P. Antonio Danoz, redentorista
PABLO DE TARSO Testigo fiel - evangelizador audaz
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PABLO DE TARSO
PRESENTACIÓN
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No pretendo descubrir la persona de Pablo, su vocación, su misión, su obra evangelizadora y literaria. De todas estas facetas existen estudios autorizados y abundantes. Mi propósito es más humilde. Pretendo acercar a Pablo al pueblo de Dios, sobre todo al de la base. Ayudarle a encontrarse con Jesús, el Señor, que sedujo a Pablo, lo tumbó en su particular “camino hacia Damasco”, lo elevó a ser “apóstol de los paganos”, que sin dejar de ser judío se hizo cristiano. Empleando una expresión de Pablo, “con temor y temblor”, me he decidido a aceptar la propuesta que me han hecho de escribir esta obra sobre Pablo, en este año dedicado a celebrar su memoria. Ante la magnitud del cristiano y del apóstol que es Pablo es para echarse a temblar. Mucho más, pretender embridarlo en un libro, que por exigencia del proyecto ha de tener pocas páginas. Muchas cosas tendrán que quedar por fuera. Mi temor es que se queden las que de verdad interesan a los lectores deseosos de 5
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conocer a este cristiano, enamorado de Cristo, apasionado por hacer llegar la Buena Noticia de Jesús hasta el último rincón del mundo, a todos los habitantes de la tierra y de la extra-tierra si en realidad existen. La persona de Pablo, tan polifacética, ha despertado siempre gran interés. Pertenece a las primeras generaciones de discípulos de Jesús, con una influencia innegable en la configuración del cristianismo de las primeras generaciones, que ha llegado hasta nosotros. Es la encarnación del judeo-cristiano; el apóstol indiscutible de los pagano-cristianos; el teólogo más importante de los orígenes del cristianismo; el exponente más significado de la experiencia misionera de la Iglesia primitiva. Disponemos de bastante información sobre Pablo, que nos permite una aproximación fidedigna a la persona, al discípulo y seguidor apasionado de Jesús, al misionero inquieto y audaz de los paganos. Nos gustaría disponer de mucha más, pero no es posible. Valoremos y disfrutemos la que tenemos. No tengamos miedo de acercarnos a los escritos del mismo Pablo y a otros libros del Nuevo Testamento que hablan de él, con una sabia y sana aproximación crítica, 6
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buscando siempre en ellos la verdad. Éste es nuestro propósito. Espero no defraudarlos. Por las características de la obra, he optado por omitir todo aparato crítico. Esto no significa que no haya leído y consultado lo que se ha escrito últimamente sobre Pablo y sobre su obra. La obra de Pablo no se puede entender sin tener presente la trayectoria de su vida. Por eso, es necesario conocerla hasta donde nos permitan las informaciones de que disponemos. Y la trayectoria de su vida quedaría mutilada sin adentrarnos en su compromiso con la misión de “apóstol de los paganos”. A. Brunot describe a Pablo como “hombre de pasión y místico, organizador y filósofo, misionero y teólogo, apologista y director de almas; reunía los dos extremos del espíritu humano, razón e imaginación, espíritu sintético y analítico, universal y profundo, lógico e intuitivo, espíritu de geometría y de delicadeza” (A. Brunot, Le génie litteraire de saint Paul, París, 1955, 226227).
