org.ve Depósito Legal: pp 92-0517

CON LA APROBACIÓN ECLESIÁSTICA Nihil Obstat S.E. Manuel Felipe Díaz Sánchez, Arzobispo de Calabozo. Presidente de la Comisión de Liturgia de la C.E.V. Calabozo, 6 de Julio de 2011 Imprimatur S.E. Card. Jorge Urosa Savino, Arzobispo de Caracas Caracas, 15 de Julio de 2011

PUNTOS DE VENTA DEL “PAN DIARIO DE LA PALABRA” Pedidos al Mayor: San Pablo Distribución: Telfs.: (0212) 963.68.81 - 963.65.19 - Fax: 963.68.52 E-mail: distribuidora@sanpablo.org.ve suscripciones@sanpablo.org.ve

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Calendario Litúrgico - Diciembre 2011 - Ciclo “B” 1 de Diciembre - Jueves, I Semana de Adviento - Is 26,1-6; Sal 117; Mt 7,21.24-27. 2 de Diciembre - Viernes, I Semana de Adviento - Is 29,17-24; Sal 26; Mt 9,27-31. 3 de Diciembre - Sábado, San Francisco Javier, Presbítero, M - Is 30,19-21.23-26; Sal 146; Mt 9,35–10,1.6-8. 4 de Diciembre - II Domingo de Adviento /B - Is 40,1-5.9-11; Sal 84; 2 Pe 3,8-14; Mc 1,1-8 – L.H.: 2ª Semana del Salterio. 5 de Diciembre - Lunes, Feria, II Semana de Adviento - Is 35,1-10; Sal 84; Lc 5,17-26. 6 de Diciembre - Martes, Feria o Memoria de San Nicolás de Bari, Obispo - Is 40,1-11; Sal 95; Mt 18,12-14. 7 de Diciembre - Miércoles, San Ambrosio, Obispo y Doctor, M - Is 40,25-31; Sal 102; Mt 11,28-30. 8 de Diciembre - Jueves, Inmaculada Concepción de María, S - Gén 3,7-15.20; Sal 97; Ef 1,36.11-12; Lc 1,26-38. 9 de Diciembre - Viernes, Feria o Memoria de San Juan Diego Cuauhtlatoatin - Is 48,17-19; Sal 1; Mt 11,16-19. 10 de Diciembre - Sábado, Feria, II Semana de Adviento - Eclo 48,1-4.9-11; Sal 79; Mt 17,1013. 11 de Diciembre - III Domingo de Adviento /B - Is 61,1-2.10-11; Sal (Lc 1); 1 Tes 5,16-24; Jn 1,6-8.19-28 - L.H.: 3ª Semana del Salterio. 12 de Diciembre - Lunes, Nuestra Señora de Guadalupe, F - Eclo 24,23-31; Sal 66; Gál 4,4-7; Lc 1,39-48. 13 de Diciembre - Martes, Santa Lucía, Virgen y Mártir, M - Sof 3,1-2.9-13; Sal 33; Mt 21,2832. 14 de Diciembre - Miércoles, San Juan de la Cruz, Presbítero y Doctor de la Iglesia, M - Is 45,6-8.18.21-25; Sal 84; Lc 7,19-23. 15 de Diciembre - Jueves, Feria III Semana de Adviento - Is 54,1-10; Sal 29; Lc 7,24-30.

Comienzan las misas de aguinaldos 16 de Diciembre - Viernes, Feria, III Semana de Adviento - Is 56,1-3.6-8; Sal 66; Jn 5,33-36. 17 de Diciembre - Sábado, Feria Privilegiada Gén 49,1-2.8-10; Sal 71; Mt 1,1-17. 18 de Diciembre - IV Domingo de Adviento /B - 2 Sam 7,1-5.8-12.14-16; Sal 88; Rom 16,25-27; Lc 1,26-38 - L.H.: 4ª Semana del Salterio. 19 de Diciembre - Lunes, Feria Privilegiada Jue 13,2-7.24-25; Sal 70; Lc 1,5-25. 20 de Diciembre - Martes, Feria Privilegiada Is 7,10-14; Sal 23; Lc 1,26-38. 21 de Diciembre - Miércoles, Feria Privilegiada - Cant 2,8-14; Sal 32; Lc 1,39-45. 22 de Diciembre - Jueves, Feria Privilegiada 1Sam 1,24-28; Sal (1Sam 2); Lc 1,46-56. 23 de Diciembre - Viernes, Feria Privilegiada Mal 3,1-4.23-24; Sal 24; Lc 1,57-66. 24 de Diciembre - Sábado, Feria Privilegiada 2Sam 7,1-5.8-12.14-16; Sal 88; Lc 1,67-79. 25 de Diciembre - Domingo, Natividad del Señor, S - Misa de medianoche: Is 9,1-3.5-6; Sal 95; Tit 2,11-14; Lc 2,1-14. - Misa del día: Is 52,7-10; Sal 97; Heb 1,1-6; Jn 1,1-18 - L.H.: Propias. 26 de Diciembre - Lunes, San Esteban, Protomártir, F - He 6,8-10; 7,54-59; Sal 30; Mt 10,1722. 27 de Diciembre - Martes, San Juan, Apóstol y Evangelista, F - 1Jn 1,1-4; Sal 96; Jn 20,2-8. 28 de Diciembre - Miércoles, Los Santos Inocentes, Mártires, F - 1Jn 1,5–2,2; Sal 123; Mt 2,13-18. 29 de Diciembre - Jueves - Infraoctava de Navidad - 1Jn 2,3-11: Sal 95; Lc 2,22-35. 30 de Diciembre - Viernes, Sagrada Familia, F - Eclo 3,3-7.14-17; Sal 127; Col 3,12-21; Lc 2,22-40. 31 de Diciembre - Sábado, Infraoctava de Navidad - 1Jn 2,18-21; Sal 95; Jn 1,1-18.

Intenciones Generales y Misionales del Santo Padre para el mes de Diciembre 2011 Generales: Para que todos los pueblos de la tierra crezcan en la concordia y la paz por medio del conocimiento y el respeto mutuos. Misionales: Para que los niños y jóvenes sean mensajeros del Evangelio y para que su dignidad sea siempre respetada y preservada de toda violencia y explotación.


ORDINARIO DE LA MISA

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I. Ritos Iniciales 1.1 SALUDO S. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. A. Amén. Tiempo de Adviento

S. El Señor, que viene a salvarnos, esté con ustedes. Tiempo de Navidad

S. La paz y el amor de Dios, nuestro Padre, que se han manifestado en Cristo, nacido para nuestra salvación, estén con ustedes. El pueblo responde con una de las siguientes fórmulas

1. Y con tu espíritu. 2. Bendito seas por siempre Señor. 3. Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo. 1.2 ACTO PENITENCIAL S. Hermanos: Para celebrar dignamente estos sagrados misterios, reconozcamos nuestros pecados. Breve silencio

S. Yo confieso… A. …ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos, que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor. S. Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. A. Amén. Tiempo de Adviento

S. Tú que viniste al mundo para salvarnos: Señor, ten piedad. R. Señor, ten piedad. S. Tú que nos visitas continuamente con la gracia de tu Espíritu: Cristo, ten piedad. R. Cristo, ten piedad. S. Tú que vendrás un día a juzgar nuestras obras: Señor, ten piedad. R. Señor, ten piedad. Tiempo de Navidad

S. Hijo de Dios, que, nacido de María, te hiciste nuestro hermano: Señor, ten piedad. R. Señor, ten piedad.


Ordinario de la Misa / Liturgia de la Palabra

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S. Hijo del hombre, que conoces y comprendes nuestra debilidad: Cristo, ten piedad. R. Cristo, ten piedad. S. Hijo primogénito del Padre, que haces de nosotros una sola familia: Señor, ten piedad. R. Señor, ten piedad. Luego, si la Liturgia del día lo prescribe, se canta o se dice el Gloria

1.3 HIMNO Durante el Adviento y Cuaresma no se dice el gloria S. Gloria a Dios en el cielo,… A. … y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén. 1.4 ORACIÓN COLECTA Breve silencio, durante el cual cada uno ofrece sus intenciones personales al Señor. Después el celebrante ofrece la oración de la comunidad a Dios Padre, por la intercesión de Jesucristo y todos contestan.

A. Amén.

II. Liturgia de la Palabra 2.1 PRIMERA LECTURA Se toma de la Historia del Pueblo de Israel, Antiguo Testamento, o de los escritos de los apóstoles Al final de la lectura

L. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor. Se proclama el salmo y el pueblo intercala la respuesta. Si hay segunda lectura se lee como la primera. Sigue la aclamación antes del Evangelio o Aleluya

2.2 EVANGELIO Evangelio quiere decir: “Buena noticia”. En efecto, narra algún aspecto de la vida o de las enseñanzas de Jesucristo


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S. El Señor esté con ustedes. A. Y con tu espíritu. S. Lectura del santo Evangelio según… A. Gloria a ti, Señor. Al final de la lectura

S. Palabra del Señor. A. Gloria a ti, Señor Jesús. 2.3 PROFESIÓN DE FE Es un resumen de la doctrina católica. Se canta o recita los domingos y solemnidades Credo de los Apóstoles

S. Creo en Dios,… A. … Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén. Símbolo niceno-constantinopolitano

S. Creo en un solo Dios,… A. … Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato, padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para


Ordinario de la Misa / Liturgia Eucarística

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el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén. 2.4 ORACIÓN DE LOS FIELES El sacerdote invita a los fieles a orar. Una persona lee las intenciones y el pueblo contesta

A. Te lo pedimos, Señor. El sacerdote culmina con una oración y los fieles contestan: Amén

III. Liturgia Eucarística 3.1. PREPARACIÓN DE LAS OFRENDAS Se llevan al altar el pan y el vino

S. Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros pan de vida. A. Bendito seas por siempre, Señor. S. Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este vino, fruto de la vid y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros bebida de salvación. A. Bendito seas por siempre, Señor. 3.2. OREN HERMANOS S. Oren, hermanos, para que este sacrificio, mío y de ustedes, sea agradable a Dios, Padre todopoderoso. o bien

En el momento de ofrecer el sacrificio de toda la Iglesia, oremos a Dios, Padre todopoderoso. o bien

Oren, hermanos, para que, llevando al altar los gozos y las fatigas de cada día, nos dispongamos a ofrecer el sacrificio agradable a Dios, Padre todopoderoso. A. El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su Nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia. 3.3. ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS El celebrante dice la oración en nombre de la asamblea y el pueblo contesta: Amén


Ordinario de la Misa / Prefacios

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3.4. PREFACIOS Prefacio de Adviento I S. El Señor esté con ustedes. A. Y con tu espíritu. S. Levantemos el corazón. A. Lo tenemos levantado hacia el Señor. S. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. A. Es justo y necesario. S. En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor. El cual, al venir por vez primera en la humildad de nuestra carne, realizó el plan de redención trazado desde antiguo y nos abrió el camino de la salvación, para que cuando venga de nuevo, en la majestad de su gloria, revelando así la plenitud de su obra, podamos recibir los bienes prometidos que ahora, en vigilante espera, confiamos alcanzar. Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria: A. Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo. Prefacio de Adviento III S. En verdad es justo darte gracias, es nuestro deber cantar en tu honor himnos de bendición y de alabanza, Padre todopoderoso, principio y fin de todo lo creado. Tú nos has ocultado el día y la hora en que Cristo, tu Hijo, Señor y juez de la historia, aparecerá, revestido de poder y de gloria, sobre las nubes del cielo. En aquel día terrible y glorioso pasará la figura de este mundo y nacerán los cielos nuevos y la tierra nueva. El mismo Señor que se nos mostrará entonces lleno de gloria viene ahora a nuestro encuentro en cada hombre y en cada acontecimiento, para que lo recibamos en la fe y por el amor demos testimonio de la espera dichosa de su reino. Por eso, mientras aguardamos su última venida, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos el himno de tu gloria: A. Santo, Santo, Santo… Prefacio de Navidad I S. En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque gracias al misterio de la Palabra hecha carne, la luz de tu gloria brilló ante nuestros ojos con nuevo resplandor, para que, conociendo a Dios visiblemente, Él nos lleve al amor de lo invisible. Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria: A. Santo, Santo, Santo…


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Ordinario de la Misa / Prefacios / Plegaria Eucarística II

Prefacio de la Santísima Virgen María I S. En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Y alabar, bendecir y proclamar tu gloria en la festividad de Santa María, siempre virgen: Porque ella concibió a tu único Hijo por obra del Espíritu Santo y sin perder la gloria de su virginidad, hizo brillar sobre el mundo la luz eterna, Jesucristo nuestro Señor. Por él, los ángeles y los arcángeles y todos los coros celestiales, celebran tu gloria, unidos en común alegría. Permítenos asociarnos a sus voces, cantando humildemente tu alabanza: A. Santo, Santo, Santo… Prefacio de los Santos I S. En verdad es justo darte gracias y deber nuestro glorificarte, Padre santo. Porque tu gloria resplandece en cada uno de los santos, ya que, al coronar sus méritos, coronas tus propios dones. Con su vida, nos proporcionas ejemplo; ayuda, con su intercesión, y por la comunión con ellos, nos haces participar de sus bienes, para que, alentados por testigos tan insignes, lleguemos victoriosos al fin de la carrera y alcancemos con ellos la corona inmortal de la gloria. Por Cristo nuestro Señor. Por eso, con los ángeles y arcángeles, y con la multitud de los santos, te cantamos un himno de alabanza, diciendo sin cesar: A. Santo, Santo, Santo… Prefacio de los Santos Mártires S. En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor. Porque la sangre del glorioso mártir san N., derramada como la de Cristo para proclamar su fidelidad a ti, manifiesta tu admirable poder, que convierte la fragilidad en fortaleza y al hombre débil robustece para que sea testigo tuyo. Por eso, como los ángeles te cantan en el cielo, así nosotros en la tierra te aclamamos, diciendo sin cesar: A. Santo, Santo, Santo… Prefacio de Santos Pastores S. En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor. Porque permites que tu Iglesia se alegre hoy con la festividad de san N., para animarnos con el ejemplo de su vida, instruirnos con su palabra y protegernos con su intercesión. Por eso, con los ángeles y los santos, te cantamos el himno de alabanza, diciendo sin cesar: A Santo, Santo, Santo…


Ordinario de la Misa / Plegaria Eucarística II

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3.5 PLEGARIA EUCARÍSTICA II S. El Señor esté con ustedes. R. Y con tu espíritu. S. Levantemos el corazón. R. Lo tenemos levantado hacia el Señor. S. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R. Es justo y necesario. S. En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias, Padre santo, siempre y en todo lugar, por Jesucristo, tu Hijo amado. Por él, que es tu Palabra, hiciste todas las cosas; tú nos lo enviaste para que, hecho hombre por obra del Espíritu Santo y nacido de María, la Virgen, fuera nuestro Salvador y Redentor. Él, en cumplimiento de tu voluntad, para destruir la muerte y manifestar la resurrección, extendió sus brazos en la cruz, y así adquirió para ti un pueblo santo. Por eso, con los ángeles y los santos, proclamamos tu gloria, diciendo: A. Santo, Santo, Santo… S. Santo eres en verdad, Señor, fuente de toda santidad; por eso te pedimos que santifiques estos dones con la efusión de tu Espíritu, de manera que sean para nosotros Cuerpo + y Sangre de Jesucristo, nuestro Señor. El cual, cuando iba a ser entregado a su Pasión, voluntariamente aceptada, tomó pan, dándote gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: “TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL, PORQUE ESTO ES MI CUERPO, QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS”. Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, y, dándote gracias de nuevo, lo pasó a sus discípulos, diciendo: “TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL, PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA, QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS Y POR TODOS LOS HOMBRES PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS. HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA”. Luego el celebrante dice una de las siguientes fórmulas

a. S. Éste es el sacramento de nuestra fe. o bien

S. Éste es el Misterio de la fe. Y el pueblo responde:

Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ¡Ven, Señor Jesús! o bien

b. S. Aclamen el Misterio de la redención. Y el pueblo responde:


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Ordinario de la Misa / Plegaria Eucarística II

Cada vez que comemos de este pan y bebemos de este cáliz, anunciamos tu muerte, Señor, hasta que vuelvas. o bien

c. S. Cristo se entregó por nosotros. Y el pueblo responde:

Por tu cruz y resurrección nos has salvado, Señor. Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la muerte y resurrección de tu Hijo, te ofrecemos el pan de vida y el cáliz de salvación, y te damos gracias porque nos haces dignos de servirte en tu presencia. Te pedimos humildemente que el Espíritu Santo congregue en la unidad a cuantos participamos del Cuerpo y Sangre de Cristo. Acuérdate, Señor, de tu Iglesia extendida por toda la tierra; En los domingos, cuando no hay otro recuerdo más propio, puede decirse

Acuérdate, Señor, de tu Iglesia extendida por toda la tierra y reunida aquí en el domingo, día en que Cristo ha vencido a la muerte y nos ha hecho partícipes de su vida inmortal; y con el Papa Benedicto XVI, con nuestro Obispo N. y todos los pastores que cuidan de tu pueblo, llévala a su perfección por la caridad. En la misa por los difuntos

Recuerda a tu hijo (hija) N., a quien llamaste (hoy) de este mundo a tu presencia; concédele que, así como ha compartido ya la muerte de Jesucristo, comparta también con él la gloria de la resurrección. Acuérdate también de nuestros hermanos que durmieron en la esperanza de la resurrección, y de todos los que han muerto en tu misericordia; admítelos a contemplar la luz de tu rostro. Ten misericordia de todos nosotros, y así, con María, la Virgen Madre de Dios, los apóstoles y cuantos vivieron en tu amistad a través de los tiempos, merezcamos, por tu Hijo Jesucristo, compartir la vida eterna y cantar tus alabanzas. Por Cristo, con él y en él, a ti. Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. A. Amén. Después sigue el rito de la comunión, pág. 13


Ordinario de la Misa / Plegaria Eucarística III

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3.6 PLEGARIA EUCARÍSTICA III S. Santo eres en verdad, Padre, y con razón te alaban todas tus criaturas, ya que por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, con la fuerza del Espíritu Santo, das vida y santificas todo, y congregas a tu pueblo sin cesar, para que ofrezca en tu honor un sacrificio sin mancha desde donde sale el sol hasta el ocaso. Por eso, Padre, te suplicamos que santifiques por el mismo Espíritu estos dones que hemos separado para ti, de manera que sean Cuerpo y + Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, que nos mandó celebrar estos misterios. Porque él mismo, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan, y dando gracias te bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL, PORQUE ESTO ES MI CUERPO, QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS. Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, y, dando gracias te bendijo, y lo pasó a sus discípulos, diciendo: TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL, PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA, QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS Y POR TODOS LOS HOMBRES PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS. HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA. Luego el celebrante dice una de las siguientes fórmulas:

S. Éste es el Sacramento de nuestra fe. Y el pueblo responde:

Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús! o bien

S. Aclamen el Misterio de la redención. Y el pueblo responde:

Cada vez que comemos de este pan y bebemos de este cáliz, anunciamos tu muerte, Señor, hasta que vuelvas. o bien S. Cristo se entregó por nosotros. Y el pueblo responde:

Por tu cruz y resurrección nos has salvado, Señor.


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Ordinario de la Misa / Plegaria Eucarística III

S. Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la pasión salvadora de tu Hijo, de su admirable resurrección y ascensión al cielo, mientras esperamos su venida gloriosa, te ofrecemos, en esta acción de gracias, el sacrificio vivo y santo. Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia, y reconoce en ella la Víctima por cuya inmolación quisiste devolvernos tu amistad, para que, fortalecidos con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo y llenos de su Espíritu Santo, formemos en Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu. Que él nos transforme en ofrenda permanente, para que gocemos de tu heredad junto con tus elegidos: con María, la Virgen Madre de Dios, los apóstoles y los mártires (san N.: Santo del día o patrono) y todos los santos, por cuya intercesión confiamos obtener siempre tu ayuda. Te pedimos, Padre, que esta Víctima de reconciliación traiga la paz y la salvación al mundo entero. Confirma en la fe y en la caridad a tu Iglesia, peregrina en la tierra: a tu servidor, el Papa Benedicto XVI, a nuestro Obispo N., al orden episcopal, a los presbíteros y diáconos, y a todo el pueblo redimido por ti. Atiende los deseos y súplicas de esta familia que has congregado en tu presencia. En los domingos, cuando no hay otro recuerdo más propio, puede decirse

Atiende los deseos y súplicas de esta familia que has congregado en tu presencia, en el domingo, día en que Cristo, ha vencido a la muerte y nos ha hecho partícipes de su vida inmortal. Reúne en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos dispersos por el mundo. + A nuestros hermanos difuntos y a cuantos murieron en tu amistad recíbelos en tu reino, donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria, por Cristo, Señor nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes. Cuando esta Plegaria se utiliza en las misas de difuntos, puede decirse

+ Recuerda a tu hijo (hija) N., a quien llamaste (hoy) de este mundo a tu presencia: concédele que, así como ha compartido ya la muerte de Jesucristo, comparta también con él la gloria de la resurrección, cuando Cristo haga resurgir de la tierra a los muertos, y transforme nuestro cuerpo frágil en cuerpo glorioso como el suyo. Y a todos nuestros hermanos difuntos y a cuantos murieron en tu amistad recíbelos en tu reino, donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria; allí enjugarás las lágrimas de nuestros ojos, porque, al contemplarte como tú


Ordinario de la Misa / Rito de la Comunión

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eres, Dios nuestro, seremos para siempre semejantes a ti y cantaremos eternamente tus alabanzas. Junta las manos

Por Cristo, Señor nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes. A. Amén. Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. A. Amén. IV. Rito de la Comunión 4.1 ORACIÓN DEL SEÑOR S. Fieles a la recomendación del Salvador y siguiendo su divina enseñanza, nos atrevemos a decir: Todos: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. S. Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo. A. Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor. 4.2 RITO DE LA PAZ Después el sacerdote con las manos extendidas, dice:

Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: “La paz les dejo, mi paz les doy”, no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. A. Amén. Si el sacerdote lo juzga oportuno, dice:

Dense fraternalmente la paz. Según la costumbre del lugar, se dan la paz

4.3 FRACCIÓN DEL PAN Mientras el sacerdote hace la fracción de la hostia, se canta o se dice


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Ordinario de la Misa / Rito de Comunión / Rito de Despedida

A. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, danos la paz. A continuación el sacerdote, con las manos juntas, dice en secreto

Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que por voluntad del Padre, cooperando el Espíritu Santo, diste con tu muerte la vida al mundo, líbrame, por la recepción de tu Cuerpo y de tu Sangre, de todas mis culpas y de todo mal. Concédeme cumplir siempre tus mandamientos y jamás permitas que me separe de ti. 4.4 COMUNIÓN S. Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor. A. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme. S. El cuerpo de Cristo me guarde para la vida eterna. A. Amén. 4.5 ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN S. Oremos. El sacerdote dice la oración y al final el pueblo aclama: Amén

V. Rito de Despedida S. El Señor, esté con ustedes. A. Y con tu espíritu. S. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo + y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes. A. Amén. 5.1 DESPEDIDA S. Anuncien a todos la alegría del Señor resucitado. Pueden ir en paz. A. Demos gracias a Dios.


Celebraciones de Aguinaldos

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Eucaristía y otras celebraciones

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Viernes - La comunidad prepara la Navidad

1.- Aguinaldos de animación 2.- Invitación A partir del día 17 de diciembre, la liturgia invita a los fieles a preparar con más intensidad la celebración del nacimiento de Jesús. La preparación inmediata a la Navidad se realiza en las “Misas de aguinaldos”. Esta tradición está profundamente arraigada en el corazón y en la vida de nuestro pueblo. Empezamos hoy un camino de gozo, que terminará el día 25 en el Belén de nuestros hogares y de nuestros templos. Lo hacemos llenos de gozo, con esperanza, con cantos y en un clima de oración y de fiesta. 3.- Apertura de la celebración Saludo: Dios, que nos ha manifestado su amor enviando a su Hijo al mundo como Salvador, esté con todos ustedes. 4.- Acto de reconciliación P En nuestras comunidades resuena en estos días la voz de Juan Bautista: “Preparen el camino al Señor”. El primer paso en el camino del encuentro con Jesús en Navidad es la conversión del corazón. L Por habernos alejado de ti, cuando nos has buscado con más amor: Señor, ten piedad.

L Por nuestros desencuentros en la vida familiar, social, política y económica: Cristo, ten piedad. L El Espíritu Santo ha sido el gran protagonista de la encarnación. Por nuestros pecados contra el Espíritu Santo y contra las personas: Señor, ten piedad 5.- Gloria 6.- Oración Concédenos, Padre todopoderoso, que Cristo, esplendor de tu gloria, nazca en nuestros corazones, para que su venida disipe las tinieblas del pecado y ponga de manifiesto que somos hijos de la luz. Por Jesucristo nuestro Señor. 7.- Lecturas Is 56,1-3.6-8; Sal 66; Jn 5,33-36, (págs. 93-94) 8.- Reflexión Herederos de una gran esperanza En este primer día resuena en nuestros oídos la palabra del profeta Sofonías: “Haré de ti un pueblo humilde, un resto de Israel que se acogerá al Señor” (Sof 3,12-13). Con este “resto” pobre y humilde, Dios inaugurará una nueva etapa en la historia de la salvación, marcada por la alegría, la justicia y la paz.


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Dios dice a este pueblo: “No temas, no te acobardes: el Señor tu Dios está dentro de ti” (Sof 3,16-17). Por el misterio de la encarnación, Dios se hace presente en medio de nuestro pueblo en la persona de su Hijo Jesucristo. Entre los descendientes del pueblo de Dios estamos nosotros; somos los herederos de la gran esperanza que anuncia el profeta para la humanidad. Como pueblo de Dios, nosotros somos ahora testigos de que la promesa del Mesías-Salvador se ha cumplido. Lo que nuestros antepasados del pueblo de Israel tenían como una esperanza, nosotros lo celebramos como la gran Noticia para todos los pueblos. Todos los años por Navidad, revivimos el gozo de saber que Jesús está entre nosotros. Con espíritu de fiesta preparamos el nacimiento de Jesús Con espíritu de fiesta, la liturgia nos invita a celebrar la salvación, la reconciliación y el perdón. Este espíritu de fiesta lo encontramos en la calle, en los negocios. Al lado de la voz de Isaías que nos grita: “Desbordo de gozo con el Señor y me alegro con mi Dios” (Is 61,10), está el llamado de Juan Bautista que invita a conversión: “El que tenga dos túnicas, dé una al que no tiene ninguna” (Lc 3,11). Tenemos que procurar que en nuestra comunidad no se nos quede nadie fuera de la fiesta. La Navidad es una fiesta de comunión entre las personas. Dios hizo el milagro de unir cosas tan distantes como lo humano y lo divino, a él mismo con la humanidad de forma maravillosa.

Si le hemos dicho a Dios que no, cerrando el corazón a alguna persona, restablezcamos nuestra amistad y nuestro encuentro con ella, para tener una Navidad feliz. Nos preparamos en el templo y en los hogares En muchos lugares suenan desde muy temprano las campanas de nuestros templos. Nos convocan a caminar de la mano, unidos en la fe, en la oración, en el canto, en el compartir. Somos un pueblo que camina hacia un nuevo amanecer: la celebración del nacimiento de Jesús. Sacudamos la pereza y participemos en las “Misas de aguinaldos”. Esta peregrinación hacia la Navidad la hacemos unidos a las personas con las cuales vivimos la fe, en la celebración de la eucaristía, y en otras formas de encuentro: convivencias, retiros. Lo hacemos en nuestros hogares, que han de ser “casa de oración” en estos días previos a la Navidad. Utilicemos ciertos signos propios de estos días. Coloquemos en el hogar la Corona de Adviento, que con sus cuatro velas nos ilumine el camino, día tras día. Pongamos el árbol con su estrella. De manera especial, hagamos el Belén como representación genuina de la representación del misterio del nacimiento de Jesús. 9.- Oración de los fieles P Invocamos a Dios Padre, que por el nacimiento de su Hijo ha llenado al mundo de alegría, para que nos guíe por medio de su Espíritu duran-


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te estos nueve días de preparación a la Navidad. A Ayúdanos, Señor, a preparar y vivir la Navidad L Para que los fieles de todas nuestras comunidades, participen con fe y con gozo en las celebraciones de las “Misas de aguinaldos” durante estos días: Oremos al Señor A Ayúdanos, Señor, a preparar y vivir la Navidad L Para que los responsables de la Iglesia y de las diversas comunidades, promuevan la participación gozosa de los cristianos en la preparación del nacimiento del Salvador: Oremos al Señor A Ayúdanos, Señor, a preparar y vivir la Navidad L Por la sociedad, los responsables sociales y políticos del mundo, para que colaboren a la paz y a la felicidad de los ciudadanos de los diversos países en Navidad: Oremos al Señor A Ayúdanos, Señor, a preparar y vivir la Navidad L Por cada uno de los que estamos participando en esta celebración, para que animemos a los miembros de nuestras familias y a los vecinos

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a participar en estas celebraciones de Aguinaldos: Oremos al Señor (Peticiones libres) P Te pedimos, Padre, fidelidad y perseverancia, para participar todos estos días en las celebraciones que nos preparan al nacimiento de Jesús. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. 10.- Ofertorio Presentación de la Corona de Adviento: Presentamos al Señor esta Corona de Adviento, como símbolo de la esperanza que nos anima a preparar el nacimiento de Jesús. Presentación del Nacimiento: Ante el Señor presentamos este Nacimiento, que rememora el nacimiento de Jesús entre nosotros. Preparémonos a celebrarlo con gozo en Navidad. Presentación del pan y el vino: Presentamos el pan y el vino, por cuyo medio Jesús se hará presente entre nosotros en esta eucaristía. Ellos son un signo de comunión para nuestra comunidad. (Sigue el formulario litúrgico del día. Si no hay eucaristía: Padrenuestro, Rito de la paz, Comunión, Bendición)


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Sábado - El Señor se hizo uno de nosotros

1.- Aguinaldos de animación 2.- Invitación En la apertura de la eucaristía de hoy encontramos estas palabras de Isaías: “Cielo grita de alegría; alégrate tierra, prorrumpe en aclamaciones, porque el Señor viene y se compadecerá de los desamparados” (Is 39,13). El gozo de la Navidad inunda a la comunidad cristiana ya en estos días que preceden a la fiesta: el gozo de toda la creación, pero especialmente el gozo de los hombres y mujeres que habitamos el mundo. Éste es el motivo de nuestra alegría: El Señor se hace presente en medio de nosotros y viene a salvarnos. Con el nacimiento de Jesús Dios nos ha dado un signo inconfundible de su amor. La alegría que nace de esta Buena Noticia del nacimiento de Jesús, preside hoy nuestra celebración de Aguinaldos. 3.- Apertura de la celebración Saludo: El Dios de la alegría, que nos llena de gozo con el nacimiento de su Hijo en medio de un mundo en tinieblas, esté con ustedes. 4.- Acto de reconciliación P Nosotros los humanos somos los responsables de que las alegrías que Dios nos comunica se conviertan en tristeza. Confesamos nuestra voluntad de conversión. L Por la violencia, que es la causa de la muerte de muchas personas, que

generan represión y dolor en muchas familias: Señor ten piedad. L Por las situaciones de injusticia, que privan a tantas personas de los recursos necesarios para satisfacer las necesidades más elementales: Cristo, ten piedad. L Por las actitudes que adoptamos ante las personas, que crean ansiedad, angustia y sufrimiento: Señor, ten piedad. 5.- Gloria 6.- Oración Mira, Señor, a tu pueblo que espera con fe la fiesta del nacimiento de tu Hijo; concédele celebrar el gran misterio de la salvación con un corazón nuevo y una alegría renovada. Por nuestro Señor Jesucristo. 7.- Lecturas Gén 49,2.8-10; Sal 71; Mt 1,1-17, (págs. 96-97) 8.- Reflexión Alegrémonos con júbilo en el Señor Somos los descendientes de un pueblo que se gozó con la esperanza de ver el día de la manifestación gloriosa del Mesías. Con sólo contemplar esta esperanza se les alegró el corazón. Para nosotros esta esperanza se hizo realidad en el nacimiento de Jesús. Nos encaminamos gozosos hacia la celebración de este acontecimiento.


Celebraciones Misas de Aguinaldos

El día de Navidad reviviremos el momento en que se anunció a toda la humanidad: “Les doy una Buena Noticia, que será motivo de alegría para todo el pueblo: Hoy les ha nacido el Salvador, el Mesías, el Señor” (Lc 2,10-11). Revivir este hecho, significa enriquecernos con la gracia que mana de este misterio. Isaías nos recuerda: “Sacarán agua con gozo del manantial de la salvación” (Is 12,3). Una alegría que no comporte un enriquecimiento de vida y de gracia, será una alegría carente de sentido cristiano. Jesús se encarnó en la historia humana En estos días inmediatos a la Navidad , la liturgia nos invita a adentrarnos en la historia del pueblo de Dios, para conocer las raíces humanas de Jesús. Empezamos por la lectura del Génesis, el primer libro de la Biblia. En un largo poema, nos ofrece el testamento profético de Jacob. En él existen dos bendiciones. Una de ellas la reserva el patriarca para Judá: “A ti, Judá te alabarán tus her-

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manos”. De la tribu de Judá procede David; de su linaje nacerá el Mesías. San Pablo se hace eco de la promesa que Dios había hecho a su pueblo “por medio de sus profetas en las Sagradas Escrituras acerca de su Hijo, nacido en su condición de hombre del linaje de David” (Rm 1,3). La genealogía de Jesús, el Mesías El comienzo del evangelio de Mateo es éste: “Libro de la genealogía de Jesús, Mesías, hijo de David” (Mt 1,1). Era una costumbre de los antiguos establecer la genealogía de los grandes personajes. Para los judíos era muy importante establecer su conexión con los antepasados. Es lo primero que hace Mateo al presentar a Jesús ante sus lectores. Revela la identidad de Jesús partiendo de su línea genealógica. De modo artificios, elabora una cadena de hombres y mujeres, que parte de Abrahán y llega hasta José, el esposo de María, de la cual nace Jesús. Con su genealogía, Mateo nos está diciendo que Jesús pertenece a la familia humana; nace en un pueblo con una larga historia. En este


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caso, se trata de la historia de salvación. La lista de Mateo refleja con gran realismo la historia humana con toda su complejidad. En ella conviven: la fortaleza y la debilidad; las promesas y los fracasos; los justos y los pecadores. En medio de ustedes está alguien que no conocen En medio de la historia humana nació y vivió Jesús. Juan Bautista denunciaba: “En medio de ustedes hay alguien a quien no conocen” (Jn 1,26). Esta denuncia sigue vigente. Son muchos los hombres y mujeres que desconocen que Jesús ha entrado a formar parte de nuestra historia, como salvador de la humanidad. Lo más doloroso es que muchas de estas personas han sido bautizadas. Jesús no estuvo en la lista de los malos; pero sí compartió la suerte de los excluidos. Como los pobres, no dispuso una casa digna para nacer; sufrió la violencia de los poderosos; se vio ajusticiado en la cruz como un bandido. Para los humildes y los pobres, su presencia en el mundo fue motivo de gozo y de esperanza. Él fue quien dijo: “Dichosos los pobres, porque Dios les tiene reservado su reino” (Mt 5,3). La presencia de Dios en medio del pueblo había tenido muchos símbolos: la “tienda del Encuentro” durante la peregrinación por el desierto; llegados a la tierra de la promesa, el templo fue el lugar emblemático de su presencia: “la gloria del Señor llenaba el templo” (1Re 8,11). En Navidad celebramos una forma nueva de presencia de Dios en medio

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del mundo: Se hizo “Emmanuel”: (“Dios-con-nosotros”), compartiendo nuestra humanidad. Leemos en la carta a la comunidad de Colosas: Jesús es “imagen de Dios invisible”; en él “reside Dios en toda su plenitud” (Col 1,15.19). Ahora, tenemos que decir además: Jesús es “imagen del hombre verdadero”; en él reside lo mejor de la humanidad. Testigos del gozo de la salvación La cercanía de Jesús a nuestras vidas, que se hizo patente y visible en Navidad, es el origen de nuestra alegría. Esta alegría tiene un sello de identidad: Alegría en el Señor. Nuestro gozo no puede confundirse con el bullicio de la calle y con el trajín de los negocios. Nuestro gozo tiene una fuente: el nacimiento de Jesús; y tiene un destino: transmitir a las personas la alegría de la salvación que mana del Niño de Jesús. La propia vida, alimentada del verdadero “espíritu de la Navidad ”, tiene que ser el mejor testimonio de nuestra alegría. Con María cantamos: “Mi alma celebra la grandeza del Señor, mi espíritu festeja a Dios mi salvador, porque ha realizado obras maravillosas en nuestro favor”. A los que colaboran a que reine esta alegría, Dios les concede un “aguinaldo” extraordinario: La Paz. 9.- Oración de los fieles P Navidad es tiempo de salvación, y tiempo de gozo en el Señor. Este gozo lo gustamos ya en estos días de preparación. Oremos para que nuestras tristezas y preocupaciones se conviertan en gozo.


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A Concédenos, Señor, vivir con alegría la Navidad L Para que todas las comunidades cristianas del mundo, sean testigos en sus celebraciones de estos días del gozo de la salvación, que Dios ofrece a todos los pueblos: Oremos al Señor A Concédenos, Señor, vivir con alegría la Navidad L Para que los responsables de los países trabajen por eliminar los odios, las injusticias, todo lo que genera dolor a los seres humanos, para que vivan unos días felices: Oremos al Señor A Concédenos, Señor, vivir con alegría la Navidad L Para que reine la paz y la justicia entre los pueblos, y por el respeto de los derechos humanos en el mundo: Oremos al Señor A Concédenos, Señor, vivir con alegría la Navidad L Por los que estamos celebrando esta eucaristía, por nuestra propia comunidad parroquial, por las familias que la componen, para que en todos reine el gozo de la Navidad : Oremos al Señor

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(Peticiones libres) P Señor, alegría de los tristes y consuelo de los que sufren: por tu Hijo Jesucristo, concédenos disfrutar de la alegría de su nacimiento y ser portadores de este gozo a los demás. Por Jesucristo nuestro Señor. 10.- Ofertorio Presentación de la luz: En su nacimiento Jesús es Luz para el mundo. La presentamos para que nos ilumine a nosotros y nuestros hogares en Navidad. Presentación de instrumentos musicales: Los instrumentos musicales acompañan nuestros cantos. Los presentamos al Señor como signo de alabanza y acción de gracias. Presentación del pan y del vino: Presentamos al Señor el pan y el vino, para que por la fuerza del Espíritu Santo se haga presente entre nosotros en esta eucaristía. (Sigue el formulario litúrgico del día. Si no hay eucaristía: Padrenuestro, Rito de la paz, Comunión, Bendición).

Domingo - Oramos por las madres

1.- Aguinaldos de animación 2.- Invitación María, una joven de Nazaret, recibe una inesperada visita, que le trae una buena noticia: “Concebirá y dará a luz un hijo”. Para cualquier mujer el anuncio de que va a ser madre es motivo de gozo. Hoy son las madres las que estarán especialmente presentes en nuestra celebración. Navidad


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es ante todo un misterio de amor. “Dios amó tanto al mundo que le envió a su propio Hijo” (Jn 3,16). Lo que admiramos especialmente en las madres es su capacidad de amar. Como se dice:” Amor como el de una madre no hay ninguno”. Oramos, para que Dios siga multiplicando la capacidad de amar de nuestras madres. Y para que los hijos sepamos agradecer su generosidad.

5.- Gloria

3.- Apertura de la celebración Saludo: El Señor, que nos revela a través del corazón de las madres su amor y su ternura, esté con ustedes.

7.- Lecturas 2Sam 7,1-5.8-12.14.16; Sal 88; Rom 16,25-27; Lc 1,26-38, (págs. 100-101)

4.- Acto de reconciliación P El amor generoso de nuestras madres no siempre es correspondido como se merecen. Hoy lo reconocemos con humildad y pedimos perdón. L Por no corresponder al amor de nuestras madres, que no ahorran esfuerzos para hacernos más felices: Señor, ten piedad L Por la violencia que muchas madres sufren en sus hogares, para que se las trate con amor y dignidad: Cristo, ten piedad L Por falta de la ayuda necesaria que padecen las madres, viendo malograda la vida de sus hijos: Señor, ten piedad.

6.- Oración Te bendecimos, padre, por haber elegido a María para madre de tu Hijo salvador nuestro; concede a nuestras madres el don de tu Espíritu para que sigan cuidando a la humanidad con su amor y su ternura. Que María las proteja y les conceda participar de su felicidad y de su alegría. Por Jesucristo nuestro Señor.

