Dios es Humor

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Gerardo A. Moreno T.

Dios es Humor Pr贸logo de Laureano M谩rquez


Prólogo Teológico (Escrito desde la seriedad del humor) Laureano Márquez P.

¿Qué hace un cura escribiendo un libro de humor?, se preguntarán ustedes y yo, para usar la fórmula de Santo Tomás, “respondeo dicendum”: Humor y fe, humor y religiosidad no solo no son manifestaciones espirituales excluyentes, sino que, muy por el contrario, no puede imaginarse la fe y la religión sin la compañía de la gracia. No es casual que usemos esta última palabra, que viene de la Teología y que expresa el infinito y gratuito amor de Dios por el hombre (infinito porque no conoce límites y gratuito porque Dios lo da aunque el hombre no lo merezca: gratia gratis data), para referirnos a esa suerte de donosura, alegría o reflexión festiva que produce el humor en nosotros. En otras palabras, junto a la Gracia Divina y gracias a ella, existe la gracia humana, que -en el fondo- tampoco cuesta nada, a pesar del elevado valor de las entradas de algunos espectáculos de humor. Pero, si lo anterior no responde a la pregunta inicial, podríamos añadir que, durante el período histórico que se conoce como Edad Media, se hizo presente, entre las múltiples manifestaciones de la religiosidad popular, una conocida con el nombre de Risus Paschalis (risa pascual). Se trataba de un ser


món de corte humorístico, salpicado de ocurrencias, juegos de palabras y dobles sentidos, que era ofrecido por el sacerdote el Domingo de Resurrección. Se justificaba dicha homilía, cargada de la gracia humana, en el hecho de que -luego del sufrimiento de la cruz, luego de la pasión y muerte de Nuestro Señor- con la resurrección, volvía la alegría a la Iglesia, que es iluminada, nuevamente, con la luz de Cristo. El oficiante, entonces, propiciaba esa vuelta a la alegría moviendo a los feligreses a la risa. Si todavía lo dicho os parece poco, queridos hermanos, hemos de decir que la visión del humor desde la óptica de la religiosidad ha encontrado eco en algunos teólogos, casi siempre como comentarios al margen. Aunque algunos modernos, como Helmut Thielicke y Reinhold Niebuhr, han dedicado estudios completos al tema. El primero, todo un libro y el segundo, un ensayo sobre “El humor y la fe”. Allí hace un señalamiento central que responde a nuestras inquietudes iniciales: “La íntima relación entre el humor y la fe procede del hecho de que ambos se ocupan de la incongruencia de nuestra existencia. El humor se ocupa de las incongruencias inmediatas de la vida y la fe de las incongruencias últimas. Tanto el humor como la fe son expresiones de la libertad del espíritu humano, de su capacidad para distanciarse de la vida, y de sí mismo, y contemplare! panorama en su conjunto. Sin embargo, cualquier visión de conjunto enseguida plantea el problema de cómo afrontar


las incongruencias de la vida; en efecto, el esfuerzo para comprender la vida y el lugar que ocupamos en ella saca a la luz inconsistencias e incongruencias que no encajan en ninguna visión bien ordenada del conjunto. La risa es nuestra reacción ante las incongruencias inmediatas y las que no nos afectan de manera fundamental. La fe es la única respuesta posible ante las incongruencias últimas de la existencia, que ponen en entredicho el sentido mismo de la vida”.* Si nos vamos más atrás, también encontramos reflexiones teológicas sobre el humor. Pierre Viret, el famoso teólogo protestante, defiende la presencia de la comicidad en la literatura religiosa. En su obra Disputations chrestiennes (1544), puntualiza lo siguiente: “S1 en verdad os parece que estos temas deberían tratarse con gran gravedad y modestia, yo no os contradeciré, porque creo que nunca será demasiada la veneración y la reverencia que pongamos al tratar la palabra de Dios; pero también quisiera recordaros que la palabra de Dios no es necesariamente severa y tétrica ni excluye la ironía, la sonrisa y los juegos honestos y los dichos y refranes respetuosos de su majestad y gravedad”. ** También algunos teólogos se han servido del humor para sazonar sus reflexiones en relación con la fe, como lo hizo, por ejemplo, Martín Lutero. Es


