“PAN DIARIO DE LA PALABRA” Misal mensual - Para vivir la liturgia diaria - Año XVII - Nº 211 Mayo 2011 - Ciclo “A” - Bs.F. 13.00 El Misal mensual es editado por San Pablo Ediciones de Venezuela Director: Ángel Vagnoni, ssp. publicaciones@sanpablo.org.ve Sub-Director: Martino Maccapani, ssp. publicaciones@sanpablo.org.ve Coordinación: July Zambrano Comentarios: Antonio Danoz, Redentorista Portada: Adrián Rodríguez Ilustraciones de los domingos: Hna. Teresa Castaño Corrección: July Zambrano y Clemencia de Crény Diagramación: Dora González Distribución: Telf: (0212) 963.68.81 - 963.65.19 Fax: 963.68.52 distribuidora@sanpablo.org.ve suscripciones@sanpablo.org.ve Administración: Apartado de Correos 14.034 de Candelaria Telfs.: (0212) 576.76.62 577.10.24 - Fax: 576.93.34 cobranzas@sanpablo.org.ve Rif: J-00063835-7 Web site: http//www.sanpablo.org.ve Depósito Legal: pp 92-0517
CON LA APROBACIÓN ECLESIÁSTICA Nihil Obstat S.E. Manuel Felipe Díaz Sánchez, Arzobispo de Calabozo. Presidente de la Comisión de Liturgia de la C.E.V. Calabozo, 12 de Enero de 2011 Imprimatur S.E. Card. Jorge Urosa Savino, Arzobispo de Caracas Caracas, 25 de Enero de 2011
PUNTOS DE VENTA DEL “PAN DIARIO DE LA PALABRA” Pedidos al Mayor: San Pablo Distribución: Telfs.: (0212) 963.68.81 - 963.65.19 - Fax: 963.68.52 E-mail: distribuidora@sanpablo.org.ve suscripciones@sanpablo.org.ve
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Calendario Litúrgico - Mayo 2011 - Ciclo “A” 1 Mayo - II Domingo de Pascua de la Divina Misericordia /A - He 2,42-47; Sal 117; 1Pe 1,3-9; Jn 20,19-31 - L.H.: 2ª Sem. del Salterio. 2 de Mayo - Lunes, S. Atanasio, Obispo y Doctor de la Ig., M - He 4,23-31; Sal 2; Jn 3,1-8. 3 de Mayo - Martes, La Exaltación de la Santa Cruz, F - Núm 21,4-9; (o bien: Fil 2,6-11); Sal 77; Jn 3,13-17. 4 de Mayo - Miércoles, Santiago y Felipe, Apóstoles, F - 1Co 15,1-8; Sal 18; Jn 14,6-14. 5 de Mayo - Jueves, Feria, II Semana de Pascua - He 5,27-33; Sal 33; Jn 3,31-36 6 de Mayo - Viernes, Feria, II Semana de Pascua - He 5,34-42; Sal 26; Jn 6,1-15. 7 de Mayo - Sábado, Beata María de San José, M - 1Jn 4,7-16; Sal 130; Jn 15,9-17. 8 de Mayo - III Domingo de Pascua /A - He 2,14.22-33; Sal 15; 1Pe 1,17-21; Lc 24,13-35 - L.H.: 3ª Sem. del Salterio. 9 de Mayo - Lunes, Feria, III Semana de Pascua - He 6,8-15; Sal 118; Jn 6,22-29. 10 de Mayo - Martes, San Juan de Ávila, M - He 7,51-8,1; Sal 30; Jn 6,30-35 11 de Mayo - Miércoles, Feria, III Semana de Pascua - He 8,1-8; Sal 65; Jn 6,35-40. 12 de Mayo - Jueves, Feria o Memoria de San Pancracio, Mártir - He 8,26-40; Sal 65; Jn 6,44-51. 13 de Mayo - Viernes, Nuestra Señora de Fátima, F - He 9,1-20; Sal 116; Jn 6,52-59. 14 de Mayo - Sábado, San Matías, Apóstol, F - He 1,15-17.20-26; Sal 112; Jn 15,9-17. 15 de Mayo - Domingo del Buen Pastor /A - He 2,14.36-41; Sal 22; 1Pe 2,2025; Jn 10,1-10 - L.H.: 4ª Sem. del Salterio - Jornada Mundial de Oración por las vocaciones sacerdotales y religiosas.
16 de Mayo - Lunes, Feria, IV Semana de Pascua - He 11,1-18; Sal 41 y 42; Jn 10,11-18. 17 de Mayo - Martes, Feria o Memoria de Pascual Bailón, Religioso He 11,19-26; Sal 86; Jn 10,22-30. 18 de Mayo - Miércoles, Feria o Memoria de San Juan I, Papa y Mártir He 12,24-13,5; Sal 66; Jn 12,44-50. 19 de Mayo - Jueves, Feria, IV Semana de Pascua - He 13,13-25 ; Sal 88; Jn13,16-20. 20 de Mayo - Viernes, Feria o Memoria de San Bernardino de Siena, Presbítero - He 13,26-33; Sal 2; Jn 14,1-6. 21 de Mayo - Sábado, Feria o Memoria de San Cristóbal de Magallanes y Compañeros Mártires - He 13,44-52; Sal 97; Jn 14,7-14. 22 De Mayo - V Domingo de Pascua / A - He 6,1-7; Sal 32; 1Pe 2,4-9; Jn 14,112 - L.H.: 1ª Sem. del Salterio. 23 de Mayo - Lunes, Feria, V Semana de Pascua - He 14,5-18; Sal 113; Jn 14,21-26. 24 de Mayo - Martes, María Auxiliadora, M - He 14,19-28; Sal 144; Jn 14,2731. 25 de Mayo - Miércoles, Feria o Memoria de San Beda el Venerable, Presbítero y Doctor de la Ig. - He 15,1-6; Sal 121; Jn 15,1-8. 26 de Mayo - Jueves, Santa Mariana de Jesús de Paredes, Virgen, M He 15,7-21; Sal 95; Jn 15,9-11. 27 de Mayo - Viernes, Feria o Memoria de San Agustín de Canterbury, Obispo - He 15,22-31; Sal 56; Jn 15,12-17. 28 de Mayo - Sábado, Feria o Memoria de Santa María en sábado He 16,1-10; Sal 99; Jn 15,18-21. 29 de Mayo - VI Domingo de Pascua / A - He 8,5-8.14-17; Sal 65; 1Pe 3,15-18; Jn 14,15-21 - L.H.: 2ª Sem. del Salterio. 30 de Mayo - Lunes, Feria o Memoria de Santa Juana de Arco, Virgen He 16,11-15; Sal 149; Jn 15,26-16,4. 31 de Mayo - Martes, La Visitación de la Virgen María, F - Sof 3,14-18; Sal (Is 12); Lc 1,39-56.
Intenciones Generales y Misionales del Santo Padre para el mes de Mayo 2011 Generales: Para que los que trabajan en los medios de comunicación respeten siempre la verdad, la solidaridad y la dignidad de cada persona. Misionales: Para que la Iglesia en China reciba el don de perseverar en la fidelidad al Evangelio y de crecer en la unidad.
Ofrecimiento diario por la Iglesia Ven Espíritu Santo, inflama nuestro corazón en las ansias redentoras del Corazón de Cristo. Para que ofrezcamos en verdad nuestras personas y obras, en unión con Él, por la redención del mundo. Señor mío y Dios mío Jesucristo: Por el Corazón Inmaculado de María me consagro a tu Corazón, y me ofrezco contigo al Padre en tu santo sacrificio del altar, con mi oración y mi trabajo, sufrimientos y alegrías de hoy, en reparación de nuestros pecados y para que venga a nosotros tu reino. Te pido en especial: por el Papa y sus intenciones por nuestro Obispo y sus intenciones, por nuestro párroco y sus intenciones.
Indicaciones para el Año Litúrgico El año litúrgico 2010-2011, comenzó con las primeras vísperas del sábado 28 de noviembre de 2010; se sigue: - el Ciclo Dominical y festivo “A”, - el Ciclo Ferial Año impar. Grado de la celebración Cada día es indicado el grado de la celebración con las siglas: S= Solemnidad F= Fiesta M = Memoria ML = Memoria Libre Liturgia de las horas La liturgia de las horas se indica: I Sem. (II, III, IV del Salterio) P = Liturgia de las horas es propia Colores litúrgicos En cuanto a los colores litúrgicos tener presente lo siguiente:
- el Verde (expresa: esperanza y constancia) se utiliza durante el tiempo ordinario; - el Blanco (significa: resurrección, pureza y alegría) se utiliza en la fiestas del Señor, de la Virgen, de los santos con excepción de los mártires, durante la cincuentena pascual y el tiempo de Navidad. - el Rojo (indica: amor, sacrificio y martirio) se utiliza en el Domingo de Ramos, Viernes Santo, domingo de Pentecostés y las fiestas de los santos mártires. - el Morado (significa: penitencia y conversión) se utiliza en tiempo de Adviento y Cuaresma, y el día de los Fieles Difuntos.
Mons. Arturo Celestino Álvarez Camino a los Altares
N
ació en Zaraza, Estado Anzoátegui, fue obispo de la diócesis de Maracaibo quien gobernó entre los años 1910 y 1920. Del Zulia pasó luego a ser Obispo de Calabozo, y allí gobernó entre los años 1921 y 1952. Su madre, Justa Álvarez lo preparó desde niño para la vida religiosa. Cursó estudios en el Colegio de Primera Categoría de Calabozo, graduándose de bachiller en filosofía y letras en 1888. Inició estudios religiosos en el Seminario de Calabozo, trasladándose luego al Seminario de Santa Rosa de Lima en Caracas, donde obtuvo la ordenación sacerdotal en 1893. Al año siguiente recibió el título de doctor en ciencias eclesiásticas en la Universidad Central de Venezuela. Designado teniente cura de la parroquia de Zaraza, se desempeñó como vicario de esta población por espacio de 17 años hasta el 6 de junio de 1910, cuando fue designado titular de la diócesis de Maracaibo. Consagrado por el Delegado Apostólico tomó posesión de su nuevo cargo el 15 de noviembre de 1910. Celestino Alvarez permaneció en Maracaibo hasta el 29 de septiembre de 1920. Luego tras la muerte de monseñor Felipe Neri Sandrea, Arturo Celestino Álvarez fue designado como tercer obispo de Calabozo el 15 de mayo de 1921. Regresó a Maracaibo en 1942 con motivo de la coronación de la Virgen de Chiquinquirá, puesto que obtuvo del Papa Benedicto XV. En tal ocasión la Asamblea Legislativa lo nombró “hijo amado del Zulia” y el Ejecutivo Nacional le confirió la Orden del Libertador. Las bodas de oro sacerdotales de monseñor Álvarez fueron celebradas con gran regocijo por la Iglesia venezolana el 26 de noviembre de 1943, motivo para que el papa Pío XII lo nombrara obispo honorario del Sacro Solio Pontificio y Conde Romano. La Academia Venezolana de la Lengua lo honró designándolo miembro correspondiente. Sus últimos años estuvieron dedicados a afianzar su magisterio y a velar por el bienestar de la diócesis calaboceña. Muere en Calabozo el 8 de enero de 1952. Hoy en día el corazón incorrupto de Monseñor Arturo Celestino Álvarez, descansa en la Catedral de la Ciudad de Maracaibo, Estado Zulia; mientras que el resto de su cuerpo se encuentra en Calabozo, Estado Guárico. En el frontis izquierdo de la Basílica de Nuestra Señora de Chiquinquirá se encuentra una estatua de mármol de Monseñor Arturo Celestino Álvarez, segundo obispo del Zulia, quien gobernó entre 1910 y 1920. Obtuvo del Papa Benedicto XV el decreto de la canónica coronación y exaltación de este templo al rango de la Basílica Menor. Del Zulia pasó luego a ser Obispo de Calabozo. El 2 de agosto de 1960, en Gaceta Oficial se publica la decisión oficial de decretar a la Basílica como Monumento Histórico Nacional. Para la Beatificación y Canonización del Siervo de Dios Monseñor Arturo Celestino Álvarez, todo milagro o favor recibido comunicarlo al Arzobispado, Calle 4, N. 11-82, Calabozo, 2312, Edo. Guárico, VENEZUELA. o a Mons. Rojo, Telf.(0246) 8713387, Cel. (0414) 3461963. E-mail: beatificacionmonsalvarez@gmail.com
ORDINARIO DE LA MISA
I. Ritos Iniciales 1.1 SALUDO S. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. A. Amén. S. El Dios de la vida, que ha resucitado a Jerusalén, rompiendo las ataduras de la muerte, esté con todos ustedes. A. Y con tu espíritu. 1.2 ACTO PENITENCIAL S. Hermanos: Para celebrar dignamente estos sagrados misterios, reconozcamos nuestros pecados. (o bien)
El Señor Jesús, que nos invita a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía, nos llama ahora a la conversión. Reconozcamos, pues, que somos pecadores e invoquemos con esperanza la misericordia de Dios. (Breve silencio)
S. Yo confieso… A. …ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos, que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor. S. Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. A. Amén. S. Tú que has destruido el pecado y la muerte con tu resurrección: Señor, ten piedad. R. Señor, ten piedad. S. Tú que has renovado la creación entera con tu resurrección: Cristo, ten piedad. R. Cristo, ten piedad. S. Tú que das la alegría a los vivos y la vida a los muertos con tu resurrección: Señor, ten piedad. R. Señor, ten piedad. (Luego, si la Liturgia del día lo prescribe, se canta o se dice el Gloria):
1.3 HIMNO (Durante el Adviento y Cuaresma no se dice el gloria) S. Gloria a Dios en el cielo,… A. … y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te
Ordinario de la Misa / Liturgia de la Palabra
damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén. 1.4 ORACIÓN COLECTA
(Breve silencio, durante el cual cada uno ofrece sus intenciones personales al Señor. Después el celebrante ofrece la oración de la comunidad a Dios Padre, por la intercesión de Jesucristo) y todos contestan. A. Amén.
II. Liturgia de la Palabra 2.1 PRIMERA LECTURA (Se toma de la Historia del Pueblo de Israel, Antiguo Testamento, o de los escritos de los apóstoles): (Al final de la lectura):
L. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor. (Se proclama el salmo y el pueblo intercala la respuesta. Si hay segunda lectura se lee como la primera. Sigue la aclamación antes del Evangelio o Aleluya):
2.2 EVANGELIO (Evangelio quiere decir: “Buena noticia”. En efecto, narra algún aspecto de la vida o de las enseñanzas de Jesucristo):
S. El Señor esté con ustedes. A. Y con tu espíritu. S. Lectura del santo Evangelio según… A. Gloria a ti, Señor. (Al final de la lectura):
S. Palabra del Señor. A. Gloria a ti, Señor Jesús. 2.3 PROFESIÓN DE FE (Es un resumen de la doctrina católica. Se canta o recita los domingos y solemnidades): (Credo de los Apóstoles):
S. Creo en Dios,… A. … Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y
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gracia del Espíritu Santo, nació de santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén. (Símbolo niceno-constantinopolitano):
S. Creo en un solo Dios,… A. … Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato, padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén. 2.4 ORACIÓN DE LOS FIELES (El sacerdote invita a los fieles a orar. Una persona lee las intenciones y el pueblo contesta):
A. Te lo pedimos, Señor. (El sacerdote culmina con una oración y los fieles contestan: Amén).
III. Liturgia Eucarística 3.1. PREPARACIÓN DE LAS OFRENDAS (Se llevan al altar el pan y el vino).
S. Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros pan de vida. A. Bendito seas por siempre, Señor. S. Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este vino, fruto de la vid y
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del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros bebida de salvación. A. Bendito seas por siempre, Señor. 3.2. OREN HERMANOS S. Oren, hermanos, para que este sacrificio, mío y de ustedes, sea agradable a Dios, Padre todopoderoso. (O bien)
En el momento de ofrecer el sacrificio de toda la Iglesia, oremos a Dios, Padre todopoderoso. (O bien)
Oren, hermanos, para que, llevando al altar los gozos y las fatigas de cada día, nos dispongamos a ofrecer el sacrificio agradable a Dios, Padre todopoderoso. A. El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su Nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia. 3.3. ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
(El celebrante dice la oración en nombre de la asamblea y el pueblo contesta: Amén).
3.4. PREFACIOS Prefacio de Pascua II S. El Señor esté con ustedes. A. Y con tu espíritu. S. Levantemos el corazón. A. Lo tenemos levantado hacia el Señor. S. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. A. Es justo y necesario. S. En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor, pero más que nunca en este tiempo en que Cristo, nuestra pascua, fue inmolado. Por él, los hijos de la luz nacen a la vida eterna, y las puertas de los cielos han vuelto a abrirse para los que creen en Él, ya que en su muerte murió nuestra muerte y en su gloriosa resurrección hemos resucitado todos. Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria: A. Santo, Santo, Santo… Prefacio de la Santísima Virgen María IV S. En verdad es justo darte gracias, es bueno cantar tu gloria, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Te alabamos y te bendecimos, por Jesucristo, tu Hijo, en esta fiesta (memoria) de la bienaventurada Virgen
Ordinario de la Misa / Prefacios
María. Ella, como humilde sierva, escuchó tu palabra y la conservó en su corazón; admirablemente unida al misterio de la redención, perseveró con los apóstoles en la plegaria, mientras esperaban al Espíritu Santo, y ahora brilla en nuestro camino como signo de consuelo y de firme esperanza. Por este don de tu benevolencia, unidos a los ángeles y a los santos, te entonamos nuestro canto y proclamamos tu alabanza: A. Santo, Santo, Santo… Prefacio de los Apóstoles I S. En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso, Pastor eterno. Porque no abandonas a tu rebaño, sino que lo cuidas continuamente por medio de los santos Apóstoles, para que sea gobernado por aquellos mismos pastores que le diste como vicarios de tu Hijo. Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria: A. Santo, Santo, Santo. Prefacio de los Santos I S. En verdad es justo darte gracias y deber nuestro glorificarte, Padre santo. Porque tu gloria resplandece en cada uno de los santos, ya que, al coronar sus méritos, coronas tus propios dones. Con su vida, nos proporcionas ejemplo; ayuda, con su intercesión, y por la comunión con ellos, nos haces participar de sus bienes, para que, alentados por testigos tan insignes, lleguemos victoriosos al fin de la carrera y alcancemos con ellos la corona inmortal de la gloria. Por Cristo nuestro Señor. Por eso, con los ángeles y los arcángeles, y con la multitud de los santos, te cantamos un himno de alabanza, diciendo sin cesar: A. Santo, Santo, Santo… Prefacio de los Santos Mártires S. En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor. Porque la sangre del glorioso mártir san N., derramada como la de Cristo para proclamar su fidelidad a ti, manifiesta tu admirable poder, que convierte la fragilidad en fortaleza y al hombre débil robustece para que sea testigo tuyo. Por eso, como los ángeles te cantan en el cielo, así nosotros en la tierra te aclamamos, diciendo sin cesar: A. Santo, Santo, Santo… Prefacio de Santas Vírgenes y Santos Religiosos S. En verdad es justo y necesario que te alaben, Señor, tus criaturas del cielo y de la tierra. Porque al celebrar a los santos que por amor al
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Ordinario de la Misa / Plegaria Eucarística II
Reino de los cielos se consagraron a Cristo, reconocemos tu Providencia admirable, que no cesa de llamar al hombre a la santidad primera, para hacerlo participar ya desde ahora de la vida que gozará en el cielo, por Cristo nuestro Señor. Por eso, con todos los ángeles y santos, te alabamos, proclamando sin cesar: A. Santo, Santo, Santo… 3.5 PLEGARIA EUCARÍSTICA II S. El Señor esté con ustedes. R. Y con tu espíritu. S. Levantemos el corazón. R. Lo tenemos levantado hacia el Señor. S. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R. Es justo y necesario. S. En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias, Padre santo, siempre y en todo lugar, por Jesucristo, tu Hijo amado. Por él, que es tu Palabra, hiciste todas las cosas; tú nos lo enviaste para que, hecho hombre por obra del Espíritu Santo y nacido de María, la Virgen, fuera nuestro Salvador y Redentor. Él, en cumplimiento de tu voluntad, para destruir la muerte y manifestar la resurrección, extendió sus brazos en la cruz, y así adquirió para ti un pueblo santo. Por eso, con los ángeles y los santos, proclamamos tu gloria, diciendo: A. Santo, Santo, Santo… S. Santo eres en verdad, Señor, fuente de toda santidad; por eso te pedimos que santifiques estos dones con la efusión de tu Espíritu, de manera que sean para nosotros Cuerpo + y Sangre de Jesucristo, nuestro Señor. El cual, cuando iba a ser entregado a su Pasión, voluntariamente aceptada, tomó pan, dándote gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: “TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL, PORQUE ESTO ES MI CUERPO, QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS”. Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, y, dándote gracias de nuevo, lo pasó a sus discípulos, diciendo: “TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL, PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA, QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS Y POR TODOS LOS HOMBRES PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS. HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA”. (Luego el celebrante dice una de las siguientes fórmulas)
a. S. Éste es el sacramento de nuestra fe. O bien):
S. Éste es el Misterio de la fe. (Y el pueblo responde):
A. Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ¡Ven, Señor Jesús!
Ordinario de la Misa / Plegaria Eucarística II
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(o bien)
b. S. Aclamad el Misterio de la redención. (Y el pueblo responde):
A. Cada vez que comemos de este pan y bebemos de este cáliz, anunciamos tu muerte, Señor, hasta que vuelvas. (o bien)
c. S. Cristo se entregó por nosotros. (Y el pueblo responde):
A. Por tu cruz y resurrección nos has salvado, Señor. S. Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la muerte y resurrección de tu Hijo, te ofrecemos el pan de vida y el cáliz de salvación, y te damos gracias porque nos haces dignos de servirte en tu presencia. Te pedimos humildemente que el Espíritu Santo congregue en la unidad a cuantos participamos del Cuerpo y Sangre de Cristo. Acuérdate, Señor, de tu Iglesia extendida por toda la tierra;
(En los domingos, cuando no hay otro recuerdo más propio, puede decirse)
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia extendida por toda la tierra y reunida aquí en el domingo, día en que Cristo ha vencido a la muerte y nos ha hecho partícipes de su vida inmortal; y con el Papa Benedicto XVI, con nuestro Obispo N. y todos los pastores que cuidan de tu pueblo, llévala a su perfección por la caridad.
(En la misa por los difuntos)
Recuerda a tu hijo (hija) N., a quien llamaste (hoy) de este mundo a tu presencia; concédele que, así como ha compartido ya la muerte de Jesucristo, comparta también con él la gloria de la resurrección. Acuérdate también de nuestros hermanos que durmieron en la esperanza de la resurrección, y de todos los que han muerto en tu misericordia; admítelos a contemplar la luz de tu rostro. Ten misericordia de todos nosotros, y así, con María, la Virgen Madre de Dios, los apóstoles y cuantos vivieron en tu amistad a través de los tiempos, merezcamos, por tu Hijo Jesucristo, compartir la vida eterna y cantar tus alabanzas.
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Ordinario de la Misa / Rito de la Comunión
Por Cristo, con él y en él, a ti. Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. A. Amén.
IV. Rito de la Comunión 4.1 ORACIÓN DEL SEÑOR S. Fieles a la recomendación del Salvador y siguiendo su divina enseñanza, nos atrevemos a decir: Todos: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. S. Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo. A. Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor. 4.2 RITO DE LA PAZ (Después el sacerdote con las manos extendidas, dice):
S. Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: “La paz les dejo, mi paz les doy”, no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. A. Amén. (Si el sacerdote lo juzga oportuno, dice):
S. Dense fraternalmente la paz.
(Según la costumbre del lugar, se dan la paz):
4.3 FRACCIÓN DEL PAN (Mientras el sacerdote hace la fracción de la hostia, se canta o se dice):
A. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, danos la paz. (A continuación el sacerdote, con las manos juntas, dice en secreto):
Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que por voluntad del Padre, coope-
Ordinario de la Misa / Rito de la Comunión / Rito de Despedida
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rando el Espíritu Santo, diste con tu muerte la vida al mundo, líbrame, por la recepción de tu Cuerpo y de tu Sangre, de todas mis culpas y de todo mal. Concédeme cumplir siempre tus mandamientos y jamás permitas que me separe de ti. 4.4 COMUNIÓN S. Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor. A. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme. S. El cuerpo de Cristo me guarde para la vida eterna. A. Amén. 4.5 ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN S. Oremos. (El sacerdote dice la oración y al final el pueblo aclama: Amén):
V. Rito de Despedida S. El Señor, esté con ustedes. A. Y con tu espíritu. S. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo + y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes. A. Amén. 5.1 DESPEDIDA S. Anuncien a todos la alegría del Señor resucitado. Pueden ir en paz. A. Demos gracias a Dios.
Novena de la Madre a la Madre de Dios C.C. Los Samaritanos Novena de Ntra. Sra. de Fátima Guillermo Gándara Se consiguen en la red de Librerías SAN PABLO de país.
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Liturgia del mes de Mayo, Ciclo “A”
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Domingo II de Pascua de la Divina Misericordia /A
Liturgia de las Horas: 2ª Semana del Salterio - Color litúrgico: Blanco - Día Internacional del Trabajo SEÑOR MÍO Y DIOS MÍO El primer día de la semana de los discípulos de Jesús Para un judío cualquiera, el primer día de la semana era como un día más. Se levantaba y se marchaba a su trabajo. No sucedía lo mismo con los discípulos de Jesús de la primera hora. Los relatos evangélicos sitúan la resurrección de Jesús, el día siguiente al sábado judío. Hoy mismo, el evangelio de Juan sitúa el encuentro con Jesús resucitado con los discípulos al atardecer del “primer día de la semana”. Y el siguiente encuentro, ocho días más tarde. Es decir: el siguiente “primer día de la semana” (Jn 20,19). Del primer día de la semana pasó a llamarse Día del Señor (“dies dominica”), del Señor resucitado. De esta manera, todos los domingos son para los discípulos de Jesús un día pascual, en el que revivimos y conmemoramos la resurrección del Señor. No podemos faltar a esta cita con Jesús resucitado cada domingo. Jesús sopló sobre ellos y les dijo: Encuentro al atardecer del día de reciban el Espíritu Santo Pascua (Jn 20,22) En el atardecer del día de Pascua, sitúa el evangelio de Juan el primer encuentro de Jesús resucitado con sus discípulos. Primera reacción de los discípulos: sorpresa. Cuando se habían asegurado las puertas para que nadie entrara, porque estaban agarrotados por el miedo, Jesús los sorprende. Aquello que Jesús les había dicho: “El Hijo del hombre al tercer día resucitará”, no lo tenían muy claro. Más bien, bastante oscuro. Para que se les quitara toda duda, presenta sus signos de identidad: “Les mostró las manos, los pies y el costado” (Jn 20,20). Allí tenía la marca de los clavos con que lo sujetaron al madero, y la marca de la lanza. Se acabaron las dudas: era el mismo Jesús que habían clavado en la cruz.
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En los relatos que tenemos, éste es el que nos informa que Jesús resucitado realiza el envío el día mismo de Pascua: “Como el Padre me envió a mí, yo los envío a ustedes” (Jn 20,21). Para realizar la misión, les comunica el don de su Espíritu. Se trataría, por tanto, del primer Pentecostés. En los escritos de Lucas, sobre todo, el Espíritu Santo se comunica a los discípulos, para proclamar la Buena Noticia y para ser testigos de Jesús (He 1,8). Aquí se les concede el Espíritu Santo para ser ministros del perdón. Tomás, el discípulo incrédulo La incredulidad de los discípulos respecto a la resurrección de Jesús, la consignan los evangelios. Escribe Marcos: “Les reprochó su incredulidad y la obstinación en no creer a los que lo habían visto resucitado” (Mc 16,14). El evangelio de Juan, encarna el proceso del “no creo”, a la confesión de fe pascual en Tomás, uno de los discípulos. El error de Tomás fue no creer a sus compañeros, que afirmaban plenamente convencidos: “Hemos visto al Señor” (Jn 20,25). Él necesita comprobarlo por sí mismo. El evangelista lo señala de forma muy gráfica: “ver” y “tocar” (Jn 20,25). Para Tomás, y para los incrédulos como Tomás, Jesús sentencia: “Dichosos los que crean sin haber visto” (Jn 20,29). Esta “bienaventuranza” permanece viva hasta hoy, y seguirá viva por los siglos de los siglos. La fe pascual no es una fe de ver y tocar, sino de creer a los testigos de la resurrección. Nosotros, que no hemos visto ni tocado a Jesús resucitado, hoy confesamos: “Señor mío y Dios mío” (Jn 20,28). Por la resurrección de Jesús, hemos nacido de nuevo El autor de la primera carta de Pedro proclama: “Por la resurrección de Jesús de entre los muertos, Dios nos ha hecho renacer de nuevo para una esperanza viva” (1Pe 1,3). Este hecho maravilloso merece una bendición a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo y a su gran misericordiaP. La fe pascual en Jesús resucitado es un tesoro “más preciado que el oro” (1Pe 1,7), continuamente sometida a prueba. Su grandeza de la fe pascual de los verdaderos discípulos consiste en que “aman a Jesús sin haberlo visto; creen en él sin verlo todavía; se alegran con gozo indecible” (1Pe 1,8), porque al final recibirán la salvación en su plenitud. La comunidad nacida de la Pascua mantiene viva la memoria de Jesús, “siendo constantes en seguir la enseñanza de los apóstoles” (1Pe 1,10), en vivir profundamente unidos compartiendo juntos la “fracción del pan” (celebrando la eucaristía), orando y celebrando la fe juntos, y compartiendo sus bienes con los necesitados, según las necesidades de cada uno. P. Antonio Danoz, redentorista
1. Antífona de entrada Como niños recién nacidos, deseen una leche pura y espiritual que los haga crecer hacia la salvación. Aleluya (1Pe 2,2). Se dice gloria 2. Oración colecta Dios de eterna misericordia, que reavivas la fe de tu pueblo con la celebración anual de las fiestas pascuales, aumenta en nosotros tu gracia, para que comprendamos a fondo la inestimable riqueza del bautismo que
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nos ha purificado, del Espíritu que nos ha dado una vida nueva y de la Sangre que nos ha redimido. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (He 2,42-47)
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles En los primeros días de la Iglesia, todos los hermanos acudían asiduamente a escuchar las enseñanzas de los apóstoles, vivían en comunión fraterna y se congregaban para orar en común y celebrar la fracción del pan. Toda la gente estaba llena de asombro y de temor, al ver los milagros y prodigios que los apóstoles hacían en Jerusalén. Todos los creyentes vivían unidos y lo tenían todo en común. Los que eran dueños de bienes o propiedades los vendían, y el producto era distribuido entre todos, según las necesidades de cada uno. Diariamente se reunían en el templo, y en las casas partían el pan y comían juntos, con alegría y sencillez de corazón. Alababan a Dios y toda la gente los estimaba. Y el Señor aumentaba cada día el número de los que habían de salvarse. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R La misericordia del Señor es eterna. Aleluya. L Diga la casa de Israel: “Su misericordia es eterna”. Diga la casa de Aarón: “Su misericordia es eterna”. Digan los que temen al Señor: “Su misericordia es eterna” /R L Querían a empujones derribarme, pero Dios me ayudó. El Señor es mi fuerza y mi alegría, en el Señor está mi salvación /R L La piedra que desecharon los
constructores, es ahora la piedra angular. Esto es obra de la mano del Señor, es un milagro patente. Éste es el día del triunfo del Señor, día de júbilo y de gozo /R (Sal 117). 5. 2ª Lectura (1Pe 1,3-9)
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, por su gran misericordia, porque al resucitar a Jesucristo de entre los muertos, nos concedió renacer a la esperanza de una vida nueva, que no puede corromperse ni mancharse y que él nos tiene reservada como herencia en el cielo. Porque ustedes tienen fe en Dios, él los protege con su poder, para que alcancen la salvación que les tiene preparada y que él revelará al final de los tiempos. Por esta razón, alégrense, aun cuando ahora tengan que sufrir un poco por adversidades de todas clases, a fin de que su fe, sometida a la prueba, sea hallada digna de alabanza, gloria y honor, el día de la manifestación de Cristo. Porque la fe de ustedes es más preciosa que el oro, y el oro se acrisola por el fuego. A Cristo Jesús ustedes no lo han visto y, sin embargo, lo aman; al creer en él ahora, sin verlo, se llenan de una alegría radiante e indescriptible, seguros de alcanzar la salvación de sus almas, que es la meta de la fe. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 6. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Tomás, tú crees porque me has visto. Dichosos los que creen sin haberme visto, dice el Señor. R Aleluya (Jn 20,29).
