Los juegos para la participación son posibilidades
de recreación y no de competencia.
Son alternativas de inclusión, jamás de discriminación.
Me consta que no estamos planteando
absolutamente nada nuevo: hace ya
más de tres buenas décadas que el neoconductista
norteamericano Burris Frederick
Skinner enarboló el juego como gratifi cación
per se, el juego que no se convierte ni en una
fábrica de ídolos ni en una industria de campeones
tarifados.