El Rostro amable de un líder

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E. Sgarbossa y A. Vagnoni

DON ALBERIONE El Rostro Amable de un LĂ­der


© San Pablo, 2006 Ferenquín a la Cruz de Candelaria Edificio Doral Plaza, Local 1 Apartado de Candelaria 14.034. Caracas 1011-A Telfs.: (0212) 573.63.46 - 576.76.62 - 577.10.24 Fax: (0212) 576.93.34 E-mail: speditorial@cantv.net www.sanpablo.org.ve Depósito legal: lf:56220068003635 Impreso en Venezuela

Siglas y Abreviaciones

AV AVi ACP AP

Título original: Don Alberione umanità e fascino © Edizioni Paoline s. r. l., 2006 Piazza Soncino, 5-20092 - Milano

Traducción: Clemencia de Crény Portada y diagramación: Oswaldo Rosales

DS ES FSP ISGA ISMA MM PDDM

Distribuye: • San Pablo, distribución Ferenquín a la Cruz de Candelaria Edificio Doral Plaza, Local 1 Apartado de Candelaria 14.034. Caracas 1011-A Telfs.: (0212) 573.63.46 - 576.76.62 - 577.10.24 Fax: (0212) 576.93.34 E-mail: sphatillo@cantv.net

SGBP

Ángel Vagnoni, ssp Antonietta Vivian, fsp Asociación de Cooperador Paulino Apostolinas, hermanas de la Reina de los Apóstoles Don Antonio Speciale, ssp Eliseo Sgarbossa, ssp Hijas de San Pablo Instituto San Gabriel Arcángel (Gabrielinos) Instituto Virgen de la Anunciación (Anunciatinas) Martino Maccapani, ssp Pías Discípulas del Divino Maestro Hermanas de Jesús Buen Pastor


Estas páginas son un ex voto de un grupo de paulinos, llegados en la proximidad de su jubileo sacerdotal y deudores hacia Don Alberione de gestos y de ayudas inspiradas en su exquisita paternidad. La primera inspiración puede ser ubicada en un momento y en un lugar de los Andes venezolanos: precisamente el día 20 de agosto de 2005, en el cual la Familia Paulina de Venezuela celebró en Mérida un encuentro conmemorativo de nuestro origen. Anteriormente, la idea surgió en el horizonte de un paisaje extraordinario: desde las pendientes del Pico Bolívar, a 4.700 metros de altitud. Un hermano observó: “¡Qué espectáculo divino! ¡Y qué horizonte ilimitado, según la medida de la universalidad paulina!”: Y desde allá arriba se decide rendirle un homenaje a nuestro Fundador, en ocasión del centenario de su ordenación sacerdotal: el 29 de junio de 1907. ¿Qué clase de homenaje? ¿Y por qué otras páginas dedicadas a una figura tan grande y ya conocida a nivel mundial? Pero sabemos lo que se verifica en las familias numerosas, cuando es creído por todos que se conoce todo del propio padre: documentos de registro, retratos y fotografías históricas que ya han consagrado una imagen aceptada, definitiva y, sin embargo, no vemos desfilar

cassettes y antiguas colecciones de imágenes inesperadas: fotografías amarillentas, instantáneas inéditas que lo restituyen joven y vivo en poses originales o con aspecto pensativo, que a veces hacen sonreír y otras veces conmueven e inducen a reflexionar. He aquí la finalidad de la presente publicación: recuperar del olvido viejos recuerdos y mostrarle, sobre todo a los lectores más jóvenes, el porqué el rostro de Don Alberione viene iluminado con luces nuevas, aunque discretas, y aparezca así en toda la riqueza de sus matices. Un rostro fuerte y, al mismo tiempo, humanísimo, severo y tierno, con rasgos del todo inesperados, no obstante decididamente suyos; señales de una personalidad auténticamente humana, además de carismática, coenvuelta en vicisitudes eclesiales de alcances históricos: El centenario de la ordenación sacerdotal de Don Alberione coincide con el quincuagésimo de los primeros capítulos generales de las primeras tres congregaciones paulinas y con el quincuagésimo de la ordenación de 28 sacerdotes de la Sociedad de San Pablo, además de numerosas profesiones religiosas. A este recuento han contribuido algunos miembros de la Familia Paulina que han tenido la fortuna, no sólo de conocer personalmente al Fundador, sino también de haber sido conocidos por él, igualmente, en persona, amados y a veces amonestados; testigos, en fin de episodios advertidos tan sólo a ellos y envueltos gene-