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7. Evangelio (Jn 20,19-31)
Lectura del santo evangelio según san Juan A Gloria a ti, Señor Al anochecer del día de la resurrección, estando cerradas las puertas de la casa donde se hallaban los discípulos, por miedo a los judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: “La paz esté con ustedes”. Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Cuando los discípulos vieron al Señor, se llenaron de alegría. De nuevo les dijo Jesús: “La paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo”. Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: “Reciban al Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados; y a los que no se los perdonen, les quedarán sin perdonar.” Tomás, uno de los Doce, a quien llamaban el Gemelo, no estaba con ellos cuando vino Jesús, y los otros discípulos le decían: “Hemos visto al Señor”. Pero él les contestó: “Si no veo en sus manos la señal de los clavos y si no meto mi dedo en los agujeros de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré”. Ocho días después, estaban reunidos los discípulos a puerta cerrada y Tomás estaba con ellos. Jesús se presentó de nuevo en medio de ellos y les dijo: “La paz esté con ustedes”. Luego le dijo a Tomás: “Aquí están mis manos; acerca tu dedo. Trae acá tu mano, métela en mi costado y no sigas dudando, sino cree”. Tomás le respondió: ¡“Señor mío y Dios mío!” Jesús añadió: “Tú crees porque me has visto; dichosos los que creen sin haber visto”. Otras muchas señales milagrosas
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hizo Jesús en presencia de sus discípulos, pero no están escritas en este libro. Se escribieron éstas para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengan vida en su nombre. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 8. Oración de los fieles S Jesús resucitado se hace presente en nuestra comunidad, nos comunica el don del Espíritu; nos invita a mantenernos unidos en la fe y a compartir con generosidad. A Fortalece, Señor, nuestra fe y nuestra fraternidad. L Jesús resucitado nos enriquece con el don pascual de su Espíritu. Para que fortalecidos por él seamos creadores de paz y fermento de fraternidad: Oremos al Señor. A Fortalece, Señor, nuestra fe y nuestra fraternidad. L Para que los responsables de los poderes políticos, sociales y económicos, promuevan el reparto justo de los bienes, de modo que nadie pase necesidad: Oremos al Señor. A Fortalece, Señor, nuestra fe y nuestra solidaridad. L Para que fieles a la escucha de la Palabra de Dios y fortalecidos con la eucaristía en el “día del Señor”, fortalezcamos en la fe a los débiles, y llevemos el consuelo a los que sufren: Oremos al Señor. A Fortalece, Señor, nuestra fe y nuestra fraternidad. (Intenciones libres) S Nos alegras Señor resucitado con tu visita. Haz revivir en nuestras comunidades el servicio generoso a los necesitados de tus primeros discípulos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
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2 de Mayo - Lunes, San Atanasio, Obispo y Doctor de la Iglesia, M
9. Oración sobre las ofrendas Recibe, Señor, las ofrendas que (junto con los recién bautizados) te presentamos; tú que nos llamaste a la fe y nos has hecho renacer por el bautismo, guíanos a la felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
11. Oración después de la comunión Concédenos, Dios todopoderoso, que la gracia recibida en este sacramento nos impulse siempre a servirte mejor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
10. Antífona de la comunión Jesús dijo a Tomás: acerca tu mano, toca las cicatrices dejadas por los clavos y no seas incrédulo, sino creyente. Aleluya (Jn 20,27).
Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Eres de los que creen en Dios sin haberlo visto y tocado?
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de Mayo - Lunes, San Atanasio, Obispo y Doctor de la Iglesia, M
Liturgia de las Horas: 2ª Semana del Salterio - Color litúrgico: Blanco Concede anunciar tu mensaje con toda franqueza La comunidad de discípulos está estrechamente unida a Pedro y a Juan, que dieron testimonio público de Jesús, y fueron sometidos a persecución y se vieron privados de libertad. El reencuentro con la comunidad se celebra en un clima de oración, propia de los tiempos de persecución. No se preocupan de la persecución ni de los perseguidores, reclamando castigo para ellos. Tienen claro su objetivo: seguir anunciando a todo el mundo, que “el santo siervo Jesús”, que las autoridades habían hecho morir en la cruz, había resucitado. Petición: “Concede a tus siervos anunciar tu mensaje con toda franqueza” (He 4,29). Segundo objetivo de su petición: proseguir realizando los signos, por medio de su “santo siervo Jesús”, que manifiestan ante el pueblo que está vivo y ha resucitado. Estos signos eran: “sanaciones, signos y prodigios”. Las comunidades cristianas de hoy tenemos mucho que aprender de estos pioneros de la evangelización: objetivos claros, valentía para no echarse para atrás ante las dificultades. Hay que nacer de nuevo, para entrar en el reino de Dios Lo primero que nos aporta este relato de Juan, es que los “signos” que hacía Jesús habían calado en la gente. Hasta tal punto, que había creado un estado de opinión: “Sabemos que vienes de parte de Dios, porque nadie puede hacer las señales que tú haces, si Dios no está con él” (Jn 3,2). Nicodemo es una de las personas que creyeron en Jesús por los signos que hacía y se convierte en su portavoz. Como adelantándose a la pregunta de Nicodemo, Jesús le propone la condición para entrar en el reino de Dios. Se trata de un cambio radical: “hay que nacer de nuevo”.
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Del nacimiento terreno, que tiene origen en un padre terrenal, Jesús se eleva a otro tipo de nacimiento cuyo origen es el Padre celestial, que comunica la vida eterna por medio de su Hijo Jesucristo. El agente creador de esta vida es el Espíritu Santo. Ésta es la “semilla de Dios” de la que habla la primera carta de Juan (1Jn 3,9). La semilla de “hijos de Dios” empieza a germinar en la tierra, una vez que Jesús resucitado comunicó el don del Espíritu. Al Espíritu se añade el signo del agua, en referencia al bautismo. El nacido de la carne es el hombre terreno; el nacido del Espíritu es el que ha alcanzado la condición de hijo de Dios. El Santo de hoy: San Atanasio (295-373) Nace en Egipto, norte de África. Fue obispo de Alejandría durante 45 años. En el concilio de Nicea se distinguió por su encendida defensa de la divinidad de Jesucristo. En este concilio se definió como dogma de fe que Jesús es Hijo de Dios. En su vida, en su trabajo pastoral y en sus escritos, se distinguió por su defensa de la integridad de la fe. Debido a su ardor en defender la fe, sufrió el exilio en cinco ocasiones. P. Antonio Danoz, redentorista
1. Antífona de entrada El Señor lo ha llenado del espíritu de sabiduría e inteligencia, ha abierto sus labios en medio de la asamblea y lo ha revestido de gloria. Aleluya (Sir 15,5).
2. Oración colecta Dios todopoderoso y eterno, que en el santo obispo Atanasio otorgaste a la Iglesia un insigne defensor de la divinidad de tu Hijo, concédenos, por su intercesión, crecer cada día más en tu conocimiento y en tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (He 4,23-31)
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles En aquellos días, tan pronto como Pedro y Juan quedaron en libertad, volvieron a donde estaban sus compañeros y les contaron lo que les habían dicho los sumos sacerdotes y los ancianos. Al oír, esto, todos juntos clamaron a Dios, diciendo: “Señor, tú has creado el cielo y la tierra, el mar y todo cuanto contiene; por medio del Espíritu Santo y por boca de tu siervo David, nuestro padre, dijiste: ¿Por qué se amotinan
las naciones y los pueblos hacen planes torpes? Se sublevaron los reyes de la tierra y los príncipes se aliaron contra el Señor y contra su Mesías. Esto fue lo que sucedió, cuando en esta ciudad se aliaron Herodes y Poncio Pilatos con los paganos y el pueblo de Israel, contra tu santo siervo Jesús, tu ungido, para que así se cumpliera lo que tu poder y tu providencia habían determinado que sucediera. Y ahora, Señor, mira sus amenazas y concede a tus siervos anunciar tu palabra con toda valentía. Extiende tu mano para realizar curaciones, señales y prodigios en el nombre de tu siervo, Jesús”. Al terminar la oración tembló el lugar donde estaban reunidos, los llenó a todos el Espíritu Santo y comenzaron a anunciar la palabra de Dios con valentía. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Dichosos los que esperan en el Señor. Aleluya. L ¿Por qué se amotinan las naciones y los pueblos hacen planes torpes? Se sublevan los reyes de
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la tierra y los príncipes se alían contra el Señor y contra su Mesías, diciendo: “Rompamos sus cadenas, sacudamos sus ataduras” /R L El que vive en el cielo sonríe; desde lo alto, el Señor se ríe de ellos. Después les habla con ira y los espanta con su cólera: “Yo mismo lo he constituido como rey en Sión, mi monte santo” /R L Anunciaré el decreto del Señor. He aquí lo que me dijo: “Hijo mío eres tú, yo te he engendrado hoy. Te daré en herencia las naciones y como propiedad toda la tierra. Podrás gobernarlas con cetro de hierro, y despedazarlas como jarros /R (Sal 2). 5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Si han resucitado con Cristo, busquen las cosas del cielo, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios. R Aleluya (Col 3,1).
6. Evangelio (Jn 3,1-8)
Lectura del santo Evangelio según Juan A Gloria a ti, Señor Había un fariseo llamado Nicodemo, hombre principal entre los judíos, que fue de noche a ver a Jesús y le dijo: “Maestro, sabemos que has venido de parte de Dios, como maestro; nadie puede hacer las señales milagrosas que tú haces, si Dios no está con él”. Jesús le contestó: “Yo te aseguro que quien no renace de lo alto, no puede ver el Reino de Dios”. Nicodemo le preguntó: “¿Cómo puede nacer un hombre siendo ya viejo? ¿Acaso puede, por segunda vez, entrar en el vientre de su madre y volver a nacer?”
Le respondió Jesús: “Yo te aseguro que el que no nace del agua y del Espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios. Lo que nace de la carne, es carne; lo que nace del Espíritu, es espíritu. No te extrañes de que te haya dicho: “Tienen que renacer de lo alto”. El viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así pasa con quien ha nacido del Espíritu”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Que el sacrificio que vamos a ofrecerte en la festividad de san Atanasio, nos ayude, Señor, a vivir conforme a la fe que él profesó y a obtener así la salvación eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Éste es el siervo fiel y sensato a quien su señor ha puesto al frente de su familia, para darles la ración de trigo a su tiempo. Aleluya (Lc 12,42).
9. Oración después de la comunión Que tu Hijo, Jesucristo, en cuya divinidad creemos firmemente con san Atanasio nos comunique, Señor, tu propia vida por medio de este sacramento. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Cómo valoras la importancia del bautismo en tu vida? San Atanasio, Obispo
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de Mayo - Martes, La Exaltación de la Santa Cruz, F
Liturgia de las Horas. Propio de la Fiesta - Color litúrgico: Rojo El que se humilló hasta la muerte de cruz, fue exaltado El antiguo himno de la carta a la comunidad de Filipos, es uno de los compendios más densos del misterio de la salvación. Está concebido bajo el movimiento de abajamiento- elevación; humillación-exaltación. En la dinámica del himno, el misterio de la encarnación es un descenso de lo más alto: la “condición divina”, a lo más bajo: “la condición de hombre”, en su status social más humillante, el de esclavo. En segundo término, el himno presenta el misterio pascual de la muerte y resurrección de Jesús. En este caso, la humillación llega a lo más profundo: la muerte de cruz, reservada para los bandidos. Pero la exaltación es también espectacular: se le da el nombre de “Señor”. El mismo que estaba reservado para Dios. El signo de doblar la rodilla es también revelador. Todo cuanto existe en el cielo, en la tierra, en el abismo, se postra ante el Señor resucitado. Como formando un inmenso coro, a una sola voz proclaman su confesión de fe: “¡Jesucristo es Señor ¡”. A estas voces nos unimos los discípulos de Jesús que hoy habitamos sobre la tierra, al celebrar la fiesta de hoy. Quien crea en el Hijo del hombre elevado a lo alto, se salvará El evangelista acude al doble movimiento: Nadie ha subido al cielo, para dar testimonio de las realidades celestes. Sólo el Hijo único de Dios puede “dar testimonio de lo que ha visto”, al bajar a la tierra y “plantar su tienda entre nosotros” (1,14). Pero Jesús habla ahora de un movimiento de ascensión. El primer paso de esta ascensión tendrá lugar, cuando Jesús sea elevado en la cruz. Este paso se asemeja al de la serpiente elevada en el madero por Moisés. Era un signo de salvación para cuantos la contemplaban. El segundo movimiento de exaltación tendrá lugar en la resurrección, que culmina con la elevación al cielo, de donde había salido. De hecho, la misma terminología se usa para referirse a la “elevación en la cruz”, y a la exaltación en la ascensión. De la exaltación de Jesús en la resurrección y en la ascensión, proviene el don del Espíritu. El Espíritu fue comunicado, cuando Jesús fue glorificado (Jn 7,38-39). Se convierte en fuente de vida para cuantos creen en Jesús muerto y resucitado. La fiesta de hoy nos invita a contemplar la cruz en su dimensión gloriosa. El Viernes Santo contemplamos su cara dolorosa. La fiesta de hoy: La Exaltación de la Santa Cruz Esta fiesta está relacionada con la dedicación de la basílica de la Resurrección, erigida sobre el lugar de la tumba de Jesús en Jerusalén el año 335. Durante el tiempo pascual, contemplamos y veneramos la exaltación de la cruz en que murió Jesús, no como instrumento de muerte, sino como signo de vida y de salvación. No exaltamos un instrumento de suplicio. Sobre la tumba vacía de Jesús, se levanta la cruz pascual, que es una cruz gloriosa, porque el Señor resucitado es quien murió en ella. P. Antonio Danoz, redentorista
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1. Antífona de entrada Que nuestra única gloria sea la cruz de nuestro Señor Jesucristo, en quien está nuestra salvación, nuestra vida y resurrección y por quien hemos sido redimidos y liberados. Aleluya (Gál 6,14).
2. Oración colecta Dios nuestro, que quisiste que tu Hijo muriera en la Cruz para salvar a todos los hombres, concédenos aceptar por su amor la cruz del sufrimiento aquí en la tierra, para poder gozar en el cielo los frutos de su redención. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (Núm 21,4-9)
Lectura del libro de los Números En aquellos días, el pueblo se impacientó y murmuró contra Dios y contra Moisés, diciendo: “¿Para qué nos sacaste de Egipto? ¿Para que muriéramos en el desierto? No tenemos pan ni agua y ya estamos hastiados de esta miserable comida”. Entonces envió Dios contra el pueblo serpientes venenosas, que los mordían y murieron muchos israelitas. El pueblo acudió a Moisés y le dijo: “Hemos pecado al murmurar contra el Señor y contra ti. Ruega al Señor que aparte de nosotros las serpientes”. Moisés rogó al Señor por el pueblo y el Señor le respondió: “Haz una serpiente como ésas y levántala en un palo. El que haya sido mordido por las serpientes y mire la que tú hagas, vivirá” Moisés hizo una serpiente de bronce y la levantó en un palo; y si alguno era mordido y miraba la serpiente de bronce, quedaba curado. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor.
(O bien)
(Fil 2,6-11)
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los filipenses Cristo Jesús, siendo Dios, no consideró que debía aferrarse a las prerrogativas de su condición divina, sino que, por el contrario, se anonadó a sí mismo tomando la condición de siervo, y se hizo semejante a los hombres. Así, hecho uno de ellos, se humilló a sí mismo y por obediencia aceptó incluso la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo exaltó sobre todas las cosas y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre, para que, al nombre de Jesús, todos doblen la rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos, y todos reconozcan públicamente que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R No olvidemos las hazañas del Señor. L Escucha, pueblo mío, mi enseñanza; presten oído a las palabras de mi boca. Abriré mi boca y les hablaré en parábolas; anunciaré lo que estaba oculto desde la creación del mundo /R L Cuando Dios los hacía morir, lo buscaban y madrugaban para volverse hacia él. Se acordaban de que Dios era su auxilio; el Dios altísimo, su redentor /R L Lo adulaban con su boca, le mentían con su lengua; su corazón no era sincero con él ni eran fieles a su alianza /R L Pero él sentía lástima de ellos, les perdonaba su culpa y no los destruía. Muchas veces dominó su ira y apagó el furor de su cólera /R (Sal 77).
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3 de Mayo - Martes, La Exaltación de la Santa Cruz, F
5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, porque con tu santa cruz redimiste al mundo. R Aleluya. 6. Evangelio (Jn 3,13-17)
Lectura del santo Evangelio según san Juan. A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús dijo a Nicodemo: “Nadie ha subido al cielo sino el Hijo del hombre, que bajó del cielo y está en el cielo. Así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en él tenga vida eterna. Porque tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salvara por él”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Señor, que este sacrificio que Cristo te ofreció sobre la Cruz para borrar los pecados del mundo, nos purifique ahora de todas nuestras culpas. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Prefacio S. El Señor esté con ustedes. A. Y con tu espíritu. S. Levantemos el corazón. A. Lo tenemos levantado hacia el Señor. S. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. A. Es justo y necesario. S. En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque has puesto la salvación del género humano en el árbol de la Cruz, para que, de donde tuvo origen la muerte, de allí surgiera la vida; y el que en un árbol venció, fuera en un árbol vencido, por Cristo nuestro Señor. Por él, los ángeles y los arcángeles y todos los coros celestiales, celebran tu gloria, unidos en común alegría. Permítenos asociarnos a sus voces cantando humildemente tu alabanza: Santo, Santo, Santo… 9. Antífona de la comunión Cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí, dice el Señor. Aleluya (Jn 12,32). 10. Oración después de la comunión Señor nuestro Jesucristo, tú que nos has redimido por medio de tu Cruz y nos has hecho partícipes de tu Cuerpo y de tu Sangre, concédenos participar también de la gloria de tu resurrección. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Dios te ha hablado, y espera tu respuesta: ¿Has contemplado tus cruces, como signo de vida y de resurrección?
Exaltación de la Santa Cruz
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de Mayo - Miércoles, Santiago y Felipe, Apóstoles, F
Liturgia de las Horas: Propio de la Fiesta - Color litúrgico: Rojo El que fue sepultado, es el que resucitó al tercer día En este tiempo de Pascua, hacemos memoria de dos apóstoles: Santiago y Felipe. La liturgia nos propone para contemplación y asimilación un texto fundamental de los escritos de Pablo, estrechamente relacionado con la Pascua. Es el anuncio más antiguo que poseemos del mensaje central de la predicación de los apóstoles. El mismo Pablo asegura: “Les transmití, lo que yo mismo recibí” (1Co 15,3). El anuncio contiene tres afirmaciones fundamentales: Jesús murió, Jesús fue sepultado, Jesús resucitó. A las tres afirmaciones, añade el apóstol un estribillo: “Según las Escrituras” (1Co 15,3). Es lo mismo que decir: de acuerdo con el plan de salvación diseñado por Dios. A la proclamación de la gran noticia sigue un dato importante: Jesús resucitado “se apareció”. La larga lista de personas que enumera Pablo, se convirtió en una nube de testigos de que Jesús estaba vivo y había resucitado. Este tiempo de Pascua invita a cada discípulo de Jesús y a cada comunidad, a realizar el encuentro personal y comunitario con Jesús resucitado. Sin este encuentro es imposible tener discípulos sólidamente confirmados en la fe pascual. Y sin este tipo de discípulo, es imposible tener hoy testigos creíbles de la resurrección. El Padre está en mí, y yo estoy en el Padre La catequesis que Jesús hace a los discípulos es de un profundo calado. A Tomás el incrédulo Jesús le hace una revelación: “Tomás, yo soy el camino, la verdad y la vida” (Jn 14,6). No existe otro camino para llegar al encuentro con el Padre, ni otra verdad que la proclamada por Jesús respecto a Dios, ni otra vida que la que Jesús anuncia, que nace de la comunión con él y con Dios. A la intervención de Felipe, Jesús responde con una denuncia: “Tanto tiempo llevo con ustedes, ¿y todavía no me conoces?” (Jn 14,9) Esta denuncia sigue resonando en los oídos de millones de discípulos de hoy. La inmensa mayoría no conocen a Jesús, porque no dedican tiempo a estar con él. Tienen otros asuntos, personajes, ídolos, más importantes a los que dedicar su tiempo. Otros, lo buscan por caminos equivocados, y tampoco lo conocen aunque pasen tiempo con él. Jesús hace una afirmación contundente: “Quien me ve a mí ha visto al Padre” (Jn 14,9). En Jesús se nos ha revelado Dios con toda su infinita belleza, bondad, amor, grandeza y misericordia. La propuesta de Jesús no deja lugar a duda: “Conózcanme a mí y conocerán al Padre”. Éste es el camino más seguro. En cuestión de autenticidad, Jesús recurre a las obras. Las obras son las que revelan la veracidad de las palabras. La fiesta de hoy: Santiago y Felipe, apóstoles (s. I) Igual que Pedro y Andrés, Felipe es de Betsaida. Por medio de estos dos hermanos conoció a Jesús. Se hizo su discípulo y perteneció al grupo de los doce. Además de narrar su vocación, el evangelio de Juan menciona a Felipe en otras dos ocasiones. De su vida y actividades después de Pascua tenemos pocas noticias. Santiago, se llama “Menor”, para distinguirlo del otro Santiago, el hermano de Juan. En los evangelios aparece como pariente del Señor. Estuvo al frente de la Iglesia de Jerusalén. Tuvo un papel relevante en el llamado “concilio de Jerusalén”. P. Antonio Danoz, redentorista
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1. Antífona de entrada Estos santos varones han sido escogidos por Dios en su infinito amor y han recibido de él la gloria eterna. Aleluya. 2. Oración colecta Señor, tú que llenas de alegría a tu Iglesia con la festividad de los santos apóstoles Felipe y Santiago, concédenos, por su intercesión, vivir, como ellos, unidos a tu Hijo para que podamos llegar a contemplarte eternamente. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (1Co 15,1-8)
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios Hermanos: Les recuerdo el Evangelio que yo les prediqué y que ustedes recibieron y en el cual están firmes. Este Evangelio los salvará, si lo cumplen tal y como yo lo prediqué. De otro modo, habrán creído en vano. Les transmití, ante todo, lo que yo mismo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, como dicen las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según estaba escrito; que se le apareció a Pedro y luego a los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos reunidos, la mayoría de los cuales viven aún y otros ya murieron. Más tarde se le apareció a Santiago, y luego a todos los apóstoles. Finalmente, se me apareció también a mí, que soy como un aborto. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R El mensaje del Señor llega a toda la tierra.
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L Los cielos proclaman la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día comunica su mensaje al otro día y una noche se lo trasmite a la otra noche /R L Sin que los cielos pronuncien una palabra, sin que resuene su voz, a toda la tierra llega su sonido, y su mensaje hasta el fin del mundo /R (Sal 18).
5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Yo soy el camino, la verdad y la vida, dice el Señor. Felipe, el que me ve a mí, ve también al Padre. R Aleluya (Jn 14,6.9).
6. Evangelio (Jn 14,6-14)
Lectura del santo Evangelio según san Juan A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús dijo a Tomás: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre si no es por mí. Si ustedes me conocen a mí, conocen también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto”. Le dijo Felipe: “Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta”. Jesús le replicó: “Felipe, tanto tiempo hace que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conoces? Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Entonces por qué dices: ‘Muéstranos al Padre’? ¿O no crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que yo les digo, no las digo por mi propia cuenta. Es el Padre, que permanece en mí, quien hace las obras. Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Si no me dan fe a mí, créanlo por las obras. Yo les aseguro: el que crea en mí,
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hará las obras que hago yo y las hará aún mayores, porque yo me voy al Padre; y cualquier cosa que pidan en mi nombre, yo la haré para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Yo haré cualquier cosa que me pidan en mi nombre”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Acepta, Señor, los dones que te presentamos en esta festividad de tus santos Apóstoles Felipe y Santiago y concédenos celebrar esta Eucaristía, con sinceridad y pureza. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Señor, muéstranos al Padre y nos basta. Felipe, quien me ha visto a
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mí, ha visto al Padre. Aleluya (Jn 14,8-9).
9. Oración después de la comunión Que esta sagrada comunión purifique, Señor, nuestros corazones a fin de que podamos, como Felipe y Santiago, conocerte y amarte en tu Hijo y obtengamos así la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: Después de tanto tiempo bautizado, ¿conoces a Jesús?
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Color litúrgico: Blanco Con el Espíritu Santo nosotros somos testigos Los apóstoles son presentados por segunda vez ante el alto tribunal de las autoridades judías. Primer alegato contra los discípulos: la desobediencia. En la primera comparecencia “les prohibieron terminantemente hablar y enseñar en nombre de Jesús” (He 4,18). El resultado estaba a la vista: “Han llenado Jerusalén con su doctrina” (He 5,28). Firmes en sus convicciones los discípulos no dan marcha atrás. Reclaman su derecho de “obedecer a Dios antes que a los hombres”. Allí mismo ante el tribunal proclaman su mensaje: “El Dios de nuestros padres ha resucitado a Jesús, a quien ustedes ejecutaron colgándolo en la cruz” (He 5,30). La reacción del tribunal fue ahora más dura. Anteriormente los habían encerrado en la cárcel. Ahora, planeaban condenarlos a muerte. El testimonio de estos discípulos pone en evidencia nuestras cobardías. A pesar de la oposición de las autoridades y de ser llevados ante los tribunales, siguieron en el empeño de “llenar Jerusalén” del anuncio de Jesús. Cuando quieren callarles la boca, reclaman su derecho a “obedecer a Dios” y continuar con su misión. A Su enviado, Dios le da el Espíritu sin medida Aquí aparece uno de los mensajes que el evangelio de Juan mantendrá hasta el final: Jesús es el enviado del Padre, y como tal se revelará en todas sus manifestaciones. En cuanto enviado del cielo, “atestigua lo que ha visto y oído”.
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Otra de las presentaciones de Jesús que hace este evangelio es el de “testigo”. Constantemente se reivindica como testigo de Dios. Uno de los pecados de que acusa al mundo y a los responsables de Israel, es que “no aceptan su testimonio”. Jesús goza del amor y de la plena confianza de Dios, que todo lo ha puesto en sus manos. La garantía del testimonio y de la veracidad de Jesús tiene un fundamento sólido: “Dios le ha dado el Espíritu sin medida” (Jn 3,34). Otra de las afirmaciones del evangelio de Juan, es la relación existente entre la fe en Jesús y la “vida eterna”. Con frecuencia escuchamos de sus labios esta afirmación u otras equivalentes: “Quien cree en el Hijo tiene la vida eterna”. Si estamos sólidamente arraigados en la fe en Jesús, también nosotros los discípulos de hoy, recibiremos el “Espíritu sin medida”, y seremos testigos del Dios vivo, como Jesús. P. Antonio Danoz, redentorista
1. Antífona de entrada Cuando saliste, Señor, al frente de tu pueblo, y le abriste camino a través del desierto, la tierra se estremeció y hasta los cielos se fundieron. Aleluya (Sal 67,8-9.20). 2. Oración colecta Concédenos, Padre misericordioso, que veamos fructificar en nuestra vida las gracias recibidas durante esta Pascua. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (He 5,27-33)
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles En aquellos días, los guardias condujeron a los apóstoles ante el sanedrín, y el sumo sacerdote los reprendió, diciéndoles: “Les hemos prohibido enseñar en nombre de ese Jesús; sin embargo, ustedes han llenado a Jerusalén con sus enseñanzas y quieren hacernos responsables de la sangre de ese hombre”. Pedro y los otros apóstoles replicaron: “Primero hay que obedecer a Dios y luego a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien ustedes dieron muerte colgándolo de la cruz. La mano de
Dios lo exaltó y lo ha hecho jefe y salvador, para dar a Israel la gracia de la conversión y el perdón de los pecados. Nosotros somos testigos de todo esto y también lo es el Espíritu Santo, que Dios ha dado a los que lo obedecen”. Esta respuesta los exasperó y decidieron matarlos. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor. Aleluya. L Bendeciré al Señor a todas horas; no cesará mi boca de alabarlo. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor. Dichoso el hombre que se refugia en él /R L En contra del malvado está el Señor para borrar de la tierra su recuerdo; escucha, en cambio, al hombre justo y lo libra de todas sus congojas /R L El Señor no está lejos de sus fieles y levanta a las almas abatidas. Muchas tribulaciones pasa el justo, pero de todas ellas Dios lo libra /R (Sal 33).
5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Tomás, tú crees, porque has visto. Dichosos los que
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creen sin haberme visto, dice el Señor. R Aleluya (Jn 20,29). 6. Evangelio (Jn 3,31-36)
Lectura del santo Evangelio según san Juan A Gloria a ti, Señor “El que viene de lo alto está por encima de todos; pero el que viene de la tierra pertenece a la tierra y habla de las cosas de la tierra. El que viene del cielo está por encima de todos. Da testimonio de lo que ha visto y oído, pero nadie acepta su testimonio. El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz. Aquel a quien Dios envió habla las palabras de Dios, porque Dios le ha concedido sin medida su Espíritu. El Padre ama a su Hijo y todo lo ha puesto en sus manos. El que cree en el Hijo tiene vida eterna. Pero el que es rebelde al Hijo no verá la vida, porque la cólera divina perdura en contra de él”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Acepta, Señor, las ofrendas que te presentamos y purifica nuestros
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corazones para que podamos participar dignamente en este sacramento de tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo. Aleluya (Mt 28,20).
9. Oración después de la comunión Dios todopoderoso y eterno, que en Cristo resucitado nos has hecho renacer la vida eterna, haz que este misterio pascual, en el que acabamos de participar por medio de la Eucaristía, dé en nosotros abundantes frutos de salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado y tiene para ti una pregunta: La decisión de los apóstoles, ¿no denuncia tus cobardías para dar a conocer a Jesús?
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Color litúrgico: Blanco No se metan con estos hombres y déjenlos en paz Lucas trata de diferenciar a Gamaliel, que es un fariseo, de los jefes del pueblo y de los saduceos. Era un hombre religioso y “respetado por todo el pueblo” (He 5,34). A Lucas le interesa destacar su testimonio. Su intervención resulta valiente y sorprendente. Sin hacer una defensa directa de los apóstoles, resulta favorable, pues invita a la reflexión. Acude a dos acontecimientos populares de falsos mesianismos, que habían sembrado la confusión. Gamaliel concluye su discurso con una sabia reflexión: “Si se trata de una obra de hombres, se desvanecerá por sí misma; pero si el asunto es cosa de Dios,
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corren el riesgo de enfrentarse con él” (He 5,38-39). Su propuesta es ésta: “No se metan con estos hombres y déjenlos en paz” (He 5,38). La propuesta de Gamaliel consiguió el objetivo fundamental: liberar a los discípulos de ser condenados. Pero tuvieron que soportar los azotes que les propinaron, pasando de las amenazas a los malos tratos físicos. El Deuteronomio establece que la flagelación no pasará de cuarenta golpes (Dt 25,3). Les repiten la misma orden de la primera vez: prohibición de hablar en nombre de Jesús. Evidentemente, esta prohibición tampoco la cumplieron. Nada ni nadie pudo impedir a los discípulos anunciar la Buena Noticia de Jesús. Éste es el profeta que había de venir El gran discurso del evangelio de Juan sobre el pan de vida, se abre con uno de los grandes signos: la multiplicación de los panes y los dos pescados. El evangelista resalta el contraste entre la cantidad de dinero necesario para alimentar a un gran gentío, y la escasez de recursos: cinco panes y dos pescados. Jesús se vale de pequeñas cosas para realizar grandes prodigios. Jesús cuenta con la colaboración de los presentes y de los discípulos. Todo el mundo está llamado a aportar aquello de que dispone. El muchacho aporta sus cinco panes y los dos pescados; los discípulos actúan de acomodadores. Dios cuenta siempre con nosotros para realizar sus obras. No le gusta tener trabajadores holgazanes. La multiplicación maravillosa de alimentos tiene una doble significación: Primero, revelar la persona de Jesús a través de los signos grandiosos que realiza. En segundo lugar, revive la historia del maná, con que Dios alimentó al pueblo hambriento en el desierto (Éx 16,14-22). Este pan multiplicado es un signo del pan de vida con que Jesús alimenta al nuevo pueblo nacido del acontecimiento pascual de su muerte y resurrección. Él es el “pan que da vida al mundo” (Jn 6,33). P. Antonio Danoz, redentorista
1. Antífona de entrada Señor, con tu sangre has rescatado a hombres de todas las razas, lenguas, pueblos y naciones y has hecho de nosotros un reino de sacerdotes para Dios. Aleluya (Ap 5,9-10). 2. Oración colecta Padre misericordioso, que para librarnos del poder del enemigo quisiste que tu Hijo sufriera por nosotros el suplicio de la cruz, concédenos llegar con él a la gloria de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo.