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Primera parte
PABLO: EL HOMBRE, LA VOCACIÓN, LA MISIÓN
BEBER EN LAS FUENTES
Para adentrarnos en la persona, en la vida, en la vocación y misión de Pablo es necesario beber en las fuentes. Y las fuentes más importantes para una biografía de Pablo son las propias cartas del apóstol. Trece llevan su nombre, aunque la investigación más reciente le atribuye como seguras, la primera a los Tesalonicenses, las dos a los Corintios, la carta a los Gálatas, la de los Filipenses, la breve carta a Filemón, y la carta a los Romanos. El resto se cree que fueron escritas por sus discípulos, utilizando su modelo epistolar y su nombre, para darle autoridad apostólica a sus escritos. Las cartas de Pablo, escritas en los años cincuenta, son los primeros testimonios escritos del Nuevo Testamento, con décadas de anterioridad 8
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a los evangelios, que narran la vida, predicación, muerte y resurrección de Jesús. Son fuentes de extraordinario valor, aunque no se trate de una autobiografía de Pablo. Concederemos prioridad a las informaciones que nos aportan sobre la vida y obra del apóstol. La segunda fuente importante del Nuevo Testamento es el libro de los Hechos de los Apóstoles, cuyo autor es el mismo del tercer evangelio, atribuido a Lucas. Se trata de una obra en dos partes. La primera, como indica el mismo autor en el prólogo a los Hechos, la dedicó a “contar todo lo que Jesús hizo y enseñó hasta el día que fue llevado al cielo” (Hch 1,1). La segunda, la dedica a la vida y hechos de algunos de sus discípulos, a partir de la ascensión de Jesús al cielo. La segunda parte de la obra, - sobre todo a partir del capítulo trece -, tiene a Pablo como protagonista, el decimotercer testigo del Señor resucitado. El autor de los Hechos escribe algunas decenas de años después de la última carta de Pablo. Hace historia al estilo de los historiadores de su tiempo, no según los cánones del historiador moderno. Lucas ha tenido sus fuentes. Algunos señalan una fuente jerosolimitana, otra antioquena, una especie de “diario de viaje” de un 10
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compañero de Pablo, que pudiera ser el mismo Lucas, aunque algunos lo dudan, y tradiciones sobre Pablo existentes en las primeras comunidades. La visión que ofrece de la vida y obra de Pablo hay que encuadrarla en el objetivo que Lucas se propuso al escribir el libro, y en su entusiasmo no disimulado por el apóstol. En ocasiones tiene un tinte apologético. Aun admitiendo ciertas reservas sobre la manera de presentar los hechos, hay que tenerlos como “sustancialmente históricos” en su conjunto. Los datos que proporciona Pablo en las cartas, proceden de un clima marcadamente apologético y polémico. Las informaciones de Lucas obedecen en buena parte a la concepción teológica, eclesial y pastoral-misionera de su obra. Las considera encarnadas en buena medida en la persona y en obra de Pablo. Para prestar un buen servicio, tendré en cuenta los diversos estudios sobre Pablo, sin entrar en las mil y una interpretaciones, discusiones, coincidencias, divergencias, propias de una obra de investigación. Las adquisiciones en cualquiera de los terrenos procuraré tenerlas presentes. También en esto quiero ser “transmisor fiel de la sana doctrina”. Uno de los puntos en discusión 11
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es la cronología de la vida de Pablo. Son pocos los datos que se pueden asegurar con total precisión. Ofreceré algunas cronologías conocidas. Cada cual elija la que más le guste. En algunos casos he optado por determinadas fechas, sin ánimo de imponérselas a nadie. De todos modos, lo primero es ir a beber a las fuentes. Ninguna biografía puede suplir una lectura asidua y atenta de las cartas de Pablo, en las que él mismo se retrata en cuerpo y alma. Este Pablo, natural de Tarso de Cilicia, judío, fariseo, ciudadano del imperio, que vino de lejos y, como atleta de élite recorrió todo el Camino, es el que interesa. Ya recibió la corona de ganador ante el aplauso de todo el estadio: los millones de fieles que lo contemplan. Y ahí sigue en la carrera después de muerto, con toda su audacia, abriendo caminos.
