Año XLV - Domingo VIII del Tiempo Ordinario - /A -27 de Febrero de 2011
¿CUÁNTOS AMOS TIENES?
Remesa II Nº 13
H
ay que definirse en la vida. A nivel conyugal, a nivel familiar, a nivel religioso. Es difícil discernir, sopesar alternativas y decidir. El corazón y la mente viven normalmente en mil ambigüedades costosas de dilucidar. Y por otra parte, mientras no se hacen opciones radicales, se puede arriesgar todo. Por ejemplo: ¿Por quién optas por la esposa o la amante? ¿El esposo o el amante? ¿La familia o el juego, el alcohol, el vicio? ¿El amor o el odio? ¿El perdón o la venganza? ¿Dios o el pecado? Tú te darás cuenta que la elección sobre el papel, resulta fácil. Pero en la mente y en el corazón, cuesta y mucho. Hay raíces de ambivalencia que nos matan la capacidad radical de decidir. Quien no lo advierte, es porque no se ha profundizado. Jesús pretende radicalizar la respuesta hacia la opción de Dios. Nada ni nadie pueden separarnos del amor de Dios que siempre y en todo está a favor de sus hijos. Por eso al “Busquen primero el reino de Dios y su justicia” (Mt 5,33) final de varias dilucidaciones, concluye de manera contundente: “Sobre todo busquen el Reino de Dios y su justicia, lo demás se les dará por añadidura. A cada día le basta su afán”. ¿Quién es el amo de tu vida, tú o tus cosas? ¿Quién es el amo de tu corazón: tus inclinaciones carnales o Dios? ¿Quién manda en ti? ¿Cuántos amos tienes? Analiza qué realidades perturban la paz de tu mente. No te tengas miedo. Una introspección serena, puede iluminar la profundidad de tu yo real y ayudarte a escuchar la voz íntima de tu conciencia. Sea como sea tu decisión, escucha a Teresa de Jesús que te dice: “Nada te turbe, nada te espante. Sólo Dios basta. Quien a Dios tiene nada le falta”. Antonio Gracia, pasionista Sólo en Dios he puesto mi confianza (Sal 61).