fama que sus conversaciones estaban salpicadas de sentido del humor. Cuentan que cuando alguien le preguntó qué hacía Dios antes de la creación, respondió que estaba sentado debajo de un árbol tallando varas para azotar a los que hacían preguntas estúpidas. Cuando el arzobispo de Mainz anunció que iba a exhibir su colección de reliquias, Lutero señaló que ésta acababa de ser ampliada con tres llamas de la zarza ardiente de Moisés, el pendón con el que Jesús descendió a los infiernos, la mitad de un ala del arcángel Gabriel y cinco cuerdas del arpa de David***. También encontramos el caso del monje y predicador Johannes Pauli, quien recoge con el título de La risa y la seriedad (1522) una antología de las bufonadas alemanas. Según él mismo dice en el prefacio, el libro fue escrito para que “los cenobitas recluidos en el monasterio distraigan el espíritu y se recreen: No es posible confinarse siempre en el ascetismo”º. Otro teólogo que daba importancia al humor, y desde la cárcel describió las virtudes que éste tiene para sostener la fe cristiana en situaciones adversas, fue el protestante Dietrich Bonhoeffer, condenado por los nazis por su vinculación a la conspiración para asesinar a Hitler (dicho esto sin alusiones ni comparaciones de ninguna clase de nadie con nadie). Camino a su ejecución, le preguntó al capellán por la últimas novedades del frente y luego añadió: “¡Dentro de media hora estaré mejor informado que usted !”ºº. Así, pues, queridos hermanos, cuando el padre Gerardo Moreno nos dice que “Dios es humor”, está completamente en lo cierto, porque, como bien sa


bía Aquiles Nazoa, humor y amor son una y la misma cosa, puesto que no puede hacerse el humor sino desde un profundo amor por el otro. Este libro que el padre nos ofrece y en el que transforma en gracia humana parte de esa Gracia Divina que Dios le ha otorgado, viene a ser para usted, ferviente lector, una suerte de risus paschalis, esto es: una posibilidad de acercarse a la fe y a la religiosidad desde el humor, desde lo anecdótico y desde la sabiduría popular que se expresa en lo cotidiano. Con razón nos dice el Santo Padre Juan Pablo II lo siguiente: “...Esa sabiduría (la sapiencia popular) es un humanismo cristiano que afirma radicalmente la dignidad de toda persona como hijo de Dios, establece una fraternidad fundamental, enseña a encontrar la naturaleza y a comprender el trabajo y proporciona las razones para la alegría y el humor, aun en medio de una vida muy dura”ººº. Creo, entonces, que la pregunta inicial queda respondida con rigurosidad doctrinal. Como ven, la Gracia de Dios es infinita y obra milagros. Así como en las bodas de Cana transformó el agua en vino, hoy transforma a un humorista en teólogo y a un teólogo en humorista. Disfruten del libro del padre Gerardo Moreno y que la Gracia de Dios esté con vosotros per saecula saeculorum. Amén.


PRONÓSTICO DEL HUMOR EN EL AMOR

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¡ERES MÁS QUE ESO!

A quien pueda interesar e identificar

E

l camino a recorrer no va a ser fácil, me dije cuando decidí ir en busca de DIOS ES HUMOR. Después de tanto pensar, como piensa una mujer cuando recibe la declaración de amor de un tipo desconocido por dentro y por fuera también. Me lancé hacia la aventura de Dios, aunque creo que Él también se lanzó hacia a mí para recortar camino, como cuando subía a El Ávila por los atajos, por cierto, en una de esas subidas, a El Ávila, por supuesto, un amigo que sufría de asma, por dársela de vivo, casi se nos muere allá. Lo triste es que teníamos que hacerle las exequias a la intemperie; pero gracias a Dios, el amigo se salvó. Por ahí anda, echando broma y curado de asma (ésto es aparte). La aventura hacia DIOS ES HUMOR comenzó una noche en que… 14


Tenía pinta de ser larga (la noche, no otra cosa, lo aclaro por si acaso). Las copas, los platos, los cubiertos y hasta el mesonero estaban en su santo lugar. Una velada romántica se avecinaba, ella lo ama hasta el extremo, él corresponde a ese gran amor con su atención, detalles y frases, como si de un poeta se tratara. Como pude me vestí de mesonero y les cuento lo que hacían estos dos en el restaurante… - Mi amor, ¿te gusta el restaurante? - Sinceramente, no. - ¿No te gusta? He elegido el mejor lugar para tener una cena romántica y me dices que no te gusta. - No mi rey, no me gusta. Bueno, me parece bien, pero a mí me gustas tú. Contigo, uno compenetrado con el otro, es suficiente para adaptarse a cualquier situación. - ¡Ah! Así, si. Pero ¿qué tal el restaurante? - Ya te dije y, por favor, no te pongas fastidioso. ¡Y no me mires así! Ciertamente, la noche estaba muy hermosa para echarla a perder, además, esta pareja tenía tiempo que no comía en un restaurante. Aproximadamente un poco antes de casarse, sin embargo, apenas llevan veinte de casados. Si, veinte años. Mientras disfrutan de su estupenda cena, nunca falta un conocido. 15