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Presentación


ralmente en el secreto de las relaciones personales, del todo ignoradas por la historia o por la crónica oficial. Estamos contentos de ofrecer a los lectores estas contribuciones: simples pinceladas, o expresiones verbales estilo “florecillas” franciscanas, pero con el sabor totalmente paulino y alberioniano. Algunos recordarán que en la primera mitad del siglo veinte tuvo mucho auge un libro titulado Don Bosco que ríe. Tal vez a los más jóvenes les gustaría que el presente librito presentase un “Alberione que sonríe”: algunas páginas del contenido que sigue nos presentan ciertamente el rostro sonriente de un hombre, a quien los retratos oficiales han presentado en actitud seria, si no austera. La realidad que nosotros deseamos presentar a la luz está muy matizada, y los testimonios que recolecta lo demuestran: de allí que presentaremos de todos modos los aspectos más humanos, el gran corazón, además de los ideales apostólicos más fascinantes. Las fuentes de estas notas son varias. Se había comenzado con la intención de ofrecer testimonios exclusivamente personales de aquel grupo de paulinos que fueron ordenados el 7 de julio de 1957, una fecha muy cercana al 29 de junio de 1907 en la cual fue consagrado el joven sacerdote Alberione. Pero nos parece un deber anteponer a nuestros testimonios, los inéditos o poco conocidas, de los “pioneros paulinos”, los primogénitos de la Sociedad San Pablo, los cuales en diversos tiempos refirieron su propia experiencia directa con Don Alberione. A éstos

hemos agregado otras participaciones de testimonios todavía vivos y activos en la Familia Paulina, portadores de recuerdos significativos en diferentes formas. A propósito, hemos descuidado las vicisitudes ya anotadas y del dominio público, aunque interesantes y de mucho colorido, refiriendo en cambio algunas peculiaridades casi ignoradas pero densas en significado, capaces de proyectar una cálida luz de la verdad sobre el “querido Padre”; una luz que evidencia la potencia humana de la cual era vibrante su personalidad. Un testimonio de la primera hora, Don Paulino Gilli, le confesó al cohermano que lo entrevistaba: “Al aceptar la presente entrevista, yo he pensado especialmente en esto: ayudar a conocer a Don Alberione según la verdad; esto es, Don Alberione “hombre”, “amigo”, “bueno”, en la plenitud de los términos. Y exactamente ésa es nuestra intención. Sea ésta una fraterna provocación para cuantos otros son depositarios de análogas experiencias, custodios de secretos que podrían, a su vez, enriquecer –salvo la debida corrección- el conocimiento sobre el Fundador y el tesoro de los carismas que él ha dejado a la Familia Paulina y a la Iglesia universal.

