“PAN DIARIO DE LA PALABRA” Misal mensual - Para vivir la liturgia diaria - Año XVII - Nº 209 Marzo 2011 - Ciclo “A” - Bs.F. 13,00 El Misal mensual es editado por San Pablo Ediciones de Venezuela Director: Ángel Vagnoni, ssp. publicaciones@sanpablo.org.ve Sub-Director: Martino Maccapani, ssp. publicaciones@sanpablo.org.ve Coordinación: July Zambrano Comentarios: Antonio Danoz, Redentorista Director de Difusión: Luis Quiñones difusion@sanpablo.org.ve Portada: Adrián Rodríguez Ilustraciones de los domingos: Hna. Teresa Castaño Corrección: July Zambrano y Clemencia de Crény Diagramación: Dora González Distribución: Telf: (0212) 963.68.81 - 963.65.19 Fax: 963.68.52 distribuidora@sanpablo.org.ve suscripciones@sanpablo.org.ve Administración: Apartado de Correos 14.034 de Candelaria Telfs.: (0212) 576.76.62 577.10.24 - Fax: 576.93.34 cobranzas@sanpablo.org.ve Rif: J-00063835-7 Web site: http//www.sanpablo.org.ve Depósito Legal: pp 92-0517
CON LA APROBACIÓN ECLESIÁSTICA Nihil Obstat S.E. Manuel Felipe Díaz Sánchez, Arzobispo de Calabozo. Presidente de la Comisión de Liturgia de la C.E.V. Calabozo, Imprimatur S.E. Card. Jorge Urosa Savino, Arzobispo de Caracas Caracas,
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Calendario Litúrgico - Marzo 2011 - Ciclo “A” 1 Martes, Feria, VIII Sem. del Tpo. Ord. - Eclo 35,1-15; Sal 49; Mc 10, 28-31. 2 Miércoles, Feria, VIII Sem. del Tpo. Ord. - Eclo 36,1-2.5-6.13-19; Sal 78; Mc 10,32-45. 3 Jueves, Feria, VIII Sem. del Tpo. Ord. - Eclo 42,15-26; Sal 32; Mc 10,46-52. 4 Viernes, Feria, VIII Sem. del Tpo. Ord. - Eclo 44, 1.9-13; Sal 149; Mc 11,11-26. 5 Sábado, Feria o Memoria de Sta. María en sábado - Eclo 51,17-27; Sal 18; Mc 11,27-33. 6 Domingo IX Tiempo Ordinario /A Dt 11,18. 26-28.32; Sal 30; Rom 3,2125.28; Mt 7,21-27 - L.H.: 1ª Semana del Salterio. 7 Lunes, Feria o Memoria de Stas. Perpetua y Felícitas, Mártires - Tob 1,3;2,1-8; Sal 111; Mc 12,1-12. 8 Martes, Feria, IX Sem. del Tpo. Ord. - Tob 2,9-14; Sal 111; Mc 12,13-17. 9 Miércoles de Ceniza - Jl 2,12-18; Sal 50; 2Co 5,20–6,2; Mt 6,1-6.16-18 - Se inicia la Campaña Compartir. 10 Jueves después de Ceniza - Dt 30,15-20; Sal 1; Lc 9,22-25. 11 Viernes después de Ceniza - Is 58, 1-9; Sal 50; Mt 9,14-15. 12 Sábado después de Ceniza - Is 58,9-14; Sal 85; Lc 5,27-32. 13 Domingo I de Cuaresma /A - Gén 2,7-9;3,1-7; Sal 50; Rom 5,12-19; Mt 4,1-11 - L.H.: 1ª Semana del Salterio.
17 Jueves, Feria, se puede hacer la Conm. de San Patricio, Obispo - Est 14,1.3-5.12-14; Sal 137; Mt 7,7-12. 18 Viernes, Feria, se puede hacer la Conm. de San Cirilo de Jerusalén, Obispo y Doctor de la Ig. - Ez 18,2128; Sal 129; Mt 5,20-26. 19 Sábado, Solemn. de San José, Esposo de la Bienaventurada Vg. Mª - 2Sam 7,4-5.12-14.16; Sal 88; Rom 4,13.16-18.22; Mt 1,16.18-21.24. 20 Domingo II del Tiempo de Cuaresma /A - Gén 12,1-4; Sal 32; 2Tim 1,8-10; Mt 17,1-9 - L.H.: 2ª Semana del Salterio. 21 Lunes, Feria, II Sem. de Cuaresma - Dn 9,4-10; Sal 78; Lc 6,36-38. 22 Martes, Feria, II Sem. de Cuaresma - Is 1,10.16-20; Sal 49; Mt 23,1-12. 23 M ié r c o le s , Fe r ia , II Se m . de Cuaresma - Jer 18,18-20; Sal 30; Mt 20,17-28. 24 Jueves, Feria, II Sem. de Cuaresma - Jer 17,5-10; Sal 1; Lc 16,19-31. 25 Viernes, Solemn. de La Anunciación del Señor - Is 7, 10-14; Sal 39; Heb 10,4-10 ; Lc 1,26-38. 26 Sábado, Feria, II Sem. de Cuaresma - Mi 7,14-15.18-20; Sal 102; Lc 15,1-3.11-32. 27 Domingo III del Tiempo de Cuaresma /A - Ex 17,3-7; Sal 94; Rom 5,12.5-8; Jn 4,5-42 - L.H.: 3ª Semana del Salterio. 28 Lunes, Feria, III Sem. de Cuaresma - 2Re 5,1-15; Sal 41 y 42; Lc 4,24-30.
14 Lunes, Feria, I Sem. del Tpo. de Cuaresma - Lv 19,1-2.11-18; Sal 18; Mt 25,31-46.
29 Martes, Feria, III Sem. de Cuaresma - Dn 3, 25. 34-43; Sal 24; Mt 18, 2135.
15 Martes, Feria, I Sem. de Cuaresma - Is 55,10-11; Sal 33; Mt 6,7-15.
30 Miércoles, Feria, III Sem. de Cuaresma - Dt 4, 1. 5-9; Sal 147; Mt 5, 17-19.
16 Miércoles, Feria, I Sem. de Cuaresma - Jon 3,1-10; Sal 50; Lc 11,2932.
31 Jueves, Feria, III Sem. de Cuaresma - Jer 7, 23-28; Sal 94; Lc 11, 1423.
ORDINARIO DE LA MISA
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I. Ritos Iniciales 1.1 SALUDO S. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. A. Amén. (Tiempo Ordinario)
S. El Señor que dirige nuestros corazones para que amemos a Dios, esté con todos utedes. (Tiempo de Cuaresma)
S. La gracia y el amor de Jesucristo, que nos llama a la conversión, estén con todos ustedes. A. Y con tu espíritu. 1.2 ACTO PENITENCIAL S. Hermanos: Para celebrar dignamente estos sagrados misterios, reconozcamos nuestros pecados. (o bien)
El Señor Jesús, que nos invita a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía, nos llama ahora a la conversión. Reconozcamos, pues, que somos pecadores e invoquemos con esperanza la misericordia de Dios. (Breve silencio)
S. Yo confieso… A. …ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos, que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor. S. Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. A. Amén. S. Tú que la plenitud de la verdad y de la gracia: Señor, ten piedad. R. Señor, ten piedad. S. Tú que te has hecho pobre para enriquecernos: Cristo, ten piedad. R. Cristo, ten piedad. S. Tú que has venido para hacer de nosotros tu pueblo santo: Señor, ten piedad. R. Señor, ten piedad. (Luego, si la Liturgia del día lo prescribe, se canta o se dice el Gloria):
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Ordinario de la Misa / Liturgia de la Palabra
1.3 HIMNO S. Gloria a Dios en el cielo,… A. … y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén. 1.4 ORACIÓN COLECTA
(Breve silencio, durante el cual cada uno ofrece sus intenciones personales al Señor. Después el celebrante ofrece la oración de la comunidad a Dios Padre, por la intercesión de Jesucristo) y todos contestan. A. Amén.
II. Liturgia de la Palabra 2.1 PRIMERA LECTURA (Se toma de la Historia del Pueblo de Israel, Antiguo Testamento, o de los escritos de los apóstoles): (Al final de la lectura):
L. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor. (Se proclama el salmo y el pueblo intercala la respuesta. Si hay segunda lectura se lee como la primera. Sigue la aclamación antes del Evangelio o Aleluya):
2.2 EVANGELIO (Evangelio quiere decir: “Buena noticia”. En efecto, narra algún aspecto de la vida o de las enseñanzas de Jesucristo):
S. El Señor esté con ustedes. A. Y con tu espíritu. S. Lectura del santo Evangelio según… A. Gloria a ti, Señor. (Al final de la lectura):
S. Palabra del Señor. A. Gloria a ti, Señor Jesús. 2.3 PROFESIÓN DE FE (Es un resumen de la doctrina católica. Se canta o recita los domingos y solemnidades): (Credo de los Apóstoles):
Ordinario de la Misa / Liturgia de la Palabra / Liturgia Eucarística
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S. Creo en Dios,… A. … Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén. (Símbolo niceno-constantinopolitano):
S. Creo en un solo Dios,… A. … Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato, padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén. 2.4 ORACIÓN DE LOS FIELES (El sacerdote invita a los fieles a orar. Una persona lee las intenciones y el pueblo contesta):
A. Te lo pedimos, Señor. (El sacerdote culmina con una oración y los fieles contestan: Amén).
III. Liturgia Eucarística 3.1. PREPARACIÓN DE LAS OFRENDAS (Se llevan al altar el pan y el vino).
S. Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este pan, fruto de la tierra
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Ordinario de la Misa / Liturgia Eucarística / Prefacios
y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros pan de vida. A. Bendito seas por siempre, Señor. S. Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este vino, fruto de la vid y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros bebida de salvación. A. Bendito seas por siempre, Señor. 3.2. OREN HERMANOS S. Oren, hermanos, para que este sacrificio, mío y de ustedes, sea agradable a Dios, Padre todopoderoso. (O bien)
En el momento de ofrecer el sacrificio de toda la Iglesia, oremos a Dios, Padre todopoderoso. (O bien)
Oren, hermanos, para que, llevando al altar los gozos y las fatigas de cada día, nos dispongamos a ofrecer el sacrificio agradable a Dios, Padre todopoderoso. A. El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su Nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia. 3.3. ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS (El celebrante dice la oración en nombre de la asamblea y el pueblo contesta: Amén).
3.4. PREFACIOS Prefacio Dominical III S. El Señor esté con ustedes. A. Y con tu espíritu. S. Levantemos el corazón. A. Lo tenemos levantado hacia el Señor. S. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. A. Es justo y necesario. En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque manifestaste admirablemente tu poder no sólo al socorrer nuestra débil naturaleza con la fuerza de tu divinidad, sino al prever el remedio en la misma debilidad humana, y así de lo que fue causa de nuestra ruina hiciste el principio de nuestra salvación, por Cristo, nuestro Señor. Por él, los ángeles cantan con júbilo eterno y nosotros nos unimos a sus voces, cantando humildemente tu alabanza: A. Santo, Santo, Santo…
Ordinario de la Misa / Prefacios
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Prefacio de Cuaresma II S. En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque misericordiosamente estableciste este tiempo especial de gracia para que tus hijos busquen de nuevo la pureza del corazón y así, libres de todo afecto desordenado, de tal manera se apliquen a las realidades transitorias, que más bien pongan su corazón en las que duran para siempre. Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria: A. Santo, Santo, Santo… Prefacio de Cuaresma III S. En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque has querido que en nuestras privaciones voluntarias encontremos un motivo para bendecirte, ya que nos ayudan a refrenar nuestras pasiones desordenadas y, al darnos ocasión de compartir nuestros bienes con los necesitados, nos hacen imitadores de tu generosidad. Por eso, con todos los ángeles, te glorificamos y te aclamamos diciendo: A. Santo, Santo, Santo… Prefacio Santos Pastores S. En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor. Porque permites que tu Iglesia se alegre hoy con la festividad de san N., para animarnos con el ejemplo de su vida, instruirnos con su palabra y protegernos con su intercesión. Por eso, con los ángeles y los santos, te cantamos el himno de alabanza, diciendo sin cesar: A. Santo, Santo, Santo… Prefacio de Difuntos I S En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor. En el cual resplandece la esperanza de nuestra feliz resurrección; y así, aunque la certeza de morir nos entristece, nos consuela la promesa de la futura inmortalidad. Pues, para quienes creemos en ti, Señor, la vida se transforma, no se acaba; y disuelta nuestra morada terrenal, se nos prepara una mansión eterna en el cielo. Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria: A. Santo, Santo, Santo…
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Ordinario de la Misa / Plegria Eucarística II
3.5 PLEGARIA EUCARÍSTICA II S. El Señor esté con ustedes. R. Y con tu espíritu. S. Levantemos el corazón. R. Lo tenemos levantado hacia el Señor. S. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R. Es justo y necesario. S. En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias, Padre santo, siempre y en todo lugar, por Jesucristo, tu Hijo amado. Por él, que es tu Palabra, hiciste todas las cosas; tú nos lo enviaste para que, hecho hombre por obra del Espíritu Santo y nacido de María, la Virgen, fuera nuestro Salvador y Redentor. Él, en cumplimiento de tu voluntad, para destruir la muerte y manifestar la resurrección, extendió sus brazos en la cruz, y así adquirió para ti un pueblo santo. Por eso, con los ángeles y los santos, proclamamos tu gloria, diciendo: A. Santo, Santo, Santo… S. Santo eres en verdad, Señor, fuente de toda santidad; por eso te pedimos que santifiques estos dones con la efusión de tu Espíritu, de manera que sean para nosotros Cuerpo + y Sangre de Jesucristo, nuestro Señor. El cual, cuando iba a ser entregado a su Pasión, voluntariamente aceptada, tomó pan, dándote gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: “TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL, PORQUE ESTO ES MI CUERPO, QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS”. Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, y, dándote gracias de nuevo, lo pasó a sus discípulos, diciendo: “TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL, PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA, QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS Y POR TODOS LOS HOMBRES PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS. HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA”. (Luego el celebrante dice una de las siguientes fórmulas)
a. S. Éste es el sacramento de nuestra fe. O bien):
S. Éste es el Misterio de la fe. (Y el pueblo responde):
A. Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ¡Ven, Señor Jesús! (o bien)
b. S. Aclamad el Misterio de la redención. (Y el pueblo responde):
A. Cada vez que comemos de este pan y bebemos de este cáliz, anunciamos tu muerte, Señor, hasta que vuelvas. (o bien)
c. S. Cristo se entregó por nosotros.
Ordinario de la Misa / Plegaria Eucarística II / Rito de Comunión
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(Y el pueblo responde):
A. Por tu cruz y resurrección nos has salvado, Señor. S. Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la muerte y resurrección de tu Hijo, te ofrecemos el pan de vida y el cáliz de salvación, y te damos gracias porque nos haces dignos de servirte en tu presencia. Te pedimos humildemente que el Espíritu Santo congregue en la unidad a cuantos participamos del Cuerpo y Sangre de Cristo. Acuérdate, Señor, de tu Iglesia extendida por toda la tierra; (En los domingos, cuando no hay otro recuerdo más propio, puede decirse)
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia extendida por toda la tierra y reunida aquí en el domingo, día en que Cristo ha vencido a la muerte y nos ha hecho partícipes de su vida inmortal; y con el Papa Benedicto XVI, con nuestro Obispo N. y todos los pastores que cuidan de tu pueblo, llévala a su perfección por la caridad. (En la misa por los difuntos)
Recuerda a tu hijo (hija) N., a quien llamaste (hoy) de este mundo a tu presencia; concédele que, así como ha compartido ya la muerte de Jesucristo, comparta también con él la gloria de la resurrección. Acuérdate también de nuestros hermanos que se durmieron en la esperanza de la resurrección, y de todos los que han muerto en tu misericordia; admítelos a contemplar la luz de tu rostro. Ten misericordia de todos nosotros, y así, con María, la Virgen Madre de Dios, los apóstoles y cuantos vivieron en tu amistad a través de los tiempos, merezcamos, por tu Hijo Jesucristo, compartir la vida eterna y cantar tus alabanzas. Por Cristo, con él y en él, a ti. Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. A. Amén.
IV. Rito de la Comunión 4.1 ORACIÓN DEL SEÑOR S. Fieles a la recomendación del Salvador y siguiendo su divina enseñanza, nos atrevemos a decir: Todos: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el
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Ordinario de la Misa / Rito de Comunión
cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. S. Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo. A. Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor. 4.2 RITO DE LA PAZ (Después el sacerdote con las manos extendidas, dice):
S. Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: “La paz les dejo, mi paz les doy”, no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. A. Amén. (Si el sacerdote lo juzga oportuno, dice):
S. Dense fraternalmente la paz. (Según la costumbre del lugar, se dan la paz):
4.3 FRACCIÓN DEL PAN (Mientras el sacerdote hace la fracción de la hostia, se canta o se dice):
A. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, danos la paz. (A continuación el sacerdote, con las manos juntas, dice en secreto):
Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que por voluntad del Padre, cooperando el Espíritu Santo, diste con tu muerte la vida al mundo, líbrame, por la recepción de tu Cuerpo y de tu Sangre, de todas mis culpas y de todo mal. Concédeme cumplir siempre tus mandamientos y jamás permitas que me separe de ti. 4.4 COMUNIÓN S. Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor. A. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme. S. El cuerpo de Cristo me guarde para la vida eterna. A. Amén.
Ordinario de la Misa / Rito de Comunión / Despedida
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4.5 ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN S. Oremos. (El sacerdote dice la oración y al final el pueblo aclama: Amén):
V. Rito de Despedida S. El Señor, esté con ustedes. A. Y con tu espíritu. S. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo + y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes. A. Amén. 5.1 DESPEDIDA S. Anuncien a todos la alegría del Señor resucitado. Pueden ir en paz. A. Demos gracias a Dios.
Intenciones Generales y Misionales del Santo Padre para el mes de Marzo 2011 Generales: Para que los países de América Latina puedan avanzar en la fidelidad al Evangelio y progresar en la justicia social y la paz. Misionales: Para que el Espíritu Santo dé luz y fuerza a las comunidades cristianas y a los fieles perseguidos o discriminados a causa del Evangelio en muchos lugares del mundo.
Jesús, El Señor de los Milagros Benjamín García
Jesús, es el Mesías Emiliano Tardif y José H. Prado Flores
Se consiguen en la red de Librerías SAN PABLO del país.
12 Conferencia Episcopal Venezolana
Conferencia Episcopal Venezolana IV Congreso Eucarístico Nacional A efectuarse en Caracas del 23 al 26 de Junio de 2011
Explicación del Logo del Congreso La composición del logo resalta la Eucaristía como centro y culmen de la vida cristiana. Los elementos representados son: el Cuerpo de Cristo en la especie del pan, la Sangre de Cristo contenida en el Cáliz de Salvación, la Cruz. Se usaron los colores patrios y las doce estrellas que representan a María en el apocalipsis y al Colegio Apostólico.
ORACIÓN DEL CONGRESO EUCARÍSTICO Señor Jesucristo, tú que eres Pan de Vida para Venezuela bendice la preparación y la realización del IV Congreso Eucarístico Nacional, con el cual queremos confirmar nuestra fe. Danos tu gracia para conocerte, celebrarte y adorarte en el misterio eucarístico. Que tu presencia, por la fuerza del Espíritu Santo, nos haga ser discípulos misioneros unidos a Ti, Palabra hecha carne. Que Nuestra Señora de Coromoto, nos acompañe para que se haga realidad la celebración de nuestro Congreso. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. AMEN.
HIMNO DEL CONGRESO EUCARÍSTICO MISTERIO DE AMOR FRATERNAL Coro Que misterio tan grande tan grande Que misterio de amor fraternal Prisionero de amor en un pedazo de pan Dios nos llama a vivir la caridad. I Estrofa - Quién pudiera entender oh mi dulce Jesús, éste inmenso misterio de paz, de servicio, de entrega y perdón; quién pudiera amarte Señor. Tú nos das con amor, en el vino y el pan, Memorial de tu entrega pascual, Cuerpo y Sangre ofrecidos en don Sacramento de vida inmortal. II Estrofa - Venezuela gozosa te adora, Señor, con sus llanos, nevadas y sol Tierra fértil, belleza sin par, con sus ríos, sus bosques y el mar. Por los dones inmensos de tu caridad, fervoroso las gracias te doy.
Congregados en torno a María, renovamos la fe ante tu altar.
Música: Prof. Luis Eduardo Galián
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Algunas preguntas sobre los Congresos Eucarísticos (Del Comité Pontificio para los Congresos Eucarísticos Internacionales) 1. ¿Qué es un Congreso Eucarístico? Un Congreso Eucarístico debe considerarse según el Ritual Romano “de la comunión y del culto a la Eucaristía fuera de la Misa” (1973) n. 109, “como una estación a la cual una Iglesia local invita a las otras de la misma región o de la misma nación o del mundo entero”. 2. ¿Quién puede convocar un Congreso Eucarístico? El Santo Padre convoca un Congreso Eucarístico Internacional en la sede propuesta por un Obispo o por una Conferencia Episcopal. Los Obispos también pueden convocar los Congresos Eucarísticos diocesanos o nacionales en sus diócesis o en las naciones respectivas. El Comité Pontificio para los Congresos Eucarísticos Internacionales alienta, entre otros objetivos, la celebración de Congresos Eucarísticos nacionales, diocesanos, interdiocesanos y parroquiales, que posiblemente incluyan una dimensión ecuménica e interreligiosa. 3. ¿Cuáles son los fines del Congreso Eucarístico? Los Delegados nacionales y diocesanos – y donde existen los Comités nacionales – se comprometen, con el apoyo de las Conferencias Episcopales y de los Obispos Ordinarios, a promover o tomar las iniciativas que, de acuerdo con las disposiciones vigentes en la Iglesia, tienen el fin de aumentar la comprensión y la participación en el Misterio Eucarístico en todos sus aspectos: desde la celebración al culto fuera de la Misa hasta la irradiación en la vida personal y social. 4. ¿Qué se debe estudiar para preparar un Congreso Eucarístico? Los documentos que se deben estudiar para la preparación de un Congreso Eucarístico son, ante todo, los documentos del Magisterio: la Instrucción De cultu mysterii eucaristici (1961), el Ritual Romano De comunione et de cultu eucaristico extra missam (1973) los números 110 – 111, la Carta Encíclica del Papa Juan Pablo II Ecclesia de Eucharistia (2003),y los documentos más recientes que vayan apareciendo en relación con el Misterio de la Eucaristía. Para la fisonomía propia de cada Congreso es indispensable la reflexión sobre las aplicaciones pastorales del texto base redactado por el Comité local. 5. ¿Qué elementos esenciales constituyen la celebración de un Congreso Eucarístico? El Ritual Romano indica en el número 112 como centro de todo Congreso Eucarístico la celebración eucarística, fuente y vértice de toda vida cristiana. La celebración de la Palabra de Dios y las conferencias pueden contribuir a analizar los diversos aspectos del Misterio Eucarístico sugeridos por el tema del Congreso. La posibilidad de orar en común y de adorar al Santísimo Sacramento en algunas iglesias especialmente dedicadas a esta adoración contribuye a interiorizar estos temas. Por fin, las procesiones eucarísticas pueden ayudar a dar una dimensión pública y ritual a la fe eucarística celebrada, estudiada y reafirmada durante el Congreso.
14 6. ¿Cuánto dura un Congreso Eucarístico? Según las necesidades, recursos y circunstancias, un Congreso Eucarístico puede celebrarse en un día o puede durar más días. Cuando se dispone de recursos limitados, varias diócesis pueden unirse en una celebración común para utilizarlos mejor. 7. ¿Y después del Congreso? Para que un Congreso Eucarístico dé muchos y buenos frutos es indispensable que luego de realizado tenga un seguimiento en las diócesis y en las parroquias por medio del compromiso de los Delegados permanentes en colaboración con los centros pastorales.
Un poco de historia de los Congresos Eucarísticos Un Congreso Eucarístico es la reunión de fieles Católicos, dirigidos por las Autoridades Eclesiásticas, que se celebran cada cierto tiempo para exaltar y fomentar el culto, la devoción y la profundización en el conocimiento del misterio de la Eucaristía, que da como fruto una vida verdaderamente religiosa y que tiene como objetivo principal la propia santidad y el empeño porque el Reinado Espiritual de Cristo impere en la sociedad. Se desarrolla a través de la organización y de la celebración de misas solemnes, oración y meditación particulares, exposiciones y adoraciones del Santísimo Sacramento, procesiones, exposiciones magistrales, estudios y debates en grupos acerca de los mejores medios para poder lograr mejor estos fines. Los Congresos Eucarísticos pueden ser locales, regionales, nacionales o internacionales. Tuvieron sus comienzos los Congresos Eucarísticos, con las inquietudes y deseos de María Tamisier, nacida en Tours (Francia). Empezaron sus inquietudes a finales de 1800, hace poco más de ciento veinte años, y en una Europa impregnada por el ateísmo y la secularización, que fueron introducidos, en parte, por los efectos de la Revolución Francesa. Ella comenzó organizando peregrinaciones a los más históricos santuarios de Francia, para dar culto de adoración al Santísimo Sacramento. Al peregrinar por estos lugares, en los que habían sucedido milagros Eucarísticos, llegó a la conclusión de que la Eucaristía ocupa el lugar central en la vida del cristiano y de la Iglesia, adelantándose así al Vat. II. María Tamisier, tuvo en sus principios el apoyo alentador del Padre Chévrier, Monseñor Segur y muchos otros. Comenzaron con una pequeña peregrinación de no más de 500 fieles a la Capilla de Los Penitentes Grises en Avignon (Francia) en el año 1874. El año siguiente se peregrinó a la localidad francesa de Douay, el número de fieles asistentes se multiplicó con relación al año anterior pues se contaban sobre 10.000 peregrinos. Ya con la intervención de los Cardenales: Marmillod y del Arzobispo de Malinas, Monseñor Deschamps, dieron comienzo los Congresos Eucarísticos Internacionales, pero como reuniones de las asociaciones eucarísticas. En el año 1910, tras de haber cumplido su misión y casi en el olvido, muere María Tamisier. Este gran fervor Eucarístico despertado, también se propagó por toda España y en el año 1877, se creó la Adoración Nocturna al Santísimo Sacramento. Con el paso del tiempo, los Congresos Eucarísticos dejaron de ser solamente encuentros de asociaciones Eucarísticas y se convirtieron en algo más general
15 de la Iglesia. Tras el paso de algunos años, en 1893 en Valencia, España, se celebró el primer Congreso Eucarístico Nacional. Durante el transcurso de los debates del Congreso, fray Gregorio Aguirre, Obispo de Lugo y después Cardenal Primado de Toledo, en nombre de la Orden Franciscana a la que pertenecía, sugirió la idea de pedir y ponerle un Patrono a los Congresos Eucarísticos Españoles y por razones de peso se recomendaba se nombrara a San Pascual Baylón. Se envió el escrito a Roma y mereciendo la atención del Papa León XIII se decidió nombrar Patrono a San Pascual Baylón. El día 28 de Noviembre de 1897, emanó el Breve Apostólico declarando a San Pascual Baylón, peculiar Patrono Celestial de los Congresos Eucarísticos, así como también de todas las Asociaciones Eucarísticas existentes o que en lo sucesivo se instituyeran. Los Congresos Eucarísticos Internacionales Los Congresos Eucarísticos Internacionales comienzan a organizarse hacia el año:1881, en Lille (Francia). A el asistieron unas 800 personas procedentes de Francia, Bélgica y España. En el VIII Congreso, realizado en 1893 en Jerusalén, ya se tiene una especie de Legado Pontificio. Pero a partir del XVII Congreso de Tournai (Bélgica) ya se establece la norma de enviar a un Cardenal en representación del Papa con el título oficial de “Legado Pontificio”, nombrado personalmente por el Papa. A partir del XXXVII Congreso de Munich (Alemania) los Congresos Eucarísticos Internacionales se tiene un programa y un lema a partir del cual se vertebran todas sus reuniones y asambleas. Los Congresos Eucarísticos son encuentros constituyentes de una gran demostración de fe y de culto a la Eucaristía expresada por la Iglesia Universal. Estos movimientos han influido notablemente en ciertos aspectos pastorales y disciplinares de la Iglesia Universal con relación al Sacramento, p.e.: el uso de la Comunión frecuente y la Primera Comunión de los niños, en el Pontificado del Papa san Pío X.
PREPARACIÓN AL IV CONGRESO EUCARISTICO NACIONAL EN VENEZUELA I. Generalidades Los congresos eucarísticos surgieron en el siglo XIX con el fin de combatir el laicismo en ascenso (sobre todo en los países europeos) mediante la pública proclamación de la fe en la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Como vimos en la lista anterior, el primer congreso se realizó en Lille, Francia, en 1881. La lista de las sedes de los congresos eucarísticos internacionales recorre ya los cinco continentes. La realización de dichos congresos estimuló la realización de otros a distinta escala (regionales, nacionales, diocesanos...), de los cuales se han celebrado muchos en diversos países, entre ellos el nuestro (1889, 1907, 1956 y ahora en el año 2011). Los congresos eucarísticos son “signo de fe y de caridad, manifestación absolutamente especial del culto eucarístico”. Son una “estación”, o sea “una pausa de compromiso y de oración, a la cual una comunidad invita a la Iglesia universal, o una Iglesia local a las otras iglesias de la misma región o de la misma nación o del mundo entero, para profundizar en conjunto algún aspecto del Misterio eucarístico y prestar a éste un homenaje de pública veneración, en el vínculo de la caridad y de la unidad”.