- ¡Qué sorpresa! Me alegra verlos por aquí. - Oye, nosotros también. Siempre venimos, por lo menos dos días a la semana cenamos aquí. - ¿Sí? Pero qué raro que no los he visto, porque normalmente vengo con mi familia a este restaurante, allá está mi esposa, en la mesa de la esquina, les manda saludo. - La saludas de nuestra parte. - ¿Y cómo les ha ido? Por cierto, Hermosa (así se llama la esposa), estás como tu nombre, hermosísima. Los años no pasan por ti. ¿Y tú, Terruño, cómo estás, cómo te ha ido? - No lo vas a creer, pero estoy enfermo. - Tranquilo, en nombre de Dios todo se supera. - Eso digo yo, sin embargo, te confieso que me queda poco tiempo de vida. - ¿Estás tan grave? ¿Qué tienes? - Por favor, no le digas a nadie, pero tengo una enfermedad contagiosa y me preocupa mi mujer. - ¿Cómo? - Por favor, baja la voz Terruño (interviene la esposa). - Así como escuchas. - Le diré a mi esposa, que me espera, ya la he dejado mucho tiempo sola. Que disfruten la cena. - Gracias.

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Las miradas entre la pareja se cruzan sin necesidad de pronunciar una palabra. - ¡Hoooooola! Amigos. - ¡Hola! Máximo. - Los vi. que estaban conversando con una persona y no quise interrumpirlos. Por cierto, Hermosa, tú no cambias, estás bellísima. - Y a ti cómo te va Terruño (así se llama el esposo de Hermosa). - Aquí, Máximo, lidiando con una enfermedad - ¿Una enfermedad? ¿Qué tienes, vale? - Por favor, no le digas a nadie, pero te confieso que tengo una enfermedad contagiosa. Y me preocupa mi esposa. Vivir con esa enfermedad toda la vida es un martirio. - En lo que pueda ayudar, estoy a la orden. Que la pasen bien. Las miradas vuelven a cruzarse. Esa noche parece que todos los amigos se habían puesto de acuerdo para ir al mismo restaurante, donde la pareja protagonista de esta historia tenía una velada romántica. Desfilaron alrededor de quince amigos, y todos decían lo mismo: Hermosa, estás hermosísima, los años no pasan sobre ti. Y hacían la misma pregunta: ¿Y a ti Terruño, cómo te va? A una misma pregunta repetida más de diez veces, merecía una respuesta en repetición, en re-mix, reposición 17


a petición del público y todo lo parecido a lo mismo: Aquí, con una enfermedad contagiosa, y me preocupa mi esposa. Cargar toda la vida con enfermedad como ésta no se la deseo a nadie, ni a mi peor enemigo… - Terruño, ¿qué vaina es esa de una enfermedad contagiosa, terrible, mortal? - ¿Acaso no es así? - Por supuesto, que no. Tú lo que tienes es sarna o escabiosis para que no te sientas tan mal, no una enfermedad contagiosa. Los amigos pensarían que tienes sida. - Claro que es contagiosa, ¿acaso eso no se pega? - Si, pero de pegarse a tener una enfermedad venérea como diste a entender hay kilómetros de distancia. - Hay kilómetros de distancia, pero los amigos esos la estaban acortando. ¿No observaste cómo te miraban y lo que decían de ti, sobre todo el Máximo ese? - Terruño, simplemente son palabras. - Sí, son palabras, pero si yo muero primero que tú, nadie va a casarse contigo después de decirle la enfermedad que padezco. Vas a ser mía, incluso después de muerto. Además, cuando yo muera ¿quién va a manejar mi carro? ¿Quién va a pintar la casa y darle comida a Kalimán y a Vikinga (los perros)? ¿Y quién te va a atender a ti? ¿Y qué van a hacer con mi foto de la sala y el portarretrato que traje de 18