3. 1ª Lectura (He 5,34-42)
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles En aquellos días, un fariseo llamado Gamaliel, doctor de la ley y respetado por todo el pueblo, se levantó en el sanedrín, mandó que hicieran salir por un momento a los apóstoles y dijo a la asamblea: “Israelitas, piensen bien lo que van a hacer con esos hombres. No hace mucho surgió un tal Teudas, que pretendía ser un caudillo, y reunió unos cuatrocientos hombres. Fue ejecutado, dispersaron a sus secuaces y todo quedó en nada. Más tarde, en la época del censo, se levantó Judas el Galileo y muchos lo siguieron. Pero también Judas
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pereció y se desbandaron todos sus seguidores. En el caso presente, yo les aconsejo que no se metan con esos hombres; suéltenlos. Porque si lo que se proponen y están haciendo es de origen humano, se acabará por sí mismo. Pero si es cosa de Dios, no podrán ustedes deshacerlo. No se expongan a luchar contra Dios.” Los demás siguieron su consejo: mandaron traer a los apóstoles, los azotaron, les prohibieron hablar en nombre de Jesús y los soltaron. Ellos se retiraron del sanedrín, felices de haber padecido aquellos ultrajes por el nombre de Jesús. Y todos los días enseñaban sin cesar y anunciaban el Evangelio de Cristo Jesús, tanto en el templo como en las casas. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R El Señor es mi luz y mi salvación. Aleluya. L El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién voy a tenerle miedo? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién podrá hacerme temblar? /R L Lo único que pido, lo único que busco, es vivir en la casa del Señor toda mi vida, para disfrutar las bondades del Señor y estar continuamente en su presencia /R L La bondad del Señor espero ver en esta misma vida. Ármate de valor y fortaleza y en el Señor confía /R (Sal 26).
5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. No sólo de pan vive el hombre, sino también de toda palabra que sale de la boca de Dios. R Aleluya (Mt 4,4).
6. Evangelio (Jn 6,1-15)
Lectura del santo Evangelio según san Juan A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús se fue a la otra orilla del mar de Galilea o lago de Tiberíades. Lo seguía mucha gente, porque habían visto las señales milagrosas que hacía curando a los enfermos. Jesús subió al monte y se sentó allí con sus discípulos. Estaba cerca la Pascua, festividad de los judíos. Viendo Jesús que mucha gente lo seguía, le dijo a Felipe: “¿Cómo compraremos pan para que coman éstos?” Le hizo esta pregunta para ponerlo a prueba, pues él bien sabía lo que iba a hacer. Felipe le respondió: “Ni doscientos denarios de pan bastarían para que a cada uno le tocara un pedazo de pan”. Otro de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: “Aquí hay un muchacho que trae cinco panes de cebada y dos pescados. Pero, ¿qué es eso para tanta gente?” Jesús le respondió: “Díganle a la gente que se siente”. En aquel lugar había mucha hierba. Todos, pues, se sentaron ahí; y tan sólo los hombres eran unos cinco mil. Enseguida tomó Jesús los panes, y después de dar gracias a Dios, se los fue repartiendo a los que se habían sentado a comer. Igualmente les fue dando de los pescados todo lo que quisieron. Después de que todos se saciaron, dijo a sus discípulos: “Recojan los pedazos sobrantes, para que no se desperdicien”. Los recogieron y con los pedazos que sobraron de los cinco panes llenaron doce canastos. Entonces la gente, al ver la señal milagrosa que Jesús había hecho, decía: “Éste es, en verdad, el pro-
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feta que habría de venir al mundo”. Pero Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró de nuevo a la montaña, él solo. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Acepta, Señor, con bondad, las ofrendas que te presentamos, y ayúdanos a conservar tu gracia para alcanzar un día la felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Cristo fue condenado a muerte por nuestros pecados, y resucitó para nuestra justificación. Aleluya (Rom
9. Oración después de la comunión Señor, que tu amor paterno proteja siempre a quienes has salvado por medio de la pasión de tu Hijo, y que Cristo resucitado sea la fuente de todas nuestras alegrías. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Jesús es el pan de tu vida cotidiana?
4,25).
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Color litúrgico: Blanco Hemos creído en el amor que Dios nos tiene El autor de la carta sienta las bases para una vivencia de la caridad con bases firmes. En primer lugar, la fuente del auténtico amor está en Dios. Él mismo es amor: Al que lo ama de verdad, lo convierte también en amor. En segundo lugar, el camino más directo y seguro para conocer a Dios es el amor, puesto que él mismo “es amor”. La vida espiritual de todo discípulo parte de un conocimiento fundamental: Dios es quien ama primero. Esta experiencia ha de llevarnos a amarlo también nosotros a él. Él nos ha dado una prueba de su amor, de todos perceptible: envió a su Hijo al mundo para salvarnos. Dios espera la respuesta de nuestra parte. La respuesta es: “Amémonos unos a otros” (1Jn 4,7). Ésta es la forma de manifestar a Dios que lo amamos. Si cumplimos con el amor fraterno, el amor en nosotros habrá alcanzado su plenitud. De este modo, seremos en el mundo y para el mundo, lo que Dios es. Es a través del amor como manifestaremos, que Dios es amor, y envió a su Hijo al mundo por amor a la humanidad. Como el Padre me ama, así yo los he amado Jesús se estaba revelando a sí mismo al afirmar: “Nadie tiene amor más grande que aquel que da la vida por sus amigos” (Jn 15,13). Jesús pone al Padre, como referencia obligada en cuestión de amor. Él vive permanentemente la experiencia de sentirse amado por Dios. Por eso, puede afirmar: Como el Padre me amó, así yo los he amado.
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El amor es capaz de revolucionar por completo el orden social. Donde se instala el amor, la clase social de los esclavos desaparece. Es sustituida por la de “amigos”. Jesús se lo dice a los discípulos: “A ustedes no los llamo esclavos” (Jn 15,15), porque el esclavo no entra en el mundo de los secretos de su amo. “Yo los llamo amigos” (Jn 15,15). Amigos de verdad, pues, Jesús revela hasta lo más secreto que conoce de su Padre. La experiencia de amor que Jesús vive con Dios y con sus hermanos, por los que entregó la vida una vez para siempre, es la que nos propone a nosotros. Hay que vivirla para comprenderla mejor, para practicarla mejor, para enseñar a los demás a que haga la misma experiencia. La Beata de hoy: Bta. María de San José (1875-1967) Nace en Choroní, en el litoral venezolano el 25 de abril de 1875, durante el gobierno de Guzmán Blanco. Fue bautizada con el nombre de Laura Alvarado Cardozo. A los 16 años se dedica a dar catequesis como voluntaria en el hospital de Maracay. Con la colaboración del presbítero Vicente López fundó en 1901 la congregación de Agustinas Recoletas. Contaba 26 años de edad. Falleció en Maracay donde se conservan sus restos. Fue beatificada 28 años después de su muerte en 1995. P. Antonio Danoz, redentorista
1. Antífona de entrada Alabemos a esta mujer santa que construyó su casa en el amor, vivió en santo temor de Dios y cumplió siempre su voluntad. Aleluya (Pro 14,1-2). 2. Oración colecta Dios de poder y misericordia, que hiciste que la Beata María de San José, virgen, te sirviera humildemente en los huérfanos y en los ancianos pobres, concédenos, por su intercesión y ejemplo, que, reconociendo a Cristo en nuestros hermanos abandonados, podamos servirles con amor. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (1Jn 4,7-16) Lectura de la primera carta del apóstol san Juan Queridos hijos: Amémonos unos a otros, porque el amor viene de Dios y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama, no conoce a Dios, porque Dios es
amor. El amor que Dios nos tiene, se ha manifestado en que envió al mundo a su Hijo unigénito para que vivamos por él. El amor consiste en esto: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó primero y nos envió a su Hijo, como víctima de expiación por nuestros pecados. Si Dios nos ha amado tanto, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros. A Dios nadie lo ha visto nunca; pero si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece en nosotros y su amor en nosotros es perfecto. En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros: en que nos ha dado su Espíritu. Nosotros hemos visto y de ello damos testimonio, que el Padre envió a su Hijo como salvador del mundo. Quien confiesa que Jesús es el Hijo de Dios, permanece en Dios y Dios en él. Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído
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en ese amor. Dios es amor y quien permanece en el amor, permanece en Dios y Dios en él. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Guarda mi alma en la paz, junto a ti, Señor. L Señor, mi corazón no es engreído, ni mis ojos altaneros; no persigo grandezas ni prodigios que me superan /R L Calmo y silencio mi anhelo como un niño junto a su madre, como un niño junto al Señor. ¡Espere Israel en el Señor, ahora y por siempre! /R (Sal 130). 5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Yo te alabo, Padre, Señor del Cielo y de la tierra, porque has mantenido ocultas estas cosas a los sabios y prudentes y las revelaste a la gente sencilla. R Aleluya. 6. Evangelio (Jn 15,9-17)
Lectura del santo Evangelio según san Juan A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Como el Padre me ama, así los amo yo. Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecen en mi amor; lo mismo que yo cumplo los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que mi alegría esté en ustedes y su alegría sea plena. Este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros como yo los he amado. Nadie tiene amor más grande a sus amigos, que el que da la vida por ellos. Ustedes
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son mis amigos, si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a ustedes los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que le he oído a mi Padre. No son ustedes los que me han elegido, soy yo quien los ha elegido y los ha destinado para que vayan y den fruto y su fruto permanezca, de modo que el Padre les conceda cuanto le pidan en mi nombre. Esto es lo que les mando: que se amen los unos a los otros”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Señor, por esta oblación que te presentamos en la memoria de la Beata María de San José, concédenos los bienes de la paz y la unidad. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión El que quiera servirme, que me siga, dice el Señor; y donde esté yo, allí también estará mi servidor. Aleluya (Jn 12,26).
9. Oración después de la comunión Alimentados con estos sagrados misterios, te pedimos, Señor, nos ayudes a seguir los ejemplos de la Beata María de San José, que te rindió culto con devoción constante, y se entregó a tu pueblo en un continuo servicio de amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Cómo manifiestas a Dios que tu amor es auténtico?
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Liturgia de las Horas: 3ª Semana del Salterio - Color Litúrgico Blanco - Día de la Madre
TESTIGOS DE JESÚS RESUCITADO Con muchas formas y razones anunciaban a Jesús “Con otras muchas razones les hablaba y exhortaba” (He 2,40). Con estas palabras pone fin Lucas al discurso de Pedro el día de Pentecostés. Los discípulos siguieron diversas formas de anunciar la Buena Noticia de la resurrección de Jesús. La liturgia de este domingo nos ofrece dos de ellas. Ambas se atribuyen a Lucas. La primera, la encontramos en los Hechos. Está construida en forma de discurso al estilo de los maestros judíos de la época. Parte de la historia de la salvación, para concluir en la resurrección de Jesús, que murió, fue sepultado y resucitó, siguiendo las Escrituras. La segunda presentación es el relato de los dos discípulos de Emaús, que nos ofrece Lucas en su evangelio. Ésta es una de las más bellas catequesis sobre la resurrección de Jesús, que nos han transmitido los autores del nuevo testamento. Se trata de una “catequesis narrativa”, llena de viveza, dinámica, sorprendente. La mayor sorpresa se la llevaron los dos acompañantes del catequista disfrazado que los acompañó por el camino. ¿Eres tú el único forastero que no sabe lo que ha sucedido estos días Dios resucitó a este Jesús y nosotros somos testigos en Jerusalén? (Lc 24,19) El autor de los Hechos empieza por identificar la persona, antes de hacer el gran anuncio. Se trata de Jesús de Nazaret, que todo el mundo conoce. Fue un hombre a quien “Dios acreditó ante el pueblo con milagros, prodigios y señales” (He 2,22). A este hombre lo crucificaron y le dieron muerte por medio de gente sin ley, representantes del imperio de Roma. Esta parte de la historia era bien conocida por todos. Había tenido lugar la víspera de la fiesta de la Pascua. Ahora viene lo nuevo, que el pueblo desconoce: “Dios, librándolo de los rigores de la muerte, lo resucitó, porque la muerte no podía retenerlo” (He 2,24). Le aplica a Jesús las palabras de la Escritura: “No quedaría abandonado a la muerte ni su carne experimentaría la corrupción” (Sal 16,10). A Jesús se lo identifica con el Mesías. Ahora ocupa un puesto de honor al lado de Dios.
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De este hecho no todo el mundo es testigo. Hay unos testigos cualificados que son los discípulos, que han vivido la experiencia de encontrarse con él resucitado. Para ser testigo de la resurrección, hay que vivir la experiencia del encuentro con él resucitado. La Escritura, camino para encontrarse con Jesús resucitado “Entonces les abrió la inteligencia para que comprendieran la Escritura” (Lc 24, 45). A través del relato de un viaje, a primera vista intrascendente, Lucas nos revela el itinerario para encontrarse con Jesús resucitado. Los dos discípulos realizan un proceso de conversión, de la mano de un excelente catequista. El punto de partida es muy negativo: decepción, tristeza, frustración. Su sueño de ocupar un puesto importante al lado del “liberador de Israel” se había esfumado. A la frustración se añaden noticias confusas sobre su resurrección, que no les han convencido. Aquí empieza la labor del catequista. Empieza por desbloquear su mente dura para comprender las Escrituras. Éste es el primer camino a seguir para encontrarse con el resucitado. Les “ardía el corazón”, a medida que su mente se abría para entender que: el Mesías tenía que padecer y así entrar en su gloria. Ya sabemos cómo profundizar en el misterio que hemos celebrado en la gran Vigilia de la noche de Pascua. Hay que recurrir a la Escritura; a la Palabra de Dios, que la liturgia nos sirve con abundancia durante este tiempo pascual. Se abrieron sus ojos, al partirles el pan El segundo itinerario es la “fracción del pan” (la eucaristía), celebrada, participada, vivida. De ahora en adelante, Jesús resucitado está presente en la celebración de la “fracción del pan”. Es el mismo Jesús resucitado quien nos lo parte. Para mantener permanentemente viva esta presencia, Jesús nos ordenó en la cena: “Hagan esto en memoria mía” (Lc 22,19). La celebración de la eucaristía, junto con el bautismo, son los dos sacramentos más pascuales. Al sumergirnos y al salir del agua en el momento del bautismo nos identificamos con Jesús muerto y resucitado (Rom 6,5). Siempre que celebramos la “cena del Señor”, “proclamamos su muerte” y su resurrección (1Co 11,26). La celebración de la eucaristía en este tiempo de pascua es mucho más que una cuestión de “presencia real” de Jesús. Es un misterio de comunión con Jesús resucitado, para vivir como resucitados la vida de discípulos. Lucas añade un paso más a este proceso de conversión pascual: El anuncio de la experiencia recibida a los demás. A los que la conocen y, sobre todo a los que no la conocen. Los dos discípulos, “se levantaron al instante y se fueron a Jerusalén a anunciarlo a los compañeros” (Lc 24,13). P. Antonio Danoz, redentorista
1. Antífona de entrada Aclamen al Señor, habitantes todos de la tierra, canten un himno a su nombre, denle gracias y alábenlo. Aleluya (Sal 65,1-2).
dar, llenos de júbilo y esperanza, el día glorioso de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo.
2. Oración colecta Señor, tú que nos has renovado en el espíritu al devolvernos la dignidad de hijos tuyos, concédenos aguar-
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles El día de Pentecostés, se presentó Pedro, junto con los Once, ante la
3. 1ª Lectura
(He 2,14.22-33)
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multitud, y levantando la voz, dijo: “Israelitas, escúchenme. Jesús de Nazaret fue un hombre acreditado por Dios ante ustedes, mediante los milagros, prodigios y señales que Dios realizó por medio de él y que ustedes bien conocen. Conforme al plan previsto y sancionado por Dios, Jesús fue entregado, y ustedes utilizaron a los paganos, para clavarlo en la cruz. Pero Dios lo resucitó, rompiendo las ataduras de la muerte, ya que no era posible que la muerte lo retuviera bajo su dominio. En efecto David dice, refiriéndose a él: Yo veía constantemente al Señor delante de mí, puesto que él está a mi lado para que yo no tropiece. Por eso se alegra mi corazón y mi lengua se alboroza; por eso también mi cuerpo vivirá en la esperanza, porque tú, Señor, no me abandonarás a la muerte, ni dejarás que tu santo sufra la corrupción. Me has enseñado el sendero de la vida y me saciarás de gozo en tu presencia. Hermanos, que me sea permitido hablarles con toda claridad: el patriarca David murió y lo enterraron, y su sepulcro se conserva entre nosotros hasta el día de hoy. Pero, como era profeta, y sabía que Dios le había prometido con juramento que un descendiente suyo ocuparía su trono, con visión profética habló de la resurrección de Cristo, el cual no fue abandonado a la muerte ni sufrió la corrupción. Pues bien, a este Jesús Dios lo resucitó, y de ello todos nosotros somos testigos. Llevado a los cielos por el poder de Dios, recibió del Padre el Espíritu Santo prometido a él y lo ha comunicado, como ustedes lo están viendo y oyendo”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor.
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4. Salmo responsorial R Enséñanos, Señor, el camino de la vida. Aleluya. L Protégeme, Dios mío, pues eres mi refugio. Yo siempre he dicho que tú eres mi Señor. El Señor es la parte que me ha tocado en herencia: mi vida está en sus manos /R L Bendeciré al Señor, que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente. Tengo siempre presente al Señor y con él a mi lado, jamás tropezaré /R L Por eso se me alegran el corazón y el alma y mi cuerpo vivirá tranquilo, porque tú no me abandonarás a la muerte, ni dejarás que sufra yo la corrupción /R L Enséñame el camino de la vida, sáciame de gozo en tu presencia y de alegría perpetua junto a ti /R (Sal 15).
5. 2ª Lectura (1Pe 1,17-21)
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro Hermanos: Puesto que ustedes llaman Padre a Dios, que juzga imparcialmente la conducta de cada uno según sus obras, vivan siempre con temor filial durante su peregrinar por la tierra. Bien saben ustedes que de su estéril manera de vivir, heredada de sus padres, los ha rescatado Dios, no con bienes efímeros, como el oro y la plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, el cordero sin defecto ni mancha, al cual Dios había elegido desde antes de la creación del mundo, y por amor a ustedes, lo ha manifestado en estos tiempos, que son los últimos. Por Cristo, ustedes creen en Dios, quien lo resucitó de entre los muertos y lo llenó de gloria,
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a fin de que la fe de ustedes sea también esperanza en Dios. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 6. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Señor Jesús, haz que comprendamos la Sagrada Escritura. Enciende nuestro corazón mientras nos hablas. R Aleluya (Lc 24,32).
7. Evangelio (Lc 24,13-35)
Lectura del santo Evangelio según san Lucas A Gloria a ti, Señor El mismo día de la resurrección, iban dos de los discípulos hacía un pueblo llamado Emaús, situado a unos once kilómetros de Jerusalén, y comentaban todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús se les acercó y comenzó a caminar con ellos; pero los ojos de los discípulos estaban velados y no lo reconocieron. Él les preguntó: “¿De qué cosas vienen hablando, tan llenos de tristeza?” Uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: “¿Eres tú el único forastero que no sabe lo que ha sucedido estos días en Jerusalén?” Él les preguntó: “¿Qué cosa?” Ellos le respondieron: “Lo de Jesús el nazareno, que era un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo. Cómo los sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él sería el libertador de Israel, y sin embargo, han pasado ya tres días desde que estas cosas sucedieron. Es cierto que algunas mujeres de nuestro grupo nos
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han desconcertado, pues fueron de madrugada al sepulcro, no encontraron el cuerpo y llegaron contando que se les habían aparecido unos ángeles, que les dijeron que estaba vivo. Algunos de nuestros compañeros fueron al sepulcro y hallaron todo como habían dicho las mujeres, pero a él no lo vieron”. Entonces Jesús les dijo: “¡Qué insensatos son ustedes y qué duros de corazón para creer todo lo anunciado por los profetas! ¿Acaso no era necesario que el Mesías padeciera todo esto y así entrara en su gloria?” Y comenzando por Moisés y siguiendo con todos los profetas, les explicó todos los pasajes de la Escritura que se referían a él. Ya cerca del pueblo a donde se dirigían, él hizo como que iba más lejos; pero ellos le insistieron, diciendo: “Quédate con nosotros, porque ya es tarde y pronto va a oscurecer”. Y entró para quedarse con ellos. Cuando estaban a la mesa, tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero él se les desapareció. Y ellos se decían el uno al otro: “¡Con razón nuestro corazón ardía, mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras!” Se levantaron inmediatamente y regresaron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, los cuales les dijeron: “De veras ha resucitado el Señor y se le ha aparecido a Simón”. Entonces ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 8. Oración de los fieles S Jesús resucitado se ha puesto
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9 de Mayo - Lunes, Feria, III Semana de Pascua
a la mesa con nosotros en esta eucaristía. Oremos, para que nos abra la inteligencia para reconocerlo en su Palabra y en el pan que compartimos. A Ábrenos la inteligencia, Señor, para reconocerte. L En este domingo en que celebramos el día de la madre. Para que las madres reciban la fuerza de Dios para continuar su importante misión: Oremos al Señor. A Ábrenos, Señor, la inteligencia para reconocerte. L Son multitud las personas que viven en situaciones infrahumanas. Para que los responsables de la economía y la política abran los ojos y busquen solución a sus problemas: Oremos al Señor. A Ábrenos, Señor, la inteligencia para reconocerte. L Para que la Palabra de Jesús nos “caliente el corazón” y el pan de vida compartido con él, nos haga más diligentes y audaces al llevar la Buena Noticia a los demás: Oremos al Señor. A Ábrenos, Señor, la inteligencia para reconocerte. (Intenciones libres) S Concédenos, Señor, a quienes compartimos contigo la mesa de la eucaristía cada domingo, la va-
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lentía de los primeros discípulos para informar al mundo que estás resucitado. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén. 9. Oración sobre las ofrendas Acepta, Señor, los dones que te presentamos llenos de júbilo por la resurrección de tu Hijo, y concédenos participar con él, un día, de la felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. 10. Antífona de la comunión Al atardecer del día de la resurrección, los discípulos reconocieron al Señor cuando partió el pan. Aleluya (Lc 24,35).
11. Oración después de la comunión Mira, Señor, con bondad a estos hijos tuyos, que has renovado por medio de los sacramentos y condúcelos al gozo eterno de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Te preparas debidamente para recibir la santa Eucaristía?
de Mayo - Lunes, Feria, III Semana de Pascua
Color litúrgico: Blanco La sabiduría del Espíritu hablaba por él En la narración de Lucas entran en escena un grupo nuevo de discípulos: los diáconos. El autor fija su atención en uno de ellos: Esteban. En Esteban se concentran los dones, la audacia, la perseverancia que han de brillar en todo discípulo de Jesús: Lleno de gracia y poder, dotado del don de realizar grandes milagros, que sirven de signo ante el pueblo. Será el primero en dar el testimonio supremo de todo testigo de Jesús: entregar la vida.
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Aunque aparece en la lista de los dedicados “al servicio de las mesas”, Lucas nos lo presenta en plena acción evangelizadora, mostrándose incisivo en las denuncias, hábil en la dialéctica. Todo un modelo de lo que debe ser el nuevo estilo de profeta para tiempos nuevos. Dos cosas destaca Lucas en Esteban en su acción evangelizadora: la sabiduría con que habla y la energía que pone en proclamar la Buena Noticia. Los adversarios no sabían cómo contrarrestar su mensaje. Recurren a la estrategia de los ineptos y cobardes: la calumnia. Lo acusan de blasfemar contra Dios, contra Moisés, contra el templo y contra la ley. Contra todo lo más sagrado del pueblo. Pero Esteban no se amilana. Les aseguro, que no buscan más que signos milagrosos El “signo” maravilloso de la multiplicación de los panes había producido impacto en la gente, hasta el punto que intentaron “llevárselo y proclamarlo rey”. Jesús huyó solo a la montaña. Las gentes se dirigen a Cafarnaúm en su busca. Jesús les dirige un severo reproche: “Me buscan, porque se han hartado de pan” (Jn 6,26). No han sabido leer el significado de la multiplicación de los panes y los pescados. Detrás del signo de la multiplicación de panes y pescados, está el alimento que no perece: “el que dura y da vida eterna” (Jn 6,27). Éste es el alimento que les dará el Hijo del hombre, que ellos aún no han descubierto. Para conseguir el alimento que anuncia Jesús, hay que “trabajar en las obras de Dios”. Y éste es el primer compromiso que les pide: “Crean en aquel que Dios envió” (Jn 6,29). La Palabra de Dios de hoy nos invita a una seria reflexión. Examinémonos para ver si no nos sucede como a la gente, que no buscamos a Jesús por el alimento que dura hasta la vida eterna, sino por otros intereses. P. Antonio Danoz, redentorista
1. Antífona de entrada Ha resucitado Jesús, el Buen Pastor, que dio la vida por sus ovejas y que se dignó morir para salvarnos. Aleluya. 2. Oración colecta Señor, tú que iluminas a los extraviados con la luz de tu Evangelio para que vuelvan al camino de la verdad, concede a cuantos nos llamamos cristianos, imitar fielmente a Cristo y rechazar lo que pueda alejarnos de Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
3. 1ª Lectura (He 6,8-15)
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles En aquellos días, Esteban, lleno de gracia y de poder, realizaba grandes prodigios y señales entre la gente. Algunos judíos de la sinagoga llamada “de los Libertos”, procedentes de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia, se pusieron a discutir con Esteban; pero no podían refutar la sabiduría inspirada con que hablaba. Entonces sobornaron a algunos hombres para que dijeran: “Nosotros hemos oído a este hombre blasfemar contra Moisés y contra Dios.” Alborotaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas; cayeron sobre Esteban, se apoderaron de él por sorpresa y lo llevaron ante el
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sanedrín. Allí presentaron testigos falsos, que dijeron: “Este hombre no deja de hablar contra el lugar santo del templo y contra la ley. Lo hemos oído decir que ese Jesús de Nazaret va a destruir el lugar santo y a cambiar las tradiciones que recibimos de Moisés”. Los miembros del sanedrín miraron a Esteban y su rostro les pareció tan imponente como el de un ángel. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Dichoso el que cumple la voluntad del Señor. Aleluya. L Aunque los poderosos se burlen de mí, yo seguiré observando fielmente tu ley. Tus mandamientos, Señor, son mi alegría; ellos son también mis consejeros /R L Te conté mis necesidades y me escuchaste; enséñame, Señor, tu voluntad. Dame nueva luz para conocer tu ley y para meditar las maravillas de tu amor /R L Apártame de los caminos falsos y dame la gracia de cumplir tu voluntad. He escogido el camino de la lealtad a tu voluntad y a tus mandamientos /R (Sal 118). 5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. No sólo de pan vive el hombre, sino también de toda palabra que sale de la boca de Dios. R Aleluya (Mt 4,4). 6. Evangelio (Jn 6,22-29)
Lectura del santo Evangelio según san Juan A Gloria a ti, Señor Después de la multiplicación de los panes, cuando Jesús dio de comer a cinco mil hombres, sus discípulos
lo vieron caminando sobre el lago. Al día siguiente, la multitud, que estaba en la otra orilla del lago, se dio cuenta de que allí no había más que una sola barca y de que Jesús no se había embarcado con sus discípulos, sino que éstos habían partido solos. En eso llegaron otras barcas desde Tiberíades al lugar donde la multitud había comido el pan. Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaúm para buscar a Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron: “Maestro, ¿cuándo llegaste acá?” Jesús les contestó: “Yo les aseguro que ustedes no me andan buscando por haber visto señales milagrosas, sino por haber comido de aquellos panes hasta saciarse. No trabajen por ese alimento que se acaba, sino por el alimento que dura para la vida eterna y que les dará el Hijo del hombre; porque a éste, el Padre Dios lo ha marcado con su sello”. Ellos le dijeron: “¿Qué necesitamos para llevar a cabo las obras de Dios?” Respondió Jesús: “La obra de Dios consiste en que crean en aquel a quien él ha enviado”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Acepta, Señor, las ofrendas que te presentamos, y purifica nuestros corazones, para que podamos participar dignamente en este sacramento de tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión La paz les dejo, mi paz les doy; pero yo no se las doy como la da el mundo, dice el Señor. Aleluya (Jn 14,27).
10 de Mayo - Martes, San Juan de Ávila, Presbítero M
9. Oración después de la comunión Dios todopoderoso y eterno, que en Cristo resucitado nos has hecho renacer a la vida eterna, haz que este misterio pascual, en el que acabamos de participar por medio de la Eucaristía, dé en nosotros
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abundantes frutos de salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Qué intereses te mueven al acercarte a Jesús?
de Mayo - Martes, San Juan de Ávila, Presbítero M
Color litúrgico: Blanco Señor, no les tengas en cuenta este pecado Lucas pone en boca de Esteban uno de los discursos típicos de los Hechos. Hace un recorrido por la historia de la salvación para concluir con una dura denuncia: “Ustedes mataron a los que profetizaban la venida del Justo, el mismo al que ahora han entregado y asesinado” (He 7,52). No menciona aquí la resurrección, pero pone en boca de Esteban estas palabras: “Estoy viendo al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios”. Este “Hijo del hombre” es Jesús resucitado impregnado de la gloria de Dios. La reacción al discurso de Esteban fue inmediata. Los adversarios lo sacan fuera de la ciudad, para realizar su ejecución. En breves palabras, Lucas describe la “pasión y muerte de Esteban”. Se diferencia de la de Jesús en que se omite el protocolo, y se va directamente a la ejecución. Otra diferencia: En la ejecución de Esteban no se sigue la ley romana, como en el caso de Jesús, sino lo prescrito por la ley judía para la ejecución de un blasfemo: la lapidación (Lv 24,11-16). En el momento de morir, el discípulo sigue el ejemplo del maestro. Ora al padre por aquellos que le dan muerte de forma violenta: “Señor, no les tengas en cuenta este pecado” (He 7,59). Quien viene a mi no pasará hambre Jesús pide a la multitud que tenga fe en él. Y la multitud le exige un “signo” para creer. Recuerdan a Jesús el signo extraordinario que hizo Dios alimentando al pueblo con el maná en el desierto. Jesús ya había hecho un signo, al multiplicar los panes y los pescados; pero ellos no lo entendieron. Dios, que proporcionó alimento a los israelitas en el desierto, es quien les da ahora el pan que Jesús promete. Ellos siguen con la mente cerrada. Piensan únicamente en el alimento terreno. Éste es el alimento que verdaderamente les interesa. Jesús deja a un lado el lenguaje figurado y proclama con toda claridad: “Yo soy el pan de vida” (Jn 6,35). Los verbos “comer” y “creer”, en este caso tienen el mismo significado. El que cree en Jesús jamás pasará más hambre, pues él es el “pan de vida”.