8.- Reflexión La maternidad: un don de Dios a la humanidad En el Libro del Emmanuel, Isaías había anunciado una maternidad del todo maravillosa: “Una joven doncella está embarazada y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel” (Is 7,14). Al narrar la información a José de que María está embarazada, Mateo escribe: “Todo esto sucedió para que se cumpliera lo anunciado por medio del profeta” (Mt 1,22). A continuación cita el texto de Isaías. Lucas escenifica el momento en que María concibe a Jesús en su seno. Es una obra de Dios realizada por el poder creador del Espíritu Santo. María era la elegida para ser la madre del Mesías que había de salvar a Israel y al mundo. La encarnación es un gesto de amor increíble por parte de Dios. Lo realizó por medio de una madre: La virgen María. Así lo canta la liturgia: “ante la admiración


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del cielo y de la tierra, engendraste a tu santo Creador, y permaneces siempre virgen”. La madre: vida y alma de nuestros hogares Es difícil imaginar un hogar sin la presencia de la madre. Pero esto es especialmente cierto en la sociedad venezolana. En un gran número de hogares, la madre lo es todo: madre, padre, educadora, consejera, protectora y defensora de los hijos. En una sociedad como la venezolana matricentrada, la presencia de la madre se agiganta. “La madre es el centro de todos los vínculos…, y funciona tanto en los sectores populares como en sectores de clase media o alta” (Concilio Plenario). Con frecuencia el hogar es matrifamiliar, con hijos que proceden de padres distintos. La madre realiza una gran labor socializadora, procurando que la relación entre ellos adquiera un verdadero sentido fraternal. “Urge valorar la maternidad como misión excelente de las mujeres. Esto no se opone a su desarrollo profesional y al ejercicio de todas sus dimensiones, lo cual les permite ser fieles al plan originario de Dios” (Aparecida 456). La madre: agente transmisor de vida y de valores La madre es transmisora de vida. Es éste uno de los dones más hermosos que Dios ha concedido a las madres. La sociedad ha de cuidar y proteger a las madres, proporcionando todos los medios económicos, sociales, sanitarios, habitacionales y laborales, para que pueda cumplir con su misión. En ocasiones se discrimina a la mu-

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jer en el mundo laboral por su maternidad. Hay empresas que ponen obstáculos para contratar a mujeres en edad fértil, para no asumir las cargas sociales que conlleva la maternidad: temor a baja productividad, reposo prenatal y posnatal, etc. La madre es además la transmisora natural de los valores que enriquecen a toda la sociedad. “La mujer es insustituible en el hogar, la educación de los hijos, en la transmisión de la fe. Esto no excluye la necesidad de su participación activa en la construcción de la sociedad” (Aparecida 456). La madre: colaboradora activa en las comunidades En la inmensa mayoría de nuestros hogares, las primeras transmisoras de la fe a los hijos son las madres. Ellas dan a conocer a Dios desde los primeros años, les enseñan a rezar, les inculcan los principios morales contenidos en la Palabra de Dios. Nos encontramos en la Iglesia con un hecho sociológico real. La mayor parte de las personas que colaboran en diversas actividades que existen en nuestras comunidades son mujeres. Muchas de las catequistas son mamás, que colaboran en la comunidad a la formación cristiana de niños, adolescentes y jóvenes. También es frecuente encontrarlas en actividades de tipo social, como Cáritas, atención a enfermos y a personas con problemas de diverso tipo. Por su generosidad y entrega, se hacen acreedoras a que en este día reconozcamos su labor, agradezcamos su sacrificio, las apoyemos en sus servicios. Pedimos a Dios que


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siga bendiciendo a las madres en sus múltiples servicios a la sociedad y a la comunidad cristiana.

la labor que realizan en sus casas y en las comunidades cristianas. Por Jesucristo nuestro Señor

9.- Oración de los fieles P Oremos a Dios por nuestras madres, para que bendiga y haga fecundo su amor y su servicio en nuestras comunidades cristianas. A Bendice, Señor, a todas las madres L Por las mujeres que comparten con María la felicidad de ser madres. Para que Dios haga reinar la alegría y la paz en sus hogares: Oremos al Señor A Bendice, Señor, a todas las madres L Por las madres maltratadas, humilladas y poco valoradas, a quienes no se reconoce el amor y el sacrificio que realizan por sus hijos: Oremos al Señor A Bendice, Señor, a todas las madres L Por las madres que no disponen de habitación digna para sus hijos, y carecen de recursos para poder alimentarlos como conviene: Oremos al Señor. A Bendice, Señor, a todas las madres L Por las mujeres que asumen responsabilidades de padres y de madres, para criar y educar a hombres y mujeres que sirvan a la sociedad y a la Iglesia: Oremos al Señor A Bendice, Señor, a todas las madres (Intenciones libres) P Te damos gracias, Señor, por el don maravilloso de las madres que cuidan de nuestros hogares. Bendice

10.- Ofertorio Presentación de una imagen de María con el niño María con su hijo en brazos es la imagen y modelo de todas las madres. Desde la concepción de Jesús hasta su resurrección María estuvo siempre al lado de Jesús. MaríaMadre proteja a todas las madres. Presentación de una madre con su hijo/a La maternidad es una bendición de Dios. Las madres colaboran con el Señor en la concepción, nacimiento y desarrollo de la vida. El Señor bendiga su servicio a la vida. Presentación de una madre con una Biblia Las madres son las primeras catequistas de sus hijos. Ellas enseñan a sus hijos a orar y a conocer la Palabra de Dios. El Espíritu Santo las guíe en su misión evangelizadora. Presentación del pan y el vino Las madres proporcionan alimento a sus hijos desde que nacen. El Señor nos alimenta con el pan y el vino, que se convierten en nuestro alimento en la eucaristía. (Sigue el formulario litúrgico del día. Si no hay eucaristía: Padrenuestro, Rito de la paz, Comunión, Bendición).


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Lunes - Oramos por los matrimonios

1.- Aguinaldos de animación 2.- Invitación Desde el relato de la creación, la Biblia establece una especial relación de Dios con la persona humana llamada a vivir el amor en el matrimonio. El matrimonio ocupa hoy el primer lugar en nuestra celebración. A los esposos el Señor les confía una misión importante en la comunidad cristiana y en el mundo: ser engendradores de vida, conducir y acompañar a sus hijos en su proceso de crecimiento humano y espiritual. Los evangelios nos presentan a María y a José como dos jóvenes esposos, dispuestos desde el primer momento a cumplir la misión que Dios les confió. Ellos acompañaron los primeros pasos de Jesús en los años de la infancia y de la adolescencia. 3.- Apertura de la celebración Saludo: El Señor, que consolida el amor y la unión de los esposos por medio de su Espíritu, esté con todos ustedes. 4.- Acto de reconciliación P Desde el plano humano y desde su dimensión espiritual y cristiana, el matrimonio nace del amor, y solo en el amor los esposos pueden conseguir su plena realización. L Dios llama a los esposos y a todos nosotros a alcanzar la felicidad por

medio del amor. Por los pecados contra el amor entre los esposos y en nuestras comunidades: Señor, ten piedad. L Por los matrimonios que no han conseguido la armonía conyugal, y por no haberles prestado la ayuda que necesitan: Cristo, ten piedad. L Por las agresiones que recibe la institución matrimonial, desde las diversas instancias sociales y públicas de la sociedad: Señor, ten piedad. 5.- Gloria 6.- Oración Escucha, Señor, nuestras súplicas, y al hacer memoria del nacimiento de tu Hijo, derrama tu gracia sobre los que han santificado su amor por el sacramento del matrimonio, y por todos que están en vías de hacerlo. Por Jesucristo nuestro Señor. 7.- Lecturas Jue 13,2-7.24-25; Sal 70; Lc 1,5-25, (págs. 103-104) 8.- Reflexión El matrimonio al servicio del plan salvación En el mensaje de los profetas el matrimonio se sitúa en el contexto de la alianza de Dios con su pueblo. La realidad humana del matrimonio sirve a los profetas para explicar la relación de amor que existe entre Dios y el pueblo. El drama de la


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pareja humana de amor y desamor, de fidelidad e infidelidad, de fecundidad e infecundidad, es el mejor modelo par expresar el amor de Dios hacia su pueblo. Por una parte encontramos el amor de Dios. Un amor fiel, sin fisuras, generoso, sin límites, rico y fecundo. Por la otra parte, las infidelidades del pueblo, que se va con otros dioses, que rompe la alianza, que se prostituye. Dios dice al pueblo por boca de Oseas: “Me casaré contigo para siempre…, en justicia y en derecho, en afecto y en cariño. Me casaré contigo en fidelidad” (Os 2,21-22). Al entrar en el espacio salvador de la alianza, el amor conyugal queda transformado. El amor generoso y fiel de Dios se convierte en el modelo de referencia para los esposos. Han de amarse como Dios los ama. En el nuevo testamento la imagen del matrimonio se introduce para significar la alianza de amor de Cristo con la Iglesia. “Los esposos han de amar a sus esposas como Cristo a amó la Iglesia y se entregó por ella” (Ef 5,25).

Celebraciones Misas de Aguinaldos

El matrimonio, realidad humana bendecida por Dios El relato de la creación nos presenta al matrimonio como una realidad profundamente humana. La persona no ha sido creada para vivir como una isla, sino en relación con otras personas. La relación más íntima entre dos personas es la conyugal, basada en el amor interpersonal: “No es bueno que el ser humano esté solo”. Del diálogo de amor surge la unión entre el hombre y la mujer en todos los planos: sicológico, afectivo y sexual. A él va unida la dinámica de la fecundidad. Ya no se sienten extraños; ambos se perciben como una misma realidad antropológica: “el hombre se junta a su mujer y no son más que una sola carne” (Gén 2,24). Los dos se perciben en plan de igualdad, y se saben corresponsables de sus vidas y de su felicidad. Dios mismo ratificó con su bendición esta armonía y esta bondad: “Vio Dios todo lo que había hecho: y era muy bueno” (Gén 1,31). El matrimonio cristiano es “misterio de salvación” Desde el relato de la creación, la Biblia establece una especial relación de Dios con la persona humana llamada a vivir el amor en el matrimonio. Esta realidad hombre-mujer ha sido creada a imagen y semejanza del creador. La belleza del amor conyugal como realidad humana y antropológica no agota la riqueza que Dios ha puesto en el matrimonio. Al entrar en el espacio salvador de la alianza de Dios con la humanidad, el matrimonio se


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convierte para los esposos en un “misterio de salvación”. A través del amor conyugal, bendecido por Dios de forma especial en el sacramento, los esposos están colaborando mutuamente a su salvación. Su amor fiel y generoso es como un ejercicio permanente de salvación del cual se benefician los dos esposos. Pero el amor conyugal de los esposos cristianos tiene, además, una dimensión sacramental para el pueblo de Dios. La comunidad cristiana ha de descubrir como una encarnación del amor de Dios a la humanidad viva y visible, en la forma como viven el amor los esposos cristianos. El matrimonio, signo de amor generoso y servicial El amor de los esposos, vivido desde la fe en Dios y la comunión con Cristo, ha de encarnar la riqueza del amor de Dios y de Cristo: fidelidad, entrega generosa, exclusividad, durabilidad. San Pablo señala uno de los servicios fundamentales que los esposos cristianos han de prestar a la comunidad: ser testigos visibles y palpables del amor mutuo de Cristo y de la Iglesia. Un amor generoso, que les lleva a amar al otro, a la otra, como a su misma persona en toda su integridad: “nadie aborrece a su propio cuerpo, más bien lo alimenta y lo cuida”. Un amor llevado hasta el límite: hasta entregar la propia vida.

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“Como Cristo amó a la Iglesia y se entregó por ella”. Dios es amor, y todo lo que ha creado lo ha dejado tocado por el amor. En el relato de la creación, aparece el amor en forma de compañía necesaria, y como signo de una fecundidad gozosa. El amor, en este caso, se vive y se goza en una realidad pletórica de humanidad. El lugar propuesto para vivirlo es el matrimonio. Esta realidad humana y religiosa fue elegida por Dios para que su Hijo habitara entre nosotros. 9.- Oración de los fieles P En este ambiente de preparación de la Navidad , en el cual se reaviva el espíritu de familia, oremos por todos los matrimonios, para que Dios, por medio de su Hijo los colme de su bendición. A Fortalece, Señor, el amor entre los esposos L Por los esposos, que el día de su matrimonio vivieron unos momentos especialmente felices, para que Dios aumente, de día en día, su felicidad conyugal: Oremos al Señor. A Fortalece, Señor, el amor entre los esposos L Por todos los matrimonios, para que el amor mutuo ente los esposos sea un fermento de paz en nuestros hogares y en nuestra sociedad: Oremos al Señor. A Fortalece, Señor, el amor entre los esposos L Por los matrimonios que pasan por momentos difíciles en su amor y en su convivencia, para que el Señor los confirme en la fidelidad al amor que se han prometido: Oremos al Señor. A Fortalece, Señor, el amor entre los esposos


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L Por los esposos, para que el Espíritu Santo los llene de su gracia, y sean ante el mundo un signo vivo del amor de Dios a la humanidad y de Cristo a su Iglesia: Oremos al Señor. A Fortalece, Señor, el amor entre los esposos (Peticiones libres) P Te damos gracias, Señor, por todos los esposos, y te pedimos que derrames tu amor en su corazón, para que superando toda adversidad, permanezcan fieles a su alianza matrimonial, colaborando a una feliz convivencia en tu Iglesia en este tiempo de Navidad. Por Jesucristo nuestro Señor. 10.- Ofertorio Presentación de anillos: Los anillos son el símbolo de alianza matrimonial que los esposos se prometieron el día de la boda. Hoy los presentan al Señor en nombre de todos los esposos, como signo de

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renovación del amor que permanece vivo en sus corazones. Presentación de dos parejas Estas dos parejas representan a todos los esposos, que a través de su vida conyugal hacen presente ante la comunidad cristiana, el amor que reina entre Jesús y su Iglesia. Presentación de un ramo de novia El ramo de flores es otro de los signos que estuvieron presentes en la celebración del matrimonio. Este ramo de flores hermoso y lozano, representa el amor conyugal que permanece vivo y no se marchita. Presentación del pan y del vino Los esposos comparten los alimentos en la mesa familiar. La eucaristía ha de ser el alimento espiritual que alimente su amor, participando en la mesa del Señor. (Sigue el formulario litúrgico del día. Si no hay eucaristía: Padrenuestro, Rito del la paz, Comunión, Bendición)

Martes - Oramos por los padres

1.- Aguinaldos de animación 2.- Invitación Si la mujer tiene una presencia significativa en el misterio de la Navidad, también lo tiene el varón. José es llamado a asumir en relación con Jesús, la misión reservada al padre en la sociedad judía. Desde el primer momento, los evangelios hablan de esposos, de padres, y de Jesús como hijo de familia. Esta misma realidad es la que está presente en nuestros hogares. En nuestra celebración de hoy tendremos especialmente presente al padre y su misión en la vida familiar. Encomendaremos a Dios a los padres, para


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que cumplan a cabalidad la misión que Dios les ha confiado en relación con sus hijos. 3.- Apertura de la celebración Saludo: Dios nuestro Padre, de quien procede toda paternidad en los cielos y en la tierra, esté con todos ustedes. 4.- Acto de reconciliación P La vida familiar es ante todo un ejercicio de amor, en el cual cada uno asume su propia responsabilidad. El padre asume la suya privilegiando el amor a sus hijos; al mismo tiempo es merecedor de que éstos le manifiesten su amor. L Por los padres que no asumen con generosidad sus responsabilidades familiares, respecto a los hijos y la buena marcha del hogar: Señor, ten piedad. L Por aquellos padres que no se toman suficientemente en serio la educación de sus hijos, en especial en lo referente a su formación y vivencia de la fe cristiana: Cristo, ten piedad. L Por no valorar como se merece el esfuerzo de los padres por promocionar los valores humanos y cristianos en el hogar: Señor, ten piedad.

5.- Gloria 6.- Oración Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que confiaste a tu Hijo a los cuidados amorosos de un padre de familia. Llena de tu Espíritu a todos los padres, para que sean “varones justos”, y cumplan con la fidelidad y el amor generoso la misión humana y cristiana que les has encomendado. Por Jesucristo nuestro Señor. 7.- Lecturas Is 7,10-14; Sal 23; Lc 1,26-38, (pág. 107) 8.- Reflexión Padres que asumen su misión en la historia de la salvación Lucas establece en los “evangelios de la infancia” un paralelismo entre los orígenes y misión de Juan Bautista y los de Jesús. Ahí aparecen dos varones desposados, uno con Isabel y el otro con María. Además de la misión de esposos están llamados a cumplir la misión de padres. Su misión está estrechamente conectada con la historia de la salvación. Se trata del “enviado de Dios para salvar al mundo”, Jesús de Nazaret;


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y de Juan por sobrenombre “Bautista”, el elegido “para prepararle los caminos” y “presentarlo a Israel”. Del padre de Juan, Lucas dice: “Eran rectos a los ojos de Dios, vivían irreprochablemente de acuerdo con los mandatos y preceptos del Señor” (Lc 1,6). Respecto a José escribe Mateo: “Era un hombre justo y no quería denunciarla” (Mt 1,19). Estos son los padres que Dios ha elegido para su Hijo y para su Precursor, al llegar el tiempo de la salvación a su plenitud. El modelo cultural de padre en nuestra sociedad “El varón está llamado por el Dios de la vida a ocupar un lugar original y necesario en la construcción de la sociedad… Profundamente motivado por la hermosa realidad del amor que tiene su fuente en Jesucristo, el varón se siente fuertemente invitado a formar un hogar” (Aparecida 459). Al describir la realidad social y religiosa de la familia venezolana, el Concilio Plenario analiza la presencia del varón dentro de la misma y su misión de padre. Escribe: “El varón se forma e identifica como hijo, con las dificultades sicológicas y culturales para su identificación con la función de padre y ejercer en plenitud la paternidad. Igual dificultad existe en la mujer para permitir en el varón el ejercicio de la paternidad, favoreciendo así el machismo”. Prevalece la capacidad de engendrador sobre la responsabilidad de la paternidad, que se extiende a toda la realidad existencial del hijo, desde

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el momento que es engendrado hasta el final de sus días. Estamos en un proceso de cambio que se revela demasiado lento. La promoción integral del padre En la promoción de la presencia del padre en el hogar y al lado de los hijos, hay que empezar por la presencia del padre en el momento mismo de nacer. Ha de vivir junto con su esposa el gozo de la aparición del hijo en el momento del parto. Esta compañía tiene que hacerse sentir en sus muestras de cariño, para que desde el principio se establezca la simbiosis padre-hijo/a. La ausencia del padre se advierte en el perfil de la personalidad de los hijos. A la presencia afectiva y sicológica hay que añadir la educativa. El padre ha de acompañar a los hijos en su crecimiento humano y espiritual, participando con ellos en las diversas celebraciones de la comunidad. Es hermoso ver a padres que llevan en brazos a sus pequeños, padres que participan en la eucaristía y otras celebraciones cristianas con sus hijos. Participación del padre en la misión de la Iglesia Incorporado a la comunidad cristiana por el bautismo, el padre ha de sentirse en el seno del hogar como un testigo y un discípulo misionero de Jesucristo. Para los hijos, el testimonio en el campo de la confesión de la fe y del comportamiento evangélico de su padre es fundamental. El Documento de Aparecida señala: “Debemos reconocer, que tradicionalmente en América Latina y El


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Caribe, un porcentaje de significativo de varones se han mantenido más bien al margen de la Iglesia y del compromiso que en ella están llamados a realizar” (Aparecida 461). Al celebrar el matrimonio “en el Señor”, el varón asume su vocación específica de padre cristiano. Es necesario que los padres profundicen en la misión específica de educadores de la fe de sus hijos, colaborando a la construcción de la “Iglesia doméstica”, que ha de ser cada hogar cristiano. La educación cristiana de los hijos, la promoción de las celebraciones y demás actividades religiosas en el hogar, no es solo tarea de la madre. Los padres han de asumir el protagonismo que les corresponde. 9.- Oración de los fieles P Oremos a Dios Padre, para darle gracias por la riqueza de amor que ha puesto en el corazón de los padres, y les conceda la generosidad para expresarla ante sus hijos, especialmente en los días de Navidad. L Para que la comunidad cristiana ayude a los padres a conocer mejor su misión en la sociedad y en la Iglesia : Oremos al Señor. A Fortalece, Señor, a los padres con tu bendición L Para que los padres participen de forma activa de la vida familiar al lado de sus hijos en estas fiestas de Navidad, compartiendo con ellos sus gozos, sus problemas, sus momentos de ocio: Oremos al Señor. A Fortalece, Señor, a los padres con tu bendición L Para que la sociedad proporcione a los padres los medios culturales,

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económicos y humanos, para cumplir a cabalidad su misión al lado de sus hijos: Roguemos al Señor. A Fortalece, Señor, a los padres con tu bendición L Para que los padres sean verdaderos testigos de fe, de generosidad y de caridad cristiana, de forma que los hijos aprendan a vivir según los valores del Evangelio: Roguemos al Señor. A Fortalece, Señor, a los padres con tu bendición (Peticiones libres) P Bendice, Padre de bondad, a todos los padres de familia; acrecienta en ellos el amor y la generosidad, para que puedan cumplir la misión que les has confiado en la sociedad y en la Iglesia. Por Jesucristo nuestro Señor. 10.- Ofertorio Presentación de instrumentos de trabajo Estos padres presentan estos utensilios de trabajo, con los cuales contribuyen al sustento y a la felicidad compartida con sus esposas y con sus hijos. Presentación de varios padres con su familia Presentamos al Señor a estos padres rodeados de sus esposas y de sus hijos. Durante estos días, unidos a ellos se disponen a celebrar con espíritu cristiano la Navidad. Presentación del pan y del vino Estos padres de familia llevan al altar el pan y el vino, fruto del trabajo de muchos obreros y obreras del campo. Conviértelos, Señor, en alimento de vida eterna, para los que


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nos preparamos a celebrar con gozo el nacimiento de tu Hijo.

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(Sigue el formulario litúrgico del día. Si no hay eucaristía: Padrenuestro, Rito de la paz, Comunión, Bendición)

Miércoles - Oramos por la familia

1.- Aguinaldos de animación 2.- Invitación Los evangelios nos hablan de una familia que vivía en Nazaret, formada por María y por José. En su forma de vida no se distinguía de las demás. José era un artesano que ganaba el sustento para él y para la familia con su sudor y su trabajo. María era una sencilla ama de casa, que se ocupaba de las labores del hogar, como era tradición en las familias judías. Pero en esta familia existía algo singular que no existía en las otras. Dios la había elegido, para que en su seno naciera y creciera Jesús, el Hijo del Altísimo, llamado a ser el Salvador del mundo. 3.- Apertura de la celebración Saludo: El Señor, que ha enviado a su Hijo, nacido de una mujer, y que habitó en el seno de un hogar, esté con ustedes. 4.- Acto de reconciliación P Dios Ha creado la familia, para que todos nos sintamos a gusto, compartiendo de forma solidaria los gozos y también las dificultades. Porque no siempre la armonía y el amor han presidido nuestros hogares, pedimos perdón.

L Por los pecados cometidos contra el amor, creando discordia y malestar en nuestras familias: Señor, ten Piedad L Por la falta de colaboración y de solidaridad en las tareas del hogar, cargando sobre los demás la responsabilidad: Cristo, ten piedad L Por las actitudes de prepotencia, por las disensiones que perturban la paz familiar: Señor, ten piedad 5.- Gloria 6.- Oración Te bendecimos, Padre, por haber elegido una familia, en la que Jesús nació, vivió y creció rodeado de amor. Acrecienta el amor en nuestros hogares en esta Navidad, para que reine en ellos la unidad, la felicidad y la paz. Haznos solidarios y generosos para crecer humana y espiritualmente como familia, y ser testimonio de convivencia ante


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el mundo. Por Jesucristo nuestro Señor. 7.- Lecturas Cant 2,8-14; Sal 32; Lc 1,39-45, (págs. 109-110) 8.- Reflexión La familia al servicio del plan de salvación de Dios Los episodios que narran Mateo y Lucas en los “evangelios de la infancia”, están marcados por una presencia significativa de la familia. Lucas empieza el evangelio con un acontecimiento familiar: el anuncio de la concepción de Juan Bautista. Acontecimiento que llena de gozo a la familia formada por Zacarías y Ana, que sufrían el dolor de no poder engendrar hijos. En esta familia nacerá y crecerá Juan Bautista, el eslabón elegido por Dios para establecer la unión entre los tiempos antiguos y los nuevos. Se trata de una familia formada por dos personas rectas y sencillas, que “viven irreprochablemente de acuerdo con los mandatos y preceptos del Señor” (Lc 1,6). El Hijo que nacerá será el Precursor del Mesías La segunda familia que aparece en el evangelio de Lucas es la formada por María y José. Vive en Nazaret. Los dos esposos reciben el mismo anuncio: Su hogar ha sido elegido para que more en él, aquel que será “luz para iluminar a las naciones, y gloria del pueblo de Israel” (Lc 2,32). Esta familia ha sido enriquecida por Dios con dones admirables. De José escribe Mateo: “José, su esposo, era un hombre justo” (Mt 1,19). Respecto a María, Lucas nos informa: El mensajero de Dios la saluda con

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estas palabras: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo” (Lc 1,28). Este saludo indica que María ha sido favorecida por Dios de forma extraordinaria, para ser madre de su Hijo. La familia en diálogo permanente para vivir su misión Los caminos de Dios no siempre coinciden con nuestros proyectos. Esto mismo les sucedió a María y a José. Ellos tuvieron su proceso para descubrir su misión de esposos en los designios de Dios. No fue fácil comprender la forma de la concepción de Jesús. Los dos escucharon con fe el mensaje del enviado de Dios y los malentendidos desaparecieron. Más tarde se ven sorprendidos por la decisión de Jesús de quedarse en el templo, sin que les informara. Lucas informa: “Quedaron desconcertados” (Lc 2,48). El suceso se aclara con el diálogo. La inquietud de sus padres se calma cuando Jesús les informa: “Han de saber que yo tengo que ocuparme de las cosas de mi Padre” (Lc 2,49). El diálogo es fundamental en la vida familiar. Primero han de practicarlo los esposos. Además ha de estar presente en las relaciones de los padres con los hijos. Muchos conflictos se evitarían, si existiera más diálogo en la vida familiar. El calor familiar, necesario para el crecimiento equilibrado Respecto a la familia de Nazaret, Lucas informa: “Jesús crecía en saber, en estatura y en gracia delante de Dios y de los hombres” (Lc 2,52).


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En el clima humano y religioso de aquel hogar Jesús fue creciendo de forma equilibrada. Allí reinaba el amor, la comprensión, la confianza mutua. En este ambiente gozoso y feliz, Jesús creció en todos los aspectos de la vida. Creció en estatura; avanzaba, día a día, en el aspecto intelectual, abriéndose a la experiencia de la vida. También progresaba en su forma de relacionarse con su Padre como hombre. El calor de un hogar feliz beneficia a toda la familia: a los esposos y a los hijos. Favorece el desarrollo equilibrado de los niños, de los adolescentes y de los jóvenes. Esta felicidad se construye, día a día, con la colaboración generosa y desinteresada de todos, de los padres y de los hijos, fomentando los valores evangélicos del amor, del espíritu de servicio, de la paciencia. El hogar cristiano ha de ser una “Iglesia doméstica” El lugar donde se reúnen los hijos de Dios, la Biblia lo llama “casa de oración” (Is 56,7). Además de lugar de encuentro de todos los componentes de la familia, el hogar cristiano ha de ser lugar de oración para todos los componentes de la familia. Es necesario cultivar la presencia de Dios y de su amor en toda relación familiar: todo con amor, nada sin amor. La familia ha de reservarse algún tiempo para celebrar la fe y para orar. La carta a la comunidad de Colosas hace algunas propuestas: “La Palabra de Cristo habite en ustedes con toda riqueza”. Hay que reservar algún tiempo para escuchar a Dios que nos habla por las Escrituras.

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“Con corazón agradecido canten a Dios salmos, himnos, cantos inspirados” (Col 3,16). Para fomentar la convivencia familiar, el autor de la carta recomienda: “Revístanse de sentimientos de profunda compasión, de amabilidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; sopórtense mutuamente; perdónense, si alguien tiene queja contra otro; el Señor les ha perdonado, hagan ustedes lo mismo. Y por encima de todo el amor, que es la suma de la perfección” (Col 3,12-14). 9.- Oración de los fieles P Presentamos a Dios nuestra oración, que es el Creador y Padre de toda familia humana y cristiana, para que el amor crezca cada día más en nuestras familias. A Acrecienta, Señor, el amor en nuestras familias L Dios quiere que el mundo viva como una gran familia. Para que asumamos con generosidad nuestra diversidad y trabajemos por la concordia entre los pueblos: Oremos al Señor A Acrecienta, Señor, el amor en nuestras familias L Los bautizados formamos la gran familia de Jesús. Para que reine en las comunidades cristianas, el amor, la colaboración generosa y la paz: Oremos al Señor A Acrecienta, Señor, el amor en nuestras familias L Jesús nació, vivió y creció en el seno de una familia. Para que los niños y jóvenes crezcan felices en nuestras familias, fortalecidas con la Palabra de Dios, la eucaristía y la oración: Oremos al Señor


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A Acrecienta, Señor, el amor en nuestras familias L Por las familias que sufren por falta de amor, por la discordia, por carecer de lo necesario para llevar una vida digna: Oremos al Señor A Acrecienta, Señor, el amor en nuestras familias (Intenciones libres) P Te pedimos, Señor, que la felicidad de nuestras familias en esta Navidad, colabore a crear un mundo más feliz. Por Jesucristo nuestro Señor. 10.- Ofertorio Presentación de una familia: Padres, hijos, abuelos, etc Presentamos al Señor esta familia, que representa a todas nuestras familias. Pedimos al Señor que bendiga con generosidad a nuestras familias, sobre todo en estos días de Navidad,

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para que disfruten y sean felices. Presentación de un álbum familiar En este álbum se recogen los acontecimientos más destacados de la vida de la familia. Lo presentamos al Señor como una ofrenda de acción de gracias, por los momentos felices que hemos vivido en familia. Presentación del pan y del vino Presentamos el pan y el vino, que se convertirán en sacramento de salvación para todos nosotros. La participación en la eucaristía es el alimento que nos hace crecer en el amor como familia (Sigue el formulario litúrgico del día. Si no hay eucaristía: Padrenuestro, Rito de la paz, Comunión, Bendición)

Jueves - Oramos por los niños

1.- Aguinaldos de animación 2.- Invitación El nacimiento de un niño o de una niña es siempre una buena noticia para la familia. Nos disponemos a celebrar el nacimiento de un niño que fue motivo de gozo para toda la familia humana. Su nombre es Jesús. Hacemos fiesta por el nacimiento

de un niño, frágil como los demás; pero que lleva sobre sus hombros el título de Consejero maravilloso, de Príncipe de la paz. La Navidad invita a volver los ojos hacia los niños, que disfrutan en es-


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tos días con el nacimiento de Jesús. Ellos son protagonistas importantes en la fiesta de la vida. Celebremos con alma de niño estas fiestas. Escuchamos su voz en nuestra celebración.

ción y explotación. Por Jesucristo nuestro Señor.

3.- Apertura de la celebración Saludo: El gozo que experimentaron los pastores en Belén, al anunciarles el nacimiento de un niño que trae la salvación para todos los pueblos, esté con ustedes.

Los niños son un don de Dios a la humanidad En la primera lectura se nos habla de un niño, que es un regalo de Dios a Ana, que era una mujer estéril. Como acto de gratitud por el don recibido, Ana se acerca al templo y presenta a Samuel, su hijo, al Señor con estas palabras: “El Señor ha atendido mi petición. Por eso yo se lo cedo al Señor de por vida, para que sea suyo” (1 Sam 1,27-28). Ben Sirá hace este elogio de Samuel en el libro del Eclesiástico: “Amado de su pueblo y favorito de su Creador, consagrado como profeta del Señor, juez y sacerdote” (Eclo 46,13.15). En el nuevo testamento, Samuel figura en la larga lista de los antepasados de Jesús. En su concepción, como en la de Juan Bautista y la de Jesús, Dios manifestó su poder creador y su misericordia hacia su pueblo. Todo niño es un don de Dios para sus padres y para la familia humana. Como tal ha de ser recibido, amado, cuidado con cariño, proporcionándole todo lo necesario para crecer como persona y para encaminarlo por los caminos de Dios, como hizo Ana con Samuel.

4.- Acto de reconciliación P El niño que nació en Belén no fue motivo de gozo para muchos. Algunos no le dieron posada, otros intentaron darle muerte. No siempre los niños encuentran las atenciones que se merecen. L Por el rechazo que sufren muchos niños y niñas, hasta el punto que se les niega el derecho de nacer: Señor, ten piedad. L Por los riesgos a que se ven sometidos los niños y niñas en nuestra sociedad tan llena de violencia: Cristo, ten piedad. L Por la falta de amor que sufren muchos niños y niñas, sin familia estable, sin el alimento necesario, sin los medios adecuados para una sana educación e integración en la sociedad: Señor, ten piedad. 5.- Gloria 6.- Oración Al hacer memoria del nacimiento de tu Hijo en medio de nosotros, te pedimos Padre, que todos los niños y niñas disfruten de una familia y de una sociedad acogedora, que les dé el amor que necesitan, que los proteja de toda forma de margina-

7.- Lecturas 1Sam 1,24-28; Sal (1Sam 2); Lc 1,46-46; (pág 112)

La concepción de Jesús fue buena noticia para la humanidad En el caso de Jesús no fue un profeta; fue Gabriel, el mensajero de


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Dios, quien comunicó la “buena noticia” a una joven muchacha de Nazaret, de nombre María. En el saludo iba incluida la felicitación: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. Dios la había elegido entre una legión de mujeres judías, para ser madre de un niño muy especial. El nombre del hijo será Jesús. En el nombre lleva escrita su misión: “Dios salva”. Él es el Mesías-Salvador que todo el pueblo de Israel esperaba. Con su “sí” generoso y espontáneo, María se compromete a cuidar de este niño; a alimentarlo; a acompañarlo en su crecimiento hasta que se hizo grande, y un día dejó el hogar, y se fue por pueblos y ciudades anunciando: “El reino de Dios está en medio de ustedes”. Conocedora del don inmenso que Dios le había otorgado, María prorrumpe en un canto de alabanza y de acción de gracias al Señor: “Mi alma canta la grandeza del Señor, mi espíritu salta de gozo en Dios mi salvador, porque se ha fijado en la humildad de sus sierva” (Lc 1,46-48). El niño, un ser frágil que hay que tratar con cariño El niño, además de ser engendrado con amor, necesita ser recibido con amor al abrir sus ojos a la primera luz; y necesita del calor de un hogar como terreno propicio para crecer en armonía perfecta, física, afectiva, sicológica, y espiritual. Además de la cuna adornada con flores, hay que disponer el hogar, adornado con el amor generoso de todos los componentes: padres, her-

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manos, tíos, abuelos, con los brazos abiertos para darle su calor. Siendo amado, es como aprende a amar; siendo respetado, es como aprende a respetar; experimentando la dedicación gratuita, es como aprende a darse a los demás con generosidad. Este espíritu es el que hay que procurar crear también en las instituciones que el niño frecuenta fuera del hogar: escuelas, liceos, universidad, centros de ocio, catequesis de la comunidad. Ayudemos a los niños y niñas a conocer a Jesús en este tiempo de Navidad. Ya desde los primeros años han de saber que Jesús es y ha de ser siempre su mejor amigo. Todos los niños tienen derecho a una Navidad feliz La Navidad es una fiesta de amor. Celebramos el amor del Padre, que nos amó tanto que nos dio a su Hijo. También los niños tienen derecho a ser felices en Navidad; pero no todos lo son. Unos, porque no siempre les proponemos la vía adecuada. En este mundo consumista, pareciera que no tenemos otra cosa que ofrecer a los niños para ser felices, que los productos que nos brinda una publicidad mercantilista y asfixiante. Para hacer negocio, utilizamos a los más indefensos, que son los niños. Otros niños y niñas no pueden ser felices, porque en sus casas falta el “aguinaldo mejor”, el amor familiar. En demasiados hogares falta el amor, además de las cosas más elementales para llevar una vida digna. Unos productos, que si no son la felicidad, colaboran a ella. La Navidad es un tiempo propicio para despertar en los niños la generosidad y el espíritu de compartir.


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Ya desde pequeños, eduquemos a los niños en la generosidad. Compartir con los demás con alegría, es el mejor remedio contra los egoísmos. 9.- Oración de los fieles P Nuestras voces se unen para cantar al Niño nacido en Belén. Hoy también se unen nuestros corazones, para orar al Padre del cielo por los niños y niñas del mundo. A Concede, Padre, a todos los niños amor y felicidad L Padre santo, tú nos has dado a tu Hijo como el mejor regalo de amor. Haz que todos los niños y niñas en el mundo sean recibidos por sus familias y por la sociedad con grande amor y alegría: Oremos al Señor A Concede, Padre, a todos los niños amor y felicidad L Padre santo, que todos los niños y niñas disfruten de los bienes necesarios para su desarrollo físico, cultural, moral y religioso: Oremos al Señor. A Concede, Padre, a todos los niños amor y felicidad L Padre santo, que las instituciones de la sociedad desarrollen una labor eficaz en favor de los niños y niñas, que son explotados y sufren marginación en muchos sectores rurales y ciudadanos: Oremos al señor. A Concede, Padre, a todos los niños amor y felicidad L Padre santo, que los niños y niñas aprendan a conocerte y a amarte, y disfruten de unas Navidades felices en el seno de sus hogares o en los centros de acogida: Oremos al Señor. A Concede, Padre, a todos los niños amor y felicidad (Peticiones libres)

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P Confiamos a tu amor, Padre bueno, a todos los niños y niñas del mundo. Derrama sobre ellos tu bendición, para que disfruten de la alegría que anunciaron los ángeles en la noche en que nació Jesús. Por Jesucristo nuestro Señor. 10.- Ofertorio Presentación de dulces de Navidad: Un niño y una niña Hoy presentamos estos dulces que manifiestan la alegría que sentimos los niños y niñas, al saber que nace Jesús, nuestro mejor amigo. Presentación de globos Estos globos están cargados de sueños e ilusiones. Los presentamos para que la brisa los eleve hasta el Señor con nuestros mejores deseos para esta Navidad. Presentación de flores Traemos estas flores para la Virgen María, que nos dio el gozo de tener al Niño Jesús, como amigo y compañero. Presentación del pan, vino y alimentos Hoy ofrecemos al Señor algo de lo mucho que nos regala, para que otros niños tengan una Navidad feliz. Presentamos el pan y el vino, que se convertirá en nuestro alimento espiritual en la Eucaristía. (Sigue el formulario litúrgico del día. Si no hay eucaristía: Padrenuestro, Rito de la paz, Comunión, Bendición)


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Viernes - Oramos por los jóvenes

1.- Animación de aguinaldos 2.- Invitación Nos preparamos durante estos días a celebrar el nacimiento de Jesús. La Navidad es una fiesta de la vida en un doble sentido: Fiesta de la vida humana y terrenal; fiesta de la vida que viene de Dios y a Dios conduce. Hacemos fiesta para celebrar el nacimiento de Jesús que pasó por el mundo y dejó huella en la historia. La apuesta por la vida feliz forma parte del mensaje de Navidad. El slogan de la fiesta de Navidad es éste: “Gloria a Dios en el cielo, paz en la tierra para los seres humanos”. Ciertamente tiene gancho gozosamente juvenil. Los jóvenes están especialmente presentes en nuestra celebración de hoy. Su presente y su futuro forma parte también de la fiesta. 3.- Apertura de la celebración Saludo: La gracia, la sabiduría de Dios, que se manifestó en Jesús en los primeros años de su vida, estén con ustedes. 4.- Acto de reconciliación P Los jóvenes son la caja de resonancia de lo que acontece en nuestra sociedad. En unos casos disfrutan del progreso en todas sus expresiones; en otros casos, son las víctimas de la violencia y de las injusticias. Expresamos públicamente nuestra conversión.