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ASÍ LO VIERON LOS PIONEROS

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Nota introductoria Desde los orígenes de nuestra fundación, Don Alberione ha ejercido un fuerte poder de persuasión sobre sus primeros jóvenes seguidores. Él actuaba con coherencia y audacia, porque tenía todas las características del líder: profundo conocimiento de los hombres y de las situaciones, perfecto equilibrio entre pensamiento y vida, coraje para afrontar los riesgos y criterios para valorar a las personas; pero antes que nada, tenía aquel toque carismático propio de los jefes natos, que contagia a cuantos se les acercan; una fuerte pedagogía, en fin, que sabía implicar a los primeros seguidores en los futuros proyectos de Dios, dándoles la máxima confianza. Y entonces la juventud respondía con generosidad y creatividad. Precisamente así han visto a Don Alberione los pioneros y patriarcas de nuestra congregación, como se puede constatar en las experiencias reportadas en esta sección. Ellos tuvieron, en efecto, una gran fe en el joven Alberione, cuando todavía nada, o casi nada existía de la proyectada obra de San Pablo. Ésta comenzaba en la más absoluta pobreza, según el estilo de la gruta de Belén, como le gustaba repetir al Fundador. Entre aquellos pioneros encontramos a los dos primeros jóvenes que estuvieron en el simple acto de

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la inauguración de la primera institución de la Familia Paulina, el 20 de agosto de 1914: Tito Armani y Desiderio Costa. Posteriormente se unieron a ellos otros jóvenes, muchos de los cuales provenían del Seminario diocesano de Alba, donde Don Alberione era director espiritual y profesor. El común denominador de casi todos aquellos seminaristas fue la oposición de sus padres, quienes no veían ningún futuro para sus propios hijos al seguir la huella de Don Alberione. En cambio, los jóvenes sí les creían y sentían una fuerte atracción por la personalidad y la guía de su director. Es preciso hacer notar que la mayor parte de ellos fueron templados en la disciplina militar durante la 1ª Guerra Mundial, 1915-1918. Los testimonios aquí reportadas son sacados de las entrevistas por ellos realizadas, en los años setenta, a Don Giovanni Roatta, ssp, y publicados en el boletín del Centro de Espiritualidad “En novedad de vida”.

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LOS APARTADOS PARA LA VIDA De Tito Armani*

Tenía 11 años, en 1910 cuando vi por primera vez a Don Alberione. Él venía a Benevello los domingos, para ayudar a nuestro Párroco. Cuando él hablaba, yo estaba por completo pendiente de sus labios: era sencillo, incisivo, fascinante. También a las vísperas asistía gran cantidad de gente. Él hacía la catequesis en forma de diálogo con nuestro Párroco. El Párroco hacía la parte del discípulo y él la del maestro. Un día él me vino a visitar junto al sector Montrucchi, donde yo me encontraba pastoreando, mientras mi madre estaba lavando en la fuente. Me buscaba. Recuerdo el diálogo: “¿Sabes cómo me llamo?” “No”, respondí. “¿Ves aquel árbol grande (un álamo) junto al foso? Es un albrun (un alberone). Mi nombre es casi igual: Alberione”. Y una mañana, después que él había oficiado la

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Misa, me dijo: “¿Te harías cura?” En el momento, no supe qué responder; él me dijo que lo pensara y que rezara cada día un Ave María, que después hablaríamos de nuevo. Le di luego la respuesta algún tiempo después: “Si, me haría sacerdote con gusto, pero los míos son pobrísimos y no podrán jamás hacerme estudiar”. Me respondió: “No te preocupes por eso: yo te lo proveeré”. Desde aquel momento le pertenecí por toda la vida. Al poco tiempo, me confió rápidamente a las Hermanas para que me preparasen para la secundaria, enseñándome análisis lógico; luego me envió a estudiar, primero a Bra y Luego a Turín. Cuando pude conocerlo más de cerca, comprendí que Don Alberione siempre ha sido el hombre de Dios que todos conocemos, aunque en él se vio un acrecentamiento, un pase de alguna forma de dureza que lo caracterizaba cuando era joven y lo estaba organizando todo, a una gran dulzura, especialmente en los últimos tiempos. Creciendo con San Pablo En el verano de 1914, cuando regresó a Turín, Don Alberione me escribe: “¿No vendrías a pasarte las vacaciones conmigo en Alba?” Muy de acuerdo, fui a buscarlo al Seminario en el día previsto. En el locutorio me salió al encuentro otro muchacho, Desiderio