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10 de Mayo - Martes, San Juan de Ávila, Presbítero M
Lo que realmente está en juego en este pasaje, como en casi todo este evangelio, es la identidad de la persona de Jesús. Reconocerlo como el enviado de Dios. El santo de hoy: S. Juan de Ávila (1500-1569) Nace en Almodóvar del Campo (España). Es una de las figuras más sobresalientes del clero español del siglo XVI. Procedía de una familia muy rica. A la muerte de sus padres repartió sus bienes entre los pobres. Fue un gran misionero, muy popular sobre todo en Andalucía. También se distinguió como acompañante espiritual de muchas personas. Sus sermones los preparaba de rodillas. Solía decir: “Las almas se ganan con las rodillas. La fe mueve montañas”. Sus escritos forman parte del glorioso legado espiritual del siglo de oro español. P. Antonio Danoz, redentorista
1. Antífona de entrada El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar la Buena Nueva a los pobres y anunciar su liberación a los cautivos (Lc 4,18).
2. Oración colecta Dios nuestro, luz y pastor de los creyentes, que confiaste a san Juan de Ávila la misión de instruir a tus ovejas con la palabra y el ejemplo, concédenos, por su intercesión, ser fieles a la fe que enseñó con su palabra e imitar el ejemplo que nos dio con su vida. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (He 7,51—8,1)
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles En aquellos días, habló Esteban ante el sanedrín, diciendo: “Hombres de cabeza dura, cerrados de corazón y de oídos. Ustedes resisten siempre al Espíritu Santo; ustedes son iguales a sus padres. ¿A qué profeta no persiguieron sus padres? Ellos mataron a los que anunciaban la venida del justo, al que ahora ustedes han traicionado y dado muerte. Recibieron la ley por medio de los ángeles y no la han observado.”
Al oír estas cosas, los miembros del sanedrín se enfurecieron y rechinaban los dientes de rabia contra él. Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, miró al cielo, vio la gloria de Dios y a Jesús, que estaba de pie a la derecha de Dios, y dijo: “Estoy viendo los cielos abiertos y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios.” Entonces los miembros del sanedrín gritaron con fuerza, se taparon los oídos y todos a una se precipitaron sobre él. Lo sacaron fuera de la ciudad y empezaron a apedrearlo. Los falsos testigos depositaron sus mantos a los pies de un joven, llamado Saulo. Mientras lo apedreaban, Esteban repetía esta oración: “Señor Jesús, recibe mi espíritu.” Después se puso de rodillas y dijo con fuerte voz: “Señor, no les tomes en cuenta este pecado”. Diciendo esto, se durmió en el Señor. Y Saulo estuvo de acuerdo en que mataran a Esteban. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya. L Sé tú, Señor, mi fortaleza y mi refugio, la muralla que me salve.
10 de Mayo - Martes, San Juan de Ávila, Presbítero M
Tú, que eres mi fortaleza y mi defensa, por tu nombre, dirígeme y guíame /R L En tus manos encomiendo mi espíritu y tú, mi Dios leal, me librarás. En ti, Señor, deposito mi confianza y tu misericordia me llenará de alegría /R L Vuelve, Señor, tus ojos a tu siervo y sálvame, por tu misericordia; cuídame, Señor, y escóndeme junto a ti, lejos de las intrigas de los hombres /R (Sal 30). 5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Yo soy el pan de la vida, dice el Señor; el que viene a mí ya no tendrá hambre. R Aleluya (Jn 6,35).
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7. Oración sobre las ofrendas Que estos dones, Señor, que te presentamos en honor de san Juan de Ávila y que van a dar testimonio de tu poder y de tu gloria, nos alcancen de ti la salvación eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Oración de la comunión Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo, dice el Señor. Aleluya (Mt 28,20). 9. Oración después de la comunión Te rogamos, Señor, que el sacramento que hemos recibido nos encamine al cielo que ya mereció obtener san Juan de Ávila sirviéndote con fidelidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
6. Evangelio (Jn 6,30-35)
Lectura del santo Evangelio según san Juan A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, la gente le preguntó a Jesús: “¿Qué señal vas a realizar tú, para que la veamos y podamos creerte? ¿Cuáles son tus obras? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Les dio a comer pan del cielo”. Jesús les respondió: “Yo les aseguro: No fue Moisés quien les dio pan del cielo; es mi Padre quien les da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es aquel que baja del cielo y da la vida al mundo”. Entonces le dijeron: “Señor, danos siempre de ese pan.” Jesús les contestó: “Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús.
Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Jesús es para ti el pan de vida?
San Juan de Ávila, Presbítero
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de Mayo - Miércoles, Feria, III Semana de Pascua
Color litúrgico: Blanco Recorrían el país anunciando la Buena Noticia El Espíritu de Dios junto con la persecución, son para Lucas los dos motores que impulsaron la propagación de la Buena Noticia. Primero en Jerusalén. En adelante, en las regiones cercanas y en las provincias del imperio. La persecución que acabó con la vida de Esteban, se extendió a los demás discípulos de Jesús en la ciudad de Jerusalén. La persecución parece selectiva. Se dirige sobre todo contra los discípulos de cultura greco-romana. A través de la historia se ha repetido la misma estrategia. Entre los perseguidores, Lucas menciona a Pablo, que se convertirá en protagonista principal de la segunda parte de su obra. Felipe es uno de los diáconos de origen griego, que se ve forzado a abandonar Jerusalén. Centra su actividad evangelizadora en Samaria. Primero Jesús, y ahora los discípulos, utilizan dos elementos básicos en la forma de evangelizar. Por una parte, la palabra; por otra, los signos de curación y liberación que la acompañaban. Es voluntad del Padre: quien crea tendrá vida eterna Jesús centra la atención sobre algo fundamental en su vida y en su forma de actuar: la voluntad del Padre. En todo lo que dice y en lo que hace, ella tiene la primacía. Repetirá más de una vez: “He venido a hacer la voluntad del Padre”. Jesús nos hace una revelación. La voluntad del Padre es muy clara: “Todo el que contempla al Hijo y cree en él tiene vida eterna” (Jn 6,40). Y añade: “Yo lo resucitaré en el último día” (Jn 6,40). El que cree en Jesús tiene, por tanto, asegurada la resurrección y la vida eterna. Jesús se aferra a la tarea que el Padre le ha confiado: “Que no se pierda ni uno solo de los que le confió” (Jn 6,39). El Padre le confió a toda la humanidad que, en su inmensa mayoría, habita en tinieblas y sombras de muerte. La voluntad de Dios para Jesús, no es distinta de la que asigna a los discípulos. Dios nos ha encargado que, ninguno de aquellos por los que Jesús entregó la vida y resucitó, se pierda. P. Antonio Danoz, redentorista
1. Antífona de entrada Que mi boca, Señor, se llene de alabanzas para poder cantarte; entonces mis labios se estremecerán de júbilo. Aleluya (Sal 70,8.23).
eterna con tu Hijo resucitado, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
2. Oración colecta Ayuda, Señor, con generosidad, a estos hijos tuyos a quienes has concedido el don de la fe, para que puedan, un día, alcanzar la felicidad
(He 8,1-8)
3. 1ª Lectura Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles El mismo día de la muerte de Esteban, se desató una violenta perse-
11 de Mayo - Miércoles, Feria, III Semana de Pascua
cución contra la comunidad cristiana de Jerusalén, y todos, menos los apóstoles, se dispersaron por Judea y por Samaria. Unos hombres piadosos sepultaron a Esteban e hicieron gran duelo por él. Entre tanto, Saulo hacía estragos en la Iglesia: entraba en las casas para llevarse a hombres y mujeres y meterlos en la cárcel. Los que se habían dispersado, al pasar de un lugar a otro, iban difundiendo el Evangelio. Felipe bajó a la ciudad de Samaria y predicaba ahí a Cristo. La multitud escuchaba con atención lo que decía Felipe, porque habían oído hablar de los milagros que hacía y los estaban viendo: de muchos poseídos salían los espíritus inmundos, lanzando gritos, y muchos paralíticos y lisiados quedaban curados. Esto despertó gran alegría en aquella ciudad. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Las obras del Señor son admirables. Aleluya. L Que aclame al Señor toda la tierra. Celebremos su gloria y su poder, cantemos un himno de alabanza, digamos al Señor: “Tu obra es admirable” /R L Que se postre ante ti la tierra entera y celebre con cánticos tu nombre. Admiremos las obras del Señor, los prodigios que ha hecho por los hombres /R L El transformó el mar Rojo en tierra firme y los hizo cruzar el Jordán a pie enjuto. Llenémonos por eso de gozo y gratitud: El Señor es eterno y poderoso /R (Sal 65). 5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. El que cree en
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mí tiene vida eterna, dice el Señor, y yo lo resucitaré en el último día. R Aleluya (Jn 6,40). 6. Evangelio (Jn 6,35-40)
Lectura del santo Evangelio según san Juan A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: “Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed. Pero como ya les he dicho: me han visto y no creen. Todo aquel que me da el Padre viene hacia mí; y al que viene a mí yo no lo echaré fuera, porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. Y la voluntad del que me envió es que yo no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite en el último día. La voluntad de mi Padre consiste en que todo el que vea al Hijo y crea en él, tenga vida eterna y yo lo resucite en el último día”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Concédenos, Señor, que este sacrificio pascual que vamos a ofrecerte, nos llene siempre de alegría, prosiga en nosotros tu obra redentora y nos obtenga de ti la felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión El Señor que nos redimió con su sangre, ha resucitado y ha hecho resplandecer su luz sobre nosotros. Aleluya. 9. Oración después de la comunión Que el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, precio de nuestra redención,
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12 de Mayo - Jueves, Feria o Memoria de San Pancracio, Mártir
nos ayuden, Señor, a cumplir tus mandamientos y a obtener, así, nuestra felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Qué haces, para que todos disfruten de los bienes de la salvación?
Mayo - Jueves, Feria o Memoria 12 de de San Pancracio, Mártir Color litúrgico: Blanco o rojo Felipe le explicó la Buena Noticia de Jesús Lo que interesa a Lucas en el episodio del eunuco etíope, es manifestar cómo la palabra de Dios se propaga con rapidez, incluyendo a personas de procedencia diversa y con cierta notoriedad. En el proceso catequético de preparación del eunuco al bautismo, Lucas se sirve del cuarto “cántico del Siervo” del libro de Isaías (Is 53,7ss). Es uno de los textos utilizados en las primeras comunidades cristianas, para anunciar la muerte de Jesús, humillado y llevado de forma violenta a la muerte, como un cordero al matadero. Partiendo del texto del profeta Isaías, Felipe “le explicó la buena Noticia de Jesús”. Continuando el proceso de iniciación que se seguía en las primeras comunidades, el eunuco hace su confesión de fe: “Creo que Jesucristo es Hijo de Dios”. A continuación recibe el bautismo. Cumplida la misión, Felipe prosigue su misión por la región anunciando la Buena Noticia. El eunuco regresa lleno de gozo, después de haber recibido el bautismo. Para los discípulos de hoy, la enseñanza de Lucas es muy importante. Los procesos de iniciación se limitan muchas veces a unas charlas o a unas lecciones teóricas, sin que la persona haga un verdadero camino de conversión. Les aseguro que quien cree tiene vida eterna Como en una especie de resumen, el evangelista concentra varias de las enseñanzas que ha ido proclamando. La primera se refiere a su propia persona: “El que está junto al Padre; ese ha visto al Padre”. Él es quien puede hablar del Padre como testigo veraz, y constituirse en maestro de fiar. El evangelista consigna otra afirmación importante tomada de Isaías: “Todos serán discípulos de Dios” (Is 54.13). El verdadero discípulo de Dios se convierte en auténtico oyente de Jesús, porque es el enviado por Dios, para transmitir al mundo su mensaje. Jesús insiste en la necesidad de creer en él, para poseer la vida eterna y para participar en la resurrección. Al que crea, lo “resucitará en el último día”. Finalmente, insiste en el mensaje central de esta sección del evangelio: “Yo soy el pan de vida”. Éste es el verdadero pan que Dios tiene reservado para el nuevo pueblo, que le asegura la vida que no tiene límite. Es muy superior al maná del desierto. Quienes lo comieron murieron. El santo de hoy: S. Pancracio. (+ 304) Era originario de Frigia (Asia Menor) Era huérfano. Fue llevado a Roma donde fue bautizado. A los catorce años sufrió el martirio en tiempos de Diocleciano. Su sepulcro se encuentra en la Aurelia, donde fue construida una basílica en su honor.
12 de Mayo - Jueves, Feria o Memoria de San Pancracio, Mártir
1. Antífona de entrada Cantemos al Señor, pues su victoria es grande. Alabemos al Señor, porque él es nuestra fortaleza y salvación. Aleluya (Ex 15,1-2). 2. Oración colecta Concédenos, Señor, por intercesión de tu santo mártir Pancracio, entregarnos con generosidad a tu servicio para corresponder dignamente a tu amistad. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (He 8,26-40)
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles En aquellos días, un ángel del Señor le dijo a Felipe: “Levántate y toma el camino del sur, que va de Jerusalén a Gaza y que es poco transitado”. Felipe se puso en camino. Y sucedió que un etíope, alto funcionario de Candaces, reina de Etiopía, y administrador de sus tesoros, que había venido a Jerusalén para adorar a Dios, regresaba en su carro, leyendo al profeta Isaías. Entonces el Espíritu le dijo a Felipe: “Acércate y camina junto a ese carro”. Corrió Felipe, y oyendo que el hombre leía al profeta Isaías, le preguntó: “¿Entiendes lo que estás leyendo?” El le contestó: “¿Cómo voy a entenderlo, si nadie me lo explica?” Entonces invitó a Felipe a subir y a sentarse junto a él. Él pasaje de la Escritura que estaba leyendo, era éste: Como oveja fue llevado a la muerte; como cordero que no se queja frente al que lo trasquila, así él no abrió la boca. En su humillación no se le hizo justicia. ¿Quién podrá hablar de su descendencia, puesto que su vida ha sido arrancada de la tierra?
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El etíope le preguntó a Felipe: “Dime, por favor: ¿De quién dice esto el profeta, de sí mismo o de otro?” Felipe comenzó a hablarle y partiendo de aquel pasaje, le anunció el Evangelio de Jesús, Siguieron adelante, llegaron a un sitio donde había agua y dijo el etíope: “Aquí hay agua. ¿Hay alguna dificultad para que me bautices?” Felipe le contestó: “Ninguna, si crees de todo corazón”? Respondió el etíope: “Creo que Jesús es el Hijo de Dios”. Mandó parar el carro, bajaron los dos al agua y Felipe lo bautizó. Cuando salieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe. El etíope ya no lo vio más y prosiguió su viaje, lleno de alegría. En cuanto a Felipe, se encontró en la ciudad de Azoto y evangelizaba los poblados que encontraba a su paso, hasta que llegó a Cesarea. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Tu salvación, Señor, es para todos. Aleluya. L Naciones, bendigan a nuestro Dios, hagan resonar sus alabanzas, porque él nos ha devuelto la vida y no dejó que tropezaran nuestros pies /R L Cuantos temen a Dios, vengan y escuchen, y les diré lo que ha hecho por mí; a él dirigí mis oraciones y mi lengua le cantó alabanzas /R L Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica, ni me retiró su gracia /R (Sal 65).
5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo, dice el Señor; el que coma de este pan vivirá para siempre. R Aleluya (Jn 6,51).
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13 de Mayo - Viernes, Nuestra Señora de Fátima, F
6. Evangelio (Jn 6,44-51)
Lectura del santo Evangelio según san Juan A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús, dijo a los judíos: “Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre, que me ha enviado; y a ése yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: Todos serán discípulos de Dios. Todo aquel que escucha al Padre y aprende de él, se acerca a mí. No es que alguien haya visto al Padre, fuera de aquel que procede de Dios. Ese sí ha visto al Padre. Yo les aseguro: el que cree en mí, tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Sus padres comieron el maná en el desierto y sin embargo, murieron. Este es el pan que ha bajado del cielo para que, quien lo coma, no muera. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre, y el pan que yo les voy a dar es mi carne para que el mundo tenga vida”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Santifica, Señor, con tu bendición
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estas ofrendas y enciende en nosotros ese amor a ti, por el que tu santo mártir san Pancracio fue capaz de soportar todos los tormentos. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, que tome su cruz y que me siga, dice el Señor. Aleluya (Mt 16,24). 9. Oración después de la comunión Que el sacramento que hemos recibido nos dé, Señor, la misma fortaleza con la que tu santo mártir san Pancracio fue fiel en tu servicio y generoso en el sufrimiento. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Eres verdadero oyente de Jesús? San Pancracio, mártir
de Mayo - Viernes, Nuestra Señora de Fátima, F
Color litúrgico: Blanco Pablo se puso a proclamar que Jesús es Hijo de Dios Con la conversión de Pablo comienza una nueva sección del libro de los Hechos. Es la persona adecuada para convertirse en protagonista que Lucas quiere construir. Un judío de cuya autenticidad no se puede dudar, se hace discípulo de Jesús. Se trata de un hombre de dos culturas, pues procede de Tarso, una ciudad importante del imperio romano. Interesante, para “traducir” la Buena Noticia de Jesús a la cultura judía; y tam-
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bién a la cultura greco-romana. Un hombre recio, audaz y decidido, que no se detiene ante ninguna dificultad, inquieto y sin fronteras. La narración de la conversión de Pablo que nos ofrece Lucas, contiene todos los ingredientes de un verdadero proceso de iniciación en el camino de Jesús. El punto de partida es el encuentro personal con Jesús. Lucas lo reviste de un lenguaje típico de otras manifestaciones de Dios. Lo importante es que el impacto del encuentro de Pablo con Jesús resucitado lo impactó para toda su vida. Lucas presenta los pasos siguientes como un verdadero proceso: encuentro con Ananías, que se convierte en acompañante y catequista; un tiempo de maduración diseñado como una “noche oscura”, representada por las escamas; el acto de recibir el bautismo, por el que se convierte definidamente en un “hombre del Camino”, que él mismo había perseguido. Y un detalle final de suma importancia: “Muy pronto se puso a pregonar: “que Jesús era el Hijo de Dios”. Éste es el signo revelador de que su conversión fue auténtica. Cuando falta este signo, falta algo fundamental a una auténtica conversión. El pan que les daré es mi propia carne En la progresión del discurso de Jesús sobre el “pan de vida” ha dado un paso importante. El pan de vida que da vida eterna es la misma persona de Jesús. Con todo el realismo propio de la cultura judía, Jesús habla de “comer su carne”, para referirse a su persona. Sucede exactamente lo mismo al referirse a “beber mi sangre”. Antes era: “El que come este pan no muere”. Ahora: “Quien come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré”. La dinámica de la resurrección empieza en la comunidad de vida con Jesús: (Jn 6,54) “Quien come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él”. Esta cohabitación es tan profunda, que es semejante a la que Jesús tiene con el Padre: “Como el Padre vive y yo vivo por el Padre, quien me come vivirá por mí”. Ésta es la auténtica comunión de vida que se establece entre Jesús y la persona que cree en él, y que se alimenta cada vez que se lee su Palabra y se come el “pan de vida”, que es el mismo Jesús. La fiesta de hoy: Ntra. Sra. de Fátima El año 1917 la Virgen María se aparece a tres pastorcitos en Fátima (Portugal). Sus nombres son Lucía, Francisco y Jacinta. Lucía se hizo religiosa carmelita en el monasterio de Coimbra. Francisco y Jacinta fueron beatificados por Juan Pablo II el 13 de mayo del año 2000. Fátima se ha convertido en un centro de oración y penitencia, siendo uno de los santuarios marianos al que concurren muchos peregrinos. P. Antonio Danoz, redentorista
1. Antífona de entrada Te aclamamos, santa Madre de Dios, porque has dado a luz al Rey que gobierna cielo y tierra por los siglos de los siglos. Aleluya (Sedulio). 2. Oración colecta Señor Jesús, que elegiste el seno virginal de María como digna morada, concédenos que, defendidos con su protección, bajo la advocación de Nuestra Señora de Fátima, celebremos con júbilo su gloriosa festividad. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios por los siglos de los siglos.
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13 de Mayo - Viernes, Nuestra Señora de Fátima, F
3. 1ª Lectura (He 9,1-20)
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles En aquellos días, Saulo, amenazando todavía de muerte a los discípulos del Señor, fue a ver al sumo sacerdote y le pidió, para las sinagogas de Damasco, cartas que lo autorizaran para traer presos a Jerusalén a todos aquellos hombres y mujeres que seguían la nueva doctrina. Pero sucedió que, cuando se aproximaba a Damasco, una luz del cielo lo envolvió de repente con su resplandor. Cayó por tierra y oyó una voz que le decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” Preguntó él: “¿Quién eres, Señor?” La respuesta fue: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Levántate. Entra en la ciudad y ahí se te dirá lo que tienes que hacer”. Los hombres que lo acompañaban en el viaje se habían detenido, mudos de asombro, pues oyeron la voz, pero no vieron a nadie. Saulo se levantó del suelo, y aunque tenía abiertos los ojos, no podía ver. Lo llevaron de la mano hasta Damasco y ahí estuvo tres días ciego, sin comer ni beber. Había en Damasco un discípulo que se llamaba Ananías, a quien se le apareció el Señor y le dijo: “Ananías”. El respondió: “Aquí estoy, Señor.” El Señor le dijo: “Ve a la calle principal y busca en casa de Judas a un hombre de Tarso, llamado Saulo, que está orando”. Saulo tuvo también la visión de un hombre llamado Ananías, que entraba y le imponía las manos para que recobrara la vista. Ananías contestó: “Señor, he oído a muchos hablar de ese individuo y del daño que ha hecho a tus fieles
en Jerusalén. Además, trae autorización de los sumos sacerdotes para poner presos a todos los que invocan tu nombre”. Pero el Señor le dijo: “No importa. Tú ve allá, porque yo lo he escogido como instrumento, para que me dé a conocer a las naciones, a los reyes y a los hijos de Israel. Yo le mostraré cuánto tendrá que padecer por mi causa”. Ananías fue allá, entró en la casa, le impuso las manos a Saulo y le dijo: “Saulo, hermano, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino, me envía para que recobres la vista y quedes lleno del Espíritu Santo”. Al instante, algo como escamas se le desprendió de los ojos y recobró la vista. Se levantó y lo bautizaron. Luego comió y recuperó las fuerzas. Se quedó unos días con los discípulos en Damasco y se puso a predicar en las sinagogas, afirmando que Jesús era el Hijo de Dios. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Que aclamen al Señor todos los pueblos. Aleluya. L Que alaben al Señor, todas las naciones, que lo aclamen todos los pueblos /R L Porque grande es su amor hacia nosotros y su fidelidad dura por siempre /R (Sal 116). 5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él, dice el Señor. R Aleluya (Jn 6,56).
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14 de Mayo - Sábado, San Matías, Apóstol, F
6. Evangelio (Jn 6,52-59)
Lectura del santo Evangelio según san Juan A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, los judíos se pusieron a discutir entre sí: “¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?” Jesús les dijo: “Yo les aseguro: Si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no podrán tener vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él. Como el Padre, que me ha enviado, posee la vida y yo vivo por él, así también el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo; no es como el maná que comieron sus padres, pues murieron. El que come de este pan vivirá para siempre”. Esto lo dijo Jesús enseñando en la sinagoga de Cafarnaúm. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús.
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7. Oración sobre las ofrendas Padre lleno de bondad, que nos socorra el inmenso amor de tu Hijo unigénito para que, quien al nacer de la Virgen María, no menoscabó la integridad de la Madre, sino que la consagró, nos libre de nuestras culpas y haga acepta a ti nuestra oblación. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Dichosa la Virgen María, que llevó en su seno al Hijo del eterno Padre. Aleluya (Lc 11,27). 9. Oración después de la comunión Señor, al recibir el sacramento celestial en esta conmemoración de la santísima Virgen María, en su advocación de Nuestra Señora de Fátima te pedimos que nos concedas celebrar dignamente, a imitación suya, el misterio de nuestra redención. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado, y tiene par ti una pregunta: ¿Con qué frecuencia te alimentas de la Palabra de Dios y de la eucaristía?
de Mayo - Sábado, San Matías, Apóstol, F
Color litúrgico: Rojo Un testigo de la vida y de la resurrección de Jesús La comunidad de discípulos de Jesús se construye sobre el modelo de las doce tribus del antiguo Israel. Después de la traición y muerte de Judas, la comunidad decide buscar un sustituto y diseña el perfil del candidato. Señala dos condiciones fundamentales. Primera: haber acompañado a Jesús desde el bautismo de Juan hasta su muerte. Segunda: Ser testigo de la resurrección. Se cuenta con la comunidad para la elección. Después, la comunidad se pone en
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oración, para que sea la suerte quien decida el elegido. De los dos candidatos fue Matías el elegido, que fue incorporado al grupo de los doce. Este proceso de contar con la comunidad para la designación de sus dirigentes, y la invocación a Dios para que la ilumine en la elección, es ciertamente bueno y saludable. Es una lástima que se ha diluido con el correr de los siglos, hasta el punto que actualmente apenas se ha recuperado en algunas instituciones de la Iglesia. También es bueno que prevalezca el criterio de testigos de Jesús resucitado, sobre otros más o menos interesados. El Señor es el protagonista de la elección Jesús hace saber a los discípulos, quién ha sido el protagonista de la elección. No han sido ellos, sino el mismo Jesús quien ha tomado la iniciativa. El llamado es un gesto de benevolencia por su parte hacia cada uno de ellos. Los evangelistas nos han dejado constancia de la elección de varios de ellos. Jesús también establece el estilo de relación que quiere mantener con ellos. No se presenta como el señor que impone su autoridad sobre sus siervos. Al contrario: “Está en medio de ellos como el que sirve” (Lc 22,27). Jesús quiere que seamos sus amigos. Como entre amigos no hay secretos, nos ha revelado los secretos que el Padre le ha confiado. Jesús nos ha manifestado su amor, entregando la vida por nosotros. Nos señala la forma de manifestarle nuestro amor: “Hacer lo que nos manda”. La amistad con sus discípulos está basada en el amor. Quiere que sea también el amor el signo que nos identifique ante el mundo, y el que presida nuestra convivencia: “Éste es mi mandamiento: que se amen unos a otros como yo los he amado” (Jn 15,12). El santo de hoy: S. Matías, Apóstol (s. I) Los datos fiables que poseemos sobre el apóstol Matías los ofrece el libro de los Hechos. Fue elegido por la comunidad de Jerusalén, para ocupar el lugar que había dejado Judas Iscariote. El hecho de que la comunidad lo presentara como candidato indica que era una persona relevante en la comunidad de Jerusalén. El nombre de Matías no se vuelve a mencionar más en el nuevo testamento. Existe una tradición, según la cual el apóstol Matías evangelizó Etiopía. Allí sufrió el martirio. P. Antonio Danoz, redentorista
1. Antífona de entrada No son ustedes los que me han elegido, dice el Señor; soy yo quien los ha elegido; para que vayan y den fruto y ese fruto perdure. Aleluya (Jn 15,16).
2. Oración colecta Señor Dios, tú que llamaste a san Matías a formar parte del grupo de tus Apóstoles, San Matías, Apóstol
concédenos, por sus méritos corresponder al don de tu amor para que podamos llegar a compartir la gloria de tus elegidos. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura
(He 1,15-17.20-26)
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles En aquellos días, Pedro se puso de pie en medio de los hermanos y dijo: “Hermanos, tenía que cumplirse aquel pasaje de la Escritura en que el Espíritu Santo, por boca de David, hizo una predicción tocante
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a Judas, quien fue el que guió a los que apresaron a Jesús. Él era de nuestro grupo y había sido llamado a desempeñar con nosotros este ministerio. Ahora bien, en el libro de los Salmos está escrito: Que su morada quede desierta y que no haya quien habite en ella; que su cargo lo ocupe otro. Hace falta, por tanto, que uno se asocie a nosotros como testigo de la resurrección de Jesús, uno que sea de los que nos acompañaron mientras convivió con nosotros el Señor Jesús, desde que Juan bautizaba hasta el día de la ascensión”. Propusieron entonces a dos: a José Barsabá, por sobrenombre “el Justo”, y a Matías, y se pusieron a orar de este modo: “Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, muestra a cuál de estos dos has elegido para desempeñar este ministerio y apos tolado, del que Judas desertó para irse a su propio lugar”. Echaron suertes, le tocó a Matías y lo asociaron a los once apóstoles. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Lo puso el Señor entre los jefes de su pueblo. L Bendito sea el Señor, alábenlo sus siervos. Bendito sea el Señor desde ahora y para siempre /R L Desde que sale el sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor. Dios está sobre todas las naciones, su gloria, por encima de los cielos /R L ¿Quién hay como el Señor? ¿Quién iguala al Dios nuestro, que tiene en las alturas su morada, y sin embargo de esto, bajar se digna su mirada para ver tierra y cielo? /R L El levanta del polvo al desvalido y saca al indigente del estiércol, para
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hacerlo sentar entre los grandes, los jefes de su pueblo /R (Sal 112). 5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Yo los he elegido del mundo, dice el Señor, para que vayan y den fruto y su fruto permanezca. R Aleluya (Jn 15,16). 6. Evangelio (Jn 15,9-17)
Lectura del santo Evangelio según san Juan A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Como el Padre me ama, así los amo yo. Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecen en mi amor; lo mismo que yo cumplo los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que mi alegría esté en ustedes y su alegría sea plena. Este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros como yo los he amado. Nadie tiene amor más grande a sus amigos que el que da la vida por ellos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a ustedes los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que le he oído a mi Padre. No son ustedes los que me han elegido, soy yo quien los ha elegido y los ha destinado para que vayan y den fruto y su fruto permanezca, de modo que el Padre les conceda cuanto le pidan en mi nombre. Esto es lo que les mando: que se amen los unos a los otros”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús.
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15 de Mayo - Domingo IV de Pascua: El Buen Pastor /A
7. Oración sobre las ofrendas Acepta, Señor los dones que tu Iglesia te presenta en la festividad de san Matías, Apóstol y, por medio de esta Eucaristía, fortalécenos con tu amor y con tu gracia. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Éste es mi mandamiento: que se amen unos a otros como yo los he amado, dice el Señor. Aleluya (Jn 15,12).
9. Oración después de la comunión Te rogamos, Señor por intercesión
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de san Matías, Apóstol, que no nos prives nunca de este pan de vida para que podamos prepararnos, con tu gracia, a recibir la herencia reservada a tus hijos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Cómo agradeces a Jesús que te haya hecho discípulo suyo?
de Mayo - Domingo IV de Pascua: El Buen Pastor /A
Liturgia de las Horas: 4ª Semana del Salterio - Color litúrgico Blanco - Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones Sacerdotales y Religiosas EL BUEN PASTOR CONOCE A SUS OVEJAS Conviértanse y bautícense en nombre de Jesús Todo anuncio del acontecimiento pascual está ordenado a la conversión. Pedro había hecho el anuncio pascual: “Todo el pueblo de Israel reconozca que este Jesús crucificado por ustedes, Dios lo ha nombrado Señor y Mesías” (He 2,36). Como consecuencia de la resurrección, Jesús, en cuya muerte el pueblo de Israel estaba implicado, es ahora el vencedor del odio, de la violencia y de la muerte. Es ahora el “Señor” y el “Mesías”: el Ungido, con un título que lo hace semejante a Dios: “Señor”. Señor y Mesías son dos títulos de origen judío, que la comunidad de discípulos aplicó muy pronto a Jesús. La predicación de Pedro había impactado a la gente: sus palabras les había tocado el corazón. Era el paso primero en el proceso de conversión. El segundo paso era ser bautizados invocando el nombre de Jesús. Mateo habla de la invocación de la trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo (Mt 28,19). Probablemente se utilizaron las dos formas. El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas Una de las imágenes más pascuales de Jesús, la encontramos en la sección del evangelio de Juan que hemos leído. Es la imagen del pastor, de profundo sabor bíblico. Lo fue para las primeras generaciones cristianas y lo sigue siendo para los discípulos de hoy. En torno a la imagen del pastoreo, el evangelio de Juan elabora una hermosa catequesis, utilizando diversos elementos: el redil, la puerta, el pastor, el mercenario, el asalariado.