L Por las estructuras injustas, que empujan con frecuencia a los jóvenes al desempleo, a la frustración y a la marginación: Señor, ten piedad. L Por los jóvenes que arruinan sus vidas y su felicidad, impulsados por la inmoralidad que reina en la sociedad, por el alcohol y la droga: Cristo ten piedad. L Por la carencia de valores humanos y cristianos que se detecta en la formación de muchos jóvenes: Señor, ten piedad. 5.- Gloria 6.- Oración Dios y Padre nuestro, Jesucristo tu Hijo invitó a los jóvenes a seguirlo, para entregarse con generosidad a la tarea de crear un mundo donde reine el amor, la igualdad y la justicia. Fortalece su fe; concédeles audacia y disponibilidad para superar las ofertas de la sociedad contrarias al Evangelio. Por Jesucristo nuestro Señor. 7.- Lecturas Mal 3,1-4.23-24; Sal 24; Lc 1,57-66, (págs. 114-115) 8.- Reflexión Una Buena Noticia que interesa a los jóvenes La alegría vivida, gozada, es una de las características de la Navidad. En los diversos eventos en los que participan los jóvenes en Venezuela y en


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otros países, con expresiones diversas, la alegría está en primer plano. Jesús, cuyo nacimiento celebramos, ofrece un proyecto para construir la vida y la sociedad bajo el signo de la felicidad y de la alegría. En el momento de la circuncisión de Juan bautista, la gente se preguntaba: “¿Qué va a ser de este niño?” (Lc 1,66). Esta misma pregunta se hacen muchas personas respecto a la juventud: “Qué será de esta juventud?”. Ciertamente lo tiene difícil. Existen muchos ídolos fabricados en serie, fabricados por otros, que por los medios de comunicación actual se hacen presentes en todos los países. “El mensaje, la persona y el proyecto de Jesucristo son la respuesta a las inquietudes y esperanzas de la juventud de nuestro tiempo. Sigue sonando el mensaje que el Santo Padre (Juan Pablo II) lanzara a los jóvenes de Venezuela: Jóvenes, abrid las puertas al corazón de Cristo. Él nunca defrauda… ante el miedo al futuro, al compromiso, al fracaso…Frente a doctrinas falaces y destructivas del ser humano, él es luz que viene de lo alto. Ante la tentación de los ídolos del poder, del dinero y del placer, él nos hace libres” (Conc. Plen). Tengo que dedicarme a las cosas de mi Padre El evangelio de Lucas, nos deja a Jesús a las mismas puertas de la juventud; en el momento en que empieza asumir sus responsabilidades como ciudadano del pueblo de Dios. Lo que parece un acto de

rebeldía, no es sino la decisión de asumir responsabilidades. El Padre le había asignado una misión de cara a la humanidad. Jesús, desde el primer momento la asume con toda su responsabilidad. Este es el reto que se les presenta a los jóvenes. En el mundo civil: no pueden quedarse como espectadores viendo lo que los otros hace, deciden, proponen o desproponen. Forman parte de la ciudadanía, que tiene que ser activa, y no permitir que la manipulen. El proyecto de país, en educación, en sus estructuras laborales, culturales y sociales les atañen directamente. Tienen que participar activamente con personalidad, y no como niños que están esperando que los demás decidan y hagan por ellos. Jóvenes testigos de fidelidad a Jesús y al Evangelio La inmensa mayoría de los jóvenes de nuestro país están bautizados. Con el bautismo, en principio han asumido la responsabilidad de vivir siguiendo las huellas de Jesús; y han tomado el Evangelio como “libro de ruta” para su vida. El horizonte que la sociedad ofrece a los jóvenes, en el que cada vez se hace más presente el consumo, el alcohol, la droga, el disfrutar sin tener en cuenta los criterios de moralidad, dan como resultado una juventud cada vez más alejada de los compromisos cristianos. A pesar de todo, hay que seguir haciendo a los jóvenes la oferta del Dios de la


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vida, frente a los ídolos de muerte que esclavizan a la persona. El estilo de vida de Jesús, comprometido con Dios y comprometido con la persona humana, sigue teniendo gancho, para que los jóvenes hagan la opción por él en su vida cotidiana. Hay que promover los cauces de encuentro con Jesús de Nazaret, en la Palabra de Dios, en la oración y las celebraciones litúrgicas o de otro tipo, en nuestras comunidades, en las actividades humanitarias del servicio caritativo y social, dirigidas especialmente a los mismos jóvenes marginados o con dificultades de integración. 9.- Oración de los fieles P Oremos por los jóvenes y por los diversos movimientos pastorales en favor de la juventud, para que ellos sean testigos vivientes del Evangelio entre sus compañeros. L Para que las familias y las comunidades cristianas acompañen a los jóvenes en su crecimiento humano y en los procesos de fe y de formación cristiana: Oremos al Señor. A Fortalece, Señor, a los jóvenes en la fe y en la esperanza L Para que Dios despierte en la conciencia de los jóvenes el interés por otros jóvenes que sufren la exclusión social o se ven atrapados por el alcohol, la droga o la delincuencia: Oremos al Señor. A Fortalece, Señor, a los jóvenes en la fe y en la esperanza L Para que surjan en nuestras comunidades grupos juveniles, que ayuden a los jóvenes a participar en las actividades de la catequesis, de la

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acción social y de la evangelización de los jóvenes: Oremos al Señor. A Fortalece, Señor, a los jóvenes en la fe y en la esperanza L Para que los jóvenes estén presentes como cristianos en los diversos procesos sociales y religiosos que se están produciendo en nuestro país: Oremos al Señor. A Fortalece, Señor, a los jóvenes en la fe y en la esperanza (Peticiones libres) P Padre de bondad, concede a los jóvenes crecer fuertes y sanos, a semejanza de tu Hijo; enriquécelos con tu sabiduría y con tu gracia, para que procuren con entusiasmo que los valores del Evangelio estén cada más presentes en la sociedad. Por Jesucristo nuestro Señor. 10.- Ofertorio Presentación de libros de estudio Presentamos estos libros, que representan la principal tarea a la que la mayor parte de los jóvenes estamos actualmente entregados. Nuestra formación es la antesala del futuro que nos espera. Presentación de símbolos de algunas profesiones Estos símbolos representan algunas de las profesiones, que en el futuro ya próximo empezaremos a ejercer. Con ellas queremos colaborar al progreso del país en beneficio de todos los excluidos. Presentación de material deportivo El deporte forma parte de nuestro desarrollo equilibrado. Como dice el eslogan: “Mente sana en un cuerpo sano”.


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Presentación del pan y el vino Presentamos el pan y el vino para esta eucaristía. Necesitamos fortalecer el espíritu con este sacramento, para cumplir nuestra misión, hoy y en el futuro.

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(Sigue el formulario litúrgico del día. Si no hay eucaristía: Padrenuestro, Rito de la paz, Comunión, bendición)

Sábado - Oramos por los evangelizadores

1.- Aguinaldos de animación 2.- Invitación El ambiente que rodea el nacimiento de Jesús y las personas que aparecen en los diversos relatos de los evangelios, se mueven en un clima de anuncio y de misión. Estamos ante una Buena Noticia que hay que celebrar con gozo, y que hay que anunciar con entusiasmo. Escuchamos la Palabra de Dios, oramos en comunidad y celebramos la eucaristía, a fin de disponer el corazón y llenar el espíritu, para hacer llegar a nuestros hogares y a todas las gentes el mensaje cristiano de la Navidad. 3.- Apertura de la celebración Saludo: Dios nuestro Padre, y Jesús que se reveló a los pastores como una gozosa noticia, estén con todos ustedes. 4.- Acto de reconciliación P Para poder anunciar a Jesús tenemos que empezar por conocerlo mejor, por vivir la experiencia del encuentro diario con él en la oración, en la escucha de su Palabra,

en la vida sacramental. Al final de estos días de preparación para la Navidad , hacemos un esfuerzo de conversión. L Para anunciar a Jesús es necesario conocerlo. Por nuestra falta de interés por conocer el Evangelio, que es la mejor manera de conocer a Jesús: Señor, ten piedad. L Difícilmente hablamos de una persona si no estamos enamorados de ella. Por nuestra falta de amor a Jesús nacido en Belén: Cristo, ten piedad. L Cada vez se va imponiendo más en estos días el sentido comercial sobre el espíritu cristiano de la Navidad. Por nuestra falta de esfuerzo por mantener viva en nuestros hogares y en la sociedad la memoria del nacimiento de Jesús: Señor, ten piedad. 5.- Gloria 6.- Oración Padre de bondad, por un mensajero hiciste conocer a María la Buena Noticia de que había sido elegida para Madre del Salvador; por tus mensajeros hiciste llegar a los pastores la noticia de su nacimiento.


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Concédenos a nosotros y a nuestras comunidades ser hoy los mensajeros ante el mundo, de que Jesús que nació en Belén es el verdadero Salvador del mundo. Por Jesucristo nuestro Señor. 7.- Lecturas 2Sam 7,1-5.8-12.14.16; Sal 88; Lc 1,67-79; (pags. 117-118) 8.- Reflexión Hay que anunciar la Buena Noticia del nacimiento de Jesús Cuando nos acontece algo bueno en la vida que nos llena de felicidad, difícilmente lo dejamos oculto. Por el celular, por el correo electrónico, por twitter, se lo hacemos llegar rápidamente a nuestros amigos, hablamos de ello a la gente. En estos días, por todas partes, en los medios radioeléctricos, en vallas publicitarias, en las tertulias, se habla de la Navidad. Que se hable de la Navidad no indica necesariamente que el nacimiento de Jesús y el Evangelio que él anunció sea el tema que interesa a la gente, aunque se trate de personas cristianas. Sin embargo, para los cristianos ésta es la gran noticia que hay que anunciar, y el motivo que ha de estar presente en nuestras conversaciones. Seguramente tendremos que ir contracorriente, incluso entre los amigos, dentro del propio hogar. No es fácil competir con los medios poderosos que maneja el mundo de los negocios. Entre tanto bullicio, tenemos que hacer un esfuerzo para que también se oiga la Buena Noticia del nacimiento de Jesús, y que se celebre con espíritu cristiano.

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La Buena Noticia del nacimiento de Jesús tuvo anunciadores San Mateo y san Lucas, hablan de un mensajero extraordinario enviado por Dios para anunciar la Buena Noticia de la venida de su Hijo, el Salvador mundo. La primera en recibir la noticia de que sería la madre del Mesías fue María. Le llegó por medio de un mensajero: “Concebirás y darás a luz un hijo; lo llamarás “Dios salva”. Según Mateo, el destinatario de la noticia es un hombre de nombre José. María con quien está desposado dará a luz a un hijo: “salvará a su pueblo de sus pecados”. Siguiendo el evangelio de Lucas, la primera en llevar la noticia a otras personas es María. En su visita a la casa de Isabel, “el niño salta de gozo en su vientre”, porque ella lleva al Salvador a su casa. Después vienen los pastores. Después de “encontrar al niño con su madre”, se fueron a contar lo ocurrido y todo el mundo: “Todos quedaron asombrados de lo que contaban los pastores” (Lc 2,18). Finalmente, dos ancianos, Simeón y Ana, se convierten en pregoneros de la noticia: “He visto al Salvador, luz para iluminar a todos los pueblos” (Lc 2,30-32). Los anunciadores actuales del Nacimiento de Jesús Hoy también son necesarios mensajeros que lleven la Buena Noticia del nacimiento del Salvador a los hombres y mujeres de nuestro tiempo, a los hogares y comunidades humanas que esperan la salvación. Estos mensajeros somos nosotros los cristianos


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de hoy. Tenemos que hacerlo con la diligencia de los enviados de Dios: con el amor itinerante de María, con la alegría de los pastores, con la perseverancia de Simeón y de Ana, que frecuentaban el templo con asiduidad. Guiados por el Espíritu Santo, hablaban de Jesús a cuantos encontraban. Tenemos que recuperar la audacia de Simeón, que en el lugar más sagrado del pueblo judío no tenía pena de anunciar: “He visto al Salvador, que lo es para todos los pueblos” (Lc 2,30-31). El templo en nuestros días, son los medios de comunicación, las plazas y las calles, los centros de educación, los lugares donde se concentra la gente, sin olvidar los propios hogares. La Iglesia de América Latina: convocada a un nuevo impulso misionero Los máximos responsables de la Iglesia de Dios en América latina y

Celebraciones Misas de Aguinaldos

el Caribe, nos lanza un reto desde Aparecida (Brasil): “¡Necesitamos un nuevo Pentecostés! ¡Necesitamos salir al encuentro de las personas, las familias, la comunidades y los pueblos para comunicarles y compartir el encuentro con Cristo, que ha llenado nuestras vidas de Sentido”, de verdad y amor, de alegría y de esperanza” (Aparecida 548). Para convertirnos en discípulos llenos de ímpetu y audacia misionera, tenemos que realizar una verdadera conversión: pasar de simples bautizados a ser discípulos y misioneros de Jesús. Aquel: “Vayan por todo el mundo y proclamen la Buena Noticia a toda la humanidad” (Mc 16,15), se dirige a cada uno de los bautizados. No podemos quedarnos pasivamente en los templos. Urge salir en todas direcciones y ser testigos y misioneros: en las grandes ciudades y en los campos, en todos los ambientes sociales, en todos los “areópagos”


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de la ciencia y de la cultura, de los negocios y de la política. Experimentemos la dulce y confortadora alegría de evangelizar. 9.- Oración de los fieles P En estos días leemos el texto del profeta Isaías: “¡Qué hermosos sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae la Buena Noticia !”. Pedimos al Señor, que sean muchos los anunciadores de la Buena Noticia del nacimiento del Salvador. A Danos, Señor, espíritu misionero L Por todas las comunidades que forman la Iglesia universal, para que cada una, con su lengua y con su cultura, anuncie a los ciudadanos de cada pueblo el nacimiento del Salvador: Oremos al Señor A Danos, Señor, espíritu misionero L Para que en nuestras ciudades y pueblos, y en las diversas instituciones que se confiesa cristianas, se oiga el anuncio gozoso del nacimiento de Jesús: Oremos al Señor A Danos, Señor, espíritu misionero L Para que los diversos movimientos y grupos cristianos realicen en sus actividades de estos días una verdadera evangelización sobre lo que significa celebrar de la Navidad con espíritu cristiano: Oremos al Señor A Danos, Señor, espíritu misionero L Para que las celebraciones de estos días despierten en los cristianos el espíritu misionero, y dejemos de lado la pena y el miedo a hablar de

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Jesús a las personas que nos encontremos: Oremos al Señor A Danos, Señor, espíritu misionero (Peticiones libres) P Concédenos, Señor, tu Espíritu, para que siguiendo el ejemplo de María, de Simeón y de Ana, anunciemos a las gentes de nuestra generación el misterio de la salvación que se hace presente en medio de nosotros en esta Navidad. Por Jesucristo nuestro Señor. 10.- Ofertorio Presentación de sandalias Señor, te ofrecemos nuestro andar, nuestras visitas a los hogares, nuestro caminar por los sectores de nuestra parroquia, simbolizado en estas sandalias. Presentación de la Biblia Ante ti presentamos, Señor, esta Biblia donde te nos has revelado, donde nos hablas cada día, y donde está la Buena Noticia que nos envías a proclamar con alegría y valentía. Presentación del pan y el vino Junto con las ofrendas, traemos al altar el pan y el vino, para preparar con júbilo el nacimiento de Jesús en esta eucaristía. (Sigue el formulario de la liturgia del día. Si no hay eucaristía: Padrenuestro, Rito de la paz, Comunión, Bendición)


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Liturgia del mes de Diciembre 2011

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de Diciembre - Jueves,

I Semana de Adviento Color litúrgico: Morado

Abran las puertas para que entre un pueblo justo El profeta se encuentra con un pueblo deprimido por la situación de opresión que está viviendo. Necesita levantar el ánimo; creer en sí mismo y en su liberación, aunque le envuelvan las sombras del desánimo y de la desesperanza. Dios está con el oprimido, con el humillado, aunque por momentos no sea fácil descubrir su rostro. Hay que abrir las puertas a un pueblo justo, capaz de cumplir sus compromisos. Necesita recuperar la confianza en Dios; él es quien vela por su paz. Dios es capaz de transformar las situaciones más difíciles. Hacer que hasta los pies de los oprimidos y desvalidos transiten sobre las ruinas de los poderosos que los han oprimido. La labor del profeta es animar, reconfortar, estimular. Los hombres y mujeres de hoy tienen necesidad de consuelo y de apoyo de todo tipo. Pero hay que crear esperanza, despertar voluntades, para que se convenzan que todo es posible con la ayuda de aquel que nos da la fortaleza. La esperanza que ha de guiarnos en el Adviento, no es la que aguarda con los brazos cruzados, a que Jesús nazca y venga a hacernos el milagro que siempre hemos pedido. El milagro más importante consiste en que nos pongamos a trabajar honradamente. Al que trabaja Dios no le va a fallar. Quien cumple la voluntad del Padre del cielo es escuchado Jesús prevenía a los discípulos, para que no se dejasen engañar por los falsos profetas. Al verdadero profeta, como al verdadero discípulo, se le conoce por sus frutos. De nada sirve gritar: “¡Señor, Señor!, para entrar en el reino de los cielos” (Mt 7,21). La oración del discípulo tiene que ir acompañada de una condición fundamental: el cumplimiento de la voluntad del Padre del cielo. Este aspecto de la oración lo olvidamos con demasiada frecuencia. Nos empeñamos en que Dios haga nuestra voluntad, en lugar de ponernos nosotros a cumplir la suya. No nos preocupemos por lo demás. Dios sabe ponerse de parte de aquel, que hace con generosidad lo que está en su mano. Todos los tiempos son aptos para escuchar a Dios y la Buena Noticia de Jesús. Hoy Jesús nos ofrece una bella catequesis, basándose en las técnicas de la arquitectura. El discípulo que construya su vida sobre la roca firme, que es Jesús, no tiene por qué tener miedo. Aunque se desborden los ríos, resistirá. La Palabra de Jesús nos invita hoy a revisar nuestra oración y las técnicas que utilizamos en la construcción de nuestra vida de discípulos. Veamos, si construimos sobre la hojarasca de bellas palabras, o sobre la roca viva, que es Jesús, que nació, murió y resucitó para salvarnos. P. Antonio Danoz, redentorista


1 de Diciembre - Jueves, I Semana de Adviento

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1. Antífona de entrada Tú estás cerca, Señor, y todos tus caminos son derechos. Desde el principio comprendí que tu alianza la estableciste para siempre (Sal 118,

Señor, que poner en los hombres la confianza; más vale refugiarse en el Señor, que buscar con los fuertes una alianza /R L Ábranme las puertas del templo, que quiero entrar a dar gracias a Dios. Esta es la puerta del Señor y por ella entrarán los que le viven fieles. Te doy gracias, Señor, pues me escuchaste y fuiste para mí la salvación /R L Libéranos, Señor, y danos tu victoria. Bendito el que viene en nombre del Señor. Que Dios desde su templo nos bendiga. Que el Señor, nuestro Dios, nos ilumine /R (Sal 117).

151-152).

2. Oración colecta Muestra, Señor, tu poder y ven en nuestra ayuda para que la abundancia de tu misericordia apresure el momento de la salvación que nuestros pecados han retardado. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (Is 26,1-6)

Le c t ur a del libr o de l profe ta Isaías Aquel día se cantará este canto en el país de Judá: “Tenemos una ciudad fuerte; ha puesto el Señor, para salvarla, murallas y baluartes. Abran las puertas para que entre el pueblo justo, el que se mantiene fiel, el de ánimo firme para conservar la paz, porque en ti confió. Confíen siempre en el Señor, porque el Señor es nuestra fortaleza para siempre; porque él doblegó a los que habitaban en la altura; a la ciudad excelsa la humilló, la humilló hasta el suelo, la arrojó hasta el polvo donde la pisan los pies, los pies de los humildes, los pasos de los pobres”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Bendito el que viene en el nombre del Señor. L Te damos gracias, Señor, porque eres bueno, porque tu misericordia es eterna. Más vale refugiarse en el

5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Busquen al Señor mientras lo pueden encontrar, invóquenlo mientras está cerca. R Aleluya (Is 55,6). 6. Evangelio

(Mt 7,21.24-27)

Lectura del santo Evangelio según san Mateo A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No todo el que me diga ‘¡Señor, Señor!’, entrará en el Reino de los cielos, sino el que cumpla la voluntad de mi Padre, que está en los cielos. El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica, se parece a un hombre prudente, que edificó su casa sobre roca. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos y dieron contra aquella casa; pero no se cayó, porque estaba construida sobre roca. El que escucha estas palabras mías y


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2 de Diciembre - Viernes, I Semana de Adviento

no las pone en práctica, se parece a un hombre imprudente, que edificó su casa sobre arena. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos, dieron contra aquella casa y la arrasaron completamente”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Acepta, Señor, estas ofrendas que hemos tomado de tus mismos dones, y concédenos que esta Eucaristía que estamos celebrando, nos alcance la salvación eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

a Dios, en espera de que se cumpla la feliz esperanza: la manifestación gloriosa de Jesucristo, nuestro Dios y salvador (Tit 2,12-13). 9. Oración después de la comunión Por nuestra participación en esta Eucaristía, enséñanos, Señor, a no poner nuestro corazón en las cosas pasajeras, sino en los bienes eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado. Espera tu respuesta: ¿Acompañas con obras tus bonitas palabras?

8. Antífona de la comunión Vivamos en este mundo como hombres responsables, justos y que sirven

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de Diciembre - Viernes,

I Semana de Adviento Color litúrgico: Morado

Los pobres se alegrarán con el Santo de Israel En medio de un mundo en el que reina la injusticia, el profeta anuncia una buena noticia: por fin, Dios hará triunfar la justicia. Verán los ciegos, oirán los sordos. Con estas imágenes impactantes, el profeta expresa el cambio que se producirá en el pueblo de Israel. Los ciegos representan a aquellos que obran el mal al amparo de las tinieblas. Los sordos son aquellos que abrumados por el ruido de los vanos mensajes, no se dan un tiempo para escuchar la Palabra de Dios. Dios tomará partido por los pobres, por los inocentes y por los oprimidos. Recobrarán su libertad, celebrarán el amor y el poder del Santo de Israel. Por el contrario, los tiranos, los cínicos, los tramposos, los difamadores, serán aniquilados. Al contemplar la obra de Dios, que modela a los seres humanos como el alfarero confecciona sus vasijas con el barro, los justos ya no se avergonzarán, sino que honrarán al Señor, celebrarán su grandeza, temerán al Dios de Israel. Pongámonos en las manos de Dios, para que nos configure conforme al modelo, que es su Hijo Jesucristo.


2 de Diciembre - Viernes, I Semana de Adviento

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Los ciegos divulgaron su fama por toda la región En la tradición bíblica, los ciegos y los sordos son personas cargadas de un gran simbolismo. Hemos escuchado las palabras del profeta Isaías: “Aquel día oirán los sordos las palabras del libro, sin tinieblas ni oscuridad verán los ojos de los ciegos” (Is 29,18). Este anuncio profético de Isaías, Jesús lo hizo realidad sanando a ciegos y a sordos. Mateo narra hoy la sanación de dos ciegos que acuden a Jesús pidiendo misericordia. Jesús solo le pide una cosa: fe en que puede sanarlos. En este caso, Jesús asocia a la palabra el gesto de tocarlos. Inmediatamente recobraron la vista. La reacción de los dos ciegos revela el significado profundo de la sanación que Jesús acaba de realizar. Los ciegos se convirtieron en anunciadores de Jesús entre la gente de la región. Contrasta la prohibición de Jesús, con el entusiasmo de los ciegos. En ellos había acontecido algo más importante que la sanación física de su ceguera. La fe que les llevó a Jesús para que los curara, se convirtió después en fuerza irresistible para darlo a conocer. P. Antonio Danoz, redentorista

1. Antífona de entrada He aquí que el Señor vendrá con esplendor a visitar a su pueblo, para traerle la paz y la vida eterna. 2. Oración colecta Muestras, Señor, tu poder y ven a nosotros, para que nos protejas y nos salves de los peligros que nos amenazan a causa de nuestros pecados. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios por los siglos de los siglos. 3. 1ª Lectura (Is 29,17-24)

Le c t ur a del libr o de l profe ta Isaías Esto dice el Señor: “¿Acaso no está el Líbano a punto de convertirse en un vergel y el vergel en un bosque? Aquel día los sordos oirán las palabras de un libro; los ojos de los ciegos verán sin tinieblas ni oscuridad; los oprimidos volverán a alegrarse en el Señor y los pobres se gozarán

en el Santo de Israel; porque ya no habrá opresores y los altaneros habrán sido exterminados. Serán aniquilados los que traman iniquidades, los que con sus palabras echan la culpa a los demás, los que tratan de enredar a los jueces y sin razón alguna hunden al justo”. Esto dice a la casa de Jacob el Señor que rescató a Abraham: “Ya no se avergonzará Jacob, ya no se demudará su rostro, porque al ver mis acciones en medio de los suyos, santificará mi nombre, santificará al Santo de Jacob y temerá al Dios de Israel. Los extraviados de espíritu entrarán en razón y los inconformes aceptarán la enseñanza”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R El Señor es mi luz y mi salvación. L El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién voy a tenerle miedo? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién podrá hacerme temblar? /R


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L Lo único que pido, lo único que busco es vivir en la casa del Señor toda mi vida, para disfrutar las bondades del Señor y estar continuamente en su presencia /R L La bondad del Señor espero ver en esta misma vida. Ármate de valor y fortaleza y en el Señor confía /R (Sal 26).

5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Ya viene el Señor, nuestro Dios, con todo su poder para iluminar los ojos de sus hijos. R Aleluya. 6. Evangelio (Mt 9,27-31)

Lectura del santo Evangelio según san Mateo A Gloria a ti, Señor Cuando Jesús salía de Cafarnaúm, lo siguieron dos ciegos, que gritaban: “¡Hijo de David, compadécete de nosotros!” Al entrar Jesús en la casa, se le acercaron los ciegos y Jesús les preguntó: “¿Creen que puedo hacerlo?” Ellos le contestaron “Sí, Señor”. Entonces les tocó los ojos, diciendo: “Que se haga en ustedes conforme a su fe”. Y se les abrieron los ojos. Jesús les advirtió severamente: “Que nadie lo sepa”. Pero ellos, al salir, divulgaron su fama por toda la región. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Que te sean agradables, Señor, nuestras humildes ofrendas y oraciones, y que tu misericordia supla la extrema pobreza de nuestros méritos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

2 de Diciembre - Viernes, I Semana de Adviento

8. Antífona de la comunión Esperamos como salvador a nuestro Señor Jesucristo, el cual transformará nuestro cuerpo frágil en cuerpo glorioso como el suyo (Fil 3,20-21). 9. Oración después de la comunión Como fruto de nuestra participación en este sacramento de vida eterna enséñanos, Señor, a no sobrevalorar las cosas terrenales y a estimar las del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado. Espera tu respuesta: ¿Por qué no te acercas a Jesús, para que te cure de tus cegueras?

Para vivir el Adviento y la Navidad P. Antonio Danoz

Se consigue en la red de Librerías San Pablo del país.


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de Diciembre - Sábado,

San Francisco Javier, Presbítero, M -

Jornada Mundial de la Unión misional del Clero

Éste es el camino, caminen por él Los profetas acuden con frecuencia a las experiencias humanas, para manifestar la relación de Dios con su pueblo. Isaías nos presenta a un Dios que se conmueve, y podría llegar hasta las lágrimas, al oír el gemido del pueblo. La palabra “compadecerse” alude a la sensación de ternura que el niño percibe en el seno materno. La relación de Dios con los seres humanos es profundamente entrañable. El mismo profeta pone en boca de Dios estas palabras: “Los acarreé desde el seno materno” (Is 46,3). Incluso supera el cariño materno (Is 49,15). Dios mismo se convierte en guía y maestro, perfectamente visible para cada uno de los humanos. Estará atento, para que no nos desviemos ni a derecha ni a izquierda. Él mismo nos indica el camino: “Éste es el camino, caminen por él” (Is 30,21). Con la vuelta a Dios, se produce un cambio total en el pueblo y en las personas. El profeta lo expresa por medio de la transformación de la naturaleza: lluvia abundante, cosechas con granos ricos y sustanciosos, amplias praderas con numerosos ganados. El pueblo que estaba sumido en la tiniebla, se volverá resplandeciente, con una claridad “siete veces más intensa” (Is 30,26). Cosecha abundante, operarios escasos En un breve resumen, Mateo revela tres rasgos fundamentales de la persona y de la misión de Jesús. Primera preocupación: el anuncio de la Buena Noticia del reino de Dios. Para eso fue enviado, y a eso se entrega con todo entusiasmo y con todas sus fuerzas. Recorre ciudades, pueblos, sinagogas, para hacer llegar a todos su mensaje. Segunda preocupación de Jesús: la situación de la gente. Se le conmueve el corazón, al ver la multitud “maltratada y abatida”, como redil que no tiene pastor. El mismo Jesús, se proclamó pastor de los que andaban descarriados, para cargarlos sobre sus hombros y traerlos al redil. Ante esta situación, se dedicó a sanar toda clase de dolencias, del cuerpo y del espíritu. Tercera preocupación: hacer llegar a todos la Buena Noticia. Son muchos los que aguardan a que les llegue. Son pocos los discípulos, que tienen una conciencia clara de esta misión. No se dejan impactar por la multitud que espera nuevos evangelizadores. Aquí tenemos la tarea que Dios nos propone para el Adviento. Compadecernos de los que “están maltratados y abandonados”, aportando soluciones a sus problemas. Anunciar a todos los que encontremos la Buena Noticia que celebraremos en Navidad. Empecemos por casa. Bueno es orar para que haya más evangelizadores. Mejor aún, dedicarnos a evangelizar. El santo de hoy: San Francisco Javier (1506-1552) Nace en el castillo de Javier (España). Se graduó en la universidad de París,


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San Francisco Javier, Presbítero

3 de Diciembre - Sábado, San Francisco Javier, Presbítero

donde tuvo como compañero a san Ignacio de Loyola. Formó parte del grupo de fundadores de la Compañía de Jesús (Jesuitas). En 1537 fue ordenado de presbítero. Trabajó en Roma al lado de san Ignacio. La partida para las Misiones de Oriente marcó definitivamente su vida. Se incorporó al grupo de misioneros. En aquellas tierras recorrió miles y miles de kilómetros anunciando el Evangelio. Sobre todo desplegó su actividad misionera en la India. Partió para el Japón, siendo el primer misionero en poner los pies en aquellas tierras. Cuando se dirigía a China, le sorprendió la muerte en la isla de San Choan. Es uno de los grandes misioneros de la Iglesia universal. Su celo misionero le mereció ser proclamado Patrono de las Misiones P. Antonio Danoz, redentorista

1. Antífona de entrada Estos son los hombres santos amigos de Dios, insignes predicadores del Evangelio. 2. Oración colecta Dios nuestro, que por medio de la predicación de san Francisco Javier quisiste iluminar con tu Evangelio a los pueblos de oriente, concédenos a todos los cristianos un gran entusiasmo por darte a conocer, a fin de que tu Iglesia pueda llevar a todos los hombres tu mensaje de salvación. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura

(Is 30,19-21.23-26)

Lectura del libro del profeta Isaías Esto dice el Señor, Dios de Israel: “Pueblo de Sión, que habitas en Jerusalén, ya no volverás a llorar. El Señor misericordioso, al oír tus gemidos, se apiadará de ti y te responderá, apenas te oiga. Aunque te dé el pan de las adversidades y el agua de la congoja, ya no se esconderá el que te instruye; tus ojos lo verán. Con tus oídos oirás detrás

de ti una voz que te dirá: ‘Éste es el camino. Síguelo sin desviarte, ni a la derecha, ni a la izquierda’. El Señor mandará su lluvia para la semilla que siembres y el pan que producirá la tierra será abundante y sustancioso. Aquel día, tus ganados pastarán en dilatadas praderas. Los bueyes y los burros que trabajan el campo, comerán forraje sabroso, aventado con pala y bieldo. En todo monte elevado y toda colina alta, habrá arroyos y corrientes de agua el día de la gran matanza, cuando se derrumben las torres. El día en que el Señor vende las heridas de su pueblo y le sane las llagas de sus golpes, la luz de la luna será como la luz del sol; será siete veces mayor, como si fueran siete días en uno”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Alabemos al Señor, nuestro Dios. L Alabemos al Señor, nuestro Dios, porque es hermoso y justo el alabarlo. El Señor ha reconstruido a


3 de Diciembre - Sábado, San Francisco Javier, Presbítero

Jerusalén y a los dispersos de Israel los ha reunido /R L El Señor sana los corazones quebrantados y venda las heridas, tiende su mano a los humildes y humilla hasta el polvo a los malvados /R L Él puede contar el número de estrellas y llama a cada una por su nombre. Grande es nuestro Dios, todo lo puede; su sabiduría no tiene límites /R (Sal 146). 5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. El Señor es nuestro juez, nuestro legislador y nuestro rey; él vendrá a salvarnos. R Aleluya (Is 33,22). 6. Evangelio

(Mt 9,35–10,1.6-8)

Lectura del santo Evangelio según san Mateo A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, predicando el Evangelio del Reino y curando toda enfermedad y dolencia. Al ver a las multitudes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y desamparadas, como ovejas sin pastor. Entonces dijo a sus discípulos: “La cosecha es mucha y los trabajadores, pocos. Rueguen, por tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos”. Después, llamando a sus doce discípulos, les dio poder para expulsar a los espíritus impuros y curar toda clase de enfermedades y dolencias. Les dijo: “Vayan en busca de las ovejas perdidas de la casa de Israel. Vayan y proclamen por el camino

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que ya se acerca el Reino de los cielos. Curen a los leprosos y demás enfermos; resuciten a los muertos y echen fuera a los demonios. Gratuitamente han recibido este poder; ejérzanlo, pues, gratuitamente”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Que este sacrificio que vamos a ofrecerte en memoria de san Francisco Javier, nos infunda, Señor, su espíritu de apóstol, y nos ayude a conducir a ti, mediante el testimonio de nuestra propia vida, a quienes viven lejos de tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Yo mismo apacentaré mis ovejas, dice el Señor; yo les buscaré un lugar para su descanso (Ez 34,15). 9. Oración después de la comunión Que esta sagrada Eucaristía que hemos celebrado, encienda, Señor, en nosotros, el amor por Cristo y por las almas para que, a ejemplo de san Francisco Javier, podamos vivir auténticamente nuestra vocación cristiana. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado. Espera tu respuesta: ¿Qué te propones hacer este Adviento, para dar a conocer a Jesús?


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de Diciembre - Domingo,

II de Adviento /B -

L. H.: 2ª Sem. del Salterio - Color litúrgico: Morado

YO NO SOY DIGNO DE DESATAR LA CORREA DE SUS SANDALIAS El Señor Dios viene con poder a consolar a su pueblo El pueblo de Israel se encuentra desterrado de su país, desanimado y abatido. En medio de este panorama surge la voz de este profeta anónimo, llamado generalmente “segundo Isaías”, con un mensaje de consuelo y de esperanza. El profeta abre su obra presentando a Dios anunciando su mensaje: “Consolad, consolad”. Con el uso del imperativo y con la repetición por dos veces del verbo “consolar”, el profeta transmite la voluntad decidida de Dios de intervenir para liberar a su pueblo. El impacto de este comienzo ha contribuido a que esta sección se llame: “Libro de la consolación”. El profeta concibe el retorno del exilio como un nuevo Éxodo. El exilio, como el desierto, es un lugar de purificación de donde surgirá un nuevo pueblo. Dios será quien encabece el retorno. Éste es su llamado: “Preparen el camino al Señor, tracen en la llanura un camino para Escuchen este grito en el desierto: nuestro Dios” (Is 40,3). Preparen el camino del Señor, ende- La liturgia de este segundo domingo de recen sus senderos (Mc 1,3) Adviento, presenta a Dios dirigiéndose a nosotros: “Consolad, consolad a mi pueblo” (Is 40,1). Como dice Pablo: Dios, Padre compasivo, es quien nos consuela, para que nosotros realicemos el servicio de consolar a otros, “con el mismo consuelo que recibimos de Dios” (2Co 1,3-4). Preparen el camino al Señor Marcos convierte el comienzo de su evangelio, en una especie de título de la obra que se propone escribir. Este comienzo señala el inicio de una nueva etapa de la historia de la salvación. El protagonista es Jesús, Mesías e Hijo de Dios. Él es la Buena Noticia que Marcos se propone transmitir. En segundo lugar, el mensaje que él anuncia con hechos y palabras, es también Buena Noticia para la humanidad.


4 de Diciembre - Domingo II de Adviento /B

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Marcos presenta a Juan Bautista, como el profeta va por delante preparando el camino. Acude a textos del primer testamento, para hacer la presentación de Juan Bautista Menciona, entre otros, al profeta Isaías. A Juan se le identifica con el “mensajero” que Dios envía para que prepare el camino a Jesús. Aunque el texto de Marcos se refiere al comienzo de la predicación de Jesús, la Liturgia nos lo propone para el Adviento, cuando nos disponemos a celebrar el misterio de su nacimiento. Los discípulos de Jesús tenemos por delante una tarea: preparar nuestras personas, nuestros hogares, las comunidades cristianas, la sociedad que nos rodea, para celebrar la memoria del nacimiento del Salvador. Son demasiados los obstáculos que hemos amontonado en el camino, para que su llegada pueda ser feliz. Conviértanse y háganse bautizar Juan Bautista da forma concreta al llamado de Isaías. Lo primero que exige es conversión. La mentalidad, las actitudes, las obras, tienen que cambiar. La persona es la que tiene que enderezarse, para que sus pasos transcurran en la buena dirección. Dios está al principio y al fin del camino. Ofrece siempre misericordia y perdón. Como signo del cambio, Juan utiliza el rito de la inmersión en las aguas del Jordán. Eso significa la palabra “bautizar”. Al tiempo que se bautizaban, las personas “confesaban sus pecados”. Era otra forma de significar la conversión. Cuando los primeros discípulos asumen el rito del bautismo, éste adquiere una nueva dimensión. Según la presentación de Pablo: al sumergirse en el agua, la persona se identifica con Jesús muerto y sepultado; al salir de ella, aparece identificado con Jesús resucitado. La conversión que exige el Adviento, consiste en renovar todo lo que significó para nosotros el bautismo. Hay que morir de nuevo a todo lo que tiene que ver con el pecado; y hay que asumir la vida nueva, para ir por la vida como hombres y mujeres resucitados con Jesús. Ya no podemos estar al servicio del pecado. Nuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Todo el mundo tiene que percibirlo. Identidad con lo que somos y con la misión El evangelista Marcos nos ha dejado el perfil de Juan Bautista. Era un hombre austero en su forma de vestir y en su estilo de vida. Era hombre de soledad y de desierto. Jesús dirá de él: “¿Qué salieron a ver? ¿Un hombre elegantemente vestido? Miren, los que visten con elegancia y disfrutan de comodidades habitan en los palacios reales” (Lc 7,25). Juan tiene también perfectamente asumida su misión. Muchos lo confundían con Jesús. Juan confiesa desde el principio: “El que viene detrás de mí tiene más autoridad que yo. No merezco agacharme para desatarle la correa de sus sandalias” (Mc 1,7). Si la hemos perdido, en este Adviento recuperemos nuestra identidad. Al ser bautizados hemos optado por ser discípulos y seguidores de Jesús. Preguntémonos: ¿Es esto lo que la gente percibe en nosotros? Juan Bautista tiene clara la misión. Él ha sido enviado a “bautizar con agua”, como signo veraz de conversión. Reconoce que el que viene después de él tiene otra misión más importante: “Bautizar con Espíritu Santo” (Mc 1,8). Dediquémonos, como Juan Bautista, a revelar al mundo durante el Adviento, al Cordero de Dios, que libera al mundo de su pecado. P. Antonio Danoz, redentorista


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1. Antífona de entrada Pueblo de Sión, mira que el Señor va a venir para salvar a todos los hombres y dejará oír la majestad de su voz para alegría de tu corazón (Is

30,19.30).

2. Oración colecta Que nuestras responsabilidades terrenas no nos impidan, Señor, prepararnos a la venida de tu Hijo, y que la sabiduría que viene del cielo, nos disponga a recibirlo y a participar de su propia vida. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (Is 40,1-5.9-11)

L e c t u ra del libr o de l profe ta Isaías “Consuelen, consuelen a mi pueblo, dice nuestro Dios. Hablen al corazón de Jerusalén y díganle a gritos que ya terminó el tiempo de su servidumbre y que ya ha satisfecho por sus iniquidades, porque ya ha recibido de manos del Señor castigo doble por todos sus pecados”. Una voz clama: “Preparen el camino del Señor en el desierto, construyan en el páramo una calzada para nuestro Dios. Que todo valle se eleve, que todo monte y colina se rebajen; que lo torcido se enderece y lo escabroso se allane. Entonces se revelará la gloria del Señor y todos los hombres la verán”. Así ha hablado la boca del Señor. Sube a lo alto del monte, mensajero de buenas nuevas para Sión; alza con fuerza la voz, tú que anuncias noticias alegres a Jerusalén. Alza la voz y no temas; anuncia a los ciudadanos de Judá: Aquí está su Dios.