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I PABLO, EL HOMBRE DE LAS DOS CULTURAS
“Hebreo hijo de hebreos, respecto a la ley, fariseo” (Flp 3,5)
Por el hecho mismo de su nacimiento, Pablo se presenta como un hombre de dos culturas. Sus padres son judíos, “de la tribu de Benjamín, hebreo hijo de hebreos”, circuncidado al octavo día como cualquier israelita según prescribe la ley (Flp 3,5). No nace en una ciudad o en un pueblo de Israel. Pablo nace en la ciudad de Tarso de Cilicia, perteneciente al imperio romano. Se cree que provenía de una clase socialmente privilegiada. Tarso es una ciudad con brillante historia cultural, y un importante centro comercial situado en la vía que conducía de Antioquía a Asia menor. Al pasar a ser provincia romana en el año 66 a. C., fue la sede de los gobernadores del imperio. Gozaba de fama por la fabricación de lonas y otros productos artesanales. El Pablo pre-cristiano se mueve entre dos mundos que se encuentran en una misma perso13
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na: el mundo cultural judío y el mundo polifacético helenista. Después del encuentro de Damasco, se vendrá a unir la influencia cristiana que está apenas naciendo, en cuya configuración influirá el mismo Pablo de forma muy notable. De la vida de Pablo, anterior a su encuentro con Jesús resucitado en su camino hacia Damasco, conocemos muy poco. El mismo Pablo ha dejado muy poca información sobre esta etapa. No disponemos de ningún documento en que conste la fecha del nacimiento de Pablo. Sólo tenemos algunas informaciones que nos permiten establecer una fecha aproximada. Cuando se produce la lapidación de Esteban, hacia el año 33 d. C., Pablo es “un muchacho joven”. Se calcula que contaba entre 20 y 25 años. Al escribir su carta a Filemón, Pablo se considera un “anciano”; una persona de más de 50 años. Teniendo en cuenta estos datos, su nacimiento no pudo producirse más tarde del año 10 d. C. La fecha más probable suele situarse en torno al año 5 d. C. Por lo que se refiere al nombre, en sus cartas utiliza el nombre de Pablo, que es el nombre helenista. Con este nombre aparece también en la segunda parte del libro de los Hechos: Saulo, conocido también como Pablo” (Hch 13,9) y en 14
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la segunda carta de Pedro 3,14. Lucas es quien utiliza el nombre de Saulo en la primera parte de los Hechos (7,58; 8,1.3; 9,1ss.) Se trata de la trascripción griega del hebreo Saúl, que significa “deseado de Dios”. Los judíos de la diáspora que vivían en los territorios del imperio llevaban con frecuencia el nombre judío y el griego. Esta puede ser la explicación de la duplicidad de nombres. Lucas ha podido reservar el nombre de Saulo para el Pablo judío y perseguidor de los seguidores del Camino de Jesús. El de Pablo aparece por primera vez en los Hechos en el transcurso del primer viaje misionero del “apóstol de los gentiles”. El primer dato referido a la juventud de Pablo lo ofrece Lucas en los Hechos con ocasión de la lapidación de Esteban: “Saulo estaba allí y aprobó la muerte de Esteban” (Hch 7,58-59). Algunos ponen en duda este dato. Tengamos en cuenta, que se trata del héroe de la segunda parte de la obra de Lucas, y que aprovecha el momento importante del martirio de Esteban para introducirlo en su historia. De los datos que Pablo aporta y de las referencias que ofrece Lucas, podemos deducir que la primera etapa de su vida transcurre en un ambiente helenístico-judío. 15
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Pablo, un judío de la diáspora La ciudadanía judía de Pablo no ofrece la menor duda. La confiesa claramente el apóstol en sus escritos. Al establecer su carta de identidad, Pablo escribe: “Israelita de raza, de la tribu de Benjamín, hebreo e hijo de hebreos” (Gál 3,5). Lucas también ha dejado constancia de su ciudadanía judía en los Hechos. Ante los judíos de Jerusalén, Pablo proclama: “Yo soy un judío nacido en Tarso de Cilicia” (Hch 22,3). Como cualquier niño judío de la diáspora, Pablo recibió instrucción religiosa judía desde su infancia. Esta formación judía la refleja en sus cartas (cfr Rm 1,18-32; 1Co 8,1-6). Su educación judía esmerada explica su celo y su defensa apasionada de la ley y de las tradiciones judías. Él mismo reconoce ser fiel observante de las mismas (Gál 1,14; Flp 3,6). Las vivió en el seno de su familia. Confiesa haber nacido en una familia de fariseos (Hch 23,6); y fue educado según la doctrina y mentalidad farisea: “En lo que se refiere a la ley, fariseo” (Flp 3,5). No consta en ninguna parte que hubiera sido de profesión “rabí” (maestro). 16