16 Los congresos eucarísticos tienen como objetivo aumentar la comprensión y la participación en el Misterio eucarístico en todos sus aspectos: desde la celebración al culto fuera de la Misa hasta la irradiación en la vida personal y social. También se estimula la inclusión de las dimensiones ecuménica e interreligiosa. El centro de todo congreso eucarístico es la celebración de la Eucaristía, fuente y cumbre de toda la vida cristiana. La celebración de la palabra de Dios y las conferencias pueden contribuir a analizar los diversos aspectos del misterio eucarístico sugeridos por el tema del congreso. La posibilidad de orar en común y de adorar al Santísimo Sacramento contribuye a interiorizar estos temas. Finalmente, las procesiones eucarísticas ayudan a dar una dimensión pública y ritual a la fe eucarística celebrada, estudiada, reafirmada y profundizada durante el congreso. Por eso es ideal que todos nos preparemos con las mejores disposiciones espirituales desde nuestras comunidades cristianas, parroquias, centros de pastoral, zonas pastorales, arciprestazgos, familias para tener una participación fructuosa, alegre, activa y permanente en las actividades tanto preparatorias al Congreso Nacional Eucarístico como a su realización posterior en la repercusión que le dejemos tener en nuestras vidas. El Congreso tiene que tener y engendrar un movimiento nacional de preparación, de participación, donde concurran las mejores ideas y actitudes para la renovación de nuestra fe en la presencia real y eucarística del Señor Jesús. II. Organización del Congreso Eucarístico Nacional Especificaciones sobre el IV Congreso Eucarístico Nacional: • Sede: Ciudad de Caracas. • Fecha: Se tiene determinado que sea para el año 2011, en torno a la festividad del Cuerpo y la Sangre del Señor: desde el jueves 23 hasta el domingo 26 de junio de 2011. • Lema: «Eucaristía, Pan de vida para Venezuela». • Actividades: Se tendrán celebraciones solemnes de la Eucaristía, una procesión pública con el Santísimo Sacramento, Horas santas, catequesis públicas y otras intervenciones de tipo espiritual o doctrinal, así como exposiciones de arte y otros eventos culturales como eventos que se anunciarán con la debida antelación, así como el elenco de oradores, conferencistas, presidentes de eucaristías y otras personas que tendrán intervenciones directas en el Congreso. • Comisión Preparatoria: Hasta ahora se ha hecho el trabajo preparatorio con los asesores del Departamento de Liturgia y representantes de las provincias eclesiásticas. Conviene que se incorporen a este Comité representantes de los seminarios, de las congregaciones religiosas con carisma eucarístico y de algunos movimientos de apostolado (principalmente las Cofradías del Santísimo). Este Comité está elaborando un texto base, el cual ha de servir de subsidio para la reflexión en las distintas instancias eclesiales. Conviene que en cada diócesis se constituya un comité ad hoc que se encargue de motivar la celebración del Congreso, de estimular la realización de actividades diocesanas, zonales y parroquiales, y de escoger a la delegación que participará directamente en la realización del Congreso Eucarístico Nacional. • Financiamiento: Es necesario diseñar una campaña para el financiamiento de esta actividad, que, como es natural, implica gastos (publicaciones, gestión
17 del Comité, reuniones, traslados, y la realización misma del Congreso). En esta campaña hay que aprovechar los reclamos publicitarios derivados de la celebración misma (logotipo, afiches, libros, revistas, calendarios, etc.). Dentro del Comité Organizador se debe constituir una subcomisión de finanzas. • Coordinación con la Sede Apostólica: Se establecerá contacto con el Comité Pontificio para los Congresos Eucarísticos Internacionales (que también se ocupa de los congresos a otros niveles) y el envío desde la Sede Apostólica de un representante. III. Preparación del Congreso Actividades sugeridas para la preparación del Congreso Eucarístico Nacional: 1. Realizar catequesis eucarísticas a todos los niveles. 2. Organizar, especialmente, catequesis eucarísticas dirigidas a los jóvenes. 3. También, con especial esmero, atender a las familias para ofrecerles formación sobre la Eucaristía. 4. Hay que ofrecer las catequesis eucarísticas de diversas formas, ya sea en las homilías o en encuentros (simposios, seminarios, etc.), interesando para ello a todos los grupos de la Iglesia: asociaciones, movimientos, religiosos, contemplativos, etc. 5. Mejorar la organización de la celebración de la Misa dominical. 6. Promover la adoración de la Eucaristía de formas diversas: nocturna, perpetua, y en celebraciones. Estas actividades deben apoyar la renovación del apostolado eucarístico. 7. Valorar la celebración de la Misa en relación con el Sacramento de la Reconciliación. 8. Unir la pastoral de los santuarios con la Pastoral eucarística. Recordar que la Eucaristía es continuación del Misterio de la Encarnación. 9. La riqueza de la reflexión teológica en torno a la Eucaristía se debe profundizar especialmente entre el clero y los seminaristas. IV. • • • • • • • • • • • • • •
Posibles temas de preparación a nivel parroquial o diocesano La Eucaristía, revelación plena de la realidad de la Iglesia. La Eucaristía, sacramento de unidad. La Eucaristía, el tesoro más valioso que la Iglesia ha heredado de Cristo. La Eucaristía, cumbre de la vida cristiana. La Eucaristía resume todas las maravillas que Dios realizó por nuestra salvación. El sentido del Domingo. La Eucaristía: sacrificio de alabanza. La Liturgia de la Eucaristía (explicación de los ritos). Gestos y símbolos de la celebración eucarística. Preguntas frecuentes sobre la Eucaristía. Las vestiduras litúrgicas. Adoración eucarística: exposición y bendición. María y la Eucaristía. Síntesis de la Eucaristía. (Tomado del Calendario Litúrgico de la Conferencia Episcopal Venezolana 2010-2011)
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Liturgia del mes de Marzo, Ciclo “A”
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de Marzo - Martes, Feria, VIII Semana del Tiempo Ordinario
Color Litúrgico: Verde No te presentes a Dios con las manos vacías El sabio Ben Sirá establece una relación estrecha entre el culto a Dios, la observancia de la ley, y la práctica de la justicia social. No podemos presentarnos ante Dios con las manos vacías. La ofrenda de sacrificios en el templo era uno de los actos más significativos del culto ordenado por la ley. Allí se trata del sacrificio de animales. Ben Sirá se fija especialmente en el compromiso moral y espiritual. Hace una buena ofrenda, quien guarda la ley; ofrece un sacrificio de comunión, quien guarda los mandamientos; realiza un sacrificio de alabanza, quien socorre a su prójimo necesitado. La ofrenda unida a la justicia, se convierte en “aroma que llega hasta el Altísimo” (Jn 35,5). En el culto a Dios y en la práctica de la justicia No hay que ser mezquinos cuando se trata del culto a Dios y de practicar la justicia. El modelo a seguir es Dios mismo, que actúa siempre con generosidad. Paga siete veces más de lo que ha recibido. El número siete es signo de perfección. No tengamos miedo en ser generosos con Dios y con los necesitados. Quien opta por Jesús se asegura la vida eterna Jesús ha dejado clara su posición ante la riqueza: difícilmente entrarán en el reino de Dios quienes viven apegados a la riqueza. La primera reacción de los discípulos es de asombro en este anuncio. La segunda reacción la pone Marcos en boca de Pedro. Está relacionada con la decisión de los discípulos: “Lo hemos dejado todo y te hemos seguido” (Mc 10,28). La cuestión se traslada al terreno del seguimiento. No se trata sólo de la riqueza. Los discípulos han ido más allá: lo han dejado todo para crear una comunidad cimentado sobre la Buena Noticia del reino de Dios. Uno de estos valores es la fraternidad. Con su opción el discípulo sale ganando, pues todo lo que ha dejado se multiplicará ya en este mundo en una proporción insospechada: “cien veces más” (Mc 10,30). La inversión de valores que presenta Jesús se proyecta hacia el mundo futuro, en el que aparecerán las auténticas y definitivas valoraciones. A los que hacen la opción de poner el reino de Dios por encima de las realidades de este mundo, incluida la familia, Jesús les asegura la vida eterna. P. Antonio Danoz, redentorista
1. Oración colecta El Señor es mi protector; él me libró de las manos de mis enemigos y me salvó, porque me ama (Sal 17,19-20). 2. Oración colecta Concédenos, Señor, que el curso de los acontecimientos del mundo se desenvuelva, según tu voluntad, en la justicia y en la paz, y que tu Iglesia
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pueda servirte con tranquilidad y alegría. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (Eclo 35,1-15)
Lectura del libro del Eclesiástico (Sirácide) La ofrenda más grata al Señor es la que ofrece aquel que cumple su ley. El que guarda los mandamientos ofrece un sacrificio de acción de gracias, el que hace favores al prójimo ofrenda el mejor trigo, el que da limosna ofrece un sacrificio de alabanza. Apartarse del mal es darle gusto al Señor, evitar la injusticia es sacrificio de expiación por el pecado; no te presentes, pues, ante Dios con las manos vacías: todo esto es mandato del Señor. La ofrenda del justo enriquece el altar y su aroma sube hasta el Altísimo. La ofrenda del justo es agradable a Dios y su memorial no será olvidado. Honra al Señor con ánimo alegre y no seas tacaño al pagarle tus primicias. Haz tu ofrenda de buena gana y santifica con gozo tus diezmos. Dale al Altísimo según la medida en que él te ha dado a ti; dale tan generosamente como puedas, porque el Señor sabe recompensar y te dará siete veces más. No pienses en sobornar al Señor, porque él no recibirá tus dones, ni confíes en la ofrenda de cosas mal habidas, porque el Señor es un juez que no se deja impresionar por apariencias. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Dios salva al que cumple su voluntad. L Congreguen ante mí a los que
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sellaron sobre el altar mi alianza. Es Dios quien va a juzgar y el cielo mismo lo declara /R L Israel, pueblo mío, escucha atento; en contra tuya yo, tu Dios, declaro: No voy a reclamarte sacrificios, pues siempre están ante mí tus holocaustos /R L Mejor ofrece a Dios tu gratitud y cumple tus promesas al Altísimo. Quien las gracias me da, ése me honra, y yo salvaré al que cumple mi voluntad /R (Sal 49). 5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del Reino a la gente sencilla. R Aleluya (Mt 11,25). 6. Evangelio (Mc 10,28-31)
Lectura del santo Evangelio según san Marcos A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Pedro le dijo a Jesús: “Señor, ya ves que nosotros lo hemos dejado todo para seguirte”. Jesús le respondió: “Yo les aseguro: Nadie que haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o padre o madre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, dejará de recibir, en esta vida, el ciento por uno en casas, hermanos y hermanas, madres e hijos y tierras, junto con persecuciones, y en el otro mundo, la vida eterna. Y muchos que ahora son los primeros serán los últimos, y muchos que ahora son los últimos, serán los primeros”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Que este pan y este vino que tú mis-
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mo nos das para ofrecértelos nos ayuden, Señor, convertidos en el Cuerpo y Sangre de tu Hijo, a conseguir el premio de la felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la oración Cantaré al Señor por el bien que me ha hecho; y entonaré un himno de alabanza al Dios Altísimo (Sal 12,6).
9. Oración después de la comunión Te pedimos, Padre misericordioso,
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que por este sacramento con que ahora nos fortaleces, nos hagas algún día, participar de la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Cómo armonizas tus deberes familiares con el reino de Dios?
de Marzo - Miércoles, Feria, VIII Semana del Tiempo Ordinario
Color Litúrgico: Verde Ten compasión del pueblo que lleva tu nombre La oración que hace Ben Sirá está relacionada con la situación política que vive el pueblo, sometido a un poder extranjero. La primera parte de la oración pide a Dios que “haga sentir su poder” (Eclo 36,2) sobre el pueblo que los oprime. Acudiendo a la propia experiencia, pide a Dios que, así como manifestó su santidad castigando a su pueblo cuando le fue infiel, manifieste ahora su gloria castigando a sus enemigos. En la segunda parte, Ben Sirá se dirige a Dios implorando compasión para el pueblo que “lleva su nombre” (Eclo 36,11). Su súplica se centra sobre tres instituciones emblemáticas: el pueblo, a quien Dios nombró su primogénito; Jerusalén, la ciudad emblemática; el templo, morada de su gloria. La actuación de Dios a favor del pueblo, ha de elevarse como un signo revelador del poder de Dios ante los demás pueblos. Los confines del mundo han de reconocer, que el Dios de Israel es un Dios eterno. El Hijo del hombre vino a servir y a entregar la vida como rescate Marcos coloca a Jesús caminando hacia Jerusalén. En este encuadre ofrece tres escenarios. El primero tiene como centro la persona de Jesús. Decididamente sigue su camino, sabiendo el final que le espera: condenación a muerte, entrega a los paganos, burlas, azotes, muerte. A los tres días resucitará. Éste es el camino para los que lo quieran seguir. El segundo escenario presenta a los discípulos, con unos intereses muy ajenos a la propuesta de Jesús. Andaban enzarzados en una lucha por conseguir parcelas de poder. Nada menos, que el primer puesto en el reino, a la derecha e izquierda de Jesús. Jesús les responde: “No saben lo que piden” (Mc 10,38).
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En conexión con este segundo escenario, se presenta el tercero. Aquí Jesús deja muy claro ante los discípulos, que las formas de actuar de los poderosos de este mundo nada tienen que ver con el reino de Dios que él anuncia. Ellos, dominan a las naciones, imponen por la fuerza su autoridad. En el reino de Dios, el más importante no es el que se impone por su poder, sino el que mejor sirve a los demás. Ésta es la actitud que ha tomado Jesús al emprender el camino a Jerusalén. Él vino a servir; y el acto mayor de servicio consiste en “entregar su vida en rescate por muchos” (Mc 10,45). P. Antonio Danoz, redentorista
1. Oración colecta El Señor es mi protector; él me libró de las manos de mis enemigos y me salvó, porque me ama (Sal 17,19-20).
2. Oración colecta Concédenos, Señor, que el curso de los acontecimientos del mundo se desenvuelva, según tu voluntad, en la justicia y en la paz, y que tu Iglesia pueda servirte con tranquilidad y alegría. Por nuestro Señor Jesucristo.
3. 1ª Lectura (Eclo 36,1-2.5-6.13-19)
Lectura del libro del Eclesiástico (Sirácide) Míranos y ten piedad de nosotros, Señor, Dios del universo; infunde tu temor a todas las naciones, para que ellas sepan, como nosotros lo sabemos, que no hay otro Dios fuera de ti. Repite tus prodigios y haz nuevos portentos; reúne a todas las tribus de Jacob, y devuélveles la tierra que antaño poseyeron. Ten compasión del pueblo que lleva tu nombre: de Israel, a quien elegiste por primogénito. Ten compasión de tu ciudad santa, Jerusalén, que es el lugar de tu reposo. Llena a Sión con la fama de tus maravillas y a tu pueblo con tu gloria; cumple las promesas que hiciste a
tus primeros hijos, realiza las profecías pronunciadas en tu nombre. Recompensa a los que esperan en ti, para mostrar que tus profetas son dignos de fe. Por amor a tu pueblo escucha las súplicas de tus siervos; y que toda la tierra reconozca que tú eres el Señor, el Dios eterno. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Muéstranos, Señor, tu misericordia. L No recuerdes, Señor, contra nosotros las culpas de nuestros padres. Que tu amor venga pronto a socorrernos, porque estamos totalmente abatidos /R L Para que sepan quién eres, socórrenos, Dios y salvador nuestro. Para que sepan quién eres, sálvanos y perdona nuestros pecados /R L Que lleguen hasta ti los gemidos del cautivo; con tu brazo poderoso salva a los condenados a muerte. Y nosotros, pueblo tuyo y ovejas de tu rebaño, te daremos gracias siempre y de generación en generación te alabaremos /R (Sal 78). 5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Jesucristo vino a servir y a dar su vida por la salvación de todos. R Aleluya (Mc 10,45).
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6. Evangelio (Mc 10,32-45)
Lectura del santo Evangelio según san Marcos A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos iban camino de Jerusalén y Jesús se les iba adelantando. Los discípulos estaban sorprendidos y la gente que lo seguía tenía miedo. Él se llevó aparte otra vez a los Doce y se puso a decirles lo que le iba a suceder: “Ya ven que nos estamos dirigiendo a Jerusalén y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas; van a condenarlo a muerte y a entregarlo a los paganos; se van a burlar de él, van a escupirlo, a azotarlo y a matarlo; pero al tercer día resucitará”. Entonces se acercaron a Jesús Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, y le dijeron: “Maestro, queremos que nos concedas lo que vamos a pedirte”. Él les dijo: “¿Qué es lo que desean?” Le respondieron: “Concede que nos sentemos uno a tu derecha y otro a tu izquierda, cuando estés en tu gloria”. Jesús les replicó: “No saben lo que piden. ¿Podrán pasar la prueba que yo voy a pasar y recibir el bautismo con que seré bautizado?” Le respondieron: “Sí podemos”. Y Jesús les dijo: “Ciertamente pasarán la prueba que yo voy a pasar y recibirán el bautismo con que yo seré bautizado; pero eso de sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; eso es para quienes está reservado”. Cuando los otros diez apóstoles oyeron esto, se indignaron contra Santiago y Juan. Jesús reunió entonces a los Doce y les dijo: “Ya saben que los jefes de las naciones las gobiernan como si fueran sus
dueños y los poderosos las oprimen. Pero no debe ser así entre ustedes. Al contrario: el que quiera ser grande entre ustedes que sea su servidor, y el que quiera ser el primero, que sea el esclavo de todos, así como el Hijo del hombre, que no ha venido a que lo sirvan, sino a servir y a dar su vida por la redención de todos”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Que este pan y este vino que tú mismo nos das para ofrecértelos nos ayuden, Señor, convertidos en el Cuerpo y Sangre de tu Hijo, a conseguir el premio de la felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la oración Cantaré al Señor por el bien que me ha hecho; y entonaré un himno de alabanza al Dios Altísimo (Sal 12,6).
9. Oración después de la comunión Te pedimos, Padre misericordioso, que por este sacramento con que ahora nos fortaleces, nos hagas algún día, participar de la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Cuáles son tus pretensiones, como discípulo de Jesús?
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Color Litúrgico: Verde Con su Palabra, Dios creó todas las cosas Ben Sirá nos invita a hacer un ejercicio de contemplación. El objeto es la obra maravillosa de Dios, que tenemos ante nuestros ojos. La gloria del Señor resplandece en todas sus obras, llamadas a la existencia por el poder creador de su palabra: “Por la Palabra de Dios son creadas todas sus obras” (Eclo 42,15). Una tras otra, todas manifiestan su belleza. La sabiduría y el poder manifestado por Dios en la creación, desborda la capacidad de la mente humana. Por mucho empeño que pongamos en contemplar sus maravillas, su hermosura nos desborda. Dios sondea la inmensidad del abismo y penetra los secretos del corazón. Hace falta tener un espíritu contemplativo como los místicos, para descubrir al Dios enamorado, que “mil gracias derramando/ pasó por estos sotos con presura/ y yéndolos mirando/ con sola su figura/ vestidos los dejó de su hermosura” (S. Juan de la Cruz, Cánt. 3). Fascinados por las maravillas que Dios ha hecho, sólo nos queda exclamar: Señor, ¡qué amables son todas tus obras!. Recobró al instante la vista y siguió a Jesús por el camino En evangelio de Marcos éste es el último hecho milagroso que realiza Jesús. Acontece cuando Jesús realiza la última etapa camino de Jerusalén. Al borde del mismo camino se presenta un ciego, que presenta todas las características de un pobre. Es mendigo, pobre, ciego y pide limosna a los que pasan por el camino. De la multitud que pasa sólo le interesa uno: “Jesús, el Hijo de David” (Mc 10,47), considerado como el Mesías. A él dirige su grito: “Ten piedad de mí”. Para Marcos, este hombre es un icono del verdadero discípulo. Desde la oscuridad (Mc 10,47) de su ceguera, hace todo el recorrido para convertirse en discípulo-seguidor de Jesús. Muchos que acompañaban a Jesús no lo descubrieron. Él lo detecta en medio de la gente. A pesar de que la multitud se lo pone difícil, tiene una fe “ciega” de que Jesús puede curarlo. Esta fe, le dice Jesús, es la que le ha salvado. Marcos establece una conexión estrecha entre el instante en que el ciego recobra la vista y el seguimiento. Antes estaba al borde del camino. Ahora, se convierte en uno del camino, que está haciendo Jesús. P. Antonio Danoz, redentorista
1. Oración colecta El Señor es mi protector; él me libró de las manos de mis enemigos y me salvó, porque me ama (Sal
en la justicia y en la paz, y que tu Iglesia pueda servirte con tranquilidad y alegría. Por nuestro Señor Jesucristo.
17,19-20).
2. Oración colecta Concédenos, Señor, que el curso de los acontecimientos del mundo se desenvuelva, según tu voluntad,
3. 1ª Lectura (Eclo 42,15-26)
Lectura del libro del Eclesiástico (Sirácide) Voy a traer a la memoria las obras
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del Señor y a contar lo que he visto. Por la palabra de Dios ha sido hecho todo cuanto existe y el mundo entero está sometido a su voluntad. Como la luz del sol ilumina todas las cosas de la tierra, la gloria del Señor llena la creación. No les concedió a sus ángeles contar todas esas maravillas, que el Señor todopoderoso estableció firmemente como una prueba manifiesta de su gloria. El Señor penetra hasta el fondo de los abismos y de los corazones, y conoce todos sus secretos, porque él posee toda la ciencia y conoce el movimiento de los astros; descubre lo pasado, anuncia lo futuro y revela los más recónditos misterios. Ningún pensamiento se le oculta, ninguna cosa se le escapa. Aquel que existe antes que el tiempo y para todo tiempo, dio esplendor y grandeza a las obras de su sabiduría. Nada se le puede añadir, nada se le puede quitar y no necesita consejero. ¡Qué preciosas son las obras del Señor, y eso que apenas una chispa es lo que vemos! En el universo todo vive y dura para siempre y obedece al Señor en todo momento. Todas las cosas difieren entre sí, y sin embargo, se complementan. Nada de lo que ha hecho el Señor es inútil; cada una de ellas afirma la excelencia de la otra. ¿Quién se cansará de contemplar la gloria del Señor? Palabra de Dios. A. Te alabamos Señor. 4. Salmo responsorial R La palabra de Dios hizo los cielos. L Demos gracias a Dios al son del arpa, que la lira acompañe nuestros cantos; cantemos en su honor nue-
vos cantares, al compás de instrumentos alabémoslo /R L Sincera es la palabra del Señor y todas sus acciones son leales. Él ama la justicia y el derecho, la tierra llena está de sus bondades /R L La palabra de Dios hizo los cielos y su aliento, los astros. Los mares encerró como en un odre y como en una presa, los océanos /R L Que respete al Señor toda la tierra y tiemblen ante él sus moradores; pues el Señor habló y fue hecho todo; lo mandó con su voz y surgió el orbe /R (Sal 32). 5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Yo soy la luz del mundo, dice el Señor; el que me sigue tendrá la luz de la vida. R Aleluya (Jn 8,12). 6. Evangelio (Mc 10,46-52)
Lectura del santo Evangelio según san Marcos A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó en compañía de sus discípulos y de mucha gente, un ciego, llamado Bartimeo, se hallaba sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oír que el que pasaba era Jesús nazareno, comenzó a gritar: “¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!“ Muchos lo reprendían para que se callara, pero él seguía gritando todavía más fuerte: “¡Hijo de David, ten compasión de mí!” Jesús se detuvo entonces y dijo: “Llámenlo” Y llamaron al ciego, diciéndole: “¡Ánimo! Levántate, porque él te llama”. El ciego tiró su manto; de un salto se puso en pie y se acercó a Jesús. Entonces le dijo Jesús: “¿Qué quieres que haga por ti?” El ciego le contestó: “Maestro,
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que pueda ver”. Jesús le dijo: “Vete; tu fe te ha salvado”. Al momento recobró la vista y comenzó a seguirlo por el camino. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Que este pan y este vino que tú mismo nos das para ofrecértelos nos ayuden, Señor, convertidos en el Cuerpo y Sangre de tu Hijo, a conseguir el premio de la felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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9. Oración después de la comunión Te pedimos, Padre misericordioso, que por este sacramento con que ahora nos fortaleces, nos hagas algún día, participar de la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: Tu fe, ¿te ha convertido en seguidor de Jesús?
8. Antífona de la oración Cantaré al Señor por el bien que me ha hecho; y entonaré un himno de alabanza al Dios Altísimo (Sal 12,6).
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Color Litúrgico: Verde
Su fama vive de generación en generación El peso de la historia ha tenido una gran influencia en el devenir del pueblo de Israel. La grandeza y el poder que Dios ha demostrado en la obra de la creación, la ha desplegado de forma maravillosa con su pueblo. De manera especial brilla en algunos personajes relevantes, a los que “gran gloria repartió el Altísimo haciéndolos grandes” (Sir 44,11). Antes de referirse a algunos de estos personajes por su nombre, recuerda los dones extraordinarios con que Dios los enriqueció. A los consejeros, los distinguió por la prudencia; a los sabios, por sus escritos; a los videntes, por su don profético; a los ricos y poderosos, por la paz en sus moradas. Todos ellos “fueron gloria de su tiempo” (Sir 44,10). Aunque sus cuerpos fueron sepultados en paz, su fama perdura, su caridad no se olvida, el pueblo cuenta su sabiduría, la asamblea pregona su alabanza. Todos dejamos huella en la historia, como personas y como cristianos. Unos, para ser respetados; otros, “como si no hubieran existido” (Sir 44,11). Mi casa es casa de oración para todos los pueblos Marcos menciona dos símbolos que pertenecen a la tradición bíblica: la higuera y el templo. Por lo que respecta a la higuera, Oseas llama a Israel “fruto temprano de higuera” (Os 9,10). Jesús pronuncia un veredicto severo contra el pueblo judío. Dios brindó a este pueblo un tiempo de salvación y no lo aprovechó. No produjo el fruto esperado.
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La actuación de Jesús en el templo tiene una significación profunda. Ha sido consagrado, para ser morada de Dios en medio del pueblo y para lugar privilegiado del culto a Yahvé. Jesús se sirve de un texto de Isaías para hacer su denuncia: “Mi casa se llamará casa de oración para todos los pueblos” (Is 56,7). El destino propio del templo como “casa de oración” (Mc 11,17), choca frontalmente con “cueva de ladrones” (Mc 11,17). En eso lo había convertido el tráfico de mercancías, significado por la venta de palomas y los puestos de cambio. La denuncia de Jesús alcanza al culto que se realizaba en el templo. Más importante que el edificio físico, que merece su respeto, es lo que realizamos en el templo. Seguro que no siempre Jesús está de acuerdo con todo lo que realizamos en nuestros templos. P. Antonio Danoz, redentorista
1. Oración colecta El Señor es mi protector; él me libró de las manos de mis enemigos y me salvó, porque me ama (Sal 17,19-20).
2. Oración colecta Concédenos, Señor, que el curso de los acontecimientos del mundo se desenvuelva, según tu voluntad, en la justicia y en la paz, y que tu Iglesia pueda servirte con tranquilidad y alegría. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (Eclo 44,1.9-13)
Lectura del libro del Eclesiástico (Sirácide) Hagamos el elogio de aquellos hombres ilustres que fueron nuestros padres. Hay hombres de los que no se conserva memoria: murieron, y es como si no hubieran existido; vivieron, y es como si no hubieran vivido ni dejado descendencia. ¡Qué diferentes fueron aquellos hombres de bien! Sus méritos jamás se han olvidado; han dejado una posteridad que los prolonga y su herencia pasa de hijos a nietos. Su linaje permanece fiel a la alianza del Señor. Para siempre existirá su descendencia y su gloria jamás se extinguirá. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor.
4. Salmo responsorial R El Señor es amigo de su pueblo. L Entonen al Señor un canto nuevo, en la reunión litúrgica proclámenlo. En su creador y rey, en el Señor, alégrese Israel, su pueblo santo /R L En honor de su nombre, que haya danzas, alábenlo con arpa y tamboriles. El Señor es amigo de su pueblo y otorga la victoria a los humildes /R L Que se alegren los fieles en el triunfo, que inunde el regocijo sus hogares, que alaben al Señor con sus palabras, porque en esto su pueblo se complace /R (Sal 149). 5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Yo los he elegido del mundo, dice el Señor, para que vayan y den fruto y su fruto permanezca. R Aleluya (Jn 15,16). 6. Evangelio (Mc 11,11-26)
Lectura del santo Evangelio según san Marcos A Gloria a ti, Señor Después de haber sido aclamado por la multitud, Jesús entró en Jerusalén, fue al templo y miró todo lo que en él sucedía; pero como ya era tarde, se marchó a Betania con los Doce.
4 de Marzo - Viernes, Feria, VIII Semana del Tiempo Ordinario
Al día siguiente, cuando salieron de Betania, sintió hambre. Viendo a lo lejos una higuera con hojas, Jesús se acercó a ver si encontraba higos; pero al llegar, sólo encontró hojas, pues no era tiempo de higos. Entonces le dijo a la higuera: “Que nunca jamás coma nadie frutos de ti”. Y sus discípulos lo estaban oyendo. Cuando llegaron a Jerusalén, entró en el templo y se puso a arrojar de ahí a los que vendían y compraban; volcó las mesas de los que cambiaban dinero y los puestos de los que vendían palomas; y no dejaba que nadie cruzara por el templo cargando cosas. Luego se puso a enseñar a la gente, diciéndoles: “¿Acaso no está escrito: Mi casa será casa de oración para todos los pueblos? Pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones”. Los sumos sacerdotes y los escribas se enteraron de esto y buscaban la forma de matarlo; pero le tenían miedo, porque todo el mundo estaba asombrado de sus enseñanzas. Cuando atardeció, Jesús y los suyos salieron de la ciudad. A la mañana siguiente, cuando pasaban junto a la higuera, vieron que estaba seca hasta la raíz. Pedro cayó en la cuenta y le dijo a Jesús: “Maestro, mira: la higuera que maldijiste se secó”. Jesús les dijo entonces: “Tengan fe en Dios. Les aseguro que si uno le dice a ese monte: ‘Quítate de ahí y arrójate al mar’, sin dudar en su corazón y creyendo que va a suceder lo que dice, lo obtendrá. Por eso les digo: Cualquier cosa que pidan en la oración, crean ustedes que ya se la han concedido, y la obtendrán. Y cuando se pongan a orar, perdonen lo que tengan contra otros, para que también el Padre, que está en el cielo, les perdone a ustedes sus
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ofensas; porque si ustedes no perdonan, tampoco el Padre, que está en el cielo, les perdonará a ustedes sus ofensas”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Que este pan y este vino que tú mismo nos das para ofrecértelos nos ayuden, Señor, convertidos en el Cuerpo y Sangre de tu Hijo, a conseguir el premio de la felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la oración Cantaré al Señor por el bien que me ha hecho; y entonaré un himno de alabanza al Dios Altísimo (Sal 12,6).
9. Oración después de la comunión Te pedimos, Padre misericordioso, que por este sacramento con que ahora nos fortaleces, nos hagas algún día, participar de la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Haces en el templo el culto en “espíritu y verdad” que Dios espera de ti?
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de Marzo - Sábado, Feria o Memoria de Santa María en sábado
Color Litúrgico: Verde o Blanco
La sabiduría se acerca al que la busca El autor manifiesta su amor por la sabiduría; desde muy pronto la buscó con afán y con pasión, y la encontró en toda su pureza. Reconoce que hizo una buena opción y que saboreó sus frutos. Jamás se apartará de ella, sondeando sus secretos. El interés por conseguir sabiduría, formaba parte de su oración. El Señor se la concedió porque se la pidieron sus labios. Ella se acerca a aquellos que la buscan. Ante tan importante don, su lengua alaba al dador de todo lo bueno. Por propia experiencia, el autor invita a adquirir la sabiduría gratuitamente, y a aceptar de buena gana los sacrificios necesarios para hacerse con ella. Dirige un llamado a los ignorantes, para que se decidan a alistarse en su escuela. Todos consideraban a Juan como un profeta Marcos sitúa de nuevo a Jesús en el templo, donde se produce el enfrentamiento con los sumos sacerdotes, los especialistas de la ley y los ancianos. Acaba de expulsar a los mercaderes y cambistas del templo. Lo que se pone en duda es la autoridad con que Jesús actúa de esta manera. Jesús contra-ataca con otra pregunta sobre la actividad profética de Juan Bautista. Con una gran aprobación por parte del pueblo, Juan Bautista anunciaba un bautismo de conversión. “Toda la población de Judea y de Jerusalén acudía a él, y se hacía bautizar en el río Jordán, confesando sus pecados” (Mc 1,5). Los sumos sacerdotes, los maestros de la ley y los ancianos no prestaron atención a Juan Bautista, y no se convirtieron. De ahí lo acertado de la pregunta de Jesús. ¿No se convirtieron porque no creían que Juan fuera profeta? Lo mismo sucedía con Jesús. Estaban ante otra oportunidad perdida. P. Antonio Danoz, redentorista
1. Oración colecta Te aclamamos, santa Madre de Dios, porque has dado a luz al Rey que gobierna cielo y tierra por los siglos de los siglos (Sedulio). 2. Oración colecta Señor, concede a tus hijos gozar siempre de completa salud de alma y cuerpo; y por la intercesión de la gloriosa siempre Virgen maría, líbranos de las tristezas de esta vida y concédenos disfrutar de las alegrías eternas. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (Eclo 51,17-27)
Lectura del libro del Eclesiástico (Sirácide) Te doy gracias y te alabo, Señor, y bendeciré tu nombre para siempre.
5 de Marzo - Sábado, Feria o Memoria de Santa María en sábado
Desde mi adolescencia, antes de que pudiera pervertirme, decidí buscar abiertamente la sabiduría. En el templo se la pedí al Señor y hasta el fin de mis días la seguiré buscando. Dio su flor y maduró, como racimo de uvas, y mi corazón puso en ella su alegría. Mi pie avanzó por el camino recto, pues desde mi juventud seguí sus huellas; tan pronto como le presté oídos, la recibí y obtuve una gran instrucción. La sabiduría me ha hecho progresar, por eso glorificaré al que me la concedió. Decidí ponerla en práctica, busqué ardorosamente el bien y no quedé defraudado. Luché por ella con toda mi alma, cumpliendo cuidadosamente la ley. Levanté mis brazos hacia el cielo y deploré conocerla tan poco. Concentré en ella mis anhelos y con un corazón puro la poseí. Desde el principio ella me conquistó, por eso jamás la abandonaré. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Los mandatos del Señor alegran el corazón. L La ley del Señor es perfecta del todo y reconforta el alma; inmutables son las palabras del Señor y hacen sabio al sencillo /R L En los mandamientos del Señor hay rectitud y alegría para el corazón; son luz los preceptos del Señor para alumbrar el camino /R L La voluntad de Dios es santa y para siempre estable; los mandatos del Señor son verdaderos y enteramente justos /R L Más deseables que el oro y las piedras preciosas las normas del Señor, y más dulces que la miel de un panal que gotea /R (Sal 18).
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5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Que la palabra de Cristo habite en ustedes abundantemente. Háganlo todo dando gracias a Dios Padre por medio de Cristo. R Aleluya (Col 3,16.17). 6. Evangelio (Mc 11,27-33)
Lectura del santo Evangelio según san Marcos A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron de nuevo a Jerusalén, y mientras Jesús caminaba por el templo, se le acercaron los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos, y le preguntaron: “¿Con qué autoridad haces todo esto? ¿Quién te ha dado autoridad para actuar así?” Jesús les respondió: “Les voy a hacer una pregunta. Si me la contestan, yo les diré con qué autoridad hago todo esto. El bautismo de Juan, ¿era cosa de Dios o de los hombres? Contéstenme”. Ellos se pusieron a razonar entre sí: “Si le decimos que de Dios, nos dirá: ‘Entonces ¿por qué no le creyeron?, y si le decimos que de los hombres…” Pero, como le tenían miedo a la multitud, pues todos consideraban a Juan como verdadero profeta, le respondieron a Jesús: “No lo sabemos”. Entonces Jesús les replicó: “Pues tampoco yo les diré con qué autoridad hago todo esto”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Padre lleno de bondad, que nos socorra el inmenso amor de tu Hijo unigénito para que, quien al nacer de la Virgen María, no menoscabó la integridad de la Madre, sino que
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la consagró, nos libre de nuestras culpas y haga acepta a ti nuestra oblación. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la oración Dichosa la Virgen María, que llevó en su seno al Hijo del eterno Padre (Lc 11,27).