4 de Diciembre - Domingo II de Adviento /B

Aquí llega el Señor, lleno de poder, el que con su brazo lo domina todo. El premio de su victoria lo acompaña y sus trofeos lo anteceden. Como pastor apacentará su rebaño; llevará en sus brazos a los corderitos recién nacidos y atenderá solícito a sus madres”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos al Salvador. L Escucharé las palabras del Señor, palabras de paz para su pueblo santo. Está ya cerca nuestra salvación y la gloria del Señor habitará en la tierra /R L La misericordia y la verdad se encontraron, la justicia y la paz se besaron; la fidelidad brotó en la tierra y la justicia vino del cielo /R L Cuando el Señor nos muestre su bondad, nuestra tierra producirá su fruto. La justicia le abrirá camino al Señor e irá siguiendo sus pisadas /R (Sal 84). 5. 2ª Lectura (2Pe 3,8-14)

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pedro Queridos hermanos: No olviden que para el Señor, un día es como mil años y mil años, como un día. No es que el Señor se tarde, como algunos suponen, en cumplir su promesa, sino que les tiene a ustedes mucha paciencia, pues no quiere que nadie perezca, sino que todos se arrepientan. El día del Señor llegará como los ladrones. Entonces los cielos desaparecerán con gran estrépito, los


4 de Diciembre - Domingo II de Adviento /B

elementos serán destruidos por el fuego y perecerá la tierra con todo lo que hay en ella. Puesto que todo va a ser destruido, piensen con cuánta santidad y entrega deben vivir ustedes esperando y apresurando el advenimiento del día del Señor, cuando desaparecerán los cielos, consumidos por el fuego, y se derretirán los elementos. Pero nosotros confiamos en la promesa del Señor y esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva, en que habite la justicia. Por tanto, queridos hermanos, apoyados en esta esperanza, pongan todo su empeño en que el Señor los halle en paz con él, sin mancha ni reproche. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 6. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Preparen el camino del Señor, hagan rectos sus senderos, y todos los hombres verán al Salvador. R Aleluya (Lc 3,4.6). 7. Evangelio (Mc 1,1-8)

Lectura del santo Evangelio según san Marcos A Gloria a ti, Señor Éste es el principio del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. En el libro del profeta Isaías está escrito: He aquí que yo envío a mi mensajero delante de ti, a preparar tu camino. Voz del que clama en el desierto: “Preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos”. En cumplimiento de esto, apareció en el desierto Juan el Bautista pre-

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dicando un bautismo de arrepentimiento, para el perdón de los pecados. A él acudían de toda la comarca de Judea y muchos habitantes de Jerusalén; reconocían sus pecados y él los bautizaba en el Jordán. Juan usaba un vestido de pelo de camello, ceñido con un cinturón de cuero y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Proclamaba: “Ya viene detrás de mí uno que es más poderoso que yo, uno ante quien no merezco ni siquiera inclinarme para desatarle la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero él los bautizará con el Espíritu Santo”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 8. Oración de los fieles S Dios nos llama a identificarnos con Jesús y a preparar los caminos del Señor. Oremos, para que el mundo abra las puertas al Salvador. A Te lo pedimos, Señor. L El Adviento nos convoca, para disponernos al encuentro con Jesús en Navidad. Para que el ambiente agitado y comercial, no nos distraiga de la principal tarea de estos días: Oremos al Señor. A Te lo pedimos, Señor. L En estos días la publicidad nos impulsa a hacer gastos innecesarios. Para que pensemos en muchas personas que carecen de lo necesario para vivir dignamente: Oremos al Señor. A Te lo pedimos, Señor. L El encuentro con Jesús en Navidad, nos dispone a encontrarnos con él al final de la historia. Para que


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5 de Diciembre - Lunes, Feria, II Semana de Adviento

crezcamos, día a día, en la configuración con Cristo y en el amor a los hermanos: Oremos al Señor. A Te lo pedimos, Señor. (Intenciones libres) S Concédenos, Señor, sabiduría para conocer el camino que conduce a una Navidad feliz. Y danos fortaleza para seguirlo. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén 9. Oración sobre las ofrendas Que te sean agradables, Señor, nuestras humildes ofrendas y oraciones, y que tu misericordia supla la extrema pobreza de nuestros méritos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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10. Antífona de la comunión Levántate, Jerusalén, sube a lo alto, para que contemples la alegría que te viene de Dios (Bar 5,5;4,36). 11. Oración después de la comunión Como fruto de nuestra participación en este sacramento de vida eterna, enséñanos, Señor, a no sobrevalorar las cosas terrenales y a estimar las del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado. Espera tu respuesta: ¿Cumples cabalmente tu misión de discípulo de Jesús?

de Diciembre - Lunes,

Feria, II Semana de Adviento Color litúrgico: Morado

A todos se manifestará la gloria del Señor El profeta anuncia la restauración que tendrá lugar después del exilio. Por medio de imágenes tomadas de la naturaleza, describe la presente situación y la transformación que se realizará en el futuro. El desierto, la tierra reseca, representan la situación actual del pueblo, que se alejó de Dios y se ve sumido en el dolor y en la esterilidad. La liberación que Dios llevará a cabo con el regreso a su tierra, significará un renacer, representado por la belleza de los montes, que han recobrado la fertilidad. Fijándose en las personas, en los débiles, en los de caminar vacilante, en los cobardes, el profeta les transmite un mensaje de esperanza: “¡Ánimo, no teman!... Dios viene para salvarlos” (Is 35,4). Como si ya estuviera aconteciendo, el profeta anuncia que los ojos de los ciegos se despegarán, se abrirán los oídos de los sordos, saltará como ciervo el tullido, y los mudos recobrarán el habla. Los evangelios nos presentan a Jesús haciendo realidad el anuncio del profeta; rehabilitando física, moral y espiritualmente las personas. Acerquémonos al Señor, en este Adviento, para que renueve nuestro corazón, y así celebrar con gozo su nacimiento.


5 de Diciembre - Lunes, Feria, II Semana de Adviento

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En Jesús actuaba el poder de Dios para sanar La escena que presenta Lucas ofrece una revelación interesante de la persona de Jesús. Empezando por los asistentes, llama la atención la presencia de los grupos sociales judíos más significativos: fariseos, maestros de la ley, gentes venidas de Judea, Galilea y Jerusalén. El evangelista hace saber que Jesús “poseía fuerza para sanar” (Lc 5,17). En segundo lugar, encontramos a un grupo de personas que se empeñan en acercar a un paralítico adonde se encontraba Jesús. Estaban seguros que los podía sanar. Las dificultades que tuvieron que superar indicaban la fe con que actuaban. Es esta fe la que mueve a Jesús a interesarse por él. En tercer lugar, Jesús sorprende a todos al decir al paralítico: “Tus pecados te son perdonados” (Lc 5,20). Jesús manifestaba en este momento, que poseía poderes semejantes a los de Dios, pues “solo Dios tiene poder para perdonar los pecados”. Ante el escándalo de los fariseos y de los maestros de la ley, Jesús realiza la sanación física del paralítico. Era el signo visible de que tenía poder para la sanación completa de la persona: “El Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados” (Lc 5,24). Acerquémonos a Jesús con fe y “veremos cosas maravillosas”. Seremos sanados en el cuerpo y en el espíritu. P. Antonio Danoz, redentorista

1. Antífona de entrada Oigan, pueblos, la palabra del Señor y anúncienla en todos los rincones de la tierra: “He aquí que vendrá nuestro salvador, ya no tengan miedo” (Jer 31,10; Is 35,4). 2. Oración colecta Escucha, Señor, nuestras plegarias y ayúdanos a prepararnos a celebrar con verdadera fe y pureza de corazón el gran misterio de la encarnación de tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. 3. 1ª Lectura (Is 35,1-10)

Le c t ur a del libr o de l profe ta Isaías Esto dice el Señor: “Regocíjate, yermo sediento. Que se alegre el desierto y se cubra de flores, que

florezca como un campo de lirios, que se alegre y dé gritos de júbilo, porque le será dada la gloria del Líbano, el esplendor del Carmelo y del Sarón. Ellos verán la gloria del Señor, el esplendor de nuestro Dios. Fortalezcan las manos cansadas, afiancen las rodillas vacilantes. Digan a los de corazón apocado: ‘¡Ánimo! No teman. He aquí que su Dios, vengador y justiciero, viene ya para salvarlos’. Se iluminarán entonces los ojos de los ciegos y los oídos de los sordos se abrirán. Saltará como un venado el cojo y la lengua del mudo cantará. Brotarán aguas en el desierto y correrán torrentes en la estepa. El páramo se convertirá en estanque y la tierra sedienta, en manantial. En la guarida donde moran los chacales, verdearán la caña y el papiro.


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5 de Diciembre - Lunes, Feria, II Semana de Adviento

Habrá allí una calzada ancha, que se llamará ‘Camino Santo’; los impuros no la transitarán, ni los necios vagarán por ella. No habrá por ahí leones ni se acercarán las fieras. Por ella caminarán los redimidos. Volverán a casa los rescatados por el Señor, vendrán a Sión con cánticos de júbilo, coronados de perpetua alegría; serán su escolta el gozo y la dicha, porque la pena y la aflicción habrán terminado”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Nuestro Dios viene a salvarnos. L Escucharé las palabras del Señor, palabras de paz para su pueblo santo. Está ya cerca nuestra salvación y la gloria del Señor habitará en la tierra /R L La misericordia y la verdad se encontraron, la justicia y la paz se besaron, la fidelidad brotó en la tierra y la justicia vino del cielo /R L Cuando el Señor nos muestre su bondad, nuestra tierra producirá su fruto. La justicia le abrirá camino al Señor e irá siguiendo sus pisadas /R (Sal 84). 5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Ya viene el rey, el Señor de la tierra; él nos librará de nuestra esclavitud. R Aleluya.

6. Evangelio (Lc 5,17-26)

Lectura del santo Evangelio según san Lucas A Gloria a ti, Señor Un día Jesús estaba enseñando y estaban también sentados ahí algunos fariseos y doctores de la ley, venidos de todas las aldeas de Galilea, de Judea y de Jerusalén. El poder del Señor estaba con él para que hiciera curaciones. Llegaron unos hombres que traían en una camilla a un paralítico y trataban de entrar, para colocarlo delante de él; pero como no encontraban por dónde meterlo a causa de la muchedumbre, subieron al techo y por entre las tejas lo descolgaron en la camilla y se lo pusieron delante a Jesús. Cuando él vio la fe de aquellos hombres, dijo al paralítico: “Amigo mío, se te perdonan tus pecados”. Entonces los escribas y fariseos comenzaron a pensar: “¿Quién es este individuo que así blasfema? ¿Quién, sino sólo Dios, puede perdonar los pecados?” Jesús, conociendo sus pensamientos, les replicó: “¿Qué están pensando? ¿Qué es más fácil decir: ‘Se te perdonan tus pecados’ o ‘Levántate y anda’? Pues para que vean que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar los pecados —dijo entonces al paralítico—: Yo te lo mando: levántate, toma tu camilla y vete a tu casa”. El paralítico se levantó inmediatamente, en presencia de todos, tomó la camilla donde había estado tendido y se fue a su casa glorificando a Dios. Todos quedaron atónitos y daban gloria a Dios, y llenos de


6 de Diciembre - Martes, Feria o Memoria de San Nicolás de Bari

temor, decían: “Hoy hemos visto maravillas”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Acepta, Señor, estas ofrendas que hemos tomado de tus mismos dones, y concédenos que esta Eucaristía que estamos celebrando, nos alcance la salvación eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Ven Señor, a visitarnos con tu paz, para que nos alegremos delante de

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ti, de todo corazón (Sal 105,4-5; Is 38,3).

9. Oración después de la comunión Por nuestra participación en esta Eucaristía, enséñanos, Señor, a no poner nuestro corazón en las cosas pasajeras, sino en los bienes eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado. Espera tu respuesta: ¿Te acercas a Jesús con fe, para ser sanado de tus pecados?

de Diciembre - Martes,

Feria o Memoria de San Nicolás de Bari, Obispo Color litúrgico: Morado o blanco

Se revelará la gloria del Señor El pueblo de Israel que sufre el exilio, tendrá que vivir un nuevo Éxodo para alcanzar su liberación. Así lo presenta el profeta anónimo, al que se atribuye la segunda sección del libro de Isaías. La voluntad decidida de Dios de llevar a feliz término la liberación, la presenta el profeta en las primeras palabras de su obra. Dios proclama: “Consuelen, consuelen a mi pueblo” (Is 40,1). Por estas palabras, se conoce esta sección como: “Libro de la consolación”. Dios mismo será el protagonista del nuevo proceso de liberación. El profeta hace sentir su voz: “Preparen en el desierto un camino al Señor; tracen en la llanura un sendero para nuestro Dios” (Is 40,3). Esta palabra de Dios se dirige hoy a nosotros, que nos disponemos a vivir un nuevo encuentro con Dios, al conmemorar el nacimiento de Jesús. En la persona de Jesús que se hizo niño, Dios revive el misterio de amor hacia la humanidad. Salgamos a su encuentro. Como el mensajero que sube al monte elevado, alcemos la voz con fuerza para gritar al mundo: “Aquí está su Dios” (Is 40,9). El Padre no quiere que se pierda ni uno solo Ezequiel desarrolla la imagen de Dios como pastor de Israel, que busca a las ovejas extraviadas, fortalece a las débiles y sana a las enfermas (Ez 34,16). Jesús también proclama: “Yo soy el buen pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas” (Jn 10,11).


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6 de Diciembre - Martes, Feria o Memoria de San Nicolás de Bari

Detrás del pastor de la parábola se encuentran Dios y también Jesús, el enviado del Padre para rescatar los que andaban perdidos. En su peregrinar terreno, Jesús se dedica de manera especial a buscar a los descarriados y a los que todavía no han entrado a formar parte del redil. No duda en entregar la vida por conseguirlo. Mateo pone el acento, en primer lugar, en la entrega del pastor para rescatar para el redil a la oveja extraviada. En segundo lugar, se fija en el gozo que experimenta el pastor al ver recompensado su esfuerzo con el hallazgo. Dios, como pastor de su pueblo, está interesado porque nadie quede por fuera: “El Padre del cielo no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños” (Mt 18,14). Los “pequeños” son aquellos que carecen de relevancia en la sociedad y están desprotegidos. El llamado de Jesús es evidente: Todo discípulo ha de convertirse en pastor preocupado por los hermanos que se extravían. Exige algo más que un lamento. Invita a ponerse en camino para recuperarlo. Es éste un buen ejercicio para el Adviento. El santo de hoy: San Nicolás de Bari Fue obispo de Mira (Asia Menor) en la primera mitad del siglo IV. Ya en el siglo VI su sepulcro quedó abrigado por una Iglesia. Pero, en 1087, unos marineros de Bari se apoderaron de sus reliquias y las condujeron a su tierra, por lo cual Bari se ha convertido en el centro del culto a san Nicolás. P. Antonio Danoz, redentorista San Nicolás de Bari

1. Antífona de entrada Vendrá el Señor, mi Dios, y con él, todos sus santos; y brillará en aquel día una gran luz (Za 14,5.7). 2. Oración colecta Señor y Dios nuestro, que has hecho llegar a todos los rincones de la tierra la buena nueva de la venida del salvador, concédenos esperar con sincera alegría las fiestas con que celebramos el día de su nacimiento. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (Is 40,1-11)

L e c t u ra del libr o de l profe ta Isaías “Consuelen, consuelen a mi pueblo, dice nuestro Dios.

Hablen al corazón de Jerusalén y díganle a gritos que ya terminó el tiempo de su servidumbre y que ya ha satisfecho por sus iniquidades, porque ya ha recibido de manos del Señor castigo doble por todos sus pecados”. Una voz clama: “Preparen el camino del Señor en el desierto, construyan en el páramo una calzada para nuestro Dios. Que todo valle se eleve, que todo monte y colina se rebajen; que lo torcido se enderece y lo escabroso se allane. Entonces se revelará la gloria del Señor y todos los hombres la verán”. Así ha hablado la boca del Señor. Una voz dice: “¡Griten!”, y yo le respondo: “¿Qué debo gritar?” “Todo hombre es como la hierba y


6 de Diciembre - Martes, Feria o Memoria de San Nicolás de Bari

su grandeza es como flor del campo. Se seca la hierba y la flor se marchita, pero la palabra de nuestro Dios permanece para siempre”. Sube a lo alto del monte, mensajero de buenas nuevas para Sión; alza con fuerza la voz, tú que anuncias noticias alegres a Jerusalén. Alza la voz y no temas; anuncia a los ciudadanos de Judá: “Aquí está su Dios. Aquí llega el Señor, lleno de poder, el que con su brazo lo domina todo. El premio de su victoria lo acompaña y sus trofeos lo anteceden. Como pastor apacentará a su rebaño; llevará en sus brazos a los corderitos recién nacidos y atenderá solícito a sus madres”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Ya viene el Señor a renovar el mundo. L Cantemos al Señor un nuevo canto; que le cante al Señor toda la tierra; cantemos al Señor y bendigámoslo, proclamemos su amor día tras día /R L Su grandeza anunciemos a los pueblos; de nación en nación, sus maravillas. “Reina el Señor”, digamos a los pueblos, gobierna a las naciones con justicia /R L Alégrense los cielos y la tierra, retumbe el mar y el mundo submarino. Salten de gozo el campo y cuanto encierra, manifiesten los bosques regocijo /R L Regocíjese todo ante el Señor, porque ya viene a gobernar el orbe. Justicia y rectitud serán las normas con las que rija a todas las naciones /R (Sal 95).

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5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Ya está cerca el día del Señor. Ya viene el Señor a salvarnos. R Aleluya. 6. Evangelio (Mt 18,12-14)

Lectura del santo Evangelio según san Mateo A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿acaso no deja las noventa y nueve en los montes, y se va a buscar a la que se le perdió? Y si llega a encontrarla, les aseguro que se alegrará más por ella que por las noventa y nueve que no se le perdieron. De igual modo, el Padre celestial no quiere que se pierda uno solo de estos pequeños”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Que te sean agradables, Señor, nuestras humildes ofrendas y oraciones y que tu misericordia supla la extrema pobreza de nuestros méritos. Por Jesucristo, nuestro señor. 8. Antífona de la comunión El Señor, justo juez, dará la corona merecida a todos los que esperan con amor su venida gloriosa (2Tim 4,8). 9. Oración después de la comunión Como fruto de nuestra participación en este sacramento de vida eterna, enséñanos, Señor, a no sobrevalorar las cosas terrenales y a estimar las del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.


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7 de Diciembre - Miércoles, San Ambrosio

Dios te ha hablado. Espera tu respuesta: ¿Qué te propones hacer para recuperar a los que están lejos de Dios?

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de Diciembre - Miércoles,

San Ambrosio, Obispo y Doctor, M Color litúrgico: Blanco

Quien espera en el Señor ve renovadas sus fuerzas Dios está empeñado en que su pueblo alcance su plena liberación, regresando del exilio y sustrayéndose al yugo de todo poder extranjero. Quien formula es aquel que “reduce a nada a los príncipes y anula a los que gobiernan” (Is 40,23). El Dios de Israel es el único que es Señor del tiempo y de la historia. Su poder para liberar a su pueblo de la situación de opresión en que se halla, no es comparable con las realidades de este mundo. En las estructuras de este mundo hasta los muchachos se cansan; los jóvenes son vencidos por la fatiga. Dios es el único que no se deja vencer por el cansancio y por la fatiga. En este Dios tenemos que poner nuestra confianza, para liberarnos de la esclavitud en todas sus formas. Desde los poderosos que oprimen, hasta las esclavitudes de orden moral: corrupción, consumismo, sexo, drogas, explotación de las personas. Para que todas las personas puedan disfrutar en la Navidad, analicemos la realidad social en la que vivimos. Actuemos como liberadores políticos, económicos, sociales y espirituales. Para nuestra labor esperemos en el Señor; él es quien renueva nuestras fuerzas. Jesús es bondadoso y humilde de corazón Jesús abre las puertas a todos. Su invitación: “Vengan a mí”, se dirige a todos los cansados, a los agobiados por el peso de los problemas, a los que tienen que cargar con toda clase de yugos pesados. Jesús está siempre disponible, para ayudar a salir airoso por difíciles que sean las situaciones. A este mundo en el que germina por doquier la intransigencia, la intolerancia, Jesús se presenta ante el mundo en actitud humilde y tolerante con todos. Ésta es una gran revelación de permanencia actual. La actitud de Jesús denuncia todos nuestros resentimientos, rechazos e intransigencias con los demás. Todas estas actitudes brotan de una fuente inagotable: su corazón tolerante y humilde. Quien se acerque a él encontrará el descanso para su vida agitada. El Señor no echa cargas pesadas sobre los hombros de nadie. Más que una carga, la Buena Noticia que anuncia es una fuente de liberación. La propuesta de Jesús para este Adviento es hermosa, pero exigente. Vayamos en busca de los “cansados y agobiados”, para aliviarlos de sus dolencias y de cualquier otro mal. Si no podemos acabar con los yugos que los oprimen, arrimemos el hombro para ayudarles a llevar la carga.


7 de Diciembre - Miércoles, San Ambrosio

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El santo de hoy: San Ambrosio (337-397) Nace en Tréveris (Alemania). Estudió derecho y retórica en Roma. Ocupó puestos de relevancia en la vida civil, especialmente en Milán. A la muerte del obispo de la ciudad fue elegido obispo por aclamación, cuando aún era catecúmeno. Ocho días más tarde fue bautizado y recibió la ordenación episcopal. Fue consejero de tres emperadores. Se distinguió por su caridad, por sus numerosos escritos y por las reformas litúrgicas que realizó. Influyó en la conversión de san Agustín a quien bautizó en la noche de Pascua del año 387. San Ambrosio Murió la noche de Pascua del 5 de abril del año 397. Es uno de los cuatro grandes doctores de la Iglesia de Occidente. P. Antonio Danoz, redentorista

1. Antífona de entrada Cuidaré de mis ovejas, dice el Señor y les buscaré un pastor que las apaciente, y yo, el Señor, seré su Dios (Ez 34,11.23-24). 2. Oración colecta Señor, tú que hiciste del obispo san Ambrosio un insigne maestro de la fe católica y un valeroso sucesor de los Apóstoles, haz surgir en tu Iglesia pastores según tu corazón, que conduzcan a tu pueblo con valor y sabiduría. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (Is 40,25-31)

Le c t ur a del libr o de l profe ta Isaías “¿Con quién me van a comparar, que pueda igualarse a mí?”, dice el Dios de Israel. Alcen los ojos a lo alto y díganme quién ha creado todos aquellos astros. Él es quien cuenta y despliega su ejército de estrellas y a cada una la llama por su nombre; tanta es su omnipotencia y tan grande su vigor, que ninguna de ellas desoye su llamado. ¿Por qué dices tú, Jacob, y lo repites tú, Israel: “Mi suerte se le oculta al

Señor y mi causa no le preocupa a mi Dios?” ¿Es que no lo has oído? Desde siempre el Señor es Dios, creador aun de los últimos rincones de la tierra. Él no se cansa ni se fatiga y su inteligencia es insondable. Él da vigor al fatigado y al que no tiene fuerzas, energía. Hasta los jóvenes se cansan y se rinden, los más valientes tropiezan y caen; pero aquellos que ponen su esperanza en el Señor, renuevan sus fuerzas; les nacen alas como de águila, corren y no se cansan, caminan y no se fatigan. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Bendice al Señor, alma mía. L Bendice al Señor, alma mía, que todo mi ser bendiga su santo nombre. Bendice, al Señor, alma mía, y no te olvides de sus beneficios /R L El perdona tus pecados y cura tus enfermedades; él rescata tu vida del sepulcro y te colma de amor y de ternura /R L El Señor es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y generoso para perdonar. No nos trata como merecen nuestras culpas,


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ni nos paga según nuestros pecados /R (Sal 102). 5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Ya viene el Señor para salvar a su pueblo. Dichosos los que estén preparados para salir a su encuentro. R Aleluya. 6. Evangelio (Mt 11,28-30)

Lectura del santo Evangelio según san Mateo A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús dijo: “Vengan a mí, todos los que están fatigados y agobiados por la carga, y yo los aliviaré. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán descanso, porque mi yugo es suave y mi carga, ligera”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Acepta, Señor, los dones que tu Iglesia te ofrece y haz que tu Es-

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píritu Santo nos ilumine, para que podamos celebrar esta Eucaristía con la misma fe que infundió en san Ambrosio, para predicar sin descanso el Evangelio. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión No son ustedes los que me han elegido, dice el Señor, soy yo quien los ha elegido, para que vayan y den fruto y ese fruto perdure (Jn 15,16). 9. Oración después de la comunión Tú que nos has reconfortado con este sacramento, haz, Señor, que a imitación de san Ambrosio, cumplamos con valor tu voluntad y podamos alcanzar la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado. Espera tu respuesta: ¿Cómo te propones aliviar las cargas de las personas más agobiadas?

de Diciembre - Jueves,

Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María, S Color litúrgico: Blanco

La nueva generación que vencerá al mal Lo primero que revela el libro del Génesis es a Dios creador, que todo lo hizo con gran bondad y armonía. Hay un estribillo que se repite: “Vio Dios que era bueno” (Gén 1,10). El salmista celebra esta obra maravillosa: “Los cielos proclaman la gloria de Dios, el firmamento pregona la obra de sus manos” (Sal 19,2). En medio de esta armonía, hace su aparición el mal. Los creadores del texto buscan un responsable. Dios no está en sus orígenes: “No digas: Mi pecado viene de Dios, porque él no hace lo que odia” (Eclo 15,11). Sirviéndose de


8 de Diciembre - Jueves, Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María

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tradiciones míticas, los redactores presentan a los seres humanos como responsables de la maldad y del pecado. Aparece bajo la forma de egolatría y de desorden. Hoy se manifiesta bajo la forma de prepotencia, de opresión de los débiles. La ley de Dios estorba. Desde el principio, los autores bíblicos hablan de una generación que vivirá en enemistad con el mal. Esta tradición se mantiene viva, hasta que los tiempos de la salvación llegaron a su plenitud. Las gentes de esta generación derrotarán a los acusadores de sus hermanos y tomarán parte en la victoria del Cordero (Ap 12,10-11), esta generación enemistada con el mal, pertenece Jesús. Él será quien herirá en la cabeza a la serpiente” (Gén 3,15). A ella pertenece también su madre María. Inmaculada Concepción María, la favorecida de Dios desde el de la Santísima Virgen María principio Después de un largo proceso, el año 1854 Pío IX proclamaba solemnemente, que María había sido preservada de todo pecado, en previsión de la muerte de Cristo. La Liturgia pone también el acento en la plenitud de gracia con que Dios ha favorecido a María, para que fuese digna madre de su Hijo (Prefacio). En el relato de la anunciación de la concepción de Jesús, Lucas destaca algunos rasgos relevantes de María, al trazar su perfil. María es una joven doncella virgen, que estaba prometida en matrimonio a José. En la escenificación que hace Lucas, siguiendo otros relatos bíblicos de anuncios extraordinarios, a ella se dirige el mensajero de Dios. María quedó desconcertada al escuchar el saludo del mensajero: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo” (Lc 1,28). El mensaje que le trae no es para turbarse, sino para alegrarse. Dios la ha favorecido de forma extraordinaria. Es la “agraciada”, la “favorecida” de Dios. Este trato extraordinario de Dios está relacionado con su misión: “Concebirás y darás a luz un hijo, a quien llamarás Jesús. Será grande, llevará el título de Hijo del Altísimo” (Lc 1,31). Dios preparó a María para su misión. Como señala la Liturgia: “Por la concepción inmaculada de María, Dios preparó una digna morada para su Hijo” (Colecta). María, la primera discípula cristiana Lucas señala otros elementos que completan el perfil que hace de María. Para el evangelista, el verdadero discípulo es aquel que escucha la Buena Noticia que viene de parte de Dios, la retiene como un tesoro valioso, y la lleva a la práctica.


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Estos tres elementos los encontramos en María. Ella escuchó atentamente la propuesta que el mensajero le traía de parte de Dios. La acogió con sencillez. Isabel la proclamó bienaventurada por su fe: “¡Dichosa tú que creíste. Porque se cumplirá lo que el Señor te anunció” (Lc 1,45). Lo anunciado se cumplió. María dio a luz al Salvador, al Mesías y Señor. Después del nacimiento de Jesús, Lucas informa: Ella lo retuvo todo y “lo meditó en su corazón” (Lc 2,19). La respuesta de María al mensajero contiene todo un programa de vida: “Yo soy la servidora del Señor: que se cumpla en mí tu palabra” (Lc 1,38). La palabra del mensajero era la Palabra de Dios. María dedicará toda su vida a hacer realidad lo que acaba de confesar con sus labios. Cumplir la Palabra de Dios será la tarea de su vida. Santa María del Adviento La celebración de la Concepción Inmaculada de María coincide con el comienzo del Adviento. Esta fiesta mariana está estrechamente relacionada con el misterio de la encarnación y con el nacimiento de Jesús. La concepción sin pecado de María fue el primer acto por parte de Dios, para preparar la encarnación de su Hijo. “Aparte de la solemnidad del día 8 de diciembre en que se celebra la Concepción de María, durante el Adviento la liturgia recuerda frecuentemente a la Santísima Virgen, en la preparación radical a la venida del Salvador” (Pablo VI, Mar. Cult, 3). María forma parte de aquellos que Dios eligió por su gran amor para hacernos hijos suyos, nos bendijo con toda clase de bendiciones espirituales, y nos consagró para que fuéramos irreprochables en su presencia (Ef 1,1-4). María vivió como nadie la espera gozosa del nacimiento de Jesús. Lo vivió como toda madre que espera el nacimiento de su hijo. Lo vivió como “sierva del Señor”, y como buena israelita, que esperaba con gozo la venida del Salvador. Alegrémonos con María, viviendo la gozosa esperanza de ver a Jesús nacido en medio de este mundo, como luz que ilumina a los que transitan por tinieblas de muerte. P. Antonio Danoz, redentorista

1. Antífona de entrada Con gozo intenso me gozaré en el Señor y en mi Dios se alegrará mi alma, pues me ha vestido una túnica de salvación y me ha cubierto con un manto de inocencia, como la novia se enjoya para su boda (Is 61,10). 2. Oración colecta Dios todopoderoso, que por la inmaculada concepción de la Virgen María preparaste una morada digna para tu Hijo y, en atención a los méritos de la muerte redentora de Cristo, la preservaste de toda mancha de pecado, concédenos, por su maternal intercesión, vivir en tu presencia sin pecado. Por nuestro Señor Jesucristo.


8 de Diciembre - Jueves, Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María

3. 1ª Lectura

(Gén 3,9-15.20)

Lectura del libro del Génesis Después de que el hombre y la mujer comieron del fruto del árbol prohibido, el Señor Dios llamó al hombre y le preguntó: “¿Dónde estás?” Este le respondió: “Oí tus pasos en el jardín; y tuve miedo, porque estoy desnudo, y me escondí”. Entonces le dijo Dios: “¿Y quién te ha dicho que estabas desnudo? ¿Has comido acaso del árbol del que te prohibí comer?” Respondió Adán: “La mujer que me diste por compañera me ofreció del fruto del árbol y comí”. El Señor Dios dijo a la mujer: “¿Por qué has hecho esto?” Repuso la mujer: “La serpiente me engañó y comí”. Entonces dijo el Señor Dios a la serpiente: “Porque has hecho esto, serás maldita entre todos los animales y entre todas las bestias salvajes. Te arrastrarás sobre tu vientre y comerás polvo todos los días de tu vida. Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya; y su descendencia te aplastará la cabeza, mientras tú tratarás de morder su talón”. El hombre le puso a su mujer el nombre de “Eva”, porque ella fue la madre de todos los vivientes. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas. L Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas. Su diestra y su santo brazo le han dado la victoria /R L El Señor ha dado a conocer su victoria y ha revelado a las naciones

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su justicia. Una vez más ha demostrado Dios su amor y su lealtad hacia Israel /R L La tierra entera ha contemplado la victoria de nuestro Dios. Que todos los pueblos y naciones aclamen con júbilo al Señor /R (Sal 97). 5. 2ª Lectura

(Ef 1,3-6.11-12))

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los efesios Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en él con toda clase de bienes espirituales y celestiales. Él nos eligió en Cristo, antes de crear el mundo, para que fuéramos santos e irreprochables a sus ojos, por el amor, y determinó, porque así lo quiso, que, por medio de Jesucristo, fuéramos sus hijos, para que alabemos y glorifiquemos la gracia con que nos ha favorecido por medio de su Hijo amado. Con Cristo somos herederos también nosotros. Para esto estábamos destinados, por decisión del que lo hace todo según su voluntad: para que fuéramos una alabanza continua de su gloria, nosotros, los que ya antes esperábamos en Cristo. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 6. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Dios te salve, María, llena de gracia, el Señor está contigo, bendita tú entre las mujeres. R Aleluya

(Lc 1,28).


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8 de Diciembre - Jueves, Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María

7. Evangelio (Lc 1,26-38)

Lectura del santo Evangelio según san Lucas A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José. La virgen se llamaba María. Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. Al oír estas palabras, ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querría decir semejante saludo. El ángel le dijo: “No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y a dar a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y él reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reinado no tendrá fin”. María le dijo entonces al ángel: “¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?” El ángel le contestó: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios. Ahí tienes a tu parienta Isabel, que a pesar de su vejez, ha concebido un hijo y ya va en el sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para Dios”. María contestó: “Yo soy la esclava del Señor, cúmplase en mí lo que me has dicho”. Y el ángel se retiró de su presencia. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús.

8. Oración de los fieles S María, que vivió con amor la espera del nacimiento de Jesús, es la mejor guía para vivir el Adviento. Oremos a Dios, para que avive nuestra esperanza por medio de María. A Por medio de María aviva, Señor, nuestra esperanza. L María esperó con gozo el nacimiento de Jesús. Para que guíe nuestros pasos en el Adviento, hasta el encuentro gozoso con Jesús en Navidad: Oremos al Señor A Por medio de María aviva, Señor, nuestra esperanza. L Son todavía muchos los hombres, mujeres y pueblos, que viven en tinieblas, lejos del Salvador. Para que el nacimiento de Jesús haga brillar la justicia, el amor, la paz y la solidaridad: Oremos al Señor. A Por medio de María aviva, Señor, nuestra esperanza. L La violación de los derechos más elementales sigue presente en el mundo, como signo del pecado. Para que la promoción humana, social y económica, mejore la vida de los pobres: Oremos al Señor A Por medio de María aviva, Señor, nuestra esperanza. (Intenciones libres) S Concédenos, Señor, la disponibilidad de María, para hacer llegar durante el Adviento los dones de la salvación a aquellos que no conocen o se han alejado de Jesús. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén. 9. Oración sobre las ofrendas Acepta, Señor, el sacrificio de salvación que vamos a ofrecerte en esta festividad de la santísima Virgen María, a la que, desde su concep-


9 de Diciembre - Viernes, Feria o Memoria de San Juan Diego Cuauhtlatoatin

ción, preservaste de todo pecado y, por su intercesión, concédenos el perdón de todas nuestras culpas. Por Jesucristo, nuestro Señor. 10 Prefacio S El Señor esté con ustedes. R Y con tu espíritu. S Levantemos el corazón. R Lo tenemos levantado hacia el Señor. S Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R Es justo y necesario. S En verdad es justo y necesario es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque preservaste a la Virgen María de toda mancha de pecado original para que, enriquecida con la plenitud de tu gracia, fuese digna Madre de tu Hijo, imagen y comienzo de la Iglesia, que es la esposa de Cristo, llena de juventud y de limpia hermosura. Purísima tenía que ser, Señor, la Virgen que nos diera al Cordero inocente que quita el pecado del mundo. Purísi-

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ma la que, entre todos los hombres, es abogada de gracia y ejemplo de santidad. Por eso, unidos a los ángeles, te aclamamos llenos de alegría: Santo, Santo, Santo… 11. Antífona de la comunión Grandes cosas se cantan de ti, María, porque de ti ha nacido el Sol de Justicia, Cristo nuestro Dios. 12. Oración después de la comunión Que el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo que hemos recibido, nos ayuden, Señor, a superar la debilidad que nos dejó el pecado original, del cual, por singular privilegio, preservaste a la santísima Virgen María en su inmaculada concepción. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado. Espera tu respuesta: ¿Eres persona solidaria que basa sus principios en el amor, la verdad y la justicia?

de Diciembre - Viernes,

Feria o Memoria de San Juan Diego Cuauhtlatoatin Color litúrgico: Morado o blanco

Si escuchas al Señor, tu justicia y tu paz serán abundantes El profeta invita al pueblo a reflexionar sobre su historia. Dios no solo fue generoso en promesas, también le manifestó su amor con obras. El que se dirige al Pueblo es Dios: “Yo, yo mismo te he hablado, que soy tu redentor, el Santo de Israel (Is 48,15.17). El pueblo fue sordo a los llamados de Dios, y siguió a dioses extraños. Manifestó que Dios no le interesaba. Esta indiferencia hacia Dios la estamos viviendo en nuestro mundo. La autosuficiencia humana está desplazando a Dios de la vida pública y privada de personas y pueblos.


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9 de Diciembre - Viernes, Feria o Memoria de San Juan Diego Cuauhtlatoatin

El mismo Dios que guió al pueblo, empeña de nuevo su palabra. La forma de recuperar su amistad y su confianza consiste en observar los mandatos. Ésta es la forma de recuperar la paz y la justicia, y con ellas la felicidad. El Adviento es tiempo de revisión. Dios ha estado presente en nuestra historia personal. Repasemos los dones con que nos bendecido. En el ambiente tan secularizado que nos rodea, es posible que también nosotros hayamos dejado a Dios de lado, olvidando los dones recibidos. Es amigo de recaudadores y de pecadores La parábola de los niños es ciertamente expresiva en su simplicidad. Encaja perfectamente con la presentación que hace el evangelista de la persona de Juan Bautista y de Jesús. En el primer tiempo, los niños tocan la flauta, como quien acompaña una fiesta de bodas. En el segundo tiempo, el escenario cambia. Ahora los niños entonan lamentaciones, como quien acompaña un funeral. El segundo escenario se refiere al tiempo de Juan Bautista. Su presentación social estuvo marcada por la austeridad. Vivía en el desierto; “no comía ni bebía”. La valoración de la gente: “Está endemoniado” (Mt 11,18). El escenario primero se relaciona con Jesús. El mismo Mateo compara el tiempo de Jesús con una boda. Mientras el novio está con los invitados, éstos no pueden estar tristes. Tendrán que ayunar cuando el novio se ausente (Mt 9,15). En la boda se come, se bebe, y no se guarda ayuno. La generación de Jesús lo acusa de ser “un comilón y un bebedor” (Mt 11,19). Es la excusa perfecta para no hacerle caso. Pero añaden una acusación más grave: “Es amigo de recaudadores de impuestos y de pecadores” (Mt 11,19). Todos ellos considerados mala gente. Veamos si nosotros somos tan retorcidos e hipócritas, como la gente que pertenecía a la generación en la que vivió Jesús, que busca cualquier pretexto para no seguir su enseñanza. El santo de hoy: San Diego Cauhtlatoatin (1474-1548) Nació el año 1474. Fue bautizado junto con su esposa María Lucía. En diciembre del año 1531 se le manifestó la Virgen María en sucesivas apariciones. Le encargó que construyeran un templo en el lugar de las apariciones. En su “tilma” apareció impresa la imagen de la Virgen de Guadalupe. Fue proclamada Patrona de México, y más tarde de toda América Latina. Juan Diego vivió al lado del templo, llevando una vida austera, dedicado a la oración y a hacer penitencia. Fue canonizado por Juan Pablo II el año 2003. P. Antonio Danoz, redentorista San Diego Cauhtlatoatin

1. Antífona de entrada He aquí que el Señor vendrá con esplendor a visitar a su pueblo, para traerle la paz y la vida eterna.

2. Oración colecta Concédenos, Padre todopoderoso, estar siempre preparados a la venida de tu Hijo para que, cuando él llegue, podamos salir a su encuentro,


9 de Diciembre - Viernes, Feria o Memoria de San Juan Diego Cuauhtlatoatin

conforme a su palabra, con nuestras lámparas encendidas. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (Is 48,17-19)

Le c t ur a del libr o de l profe ta Isaías Esto dice el Señor, tu redentor, el Dios de Israel: “Yo soy el Señor, tu Dios, el que te instruye en lo que es provechoso, el que te guía por el camino que debes seguir. ¡Ojalá hubieras obedecido mis mandatos! Sería tu paz como un río y tu justicia, como las olas del mar. Tu descendencia sería como la arena y como granos de arena, los frutos de tus entrañas. Nunca tu nombre hubiera sido borrado ni arrancado de mi presencia”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Dichoso el hombre que confía en el Señor. L Dichoso aquel que no se guía por mundanos criterios, que no anda en malos pasos ni se burla del bueno, que ama la ley de Dios y se goza en cumplir sus mandamientos /R

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L Es como un árbol plantado junto al río, que da fruto a su tiempo y nunca se marchita. En todo tendrá éxito /R L En cambio los malvados serán como la paja barrida por el viento. Porque el Señor protege el camino del justo y al malo sus caminos acaban por perderlo /R (Sal 1). 5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Ya viene el Señor, salgamos a su encuentro; él es el príncipe de la paz. R Aleluya. 6. Evangelio (Mt 11,16-19)

Lectura del santo Evangelio según san Mateo A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús dijo: “¿Con qué podré comparar a esta gente? Es semejante a los niños que se sientan en las plazas y se vuelven a sus compañeros para gritarles: ‘Tocamos la flauta y no han bailado; cantamos canciones tristes y no han llorado’. Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dijeron: ‘Tiene un demonio’. Viene el Hijo del hombre, y dicen: ‘Ese es un glotón y un borracho, amigo de publicanos y gente de mal vivir’. Pero la sabiduría de Dios se justifica a sí misma por sus obras”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Que te sean agradables, Señor, nuestras humildes ofrendas y oraciones, y que tu misericordia supla la extrema pobreza de nuestros méritos. Por Jesucristo, nuestro Señor.