15 de Mayo - Domingo IV de Pascua: El Buen Pastor /A
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Existe una puerta para entrar y salir del redil. El redil es la comunidad de discípulos nacida de la Pascua. La primera afirmación de Jesús es ésta: “Yo soy la puerta”. Por la adhesión a Jesús se entra a formar parte del redil de Dios. Y no hay otra entrada. El que pretenda entrar por otro sitio, se convierte en intruso, en “ladrón y salteador”. No ama de verdad a las ovejas. Y las ovejas no lo reconocen, no escuchan su voz, tampoco lo siguen. El pastor bueno llama a las suyas por su nombre Después de presentar a Jesús como “puerta” para entrar en el redil, siguiendo en el ambiente pastoril, el evangelista da un paso más: identifica a Jesús con el buen pastor. Presenta el perfil de un buen pastor, antes de hacer la proclamación más importante de Jesús: “Yo soy el buen pastor” (Jn 10,11). La primera condición para ser un buen pastor es conocer a las ovejas. Quien no las conoce no está capacitado para amarlas. Un signo revelador de que conoce a las ovejas es que las llama por su nombre. Para Jesús no somos números Dijo Jesús: “Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas fríos y anónimos. Somos personas a las (Cfr.Jn 10,7) que ama de manera especial por ser discípulos suyos. En segundo lugar, el pastor bueno se convierte en guía del rebaño y marcha a su cabeza. Con toda razón Jesús puede decir a los discípulos: El que quiera ser discípulo mío, “cargue con su cruz y que me siga” (Mc 8,34). Antes de invitar a seguir su camino, Jesús lo hizo, paso a paso hasta el final, como guía y como pionero. La primera carta de Pedro nos presenta a Jesús, buen pastor, que “padeció su pasión por nosotros, dejándonos el ejemplo para que sigamos sus huellas” Los que son de Jesús, escuchan su voz y lo siguen En el mundo pastoril no existe sólo el pastor, está también el redil y las ovejas. Aquí “ovejas” se identifica con los discípulos de Jesús. A un pastor bueno han de corresponder ovejas buenas y buen redil. Jesús cuenta con que sus ovejas ofrezcan la máxima calidad de pertenencia y de seguimiento. Lo primero que se nos pide es conocer al pastor. Este tiempo de Pascua nos ofrece la oportunidad de conocerlo a fondo. Tenemos la oportunidad de acercarnos asiduamente a la Palabra de Dios. En ella se nos ofrece el verdadero perfil de Jesús, nuestro verdadero pastor. Jesús, nuestro pastor, levanta su voz para que lo escuchemos, meditemos su mensaje, encaminemos nuestros pasos en su seguimiento. Muchos, demasiados, tienen tapiados los oídos y se niegan a escucharlo. La celebración del tiempo de Pascua se convierte en altavoz poderoso, para despertar de la apatía y de la pereza ya desde el comienzo del día. Donde se revela el verdadero espíritu del que pertenece al redil de Jesús es
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en el seguimiento. No existe verdadero discípulo, verdadera oveja o cordero del redil de Jesús sin seguimiento. La primera carta de Pedro nos presenta a Jesús, el buen pastor, “que nos ha curado con sus heridas”, que “padeció su pasión por nosotros”. “Nos ha dejado ejemplo para que sigamos su huellas” (1Pe 2,21ss). P. Antonio Danoz, redentorista
1. Antífona de entrada Alabemos al Señor llenos de gozo, porque la tierra está llena de su amor y su palabra hizo los cielos. Aleluya (Sal 32,5-6). 2. Oración colecta Dios omnipotente y misericordioso, guíanos a la felicidad eterna de tu Reino, a fin de que el pequeño rebaño de tu Hijo pueda llegar seguro a donde ya está su Pastor, resucitado, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. 3. 1ª Lectura
(He 2,14.36-41)
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles El día de Pentecostés, se presentó Pedro junto con los Once ante la multitud y levantando la voz, dijo: “Sepa todo Israel con absoluta certeza, que Dios ha constituido Señor y Mesías al mismo Jesús, a quien ustedes han crucificado”. Estas palabras les llegaron al corazón, y preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles: “¿Qué tenemos que hacer, hermanos?” Pedro les contestó: “Arrepiéntanse y bautícense en el nombre de Jesucristo para el perdón de sus pecados y recibirán el Espíritu Santo. Porque las promesas de Dios valen para ustedes y para sus hijos y también para todos los paganos que el Señor, Dios nuestro, quiera llamar, aunque estén lejos”. Con éstas y otras muchas razones, los instaba y exhortaba, diciéndoles:
“Pónganse a salvo de este mundo corrompido”. Los que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día se les agregaron unas tres mil personas. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R El Señor es mi pastor, nada me faltará. Aleluya. L El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes praderas me hace reposar y hacia fuentes tranquilas me conduce para reparar mis fuerzas /R L Por ser un Dios fiel a sus promesas, me guía por el sendero recto; así, aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú estás conmigo, tu vara y tu cayado me dan seguridad /R L Tú mismo me preparas la mesa, a despecho de mis adversarios; me unges la cabeza con perfume y llenas mi copa hasta los bordes /R L Tu bondad y tu misericordia me acompañarán todos los días de mi vida; y viviré en la casa del Señor por años sin término /R (Sal 22). 5. 2ª Lectura (1Pe 2,20-25)
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro Hermanos: Soportar con paciencia los sufrimientos que les vienen a ustedes por hacer el bien, es cosa agradable a los ojos de Dios, pues a esto han sido llamados, ya que también Cristo sufrió por ustedes y les dejó así un ejemplo para que sigan
15 de Mayo - Domingo IV de Pascua: El Buen Pastor /A
sus huellas. Él no cometió pecado ni hubo engaño en su boca; insultado, no devolvió los insultos; maltratado, no profería amenazas, sino que encomendaba su causa al único que juzga con justicia; cargado con nuestros pecados, subió al madero de la cruz, para que, muertos al pecado, vivamos para la justicia. Por sus llagas ustedes han sido curados, porque ustedes eran como ovejas descarriadas, pero ahora han vuelto al pastor y guardián de sus vidas. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 6. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Yo soy el buen Pastor, dice el Señor; yo conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí. R Aleluya (Jn 10,14). 7. Evangelio (Jn 10,1-10)
Lectura del santo Evangelio según san Juan A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: “Yo les aseguro que el que no entra por la puerta del redil de las ovejas, sino que salta por otro lado, es un ladrón, un bandido; pero el que entra por la puerta, ése es el pastor de las ovejas. A ése le abre el que cuida la puerta, y las ovejas reconocen su voz; él llama a cada una por su nombre y las conduce afuera. Y cuando ha sacado a todas sus ovejas, camina delante de ellas, y ellas lo siguen, porque conocen su voz. Pero a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños”. Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron lo que les quería decir. Por eso añadió:
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“Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes que yo, son ladrones y bandidos; pero mis ovejas no los han escuchado. Yo soy la puerta; quien entre por mí se salvará, podrá entrar y salir, y encontrará pastos. El ladrón sólo viene a robar, a matar y a destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 8. Oración de los fieles S Jesús se presenta como “buen pastor” que se preocupa de todos los que están y de los que no están. Oremos, para que comprendamos que somos pastores y ovejas del redil. A Haznos, Señor, ovejas fieles y pastores vigilantes. L Jesús llama a muchos al sacerdocio y a la vida religiosa. Para que estén atentos a su voz, y sigan sus pasos: Oremos al Señor A Haznos, Señor, ovejas fieles y pastores vigilantes. L Los profetas denunciaron a los responsables del pueblo, que se erigieron en sus guías y pastores y lo explotaron. Para que los responsables sociales y políticos cuiden a los más débiles: Oremos al Señor. A Haznos, Señor, ovejas fieles y pastores vigilantes. L Jesús nos confía a todos la tarea de ser buenos pastores de su pueblo. Para que denunciemos los abusos y protejamos a los “mansos corderos”, víctimas de la violencia y la explotación: Oremos al Señor. (Intenciones libres) S Concédenos, Señor, proteger a los más débiles, siguiendo a Jesús, el buen Pastor que entregó la vida
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16 de Mayo - Lunes, Feria, IV Semana de Pascua
por la salvación de todos. Por Jesucristo nuestro Pastor. Amén. 9. Oración sobre las ofrendas Concédenos, Señor, que este sacrificio pascual, que vamos a ofrecerte, nos llene siempre de alegría, prosiga en nosotros tu obra redentora y nos obtenga de ti la felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. 10. Antífona de la comunión Ha resucitado Jesús, el buen Pastor, que dio la vida por sus ovejas, y que se dignó morir para salvarnos. Aleluya.
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11. Oración después de la comunión Vela, Señor, con solicitud, por las ovejas que rescataste con la Sangre preciosa de tu Hijo, para que puedan alcanzar, un día, la felicidad eterna de tu Reino. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Eres de las ovejas de Jesús que escuchas su voz, le sirves y le sigues?
de Mayo - Lunes, Feria, IV Semana de Pascua
Color litúrgico: Blanco Dios les dio el Espíritu Santo como a nosotros El inicio de la misión entre los paganos que realizó Pedro en Cesarea, es un hecho de gran transcendencia para el futuro de la Iglesia. De regreso a la comunidad de Jerusalén, Pedro informa de su actividad evangelizadora en Cesarea. Lucas recoge la reacción de la comunidad, compuesta básicamente por judíos convertidos. Le manifiesta a Pedro su desconcierto por haberse albergado en casa de un pagano y haber compartido la mesa con él. Pedro se sirve de dos razones poderosas, para justificar su forma de actuar. La primera: Él actuó guiado por el Espíritu Santo, que lo impulsó a actuar como actuó. En segundo lugar: “Dios les dio a ellos el mismo don que nos dio a nosotros cuando abrazamos la fe en nuestro Señor Jesucristo”. Pedro se refiere al don del Espíritu Santo (He 10,44). Pedro se hace un pregunta, que lanza al mismo tiempo a la comunidad: “¿Quién era yo para poder impedírselo?” (He 11,17). Las explicaciones de Pedro convencieron a la comunidad, que se llenó de gozo y celebró la noticia de que Dios concedió a los paganos “el arrepentimiento que conduce a la salvación”. No pongamos nosotros barreras, donde Dios abre las puertas de par en par, para que entren todos. Yo soy el buen pastor y doy la vida por mis ovejas Para revelar su persona, Jesús se sirve de la figura del pastor. Dios, pastor de Israel, tiene una gran tradición bíblica (Ez 34; Sal 23). Jesús proclama varias veces: “Yo soy el buen pastor” (Jn 10,11). Hay otros que son “malos pastores”. El evangelista menciona tres tipos: el pastor-ladrón, el pastor-asalariado, el pastor-lobo. El primero, se aprovecha de las ovejas en beneficio propio; el
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segundo, las abandona ante el peligro, el tercero, entra a saco destrozando el rebaño con violencia. El primero y el tercero no hacen más que “robar, matar y destrozar” (Jn 10,10). Ante estos modelos de malos pastores, Jesús traza el perfil del verdadero pastor. Primera nota a destacar: se juega la vida por defender a las ovejas. Segunda nota: las defiende cuando los “lobos feroces” las atacan. Tercera nota: conoce a sus ovejas y las llama por el propio nombre. Cuarta nota: va por delante mostrando el camino. Quinta nota: se preocupa de integrar al redil a las que no están, para que haya un solo redil y un solo pastor. Jesús llama a todos los discípulos a ser “buen pastor”. La palabra de Jesús no se dirige sólo a los responsables de las comunidades. Se dirige a todos los discípulos. P. Antonio Danoz, redentorista
1. Antífona de entrada Cristo resucitado, ya no puede morir; la muerte ya no tiene dominio sobre él. Aleluya (Rom 6,9). 2. Oración colecta Dios nuestro, que por medio de la muerte de tu Hijo has redimido al mundo de la esclavitud del pecado, concédenos participar ahora de la santa alegría pascual y, después en el cielo, de la felicidad eterna. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (He 11,1-18)
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles En aquellos días, los apóstoles y los hermanos que vivían en Judea se enteraron de que también los paganos habían recibido la palabra de Dios. Cuando Pedro regresó a Jerusalén, los circuncidados le hicieron reproches, diciendo: “Has entrado en la casa de unos incircuncisos y has comido con ellos”. Entonces Pedro les contó desde el principio lo que le había pasado: “Estaba yo en la ciudad de Jafa, en oración, cuando tuve una visión y vi algo semejante a un gran mantel, que sostenido por las cuatro puntas, bajaba del cielo hasta donde yo me
encontraba. Miré con atención aquella cosa y descubrí que había en ella toda clase de cuadrúpedos, fieras, reptiles y aves. Oí luego una voz que me decía: ‘Levántate, Pedro. Mata el animal que quieras y come’. Pero yo le respondí: ‘Ni pensarlo, Señor. Jamás he comido nada profano o impuro’. La voz del cielo me habló de nuevo: ‘No tengas tú por impuro lo que Dios ha hecho puro’. Esto se repitió tres veces y luego todo fue recogido hacia el cielo. En aquel instante, se presentaron en la casa donde yo estaba tres hombres, que venían de Cesarea, con un recado para mí. El Espíritu me dijo entonces que me fuera con ellos sin dudar. También fueron conmigo estos seis hermanos y todos entramos en casa de aquel hombre. El nos contó cómo había visto de pie, ante él, a un ángel que le dijo: ‘Manda a buscar en Jafa a Simón, llamado Pedro. Lo que él te diga, te traerá la salvación a ti y a toda tu familia’. En cuanto empecé a hablar, el Espíritu Santo descendió sobre ellos, como había descendido al principio sobre nosotros. Entonces me acordé de lo que había dicho el Señor: ‘Juan bautizó con agua; pero ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo’. Por lo tanto, si Dios
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les ha dado a ellos el mismo don que a nosotros, por haber creído en el Señor Jesús, ¿quién soy yo para oponerme a Dios?” Con esto se apaciguaron y alabaron a Dios, diciendo: “Por lo visto, también a los paganos les ha concedido Dios la conversión que lleva a la vida.” Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Estoy sediento del Dios que da la vida. Aleluya. L Como el venado busca el agua de los ríos, así, cansada, mi alma te busca a ti, Dios mío /R L Del Dios que da la vida está mi ser sediento. ¿Cuándo será posible ver de nuevo su templo? /R L Envíame, Señor, tu luz y tu verdad; que ellas se conviertan en mi guía y hasta tu monte santo me conduzcan, allí donde tú habitas /R L Al altar del Señor me acercaré, al Dios que es mi alegría, y a mi Dios, el Señor, le daré gracias al compás de la cítara /R (Sal 41 y 42). 5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Yo soy el buen pastor, dice el Señor; yo conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí. R Aleluya (Jn 10,14). (Debido a que ayer Domingo se leyó Jn 10,1-10, hoy se lee el siguiente Evangelio):
6. Evangelio (Jn 10,11-18)
Lectura del santo Evangelio según san Juan A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: “Yo soy el buen pastor. El buen pastor da la vida por sus
ovejas. En cambio, el asalariado, el que no es el pastor ni el dueño de las ovejas, cuando ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; el lobo se arroja sobre ellas y las dispersa, porque a un asalariado no le importan las ovejas. Yo soy el buen pastor, porque conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí, así como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre. Yo doy la vida por mis ovejas. Tengo además otras ovejas que no son de este redil y es necesario que las traiga también a ellas; escucharán mi voz y habrá un solo rebaño y un solo pastor. El Padre me ama porque doy mi vida para volverla a tomar. Nadie me la quita; yo la doy porque quiero. Tengo poder para darla y lo tengo también para volverla a tomar. Este es el mandato que he recibido de mi Padre”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Acepta, Señor, los dones que te presentamos llenos de júbilo por la resurrección de tu Hijo, y concédenos participar con él, un día, de la felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Jesús se presentó en medio de sus discípulos y les dijo: “La paz sea con ustedes”. Aleluya (Jn 20,19). 9. Oración después de la comunión Mira, Señor, con bondad, a estos hijos tuyos que has renovado por medio de los sacramentos, y condúcelos al gozo eterno de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor.
17 de Mayo - Martes, Feria o Memoria de Pascual Bailón, Religioso
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Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿A cual tipo de pastores perteneces tú?
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de Mayo - Martes, Feria o Memoria de Pascual Bailón, Religioso
Color litúrgico: Blanco Comenzaron a hablar del Señor a los griegos En la historia de la dinámica misionera de los primeros discípulos, Lucas nos presenta un nuevo paso de gran significación apostólica. En Antioquía se constituirá una comunidad que descolló por su dinamismo misionero. De nuevo aparece la persecución como aliada de la misión. Los perseguidos a continuación de la muerte de Esteban se dispersan por Fenicia, Chipre y Antioquía. Por primera vez los discípulos llevan la Buena Noticia de Jesús más allá de las fronteras de Palestina, y la anuncian a gentes de otra cultura en su propia lengua, que era el griego. Los evangelizadores son judeocristianos de cultura griega. El éxito misionero entre los paganos produjo gran impacto en la comunidad de Jerusalén. Los responsables envían a Antioquía un discípulo prominente de la comunidad, de nombre Bernabé. Junto con Pablo será uno de los grandes evangelizadores. Aquí surge un nombre nuevo para los discípulos de Jesús: “Cristianos”, derivado de la palabra Cristo. En este momento se produce otro dato de gran trascendencia para la evangelización: la incorporación de Pablo a la comunidad de Antioquía. Es Bernabé, que había presentado a Pablo a los apóstoles en su primera visita a Jerusalén (He 9,27), quien decide ir a buscarlo a Tarso, su ciudad natal. Si eres el Mesías, dilo claramente El evangelio de Juan recuerda en varias ocasiones la presencia de Jesús en el templo, aprovechando una fiesta judía. En esta ocasión se trata de la fiesta que recordaba la consagración del templo de Jerusalén por Judas Macabeo. La visita de Jesús da lugar a la controversia con los judíos. La cuestión que inquieta a los judíos es aclarar, de una vez por todas, si Jesús es el Mesías. Se lo preguntan directamente. La respuesta de Jesús también es directa: “Ya se lo dije y no creen”. Las obras que realiza en nombre de Dios, son el testimonio más elocuente. Jesús retoma la figura del pastor, para realizar una denuncia: “Ustedes no creen porque no son de mi redil” (Jn 10,26). Al no pertenecer al redil, de Jesús no las conoce, no escuchan su voz, no lo siguen. A pesar de todo, les anuncia: “El Padre y yo somos una misma cosa” (Jn 10,30). El Padre es quien le ha confiado las ovejas. Nadie puede arrancarlas de su mano. Sí, nos sentimos seguros en la mano de Jesús, con tal de que no abandonemos el redil, como han hecho otros muchos. El santo de la semana: San Pascual Bailón, Religioso. Nació en Torre Hermosa, Aragón, España en la Pascua de año 1540. Por 17 años fue pastor de ovejas. Después por 28 será hermano religioso, franciscano.
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17 de Mayo - Martes, Feria o Memoria de Pascual Bailón, Religioso
Murió en la fiesta de Pentecostés. El Papa lo declaró santo en 1690. El Sumo Pontífice nombró a san Pascual Bailón Patrono de los Congresos Eucarísticos y de la Adoración Nocturna. P. Antonio Danoz, redentorista
1. Antífona de entrada El Señor es la parte que me ha tocado en herencia; la parte que he recibido es la más hermosa. El mismo Señor es mi recompensa (Sal 15,5-6).
2. Oración colecta Señor, tú que otorgaste a san Pascual Bailón la gracia de imitar con fidelidad a Cristo pobre y humilde, ayúdanos a vivir fielmente nuestra vocación cristiana, para que, reproduzcamos cada día mejor, en nosotros, la imagen de tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. 3. 1ª Lectura (He 11,19-26)
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles En aquellos días, algunos de los que se habían dispersado, huyendo de la persecución desatada después de la muerte de Esteban, llegaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía; pero predicaban el Evangelio solamente a los judíos. Sin embargo, hubo entre ellos algunos chipriotas y cirenenses, que al llegar a Antioquía, comenzaron a dirigirse también a los griegos y a predicarles el Evangelio del Señor Jesús. Y como la mano del Señor estaba con ellos, muchos se convirtieron y abrazaron la fe. Cuando llegaron estas noticias a la comunidad cristiana de Jerusalén, Bernabé fue enviado a Antioquía. Llegó Bernabé, y viendo la acción de la gracia de Dios, se alegró mucho;
y como era hombre bueno, lleno del Espíritu Santo y de fe, exhortó a todos a que, firmes en su propósito, permanecieran fieles al Señor. Así se ganó para el Señor una gran muchedumbre. Entonces Bernabé partió hacia Tarso, en busca de Saulo; y cuando lo encontró, lo llevó consigo a Antioquía. Ambos vivieron durante todo un año en esa comunidad y enseñaron a mucha gente. Allí, en Antioquía, fue donde por primera vez los discípulos recibieron el nombre de “cristianos”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Alaben al Señor todos los pueblos. Aleluya L Jerusalén gloriosa, el Señor ha puesto en ti su templo. Tú eres más querida para Dios que todos los santuarios de Israel /R L De ti, Jerusalén, ciudad del Señor, se dirán maravillas. Egipto y Babilonia adorarán al Señor; los filisteos, con Tiro y Etiopía, serán como tus hijos /R L Y de ti, Jerusalén, afirmarán: “Todos los pueblos han nacido en ti y el Altísimo es tu fortaleza” /R L El Señor registrará en el libro de la vida a cada pueblo, convertido en ciudadano tuyo; y todos los pueblos te cantarán, bailando: “Tú eres la fuente de nuestra salvación” /R (Sal 86). 5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor; yo las conozco y ellas me siguen. R Aleluya (Jn 10,27).
18 de Mayo - Miércoles, Memoria de San Juan I, Papa y Mártir
6. Evangelio (Jn 10,22-30)
Lectura del santo Evangelio según san Juan A Gloria a ti, Señor Por aquellos días, se celebraba en Jerusalén la fiesta de la dedicación del templo. Era invierno. Jesús se paseaba por el templo, bajo el pórtico de Salomón. Entonces lo rodearon los judíos y le preguntaron: “¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo claramente”. Jesús les respondió: “Ya se lo he dicho y no me creen. Las obras que hago en nombre de mi Padre dan testimonio de mí, pero ustedes no creen, porque no son de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy la vida eterna y no perecerán jamás; nadie las arrebatará de mi mano. Me las ha dado mi Padre, y él es superior a todos. El Padre y yo somos uno”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Dios misericordioso, que transfor-
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maste a san Pascual Bailón, para hacer de él un hombre nuevo a imagen de Cristo, renuévanos también a nosotros mediante este sacrificio de reconciliación que vamos a ofrecerte. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Yo les aseguro, dice el Señor, que los ha han dejado todo para seguirme, recibirán cien veces más y alcanzarán la vida eterna. Aleluya (Mt 19,27-29).
9. Oración después de la comunión Dios omnipotente, que por medio de este sacramento nos comunicas la fuerza de tu Espíritu, haz que, a ejemplo de san Pascual Bailón, te amemos sobre todas las cosas y vivamos siempre como verdaderos hijos tuyos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿En qué pones en duda el liderazgo de Jesús?
de Mayo - Miércoles, Feria o Memoria de San Juan I, Papa y Mártir
Color litúrgico: Blanco o Rojo Oraron, les impusieron las manos y los despidieron Bernabé y Pablo habían sido enviados a Jerusalén a llevar las limosnas recaudadas, para ayudar a aquella comunidad (He 11,29-30). A su regreso, se produce otro hecho relevante: la comunidad de Antioquía envía a Bernabé y a Pablo a anunciar la Buena Noticia por otros pueblos y ciudades. Será el llamado “primer viaje misionero de Pablo”. Antes, Lucas nos hace la radiografía de la comunidad de Antioquía. Se trata de una comunidad con una buena organización. Hay en ella profetas, doctores y, a partir de este momento, un equipo misionero itinerante.
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18 de Mayo - Miércoles, Memoria de San Juan I, Papa y Mártir
Un día, guiados por el Espíritu, durante la oración de la comunidad deciden enviar a Pablo y a Bernabé, a la tarea que el Espíritu los tiene destinado: El anuncio de la Buena Noticia a judíos y, sobre todo a paganos. Lucas describe la celebración del envío: ayuna, oran, le imponen las manos, y los despiden. Aquí tenemos en embrión lo que ha de ser una comunidad cristiana viva y dinámica. Bien organizada interiormente, con sus diversos ministerios, con su oración y sus celebraciones y sus preocupaciones caritativas. De manera especial, con la inquietud permanente de llevar la Buena Noticia a los que no la conocen. No he venido a juzgar al mundo, sino a salvarlo Con este discurso, cierra el evangelista el llamado “libro de los signos”. En esta especie de resumen se recogen varios de los anuncios que Jesús ha ido haciendo. Jesús empareja dos afirmaciones fundamentales de su mensaje: quien cree en Jesús, cree en aquel que lo ha enviado; quien ve a Jesús, ve a aquel que lo ha enviado; no hablo por mi cuenta: digo lo que el Padre me ha mandado. Jesús retoma el signo de la luz, que había proclamado antes: “Yo soy la luz del mundo, quien me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Jn 8,12). Ahora, cuando está a punto de terminar su peregrinar por este mundo, Jesús sigue siendo la luz encendida, para iluminar a toda persona que viene a este mundo. La fe en Jesús se presenta como una antorcha, para disipar las tinieblas del camino. El signo de la luz es uno de los signos más emblemático del tiempo de Pascua. La luminaria mayor es el cirio pascual, símbolo permanentemente encendido durante este tiempo de Pascua. No dejemos que se apague en nosotros. El santo de hoy: San Juan I, papa. (+ 526) Nació en Toscana. Fue elegido Papa en el año 523. El rey Teodorico lo envió como delegado suyo a Constantinopla para interceder por los godos orientales. Descontento por su gestión, Teodorico lo encarceló en Ravena, donde falleció el año 526. P. Antonio Danoz, redentorista
1. Antífona de entrada Este santo luchó hasta la muerte por la ley de Dios y no se aterrorizó ante la amenaza de los impíos, pues estaba afianzado sobre roca firme. Aleluya. 2. Oración colecta Dios nuestro, fuerza y recompensa de tu mártir, escucha las oraciones de quienes celebramos hoy al Papa Juan I vivir de acuerdo con la fe que él atestiguó
con su martirio. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura
(He 12,24—13,5)
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles En aquel tiempo, la palabra del Señor cundía y se propagaba. Cumplida su misión en Jerusalén, Saulo y Bernabé regresaron a Antioquía, llevando consigo a Juan Marcos. Había en la comunidad cristiana de Antioquía algunos profetas y maestros, como Bernabé, Simón (apodado el “Negro”), Lucio el de Cirene, Manahén (quien se crió junto
18 de Mayo - Miércoles, Memoria de San Juan I, Papa y Mártir
con el tetrarca Herodes) y Saulo. Un día estaban ellos ayunando y dando culto al Señor, y el Espíritu Santo les dijo: “Resérvenme a Saulo y a Bernabé para la misión que les tengo destinada”. Todos volvieron a ayunar y a orar; después les impusieron las manos y los despidieron. Así, enviados por el Espíritu Santo, Saulo y Bernabé fueron a Seleucia y zarparon para Chipre. Al llegar a Salamina, anunciaron la palabra de Dios en las sinagogas de los judíos. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Que te alaben, Señor, todos los pueblos. Aleluya. L Ten piedad de nosotros y bendí cenos; vuelve, Señor, tus ojos a nosotros. Que conozca la tierra tu bondad y los pueblos tu obra salvadora /R L Las naciones con júbilo te canten, porque juzgas al mundo con justicia; con equidad tú juzgas a los pueblos y riges en la tierra a las naciones /R L Que te alaben, Señor, todos los pueblos, que los pueblos te aclamen todos juntos. Que nos bendiga Dios y que le rinda honor el mundo entero /R (Sal 66). 5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya Yo soy la luz del mundo, dice el Señor; el que me sigue tendrá la luz de la vida. R Aleluya (Jn 8,12). 6. Evangelio (Jn 12,44-50)
Lectura del santo Evangelio según san Juan A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, exclamó Jesús
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con fuerte voz: “El que cree en mí, no cree en mí, sino en aquel que me ha enviado; el que me ve a mí, ve a aquel que me ha enviado. Yo he venido al mundo como luz, para que todo el que crea en mí no siga en tinieblas. Si alguno oye mis palabras y no las pone en práctica, yo no lo voy a condenar: porque no he venido al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo. El que me rechaza y no acepta mis palabras, tiene ya quien lo condene; las palabras que yo he hablado lo condenarán en el último día. Porque yo no he hablado por mi cuenta, sino que mi Padre, que me envió, me ha mandado lo que tengo que decir y hablar. Y yo sé que su mandamiento es vida eterna. Así, pues, lo que hablo, lo digo como el Padre me lo ha dicho”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Santifica, Señor, con tu bendición estas ofrendas y enciende en nosotros ese amor a ti, por el que tu santo mártir san Juan I fue capaz de soportar todos los tormento. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, que tome su cruz y que me siga, dice el Señor. Aleluya (Mt 16,24). 9. Oración después de la comunión Que el sacramento que hemos recibido nos dé, Señor, la misma fortaleza con la que tu santo mártir san Juan I fue fiel en tu siervo y generoso en el sufrimiento. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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19 de Mayo - Jueves, Feria, IV Semana de Pascua
Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Qué luz alumbra tu camino de discípulo?
de Mayo - Jueves,
19 Feria, IV Semana de Pascua Color litúrgico: Blanco Lo colgaron de un madero, pero Dios lo resucitó En su primer viaje misionero, Pablo y Bernabé llegan a Antioquía de Pisidia. El sábado se acercaron a la sinagoga, como solían. Aquí se produce el primer discurso importante de Pablo en los Hechos. La estructura del discurso es semejante a la de otros discursos del mismo libro. Consta de tres apartados. En el primero, Pablo hace un recorrido por toda la historia de Israel, empezando por la liberación de Egipto. En este recorrido por la historia es un itinerario de las intervenciones de Dios a favor de su pueblo. El recorrido por la historia termina en Jesús. Fiel a la enseñanza de las primeras comunidades, Pablo presenta a Jesús como descendiente de David. Presenta a Jesús como “salvador de Israel”. Cierra la primera parte con la presentación que Juan Bautista hace de Jesús: “Detrás de mí viene uno al que no merezco quitarle las sandalias” (He 13,25). Serán felices, si sabiendo estas cosas las cumplen Jesús hace la interpretación del gesto de lavar los pies. Lo resume en una frase en forma de sentencia: “El sirviente no es más que su señor, ni el enviado más que el que lo envía” (Jn 1316). Lavar los pies era un acto de servicio reservado a los criados y a los esclavos. Los discípulos han sido testigos del acto de servicio que ha hecho Jesús. Él era el “maestro” y el “Señor”, sin embargo, no tuvo reparo en lavarles los pies. En este contexto les anuncia una bienaventuranza, para aquellos discípulos que lleven a la práctica lo que acaban de contemplar. Pero Jesús también advierte que hay una excepción entre los que están sentados con él a la mesa: “El que compartía mi pan y se levantó contra mí” (Jn 13,18). Clara alusión al traidor y a todos los que siguen sus pasos. P. Antonio Danoz, redentorista
1. Antífona de entrada Cuando saliste, Señor, al frente de tu pueblo y le abriste camino a través del desierto, la tierra se estremeció y hasta los cielos se fundieron. Aleluya (Sal 67,8-9.20).