9. Oración después de la comunión Señor, al recibir el sacramento ce-
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lestial en esta festividad de la santísima Virgen María, te pedimos que nos concedas celebrar dignamente, a imitación suya, el misterio de nuestra redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Qué pretexto aduces para no convertirte?
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Liturgia de las Horas: 1ª Semana del Salterio - Color Litúrgico: Verde
JESÚS HACE LA VOLUNTAD DEL PADRE Pongo delante de ustedes una bendición Dios ha renovado la alianza con el pueblo. Un signo de esta renovación son las dos tablas de piedra, que sustituirán a las primeras, en las que se compendia las normas fundamentales de la ley. Estas normas no sólo las han de grabar en el corazón, sino que las han de tener físicamente ante los ojos. Las atarán a la muñeca, las escribirán sobre las puertas de la casa, hablarán de ellas a los hijos en casa y cuando vayan de camino. Tenemos por delante dos caminos a seguir. El camino de la obediencia a Dios y la observancia de sus leyes, y el camino de los falsos dioses, que lleva a la apostasía y a la esclavitud, como sucedió al pueblo de Israel en el pasado. El primer camino atrae sobre cada uno y sobre la comunidad la bendición de Dios. El segundo atraerá la maldición. Más adelante, el autor ofrece una lista desarrollada de maldiciones y de bendiciones (Dt 27-28). En este mismo libro y en otros de la Biblia aparece la propuesta de los dos caminos: “Mira: hoy pongo delante de ti la vida y la felicidad, la muerte y la desdicha” (Dt 30,15). El camino que lleva a la vida y a la felicidad es el amor a Dios y la observancia de los mandamientos. De la elección que hagamos depende la verdadera felicidad en el presente y al final del camino. Jesús propone el camino; a nosotros nos toca elegir Influenciado por el texto del Deuteronomio, que hemos comentado y por Jeremías (Jer 21,8), Mateo menciona en este mismo capítulo dos caminos: el que lleva a la vida y el que conduce a la perdición (Mt 7,13). Uno es estrecho. Es el camino que está haciendo Jesús. Este es estrecho y penoso, pero conduce a la vida. Culminará en la resurrección. El segundo camino es espacioso, pero lleva a la perdición.
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Los discípulos y las comunidades han de elegir constantemente entre los dos caminos. No es suficiente la elección primera hecha en la primera conversión y ratificada en el bautismo. Hay que actualizarla, día a día. Bajando a lo concreto, el segundo camino es el de aquellos que se quedan en las palabras: “¡Señor, Señor!”; o en la gloria vana de lo espectacular: hacer milagros, expulsar demonios. Al referirse al camino ancho, Mateo no tiene presentes solamente a los maestros de la ley y los israelitas infieles a la alianza. Por este camino circulan muchos discípulos pertenecientes a las comunidades cristianas. Se quedan en los actos y manifestaciones religiosas espectaculares, sin llevar a la vida cotidiana la Buena Noticia de Jesús. Entra en el reino de Dios quien cumple la voluntad del Padre El camino del discurso del monte no es sólo para una minoría, decidida a seguir el camino estrecho por el que optó Jesús. Todos los discípulos estamos llamados a hacer este camino. Jesús al definirlo lo asoció con la cruz: “El que quiera seguir“No bastará con decirme me que se niegue a sí mismo, cargue con ¡Señor! ¡Señor! para entrar en el su cruz y me siga” (Mt 16,24). Reino de los cielos” El camino que propone Jesús en el dis(Mt 7,21) curso del monte es un camino de hechos, no de palabras; de frutos, no de narcisista hojarasca. Como sucede con los profetas: los auténticos se distinguen de los falsos, por los frutos. Sólo el árbol sano da buenos frutos (Mt 7,15-20). Jesús establece como premisa para entrar en el reino de Dios hacer la voluntad del Padre. No se trata de una simple propuesta. Es un imperativo. Jesús asume desde el principio el camino que ha de recorrer como un imperativo: “No pretendo hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado” (Jn 5,30). Cimentados sobre roca: la roca es Cristo Mateo cierra el discurso sobre el monte con una doble parábola de Jesús, relacionada con la construcción. Aquí aparecen también dos proyectos dispares. El uno es sólido, y aguanta las embestidas del temporal; el otro carece de fundamento, y se viene abajo al sufrir el impacto de los elementos. El proceder de cada uno de los arquitectos recibe una valoración. A primera vista, la valoración es únicamente técnica. En el contexto de Mateo, tiene un evidente contenido ético. La aplicación que hace Jesús de las dos parábolas no deja lugar a duda: “Quien escucha sus palabras y las pone en práctica”, es una persona “prudente”; “quien no las pone en práctica”, es un “necio”. Prudencia y necedad tienen que ver con la suerte definitiva de ambas personas en el contexto del reino de Dios. Pablo utiliza también el símil de la construcción en su carta primera a la comunidad de Corinto. Como “arquitecto experto puse el cimiento”. Construyó sobre
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roca. Esta roca tiene nombre: “la roca es Cristo” (1Co 10,4). “Nadie puede colocar otro cimiento que el ya puesto, que es Jesucristo” (1Co 3,11). En la carta a la comunidad de Roma que hemos leído, Pablo es categórico: “Nosotros afirmamos que el hombre es justificado por la fe” (Rom 3,28). La fe en Jesucristo es la que salva (Rom 3,21.28). Con este cimiento sólidamente colocado, ahora toca construir. “La obra de cada uno se verá claramente el día del juicio” (1Co 3,13). P. Antonio Danoz, redentorista
1. Antífona de entrada Tengo los ojos puestos en el Señor, porque él me libra de todo peligro. Mírame, Dios mío, y ten piedad de mí, que estoy solo y afligido (Sal 24,16.18).
2. Oración colecta Nos acogemos, Señor, a tu providencia, que nunca se equivoca, y te pedimos humildemente que apartes de nosotros todo mal y nos concedas aquello que pueda contribuir a nuestro bien. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (Dt 11,18.26-28.32)
Lectura del libro del Deuteronomio En aquellos días, Moisés habló al pueblo y le dijo: “Pongan en su corazón y en sus almas estas palabras mías; átenlas a su mano como una señal, llévenlas como un signo sobre la frente. Miren: He aquí que yo pongo hoy delante de ustedes la bendición y la maldición. La bendición, si obedecen los mandamientos del Señor, su Dios, que yo les promulgo hoy; la maldición, si no obedecen los mandamientos del Señor, su Dios, y se apartan del camino que les señalo hoy, para ir en pos de otros dioses que ustedes no conocen. Así pues, esfuércense en cumplir todos los mandamientos y decretos que hoy promulgo ante ustedes”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor.
4. Salmo responsorial R Sé tú, Señor, mi fortaleza y mi refugio. L A ti, Señor, me acojo, que no quede yo nunca defraudado. Tú que eres justo, ponme a salvo; escúchame y ven pronto a librarme /R L Sé tú, Señor, mi fortaleza y mi refugio, la muralla que me salve. Tú, que eres mi fortaleza y mi defensa, por tu nombre, dirígeme y guíame /R L Vuelve, Señor, tus ojos a tu siervo y sálvame, por tu misericordia. Sean fuertes y valientes de corazón, ustedes, los que en el Señor esperan /R (Sal 30). 5. 2ª Lectura (Rom 3,21-25.28)
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los romanos Hermanos: La actividad salvadora de Dios, atestiguada por la ley y los profetas, se ha manifestado ahora independientemente de la ley. Por medio de la fe en Jesucristo, la actividad salvadora de Dios llega, sin distinción alguna, a todos los que creen en él. En efecto, como todos pecaron, todos están privados de la presencia salvadora de Dios; pero todos son justificados gratuitamente por su gracia, en virtud de la redención llevada a cabo por medio de Cristo Jesús, al cual Dios expuso públicamente como la víctima que nos consigue el perdón por la ofrenda de su sangre, por medio de la fe.
6 de Marzo - IX Domingo del Tiempo Ordinario /A
Sostenemos, pues, que el hombre es justificado por la fe y no por hacer lo que prescribe la ley de Moisés. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 6. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Yo soy la vid y ustedes los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante. R Aleluya (Jn 15,5).
7. Evangelio (Mt 7,21-27)
Lectura del santo Evangelio según san Mateo A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No todo el que me diga ‘¡Señor, Señor!’, entrará en el Reino de los cielos, sino el que cumpla la voluntad de mi Padre, que está en los cielos. Aquel día muchos me dirán: ‘¡Señor, Señor!’, ¿no hemos hablado y arrojado demonios en tu nombre y no hemos hecho, en tu nombre, muchos milagros?’ Entonces yo les diré en su cara: ‘Nunca los he conocido. Aléjense de mí, ustedes, los que han hecho el mal’. El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica, se parece a un hombre prudente, que edificó su casa sobre roca. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos y dieron contra aquella casa; pero no se cayó, porque estaba construida sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica, se parece a un hombre imprudente, que edificó su casa sobre arena. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos, dieron contra aquella casa y la arrasaron completamente”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús.
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8. Oración de los fieles S Dios pone ante nosotros dos caminos: el que lleva a la vida y el que lleva a la perdición. Oremos, para que elijamos el camino de Jesús, que es el que lleva a la salvación A Concédenos, Señor, elegir el camino de Jesús. L Las ofertas del mundo, son múltiples y peligrosas para una vida feliz y para la salvación. Para que Dios nos conceda sabiduría en el momento de elegir el camino correcto: Roguemos al Señor. A Concédenos, Señor, elegir el camino de Jesús. L Para que los poderes públicos y las instituciones sociales, construyan un mundo de paz y prosperidad, sobre la roca firme de la justicia y de la solidaridad: Roguemos al Señor A Concédenos, Señor, elegir el camino de Jesús. L La vida de los discípulos tiene a Jesús como base inconmovible. Para que la fe en Dios y el amor a los hermanos nos afiance en el seguimiento de Jesús: Roguemos al Señor. A Concédenos, Señor, elegir el camino de Jesús. (Intenciones libres) S Señor Jesús, tú que eres Verdad. Vida y Camino: ilumina nuestra mente con tu verdad, fortalece nuestra vida con el amor, ayúdanos a permanecer firmes en seguir tu camino. Tú que vives y reinas por los siglos. Amén. 7. Oración sobre las ofrendas Confiados en tu misericordia, Señor, venimos a tu altar con nuestros dones a fin de que te dignes purificarnos por este memorial que estamos celebrando. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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7 de Marzo - Lunes, Memoria de Stas. Perpetua y Felícitas, Mártires
8. Antífona de la comunión Yo te invoco, porque tú me respondes, Dios mío; inclina el oído y escucha mis palabras (Sal 16,6). 9. Oración después de la comunión Padre santo, tú que nos has alimentado con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, guíanos por medio de tu Espíritu a fin de que, no sólo con palabras, sino con toda nuestra
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vida podamos demostrarte nuestro amor y así merezcamos entrar al Reino de los cielos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: Como Jesús, ¿buscas hacer la voluntad del Padre?
de Marzo - Lunes, Feria o Memoria de Stas. Perpetua y Felícitas, Mártires
Color Litúrgico: Verde o Rojo Procedí toda mi vida con sinceridad y honradez El protagonista del libro es una persona religiosa que mora en el exilio, en medio de unas gentes hostiles a las prácticas de la religión judía. Tobías trata de mantenerse fiel a sus tradiciones religiosas y a la ley del Señor, a pesar de los contratiempos y los problemas que tiene que superar. El personaje central es quien hace su propia presentación: “Toda mi vida procedí con sinceridad y honradez, e hice muchas limosnas” (Tob 1,3). Narra en primera persona sus buenas obras y las peripecias que lo llevaron como desterrado a la ciudad donde vive. Reunificada la familia, durante la fiesta de las Tiendas empiezan las desgracias que se abaten sobre él. Cuando se preparaba para iniciar la comida festiva, recibe una mala noticia: han asesinado a un israelita. El suceso le proporciona la oportunidad para prestar un servicio a sus conciudadanos: dar sepultura a los muertos, con riesgo de la propia vida. Intentaron arrestar a Jesús, pero tuvieron miedo a la gente La parábola de los viñadores tiene sus raíces en el canto de la viña de Isaías. El profeta declara: “La viña del Señor es la casa de Israel” (Is 5,1-7). Marcos sitúa la parábola en el contexto de la presencia de Jesús en Jerusalén, donde Jesús será condenado y ejecutado fuera de la ciudad. Como indica Isaías, el dueño de la viña es Dios. Él es quien envía trabajadores a su viña. Estos enviados son los profetas. El final de la mayor parte de los profetas fue violento. Jesús hace esta denuncia: “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los enviados!” Aunque los dirigentes del pueblo, que se han apoderado de la viña, han dado muerte a los enviados, Dios se reserva como última oportunidad un enviado de excepción: su propio hijo a quien amaba. La identificación de los viñadores con los dirigentes del pueblo y la del hijo con Jesús es evidente. Así lo entendieron los dirigentes, e intentaron arrestarlo. La vigencia de la parábola no se puede ocultar. Todavía existen “viñadores asesinos” y enviados inocentes que son vilmente maltratados o asesinados.
7 de Marzo - Lunes, Memoria de Stas. Perpetua y Felícitas, Mártires
1. Antífona de entrada Aquellos que siguieron en la tierra las huellas de Cristo, se alegran ahora en el cielo; y porque lo amaron hasta morir por él, con él se gozan eternamente. 2. Oración colecta Dios todopoderoso, por cuyo amor las santa mártires Perpetua y Felícitas fueron capaces de resistir persecuciones y tormentos, concédenos por su intercesión la gracia de amarte más cada día. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (Tob 1,3;2,1-8)
Lectura del libro de Tobías Yo, Tobit, seguía el camino del bien y de la justicia todos los días de mi vida y daba muchas limosnas a mis hermanos, los judíos que habían sido deportados junto conmigo a la ciudad de Nínive, en Asiría. Durante el reinado de Asaradón regresé a mi casa y me devolvieron a mi esposa, Ana, y a mi hijo, Tobías. En Pentecostés, que es nuestra fiesta de acción de gracias por las cosechas, me prepararon una gran comida y me dispuse a comer. Cuando me trajeron los platillos y vi que eran tantos, le dije a mi hijo Tobías: “Ve a buscar a alguno de nuestros hermanos pobres, cautivos en Nínive, que tenga puesta en el Señor toda su mente y todo su corazón, y tráelo, para que coma conmigo. Yo te esperaré hasta que vuelvas”. Tobías se fue a buscar a alguno de nuestros hermanos pobres y al regresar, me dijo: “¡Padre!” Yo le respondí: “Dime, hijo”. Él prosiguió: “Asesinaron a uno de nuestro pueblo: lo llevaron a la plaza, lo ahorcaron y ahí está todavía”. De un salto
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me levanté de la mesa, sin probar bocado, y llevé el cadáver a una casa, hasta que el sol se ocultara y lo pudiera sepultar. Volví a mi casa, me lavé y comí con lágrimas mi pan, recordando las palabras que el profeta Amós pronunció contra Betel: “Todas las fiestas de ustedes se convertirán en llanto, y todas sus canciones, en lamentos”. Y rompí a llorar. Cuando el sol se metió, fui, cavé una fosa y lo enterré. Mis vecinos se burlaban de mí y me decían: “Este hombre nunca va a escarmentar. Ya una vez lo condenaron a muerte por este mismo delito, pero se escapó, y ahora sigue enterrando a los muertos”. Palabra de Dios. A Te alabamos Señor. 4. Salmo responsorial R Dichosos los que temen al Señor. L Dichosos los que temen al Señor y aman de corazón sus mandamientos; poderosos serán sus descendientes. Dios bendice a los hijos de los buenos /R L Fortuna y bienestar habrá en su casa, siempre obrarán conforme a la justicia. Quien es justo, clemente y compasivo, como una luz en las tinieblas brilla /R L Quienes, compadecidos, prestan y llevan su negocio honradamente, jamás se desviarán; vivirá su recuerdo para siempre /R (Sal 111). 5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Señor Jesús, testigo fiel, primogénito de entre los muertos, tu amor por nosotros es tan grande, que has lavado nuestras culpas con tu sangre. R Aleluya (Ap 1,5).
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7 de Marzo - Lunes, Memoria de Stas. Perpetua y Felícitas, Mártires
6. Evangelio (Mc 12,1-12)
Lectura del santo Evangelio según san Marcos A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús comenzó a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes, a los escribas y a los ancianos y les dijo: “Un hombre plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó un lagar, construyó una torre para el vigilante, se la alquiló a unos viñadores y se fue de viaje al extranjero. A su tiempo, les envió a los viñadores a un criado para recoger su parte del fruto de la viña. Ellos se apoderaron de él, lo golpearon y lo devolvieron sin nada. Les envió otro criado, pero ellos lo descalabraron y lo insultaron. Volvió a enviarles a otro y lo mataron. Les envió otros muchos y los golpearon o los mataron. Ya sólo le quedaba por enviar a uno, su hijo querido, y finalmente también se lo envió, pensando: “A mi hijo sí lo respetarán”. Pero al verlo llegar, aquellos viñadores se dijeron: ‘Éste es el heredero; vamos a matarlo y la herencia será nuestra’. Se apoderaron de él, lo mataron y arrojaron su cuerpo fuera de la viña. ¿Qué hará entonces el dueño de la viña? Vendrá y acabará con esos viñadores y dará la viña a otros. ¿Acaso no han leído en las Escrituras: La piedra que desecharon los constructores es ahora la piedra angular. Esto es obra de la mano del Señor, es un milagro patente?” Entonces los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos, quisieron apoderarse de Jesús, porque se dieron cuenta de que por ellos había dicho aquella parábola, pero le
tuvieron miedo a la multitud, dejaron a Jesús y se fueron de ahí. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor, Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Recibe, Padre santo, las ofrendas que te presentamos en honor de tus santas mártires y concédenos permancer firmes en la confesión de tu nombre. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Ustedes son los que han perseveraedo conmigo en mis pruebas, y yo les preparo un Reino, dice el Señor, para que en él coman y beban en mi mesa (Lc 22,28-30). 9. Oración después de la comunión Por estos sacramentos que hemos celebrado en la memoria de tus mártires Perpetua y Felícitas, damos gracia abundante, Señor, para que, a la vista de su duro combate, aprendamos a ser fuertes en la paciencia y a alegrarnos con la esperanza de la victoria. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Cómo realizas en la viña del Señor la misión que te ha confiado?
Santas Perpetua y Felícitas, mártires
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de Marzo - Martes, Feria, IX Semana del Tiempo Ordinario
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Color Litúrgico: Verde Devuelve el cabrito a su dueño El autor presenta la imagen de un hombre justo e inocente, que sufre sin haber hecho nada digno de castigo. Una nueva desgracia cae sobre él: se quedó ciego. La nueva situación le complicó más la vida, al verse en serias dificultades para poder subsistir. Las labores que realizaba su mujer era el único medio de vida de que disponían. En medio de las dificultades, un nuevo suceso pone de relieve la integridad moral de Tobías. A pesar de la insistencia de la mujer que asegura que es un regalo, le ordena que devuelva a su dueño el cabrito que les han regalado, por temor de que fuera robado. Se añade una desgracia más a todas las que tiene que soportar, sin duda muy dolorosa: la incomprensión de su mujer, que le echa en cara algo que para él es muy sensible: la inutilidad de las obras de caridad que realiza: “¿Dónde están tus obras de caridad?” Con todas estas adversidades que tiene que soportar Tobías, el autor deja patente ante los lectores su propósito: a pesar de que el justo es sometido a prueba por Dios, supera la prueba y se mantiene íntegra su fidelidad. Lo que es del César, al César; lo de Dios, a Dios En el caso de los tributos, se confabulan los adversarios religiosos: los fariseos, y los colaboracionistas con el imperio de Roma: los herodianos. La intención es malévola. Quieren enfrentar a Jesús con el pueblo o con los representantes del imperio romano. Si accede a pagar los impuestos, queda mal con los judíos que sufren la opresión; si la respuesta es negativa, tiene que vérselas con las autoridades del imperio. El denario que presentan a Jesús, equivalente al sueldo de un día, lleva impresa por una cara el busto del emperador con esta inscripción: “Tiberio César, hijo del divino Augusto, digno de veneración”. En el reverso: “Pontífice máximo”. En su respuesta Jesús no cuestiona el pago del impuesto. El énfasis lo pone claramente sobre Dios, que en cualquiera de los casos tiene la primacía y ha de ser respetado. Cuando cualquier poder terreno entre en colisión con Dios, es a Dios a quien hay que tener primero en cuenta. P. Antonio Danoz, redentorista
1. Antífona de entrada Tengo los ojos puestos en el Señor, porque él me libra de todo peligro. Mírame, Dios mío, y ten piedad de mí, que estoy solo y afligido (Sal 24,16.18).
de nosotros todo mal y nos concedas aquello que pueda contribuir a nuestro bien. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (Tob 2,9-14)
2. Oración colecta Nos acogemos, Señor, a tu providencia, que nunca se equivoca, y te pedimos humildemente que apartes
Lectura del libro de Tobías Aquella noche, después de enterrar el cadáver, me bañé, salí al patio de mi casa y me quedé dormido junto
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8 de Marzo - Martes, Feria, IX Semana del Tiempo Ordinario
a la pared, con la cara descubierta, pues hacía calor. Yo no sabía que arriba, en la pared, había unos pájaros. Su estiércol caliente me cayó en los ojos y se me formaron unas manchas blancas. Consulté a los médicos para que me curaran, pero mientras más ungüentos me aplicaban, las manchas se extendían más sobre mis ojos, hasta que me quedé completamente ciego. Estuve privado de la vista durante cuatro años, y todos mis hermanos estaban afligidos. Ajicar se hizo cargo de mí durante dos años, hasta que se fue a Elimaida. Entonces mi esposa Ana se puso a hacer sobre pedido tejidos de lana, que luego entregaba a sus dueños y ellos le pagaban. Un día, el siete del mes doce, al terminar ella un trabajo, lo entregó a los dueños, quienes, además de darle su paga íntegra, le regalaron un cabrito. Al llegar a mi casa el cabrito, comenzó a balar, y yo, al oírlo, llamé a Ana y le pregunté: “¿De dónde ha salido ese cabrito? ¿No será robado? Devuélveselo a sus dueños, porque nosotros no podemos comer nada robado”. Entonces ella me respondió: “Es un regalo que me hicieron, además de mi paga”. Pero yo no le creí y le dije que lo devolviera a sus dueños y me enojé con ella por ese motivo. Entonces ella me replicó: “¿De qué te han servido tus limosnas? ¿De qué te han servido tus buenas obras? ¡Dímelo tú, que todo lo sabes!” Palabra del Señor. A Te alabamos Señor. 4. Salmo responsorial R El justo vive confiado en el Señor. L Dichosos los que temen al Señor y aman de corazón sus mandamientos; poderosos serán sus descendientes.
Dios bendice a los hijos de los buenos /R L No temerán malas noticias, puesto que en el Señor viven confiados. Firme está y sin temor su corazón, pues vencidos verán a sus contrarios /R L Al pobre dan limosna, obran siempre conforme a la justicia; su frente se alzará, llena de gloria /R (Sal 111).
5. Aclamación antes del Evangelio R Aleluya, aleluya. Que el Padre de nuestro Señor Jesucristo ilumine nuestras mentes para que podamos comprender cuál es la esperanza que nos da su llamamiento. R Aleluya (Ef 1,17-18). 6. Evangelio (Mc 12,13-17)
Lectura del santo Evangelio según san Marcos A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos le enviaron a Jesús unos fariseos y unos partidarios de Herodes, para hacerle una pregunta capciosa. Se acercaron, pues a él y le dijeron: “Maestro, sabemos que eres sincero y que no te importa lo que diga la gente, porque no tratas de adular a los hombres, sino que enseñas con toda verdad el camino de Dios. ¿Está permitido o no, pagarle el tributo al César? ¿Se lo damos o no se lo damos?” Jesús, notando su hipocresía, les dijo: ¿“Por qué me ponen una trampa? Tráiganme una moneda para que yo la vea”. Se la trajeron y él les preguntó: “¿De quién es la imagen y el nombre que lleva escrito?” Le contestaron: “Del César”. Entonces les respondió Jesús: ¿“Den al Cé-
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Cuaresma
sar lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”? Y los dejó admirados. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Confiados en tu misericordia, Señor, venimos a tu altar con nuestros dones a fin de que te dignes purificarnos por este memorial que estamos celebrando. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Yo te invoco, porque tú me respondes, Dios mío; inclina el oído y escucha mis palabras (Sal 16,6).
9. Oración después de la comunión Padre santo, tú que nos has alimentado con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, guíanos por medio de tu Espíritu a fin de que, no sólo con palabras, sino con toda nuestra vida podamos demostrarte nuestro amor y así merezcamos entrar al Reino de los cielos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Cómo cumples con tus obligaciones ciudadanas?
CUARESMA Convocados a un ejercicio de conversión Una vez en el año, la Iglesia “celebra junto con la pasión la máxima solemnidad de la Pascua”. En ella hace memoria de la redención, que “Cristo el Señor realizó principalmente por el misterio pascual de su bienaventurada pasión, resurrección de entre los muertos y gloriosa ascensión” (SC 5). Dada la importancia que esta celebración tiene para la comunidad cristiana, desde muy pronto la Iglesia inició un proceso de preparación, que culminó en lo que hoy conocemos como Cuaresma. El número cuarenta tiene abundantes resonancias bíblicas. Uno de los acontecimientos que más influyó para determinar su duración, fue la etapa vivida por Jesús en el desierto antes de empezar su misión, reseñada por los evangelios. Estos textos evangélicos los leemos el primer domingo de Cuaresma, día en que inicialmente empezaba la Cuaresma. La comunidad cristiana está convocada a un ejercicio intenso de conversión, con la mirada fija en Jesús que realizó primero el camino pascual. La verdadera “conversión” es a Cristo muerto y resucitado, previa la remoción de los obstáculos que nos impiden reproducirlo en la propia vida. La liberación del pecado es una exigencia previa y necesaria, pero no es la meta final de la conversión. Dios quiso salvar a la humanidad por la locura de la cruz La Iglesia nos invita a hacer durante la Cuaresma el “Vía crucis”, el “Camino de la cruz”, que fue el camino que hizo Jesús, para amanecer resucitado el día de Pascua. Pablo escribe a la comunidad de Corinto: “Dios ha querido salvar a los creyentes por la locura de la cruz” (1Co 1,21). El mismo Pablo habla de la “locura de Dios”, de la “debilidad de Dios”. En la persona de Jesús crucificado esta locura se ha convertido en “fuerza y sabiduría de Dios”. La locura de la cruz tiene una sola explicación: el amor de Dios a la humanidad. La imagen de Jesús clavado en lo alto del madero, tiene que estar permanentemente iluminando nuestro camino cuaresmal.
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Cuaresma
Al “Crucificado” no podemos separarlo de los “crucificados”. Donde un ser humano es crucificado por el sufrimiento, por el odio, por la violencia, por la injusticia, ahí está siendo Jesús crucificado de nuevo. Sería bueno, que durante la Cuaresma apareciera en algún lugar bien visible la cruz con Jesús y los rostros de estos crucificados, para solidarizarnos con ellos, como Jesús, que “tomando la condición de siervo, haciéndose semejante a los hombres, se humilló hasta la muerte de cruz” (Fil 2,7-8). Identificados en la muerte, nos identificamos con Jesús en la resurrección Jesús resucitado, con sus llagas gloriosas, es el que vive para siempre con el Padre, liberado de todo vínculo con la muerte. Él es el icono definitivo que ha de perdurar para siempre en cada uno de los que con él hacemos el camino cuaresmal. El “Vía crucis”, se ha de convertir necesariamente en “Via lucis”; el Muerto de la cruz, en el Resucitado de la Pascua. Tenemos que procurar, que los “crucificados”, en la mañana de Pascua aparezcan ante el mundo “resucitados”. Tenemos que empeñarnos durante la Cuaresma, en que la “resurrección de los crucificados” no se nos quede en una figura literaria. Los crucificados por el sufrimiento, el odio, la violencia, la injusticia, tienen que ser alcanzados por la resurrección ya ahora, sin tener que esperar la manifestación definitiva del resucitado. En sus rostros tiene que resplandecer la luminosidad gozosa del rostro de Jesús glorioso. Al lado de la imagen de Jesús “crucificado con los crucificados”, tenemos que colocar a Jesús “resucitado con los resucitados”. Esta imagen ha de presidir nuestra Cuaresma como un reto. El camino bautismal de la Cuaresma Desde los comienzos, la Cuaresma ha estado estrechamente ligada al bautismo. Para aquellos que se bautizaban, la Cuaresma era la etapa final de su recorrido de conversión. En la misma Cuaresma se iniciaba por etapas la celebración del bautismo, que tenía su momento culminante en la Vigilia Pascual. Para aquellos que habían sido infieles a su bautismo, también la Cuaresma tenía un carácter bautismal. Tenían que rehacer de nuevo el camino, para recibir su “segundo bautismo”. Así llaman los santos Padres al acto de reconciliación de los pecadores, que se realizaba al final del camino cuaresmal. Éste ha de ser el espíritu con el que hemos de hacer hoy los discípulos de Jesús nuestro proceso de conversión en la Cuaresma. Nuestra conversión ha de ser pascual, reviviendo nuestro bautismo a través de los signos sacramentales. El itinerario pascual y bautismal en la Liturgia Las lecturas de la Palabra de Dios, especialmente las del evangelio de Juan, revelan uno de los signos de identidad de la Cuaresma: su configuración bautismal. La celebración tuvo una influencia determinante al establecer la liturgia cuaresmal. De los tres ciclos litúrgicos existentes en la actualidad, el que mejor refleja el sentido bautismal es el de este año. Los dos primeros domingos de Cuaresma mantienen su identidad. El primero, presenta a Jesús sometido a la prueba del mesianismo, tentación que lo acompañará hasta la cruz. Él no conoce otro mesianismo que la proclamación del reino de Dios, haciéndolo visible en sus palabras y en sus obras. La fidelidad a esta misión lo llevará a la cruz, y se verá reconocida en la resurrección. El segundo domingo nos ofrece el anticipo de lo que sucederá al final. Es un anticipo glorioso y revelador de que Jesús salió victorioso de la prueba. Lo que contemplaremos y celebraremos al final con gozo desbordado, está ya presente al principio.
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Las lecturas del evangelio de Juan de los tres domingos restantes, nos ofrecen tres de los grandes signos de este evangelio: el agua, la luz, la vida. Estas lecturas pertenecen al itinerario bautismal de la Cuaresma. Tercer domingo: El “agua viva”, que se convierte en generador de vida por la fuerza poderosa del Espíritu Santo: en el bautismo nacemos por el agua y por el Espíritu. Cuarto domingo: Jesús muerto y resucitado es la “Luz”, que se convierte en luminaria para alumbrar el camino. Nos abre los ojos para seguirlo en su camino hacia la Pascua. Quinto Domingo: La “vida”. Lázaro, que estuvo bajo el poder de la muerte, recuperó la vida. Es el signo pascual más fuerte: el triunfo de la vida sobre la muerte. Aconteció en Jesús el día de Pascua, y acontece en el bautizado en el momento de su bautismo. La celebración de la Cuaresma propicia que vuelva a suceder, por el proceso de conversión y por los signos pascuales que nos hacen renacer. P. Antonio Danoz, redentorista
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Color Litúrgico: Morado - Se inicia la Campaña Compartir Preparémonos a celebrar el misterio de la Pascua La liturgia de estos primeros días nos ofrece el verdadero sentido de la Cuaresma. Con el signo de la imposición de la ceniza, en este primer día “inauguramos el camino hacia la Pascua”. Como tarea principal se nos propone: “avanzar en la inteligencia del misterio de Cristo”, prepararnos a “celebrar con sinceridad el misterio de la Pascua”, y “mantener el espíritu de conversión”. Todas estas tareas se enmarcan en la opción fundamental que ha significado nuestro bautismo: el seguimiento de Jesús, que murió y resucitó para nuestra salvación. Si hemos abandonado el camino, el llamado es regresar con espíritu renovado al seguimiento de Jesús, de forma sólida y permanente. Si no es éste nuestro caso, se nos urge a acelerar el paso en nuestro avanzar sobre las huellas de Jesús. La Pascua de Jesús en el horizonte de la conversión Escuchamos el llamado del profeta Joel: “conviértanse a mí de todo corazón”; “rasguen el corazón y no las vestiduras”; “convoquen a la reunión”. Hoy se convoca a toda la comunidad: a los niños, a los muchachos, a los esposos, a toda la familia de Dios. Al santo y al pecador, a ricos y pobres, a opresores y oprimidos. La conversión se dirige a lo profundo de la persona. Para la mentalidad bíblica, el corazón representa el núcleo central de la persona. Cambiar el corazón significa la renovación total en la forma de pensar, de sentir y de actuar. No se trata de una operación de cirugía estética para sorprender con una nueva imagen, de un lavado de fachada. No se trata de “poner remiendos” a la vestidura vieja. Se trata de una cirugía dirigida directamente al corazón. Es la persona la que ha de cambiar. Delante de los ojos se nos presenta a Jesús, muerto y resucitado, cuya imagen, vida y hechos tenemos que repro-
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ducir. Es aquí donde hay que concentrar todos los esfuerzos de conversión. Dios nos proporciona un tiempo favorable. “Ahora es el tiempo de la salvación” (2Co 6,2). Celebración pascual de Jesús y de lo que somos y vivimos Durante la Cuaresma, día a día, nos dedicaremos a preparar la fiesta de la Pascua. Nuestra fiesta pascual será únicamente lo que hayamos preparado. Tenemos que avanzar en el conocimiento de lo que significó para Jesús la Pascua: su muerte y resurrección. Sólo así podremos cantar en la Vigilia Pascual: “¡Qué regalo asombroso de tu amor!... Cristo tu Hijo resucitado, al salir del sepulcro, brilla, vive y reina por los siglos” (Pregón pascual). Por lo que se refiere a la comunidad cristiana y a cada uno de los fieles, en la fiesta de Pascua estaremos celebrando a Jesús que ha muerto y resucitado en nosotros durante la conversión cuaresmal. Nuestra Cuaresma será valorada sobre todo aquel día, no por los ayunos que hayamos hecho, sino por la similitud con Cristo muerto y resucitado que hayamos logrado. Bueno es ante Dios el ayuno, buenas las limosnas, buena la oración, con tal que nos conduzcan a “reproducir la imagen de su Hijo Jesucristo”. P. Antonio Danoz, redentorista
1. Antífona de entrada Señor, tú tienes misericordia de todos y nunca odias a tus creaturas; borras los pecados de los hombres que se arrepienten y los perdonas, porque tú, Señor, eres nuestro Dios (Sab 11,24-25.27).