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10 de Diciembre - Sábado, Feria, II Semana de Adviento

8. Antífona de la comunión Esperamos como salvador a nuestro Señor Jesucristo, el cual transformará nuestro cuerpo frágil en cuerpo glorioso como el suyo (Fil 3,20-21). 9. Oración después de la comunión Como fruto de nuestra participación en este sacramento de vida eterna,

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enséñanos, Señor, a no sobrevalorar las cosas terrenales y a estimar las del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado. Espera tu respuesta: ¿Qué pretexto buscas, para no convertirte de corazón en el Adviento?

de Diciembre - Sábado,

Feria, II Semana de Adviento Color litúrgico: Morado

Sus palabras eran un horno encendido El himno de alabanza y acción de gracias a Dios creador, sirve de introducción a Ben Sirá, para hacer un recorrido por la historia de Israel, exaltando las figuras claves. Al referirse a los profetas, empieza con la figura de Elías, cuya actuación profética narran los dos libros de los Reyes. Fue famoso por los signos y maravillas que realizó. Elías irrumpe como profeta, asumiendo un gran protagonismo en su tiempo. Al principio como portador de la sequía. Más tarde, como portador de la lluvia. La segunda acción que impresiona al autor es la vuelta a la vida del hijo de la viuda de Sarepta (1Re 17,17-24). Lo que impactó de manera especial a Ben Sirá fue la partida de Elías de este mundo, en un carro de fuego y arrebatado por un torbellino. Malaquías cierra su obra con la promesa del retorno de Elías. Tendrá como misión “reconciliar a padres con hijos y a hijos con padres” (Mal 3,23-24). La misión profética consiste en ser la conciencia viva del pueblo, que anuncia, denuncia y rectifica. El profeta Elías ya ha venido Elías formaba parte de la escena de la transfiguración de Jesús que narra Mateo. Al descender del monte, los discípulos preguntan a Jesús por Elías. Se hacen eco de algunos escritos judíos, relacionados probablemente a una creencia popular, que consideraban a Elías como precursor del Mesías. Según la profecía de Malaquías, Elías tenía que venir antes de la manifestación del Mesías, para preparar al pueblo a recibirlo. Jesús confirma la misión del profeta. Tiene que venir a “restablecer nuevamente el orden en todas las cosas” (Mt 17,11). Jesús identifica a Elías con la persona de Juan Bautista. Ya antes había declarado: “Si están dispuestos a aceptarlo, él es Elías que debía venir” (Mt 11,14). Refiriéndose a la suerte que corrió Juan Bautista, Jesús anuncia el


10 de Diciembre - Sábado, Feria, II Semana de Adviento

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rechazo que tendrá que soportar por parte de sus adversarios. A semejanza de Juan Bautista, Jesús sufrirá la muerte a sus manos. Con las pistas que les dio Jesús, los discípulos reconocieron que les hablaba de Juan Bautista. En este tiempo de Adviento, todo discípulo de Jesús ha de asumir la misión de estos dos grandes profetas, Elías y Juan Bautista: preparar a los hombres y mujeres de hoy a recibir al Salvador. P. Antonio Danoz, redentorista

1. Antífona de entrada Ven, Señor, muéstranos tu rostro, y nos salvaremos (Sal 79,4.2). 2. Oración colecta Concédenos, Padre todopoderoso, que Cristo, el resplandor de tu gloria, nazca en nuestros corazones, para que su venida disipe las tinieblas del pecado y ponga de manifiesto que somos hijos de la luz. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura

(Eclo 48,1-4.9-11)

Lectura del libro del Eclesiástico (Sirácide) En aquel tiempo surgió Elías, un profeta de fuego; su palabra quemaba como una llama. Él hizo caer sobre los israelitas el hambre y con celo los diezmó. En el nombre del Señor cerró las compuertas del cielo e hizo que descendiera tres veces fuego de lo alto. ¡Qué glorioso eres, Elías, por tus prodigios! ¿Quién puede jactarse de ser igual a ti? En un torbellino de llamas fuiste arrebatado al cielo, sobre un carro tirado por caballos de fuego. Escrito está de ti que volverás, cargado de amenazas, en el tiempo señalado, para aplacar la cólera antes de que estalle, para hacer que el corazón de los padres

se vuelva hacia los hijos y congregar a las tribus de Israel. Dichosos los que te vieron y murieron gozando de tu amistad; pero más dichosos los que estén vivos cuando vuelvas. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Ven, Señor, a salvarnos. L Escúchanos, pastor de Israel; tú que estás rodeado de querubines, manifiéstate, despierta tu poder y ven a salvarnos /R L Señor, Dios de los ejércitos, vuelve tus ojos, mira tu viña y visítala; protege la cepa plantada por tu mano, el renuevo que tú mismo cultivaste /R L Que tu diestra defienda al que elegiste, al hombre que has fortalecido. Ya no nos alejaremos de ti; consérvanos la vida y alabaremos tu poder /R (Sal 79). 5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Preparen el camino del Señor, hagan rectos sus senderos, y todos los hombres verán al Salvador. R Aleluya (Lc 3,4.6).


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11 de Diciembre - Domingo, III de Adviento /B

6. Evangelio

que realice la intención que tuviste al instituir este sacramento, y lleve a cabo plenamente en nosotros tu salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.

(Mt 17,10-13)

Lectura del santo Evangelio según san Mateo A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, los discípulos le preguntaron a Jesús: “¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías?” Él les respondió: “Ciertamente Elías ha de venir y lo pondrá todo en orden. Es más, yo les aseguro a ustedes que Elías ha venido ya, pero no lo reconocieron e hicieron con él cuanto les vino en gana. Del mismo modo, el Hijo del hombre va a padecer a manos de ellos”. Entonces entendieron los discípulos que les hablaba de Juan el Bautista. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Te pedimos, Señor, que este sacrificio, signo de nuestra total entrega a ti, te sea ofrecido siempre para

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8. Antífona de la comunión Pronto vendré y traeré conmigo la recompensa, dice el Señor, y daré a cada uno según sus obras (Ap 22,12).

9. Oración después de la comunión Que esta Eucaristía nos purifique, Señor, de toda mancha y nos prepare así a celebrar dignamente la Navidad ya próxima. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado. Espera tu respuesta: ¿Cómo te propones cumplir tu misión de profeta de Jesús en estos días?

de Diciembre - Domingo,

III de Adviento /B -

L.H.: 3ª Sem. del Salterio - Color litúrgico: Morado

LOS DONES DEL ESPÍRITU SON PARA SERVIR EN LA COMUNIDAD Ungido para dar una buena noticia Isaías irrumpe hoy presentándonos a un profeta, que ha sido ungido con el Espíritu del Señor. En Israel eran ungidos los reyes, los sacerdotes y los profetas. Era el signo de consagración de la persona a servicios tan importantes, como gobernar, realizar el culto, hablar al pueblo en nombre de Dios. La unción está relacionada con la misión y con el anuncio profético. El profeta necesita la iluminación interior para conocer la Palabra de Dios. Ha de contar con fortaleza para asumirla y para anunciarla. La misión que se confía al profeta es hermosa y comprometida, de gran conte-


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nido social: Pregonar a los que sufren, a los de corazón desgarrado, la buena noticia de la liberación de toda suerte de esclavitudes, morales, sociales, políticas, económicas, culturales. En esta línea se orienta la proclamación del “año de gracia del Señor”. El año del “jubileo”, que se celebraba cada 49 años. Incluía la condonación de deudas, la liberación de esclavos. Era como un volver a empezar. Aquí tenemos un hermoso programa para el Adviento. Lucas lo utiliza para presentar la misión de Jesús (Lc 4,18ss). Es perfectamente válido para nosotros, que nos confesamos sus seguidores. Hagamos de este tiempo un “año de gracia”, para toda persona que necesita ser liberada. “Él no era la luz, sino testigo de la luz” Juan era un testigo de la Luz (Cfr. Lc 1,8) Desde el principio del evangelio, Juan presenta a Jesús como “luz”. En la Palabra, que era Dios, estaba la vida, que es luz que ilumina a todo ser que viene a este mundo. En Jesús, la vida que tiene como Hijo de Dios, ilumina al mundo con gran intensidad. Este Jesús-Luz no ha sido enviado al mundo para quedar oculto y escondido. Tiene que brillar e iluminar. Para eso era necesario darla a conocer. Esta misión Dios se la confió a Juan, el hijo de Zacarías. Él no venía para eclipsar la luz, sino para ser testigo de que la luz estaba ya alumbrando en el mundo. Toda persona debía acercarse a ella para ser iluminada. El evangelio de Juan ofrece una serie de testigos, para dejar patente la veracidad de la Palabra de Dios. Jesús es esta Palabra que tomó la condición humana y vivió entre nosotros. Los testigos son: Dios mismo, las Escrituras, Moisés y Juan Bautista. Para las generaciones actuales, Dios ha elegido nuevos testigos: somos todos los discípulos de Jesús. Tenemos que asumir con total responsabilidad esta misión, como lo hicieron los primeros, que no se acobardaban al proclamar: “De esto que anunciamos, todos nosotros somos testigos” (He 2,32). Ahí está el Cordero de Dios, que libera del pecado El evangelio de Juan presenta el testimonio de Juan Bautista de forma progresiva, a lo largo de tres días, no precisamente cronológicos. En el primero, trata de clarificar su identidad y su misión; en el segundo, revela quién es Jesús; en el tercero, invita a sus discípulos a seguir a Jesús y hacerse sus discípulos. El evangelio de Juan no se detiene en describir las actividades de Juan en su calidad de bautista. Le interesa revelar con claridad la identidad y la misión


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de Juan Bautista. Por lo que se refiere a su identidad, Juan fue muy claro: “Confesó que no era el Mesías” (Jn 1,20). Para presentar la misión, el evangelista se sirve de un texto de Isaías: “Yo soy la voz del que grita en el desierto: “Enderecen el camino al Señor” (Jn 1,23). Ésta es la primera parte de la misión: despejar los caminos; eliminar las dificultades que impiden descubrir al enviado de Dios. La segunda parte de la misión de Juan consiste en dar a conocer al que “es más importante que él”. Está en medio del pueblo, y no lo han conocido. Juan les revelará su identidad: “Ahí tienen al Cordero de Dios, que libera al mundo de su pecado” (Jn 1,29). Asumamos en este Adviento la misión que Juan cumplió en su tiempo. Removamos las dificultades, y eliminemos prejuicios que alejan a muchos de Jesús. Abramos caminos que lleven directamente al encuentro con él. Démoslo a conocer, como Hijo de Dios, como Cordero que libera del pecado. Vivan alegres, oren sin cesar, den gracias por todo En esta primera carta, Pablo ha aclarado a la comunidad algo fundamental de la Buena Noticia que anuncia: Jesús ha resucitado. Los discípulos hemos de estar seguros de que también resucitaremos con él. Esta confesión de fe y de esperanza genera un estilo de vida. Lo primero que genera en los discípulos es alegría. El gozo en el Espíritu Santo ha de penetrar toda la vida de los discípulos. La segunda recomendación de Pablo: oración y acción de gracias. El apóstol se refiere seguramente a las celebraciones de la eucaristía, que la comunidad tenía el “día del Señor”. Éste era el verdadero culto que agradaba a Dios. Ningún discípulo puede descuidar su participación en la oración y en la eucaristía. Tercera recomendación: “No apaguen el fuego del Espíritu y no desprecien la profecía” (1Tes 5,19). Los dones que proceden del Espíritu Santo hay que mantenerlos activos, para servicio de la comunidad. Entre ellos, la proclamación de la Palabra de Dios y ser testigos de Jesús. Para lograrlo hay que actuar como sabios: “Examinarlo todo y quedarse con lo bueno” (1Tes 5,22). Esta exhortación de Pablo, nos ayuda a mantenernos irreprochables, mientras esperamos la venida del Señor Jesucristo. Primero en Navidad. Después al final de los tiempos. P. Antonio Danoz, redentorista

1. Antífona de entrada Estén siempre alegres en el Señor se lo repito, estén alegres. El Señor está cerca (Fil 4,4.5). 2. Oración colecta Mira, Señor a tu pueblo que espera con fe la fiesta del nacimiento de tu Hijo, y concédele celebrar el gran misterio de nuestra salvación con un corazón nuevo y una inmensa alegría. Por nuestro Señor Jesucristo.


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3. 1ª Lectura

5. 2ª Lectura

Le c t ur a del libr o de l profe ta Isaías El espíritu del Señor está sobre mí porque me ha ungido y me ha enviado para anunciar la buena nueva a los pobres, a curar a los de corazón quebrantado, a proclamar el perdón a los cautivos, la libertad a los prisioneros y a pregonar el año de gracia del Señor. Me alegro en el Señor con toda el alma y me lleno de júbilo en mi Dios, porque me revistió con vestiduras de salvación y me cubrió con un manto de justicia como el novio que se pone la corona, como la novia que se adorna con sus joyas. Así como la tierra echa sus brotes y el jardín hace germinar lo sembrado en él, así el Señor hará brotar la justicia y la alabanza ante todas las naciones. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los tesalonicenses Hermanos: Vivan siempre alegres, oren sin cesar, den gracias en toda ocasión, pues esto es lo que Dios quiere de ustedes en Cristo Jesús. No impidan la acción del Espíritu Santo, ni desprecien el don de profecía; pero sométanlo todo a prueba y quédense con lo bueno. Absténganse de toda clase de mal. Que el Dios de la paz los santifique a ustedes en todo y que todo su ser, espíritu, alma y cuerpo, se conserve irreprochable hasta la llegada de nuestro Señor Jesucristo. El que los ha llamado es fiel y cumplirá su promesa. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor.

(Is 61,1-2.10-11)

4. Salmo responsorial R Mi espíritu se alegra en Dios, mi salvador. L Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador, porque puso los ojos en la humildad de su esclava /R L Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede. Santo es su nombre y su misericordia llega, de generación en generación a los que lo temen /R L A los hambrientos los colmó de bienes y a los ricos los despidió sin nada. Acordándose de su misericordia, vino en ayuda de Israel, su siervo /R (Lc 1).

(1Tes 5,16-24)

6. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. El Espíritu del Señor está sobre mí. Me ha enviado para anunciar la buena nueva a los pobres. R Aleluya (Is 61,1). 7. Evangelio

(Jn 1,6-8.19-28)

Lectura del santo Evangelio según san Juan A Gloria a ti, Señor Hubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Este vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. Él no era la luz, sino testigo de la luz. Este es el testimonio que dio Juan el Bautista cuando los judíos enviaron desde Jerusalén a unos sacerdotes y levitas para preguntarle: “¿Quién eres tú?” Él reconoció y no negó


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quién era. Él afirmó: “Yo no soy el Mesías”. De nuevo le preguntaron: “¿Quién eres, pues? ¿Eres Elías?” Él les respondió: “No lo soy”, “Eres el profeta?” Respondió: “No”. Le dijeron: “Entonces dinos quién eres, para poder llevar una respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo?” Juan les contestó: “Yo soy la voz que grita en el desierto: ‘Enderecen el camino del Señor’, como anunció el profeta Isaías”. Los enviados, que pertenecían a la secta de los fariseos, le preguntaron: “Entonces ¿por qué bautizas, si no eres el Mesías, ni Elías, ni el profeta?” Juan les respondió: “Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay uno, al que ustedes no conocen, alguien que viene detrás de mí, a quien yo no soy digno de desatarle las correas de sus sandalias”. Esto sucedió en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde Juan bautizaba. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús.

abundan las noticias de violación de derechos, de secuestros y de muertes. Para que estas malas noticias no enturbien la paz de la Navidad: Oremos al Señor. A Te lo pedimos, Señor. L Muchos en el mundo y en nuestro país, carecerán de lo necesario para tener una Navidad feliz. Para que colaboremos con nuestra solidaridad a que alguien sea feliz en ese día: Oremos al Señor. A Te lo pedimos, Señor. (Intenciones libres) S Concédenos, Señor, compartir en estos días lo que tememos, para que podamos compartir con los necesitados, la alegría del nacimiento de tu Hijo Jesucristo. Que vive y reina por los siglos. Amén.

8. Oración de los fieles S La liturgia invita en este domingo a estar alegres. Oremos, para que llenos de la alegría que viene del Espíritu de Dios, nos preparemos a celebrar con gozo la Navidad. A Te lo pedimos, Señor. L El anuncio del nacimiento de Jesús es una Buena Noticia. Para que abramos el corazón y nuestros hogares para recibirlo con gozo: Oremos al Señor. A Te lo pedimos, Señor. L En los medios de comunicación

9. Oración sobre las ofrendas Te pedimos, Señor, que este sacrificio, signo de nuestra total entrega a ti, te sea ofrecido siempre para que realice la intención que tuviste al instituir este sacramento, y lleve a cabo plenamente en nosotros tu salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor. 10. Antífona de la comunión He aquí que vendrá nuestro salvador: ya no tengan miedo (Is 35,4). 11. Oración después de la comunión Que esta Eucaristía nos purifique, Señor, de toda mancha y nos prepare así, a celebrar dignamente la Navidad ya próxima. Por Jesucristo, nuestro Señor.


12 de Diciembre - Lunes, Nuestra Señora de Guadalupe

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Dios te ha hablado. Espera tu respuesta: ¿Tu alegría procede del Espíritu Santo?

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de Diciembre - Lunes,

Nuestra Señora de Guadalupe, Patrona de América Latina, F Color litúrgico: Blanco

El tiempo de nuestra liberación ha llegado Abundan los pasajes de la Biblia en los que la salvación es concebida como una liberación. Pablo, nos habla en esta carta de esclavitud a los poderes que dominan el mundo, y de la liberación por medio del nacimiento del Hijo de Dios, nacido de una mujer. Esto aconteció cuando llegó el momento establecido por Dios. Nuestro Salvador y liberador, nació de una mujer humilde, en un país sometido al imperio de Roma. Pero su misión liberadora es para todo hombre y toda mujer, de cualquier país, cultura o situación social. Por medio de su Hijo, Dios ha querido que todos seamos hijos, liberados de toda forma de esclavitud, moral, social, política o económica. El Espíritu de Dios es el que clama en nosotros “¡Abbá, Padre!” A nuestros pueblos de América se les “cumplió el plazo”, y la salvación de Dios llegó a nuestras gentes, también por medio de la misma mujer, que en nuestras tierras tomó el nombre de Santa María de Guadalupe. Una Madre que camina presurosa a llevar la noticia María, había recibido la noticia: “Concebirás y darás a luz un hijo. Le pondrás por nombre Jesús” (Lc 1,31). Ésta era la Buena Noticia que la humanidad esperaba. María a toda prisa se la lleva a la familia de Zacarías. Por ella llegó a todos los pueblos. Ella fue dichosa porque creyó. Fue también dichosa, porque gracias a ella, también nosotros desde nuestra tierra podemos cantar: “Mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador” (Lc 1,47). Como María, tenemos el compromiso de llevar la Buena Noticia de la salvación a todos los habitantes del continente, para que cada uno de sus hijos pueda saltar de gozo como Juan Bautista. María, bajo la advocación de La Guadalupe, sigue visitando nuestros hombres y mujeres, y nuestras tierras con la rica policromía de sus culturas. La fiesta de hoy: Nuestra Señora de Guadalupe La fe de los fieles, ha hecho que esta hermosa advocación de María la haya convertido en Patrona de toda América Latina. Según la tradición, María se apareció al indígena Juan Diego. En su “tilma” quedó inexplicablemente impresa, la imagen de María que hoy conocemos. La última aparición a Juan Diego está fechada el 12 de diciembre de 1531. María le dijo: “Yo soy la


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Virgen Santa María, madre del verdadero Dios por quien se vive. He venido hasta aquí para decirte que quiero que se construya un templo en este lugar para socorrer a todos”. Su fiesta se celebra con especial devoción en México, con gran resonancia en todo el continente. Al templo de Guadalupe siguen acudiendo millones de peregrinos cada año. P. Antonio Danoz, redentorista Ntra. Sra de Guadalupe

1. Antífona de entrada Una gran señal apareció en el cielo: una mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza (Ap 12,1).

2. Oración colecta Padre de misericordia, que has puesto a este pueblo tuyo bajo la especial protección de la siempre Virgen María de Guadalupe, Madre de tu Hijo, concédenos, por su intercesión, profundizar en nuestra fe y buscar el progreso de nuestra patria por caminos de justicia y de paz. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura

(Eclo 24,23-31)

Lectura del libro del Eclesiástico (Sirácides) Yo soy como una vid de fragantes hojas y mis flores son producto de gloria y de riqueza. Yo soy la madre del amor, del temor, del conocimiento y de la santa esperanza. En mí está toda la gracia del camino y de la verdad, toda esperanza de vida y de virtud. Vengan a mí, ustedes, los que me aman y aliméntense de mis frutos.

Porque mis palabras son más dulces que la miel y mi heredad, mejor que los panales. Los que me coman seguirán teniendo hambre de mí, los que me beban seguirán teniendo sed de mí; los que me escuchan no tendrán de qué avergonzarse y los que se dejan guiar por mí no pecarán. Los que me honran tendrán una vida eterna. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Que te alaben, Señor, todos los pueblos. L Ten piedad de nosotros y bendícenos; vuelve, Señor, tus ojos a nosotros. Que conozca la tierra tu bondad y los pueblos tu obra salvadora /R L Las naciones con júbilo te canten, porque juzgas al mundo con justicia; con equidad tú juzgas a los pueblos y riges en la tierra a las naciones /R L Que te alaben, Señor, todos los pueblos, que los pueblos te aclamen todos juntos. Que nos bendiga Dios y que le rinda honor el mundo entero /R (Sal 66).


12 de Diciembre - Lunes, Nuestra Señora de Guadalupe

5. 2ª Lectura (Gál 4,4-7)

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los gálatas Hermanos: Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estábamos bajo la ley, a fin de hacernos hijos suyos. Puesto que ya son ustedes hijos, Dios envió a sus corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: “¡Abbá!”, es decir, ¡Padre! Así que ya no eres siervo, sino hijo; y siendo hijo, eres también heredero por voluntad de Dios. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 6. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador. R Aleluya (Lc 1,47).

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Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor”. Entonces dijo María: “Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios mi salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Acepta, Señor, los dones que te presentamos en esta festividad de Nuestra Señora de Guadalupe, y haz que este sacrificio nos dé fuerza para cumplir tus mandamientos como verdaderos hijos de la Virgen María. Por Jesucristo, nuestro Señor.

7. Evangelio

8. Antífona de la comunión No ha hecho nada semejante con ningún otro pueblo; a ninguno le ha manifestado tan claramente su amor

Lectura del santo Evangelio según san Lucas A Gloria a ti, Señor En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea, y entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la creatura saltó en su seno. Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantando la voz, exclamó: “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme?

9. Oración después de la comunión Que el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, que hemos recibido, en este sacramento nos ayuden, Señor, por intercesión de nuestra santísima Madre de Guadalupe, a reconocernos y a amarnos todos como verdaderos hermanos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

(Lc 1,39-48)

(Sal 147,20).


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13 de Diciembre - Martes, Santa Lucía

Dios te ha hablado. Espera tu respuesta: ¿Llevas el gozo de la salvación a las personas que visitas, como María?

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de Diciembre - Martes,

Santa Lucía, Virgen y Mártir, M Color litúrgico: Rojo

El Señor te ha renovado su amor De la amenaza de destrucción, el Señor pasa a ofrecer una promesa de salvación. Dios convoca a los pueblos de la dispersión. Todos invocarán su nombre santo. Purificará sus labios para que oren y le presenten ofrendas. La acción del Señor, que amenazaba ser de destrucción, se ha convertido en un ejercicio de purificación. Ya no tendrán que avergonzarse de las insolencias y de las malas acciones con las que han ofendido a Dios. Él mismo arrancará los discursos arrogantes de los labios de los insolentes. Dios se reservará un “resto de Israel que se mantendrá fiel. Estará formado por gente “pobre y humilde”. Este “resto” constituirá el nuevo pueblo de Dios. Buscará en el Señor su refugio. Abandonará sus crímenes y pondrá freno a la lengua embustera. Dios contará con este resto para la restauración mesiánica: “Aquel día el Señor tenderá su mano para rescatar al resto de su pueblo” (Is 11,11). Los que creyeron llevan la delantera Jesús empieza con un hecho corriente. La actitud de dos hijos ante una orden recibida del padre. El primero tiene buenas palabras, pero los hechos lo dejan en evidencia. Prometió ir a trabajar, pero no fue. La actitud del segundo es totalmente distinta. En el segundo caso, las palabras no suenan bien: “No quiero”. Se lo piensa mejor y se va a trabajar. La respuesta a la pregunta de Jesús era obvia: el que cumplió la voluntad del padre es el segundo. El que honra a Dios es quien cumple su voluntad. La parábola a primera vista intrascendente, prepara el terreno para una denuncia. Jesús confronta a dos grupos. Por un lado: fariseos, maestros de la ley, sumos sacerdotes y ancianos del pueblo. Por el otro: los recaudadores y prostitutas. Los primeros, que presumían de “buenos”, no creyeron a Juan Bautista que “enseñaba el camino de la justicia” (Mt 21,32). Tampoco se convirtieron. Ellos siguieron el camino del primer hijo. Los recaudadores de impuestos y las prostitutas, que ellos consideraban los “malos”, creyeron a Juan Bautista y se convirtieron. Éstos siguieron el camino del segundo hijo. Ellos fueron los que hicieron la voluntad de Dios. Mensaje interesante para reflexionar en este tiempo de Adviento. La santa de hoy: Santa Lucía (+ 303 ó 304) Nació y murió en Siracusa (Sicilia) el 13 de diciembre del año 303 ó 304. Su nombre significa “Luminosa”. Tenemos pocos datos seguros sobre su vida.


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13 de Diciembre - Martes, Santa Lucía

Parece que perteneció a una familia rica. Habiendo sido prometida a un joven pagano, ella rehusó casarse con él. En revancha, el joven la acusó a ella y a su madre de ser cristianas. El Prefecto Pascasio la amenazó con llevarla a una casa de prostitución. Ante la resistencia de la joven, la condenó primero a las llamas y finalmente murió decapitada. Al parecer le sacaron los ojos. P. Antonio Danoz, redentorista Santa Lucía, Virgen y Mártir

3. 1ª Lectura

Aquel día no sentirás ya vergüenza de haberme sido infiel, porque entonces yo quitaré de en medio de ti a los orgullosos y engreídos, y tú no volverás a ensoberbecerte en mi monte santo. Aquel día, dice el Señor, yo dejaré en medio de ti, pueblo mío, un puñado de gente pobre y humilde. Este resto de Israel confiará en el nombre del Señor. No cometerá maldades ni dirá mentiras; no se hallará en su boca una lengua embustera. Permanecerán tranquilos y descansarán sin que nadie los moleste”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor.

Lectura del libro del profeta Sofonías “¡Ay de la ciudad rebelde y contaminada, de la ciudad potente y opresora! No ha escuchado la voz, ni ha aceptado la corrección. No ha confiado en el Señor, ni se ha vuelto hacia su Dios. Pero hacia el fin daré otra vez a los pueblos labios puros, para que todos invoquen el nombre del Señor y lo sirvan todos bajo el mismo yugo. Desde más allá de los ríos de Etiopía, hasta las últimas regiones del norte, los que me sirven me traerán ofrendas.

4. Salmo responsorial R El Señor escucha el clamor de los pobres. L Bendeciré al Señor a todas horas, no cesará mi boca de alabarlo. Yo me siento orgulloso del Señor, que se alegre su pueblo al escucharlo /R L Confía en el Señor y saltarás de gusto, jamás te sentirás decepcionado, porque el Señor escucha el clamor de los pobres y los libra de todas sus angustias /R L En contra del malvado está el Señor, para borrar de la tierra su recuerdo. Escucha, en cambio, al

1. Antífona de entrada Esta santa luchó hasta la muerte por la ley de Dios y no se aterrorizó ante la amenaza de los impíos, pues estaba afianzado sobre roca firme. 2. Oración colecta Te pedimos, Señor, por intercesión de santa Lucía, virgen y mártir que llenes de luz y de gozo nuestros corazones y que, quienes hoy celebramos su martirio en la tierra, lleguemos a contemplar con nuestros propios ojos tu gloria en el cielo. Por nuestro Señor Jesucristo. (So 3,1-2.9-13)


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hombre justo y lo libra de todas sus congojas /R L El Señor no está lejos de sus fieles y levanta a las almas abatidas. Salva el Señor la vida de sus siervos; no morirán quienes en él esperan /R (Sal 33).

5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Ven, Señor, no te tardes; ven a perdonar los delitos de tu pueblo. R Aleluya. 6. Evangelio (Mt 21,28-32)

Lectura del santo Evangelio según san Mateo A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: “¿Qué opinan de esto? Un hombre que tenía dos hijos fue a ver al primero y le ordenó: ‘Hijo, ve a trabajar hoy en la viña’. Él le contestó: ‘Ya voy, señor’, pero no fue. El padre se dirigió al segundo y le dijo lo mismo. Este le respondió: ‘No quiero ir’, pero se arrepintió y fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?” Ellos le respondieron:

13 de Diciembre - Martes, Santa Lucía

“El segundo”. Entonces Jesús les dijo: “Yo les aseguro que los publicanos y las prostitutas se les han adelantado en el camino del Reino de Dios. Porque vino a ustedes Juan, predicó el camino de la justicia y no le creyeron; en cambio, los publicanos y las prostitutas sí le creyeron; ustedes, ni siquiera después de haber visto, se han arrepentido ni han creído en él”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Santifica, Señor, con tu bendición estas ofrendas y enciende en nosotros ese amor a ti, por el que tu santa mártir Lucía fue capaz de soportar todos los tormentos. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de comunión Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, que tome su cruz y que me siga, dice el Señor (Mt 16,24).

9. Oración después de la comunión Que el sacramento que hemos recibi-


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14 de Diciembre - Miércoles, San Juan de la Cruz

do nos dé, Señor, la misma fortaleza con la que tu santa mártir Lucía fue fiel en tu servicio y generoso en el sufrimiento. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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Dios te ha hablado. Espera tu respuesta: ¿Con cuál de los dos hijos te identificas?

de Diciembre - Miércoles,

San Juan de la Cruz, Presbítero y Doctor de la Iglesia, M Color litúrgico: Blanco

El Señor tiene la justicia y el poder El profeta reafirma repetidamente, para que no quede duda alguna, que fuera del Dios de Israel no hay otro. En varios momentos leemos palabras como éstas: “Yo soy el Señor, y no hay otro, o también: “No hay Dios fuera de mí” (Is 5-6). Esta confesión está respaldada por la fe en la creación, como obra del Dios de Israel. Él es el artífice de la luz y de las tinieblas; el autor de la paz. Él hizo la tierra habitable; creó al ser humano confiándole la creación. El Dios de Israel no permanece escondido. Se ha revelado ante el mundo como Salvador. Mientras los fabricadores de ídolos rezan a dioses que no pueden salvar y están abocados al fracaso juntamente con sus dioses, “el Señor salva a Israel con una salvación perpetua” (Is 45,17). Dios proclama solemnemente: “Yo soy un Dios justo y salvador y no hay ninguno más” (Is 45,21). Solo el Señor tiene la justicia y el poder. En él se gloriarán los verdaderos hijos de Israel. Dichosos los que no tropiecen por mi causa En la revelación progresiva que Lucas va realizando de la persona de Jesús, en este momento se centra en su actividad y en las obras que realiza, especialmente en las sanaciones. La visita de los discípulos de Juan Bautista, le ofrece una buena oportunidad para dar un paso más en su manifestación al mundo. Como en una síntesis de las obras que viene haciendo, Lucas presenta a Jesús realizando varias sanaciones. Sanó a muchos de diversas enfermedades, liberó de achaques y de malos espíritus, devolvió la vista a ciegos. A continuación, como respuesta a la inquietud manifestada por los enviados de Juan Bautista, Jesús les dice: “Vayan a informar a Juan de lo que han visto y oído” (Lc 7,22). Aparte de las sanaciones, Jesús ofrece otro signo de identidad a los discípulos de Juan: “A los pobres se les anuncia la Buena Noticia”. Es el signo para identificar al Mesías, que ofrece el libro de Isaías en su tercera sección, llamada “Tercer Isaías”: El Espíritu del Señor está sobre mí. Me ha ungido y me ha enviado a anunciar la buena noticia a los pobres” (Is 61,1). Lucas cierra la presentación que hace Jesús ante los discípulos de Juan con


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14 de Diciembre - Miércoles, San Juan de la Cruz

una bienaventuranza: “Dichoso el que no tropieza por mi causa” (Lc 7,23). Dichosos los que progresamos en el conocimiento de Jesús durante el Adviento, y revelamos nuestra identidad de discípulos con las obras. El santo de hoy: San Juan de la Cruz (1542-1591) Nació en Fontiveros (España). Su nombre era Juan de Yepes. Al entrar al Carmelo en 1568 lo cambió por el de Juan de la Cruz. Realizó estudios en la universidad de Salamanca. Entró en la orden carmelitana. En 1567 fue ordenado presbítero. Después de un encuentro con santa Teresa de Jesús, se incorporó a la reforma que ella había iniciado, siendo el primer carmelita descalzo. Su decisión le acarreó no pocos sufrimientos. En 1577 fue llevado a Toledo, donde estuvo encerrado en una celda. Después de San Juan de la Cruz recorrer varios monasterios, murió en Úbeda. Ha brillado en la Iglesia como gran doctor místico, siendo un verdadero guía espiritual de muchas personas, que han realizado su “Subida al monte” de la contemplación. Ha destacado como escritor y poeta de honda sensibilidad espiritual. Pío XI lo proclamó “Doctor místico” de la Iglesia. P. Antonio Danoz, redentorista

1. Antífona de entrada No permita Dios que yo me gloríe en algo que no sea la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por la cual, el mundo está crucificado para mí y yo para el mundo (Gál 6,14). 2. Oración colecta Dios nuestro, que inspiraste a san Juan de la Cruz un espíritu de total abnegación por amor a Cristo crucificado, concédenos, por su intercesión, el valor de renunciar a nuestro egoísmo, para compartir la gloria de tu Hijo, que vive y reina contigo. 3. 1ª Lectura

(Is 45, 6-8. 18. 21-25)

L e c t u ra del libr o de l profe ta Isaías “Yo soy el Señor y no hay otro. Yo soy el artífice de la luz y el creador de las tinieblas, el autor de la felicidad y el hacedor de la desgracia; yo, el Señor, hago todo esto. Dejen,

cielos, caer su rocío y que las nubes lluevan al justo; que la tierra se abra y haga germinar al salvador y que brote juntamente la justicia. Yo, el Señor, he creado todo esto”. Esto dice el Señor, el que creó los cielos, el mismo Dios que plasmó y consolidó la tierra; él no la hizo para que quedara vacía, sino para que fuera habitada: “Yo soy el Señor y no hay otro. ¿Quién fue el que anunció esto desde antiguo? ¿Quién lo predijo entonces? ¿No fui yo, el Señor? Fuera de mí no hay otro Dios. Soy un Dios justo y salvador y no hay otro fuera de mí. Vuélvanse a mí y serán salvados, pueblos todos de la tierra, porque yo soy Dios y no hay otro. Lo juro por mí mismo, de mi boca sale la verdad, las palabras irrevocables: ante mí se doblará toda rodilla y por mí jurará toda lengua, diciendo: ‘Sólo el Señor es justo y poderoso’.


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A él se volverán avergonzados todos los que lo combatían con rabia. Gracias al Señor, triunfarán gloriosamente todos los descendientes de Israel”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R ¡Dejen, cielos, caer su rocío y que las nubes lluevan al justo! L Escucharé las palabras del Señor, palabras de paz para su pueblo santo. Está ya cerca nuestra salvación y la gloria del Señor habitará en la tierra /R L La misericordia y la verdad se encontraron, la justicia y la paz se besaron, la fidelidad brotó en la tierra y la justicia vino del cielo /R L Cuando el Señor nos muestre su bondad, nuestra tierra producirá su fruto. La justicia le abrirá camino al Señor e irá siguiendo sus pisadas /R (Sal 84). 5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Levanta tu voz para anunciar la buena nueva: ya viene el Señor, nuestro Dios, con todo su poder. R Aleluya (Is

40,9.10).

6. Evangelio (Lc 7,19-23)

Lectura del santo Evangelio según san Lucas En aquel tiempo, Juan envió a dos de sus discípulos a preguntar a Jesús: “¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?” Cuando llegaron a donde estaba Jesús, le dijeron: “Juan el Bautista nos ha mandado a preguntarte si eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro”.

En aquel momento, Jesús curó a muchos de varias enfermedades y dolencias y de espíritus malignos, y a muchos ciegos les concedió la vista. Después contestó a los enviados: “Vayan a contarle a Juan lo que han visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia el Evangelio. Dichoso el que no se escandalice de mí”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Acepta, Señor, con bondad, los dones que te presentamos en esta festividad de san Juan de la Cruz, y concede a quienes celebramos hoy el memorial de la pasión de Cristo, aprender a sacrificarnos por nuestros hermanos. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Si alguno quiere venir en pos de mí, que renuncie a sí mismo, que tome su cruz y que me siga, dice el Señor (Mt 16,24).

9. Oración después de la comunión Señor, tú que ayudaste a san Juan de la Cruz a vivir el misterio de la pasión de tu Hijo, concédenos que este sacrificio que hemos celebrado nos impulse a seguir con fidelidad a Cristo y a trabajar en la Iglesia por la salvación de todos los hombres. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado. Espera tu respuesta: ¿Con qué obras manifiestas que eres discípulo de Jesús?


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de Diciembre - Jueves,

Feria III Semana de Adviento Color litúrgico: Morado

No te retiraré mi lealtad ni mi alianza de paz Una de las mayores humillaciones que podía sufrir una mujer en Israel era la esterilidad. De esta realidad antropológica y social se sirve Isaías, para anunciar la noticia de la restauración de Israel, viéndose libre de su servidumbre. El tiempo del destierro fue para el pueblo como una prueba de esterilidad y de repudio. Dios ha decidido intervenir a favor de su pueblo. Como una mujer estéril, triste y abandonada porque no daba a luz, Israel romperá a cantar de júbilo, porque tendrá más hijos que la casada y su descendencia heredará naciones. Siguiendo con la imagen familiar, Israel no tendrá que avergonzarse ni sonrojarse por su soltería, por su viudez, ni por verse repudiada, que eran situaciones humillantes y dolorosas para cualquier mujer en la sociedad de Israel. Por el contrario, el Santo de Israel que es su redentor, manifestará su gran cariño a su pueblo. Lo convertirá en “esposa de juventud”. La encarnación del Hijo de Dios es considerado en el nuevo testamento, como una alianza de amor con la humanidad. La que estaba abandonada, ya tiene esposo. Dios ha establecido con la humanidad una nueva alianza. Es una alianza de paz y generosamente fecunda. Los grandes místicos han vivido su comunión con Dios, como un enamoramiento y como un desposorio. No hay profeta mayor que Juan entre los hijos de mujer No existe ni ha existido mujer ni hombre alguno, que haya tenido un presentador más impresionante que Juan Bautista. El mismo Jesús asumió la misión de presentarlo ante el pueblo. Jesús empezó por la persona de Juan. No se trata de “una caña agitada por el viento”; tampoco de un “hombre-maniquí”, elegido para un desfile de modelos. Los que visten así se encuentran en los palacios y en las mansiones de lujo. Juan es simplemente un profeta. Pero no un profeta cualquiera. El más importante que haya nacido jamás de una mujer. A este gran profeta Dios le encomendó también una gran misión: ir por delante, preparando el camino a su Hijo. El pueblo humilde y sencillo, y hasta los recaudadores de impuestos, despreciados por la élite judía, recibieron el bautismo de Juan, como signo de conversión. Con lo cual, “dieron la razón a Dios”. Solo los fariseos y los maestros de la ley no supieron reconocer al gran profeta enviado por Dios, desoyendo su llamado a la conversión. Jesús añade: “El último en el reino de Dios es mayor que Juan” (Lc 7,28). Nosotros pertenecemos a este grupo de discípulos. Tenemos que preguntarnos: ¿De verdad somos mayores que Juan? P. Antonio Danoz, redentorista


15 de Diciembre - Jueves, Feria III Semana de Adviento

1. Antífona de entrada Tú estás cerca, Señor, y todos tus caminos son derechos. Desde el principio comprendí que tu alianza la estableciste para siempre (Sal 118,151-152).

2. Oración colecta Con el nacimiento de tu Hijo, que viene a salvarnos, llena, Señor, de alegría nuestros corazones, entristecidos por haber pecado e indignos de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (Is 54,1-10)

Le c t ur a del libr o de l profe ta Isaías “Alégrate, tú, la estéril, que no dabas a luz; rompe a cantar de júbilo, tú que no habías sentido los dolores de parto; porque la abandonada tendrá más hijos que la casada, dice el Señor. Ensancha el espacio de tu tienda, despliega sin miedo las lonas, alarga las cuerdas, clava bien las estacas, porque te extenderás a derecha y a izquierda: tu estirpe heredará las naciones y poblará las ciudades desiertas. No temas, porque ya no tendrás que avergonzarte; no te sonrojes, pues ya no te afrentarán; antes bien, olvidarás la vergüenza de tus años jóvenes y no volverás a recordar el deshonor de tu viudez. El que te creó, te tomará por esposa; su nombre es ‘Señor de los ejércitos’. Tu redentor es el Santo de Israel; será llamado ‘Dios de toda la tierra’. Como a una mujer abandonada y abatida te vuelve a llamar el Señor.