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Costa, un poco más joven que yo, que me dice: “¿Eres Torcuato?” Comprendí que él iba también a pasar las vacaciones con Don Alberione. El 20 de agosto, en la casita de alquiler en la Plaza Cherasca fue la inauguración de la “Sociedad”. Estaban presentes, además de nuestro Fundador, el Can. Chiesa1 y otros amigos. Hubo un breve intercambio de saludos y de augurios; no faltó ni siquiera el brindis. También a nosotros dos nos fueron pasadas unas copitas de vino. La tarde del mismo día, Don Alberione nos llevó a nosotros dos a rezar a la capilla privada de otro monseñor: se oró por San Pío X, el Papa que había muerto aquella misma mañana, y para pedir a Jesús eucarístico la gracia necesaria a la naciente institución. Al término del primer día el Señor Teólogo2 nos habló de San Pablo, y también en las conferencias siempre habían recomendaciones de orarle al Apóstol y de confiarnos completamente en él. Me parece que ya en el momento de la fundación había un cuadro de San Pablo, tal vez llevado del Seminario. Recuerdo que de aquel cuadro estábamos tan aficionados que, cuando hicimos la famosa mudanza en 1916 de Moncaretto a 1. Francisco Chiesa (1874-1946), profesor de Teología, Filosofía y Derecho Canónico en el Seminario, fue durante toda su vida un colaborador fraterno y un defensor competente de Don Alberione y de su obra. 2. Nombre con el cual se designaba al propio Don Alberione (también laureado en Teología), hasta fines de los años veinte.

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Alba3, encontramos en el último momento el cuadro que estuvimos a punto de olvidar. Costa empujó una ventana y entró en la casa a cogerlo. ¿Cómo habría hecho, sin esto? Nuestra Congregación, ciertamente, ha crecido con San Pablo. Comprendía y ayudaba Es importante recordar el enorme ascendiente de Don Alberione sobre los jóvenes, y su poder de transformación sobre aquellos que se le acercaban. Pongo un ejemplo. El joven Razzini (muerto prematuramente), al principio era un calavera; pero después de ciertas conversaciones con Don Alberione, se volvió, casi de improviso comprometido, contento, generosísimo… y así tantos otros. Este don de influencia sobre los jóvenes quedó para mí como una de las impresiones más profundas de Don Alberione. Así se nos explica el gran crecimiento que ha tenido nuestra Congregación en los primeros decenios. Otra impresión indeleble era su capacidad para comprender y ayudar. Incluso cuando fuimos llamados a las armas, durante la Gran Guerra (1915-1918), Don Alberione no nos dejó jamás solos. Nos seguía a todos personalmente, con una cálida correspondencia. ¡Era un director espiritual que valía mucho! Así recuerdo que 3. Después de la separación de don Giuseppe Rosa, con quien Don Alberione estaba inicialmente asociado, la casa de Moncaretto (a tres Km. de Alba), permaneció habitada por el susodicho don Rosa.

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una vez cuando me hallaba en el Veneto y estaba más bien sin un centavo, le pedí incluso algo de dinero. Él me envió ciertos ahorros. “Veamos qué sucederá” Había períodos de tres-cuatro días en los cuales Don Alberione no se le veía salir del cuarto. En cierto momento, nosotros ya sabíamos que algo nuevo estaba madurando y nos decíamos unos a los otros: “Ahora veamos qué sucederá”. El caso más memorable, en este sentido, fue su curso de ejercicios espirituales de un mes, en 1931. Los hizo, solo solito, en el 5º piso, de la casa San Pablo. En aquel mes bajó tres veces solamente… La primera vez estaba con el rostro más bien blanco; pero al final estaba tan pálido que impresionaba. Era lógico que nos preguntásemos qué había sucedido después de aquel largo período con Dios. Y ocurrió ni más ni menos que, en brevísimo plazo, partieron los primeros paulinos por el mundo: Brasil, Argentina, Estados Unidos… y ocurrió también que algunos meses después, en la Navidad de aquel año, nació la revista Famiglia Cristiana. Las decisiones de cierto alcance venían después de un período de oración prolongada y de vida contemplativa.