2. Oración colecta Que el día de ayuno con el que iniciamos, Señor, esta Cuaresma, sea el principio de una verdadera conversión a ti y que nuestros actos de penitencia nos ayuden a vencer el espíritu del mal. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (Jl 2,12-18)
Lectura del libro del profeta Joel Esto dice el Señor: “Todavía es tiempo. Vuélvanse a mí de todo corazón, con ayunos, con lágrimas y llanto; enluten su corazón y no sus vestidos. Vuélvanse al Señor Dios nuestro, porque es compasivo y misericordioso, lento a la cólera, rico en clemencia, y se conmueve ante la desgracia.
Quizá se arrepienta, se compadezca de nosotros y nos deje una bendición, que haga posibles las ofrendas y libaciones al Señor, nuestro Dios. Toquen la trompeta en Sión, promulguen un ayuno, convoquen la asamblea, reúnan al pueblo, santifiquen la reunión, junten a los ancianos, convoquen a los niños, aun a los niños de pecho. Que el recién casado deje su alcoba y su tálamo la recién casada. Entre el vestíbulo y el altar lloren los sacerdotes ministros del Señor, diciendo: ‘Perdona, Señor, perdona a tu pueblo. No entregues tu heredad a la burla de las naciones. Que no digan los paganos: ¿Dónde está el Dios de Israel?’” Y el Señor se llenó de celo por su tierra y tuvo piedad de su pueblo. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Misericordia, Señor, hemos pecado. L Por tu inmensa compasión y misericordia, Señor, apiádate de mí
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y olvida mis ofensas. Lávame bien de todos mis delitos y purifícame de mis pecados /R L Puesto que reconozco mis culpas, tengo siempre presentes mis pecados. Contra ti solo pequé, Señor, haciendo lo que a tus ojos era malo /R L Crea en mí, Señor, un corazón puro, un espíritu nuevo para cumplir tus mandamientos. No me arrojes, Señor, lejos de ti, ni retires de mí tu santo espíritu /R L Devuélveme tu salvación, que regocija, y mantén en mí un alma generosa. Señor, abre mis labios y cantará mi boca tu alabanza /R (Sal 50).
5. 2ª Lectura (2Co 5,20—6,2)
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los corintios Hermanos: Somos embajadores de Cristo, y por nuestro medio, es Dios mismo el que los exhorta a ustedes. En nombre de Cristo les pedimos que se reconcilien con Dios. Al que nunca cometió pecado, Dios lo hizo “pecado” por nosotros, para que, unidos a él, recibamos la salvación de Dios y nos volvamos justos y santos. Como colaboradores que somos de Dios, los exhortamos a no echar su gracia en saco roto. Porque el Señor dice: En el tiempo favorable te escuché; en el día de la salvación te socorrí. Pues bien, ahora es el tiempo favorable; ahora es el día de la salvación. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 6. Aclamación antes del Evangelio R Honor y gloria a ti, Señor Jesús. Hagámosle caso al Señor que nos
dice: “No endurezcan su corazón”. R Honor y gloria a ti, Señor Jesús (Sal 94,8).
7. Evangelio (Mt 6,1-6.16-18)
Lectura del santo Evangelio según san Mateo A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Tengan cuidado de no practicar sus obras de piedad delante de los hombres para que los vean. De lo contrario, no tendrán recompensa con su Padre celestial. Por lo tanto, cuando den limosna, no lo anuncien con trompeta, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, para que los alaben los hombres. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. Tú, en cambio, cuando des limosna que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará. Cuando ustedes hagan oración, no sean como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora ante tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará. Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como esos hipócritas que descuidan la apariencia de su rostro, para que la gente note que están ayunando. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que no sepa la gente que estás
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ayunando, sino tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús.
y noche, dará fruto a su tiempo (Sal
8. Oración sobre las ofrendas Acepta, Señor, este sacrificio con el que iniciamos solemnemente la Cuaresma, y concédenos que por medio de las obras de caridad y penitencia, venzamos nuestros vicios y, libres de pecado, podamos unirnos mejor a la pasión de tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos. 9. Antífona de la comunión El que medita la ley del Señor día
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1,2-3).
10. Oración después de la comunión Que esta comunión abra, Señor, nuestro corazón a la justicia y a la caridad, para que observemos el único ayuno que tú quieres y que conduce a nuestra salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Dios te ha hablado y tiene para ti una pregunta: ¿Qué tipo de conversión te propones realizar en la Cuaresma?
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Color Litúrgico: Morado Ama al Señor, tu Dios, escucha su voz, y vivirás El autor se dirige al pueblo de Israel ante la situación de exilio que está viviendo. Necesita restaurar la fe y la esperanza en Dios, que ha permitido que sean llevados al exilio, interpretado como un correctivo, por haberse alejado de él. Dios está dispuesto a “circuncidarles el corazón”. Pone ante el pueblo los compromisos de la alianza. Seguirlos, supone optar por el camino correcto, que conduce a la vida y a la felicidad. Desobedecer al Señor y no cumplir los mandamientos, conduce a la muerte. El pueblo es quien ha de elegir. De otra forma, Dios les presenta la doble alternativa. El pueblo ha de elegir entre bendición y maldición. A semejanza de la propuesta anterior, en realidad tienen que elegir entre la vida y la muerte. El camino que conduce a la bendición y a la vida de cara al futuro es éste: amar al Señor, escuchar su Palabra, permanecer unidos a él. La imagen de los dos caminos la recoge Mateo en el discurso de Jesús sobre el monte: hay un camino que conduce a la vida, y hay otro que lleva a la perdición (Mt 7,13-14). El camino que está haciendo Jesús es el que lleva a la vida. Quien quiera seguirme, cargue con la cruz de cada día Jesús presenta con toda claridad su camino ante los discípulos, que acaban de confesar por boca de Pedro: “Tú eres el Mesías de Dios” (Lc 9,20). La etapa final del camino es ésta: El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser rechazado, condenado a muerte, y resucitar al tercer día.
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Esta aclaración se hacía necesaria, porque en la mente de los discípulos existía una concepción distinta: Pensaban en un Mesías con todos los atributos de un jefe político triunfador. Dos de ellos le pedirán ocupar los dos puestos más importantes cuando establezca su reinado (Mc 10,35-40). Una vez aclarado el camino, Jesús hace su propuesta: “El que quiera seguirme, niéguese a sí mismo, cargue con la cruz de cada día y sígame” (Lc 9,23). Desde el principio de la Cuaresma los discípulos tenemos definido el camino a seguir. La cruz, en sus diversas formas, nos sale al encuentro cada día. Quien quiera salvar la vida, y estar con Jesús resucitado en la mañana de Pascua, a semejanza suya ha de arriesgarla. P. Antonio Danoz, redentorista
1. Antífona de entrada Clamé al Señor, y escuchó mi voz y me libró de los que me atacaban. Encomienda a Dios tus afanes y él te sustentará (Sal 54,17-20.23). 2. Oración colecta Inspira, Señor, nuestras acciones y dirígelas con tu gracia, para que todo cuanto emprendamos lo iniciemos en tu nombre y podamos llevarlo a término por tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (Dt 30,15-20)
Lectura del libro del Deuteronomio Esto dice el Señor: “Mira: Hoy pongo delante de ti la vida y el bien o la muerte y el mal. Si cumples lo que yo te mando hoy, amando al Señor tu Dios, siguiendo sus caminos, cumpliendo sus preceptos, mandatos y decretos, vivirás y te multiplicarás. El Señor, tu Dios, te bendecirá en la tierra donde vas a entrar para poseerla. Pero si tu corazón se resiste y no obedeces, si te dejas arrastrar y te postras para dar culto a dioses extranjeros, yo te anuncio hoy que perecerás sin remedio y que, pasado el Jordán para entrar a poseer la tierra, no vivirás muchos años en ella. Hoy tomo por testigos al cielo y a la tierra de que les he propuesto
la vida o la muerte, la bendición o la maldición. Elige la vida y vivirás, tú y tu descendencia, amando al Señor tu Dios, escuchando su voz, adhiriéndote a él; pues en eso está tu vida y el que habites largos años en la tierra que el Señor prometió dar a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Dichoso el hombre que confía en el Señor. L Dichoso aquel que no se guía por mundanos criterios, que no anda en malos pasos ni se burla del bueno, que ama la ley de Dios y se goza en cumplir sus mandamientos /R L Es como un árbol plantado junto al río, que da fruto a su tiempo y nunca se marchita. En todo tendrá éxito /R L En cambio los malvados serán como la paja barrida por el viento. Porque el Señor protege el camino del justo y al malo sus caminos acaban por perderlo /R (Sal 1). 5. Aclamación antes del Evangelio R Honor y gloria a ti, Señor Jesús. Arrepiéntanse, dice el Señor; porque ya está cerca el Reino de los cielos. R Honor y gloria a ti, Señor Jesús (Mt 4,17).
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6. Evangelio
7. Oración sobre las ofrendas Acepta, Señor, con bondad estas ofrendas que te presentamos, para que nos alcancen tu perdón, y den gloria a tu nombre. Por Jesucristo, nuestro Señor.
(Lc 9,22-25)
Lectura del santo Evangelio según san Lucas En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Es necesario que el Hijo del hombre sufra mucho, que sea rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, que sea entregado a la muerte y que resucite al tercer día”. Luego, dirigiéndose a la multitud, les dijo; “Si alguno quiere acompañarme, que no se busque a sí mismo, que tome su cruz de cada día y me siga. Pues el que quiera conservar para sí mismo su vida, la perderá; pero el que la pierda por mi causa, ése la encontrará. En efecto, ¿de qué le sirve al hombre ganar todo el mundo, si se pierde a sí mismo o se destruye?”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús.
8. Antífona de la comunión Señor, crea en mí un corazón puro, y renueva en mi interior un espíritu firme (Sal 50,12). 9. Oración después de la comunión Señor, que el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, que hemos recibido en esta comunión, sean para nosotros fuente de perdón, de santidad y de salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Qué te propones hacer, para cargar con la cruz de cada día?
Marzo - Viernes después de 11 de Ceniza Color Litúrgico: Morado El ayuno que Dios quiere: Compartir el pan con el hambriento El tercer Isaías, “alza su voz de trompeta” (Is 58,1) para denunciar la forma como vive el pueblo el ayuno. Buscan el propio interés, se enzarzan en peleas, “dando puñetazos sin piedad” (Is 58,4), al tiempo que realizan el ayuno. La segunda denuncia la dirige el autor contra la hipocresía. Los signos que acompañan el ayuno: doblar la cabeza, acostarse sobre estera y ceniza, son pura comedia, cuando están ausentes los signos de autenticidad del ayuno que agrada a Dios. El profeta señala algunos de estos signos. Todos ellos tienen un perfil social: abrir prisiones injustas, liberar oprimidos, compartir el alimento con los hambrientos, vestir al desnudo. Si todas estas acciones acompañan al ayuno, brillará con luz propia la justicia, y la gloria de Dios resplandecerá. Para que las privaciones que exige el ayuno cuaresmal agraden a Dios y se conviertan en signo de conversión, han de estar acompañadas de obras de misericordia y de justicia. Los invitados a la boda no pueden estar tristes El texto de Mateo refleja una situación que seguramente se planteó en las primeras comunidades, entre la manera de actuar de los discípulos de Juan
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Bautista y los discípulos de Jesús. Los discípulos de Juan se mantenían fieles a las tradiciones antiguas en lo referente al ayuno. El fariseo de la parábola se gloriaba ante Dios de “ayunar dos veces por semana” (Lc 18,12). Jesús anuncia la novedad que se está produciendo. El amor ha tomado la primacía sobre el ayuno. Acude al mensaje de los profetas, especialmente el de Oseas, que presenta bajo el signo de amor conyugal la relación de Dios con el pueblo (Os 2,16-22). Lo anunciado por el profeta se ha hecho visible en la persona de Jesús, presentado bajo la figura del novio. En él, Dios, enamorado de su pueblo, le ha manifestado la prueba definitiva de su amor. El paso de lo antiguo a lo nuevo ya se ha producido. El amor ha suplantado en el primer puesto a las prácticas antiguas como el ayuno. Jesús denuncia las caras tristes de los hipócritas cuando ayunan (Mt 6,16). Los discípulos han de reflejar en su rostro la alegría de amar a Dios y a sus hermanos. P. Antonio Danoz, redentorista
1. Antífona de entrada El Señor me escuchó, tuvo piedad de mí y ha venido en mi ayuda (Sal 29,11).
2. Oración colecta Concédenos, Señor, tu gracia durante estos días de penitencia cuaresmal, para que a nuestras prácticas externas corresponda una verdadera renovación del espíritu. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (Is 58,1-9)
Lectura del libro del profeta Isaías Esto dice el Señor: “Clama a voz en cuello y que nadie te detenga. Alza la voz como trompeta. Denuncia a mi pueblo sus delitos, a la casa de Jacob sus pecados. Me buscan día a día y quieren conocer mi voluntad, como si fuera un pueblo que practicara la justicia y respetara los juicios de Dios. Me piden sentencias justas y anhelan tener cerca a Dios. Me dicen todos los días: ‘¿Para qué ayunamos, si tú no nos ves? ¿Para qué nos sacrificamos, si no te das por enterado?’ Es que el día en que ustedes ayunan encuentran la forma de hacer negocio y oprimen a sus trabajadores.
Es que ayunan, sí, para luego reñir y disputar, para dar puñetazos sin piedad. Ese no es un ayuno que haga oír en el cielo la voz de ustedes. ¿Acaso es éste el ayuno que me agrada? ¿Es ésta la mortificación que yo acepto del hombre: encorvar la cabeza como un junco y acostarse sobre saco y ceniza? ¿A esto llaman ayuno y día agradable al Señor? El ayuno que yo quiero de ti es éste, dice el Señor: Que rompas las cadenas injustas y levantes los yugos opresores; que liberes a los oprimidos y rompas todos los yugos; que compartas tu pan con el hambriento y abras tu casa al pobre sin techo; que vistas al desnudo y no des la espalda a tu propio hermano. Entonces surgirá tu luz como la aurora y cicatrizarás de prisa tus heridas; te abrirá camino la justicia y la gloria del Señor cerrará tu marcha. Entonces clamarás al Señor y te responderá; lo llamarás y te dirá: ‘Aquí estoy’”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R A un corazón contrito, Señor, no lo desprecias. L Por tu inmensa compasión y misericordia, Señor, apiádate de mí
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y olvida mis ofensas. Lávame bien de todos mis delitos y purifícame de mis pecados /R L Puesto que reconozco mis culpas, tengo siempre presentes mis pecados. Contra ti solo pequé, Señor, haciendo lo que a tus ojos era malo /R L Tú, Señor, no te complaces en los sacrificios y si te ofreciera un holocausto, no te agradaría. Un corazón contrito te presento, y a un corazón contrito, tú nunca lo desprecias /R
luto los amigos del esposo, mientras él está con ellos? Pero ya vendrán días en que les quitarán al esposo, y entonces sí ayunarán”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús.
(Sal 50).
5. Aclamación antes del Evangelio R Honor y gloria a ti, Señor Jesús. Busquen el bien y no el mal, para que vivan, y el Señor estará con ustedes. R Honor y gloria a ti, Señor Jesús (Am 5,14). 6. Evangelio (Mt 9,14-15)
Lectura del santo Evangelio según san Mateo A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, los discípulos de Juan fueron a ver a Jesús y le preguntaron: “¿Por qué tus discípulos no ayunan, mientras nosotros y los fariseos sí ayunamos?” Jesús les respondió: “¿Cómo pueden llevar
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7. Oración sobre las ofrendas Señor, que el sacrificio que te ofrecemos en este tiempo de preparación para la Pascua nos haga agradables a tus ojos y más generosos en la práctica de la penitencia. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Señor, enséñame tus caminos, dime cuáles son tus senderos (Sal 24,4). 9. Oración después de la comunión Que nuestra participación en este sacramento nos libre, Señor, de todas nuestras culpas y nos obtenga de tu misericordia la conversión de nuestro espíritu. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Qué lugar ocupa el amor en tus prácticas cuaresmales?
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Color Litúrgico: Morado
Brillará tu luz en medio de las tinieblas No es el ayuno que denuncia el profeta, sino las obras de misericordia y de justicia, las que harán “brillar la luz en las tinieblas” (Is 58,10). La opresión y las palabras malignas han de ser reemplazadas por una de las urgencias más apremiantes: procurar comida al hambriento.
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Al tomar el camino correcto, la actitud de Dios cambia por completo: “Llamarás al Señor y te responderá” (Is 58,9). Las obras de justicia practicadas con los necesitados, son la lámpara que disipa las tinieblas. En la Cuaresma, lo que interesa que brille son las obras. Ellas son como la señalización en la vía, que nos indican que vamos por buen camino. Como suele ser frecuente en la tradición bíblica, el cambio de actitud del Señor ante la conversión, se manifiesta en la abundancia de dones materiales. La persona se convierte en un huerto bien regado, que produce los frutos que Dios espera a su tiempo. Se transforma en un manantial de buenas obras, cuyas aguas nunca se agotan. Jesús comparte la mesa con los pecadores Jesús anuncia en el discurso sobre el monte: “No he venido a abolir la ley y los profetas. He venido a llevarla a su plenitud” (Mt 5,17). No se trata sólo de palabras. Jesús manifiesta este cambio progresivo hacia la perfección de la ley con hechos. En el judaísmo oficial, el trato con los recaudadores estaba mal visto. A Jesús le reprochaban que comía con recaudadores y pecadores. A pesar de la denuncia, Jesús mantiene su línea de conducta. El evangelio de Lucas reúne dos hechos que lo confirman. En primer lugar, Jesús sorprende a los que lo siguen, invitando a Leví, que estaba en su puesto recaudando impuestos. Lo invita a incorporarse al reducido grupo de discípulos. Quizá sorprendido por el gesto de Jesús, el recaudador lo deja todo y lo sigue. El segundo gesto de Jesús consistió en aceptar la invitación a participar en el banquete que ofrece Leví, al que asiste un gran número de recaudadores de impuestos. Los fariseos y maestros de la ley le hacen llegar su denuncia por medio de los discípulos. Jesús aprovecha para dejar bien sentado cuál es su misión: “Vine a llamar a los pecadores a que se arrepientan” (Lc 5,32). Jesús ha acabado con la discriminación, en el campo social y en el religioso. P. Antonio Danoz, redentorista
1. Antífona de entrada Escúchanos, Señor, pues eres bueno y míranos conforme a tu bondad infinita (Sal 68,17). 2. Oración colecta Dios eterno y todopoderoso, mira compasivo nuestra debilidad, y extiende tu mano para protegernos. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (Is 58,9-14)
Lectura del libro del profeta Isaías Esto dice el Señor: “Cuando renuncies a oprimir a los demás y destierres de ti el gesto amenazador y la
palabra ofensiva; cuando compartas tu pan con el hambriento y sacies la necesidad del humillado, brillará tu luz en las tinieblas y tu oscuridad será como el mediodía. El Señor te dará reposo permanente; en el desierto saciará tu hambre y dará vigor a tu cuerpo; serás como un huerto bien regado, como un manantial cuyas aguas no se agotan. Construirás sobre tus viejas ruinas y edificarás sobre cimientos muy antiguos; te llamarán reparador de brechas y restaurador de hogares derruidos. Si detienes tus pasos para no violar el sábado y no tratas tus negocios en mi día santo, si llamas al sábado
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tu delicia y lo consagras a la gloria del Señor, si lo honras absteniéndote de viajes, de buscar tu interés, de tratar tus asuntos, entonces el Señor será tu delicia. Te asentaré sobre mis montañas, te haré gustar la herencia de tu padre Jacob”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor.
Leví ofreció en su casa un gran banquete en honor de Jesús, y estaban a la mesa, con ellos, un gran número de publicanos y otras personas. Los fariseos y los escribas criticaban por eso a los discípulos, diciéndoles: “¿Por qué comen y beben con publicanos y pecadores?” Jesús les respondió: “No son los sanos los que necesitan al médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús.
4. Salmo responsorial R Señor, enséñame a seguir fielmente tus caminos. L Presta, Señor, oídos a mi súplica, pues soy un pobre, lleno de desdichas. Protégeme, Señor, porque te amo; salva a tu servidor, que en ti confía /R L Ten compasión de mí, pues clamo a ti, Dios mío, todo el día, y ya que a ti, Señor, levanto el alma, llena a este siervo tuyo de alegría /R L Puesto que eres, Señor, bueno y clemente y todo amor con quien tu nombre invoca, escucha mi oración y a mi súplica da respuesta pronta /R (Sal 85). 5. Aclamación antes del Evangelio R Honor y gloria, a ti Señor Jesús. No quiero la muerte del pecador, sino que se arrepienta y viva, dice el Señor. R Honor y gloria, a ti Señor Jesús (Ez 33,11). 6. Evangelio (Lc 5,27-32)
Lectura del santo Evangelio según san Lucas A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, vio Jesús a un publicano, llamado Leví (Mateo), sentado en su despacho de recaudador de impuestos, y le dijo: “Sígueme”. Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió.
7. Oración sobre las ofrendas Que este sacrificio de reconciliación y de alabanza que vamos a ofrecerte, nos purifique, Señor y nos renueve, para que todos nuestros pensamientos y acciones se apeguen a tu voluntad. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Misericordia quiero y no sacrificios, dice el Señor; no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores (Mt 9,13).
9. Oración después de la comunión Señor, que este sacramento que hemos recibido, y que es fuente de vida para tu Iglesia, sea para nosotros prenda segura de salvación eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿En qué campos has de colaborar a eliminar la discriminación?
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Liturgia de las Horas 1ª Semana del Salterio - Color Litúrgico: Morado AL SEÑOR, TU DIOS, ADORARÁS No existe proporción entre la culpa y el don El autor del Génesis, inmediatamente después de la creación del ser humano, lo presenta enfrentado con la prueba. Toda su existencia se ve confrontado con la fidelidad a Dios, que lo ha creado y lo ha colocado en un “jardín de felicidad”, y la lucha por su autonomía personal. Él quiere ser el protagonista de su historia. En la narración del Génesis, el ser humano fue incapaz de superar la prueba y cedió a la tentación. La consecuencia fue fatal: la pérdida de la felicidad y tener que encararse con la muerte, como su destino final. En la lectura que hace Pablo del texto del Génesis, carga sobre el ser humano la responsabilidad de introducir el pecado en el mundo, concebido como una desobediencia a Dios. Con el pecado dejó una trágica herencia a sus descendientes. Pero Dios, por medio de su Hijo Jesucristo, hizo que donde abundó el pecado sobreabundara el don de su amor generoso, y que reinara la vida donde la muerte había ejercido su Pero Jesús le replicó: “Retírate, dominio. La solidaridad de la humanidad Satanás, porque está escrito: con el pecado, ha sido reemplazada por Adorarás al Señor, tu Dios, y a él la solidaridad con Jesús y su victoria. No sólo servirás”. (Mt 4,10) existe proporción entre el don y la culpa. El don fue superior a la culpa. Conducido por el Espíritu, Jesús se retiró al desierto Jesús está a punto de comenzar su misión mesiánica de anunciar el reino de Dios. Antes de empezar, los tres evangelistas sinópticos presentan a Jesús sometido a una prueba de autenticidad. Existían en la sociedad judía de su tiempo expectativas mesiánicas, que seducían también a sus seguidores. Jesús tiene que dejar claro que su actuación mesiánica, tanto en el anuncio como en los hechos, no se funda en el poder y en lo espectacular, sino en la actitud humilde del Siervo de Yahvé, obediente a los designios de Dios. Las tres tentaciones tienen un único objetivo: apartar a Jesús del proyecto de Dios. Mateo se sirve del Deuteronomio, donde se narran las pruebas a las que se vio sometido el pueblo. El escenario es el desierto. Para la duración elige el número cuarenta. En el primer caso se trata de años, en el de Jesús son días.
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Es importante señalar, que Jesús actúa guiado por el Espíritu de Dios. Nosotros, como pueblo de Dios y como seguidores de Jesús, estaremos sometidos durante la Cuaresma a una prueba de fidelidad, necesaria para poder hacer el camino de Jesús. El Espíritu de Dios es el que nos mueve a comenzar, y el mismo Espíritu nos guiará durante todos estos días. La prueba del mesianismo fácil Después de cuarenta días de ayuno, es natural que Jesús “sintiera hambre”. La solución más fácil es pedir a Dios el milagro: Que las piedras del desierto se conviertan en panes. Cada prueba está planteada de una forma provocadora: “Si eres Hijo de Dios” (Mt 4,3), que equivale a decir, si eres el Mesías. Dios había solucionado el hambre del pueblo con un hecho sorprendente: proporcionándoles maná. Mateo aduce unas palabras del Deuteronomio que hablan de pan. Dios está siempre dispuesto a proporcionarnos el pan. Este es el pan propio del reino de Dios: la palabra que sale de su boca. Será con la palabra humilde y sencilla, como Jesús cumplirá su misión mesiánica de anunciar la Buena Noticia del reino. Durante estos cuarenta días de Cuaresma, Dios está dispuesto a multiplicar el pan de su Palabra, para saciar nuestra hambre. No nos dejemos seducir por otros manjares tentadores, que no pueden saciar el hambre de Dios. La prueba del mesianismo poderoso En el segundo escenario, la prueba se relaciona con un mesianismo espectacular. La provocación a realizar esta clase de obras espectaculares aparecerá en el curso de su misión En la visita a Nazaret, sus vecinos le reclaman que haga allí las obras extraordinarias que realizaba en Cafarnaúm (Lc 4,23). Por su parte, los fariseos y saduceos le piden para provocarlo, que realice un señal del cielo (Mt 16,1). Para responder a la provocación, de nuevo se cita el Deuteronomio: “No pondrás a prueba al Señor, tu Dios” (Dt 6,16). No pocos discípulos tientan al Señor exigiendo milagros. Muchas veces se alimenta un tipo de devociones que propician esta concepción cuasimágica de las prácticas religiosas. La actitud de todo discípulo ha de ser el esfuerzo permanente por cumplir en la vida la voluntad de Dios. Este esfuerzo no necesita de actuaciones espectaculares de Dios. No caigamos en la tentación de poner a prueba al Señor, nuestro Dios. La prueba del mesianismo dominador del mundo En el tercer escenario, el signo de mesianismo que el tentador propone a Jesús, consiste en ofrecerle el dominio del mundo a cambio de que se postre ante él. La tentación del poder y del tener está constantemente presente. En el lenguaje popular se dice: Vender el alma al diablo. Mateo habla de “postrarse en actitud de adoración” (Mt 4,10). El dios-poder, el dios-riqueza reclaman permanentemente adoración. El reclamo de sumisión y de adoración por parte de estos dioses es muy fuerte. Durante la Cuaresma armémonos de fortaleza para no ceder a sus reclamos y seducciones. La Palabra de Dios sigue resonando en nuestros oídos: “Al Señor tu Dios adorarás, a él solo darás culto” (Dt 6,13). Prevenidos ante las pruebas que nos esperan, pongámonos en camino con Jesús, entregados a anunciar y a hacer presente en el mundo el reino de Dios. Acompañémoslo hasta el final del camino, aunque tengamos que sufrir la cruz, para compartir su gloria en la resurrección.
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1. Antífona de entrada Me invocará y yo lo escucharé; lo libraré y lo glorificaré; prolongaré los días de su vida (Sal 90,15-16).
La mujer vio que el árbol era bueno para comer, agradable a la vista y codiciable, además, para alcanzar la sabiduría. Tomó, pues, de su fruto, comió y le dio a su marido, el cual también comió. Entonces se les abrieron los ojos a los dos y se dieron cuenta de que estaban desnudos. Entrelazaron unas hojas de higuera y se las ciñeron para cubrirse. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor.
2. Oración colecta Concédenos, Dios todopoderoso, que las prácticas anuales propias de la Cuaresma nos ayuden a progresar en el conocimiento de Cristo y a llevar una vida más cristiana. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (Gén 2,7-9;3,1-7)
Lectura del libro del Génesis Después de haber creado el cielo y la tierra, el Señor Dios tomó polvo del suelo y con él formó al hombre; le sopló en las narices un aliento de vida, y el hombre comenzó a vivir. Después plantó el Señor un jardín al oriente del Edén y allí puso al hombre que había formado. El Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles, de hermoso aspecto y sabrosos frutos, y además, en medio del jardín, el árbol de la vida y el árbol del conocimiento del bien y del mal. La serpiente, que era el más astuto de los animales del campo que había creado el Señor Dios, dijo a la mujer: “¿Conque Dios les ha prohibido comer de todos los árboles del jardín?” La mujer respondió: “Podemos comer del fruto de todos los árboles del huerto, pero del árbol que está en el centro del jardín, dijo Dios: ‘No comerán de él ni lo tocarán, porque de lo contrario, habrán de morir’”. La serpiente replicó a la mujer: “De ningún modo. No morirán. Bien sabe Dios que el día que coman de los frutos de ese árbol, se les abrirán a ustedes los ojos y serán como Dios, que conoce el bien y el mal”.
4. Salmo responsorial R Misericordia, Señor, hemos pecado. L Por tu inmensa compasión y misericordia, Señor, apiádate de mí y olvida mis ofensas. Lávame bien de todos mis delitos y purifícame de mis pecados /R L Puesto que reconozco mis culpas, tengo siempre presentes mis pecados. Contra ti solo pequé, Señor, haciendo lo que a tus ojos era malo /R L Crea en mí, Señor, un corazón puro, un espíritu nuevo para cumplir tus mandamientos. No me arrojes, Señor, lejos de ti, ni retires de mí tu santo espíritu /R L Devuélveme tu salvación, que regocija, mantén en mí un alma generosa. Señor, abre mis labios y cantará mi boca tu alabanza /R (Sal 50).
5. 2ª Lectura (Rom 5,12-19)
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los romanos Hermanos: Así como por un solo hombre entró el pecado en el mundo y por el pecado entró la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, porque todos pecaron. Antes de la ley de Moisés ya existía el pecado en el mundo y, si bien es
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cierto que el pecado no se castiga cuando no hay ley, sin embargo, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, aun sobre aquellos que no pecaron como pecó Adán, cuando desobedeció un mandato directo de Dios. Por lo demás, Adán era figura de Cristo, el que había de venir. Ahora bien, el don de Dios supera con mucho al delito. Pues si por el delito de un solo hombre todos fueron castigados con la muerte, por el don de un solo hombre, Jesucristo, se ha desbordado sobre todos la abundancia de la vida y la gracia de Dios. Tampoco pueden compararse los efectos del pecado de Adán con los efectos de la gracia de Dios. Porque ciertamente, la sentencia vino a causa de un solo pecado y fue sentencia de condenación, pero el don de la gracia vino a causa de muchos pecados y nos conduce a la justificación. En efecto, si por el pecado de un solo hombre estableció la muerte su reinado, con mucha mayor razón reinarán en la vida por un solo hombre, Jesucristo, aquellos que reciben la gracia sobreabundante que los hace justos. En resumen, así como por el pecado de un solo hombre, Adán, vino la condenación para todos, así por la justicia de un solo hombre, Jesucristo, ha venido para todos la justificación que da la vida. Y así como por la desobediencia de uno, todos fueron hechos pecadores, así por la obediencia de uno solo, todos serán hechos justos. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor.
la boca de Dios. R Honor y gloria a ti, Señor Jesús (Mt 4,4).