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Si nos atenemos a la información de Lucas en los Hechos, Pablo recibió parte de su formación farisea en Jerusalén. Su maestro fue Gamaliel I el Viejo, uno de los notables maestros de la época (Hch 22,3). Se trata de un fariseo de tendencia liberal en la interpretación de la ley, de la escuela de Hillel. De este dato no tenemos constancia en los escritos paulinos. Muchos lo ponen en duda. Piensan que Pablo pasó su infancia, adolescencia y juventud en Tarso. Su formación estaría vinculada a la formación judía que se impartía en la diáspora griega. De lo que no se puede dudar es de la notable calidad de su formación judía, como revelan sus cartas. Para Lucas es ciertamente interesante resaltar la categoría personal de Pablo dentro de las estructuras religiosas judías. Entre los discípulos de la primera generación, aparece como alguien que ha tenido una formación esmerada en una escuela y con un maestro de prestigio. Lo que llamaríamos un “judío fariseo e ilustrado”. En las cartas, ha dejado constancia de un conocimiento de los textos bíblicos superior a lo normal. En el manejo que hace de ellos se revela un verdadero maestro. Entre las raíces judías estaba el conocimiento de la lengua aramea. Los hijos de los judíos de 17
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la diáspora crecían hablando dos lenguas. En el caso de Pablo, la aramea y la griega. Su educación farisea permite suponer que conocía el hebreo, necesario para la comprensión de la Biblia hebrea que era la utilizada por los fariseos. El fondo cultural judío, su antropología, las formas de pensar y de sentir, el recurso a las Escrituras, reflejan la influencia de su formación judía. Un hombre orgulloso de ser judío y fariseo Pablo no sólo se confiesa judío y fariseo, sino que se muestra orgulloso de serlo. El nacer de una familia judía, ser circuncidado, pertenecer al grupo más estricto en la observancia de la ley como es el fariseo, es para él una gloria. Aún después del encuentro con Jesús en el camino hacia Damasco, se reafirma en sus raíces. Esta convicción la refleja Lucas en los Hechos, y el mismo Pablo ha dejado constancia de ello en sus cartas. Sobre todo en la carta a los fieles de Roma, Pablo dejó clara su conciencia profunda de pertenencia al pueblo de Israel. En la descripción que hace del judío en un estilo polémico, está describiendo su misma personalidad judía. El judío: a) se gloría de creer en Dios; b) se apoya 18
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en la ley para discernir lo que es lo mejor; c) conoce la voluntad de Dios; d) posee el sumo conocimiento de la verdad, convirtiéndose en guía de ciegos y en instructor de ignorantes (Rm 2,17-20). En la misma carta a los Romanos, Pablo describe los privilegios de que disfruta el pueblo de Israel, de los cuales él mismo participa. Habla como cristiano, lo cual no le impide afirmar -*sin avergonzarse: “Yo también soy israelita, descendiente de Abrahán, de la tribu de Benjamín” (Rm 11,1). Los ciudadanos de Israel: a) disfrutan de la adopción de hijos de Dios; b) son depositarios de las alianzas, la ley, el culto, las promesas y los patriarcas; c) del linaje de Israel procede Cristo según la carne. Se considera tan profundamente ligado a la gente de su linaje, que “siente una pena muy grande” de que después de tantos siglos de esperar al Mesías, no lo hayan acogido. Pablo está dispuesto a ser “anatema”, que significa: “objeto de maldición”, para que puedan conseguirlo. En diversos momentos hace gala de pertenecer al grupo de los fariseos, y en su mentalidad demuestra estar enraizado en el fariseísmo judío. El fariseo centra su orgullo en la observancia de la ley (Torá). A la luz de la ley como prin19