2. Oración colecta Dios de inefable misericordia, que, al redimir al hombre, le otorgaste una dignidad mayor que la que tuvo en sus orígenes, bendice a quienes te has dignado hacernos hijos tuyos por medio del bautismo, y conserva siempre en nosotros tu gracia. Por nuestro Señor Jesucristo.
19 de Mayo - Jueves, Feria, IV Semana de Pascua
3. 1ª Lectura (He 13,13-25)
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles En aquellos días, Pablo y sus compañeros se hicieron a la mar en Pafos; llegaron a Perge de Panfilia, y allí Juan Marcos los dejó y volvió a Jerusalén. Desde Perge siguieron hasta Antioquía de Pisidia, y el sábado entraron en la sinagoga y tomaron asiento. Acabada la lectura de la ley y los profetas, los jefes de la sinagoga les mandaron decir: “Hermanos, si tienen alguna exhortación que hacer al pueblo, hablen”. Entonces se levantó Pablo, y haciendo señal de silencio con la mano, les dijo: “Israelitas y cuantos temen a Dios, escúchenme: El Dios del pueblo de Israel eligió a nuestros padres, engrandeció al pueblo cuando éste vivía como forastero en Egipto, lo sacó de allí con todo su poder, lo alimentó en el desierto durante cuarenta años, aniquiló siete tribus del país de Canaán y dio el territorio de ellas en posesión a Israel por cuatrocientos cincuenta años. Posteriormente les dio jueces, hasta el tiempo del profeta Samuel. Pidieron luego un rey, y Dios les dio a Saúl, hijo de Quis, de la tribu de Benjamín, que reinó cuarenta años. Después destituyó a Saúl y les dio por rey a David, de quien hizo esta alabanza: He hallado a David, hijo de Jesé, hombre según mi corazón, quien realizará todos mis designios. Del linaje de David, conforme a la promesa, Dios hizo nacer para Israel un salvador, Jesús. Juan preparó su venida, predicando a todo el pueblo de Israel un bautismo de penitencia, y hacia el final de su vida, Juan
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decía: ‘Yo no soy el que ustedes piensan. Después de mí viene uno a quien no merezco desatarle las sandalias’” Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor. Aleluya. L Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor y daré a conocer que su fidelidad es eterna, pues el Señor ha dicho: “Mi amor es para siempre y mi lealtad, más firme que los cielos /R L He encontrado a David, mi servidor, y con mi aceite santo lo he ungido. Lo sostendrá mi mano y le dará mi brazo fortaleza /R L Contará con mi amor y mi lealtad y su poder aumentará en mi nombre. El me podrá decir: ‘Tú eres mi padre, el Dios que me protege y que me salva’” /R (Sal 88). 5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Señor, Jesús, testigo fiel, primogénito de entre los muertos, tu amor por nosotros es tan grande, que has lavado nuestras culpas con tu sangre. R Aleluya (Ap 1,5).
6. Evangelio (Jn 13,16-20)
Lectura del santo Evangelio según san Juan A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, después de lavarles los pies a sus discípulos, Jesús les dijo: “Yo les aseguro: el sirviente no es más importante que su amo, ni el enviado es mayor que quien lo envía. Si entienden esto y lo ponen en práctica, serán dichosos. No lo digo por todos ustedes, porque
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20 de Mayo - Viernes, Memoria de San Bernardino de Siena, Presbítero
yo sé a quiénes he escogido. Pero esto es para que se cumpla el pasaje de la Escritura, que dice: El que comparte mi pan me ha traicionado. Les digo esto ahora, antes de que suceda, para que, cuando suceda, crean que Yo soy. Yo les aseguro: el que recibe al que yo envío, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me ha enviado”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Acepta, Señor, las ofrendas que te presentamos, y purifica nuestros corazones para que podamos participar dignamente en este sacramento de tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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8. Antífona de la comunión Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo. Aleluya (Mt 28,20).
9. Oración después de la comunión Dios todopoderoso y eterno, que, en Cristo resucitado nos has hecho renacer a la vida eterna, haz que este misterio pascual en el que acabamos de participar por medio de la Eucaristía, dé en nosotros abundantes frutos de salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Te sientes feliz prestando un servicio a las personas?
de Mayo - Viernes, Feria o Memoria de San Bernardino de Siena, Presbítero
Color litúrgico: Blanco Dios lo resucitó de la muerte En el segundo apartado, presenta los acontecimientos de la muerte de Jesús y su resurrección. Éste es el verdadero centro del discurso de Pablo: “Cuando cumplieron todo lo escrito de él lo colgaron del madero y le dieron sepultura. Pero Dios lo resucitó de la muerte” (He 13,29). Acudiendo a las Escrituras, Pablo les anuncia: “Les traemos una Buena Noticia: la promesa que Dios hizo a nuestros padres, ha sido cumplida a sus descendientes que somos nosotros, resucitando a Jesús”. Entre otros textos, cita el verso siete del salmo 2, que las primeras comunidades interpretaron como mesiánico referido a la resurrección de Jesús: “Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy” (Sal 2,7). En la última parte concluye con un llamado a la conversión: “Sépanlo, Hermanos, se les anuncia el perdón de los pecados por medio de él” (He 13,38). “Todo el que crea será perdonado” (He 13,39). El discurso de Pablo tuvo buena acogida entre muchos judíos y prosélitos. Los invitaron a proseguir con el anuncio de la Palabra de Dios el sábado siguiente. Ya conocen el camino para ir al Padre Las palabras de Jesús a Pedro: “Adonde voy no me puedes seguir por ahora, me seguirás más tarde” (Jn 13,36), habían sembrado la inquietud entre los discípulos. Ante esta inquietud, Jesús empieza a desvelar el final de su presencia entre ellos.
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Con toda claridad les anuncia su partida. Les promete prepararles un lugar al lado del Padre, que es el lugar de su morada definitiva. Aunque Jesús creía que había explicado con claridad las cosas, los discípulos no las entendieron. Tomás es quien pide aclaraciones. La pregunta de Tomás revela que los discípulos conocían muy poco sobre los acontecimientos que se avecinaban. Jesús les informa que su destino es el Padre. Y para llegar hasta el Padre no existe más que un camino. Es el camino de la verdad y de la vida. Sólo Jesús es el camino, es la verdad, y es la vida, que conduce al encuentro con Dios. El santo de hoy: S. Bernardino de Siena (1380-1444) Nació en Massa Marítima, en la Toscana. Ingresó en la orden de san Francisco donde fue ordenado presbítero. Se dedicó a predicar el Evangelio por toda Italia, cosechando grandes éxitos. Promovió la devoción al nombre de Jesús. Se dedicó a promover los estudios en la orden, escribiendo diversos tratados de teología. P. Antonio Danoz, redentorista
1. Antífona de entrada Estos son los hombres santos amigos de Dios, insignes predicadores del Evangelio. Aleluya. 2. Oración colecta Señor Dios, que otorgaste a san Bernardino de Siena un profundo amor por tu Hijo y una especial devoción al santo nombre de Jesús, concédenos, por sus méritos, actuar siempre en nuestra vida movidos por el amor a Jesucristo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. 3. 1ª Lectura (He13,26-33)
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles En aquellos días, Pablo continuó su predicación en la sinagoga de Antioquía de Pisidia con estas palabras: “Hermanos míos, descendientes de Abraham, y cuantos temen a Dios: Este mensaje de salvación les ha sido enviado a ustedes. Los habitantes de Jerusalén y sus autoridades no reconocieron a Jesús, y al condenarlo, cumplieron las pa-
labras de los profetas que se leen cada sábado: no hallaron en Jesús nada que mereciera la muerte, y sin embargo, le pidieron a Pilato que lo mandara ejecutar. Y después de cumplir todo lo que de él estaba escrito, lo bajaron de la cruz y lo pusieron en el sepulcro. Pero Dios lo resucitó de entre los muertos, y él, ya resucitado, se apareció durante muchos días a los que lo habían seguido de Galilea a Jerusalén. Ellos son ahora sus testigos ante el pueblo. Nosotros les damos la buena nueva de que la promesa hecha a nuestros padres nos la ha cumplido Dios a nosotros, los hijos, resucitando a Jesús, como está escrito en el salmo segundo: Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Jesucristo es el rey de las naciones. Aleluya. L El Señor me ha consagrado como rey de Sión, su ciudad santa. Anunciaré el decreto del Señor. He aquí lo que me dijo: /R L “Hijo mío eres tú, yo te he engendrado hoy. Te daré en herencia las
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naciones y como propiedad, toda la tierra. Podrás gobernarlas con cetro de hierro, y despedazarlas como jarros” /R L Escuchen y comprendan estas cosas, reyes y gobernantes de la tierra. Adoren al Señor con reverencia, sírvanlo con temor /R (Sal 2). 5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie va la Padre, si no es por mí, dice el Señor. R Aleluya (Jn 14,6). 6. Evangelio (Jn 14,1-6)
Lectura del santo Evangelio según san Juan A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No pierdan la paz. Si creen en Dios, crean también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas habitaciones. Si no fuera así, yo se lo habría dicho a ustedes, porque voy a prepararles un lugar. Cuando me vaya y les prepare un sitio, volveré y los llevaré conmigo, para que donde yo esté, estén también ustedes. Y ya saben el camino para llegar al lugar a donde voy”. Entonces Tomás le dijo: “Señor,
no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?” Jesús le respondió: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre si no es por mí”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Acepta, Señor, con bondad, las ofrendas que te presentamos, y ayúdanos a conservar tu gracia para alcanzar un día la felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Cristo fue condenado a muerte por nuestros pecados, y resucitó para nuestra justificación. Aleluya (Rom 4,25).
9. Oración después de la comunión Señor, que tu amor paterno proteja siempre a quienes has salvado por medio de la pasión de tu Hijo, y que Cristo resucitado sea la fuente de todas nuestras alegrías. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Caminas por el camino de Jesús, que es el que conduce al Padre?
Mayo - Sábado, Feria o Memoria de San 21 de Cristóbal de Magallanes y Compañeros Mártires Color litúrgico: Blanco o Rojo Nos dirigiremos a los paganos El sábado anterior, el discurso de Pablo había captado la simpatía de judíos y prosélitos. Respondiendo a la invitación, Pablo y Bernabé se presentan de nuevo en la sinagoga, pero el escenario había cambiado por completo. Carcomidos por la envidia, los judíos tomaron una actitud agresiva. Respondían con insultos a la predicación de Pablo. Ante la situación creada, los dos
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apóstoles hacen una declaración pública: Deberíamos predicarles a ustedes la Palabra de Dios. En vistas de que “no se consideran dignos de la vida eterna, nos dirigiremos a los paganos”. Es la primera vez que Pablo da a conocer esta decisión. Más tarde, se convertirá en un hecho, que le merecerá el título de “apóstol de los paganos”. Lucas apoya la decisión de Pablo en un texto de la segunda sección del libro de Isaías: “Te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra” (Is 49,6). Quien me ha visto a mí ha visto al Padre Como la de Tomás, la pregunta de Felipe revela el desconocimiento que los discípulos tienen de Jesús. Con razón Jesús les dice: “Tanto tiempo llevo con ustedes ¿y todavía no me conocen? Porque, si conocieran a Jesús también conocerían al Padre” (Jn 14,9). He aquí una gran revelación de Jesús en aquel momento solemne de la cena pascual: “Quien me ha visto a mí ha visto al Padre” (Jn 14,9). Ahora empezarán a comprender que las palabras que dice no las habla por su cuenta. Lo mismo sucede con las obras: “El Padre que está en mí es quien hace las obras” (Jn 14,10). Las obras son las que revelan la unión profunda que existe entre Jesús y el Padre. En su catequesis Jesús hace una afirmación todavía más trascendente: “El que cree en mí, hará obras incluso mayores” (Jn 14,12). Jesús se compromete a hacer todo lo que le pidan, para que “por medio del Hijo se manifieste la gloria del Padre” (Jn 14,13). Si nuestra vida espiritual está tan pobre en obras, que revelen la gloria de Dios, es porque no estamos profundamente unidos a Jesús. Porque nuestra fe es muy pobre. El santo de hoy: San Cristóbal de Magallanes, sacerdote. Nació en Totalice el 20 de julio de 1869. Se crió en el seno de una familia muy humilde y hasta los 19 años trabajó en el campo. Fue ordenado sacerdote en septiembre de 1899 en la Iglesia de Santa Teresa en Guadalajara. Desempeñó el cargo de capellán y subdirector de la escuela de artes y oficios en Guadalajara. Fue párroco de Totalice por 17 años. Fue fusilado en el palacio municipal de Colotitlán el 25 de mayo de 1927. Fue beatificado el 22 de noviembre de 1992 y canonizado por el Papa Juan Pablo II el 21 de mayo de 2000. P. Antonio Danoz, redentorista
1. Antífona de entrada Vengan, benditos de mi Padre y tomen posesión del Reino, preparado para ustedes desde la creación del mundo. Aleluya (Mt 25,34). 2. Oración colecta Dios todopoderoso, que diste a tus santos mártires san Cristóbal de Magallanes y compañeros fuerza para dar vida por el Evangelio y por tu Hijo, concédenos que el Espíritu Santo nos haga dóciles para creer y valerosos para vivir lo que creemos. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (He 13,44-52)
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles El sábado siguiente casi toda la ciudad de Antioquía acudió a oír la palabra
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de Dios. Cuando los judíos vieron una concurrencia tan grande, se llenaron de envidia y comenzaron a contradecir a Pablo con palabras injuriosas. Entonces Pablo y Bernabé dijeron con valentía: “La palabra de Dios debía ser predicada primero a ustedes; pero como la rechazan y no se juzgan dignos de la vida eterna, nos dirigiremos a los paganos. Así nos lo ha ordenado el Señor, cuando dijo: Yo te he puesto como luz de los paganos, para que lleves la salvación hasta los últimos rincones de la tierra”. Al enterarse de esto, los paganos se regocijaban y glorificaban la palabra de Dios, y abrazaron la fe todos aquellos que estaban destinados a la vida eterna. La palabra de Dios se iba propagando por toda la región. Pero los judíos azuzaron a las mujeres devotas de la alta sociedad y a los ciudadanos principales, y provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé, hasta expulsarlos de su territorio. Pablo y Bernabé se sacudieron el polvo de los pies, como señal de protesta, y se marcharon a Iconio, mientras los discípulos se quedaron llenos de alegría y del Espíritu Santo. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Cantemos las maravillas del Señor. Aleluya. L Cantemos al Señor un canto nuevo pues ha hecho maravillas. Su diestra y su santo brazo le han dado la victoria /R L El Señor ha dado a conocer su victoria y ha revelado a las naciones su justicia. Una vez más ha demostrado Dios su amor y su lealtad hacia Israel /R
L La tierra entera ha contemplado la victoria de nuestro Dios. Que todos los pueblos y naciones aclamen con júbilo al Señor /R (Sal 97). 5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Si se mantienen fieles a mi palabra, dice el Señor, serán verdaderamente discípulos míos y conocerán la verdad. R Aleluya (Jn 8,31.32). 6. Evangelio (Jn 14,7-14)
Lectura del santo Evangelio según san Juan A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Si ustedes me conocen a mí, conocen también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto”. Le dijo Felipe: “Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta”. Jesús le replicó: “Felipe, tanto tiempo hace que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conoces? Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Entonces por qué dices: ‘Muéstranos al Padre’? ¿O no crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que yo les digo, no las digo por mi propia cuenta. Es el Padre, que permanece en mí, quien hace las obras. Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Si no me dan fe a mí, créanlo por las obras. Yo les aseguro: el que crea en mí, hará las obras que hago yo y las hará aun mayores, porque yo me voy al Padre; y cualquier cosa que pidan en mi nombre, yo la haré para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Yo haré cualquier cosa que me pidan en mi nombre”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús.
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7. Oración sobre las ofrendas Al conmemorar la muerte gloriosa de tus santos, te ofrecemos, Señor, el sacrificio de tu Hijo, que es el principio y modelo de todo martirio. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios. Aleluya (Ap 2,7). 9. Oración después de la comunión Concédenos, Señor, que el pan de vida con que hemos sido alimen-
tados, al celebrar hoy el triunfo de tus santos mártires san Cristóbal de Magallanes y compañeros nos ayude a salir vencedores en la lucha para poder así, vivir eternamente en el paraíso. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Cómo te propones profundizar tu unión con Jesús?
Mayo - V Domingo 22 de de Pascua /A Liturgia de las Horas: 1ª Semana del Salterio - Color litúrgico: Blanco JESUCRISTO: PIEDRA VIVA DE LA IGLESIA Muéstranos al Padre La sección del discurso de la cena pascual que nos ofrece el evangelio de Juan, se centra sobre mensajes fundamentales de la Buena Noticia que Jesús ha anunciado. En este evangelio, la presencia del Padre está permanentemente presente. No hay discurso importante de Jesús en el que no haga referencia expresa al Padre. “Tanto amó Dios (Padre) al mundo que le envió a su Hijo” (Jn 3,16); al Padre es a quien hay que dar culto “en espíritu y en verdad” (Jn 4,23); el Padre es quien da el pan de vida” (Jn 6,32); el Padre es quien me glorifica (Jn 8,54); el Padre es quien envía el Espíritu de la verdad (Jn 14,17). Uno de los problemas serios de los discípulos de hoy es la falta de un conocimiento bien fundado de Dios como Padre. También se advierte la ausencia de una espiritualidad sólidamente enraizada en la comunión con el Padre, con el Hijo y con el Espíritu Santo: una espiritualidad trinitaria en la que el Padre ocupe el lugar que le corresponde. En muchos casos, el florilegio de devociones, son como el bosque que impide el acceso al origen de toda vida; también de la vida espiritual. El tiempo pascual también es el “tiempo del Padre”. Él es quien ha resucitado a Jesús de la muerte Conocer a Jesús: Camino, Verdad y Vida Después de “tanto tiempo” que Jesús está con los discípulos, en el momento de despedirse de ellos hace esta pregunta, que en realidad es una denuncia: “¿Todavía no me conocen?” (Jn 14,8). Sí, era verdad que no lo conocían. Ne-
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cesitaron pasar por la “noche oscura” de la pasión, para empezar a conocerlo en serio, en aquella mañana gloriosa de su resurrección. Ahora sólo adelanta en una frase lapidaria, la identidad de su persona. “Soy Camino, Verdad y Vida” (Jn 14,6). Lo ponemos en mayúscula, porque cada una de las palabras es como un título tras el cual Jesús esconde y revela su identidad. La catequesis reveladora que hace Jesús a los discípulos es ciertamente profunda. Toda su vida no fue más que una revelación del Padre. “Quien me ha visto a mí ha visto al Padre” (Jn 14,9). Las palabras que les digo, son palabras del Padre; las obras que realizo, son obras del Padre. Jesús nos revela el misterio de por qué no conocemos al Padre. Simplemente, porque no conocemos a Jesús, por medio del cual el Padre se nos ha revelado, nos ha hablado, ha actuado. Dediquémonos a conocer a Jesús a fondo en este tiempo de Pascua. Estamos celebrando la más fuerte y maravillosa manifestación de Jesús: su muerte y resurrección, en la que el Padre se nos revela en plena luz. … Y ya saben el camino para llegar Construir sobre fundamento sólido al lugar a donde voy (Cfr. Jn 14,4) La primera carta de Pedro va en la misma dirección del evangelio de Juan: hay que construir la propia vida espiritual y la comunidad de discípulos sobre fundamento sólido. El autor acude al símil de la construcción. Jesús es la “piedra viva” (1Pe 2,4) que desecharon los hombres, pero que Dios escogió para fundamento de la nueva comunidad. No basta con que sea “piedra viva” la que se pone por fundamento. Todas las demás han de ser piedras de la misma calidad: “piedras vivas”. Todas unidas, la piedra de la base y las demás, forman el “templo del Espíritu”, donde se ofrece el culto auténtico a Dios por Jesucristo. Todos los bautizados somos “sacerdotes reales” de este templo. El templo es la comunidad cristiana. También aquí nos encontramos con una dificultad muy seria. No hay duda que la piedra de la base, que es Jesús, es “piedra viva”. La pregunta es: ¿Y las demás? ¿No estaremos construyendo con “piedras muertas”? Más en concreto: ¿No soy una de esas piedras muertas? La primera comunidad quiso poner pronto remedio. Cuando surgió un problema muy serio, que afectaba a las “piedras vivas” de la comunidad, que eran los necesitados, inmediatamente pusieron remedio. Eligieron a unas personas, que se ocupasen de ellas. Les dieron el nombre de “servidores” (diáconos). La casa del Padre como morada definitiva Jesús nos ha hablado de un “camino”. A los discípulos les comunica que se va de camino. Creía que los discípulos conocían la meta. Pero Tomás lo devolvió a la realidad: “Desconocemos adónde vas, ¿cómo vamos a conocer el camino?” (Jn 14,5).
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El destino es el Padre y la morada que tiene reservada para los suyos. Los discípulos tenemos que saber que “el Padre mismo nos ama” (Jn 16,26). Jesús está seguro que el Padre atenderá su petición: “Padre, quiero que estos que me confiaste estén conmigo donde yo estoy, para que contemplen mi gloria” (Jn 17,24). Ahora ya sabemos el destino: el encuentro con el Padre en su morada; ya sabemos el camino: el realizado por Jesús; tenemos seguro el lugar: Jesús resucitado nos lo ha preparado. No queda más que caminar al ritmo que caminó Jesús. P. Antonio Danoz, redentorista
1. Antífona de entrada Canten al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas y todos los pueblos han presenciado su victoria. Aleluya (Sal 97,1-2). 2. Oración colecta Señor, tú que te has dignado redimirnos y has querido hacernos hijos tuyos, míranos siempre con amor de Padre y haz que cuantos creemos en Cristo, obtengamos la verdadera libertad y la herencia eterna. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (He 6,1-7)
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles En aquellos días, como aumentaba mucho el número de los discípulos, hubo ciertas quejas de los judíos griegos contra los hebreos, de que no se atendía bien a sus viudas en el servicio de caridad de todos los días. Los Doce convocaron entonces a la multitud de los discípulos y les dijeron: “No es justo que, dejando el ministerio de la Palabra de Dios, nos dediquemos a administrar los bienes. Escojan entre ustedes a siete hombres de buena reputación, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a los cuales encargaremos este servicio. Nosotros nos dedicaremos a la oración y al servicio de la palabra”.
Todos estuvieron de acuerdo y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón, Pármenas y Nicolás, prosélito de Antioquía. Se los presentaron a los apóstoles y éstos, después de haber orado, les impusieron las manos. Mientras tanto, la palabra de Dios iba cundiendo. En Jerusalén se multiplicaba grandemente el número de los discípulos. Incluso un grupo numeroso de sacerdotes había aceptado la fe. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R El Señor cuida de aquellos que lo temen. Aleluya. L Que los justos aclamen al Señor; es propio de los justos alabarlo. Demos gracias a Dios al son del arpa, que la lira acompañe nuestros cantos /R L Sincera es la palabra del Señor y todas sus acciones son leales. El ama la justicia y el derecho, la tierra llena está de sus bondades /R L Cuida el Señor de aquellos que lo temen y en su bondad confían; los salva de la muerte y en épocas de hambre les da vida /R (Sal 32).
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5. 2ª Lectura (1Pe 2,4-9) Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro Hermanos: Acérquense al Señor Jesús, la piedra viva, rechazada por los hombres, pero escogida y preciosa a los ojos de Dios; porque ustedes también son piedras vivas, que van entrando en la edificación del templo espiritual, para formar un sacerdocio santo, destinado a ofrecer sacrificios espirituales, agradables a Dios, por medio de Jesucristo. Tengan presente que está escrito: He aquí que pongo en Sión una piedra angular, escogida y preciosa; el que crea en ella no quedará defraudado. Dichosos, pues, ustedes, los que han creído. En cambio, para aquellos que se negaron a creer, vale lo que dice la Escritura: La piedra que rechazaron los constructores ha llegado a ser la piedra angular, y también tropiezo y roca de escándalo. Tropiezan en ella los que no creen en la palabra, y en esto se cumple un designio de Dios. Ustedes, por el contrario, son estirpe elegida, sacerdocio real, nación consagrada a Dios y pueblo de su propiedad, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 6. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie va al Padre, si no es por mí, dice el Señor. R Aleluya (Jn 14,6).
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7. Evangelio (Jn 14,1-12)
Lectura del santo Evangelio según san Juan A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No pierdan la paz. Si creen en Dios, crean también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas habitaciones. Si no fuera así, yo se lo habría dicho a ustedes, porque voy a prepararles un lugar. Cuando me vaya y les prepare un sitio, volveré y los llevaré conmigo, para que donde yo esté, estén también ustedes. Y ya saben el camino para llegar al lugar a donde voy”. Entonces Tomás le dijo: “Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?” Jesús le respondió: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre si no es por mí. Si ustedes me conocen a mí, conocen también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto”. Le dijo Felipe: “Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta”. Jesús le replicó: “Felipe, tanto tiempo hace que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conoces? Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Entonces por qué dices: ‘Muéstranos al Padre’? ¿O no crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que yo les digo, no las digo por mi propia cuenta. Es el Padre, que permanece en mí, quien hace las obras. Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Si no me dan fe a mí, créanlo por las obras. Yo les aseguro: el que crea en mí, hará las obras que hago yo y las hará aún mayores, porque yo me voy al Padre”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús.
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8. Oración de los fieles S Jesús se quejaba de que los discípulos, después de tanto tiempo con él, aún no lo conocían. Oremos, para que en este tiempo de Pascua conozcamos mejor a Jesús. A Revélanos, Señor, a Jesús por medio de tu Espíritu. L Las primeras comunidades eran fieles en estudiar las Escrituras, para conocer mejor a Jesús y su mensaje: Para que promovamos el conocimiento de la Biblia: Oremos al Señor. A Revélanos, Señor, a Jesús por medio de tu Espíritu. L Existen grupos y movimientos que distorsionan la figura de Jesús y su mensaje. Para que no nos dejemos llevar fácilmente por ellos: Oremos al Señor. A Revélanos, Señor, a Jesús por medio de tu Espíritu. L Nos perdemos en muchas devociones y dejamos lo principal: el conocimiento de Jesús. Para que dediquemos tiempo y esfuerzo en nuestras comunidades a conocerlo mejor: Oremos al Señor. A Revélanos, Señor, a Jesús por medio de tu Espíritu. (Intenciones libres) S Concédenos, Señor, amor verdadero a tu Palabra, para que conociéndola mejor, sigamos con más
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fidelidad a Jesús. Que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén. 9. Oración sobre las ofrendas Dios nuestro, que por medio de estos dones que vas a convertir en el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, nos haces participar de tu misma vida divina, concédenos que nuestra conducta ponga de manifiesto las verdades que nos has revelado. Por Jesucristo, nuestro Señor. 10. Antífona de la comunión Yo soy la vid verdadera y ustedes los sarmientos, dice el Señor; si permanecen en mí y yo en ustedes, darán fruto abundante. Aleluya (Jn 15,1.5).
11. Oración después de la comunión Señor, tu que nos has concedido participar en esta Eucaristía, míranos con bondad y ayúdanos a vencer nuestra fragilidad humana, para poder vivir como hijos tuyos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Eres piedra viva o piedra muerta de tu comunidad?
de Mayo - Lunes, Feria, V Semana de Pascua
Color litúrgico: Blanco Les predicamos que se conviertan al Dios vivo La predicación en Iconio tuvo unos momentos felices y otros difíciles. A la buena acogida de la predicación de los apóstoles por parte de muchos judíos y paganos, siguió la oposición de los judíos no convertidos. Esta oposición de los
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judíos será una de las dificultades serias con las que tuvieron que enfrentarse los primeros evangelizadores, también fuera de Palestina. La situación se puso difícil ante la división de la población, sobre todo cuando fueron informados Pablo y Bernabé de que planeaban matarlos. Al enterarse de lo que se tramaba contra ellos, decidieron marcharse, llegando hasta Listra. La curación de un hombre que tenía los pies paralizados, provocó tal admiración entre la multitud, que los aclamaron como dioses. Los identificaban con dos divinidades de la mitología griega. A Bernabé con Zeus y a Pablo con Hermes. En medio de la exaltación general, Pablo y Bernabé aprovecharon para anunciarles la Buena Noticia: “Deben abandonar los ídolos para convertirse al Dios vivo, que hizo el cielo y la tierra” (He 14,15). El evangelizador debe aprovechar cualquier evento, para anunciar el mensaje de la salvación, a tiempo y a destiempo. Quien cumple mis mandamientos es quien me ama Jesús quiere despejar toda duda: Quien guarda los mandamientos es quien lo ama de verdad. Si queremos conocer hasta dónde llega nuestro amor a Jesús, veamos cuál es nuestro grado de cumplimiento de los mandamientos. Jesús nos revela el triángulo de amor que ha de existir en todo discípulo: amor a Jesús – amor del Padre - amor de Jesús. El que ama a Jesús es amado por el Padre; a éste también lo amará Jesús y se manifestará a él. Ese triángulo de amor dará lugar a una maravillosa cohabitación: al que ama, el Padre lo amará, y vendrá a establecer en él la morada juntamente con el Hijo. Este texto, juntamente con la promesa de Jesús de enviar el Espíritu Santo a los discípulos, está en el origen de la llamada “inhabitación de la Trinidad”. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, establecen su morada en las personas que viven sólidamente arraigadas en el amor. P. Antonio Danoz, redentorista
1. Antífona de entrada Ha resucitado Jesús, el Buen Pastor, que dio la vida por sus ovejas y que se dignó morir para salvarnos. Aleluya. 2. Oración colecta Dios nuestro, tú que puedes darnos un mismo querer y un mismo sentir, concédenos a todos amar lo que nos mandas y anhelar lo que nos prometes, para que, en medio de las preocupaciones de esta vida, pueda encontrar nuestro corazón la felicidad verdadera. Por nuestro Señor Jesucristo.
3. 1ª Lectura (He 14,5-18)
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles En aquellos días, los paganos y los judíos de Iconio, apoyados por las autoridades, comenzaron a agitarse con la intención de maltratar y apedrear a Pablo y a Bernabé. Pero ellos se dieron cuenta de la situación y huyeron a Listra y Derbe, ciudades de Licaonia, y predicaron el Evangelio en toda la región. Había en Listra un hombre tullido de los pies desde su nacimiento que se pasaba la vida sentado y nunca había podido andar. El tullido escuchaba el discurso de Pablo, y éste, mirándolo fijamente, advirtió que aquel hombre tenía fe suficiente como para ser curado, y le ordenó
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en voz alta: “Levántate y ponte derecho sobre tus pies”. De un salto el hombre se puso de pie y comenzó a caminar. Cuando la gente vio lo que Pablo había hecho, empezaron a gritar en la lengua de Licaonia: “¡Dioses en figura de hombres han bajado a visitarnos!” Decían que Bernabé era el dios Júpiter y Pablo el dios Mercurio, porque éste era el que hablaba. El sacerdote del templo de Júpiter, situado a la entrada de la ciudad, llevó a las puertas unos toros adornados con guirnaldas, y junto con la muchedumbre, quería ofrecerles un sacrificio. Al darse cuenta de todo esto, los apóstoles Bernabé y Pablo se rasgaron las vestiduras e irrumpieron por entre la multitud, gritando: “Ciudadanos, ¿por qué hacen semejante cosa? Nosotros somos hombres mortales, lo mismo que ustedes. Les predicamos el Evangelio que los hará dejar los falsos dioses y convertirse al Dios vivo, que hizo el cielo, la tierra, el mar y todo cuanto contienen. En épocas pasadas, Dios dejó que cada pueblo siguiera su camino, aunque siempre se dio a conocer por sus beneficios, mandando la lluvia y la cosecha a su tiempo, dándoles así comida y alegría en abundancia”. Y diciendo estas palabras, consiguieron impedir, a duras penas, que la multitud les ofreciera un sacrificio. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Que todos te alaben sólo a ti, Señor. Aleluya. L No por nosotros, Señor, no por nosotros, sino por ti mismo, manifiesta tu grandeza, porque eres fiel y bondadoso. Que no nos pregunten
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los paganos: “¿Dónde está el Dios de Israel?” /R L Nuestro Dios está en el cielo y él ha hecho todo lo que quiso. En cambio los ídolos de los paganos son oro y plata, son dioses hechos por artesanos /R L Que los llene de bendiciones el Señor, que hizo el cielo y la tierra. El Señor se ha reservado para sí el cielo y a los hombres les ha entregado la tierra /R (Sal 113B). 5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. El Espíritu Santo les enseñará todas las cosas y les recordará todo cuanto yo les he dicho, dice el Señor. R Aleluya (Jn 14,26).