6. Aclamación antes del evangelio R Honor y gloria a ti, Señor Jesús. No sólo de pan vive el hombre, sino también de toda palabra que sale de
7. Evangelio (Mt 4,1-11)
Lectura del santo Evangelio según san Mateo A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús fue conducido por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el demonio. Pasó cuarenta días y cuarenta noches sin comer y, al final, tuvo hambre. Entonces se le acercó el tentador y le dijo: “Si tú eres el Hijo de Dios, manda que estas piedras se conviertan en panes”. Jesús le respondió: “Está escrito: No sólo de pan vive el hombre, sino también de toda palabra que sale de la boca de Dios”. Entonces el diablo lo llevó a la ciudad santa, lo puso en la parte más alta del templo y le dijo: “Si eres el Hijo de Dios, échate para abajo, porque está escrito: Mandará a sus ángeles que te cuiden y ellos te tomarán en sus manos, para que no tropiece tu pie en piedra alguna”. Jesús le contestó: “También está escrito: No tentarás al Señor, tu Dios”. Luego lo llevó el diablo a un monte muy alto y desde ahí le hizo ver la grandeza de todos los reinos del mundo y le dijo; “Te daré todo esto, si te postras y me adoras”. Pero Jesús le replicó: “Retírate, Satanás, porque está escrito: Adorarás al Señor, tu Dios, y a él sólo servirás”. Entonces lo dejó el diablo y se acercaron los ángeles para servirle. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 8. Oración de los fieles S Estamos sobre el camino que conduce a la Pascua. Oremos, para que ningún obstáculo o enemigo nos
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desvíe del camino pascual que hoy comenzamos. A No nos dejes, Señor, caer en tentación. L Para nosotros, como Jesús, el camino de Dios está lleno de dificultades, tentaciones y obstáculos. Para que los cantos de sirena no nos desvíen del espíritu de la Cuaresma: Roguemos al Señor. A No nos dejes, Señor, caer en tentación. L La tentación del dinero injusto, del sexo fácil, del poder corrupto, amenazan a la sociedad. Para que los ciudadanos y los responsables económicos, políticos y sociales, no cedan a sus engaños: Roguemos al Señor. A No nos dejes, Señor, caer en tentación. L Jesús ha vencido al enemigo con la Palabra de Dios y con la austeridad. Para que la Palabra de Dios sea nuestro alimento, y la austeridad nos mueva a compartir: Roguemos al Señor. A No nos dejes, Señor, caer en tentación. (Intenciones libres) S No permitas, Señor, que seamos tentados sobre nuestras fuerzas,
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para que superando toda tentación, sigamos a Jesús hasta la Pascua. Él que vive y reina por los siglos. 9. Oración sobre las ofrendas Te pedimos, Señor, que estos dones que vamos a ofrecerte, nos dispongan convenientemente para el santo tiempo de la Cuaresma, que estamos iniciando. Por Jesucristo, nuestro Señor. 10. Antífona de la comunión No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que viene de Dios (Mt 4,4).
11. Oración después de la comunión Que este pan celestial alimente, Señor, en nosotros la fe, aumente la esperanza, refuerce la caridad, y nos enseñe a sentir hambre de Cristo, que es el pan vivo y verdadero, y a vivir de toda palabra que proceda de tu boca. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Ante quién te postras? ¿A Dios o a falsos dioses?
Marzo - Lunes, Feria, I Semana 14 de de Cuaresma Color Litúrgico: Morado La santidad de Dios, referente para la conducta humana La larga lista de preceptos que nos ofrece este texto, perteneciente a lo que suele llamarse Código de santidad, empieza con un enunciado fundamental: “Sean santos, porque yo, el Señor su Dios, soy santo” (Lv 19,2). Con este principio, todo comportamiento social, religioso y ético tiene como referente la santidad de Dios. La santidad pertenece al ser mismo de Dios. Imposible pensarlo sin conexión con
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la santidad, del todo inalcanzable al ser humano. Dios manifiesta su santidad en sus actuaciones y en las formas de su presencia en medio de los humanos. La santidad de Dios lo penetra todo, y ha de ser el motor último de toda conducta humana. Dos cosas llaman la atención. Primera: la importancia que se concede a los comportamientos sociales, tanto los relacionados con los ciudadanos de Israel, como los relacionados con los que han venido como emigrantes. Su máxima expresión la encontramos en estas palabras: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Lev 19,18). El Hijo del hombre colocará a unos a su derecha y a otros a su izquierda Mateo nos sitúa ante los acontecimientos finales, inspirándose en la escenografía judicial. Es una forma de decirnos, que en la vida del discípulo el amor tiene prioridad. Encontramos un juez que pronuncia sentencia: El Hijo del hombre; la concurrencia: todas las naciones de la tierra; el código utilizado en el juicio: La Buena Noticia de Jesús sobre el amor. El evangelio presenta a Jesús como figura central. El Padre ha confiado al Hijo del hombre el poder de juzgar (Jn 5,27). Otro de los mensajes es consignar la “primacía del amor”. Pablo afirma: “El amor es el cumplimiento pleno de la ley” (Rom 13,10). Aquí hay que afirmar: el que en el amor ha sido, queda aprobado en los restantes preceptos de la ley. Jesús nos guarda una sorpresa para la evaluación final: “Todo lo que hicieron a estos más pequeños me lo hicieron a mí” (Mt 25,40). En el evangelio los pequeños no representan sólo a los niños. Los pequeños son los pobres, que no tienen para comer y vestir; los que están privados de libertad en la cárcel, condenados a la soledad, y en muchos casos sin haber sido condenados; los enfermos, que esperan cariño y la atención sanitaria que se merecen como personas y ciudadanos. P. Antonio Danoz, redentorista
1. Antífona de entrada Así como la esclava en su señora, tiene fijos los ojos, fijos en el Señor están los nuestros, hasta que Dios se apiade de nosotros. Ten piedad de nosotros, ten piedad (Sal 122,23).
2. Oración colecta Conviértenos a ti, Dios salvador nuestro, y ayúdanos a progresar en el conocimiento de tu palabra para que esta Cuaresma nos sea provechosa. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (Lv 19,1-2.11-18)
Lectura del libro del Levítico En aquellos días, dijo el Señor a Moisés: “Habla a la asamblea de
los hijos de Israel y diles: ‘Sean santos, porque yo, el Señor, soy santo. No hurtarán. No mentirán ni engañarán a su prójimo. No jurarán en falso por mi nombre; eso sería profanar el nombre de su Dios. Yo soy el Señor. No oprimas ni explotes a tu prójimo. No retengas hasta el día siguiente el salario del que trabaja para ti. No maldigas al sordo, ni pongas tropiezos ante el ciego. Teme a tu Dios. Yo soy el Señor. No seas injusto en la sentencia, ni por favorecer al pobre ni por respeto al poderoso. Juzga con justicia a tu prójimo. No andes calumniando a los tuyos ni des testimonio contra la vida de tu prójimo. Yo soy el Señor. No odies a tu hermano ni en lo se-
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creto de tu corazón. Trata de corregirlo, para que no cargues tú con su pecado. No te vengues ni guardes rencor a los hijos de tu pueblo. Ama a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor’”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Tus palabras, Señor, son espíritu y vida. L La ley del Señor es perfecta del todo y reconforta el alma; inmutables son las palabras del Señor y hacen sabio al sencillo /R L En los mandamientos del Señor hay rectitud y alegría para el corazón; son luz los preceptos del Señor para alumbrar el camino /R L La voluntad del Señor es santa y para siempre estable; los mandatos del Señor son verdaderos y enteramente justos /R L Que te sean gratas las palabras de mi boca y los anhelos de mi corazón. Haz, Señor, que siempre te busque, pues eres mi refugio y salvación /R (Sal 18).
5. Aclamación antes del evangelio R Honor y gloria a ti, Señor Jesús. Éste es el tiempo favorable, éste es el día de la salvación. R Honor y gloria a ti, Señor Jesús (2Co 6,2). 6. Evangelio (Mt 25,31-46)
Lectura del santo Evangelio según san Mateo A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Cuando venga el Hijo del hombre, rodeado de su gloria, acompañado de todos sus ángeles, se sentará en su trono de gloria. Entonces serán congregadas ante él todas las naciones, y él apartará
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a los unos de los otros, como aparta el pastor a las ovejas de los cabritos, y pondrá a las ovejas a su derecha y a los cabritos a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: ‘Vengan, benditos de mi Padre; tomen posesión del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo; porque estuve hambriento y me dieron de comer, sediento y me dieron de beber, era forastero y me hospedaron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, encarcelado y fueron a verme’. Los justos le contestarán entonces: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o encarcelado y te fuimos a ver?’ Y el rey les dirá: ‘Yo les aseguro que, cuando lo hicieron con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo hicieron’. Entonces dirá también a los de su izquierda: ‘Apártense de mí, malditos; vayan al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles; porque estuve hambriento y no me dieron de comer, sediento y no me dieron de beber, era forastero y no me hospedaron, estuve desnudo y no me vistieron, enfermo y encarcelado y no me visitaron’. Entonces ellos le responderán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de forastero o desnudo, enfermo o encarcelado y no te asistimos?’ Y él les replicará: ‘Yo les aseguro que, cuando no lo hicieron con uno de aquellos más insignificantes, tampoco lo hicieron conmigo’. Entonces irán éstos al castigo eterno y los justos a la vida eterna”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús.
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15 de Marzo - Martes, Feria, I Semana de Cuaresma
7. Oración sobre las ofrendas Que estas ofrendas que te presentamos como signo de nuestra entrega a ti, santifiquen, Señor, con tu gracia, nuestra vida y nos obtengan el perdón de tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión En verdad les digo que cuanto hicieron con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo han hecho, dice el Señor. Vengan, benditos de mi Padre, y tomen posesión del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo (Mt 25,40.34).
9. Oración después de la comunión Concédenos, Señor, encontrar en esta comunión fuerza para el cuerpo y para el alma a fin de que, renovados completamente, podamos gloriarnos de la plenitud de tu redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Qué lugar ocupa el amor en tus prácticas cuaresmales?
Marzo - Martes, Feria, I Semana 15 dedeCuaresma Color Litúrgico: Morado La Palabra no vuelve a Dios vacía Ben Sirá proclama la fuerza creadora de la Palabra: “Por la Palabra de Dios son creadas sus obras” (Eclo 42,15). La Palabra de Dios está dotada de poder. El autor del Génesis atribuye la obra de la creación al poder de la Palabra de Dios. Una vez salida de su boca, la Palabra de Dios no vuelve vacía y sin dar fruto. Cuando la pone en boca del profeta, le comunica el poder de arrancar y arrasar, de destruir y de derribar, de edificar y plantar” (Jer 1,9-10). El “segundo Isaías” se hace también eco del poder de la Palabra de Dios que realiza todo lo que proclama. El profeta se sirve del símil de la lluvia y de la nieve, para manifestar el dinamismo de la Palabra de Dios. El agua al caer sobre la tierra la empapa, la fecunda, la hace producir fruto. Lo mismo sucede con la Palabra de Dios. No regresa a él sin haber producido el fruto deseado. La Cuaresma es un tiempo de siembra. La Palabra de Dios cae en el corazón de cada persona. El Señor espera que produzca su fruto. Cuando recen digan: “¡Padre que estás en el cielo!” La oración es una de las actividades típicas de la Cuaresma. Mateo y Lucas nos han transmitido una oración que existía en las comunidades. Se la llamaba: la oración del Señor, porque se pensaba que había salido de la boca de Jesús. Lucas la presenta, como la oración que identifica a los discípulos de Jesús: “Enséñanos a orar, como enseñó Juan a sus discípulos” (Lc 11,1). La primera palabra: Padre, representa una visión nueva de Dios, y un nuevo estilo de orar. Se basa en la experiencia humana de la relación de un hijo con su padre o con su madre. Al pronunciar la primera palabra, estamos haciendo una confesión de fe en Dios típicamente cristiana.
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Las tres primeras peticiones se centran en Dios. Hay que reconocer su grandeza y manifestarlo: “Santificado sea tu nombre” (Mt 6,9). La segunda petición se relaciona estrechamente con la misión de Jesús: hacer presente en el mundo el reino de Dios. Esto se habrá conseguido, el día que la humanidad cumpla los designios de Dios sobre ella. La segunda parte se centra sobre las personas. La cuarta petición se relaciona con la conversión: Pedimos a Dios que nos perdone, y a la vez le manifestamos nuestra conversión, perdonando a los demás (Mt 6,12). Nuestra fe, nuestro amor, nuestra conversión están sometidos continuamente a prueba. Le pedimos a Dios la fortaleza para que no nos dejemos vencer por el maligno. P. Antonio Danoz, redentorista
1. Antífona de entrada Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación. Desde siempre y por siempre tú eres Dios (Sal 89,1-2).
2. Oración colecta Mira, Señor, con misericordia a tu pueblo que en estos días de Cuaresma usa con moderación de los bienes del cuerpo y aviva en su espíritu el deseo de poseerte. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (Is 55,10-11)
Lectura del libro del profeta Isaías Esto dice el Señor: “Como bajan del cielo la lluvia y la nieve y no vuelven allá, sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, a fin de que dé semilla para sembrar y pan para comer, así será la palabra que sale de mi boca: no volverá a mí sin resultado, sino que hará mi voluntad y cumplirá su misión”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R El Señor libra al justo de todas sus angustias. L Proclamemos la grandeza del Señor y alabemos todos juntos su poder. Cuando acudí al Señor, me
hizo caso y me libró de todos mis temores /R L Confía en el Señor y saltarás de gusto, jamás te sentirás decepcionado, porque el Señor escucha el clamor de los pobres y los libra de todas sus angustias /R L Los ojos del Señor cuidan al justo y a su clamor están atentos sus oídos. Contra el malvado, en cambio, está el Señor, para borrar de la tierra su recuerdo /R L Escucha el Señor al hombre justo y lo libra de todas sus congojas. El Señor no está lejos de sus fieles y levanta a las almas abatidas /R (Sal 33).
5. Aclamación antes del Evangelio R Honor y gloria a ti, Señor Jesús. No sólo de pan vive el hombre, sino también de toda palabra que sale de la boca de Dios. R Honor y gloria a ti, Señor Jesús (Mt 4,4). 6. Evangelio (Mt 6,7-15)
Lectura del santo Evangelio según san Mateo A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Cuando ustedes hagan oración no hablen mucho, como los paganos, que se imaginan que a fuerza de mucho hablar, serán
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16 de Marzo - Miércoles, Feria I Semana de Cuaresma
escuchados. No los imiten, porque el Padre sabe lo que les hace falta, antes de que se lo pidan. Ustedes, pues, oren así: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga tu Reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en tentación y líbranos del mal. Si ustedes perdonan las faltas a los hombres, también a ustedes los perdonará el Padre celestial. Pero si ustedes no perdonan a los hombres, tampoco el Padre les perdonará a ustedes sus faltas”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Acepta, Señor y creador todopoderoso, los dones que hemos recibido de tu generosidad y convierte
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el pan y el vino que nos has dado para nuestra vida cotidiana en sacramento de salvación eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Tú, Dios, defensor mío, que me escuchaste cuando te invoqué y me consolaste en la tribulación ten piedad de mí y escucha mi plegaria (Sal 4,2).
9. Oración después de la comunión Que esta Eucaristía nos ayude, Señor, a moderar las pasiones y los deseos terrenos y a buscar tu justicia y tu Reino. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Ocupa el padrenuestro el lugar que le corresponde en tu oración?
de Marzo - Miércoles, Feria I Semana de Cuaresma
Color Litúrgico: Morado Un profeta “rebelde”, que es un gran profeta Esta historia-parábola de Jonás nos ofrece una serie de enseñanzas ciertamente interesantes. En primer lugar, se nos presenta como un “profeta rebelde”. De primeras, se niega a ser profeta. Pero Dios lo esperaba, y al final sale con la suya. Queda de manifiesto, que rebelarse contra Dios es inútil. A la segunda fue la vencida. Jonás obedece a los designios de Dios y se dirige a Nínive a cumplir su misión profética. Ahora resulta que el “profeta rebelde” resulta ser un “gran profeta”. Otros profetas desarrollaron su misión entre los ciudadanos del pueblo de Dios, en su propia tierra o en el exilio. Jonás no. A Jonás Dios lo envía a un pueblo pagano, para que le anuncie la conversión. Si nos atenemos al relato, ese pueblo pagano escucha la voz del profeta. Todos se convirtieron e hicieron penitencia, desde el rey hasta el último ciudadano. Algunos de los signos de conversión que ofrece este libro han sido asumidos por la Iglesia: el símbolo de los cuarenta días, la ceniza, el ayuno, la oración.
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Son varias las enseñanzas de esta palabra de Dios. Jonás fue el primero que tuvo que convertirse, para ser anunciador de la conversión. No hay que dar a nadie por perdido: también un pueblo pagano puede convertirse. Finalmente, Dios no excluye a nadie de su misericordia. Lo que quiere es que todos se conviertan y se salven. No recibirán más señal que la de Jonás Jesús acaba de proclamar una bienaventuranza: “Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen” (Lc 11,28). No era precisamente ésta la actitud de muchos que seguían a Jesús. Lo que les interesaba eran los signos milagrosos que realizaba, más que la Buena Noticia que anunciaba, y el llamado a la conversión que proclamaba. Los signos milagrosos que Jesús realizaba era una forma de darse a conocer ante el pueblo y de llamar a la conversión. Jesús dirige una dura denuncia contra aquella generación, que por medio de los signos que realizaba no fueron capaces de reconocer, que allí había alguien más importante que Jonás, el profeta que había predicado en Nínive la conversión. Este tiempo de Cuaresma es muy propicio para examinarnos, como discípulos y como comunidad, sobre la lectura que hacemos de los signos milagrosos de Jesús. Jesús denuncia a las gentes de su tiempo por verlo como milagrero, más que como anunciador de la Buena Noticia que conduce a la conversión. También los evangelizadores han de examinarse, para ver si no están orientando a la comunidad hacia un Jesús milagrero, que no es el que nos ofrecen los evangelios. P. Antonio Danoz, redentorista
1. Antífona de entrada Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas y no permitas que nos derrote el enemigo. Sálvanos, Dios de Israel, de todas nuestras angustias (Sal 24,6.3.22). 2. Oración colecta Mira, Señor, con bondad a tu pueblo, que con fervor desea entregarse más a ti y concédele que la práctica de las buenas obras renueve su alma, ya que con sus privaciones se esfuerza por dominar su cuerpo. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (Jon 3,1-10)
Lectura del libro del profeta Jonás En aquellos días, el Señor volvió a hablar a Jonás y le dijo: “Levántate y vete a Nínive, la gran capital, para anunciar ahí el mensaje que te voy a indicar”.
Se levantó Jonás y se fue a Nínive, como le había mandado el Señor. Nínive era una ciudad enorme: hacían falta tres días para recorrerla. Jonás caminó por la ciudad durante un día, pregonando: “Dentro de cuarenta días Nínive será destruida”. Los ninivitas creyeron en Dios, ordenaron un ayuno y se vistieron de sayal, grandes y pequeños. Llegó la noticia al rey de Nínive, que se levantó del trono, se quitó el manto, se vistió de sayal, se sentó sobre ceniza y en nombre suyo y de sus ministros, mandó proclamar en Nínive el siguiente decreto: “Que hombres y animales, vacas y ovejas, no prueben bocado, que no pasten ni beban; que todos se vistan de sayal e invoquen con fervor a Dios y que cada uno se arrepienta de su mala vida y deje de cometer injusticias. Quizá Dios se arrepienta
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y nos perdone, aplaque el incendio de su ira y así no moriremos”. Cuando Dios vio sus obras y cómo se convertían de su mala vida, cambió de parecer y no les mandó el castigo que había determinado imponerles. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R A un corazón contrito, Señor, no lo desprecias. L Por tu inmensa compasión y misericordia, Señor, apiádate de mí y olvida mis ofensas. Lávame bien de todos mis delitos y purifícame de mis pecados /R L Crea en mí, Señor, un corazón puro, un espíritu nuevo para cumplir tus mandamientos. No me arrojes, Señor, lejos de ti, ni retires de mí tu santo espíritu /R L Tú, Señor, no te complaces en los sacrificios y si te ofreciera un holocausto, no te agradaría. Un corazón contrito te presento y a un corazón contrito, tú nunca lo desprecias /R (Sal 50).
5. Aclamación antes del Evangelio R Honor y gloria a ti, Señor Jesús. Todavía es tiempo, dice el Señor. Arrepiéntanse de todo corazón y vuélvanse a mí, que soy compasivo y misericordioso. R Honor y gloria a ti, Señor Jesús (Jl 2,12-13). 6. Evangelio (Lc 11,29-32)
Lectura del santo Evangelio según san Lucas A Gloria a ti, Señor. En aquel tiempo, la multitud se apiñaba alrededor de Jesús y éste comenzó a decirles: “La gente de este tiempo es una gente perversa. Pide una señal, pero no se le dará más señal que la de Jonás. Pues así
como Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para la gente de este tiempo. Cuando sean juzgados los hombres de este tiempo, la reina del sur se levantará el día del juicio para condenarlos, porque ella vino desde los últimos rincones de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón. Cuando sea juzgada la gente de este tiempo, los hombres de Nínive se levantarán el día del juicio para condenarla, porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Te presentamos, Señor, este pan y este vino que tú mismo nos has dado para que te los ofreciéramos, a fin de que, al convertirlos tú en el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, nos obtengan la salvación eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Que se alegren, Señor, cuantos en ti confían, que se regocijen eternamente porque tú estás con ellos (Sal 5,12).
9. Oración después de la comunión Tú, Señor, que no cesas de invitarnos a tu mesa, concédenos que la recepción de este sacramento sea para nosotros fuente de vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Cuál es tu actitud ante los milagros de Jesús?
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de Marzo - Jueves, Feria, se puede hacer la Conmemoración de San Patricio, Obispo
Color Litúrgico: Morado Protégeme, Señor, que todo lo sabes El pueblo judío se encuentra en el exilio y se encuentra en un grave peligro. De en medio del pueblo surge una mujer sencilla, pero valiente, y emprende una acción arriesgada que resultó ser exitosa. Este libro de carácter sapiencial nos ofrece enseñanzas de solidaridad, de audacia y generosidad para afrontar riesgos a favor de los demás. También nos ofrece el testimonio de orantes, que ante la dificultad acuden al Señor. La orante de hoy es Ester. Ante el peligro inminente que se cierne sobre el pueblo, Ester decide presentarse al rey, con el riesgo de perder la vida. Antes de emprender el camino al encuentro del rey, invoca al Señor. Ester manifiesta una fe inquebrantable en Dios desde su infancia. Se trata de la oración del débil y desvalido, que tiene que enfrentarse con el poderoso. Para conseguir el éxito en la acción que se dispone a emprender a favor de su pueblo, su único punto de apoyo es Dios. A él acude pidiendo valor y la palabra oportuna: “Pon en mi boca el discurso acertado cuando tenga que hablar” (Est 14,13). El Padre del cielo da cosas buenas al que se las pide Las propuestas radicales que Jesús hace en el discurso sobre el monte no son fáciles de llevar a la práctica. Necesitamos de una fortaleza que sólo Dios puede conceder. De ahí la insistencia de Jesús: busquen, llamen, pidan. Ante la búsqueda, la llamada y la oración, Dios no se puede mostrar indiferente. Para hacer más asequible su enseñanza, Jesús acude a la experiencia cotidiana. Pensar que Dios se desentiende y no nos escucha, sería colocarlo a un nivel inferior a un padre o una madre. Si un padre o una madre entregan una piedra o una serpiente al hijo que le pide pan o un pescado, decimos que no tiene corazón. Es impensable que Dios pueda negarnos cualquier cosa buena que le pidamos. Lucas determina más el don: se trata del Espíritu Santo. “¡Cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan!” (Lc 11,13). Durante la Cuaresma, busquemos, llamemos, pidamos el don del Espíritu Santo. Seguro que Dios no nos lo negará. El santo de hoy: San Patricio (390-465?) Nace en Escocia. Cuando tenía 16 años fue raptado y vendido. En la fe recibió la fuerza para superar su situación. Pasa a Francia donde es ordenado diácono. En el año 432 fue ordenado obispo para Irlanda. Recorrió el país predicando el Evangelio. Fue un gran místico y un gran evangelizador, creador de numerosas comunidades cristianas en su país. Los emigrantes irlandeses llevaron su nombre a Estados Unidos. La catedral de Nueva York tiene a san Patricio como titular. P. Antonio Danoz, redentorista
1. Antífona de entrada Señor, oye mis palabras, escucha mi lamento, haz caso de mi voz suplicante, Rey mío y Dios mío (Sal 5,2-3).
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17 de Marzo - Jueves, Conmemoración de San Patricio
2. Oración colecta Dios nuestro, que enviaste a tu obispo san Patricio a predicar el Evangelio a los habitantes de Irlanda, haz que, por su intercesión, los cristianos anunciemos a todos tu verdad y tu amor, con nuestra vida diaria. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (Est 14,1.3-5.12-14)
Lectura del libro de Ester En aquellos días, la reina Ester, ante el mortal peligro que amenazaba a su pueblo, buscó refugio en el Señor y se postró en tierra con sus esclavas, desde la mañana hasta el atardecer. Entonces suplicó al Señor, diciendo: “Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob, ¡bendito seas! Protégeme, porque estoy sola y no tengo más defensor que tú, Señor, y voy a jugarme la vida. Señor, yo sé, por los libros que nos dejaron nuestros padres, que tú siempre salvas a los que te son fieles. Ayúdame ahora a mí, porque no tengo a nadie más que a ti, Señor y Dios mío. Ayúdame, Señor, pues estoy desamparada. Pon en mis labios palabras acertadas, cuando esté en presencia del león y haz que yo le agrade, para que su corazón se vuelva en contra de nuestro enemigo, para ruina de éste y de sus cómplices. Con tu poder, Señor, líbranos de nuestros enemigos. Convierte nuestro llanto en alegría y haz que nuestros sufrimientos nos obtengan la vida”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R De todo corazón te damos gracias, Señor.
L De todo corazón te damos gracias, Señor, porque escuchaste nuestros ruegos. Te cantaremos delante de tus ángeles, te adoraremos en tu templo /R L Señor, te damos gracias por tu lealtad y por tu amor: siempre que te invocamos nos oíste y nos llenaste de valor /R L Que todos los reyes de la tierra te reconozcan, al escuchar tus prodigios. Que alaben tus caminos, porque tu gloria es inmensa /R L Tu mano, Señor, nos pondrá a salvo, y así concluirás en nosotros tu obra. Señor, tu amor perdura eternamente; obra tuya soy, no me abandones /R (Sal 137). 5. Aclamación antes del Evangelio R Honor y gloria a ti, Señor Jesús. Crea en mí, Señor, un corazón puro y devuélveme tu salvación, que regocija. R Honor y gloria a ti, Señor Jesús (Sal 50,12.14). 6. Evangelio (Mt 7,7-12)
Lectura del santo Evangelio según san Mateo A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; toquen y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que toca, se le abre. ¿Hay acaso entre ustedes alguno que le dé una piedra a su hijo, si éste le pide pan? Y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Si ustedes, a pesar de ser malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, con cuanta mayor razón el Padre, que está en los cielos, dará cosas buenas a quienes se las pidan. Traten a los demás como quieren que ellos los
18 de Marzo - Viernes, Conmemoración de San Cirilo de Jerusalén
traten a ustedes. En esto se resumen la ley y los profetas”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Acepta, Señor, en tu bondad las ofrendas y súplicas que te presentamos, y convierte a ti nuestros corazones. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que toca, se le abrirá (Mt 7,8).
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9. Oración después de la comunión Concédenos, Señor Dios nuestro, que el sacramento que nos has dado como ayuda para nuestra salvación, nos sirva de auxilio tanto para esta vida como para la futura. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Qué es lo que pides a Dios con prioridad en tu oración?
Marzo - Viernes, Feria, se puede hacer la Conm. 18 de de San Cirilo de Jerusalén, Ob. y Doc. de la Ig. Color Litúrgico: Morado Quiero que el malvado se convierta y viva Existía un dicho que decía: “los padres comieron las uvas agrias y los hijos sufren el mal de dientes” (Jer 18,2). Para los contemporáneos de Ezequiel, este principio explicaba el exilio que estaban sufriendo. El profeta anuncia que esa no es la forma de actuar de Dios. La justicia de Dios sigue otros caminos. Dios busca en cada momento la salvación y la vida para todos. Cada persona es responsable de sus actos, y Dios da a cada cual lo que se merece. El que es justo goza de la benevolencia de Dios mientras practica la justicia. Si se aparta del camino de Dios, “por el pecado que cometió morirá” (Ez 18,13). Dios no quiere la muerte del malvado. Lo que le propone es que cambie de conducta y practique el derecho y la justicia. Si el malvado recapacita y se convierte de la maldad que hizo, “él mismo salvará su vida” (Ez 18,23). La Cuaresma es un tiempo idóneo para recapacitar. Respecto a lo bueno que hemos hecho, tratemos de multiplicarlo; respecto al mal, el camino es el arrepentimiento de lo malo hecho, y emprender el camino de Jesús que conduce siempre al bien. El Señor repite: “Yo no quiero la muerte de nadie. Conviértanse y vivirán” (Ez 18,32). Reconcíliate con el hermano, antes de presentar tu ofrenda En el discurso del monte, Jesús exige una conversión significativa: hay que abandonar la forma de actuar de los fariseos y maestros de la ley, para entrar en el reino de los cielos. La primera de las seis antítesis, tiene como objetivo el servicio a la vida. Jesús
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no anula el mandamiento de la ley: No matarás. Pero lo lleva a una mayor radicalidad. No basta con respetar la vida. Hay que respetar la dignidad sagrada de la persona y todos sus derechos. Hasta el más mínimo insulto Dios lo tiene en cuenta. La reconciliación es la vía para solucionar los pleitos. Esta reconciliación la exige el Señor, para presentarse ante él a la hora de celebrar cualquier acto de culto. “Reconcíliate primero con el hermano, y después vuelve a presentar tu ofrenda” (Mt 5,24). El llamado de Jesús a la conversión se dirige a cada persona y a las comunidades. Hay personas que se acercan con una tranquilidad asombrosa al altar del Señor, con rencor en el corazón, con pleitos con los hermanos. El santo de hoy: San Cirilo de Jerusalén (315-387).Todo lo que conocemos de este santo está estrechamente ligado a Jerusalén, sede de la que fue obispo. En su tiempo gozaba de gran importancia. Su vida y ministerio fue difícil. Por tres veces fue exilado. Participó en el concilio II de Constantinopla. Fue un gran catequista. Se hicieron famosas sus Catequesis, llamadas mistagógicas, dirigidas a los recién bautizados. Suya es su frase: «El cristiano es portador de Cristo». P. Antonio Danoz, redentorista
1. Antífona de entrada Sálvame, Señor, de todas mis angustias. Mira mis trabajos y mis penas, y perdona todos mis pecados (Sal 24,17-18).
2. Oración colecta Dios nuestro, que por medio de las enseñanzas de san Cirilo de Jerusalén hiciste comprender mejor a tu Iglesia el misterio de la salvación, concédenos, por sus méritos, conocer y amar más profundamente a Cristo, nuestro salvador, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. 3. 1ª Lectura (Ez 18,21-28)
Lectura del libro del profeta Ezequiel Esto dice el Señor: “Si el pecador se arrepiente de los pecados cometidos, guarda mis preceptos y practica la rectitud y la justicia, ciertamente vivirá y no morirá; no me acordaré de los delitos que cometió; vivirá a causa de la justicia que practicó. ¿Acaso quiero yo la muerte del pe-
cador, dice el Señor, y no más bien que enmiende su conducta y viva? Si el justo se aparta de su justicia y comete maldad, no se recordará la justicia que hizo. Por la iniquidad que perpetró, por el pecado que cometió, morirá. Y si dice: ‘No es justo el proceder del Señor’, escucha, casa de Israel: ¿Conque es injusto mi proceder? ¿No es más bien el proceder de ustedes el injusto? Cuando el justo se aparta de su justicia, comete la maldad y muere; muere por la maldad que cometió. Cuando el pecador se arrepiente del mal que hizo y practica la rectitud y la justicia, él mismo salva su vida. Si recapacita y se aparta de los delitos cometidos, ciertamente vivirá y no morirá”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Perdónanos, Señor, y viviremos. L Desde el abismo de mis pecados clamo a ti; Señor, escucha mi clamor; que estén atentos tus oídos a mi voz suplicante /R
18 de Marzo - Viernes, Conmemoración de San Cirilo de Jerusalén
L Si conservaras el recuerdo de las culpas, ¿quién habría, Señor, que se salvara? Pero de ti procede el perdón, por eso con amor te veneramos /R L Confío en el Señor, mi alma espera y confía en su palabra; mi alma aguarda al Señor, mucho más que a la aurora el centinela /R L Como aguarda a la aurora el centinela, aguarde Israel al Señor, porque del Señor viene la misericordia y la abundancia de la redención, y él redimirá a su pueblo de todas sus iniquidades /R (Sal 129). 5. Aclamación antes del Evangelio R Honor y gloria a ti, Señor Jesús. Purifíquense de todas sus iniquidades; renueven su corazón y su espíritu, dice el Señor. R Honor y gloria a ti, Señor Jesús (Ez 18,31). 6. Evangelio (Mt 5,20-26)
Lectura del santo Evangelio según san Mateo A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Les aseguro que si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, ciertamente no entrarán ustedes en el Reino de los cielos. Han oído ustedes que se dijo a los antiguos: No matarás y el que mate será llevado ante el tribunal. Pero yo les digo: Todo el que se enoje con su hermano, será llevado también ante el tribunal; el que insulte a su hermano, será llevado ante el tribunal supremo, y el que lo desprecie, será llevado al fuego del lugar de castigo. Por lo tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano
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tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda junto al altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano, y vuelve luego a presentar tu ofrenda. Arréglate pronto con tu adversario, mientras vas con él por el camino; no sea que te entregue al juez, el juez al policía y te metan a la cárcel. Te aseguro que no saldrás de ahí hasta que hayas pagado el último centavo”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Acepta, Señor, estas ofrendas por medio de las cuales has querido misericordiosamente devolvernos tu amistad y darnos la salvación eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Tan cierto como que vivo, dice el Señor, no quiero la muerte del pecador, sino que se convierta y viva (Ez 33,11).