de sufrimiento y de inmolación, lo vi todavía tres o cuatro veces. Siempre tenía el rosario en la mano. Me hacía sentar cerca de él. Yo le decía que oraba por sus intenciones. Le descendían las lágrimas… Sí, lloraba. Y recomendaba tan sólo esto: oren, oren… Una de las impresiones más fuertes que me quedan de él es ésta: Don Alberione tuvo siempre una gran confianza en las personas, en todas.

Después del Capítulo de 1969, en cuanto Don Alberione desapareció prácticamente de la circulación y pasó dos años

* Torcuato Tito Armani (1899-1980), nació en Bra, pero se crió en Bonevello de Alba; fue uno de los dos que inauguraron la Escuela Tipográfica de Don Alberione el 20 de agosto de 1914. Ordenado sacerdote en 1924, fue enviado a Argentina (1931), donde trabajó por cerca de veinte años. Fue maestro de novicios en Albano y superior de la Casa Madre y de Ariccia (Roma). Está sepultado en el cementerio de Albano.

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En los días del adiós


Conclusión

Indice Introducción............................................................................................... 6

Cuantos han colaborado para la realización de este homenaje al Beato Alberione, se sentirán satisfechos si han contribuido en cualquier medida a poner de relieve aquellos valores humanos y espirituales que forman la polifasética personalidad del Fundador. Serán una ventaja sobre todo para las nuevas generaciones de Paulinos. Sin duda los testimonios y las experiencias inéditas de los Paulinos de los primeros tiempos, como también de los sucesivos que han tenido contacto directo con el Fundador, representan un gran valor histórico, de conocimiento y de estímulo para las jóvenes generaciones que desean conocer mejor las raíces y las vicisitudes de nuestros orígenes. Por otra parte, el propio Don Alberione insistía en evidenciar, con los escritos y la predicación, aquello que es esencial en su obra, vale decir el alma de la “planta” de la cual salen los frutos. A propósito de esto, solía decir que, en la época de la comunicación, “necesitamos de los santos que nos precedieron en esta vida nueva, aun no recorridas ni tampoco trazadas”. Con su vida de profeta audaz, él mismo ha abierto estos nuevos caminos, que se abren hacia nuevas fronteras de apostolado y de santidad, que él ha alcanzado primero. Ahora la Iglesia nos lo presenta como un modelo de Santo para estos tiempos nuevos: un ejemplar digno de ser fielmente imitado y de solicitar su ayuda, juntando la gracia a su humanidad. Y ha sido precisamente ésta, una constante en las exhortaciones de los últimos Papas, refiriéndose a los Paulinos: la fidelidad al Beato Alberione. De Pablo II, que afectuosamente nos recomendaba, en una inolvidable audiencia. “Sean fieles, se lo recomendamos…” (28.6.1969); a Juan Pablo II; “de la fidelidad al carisma de Don Alberione” depende el futuro de la congregación de ustedes” (13.5.2004), hasta Benedicto XVI, que nos dijo: “Ruego al Señor para que prosigan con fidelidad en la obra iniciada por el Beato Santiago Alberione”. Y todos nosotros nos auguramos de responder siempre, en la medida más elevada y más digna, a estas altas exhortaciones.