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cipio supremo, Pablo organiza su vida. Según el testimonio de los Hechos, Pablo fue formado “en las normas más rígidas de la ley de nuestros padres” (Hch 22,3). En su condición de fariseo, afirma: “en cuanto al cumplimiento de la ley, “irreprochable” (Filp 3,6). Esta férrea adhesión a la ley, hace que considere un problema de conciencia perseguir a aquellos que tratan de tergiversarla o suplantarla: “Encarnecidamente perseguía a la Iglesia de Dios tratando de destruirla” (Gál 1,13). Un judío helenista El judaísmo de Pablo está enmarcado en el contexto de la cultura helenista. Nació y recibió su educación como ciudadano de Tarso. La formación y la cultura reinante en la ciudad y en los centros educativos era la helenista, aunque su medio familiar fuera de cultura judía. No consta que frecuentara los centros de educación judía. Pablo habla y conoce la lengua griega que aprendió desde la infancia, como era corriente entre los judíos que vivían en zona helenista del imperio. A través de la lengua se establece necesariamente el contacto con la cultura. El nivel de cultura que revela en sus cartas, da pie para 20
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pensar que recibió una formación helenista al menos de un nivel medio superior. El griego forma parte de su formación cultural y humanística, y le sirve de instrumento de comunicación. En sus cartas se advierte que escribe el griego con soltura, y utiliza las diversas formas y géneros literarios existentes en la época; más concretamente el epistolar. La Escritura la cita según la traducción griega llamada “de los Setenta”, que leía sin duda desde la juventud. A los cristianos de Tesalónica, Corinto, Galacia y Filipos les escribe sus cartas en griego. A la más romana de todas las comunidades cristianas, asentada en la capital del imperio, le escribe también en griego. El plurilingüismo le fue de gran utilidad a Pablo para llevar la Buena Noticia de Jesús por las diversas ciudades del imperio romano, de viva voz y por escrito. (cfr Hch 21,40). Ante los ciudadanos de Corinto se presenta como un evangelizador “sin ostentación de elocuencia y de saber” (1Co 2,4); llega a decir que es “inculto en el hablar” (2Co 11,6). Esto no es lo que reflejan sus cartas. Lo que Pablo quiere inculcar a los corintios es que la fuerza salvadora del Evangelio no es fruto de la elocuencia, sino “una demostración del Espíritu, para que la fe no se fundara en 21
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la sabiduría humana, sino en el poder de Dios” (1Co 2,4-5). Pablo revela un buen manejo del arte retórica, una de las características de la cultura griega, tanto para exponer las ideas, como para la discusión y la controversia (cfr 1Co 1,1-4; 9,15; 2Co 10-13; etc.). Existen otros aspectos de la cultura griega que es necesario destacar. Para describir su existencia como apóstol, recurre al símil de la competición del atleta en el estadio (1Co 9,24-27). La idea de Iglesia “como cuerpo de Cristo” (Rm 12,4ss; 1Co 12,12ss), no se explica difícilmente sin tener en cuenta el trasfondo de la filosofía y la antropología griega. Pablo fue un hombre de cultura urbana. Su lenguaje no es el de un campesino de Judea o Galilea, sino que evoca el ambiente cultural de la ciudad de Tarso y de la escuela helenista. A Pablo lo encontramos en la primera etapa de su vida en Tarso, Jerusalén, Damasco; más tarde en su etapa cristiana, recorre las grandes metrópolis del imperio romano: Filipos, Corinto, Éfeso, Atenas, hasta llegar a Roma, el corazón del imperio. Los Hechos presentan a Pablo como ciudadano del imperio romano. Este dato resulta importante y decisivo por lo que se refiere a su proce22
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so, su prisión y su conducción a Roma. Según el relato de Lucas, Pablo pronuncia esta frase ante Festo en Cesarea: “Apelo al emperador” (Hch 25,13). Pablo asegura poseer la ciudadanía romana “de nacimiento” (Hch 22,28). Hay autores que dan crédito a la información de Lucas. Creen que su condición de ciudadano romano procede de su padre o de su abuelo. Otros ponen en duda este dato. Nos encontramos con un Pablo plenamente incorporado al mundo político, cultural y religioso de su tiempo. Judío desde el punto de vista étnico y religioso; helenista por lengua y por cultura; romano en cuanto ciudadano del imperio. Todos estos datos ayudan a comprender la rica personalidad de Pablo y su polifacética actividad como evangelizador. Del encuentro de Pablo con Jesús y su Buena Noticia, nacerá el Pablo cristiano. Lo cual añadirá otro nuevo elemento cultural, que está apenas naciendo cuando él se integra al grupo de los discípulos de Jesús. El mismo Pablo contribuirá de forma notable a su configuración. Al final de su vida, tendremos que hablar de un Pablo tricultural: el judío, el helenista y el cristiano. 23