9. Oración después de la comunión Que la recepción de tu sacramento nos renueve, Señor, y, purificados de toda maldad, nos haga participar de los bienes de la redención. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Te has reconciliado con el hermano/a, antes de acercarte al altar?
San Cirilo de Jerusalén, Obispo y Doctor de la Iglesia
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de Marzo - Sábado, San José, Esposo de la Bienaventurada Vg. Mª, S
Color Litúrgico: Blanco Estableceré después de ti un descendiente Dios anuncia a David por medio del profeta Natán: “Estableceré después de ti un descendiente tuyo, nacido de tus entrañas, y consolidaré tu reino” (2Sam 7,12). A partir de esta promesa, extradición bíblica persiste la creencia de que el Mesías será descendiente de David. Fiel a esta tradición, el evangelio de Mateo introduce a David en el segundo tramo de la genealogía de Jesús. El evangelista llama a José, hijo de David, de cuyo tronco “nació Jesús, llamado Mesías” (Mt 1,17.20). A José se le encargó poner el nombre: Jesús. En el nombre está señalada su misión: “Él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mt 1,21). La estrecha relación de Jesús con David la reconocen los fariseos en sus discusiones. A la pregunta de quién es hijo el Mesías, los fariseos no dudan en afirmar: “de David”. José, un hombre justo El evangelio de Mateo, al trazar el perfil de José, dice que “es un hombre justo”. Para los autores bíblicos, “justo” es aquel que conforma su vida y su conducta con el orden establecido por Dios. Lo manifiesta de modo especial, cumpliendo todos sus mandatos. El salmo 112 está dedicado por entero al elogio del hombre justo. El “justo” goza de felicidad, respeta al Señor, ama con pasión los mandamientos: es compasivo, clemente y justo. “Da con largueza a los pobres, su generosidad dura por siempre” (Sal 112, 9). José da pruebas de que es un hombre Justo en su forma de actuar respecto a María. En un primer momento se encuentra desconcertado. Podía haber denunciado a María, y no lo hizo. Por encima de todo procuró no delatarla, para no ponerla en evidencia ante la gente. Abandonarla en secreto le parecía la solución más adecuada. Con el anuncio del mensajero las cosas se aclararon. Fiel colaborador del misterio de la salvación Muy al estilo de otras narraciones bíblicas de misión, el mensajero explica a José los planes de Dios para su vida. En el primer momento queda desconcertado. Cuando descubre la colaboración que Dios le pide, relacionada con la salvación de la humanidad, José recibe a María como esposa en su casa. Los llamados evangelios de la infancia nos ofrecen una serie de eventos, en los cuales José aparece al lado de María y de Jesús. Muchos de ellos están estrechamente relacionados con las prescripciones de la ley respecto a los pasos que ha de seguir todo niño israelita, desde que nace hasta cumplir los doce años. En todos ellos, José está presente como “hombre justo”, cumpliendo con fidelidad lo que dispone la ley del Señor. Tres virtudes características se manifiestan en él: la obediencia a los planes de Dios, la humildad y la fidelidad. El santo de hoy: San José, Esposo de la Virgen María San José es cabeza de la Sagrada Familia. El hombre en quien Dios confió sus más valiosos tesoros. Esposo de María Santísima, padre virginal de Jesús. No hay en el cielo santo más grande después de su esposa, María. El Papa Pío IX nombró a San José, en 1847, Patrono de la Iglesia universal. Si la fiesta, 19 de marzo, cae en Semana Santa, se anticipa al primer sábado anterior a ella. Esta festividad, que ya existía en numerosos lugares, se fijó en
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esta fecha durante el siglo XV y luego se extendió a toda la Iglesia como fiesta de precepto en 1621. La paternidad de San José alcanza no sólo a Jesús sino a la misma Iglesia, que continúa en la tierra la misión salvadora de Cristo. El Papa Juan XXIII incorporó su nombre al Canon Romano, para que todos los cristianos -en el momento en que Cristo se hace presente en el altar- veneremos su memoria. P. Antonio Danoz, redentorista
1. Antífona de entrada Celebremos con alegría la fiesta de san José, el siervo prudente y fiel, a quien el Señor puso al frente de su familia (Lc 12,42). 2. Oración colecta Dios todopoderoso, que quisiste poner bajo la protección de san José el nacimiento y la infancia de nuestro Redentor, concédele a tu Iglesia proseguir y llevar a término, bajo su patrocinio, la obra de la redención humana. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura
L Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor y daré a conocer que su fidelidad es eterna, pues el Señor ha dicho: “Mi amor es para siempre y mi lealtad, más firme que los cielos /R L Un juramento hice a David, mi servidor, una alianza pacté con mi elegido: ‘Consolidaré tu dinastía para siempre y afianzaré tu trono eternamente’ /R L El me podrá decir: “Tú eres mi padre, el Dios que me protege y que me salva’. Yo jamás le retiraré mi amor ni violaré el juramento que le hice” /R (Sal 88).
(2Sam 7,4-5.12-14.16)
5. 2ª Lectura
Lectura del segundo libro de Samuel En aquellos días, el Señor le habló al profeta Natán y le dijo: “Ve y dile a mi siervo David que el Señor le manda decir esto: ‘Cuando tus días se hayan cumplido y descanses para siempre con tus padres, engrandeceré a tu hijo, sangre de tu sangre, y consolidaré su reino. Él me construirá una casa y yo consolidaré su trono para siempre. Yo seré para él un padre y él será para mí un hijo. Tu casa y tu reino permanecerán para siempre ante mí; y tu trono será estable eternamente’”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor.
(Rom 4,13.16-18.22)
4. Salmo responsorial R Su descendencia perdurará eternamente.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los romanos Hermanos: La promesa que Dios hizo a Abraham y a sus descendientes, de que ellos heredarían el mundo, no dependía de la observancia de la ley, sino de la justificación obtenida mediante la fe. En esta forma, por medio de la fe, que es gratuita, queda asegurada la promesa para todos sus descendientes, no sólo para aquellos que cumplen la ley, sino también para todos los que tienen la fe de Abraham. Entonces, él es padre de todos nosotros, como dice la Escritura: Te he constituido padre de todos los pueblos. Así pues, Abraham es nuestro padre delante de aquel Dios en quien creyó y que da la vida a los muertos
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y llama a la existencia a las cosas que todavía no existen. Él, esperando contra toda esperanza, creyó que habría de ser padre de muchos pueblos, conforme a lo que Dios le había prometido: Así de numerosa será tu descendencia. Por eso, Dios le acreditó esta fe como justicia. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 6. Aclamación antes del Evangelio R Honor y gloria a ti, Señor Jesús. Dichosos los que viven en tu casa; siempre, Señor, te alabarán. R Honor y gloria a ti, Señor Jesús (Sal 83,5).
7. Evangelio (Mt 1,16.18-21.24)
Lectura del santo Evangelio según san Mateo A Gloria a ti, Señor Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo. Cristo vino al mundo de la siguiente manera: Estando María, su madre, desposada con José y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo. José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto. Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños: “José, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”. Cuando José despertó de aquel sueño, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús.
8. Oración de los fieles S Oremos a Dios Padre, por la intercesión de san José, a quien puso al frente del hogar de su Hijo, en Nazaret. L Por la Iglesia, la gran familia de los hijos de Dios, roguemos al Señor. A Te lo pedimos, Señor. L Por los hogares cristianos y por todos los hogares del mundo, roguemos al Señor. A Te lo pedimos, Señor. L Por los gobernantes, responsables de la institución familiar y de la convivencia de todos los ciudadanos, roguemos al Señor. A Te lo pedimos, Señor. L Por los enfermos y los agonizantes, roguemos al Señor. A Te lo pedimos, Señor. L Por los que se sienten angustiados, roguemos al Señor. A Te lo pedimos, Señor. L Por nosotros, llamados a vivir en la oscuridad y a la luz de la fe, que contemplamos el ejemplo luminoso de san José, cuya vida estuvo escondida con Cristo en Dios, roguemos al Señor. A Te los pedimos, Señor. (Intenciones libres) S Escucha, Señor, nuestras súplicas, que hoy te recomienda san José, protector e intercesor de tu Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. 8. Oración sobre las ofrendas Concédenos, Señor, celebrar esta Eucaristía con el mismo amor y pureza de corazón, con que se entregó san José a servir a tu Hijo unigénito, nacido de la Virgen María. Por Jesucristo, nuestro Señor. 9. Antífona de la comunión Alégrate, siervo bueno y fiel. Entra a compartir el gozo de tu Señor (Mt 25,21).
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10. Oración después de la comunión Señor, protege sin cesar a esta familia tuya que se alegra hoy al celebrar la festividad de san José, y conserva en ella la vida de la gracia que le has comunicado por medio
de la Eucaristía. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿En tu vida tratas de ser persona justa?
de Marzo - Domingo II de Cuaresma /A
Liturgia de las Horas: 2ª Semana del Salterio - Color Litúrgico: Morado
JESÚS: EL ESPLENDOR DE LA GLORIA DE DIOS Tres personajes bíblicos en camino La Palabra de Dios de hoy nos revela la presencia de tres personajes, que realizaron cada cual su camino al encuentro con Dios: Abrahán, Moisés y Elías. El ciclo de Abrahán se abre con el llamado de Dios. Le ordena romper los lazos con su tierra y con la propia familia, y ponerse en camino. La vida del patriarca es un itinerario en el que la epifanía de Dios se hace de diversas formas presente. “Abrahán recibió en una visión la palabra del Señor: “No temas, Abrahán; yo soy tu escudo y tu paga” (Gén 15,1). Dios invita a hacer un largo camino. Lo hace, fiándose de él, y con la fe como guía. El itinerario de Moisés hasta la cumbre del Sinaí, y el de Elías hacia el monte Horeb, termina con una manifestación de Dios. Del encuentro de Moisés con Dios dice el autor del Éxodo: “Cuando Moisés bajó del monte Sinaí…, no sabía que tenía el rostro radiante por haber hablado con el Señor” (Éx 34,29). En cuanto a Elías, recibió alimento para realizar un camino superior a sus fuerzas. Gracias a él, caminó cuarenta días “Pedro tomó la palabra y dijo a y cuarenta noches hasta llegar al monte Jesús: “Señor, qué bueno es que de Dios. Elías percibió la epifanía de Dios estemos aquí” (Mt 17,4) en el ligero susurro de la brisa. Después del encuentro, el profeta exclama: “Me consume el celo por el Señor” (1Re 19,14).
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Al comienzo de los cuarenta días del camino que estamos haciendo en la Cuaresma, Dios se nos manifiesta en la persona de Jesús transfigurado en lo alto de un monte. Fortalecidos por este encuentro, se nos invita, como a Elías, a seguir caminando hasta el encuentro con él en la Pascua. Seis días después, subió al monte y se transfiguró ante ellos La ubicación cronológica de la Transfiguración de Jesús que hace Mateo es sumamente importante, para conocer su significado y para adentrarnos en el corazón del mensaje. Seis días antes Jesús “comenzó a explicar a sus discípulos que debía ir a Jerusalén, padecer mucho por causa de los ancianos, sumos sacerdotes y letrados, sufrir la muerte y al tercer día resucitar” (Mt 16,21). La reacción de Pedro recibió un duro reproche por parte de Jesús: “¡Retírate de mí, Satanás!” (Mt 16,23). Sólo colocándose al final, se puede comprender el camino que Jesús está haciendo. Eso es lo que hace Jesús en la Transfiguración. Ante los tres discípulos deslumbrados y sorprendidos, Jesús revela la gloria del Resucitado. La descripción que hacen los evangelistas de Jesús transfigurado, es la misma que hacen de él después de resucitado. Como indica el prefacio de hoy, Jesús “les mostró en el monte santo el esplendor de su gloria, para testimoniar, de acuerdo con la ley y los profetas, que la pasión es el camino de la resurrección”. Una proclamación con signos y palabras Los evangelistas informan que Jesús proclamaba la Buena Noticia del reino, sirviéndose de la palabra y de signos: “Proclamaba la Buena Noticia del reino y sanaba toda enfermedad” (Mt 9,35). Los signos que habitualmente acompañaban la predicación era la sanación de toda clase de enfermedades. La Transfiguración es un escenario de proclamación del reino que Jesús anuncia. En este caso, el signo no es un ciego que recobra la vista, un poseído por un mal espíritu que salta liberado, un tullido, un manco, que recobra la movilidad en sus miembros. El signo es el mismo Jesús. La Transfiguración presenta por anticipado a Jesús, que fue humillado, tratado con extrema violencia, hasta producirle la muerte, en todo el esplendor de su condición de resucitado. En la escena resuena también la Palabra, que revela la identidad del Transfigurado: “Este es mi Hijo amado, el predilecto”. Escúchenlo (Mt 17,5). Sabemos que al hacer con Jesús el camino de la Cuaresma no andamos descaminados. Estamos en el camino correcto. Jesús bajó con ellos de la montaña Los discípulos tuvieron la tentación de quedarse allí. Pedro lo expresó entusiasmado: “¡Qué bien se está aquí! Armaré tres carpas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías” (Mt 17,4). No entendieron que estaban ante una nueva forma de proclamar la Buena Noticia; que se trataba sólo de una parada en el camino, para aclarar mejor las cosas y para reponer fuerzas. Terminada la sesión de proclamación, Jesús invita a los discípulos a descender del monte. Queda el resto del camino por hacer; existen etapas muy duras, hasta que el anticipo del final que han visto, se convierta en realidad definitiva. La celebración de hoy nos ha confirmado que, el Jesús de la Transfiguración es el mismo de la cruz y de la Pascua. Estamos en el camino correcto, pero no podemos desfallecer, ni pensar que todo está hecho. Jesús nos vuelve a repetir: “El que quiera seguirme que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz y me siga” (Mt 16,24). Vamos camino de Jerusalén, de la cruz y de la Pascua. Jesús es quien hace camino con nosotros.
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1. Antífona de entrada Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas y no permitas que nos derrote el enemigo. Sálvanos, Dios de Israel, de todas nuestras angustias (Sal 24,6.3.22).
doso con nosotros, puesto que en ti, Señor, hemos confiado /R (Sal 32).
2. Oración colecta Señor, Padre santo, que nos mandaste escuchar a tu amado Hijo, alimenta nuestra fe con tu palabra y purifica los ojos de nuestro espíritu, para que podamos alegrarnos en la contemplación de tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (Gén 12,1-4)
Lectura del libro del Génesis En aquellos días, dijo el Señor a Abram: “Deja tu país, a tu parentela y la casa de tu padre, para ir a la tierra que yo te mostraré. Haré nacer de ti un gran pueblo y te bendeciré. Engrandeceré tu nombre y tú mismo serás una bendición. Bendeciré a los que te bendigan, maldeciré a los que te maldigan. En ti serán bendecidos todos los pueblos de la tierra”. Abram partió, como se lo había ordenado el Señor. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Señor, ten misericordia de nosotros /R L Sincera es la palabra del Señor y todas sus acciones son leales. El ama la justicia y el derecho, la tierra llena está de sus bondades /R L Cuida el Señor de aquellos que lo temen y en su bondad confían; los salva de la muerte y en épocas de hambre les da vida /R L En el Señor está nuestra esperanza, pues él es nuestra ayuda y nuestro amparo. Muéstrate bonda-
5. 2ª Lectura (2Tim 1,8-10)
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo Querido hermano: Comparte conmigo los sufrimientos por la predicación del Evangelio, sostenido por la fuerza de Dios. Pues Dios es quien nos ha salvado y nos ha llamado a que le consagremos nuestra vida, no porque lo merecieran nuestras buenas obras, sino porque así lo dispuso él gratuitamente. Este don, que Dios ya nos ha concedido por medio de Cristo Jesús desde toda la eternidad, ahora se ha manifestado con la venida del mismo Cristo Jesús, nuestro salvador, que destruyó la muerte y ha hecho brillar la luz de la vida y de la inmortalidad, por medio del Evangelio. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 6. Aclamación antes del Evangelio R Honor y gloria a ti, Señor Jesús. En el esplendor de la nube se oyó la voz del Padre, que decía: “Éste es mi Hijo amado: escúchenlo”. R Honor y gloria a ti, Señor Jesús (Mc 9,7). 7. Evangelio (Mt 17,1-9)
Lectura del santo Evangelio según san Mateo A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, el hermano de éste, y los hizo subir a solas con él a un monte elevado. Ahí se transfiguró en su presencia: su rostro se puso resplandeciente como el sol y sus vestiduras se
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volvieron blancas como la nieve. De pronto aparecieron ante ellos Moisés y Elías, conversando con Jesús. Entonces Pedro le dijo a Jesús: “Señor, ¡qué bueno sería quedarnos aquí! Si quieres, haremos aquí tres chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”. Cuando aún estaba hablando, una nube luminosa los cubrió y de ella salió una voz que decía: “Éste es mi Hijo muy amado, en quien tengo puestas mis complacencias; escúchenlo”. Al oír esto, los discípulos cayeron rostro en tierra, llenos de un gran temor. Jesús se acercó a ellos, los tocó y les dijo: “Levántense y no teman”. Alzando entonces los ojos, ya no vieron a nadie más que a Jesús. Mientras bajaban del monte, Jesús les ordenó: “No le cuenten a nadie lo que han visto, hasta que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús.
que no tienen, y unas obras que no realizan, para mejorar su imagen: Roguemos al Señor. A Jesús resucitado, revélanos tu rostro. L Pablo dice: “Revístanse de nuestro Señor Jesucristo”. Para que ésta sea la verdadera imagen de discípulo que presentemos ante el mundo: Roguemos al Señor. A Jesús Transfigurado, revélanos tu rostro. (Intenciones libres) S Señor, realiza mediante tu Espíritu, la obra maravillosa de reproducir en cada uno de nosotros la imagen de tu Hijo. Te lo pedimos por Jesucristo Señor nuestro. Amén.
8. Oración de los fieles S Al comienzo del camino cuaresmal, Jesús sale a nuestro encuentro, revelándonos su gloria. Oremos, para que el encuentro con él Transfigurado, nos conceda fortaleza, para seguir hasta el final. A Jesús Transfigurado, revélanos tu rostro. L Con frecuencia, los medios de comunicación nos ofrecen modelos con rostros falsos y engañosos. Para que no nos dejemos seducir por los encantos de este mundo que pasa: Roguemos al Señor. A Jesús Transfigurado, revélanos tu rostro. L Por los responsables públicos, políticos y sociales, para que no vendan a la sociedad una justicia
10. Antífona de la comunión Éste es mi Hijo amado, en quien me complazco; escúchenlo (Mt 17,5).
9. Oración sobre las ofrendas Que esta ofrenda, Señor, nos obtenga el perdón de nuestros pecados y nos santifique en el cuerpo y en el alma para que podamos celebrar dignamente las festividades de la Pascua. Por Jesucristo, nuestro Señor.
11. Oración después de la comunión Te damos gracias, Señor, porque al darnos en este sacramento el cuerpo glorioso de tu Hijo, nos permites participar ya, desde este mundo, de los bienes eternos de tu Reino. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Estás cargando tu cruz?
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de Marzo - Lunes, Feria, II Semana de Cuaresma
Color Litúrgico: Morado
El Señor es misericordioso y leal con los que lo aman Antes de la tercera de la visiones, Daniel dirige una larga oración al Señor. En ella confiesa su fe en Dios, que mantiene su alianza por todas las generaciones, y es “leal con los que lo aman y guardan su mandamientos” (Dn 9,4). Muy distinto ha sido el comportamiento del pueblo. En su oración se avergüenza de los pecados e infidelidades de Israel, tanto de los que están cerca, como de los que andan dispersos por diversos países. Denuncia la rebeldía cometida contra Dios, los pecados y delitos. Dios envió sus profetas que hablaban en su nombre a los reyes, príncipes, antepasados y a todo el pueblo. Pero nadie hizo caso de su llamado a convertirse. Abrumado por la vergüenza, Daniel confiesa: “hemos pecado contra ti” (Dn 9,5). El reconocimiento del propio pecado es el punto de partida para convertirse. Pero no es suficiente. Hay que emprender un cambio radical de corazón, que ha de hacerse visible en la vida y en las obras. No basta con arrepentirse, si no se produce una transformación total en la vida. Con la medida con que midan serán medidos Después de proclamar el amor a los enemigos como signo de identidad de todo discípulo, Lucas presenta el llamado de Jesús a la misericordia. Siguen otras cuatro llamadas que completan el perfil de lo que ha de ser el discípulo. Aunque de origen diverso, todas estas formulaciones están hechas en imperativo, con lo cual se afirma su contundencia y su radicalidad. O se asumen con todas sus consecuencias, o no se puede presentar uno como discípulo de Jesús. Una de las formas que ha de tomar el amor que Jesús ha proclamado es la misericordia. Primer imperativo: “Sean misericordiosos”. Jesús remite a la imitación de Dios, como propone el Levítico en lo referente a la santidad (Lv 19,2). En esta misma línea se sitúan los dos imperativos siguientes: “No juzguen”, “no condenen”. Dios nos ha ordenado amar; y se ha reservado para sí el juzgar y condenar. Otros dos frutos que nacen del amor es el perdón y la generosidad. De ahí surgen otros dos imperativos: “Perdonen”, “den con generosidad”. En todo hemos de ser generosos. La medida a utilizar es la que utiliza Dios. Especialmente esta generosidad ha de ponerse de manifiesto al perdonar. P. Antonio Danoz, redentorista
1. Antífona de entrada Sálvame, Señor, y ten misericordia de mí. Mi pie se mantiene en el camino recto, en la asamblea bendeciré al Señor (Sal 25,11-12). 2. Oración colecta Señor, tú que para nuestro progreso espiritual nos mandas dominar nuestro cuerpo mediante la austeridad, ayúdanos a huir también de todo pecado
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y a entregarnos, con amor filial, al cumplimiento de tus mandamientos. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (Dn 9,4-10)
Lectura del libro del profeta Daniel En aquellos días, imploré al Señor, mi Dios, y le hice esta confesión: “Señor Dios, grande y temible, que guardas la alianza y el amor a los que te aman y observan tus mandamientos. Nosotros hemos pecado, hemos cometido iniquidades, hemos sido malos, nos hemos rebelado y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus normas. No hemos hecho caso a los profetas, tus siervos, que hablaban a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padres y a todo el pueblo. Tuya es, Señor, la justicia, y nuestra la vergüenza en el rostro, que ahora soportan los hombres de Judá, los habitantes de Jerusalén y de todo Israel, próximos y lejanos, en todos los países donde tú los dispersaste, a causa de las infidelidades que cometieron contra ti. Señor, la vergüenza es nuestra, de nuestros reyes, de nuestros príncipes y de nuestros padres, porque hemos pecado contra ti. De nuestro Dios, en cambio, es el tener misericordia y perdonar, aunque nos hemos rebelado contra él, y al no seguir las leyes que él nos había dado por medio de sus siervos, los profetas, no hemos obedecido su voz”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R No nos trates, Señor, como merecen nuestros pecados. L No recuerdes, Señor, contra nosotros las culpas de nuestros padres.
Que tu amor venga pronto a socorrernos, porque estamos totalmente abatidos /R L Para que sepan quién eres, socórrenos, Dios y salvador nuestro. Para que sepan quién eres, sálvanos y perdona nuestros pecados /R L Que lleguen hasta ti los gemidos del cautivo; con tu brazo poderoso salva a los condenados a muerte. Y nosotros, pueblo tuyo y ovejas de tu rebaño, te daremos gracias siempre y de generación en generación te alabaremos /R (Sal 78). 5. Aclamación antes del Evangelio R Honor y gloria a ti, Señor Jesús. Tus palabras, Señor, son espíritu y vida. Tú tienes palabras de vida eterna. R Honor y gloria a ti, Señor Jesús (Jn 6,63.68). 6. Evangelio (Lc 6,36-38)
Lectura del santo Evangelio según san Lucas A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Sean misericordiosos, como su Padre es misericordioso. No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados. Den y se les dará: recibirán una medida buena, bien sacudida, apretada y rebosante en los pliegues de su túnica. Porque con la misma medida con que midan, serán medidos”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Recibe, Señor, favorablemente nuestras oraciones, y tú que nos concedes participar en esta Eucaristía, líbranos de las seducciones del pecado. Por Jesucristo, nuestro Señor.
22 de Marzo - Martes, Feria, II Semana de Cuaresma
8. Antífona de la comunión Sean misericordiosos, como su Padre es misericordioso, dice el Señor
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partícipes de las alegrías del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
(Lc 6,36).
9. Oración después de la comunión Señor, que esta comunión nos purifique de toda culpa y nos haga
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Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Qué lugar ocupa la misericordia en tu trato con los demás?
de Marzo - Martes, Feria, II Semana de Cuaresma
Color Litúrgico: Morado
Busquen la justicia y auxilien al pobre Dios hace una oferta. Cuando Dios perdona, perdona de verdad. «Si sus pecados son rojos como sangre, quedarán blancos como nieve». Pero exige también una sincera conversión. El profeta Isaías nos indica el camino de la conversión. Hay que empezar por dejar de hacer el mal; ponerse a practicar el bien. La conversión tiene unos signos visibles: hacer justicia a los oprimidos, defender los derechos de los más necesitados. El mayor de todos, hágase servidor de los demás El género polémico contra sus adversarios, que ha aparecido en otros momentos del evangelio, aquí sube de tono. El lenguaje utilizado contra los maestros de la ley y los fariseos es ciertamente duro. Refleja ciertamente el ambiente creado, después de que los discípulos fueron expulsados de las instituciones judías. La denuncia de Jesús se dirige, en primer lugar, contra la forma de proponer la palabra de Dios a la gente. Ellos son los primeros en no cumplir lo que anuncian. Además echan sobre los hombros de la gente, cargas que ellos mismos son incapaces de llevar. Jesús da una norma práctica a los discípulos: cumplan con lo que les enseñan, que es la Palabra de Dios, pero no imiten lo que hacen. La segunda línea de denuncias se refiere a su afán por exhibirse ante la gente en tres lugares relevantes: en los banquetes, en las sinagogas y en la calle. En todos estos lugares pretenden ganar prestigio y relevancia. La tercera batería de denuncias la dirige Jesús contra su pretensión de acumular títulos. Concretamente se señalan tres: maestro, padre y jefe. Jesús les señala cuáles son sus verdaderos señores. Maestros no tienen más que uno: el Verbo de Dios que se hizo hombre; padre tienen solamente uno: El Padre del cielo. Finalmente, tienen un solo jefe: el Mesías. El espíritu que ha de reinar entre los discípulo es el de servicio. El orden de preferencia dista mucho de nuestros protocolos: el primero es quien se hace servidor de todos. P. Antonio Danoz, redentorista
1. Antífona de entrada Da luz a mis ojos, Señor, para que no caiga en el sueño de la muerte; para que no diga el enemigo: He triunfado sobre él (Sal 12,4-5).
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22 de Marzo - Martes, Feria, II Semana de Cuaresma
2. Oración colecta Señor, vela con amor constante sobre tu Iglesia y ya que sin ti no puede sostenerse lo que se cimienta en la debilidad humana, protégela en los peligros y guíala a la salvación eterna. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (Is 1,10.16-20)
Lectura del libro del profeta Isaías Oigan la palabra del Señor, príncipes de Sodoma; escucha la enseñanza de nuestro Dios, pueblo de Gomorra: “Lávense y purifíquense; aparten de mi vista sus malas acciones. Dejen de hacer el mal, aprendan a hacer el bien, busquen la justicia, auxilien al oprimido, defiendan los derechos del huérfano y la causa de la viuda. Vengan, pues, y discutamos, dice el Señor. Aunque sus pecados sean rojos como la sangre, quedarán blancos como la nieve. Aunque sean encendidos como la púrpura, vendrán a ser como blanca lana. Si son ustedes dóciles y obedecen, comerán los frutos de la tierra. Pero si se obstinan en la rebeldía, la espada los devorará”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Muéstranos, Señor, el camino de la salvación. L No voy a reclamarte sacrificios, dice el Señor, pues siempre están ante mí tus holocaustos. Pero ya no aceptaré becerros de tu casa, ni cabritos de tus rebaños /R L ¿Por qué citas mis preceptos y hablas a toda hora de mi pacto, tú que detestas la obediencia y echas en saco roto mis mandatos? /R L Tú haces esto, ¿y yo tengo que callarme? ¿Crees acaso que yo soy
como tú? No, yo te reprenderé y te echaré en cara tus pecados. Quien las gracias me da, ése me honra y yo salvaré al que cumple mi voluntad /R (Sal 49). 5. Aclamación antes del Evangelio R Honor y gloria a ti, Señor Jesús. Purifíquense de todas sus iniquidades; renueven su corazón y su espíritu, dice el Señor. R Honor y gloria a ti, Señor Jesús (Ez 18,31).
6. Evangelio (Mt 23,1-12)
Lectura del santo Evangelio según san Mateo A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús dijo a las multitudes y a sus discípulos: “En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y fariseos. Hagan, pues, todo lo que les digan, pero no imiten sus obras, porque dicen una cosa y hacen otra. Hacen fardos muy pesados y difíciles de llevar y los echan sobre las espaldas de los hombres, pero ellos ni con el dedo los quieren mover. Todo lo hacen para que los vea la gente. Ensanchan las filacterias y las franjas del manto; les agrada ocupar los primeros lugares en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; les gusta que los saluden en las plazas y que la gente los llame ‘maestros’. Ustedes, en cambio, no dejen que los llamen ‘maestros’, porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos. A ningún hombre sobre la tierra lo llamen ‘padre’, porque el Padre de ustedes es sólo el Padre celestial. No se dejen llamar ‘guías’, porque el guía de ustedes es solamente Cristo. Que el mayor de entre ustedes sea su
23 de Marzo - Miércoles, Feria, II Semana de Cuaresma
servidor, porque el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Que este sacrificio que vamos a ofrecerte, Señor, nos santifique, nos cure de nuestro egoísmo y nos haga partícipes de los bienes eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Proclamaré, Señor, todas tus maravillas; me alegraré en ti y entonaré
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salmos a tu nombre, Dios Altísimo (Sal 9,2-3).
9. Oración después de la comunión Señor, que esta comunión nos ayude a vivir más cristianamente y nos obtenga el auxilio continuo de tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Es el servicio tu signo de identidad como discípulo de Jesús?
de Marzo - Miércoles, Feria, II Semana de Cuaresma
Color Litúrgico: Morado Hazme tú caso, Señor Tenemos ante nosotros las llamadas confesiones de Jeremías. El profeta se ve acorralado por todas partes y se presenta ante el Señor, para que tome su defensa. Sus adversarios “traman planes” (Jer 18,18) contra Jeremías. Su predicación y su forma de actuar resultan incómodas a los dirigentes del pueblo. Infravaloran su misión: aunque desaparezca, no faltará el consejo del sabio; tampoco el oráculo del profeta. La situación contra el profeta es tan apremiante, que cree hallarse ante una fosa que le han creado, para que perezca en ella. La actitud de Jeremías ante esta situación ha cambiado. Anteriormente era el profeta quien intercedía ante Dios por el pueblo. Ahora invoca a Dios, para defenderse de las agresiones que este pueblo prepara contra él. Algo parecido le sucedió a Jesús: “Por encargo del Padre les hice ver muchas obras buenas: ¿por cuál de ellas me apedrean? (Jn 10,32). Ésta es la trayectoria que han seguido los verdaderos profetas. Actualmente en nada han cambiado las cosas. Subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado Mateo sitúa el tercer anuncio que hace Jesús de su muerte y resurrección, en el camino que está haciendo hacia la ciudad de Jerusalén. El evangelista ha narrado dos anuncios que preceden a éste. Cuando repite el anuncio, es señal de que los discípulos no se han enterado mucho de por dónde va la cosa. El episodio de la madre y de los hijos del Zebedeo, que narra a continuación el evangelista, indica que tampoco el tercer anuncio hecho por Jesús reportó el
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efecto esperado. Los discípulos seguían con su particular lucha de intereses por ocupar los primeros puestos. Jesús relaciona la pasión, muerte y resurrección con el camino que está haciendo. Forman parte de este camino. Él lo tiene muy presente en cada paso que da. Es muy importante para hacer el camino tener bien claro el final. Es lo que Jesús pretende explicar a los discípulos de entonces mientras van de camino. Al parecer, sólo se les abrieron los ojos después de los acontecimientos. Procuremos que no nos suceda lo mismo a nosotros en esta Cuaresma. Éste es el motivo por el que la liturgia nos invita a contemplar este tercer anuncio de la pasión, muerte y resurrección de Jesús, a la mitad de esta segunda semana. P. Antonio Danoz, redentorista
1. Antífona de entrada Señor, no me abandones, no te me alejes, Dios mío. Ven de prisa a socorrerme. Señor, mi salvador (Sal 37,22-23).