6. Evangelio (Jn 14,21-26)
Lectura del santo Evangelio según san Juan. A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “El que acepta mis mandamientos y los cumple, ése me ama. Al que me ama a mí, lo amará mi Padre, yo también lo amaré y me manifestaré a él”. Entonces le dijo Judas (no el Iscariote): “Señor, ¿por qué razón a nosotros sí te nos vas a manifestar y al mundo no?” Le respondió Jesús: “El que me ama, cumplirá mi palabra y mi Padre lo amará y vendremos a él y haremos en él nuestra morada. El que no me ama no cumplirá mis palabras. Y la palabra que están oyendo no es mía, sino del Padre, que me envió. Les he hablado de esto ahora que estoy con ustedes; pero el Consolador, el Espíritu Santo que mi Padre les enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les recordará todo cuanto yo les he dicho”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús.
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24 de Mayo - Martes, María Auxiliadora, M
7. Oración sobre las ofrendas Acepta, Señor, las ofrendas que te presentamos, y purifica nuestros corazones para que podamos participar dignamente en este sacramento de tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión La paz les dejo, mi paz les doy; pero yo no se las doy como la da el mundo, dice el Señor. Aleluya (Jn 14,27).
9. Oración después de la comunión Dios todopoderoso y eterno, que,
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en Cristo resucitado, nos has hecho renacer a la vida eterna, haz que este misterio pascual en el que acabamos de participar por medio de la Eucaristía, dé en nosotros abundantes frutos de salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Qué impide que moren en ti de manera más plena, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo?
de Mayo - Martes, María Auxiliadora, M
Color litúrgico: Blanco
Nombraban responsables en cada comunidad Desde Listra, Pablo y Bernabé emprenden viaje de retorno a Antioquía, anunciando la Buena Noticia y visitando las comunidades que habían surgido como fruto de su predicación. El final de la estancia en Listra no fue nada feliz. A Pablo lo apedrearon y, dándolo por muerto, lo arrastraron fuera de la ciudad. Lucas nos revela algunos datos interesantes de la estrategia evangelizadora de Pablo y Bernabé. Como primer objetivo de la evangelización se fijaron el objetivo de crear comunidades. Una evangelización que no crea o consolida comunidades, es como un chaparrón que apenas deja huella. Segunda preocupación de estos dos evangelizadores: Organizar las comunidades de forma que puedan subsistir por sí mismas. Para conseguirlo, nombraron responsables salidos de la misma comunidad. Así, aseguraban que se mantendrían vivas. Pablo y Bernabé regresan a la comunidad de Antioquía, que era la que los había enviado. Al llegar, reunieron a la comunidad, para informarles de la obra realizada entre los paganos. Por su medio se les “abrieron las puertas de la fe” (He 14,19). La comunidad de Antioquía es un modelo de comunidad evangelizadora, llena de inquietud por llevar la Buena Noticia a los que no conocen a Jesús. La paz de Jesús no es como la del mundo Junto a la promesa del Espíritu Santo, Jesús les comunica su paz. Pablo considera la paz como uno de los frutos del Espíritu Santo (Gál 5,22). Pero la paz que ofrece Jesús nada tiene que ver con la paz que ofrece el mundo. La paz de Jesús no se reduce a la ausencia de guerra, ni a la paz de los cementerios. Es
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una paz cimentada sobre los valores fundamentales del reino de Dios: justicia, amor, solidaridad, misericordia, etc. Jesús sabe que la noticia de su partida ha llenado de desasosiego a los discípulos. No quieren que se les vaya. Pero trata de convencerlos de que es necesario que se vaya. Es más, les dice: “Si me amaran se alegrarían de que me voy al Padre” (Jn 14,28). El mundo tiene que saber que Jesús ama al Padre y que cumple a cabalidad lo que le encomendó. Como signo de que está dispuesto a enfrentarse con los acontecimientos dolorosos que le aguardan, da esta orden a los discípulos: “¡Levántense! Vámonos de aquí” (Jn 14,31). Muchos consideran éste el final del último discurso original de Jesús en la cena. La fiesta de hoy: María Auxiliadora En las Letanías invocamos a María con el título: “Auxilio de los cristianos”. Lucas presenta a María caminando a prisa para “auxiliar” a Isabel, que estaba esperando un hijo. En Caná de Galilea, María se apresura a “auxiliar” a los novios en una boda, porque les faltó el vino en el banquete. Esta advocación de María comienza a hacerse popular a partir del siglo XVI. San Juan Bosco ha sido uno de los grandes promotores de esta advocación mariana. P. Antonio Danoz, redentorista
1. Antífona de entrada Los discípulos perseveraban en la oración con un mismo espíritu en compañía de María, la Madre de Jesús. Aleluya (He 1,14). 2. Oración colecta Oh Dios, que has constituido a la madre de tu Hijo amado madre y auxilio del pueblo cristiano, concede, te rogamos, que vivamos bajo su protección y que tu Iglesia goce de paz perpetua. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (He 14,19-28)
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles En aquellos días, llegaron a Listra, procedentes de Antioquía y de Iconio, unos judíos, que se ganaron a la multitud y apedrearon a Pablo; lo dieron por muerto y lo arrastraron fuera de la ciudad. Cuando lo rodearon los discípulos, Pablo se levantó y regresó a la ciudad. Pero al día siguiente, salió con Bernabé hacia Derbe.
Después de predicar el Evangelio y de hacer muchos discípulos en aquella ciudad, volvieron a Listra, Iconio y Antioquía, y ahí animaban a los discípulos y los exhortaban a perseverar en la fe, diciéndoles que hay que pasar por muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios. En cada comunidad designaban presbíteros, y con oraciones y ayunos los encomendaban al Señor, en quien habían creído. Atravesaron luego Pisidia y llegaron a Panfilia; predicaron en Perge y llegaron a Atalía. De allí se embarcaron para Antioquía, de donde habían salido, con la gracia de Dios, para la misión que acababan de cumplir. Al llegar, reunieron a la comunidad y les contaron lo que había hecho Dios por medio de ellos y cómo les había abierto a los paganos las puertas de la fe. Ahí se quedaron bastante tiempo con los discípulos. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Bendigamos al Señor eternamente. Aleluya.
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L Que te alaben, Señor, todas tus obras y que todos tus fieles te bendigan. Que proclamen la gloria de tu reino y den a conocer tus maravillas /R L Que muestren a los hombres tus proezas, el esplendor y la gloria de tu reino. Tu reino, Señor, es para siempre y tu imperio, para todas las generaciones /R L Que mis labios alaben al Señor, que todos los seres lo bendigan ahora y para siempre /R (Sal 144). 5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Cristo tenía que morir y resucitar de entre los muertos, para entrar así en su gloria. R Aleluya (Lc 24,46.26). 6. Evangelio (Jn 14,27-31)
Lectura del santo Evangelio según san Juan A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “La paz les dejo, mi paz les doy. No se la doy como la da el mundo. No pierdan la paz ni se acobarden. Me han oído decir: ‘Me voy, pero volveré a su lado’. Si me amaran, se alegrarían de que me vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Se lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, crean. Ya no hablaré muchas cosas con ustedes, porque se acerca el príncipe de este mundo; no es que él tenga poder sobre mí, pero es necesario que el mundo sepa que amo al Padre y que cumplo exactamente lo que el Padre me ha mandado”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús.
24 de Mayo - Martes, María Auxiliadora, M
7. Oración sobre las ofrendas Te ofrecemos, Señor, la hostia de alabanza, gozosos por la conme moración de la Madre de tu Hijo; y concede que, por el auxilio de esta Madre, sintamos que nos socorres en nuestras adversidades. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Alégrate, Virgen María, porque Cristo ha resucitado del sepulcro. Aleluya. 9. Oración después de la comunión Habiendo recibido, Señor, los sacra mentos celestiales, y sostenidos por el auxilio de la Bienaventurada Vir gen María, te rogamos suplicantes, despojándonos de la antigua malicia nos revistamos de Jesucristo, autor de la nueva generación. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Cómo colaboras tú a la paz en tu entorno?
Historia y novena de María Auxiliadora Andrés Zaca N.
Se consigue en la red de Librerías San Pablo del país.
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de Mayo - Miércoles, Feria o Memoria de San Beda el Venerable, Presbítero y Doctor de la Ig.
Color litúrgico: Blanco Querían obligar a todos a observar la ley de Moisés Nos encontramos a la mitad del libro de Hechos. En la Iglesia surge un problema de profundo calado, originado por la evangelización a los paganos. El problema se hace más vivo en la Iglesia de Antioquía, entregada con más empeño a la evangelización de las naciones paganas. Cristianos judeocristianos venidos de Jerusalén exigían el cumplimiento de la ley de Moisés para “poder salvarse”. Entre otras cosas, quería obligar a los convertidos del paganismo a circuncidarse. Su actitud produjo un enfrentamiento con Pablo y Bernabé, partidarios de no imponer ciertas prácticas judías a los paganos convertidos. Para dirimir la cuestión, la comunidad envió a Pablo y a Bernabé a Jerusalén, a tratar este asunto con los responsables de la Iglesia madre. Por el camino realizan una labor informativa sobre la conversión de los paganos, creando una gran alegría. En Jerusalén se encontraron con discípulos de procedencia farisea, que se empeñaban en imponer a los paganos convertidos la ley de Moisés en su totalidad. Los apóstoles y los responsables tomaron una sabia decisión: reunirse para estudiar el asunto. Así nace la “asamblea de Jerusalén”, que algunos consideran el primer “concilio” de la Iglesia. Quien está unido a Jesús es la cepa que da mucho fruto En el discurso de la cena, Jesús informa a los discípulos sobre la necesidad de permanecer unidos a él, para producir fruto abundante. En un país de cultura vinícola, Jesús se sirve del símil de la vid de gran tradición bíblica. Era bien conocido el canto a la viña de Isaías (Is 5,1ss). Jesús empieza con una afirmación, que se convierte en un título revelador de su persona: “Yo soy la vid” (Jn 15,1). Una segunda afirmación: “Ustedes son sarmientos” (Jn 15,5). Y una tercera: “El Padre es el viñador” (Jn 15,1). Insiste en un principio que es obvio: Para dar fruto, el sarmiento tiene que estar unido a la cepa. Si no es así, está condenado a la esterilidad. Jesús quiere que el fruto sea bueno y abundante. La única forma de conseguirlo es permanecer unidos a la cepa, que es el mismo Jesús. De la mayor o menor unión con Jesús depende la mayor o menor abundancia del fruto y la calidad del mismo. El Padre, como viñador principal, está empeñado en que se mantenga cada vez más fuerte la unión con Jesús. Jesús también anuncia la suerte que corre aquel que vive separado de él. Primero: no pueden hacer nada en el reino de Dios. Segundo: se secará, incapacitándose para producir fruto. Tercero: como sarmiento inútil se cortará y será arrojado al fuego, como destino definitivo. El santo del día: S. Beda el Venerable (673-735) Nació en el territorio de Wearmouth (Inglaterra). Ingresó en el monasterio del mismo nombre donde fue ordenado presbítero. Escribió comentarios sobre la Sagrada Escritura y diversos tratados de teología y de historia. Fue un gran conocedor de los Padres de la Iglesia . Es uno de los doctores de la Iglesia. P. Antonio Danoz, redentorista
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25 de Mayo - Miércoles, Memoria de San Beda el Venerable
1. Antífona de entrada Que mi boca, Señor, se llene de alabanzas para poder cantarte; entonces mis labios se estremecerán de júbilo. Aleluya (Sal 70,8.23). 2. Oración colecta Dios nuestro, que has iluminado a tu Iglesia con la sabiduría de san Beda el Venerable, concédenos, por su intercesión, luz para comprender tu palabra y amor para cumplirla. Por Jesucristo, nuestro Señor. 3. 1ª Lectura (He 15,1-6)
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles En aquellos días, vinieron de Judea a Antioquía algunos discípulos y se pusieron a enseñar a los hermanos que, si no se circuncidaban conforme a la ley de Moisés, no podrían salvarse. Esto provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y Bernabé; al fin se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más fueran a Jerusalén para tratar el asunto con los apóstoles y los presbíteros. La comunidad cristiana los proveyó para el viaje, y ellos atravesaron Fenicia, y Samaria, contando a los hermanos cómo se convertían los paganos, y los llenaban de gozo con esta noticia. Al llegar a Jerusalén, fueron recibidos por la comunidad cristiana, los apóstoles y los presbíteros, y ellos refirieron todo cuanto Dios había hecho por su medio. Pero algunos de los fariseos convertidos intervinieron, diciendo: “Hay que circuncidar a los paganos y exigirles que cumplan la ley de Moisés”. San Beda el Venerable
Entonces se reunieron los apóstoles y los presbíteros para examinar el asunto. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Vayamos con alegría al encuentro del Señor. Aleluya. L ¡Qué alegría sentí, cuando me dijeron: “Vayamos a la casa del Señor”! Y hoy estamos aquí, Jerusalén, jubilosos, delante de tus puertas /R L A ti, Jerusalén, suben las tribus, las tribus del Señor, según lo que a Israel se le ha ordenado, para alabar el nombre del Señor /R L Por el amor que tengo a mis hermanos, voy a decir: “La paz esté contigo”. Y por la casa del Señor, mi Dios, pediré para ti todos los bienes /R (Sal 121). 5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Permanezcan en mí y yo en ustedes, dice el Señor; el que permanece en mí da fruto abundante. R Aleluya (Jn 15,4.5). 6. Evangelio (Jn 15,1-8)
Lectura del santo Evangelio según san Juan A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. Al sarmiento que no da fruto en mí, él lo arranca, y al que da fruto lo poda para que dé más fruto. Ustedes ya están purificados por las palabras que les he dicho. Permanezcan en mí y yo en ustedes. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco ustedes, si no permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes
26 de Mayo - Jueves, Santa Mariana de Jesús de Paredes, Virgen, M
los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante, porque sin mí nada pueden hacer. Al que no permanece en mí se le echa fuera, como al sarmiento, y se seca; luego lo recogen, lo arrojan al fuego y arde. Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y se les concederá. La gloria de mi Padre consiste en que den mucho fruto y se manifiesten así como discípulos míos”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Concédenos, Señor, que este sacrificio pascual que vamos a ofrecerte, nos llene siempre de alegría, prosiga en nosotros tu obra redentora y nos obtenga de ti la felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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8. Antífona de la comunión El Señor, que nos redimió con su sangre, ha resucitado y ha hecho resplandecer su luz sobre nosotros. Aleluya. 9. Oración después de la comunión Que el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, precio de nuestra redención, nos ayuden, Señor, a cumplir tus mandamientos y a obtener, así, nuestra felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Por qué no produces los frutos que Dios de ti espera?
de Mayo - Jueves, Santa Mariana de Jesús de Paredes, Virgen, M
Color litúrgico: Blanco No poner obstáculos a los que se convierten a Dios Abre la asamblea de responsables el apóstol Pedro, que ejerce la primacía en la comunidad. Al regreso de su misión en Cesarea, él mismo tuvo que enfrentarse con el rechazo por una parte de la comunidad. La acusación era la misma: haber entrado en la casa de un pagano, compartiendo la mesa con él. Pedro tiene conciencia de que Dios lo eligió, para que los paganos “escucharan por su medio la Buena noticia y creyeran” (He 15,7). Ante la asamblea presenta la misma reflexión que hizo en aquella ocasión: “Dios, que conoce los corazones, mostró que los aceptaba, dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros” (Cfr He 10,47-48). Pedro lanza al público una pregunta, que en cierto modo es una denuncia: “¿Por qué tientan a Dios imponiendo al cuello de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido soportar?” (He 15,10) Una cosa es importante: “Nosotros y ellos hemos sido salvados por la gracia del Señor Jesús” (He 15,8-10). Dieron derecho de palabra a Pablo y a Bernabé, que informaron sobre las maravillas obradas por Dios entre los paganos. Finalmente, toma la palabra Santiago, que sentó este principio: “No hay que poner obstáculos a los paganos
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26 de Mayo - Jueves, Santa Mariana de Jesús de Paredes, Virgen, M
que se conviertan a Dios” (He 15,19). Éste fue el criterio que asumió toda la comunidad. El amor, como signo de identidad de los discípulos Este apartado del discurso de Jesús es sumamente importante. En él perfila Jesús la imagen del verdadero discípulo. El amor aparece en primer plano: Dios amó a Jesús; Jesús ama a los discípulos; y los discípulos han de amarse unos a otros. El lubricante que ha de suavizar el engranaje de la convivencia en una comunidad de discípulos es el amor. Jesús quiere que el amor sea el signo por el que todo el mundo conozca a sus discípulos. No se trata de un amor cualquiera. Este amor ha de ser de calidad: estar dispuestos a dar la vida por los amigos”, en primer lugar, y también por los que se declaran enemigos. La calidad del amor que Jesús exige hay que manifestarla en las obras. Concretamente, Jesús señala: Para permanecer en el amor que él exige hay que cumplir su voluntad. Una vez más, Jesús se presenta a sí mismo como el modelo a seguir. Él permanece activo en el amor. Y lo torna visible ante el mundo, haciendo la voluntad de su Padre. La santa de hoy: Sta. Mariana de Jesús de Paredes (1618-1645) Nace en Quito (Ecuador) Fue una cristiana laica que vivió su vida en la casa familiar. Siendo aún niña quedó huérfana. Repartió su cuantiosa herencia entre los pobres y se dedicó a la vida de oración, de penitencia y de caridad con los pobres y los enfermos. Perteneció a la Orden Tercera de san Francisco. Como consecuencia de un terremoto se declaró la peste en la ciudad. Contrajo dicha enfermedad y a los pocos días falleció. Tenía 27 años de edad. Comúnmente se la conoce como “La Azucena de Quito”. P. Antonio Danoz, redentorista
1. Antífona de entrada Por su total consagración a Dios, Santa Mariana de Jesús, mereció escuchar estas palabras: Ven, esposa de Cristo, y recibe la corona que el Señor te ha preparado para toda la eternidad. Aleluya. 2. Oración colecta Oh Dios, que entre los halagos del mundo hiciste florecer a santa Mariana de Jesús como lirio entre espinas, por su virginal pureza y continua penitencia, concédenos, te rogamos, que, por sus méritos e intercesión, merezcamos tenerte siempre con nosotros, creciendo continuamente
en tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (He 15,7-21)
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles Por aquellos días, después de una larga discusión sobre el asunto de la circuncisión, Pedro se levantó y dijo a los apóstoles y a los presbíteros: “Hermanos: Ustedes saben que, ya desde los primeros días, Dios me eligió entre ustedes para que los paganos oyeran, por mi medio, las palabras del Evangelio y creyeran. Dios, que conoce los corazones, mostró su aprobación dándoles el Espíritu Santo, igual que a nosotros. No hizo distinción alguna, ya que purificó sus corazones con la fe. ¿Por qué quieren irritar a Dios im-
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poniendo sobre los discípulos ese yugo, que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido soportar? Nosotros creemos que nos salvaremos por la gracia del Señor Jesús, del mismo modo que ellos”. Toda la asamblea guardó silencio y se pusieron a oír a Pablo y a Bernabé, que contaban las grandes señales y prodigios que Dios había hecho entre los paganos por medio suyo. Cuando terminaron de hablar, Santiago tomó la palabra y dijo: “Hermanos, escúchenme. Pedro nos ha referido cómo, por primera vez, se dignó Dios escoger entre los paganos un pueblo que fuera suyo. Esto concuerda con las palabras de los profetas, porque está escrito: Después de estos sucesos volveré y reconstruiré de nuevo la casa de David, que se había derrumbado; repararé sus ruinas y la reedificaré, para que el resto de los hombres busque al Señor, lo mismo que todas las naciones que han sido consagradas a mi nombre. El Señor que hace estas cosas es quien lo dice. Él las conoce desde la eternidad. Por lo cual, yo juzgo que no se debe molestar a los paganos que se convierten a Dios; basta prescribirles que se abstengan de la fornicación, de comer lo inmolado a los ídolos, la sangre y los animales estrangulados. Si alguien se extraña, Moisés tiene, desde antiguo, quienes lo predican en las ciudades, puesto que cada sábado se lee en las sinagogas”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Cantemos la grandeza del Señor. Aleluya. L Cantemos al Señor un nuevo canto, que le cante al Señor toda la
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tierra; cantemos al Señor y bendigámoslo /R L Proclamemos su amor día tras día, su grandeza anunciemos a los pueblos, de nación en nación, sus maravillas /R L Caigamos en su templo de rodillas. “Reina el Señor”, digamos a los pueblos, gobierna a las naciones con justicia /R (Sal 95). 5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor; yo las conozco y ellas me siguen. R Aleluya (Jn 10,27). 6. Evangelio (Jn 15,9-11)
Lectura del santo Evangelio según san Juan A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Como el Padre me ama, así los amo yo. Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecen en mi amor; lo mismo que yo cumplo los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que mi alegría esté en ustedes y su alegría sea plena”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Señor, te proclamamos admirable en tu virgen santa Mariana de Jesús y humildemente rogamos a tu Divina Majestad que, así como te complaces en los méritos de esta virgen, aceptes igualmente complacido el culto de tu pueblo te tributa. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Santa Mariana de Jesús, virgen
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27 de Mayo - Viernes, Memoria de San Agustín de Canterbury, Obispo
escogió la mejor parte y no le será quitada. Aleluya (Lc 10,42). 9. Oración después de la comunión Señor, fortalecidos con esta Eucaristía, te pedimos que a ejemplo de santa Mariana de Jesús, llevemos en nosotros las señales de la muerte de Cristo y nuestra vida sea un
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esfuerzo continuo por unirnos cada vez más a ti. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: El cumplimiento de su voluntad, ¿es el signo que tú das a Dios de que lo amas?
de Mayo - Viernes, Feria o Memoria de San Agustín de Canterbury, Obispo
Color litúrgico: Blanco Decisión del Espíritu Santo y de la comunidad Como documento final de la asamblea de Jerusalén, Lucas presenta una carta, en la que se recogen las principales decisiones. La carta se hace llegar a todas las comunidades por medio de unos mensajeros. Los dos más significados son Pablo y Bernabé, de los que se hace este elogio: “Hombres que entregaron su vida a causa de nuestro Señor Jesucristo” (He 15,26). Las decisiones están avaladas por el Espíritu Santo y por toda la comunidad. Principal decisión: “No imponerles ninguna carga más que las indispensables” (He 15,28). Entre las decisiones tomadas está: abstenerse de comer alimentos ofrecidos a los ídolos. De regreso a Antioquía, los delegados entregaron la carta a la comunidad. Al leerla, se alegraron por la decisión y por el apoyo que les aportaba. El Espíritu Santo, la sabiduría y la sensatez, se impusieron sobre la intolerancia y la tozudez en aferrarse al pasado. Las costumbres y tradiciones de cualquier cultura han de tenerse en cuenta. Pero, por importantes que sean, no son la Buena Noticia de Jesús. Entregar la vida, es el signo más grande de amor En esta sección del discurso, Jesús desvela elementos sumamente importantes de la Buena Noticia. En primer lugar: Jesús es quien elige a uno para ser discípulo. La elección supone un gran signo de amor por su parte hacia el elegido. Nos equivocamos, cuando pensamos hacer un favor al Señor haciéndonos discípulos suyos. Nuestra actitud ha de ser de gratitud. Otra revelación importante, sobre todo en un mundo de señores y esclavos, amos y súbditos, jefes y vasallos. Jesús declara que no quiere esclavos. Él quiere amigos. Y el signo de que nos trata como amigos es que para nosotros no tiene secretos: “Les he dado a conocer lo que escuché de mi Padre” (Jn 15,15). La amistad tiene una base: el amor. Donde no hay amor no puede existir amistad. No vale un amor cualquiera. Ha de ser un amor de calidad. Un amor tan grande, que el discípulo esté dispuesto a entregar la vida por la persona que se ama. Como norma de convivencia entre sus discípulos, Jesús establece la ley del
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amor: “Ámense como yo los he amado” (Jn 15,12). Él amó con amor perfecto: entregó la vida por la salvación de todos. Ya lo había dicho antes: El amor es el signo por el que han de identificarnos como discípulos de Jesús (Jn 13,3435). El santo de hoy: S. Agustín de Canterbury (+ 605) Carecemos de datos sobre los primeros años de su vida. . Al principio fue monje en el monasterio de S. Andrés de Roma. El año 597 el papa san Gregorio lo envió con un grupo de monjes a evangelizar Inglaterra. Se establecieron en Canterbury. Más tarde fue ordenado obispo. Por su gran labor evangelizadora se le conoce como “Apóstol de Inglaterra”. P. Antonio Danoz, redentorista
1. Antífona de entrada Cuidaré de mis ovejas, dice el Señor, y les buscaré un pastor que las paciente, y yo, el Señor, seré su Dios. Aleluya (Ez 34,11.23-24). 2. Oración colecta Dios nuestro, que por medio de la predicación de san Agustín de Canterbury, quisiste anunciar el Evangelio a los pueblos de Inglaterra, ayúdanos, por su intercesión, a cumplir nuestro compromiso bautismal de darte a conocer con nuestras obras. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (He 15,22-31)
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles En aquellos días, los apóstoles y los presbíteros, de acuerdo con toda la comunidad cristiana, juzgaron oportuno elegir a algunos de entre ellos y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé. Los elegidos fueron Judas (llamado Basabás) y Silas, varones prominentes en la comunidad. A ellos les entregaron una carta que decía: “Nosotros, los apóstoles y los presbíteros, hermanos suyos, saludamos a los hermanos de Antioquía, Siria y Cilicia, convertidos del paganismo. Enterados de que algunos
de entre nosotros, sin mandato nuestro, los han alarmado e inquietado a ustedes con sus palabras, hemos decidido de común acuerdo elegir a dos varones y enviárselos, en compañía de nuestros amados hermanos Pablo y Bernabé, que han consagrado su vida a la causa de nuestro Señor Jesucristo. Les enviamos, pues, a Judas y a Silas, quienes les transmitirán, de viva voz, lo siguiente: ‘El Espíritu Santo y nosotros hemos decidido no imponerles más cargas que las estrictamente necesarias. A saber: que se abstengan de la formación y de comer lo inmolado a los ídolos, la sangre y los animales estrangulados. Si se apartan de esas cosas, harán bien’. Los saludamos”. Los enviados se despidieron y cuando llegaron a Antioquía, reunieron a la comunidad cristiana y les entregaron la carta. Al leer aquellas palabras alentadoras, todos se llenaron de júbilo. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Alabemos y cantemos al Señor. Aleluya. L Dispuesto está mi corazón, Dios mío, para cantar tus alabanzas. Despiértate, alma mía, despiértense mi cítara y mi arpa, antes de que despunte el alba /R
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27 de Mayo - Viernes, Memoria de San Agustín de Canterbury, Obispo
L Tocaré para ti ante las naciones, te alabaré, Señor, entre los pueblos, pues tu lealtad hasta las nubes llega y tu amor es más grande que los cielos. Levántate, Señor, en las alturas y llena con tu gloria el mundo entero /R (Sal 56). 5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. A ustedes los llamo amigos, dice el Señor, porque les he dado a conocer todo lo que le he oído a mi Padre. R Aleluya (Jn 15,15).
6. Evangelio (Jn 15,12-17)
Lectura del santo Evangelio según san Juan A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros como yo los he amado. Nadie tiene amor más grande a sus amigos que el que da la vida por ellos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo siervos; porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a ustedes los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que le he oído a mi Padre. No son ustedes los que me han elegido, soy yo quien los ha elegido y los ha destinado para que vayan y den fruto y su fruto permanezca,
de modo que el Padre les conceda cuanto le pidan en mi nombre. Esto es lo que les mando: que se amen los unos a los otros”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Mira, Señor, con bondad las ofrendas que te presentamos, en la fiesta del obispo san Agustín de Canterbury, para que nos obtengan tu perdón y glorifiquen así tu santo nombre. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión No son ustedes los que me han elegido, dice el Señor, soy yo quien los ha elegido, para que vayan y den fruto y ese fruto perdure. Aleluya (Jn 15,16).
9. Oración después de la comunión Reanimados por este sacramento, te pedimos, Señor que, a ejemplo de san Agustín de Canterbury, nos esforcemos en dar testimonio de la fe que él tuvo y en llevar a la práctica sus enseñanzas. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿En qué muestras que eres amigo/a de Jesús?
El Tiempo de los Tiempos J. París Las Bienaventuranzas de María Mons. Mario Moronta
Se consiguen en la red de Librerías San Pablo del país
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de Mayo - Sábado, Feria o Memoria de Santa María en sábado
Color litúrgico: Blanco Dios los llamaba a anunciarles el Evangelio Nos encontramos en el llamado “segundo viaje misionero” de Pablo. Se ha producido una novedad importante. A propósito de Juan, Marcos, Bernabé y Pablo se enfrentaron. Todo terminó con la ruptura de esta pareja de audaces misioneros. Pablo eligió a Silas por compañero. Uno de los propósitos de Pablo en este segundo viaje era “confirmar a las Iglesias”, que había establecido en el primer viaje apostólico. Siguiendo la misión que le confió la asamblea de Jerusalén, exhortaba a las comunidades por donde pasaba a observar las disposiciones nacidas de la asamblea. En Listra se encuentra un discípulo de nombre Timoteo, muy estimado por la comunidad. Era hijo de una judía convertida y de un pagano. Determinó llevárselo como compañero. Seguramente, para evitarse problemas, mandó circuncidarlo. En Tróade se produce un hecho de gran trascendencia para el futuro de la misión entre los paganos. Lucas lo presenta en forma de visión y lo atribuye a una intervención del Espíritu Santo, que encaminó a Pablo hacia Filipos. De esta forma, Pablo pondría por primera vez sus pies en un nuevo continente: Europa. De nuevo la fuerza del Espíritu y la audacia de Pablo se conjuran, para abrir nuevos caminos a la Buena Noticia. Si me han perseguido, también los perseguirán a ustedes Juan revela que, así como el amor es lo propio de los discípulos de Jesús, el odio es propio del mundo. Si el mundo odió a Jesús y rechazó su mensaje, lo mismo hará con los discípulos. El rechazo que empezó con la persona de Jesús, tiene su prolongación en sus continuadores, que son los discípulos. Cuando se produce la redacción definitiva del evangelio de Juan, los cristianos habían sufrido la expulsión de las sinagogas, y la persecución por parte de las autoridades del imperio romano ya habían comenzado. Jesús ya había delimitado bien los campos, refiriéndose a los judíos: “Ustedes son de aquí abajo, yo soy de arriba; ustedes pertenecen a este mundo, y yo no soy este mundo”. Desde el momento en que Jesús los eligió por discípulos, dejaron de pertenecer al mundo dominado por el mal y por el pecado. El mundo los odia, como odió a Jesús. No nos extrañemos, pues, que el mundo dominado por el espíritu del mal, persiga sistemáticamente a los discípulos y seguidores de Jesús. No es una noticia agradable, pero tenemos que armarnos de fortaleza, para afrontar el rechazo o la persecución, sea cual sea la forma en que se produzca. P. Antonio Danoz, redentorista
1. Antífona de entrada Los discípulos perseveraban en la oración con un mismo espíritu en compañía de María, la Madre de Jesús. Aleluya (He 1,14). 2. Oración colecta Dios nuestro, que con la resurrección de tu Hijo nuestro Señor Jesucristo, has alegrado al mundo, concédenos, por la intercesión de su Madre, la
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28 de Mayo - Sábado, Feria o Memoria de Santa María en sábado
Virgen María, obtener los gozos de la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (He 16,1-10)
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles En aquellos días, Pablo fue a Derbe y luego a Listra. Había allí un discípulo llamado Timoteo, hijo de un padre griego y de una madre judía cristiana. Timoteo gozaba de muy buena fama entre los hermanos de Listra e Iconio Pablo quiso llevarlo consigo y lo circuncidó, en atención a los judíos de aquellas regiones, pues todos sabían que su padre era pagano. En todas las ciudades por donde iban pasando, daban a conocer las decisiones tonadas por los apóstoles y presbíteros de Jerusalén, para que las pusieran en práctica. De esta manera las comunidades cristianas se fortalecían en la fe y el número de creyentes aumentaba cada día más. Como el Espíritu Santo les había prohibido predicar la palabra en la provincia de Asia, Pablo y Timoteo atravesaron Frigia y Galacia. Al llegar a los límites de Misia, se propusieron ir a Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo permitió. Entonces atravesaron Misia y llegaron a Tróade. Por la noche Pablo tuvo una aparición: vio a un macedonio, que de pie ante él, le rogaba: “¡Ven a Macedonia y ayúdanos!” Después de esta visión, determinamos salir para Macedonia, convencidos de que Dios nos llamaba a predicar allí el Evangelio. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R El Señor es nuestro Dios y nosotros su pueblo. Aleluya.