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Retrato físico de Pablo La única referencia que tenemos de los contemporáneos del apóstol respecto a su aspecto físico, nos lo proporciona el mismo Pablo en la segunda carta a los Corintios. Textualmente escribe: “Algunos dicen: “Las cartas sí son graves y enérgicas, mientras la presencia de cuerpo es pobre y la palabra despreciable” (2Co 10,9-10). La afirmación aparece en un contexto polémico, en el que fácilmente se tiende a exagerar las cosas. Con todo, refleja que Pablo no era de contextura física robusta. En la carta a los Gálatas hace referencia a una enfermedad que no especifica (4,13-14). En la segunda carta a los Corintios dice: “Me han clavado en las carnes una espina, verdadero ángel de Satanás que me abofetea” (2Co 12,7). Son muchos los que piensan que se trata de una enfermedad crónica que padecía el apóstol. Por otra parte, la vida agitada que llevó, los múltiples viajes en condiciones difíciles, el trabajo para poder subsistir, las penurias que tuvo que soportar, de las que él mismo informa (2Co 11,23-33; 1Co 4,9-13), reflejan unas condiciones físicas bastante buenas. 24
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La descripción más antigua de la fisonomía de Pablo que ha llegado hasta nosotros, proviene de un documento apócrifo de finales del siglo II, de carácter popular, que lleva por título “Hechos de Pablo y de Tecla”. El escrito es claramente laudatorio, y su credibilidad es cuestionable. La descripción que hace es ésta: “Era una persona de baja estatura, de cabeza calva, de piernas arqueadas, de cuerpo vigoroso, cejijunto, la nariz algo prominente, lleno de amabilidad; en efecto, a veces tenía aspecto de un hombre, a veces de un ángel” (Apocrifi del Nuovo Testamento II, Torino 1971,1084). En cuanto a la iconografía de Pablo, la más antigua data del siglo IV. Se encuentra en las catacumbas de la vía Dino Pompagni en Roma. Pablo aparece casi completamente calvo, con barba lisa, larga y puntiaguda. A propósito de la barba escribe san Agustín: “La barba es señal de los fuertes, la barba señala a los jóvenes, a los decididos, a las personas activas, a los hombres vivaces” (S. Agustín, Ennar. in ps. CXXXII). Pablo habla de su aparente debilidad en lo físico, pero manifiesta un carácter decidido a la hora de actuar. Utiliza la palabra “valentía” en las cartas: “Hablamos con toda valentía” (2Co 3,12). Al referirse a su predicación, Lucas utiliza 25
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en varias ocasiones la expresión: “proclamar con valentía” (Hch 9,27; 14,3; etc). La defensa que hace en sus cartas contra los adversarios refleja un carácter fuerte, un espíritu vivaz, firmeza en sus decisiones. El mismo Pablo reconoce que se pasó de duro al corregir a la comunidad de Corinto (2Co 2,4-5). La defensa de su libertad en el ejercicio del apostolado, le impulsa a construir un discurso de tono polémico, vehemente y apasionado (1Co 9,1ss). Estado social de Pablo Respecto su condición de casado o de célibe, disponemos de un dato cierto. En la primera mitad de los años 50, sabemos que está libre de todo vínculo matrimonial. Así se lo escribe a los fieles de Corinto: “A los solteros y a las viudas les digo que es mejor que se queden como yo” (1Co 7,8). En otro pasaje de la misma carta revindica para sí y para Bernabé el mismo derecho de los apóstoles, en particular de Pedro, a “hacerse acompañar por una esposa cristiana” (1Co 9,5). Pablo da a entender que ha renunciado a este derecho. En sus cartas no aporta más datos. Lucas no toca este tema en los Hechos. Dado lo agita26
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do de su vida y la ausencia de noticias sobre el compromiso conyugal con una mujer, la conclusión más razonable es pensar que permaneció célibe; aunque existen opiniones en contrario. Algunos piensan que su condición de célibe influyó en la valoración que hace del celibato y del matrimonio (1Co 7). Profesión civil de Pablo En su primer escrito conocido, Pablo afirma que no fue una carga para nadie. Con su trabajo personal conseguía los recursos necesarios para vivir: “Recuerden, hermanos, nuestro esfuerzo y fatiga; noche y día trabajamos para no serles una carga mientras proclamamos la Buena Noticia de Dios” (1Ts 2,9). En su correspondencia con los fieles de Corinto vuelve de nuevo sobre el trabajo profesional: “Nos fatigamos trabajando con nuestras manos” (1Co 4,12). Tres son los motivos que impulsan a Pablo a realizar trabajos artesanales: Subvenir a las propias necesidades; no constituir una carga para las comunidades; y disponer de recursos para auxiliar a los pobres. Pablo reconoce el derecho del evangelizador a la subsistencia y a gozar del fruto de su traba27