2. Oración colecta Conserva, Señor, a tu pueblo en el camino del bien que tú le has señalado, y ayúdalo en sus necesidades temporales para que, sin angustias, pueda buscar los bienes eternos. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (Jer 18,18-20)
Lectura del libro del profeta Jeremías En aquellos días, los enemigos del profeta se dijeron entre sí: “Vengan, tendamos un lazo a Jeremías, porque no le va a faltar doctrina al sacerdote, consejo al sabio, ni inspiración al profeta. Vengan, ataquémoslo de palabra y no hagamos caso de sus oráculos”. Jeremías le dijo entonces a Dios: “Señor, atiéndeme. Oye lo que dicen mis adversarios. ¿Acaso se paga bien con mal? Porque ellos han cavado una fosa para mí. Recuerda cómo he insistido ante ti, intercediendo en su favor, para apartar de ellos tu cólera”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor.
4. Salmo responsorial R Sálvame, Señor, por tu misericordia. L Sácame, Señor, de la trampa que me han tendido, porque tú eres mi amparo. En tus manos encomiendo mi espíritu y tú, mi Dios leal, me librarás /R L Oigo las burlas de la gente y todo me da miedo; se conjuran contra mí y tratan de quitarme la vida /R L Pero yo, Señor, en ti confío. Tú eres mi Dios y en tus manos está mi destino. Líbrame de los enemigos que me persiguen /R (Sal 30). 5. Aclamación antes del Evangelio R Honor y gloria a ti, Señor Jesús. Yo soy la luz del mundo, dice el Señor; el que me sigue tendrá la luz de la vida. R Honor y gloria a ti, Señor Jesús (Jn 8,12). 6. Evangelio (Mt 20,17-28)
Lectura del santo Evangelio según san Mateo A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, mientras iba de camino a Jerusalén, Jesús llamó aparte a los Doce y les dijo: “Ya vamos camino de Jerusalén y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, que lo condenarán a muerte y lo entregarán a los paganos para
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que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen; pero al tercer día, resucitará”. Entonces se acercó a Jesús la madre de los hijos de Zebedeo, junto con ellos, y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó: “¿Qué deseas?” Ella respondió: “Concédeme que estos dos hijos míos se sienten, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda, en tu Reino”. Pero Jesús replicó: “No saben ustedes lo que piden. ¿Podrán beber el cáliz que yo he de beber?”. Ellos contestaron: “Sí podemos”. Y él les dijo: “Beberán mi cáliz; pero eso de sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; es para quien mi Padre lo tiene reservado”. Al oír aquello, los otros diez discípulos se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús los llamó y les dijo: “Ya saben que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. Que no sea así entre ustedes. El que quiera ser grande entre ustedes, que sea el que los sirva, y el que quiera ser primero, que sea su esclavo; así como el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir
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y a dar la vida por la redención de todos”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Mira, Señor, con bondad las ofrendas que te presentamos y por este santo intercambio de dones, líbranos de la esclavitud del pecado. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión El Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida para redención de todos (Mt 20,28).
9. Oración después de la comunión Que este sacramento que nos has dado, Señor, como prenda de inmortalidad, sea para nosotros una firme ayuda para alcanzar la salvación eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Qué haces, para recorrer todo el camino que Jesús te propone?
de Marzo - Jueves, Feria, II Semana de Cuaresma
Color Litúrgico: Morado Bendito quien busca en Dios su apoyo El profeta presenta una maldición y una bendición, que reflejan dos actitudes ante Dios. Por una parte, las personas que ponen su confianza en sí mismas. Se creen tan seguras de sus fuerzas, que renuncian a buscar el apoyo del Señor. Su corazón está lejos de Dios. Los que toman esta actitud, se condenan a la esterilidad. Se parecen al matorral en un lugar desierto, a una tierra calcinada e inhóspita, que nunca ha visto la lluvia; incapaz de producir fruto alguno.
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24 de Marzo - Jueves, Feria, II Semana de Cuaresma
Muy distinta es la situación de aquellos que confían en Dios y buscan en él su apoyo. Ellos son objeto de una bienaventuranza. Se parecen al árbol plantado junto a una corriente. No teme al calor ni a la sequía. Se mantiene siempre verde y produce fruto abundante. La Cuaresma nos sitúa ante una alternativa. Optar por Dios y por la Buena Noticia, nos asegura la felicidad y producir frutos abundantes de conversión. Abandonarnos a nuestros instintos perversos, alejando de Dios el corazón, dará como fruto malaventuranza e infelicidad. Escuchen a Moisés y a los profetas La parábola que nos presenta Lucas, revela hasta qué punto puede endurecer el corazón el amor desordenado a los bienes materiales. El contraste entre el hombre que “viste con ropa finísima y banquetea todos los días” (Lc 16,19), y el que está a su puerta “cubierto de llagas y ansía saciarse con las migajas” (Lc 16,20), es impactante. La primera reflexión que sugiere la parábola, es si estamos ante una creación de la fantasía o ante una realidad sangrante. Lo verdaderamente cierto es lo segundo. En la sociedad en que vivimos, tanto a nivel nacional como mundial, existen personas y pueblos enteros, que mendigan alimentos, medicinas, vestido, lugar donde cobijarse, a las puertas de otros que viven bien y los contemplan indiferentes. La parábola impacta por el realismo, por la cercanía. Estas escenas se producen en nuestras calles, en nuestros barrios, a nuestra puerta. Cualquiera de nosotros puede ser el hombre rico o menos rico, que contempla a estas personas con indiferencia. La parábola plantea también la incompatibilidad que existe entre la desigualdad y la injusticia, y el reino de Dios. Entre ambas se abre un abismo insalvable. Para revertir la situación tenemos un camino: “Escuchar a Moisés y a los profetas”. Sobre todo, escuchar a Jesús y la Buena Noticia que nos anuncia. P. Antonio Danoz, redentorista
1. Antífona de entrada Ponme a prueba, Dios mío, y conocerás mi corazón; mira si es que voy por mal camino y condúceme tú por el camino recto (Sal 138,23-24). 2. Oración colecta Dios nuestro, que amas la inocencia y la devuelves a quienes la han perdido, orienta hacia ti nuestros corazones y enciéndelos en el fuego de tu Espíritu, para que permanezcamos firmes en la fe y seamos diligentes en el amor fraterno. Por nuestro Señor Jesucristo.
3. 1ª Lectura (Jer 17,5-10)
Lectura del libro del profeta Jeremías Esto dice el Señor: “Maldito el hombre que confía en el hombre, que en él pone su fuerza y aparta del Señor su corazón. Será como un cardo en la estepa, que no disfruta del agua cuando llueve; vivirá en la aridez del desierto, en una tierra salobre e inhabitable. Bendito el hombre que confía en el Señor y en él pone su esperanza. Será como un árbol plantado junto al agua, que hunde en la corriente sus raíces; cuando llegue el calor, no lo sentirá y sus hojas se conservarán siempre verdes; en año de sequía no se marchitará ni dejará de dar frutos.
24 de Marzo - Jueves, Feria, II Semana de Cuaresma
El corazón del hombre es la cosa más traicionera y difícil de curar. ¿Quién lo podrá entender? Yo, el Señor, sondeo la mente y penetro el corazón, para dar a cada uno según sus acciones, según el fruto de sus obras”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Dichoso el hombre que confía en el Señor. L Dichoso aquel que no se guía por mundanos criterios, que no anda en malos pasos ni se burla del bueno, que ama la ley de Dios y se goza en cumplir sus mandamientos /R L Es como un árbol plantado junto al río, que da fruto a su tiempo y nunca se marchita. En todo tendrá éxito /R L En cambio los malvados serán como la paja barrida por el viento. Porque el Señor protege el camino del justo y al malo sus caminos acaban por perderlo /R (Sal 1). 5. Aclamación antes del Evangelio R Honor y gloria a ti, Señor Jesús. Dichosos los que cumplen la palabra del Señor con un corazón bueno y sincero, y perseveran hasta dar fruto. R Honor y gloria a ti, Señor Jesús (Lc 8,15). 6. Evangelio (Lc 16,19-31)
Lectura del santo Evangelio según san Lucas A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: “Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y telas finas y banqueteaba espléndidamente cada día. Y un mendigo, llamado Lázaro, yacía a la entrada de su casa, cubierto de llagas y ansiando llenarse
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con las sobras que caían de la mesa del rico. Y hasta los perros se acercaban a lamerle las llagas. Sucedió, pues, que murió el mendigo y los ángeles lo llevaron al seno de Abraham. Murió también el rico y lo enterraron. Estaba éste en el lugar de castigo, en medio de tormentos, cuando levantó los ojos y vio a lo lejos a Abraham y a Lázaro junto a él. Entonces gritó: ‘Padre Abraham, ten piedad de mí. Manda a Lázaro que moje en agua la punta de su dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas’. Pero Abraham le contestó: ‘Hijo, recuerda que en tu vida recibiste bienes y Lázaro, en cambio, males. Por eso él goza ahora de consuelo, mientras que tú sufres tormentos. Además, entre ustedes y nosotros se abre un abismo inmenso, que nadie puede cruzar, ni hacia allá ni hacia acá’. El rico insistió; ‘Te ruego, entonces, padre Abraham, que mandes a Lázaro a mi casa, pues me quedan allá cinco hermanos, para que les advierta y no acaben también ellos en este lugar de tormentos’. Abraham le dijo: ‘Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen’. Pero el rico replicó: ‘No, padre Abraham. Si un muerto va a decírselo, entonces sí se arrepentirán’. Abraham repuso: ‘Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso, ni aunque resucite un muerto’”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Por este sacrificio eucarístico, santifica, Señor, nuestras privaciones cuaresmales, para que a las prácticas externas corresponda una verdadera conversión interior. Por Jesucristo, nuestro, Señor.
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25 de Marzo - Viernes, La Anunciación del Señor, S
8. Antífona de la comunión Dichoso el que, con vida intachable, hace la voluntad del Señor (Sal
Señor, en nosotros y aumente por nuestras buenas obras. Por Jesucristo, nuestro Señor.
118,1).
9. Oración después de la comunión Que la gracia que hemos recibido en este sacramento permanezca,
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Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Cómo actúas ante situaciones de extrema pobreza?
de Marzo - Viernes, La Anunciación del Señor, S
Color Litúrgico: Blanco El niño se llamará: “Dios-con-nosotros” Acaz no se atrevió a pedir a Dios un signo. Dios mismo es quien le dará un signo profético, por medio del cual manifiesta la promesa de seguir protegiendo al pueblo. El signo es el nacimiento de un niño. Su nombre es Emmanuel, que significa “Dios-con-nosotros” (Is 7,14). Como sucede en otros relatos bíblicos, el nombre del niño revela el mensaje. Aunque los enemigos hagan sus planes y pronuncien amenazas saldrán derrotados, “porque tenemos a Emmanuel con nosotros” (Is 8,10). El texto hebreo habla de una joven en edad de contraer matrimonio. En la traducción griega se le da el nombre de virgen, concediendo más tarde al texto un sentido mesiánico. Mateo acude a este texto para anunciar la concepción virginal de Jesús: “Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por medio del profeta: “Mira, la virgen está embarazada, dará a luz un hijo que se llamará Emmanuel, “Dios-con-nosotros” (Mt 1,22-23). A partir de la encarnación, se inició una nueva forma de la presencia de Dios en el mundo. En la persona de Jesús, Dios se nos reveló en una humanidad como la nuestra. Como dice el evangelio de Juan: “La Palabra se hizo carne y plantó su morada entre nosotros” (Jn 1,14). Aquí estoy para hacer tu voluntad El autor de la exhortación a los Hebreos, nos presenta el misterio de la encarnación desde otra perspectiva distinta. El autor se sirve del salmo 40. El salmista queda sorprendido ante las maravillas que Dios ha realizado. Quisiera anunciarlas, pregonarlas. Una de estas maravillas es la venida de Jesús al mundo, al cual Dios “dotó de un cuerpo” (Heb 10,6). Este hecho supone un cambio sustancial. Lo antiguo termina, y comienza una nueva etapa en la historia de la salvación. La encarnación la coloca el autor bajo el signo de la obediencia: “Al entrar en el mundo… dije: “Aquí estoy, he venido para cumplir tu voluntad” (Heb 10,6). Y la voluntad de Dios es que “todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” (1Tim 2,4). Como un acto de obediencia entiende Pablo la muerte salvadora de Jesús: “Se hizo obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz” (Gál 2,8).
25 de Marzo - Viernes, La Anunciación del Señor, S
1. Antífona de entrada Cuando Jesús vino al mundo, dijo: Padre mío, he venido para cumplir tu voluntad (Heb 10,5.7). 2. Oración colecta Dios nuestro, que quisiste que tu Hijo, al encarnarse en el seno de la Virgen María participara en toda nuestra condición humana, concede a quienes lo reconocemos como Dios y hombre verdadero, participar, por medio de la gracia, de su vida divina. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (Is 7,10-14)
Lectura del libro del profeta Isaías En aquellos tiempos, el Señor le habló a Ajaz diciendo: “Pide al Señor, tu Dios, una señal de abajo, en lo profundo o de arriba, en lo alto”. Contestó Ajaz: “No la pediré. No tentaré al Señor”. Entonces dijo Isaías: “Oye, pues, casa de David: ¿No satisfechos con cansar a los hombres, quieren cansar también a mi Dios? Pues bien, el Señor mismo les dará por eso una señal: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad. L Sacrificios, Señor, tú no quisiste, abriste, en cambio, mis oídos a tu voz. No exigiste holocaustos por la culpa, así que dije: “Aquí estoy” /R L En tus libros se me ordena hacer tu voluntad; esto es, Señor, lo que
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deseo: tu ley en medio de mi corazón /R L He anunciado tu justicia en la gran asamblea; no he cerrado mis labios, tú lo sabes, Señor /R L No callé tu justicia, antes bien, proclamé tu lealtad y tu auxilio. Tu amor y tu lealtad no los he ocultado a la gran asamblea /R (Sal 39). 5. 2ª Lectura (Heb 10,4-10)
Lectura de la carta a los hebreos Hermanos: Es imposible que la sangre de toros y machos cabríos pueda borrar los pecados. Por eso, al entrar al mundo, Cristo dijo conforme al salmo: No quisiste víctimas ni ofrendas; en cambio, me has dado un cuerpo. No te agradaron los holocaustos ni los sacrificios por el pecado; entonces dije –porque a mí se refiere la Escritura–: “Aquí estoy, Dios mío; vengo para cumplir tu voluntad”. Comienza por decir: No quisiste víctimas ni ofrendas, no te agradaron los holocaustos ni los sacrificios por el pecado –siendo así que es lo que pedía la ley–; y luego añade: Aquí estoy, Dios mío; vengo para cumplir tu voluntad. Con esto, Cristo suprime los antiguos sacrificios, para establecer el nuevo. Y en virtud de esta voluntad, todos quedamos santificados por la ofrenda del cuerpo de Jesucristo, hecha de una vez por todas. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 6. Aclamación antes del Evangelio R Honor y gloria a ti, Señor Jesús. Aquel que es la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros y hemos visto su gloria. R Honor y gloria a ti, Señor Jesús (Jn 1,14).
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7. Evangelio (Lc 1,26-38)
Lectura del santo Evangelio según san Lucas A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José. La virgen se llamaba María. Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. Al oír estas palabras, ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querría decir semejante saludo. El ángel le dijo: “No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y a dar a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y él reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reinado no tendrá fin”. María le dijo entonces al ángel: “¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?” El ángel le contestó: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios. Ahí tienes a tu parienta Isabel, que a pesar de su vejez, ha concebido un hijo y ya va en el sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para Dios”. María contestó: “Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho”. Y el ángel se retiró de su presencia. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 8. Oración de los fieles S Para Dios nada hay imposible. Haciendo nuestros los sufrimientos
y anhelos de toda la humanidad, oremos por las necesidades de la Iglesia y del mundo entero, diciendo: Escúchanos, Señor, y ten piedad. L Para que, por intercesión de María, la humanidad entera contemple en Cristo la encarnación de la misericordia y fidelidad de Dios, roguemos al Señor. A Escúchanos, Señor, y ten piedad. L Para que, por la mediación de María, bendita entre las mujeres, todos los hombres reconozcan en Cristo la imagen del hombre nuevo, roguemos al Señor. A Escúchanos, Señor, y ten piedad. L Para que, por la intercesión del la Virgen María, preparada para ser digna morada del «Dios-connosotros», los creyentes en Cristo sepamos encontrarle y servirle en nuestros prójimos, roguemos al Señor. A Escúchanos, Señor, y ten piedad. L Para que, a imagen de la santísima Virgen, esposa del Espíritu Santo, la Iglesia, fecundada por el poder del mismo Espíritu, dé a luz a Cristo para el mundo, roguemos al Señor. A Escúchanos, Señor, y ten piedad. (Intenciones libres) S Dios, Padre nuestro, como tu Hijo al entrar en el mundo, te decimos: «Aquí estoy para hacer tu voluntad»; como María, la esclava del Señor, respondemos: «Hágase en mí según tu palabra»; escucha la oración de tu Iglesia, que contempla el misterio de la encarnación de tu Hijo y se prepara, en los días de la Cuaresma, para celebrar el misterio de la Pascua. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
26 de Marzo - Sábado, Feria, Semana II de Cuaresma
8. Oración sobre las ofrendas Acepta, Señor, con bondad, los dones de tu Iglesia, que reconoce haber tenido su origen en la encarnación de tu Hijo, y concédele celebrar llena de gozo este memorial de tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor. 9. Antífona de la comunión He aquí que la Virgen concebirá y dará a luz un Hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros (Is 7,14). 10. Oración después de la comunión Por medio de esta comunión, fortalece, Señor, nuestra fe y espe-
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ranza en Jesucristo, Dios y hombre verdadero, concebido en el seno de la Virgen María, y, por su gloriosa resurrección, condúcenos a la felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Cuál es tu respuesta a las propuestas que Dios te hace? La Anunciación del Señor
de Marzo - Sábado, Feria, Semana II de Cuaresma
Color Litúrgico: Morado Dios ama la misericordia y absuelve de la culpa El final del libro de Miqueas nos ofrece una imagen de Dios, que no se revela grande por su poder, sino por ser misericordioso. El autor se pregunta: “¿Qué Dios como tú perdona el pecado y absuelve de la culpa?” (Mi 7,18) Durante toda la Cuaresma, la Palabra de Dios nos anuncia que Dios es misericordioso y ama la misericordia. A partir de esta proclamación, invita a todos a la conversión. Es necesario tener fe en que él “destruirá nuestras culpas y arrojará al fondo del mar todos nuestros pecados” (Mi 7,19). Dios misericordioso nos convoca a la conversión. Por otra parte, el ejercicio de la misericordia ha de ser uno de los signos de que nuestra conversión es sólida y tiene raíces profundas. El que ama la misericordia, no mantiene por siempre la ira, está en actitud permanente de compadecerse de los que sufren y de los que se equivocan. Uno de los signos visibles de la misericordia es el perdón. Jesús dice: “Perdonen a los demás las ofensas, y su Padre del cielo les perdonará a ustedes” (Mt 6,14). Éste recibe a los pecadores y come con ellos Los puritanos fariseos y los maestros del pueblo lanzaban esta acusación contra Jesús: “Éste recibe a los pecadores y come con ellos” (Lc 15,2). Su gran pecado consistía en practicar la misericordia. Esta acusación dio origen a las tres parábolas de la misericordia que nos ofrece el evangelio de Lucas. Hoy centramos la atención en la tercera.
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26 de Marzo - Sábado, Feria, Semana II de Cuaresma
Jesús acude a la vida familiar para hablarnos de la misericordia. Nos presenta a un padre, que nos revela los múltiples hilos de la misericordia: respeto a las opciones, aunque sean no sean acertadas; comprensión con el que se equivoca; gozo desbordante por haber recuperado al que estaba muerto y ha vuelto a la vida. Signos visibles de la misericordia: el abrazo y los besos, el traje nuevo, el banquete y la fiesta. El hijo menor, que tomó el camino equivocado, andaba necesitado de misericordia desde el primer paso que dio en falso. Cuando se le abrieron los ojos, fue en busca de misericordia a aquel que se la podía dar: su padre. El hijo mayor es quien mejor encarna la mentalidad de los fariseos y maestros de la ley. Ignora la misericordia. Se convierte en acusador del que necesita de misericordia, y de aquel que practica la misericordia, aunque sea su padre. Al final de la parábola nos preguntamos: ¿Quién practicó la misericordia? Hagamos nosotros lo mismo. P. Antonio Danoz, redentorista
1. Antífona de entrada El Señor es compasivo y misericordioso, lleno de paciencia y amor; el Señor es bueno con todos y su bondad se extiende a todas sus creaturas (Sal 144,8-9). 2. Oración colecta Tú, Señor, que por medio de los sacramentos nos haces partícipes, ya desde este mundo, de los bienes celestiales, dirige nuestra vida y condúcenos a la luz donde habitas. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (Mi 7,14-15.18-20)
Lectura del libro del profeta Miqueas Señor, Dios nuestro, pastorea a tu pueblo con tu cayado, a las ovejas de tu heredad, que permanecen aisladas en la maleza, en medio de campos feraces. Pastarán en Basán y en Galaad, como en los días de antaño, como cuando salimos de Egipto y nos mostrabas tus prodigios. ¿Qué dios hay como tú, que quitas la iniquidad y pasas por alto la rebeldía de los sobrevivientes de Israel? No mantendrás por siempre tu cólera, pues te complaces en ser misericordioso.
Volverás a compadecerte de nosotros, aplastarás con tus pies nuestras iniquidades, arrojarás a lo hondo del mar nuestros delitos. Serás fiel con Jacob y compasivo con Abraham, como juraste a nuestros padres en tiempos remotos, Señor, Dios nuestro. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R El Señor es compasivo y misericordioso. L Bendice al Señor, alma mía, que todo mi ser bendiga su santo nombre. Bendice al Señor, alma mía, y no te olvides de sus beneficios /R L El Señor perdona tus pecados y cura tus enfermedades; él rescata tu vida del sepulcro y te colma de amor y de ternura /R L El Señor no estará siempre enojado, ni durará para siempre su rencor. No nos trata como merecen nuestras culpas, ni nos paga según nuestros pecados /R L Como desde la tierra hasta el cielo, así es de grande su misericordia; como dista el oriente del ocaso, así aleja de nosotros nuestro delitos /R (Sal 102).
26 de Marzo - Sábado, Feria, Semana II de Cuaresma
5. Aclamación antes del Evangelio R Honor y gloria a ti, Señor Jesús. Me levantaré, volveré a mi padre y le diré: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti”. R Honor y gloria a ti, Señor Jesús (Lc 15,18). 6. Evangelio (Lc 15,1-3.11-32)
Lectura del santo Evangelio según san Lucas A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores para escucharlo. Por lo cual los fariseos y los escribas murmuraban entre sí: “Este recibe a los pecadores y come con ellos”. Jesús les dijo entonces esta parábola: “Un hombre tenía dos hijos, y el menor de ellos le dijo a su padre: ‘Padre, dame la parte de la herencia que me toca’. Y él les repartió los bienes. No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, se fue a un país lejano y allá derrochó su fortuna, viviendo de una manera disoluta. Después de malgastarlo todo, sobrevino en aquella región una gran hambre y él empezó a padecer necesidad. Entonces fue a pedirle trabajo a un habitante de aquel país, el cual lo mandó a sus campos a cuidar cerdos. Tenía ganas de hartarse con las bellotas que comían los cerdos, pero no lo dejaban que se las comiera. Se puso entonces a reflexionar y se dijo: ‘¡Cuántos trabajadores en casa de mi padre tienen pan de sobra, y yo, aquí, me estoy muriendo de hambre! Me levantaré, volveré a mi padre y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo. Recíbeme como a uno de tus trabajadores’.
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Enseguida se puso en camino hacia la casa de su padre. Estaba todavía lejos, cuando su padre lo vio y se enterneció profundamente. Corrió hacia él, y echándole los brazos al cuello, lo cubrió de besos. El muchacho le dijo: ‘Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo’. Pero el padre les dijo a sus criados: ‘¡Pronto!, traigan la túnica más rica y vístansela; pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies; traigan el becerro gordo y mátenlo. Comamos y hagamos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y lo hemos encontrado’. Y empezó el banquete. El hijo mayor estaba en el campo y al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música y los cantos. Entonces llamó a uno de los criados y le preguntó qué pasaba. Este le contestó: ‘Tu hermano ha regresado y tu padre mandó matar el becerro gordo, por haberlo recobrado sano y salvo’. El hermano mayor se enojó y no quería entrar. Salió entonces el padre y le rogó que entrara; pero él replicó: ‘¡Hace tanto tiempo que te sirvo, sin desobedecer jamás una orden tuya, y tú no me has dado nunca ni un cabrito para comérmelo con mis amigos! Pero eso sí, viene ese hijo tuyo, que despilfarró tus bienes con malas mujeres, y tú mandas matar el becerro gordo’. El padre repuso: ‘Hijo, tú siempre estás conmigo y todo lo mío es tuyo. Pero era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y lo hemos encontrado’ ”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús.
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27 de Marzo - Domingo III de Cuaresma /A
7. Oración sobre las ofrendas Por medio de este sacrificio que vamos a ofrecerte, comunícanos, Señor, los frutos de la redención para que nunca se desvíe de ti nuestra vida y podamos alcanzar los bienes del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
9. Oración después de la comunión Que la gracia de este sacramento llegue a lo más íntimo de nuestro corazón y nos comunique su fuerza divina. Por Jesucristo, nuestro Señor.
8. Antífona de la comunión Alégrate, hijo mío, porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y lo hemos encontrado (Lc 15,32).
Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Qué te comprometes hacer, para practicar la misericordia?
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de Marzo - Domingo III de Cuaresma /A
Liturgia de las Horas: 3ª Semana del Salterio - Color Litúrgico: Morado JESÚS: MANANTIAL DE AGUA VIVA Dios hizo brotar agua de la roca para saciar su sed En la Biblia el agua está estrechamente asociada con la vida. En el relato de la creación, la vida sólo es posible cuando aparece el agua. El agua adquiere también un sentido simbólico y ritual. El justo es como “árbol plantado junto al río, que da fruto a su tiempo, su fronda no se marchita” (Sal 1,3). En el proceso de liberación del pueblo en Egipto, el agua tiene un gran protagonismo. Dios liberador actúa sirviéndose del agua. En el camino de liberación que el pueblo hace a través del desierto, el agua recobra protagonismo. Dios realiza un signo milagroso: hace saltar agua de la roca para que beba un pueblo que está a punto de morir de sed. El agua es utilizada como signo de conversión y de perdón. Juan Bautista predica un bautismo de conversión para el perdón de los pecados. La población se hacía bautizar en el Jordán, confesando sus pecados (Mc 1,4-5). Este mismo rito, con el agua como signo, es asumido por los discípulos de Jesús: “Vayan y hagan discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (Mt 28,19). Las claves del proceso de conversión En este domingo leemos el primero de los textos del evangelio de Juan, que la liturgia asocia al carácter bautismal de la Cuaresma. El texto recoge dos elementos básicos de la Cuaresma y del bautismo: el signo del agua y el proceso de conversión. En torno al signo del agua, el evangelista elabora una hermosa catequesis sobre el proceso de conversión. Parte de una persona, que por ser samaritana, tenía sus diferencias con Jesús: “¿Tú, que eres judío me pides de beber a mí, que soy samaritana?” (Jn 4,19). Jesús le hace su propuesta: “Si conocieras el
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don de Dios y quién es el que te pide de beber…, él te daría agua viva” (Jn 4,10). Quien beba de esta agua tendrá un manantial que brota dando vida eterna. El diálogo termina en una primera confesión de fe por parte de la mujer: “Veo que eres profeta” (Jn 4,19).. A esta confesión sigue una segunda: “Sé que vendrá el Mesías” (Jn 4,25). Es el mismo Jesús que habla con ella. Para la mujer, Jesús que le pide de beber, se convierte en manantial de agua viva, que le comunica vida eterna. Jesús es quien sacia la sed de vida eterna que padece la humanidad. “El que tenga sed que venga a mí y beba… De lo más profundo de su ser brotarán ríos de agua viva” (Jn 7,37-38). Sólo quienes experimentan la sed del agua de vida, pueden encontrar a Jesús, que es la fuente. “Para encontrar la fuente, sólo la sed Jesús dijo a la samaritana: nos alumbra” (Luis Rosales). La roca “Dame de beber” (Cfr. Jn 4,7) de donde brota esta agua es Cristo (1Co 10,4). El proceso de conversión cristiano culmina en un signo de vida, que es el bautismo. Del agua y del Espíritu brota el manantial de vida eterna. Es necesario nacer del agua y del Espíritu (Jn 3,5). Muchos creyeron por las palabras de la mujer Nuestros procesos de conversión suelen quedar incompletos. Un verdadero proceso de conversión ha de terminar en misión. Es éste un signo de autenticidad que no puede faltar, en la primera conversión y en todos los procesos sucesivos. El texto del evangelio de Juan que hemos leído, es un testimonio que nos invita a la reflexión. La mujer, que ha encontrado en Jesús el manantial de vida que sacia toda sed, se dirige presurosa a los habitantes del pueblo, para darles la noticia. El evangelista resalta la fuerza evangelizadora de su testimonio: Muchos creyeron en Jesús, por la autenticidad del testimonio de la mujer. La mujer se convirtió en lugar de encuentro de Jesús con el pueblo. Ésta es la misión de todo evangelizador: “Ya no creemos por lo que has contado. Nosotros mismos hemos escuchado y sabemos que éste es realmente el salvador del mundo” (Jn 4,42). Cristo murió por nosotros, siendo aún pecadores El misterio de la Pascua sigue presente en la liturgia de hoy. En la carta a la comunidad de Roma, Pablo nos introduce en lo más profundo del misterio de la Pascua: El amor del Padre que ha sido derramado en nuestros corazones por el don del Espíritu Santo. Este amor se reveló en toda su grandeza y profundidad en la muerte y resurrección de Jesús. Ésta es la demostración de que Dios nos ama: “Cristo murió por nosotros, siendo aún pecadores”.
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En nuestro itinerario cuaresmal, la profundización en nuestro bautismo no puede desviar nuestra atención de la meta. Seguimos preparándonos a celebrar con gozo el día de Pascua, el misterio de amor que es nuestra salvación. Jesús nos reconcilió con Dios por su muerte en la cruz y por su resurrección. P. Antonio Danoz, redentorista
1. Antífona de entrada Tengo los ojos puestos en el Señor, porque él me libra de todo peligro. Mírame, Dios mío y ten piedad de mí, que estoy solo y afligido (Sal
y porque habían tentado al Señor, diciendo: “¿Está o no está el Señor en medio de nosotros?”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor.
24,15-16).
2. Oración colecta Dios misericordioso, fuente de toda bondad, que nos has propuesto como remedio del pecado el ayuno, la oración y las obras de misericordia, mira con piedad a quienes reconocemos nuestras miserias y estamos agobiados por nuestras culpas, y reconfórtanos con tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (Éx 17,3-7)
Lectura del libro del Éxodo En aquellos días, el pueblo, torturado por la sed, fue a protestar contra Moisés, diciéndole: “¿Nos has hecho salir de Egipto para hacernos morir de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestro ganado?” Moisés clamó al Señor y le dijo: “¿Qué puedo hacer con este pueblo? Sólo falta que me apedreen”. Respondió el Señor a Moisés: “Preséntate al pueblo, llevando contigo a algunos de los ancianos de Israel, toma en tu mano el cayado con que golpeaste el Nilo y vete. Yo estaré ante ti, sobre la peña, en Horeb. Golpea la peña y saldrá de ella agua para que beba el pueblo”. Así lo hizo Moisés a la vista de los ancianos de Israel y puso por nombre a aquel lugar Masá y Meribá, por la rebelión de los hijos de Israel
4. Salmo responsorial R Señor, que no seamos sordos a tu voz. L Vengan, lancemos vivas al Señor, aclamemos al Dios que nos salva. Acerquémonos a él, llenos de júbilo, y démosle gracias /R L Vengan, y puestos de rodillas, adoremos y bendigamos al Señor, que nos hizo, pues él es nuestro Dios y nosotros, su pueblo; él es nuestro pastor y nosotros, sus ovejas /R L Hagámosle caso al Señor, que nos dice: “No endurezcan su corazón, como el día de la rebelión en el desierto, cuando sus padres dudaron de mí, aunque habían visto mis obras” /R (Sal 94). 5. 2ª Lectura (Rom 5,1-2.5-8)
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los romanos Hermanos: Ya que hemos sido justificados por la fe, mantengámonos en paz con Dios, por mediación de nuestro Señor Jesucristo. Por él hemos obtenido, con la fe, la entrada al mundo de la gracia, en la cual nos encontramos; por él, podemos gloriarnos de tener la esperanza de participar en la gloria de Dios. La esperanza no defrauda, porque Dios ha infundido su amor en nuestros corazones por medio del
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Espíritu Santo, que él mismo nos ha dado. En efecto, cuando todavía no teníamos fuerzas para salir del pecado, Cristo murió por los pecadores en el tiempo señalado. Difícilmente habrá alguien que quiera morir por un justo, aunque puede haber alguno que esté dispuesto a morir por una persona sumamente buena. Y la prueba de que Dios nos ama está en que Cristo murió por nosotros, cuando aún éramos pecadores. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 6. Aclamación antes del Evangelio R Honor y gloria a ti, Señor Jesús. Señor, tú eres el Salvador del mundo. Dame de tu agua viva para que no vuelva a tener sed. R Honor y gloria a ti, Señor Jesús (Jn 4,42.15).