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¿Acaso repudia uno a la esposa de la juventud?, dice tu Dios. Por un instante te abandoné, pero con inmensa misericordia te volveré a tomar. En un arrebato de ira te oculté un instante mi rostro, pero con amor eterno me he apiadado de ti, dice el Señor, tu redentor. Me pasa ahora como en los días de Noé: entonces juré que las aguas del diluvio no volverían a cubrir la tierra; ahora juro no enojarme ya contra ti ni volver a amenazarte. Podrán desaparecer los montes y hundirse las colinas, pero mi amor por ti no desaparecerá y mi alianza de paz quedará firme para siempre. Lo dice el Señor, el que se apiada de ti”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Te alabaré, Señor, eternamente. L Te alabaré, Señor, pues no dejaste que se rieran de mí mis enemigos /R L Tú, Señor, me salvaste de la muerte y a punto de morir, me reviviste /R L Alaben al Señor quienes lo aman, den gracias a su nombre, porque su ira dura un solo instante y su bondad, toda la vida. El llanto nos visita por la tarde; por la mañana, el júbilo /R L Escúchame, Señor, y compadécete; Señor, ven en mi ayuda. Convertiste mi duelo en alegría, te alabaré por eso eternamente /R (Sal 29). 5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Preparen el


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16 de Diciembre - Viernes, Feria, III Semana de Adviento

camino del Señor, hagan rectos sus senderos y todos los hombres verán al Salvador. R Aleluya (Lc 3,4.6). 6. Evangelio (Lc 7,24-30)

Lectura del santo Evangelio según san Lucas A Gloria a ti, Señor Cuando se fueron los mensajeros de Juan, Jesús comenzó a hablar de él a la gente, diciendo: “¿Qué salieron a ver en el desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? ¿O qué salieron a ver? ¿Un hombre vestido con telas preciosas? Los que visten fastuosamente y viven entre placeres, están en los palacios. Entonces, ¿qué salieron a ver? ¿Un profeta? Sí, y yo les aseguro que es más que profeta. Es aquel de quien está escrito: Yo envío mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino. Yo les digo que no hay nadie más grande que Juan entre todos los que han nacido de una mujer. Y con todo, el más pequeño en el Reino de Dios es mayor que él”. Todo el pueblo que lo escuchó, incluso los publicanos, aceptaron el designio de justicia de Dios, haciéndose bautizar por el bautismo de Juan. Pero los fariseos y los escribas

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no aceptaron ese bautismo y frustraron, en su propio daño, el plan de Dios. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Acepta, Señor, estas ofrendas que hemos tomado de tus mismos dones, y concédenos que esta Eucaristía que estamos celebrando, nos alcance la salvación eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Vivamos en este mundo como hombres responsables, justos y que sirven a Dios, en espera de que se cumpla la feliz esperanza: la manifestación gloriosa de Jesucristo, nuestro Dios y salvador (Tit 2,12-13). 9. Oración después de la comunión Por nuestra participación en esta Eucaristía, enséñanos, Señor, a no poner nuestro corazón en las cosas pasajeras, sino en los bienes eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado. Espera tu respuesta: ¿Qué te falta, para ser hoy un profeta como Juan Bautista?

de Diciembre - Viernes,

Feria, III Semana de Adviento -

Color litúrgico: Blanco o morado - Hoy comienzan las misas de aguinaldos. Se puede utilizar el color Blanco y rezar o cantar el Gloria

Mi salvación está para llegar En la última parte del libro de Isaías se acentúa la expectación mesiánica, en un tiempo en el que cunde el desencanto. La salvación se anuncia sin exclusivismos. Todo el que observe lo que es recto y practique la justicia, tendrá


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parte en la salvación que Dios promete. El extranjero que se ha unido al Señor no puede considerarse excluido del pueblo de Dios. Caerán las barreras de la exclusión. A los extranjeros les estaba prohibido entrar en el templo, uno de los símbolos de identidad más queridos de los judíos. En adelante, los que amen al Señor, sus servidores, los fieles cumplidores de la ley que perseveren en su alianza, Dios los introducirá en su casa de oración. Allí orarán y ofrecerán sacrificios, participando en el culto que el pueblo rinde al Señor. Su integración es tan total, que todos los pueblos llamarán al templo “mi casa de oración” (Is 56,7) En estos tiempos en los que afloran los exclusivismos, es bueno escuchar estas palabras del profeta, que habla de inclusión. En este Adviento tenemos que promover formas activas de inclusión, en el campo político, en el social, en el cultural, en el de la justicia. Juan era lámpara que ardía y alumbraba Jesús acude al testimonio de otros, para reafirmar la validez de la Buena Noticia que anuncia. Se trata de aquellos cuyo testimonio considera verdadero. El testimonio es bueno. Pero hablemos sobre todo de testigos. El testigo tiene nombre y tiene un rostro identificable. Jesús apela a tres testimonios: Su propia palabra, las Escrituras, al de Juan Bautista. Aunque Jesús no necesita de testigos humanos, no duda en recurrir al testimonio del Bautista, porque tiene prestigio ante el pueblo. Juan Bautista, con su austeridad personal, con lo que decía y los signos liberadores que realizaba, era en medio de las gentes “lámpara que ardía, y además alumbraba. Del testimonio de Juan, Jesús pasa al testimonio de las obras. Sin complejos afirma: “Las obras que el Padre me ha encomendado las hago” (Jn 5,36). Estas obras son un testimonio más valioso que el de Juan Bautista. El llamado de Jesús para este Adviento está perfectamente claro. Para prepararse a celebrar el nacimiento de Jesús, hay que hacer obras, que testimonien la autenticidad de nuestra conversión: obras de amor, de justicia, de reconciliación, de solidaridad. P. Antonio Danoz, redentorista

1. Antífona de entrada He aquí que el Señor vendrá con esplendor a visitar a su pueblo, para traerle la paz y la vida eterna. 2. Oración colecta Que tu gracia, Señor, nos disponga y nos acompañe siempre a fin de que la venida de tu Hijo, que esperamos con ardiente deseo, nos ayude para la vida presente y la vida futura. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (Is 56,1-3.6-8)

Lectura del libro del profeta Isaías Esto dice el Señor: “Velen por los derechos de los demás, practiquen la justicia, porque mi salvación está a punto de llegar y mi justicia a punto de manifestarse.


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16 de Diciembre - Viernes, Feria, III Semana de Adviento

Dichoso el hombre que hace esto y en ello persevera, el que se abstiene de profanar el sábado, el que aparta su mano de todo mal. No diga el extranjero que ha dado su adhesión al Señor: ‘Sin duda que el Señor me excluirá de su pueblo’. A los extranjeros que se han adherido al Señor para servirlo, amarlo y darle culto, a los que guardan el sábado sin profanarlo y se mantienen fieles a mi alianza, los conduciré a mi monte santo y los llenaré de alegría en mi casa de oración. Sus holocaustos y sacrificios serán gratos a mi altar, porque mi casa será casa de oración para todos los pueblos”. Esto dice el Señor Dios, que reúne a los dispersos de Israel: “A los ya reunidos, todavía añadiré otros”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Bendigamos a Dios, nuestro Señor. L Ten piedad de nosotros y bendícenos; vuelve, Señor, tus ojos a nosotros. Que conozca la tierra tu bondad y los pueblos tu obra salvadora /R L Las naciones con júbilo te canten, porque juzgas al mundo con justicia; con equidad tú juzgas a los pueblos y riges en la tierra a las naciones /R L La tierra ha producido ya sus frutos, Dios nos ha bendecido. Que nos bendiga Dios y que le rinda honor el mundo entero /R (Sal 66). 5. Aclamación antes del Evangelio R. Aleluya, aleluya. Ven, Señor, y concédenos tu paz para que nuestro

corazón se alegre en ti con alegría perfecta. R Aleluya. 6. Evangelio (Jn 5,33-36)

Lectura del santo Evangelio según san Juan A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: “Ustedes enviaron mensajeros a Juan el Bautista y él dio testimonio de la verdad. No es que yo quiera apoyarme en el testimonio de un hombre. Si digo esto, es para que ustedes se salven. Juan era la lámpara que ardía y brillaba, y ustedes quisieron alegrarse un instante con su luz. Pero yo tengo un testimonio mejor que el de Juan: las obras que el Padre me ha concedido realizar y que son las que yo hago, dan testimonio de mí y me acreditan como enviado del Padre”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Que te sean agradables, Señor, nuestras humildes ofrendas y oraciones, y que tu misericordia supla la extrema pobreza de nuestros méritos. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Esperamos como salvador a nuestro Señor Jesucristo, el cual transformará nuestro cuerpo frágil en cuerpo glorioso como el suyo (Fil 3,20-21). 9. Oración después de la comunión Como fruto de nuestra participación en este sacramento de vida eterna, enséñanos, Señor, a no sobrevalo-


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17 de Diciembre - Sábado, Feria Privilegiada

rar las cosas terrenales y a estimar las del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado. Espera tu respuesta: ¿Qué obras te propones hacer, para dar testimonio de tu conversión?

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de Diciembre - Sábado,

Feria Privilegiada -

Color litúrgico: Blanco o morado

Los hijos de tu padre se postrarán ante ti Ocho días antes de celebrar la memoria del nacimiento de Jesús, la liturgia de Adviento inicia una preparación más intensa, con las llamadas “Ferias privilegiadas”. Esta liturgia tiene dos hilos conductores. Por una parte, nos invita a hacer un recorrido histórico, recordando personajes y anuncios proféticos relacionados con la venida del Mesías. Esta línea la encontramos en las primeras lecturas. El segundo hilo conductor son los llamados “Evangelios de la infancia”, que nos han transmitido Mateo y Lucas. De ellos tomaremos las lecturas evangélicas, que nos irán guiando todos estos días hasta el día de Navidad. Hoy nos remontamos a los orígenes de Jesús, fijándonos en Judá, el tercer hijo de Jacob. Antes de morir, el patriarca convoca a todos sus hijos. Al referirse a Judá le dice: “Ante ti se postrarán los hijos de tu padre” (Gén 49,8). Aunque no era el primogénito, Judá gozará de una posición de privilegio respecto a sus hermanos. Descendiente de la tribu de Judá es David. En las genealogías que nos han dejado los escritores del nuevo testamento, Jesús pertenece a la línea genealógica de David. A través de él, Jesús enlaza genealógicamente con Judá. Genealogía de Jesús, el Mesías, hijo de María Al empezar su obra, Mateo quiere que Jesús aparezca enraizado en la historia de la humanidad, con una genealogía propia, como cualquiera de los grandes personajes. Jesús tiene una historia, pero tiene también una prehistoria. Eso es lo que pretende Mateo presentar, aunque esta historia esté estructurada de forma selectiva y artificial. Así lo indica el autor, al dividirla en cuatro tramos de catorce generaciones cada uno. Aquí late la conciencia que tenían las primeras generaciones cristianas de que Jesús es una figura humana enraizada en la historia de la humanidad. Mateo ubica a Jesús en la historia de la salvación, que parte de Abrahán y desemboca en el Mesías, nacido de una mujer judía de nombre María. En su recorrido, aparecen personas que la Biblia presenta como justas, y otras cuya conducta es reprobable. Esa es la historia real del pueblo judío y de


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17 de Diciembre - Sábado, Feria Privilegiada

la humanidad, a los que Jesús viene a salvar. Ambos encontramos justos y pecadores. Mateo quiere interpelar al mundo judío, al presentar a Jesús como hijo de David, enviado a Israel como su ungido. Al presentarlo como hijo de Abrahán, interpela por su medio al mundo pagano. Jesús es el salvador de judíos y paganos. Se inicia en Israel con el nacimiento de Jesús, para llegar por medio de ellos a los paganos. P. Antonio Danoz, redentorista

1. Antífona de entrada Alégrense los cielos y regocíjese la tierra, porque vendrá el Señor y tendrá misericordia de sus pobres (Is 49,13).

2. Oración colecta Dios nuestro, creador y redentor de los hombres, que quisiste que tu Verbo eterno tomara carne en el seno de la siempre Virgen María, escucha nuestras súplicas y concédenos que tu Hijo, que ha tomado nuestra naturaleza humana, nos haga participantes de su naturaleza divina. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura

(Gén 49,2.8-10)

Lectura del libro del Génesis En aquellos días, Jacob llamó a sus hijos y les habló así: “Acérquense y escúchenme, hijos de Jacob; escuchen a su padre, Israel. A ti, Judá, te alabarán tus hermanos; pondrás la mano sobre la cabeza de tus enemigos; se postrarán ante ti los hijos de tu padre. Cachorro de león eres, Judá: has vuelto de matar la presa, hijo mío, y te has echado a reposar, como un león ¿Quién se atreverá a provocarte? No se apartará de Judá el cetro, ni de sus descendientes, el bastón de mando, hasta que venga aquel a quien

pertenece y a quien los pueblos le deben obediencia”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Ven, Señor, rey de justicia y de paz. L Comunica, Señor, al rey tu juicio y tu justicia, al que es hijo de reyes; así tu siervo saldrá en defensa de tus pobres y regirá a tu pueblo justamente /R L Justicia y paz ofrecerán al pueblo las colinas y los montes. El rey hará justicia al oprimido y salvará a los hijos de los pobres /R L Florecerá en sus días la justicia y reinará la paz, era tras era. De mar a mar se extenderá su reino y de un extremo al otro de la tierra /R L Que bendigan al Señor eternamente y tanto como el sol, viva su nombre. Que sea la bendición del mundo entero y lo aclamen dichoso las naciones /R (Sal 71). 5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Sabiduría del Altísimo, que dispones todas las cosas con fortaleza y con suavidad, ven a enseñarnos el camino de la vida. R Aleluya.


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17 de Diciembre - Sábado, Feria Privilegiada

6. Evangelio (Mt 1,1-17)

Lectura del santo Evangelio según san Mateo A Gloria a ti, Señor Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham: Abraham engendró a Isaac, Isaac a Jacob, Jacob a Judá y a sus hermanos; Judá engendró de Tamar a Fares y a Zará; Fares a Esrom, Esrom a Aram, Aram a Aminadab, Aminadab a Naasón, Naasón a Salmón, Salmón engendró de Rajab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, Obed a Jesé y Jesé al rey David. David engendró de la mujer de Urías a Salomón, Salomón a Roboam, Roboam a Abiá, Abiá a Asaf, Asaf a Josafat, Josafat a Joram, Joram a Ozías, Ozías a Joatam, Joatam a Acaz, Acaz a Ezequías, Ezequías a Manasés, Manasés a Amón, Amón a Josías, Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos durante el destierro en Babilonia. Después del destierro en Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel a Zorobabel, Zorobabel a Abiud, Abiud a Eliaquim, Eliaquim a Azor, Azor a Sadoc, Sadoc a Aquim, Aquim a Eliud, Eliud a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob, y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo. De modo que el total de generaciones, desde Abraham hasta David, es de catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, es de catorce, y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, es de catorce. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús.

7. Oración sobre las ofrendas Santifica, Señor, los dones de tu Iglesia y concédenos en esta Eucaristía el pan del cielo que renueva nuestras fuerzas. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión He aquí que vendrá el deseado de todas las naciones, y la casa del Señor se llenará de gloria (Ag 2,8). 9. Oración después de la comunión Tú que nos has concedido participar en esta Eucaristía, enciende, Señor, nuestros corazones con el fuego de tu Espíritu, a fin de que podamos brillar, por nuestras buenas obras, cuando venga Cristo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Dios te ha hablado. Espera tu respuesta: ¿Qué significa para ti figurar en la lista de seguidores de Jesús?

La Paradura del Niño y Novena de Aguinaldos P. Guillermo Pachón Se consigue en la red de Librerías San Pablo del país


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IV de Adviento /B -

L. H.: 4ª Sem. del Salterio - Color litúrgico: Blanco o Morado

LA PRESENCIA DE DIOS EN MEDIO DE LA HUMANIDAD Estableceré un descendiente nacido de tus entrañas Nos encontramos en el verdadero centro de la historia de David. Lo importante no son sus hazañas que ha realizado, sino la promesa que Dios le ha hecho. A primer plano vienen las palabras de Natán, que son palabras de Dios. “Estableceré después de ti un descendiente tuyo, nacido de tus entrañas, y consolidaré tu reino”(2Re 7,12). Al deseo que manifestó David de construirle un casa al Señor, Dios le responde con la promesa de hacer de su descendencia una dinastía. En adelante, la promesa de Dios se hará realidad en el proceso sucesorio, que se convertirá en una suerte de profecía. De la dinastía de David construirá el Señor una morada, “no hecha por manos de hombres”, en la cual habitará en medio de los ciudadanos del mundo con una nueva forma de presencia. En el nuevo testamento, a esa morada le asignaron un nombre: Jesús de Nazaret, el Mesías, el Llegó el ángel hasta ella y le dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está Hijo de Dios. El primero en consignar la contigo” (Lc 1,28) ascendencia davídica de Jesús fue Pablo en su carta a la comunidad de Roma: Cristo Jesús, prometido por Dios por medio de los profetas, en su condición humana “nació del linaje de David” (Rom 1,2-3). Este dato es sumamente importante. Jesús pertenece a esta humanidad nuestra. Tiene unos descendientes de carne y hueso; se encarnó de verdad en nuestra historia, muy bien representada por David. Fue un gran pecador; y acogiéndose a la misericordia de Dios, se hizo un gran amigo suyo por la conversión. Dios lo hizo depositario de sus promesas. Se nos ha revelado el secreto oculto por los siglos Pablo, que proclama al comienzo de su carta a la comunidad de Roma, la descendencia davídica de Jesús, ahora al final, nos hace la revelación del


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gran misterio que había estado oculto desde siglos. A dar a conocer esta revelación, dedicó el apóstol su vida por completo, a partir del encuentro con Jesús resucitado, cuando se dirigía a Damasco. Los grandes reveladores del misterio son, en primer lugar Dios, que es el protagonista de toda esta historia. Especialmente, de esta historia de amor a la humanidad, que es la encarnación y nacimiento entre nosotros de su Hijo Jesucristo. Pablo se deshace en una alabanza a Dios, emotiva y a la vez muy justificada. Él, que es el “único sabio”, eligió el tiempo oportuno, para dar a conocer el gran misterio de la salvación de la humanidad en toda su grandeza. Según Pablo, Dios se sirvió de los informadores de su tiempo, que eran los profetas, los anunciadores de la Buena Noticia de Jesús. Entre ellos está el mismo Pablo. Hoy no pueden faltar los informadores y proclamadores de este gran secreto. Los llamados somos cada uno de los discípulos y seguidores de Jesús. Dios eligió a María para una gran misión Lucas evangelista es otro de los grandes reveladores del secreto que Dios tenía oculto durante siglos. Teniendo presentes otras narraciones bíblicas de vocación, el evangelista nos ha transmitido en un bello relato, los comienzos de esta nueva y sorprendente forma de presencia de Dios en medio de la humanidad: la encarnación de su Hijo. Como en sus grandes intervenciones, Dios elige lo humilde y lo sencillo. Eligió una jovencita desconocida, de nombre María, que vivía en un pueblo también desconocido para la inmensa mayoría de las gentes de aquel tiempo. Lucas informa que estaba desposada con José, pero que aún no vivían juntos, que se conservaba virgen. Sobre todo, es una mujer “favorecida de Dios”. La misma visita que recibe de parte de Dios, es un signo de la predilección que manifiesta hacia ella. Dios está con ella y la llama a una misión importante en la historia de la salvación. No se trata de una maternidad cualquiera: “Concebirás y darás a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús” (Lc 1,31). A continuación, el mensajero revela la identidad de este hijo, aplicándole varios títulos mesiánicos: Será grande, llevará el título de Hijo del Altísimo, Dios le dará el trono de David, su reinado no conocerá fin. María dijo a Dios que sí Ante la llegada del mensajero de Dios, María queda desconcertada, perpleja. De primeras, no entiende el mensaje que le revela de parte de Dios. María pide una aclaración: “¿Cómo sucederá esto?” No existe más que una explicación: el poder de Dios, que actúa por medio de su Espíritu. “Cubrir con su sombra”, se relaciona con la nube, que era signo de la presencia de Dios. Hay una palabra que lo explica todo: “Para Dios nada hay imposible” (Lc 1,37). María lo tiene claro. Solo espera a que Dios actúe. Ella, como sierva obediente de su Señor, no tiene más que una respuesta: “Que se cumpla en mí lo que me has anunciado” (Lc 1,38). En aquel día y hora, el Verbo se hizo carne, y empezó a habitar entre nosotros como hombre (Jn 1,14). Como revelará Lucas a continuación, en María se dan de la mano, la fe que la hace feliz, y la obediencia que revela una generosidad sin medida. P. Antonio Danoz, redentorista


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1. Antífona de entrada Destilen, cielos, su rocío, y que las nubes lluevan al justo; que la tierra se abra y haga germinar al salvador (Is 45,8).

2. Oración colecta Derrama, Señor, tu gracia sobre nosotros, que hemos conocido por el anuncio del ángel la encarnación de tu Hijo, para que lleguemos, por su pasión y su cruz, a la gloria de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura

(2Sam 7,1-5.8-12.14.16)

Lectura del segundo libro de Samuel Tan pronto como el rey David se instaló en su palacio y el Señor le concedió descansar de todos los enemigos que lo rodeaban, el rey dijo al profeta Natán: “¿Te has dado cuenta de que yo vivo en una mansión de cedro, mientras el arca de Dios sigue alojada en una tienda de campaña?” Natán le respondió: “Anda y haz todo lo que te dicte el corazón, porque el Señor está contigo”. Aquella misma noche habló el Señor a Natán y le dijo: “Ve y dile a mi siervo David que el Señor le manda decir esto: ‘¿Piensas que vas a ser tú el que me construya una casa para que yo habite en ella? Yo te saqué de los apriscos y de andar tras las ovejas, para que fueras el jefe de mi pueblo, Israel. Yo estaré contigo en todo lo que emprendas, acabaré con tus enemigos y te haré tan famoso como los hombres más famosos de la tierra. Le asignaré un lugar a mi pueblo, Is-

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rael; lo plantaré allí para que habite en su propia tierra. Vivirá tranquilo y sus enemigos ya no lo oprimirán más, como lo han venido haciendo desde los tiempos en que establecí jueces para gobernar a mi pueblo, Israel. Y a ti, David, te haré descansar de todos tus enemigos. Además, yo, el Señor, te hago saber que te daré una dinastía; y cuando tus días se hayan cumplido y descanses para siempre con tus padres, engrandeceré a tu hijo, sangre de tu sangre, y consolidaré su reino. Yo seré para él un padre y él será para mí un hijo. Tu casa y tu reino permanecerán para siempre ante mí y tu trono será estable eternamente’”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor. L Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor y daré a conocer que su fidelidad es eterna, pues el Señor ha dicho: “Mi amor es para siempre y mi lealtad, más firme que los cielos /R L Un juramento hice a David, mi servidor, una alianza pacté con mi elegido: ‘Consolidaré tu dinastía para siempre y afianzaré tu trono eternamente’ /R L Él me podrá decir: ‘Tú eres mi padre, el Dios que me protege y que me salva’. Yo jamás le retiraré mi amor, ni violaré el juramento que le hice” /R (Sal 88). 5. 2ª Lectura

(Rom 16,25-27)

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los romanos Hermanos: A aquel que puede darles


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7. Evangelio

Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y él reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reinado no tendrá fin” María le dijo entonces al ángel: “¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?” El ángel le contestó: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios. Ahí tienes a tu parienta Isabel, que a pesar de su vejez, ha concebido un hijo y ya va en el sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para Dios”. María contestó: “Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho”. Y el ángel se retiró de su presencia. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José. La virgen se llamaba María. Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. Al oír estas palabras, ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querría decir semejante saludo. El ángel le dijo: “No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y dar a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del

8. Oración de los fieles S La encarnación del Hijo de Dios es obra del poder del Espíritu creador, y de la colaboración generosa de María. Oremos, para que estemos disponibles para colaborar estos días con Dios. A Te lo pedimos, Señor. L El mundo está necesitado de reconciliación y de salvación. Para que en este tiempo de Adviento, ayudemos a los hombres y mujeres de hoy a descubrir a Jesús como Salvador: Oremos al Señor. A Te lo pedimos, Señor. L María estuvo en todo momento abierta a los planes de Dios. Para que los responsables políticos, económicos y sociales, organicen el mundo

fuerzas para cumplir el Evangelio que yo he proclamado, predicando a Cristo, conforme a la revelación del misterio, mantenido en secreto durante siglos, y que ahora, en cumplimiento del designio eterno de Dios, ha quedado manifestado por las Sagradas Escrituras, para atraer a todas las naciones a la obediencia de la fe, al Dios único, infinitamente sabio, démosle gloria, por Jesucristo, para siempre. Amén. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 6. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Yo soy la esclava del Señor; que se cumpla en mí lo que me has dicho. R Aleluya (Lc 1,38).

(Lc 1,26-38)


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según el espíritu del Evangelio: Oremos al Señor. A Te lo pedimos, Señor. L Dios nos eligió para ser mensajeros del nacimiento de Jesús. Para que anunciemos esta Buena Noticia en los hogares, en las instituciones, en negocios y los lugares públicos: Oremos al Señor. A Te lo pedimos, Señor. (Intenciones libres) S Concede, Señor, a nuestras comunidades una voluntad generosa, para hacer presente en nuestra sociedad consumista, el verdadero espíritu de la Navidad. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén. 9. Oración sobre las ofrendas Que el mismo Espíritu que cubrió con su sombra y fecundó con su poder el seno de la Virgen María, santifique, Señor, estas ofrendas que

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hemos depositado sobre tu altar. Por Jesucristo, nuestro Señor. 10. Antífona de la comunión He aquí que la Virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros (Is 7,14). 11. Oración después de la comunión Tú que nos has dado en este sacramento la prenda de nuestra salvación, concédenos, Padre todopoderoso, prepararnos cada día con mayor fervor para celebrar dignamente el nacimiento de tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Dios te ha hablado. Espera tu respuesta: ¿Te sometes día a día a la voluntad de Dios?

de Diciembre - Lunes,

Feria Privilegiada -

Color litúrgico: Blanco o morado

El niño estará consagrado a Dios desde antes de nacer El ciclo de Sansón se inicia con un anuncio inesperado. Su madre, cuyo nombre desconocemos, era estéril. En Israel, como en otras culturas, la esterilidad era un oprobio para la mujer, condenándola de por vida a la marginación y al desprecio por parte de la sociedad. En un momento dado, esta mujer recibe la visita de un mensajero extraño, que viene de parte de Dios. Le hace un anuncio sorprendente: será bendecido por Dios; concebirá y dará a luz un hijo. Este hijo estará consagrado a Dios ya desde antes de nacer. Dios le tiene reservada una misión: “Empezará a salvar a Israel de los filisteos” (Jue 13,5). Al nacer el niño, le pusieron por nombre Sansón. Desde el vientre materno había sido consagrado como nazareo, y tendrá que someterse a una serie


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de normas descritas en el libro de los Números (Núm 6,1-21). Creció con la bendición de Dios. Llegado el momento oportuno, empezó a actuar movido por el Espíritu de Dios. El relato de la concepción de Sansón y su estilo de vida, ha inspirado a Lucas para presentar la concepción y la misión de Juan Bautista. Muchos se alegrarán del nacimiento de Juan Lucas se propone escribir por orden, empezando por el principio, todo lo que se refiere a Jesús, que es el protagonista de su obra. Empieza por el eslabón que une el tiempo de la promesa con el momento de su cumplimiento. El eslabón es la persona de Juan Bautista. En escena aparecen, Zacarías, que pertenece a la clase sacerdotal; el mensajero de Dios, que es el encargado de anunciar a Zacarías la buena noticia de que tendrá un hijo; Isabel, una sencilla mujer que tenía que soportar el oprobio de ser estéril. Lucas presenta a estos dos esposos como personas “rectas a los ojos de Dios”. Nada había que reprocharles en lo referente a la observancia de los mandatos y preceptos del Señor. En ellos se fijó Dios, al elegir la persona que había de preparar el camino a Jesús, para cumplir su misión de Salvador de la humanidad. Mientras cumplía con su ministerio sacerdotal en el templo, Zacarías recibe una buena noticia. El Señor había escuchado su oración: “Tu mujer Isabel te dará un hijo, a quien llamarás Juan” (Lc 13). El mensajero le revela la misión: “Estará lleno del Espíritu Santo desde el vientre materno…Preparará para el Señor un pueblo bien dispuesto” (Lc 1,15.17). La misión de Juan Bautista nos la confía hoy el Señor a nosotros. Procuremos estar en todo momento llenos del Espíritu Santo para cumplirla. P. Antonio Danoz, redentorista

1. Antífona de entrada El que ha de venir, vendrá sin tardanza, y ya no tendremos nada que temer, porque él es nuestro salvador (Heb 10,37). 2. Oración colecta Dios nuestro, que te dignaste manifestar al mundo el esplendor de tu gloria por medio del parto de la santísima Virgen María, concédenos venerar con fe íntegra y celebrar con sincera piedad el gran misterio de la encarnación de tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. 3. 1ª Lectura

(Jc 13,2-7.24-25)

Lectura del libro de los Jueces En aquellos días, había en Sorá un hombre de la tribu de Dan, llamado Manoa. Su mujer era estéril y no había tenido hijos. A esa mujer se le apareció un ángel del Señor y le dijo: “Eres estéril y no has tenido hijos;


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pero de hoy en adelante, no bebas vino, ni bebida fermentada, ni comas nada impuro, porque vas a concebir y a dar a luz un hijo. No dejes que la navaja toque su cabello, porque el niño estará consagrado a Dios desde el seno de su madre y él comenzará a salvar a Israel de manos de los filisteos. La mujer fue a contarle a su marido: “Un hombre de Dios ha venido a visitarme. Su aspecto era como el del ángel de Dios, terrible en extremo. Yo no le pregunté de dónde venía y él no me manifestó su nombre, pero me dijo: ‘Vas a concebir y a dar a luz un hijo. De ahora en adelante, no bebas vino ni bebida fermentada, no comas nada impuro, porque el niño estará consagrado a Dios desde el seno de su madre hasta su muerte’”. La mujer dio a luz un hijo y lo llamó Sansón. El niño creció y el Señor lo bendijo y el espíritu del Señor empezó a manifestarse en él. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Que mi boca, Señor, no deje de alabarte. L Señor, sé para mí un refugio, ciudad fortificada en que me salves. Y pues eres mi auxilio y mi defensa, líbrame, Señor, de los malvados /R L Señor, tú, eres mi esperanza: desde mi juventud en ti confío. Desde que estaba en el seno de mi madre, yo me apoyaba en ti y tú me sostenías /R L Tus hazañas, Señor, alabaré, diré a todos que sólo tú eres justo. Me enseñaste a alabarte desde niño y

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seguir alabándote es mi orgullo /R (Sal 70).

5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Retoño de Jesé, que brotaste como señal para los pueblos, ven a librarnos y no te tardes. R Aleluya. 6. Evangelio

(Lc 1,5-25)

Lectura del santo Evangelio según san Lucas A Gloria a ti, Señor Hubo en tiempo de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, del grupo de Abías, casado con una descendiente de Aarón, llamada Isabel. Ambos eran justos a los ojos de Dios, pues vivían irreprochablemente, cumpliendo los mandamientos y disposiciones del Señor. Pero no tenían hijos, porque Isabel era estéril y los dos, de avanzada edad. Un día en que le correspondía a su grupo desempeñar ante Dios los oficios sacerdotales, le tocó a Zacarías, según la costumbre de los sacerdotes, entrar al santuario del Señor para ofrecer el incienso, mientras todo el pueblo estaba afuera, en oración, a la hora de la incensación. Se le apareció entonces un ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se sobresaltó y un gran temor se apoderó de él. Pero el ángel le dijo: “No temas, Zacarías, porque tu súplica ha sido escuchada. Isabel, tu mujer, te dará un hijo, a quien le pondrás el nombre de Juan. Tú te llenarás de alegría y regocijo, y otros muchos se alegrarán también de su nacimiento,


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pues él será grande a los ojos del Señor; no beberá vino ni licor y estará lleno del Espíritu Santo, ya desde el seno de su madre. Convertirá a muchos israelitas al Señor; irá delante del Señor con el espíritu y el poder de Elías, para convertir los corazones de los padres hacia sus hijos, dar a los rebeldes la cordura de los justos y prepararle así al Señor un pueblo dispuesto a recibirlo”. Pero Zacarías replicó: “¿Cómo podré estar seguro de esto? Porque yo ya soy viejo y mi mujer también es de edad avanzada”. El ángel le contestó: “Yo soy Gabriel, el que asiste delante de Dios. He sido enviado para hablar contigo y darte esta buena noticia. Ahora tú quedarás mudo y no podrás hablar hasta el día en que todo esto suceda, por no haber creído en mis palabras, que se cumplirán a su debido tiempo”. Mientras tanto, el pueblo estaba aguardando a Zacarías y se extrañaba de que tardara tanto en el santuario. Al salir no pudo hablar y en esto conocieron que había tenido una visión en el santuario. Entonces trató de hacerse entender por señas y permaneció mudo. Al terminar los días de su ministerio, volvió a su casa. Poco después con-

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cibió Isabel, su mujer, y durante cinco meses no se dejó ver, pues decía: “Esto es obra del Señor. Por fin se dignó quitar el oprobio que pesaba sobre mí”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Mira, Señor, con bondad las ofrendas que te presentamos, para que tu poder consagre los dones de nuestra pobreza. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Vendrá a visitarnos de lo alto un sol naciente, Cristo el Señor, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz (Lc 1,78-79). 9. Oración después de la comunión Te damos gracias, Señor, por los bienes que nos has dado, y te rogamos que enciendas en nosotros el deseo de lo que nos has prometido, para que, con un espíritu renovado, podamos celebrar dignamente el nacimiento de tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Dios te ha hablado. Espera tu respuesta: ¿Cómo te dispones a recibir a Jesús, y cómo preparas a los demás a recibirlo?


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de Diciembre - Martes,

Feria Privilegiada -

Color litúrgico: Blanco o morado

El hijo se llamará Emmanuel, Dios-con-nosotros El texto que hoy leemos ha dado origen al título con que se conoce esta parte del libro de Isaías: “Libro de Emmanuel”. A la resistencia de Acaz de pedir un signo al Ser, Dios responde ofreciendo un signo. El signo consiste en que una “joven embarazada dará a luz un hijo, al que pondrán por nombre Emmanuel” (Is 714). El nombre significa: “Dios-con-nosotros”. El texto hebreo habla de una jovencita en edad de casarse. Se desconoce la identidad de esta persona. Algunos piensan que se trata de una de las mujeres del rey. Cuando la Biblia fue traducida a la lengua griega, se empleó una palabra que significa “virgen”. Esto dio origen a que, ya en el antiguo testamento, se interpretara el texto de Isaías en sentido mesiánico. El nuevo testamento reconoce rápidamente el sentido mesiánico del texto de Isaías. Los autores lo consideran como el anuncio profético de la concepción virginal de Jesús. Este reconocimiento aparece de forma explícita en el evangelio de Mateo (Mt 1,23). Darás a luz un hijo, a quien llamarás Jesús El evangelista Lucas no hace referencia al texto de Isaías en el relato de la anunciación. Pero sí aparece en el contexto del relato. Cuando el mensajero comunica a María que concebirá y dará a luz un hijo, ella se extraña. Aunque está desposada con José, según la costumbre judía aún no vivían juntos, y ella no ha tenido relaciones sexuales con un varón. El mensajero le explica los planes de Dios. Ella “goza del favor de Dios”. Él la ha elegido para ser la madre del Mesías. No concebirá por el concurso de un varón, sino que será por obra del poder de Dios, que actuará a través de su Espíritu: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el Poder del Altísimo te cubrirá con su sombra” (Lc 1,35). La expresión “cubrir con su sombra”, se relaciona en la Biblia con la nube que era signo de la presencia especial de Dios en medio del pueblo. Dios había hecho su propuesta. María, que era una buena israelita, respondió a la propuesta que Dios le hacía por medio de su mensajero. Para ella, la palabra del mensajero era Palabra de Dios. Como humilde sierva del Señor, se puso a su disposición. Será la madre del Hijo del Altísimo. P. Antonio Danoz, redentorista

1. Antífona de entrada Un retoño brotará del tronco de Jesé, la gloria del Señor llenará la tierra y toda creatura verá la salvación de Dios (Is 11,1;40,5; Lc 3,6).


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2. Oración colecta A ejemplo de la Virgen Inmaculada que, al aceptar tu voluntad, anunciada por el ángel, recibió en su seno a tu Hijo, fue llena de la gracia del Espíritu Santo y se convirtió en templo de la divinidad, concédenos, Padre todopoderoso, la gracia de aceptar tus designios con humildad de corazón. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (Is 7,10-14)

Le c t ur a del libr o de l profe ta Isaías En aquellos tiempos, el Señor le habló a Ajaz diciendo: “Pide al Señor, tu Dios, una señal de abajo, en lo profundo o de arriba, en lo alto”. Contestó Ajaz: “No la pediré. No tentaré al Señor”. Entonces dijo Isaías: “Oye, pues, casa de David: ¿No satisfechos con cansar a los hombres, quieren cansar también a mi Dios? Pues bien, el Señor mismo les dará por eso una señal: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Ya llega el Señor, el rey de la gloria. L Del Señor es la tierra y lo que ella tiene, el orbe todo y los que en él habitan, pues él lo edificó sobre los mares, él fue quien lo asentó sobre los ríos /R L ¿Quién subirá hasta el monte del Señor? ¿Quién podrá entrar en su recinto santo? El de corazón limpio

y manos puras y que no jura en falso /R L Ese obtendrá la bendición de Dios y Dios, su salvador, le hará justicia. Esta es la clase de hombres que te buscan y vienen ante ti, Dios de Jacob /R (Sal 23). 5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Llave de David, que abres las puertas del Reino eterno, ven a librar a los que yacen oprimidos por las tinieblas del mal. R Aleluya. 6. Evangelio

(Lc 1,26-38)

Lectura del santo Evangelio según san Lucas A Gloria a ti, Señor Jesús En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José. La virgen se llamaba María. Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. Al oír estas palabras, ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querría decir semejante saludo. El ángel le dijo: No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y a dar a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y él reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reinado no tendrá fin”. María le dijo entonces al ángel: “¿Cómo podrá ser esto, puesto que


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yo permanezco virgen?” El ángel le contestó: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios. Ahí tienes a tu parienta Isabel, que a pesar de su vejez, ha concebido un hijo y ya va en el sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para Dios”. María contestó: “Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho”. Y el ángel se retiró de su presencia. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Acepta, Señor, el único sacrificio que puede agradarte y, por nuestra participación en este sacramento, concédenos los bienes que la fe

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nos invita a esperar. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Dijo el ángel a María: Has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir y a dar a luz un hijo, y será llamado Hijo del Altísimo (Lc 1,31). 9. Oración después de la comunión Protege, Señor, con tu poder a cuantos has alimentado con esta Eucaristía, y haz que encuentren en este sacramento la fuente de la paz verdadera. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado. Espera tu respuesta: ¿Por qué la respuesta que das a Dios, no se parece a la de María?

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Feria Privilegiada -

Color litúrgico: Blanco o morado

Es dulce tu voz y fascinante tu figura Este libro lleva el nombre de “Cantar de los cantares”. Esta forma repetitiva, es la mejor expresión hebrea para indicar que estamos ante el mejor de los cantares. Este conjunto de poemas para una boda, habla de amor, con palabras, con gestos, con símbolos. Con toda la gama de recursos que tiene el ser humano, para expresar el amor cuando está de verdad enamorado. Directamente, los poemas hablan del amor humano, sentido, deseado, expresado hasta su máxima expresión. Este lenguaje es también el mejor, para hablar del amor y del enamoramiento de Dios por el ser humano; y del enamoramiento del ser humano con Dios. Pongámosle nombre a los dos protagonistas: Dios y la humanidad; Dios y cada persona. Y dejemos que hablen, que se expresen con palabras y con gestos, que actúen, que lleguen hasta lo más inexplicable con un dinamismo desbordante.


