Año XLV - Domingo I de Cuaresma - /A -13 de Marzo de 2011
CUARESMA, CAMINO DE VALIENTES
Remesa II Nº 15
E
stamos en Cuaresma. Subimos en directo hacia la Pascua. Jesús, en el momento del bautizo, vibra de gozo al sentirse proclamado Hijo amado y se estremece de emoción bajo la unción del Espíritu que lo consagra para la misión. Él vive la experiencia bautismal como un desierto de silencio, de oración, de soledad, de prueba, de encuentro con la Palabra, de victoria contra la tentación. Los cuarenta días le fueron indicativos de su misión Pascual, redentora y proclamadora de una vida nueva en el Espíritu. La Pascua tiene ya su primer Getsemaní en el desierto. A la luz del desierto de Jesús, podemos decir, con toda sencillez, que la cuaresma es un camino especial de conversión, de encuentro con La Palabra, de oración personal y comunitaria, de enfrenamiento con la tentación y con el pecado para una verdadera conversión. Da la impresión, y creo que es verdad, que ese es el camino real si se quiere vivir Pero Jesús le replicó: con plenitud la Pascua del Señor. “Retírate, Satanás, porque Así lo planificó la Iglesia desde hace muescrito: Adorarás al Señor, chos años. En su proyección pretendió que está tu Dios, y a él sólo servirás”. la cuaresma reactivara la fe bautismal con (Mt 4,1) un sentido austero de conversión. Bajo esa iluminación, programaba retiros, vía-crucis, ayunos, celebraciones penitenciales. Era su modo de subir hacia Jerusalén con Jesús. Hoy como ayer, la Iglesia resalta el camino cuaresmal hacia la Pascua. En el desierto de la vida se aprende a morir y a resucitar. Los milagros baratos no programan al verdadero Mesías. Vigila las serpientes tentadoras del poder, del tener y del placer. ¡La Cuaresma es camino de valientes! Por eso mientras subes hacia Jerusalén, recuerda esta frase de Jesús: “El que quiera ser mi discípulo, cargue su cruz y me siga”. Antonio Gracia, pasionista Misericordia, Señor, hemos pecado (Sal 50).