7. Evangelio (Jn 4,5-42)
Lectura del santo Evangelio según san Juan A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, llegó Jesús a un pueblo de Samaria, llamado Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José. Ahí estaba el pozo de Jacob. Jesús, que venía cansado del camino, se sentó sin más en el brocal del pozo. Era cerca del mediodía. Entonces llegó una mujer de Samaria a sacar agua y Jesús le dijo: “Dame de beber”. (Sus discípulos habían ido al pueblo a comprar comida). La samaritana le contestó: “¿Cómo es que tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?” (Porque los judíos no tratan a los samaritanos). Jesús le dijo: “Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, tú le pedirías a él, y él te daría agua viva”.
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La mujer le respondió: “Señor, ni siquiera tienes con qué sacar agua y el pozo es profundo, ¿cómo vas a darme agua viva? ¿Acaso eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del que bebieron él, sus hijos y sus ganados?” Jesús le contestó: “El que bebe de esta agua vuelve a tener sed. Pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más tendrá sed; el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un manantial capaz de dar la vida eterna”. La mujer le dijo: “Señor, dame de esa agua para que no vuelva a tener sed ni tenga que venir hasta aquí a sacarla”. El le dijo: “Ve a llamar a tu marido y vuelve”. La mujer le contestó: “No tengo marido”. Jesús le dijo: “Tienes razón en decir: ‘No tengo marido’. Has tenido cinco, y el de ahora no es tu marido. En eso has dicho la verdad”. La mujer le dijo: “Señor, ya veo que eres profeta. Nuestros padres dieron culto en este monte y ustedes dicen que el sitio donde se debe dar culto está en Jerusalén”. Jesús le dijo: “Créeme, mujer, que se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adorarán al Padre. Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos. Porque la salvación viene de los judíos. Pero se acerca la hora, y ya está aquí, en que los que quieran dar culto verdadero adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así es como el Padre quiere que se le dé culto. Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad”. La mujer le dijo: Ya sé que va a venir el Mesías (es decir, Cristo). Cuando venga, él nos dará razón de todo”. Jesús le dijo: “Soy yo, el que habla contigo”.
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En esto llegaron los discípulos y se sorprendieron de que estuviera conversando con una mujer; sin embargo ninguno le dijo: ‘¿Qué le preguntas o de qué hablas con ella?’ Entonces la mujer dejó su cántaro, se fue al pueblo y comenzó a decir a la gente: “Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será éste el Mesías?” Salieron del pueblo y se pusieron en camino hacia donde él estaba. Mientras tanto, sus discípulos le insistían: “Maestro, come”. Él les dijo: “Yo tengo por comida un alimento que ustedes no conocen”. Los discípulos comentaban entre sí: “¿Le habrá traído alguien de comer?” Jesús les dijo: “Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y llevar a término su obra. ¿Acaso no dicen ustedes que todavía faltan cuatro meses para la siega? Pues bien yo les digo: Levanten los ojos y contemplen los campos, que ya están dorados para la siega. Ya el segador recibe su jornal y almacena frutos para la vida eterna. De este modo se alegran por igual el sembrador y el segador. Aquí se cumple el dicho: ‘Uno es el que siembra y otro el que cosecha’. Yo los envié a cosechar lo que no habían trabajado. Otros trabajaron y ustedes recogieron su fruto”. Muchos samaritanos de aquel poblado creyeron en Jesús por el testimonio de la mujer: ‘Me dijo todo lo que he hecho’. Cuando los samaritanos llegaron a donde él estaba, le rogaban que se quedara con ellos, y se quedó allí dos días. Muchos más creyeron en él al oír su palabra. Y decían a la mujer: “Ya no creemos por lo que tú nos has contado, pues nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es, de veras, el salvador del mundo”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús.
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8. Oración de los fieles S Jesús se nos revela como manantial de agua viva. Oremos, para que los hombres y mujeres del mundo se sacien del agua de este manantial. A Danos, Señor, de tu agua, para no tener más sed. L Son muchas las cisternas vacías a las que hombres y mujeres van a beber. Para que el encuentro con Jesús en esta Cuaresma, nos sacie del agua viva que salta a la vida eterna: Roguemos al Señor. A Danos, Señor, de tu agua, para no tener más sed. L Oramos por las gentes que sufren carencia de agua y hambre de pan. Para que la solidaridad internacional y los responsables nacionales, sacien su hambre y calmen su sed: Roguemos al Señor. A Danos, Señor, de tu agua, para no tener más sed. L Jesús se presenta como “pan de vida” y “manantial de vida eterna”. Para que, comiendo ese pan y bebiendo de su agua, calmemos la sed de amor y de justicia que reina en el mundo: Oremos al Señor. A Danos, Señor, de tu agua, para no tener más sed. (Intenciones libres) S Señor Jesús, manantial inagotable de vida eterna, danos a beber con abundancia de tu agua, para que podamos saciar también la sed de los demás. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén. 9. Oración sobre las ofrendas Que esta Eucaristía, Señor, nos obtenga a quienes imploramos tu perdón, la gracia de saber perdonar a nuestros hermanos. Por Jesucristo, nuestro Señor. 10. Antífona de la comunión El que beba del agua que yo le daré,
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dice el Señor, nunca más tendrá sed; el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en una fuente que salta hasta la vida eterna (Jn
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concédenos, Señor, manifestar en todos nuestros actos el misterio de tu Eucaristía. Por Jesucristo, nuestro Señor.
4,13-14).
11. Oración después de la comunión Tú que nos has alimentado, ya de desde esta vida, con el pan del cielo, prenda de nuestra salvación,
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Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Vas a Jesús para que sacie tu sed?
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Color Litúrgico: Morado Reconozco que no hay Dios como el de Israel El relato que nos ofrece el autor del libro se orienta hacia la confesión de Naamán: “Ahora conozco que no hay Dios en toda la tierra más que el de Israel” (2Re 5,15). Hasta llegar hasta aquí, se produce una serie de situaciones sorprendentes. La historia empieza con dos personajes totalmente distintos. Por una parte, Naamán, general del ejército del rey sirio con un gran prestigio, que padecía una enfermedad de la piel. Por otra, una muchacha humilde procedente de Israel, que era una esclava. A partir de la información de la muchacha, se pretende conseguir la sanación de Naamán siguiendo la vía diplomática. No era éste el camino adecuado. El que puede realizar esta sanación es un humilde profeta de Israel, llamado Eliseo. La receta del profeta le desconcertó. Se sintió herido en su arrogancia. Al final, Naamán entendió que no existe otro Dios como el de Israel, que se sirve de gente humilde, que no se sirve de medios espectaculares sino sencillos, para manifestar su poder. Por la mediación de Eliseo fue sanado Naamán En la primera presentación de Jesús en la sinagoga de su pueblo se produce una doble reacción. La primera: admiración y sorpresa. No esperaban que el hijo de María y de José el artesano, tuvieran tanta sabiduría. La segunda reacción es de rechazo. Las expectativas de ver realizar ante sus ojos las acciones milagrosas que habían oído que hacía en otros lugares, quedaron frustradas. Jesús no realizó allí ningún hecho milagroso, como ellos deseaban. Como les había sucedido a otros profetas, Jesús recibió el rechazo de los suyos. Jesús había empezado su actividad evangelizadora a su pueblo en forma de anuncio, sirviéndose de un texto del profeta Isaías. En la segunda parte, utiliza el género de la denuncia. Recurre a un acontecimiento bíblico para dejar en evidencia su falta de fe. Sin fe, Jesús no realiza ningún signo milagroso. Contrasta su falta de fe, con lo que hizo Naamán, que era un pagano, fiándose de
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la palabra de Eliseo. La reacción fue tan violenta, que lo sacaron del pueblo e intentaron despeñarlo. Lo que sucedió en la sinagoga de Nazaret, se repite con frecuencia. Con frecuencia no es el llamado a la conversión lo que interesa. Buscamos lo espectacular, lo llamativo, más que la conversión del corazón. P. Antonio Danoz, redentorista
1. Antífona de entrada Mi alma desfallece y suspira por los atrios del Señor; mi corazón y todo mi ser se han regocijado en el Dios vivo (Sal 83,3). 2. Oración colecta Señor, que tu continua misericordia purifique a tu Iglesia y la proteja; y ya que sin ti no puede encontrar la salvación, dirígela siempre con tu gracia. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (2Re 5,1-15)
Lectura del segundo libro de los Reyes En aquellos días, Naamán, general del ejército de Siria, gozaba de la estima y del favor de su rey, pues por su medio había dado el Señor la victoria a Siria. Pero este gran guerrero era leproso. Sucedió que una banda de sirios, en una de sus correrías, trajo cautiva a una jovencita, que pasó luego al servicio de la mujer de Naamán. Ella le dijo a su señora: “Si mi señor fuera a ver al profeta que hay en Samaria, ciertamente él lo curaría de su lepra”. Entonces fue Naamán a contarle al rey, su señor: “Esto y esto dice la muchacha israelita”. El rey de Siria le respondió: “Anda, pues, que yo te daré una carta para el rey de Israel”. Naamán se puso en camino, llevando de regalo diez barras de plata, seis mil monedas de oro, diez vestidos nuevos y una carta
para el rey de Israel que decía: “Al recibir ésta, sabrás que te envío a mi siervo Naamán, para que lo cures de la lepra”. Cuando el rey de Israel leyó la carta, rasgó sus vestiduras exclamando: “¿Soy yo acaso Dios, capaz de dar vida o muerte, para que éste me pida que cure a un hombre de su lepra? Es evidente que lo que anda buscando es un pretexto para hacerme la guerra”. Cuando Eliseo, el hombre de Dios, se enteró de que el rey había rasgado sus vestiduras, le envió este recado: “¿Por qué rasgaste tus vestiduras? Envíamelo y sabrá que hay un profeta en Israel”. Llegó, pues, Naamán con sus caballos y su carroza, y se detuvo a la puerta de la casa de Eliseo. Éste le mandó decir con un mensajero: “Ve y báñate siete veces en el río Jordán, y tu carne quedará limpia”. Naamán se alejó enojado, diciendo: “Yo había pensado que saldría en persona a mi encuentro y que, invocando el nombre del Señor, su Dios, pasaría la mano sobre la parte enferma y me curaría de la lepra. ¿Acaso los ríos de Damasco, como el Abaná y el Farfar, no valen más que todas las aguas de Israel? ¿No podría bañarme en ellos y quedar limpio?” Dio media vuelta y ya se marchaba, furioso, cuando sus criados se acercaron a él y le dijeron: “Padre mío, si el profeta te hubiera mandado una cosa muy difícil, ciertamente la habrías hecho; cuanto más, si sólo
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te dijo que te bañaras y quedarías sano”. Entonces Naamán bajó, se bañó siete veces en el Jordán, como le había dicho el hombre de Dios, y su carne quedó limpia como la de un niño. Volvió con su comitiva a donde estaba el hombre de Dios y se le presentó, diciendo: “Ahora sé que no hay más Dios que el de Israel”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Estoy sediento del Dios que da la vida. L Como el venado busca el agua de los ríos, así, cansada, mi alma te busca a ti, Dios mío /R L Del Dios que da la vida está mi ser sediento. ¿Cuándo será posible ver de nuevo su templo? /R L Envíame, Señor, tu luz y tu verdad; que ellas se conviertan en mi guía y hasta tu monte santo me conduzcan, allí donde tú habitas /R L Al altar del Señor me acercaré, al Dios que es mi alegría, y a mi Dios, el Señor, le daré gracias al compás de la cítara /R (Sal 41 y 42). 5. Aclamación antes del Evangelio R Honor y gloria a ti, Señor Jesús. Confío en el Señor y en sus palabras, porque del Señor viene la misericordia y la redención. R Honor y gloria a ti, Señor Jesús (Sal 129,5.7).
6. Evangelio (Lc 4,24-30)
Lectura del santo Evangelio según san Lucas A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús llegó a Nazaret, entró a la sinagoga y dijo al pueblo: “Yo les aseguro que nadie es profeta en su tierra. Había ciertamente en Israel muchas viudas en
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los tiempos de Elías, cuando faltó la lluvia durante tres años y medio, y hubo un hambre terrible en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda que vivía en Sarepta, ciudad de Sidón. Había muchos leprosos en Israel, en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, sino Naamán, que era de Siria”. Al oír esto, todos los que estaban en la sinagoga se llenaron de ira, y levantándose, lo sacaron de la ciudad y lo llevaron hasta una barranca del monte, sobre el que estaba construida la ciudad, para despeñarlo. Pero él, pasando por en medio de ellos, se alejó de allí. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Acepta, Señor, esta ofrenda que te presentamos como signo de nuestra entrega a ti y conviértela en el sacramento que ha de darnos la salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Alaben al Señor todas las naciones, aclámenlo todos los pueblos, porque grande es su amor hacia nosotros y su fidelidad dura por siempre (Sal 116,1-2).
9. Oración después de la comunión Que el sacramento que hemos recibido nos purifique, Señor, y realice nuestra unidad. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado, y tiene para ti un pregunta: ¿Buscas a Jesús, para que en Cuaresma te haga algún milagro?
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Marzo - Martes, Feria, Semana 29 de III de Cuaresma
Color Litúrgico: Morado Da gloria a tu nombre, librándonos con tu poder La oración de Azarías, contiene todas las características de un salmo penitencial. La súplica inicial encierra una confesión de fe en el Dios de la alianza, que en el pasado ha manifestado su misericordia, con Abrahán, su amigo; con Isaac, su siervo; con Israel, su consagrado. A la confesión de fe sigue el reconocimiento de los propios pecados, que han llevado al pueblo a un verdadero desastre: No tienen jefes, ni profetas, ni sacrificios y ofrendas, ni lugar donde poder ofrecerlos. El orante anuncia la decisión de cambio: “Tenemos un corazón quebrantado y un espíritu humillado” (Dn 3,39). Éste es el sacrificio que presenta ante el Señor, para obtener misericordia. La conversión significa que en adelante “buscarán el rostro de Dios” (Dn 3,41) y lo seguirán de corazón. Sabe que Dios no fallará. Confía en su ternura y en su misericordia. Con toda confianza suplica al Señor: “Líbranos con tu poder maravilloso; da gloria a tu nombre” (Dn 3,43). Así, manifestará su gran misericordia. Perdonar siempre y sin límites La pregunta de Pedro sobre el perdón, establece la división del cuarto discurso del evangelio de Mateo, consagrado a la comunión y convivencia en la comunidad de los discípulos. Jesús establece para sus discípulos la norma del perdón sin límites. La propuesta de Pedro era generosa, pues el siete es considerado como número perfecto. Pero Jesús eleva la propuesta sin poner fronteras: “Setenta veces siete” (Mt 18,22) revela la plenitud: siempre y sin límites. De los principios se baja a la vida cotidiana por medio de la parábola. Ésta está construida a base de contrastes: el poderoso y los siervos; el siervo que se declara insolvente y no puede pagar, y el amo que ejercita la misericordia perdonando: se lo perdona todo y para siempre. Finalmente, el pobre siervo que suplica a su compañero, que pide la paciencia, y se muestra intransigente: lo metió en la cárcel hasta que pagara el último céntimo. La lección que nos transmite Jesús es clara: el Padre del cielo no perdona a quien no perdona de corazón. Si hemos experimentado el perdón desbordante de generosidad por parte de Dios, no podemos cerrar el corazón al perdón. P. Antonio Danoz, redentorista
1. Antífona de entrada Yo te invoco porque tú me respondes, Dios mío; atiéndeme y escucha mis palabras. Cuídame como a la niña de tus ojos y cúbreme bajo la sombra de tus alas (Sal 16,6.8). 2. Oración colecta Que tu gracia, Señor, nos acompañe, para que nos impulse a entregarnos a tu servicio, y nos obtenga
siempre tu ayuda. Por nuestro Señor Jesucristo. 3. 1ª Lectura (Dn 3,25.34-43)
Lectura del libro del profeta Daniel En aquel tiempo, Azarías oró al Señor, diciendo: “Señor, Dios nuestro, no nos abandones nunca; por el honor de tu nombre no rompas tu
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alianza; no apartes de nosotros tu misericordia, por Abraham, tu amigo, por Isaac, tu siervo, por Jacob, tu santo, a quienes prometiste multiplicar su descendencia, como las estrellas de cielo y las arenas de la playa. Pero ahora, Señor, nos vemos empequeñecidos frente a los demás pueblos y estamos humillados por toda la tierra, a causa de nuestros pecados. Ahora no tenemos príncipe ni jefe ni profeta; ni holocausto ni sacrificio ni ofrenda, ni incienso; ni lugar donde ofrecerte las primicias y alcanzar misericordia. Por eso, acepta nuestro corazón adolorido y nuestro espíritu humillado, como un sacrificio de carneros y toros, como un millar de corderos cebados. Que ése sea hoy nuestro sacrificio y que sea perfecto en tu presencia, porque los que en ti confían no quedan defraudados. Ahora te seguiremos de todo corazón; te respetamos y queremos encontrarte; no nos dejes defraudados. Trátanos según tu clemencia y tu abundante misericordia. Sálvanos con tus prodigios y da gloria a tu nombre”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Sálvanos, Señor, tú que eres misericordioso. L Descúbrenos, Señor, tus caminos, guíanos con la verdad de tu doctrina. Tú eres nuestro Dios y salvador y tenemos en ti nuestra esperanza /R L Acuérdate, Señor, que son eternos tu amor y tu ternura. Según ese amor y esa ternura, acuérdate de nosotros /R L Porque el Señor es recto y bondadoso, indica a los pecadores el
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sendero, guía por la senda recta a los humildes y descubre a los pobres sus caminos /R (Sal 24). 5. Aclamación antes del Evangelio R Honor y gloria a ti, Señor Jesús. Todavía es tiempo, dice el Señor. Arrepiéntanse de todo corazón y vuélvanse a mí, que soy compasivo y misericordioso. R Honor y gloria a ti, Señor Jesús (Jl 2,12-13). 6. Evangelio (Mt 18,21-35)
Lectura del santo Evangelio según san Mateo A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Pedro se acercó a Jesús y le preguntó: “Si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?” Jesús le contestó: “No sólo hasta siete, sino hasta setenta veces siete”. Entonces Jesús les dijo: “El Reino de los cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus servidores. El primero que le presentaron le debía muchos millones. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él, a su mujer, a sus hijos y todas sus posesiones, para saldar la deuda. El servidor, arrojándose a sus pies, le suplicaba, diciendo: ‘Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo’. El rey tuvo lástima de aquel servidor, lo soltó y hasta le perdonó la deuda. Pero, apenas había salido aquel servidor, se encontró con uno de sus compañeros, que le debía poco dinero. Entonces lo agarró por el cuello y casi lo estrangulaba, mientras le decía: ‘Págame lo que me debes’. El compañero se le arrodilló y le rogaba: ‘Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo’. Pero el otro
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no quiso escucharlo, sino que fue y lo metió en la cárcel hasta que le pagara la deuda. Al ver lo ocurrido, sus compañeros se llenaron de indignación y fueron a contar al rey lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: ‘Siervo malvado. Te perdoné toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también haber tenido compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?’ Y el señor, encolerizado, lo entregó a los verdugos para que no lo soltaran hasta que pagara lo que debía. Pues lo mismo hará mi Padre celestial con ustedes, si cada cual no perdona de corazón a su hermano”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Que este sacrificio que vamos a ofrecerte nos purifique, Señor, de
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nuestros pecados y nos obtenga la ayuda de tu poder. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Señor ¿quién puede hospedarse en tu casa y descansar en tu monte santo? El que procede honradamente y practica la justicia (Sal 14,1-2). 9. Oración después de la comunión Que nuestra participación en este misterio, renueve, Señor, toda nuestra vida y nos alcance tu perdón y tu ayuda. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Te fijas en el Padre del cielo a la hora de perdonar?
de Marzo - Miércoles, Feria, Semana III de Cuaresma
Color Litúrgico: Morado Dios está cerca cuando lo invocamos En este caso, la voz de Moisés es como la voz de la conciencia del pueblo de Israel. Un pueblo que ha sido muchas veces infiel a la ley del Señor. Ahora se le recuerda de nuevo al pueblo el mensaje de Dios, para que recupere su propia identidad. El pueblo ha de recuperar la verdadera imagen de Dios, que siempre ha estado a su lado, que lo ha escuchado siempre que lo ha invocado. Ningún otro pueblo ha tenido el privilegio de tener unos dioses tan cerca. Tampoco pueblo alguno dispone de unas leyes tan justas, como las que posee el pueblo de Israel. Lo que les pide el Señor es que las cumplan. De poco sirve proclamar que poseen las mejores leyes, si después no se cumplen. Las leyes y decretos que Dios ha dado al pueblo están unidas a una historia que no se puede olvidar. “Guárdate muy bien de olvidar los sucesos que vieron tus ojos, que no se aparten de tu memoria mientras vivas” (Dt 4,9). Quien cumple los mandamientos es grande en el reino de Dios Mateo construye el discurso de Jesús sobre el monte, teniendo ante los ojos a
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MoisĂŠs, el gran legislador que recibe la ley sobre el SinaĂ. Antes de que JesĂşs haga su propuesta, el evangelista presenta su actitud ante la ley antigua. JesĂşs no viene a anular la ley antigua, representada por la expresiĂłn “la ley y los profetasâ€? (Mt 5,17). Pero tampoco se contenta con cumplirla. Su tarea consiste en conseguir que alcance su plenitud y perfecciĂłn radical. A lo largo del evangelio JesĂşs se presentarĂĄ como SeĂąor de la ley. Pero JesĂşs manifiesta tambiĂŠn su seĂąorĂo manteniendo la validez absoluta de la ley. Mientras dure el cielo y la tierra, “ni una “letraâ€? ni una “comaâ€? de la ley dejarĂĄ de realizarseâ€? (Mt 5,18). En esta misma lĂnea, JesĂşs urge a sus discĂpulos a cumplir la ley. Quien cumpla la ley a la perfecciĂłn, y enseĂąe a otros a cumplirla, serĂĄ considerado grande en el reino de los cielos (Mt 5,19). Este cumplimiento es el paso previo, para alcanzar la plenitud de la ley que JesĂşs propone en el resto del discurso. P. Antonio Danoz, redentorista
1. AntĂfona de entrada Haz, SeĂąor, que siga con firmeza tu palabra, para que no se apodere de mĂ ningĂşn pecado (Sal 118,133).
dirĂĄn: ‘En verdad esta gran naciĂłn es un pueblo sabio y prudente’. Porque, ÂżcuĂĄl otra naciĂłn hay tan grande que tenga dioses tan cercanos como lo estĂĄ nuestro Dios, 2. OraciĂłn colecta siempre que lo invocamos? ÂżCuĂĄl 7H SHGLPRV 6HxRU TXH SXULÂżFDGRV es la gran naciĂłn cuyos mandatos y por las prĂĄcticas cuaresmales y ali- preceptos sean tan justos como toda mentados con tu palabra, podamos esta ley que ahora les doy? entregarnos enteramente a tu servi- Pero ten cuidado y atiende bien: No cio y perseverar unidos en la oraciĂłn. vayas a olvidarte de estos hechos Por nuestro SeĂąor Jesucristo. que tus ojos han visto, ni dejes que se aparten de tu corazĂłn en todos 3. 1ÂŞ Lectura los dĂas de tu vida; al contrario, (Dt 4,1.5-9) transmĂteselos a tus hijos y a los Lectura del libro del Deutero- hijos de tus hijosâ€?. nomio Palabra de Dios. En aquellos dĂas, hablĂł MoisĂŠs al A Te alabamos, SeĂąor. pueblo, diciendo: “Ahora, Israel, escucha los mandatos y preceptos 4. Salmo responsorial que te enseĂąo, para que los pon- R Demos gloria a nuestro Dios. gas en prĂĄctica y puedas asĂ vivir y L Glorifica al SeĂąor, JerusalĂŠn, entrar a tomar posesiĂłn de la tierra a Dios rĂndele honores, Israel. El que el SeĂąor, Dios de tus padres, refuerza el cerrojo de tus puertas y te va a dar. bendice a tus hijos en tu casa /R Yo les enseĂąo mandatos y precep- L El mantiene la paz en tus frontetos, como me ordena el SeĂąor, mi ras, con su trigo mejor sacia tu hamDios, para que se ajusten a ellos en bre. El envĂa a la tierra su mensaje y la tierra en que van a entrar y que su palabra corre velozmente /R van a tomar en posesiĂłn. GuĂĄrden- L Le muestra a Jacob su pensalos y cĂşmplanlos, porque ellos son miento, sus normas y designios a su sabidurĂa y su prudencia a los Israel. No ha hecho nada igual con ojos de los pueblos. Cuando tengan ningĂşn pueblo, ni le ha confiado a noticia de todos estos preceptos, se otro sus proyectos /R (Sal 147).
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5. Aclamación antes del Evangelio R Honor y gloria a ti, Señor Jesús. Tus palabras, Señor, son espíritu y vida. Tú tienes palabras de vida eterna. R Honor y gloria a ti, Señor Jesús (Jn 6,63.68). 6. Evangelio (Mt 5,17-19)
Lectura del santo Evangelio según san Mateo A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No crean que he venido a abolir la ley o los profetas; no he venido a abolirlos, sino a darles plenitud. Yo les aseguro que antes se acabarán el cielo y la tierra, que deje de cumplirse hasta la más pequeña letra o coma de la ley. Por lo tanto, el que quebrante uno de estos preceptos menores y enseñe eso a los hombres, será el menor en el Reino de los cielos; pero el que los cumpla y los enseñe, será grande en el Reino de los cielos”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús.
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7. Oración sobre las ofrendas Acepta, Señor, las ofrendas y oraciones que te presentamos y protege de todo mal a quienes celebramos tu Eucaristía. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Me has enseñado el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia (Sal 15,11). 9. Oración después de la comunión Santifícanos, Señor, con el pan del cielo que acabamos de recibir pa-ra que, libres de nuestras faltas, podamos alcanzar tus promesas eternas. Por Jesucristo, nuestro Señor. Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Cuál es tu grado de fidelidad al cumplimiento de la ley del Señor?
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Color Litúrgico: Morado
Caminen por mi camino y les irá bien Jeremías es uno de los grandes defensores de la obediencia y de la fidelidad a la alianza que Dios estableció con el pueblo en el Sinaí. Recuerda al pueblo la orden de Dios: “Obedézcanme, y yo seré su Dios y ustedes serán mi pueblo” (Jer 7,23). El profeta se suma a la denuncia del culto desconectado de la vida y de la fidelidad a Dios y a los mandamientos. Dios envió a sus profetas pero no les hicieron caso. Se pusieron tercos y siguieron con su corazón endurecido (Jer 7,24). De cara al futuro, la perspectiva no es muy halagüeña: “Puedes gritarles que no te responderán” (Jer 7,27). La voz del profeta resuena hoy en nuestra co-
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munidad. Nos invita a examinar nuestros actos de culto, nuestras devociones, nuestras celebraciones, especialmente en estos días de Cuaresma, para ver si producen frutos de verdadera conversión. Por estos frutos hemos de valorar nuestras prácticas cuaresmales. Ha llegado el reino de Dios En medio de la complejidad del texto, una cosa queda clara: por medio de la actuación de Jesús contra los malos espíritus, que torturan a las personas, el reino de Dios se hace visible a la gente. Ésta es la lectura correcta de la expulsión del mal espíritu, que atormentaba al hombre y le impedía hablar. A Jesús se le puede acusar de magia; lo acusan también de complicidad con los malos espíritus. Hasta le acusan de realizar los hechos milagrosos por complicidad con ellos: “Por el poder de Belcebú, jefe de los demonios, expulsa los demonios” (Lc 11,15). Por medio de una breve parábola, Jesús explica su actuación respecto a los malos espíritus. Él es el hombre fuerte, que tiene un poder superior al de los malos espíritus. Los expulsa “con el dedo de Dios” (Lc 11,20). La expresión evoca el poder de Dios. Con su poder Jesús libera a las personas de la influencia del espíritu del mal. Todo el que está con Jesús se siente seguro. P. Antonio Danoz, redentorista
1. Antífona de entrada Yo soy la salvación de mi pueblo, dice el Señor. Los escucharé en cualquier tribulación en que me llamen y seré siempre su Dios. 2. Oración colecta Te pedimos, Señor, humildemente, que conforme se acerca la fiesta de nuestra redención, crezca en nosotros el fervor para celebrar santamente la Pascua de tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. 3. 1ª Lectura (Jer 7,23-28)
Lectura del libro del profeta Jeremías Esto dice el Señor: “Esta es la orden que di a mi pueblo: ‘Escuchen mi voz, y yo seré su Dios y ustedes serán mi pueblo; caminen siempre por el camino que yo les mostraré, para que les vaya bien’. Pero ellos no escucharon ni prestaron oído. Caminaron según sus ideas, según la maldad de su co-
razón obstinado, y en vez de darme la cara, me dieron la espalda, desde que sus padres salieron del país de Egipto hasta hoy. Yo les envié a mis siervos, los profetas, un día y otro día; pero ellos no los escucharon ni les prestaron oído. Endurecieron su cabeza y fueron peores que sus padres. Tú les dirás, pues, todas estas palabras, pero no te escucharán; los llamarás y no te responderán. Entonces les dirás: ‘Este es el pueblo que no escuchó la voz del Señor, su Dios, ni aceptó la corrección. Ya no existe fidelidad en Israel; ha desaparecido de su misma boca’”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor. 4. Salmo responsorial R Señor, que no seamos sordos a tu voz. L Vengan, lancemos vivas al Señor, aclamemos al Dios que nos salva. Acerquémonos a él, llenos de júbilo, y démosle gracias /R L Vengan, y puestos de rodillas, adoremos y bendigamos al Señor,
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que nos hizo, porque él es nuestro Dios y nosotros, su pueblo; él es nuestro pastor y nosotros, sus ovejas /R L Hagámosle caso al Señor, que nos dice: “No endurezcan su corazón, como el día de la rebelión en el desierto, cuando sus padres dudaron de mí, aunque habían visto mis obras” /R (Sal 94). 5. Aclamación sobre el Evangelio R Honor y gloria a ti, Señor Jesús. Todavía es tiempo, dice el Señor. Arrepiéntanse de todo corazón y vuélvanse a mí, que soy compasivo y misericordioso. R Honor y gloria a ti, Señor Jesús (Jl 2,12-13). 6. Evangelio (Lc 11,14-23)
Lectura del santo Evangelio según san Lucas A Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús expulsó a un demonio, que era mudo. Apenas salió el demonio, habló el mudo y la multitud quedó maravillada. Pero algunos decían: “Este expulsa a los demonios con el poder de Satanás, el príncipe de los demonios”. Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal milagrosa. Pero Jesús, que conocía sus malas intenciones, les dijo: “Todo reino dividido por luchas internas va a la ruina y se derrumba casa por casa. Si Satanás también está dividido contra sí mismo, ¿cómo mantendrá su reino? Ustedes dicen que yo arrojo a los demonios con el poder de Satanás. Entonces, ¿con el poder de quién los arrojan los hijos de ustedes? Por eso, ellos mismos serán sus jueces. Pero si yo arrojo a los demonios por el poder de Dios, eso significa que ha llegado a ustedes el Reino
de Dios. Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros; pero si otro más fuerte lo asalta y lo vence, entonces le quita las armas en que confiaba y después dispone de sus bienes. El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús. 7. Oración sobre las ofrendas Preserva, Señor, a tu pueblo de toda maldad para que sus ofrendas te sean agradables; no permitas que nos entreguemos a los falsos placeres, para que podamos alcanzar la recompensa prometida. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Tú promulgas tus preceptos para que se observen con exactitud. Que mi conducta se ajuste siempre al cumplimiento de tu voluntad (Sal 118,4-5).
9. Oración después de la comunión Que la gracia de tu salvación, que hemos recibido en este sacramento, transforme, Señor, toda nuestra vida. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Cuál es tu actitud ante sectas como la santería y movimientos similares?