Italia? ¿Qué decir del porta vaso que me trajo mi sobrino de España? ¿Y el adorno que llevo en mi carro con orgullo: Amor eterno? Dime, pues, ¿qué será de eso sin mí? Ahí te dejo ésa para que reflexiones, que bastante falta te hace. (Dice el esposo cómo si tuviera la razón y cómo si estuviera despidiéndose también). La esposa no pronunció una palabra (cosa extraña, porque en la actualidad no hay esposa que mantenga la boca cerrada, eso era antes, ahora quien cierra la boca es el esposo, y si no la cierra por las buenas, ¿la cierra por las malas? No. Sólo sabe que en la noche le toca dormir con el enemigo, de espalda). El esposo de esta historia tenía algunas preocupaciones que pueden resumirse en una: Lo mío es mío y punto. No se habla más del tema. Y tiene razón, lo que pasa es que cuando no se expresa a tiempo el amor, la comprensión, los detalles y el perdón, habrá que preocuparse por el portarretrato de la sala ¿Qué será de él? Carta a este esposo: ¡Estimado esposo! (él de ella) Me enteré que tienes una enfermedad contagiosa, según tú es venérea, pero según tu esposa es escabiosis (así se llama lo que padeces), conocida en los bajos 19


y también en los altos fondos como sarna. Esa se pega. Ojalá dignes pegarte a lo bueno y pegarle lo bueno también a la gente que amas. Si haces un intento puedes pegarle la fe, la confianza, la alegría (porque te la pasas con una cara de cañón), el perdón, la esperanza, la sonrisa y la buena nueva a tu esposa. Respecto a tu preocupación, si mueres primero, tu esposa va a ser abrazada por otro, quizás por el vecino que se la pasa merodeando tu casa como león rugiente buscando a quién devorar. Aprovechará ese momento para darle el pésame (como dicen algunos), setenta veces siete. Ponte las pilas ahora que estás vivo. Tu carro, que tanto cuidas, incluso más que a tu familia, lo va a manejar el otro, y el adorno que dice: Amor eterno, va a ser cambiado por: Hasta que la muerte nos separe. Tu foto junto con el portarretrato que trajiste de Italia la van a cambiar. Para tu tranquilidad, no van a poner la foto del desgraciado ese, los primeros días, durante la novena; pero una vez que terminen los rezos, tu foto con portarretrato y todo va para un baúl donde meten las cosas viejas. Será sólo un recuerdo. Por cierto, tanto que te preocupaste por pintar la casa, te informo que la van a poner bonita, la van a pintar y a re-pintar para que borre todo lo que huele a ti. De hecho hasta la 20


sarna van a quitar, quizás hasta la manden a fumigar, sólo por si acaso. El porta vaso, desaparecerá por completo, aunque te lo hayan traído de España, Francia, Portugal o México. ¡Ah!, otra cosa, a Kalimán y a Vikinga, los perros que tanto atiendes, que tanto cuidas, y descuidas a tus hijos, los van a subastar. No los van a regalar, porque tienen que retribuir todo lo que recibieron mientras estabas vivo. Además, el único que quería a esos perros eras tú, nadie más, ni siquiera tu esposa, ella decía que los quería para no hacerte sentir mal. Ahora que ya sabes todo, si te da la gana puedes morir. Al fin y al cabo, el que no ama, comprende y perdona, no ha sabido vivir. Si todavía estás empeñado en cosa que no debes, te recuerdo que eres más que un portarretrato, más que un porta vaso, más que el carro y el adorno que tanto limpias. Eres más que pintar la casa y todavía mucho más que Kalimán y Vikinga, tus perros preferidos, bueno, son los únicos que tienes. Por cierto, ten cuidado, que las mascotas tienden a parecerse a sus dueños, no vayan a confundirte con las que tienes… Atentamente: El autor. 21


Índice

Prólogo.................................................... 5 Dedicado.................................................11 Pronóstico del humor en el amor ¡Eres más que eso!...................................14 Diamante en bruto....................................23 Terapia para una pareja terapeuta..............28 Déjame pensarlo......................................33 Una buena y una mala: La suegra se sana..............................38 Hasta la eternidad....................................43 Y el pan… ¿Qué?: Padre, Adulto Y Niño El niño que iba al bar................................52 ¡Va a llover!.............................................58 Me quiere, no me quiere............................65 ¡Su excelencia!........................................69 253


Dios se vale de todo No vayas a misa, ve al bingo…...................74 Doctor de lo imposible . ............................79 No basta parecer......................................87 “Al mal tiempo buena cara”.......................94 El mejor amigo del hombre........................98 Por culpa de las viejas.............................105 ¡Venerable! Pero no el doctor...................111 El taxista y el padre ...............................116 Lengua en salsa.....................................118 Un sacerdote que lee las cartas................125 Para Gente Soñadora ¿Cuál es tu sueño?.................................134 La Hostia en el cielo................................140 Sencillamente: ¡Disfruta!.........................148 La máquina del tiempo............................152 El paralítico que echó a caminar sus sueños......................................158 Sólo para mundanos...............................162 Territorio seguro....................................169 Frases que iluminan y frases de la infancia..................................174 El diablo quiere cerrar el infierno..............180 Diagnóstico Espiritual Elementos eliminados.............................192 Muchedumbre y discípulo........................199 254


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