21 de Diciembre - Miércoles, Feria Privilegiada -

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En víspera de Navidad, ya todas las condiciones están dadas. Sólo falta a los enamorados verse cara a cara, hacerse carne de la misma carne. Como escribe Juan de la Cruz: “la dolencia/ de amor, que no se cura/ si no es con la presencia y la figura” (Cántico 11). Eso es sencillamente el misterio de amor que es la Navidad. Dios, que lo puede todo, se hizo carne de enamorado, para amar a la humanidad con amor de hombre. María se dirigió presurosa a la montaña Para entender esta actitud presurosa de María, recurramos al Cantar de los cantares: “Mi amado, aquí llega saltando por los montes” (Cant 2,8). María, impulsada por el amor, emprende el camino a la casa de Isabel. Ella tiene algo grande, demasiado grande que llevar: al Hijo de Dios que se había enamorado de los seres humanos, y ya se había hecho uno de ellos. En la visita de María se produce un doble encuentro de enamorados. El primer encuentro se produce entre dos seres que no se ven: el hijo de Isabel y el hijo de María que se encuentran en el vientre de sus madres respectivas. La sola presencia del hijo de María, hizo saltar de gozo al hijo de Isabel. A partir de este momento serán dos buenos amigos. El segundo encuentro de amor se produce entre María e Isabel. La sola presencia de María y de su hijo, hizo que Isabel se llenara del Espíritu Santo. Actuando como un profeta proclama: “Bendita entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre” (Lc 1,42). María, impactada por las maravillas que Dios está realizando, se puso a proclamar: “Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se transporta de gozo en Dios mi salvador” (Lc 1,46-47). Aquí falta un encuentro: el de cada uno de nosotros con Dios en Navidad, a través de la persona de Jesús hecho hombre, teniendo como testigo excepcional de este encuentro a María. Y otro más: el encuentro en estos días con cada hermano. Especialmente, con los más necesitados de que alguien les exprese su amor. P. Antonio Danoz, redentorista

1. Antífona de entrada Pronto llegará el Señor que domina los pueblos, y será llamado Emmanuel, es decir, Dios-con-nosotros (Is 7,14;8,10). 2. Oración colecta Escucha, Señor, las súplicas de tu pueblo, que se alegra por la venida de tu Hijo en nuestra carne mortal; y concédenos que, cuando vuelva él revestido de gloria y majestad, nos llenemos también de alegría al recibir de sus manos la recompensa de la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (Ct 2,8-14)

Lectura del libro del Cantar de los Cantares Aquí viene mi amado saltando por los montes, retozando por las colinas. Mi amado es como una gacela, es como un venadito, que se detiene detrás de


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nuestra tapia, espía por las ventanas y mira a través del enrejado. Mi amado me habla así: “Levántate, amada mía, hermosa mía, y ven. Mira que el invierno ya pasó; han terminado las lluvias y se han ido. Las flores brotan ya sobre la tierra; ha llegado la estación de los cantos; el arrullo de las tórtolas se escucha en el campo; ya apuntan los frutos en la higuera y las viñas en flor exhalan su fragancia. Levántate, amada mía, hermosa mía, y ven. Paloma mía, que anidas en las hendiduras de las rocas, en las grietas de las peñas escarpadas, déjame ver tu rostro y hazme oír tu voz, porque tu voz es dulce y tu rostro encantador”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Demos gracias a Dios, al son del arpa. L Demos gracias a Dios, al son del arpa, que la lira acompañe nuestros cantos; cantemos en su honor nuevos cantares, al compás de instrumentos alabémoslo /R L Los proyectos de Dios duran por siempre; los planes de su amor, todos los siglos. Feliz la nación cuyo Dios es el Señor; dichoso el pueblo que escogió por suyo /R L En el Señor está nuestra esperanza, pues él es nuestra ayuda y nuestro amparo; en el Señor se alegra el corazón y en él hemos confiado /R

(Sal 32).

5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Emmanuel, rey y legislador nuestro, ven, Señor, a salvarnos. R Aleluya.

21 de Diciembre - Miércoles, Feria Privilegiada -

6. Evangelio (Lc 1,39-45) Lectura del santo Evangelio según san Lucas A Gloria a ti, Señor En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea, y entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la creatura saltó en su seno. Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantando la voz, exclamó: “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Acepta, Señor, de tu Iglesia las ofrendas que tú mismo has puesto en nuestras manos y que tu poder convierte en sacramento de nuestra salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Dichosa, tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor (Lc 1,45). 9. Oración después de la comunión Que esta comunión, Señor, proteja siempre a tu pueblo a fin de que, entregados plenamente a tu servicio, alcancemos la salvación del alma


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22 de Diciembre - Jueves, Feria Privilegiada

y del cuerpo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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Dios te ha hablado. Espera tu respuesta: ¿Qué te falta, para amar a Dios hecho hombre como un enamorado?

de Diciembre - Jueves,

Feria Privilegiada -

Color litúrgico: Blanco o morado

Consagro mi hijo al Señor de por vida Nos encontramos hoy con otra mujer de Israel, que se ve sometida al oprobio de la esterilidad. Ana sufría en propia carne la burla de su compañera, esposa también de su marido. Su oración al Señor era ésta: “Señor todopoderoso, si te fijas en la humillación de tu sierva…, y le das un hijo varón, se lo entregaré al Señor de por vida” (1Sam 1,11). El Señor escuchó la súplica de Ana y le concedió un hijo varón. Después de cierto tiempo, Ana se dirigió al templo del Señor con toda su familia para cumplir la promesa. En señal de agradecimiento, Ana y su familia entraron en el templo y presentaron al Señor las ofrendas que habían preparado. A continuación entregó al niño de por vida al Señor. En el canon de la Biblia hebrea, este libro figura entre los proféticos. No se puede descartar el simbolismo de la una mujer como Ana, que siendo estéril concibió y dio a luz un hijo. La decadencia social, política que está sufriendo el pueblo de Israel, puede evolucionar con la protección de Dios hacia una recuperación. El poderoso ha hecho obras grandes por mí En el canto que Lucas pone en labios de María, destaca con fuerza el protagonismo de Dios, que con su poder ha realizado y sigue realizando obras portentosas, desde la creación y a todo lo largo de la historia. Al lado del poder de Dios, brilla de forma admirable su misericordia. Generación tras generación, los seres humanos hemos experimentado que Dios es “misericordioso y clemente, lento a la cólera y rico en amor y fidelidad, que mantiene su amor por mil generaciones” (Éx 34,6-7). María misma ha experimentado la misericordia de Dios, que se fijó en ella, “humilde sierva”. La bienaventuranza que le anunció Isabel cuando la visitó, la repetirán en adelante todas las generaciones. Ella también experimentó la preferencia de Dios por los pobres, los humildes y los hambrientos, frente a los ricos y a los poderosos. Dios exalta a los primeros, y desbarata los planes de los segundos. Al contemplar todas estas maravillas, María, transportada por el gozo que brota del Espíritu, prorrumpe en un canto de alabanza a Dios, su Señor y Salvador. Para poder unirnos al canto de María, hay que ser “siervos humil-


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22 de Diciembre - Jueves, Feria Privilegiada

des” del Señor y tener un corazón agradecido. La alabanza a Dios Salvador, se alimenta del gozo que nace del Espíritu. P. Antonio Danoz, redentorista

1. Antífona de entrada Puertas, ábranse de par en par; agrándense portones eternos, porque va a entrar el rey de la gloria (Sal 23,7).

2. Oración colecta Dios nuestro, que al ver al hombre caído y condenado a la muerte, quisiste rescatarlo con la venida de tu Hijo, concede a cuantos creemos en el misterio de su encarnación, participar algún día de su vida inmortal. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (1Sam 1,24-28)

Lectura del primer libro de Samuel En aquellos días, Ana llevó a Samuel, que todavía era muy pequeño, a la casa del Señor, en Siló, y llevó también un novillo de tres años, un costal de harina y un odre de vino. Una vez sacrificado el novillo, Ana presentó el niño a Elí y le dijo: “Escúchame, señor: te juro por mi vida que yo soy aquella mujer que estuvo junto a ti, en este lugar, orando al Señor. Este es el niño que yo le pedía al Señor y que él me ha concedido. Por eso, ahora yo se lo ofrezco al Señor, para que le quede consagrado de por vida”. Y adoraron al Señor. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Mi corazón se alegra en Dios, mi salvador.

L Mi corazón se alegra en el Señor, en Dios me siento yo fuerte y seguro. Ya puedo responder a mis contrarios, pues eres tú, Señor, el que me ayuda /R L El arco de los fuertes se ha quebrado, los débiles se ven de fuerza llenos. Se ponen a servir por un mendrugo los antes satisfechos; y sin tener que trabajar, pueden saciar su hambre los hambrientos. Siete veces da a luz la que era estéril y la fecunda ya dejó de serlo /R L Da el Señor muerte y vida, deja morir y salva de la tumba; él es quien empobrece y enriquece, quien abate y encumbra /R L El levanta del polvo al humillado, al oprimido saca de su oprobio, para hacerlo sentar entre los príncipes en un trono glorioso /R Sal (1Sam 2). 5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Rey de las naciones y piedra angular de la Iglesia, ven a salvar al hombre, que modelaste del barro. R Aleluya. 6. Evangelio (Lc 1,46-56)

Lectura del santo Evangelio según san Lucas A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, dijo María: “Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava. Desde ahora me llamarán dichosa todas


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23 de Diciembre - Viernes, Feria Privilegiada

las generaciones, porque ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede. Santo es su nombre, y su misericordia llega de generación en generación a los que lo temen. Ha hecho sentir el poder de su brazo: dispersó a los de corazón altanero, destronó a los potentados y exaltó a los humildes. A los hambrientos los colmó de bienes y a los ricos los despidió sin nada. Acordándose de su misericordia, vino en ayuda de Israel, su siervo, como lo había prometido a nuestros padres, a Abraham y a su descendencia, para siempre”. María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Confiados, Señor, en tu misericordia, venimos a tu altar con nuestros dones, a fin de que la celebración

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de esta Eucaristía nos purifique de nuestros pecados. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Proclama mi alma la grandeza del Señor, porque ha hecho en mí maravillas el todopoderoso (Lc 1,46-49). 9. Oración después de la comunión Que la recepción de este sacramento nos dé fuerza, Señor, para prepararnos a la venida de nuestro salvador con la práctica de las buenas obras, y podamos así, alcanzar el premio de la felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado. Espera tu respuesta: Dios ha realizado en ti maravillas. ¿Cómo se las agradeces?

de Diciembre - Viernes,

Feria Privilegiada -

Color litúrgico: Blanco o morado

Envío mi mensajero a preparar el camino Dios ha decidido enviar un mensajero, que preparará al pueblo para una nueva alianza. La actuación de Dios cuando llegue será irresistible. Actuará como el fuego que purifica, como fundidor que refina los metales preciosos. Esta labor la empezará por el templo, por los que ofician en él y por las ofrendas que allí se presentan. Entonces, las ofrendas volverán a ser gratas a Dios. El profeta concluye la obra con un anuncio: “Yo les enviaré al profeta Elías antes que llegue el día del Señor” (Mal 3,23). Como Moisés es el símbolo de la ley, Elías representa a todos los profetas. Ellos son como la conciencia viva del pueblo: anuncian, denuncian, rectifican el camino del pueblo cuando se desvía.


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23 de Diciembre - Viernes, Feria Privilegiada

A Elías se le asigna una misión: “Reconciliará a los padres con los hijos, a hijos con los padres” (Mal 3,24). Se trata de una misión de reconciliación, preparando la venda del Señor. En el nuevo testamento, se menciona la venida de Elías. En el evangelio de Mateo se dice de Juan Bautista: “él es el Elías que tenía que venir” (Mt 11,14). “Les aseguro que Elías ya vino, pero no lo reconocieron y lo maltrataron” (Mt 17,12). La mano del Señor acompañaba a Juan Bautista Lucas consignaba al comienzo del evangelio la promesa que Dios hizo a Zacarías: “Tu mujer Isabel te dará un hijo” (Lc 1,13). La promesa se cumplió. Le llegó su día, e Isabel dio a luz un hijo. Según la costumbre judía, el octavo día debía ser circuncidado y se le imponía el nombre al niño. Esta misión le correspondía al padre. Zacarías le impuso el nombre de Juan. A Partir de este momento, recuperó el habla y se puso a bendecir a Dios. Los vecinos quedaron asombrados de todo lo que estaba pasando. La noticia se extendió por toda la comarca. Entre la gente surgió la pregunta: “¿Qué va a ser de este niño?” (Lc 1,66). Todos estaban convencidos de que Dios estaba de su parte. Dios ya lo había anunciado de ante mano: “Estará lleno del Espíritu Santo desde el vientre de su madre” (Lc 1,15). El Espíritu será quien lo impulse a realizar la misión de prepararle los caminos a Jesús yendo por delante de él. Toda la comunidad de los discípulos de Jesús, tenemos la misma misión de Juan Bautista: prepararle los caminos a Jesús en el mundo actual. Tendremos que realizar esta misión en parecidas condiciones a las que tuvo Juan Bautista. P. Antonio Danoz, redentorista

1. Antífona de entrada Un niño nos nacerá y será llamado Dios todopoderoso, en él serán bendecidos todos los pueblos de la tierra (Is 9,6; Sal 71,17).

2. Oración colecta Al acercarse las fiestas de la Navidad, te rogamos, Dios eterno y todopoderoso, que tu Verbo, que se hizo carne en el seno de la Virgen María y habitó entre nosotros, nos haga sentir su amor y su misericordia. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

3. 1ª Lectura

(Mal 3,1-4.23-24)

Lectura del libro del profeta Malaquías Esto dice el Señor: “He aquí que yo envío a mi mensajero. Él preparará el camino delante de mí. De improviso entrará en el santuario el Señor, a quien ustedes buscan, el mensajero de la alianza a quien ustedes desean. Miren: Ya va entrando, dice el Señor de los ejércitos. ¿Quién podrá soportar el día de su venida? ¿Quién quedará en pie cuando aparezca? Será como fuego de fundición, como la lejía de los lavanderos. Se sentará como un fundidor que refina la plata; como a la plata y al oro, refinará a los hijos de Leví y así podrán ellos ofrecer,


23 de Diciembre - Viernes, Feria Privilegiada

como es debido, las ofrendas al Señor. Entonces agradará al Señor la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en los días pasados, como en los años antiguos. He aquí que yo les enviaré al profeta Elías, antes de que llegue el día del Señor, día grande y terrible. Él reconciliará a los padres con los hijos y a los hijos con los padres, para que no tenga yo que venir a destruir la tierra”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Descúbrenos, Señor, al Salvador. L Descúbrenos, Señor, tus caminos, guíanos con la verdad de tu doctrina. Tú eres nuestro Dios y salvador y tenemos en ti nuestra esperanza /R L Porque el Señor es recto y bondadoso, indica a los pecadores el sendero, guía por la senda recta a los humildes y descubre a los pobres sus caminos /R L Con quien guarda su alianza y sus mandatos el Señor es leal y bondadoso. El Señor se descubre a quien lo teme y le enseña el sentido de su alianza /R (Sal 24). 5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Rey de las naciones y piedra angular de la Iglesia, ven a salvar al hombre, que modelaste del barro. R Aleluya. 6. Evangelio (Lc 1,57-66)

Lectura del santo Evangelio según san Lucas A Gloria a ti, Señor Por aquellos días, le llegó a Isabel la hora de dar a luz y tuvo un hijo.

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Cuando sus vecinos y parientes se enteraron de que el Señor le había manifestado tan grande misericordia, se regocijaron con ella. A los ocho días fueron a circuncidar al niño y le querían poner Zacarías, como su padre; pero la madre se opuso, diciéndoles: “No. Su nombre será Juan”. Ellos le decían: “Pero si ninguno de tus parientes se llama así”. Entonces le preguntaron por señas al padre cómo quería que se llamara el niño. Él pidió una tablilla y escribió: “Juan es su nombre”. Todos se quedaron extrañados. En ese momento a Zacarías se le soltó la lengua, recobró el habla y empezó a bendecir a Dios. Un sentimiento de temor se apoderó de los vecinos, y en toda la región montañosa de Judea se comentaba este suceso. Cuantos se enteraban de ello se preguntaban impresionados: “¿Qué va a ser de este niño?” Esto lo decían, porque realmente la mano de Dios estaba con él. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Que el sacrificio de tu Hijo, que es el acto de culto más perfecto que podemos ofrecerte, nos devuelva, Señor, tu amistad para que podamos celebrar con un corazón puro el nacimiento de tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos. 8. Antífona de la comunión Miren que estoy a la puerta y llamo: dice el Señor; si alguno oye mi voz y me abre, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo (Ap 3,20).


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24 de Diciembre - Sábado, Feria Privilegiada

9. Oración después de la comunión A quienes hemos participado de esta Eucaristía, concédenos, Señor, tu perdón y tu paz, para que estemos siempre preparados a recibir dignamente a tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos.

Dios te ha hablado. Espera tu respuesta: ¿Cómo cumples con la misión de precursor de Jesús en el Adviento?

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de Diciembre - Sábado,

Feria Privilegiada -

Color litúrgico: Blanco o morado

Confirmaré tu dinastía con un descendiente En vísperas de celebrar el nacimiento de Jesús, nacido de la estirpe de David, vienen a primer plano las palabras de Natán, que son palabras de Dios. “Estableceré después de ti un descendiente tuyo, nacido de tus entrañas, y consolidaré tu reino” (2Re 7,12). Al deseo que manifestó David de construirle una casa al Señor, Dios le responde con la promesa de hacer de su descendencia una dinastía. En adelante, la promesa de Dios se hará realidad en el proceso sucesorio. En un descendiente suyo se cumplirá lo que los profetas anunciaron sobre el Mesías. De la dinastía de David construirá el Señor una morada, “no hecha por manos de hombres”, en la cual habitará en medio de los ciudadanos del mundo con una nueva forma de presencia. A esa morada le asignaron un nombre en el nuevo testamento: Jesús de Nazaret, el Mesías, el Hijo de Dios. El primero en consignar la ascendencia davídica de Jesús fue Pablo en su carta a la comunidad de Roma: Cristo Jesús, prometido por Dios por medio de los profetas, en su condición humana “nació del linaje de David” (Rom 1,2-3). Este dato es sumamente importante. Jesús pertenece a esta humanidad nuestra. Tiene unos descendientes de carne y hueso; se encarnó de verdad en nuestra historia, muy bien representada por David. Fue un gran pecador; y acogiéndose a la misericordia de Dios, se hizo un gran amigo suyo por la conversión. Dios lo hizo depositario de sus promesas. El que nace de lo alto, ilumina a los que están en tinieblas El canto de Zacarías, que nos ha transmitido Lucas, es el segundo himno a la “entrañable misericordia de nuestro Dios”, que se ha propuesto rescatar a la humanidad por medio de la encarnación de su Hijo. Fiel a la mejor tradición, el cántico en forma de salmo, empieza con una bendición, que encierra una acción de gracias. Como sucede en el cántico de María, Dios es el protagonista. En la primera mitad del himno se desarrolla la presencia de Dios actuando en


24 de Diciembre - Sábado, Feria Privilegiada

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la historia. Dios se ha propuesto “rescatar” a su pueblo; envía un “salvador” de la descendencia de David, anunciado desde antiguo por los santos profetas; de este modo ha manifestado su “amor” manifestado a través de las diversas alianzas. El Dios de amor, no quiere que vivamos con temor en su presencia, sino que lo sirvamos con santidad y con justicia toda la vida. Llegado ya el tiempo designado, Dios incorpora a una persona, que será llamado “profeta del Altísimo”, para realizar su proyecto de salvación. Este profeta es Juan Bautista, el niño que acaba de nacer. Él será el profeta “preparador de caminos”, para que el “Sol” que nos viene de lo alto, “ilumine a los que habitan en tinieblas y en sombras de muerte” (Lc 1,79). Él nos ha de conducir por caminos de paz. Para que podamos iluminar el camino a otros, para encontrarse con Jesús esta noche y mañana y siempre, primero tenemos que ser “hijos de la Luz”, no de las tinieblas. Al que hemos esperado durante el Adviento ya está aquí. Como dice la eucaristía de la vigilia, “Hoy sabemos que el Salvador vendrá y nos salvará. Mañana contemplaremos su gloria”. P. Antonio Danoz, redentorista

1. Antífona de entrada He aquí que llega ya la plenitud de los tiempos, cuando Dios envió a su Hijo a la tierra (Gál 4,4). 2. Oración colecta Apresúrate, Señor Jesús, no tardes ya, para que tu venida dé nuevas fuerzas y ánimo a quienes hemos puesto nuestra confianza en tu misericordia. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios por los siglos de los siglos. 3. 1ª Lectura

(2Sam 7,1-5.8-12.14.16)

Lectura del segundo libro de Samuel Tan pronto como el rey David se instaló en su palacio y el Señor le concedió descansar de todos los enemigos que lo rodeaban, el rey dijo al profeta Natán: “¿Te has dado cuenta de que yo vivo en una mansión de cedro, mientras el arca de Dios sigue alojada en una tienda de campaña?”

Natán le respondió: “Anda y haz todo lo que te dicte el corazón, porque él Señor está contigo”. Aquella misma noche habló el Señor a Natán y le dijo: “Ve y dile a mi siervo David que el Señor le manda decir esto: ‘¿Piensas que vas a ser tú el que me construya una casa para que yo habite en ella? Yo te saqué de los apriscos y de andar tras las ovejas, para que fueras el jefe de mi pueblo, Israel. Yo estaré contigo en todo lo que emprendas, acabaré con tus enemigos y te haré tan famoso como los hombres más famosos de la tierra. Le asignaré un lugar a mi pueblo, Israel; lo plantaré allí para que habite en su propia tierra. Vivirá tranquilo y sus enemigos ya no lo oprimirán más, como lo han venido haciendo desde los tiempos en que establecí jueces para gobernar a mi pueblo, Israel. Y a ti, David, te haré descansar de todos tus enemigos. Además, yo, el Señor, te hago saber que te daré una dinastía; y cuando


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tus días se hayan cumplido y descanses para siempre con tus padres, engrandeceré a tu hijo, sangre de tu sangre, y consolidaré su reino. Yo seré para él un padre y él será para mí un hijo. Tu casa y tu reino permanecerán para siempre ante mí, y tu trono será estable eternamente’”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor. L Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor y daré a conocer que su fidelidad es eterna, pues el Señor ha dicho: “Mi amor es para siempre y mi lealtad, más firme que los cielos /R L Un juramento hice a David, mi servidor, una alianza pacté con mi elegido: ‘Consolidaré tu dinastía para siempre y afianzaré tu trono eternamente’ /R L Él me podrá decir: ‘Tú eres mi padre, el Dios que me protege y que me salva’. Yo jamás le retiraré mi amor, ni violaré el juramento que le hice” /R (Sal 88). 5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Sol refulgente de justicia y esplendor de la luz eterna, ven a iluminar a los que yacen en las tinieblas y en las sombras de la muerte. R Aleluya.

24 de Diciembre - Sábado, Feria Privilegiada

6. Evangelio (Lc 1,67-79)

Lectura del santo Evangelio según san Lucas A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Zacarías, padre de Juan, lleno del Espíritu Santo, profetizó diciendo: “Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, y ha hecho surgir en favor nuestro un poderoso salvador en la casa de David, su siervo. Así lo había anunciado desde antiguo, por boca de sus santos profetas: que nos salvaría de nuestros enemigos y de las manos de todos los que nos aborrecen, para mostrar su misericordia a nuestros padres y acordarse de su santa alianza. El Señor juró a nuestro padre Abraham concedernos que, libres ya de nuestros enemigos, lo sirvamos sin temor, en santidad y justicia delante de él, todos los días de nuestra vida. Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos y a anunciar a su pueblo la salvación, mediante el perdón de los pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombras de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Acepta, Señor, con bondad estas ofrendas, a fin de que se conviertan en el alimento que nos libre de nuestros pecados y prepare nuestros


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corazones a la venida gloriosa de tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos. 8. Antífona de la comunión Bendito sea el Señor Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo (Lc 1,68).

el nacimiento adorable de tu Hijo, que hemos anticipado en la fe, nos llene de gozo y nos haga partícipes de los bienes eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado. Espera tú respuesta: ¿Cómo celebrarás el nacimiento de Jesús?

9. Oración después de la comunión Tú que nos has renovado con esta Eucaristía concédenos, Señor, que

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de Diciembre - Domingo,

Natividad del Señor, S -

Liturgia de las Horas: Propias - Color litúrgico: Blanco

NACIÓ EL SALVADOR Les anuncio una gran noticia: Ha nacido el Salvador La eucaristía de esta noche se abre con esta invitación: “Alegrémonos todos en el Señor, porque nos ha nacido el Salvador”. El anuncio del profeta Isaías se ha hecho realidad. La humanidad que caminaba entre sombras ha visto brillar una gran luz. Esta luz es un niño que nos ha nacido. “A María, que estaba encinta, le llegó la hora del parto y dio a luz a su hijo primogénito” (Lc 2,6-7). Isaías nos revela la grandeza de este niño: Lleva el cetro del principado sobre sus hombros. Sus títulos son: “Consejero maravilloso, Jefe perpetuo, Príncipe de la Paz. Su glorioso principado de paz no conoce fin” (Is 9,5-6). Lucas añade a éstos, tres títulos más: “Salvador, Mesías, Señor” (Lc 2,11). El mensajero que nos trae esta Buena Noticia nos dice: No es tiempo para el temor, sino para el gozo. Jesús nos recuerda: “La mujer, cuando ha dado a luz a una criatura, se llena de gozo por haber traído un ser humano al mundo” (Jn 16,21). Pero, cuando el niño que ha nacido es el Hijo de Dios que se ha hecho, además, hijo del hombre, la alegría supera todo cuanto el ser humano puede imaginar y soñar. “Hoy ha nacido nuestro Salvador; alegrémonos…Alégrese el santo, puesto que se acerca la victoria; regocíjese el pecador, puesto que se le invita al perdón; anímese el pagano, pues se le llama a la vida” (S. León Magno). Hagamos nuestro el canto de alabanza de los mensajeros celestiales: “¡Gloria a Dios en lo más alto del cielo, y en la tierra paz a los hombres amados por el Señor” (Lc 2,14).


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25 de Diciembre - Domingo, Natividad del Señor

Jesús es imagen de Dios y reflejo de su gloria Lucas nos ha dado la Buena Noticia: “Hoy les ha nacido en la ciudad de David el Salvador” (Lc 2,11). En la tercera de las eucaristías, que la liturgia nos propone para el día de Navidad, el autor de la carta a los Hebreos y el evangelio de Juan, nos invitan a profundizar en la identidad del niño que nos ha nacido. Como María, guardemos en lo profundo del corazón, meditemos y gocemos este gran misterio de amor, que es el nacimiento de Jesús. En el pasado, Dios habló a la humanidad por medio de los profetas. Pero ahora, nos ha hablado por medio de su Hijo, que es imagen y reflejo mismo de Dios. Más tarde Jesús nos dirá: “Quien me ha visto a mí ha visto al Padre” (Jn 14,9). En la tradición bíblica existe la idea de que no se puede ver a Dios y permanecer vivo. Nosotros tenemos la dicha de contemplar hoy la gloria de Dios, como brilla en el rostro del niño que nos ha nacido, y perMientras estaban en Belén llegó para manecemos gozosos y felices. María el momento del parto y dio a luz El evangelio de Juan nos invita a contema su hijo primogénito (Lc 2,6-7) plar al que es “Palabra y es Dios”; al que es la Luz que brilla en medio de las tinieblas e ilumina a toda la humanidad; al que hizo de nuestra humanidad una tienda en la que habita entre nosotros, compartiendo nuestros dolores y nuestros gozos. Nosotros hemos contemplado en este día la gloria de este niño; gloria que posee como Hijo de Dios, manifestándose al mundo como gracia y como verdad. De su plenitud todos nosotros hemos sido enriquecidos. El Hijo se hizo hombre, para que seamos hijos de Dios Los que creemos en este niño, que es Hijo de Dios, disfrutamos de la dicha de llamarnos y, ser de verdad hijos de Dios. Éste es el gran regalo que nos ha hecho el Padre, al enviar a su Hijo al mundo en una humanidad igual a la nuestra. Éste es el gran regalo de la Navidad. Este es el mismo Jesús, que fue humillado en la cruz y exaltado en la resurrección, ante el cual se ha de doblar la rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos (Fil ,10). Hoy lo reconocemos como Señor, lo confesamos con gozo, celebramos su nacimiento para gloria de Dios Padre. El don que Dios nos ha hecho en su Hijo Jesucristo, tiene unas exigencias que afectan a la vida personal. Hay que renunciar a la impiedad y a las propuestas mundanas, y vivir de acuerdo con lo que nos exige la manifestación de nuestro gran Dios y Señor Jesucristo, en su nacimiento y en su retorno glorioso.


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Escuchemos a san León Magno en su sermón de Navidad: “Reconoce cristiano, tu dignidad y, puesto que has sido hecho partícipe de la naturaleza divina, no pienses volver con un comportamiento indigno a las antiguas maldades. Piensa de qué cabeza y de qué cuerpo eres miembro. No olvides que fuiste liberado del poder de las tinieblas y trasladado a la luz y al reino de Dios”. Jesús careció de un lugar para nacer Hay una Navidad con mensajeros que cantan, con pastores que escuchan la Buena Noticia de que ha nacido el Salvador. Llenos de alborozo se fueron a contárselo a sus vecinos. Pero en la narración de Lucas existe otra Navidad muy distinta. Cuando José y María, en trance de dar a luz, buscan un lugar para que naciera el Salvador del mundo, todas las puertas se les cerraron; hasta misma posada. Un pesebre de animales sirvió de maternidad, para que viniera al mundo el Salvador. Hoy se siguen cerrando corazones y puertas a personas, que peregrinan buscando el calor de un poco de amor, y no lo encuentran. A lo mejor tienen un poco de suerte, y encuentran dos metros cuadrados de acera donde dormir a la intemperie. Esta no es la Navidad que quiere el Señor para millones de personas que en esta noche, apenas tendrán un pesebre para dormir. P. Antonio Danoz, redentorista

Misa de medianoche 1. Antífona de entrada El Señor me dijo: Tú eres mi Hijo, hoy te engendré yo (Sal 2,7). 2. Oración colecta Dios nuestro, que hiciste resplandecer esta noche santísima con el nacimiento de Cristo, verdadera luz del mundo, concédenos que, iluminados en la tierra por la luz de este misterio, podamos también disfrutar de la gloria de tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. 3. 1ª Lectura (Is 9,1-3.5-6)

Lectura del libro del profeta Isaías El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz; sobre los que vi-

vían en tierra de sombras, una luz resplandeció. Engrandeciste a tu pueblo e hiciste grande su alegría. Se gozan en tu presencia como gozan al cosechar, como se alegran al repartirse el botín. Porque tú quebrantaste su pesado yugo, la barra que oprimía sus hombros y el cetro de su tirano, como en el día de Madián. Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; lleva sobre sus hombros el signo del imperio y su nombre será: “Consejero admirable”, “Dios poderoso”, “Padre sempiterno”, “Príncipe de la paz”; para extender el principado con una paz sin límites sobre el trono de David y sobre su reino; para establecerlo y consolidarlo con la justicia y el derecho, desde ahora y para siempre. El celo del Señor lo realizará. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor.


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4. Salmo responsorial R Hoy nos ha nacido el Salvador. L Cantemos al Señor un canto nuevo, que le cante al Señor toda la tierra; cantemos al Señor y bendigámoslo /R L Proclamemos su amor día tras día, su grandeza anunciemos a los pueblos; de nación en nación, sus maravillas /R L Alégrense los cielos y la tierra, retumbe el mar y el mundo submarino. Salten de gozo el campo y cuanto encierra, manifiesten los bosques regocijo /R L Regocíjese todo ante el Señor, porque ya viene a gobernar el orbe. Justicia y rectitud serán las normas con las que rija a todas las naciones /R (Sal 95). 5. 2ª Lectura (Tit 2,11-14)

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a Tito Querido hermano: La gracia de Dios se ha manifestado para salvar a todos los hombres y nos ha enseñado a renunciar a la irreligiosidad y a los deseos mundanos, para que vivamos, ya desde ahora, de una manera sobria, justa y fiel a Dios, en espera de la gloriosa venida del gran Dios y salvador, Cristo Jesús, nuestra esperanza. Él se entregó por nosotros para redimirnos de todo pecado y purificarnos, a fin de convertirnos en pueblo suyo, fervorosamente entregado a practicar el bien. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor.

6. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Les anuncio una gran alegría: Hoy nos ha nacido el Salvador, que es Cristo, el Señor. R Aleluya (Lc 2,10-11). 7. Evangelio (Lc 2,1-14)

Lectura del santo Evangelio según san Lucas A Gloria a ti, Señor Por aquellos días, se promulgó un edicto de César Augusto, que ordenaba un censo de todo el imperio. Este primer censo se hizo cuando Quirino era gobernador de Siria. Todos iban a empadronarse, cada uno en su propia ciudad; así es que también José, perteneciente a la casa y familia de David, se dirigió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, llamada Belén, para empadronarse, juntamente con María, su esposa, que estaba encinta. Mientras estaban ahí, le llegó a María el tiempo de dar a luz y tuvo a su hijo primogénito; lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no hubo lugar para ellos en la posada. En aquella región había unos pastores que pasaban la noche en el campo, vigilando por turno sus rebaños. Un ángel del Señor se les apareció y la gloria de Dios los envolvió con su luz y se llenaron de temor. El ángel les dijo: “No teman. Les traigo una buena noticia, que causará gran alegría a todo el pueblo: hoy les ha nacido en la ciudad de David, un salvador, que es el Mesías, el Señor. Esto les servirá de señal: encontra-


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rán al niño envuelto en pañales y recostado en un pesebre”. De pronto se le unió al ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: “¡Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad!” Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 8. Oración de los fieles S Llenos de gozo por el nacimiento de Jesús, alabemos y demos gracias a Dios, por el amor que ha manifestado a la humanidad. A Te lo pedimos, Señor. L El mundo celebra hoy con fe el nacimiento de Jesús. Para que el gozo y la paz que trajo a la tierra llegue a todas las personas, especialmente a los necesitados de amor: Oremos al Señor. A Te lo pedimos, Señor. L Jesús tuvo que nacer en un pesebre. Para que los responsables políticos, sociales y económicos del mundo, procuren una vivienda digna a todas las personas: Oremos al Señor. A Te lo pedimos, Señor. L Jesús se manifestó como Salvador de la humanidad. Para que los hombres y mujeres de todos los pueblos y culturas conozcan la Buena Noticia de la salvación: Oremos al Señor. A Te lo pedimos, Señor. L Jesús vino a derribar las barreras del odio y de la exclusión. Para que crezca el amor y la solidaridad entre las clases sociales y las diversas etnias y culturas: Oremos al Señor. A Te lo pedimos, Señor.

(Intenciones libres) S Concédenos, Señor, que el nacimiento de tu Hijo estreche los lazos de amor, entre las personas, las familias y las gentes de todos los pueblos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén. 9. Oración sobre las ofrendas Acepta, Señor, las ofrendas que te presentamos esta noche de Navidad, a fin de que, al recibirlas nosotros convertidas en el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, nos transformes en él, en quien nuestra naturaleza está unida a la tuya. Por Jesucristo, nuestro Señor. 10. Antífona de la comunión El Verbo se hizo hombre y hemos visto su gloria (Jn 1,14). 11. Oración después de la comunión Tú, Señor, que nos has concedido el gozo de celebrar esta noche el nacimiento de tu Hijo, ayúdanos a vivir según su ejemplo para llegar a compartir algún día con él la gloria de su Reino. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Dios te ha hablado. Espera tu respuesta: ¿Tienes el corazón abierto para aquellos hermanos necesitados de amor?


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Misa del día

2. Oración colecta Dios nuestro, que de modo admirable creaste al hombre a tu imagen y semejanza, y de modo más admirable lo elevaste con el nacimiento de tu Hijo, concédenos participar de la vida divina de aquél que ha querido participar de nuestra humanidad. Por nuestro Señor Jesucristo.

L Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas. Su diestra y su santo brazo le han dado la victoria /R L El Señor ha dado a conocer su victoria y ha revelado a las naciones su justicia. Una vez más ha demostrado Dios su amor y su lealtad hacia Israel /R L La tierra entera ha contemplado la victoria de nuestro Dios. Que todos los pueblos y naciones aclamen con júbilo al Señor /R L Cantemos al Señor al son del arpa, suenen los instrumentos. Aclamemos al son de los clarines al Señor, nuestro rey /R (Sal 97).

3. 1ª Lectura

5. 2ª Lectura

L e c t u ra del libr o de l profe ta Isaías ¡Qué hermoso es ver correr sobre los montes al mensajero que anuncia la paz, al mensajero que trae la buena nueva, que pregona la salvación, que dice a Sión: “Tu Dios es rey”! Escucha: Tus centinelas alzan la voz y todos a una gritan alborozados, porque ven con sus propios ojos al Señor, que retorna a Sión. Prorrumpan en gritos de alegría, ruinas de Jerusalén, porque el Señor rescata a su pueblo, consuela a Jerusalén. Descubre el Señor su santo brazo a la vista de todas las naciones. Verá la tierra entera la salvación que viene de nuestro Dios. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor.

Lectura de la carta a los hebreos En distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios en el pasado a nuestros padres, por boca de los profetas. Ahora, en estos tiempos, nos ha hablado por medio de su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas y por medio del cual hizo el universo. El Hijo es el resplandor de la gloria de Dios, la imagen fiel de su ser y el sostén de todas las cosas con su palabra poderosa. Él mismo, después de efectuar la purificación de los pecados, se sentó a la diestra de la majestad de Dios, en las alturas, tanto más encumbrado sobre los ángeles, cuanto más excelso es el nombre que, como herencia, le corresponde. Porque ¿a cuál de los ángeles le dijo Dios: Tú eres mi Hijo; yo te he engendrado hoy? ¿O de qué ángel dijo Dios: Yo seré para él un padre

1. Antífona de entrada Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado. La insignia del poder está sobre sus hombros y se le llamará Ángel del Gran Consejo (Is 9,6).

(Is 52,7-10)

4. Salmo responsorial R Toda la tierra ha visto al Salvador.

(Heb 1,1-6)


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y él será para mí un hijo? Además, en otro pasaje, cuando introduce en el mundo a su primogénito, dice: Adórenlo todos los ángeles de Dios. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 6. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Un día sagrado ha brillado para nosotros. Vengan naciones, y adoren al Señor, porque hoy ha descendido una gran luz sobre la tierra. R Aleluya. 7. Evangelio (Jn 1,1-18)

Lectura del santo Evangelio según san Juan A Gloria a ti, Señor En el principio ya existía aquel que es la Palabra, y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios. Ya en el principio él estaba con Dios. Todas las cosas vinieron a la existencia por él y sin él nada empezó de cuanto existe. Él era la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no la recibieron. Hubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Este vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. Él no era la luz, sino testigo de la luz. Aquel que es la Palabra era la luz verdadera, que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. En el mundo estaba; el mundo había sido hecho por él y, sin embargo, el mundo no lo conoció. Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron; pero a todos los que lo

recibieron les concedió poder llegar a ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre, los cuales no nacieron de la sangre, ni del deseo de la carne, ni por voluntad del hombre, sino que nacieron de Dios. Y aquel que es la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros. Hemos visto su gloria, gloria que le corresponde como Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan el Bautista dio testimonio de él, clamando: “A éste me refería cuando dije: ‘El que viene después de mí, tiene precedencia sobre mí, porque ya existía antes que yo’”. De su plenitud hemos recibido todos gracia sobre gracia. Porque la ley fue dada por medio de Moisés, mientras que la gracia y la verdad vinieron por Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás. El Hijo unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha revelado. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. (Oración de los fieles ver pág. 93)

8. Oración sobre las ofrendas Acepta, Señor, en la fiesta solemne de la Navidad, esta ofrenda que nos reconcilia contigo de un modo perfecto, y encierra en sí la plenitud del culto que los hombres podemos tributarte. Por Jesucristo, nuestro Señor. 9. Antífona de la comunión Sobre toda la superficie de la tierra se ha contemplado la salvación que viene de nuestro Dios (Sal 97,3). 10. Oración después de la comunión Concédenos, Dios misericordioso,


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26 de Diciembre - Lunes, San Esteban, Protomártir

que el salvador del mundo, que hoy nos ha nacido para comunicarnos su vida divina, nos dé también el don de su inmortalidad. El cual vive y reina por los siglos de los siglos.

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de Diciembre - Lunes,

San Esteban, Protomártir, F Color litúrgico: Rojo

Esteban vio la gloria de Dios y a Jesús a su lado Lucas ha centrado su atención en un grupo de discípulos que ha surgido en la primera comunidad: los diáconos. Entre ellos hay uno que acapara el protagonismo. Su nombre es Esteban. El perfil que nos ha dejado Lucas de este primer mártir cristiano es impresionante: Hombre lleno del Espíritu Santo, servidor de las “mesas”, lleno de gracia y de poder, predicador audaz; todo un profeta. Esteban tiene que enfrentarse con los mismos adversarios que llevaron a Jesús a la cruz y a la muerte. El relato que nos ofrece Lucas de la “pasión y muerte” de Esteban es muy semejante al de la pasión y muerte de Jesús: Acusación de blasfemia contra Moisés, contra Dios y contra el templo; arresto por sorpresa; juicio ante el gran consejo; defensa sin complejos y denuncia con firmeza la muerte del Justo, que es Jesús, a quien entregaron y asesinaron. “No lograron contrarrestar la sabiduría y el espíritu con que hablaba” (He 6,10). La ejecución de la sentencia de muerte de Jesús difiere de la de Esteban. Jesús es juzgado, condenado y ejecutado siguiendo la ley del imperio romano: muere crucificado. Esteban, por el contrario, es juzgado y sentenciado a muerte y ejecutado según la ley judía: muere apedreado. En dos detalles se asemeja a la muerte de Jesús y de su discípulo: lo dos mueren perdonando a los que los matan. Jesús se pone en las manos de su Padre; Esteban se pone en manos de Jesús: “Señor Jesús, recibe mi espíritu” (He 7,59), a quien contempla en la gloria al lado de Dios. De este modo, une Lucas la muerte de Esteban con la resurrección de Jesús. Serán odiados por todos a causa de mi nombre Lo que Lucas ha narrado con gran dramatismo en la muerte de Esteban, estaba aconteciendo en las comunidades cristianas cuando Mateo escribe el evangelio. El evangelista lo pone en boca de Jesús como un anuncio profético. Todo discípulo tiene que estar preparado para la persecución por causa de Jesús y de la Buena Noticia que él anunció. El “calvario” sufrido por Jesús, lo tuvieron que soportar más tarde sus discípulos y seguidores. Se vieron llevados ante los tribunales, fueron acusados injustamente, sufrieron violencia física. En muchas ocasiones, fueron traicionados y entregados por las propias familias: “Un hermano entregará a muerte a su hermano, un padre a su hijo” (Mt 10,21).