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ASÍ LO VIERON LOS PIONEROS...................................................... LOS APARTADOS PARA LA VIDA por Tito Armani.............................................................................. EL ÚNICO GRAN AMIGO Por Desiderio Crisóstomo Costa................................................... ME CONQUISTÓ, ¡Y BASTA! Por Pablo Marcellino..................................................................... ARRASTRABA CON LA DULZURA Por Ángel Fenoglio....................................................................... TENÍA OTRA ESTATURA Por Severio Boano......................................................................... ME PARECÍA VOLAR Por Ángel Gozzani.......................................................................... CAPTURADOS POR SU SONRISA Por Juan Chiavarino...................................................................... LA HOSTIA, LA ESPADA Y EL LIBRO De Francisco Saverio Borrano...................................................... ALBERIONE SEGÚN LA VERDAD De Paolino Gilli.............................................................................. EL “SECRETO” EN CHINO De José Bertino.............................................................................. SE VIVÍA DEL FUTURO De Marco Grossi............................................................................ UN IDEAL BELLÍSIMO De Giovanni Toffani....................................................................... ¿QUÉ COSA ES UNA LIBRERÍA PAULINA? De Vicenzo Tommasini................................................................... ASÍ LO HEMOS CONOCIDO............................................................... ME HABLÓ DE SÍ MISMO De Ricardo Ares............................................................................. ¿A QUÉ HORA SE LEVANTA DON ALBERIONE? De Quinto Butani............................................................................ “FORMAR AL HOMBRE INTEGRALMENTE” De Antonio Castelli........................................................................ GENTILEZA Y DECISIÓN De Thomas Fogarty........................................................................ ASUMIENDO TODA NUESTRA FAMILIA Por Giusseppina y Luigi Giovannini............................................. LECCIONES DE APOSTOLADO Por Tosió Agostino Ikeda............................................................... “¿CREÍAS QUE NO VENDRÍA?” Por Eliseo Sgarbossa.....................................................................

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“¿PERO TÚ ESTÁS AÚN AQUÍ?” Por Aquiles Vagnni........................................................................ EXPERIENCIAS Y LECCIONES EJEMPLARES............................ ÉSTE ES TU CAMINO De Paolo Guiseppe Cirillo........................................................... “SERÁS MISIONERO EN ROMA” De Paolo Grossetti........................................................................ “EL MÉRITO ES TODO DE ELLOS” De Rosario P. Espósito.................................................................. TODOS INCLUIDOS EN EL VOTO De Gabriel Amorth........................................................................ SU PREMURA POR LAS VOCACIONES De Bernardino Carón.................................................................... UNA LECCIÓN DE HUMILDAD De Mario S. ................................................................................. FRAGMENTOS DE HUMANIDAD De Bruno Simoneto....................................................................... “¿CUÁNTOS MILLONES DE CATECISMOS...?” De Inés Sandri, HSP..................................................................... AMISTAD Y PATERNIDAD De Isabel Capello, HSP................................................................ ATENCIÓN PARA LA SALUD De Renata Vanzetta, HSP............................................................. UN PAPÁ QUE ACOGE A UNA HIJA De Josefa Oberto, pddm............................................................... “¿NO SABES QUÉ COSA ES EL SUFRIMIENTO?” De Natalia Argentin, pddm............................................................ ERA UNA MUCHACHITA ATENTA De Agustina De Luca; HJBP........................................................ “¡LLÁMENLAS, LLÁMENLAS, A LAS VOCACIONES!” De Magdalena Verani, ap............................................................. “HAS ENCONTRADO UN BUEN BANCO” De Francisco Leonardo, isga....................................................... TAMBIÉN YO TENGO MUCHOS HIJOS De Ana María Gustinelli, imsa.................................................... “DIGA SIEMPRE CON VALOR LA VERDAD” De Ángel Montonati..................................................................... ANÉCDOTAS Y FLORECITAS........................................................... DEL DIARIO INÉDITO DEL SECRETARIO De Antonio Speciale........................................................................... DE VARIAS FUENTES.............................................................. “UNA PETICIÓN DE PERDÓN................................................ Y UNA “GRACIA” SIN FIN” De Guido Gandolfo...................................................................... CONCLUSIÓN ......................................................................................

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