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jo. Y menciona el trabajo civil del soldado, del labrador y del pastor. Pablo concluye enfáticamente: “Yo no he usado de ninguno de estos derechos, y no escribo ahora para que me los reconozcan” (1Co 4,15). El trabajo civil de Pablo tiene mucho que ver con su servicio al Evangelio. Este servicio lo ofrece de balde, sin aprovecharse del “derecho que le da la predicación” (1Co 9,15.18). Su salario consiste en “anunciar gratuitamente la Buena Noticia”. A diferencia de otros, Pablo “no hace negocio con la Palabra de Dios” (2Co 2,17), en alusión directa a sus adversarios. A los corintios les dice: “No fui una carga para ustedes”. Y les pide perdón “si consideran esto una injuria” (2Co 12,13). Se siente orgulloso de su forma de proceder: “Nadie en las regiones de Acaya me privará de este honor” (2Co 11,9-10). De las palabras de Pablo se desprende con claridad, que su entrega al trabajo civil no es sólo una cuestión económica y de supervivencia. Tiene una vinculación estrecha con su concepción de la evangelización y con el perfil del evangelizador. El Evangelio es algo extraordinariamente grande. La transparencia y la fidelidad en su anuncio no se pueden exponer a ningún riesgo por ningún motivo. El evangelizador vive, 28
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goza, sufre, se arriesga por el Evangelio. En ningún caso se puede buscar un interés humanamente “rentable” en su anuncio. A Pablo le tocó vivir en un medio cultural muy diverso. La cultura judía hacía una valoración positiva del trabajo manual. La grecoromana apreciaba sobre todo el cultivo del espíritu: la filosofía, las artes, etc. Éste se consideraba un trabajo de hombres “libres”. El trabajo manual se reservaba a los esclavos. Pablo se insertó en su medio cultural y cultivó los dos. Ejerció una profesión artesanal, y se dedicó a cultivar los valores del espíritu, de lo cual ha dejado un claro testimonio en sus cartas. En sus escritos, Pablo habla de su trabajo civil, pero no especifica el trabajo al que se dedicaba. Sólo disponemos del testimonio de Lucas en los Hechos. A su llegada a Corinto, Pablo se puso a trabajar con el matrimonio de origen judío, Áquila y Priscila, por ser del mismo oficio. Ellos eran “fabricantes de tiendas” (Hch 18,2-3).
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LÉGASSE, S., Pablo apóstol. Ensayo de biografía crítica, Desclé de Brouwer, Bilbao 2005. BORNKAMM, G., Pablo de Tarso, sígueme, Salamanca 1996. BARBAGLIO, G., Pablo de Tarso y los orígenes cristianos, Sígueme, Salamanca 1989. CARRILLO ALDAY S., Pablo, apóstol de Cristo, Verbo Divino, Estella 2008.
INDICE
Presentación
5
Primera parte PABLO: EL HOMBRE, LA VOCACIÓN, LA MISIÓN BEBER EN LAS FUENTES I PABLO, EL HOMBRE DE LAS DOS CULTURAS Pablo, un judío de la diáspora Un hombre orgulloso de ser judío y fariseo Un judío helenista Retrato físico de Pablo Estado social de Pablo 326
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Profesión civil de Pablo
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II DE PERSEGUIDOR DE LOS SEGUIDORES DEL “CAMINO”, A APÓSTOL DE JESUCRISTO Saulo, el perseguidor de los que seguían el “Camino” 30 Pablo, discípulo y apóstol de Jesucristo 35 III PABLO, ANUNCIADOR DE LA BUENA NOTICIA A LOS PAGANOS 1 PRIMERA ACTIVIDAD MISIONERA DE PABLO Pablo en la comunidad de Damasco y en Arabia Viaje de Pablo a Jerusalén Pablo regresa a Tarso Bernabé conduce a Pablo a Antioquía
43 43 46 48 498
2 PRIMER VIAJE MISIONERO DE PABLO 52 El envío misionero 53 Pablo y Bernabé en misión 55 3 ASAMBLEA DE JERUSALÉN Antecedentes previos de la asamblea 328
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Celebración de la asamblea en Jerusalén
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4 LOS INCIDENTES DE PABLO CON PEDRO Y BERNABÉ El incidente con Pedro en Antioquía Incidente con Bernabé