L Alaben a Dios todos los hombres, sirvamos al Señor con alegría y con júbilo entremos en su templo /R L Reconozcamos que el Señor es Dios, que él fue quien nos hizo y somos suyos, que somos su pueblo y su rebaño /R L Porque el Señor es bueno, bendigámoslo, porque es eterna su misericordia y su fidelidad nunca se acaba /R (Sal 99). 5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Si han resucitado con Cristo, busquen las cosas del cielo, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios. R Aleluya (Col 3,1).
6. Evangelio (Jn 15,18-21) Lectura del santo Evangelio según san Juan A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Si el mundo los odia, sepan que me ha odiado a mí antes que a ustedes. Si fueran del mundo, el mundo los amaría como cosa suya; pero el mundo los odia porque no son del mundo, pues al elegirlos, yo los he separado del mundo. Acuérdense de lo que les dije: ‘El siervo no es superior a su señor’. Si a mí me han perseguido, también a ustedes los perseguirán, y el caso que han hecho de mis palabras lo harán de las de ustedes. Todo esto se lo van a hacer por mi causa, pues no conocen a aquel que me envió”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Acepta, Señor, en tu bondad, los dones que te presentamos y concédenos tu protección para conservar
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tu gracia y conseguir la felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Padre, te ruego por aquellos que creerán en mí, para que sean uno en nosotros y el mundo pueda creer que tú me has enviado, dice el Señor. Aleluya (Jn 17,20-21). 9. Oración después de la comunión Señor, que tu amor paterno proteja
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siempre a quienes has salvado por medio de la pasión de tu Hijo, y que Cristo resucitado sea la fuente de todas nuestras alegrías. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Con qué espíritu enfrentas el rechazo, por ser discípulo de Jesús?
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Liturgia de las Horas: 2ª Semana del Salterio - Color litúrgico: Blanco
NO LOS DEJARÉ DESAMPARADOS Jesús promete el don del Espíritu a los discípulos En varios momentos del discurso de la cena, Jesús hablará del Espíritu Santo y de su misión en la comunidad de los discípulos. En esta primera referencia se le da el nombre de “paráclito”, que significa “defensor”. Propiamente se trata de la persona designada para ayudar a un acusado a defenderse. Puede ser un abogado, un auxiliar, un defensor. Los discípulos tendrán que enfrentar múltiples dificultades y persecuciones: “Los expulsarán de la sinagoga. Incluso llegará un tiempo en que pensará el que los mate que está prestando un servicio a Dios” (Jn 16,2). Existe una total oposición en el evangelio de Juan, entre el Espíritu Santo y el mundo. Uno de los enemigos que tendrán que enfrentar los discípulos será el mundo. Con su partida, Jesús no dejará huérfanos a los discípulos. Permanecerá presente entre ellos. Será el Espíritu que les enviará después de su partida el que les asegure esta presencia. A diferencia de la presencia de Jesús en el mundo, que fue limitada, la presencia del Espíritu Santo no tiene límites de tiempo ni de espacio. Estará para siempre con los discípulos. Les ayudará a progresar en el conocimiento de Jesús, y les dará la fuerza para ser sus testigos. Yo amaré al que me ame y me manifestaré a él En todos los escritos atribuidos a Juan y a su escuela, el amor ocupa un protagonismo relevante. Sin salirnos del discurso de la cena, después de lavar los pies a los discípulos, un signo manifiesto de amor y de servicio, Jesús ordena a los discípulos: “Ámense unos a otros como yo los he amado”. Éste será el signo de identidad por el cual todo el mundo ha de reconocerlos como discípulos suyos.
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En este momento, Jesús habla del amor en una triple dirección: el amor de los discípulos a Jesús; el amor de Jesús a los discípulos; el amor del Padre a los discípulos. En otro momento de la cena, Jesús habla de su amor al Padre: “El mundo tiene que saber que yo amo al Padre (Jn 14,31). En realidad, el mundo religioso en el que se mueve la Buena Noticia de Jesús gira en torno al amor. Con razón Pablo escribe a la comunidad de Roma: “El amor es el cumplimiento pleno de la ley” (Rom 13,10). El amor lleva a guardar los mandamientos, y el meollo de los mandamientos de Jesús no es otro que el amor. Al que me ama el Padre lo amará y habitaremos en él En muchos lugares habla Juan de la comunión de Jesús con el Padre, de la comunión con los discípulos, y de la comunión del Padre con ambos. Jesús se centra ahora en una comunión que tiene como base el amor. En realidad se trata de lo que se ha llamado “inhabitación de “… yo rogaré al Padre y les dará otro la Trinidad” en los discípulos de Jesús Protector que permanecerá siempre Esta inhabitación está enraizada en el con ustedes” (Cfr. Jn 14,16) amor: “Quien me ame, mi Padre lo amará, vendremos a habitar en él” (Jn 14,23). Poco antes ha hablado de un “defensor”, que es el Espíritu Santo, que estará siempre con ustedes” (Jn 14,16). Aquel que permanece enraizado en el amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, está habitado por los tres. En la espiritualidad cristiana ha habido personas que han vivido profundamente esta experiencia. San Juan de la Cruz escribe: “¡Cuán manso y amoroso/ recuerdas en mi seno/ donde secretamente solo moras/ y en tu aspirar sabroso/ de bien y gloria lleno/ cuán delicadamente me enamoras!”. En época más reciente, tenemos la religiosa carmelita Sor Isabel de la Trinidad. Para ella, la inhabitación de la Trinidad fue una vivencia antes que una doctrina, una experiencia antes que una reflexión. “Pacifica mi alma. Haz de ella tu cielo, tu morada predilecta, el lugar de tu descanso. Que nunca te deje allí solo, sino que permanezca totalmente contigo, vigilante en mi fe, en completa adoración” (Sor Isabel de la Trinidad). La Buena Noticia se extiende fuera de Jerusalén En la perspectiva de Lucas, el principal protagonista de la expansión de la Buena Noticia es el Espíritu Santo. De la promesa se había pasado al envío. Significativa es su venida sobre los discípulos el día de Pentecostés. Primero en Jerusalén, después a lo largo del relato aparece otro agente importante: la persecución. Las autoridades judías persiguen a los apóstoles y los meten en prisión; judíos de la diáspora, dan muerte a Esteban; Pablo, inicia la persecución de los cristianos. La persecución lleva a Felipe a Samaria. No pertenece al grupo de los doce.
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Es uno de los siete elegidos para “servir a las mesas”, convertido ahora en predicador. Realiza los mismos signos milagrosos que realizaban los apóstoles. Tengamos en cuenta, además, que Felipe pertenece a los discípulos de cultura griega. En realidad, serán los cristianos provenientes de esta cultura, incluido Pablo, los grandes misioneros de la primera generación. Además del bautismo, Lucas informa de un nuevo rito destinado a la donación del Espíritu Santo. El éxito de Felipe en Samaria llega a Jerusalén. Esta comunidad envía a dos de sus más distinguidos responsables: Pedro y Juan. Serán ellos quienes oren sobre los convertidos bautizados, les impondrán las manos, y recibirán el Espíritu Santo. P. Antonio Danoz, redentorista
1. Antífona de entrada Con voz de júbilo, anúncienlo; que se oiga, que llegue a todos los rincones de la tierra: el Señor ha redimido a su pueblo. Aleluya (Is 48,20). 2. Oración colecta Concédenos, Dios todopoderoso, continuar celebrando con amor y alegría la victoria de Cristo resucitado y que el misterio de su Pascua transforme nuestra vida y se manifieste en nuestras obras. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura
(He 8,5-8.14-17)
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles En aquellos días, Felipe bajó a la ciudad de Samaria y predicaba allí a Cristo. La multitud escuchaba con atención lo que decía Felipe, porque habían oído hablar de los milagros que hacía y los estaban viendo: de muchos poseídos salían los espíritus inmundos, lanzando gritos, y muchos paralíticos y lisiados quedaban curados. Esto despertó gran alegría en aquella ciudad. Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén se enteraron de que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan. Éstos, al llegar, oraron por los que se habían convertido, para que
recibieran al Espíritu Santo, porque aún no lo habían recibido y solamente habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesús. Entonces Pedro y Juan impusieron las manos sobre ellos, y ellos recibieron al Espíritu Santo. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. ¡4. Salmo responsorial R Las obras del Señor son admirables. Aleluya. L Que aclame al Señor toda la tierra. Celebremos su gloria y su poder, cantemos un himno de alabanza, digamos al Señor: “Tu obra es admirable” /R L Que se postre ante ti la tierra entera y celebre con cánticos tu nombre. Admiremos las obras del Señor, los prodigios que ha hecho por los hombres /R L El transformó el mar Rojo en tierra firme y los hizo cruzar el Jordán a pie enjuto. Llenémonos por eso de gozo y gratitud: el Señor es eterno y poderoso /R L Cuantos temen a Dios, vengan y escuchen, y les diré lo que ha hecho por mí. Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica, ni me retiró su gracia /R (Sal 65).
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5. 2ª Lectura (1Pe 3,15-18)
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro Hermanos: Veneren en sus corazones a Cristo, el Señor, dispuestos siempre a dar, al que las pidiere, las razones de la esperanza de ustedes. Pero háganlo con sencillez y respeto y estando en paz con su conciencia. Así quedarán avergonzados los que denigran la conducta cristiana de ustedes, pues mejor es padecer haciendo el bien, si tal es la voluntad de Dios, que padecer haciendo el mal. Porque también Cristo murió, una sola vez y para siempre, por los pecados de los hombres: él, el justo, por nosotros, los injustos, para llevarnos a Dios; murió en su cuerpo y resucitó glorificado. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 6. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. El que me ama, cumplirá mi palabra, dice el Señor; y mi Padre lo amará y vendremos a él. R Aleluya (Jn 14,23). 7. Evangelio (Jn 14,15-21)
Lectura del santo Evangelio según san Juan A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo Jesús dijo a sus discípulos: “Si me aman, cumplirán mis mandamientos; yo le rogaré al Padre y él les enviará otro Consolador que esté siempre con ustedes, el Espíritu de verdad. El mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce; ustedes, en cambio, sí lo conocen, porque habita entre ustedes y estará en ustedes. No los dejaré desamparados, sino que volveré a ustedes. Dentro de
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poco, el mundo no me verá más, pero ustedes sí me verán, porque yo permanezco vivo y ustedes también vivirán. En aquel día entenderán que yo estoy en mi Padre, y ustedes en mí y yo en ustedes. El que acepta mis mandamientos y los cumple, ése me ama. Al que me ama a mí, lo amará mi Padre, yo también lo amaré y me manifestaré a él”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 8. Oración de los fieles S Jesús nos promete enviar el Espíritu Santo, para continuar el anuncio de la Buena Noticia. Oremos, para que descienda sobre nuestras comunidades. A Con la fuerza de tu Espíritu seremos, Señor, tus testigos. L Dios despertó en las primeras comunidades la inquietud de anunciar el Evangelio. Para que crezca en nuestras comunidades el compromiso de dar a conocer a Jesús: Oremos al Señor. A Con la fuerza de tu Espíritu seremos, Señor, tus testigos. L Los primeros evangelizadores sufrieron el rechazo y la persecución de los poderes de este mundo. Para que todos los pueblos e instituciones se abran al Evangelio: Oremos al Señor. A Con la fuerza de tu Espíritu seremos, Señor, tus testigos. L Hemos recibido la misión de anunciar a todos la Buena Noticia. Para que el Señor despierte en todos los discípulos conciencia misionera: Oremos al Señor A Con la fuerza de tu Espíritu seremos, Señor, tus testigos. (Intenciones libres) S Escucha, Padre, nuestra oración unida a la de Jesús, y envíanos el Espíritu Santo, para que el Evange-
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lio de la salvación llegue a todos los pueblos y personas. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén. 9. Oración sobre las ofrendas Acepta, Señor, las ofrendas que te presentamos, y purifica nuestros corazones para que podamos participar dignamente en este sacramento de tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor. 10. Antífona de la comunión Si me aman, cumplan mis mandamientos, dice el Señor; y yo rogaré al Padre, y él les dará otro Abogado, que permanecerá con ustedes para siempre. Aleluya (Jn 14,15-16).
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11. Oración después de la comunión Dios todopoderoso y eterno, que, en Cristo resucitado, nos has hecho renacer a la vida eterna, haz que este misterio pascual en el que acabamos de participar por medio de la Eucaristía, dé en nosotros abundantes frutos de salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregu nt a : ¿E r e s anunciador del Evangelio?
Mayo - Lunes, Feria o Memoria 30 de de Santa Juana de Arco, Virgen Color litúrgico: Blanco Vengan a hospedarse en mi casa Ya tenemos a Pablo en Filipos, ciudad europea fundada por Filipos, padre de Alejandro Magno. Con esta visita, Pablo inicia la evangelización de las grandes ciudades de Grecia. Aquí se producirá la conversión de la primera persona en una ciudad europea. Se trata de una mujer de nombre Lidia. Por los datos que ofrece Lucas es difícil saber, si el lugar de oración junto al río era una sinagoga o un lugar al aire libre. El que la reunión de oración fuera en sábado, hace pensar que se trataba posiblemente de prosélitos judíos. En todo caso, todas eran mujeres. Del encuentro de Pablo con estas mujeres, sólo se narra la conversión de una de ellas. Lidia era de una posición social acomodada, pues era comerciante en púrpura, y una “persona devota”. Como solía suceder, a la conversión y bautismo de Lidia se unió toda la familia. La invitación a hospedar en su casa a Pablo y a Silas, es un signo de que la conversión de la mujer era sincera. Con la conversión de Lidia se inicia la fundación de una comunidad, a la que Pablo escribirá más tarde una de sus cartas. Los que los maten pensarán dar culto a Dios Con el trasfondo del odio a los discípulos y de la persecución, Jesús habla del Espíritu, con una misión de “defensor”. Pero él tiene también la misión de acu-
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sador, estableciendo la culpa y el pecado del mundo; él será el que pronuncie la sentencia contra el mundo. Los discípulos de Jesús tendremos que enfrentarnos con el mundo y hacer frente a la persecución. Misión del Espíritu Santo será revestirnos de fortaleza para resistir. Y nos dará también fuerza, para actuar como testigos de Jesús. El cometido del Espíritu Santo en tiempos de persecución, es fortalecer a los discípulos para que tengan la valentía de dar testimonio. Los adversarios del joven diácono Esteban, hombre lleno del Espíritu Santo, “no lograron hacer frente al Espíritu con que hablaba” (He 6,10). En su comentario al evangelio de Juan, san Agustín escribe: “Porque él hablará, hablarán también ustedes, él por su inspiración, ustedes por su palabra”. Jesús habla a los discípulos de la persecución que tendrán que soportar, “para que no fallen” cuando los expulsen de la sinagoga, y piensen dar culto a Dios cuando los persigan. La santa de la semana: Santa Juana de Arco. Santa Juana de Arco nació en el año de 1412 en Donremy, Francia. Su fiesta se celebra el 30 de Mayo. Luchó firmemente por su patria, pero al final fue entregada al poder de los enemigos, condenada en un juicio injusto y quemada en la hoguera. Murió el 29 de Mayo de 1431 en Rouen. Fue canonizada en 1920 por Benedicto XV. P. Antonio Danoz, redentorista
1. Antífona de entrada Por su consagración a Dios santa Juana de Arco mereció escuchar estas palabras: Ven, esposa de Cristo, y recibe la corona que el Señor te ha preparado para toda la eternidad. Aleluya. 2. Oración colecta Señor, nuestro, tú que te complaces en habitar en quienes te sirven con un corazón puro y sincero, por intercesión de santa Juana de Arco, virgen, ayúdanos a vivir según tu voluntad, para que seamos dignos de que vivas en nosotros. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (He 16,11-15)
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles Por aquellos días, zarpamos de Tr ó a d e y n a v e g a m o s r u m b o a Samotracia; al día siguiente, hacia Neápolis y de ahí a Filipos, colonia
romana y ciudad principal de la región de Macedonia. En Filipos nos quedamos unos días. El sábado salimos de la ciudad y nos fuimos por la orilla del río hasta un sitio donde solían tenerse las reuniones de oración. Allí nos sentamos y trabamos conversación con las mujeres que habían acudido. Entre las que nos escuchaban, había una mujer, llamada Lidia, de la ciudad de Tiatira, comerciante en púrpura, que adoraba al verdadero Dios. El Señor le tocó el corazón para que aceptara el mensaje de Pablo. Después de recibir el bautismo junto con toda su familia, nos hizo esta súplica: “Si están convencidos de que mi fe en el Señor es sincera, vengan a hospedarse en mi casa”. Y así, nos obligó a aceptar. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R El Señor es amigo de su pueblo. Aleluya.
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L Entonen al Señor un canto nuevo, en la reunión litúrgica proclámenlo. En su creador y rey, en el Señor, alégrese Israel, su pueblo santo /R L En honor de su nombre, que haya danzas, alábenlo con arpa y tamboriles. El Señor es amigo de su pueblo y otorga la victoria a los humildes /R L Que se alegren los fieles en el triunfo, que inunde el regocijo sus hogares, que alaben al Señor con sus palabras, porque en esto su pueblo se complace /R (Sal 149).
7. Oración sobre las ofrendas Acepta, Señor, los dones que te presentamos en la festividad de santa Juana de Arco, virgen, y concédenos que esta Eucaristía haga crecer en nosotros el amor a Cristo y a nuestros hermanos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. El Espíritu de verdad dará testimonio de mí, dice el Señor, y también ustedes serán mis testigos. R Aleluya (Jn 15,26.27).
9. Oración después de la comunión Por esta Eucaristía, en la que hemos participado en memoria de santa Juana de Arco, virgen, concédenos, Señor, el perdón de nuestros pecados, la salud del cuerpo, tu amor en esta vida y la gloria en el cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
6. Evangelio
8. Antífona de la comunión Santa Juana de Arco, virgen, escogió la mejor parte y no le será quitada. Aleluya (Lc 10,42).
(Jn 15,26—16,4)
Lectura del santo Evangelio según san Juan A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Cuando venga el Consolador, que yo les enviaré a ustedes de parte del Padre, el Espíritu de verdad que procede del Padre, él dará testimonio de mí y ustedes también darán testimonio, pues desde el principio han estado conmigo. Les he hablado de estas cosas para que su fe no tropiece. Los expulsarán de las sinagogas y hasta llegará un tiempo, cuando el que les dé muerte creerá dar culto a Dios. Esto lo harán, porque no nos han conocido ni al Padre ni a mí. Les he hablado de estas cosas para que, cuando llegue la hora de su cumplimiento, recuerden que ya se lo había predicho yo”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús.
Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: Ante la dificultad de ser fiel a Jesús, ¿acudes al Espíritu Santo?
Las Glorias de María San Alfonso María de Ligorio Se consigue en la red de Librerías San Pablo del país
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Color litúrgico: Blanco Alégrate. El Señor está dentro de ti Al final del libro, Sofonías invita a la alegría y a la fiesta. Surgirá un pueblo humilde, “un resto de Israel” que se acogerá al Señor. El motivo de la fiesta es que el “Señor está dentro de ti”. Ya no puede acontecer nada malo. El Señor también le ha renovado su amor al “pequeño resto”, llenándolo de júbilo como en un día de fiesta. El profeta se dirige “al pequeño resto”, pobre y humilde, al que llama “hija de Sión” (Sof 3,14). La Iglesia, inspirándose en este texto, ha dado a María el título de “Hija de Sión”. En la presentación que Lucas hace de María, ella aparece también “pobre y humilde”, como el “pequeño resto” de Israel. En el cántico que Lucas pone en sus labios, María proclama: “Mi espíritu salta de gozo en el Señor, mi Salvador, porque se ha fijado en la humildad de su sierva” (Lc 1,46-48). Con su visita, María también llenó de gozo mesiánico la casa de Isabel. Por medio de ella, el Señor se hizo presente en su casa. Y se hace también presente en el mundo. Bendito el fruto de tu vientre El relato de la visita de María a Isabel que nos ofrece Lucas, respira alegría en todas las personas que aparecen en el relato. Isabel se llena de gozo por lo inesperado de la visita, y por el regalo que le trae María. Lo revela enseguida en su actitud y en sus palabras. En el colmo de su júbilo, Isabel pronuncia uno de los más bellos piropos que se han dicho a María: “¡La madre de mi Señor!”. Así, se hacía eco de la mejor bendición que podía desear una hija de Israel. Además, el hijo que llevaba en sus entrañas era “su Señor”. El gozo se extendió al hijo que Isabel llevaba en su vientre. Con una expresión muy gráfica, Lucas consigna que “saltó en el vientre de su madre”. Contagiada por el gozo que reinaba en la casa, María también manifiesta su gozo en el cántico que Lucas pone en sus labios: “Mi espíritu se regocija en el Señor” (Lc 1,47). Una visita con el mejor de los regalos La noticia de que Isabel está embarazada, desató las prisas en la casa de María en Nazaret. Al momento, a toda prisa se puso en camino. Aligeran el paso los lazos de la sangre, movida sobre todo por un amor servicial. María se pone al servicio de Isabel hasta que nace Juan Bautista. No hay visita sin regalo. María lleva su regalo. No es oro, incienso y mirra, como el de los Magos. Su regalo es el hijo que lleva en sus entrañas. Este regalo se hace sentir al llegar María a casa de Zacarías. A Isabel se le concede el don del Espíritu y se convierte en una profetisa, que nos revela quién es el “fruto bendito” que María lleva en su vientre. Juan, siente como una especie de consagración profética anticipada. María también visita hoy nuestra casa, nuestras comunidades. Nos trae al Salvador, el don del Espíritu para darlo a conocer. No nos contentemos con saltar de gozo. Aprendamos a ser diligentes en atender a las personas que necesitan y esperan nuestra visita.
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No nos contentemos con llevar un ramo de flores, una chuchería para los niños. Llevémosles, como María, al Salvador, y con él la alegría de la salvación. No nos cansemos de cantar: “Mi alma celebra la grandeza del Señor, mi espíritu salta de gozo en Dios, mi Salvador”. La fiesta de hoy: La Visitación de María Esta fiesta se empezó a celebrar en el siglo VI. El año 1386 el arzobispo de Praga la introduce en su diócesis. Fue el papa Urbano VI quien extendió la fiesta a toda la Iglesia. Actualmente se celebra el 31 de mayo, entre la fiesta de la Anunciación y el nacimiento de san Juan Bautista. P. Antonio Danoz, redentorista
1. Antífona de entrada
Ustedes, los que aman y temen a Dios, vengan y escuchen: les contaré las maravillas que el Señor ha hecho por mí. Aleluya (Sal 65,16). 2. Oración colecta Dios eterno y todopoderoso, que inspiraste a la santísima Virgen cuando llevaba ya en su seno a tu Hijo el deseo de visitar a santa Isabel, concédenos docilidad a tu Espíritu, a fin de que podamos siempre, con María, reconocer tus beneficios y alabarte por ellos. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (Sof 3,14-18)
Lectura del libro del profeta So fonías Canta, hija de Sión, da gritos de júbilo, Israel, gózate y regocíjate de todo corazón, Jerusalén. El Señor ha levantado su sentencia contra ti, ha expulsado a todos tus enemigos. El Señor será el rey de Israel en medio de ti y ya no temerás ningún mal. Aquel día dirán a Jerusalén: “No temas, Sión, que no desfallezcan tus manos. El Señor, tu Dios, tu poderoso salvador, está en medio de ti. Él se goza y se complace en ti; él te ama y se llenará de júbilo por tu causa, como en los días de fiesta”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor.
4. Salmo responsorial R El Señor ha hecho maravillas con nosotros. L El Señor es mi Dios y salvador, con él estoy seguro y nada temo. El Señor es mi protección y mi fuerza y ha sido mi salvación. Sacarán agua con gozo de la fuente de salvación /R L Den gracias al Señor, invoquen su nombre, cuenten a los pueblos sus hazañas, proclamen que su nombre es sublime /R L Alaben al Señor por sus proezas, anúncienlas a toda la tierra. Griten jubilosos, habitantes de Sión, porque el Dios de Israel ha sido grande con ustedes /R (Is 12). 5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Dichosa tú, santísima Virgen María, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor. R Aleluya (Lc 1,45). 6. Evangelio (Lc 1,39-56)
Lectura del santo Evangelio según san Lucas A Gloria a ti, Señor En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea, y entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel.
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En cuanto ésta oyó el saludo de María, la criatura saltó en su seno. Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantando la voz, exclamó: “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor”. Entonces dijo María: “Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava. Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede. Santo es su nombre y su misericordia llega de generación en generación a los que lo temen. Ha hecho sentir el poder de su brazo: dispersó a los de corazón altanero, destronó a los potentados, y exaltó a los humildes. A los hambrientos los colmó de bienes y a los ricos los despidió sin nada. Acordándose de su misericordia, vino en ayuda de Israel, su siervo, como lo había prometido a nuestros padre, a Abraham y a su descendencia, para siempre”. María permaneció con Isabel unos tres meses, y regresó a su casa. Palabra del Señor. A Gloria a ti Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Dios todopoderoso, que bendijiste la amorosa solicitud de María, la Madre de tu Hijo, por su prima Isabel, acepta y bendice los dones que te presentamos y conviértelos para nosotros en fuente de santificación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
8. Antífona de la comunión Todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque ha hecho en mí maravillas el todopoderoso, cuyo nombre es santo. Aleluya (Lc 1,48-49).
9. Oración después de la comunión Te damos gracias, Dios nuestro, por este admirable sacramento de tu amor que has concedido a la Iglesia y te suplicamos que, así como Juan Bautista se alegró al sentir la presencia oculta de tu Hijo, así podamos nosotros reconocer en la Eucaristía la presencia viva de nuestro Salvador, que vive y reina por los siglos de los siglos. Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Qué regalo tienes preparado para la próxima visita?
Visiones de la Beata Ana Catalina Emmerich
Vida de María Se consigue en la red de Librerías San Pablo del país.
JOSÉ TONIOLO Y SANTIAGO ALBERIONE
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El sociólogo y economista José Toniolo que será beatificado por el Papa Benedicto XVI el próximo 1º de Mayo, ha influido, en algunos aspectos en la obra monumental del Beato Alberione como se evidencia en los siguientes párrafos de la historia carismática escrita en 1953 por el mismo Fundador de la Familia Paulina: (donde él habla en tercera persona). Se refiere el P. Alberione, a la noche del 31 de Diciembre de 1900 considerándolo como el inicio de la gestación de la Familia Paulina. “Se había celebrado recientemente un congreso (el primero al que asistía el joven Alberione); había comprendido muy bien el discurso calmado, pero profundo y convincente de José Toniolo. Había leído también la invitación del Papa León XIII para que se rezaran por el nuevo siglo que comenzaba. Ambos hablaban de las necesidades de la Iglesia; de los nuevos medios del mal; de la obligación de oponer prensa a prensa, organización a organización; de la urgencia de hacer que el Evangelio penetrara en las masas; de las cuestiones sociales, etc. …Le pareció claro lo que decía José Toniolo respecto al deber de transformarse en los apóstoles de hoy, empleando los mismos medios de que se servían los adversarios. Se sintió profundamente obligado a prepararse para hacer algo por el Señor y por los hombres del nuevo siglo, con los cuales habría de convivir” (AD. 14 y 15).
JOSÉ TONIOLO SERÁ BEATIFICADO POR EL PAPA BENEDICTO XVI EL 1º DE MAYO Toniolo, fue un colaborador en la redacción de la encíclica Rerum Novarum, y creía que los sistemas políticos que no se basaban en Dios no pueden perdurar. Uno de los más grandes italianos de la época contemporánea fue el veneciano Toniolo. Hijo de un ingeniero, ya desde pequeño se aficionó a la lectura de libros de los nacionalistas Gioberti y Balbo, guardando por ello una cierta animadversión hacia Austria, la dominadora de su región veneciana. Por ello se entusiasmó con Polonia e Irlanda, naciones que luchaban por su independencia. El joven Giuseppe estudió derecho y se especializó en sociología económica, fue profesor en Padua, Módena y desde 1879, en la Universidad Pública de Pisa. Allí, consiguió por su carácter ganarse el cariño de los alumnos y de sus compañeros. La Italia de entonces era la de la unificación liberal, que había enajenado al Papa sus estados. Sin embargo, nunca fue óbice
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para él, el ser un profesor fiel al Estado italiano, siempre que pudiese seguir siendo creyente de la Iglesia. Toniolo pensó que su catolicismo le llevaría a ser sacerdote, no obstante, se casaría y tendría siete hijos, a los cuales les explicaba la grandeza de Dios con ejemplos de la naturaleza. Su pensamiento se cimentó en Santo Tomás y el misticismo de Santa Teresa, de la cual era un gran devoto. De aquí le vino, el considerar a las relaciones económicas subordinadas a la justicia, como creía la escolástica. Además, se identificó con la tradición italiana que identificaba la ética con la economía y que miraba y consideraba la vida económica como un aspecto de la civilización, tradición que tenía su raíz en el temple equilibrado del genio italiano. Para Toniolo, los sistemas políticos que no se basaban en Dios no podían perdurar, como eran el liberalismo y el socialismo. El perfecionamiento de la razón natural sólo lo podía dar el ideal cristiano. Este tenía un gran valor social debido al ideal de fraternidad de los hombres. Para él, los hombres hacían el pueblo y la mentalidad del dinero lo atrofiaban, y de esta manera a la nación. El liberalismo y el socialismo reducían al pensamiento al nivel de la materia. • Representación proporcional de los partidos hasta que se instalase uno corporativo. • Descentralización administrativa y autonomía comunal. • Legislación protectora del trabajo. • Protección a la familia, pequeña propiedad, propiedad comunal e intereses agrícolas. • Organización de la sociedad en forma corporativa. • Discriminación de entidades parásitas de la nación. • Exención de impuestos, excepto el mínimo necesario. • Represión de la usura, especulación bursátil y del interés legal del dinero. • Tutela de las libertades civiles, políticas, reunión, cultura y de la educación religiosa y cívica del pueblo. Toniolo fue el pionero de la sociología económica lo que le llevó a colaborar en la redacción de la encíclica Rerum Novarum de León XIII. Se convirtió en la cabeza de la Acción Católica en Italia, fundó la Revista Internacional de Ciencias Sociales, la Asociación de Mujeres Católicas y las Semanas Sociales para los trabajadores, a los cuales les dijo que se uniesen en Cristo. Siempre fue un hombre activo contra el divorcio, la escuela laica y a favor de la protección laboral de los trabajadores. En su lecho de muerte, apoyó a Agostino Gemelli en su labor de fundación de la Universidad Católica de Milán, su sueño, la formación de una élite católica. (Tomado de: http//es.wikipedia.org/wiki/Giuseppe_Toniolo)