26 de Diciembre - Lunes, San Esteban, Protomártir

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La historia se ha repetido con el correr de los tiempos. Los poderosos han visto en el mensaje de Jesús una denuncia peligrosa, y en los discípulos que lo anuncian, unos personajes peligrosos. En América Latina tenemos “mártires”, que con gran valentía han optado por la defensa a los pobres. Más de uno, lo ha pagado con su sangre. La palabra de Jesús no habla de huidas ni de miedos ante la persecución. Jesús se reafirma en la fidelidad a Dios y a los pobres. Varias veces repite: No tengan miedo. “El Espíritu del Padre hablará por ustedes” (Mt 10,20). El miedo no es la actitud propia de un discípulo de Jesús. El santo de hoy: San Esteban (s. I) Los principales datos que conocemos sobre su vida los proporciona Lucas en los Hechos de los Apóstoles. Pertenecía al grupo de los helenistas de la comunidad de Jerusalén. Fue uno de los siete diáconos, elegidos para el “servicio de las mesas”, dedicados a servir a los pobres de la comunidad. Un grupo perteneciente a la sinagoga de los Libertos lo acusó de blasfemo y fue condenado por el consejo de ancianos. A diferencia de Jesús, siguiendo la ley judía, Esteban murió apedreado. San Esteban, Murió orando por aquellos que le dieron muerte. Apóstol P. Antonio Danoz, redentorista

1. Antífona de entrada Las puertas del cielo se abrieron para san Esteban, el primero de los mártires, y por esto ha recibido el premio de la gloria. 2. Oración colecta Dios nuestro, que concediste a san Esteban, protomártir, fortaleza para orar por sus verdugos, haz que, a imitación suya, sepamos perdonar de corazón a cuantos nos hayan ofendido o causado algún mal. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura

(He 6,8-10.7,54-59)

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles En aquellos días, Esteban, lleno de gracia y de poder, realizaba grandes prodigios y señales entre la gente. Algunos judíos de la sinagoga llama-

da ‘de los Libertos’, procedentes de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia, se pusieron a discutir con Esteban; pero no podían refutar la sabiduría inspirada con que hablaba. Al oír estas cosas, los miembros del sanedrín se enfurecieron y rechinaban los dientes de rabia contra él. Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, miró al cielo, vio la gloria de Dios y a Jesús, que estaba de pie a la derecha de Dios, y dijo: “Estoy viendo los cielos abiertos y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios”. Entonces los miembros del sanedrín gritaron con fuerza, se taparon los oídos y todos a una se precipitaron sobre él. Lo sacaron fuera de la ciudad y empezaron a apedrearlo. Los falsos testigos depositaron sus mantos a los pies de un joven, llamado Saulo.


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26 de Diciembre - Lunes, San Esteban, Protomártir

Mientras lo apedreaban, Esteban repetía esta oración: “Señor, Jesús, recibe mi espíritu”. Después se puso de rodillas y dijo con fuerte voz: “Señor, no les tomes en cuenta este pecado”. Diciendo esto, se durmió en el Señor. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. L Sé tú, Señor, mi fortaleza y mi refugio, la muralla que me salve. Tú, que eres mi fortaleza y mi defensa, por tu nombre, dirígeme y guíame /R L En tus manos encomiendo mi espíritu y tú, mi Dios leal, me librarás. Tu misericordia me llenará de alegría, porque has visto las angustias de mi alma /R L Líbrame de la mano de mis enemigos y de aquellos que me persiguen. Vuelve, Señor, tus ojos a tu siervo y sálvame por tu misericordia /R (Sal 30).

5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! Que el Señor, nuestro Dios, nos ilumine. R Aleluya (Sal 117,26.27). 6. Evangelio (Mt 10,17-22)

Lectura del santo Evangelio según san Mateo A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: “Cuídense de la gente, porque los llevarán a los tribunales, los azotarán en las sinagogas, los llevarán ante gobernadores y reyes

por mi causa; así darán testimonio de mí ante ellos y ante los paganos. Pero, cuando los injurien, no se preocupen por lo que van a decir o por la forma de decirlo, porque, en ese momento se les inspirará lo que han de decir. Pues no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu de su Padre el que hablará por ustedes. El hermano entregará a su hermano a la muerte, y el padre, a su hijo; los hijos se levantarán contra sus padres y los matarán; todos los odiarán a ustedes por mi causa, pero el que persevere hasta el fin se salvará”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Acepta, Señor, el sacrificio de alabanza que vamos a ofrecerte en memoria del glorioso mártir san Esteban, y confírmanos en la fe que él atestiguó con su propia sangre. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Mientras lo apedreaban, Esteban oraba así: Señor Jesús, recibe mi espíritu (He 7,58). 9. Oración después de la comunión Que esta sagrada Eucaristía que hemos recibido, al celebrar hoy a san Esteban, el primero de tus mártires, nos llene, Señor, de alegría y de gratitud por el nacimiento de Cristo, nuestro salvador, que vive y reina por los siglos de los siglos. Dios te ha hablado. Espera tu respuesta: ¿Te escondes por el miedo ante las dificultades de dar testimonio de Jesús?


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de Diciembre - Martes,

San Juan, Apóstol y Evangelista, F Color litúrgico: Blanco

Comunión de vida con Dios, y con los hermanos Este documento, que llamamos carta, tiene el aspecto de una homilía o tratado. Hay que ubicarlo a finales del siglo primero. El documento gira en torno a dos temas fundamentales para todo discípulo de Jesús: la fe en la encarnación de Hijo de Dios y el amor al prójimo. El autor reclama la atención de sus lectores con una afirmación fundamental. El autor se presenta como testigo ocular de lo que anuncia. Lo que transmite es lo que “hemos oído, lo que hemos visto con nuestros propios ojos, lo que hemos contemplado y palpado con nuestras manos” (1Jn 1,1). Al escribir se ha fijado un objetivo: que sus lectores compartan la vida con el Padre, con su Hijo Jesucristo, como él la comparte. Vivir la comunión de vida con Dios y con los hermanos es fundamental, para cumplir con la misión que todo discípulo ha recibido: Manifestar ante el mundo la vida, que está junto al Padre, y que se ha manifestado de modo especial en la encarnación de su Hijo Jesucristo. Fe, amor, testimonio, son tres palabras clave, para trazar el perfil del buen discípulo y del fiel seguidor de Jesús. El otro discípulo, que llegó primero, vio y creyó El evangelio de Juan presenta a dos de los discípulos que acompañaron a Jesús en momentos relevantes, como la Transfiguración y la oración en el Huerto de los olivos. María Magdalena sorprende a los dos con una noticia: “La piedra del sepulcro está retirada” (Jn 20,1). Los dos se dirigen a toda prisa a verificar lo que se les ha anunciado. Corren al sepulcro. Al llegar, verifican con sus propios ojos que es verdad lo que les dijo María Magdalena. En el relato existen tres datos interesantes. El “otro discípulo”, que aparece varias veces en este evangelio y del que se calla el nombre, es el primero en llegar: “El otro discípulo corría más que Pedro y llegó el primero” (Jn 20,4). Es el segundo en entrar; pero el que de verdad “creyó”, después de verificar. En ese momento, a los dos se les abrieron los ojos y empezaron a comprender las Escrituras, que anunciaban que Jesús debía resucitar de entre los muertos. El sepulcro vacío es uno de los signos que utilizaron las primeras comunidades para anunciar la resurrección de Jesús. Pero el signo más importante fue el de su manifestación personal de Jesús a los discípulos. El santo de hoy: San Juan, Apóstol y Evangelista (s. I) Los datos más seguros sobre su vida los proporciona su evangelio. Era de Betsaida, hijo de Zebedeo y hermano de Santiago el mayor. Antes de ser llamado por Jesús, fue San Juan, Apóstol y Evangelista


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27 de Diciembre - Martes, San Juan, Apóstol y Evangelista

discípulo de Juan Bautista. Es uno de los primeros discípulos que siguieron a Jesús. Aparece junto a él en ciertos momentos importantes, como la Transfiguración. Muchos lo identifican con el “discípulo que amaba Jesús”. A él se le atribuye el cuarto evangelio. Con menos probabilidad las tres cartas que llevan su nombre. P. Antonio Danoz, redentorista

1. Antífona de entrada En la última cena, Juan reclinó su cabeza sobre el pecho del Señor. Este es el Apóstol a quien fueron revelados secretos celestiales y a quien fue concedido difundir palabras de vida por toda la tierra. 2. Oración colecta Dios nuestro, que por medio del Apóstol san Juan, has querido descubrirnos la profundidad de la vida y del amor de tu Hijo, haz que seamos capaces de conocer y de amar cada día más a Jesucristo, nuestro redentor, que vive y reina contigo. 3. 1ª Lectura (1Jn 1,1-4)

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan Queridos hermanos: Les anunciamos lo que ya existía desde el principio, lo que hemos oído y hemos visto

con nuestros propios ojos, lo que hemos contemplado y hemos tocado con nuestras propias manos. Nos referimos a aquel que es la Palabra de la vida. Esta vida se ha hecho visible y nosotros la hemos visto y somos testigos de ella. Les anunciamos esta vida, que es eterna, y estaba con el Padre y se nos ha manifestado a nosotros. Les anunciamos, pues, lo que hemos visto y oído, para que ustedes estén unidos con nosotros, y juntos estemos unidos con el Padre y su Hijo, Jesucristo. Les escribimos esto para que se alegren y su alegría sea completa. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Alégrense, justos, con el Señor. L Reina el Señor, alégrese la tierra; cante de regocijo el mundo entero. Tinieblas y nubes rodean el trono del Señor, que se asienta en la justicia y el derecho /R L Los montes se derriten como cera ante el Señor de toda la tierra. Los cielos pregonan su justicia, su inmensa gloria ven todos los pueblos /R L Amanece la luz para el justo y la alegría para los rectos de corazón. Alégrense justos, con el Señor y bendigan su santo nombre /R (Sal 96).


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27 de Diciembre - Martes, San Juan, Apóstol y Evangelista

5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Señor, Dios eterno, alegres te cantamos, a ti nuestra alabanza. A ti, Señor te alaba el coro celestial de los apóstoles. R Aleluya.

7. Oración sobre las ofrendas Santifica, Señor, los dones que te presentamos, y haz que, por esta Eucaristía, participemos del conocimiento profundo de tu Hijo que concediste a san Juan en la última cena. Por Jesucristo, nuestro Señor.

6. Evangelio

8. Antífona de la comunión El Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros, y de su plenitud todos participamos (Jn 1,14.16).

(Jn 20,2-8)

Lectura del santo Evangelio según san Juan A Gloria a ti, Señor El primer día después del sábado, María Magdalena vino corriendo a la casa donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: “Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo habrán puesto”. Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos iban corriendo juntos, pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro y llegó primero al sepulcro, e inclinándose, miró los lienzos puestos en el suelo, pero no entró. En eso llegó también Simón Pedro, que lo venía siguiendo, y entró en el sepulcro. Contempló los lienzos puestos en el suelo y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, puesto no con los lienzos en el suelo, sino doblado en sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio y creyó, porque hasta entonces no habían entendido las Escrituras, según las cuales Jesús debía resucitar de entre los muertos. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús.

9. Oración después de la comunión Por medio de este sacramento que hemos recibido en la fiesta de san Juan Evangelista, concédenos, Señor, que habite siempre en nosotros tu Hijo, Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Dios te ha hablado. Espera tu respuesta: ¿La madurez te permite ser testigo de la resurrección de Jesús?

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de Diciembre - Miércoles,

Los Santos Inocentes, Mártires, F Color litúrgico: Rojo

Si caminamos en la luz, estamos en comunión con Jesús El autor de la carta nos remite al comienzo del evangelio de san Juan. Allí se afirma: “En la Palabra estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres” (Jn 1,4). Esto mismo se afirma aquí de Dios: “Es luz sin mezcla de tinieblas” (1 Jn 1,5). Para compartir la vida de Dios tenemos que caminar guiados por su luz que es Jesús, pues “quien lo sigue no camina en tinieblas” (Jn 8,12). La luz de Dios ilumina nuestro interior y nos hace descubrir nuestro pecado, que necesita ser perdonado, para brillar ante el mundo con el rostro de Jesús resucitado. La Palabra de Dios que es la verdad, desenmascara nuestro pecado. Negarlo sería hacer mentiroso a Dios. Recordemos que hemos sido lavados en la sangre del Cordero, para presentarnos sin mancha ante Dios. Celebremos la vida de discípulos de Jesús resucitado. No permitamos que la persona dominada por el pecado, que fue sepultada en el bautismo, nos impida crecer en el amor y en la entrega generosa al servicio de los hermanos. Llanto por unos niños inocentes La historia de Moisés está presente en la mente de Mateo al construir este relato de la infancia de Jesús. Todos recordamos el relato del Éxodo, que nos narra cómo Moisés se vio libre de la muerte, cuando el Faraón lo buscaba para matarlo (Éx 2,1-9). Para Mateo, Jesús es el nuevo Moisés, que es perseguido por el nuevo Faraón, que es Herodes. Para asegurarse que se podría escapar, ordena el exterminio de los niños de Belén y su entorno. La muerte de los niños inocentes, evoca la muerte de los niños de los israelitas en Egipto, a manos del tirano. Para liberar a Jesús de la muerte, Mateo presenta a María y a José huyendo a Egipto durante la noche de forma clandestina. No regresarán hasta que Herodes haya muerto. En su creación literaria, Mateo presenta a Jesús, que es perseguido ya desde el momento de su nacimiento. También introduce a Herodes, cuya crueldad quedó patente en la muerte de Juan Bautista. Cuando se trata de niños inocentes, la crueldad se hace más repugnante. La historia de inocentes asesinados por violentos y tiranos, y por personas de guantes blancos sigue presente en nuestro mundo. Es este un buen día, para reivindicar a todos los inocentes asesinados. Los santos de hoy: Santos Inocentes (s. I) En este día, la liturgia hace memoria de los niños inocentes que mandó matar Herodes. En la historia profana no existen datos conocidos sobre este Santos Inocentes acontecimiento. Mateo es quien reseña el hecho en


28 de Diciembre - Miércoles, Los Santos Inocentes

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su evangelio. Lo relaciona con el nacimiento de Jesús. Vio en él un competidor que podía arrebatarle el trono, y decidió eliminarlo. Par asegurarse, ordenó matar a todos los niños menores de dos años, de Belén y sus alrededores. En el siglo V se fija la fecha del 28 de diciembre, para hacer memoria de los santos Inocentes. P. Antonio Danoz, redentorista

1. Antífona de entrada Los niños inocentes murieron por Cristo; ahora siguen al Cordero sin mancha, cantando: Gloria a ti, Señor. 2. Oración colecta Dios nuestro, que concediste a los Santos Inocentes dar testimonio de Cristo, no de palabra, sino con su sangre, ayúdanos a poner de manifiesto nuestra fe, no sólo con nuestros labios, sino, más bien, con nuestra conducta diaria. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (1Jn 1,5–2,2) Lectura de la primera carta del apóstol san Juan Queridos hermanos: Este es el mensaje que hemos escuchado de labios de Jesucristo y que ahora les anunciamos: Dios es luz y en él no hay nada de oscuridad. Si decimos que estamos con Dios, pero vivimos en la oscuridad, mentimos y no vivimos conforme a la verdad. Pero, si vivimos en la luz, como él vive en la luz, entonces estamos unidos unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos purifica de todo pecado. Si decimos que no tenemos ningún pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros. Si, por el contrario, confesamos nuestros pecados, Dios, que

es fiel y justo, nos los perdonará y nos purificará de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, hacemos pasar a Dios por mentiroso y no hemos aceptado verdaderamente su palabra. Hijitos míos, les escribo esto para que no pequen. Pero, si alguien peca, tenemos como intercesor ante el Padre, a Jesucristo, el justo. Porque él se ofreció como víctima de expiación por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino por los del mundo entero. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Nuestra vida se escapó como un pájaro de la trampa de los cazadores. L Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte cuando los hombres nos asaltaron, nos habría devorado vivos el fuego de su cólera /R L Las aguas nos hubieran sepultado, un torrente nos hubiera llegado al cuello, un torrente de aguas encrespadas. Bendito sea el Señor, que no nos hizo presa de sus dientes /R L Nuestra vida se escapó como un pájaro de la trampa de los cazadores. La trampa se rompió y nosotros escapamos. Nuestra ayuda nos viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra /R (Sal 123).


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28 de Diciembre - Miércoles, Los Santos Inocentes

5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Señor, Dios eterno, alegres te cantamos, a ti nuestra alabanza. A ti, Señor, el ejército glorioso de los mártires te aclama. R Aleluya.

7. Oración sobre las ofrendas Acepta, Señor, los dones que te presentamos con amor y, por este sacrificio de salvación, con el que redimes aun a los que no te conocen, purifícanos de nuestros pecados. Por Jesucristo, nuestro Señor.

6. Evangelio

8. Antífona de la comunión Ellos son los rescatados como primicias de la humanidad para Dios y el Cordero; ellos son el cortejo del Cordero adondequiera que vaya

(Mt 2,13-18)

Lectura del santo Evangelio según san Mateo A Gloria a ti, Señor Después de que los magos partieron de Belén, el ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: “Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto. Quédate allá hasta que yo te avise porque Herodes va a buscar al niño para matarlo”. José se levantó y esa misma noche tomó al niño y a su madre y partió para Egipto, donde permaneció hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por medio del profeta: De Egipto llamé a mi hijo. Cuando Herodes se dio cuenta de que los magos lo habían engañado, se puso furioso y mandó a matar, en Belén y sus alrededores, a todos los niños menores de dos años, conforme a la fecha que los magos le habían indicado. Así se cumplieron las palabras del profeta Jeremías: En Ramá se ha escuchado un grito, se oyen llantos y lamentos. Es Raquel que llora por sus hijos y no quiere que la consuelen, porque ya están muertos. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús.

(Ap 14,4).

9. Oración después de la comunión Dios nuestro, que en virtud del nacimiento de Cristo otorgaste a los Santos Inocentes el premio de la gloria, concédenos, por el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, que hemos recibido, participar abundantemente de tu redención. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado. Espera tu respuesta: ¿Cuál es tu actitud ante el sufrimiento y la muerte de seres inocentes?


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de Diciembre - Jueves,

Infraoctava de Navidad Color litúrgico: Blanco

Quien ama a su hermano permanece en la luz Siguiendo con el contraste entre luz y tinieblas, el autor de la carta nos recuerda dos principios básicos para los discípulos de Jesús. El primero: No existe verdadero amor a Dios, si no se cumplen los mandamientos. No duda en afirmar con toda convicción: “Quien dice conocer a Dios y no cumple los mandamientos, no es sincero”. Por el contrario, “quien cumple su Palabra, ama a Dios perfectamente” (1Jn 2,4-5). El segundo principio: “Quien ama al hermano permanece en la luz y no tropieza” (1Jn 2,10). El mandamiento del amor al prójimo es antiguo, pero al hacerse realidad en Jesús, se presenta como una novedad. Lo que tiene muy claro el autor es que, “aquel que odia a su hermano sigue en tinieblas”. Y al contrario, “quien ama a su hermano permanece en la luz y no tropieza” (1 Jn 2,9-10). El odio oscurece los caminos de Dios; y quien permanece en el odio anda totalmente perdido. Por ese camino nunca encontrará a Dios. La conversión fundamental que tenemos que renovar, día a día, es la conversión al amor, que es convertirse a Dios, “ya que Dios es amor” (1Jn 4,8). Jesús es la luz que ilumina a los paganos En el relato que nos ofrece Lucas se mueven varios personajes: María, José y Simeón. El centro de atención está en Jesús. Lucas es muy cuidadoso en reseñar la fidelidad en cumplir todo lo que la ley de Israel señala respecto a la madre y respecto al hijo. Respecto a Jesús la ley ordena: “Todo primogénito varón será consagrado al Señor” (Ex 13,2). Aunque el cumplimiento de la ley era muy importante, el objetivo central de Lucas es otro. La presentación en el templo es una epifanía, pues en el lugar más sagrado de Israel resuenan estas palabras: Jesús es “luz para iluminar a los paganos y gloria del pueblo de Israel” (Lc 2,32). Desde el primer momento, Lucas concede al nacimiento de Jesús una gran importancia; lo proyecta hacia el mundo “como luz para iluminar las naciones”. Que sea gloria de Israel parece más normal. La novedad está, sobre todo, en que es “luz para todos los pueblos”. Nosotros estamos iluminados por su luz. Cuidamos que no se nos apague, para poder iluminar a otros. P. Antonio Danoz, redentorista

1. Antífona de entrada Tanto amó Dios al mundo, que le dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él, no perezca, sino que tenga vida eterna (Jn 3,16).


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2. Oración colecta Dios todopoderoso y eterno, que con la venida de tu Hijo, luz verdadera, has disipado las tinieblas del mundo, míranos con amor y ayúdanos a celebrar con cantos y alabanzas la gloria del nacimiento de tu Hijo, que vive y reina contigo. 3. 1ª Lectura (1Jn 2,3-11)

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan Queridos hermanos: En esto tenemos una prueba de que conocemos a Dios, en que cumplimos sus mandamientos. El que dice: “Yo lo conozco”, pero no cumple sus mandamientos, es un mentiroso y la verdad no está en él. Pero en aquel que cumple su palabra, el amor de Dios ha llegado a su plenitud, y precisamente en esto conocemos que estamos unidos a él. El que afirma que permanece en Cristo debe de vivir como él vivió. Hermanos míos, no les escribo un mandamiento nuevo, sino un mandamiento antiguo, que ustedes tenían desde el principio. Este mandamiento antiguo es la palabra que han escuchado, y sin embargo, es un mandamiento nuevo éste que les escribo; nuevo en él y en ustedes, porque las tinieblas pasan y la luz verdadera alumbra ya. Quien afirma que está en la luz y odia a su hermano, está todavía en las tinieblas. Quien ama a su hermano permanece en la luz y no tropieza. Pero quien odia a su hermano está en las tinieblas, camina en las tinieblas y no sabe a dónde va, porque

29 de Diciembre - Jueves, Infraoctava de Navidad

las tinieblas han cegado sus ojos. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Cantemos la grandeza del Señor. L Cantemos al Señor un nuevo canto, que le cante al Señor toda la tierra; cantemos al Señor y bendigámoslo /R L Proclamemos su amor día tras día, su grandeza anunciemos a los pueblos; de nación en nación, sus maravillas /R L Ha sido el Señor quien hizo el cielo; hay gran esplendor en su presencia y lleno de poder está su templo /R (Sal 95). 5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Tú eres, Señor, la luz que alumbra a las naciones y la gloria de tu pueblo, Israel. R Aleluya (Lc 2,32). 6. Evangelio (Lc 2,22-35)

Lectura del santo Evangelio según san Lucas A Gloria a ti, Señor Transcurrido el tiempo de la purificación de María, según la ley de Moisés, ella y José llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley: Todo primogénito varón será consagrado al Señor, y también para ofrecer, como dice la ley, un par de tórtolas o dos pichones. Vivía en Jerusalén un hombre llamado Simeón, varón justo y temeroso de Dios, que aguardaba el consuelo


30 de Diciembre – Viernes, La Sagrada Familia

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de Israel; en él moraba el Espíritu Santo, el cual le había revelado que no moriría sin haber visto antes al Mesías del Señor. Movido por el Espíritu, fue al templo, y cuando José y María entraban con el niño Jesús para cumplir con lo prescrito por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios, diciendo: “Señor, ya puedes dejar morir en paz a tu siervo, según lo que me habías prometido, porque mis ojos han visto a tu Salvador, al que has preparado para bien de todos los pueblos, luz que alumbra a las naciones y gloria de tu pueblo, Israel”. El padre y la madre del niño estaban admirados de semejantes palabras. Simeón los bendijo, y a María, la madre de Jesús, le anunció: “Este niño ha sido puesto para ruina y resurgimiento de muchos en Israel, como signo que provocará contradicción, para que queden al descubierto los pensamientos de todos los corazones. Y a ti, una espada te atravesará el alma”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús.

7. Oración sobre las ofrendas Acepta, Señor, las ofrendas que te presentamos para esta Eucaristía, en la que se realiza un glorioso intercambio, a fin de que, al ofrecerte tus propios dones, podamos recibirte a ti mismo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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8. Antífona de la comunión Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos ha visitado Cristo, el Sol que nace de lo alto (Lc 1,78). 9. Oración después de la comunión Concédenos, Dios todopoderoso que la gracia de estos sacramentos fortalezca cada día más nuestra vida cristiana. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado. Espera tu respuesta: ¿A cuántos has iluminado con tu fe, con tu palabra y con tu vida, en esta Navidad?

de Diciembre – Viernes,

La Sagrada Familia, F Color litúrgico: Blanco

Una familia de buenos israelitas Lucas ha ido reseñando los tiempos de la familia de Nazaret desde su constitución. Partimos de dos desposados, que todavía no convivían bajo el mismo techo. Sigue el embarazo de María por la intervención del poder de Dios. Seis meses después del embarazo de Isabel, María la visita. José y María se desplazan a Belén. Allí se le cumplió el tiempo a María, y dio a luz a su hijo primogénito lejos de su casa, en un establo de animales. Los pasos siguientes transcurren según las normas institucionales de Israel.


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30 de Diciembre – Viernes, La Sagrada Familia

En todo este recorrido nos ha acompañado Lucas, para informar de los hechos más relevantes de esta familia, siguiendo las prescripciones de la ley, tanto para la madre como para el hijo. A los ocho días de nacer Jesús, se producen tres acontecimientos importantes. Jesús es circuncidado como todo niño judío, y se le puso el nombre de Jesús. El nombre significa “Dios salva”. Ésta será su misión: “Salvará al pueblo de sus pecados” (Mt 1,21). En el mismo día, tenía que ser presentado a Dios en el templo de Jerusalén. Allí se presentan José y María con el niño, para cumplir con lo establecido por la ley. La escena se completa con la purificación de la madre. Una familia comprometida con su misión Sagrada Familia La familia de José, María y el niño, se encuentra en el templo con una nueva sorpresa. Jesús es proclamado ante todo el pueblo como luz que alumbrará a todos las naciones, que caminan entre sombras de muerte, lejos de la salvación. Además, Israel descubrirá al Mesías que esperaba. Será una gloria para su pueblo Israel. Aunque la noticia que se anuncia es gloriosa, y sus padres estaban sorprendidos por lo que oían, el camino que tendrá que seguir Jesús estará sembrado de obstáculos. “Será un signo de contradicción” (Lc 2,34). Lucas adelanta la oposición que tendrá que soportar por parte de las autoridades políticas y religiosas del pueblo. Ante él se decantarán claramente las intenciones y los sentimientos de muchos. Su madre tendrá que soportar con corazón entero la oposición de los adversarios de su hijo. Serán como una espada que le atravesará el alma. El momento supremo de dolor lo vivirá al pie de la cruz, al ver morir a su hijo crucificado como un malhechor. Tengan amor, que es lo sumo de la perfección Lucas cierra su relato con estas palabras: “Cumplidos todos los preceptos de la ley del Señor, se volvieron a Nazaret…El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; el favor de Dios lo acompañaba” (Lc 2,39-40). De los tres componentes de la familia, Lucas se fija en Jesús, que es el protagonista de su obra. Se fija en tres aspectos importantes de su desarrollo. En el aspecto físico, destaca su fortaleza; en el aspecto personal, destaca su sabiduría; en el aspecto religioso, era visible el amor con que Dios lo trataba: era su Hijo. Todo esto acontecía en el seno de una familia, profundamente humana y religiosa, presidida por el amor. Las recomendaciones que encontramos en la carta a la comunidad de Colosas, han de servir de norma para toda comunidad familiar cristiana. Por encima


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de todo el amor, que es el lazo que crea la perfecta unión entre padres e hijos. Donde reina el amor, estará presente la paz. En toda familia cristiana, hay tres cosas que no pueden faltar. Primera: La Palabra de Dios, leída, meditada, compartida. En segundo lugar: La oración comunitaria: “Con el corazón agradecido, alaben a Dios con salmos, himnos y cánticos espirituales” (Col 3,16). En tercer lugar: El amor entre los esposos perceptible por los hijos; la obediencia de los hijos, como signo de amor y de respeto; los signos de amor y ternura por parte de los padres. Una norma de vida para padres e hijos: lo que hagan háganlo de corazón, movidos siempre por el amor. P. Antonio Danoz, redentorista

1. Antífona de entrada Fueron los pastores a toda prisa y encontraron a María y a José y, recostado en un pesebre, al niño (Lc 2,16).

2. Oración colecta Señor y Dios nuestro, tú que nos has dado en la Sagrada Familia de tu Hijo el modelo perfecto para nuestras familias, concédenos practicar sus virtudes domésticas y estar unidos por los lazos de tu amor, para que podamos ir a gozar con ella eternamente de la alegría de tu casa. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura

(Eclo 3,3-7.14-17)

Lectura del libro del Eclesiástico (Sirácide) El Señor honra al padre en los hijos y respalda la autoridad de la madre sobre la prole. El que honra a su padre queda limpio de pecado; y acumula tesoros, el que respeta a su madre. Quien honra a su padre, encontrará alegría en sus hijos y su oración será escuchada; el que enaltece a su padre, tendrá larga vida y el que obedece al Señor, es consuelo de su madre.

Hijo, cuida de tu padre en la vejez y en su vida no le causes tristeza; aunque chochee, ten paciencia con él y no lo menosprecies por estar tú en pleno vigor. El bien hecho al padre no quedará en el olvido y se tomará a cuenta de tus pecados. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Dichoso el que teme al Señor. L Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos: comerá del fruto de su trabajo, será dichoso, le irá bien /R L Su mujer, como vid fecunda, en medio de su casa; sus hijos, como renuevos de olivo, alrededor de su mesa /R L Esta es la bendición del hombre que teme al Señor: “Que el Señor te bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida” /R (Sal 127). 5. 2ª Lectura (o bien la 2ª Lectura sólo cuando cae en domingo) (Col 3,12-21)

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los colosenses Hermanos: Puesto que Dios los ha elegido a ustedes, los ha consagra-


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do a él y les ha dado su amor, sean compasivos, magnánimos, humildes, afables y pacientes. Sopórtense mutuamente y perdónense cuando tengan quejas contra otro, como el Señor los ha perdonado a ustedes. Y sobre todas estas virtudes, tengan amor, que es el vínculo de la perfecta unión. Que en sus corazones reine la paz de Cristo, esa paz a la que han sido llamados, como miembros de un solo cuerpo. Finalmente, sean agradecidos. Que la palabra de Cristo habite en ustedes con toda su riqueza. Enséñense y aconséjense unos a otros lo mejor que sepan. Con el corazón lleno de gratitud, alaben a Dios con salmos, himnos y cánticos espirituales; y todo lo que digan y todo lo que hagan, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dándole gracias a Dios Padre, por medio de Cristo. Mujeres, respeten la autoridad de sus maridos, como lo quiere el Señor. Maridos, amen a sus esposas y no sean rudos con ellas. Hijos, obedezcan en todo a sus padres, porque eso es agradable al Señor. Padres, no exijan demasiado a sus hijos, para que no se depriman. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor.

7. Evangelio

6. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Que en sus corazones reine la paz de Cristo; que la palabra de Cristo habite en ustedes con toda su riqueza. R Aleluya (Col 3,15.16).

(Lc 2,22-40)

Lectura del santo Evangelio según san Lucas A Gloria a ti, Señor Transcurrido el tiempo de la purificación de María, según la ley de Moisés, ella y José llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley: Todo primogénito varón será consagrado al Señor, y también para ofrecer, como dice la ley, un par de tórtolas o dos pichones. Vivía en Jerusalén un hombre llamado Simeón, varón justo y temeroso de Dios, que aguardaba el consuelo de Israel; en él moraba el Espíritu Santo, el cual le había revelado que no moriría sin haber visto antes al Mesías del Señor. Movido por el Espíritu, fue al templo, y cuando José y María entraban con el niño Jesús para cumplir con lo prescrito por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios, diciendo: “Señor, ya puedes dejar morir en paz a tu siervo, según lo que me habías prometido, porque mis ojos han visto a tu Salvador, al que has preparado para bien de todos los pueblos; luz que alumbra a las naciones y gloria de tu pueblo, Israel”. El padre y la madre del niño estaban admirados de semejantes palabras. Simeón los bendijo, y a María, la madre de Jesús, le anunció: “Este niño ha sido puesto para ruina y resurgimiento de muchos en Israel, como signo que provocará contradicción, para que queden al descubierto los pensamientos de todos los corazones. Y a ti, una espada te atravesará el alma”.


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Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana. De joven, había vivido siete años casada y tenía ya ochenta y cuatro años de edad. No se apartaba del templo ni de día ni de noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Ana se acercó en aquel momento, dando gracias a Dios y hablando del niño a todos los que aguardaban la liberación de Israel. Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y fortaleciéndose, se llenaba de sabiduría y la gracia de Dios estaba con él. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús.

se acreciente su felicidad; por los hogares con problemas, para que puedan superarlos, con el propio esfuerzo y con la ayuda del Señor: Oremos al Señor. A Te lo pedimos, Señor. (Intenciones libres) S Señor, tú que eres el Padre de la familia humana, multiplica la paz y la concordia en los hogares y entre los pueblos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

8. Oración de los fieles S La familia de Dios nace del amor y crece al ritmo del amor. Oremos, para que no falte nunca el amor en nuestros hogares. A Te lo pedimos, Señor. L La comunión de amor que existe entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, es el modelo para toda familia cristiana. Para que Dios fortalezca el amor y la unión en nuestras familias: Oremos al Señor. A Te lo pedimos, Señor. L La familia sufre por la violencia en el hogar, por las políticas injustas y poco favorables al bienestar familiar. Para que se promueva el respeto a la persona y a la institución familiar: Oremos al Señor. A Te lo pedimos, Señor. L Por los hogares felices, para que

10. Antífona de la comunión Nuestro Dios apareció en el mundo y convivió con los hombres (Ba

9. Oración sobre las ofrendas Acepta, Señor, este sacrificio de reconciliación y por intercesión de la Virgen Madre de Dios y de san José, concede a nuestras familias vivir siempre en tu amistad y en tu paz. Por Jesucristo, nuestro Señor.

3,38).

11. Oración después de la comunión Padre lleno de amor, concede a los que acabamos de alimentarnos con este sacramento celestial, imitar siempre los ejemplos de la Sagrada Familia, para que, después de las pruebas de esta vida, podamos gozar eternamente con ellos en el cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Dios te ha hablado. Espera tu respuesta: ¿Pones tu familia en manos de Dios para que la sane?


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No se dejen seducir por los anticristos El autor de la carta nos presenta una situación en la que han surgido disidentes. Existen discípulos que han abandonado la comunidad, para formar otros grupos. Les da nombres diversos: seductores, falsos profetas. Seguramente el más duro es “anticristo”. Considera que quienes se apartan de la comunidad, se oponen directamente a Jesús. Por lo que dice el autor, los “anticristos” han proliferado. Establece claramente una distancia con ellos: “Salieron de entre nosotros, pero no eran de los nuestros” (1Jn 2,19). El autor hace un llamamiento a consolidarse en la verdadera sabiduría cristiana, para no dejarse engañar. Esta sabiduría procede de la unción del Espíritu Santo. De hecho, en diversos momentos de la historia ha habido separaciones dolorosas entre los discípulos de Jesús. Una de la más dolorosa es la que se produjo en el siglo dieciséis, protagonizada por Lutero. Existen esfuerzos por superar este verdadero trauma. Es necesario seguir buscando con fe y con confianza en Jesús, que oró la víspera de su partida por la unidad de los discípulos. Estemos alerta, para no dejarnos seducir por los falsos profetas y por los “anticristos”. A nuestra puerta llamarán propuestas de todo tipo. Pidamos al Espíritu Santo la sabiduría para no dejarnos seducir. Plantó su morada entre nosotros El comienzo del evangelio de san Juan es como un bello himno, en el cual nos adelanta muchos de los temas que desarrollará en toda su obra. Aunque no cita ninguna, está lleno de resonancias bíblicas. Dios se revela como Palabra. Ella está en Dios, es Dios mismo, existe desde el principio. Se convierte en principio de vida, que es luz que ilumina la humanidad. Esta luz, que es palabra, que es Dios, se hizo presente en el mundo sumido en tinieblas. Brilló con todo su esplendor, y los seres humanos no la comprendieron. Dios envió un mensajero que preparará el camino siendo testigo de la luz en medio de los suyos. No lo recibieron. A pesar de todo, “la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros” (Jn 1,14). Juan no narra el misterio de la encarnación y nacimiento de Jesús, al estilo de Mateo y de Lucas. Pero en una sola frase presenta este misterio con toda su fuerza. El Hijo de Dios tomó nuestra humanidad, vivió entre nosotros, compartiendo los gozos y las penas, incluida la pena de muerte. Desde esta humanidad irradia la gloria que recibe del Padre como Hijo único. Todos los humanos estamos llamados a recibir de su plenitud, “gracia sobre gracia”. La gracia más grande consiste en participar de su condición de Hijo. Por medio de él, también nosotros nos llamamos hijos de Dios, y lo somos de verdad. P. Antonio Danoz, redentorista


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1. Antífona de entrada Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado. La insignia del poder está sobre sus hombros y se le llamará Ángel del Gran Consejo (Is 9,6). 2. Oración colecta Dios todopoderoso y eterno, que has querido que todo esfuerzo del hombre por ir a tu encuentro tenga su origen y su plenitud en el nacimiento de tu Hijo, concédenos contarnos siempre entre el número de los que siguen a Cristo, en quien está la salvación de todo el género humano. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (1Jn 2,18-21)

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan Hijos míos: Esta es la última hora. Han oído ustedes que iba a venir el anticristo; pues bien, muchos anticristos han aparecido ya, por lo cual nos damos cuenta de que es la última hora. De entre ustedes salieron, pero no eran de los nuestros; pues si hubieran sido de los nuestros, habrían permanecido con nosotros. Pero sucedió así para que se pusiera de manifiesto que ninguno de ellos es de los nuestros. Por lo que a ustedes toca, han recibido la unción del Espíritu Santo y tienen así el verdadero conocimiento. Les he escrito, no porque ignoren la verdad, sino porque la conocen y porque ninguna mentira viene de la verdad. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor.

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4. Salmo responsorial R Alégrense los cielos y la tierra. L Cantemos al Señor un nuevo canto, que le cante al Señor toda la tierra; cantemos al Señor y bendigámoslo, proclamemos su amor día tras día /R L Alégrense los cielos y la tierra, retumbe el mar y el mundo submarino. Salten de gozo el campo y cuanto encierra, manifiesten los bosques regocijo /R L Regocíjese todo ante el Señor, porque ya viene a gobernar el orbe. Justicia y rectitud serán las normas con las que rija a todas las naciones /R (Sal 95). 5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Aquel que es la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros. A todos los que lo recibieron les concedió poder llegar a ser hijos de Dios. R Aleluya (Jn 1,14.12).

6. Evangelio (Jn 1,1-18)

Lectura del santo Evangelio según san Juan A Gloria a ti, Señor En el principio ya existía aquel que es la Palabra, y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios. Ya en el principio él estaba con Dios. Todas las cosas vinieron a la existencia por él y sin él nada empezó de cuanto existe. Él era la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no la recibieron. Hubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Éste vino como


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testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. Él no era la luz, sino testigo de la luz. Aquel que es la Palabra era la luz verdadera, que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. En el mundo estaba; el mundo había sido hecho por él y, sin embargo, el mundo no lo conoció. Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron; pero a todos los que lo recibieron les concedió poder llegar a ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre, los cuales no nacieron de la sangre, ni del deseo de la carne, ni por voluntad del hombre, sino que nacieron de Dios. Y aquel que es la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros. Hemos visto su gloria, gloria que le corresponde como Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan el Bautista dio testimonio de él, clamando: “A éste me refería cuando dije: ‘El que viene después de mí, tiene precedencia sobre mí, porque ya existía antes que yo’”. De su plenitud hemos recibido todos gracia sobre gracia. Porque la ley fue dada por medio de Moisés, mientras que la gracia y la verdad vinieron por Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás. El Hijo unigénito, que está

en el seno del Padre, es quien lo ha revelado. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Señor y Dios nuestro, que infundes en nosotros los sentimientos de la verdadera adoración y nos impulsas a vivir en plena concordia con nuestros prójimos, concédenos poder tributarte con estas ofrendas el culto que te es debido y estrechar los lazos de caridad con nuestros hermanos, por la participación en este sacramento. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Dios envió al mundo a su Hijo único, para darnos vida por medio de él (1Jn 4,9). 9. Oración después de la comunión Que tu pueblo, Señor, al que jamás has dejado de tu mano, experimente tu ayuda presente y futura a fin de que, disfrutando de los bienes terrenos necesarios, pueda buscar con mayor confianza los bienes eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado. Espera tu respuesta: ¿La Navidad te ha hecho profundizar en tu condición de hijo de Dios?

El Director y el equipo de publicaciones periódicas, les deseamos un Año Nuevo de Paz en unión de sus seres queridos, comprometiéndonos a seguir mejorando cada vez más nuestros servicios apostólicos.


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