68 68 72
5 SEGUNDO VIAJE MISIONERO DE PABLO De nuevo en camino Pablo en Europa El paso de Filipos a Tesalónica Desde Berea a Atenas Pablo funda la comunidad de Corinto
73 75 78 83 86 92
6 TERCER VIAJE MISIONERO DE PABLO 99 Actividad de Pablo en Éfeso 102 Las crisis de la comunidad de Corinto 107 Retorno del tercer viaje misionero y despedidas 111 Jerusalén a la vista 117 7 ARRESTO Y PROCESO DE PABLO Arresto en el templo y comparecencia ante el consejo Traslado de Pablo a Cesarea
121 121 127 329
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Pablo apela al César Comparecencia ante Agripa
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Los signos de identidad del apóstol de Jesucristo
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8 ODISEA DE CESAREA A ROMA Enfila la proa de Cesarea a Roma Pablo invita a la tripulación a comer El naufragio De Malta a Roma
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2 EL EVANGELIO DE PABLO 174 Pasión-muerte-resurrección, núcleo central del Evangelio de Pablo 176 El discípulo nace bajo el signo pascual de la muerte y resurrección de Jesús 179
9 CAUTIVERIO EN ROMA Las actividades de Pablo en Roma Los contactos con los judíos Fin de la cautividad: Pablo anuncia a Jesús en libertad
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3 LA ESTRATEGIA MISIONERA DE PABLO 181 El misionero itinerante 182 Las vías del imperio, caminos de misión 185 La ciudad como opción preferente para la misión 187 La casa, lugar de evangelización y unidad de base de la comunidad 195 Presentación del mensaje a judíos, paganos y cristianos 199
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10 LOS ÚLTIMOSAÑOS DE PABLO 152 Las aportaciones de Pablo 153 Las informaciones del “corpus paulino” 156 11 MARTIRIO EN ROMA
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Segunda parte PABLO: SU OBRA, SUS ESCRITOS 1 POR VOCACIÓN: APÓSTOL DE JESUCRISTO 330
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4 COLABORADORES DE PABLO EN LA MISIÓN La colaboración de las mujeres en la misión paulina El perfil del colaborador de Pablo La estrategia de Pablo y evangelización actual
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testigo fiel - evangelizador audaz
PABLO DE TARSO
5 PABLO: CREADOR Y ANIMADOR DE COMUNIDADES La colecta, un signo de comunión y solidaridad intercomunitaria Vías de comunicación de Pablo con las comunidades Comunidades con vocación apostólica Complicada relación de Pablo con las comunidades
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6 LA OBRA LITERARIA DE PABLO AL SERVICIO DE LA MISIÓN 246 La carta: el género literario elegido por Pablo 248 El llamado “corpus paulino” o herencia literaria de Pablo 251 7 LA TAREA DE INCULTURAR EL EVANGELIO 8 LA PROPUESTA TEOLÓGICOESPIRITUAL DE PABLO La salvación de Dios acontece en la historia Dios Padre y su proyecto de salvación Jesucristo nuestro Señor, constituido Hijo de Dios 332
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Cristo Jesús, el que murió; más aún el que resucitó (Rm 8,24) Son hijos de Dios, los que se dejan guiar por el Espíritu Del Espíritu proceden los dones y los ministerios en la comunidad 9 LAS CELEBRACIONES LITÚRGICAS Bautismo: Sepultados y resucitados con Cristo Eucaristía: Al comer el pan y beber la copa, proclamamos la muerte y resurrección del Señor 10 CADA UNO VIVA SEGÚN EL DON RECIBIDO Fidelidad a los compromisos conyugales Libre opción por el celibato
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11 CONTINUADORES DE LA TRADICIÓN PAULINA 288 CARTAS A COLOSENSES Y EFESIOS 289 LAS CARTAS “PASTORALES” 292 12 TRABAJOS DE PABLO POR EL EVANGELIO
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testigo fiel - evangelizador audaz
PABLO DE TARSO
Pablo puesto a prueba por sus adversarios Sufrimientos causados por “los falsos hermanos” La preocupación cotidiana de todas las Iglesias Sufrimientos inherentes al anuncio del Evangelio
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13 PABLO Y SU MENSAJE PERMANECEN VIVOS 305 El laico, apóstol por vocación 306 La Buena Noticia es lo que hay que anunciar 308 Comunidades cristianas de talla humana 310 Prioridad para la ciudad y los centros generadores de progreso de cultura 311 La reinculturación urgente y necesaria 314 CONCLUSIÓN CRONOLOGÍA PAULINA MAPAS DE LOS VIAJES BIBLIOGRAFÍA
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